fallo actualizacion montos alimentos 2014

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Fallo provisto por IJ Editores
Tribunal: Cám. Nac. de Apelaciones en lo Civil - Sala B
Autos: M., M. L. c/P., E. O. s/Alimentos
Fecha: 28-03-2014
Cita: IJ-LXXI-137
Buenos Aires, 21 de Marzo de 2014.I.- Vienen estos autos para resolver la apelación planteada por la actora y por el demandado
contra la sentencia de fs. 508/509, que estableció en mil ochocientos pesos ($1.800) la prestación
alimentaria que E. O. P. Debe abonar a favor de su hijo T. A., de nueve años de edad al momento
de interposición de la demanda.
El memorial de agravios del encartado luce agregado a fs. 540/546, el que no recibió réplica
alguna. A fs. 549/551 presentó sus quejas la pretensora, que no fueron contestadas por el
emplazado. A fs. 624 dictaminó la Sra. Defensora de Menores de Cámara.
II.- El alimentante impugna el decisum en crisis, por considerar desproporcionadamente alta la
pensión fijada por el a quo. En ese sentido, sostiene que le es imposible afrontar una cuota
alimentaria superior al 20% de su sueldo; más aún cuando tiene otro hijo pequeño de su actual
pareja. Entiende que el monto establecido en la anterior instancia le impide vivir con dignidad; y
agrega que corresponde a ambos progenitores contribuir a los gastos del hijo, por lo que la madre
deberá proveer a su vez para sostener las necesidades de T. Asimismo, requiere que la cuota fijada
comience a regir a partir de la notificación de la sentencia, y no desde la fecha de la mediación,
por serle imposible afrontar todos los alimentos devengados desde la mediación. Entiende que
con el pago de la cuota provisoria debe tenerse por satisfecha su obligación alimentaria durante la
tramitación del proceso.
La pretensora, por su parte, opinó que el aumento establecido en la resolución de grado es
insuficiente, pues el monto originariamente reclamado ha quedado desactualizado en razón del
transcurso del tiempo y de la mayor edad de su hijo; en particular, por el importante aumento del
costo de vida que se ha producido en nuestro país en los últimos tiempos.
La Defensora de Menores de Cámara adhirió a los argumentos vertidos por la madre del niño con
relación al monto de la cuota, y dictaminó que la prestación fijada ha devenido inadecuada para
solventar las necesidades de T.
III. De modo preliminar, corresponde dejar sentado que el tribunal de apelación no se encuentra
obligado a seguir a los litigantes en todas sus argumentaciones, ni a refutar éstas una por una, en
tanto posee amplia libertad para ordenar el estudio de los hechos y de las distintas cuestiones
planteadas. Vale decir, que es facultad de los jueces asignar a aquéllas el valor que corresponda,
seleccionando lo que resulte decisivo para fundar la sentencia. Esto significa que la Sala podrá
prescindir de los planteos que no sirvan para la justa solución de la litis.
IV. Para el estudio del caso, es útil precisar que el derecho alimentario de los hijos deriva de las
obligaciones que impone la responsabilidad parental en cabeza de los progenitores. El
mencionado deber implica proveer a los hijos de lo necesario para la cobertura de todos aquellos
rubros tradicionales y que hacen a una subsistencia en condiciones de decoro, adecuadas a las
circunstancias personales relevantes de las partes en litigio, tratando de mantener el nivel social y
económico del cual gozaban hasta el surgimiento del conflicto entre sus padres. Es por ello que,
para determinar una suma razonable en concepto de alimentos, deben ponderarse no sólo los
ingresos del alimentante, sino también la condición social de las partes y sus modalidades de vida
(conforme: cnciv., Sala H, “K., D. c/L., L.”, 21/04/97, LL, 1997-F, 52-DJ 1998-2, 991,
AR/JUR/1290/1997).
