cortándolos con algún instrumento de hierro : se tapan con barro las heridas que ocasiona ésta separación, y se conservan todas las raices de los hijuelos, despuntando únicamente las magulladas ó dañadas y algunas de las mas largas. Se plantan del mismo modo y á las mismas distancias que las plantas que se sacan de los semilleros para formar los plantíos. Los barbados se deben poner derechos, en los hoyos sin atender a la dirección de sus raices , que solo las producen de un lado hacia la parte exterior mientras permanecen asidos á la planta m a d r e ; mas á poco tiempo de plantados las arrojan circularmente por todas p a r t e s ; facilitando de este modo el mayor incremento del vegetal por la abundancia de xugos nutricios que extraen de la tierra. Se prefieren siempre para hacer estos plantíos los barbados nuevos de dos ó tres años , porque p r e valecen mejor, que los de mas tiempo. Plántanse estos barbados de cepa á fines de invierno ó principios de la p r i mavera , y se riegan copiosamente los, mas d i a s , l o g r á n dose por este medio el que agarren mas fácilmente , que vegeten con mas lozanía, que adquieran mayores medros y que fructifiquen con mas brevedad; conociéndose siempre en lo sucesivo las palmas que se han criado con poca agua que son mas endebles y mas tardías. Se multiplican igualmente las palmas* por los cogollos que salen del sobaco de las hojas en la copa ó parte s u perior. Y á pesar de no ser tan conocido este método de propagación , como los dos que ya llevamos explicados, puede ser muy ú t i l , 'se practica freqüentemente en B e r bería y otras muchas partes de África, y se debe preferir á las siembras, consiguiéndose por él las mismas v e n tajas que por los barbados. Se eligen los cogollos que t i e nen de dos á tres a ñ o s , que deberán ser tiernos pero ya formados : los que aun son demasiadamente pequeños no prenden bien y se p u d r e n sin llegar á brotar raices. N o p o r esto se ha de caer en el otro extremo igualmente perjudicial , escogiendo los cogollos duros y leñosos, de los quales no prenderá ninguno, á no ser por algún raro acontecimiento. Estos cogollos, que si no se quitan de los á r -