FORMULAN REQUERIMIENTO DE ELEVACION A JUICIO Señor Juez: Eamon G. MULLEN y José C. BARBACCIA, Fiscales ante los Juzgados en lo Criminal y Correccional Federal, en la Fiscalía nº 9, en la causa nº 108, caratulada "ALSOGARAY, MARIA JULIA Y OTROS S/INF. ART. 268 (2) Y 292 DEL CP", en trámite por ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nº 9, Secretaría 18, respetuosamente ante V.S. se presentan y dicen: I. OBJETO Que, en legal tiempo y forma vienen a contestar la vista conferida en los términos del art. 346 del Código Procesal Penal de la Nación. En tal sentido, teniendo en cuenta el estado de las actuaciones y la prueba colectada durante la instrucción, pasan a formular REQUERIMIENTO DE ELEVACION A JUICIO DE LAS PRESENTES ACTUACIONES, respecto de MARIA JULIA ALSOGARAY, sin sobrenombres ni apodos, argentina, titular del D.N.I. nº 5.380.299 y C.I.P.F. nº 4.772.291, nacida el 8 de octubre de 1942 en esta ciudad, hija de Alvaro Carlos y de Edith Lea Ana Gay, ingeniera industrial, divorciada, con domicilio real en la calle Junín 1435 y constituido en Comodoro Py 2002, piso 5°, Defensoría Oficial n° 3, ambos de esta ciudad, quien en este estado de las actuaciones se encuentra en libertad, en base a las consideraciones de hecho y de derecho que a continuación se exponen: II. LOS HECHOS a) La denuncia. Conforme surge de las constancias obrantes a fs. 2/8 vta. y del requerimiento de instrucción glosado a fs. 14/15, las presentes actuaciones se iniciaron con motivo de la denuncia efectuada por Roberto Eduardo BASES contra la Ingeniera MARIA JULIA ALSOGARAY por la presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público, previsto y reprimido en el art. 268 (2) del Código Penal, fundando su presentación en la “explosiva ostentación económica” de la nombrada y su “repentino cambio de imagen”, circunstancias éstas coincidentes con la llegada de aquélla al gobierno. b) El incremento patrimonial demostrado. A partir de aquella denuncia se impulsó la corroboración de tales extremos, que a la postre determinaron que esta parte efectuara formales requerimientos de justificación del apreciable incremento patrimonial comprobado. Resultaría ocioso transcribir nuevamente el universo de transacciones de contenido patrimonial que este Ministerio detallara en ocasión de formular sendos requerimientos de justificación (el primero a fs. 901/939 y ampliatorio de fs. 1691/1695), por tratarse de una etapa superada; y que a criterio de esta parte demostraron un plan de inversiones y nivel de vida que no se correspondía con el caudal de ingresos registrado por la nombrada durante su desempeño en la función pública, y determinaban un incremento concreto y apreciable en su patrimonio. Sin embargo, imperioso resulta, cuanto menos, esquematizar en la forma más clara y concisa posible la disparidad advertida entre el nivel de ingresos y egresos que percibiera la encartada a lo largo de su desempeño como funcionaria pública, y la correlativa variación de su patrimonio. De inicio cabe recordar que María Julia ALSOGARAY ejerció cargos públicos en forma ininterrumpida desde el año 1985 hasta 1999, conforme el siguiente detalle: Desde 1985 al 12/7/89: Diputada Nacional Desde 12/7/89: Interventora ENTEL y Liquidadora 1 Desde 1/1/92: Interventora SOMISA y Liquidadora Desde 22/11/91 a 10/12/99: Secretaria de Medio Ambiente De la reconstrucción histórica efectuada sobre el patrimonio de la imputada, puede deducirse que al momento de la asunción de cargos públicos, éste estaba compuesto del siguiente modo: - Inmueble en la calle Riobamba 1236, 10º piso y cochera en 1º piso, Capital Federal. - Inversiones en sociedades: - CADESYM S.A. (10 % del capital accionario) - SAFIP (10 % del capital accionario) - PINCAR S.A. (10 % del capital accionario) - GUANDACAY S.A. (10 % del capital accionario) - Rodado Mercedes Benz 250, modelo 80. - Rodado Renault 18 Break, modelo 82. - Otros bienes por valor de Australes 30.000 Ahora bien, de los elementos colectados en el presente legajo, surge que se incorporaron a su patrimonio (además de los ya existentes), durante el ejercicio de su función, los siguientes bienes: Inmueble de la calle Basabilvaso 1396, E.P., unidad nº 4, Cap. Fed. Inmueble de la calle Junín 1435, Cap. Fed. (remodelado y redecorado). Cochera en la calle Junín 1537, Cap. Fed. Inmueble en la calle Gaona 1773, 3º piso, Cap. Fed. (50 % indiviso). Inmueble de la calle Rodríguez Peña 1882, 6º piso, dpto. “B”, Cap. Fed. Dos oficinas en la calle Riobamba 1224, Cap. Fed. Bóveda en el Cementerio de la Recoleta. Inmueble