Es sabido que la determinación del quantum de la cuota de alimentos debe contemplar la edad de
los alimentados, necesidades de su desarrollo físico y socio-cultural, vivienda, vestimenta, enseres
personales, esparcimiento y salud; sin perjuicio de tener en cuenta la capacidad económica del
alimentante. En definitiva, se trata de equilibrar -prudencial y equitativamente- las necesidades
del hijo, las posibilidades del demandado y la importancia del deber alimentario que deriva de la
responsabilidad parental.
Al respecto, este tribunal ha sostenido reiteradamente que el hijo no necesita demostrar sus
gastos para que proceda la fijación de alimentos en su favor, pues el análisis elemental de las
necesidades que de modo ineludible deben ser atendidas puede formularse de acuerdo al público
y notorio conocimiento de los costos indispensables para subsistir.
Claro está que –tal como lo indicó la sentencia en crisis— la obligación alimentaria está a cargo de
los dos progenitores, debiendo cada uno de ellos contribuir para lograr satisfacer las necesidades
de sus hijos en común. Sin embargo, dicho aserto no autoriza a olvidar que en este caso la madre
convive el niño de modo exclusivo y permanente, pues únicamente pernocta en casa del padre
una vez al mes. Esta circunstancia hace presumir que es ella quien se hace cargo de las
necesidades cotidianas de T. De un modo directo, a través de la continua atención de sus
requerimientos, lo que implica una inversión de tiempo al que no debe restársele valor susceptible
de apreciación pecuniaria. En concreto, la conclusión a la que se arriba es que el aporte en especie
de la madre es significativo y, en esa inteligencia, resulta indiscutible que la mayor contribución
económica deba encontrarse a cargo del padre no conviviente (Conforme: cnciv., esta Sala, R.
595.586, "F., R.M. y otro c/M., A.F. s/Alimentos", del 16/4/2012; íd., Sala H, R. 477.790 in re “L., L.
L. Y otro c/O., E. G. s/alimentos).
A estos datos de por sí determinantes, se les suma otro más decisivo todavía, y es que los ingresos
de la madre por su trabajo son muy inferiores a los que percibe el encartado. En efecto, de las
pruebas producidas en la causa se desprende que la pretensora –luego de un período de
desempleo—laboraba en Septiembre de 2011 como empleada administrativa en la Subsecretaría
de Descentralización y Atención Ciudadana dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, lo que le reportaba un ingreso mensual de dos mil ochocientos pesos ($2.800).
Por su parte, el emplazado –E. O. P.— se desempeña en Feg Entretenimientos S.A. como
coordinador de negocios, percibiendo a septiembre de 2011 una remuneración neta de seis mil
pesos ($6.000; ver información de la AFIP a fs. 272 y contestación de oficio del empleador a fs.
369). Respecto de estos ingresos, en atención a la fecha en que fueron informados y el aumento
de salarios que periódicamente se registra en nuestro país, cabe presumir que se han
incrementado.
Ahora bien, sin perjuicio de considerar estos datos, lo cierto es que por el nivel de vida desplegado
y acreditado en los actuados es dable inferir que el emplazado contaba y cuenta con recursos
económicos para afrontar una digna cuota alimentaria. En primer lugar, conforme el informe
social obrante a fs. 387, el Sr. P. Y su nueva pareja habitan un inmueble de tres ambientes en el
barrio de Belgrano, por el que informó abonar –en Junio de 2011—un alquiler mensual de dos mil
cuatrocientos pesos ($2.400). Por otra parte, de las probanzas de autos se desprende que se
desempeña como personal manager de Luciano Pereyra (ver fs. 249), que en su capacidad laboral
realizó numerosos viajes a Latinoamérica (ver fs. 481/483) y que en Junio de 2012 se encontraba
en Europa para asistir a la gira del artista Diego Torres (fs. 468/470). Si bien el demandado asegura
que esas tareas no le reditúan un beneficio económico directo, por ser las que debe realizar en
función de su relación laboral con su empleadora, la información permite al Tribunal establecer
cuál es el estándar de vida familiar. Es que, como reiteradamente se ha dicho, para la fijación del
monto de la pensión alimentaria no es indispensable la demostración exacta, mediante prueba
directa, de la capacidad económica del obligado, ya que para su apreciación bastan las
presunciones que den una idea aproximada de dicho caudal, adquiriendo vital importancia la
prueba indiciaria de los gastos realizados cuando concurre la imposibilidad de acreditar en forma
cierta los ingresos del alimentante (conforme: cnciv., Sala “C”, 23/11/89, L.L., 1990-C-251; íd, esta
Sala, R. 513.447, del 16/10/2008).
