DECLARACION AL INICIO DEL 2do JUICIO ANTE EL TRIBUNAL DE CASACIÓ DEL Cnl D JORGE MOLINA EZCURRA Soy el Cnl. JORGE MOLINA EZCURRA, pertenezco al Arma de Infantería, tengo el Titulo de OEM y las Aptitudes Especiales de Inteligencia y Tropas de Montaña. En los cinco años que llevo detenido y fundamentalmente en el anterior Juicio en el año 2008 y en la reciente audiencia en la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal a la que concurrí a mi solicitud, he escuchado hablar, opinar y discutir sobre temas militares tales como: - Prescripciones reglamentarias relacionadas con el reglamento de Organización y Funcionamiento de los EEMM (RC 3-1 Ed. 1965) y otros Reglamentos. - Las relaciones de comando, el mando, la cadena de comando, el COT, las funciones de los miembros de un EEMM, como funciona y se interrelaciona este, etc. - Interpretación de símbolos militares. - A partir de esto cualquier tipo de deducciones y afirmaciones de todo tipo sobre temas estrictamente militares. Pero lo curioso es que todos los que hablan son abogados, Jueces, Fiscales, querellantes, defensores y hasta “testigos de concepto” como la Dra. Mantaras que se presentó como “especialista en temas militares” y hasta pretendió dar clases de organización y simbología militar. Lo que olvido mencionar la Dra. Mántaras en su “currículo” es que fue unas de las cofundadoras del Movimiento Todos por la Patria , integrado básicamente por miembros del ERP, tal como está registrado en el reciente libro “Los Secretos de La Tablada”. Organización que terminó atacando en diciembre de 1989 el R.I Mec.3 de La Tablada , en gobierno del Dr. Alfonsín.Que yo sepa ninguno tiene los estudios ni conocimientos para opinar sobre estos temas. Más, no sólo ninguno curso estudios en la Escuela Superior de Guerra para opinar sobre esto, ni siquiera son militares de cualquier jerarquía, son legos totales, no saben nada de estos temas para emitir opinión, y menos cuando está en juego algo tan serio como es la libertad de las personas. Existe un interés puesto en declaraciones de falsos peritos cómo “supuesto conocedores” o “históricos resentidos de la vida militar” (caso CEMIDA: CNL. Ballester y Perlinger o Cap. D´ Andrea Mhor). Pretenden llevarnos a conclusiones equivocadas sobre detalles de organización, planeamiento, tareas y reglamentación de las mismas. Pero esto es la inevitable consecuencia de haberse vulnerado al menos diez principios jurídicos y constitucionales y separados de nuestros “jueces naturales” que claramente establece el Art. 18 de la Constitución Nacional. Hasta hoy no modificada. Creo que es innecesario aclarar que estas afirmaciones u otras que haré no revisten carácter personal contra ninguno de los integrantes de este Exmo. Tribunal, sino contra el sistema persecutorio que se ha establecido en nuestro país contra los integrantes de las FFAA/SS/PP y Penitenciarias. Por ello, lo primero que explicaré (hoy puedo hacerlo, cuando era Tte 1ro o Cap en la 1ra Sec/Dest Icia 182 no lo sabia, ni lo había estudiado y no correspondía a mi grado) serán seis proyecciones de Power Point que intentan resumir lo que permanentemente se discute en estos Juicios, qué puede y debe saber cada uno de acuerdo a su grado y cargo a la fecha de los supuestos hechos y que responsabilidad tenia cada uno de los imputados. No era lo mismo un Comandante de Zona o Subzona o Jefe de Área que un Suboficial o un Oficial Subalterno. De lo contrario como en el anterior Juicio se le termina preguntando a un Sarg Ay Cocinero o a un soldado (como ocurrió) sobre el COT o aspectos contemplados en el RC 3-1, por el solo hecho de vestir un uniforme. Por ejemplo por qué no se habla del COL, o de otros cientos de términos militares? Y peor aún se nos termina condenando como “autores mediatos” como si hubiese estado a nuestro alcance controlar o evitar los supuestos hechos. Veremos que esto no es así, es otra más de las falacias que se emplean en este circuito de venganzas. (Exposición de las seis placas de Power Point señaladas). Anexo 1 De esta exposición queda claramente demostrado, con Leyes y Reglamentos vigentes a la época, a de los supuestos hechos, es que hoy sólo se nos pide rendir cuentas a quienes no habíamos tomado el Gobierno, ni elaborado los planes y las órdenes, no teníamos