Dossier Informativo Puerta del Sol 9

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Puerta del sol 9 - historia viva
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LA PUERTA DEL SOL DE MADRID
Una plaza llena de historia
LA PUERTA DEL SOL
La Puerta del Sol nació en los comienzos del siglo XVI, cuando allí se abrió una nueva Puerta de la también
nueva muralla de la Villa, que por dar hacia oriente recibió, como tantas otras similares de numerosos
lugares de España, el nombre de Puerta del Sol. Una puerta que, como tal, desapareció antes de que
terminara el siglo que la vio nacer, pero cuyo calificativo permanece hasta hoy día dando nombre a uno de
los lugares más emblemáticos de Madrid.
La Puerta del Sol fue centro y resumen de la vida madrileña durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta
mediados del siguiente. Un lugar cargado de historia, testigo de importantes acontecimientos que escribirían
la crónica de España.
La Puerta del Sol en una imagen de 1925, un espacio lleno de vida
Este singular espacio, referencia del Madrid de ayer y de hoy, fue testigo desde su nacimiento, de los
grandes adelantos que se iban produciendo en la sociedad española: la llegada de la circulación, el
alcantarillado, el alumbrado, la publicidad…. Durante años, fue también lugar de encuentro de las gentes
que se reunían en corrillos para tratar las novedades del día.
Los edificios de la Puerta del Sol y aledaños acogieron diversos negocios a lo largo de su historia. Así,
encontramos allí las sedes de algunos de los diarios más conocidos de la época, como el Diario de Madrid o
la Gaceta de Madrid; La Real Casa de Correos, hoy sede de la Presidencia de la Comunidad Autónoma;
tabernas y cafés que acogían largas tertulias de sus ciudadanos…
Sede del Kilómetro 0, la Puerta del Sol es también punto de referencia de las distancias entre la capital y el
resto de ciudades de España. Una referencia tomada en base a su consideración en la época como lugar de
llegada y salida de viajeros y mercancías, reforzada por el hecho de encontrarse allí la ya mencionada Casa
de Correos.
A mediados del siglo XIX comienza a plantearse la reforma de la Puerta del Sol, para otorgarle el aspecto
que debiera tener la que ya era, sin lugar a dudas, la primera plaza de Madrid y verdadero punto de
encuentro de sus ciudadanos. La plaza, que se inició sin planificación urbanística alguna, estaba
predestinada a una reforma en profundidad como reconocimiento al protagonismo que con los años iba
alcanzando.
Una reforma con la que dobló ampliamente su superficie, la dotó de un aspecto de semicírculo que hoy
conserva y permitió unificar el estilo arquitectónico de las fachadas que la forman.
Imágenes de la reforma de la Plaza de la Puerta del Sol iniciada en 1853
EL EDIFICIO DE LA PUERTA DEL SOL NÚMERO 9
La transformación experimentada por la Puerta del Sol de Madrid a mediados del siglo XIX fue una de las
más interesantes en lo que a ordenación urbanística se refiere y supuso uno de los “negocios” urbanísticos
más importantes del momento desde el punto de vista financiero.
Previamente a esta profunda reforma, el espacio se caracterizaba por un claro desorden en el trazado y por
la falta de calidad arquitectónica de los edificios que la ocupaban, con marcadas deficiencias higiénicas y
constructivas, que en su mayoría presentaban un frente estrecho a la plaza y diferentes alturas y
retranqueos. En busca de una nueva imagen basada en la armonía y la homogeneidad de su arquitectura,
sin olvidar la mejora en las condiciones de salubridad y en la calidad constructiva de los edificios, se aprueba
la demolición de 29 edificios. Los terrenos que quedaron libres se sacaron a subasta.
El edificio situado en el nº 9, situado en el solar H según la planimetría de la época, fue adquirido por un
terrateniente asturiano, Fernando Fernández Casariego, que se convertiría en uno de los mayores
propietarios de terrenos de este lugar. La reforma del conjunto de la Puerta del Sol se encargó al ingeniero
de caminos y arquitecto Lucio del Valle, que bajo su supervisión, encarga a diferentes arquitectos la
dirección de obra de cada uno de los nuevos inmuebles. Así, fue Juan Morán Lavandera el encargado de
llevar a cabo la reconstrucción del edificio situado en el nº 9.