Todo lo anteriormente analizado permite concluir, en síntesis, que el alimentante se halla en
condiciones de asumir el pago de una prestación que satisfaga razonablemente las necesidades de
su hijo acorde con la que aquí se fijará (conforme cnciv., esta Sala, “C., N. E. C/V., C. O.
S/alimentos”, del 05/2/92; íd., Sala “C”, R. 169.248, del 18/07/95; íd., R. 232.398 del 2/4/98 y sus
citas, entre otros; Bossert, Gustavo A., op. Cit., pág. 472 y sig). En todo caso, es deber del Sr. P.
Extremar los esfuerzos necesarios en orden a la satisfacción de las necesidades integrales de su
descendencia; pues así lo imponen las responsabilidades que ha asumido con su paternidad.
En suma, entendemos acreditado –por medios directos o indirectos- que el emplazado cuenta con
los recursos suficientes para contribuir en forma adecuada a la satisfacción de las necesidades
alimentarias de su hijo; de forma tal que no median razones para que aquél no pueda vivir de
acuerdo a la condición y fortuna del grupo familiar (conforme: esta Sala, “C., N. E. c/V., C. O.
s/alimentos”, 05/02/92; íd., cnciv. Sala C, R. 169.248, 18/07/95; íd., R. 232.398, 2/04/98 y sus citas,
entre otros).
V.- Ahora bien, en lo atinente a la determinación concreta de la pensión alimentaria del niño, se
advierte conveniente acoger parcialmente los agravios de la madre. Es que corresponde ponderar
el posicionamiento socioeconómico del grupo familiar y las demás probanzas que se relacionan
con el nivel de vida de la familia; teniéndose en cuenta los evidentes gastos por comida, higiene
personal, medicamentos, vestimenta, calzado, viáticos, compromisos sociales (regalos de
cumpleaños de amigos y compañeros), esparcimiento, actividades extracurriculares y/o
deportivas, impuestos, expensas y servicios. En tal sentido, se debe valorar que el hijo en común
de las partes recibe su educación formal en el Instituto Bases de Juan Bautista Alberdi, de la
localidad de Quilmes, por el cual se abonaba en el año 2010 una cuota mensual de ochocientos
dos pesos (conforme fs. 161/162). A ello deben adicionarse veintidós pesos diarios en concepto de
comedor, así como el costo del transporte escolar, cuota de materiales y matrícula anual (ver fs.
282). A su vez, cubre sus necesidades de salud con la prepaga Medicina Austral por la que la
accionante pagaba en noviembre de 2010 un adicional de ciento cincuenta y cuatro pesos ($154)
por el niño. Por otro lado, debe tenerse en cuenta que el niño vive junto a su madre en una
vivienda alquilada, lo que debe considerarse una contribución alimentaria en especie de la
progenitora. En efecto, conforme lo informado a fs. 387/391 por la asistente social designada por
el a quo, la pretensora y T. Vivían en un PH de la localidad de Quilmes, en mal estado de
conservación, por el que abonaba en Septiembre de 2011 un alquiler mensual de mil trescientos
pesos ($1.300).