poder de decisión de ningún tipo, éramos el ultimo escalón en la cadena de comando y ninguno de nosotros superaba los 30 años de edad. Queda demostrado que los niveles que hoy se están juzgando, corresponden, en el caso de los Oficiales al nivel de Jefes de Sección, el nivel orgánico mas bajo que comanda un Oficial en el Ejército Argentino, en aquella época y en ésta. La Sección esta integrada por suboficiales y soldados. ¿Si esto es para los Oficiales, qué más puedo expresar en el caso de los Suboficiales? Esto es lisa y llanamente una venganza instrumentada desde el poder político, a pesar que se moleste la Sra. de Labrune y la querella de la APDH , mal disfrazada de búsqueda de la verdad y que los únicos que podemos pagar por razones biológicas somos los aquí presentes. Oficiales Subalternos y Suboficiales. Esta arbitrariedad se repite en todo el país y en todos los juicios. Pero esto no solo lo sostengo yo. Hace pocos días, el ex Juez Rocha Campos, testigo de la querella en una causa en Olavaria, declaró textualmente: “Hace unos días presté declaración en la causa que investiga la muerte del Dr. Carlos Alberto Moreno”. Debo hacer una aclaración. Como ciudadano creo haber cumplido con mi deber para que las aberraciones de aquella época sean conocidas, pero como abogado debo decir que estos juicios son ilegítimos y arbitrarios. Sería largo de explicar porque sostengo esto. Baste decir que importantes hombres del derecho opinan lo mismo” Parecería que para la justicia Argentina , ese viejo principio que dice “A mayor jerarquía mayor responsabilidad” no tiene validez. Es más, ni siquiera rige el más importante de los principios de que “todos somos iguales ante la ley”. Me pregunto ¿Dónde de están todos los responsables civiles de todos los niveles que indujeron el golpe de estado del 24 de marzo de 1976? ¿Por qué no rinden cuentas ante la Justicia por su acción o por su omisión? O resulta que ahora es más responsable un Tte. o un Sgto. 1º de aquellos años? A cuántos juicios iguales a éste deberemos concurrir los mismos procesados, los mismos testigos necesarios y de concepto, para escuchar las mismas historias y que comprenden los mismos hechos ya manifestados? Es como leer el diario de ayer, pero sorpresivamente con algún agregado inesperado en cada juicio.- SOY RESPONSABLE DEL PERSONAL A MIS ORDENES En orden a lo que declaré referido a Leyes y Reglamentos Militares y usos y costumbres de los Ejércitos, quiero referirme al personal a mis órdenes perteneciente a la 1ra Sec Ejec / Dest. Icia 182, en particular me refiero a los Suboficiales que fueron parte de esta Sección y están siendo imputados de la comisión de supuestos delitos. Al respecto, Sr. Presidente, quiero aclarar que nada puede imputarse a personal subalterno que estrictamente cumplía órdenes. Ellos estaban sujetos a lo que determinaba el Código de Justicia Militar en sus Art. 513 y 514, donde este último establece claramente que si en el cumplimiento de una orden se hubiese cometido un delito el Superior que dio la orden será el único responsable. Mas claro aún el Art. 675 establece “que ninguna reclamación dispensa de la obediencia ni suspende el cumplimiento de una orden del servicio” El no cumplimiento de las órdenes estaba considerado en los Art. 667 (insubordinación) y 674 (desobediencia) que eran severamente castigados con penas de prisión y hasta la pena de muerte. No habla el CJM de ninguna “costumbre jurídica”.- El art. 514 de nuestro CJM es una norma fundamental del Derecho Militar argentino. En él se establece el principio de la obediencia y de su análisis imperativo surgen las responsabilidades de quienes imparten las órdenes y de quienes cumplen las órdenes. Esto es para los militares la obediencia. La base existencial de un Ejército es la disciplina si ésta se rompe, pasa a ser una banda. Decía el Dr. Carlos Pellegrini, en el discurso ya citado: “Sarmiento decía una vez, repitiendo las palabras que SAN MARTIN pronunciara con relación a uno de los Coroneles de la Independencia : El Ejército es un león que hay que tenerlo enjaulado para soltarlo el día de la batalla…. Y esa jaula, Sr. Presidente, es la disciplina, sus barrotes son las órdenes y los Tribunales Militares, y su fiel guardián es el deber” Nunca existió en el Ejército la “teoría