Alzado de la fachada del edificio Puerta de Sol nº 9 y 10, extraído del proyecto
realizado por el arquitecto Juan Morán Lavandera
Todos los proyectos debían atenerse a una serie de normas marcadas por el Consejo de Obras de la
reforma de la Puerta de Sol que velaban por lograr la uniformidad del proyecto y regulaban aspectos como la
decoración de las fachadas, la distribución de patios y viviendas, los espacios comunes, etc….
En cuanto al número de viviendas, tanto en el solar H –al que corresponde el edificio situado en el número 9como en el G, el arquitecto planteó dos viviendas por planta que daban, indistintamente a la Puerta del Sol y
a la calle de Peregrinos. Ambas constaban de cinco balcones hacia la plaza. Las obras de este edificio
duraron dos años.
En los años 80, la Puerta del Sol fue objeto de una nueva reforma, dado el nivel de degradación sufrido por
la plaza en la década de los setenta. El Plan General Urbanístico de Madrid de 1984 contemplaba su total
reforma, con el ensanchamiento de las vías que se convertían en dos ejes de circulación rápida que la
cruzaban y la remodelación de los edificios de la Puerta del Sol, así como la renovación total de su mobiliario
urbano (paradas de autobuses, farolas, quioscos…).
El proyecto fue llevado a cabo entre 1984 y 1985 por los arquitectos Antonio Rivière, Javier Ortega Vidal y
Antonio González-Capitel. En él se tuvo en cuenta, sobre todo, el deterioro de la plaza y sus calles
adyacentes y de sus edificaciones, cuyas fachadas no cumplían la normativa vigente en cuantoa a
cerramiento de huevos y luminarias. La reforma logró dotar al lugar de un equilibrio entre la circulación de
vehículos y los peatones, convirtiendo la calle Preciados en zona peatonal.
Como continuación de las obras de infraestructuras y conformación del pavimento y de los elementos
contenidos en la plaza, se propuso la restauración de fachadas y se gestionó con los propietarios la
consolidación interior de los edificios. Las obras fueron llevadas a cabo por la Empresa Municipal de la
Vivienda entre agosto y diciembre de 1986, con el objetivo de recuperar los elementos constructivos
característicos de la plaza, rehaciendo revocos y estucos para unificarlos en el color, ya que las sucesivas
reformas habían producido cambios desde el punto de vista estético y constructivo. Asimismo, se restauró la
balaustrada situada en la parte superior de los edificios, muy deteriorada, y se propuso suprimir totalmente
los anuncios de las fachadas… excepto el de “Tío Pepe”, tan unido sentimentalmente a la plaza.
Se trató además de ser absolutamente respetuoso con aquellos locales construidos en madera que son, sin
duda, los elementos a nivel estético más característicos de la Puerta del Sol.
LA TABERNA CASA LABRA
La reforma urbanística de la Puerta del Sol trajo consigo la creación de nuevas calles escondidas tras la
plenitud de vida de la plaza; es el caso de la calle Tetuán, donde ya en sus inicios abrió La Taberna Casa
Labra: una pequeña taberna que enseguida se hizo famosa no por sus vinos –que, después de todo, eran
como los de cualquier otra taberna madrileña- sino por un bocado delicioso, barato y al alcance de todos,
con un nombre peculiar: los soldaditos de Pavía.
Fachada de la Taberna casa Labra
Los auténticos Soldaditos de Pavía
En realidad el soldadito no era más que un trozo de bacalao en salazón, frito en aceite, más o menos
pringoso, pero eso sí, bien frito. Un bocado apetecible ala mirada, doradito y llamativo. Su nombre le viene
de la acertada comparación que alguien hizo con los uniformes militares que por entonces lucían los
Húsares de Pavía, labrado en paños blancos y adornados de cordones y ribetes de oro.
La calle Tetuán, parte inseparable de la historia de la Puerta del Sol, nos transporta así a la esencia misma
de un momento histórico del que también formaron parte una serie de elementos populares e inseparables:
las tabernas, las comidas de pobres, las tradiciones de nuestra cocina…. y los soldaditos de Pavía: las rocas
tajadas de bacalao y los elegantes militares con sus lujosos trajes recorriendo el desigual pavimento
madrileño.
Pero la historia de la Puerta del Sol no acaba aquí, ya que este lugar fue también testigo de la fundación del
Partido Socialista Obrero el 2 de mayo de 1879, en una fonda de la calle Tetuán. Veinticinco hombres, en su
mayoría obreros manuales y algún médico o estudiantes de medicina, decidieron formar en reunión secreta
un nuevo partido político alejado y enfrentado a todos cuantos existían en aquel momento, ya fueran
dinásticos o republicanos.
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