A esta altura de nuestro estudio, debe quedar sentado que la idoneidad de la cuota alimentaria
para dar cobertura a los requerimientos de T. Debe ser analizada a la luz de la situación de hecho
existente al tiempo de establecerla pues, sin perjuicio de su carácter retroactivo a la fecha del
reclamo, lo cierto es que la nueva pensión está destinada también a solventar dichas necesidades
de ahora en más, de modo que corresponde ponderar el deterioro sufrido por el poder adquisitivo
de la moneda desde la fecha de la demanda hasta la actualidad, así como la mayor edad de las
niñas, que conlleva la presunción de un aumento de sus necesidades desde entonces (conforme:
art. 163, inc. 6), segundo párr., del Código Procesal). En este sentido, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha dicho que los jueces deben fallar atendiendo a las circunstancias existentes al
momento de su decisión, aún en aquellos casos en que ellas fueran sobrevinientes (Fallos CS
308:1489; 312:555; 315:123, entre otros).
Al respecto, consideramos asimismo necesario señalar que esta Sala participa del criterio de que
en toda actuación judicial en la que se encuentren involucrados niños, debe velarse por el interés
supremo de éstos, que se erige como principio rector del derecho procesal de familia. Sobre el
tema, téngase presente que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que la
expresión “interés superior del niño” implica que el desarrollo de éste y el ejercicio pleno de sus
derechos deben ser considerados como criterios rectores para la elaboración y la aplicación de
normas en todos los órdenes relativos a su vida (CIDH, 28/08/2002, Opinión Consultiva OC 17/02,
solicitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, LL 2003-B, 312); y la ley de
Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes N° 26.061 lo definió como
“la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos por esta
ley” (art. 3°).
Como consecuencia de lo descrito, en todas las cuestiones de esta índole en las que nos toca
intervenir, ha de ser aquel interés primordial de los niños y adolescentes el que ha de orientar y
condicionar toda decisión de los Tribunales de todas las instancias llamados al juzgamiento de los
casos; y ello conforme a reiterada jurisprudencia de nuestra Corte Federal (CSJN, 6/2/2001, Fallos:
324:122; 2/12/2008, Fallos 331:2691; 29/4/2008, Fallos 331:941, entre muchos otros).
En resumidas cuentas, no corresponde en casos como el traído a examen limitarse a la aplicación
rigurosamente técnica de pautas formales que llevarían a desentenderse del hecho de hallarnos
operando sobre derechos indisponibles. Nótese que la normativa los declara “irrenunciables” (art.
2, párr. 2°, de la Ley Nº 26.061), lo que lleva a privilegiar el principio opuesto al dispositivo y, en
consecuencia, las facultades de las partes ceden paso a las facultades judiciales (conforme:
Morello, Sosa, Berizonce, Códigos Procesales...K, 2da. Ed., I-574, “C”; capel. Trelew, sala A,
10/03/2010, “S, E.B. c/N., J de la C.”, AR/JUR/95785/2010). Vale decir, el orden público es el que
se impone y, con él, el deber de los jueces de actuar oficiosamente.
En virtud entonces de la prueba arrimada al expediente, y de las necesidades que se desprenden
de la edad de T. A. (de 13 años a la fecha), este tribunal entiende que corresponde hacer lugar
parcialmente a los agravios de la pretensora y establecer el monto de la cuota a favor de su hijo en
tres mil quinientos pesos ($3.500), con los alcances que seguidamente se verá.
En efecto, tomando en consideración el contexto socioeconómico en el que se dicta la presente
resolución, como modo de favorecer y contemplar con especial atención las necesidades del niño
y propender a la economía, simplificación y celeridad procesal, así como también a los fines de
neutralizar el riesgo de que alguna de las necesidades del hijo en común de las partes pueda
quedar insatisfecha en los meses venideros, la Sala entiende acertado que la cantidad arriba
establecida ($ 3.500) rija hasta el mes de agosto de 2014, inclusive. Asimismo, del mes de
Septiembre de 2014 a Febrero de 2015, ambos inclusive, la cuota será de cuatro mil doscientos
pesos mensuales ($ 4.200); y de Marzo a Agosto de 2015, también ambos inclusive, la cuota se
elevará a la cantidad de cinco mil pesos mensuales ($ 5.000).