de las órdenes morales o inmorales”, este es un invento del dos veces premiado Embajador Balza. (Elogiado hace pocos días nada menos que por Eduardo Anguita, un viejo y conocido integrante del PTR-ERP). Este siniestro personaje y algunos de sus laderos ideológicos y de negocios, han pretendido dar un significado equívoco y malicioso del concepto de la obediencia, un pilar ancestral e insoslayable en la organización y la disciplina militar. Así ha pretendido establecer en el imaginario colectivo un carácter dual de la obediencia militar, “debe obedecerse pero no siempre”. Parecería entonces que el receptor de la orden está autorizado a decidir su cumplimiento o no, en base a su propia interpretación del contenido de la misma. Y nada, pero nada es más contradictorio con los cimientos de la organización y doctrina militar que pretender erosionarla en su característica más inherente y cotidiana, en su pilar fundamental, la obediencia. Sería saludable para el bien de la República y para esta supuesta búsqueda de verdad y justicia que se le preguntara al Embajador Balza: - ¿Por qué en vez de efectuar una denuncia política en un programa político y pedir que los integrantes del Ejército lo denunciaran a él, los supuesto delitos ocurridos, no inició un sumario, designó un severo Juez Militar e investigó qué es lo que había ocurrido? El sabía perfectamente quienes debían responder. - ¿Por qué no investigó, si él lo sabía, quien ordenó en 1983, destruir la documentación relacionada con la GCS ocurrida en los años 70? ¿Será porque él también ordenó quemar el resto de la documentación en el año 1992? - ¿Por qué siendo Jefe del GA 3 en Paso de los Libres en 1980 no denunció lo que ocurría en el Puente Internacional en la “contraofensiva montonera”, asimismo, por qué no denunció ni investigo la existencia de un LRD denominado “ La Polaca ” que se encontraba en terrenos de su Unidad? - ¿Por qué en 1977 siendo Jefe del Departamento de Enseñanza de la Escuela de Artillería no denunció la existencia de un LRD denominado “El Campito” en Campo de Mayo, que el debía recorrer cuando se desempeñaba como Jefe de Día? - ¿Por qué siendo Comandante de la Br IM VI de esta ciudad en los años 87/89, no ordenó investigar lo ocurrido en esta jurisdicción e inició las actuaciones correspondientes? ¿O acaso esto no le convenía? Nunca nada de esto tendrá respuesta porque este personaje solo buscaba y busca figuración política y los consecuentes negocios. Es conveniente destacar que era mucho más antiguo que el personal que se encuentra en esta Sala. Su pretendido arrepentimiento no fue más que una búsqueda de satisfacer intereses personales y que solo consiguió la deshonra del Ejército. La fortaleza del Ejército yace en la estricta disciplina y la invariable obediencia a sus oficiales, decía Tucidides, destacado historiador y guerrero griego, ya en el año 400 A .c. De allí que las legislaciones militares hayan sido siempre muy celosas en salvaguardar y velar por ese valioso bien jurídico castrense y evitar las confusiones doctrinarias, especialmente por parte de la juventud militar activa, en un mundo en que el sacrificio de la vida humana en cumplimiento de la orden recibida constituye una obligación jurídicamente exigible y cuyo no cumplimiento, en determinados casos, se castiga hasta con la muerte. Nunca al personal militar que se encuentra en este Juicio se le enseño a analizar qué tipo de orden recibía y si la iba a cumplir o no. Se nos enseña a cumplir órdenes de muy jóvenes, desde los Institutos de Formación de Oficiales y Suboficiales, en cada uno de los cursos de nuestra carrera y aún en las “escuelas de Regimiento”. Las órdenes se imparten para ser cumplidas, no para analizarlas. En consecuencia, Sr. Presidente, nada puede imputarse al personal a mis órdenes, por lo que respetuosamente le solicito que cualquier imputación penal al personal de Oficiales, Suboficiales o PCI de la Sección a mi mando, sea imputada en mi persona, atento a lo que establece el CJM, las Leyes y Reglamentos Militares y los usos y costumbres de los Ejércitos, vigentes al momento de los hechos. No voy a entrar en el juego de responder todas y cada una de las falsedades de la acusación y las consecuentes preguntas, soy un soldado profesional del Estado Argentino.