Esta forma de decidir se entiende pertinente para absorber escalonadamente los próximos
presumibles incrementos de costos y necesidades del hijo en común de las partes, sin tener que
acudir a someterlo al gravoso expediente del incidente de aumento de cuota alimentaria. Por eso,
las medidas adoptadas apuntan también a preservar, en la medida de lo posible, la salud psíquica
y emocional de T., para que no se vea periódicamente expuesto a las inevitables tensiones que
generan la tramitación de pleitos como el presente.
VI. Con relación a lo requerido respecto al comienzo de vigencia de la cuota, no se hará lugar al
planteo del demandado. Repárese que en virtud de lo normado en el art. 644 del ritual
corresponde el pago de la cuota fijada en la sentencia desde el momento de la mediación. Ello
dicho sin perjuicio de lo que corresponda descontar por las sumas de dinero que el alimentante
pudo haber efectivamente abonado; las que serán contempladas en la correspondiente
liquidación que se efectúe en la instancia de grado.
VII. Teniendo en cuenta el modo en que se resuelve en esta instancia; lo preceptuado por el art.
279 del Código Procesal, la base regulatoria del presente proceso, la que se halla configurada por
el importe de la cuota multiplicado por doce; la naturaleza, importancia, extensión, calidad y
eficacia de la labor desarrollada; etapas cumplidas; y lo dispuesto por los arts. 6, 7, 9, 10, 25, 37,
41 y concs. De la Ley de Arancel n° 21.839, con las reformas introducidas por la Ley n° 24.432, se
adecuan las regulaciones de f. 496 y fs. 509/510, fijándose en la suma de cuatro mil pesos ($4.000)
los honorarios del letrado patrocinante de la parte actora que intervino hasta fs. 428, en pesos dos
mil ($2.000) los de la letrada patrocinante de la parte actora presentada a fs. 427, y en pesos
cuatro mil quinientos ($4.500), en conjunto, los honorarios de los letrados patrocinantes de la
parte demandada.
Por su labor en la Alzada, se fijan en la suma de pesos mil quinientos ($1.500) los honorarios de la
letrada que suscribe el memorial de fs. 549/551, y en pesos mil ciento cincuenta ($1.150) los
honorarios del letrado que firma el escrito de fs. 540/546, los que deberán abonarse en el plazo de
diez días.
VIII. A la luz de todo lo expuesto, el Tribunal RESUELVE: 1) Modificar la sentencia apelada, y
establecer que la cuota alimentaria que el demandado debe abonar a favor de su hijo T. A. P. Será
de tres mil quinientos pesos ($3.500) mensuales hasta el mes de agosto de 2014, inclusive. A partir
del mes de Septiembre de 2014 hasta Febrero de 2015, ambos inclusive, la cuota será de cuatro
mil doscientos pesos mensuales ($4.200); y de Marzo a Agosto de 2015, también ambos inclusive,
el monto de los alimentos ascenderá a la cantidad de cinco mil pesos mensuales ($5.000). 2)
Desestimar los restantes agravios introducidos en la causa. 3) Las costas del proceso, en ambas
instancias, se imponen al alimentante. 5) Fijar los honorarios de ambas instancias de acuerdo a las
regulaciones efectuadas en el considerando VII. 5) Regístrese. Notifíquese a la Defensora de
Cámara en su despacho y encomiéndese a la instancia de grado las restantes notificaciones. Sin
perjuicio de ello, publíquese (conforme Ac. CSJN 24/13). Cumplido, devuélvase.
Mauricio Luis. Mizrahi – Claudio Ramos Feijo – Omar L. Diaz Solimne
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