de la calle Junín 1441, piso 2, Cap. Fed. Unidades funcionales nº 1160 y 1161 del Essex House Condominium, ubicado en la ciudad de Nueva York, 160 Central Park South, a nombre de la firma PURPLE CROSS CORP., radicada en las British Virgin Island, de la que ALSOGARAY detenta el 100 % del capital accionario (unidades que fueran remodeladas y redecoradas). Rodado marca Mercedes Benz, rural, modelo 1983. Rodado marca Fiat Uno, modelo 1992. Rodado marca Nissan Pathfinder, modelo 1992. Rodado marca Mercedes Benz C 180, sedan, modelo 1996, chapa patente AWI 767. Incremento de la participación accionaria en la firma PINCAR S.A.: del 10 %, aumentó al 98 %. Participación accionaria del 99 % en la firma GNOMO S.A., aportes y erogaciones realizados en la misma. Traducidas las variaciones patrimoniales que anteceden a números (hasta el año 1997), y conforme el informe elaborado oportunamente por los peritos Contadores Oficiales, con la salvedad que los valores de patrimonio que se listan son los que figuran en las declaraciones juradas verificadas, y que sus cifras responden a la valuación que se aplica para liquidar el impuesto a las ganancias, basados en valores históricamente incurridos, sin ningún tipo de ajuste o reexpresión que procure la homogeneización de las variaciones en el poder adquisitivo de la moneda, tenemos: Patrimonio al $ en moneda nominal de c/año. Variación Variaciones en valores nominales. 31.12.88 3 31.12.89 28 25 2 31.12.90 31.12.91 31.12.92 31.12.93 31.12.94 31.12.95 31.12.96 31.12.97 10.128 470.583 596.115 524.089 689.271 816.149 881.230 1.132.293 10.100 460.455 125.532 -72.026 165.182 126.878 65.081 251.063 Con respecto a los ingresos, conforme se desprende de los estudios periciales llevados a cabo durante la pesquisa y del análisis de las declaraciones juradas de la encartada, surgen declarados en el período 31/12/89 hasta el 31/12/97, los siguientes: Ingresos 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 31.12. 89 90 91 92 93 94 95 96 97 Trabajo 355 11.44 personal 9 Honorari 601.9 46.04 os 63 7 profesion ales Sueldo 1.937 33.53 17.88 40.76 54.33 92.67 98.69 Secretari 8 7 6 9 4 2 a Alquilere 39.40 46.92 37.40 49.39 26.47 12.52 s 3 3 3 8 8 7 Art. 1 ley 72.00 104.0 96.00 18.302 S 0 00 0 Cámara 95 Diputado s Venta R 450 18 Art.1ley 86.00 120.0 120.0 24.00 18.302 S 0 00 00 0 Dto. 39.00 838/94 0 Cesiones 25.00 40.00 30.00 50.00 25.00 ex 0 0 0 0 0 cónyuge Convenio 66.71 Separaci 0 ón Donacion 205.0 658.7 es de los 00 69 padres en efectivo Donación 54.72 65.21 de 3 1 acciones Pincar SA de los padres 3 Dividend os cobrados de Pincar S.A. Diferenci a venta Nissan Total 900 Ingresos 225.4 00 5.000 11.44 603.9 250.6 429.8 926.8 350.5 253.1 497.8 9 00 51 10 38 07 53 29 En otro orden, en cuanto a sus erogaciones, de acuerdo a las escrituras de préstamos hipotecarios obtenidas durante la pesquisa, se determinaron los montos mensuales que la misma debía abonar en concepto de cuota. Así se estableció que: - Desde julio de 1991 hasta mayo de 1992, las cuotas eran de $ 2.070. - En junio de 1992 vencía una cuota de $ 116.850, que se cancela en julio, con una nueva hipoteca por $ 88.475, de donde en julio se cancelan $ 28.375, más una cuota de $ 1910 (de la nueva hipoteca), totalizando la suma de $ 30.285. - Desde agosto de 1992 hasta septiembre de 1992, la suma de $ 1.910. - Desde octubre de 1992 hasta diciembre de 1992, la suma de $ 6.560. - Desde enero de 1993 hasta mayo de 1993, la suma de $ 9.660. - En junio de 1993 vencía una cuota de $ 88.760, que se cancela con una nueva hipoteca por $ 88.475, de donde en junio se cancela $ 285, más una cuota de $ 4.650 y otra de $ 3.100, totalizando para ese mes $ 8.035. - En julio y agosto de 1993 la suma de $ 9.660. - En septiembre de 1993 vencía una cuota de $ 190.650 que canceló mediante la obtención de un nuevo crédito hipotecario por $ 276.900, de donde en el mes de junio de 1993 canceló la cuota aludida, otra de $ 3.100 y otra de $ 1.910, quedando un remanente a su favor de $ 81.240. - En octubre de 1993 la suma de $ 5.010. - En noviembre de 1993 la suma de $ 15.738. - En diciembre de 1993 la suma de $ 12.638. - En diciembre de 1993 vencía una cuota de $ 127.100 que se canceló mediante la obtención de un nuevo crédito hipotecario en el mes de enero de 1994 por la suma de $ 168.136, de donde en enero de 1994 canceló la cuota citada, otra de $ 1.910, otra de $ 10.728 y otra de $ 6.850 quedando un remanente a su favor de $ 21.548. - De febrero de 1994 hasta mayo de 1994, la suma de $ 19.488. - En junio de 1994 vencía una cuota de $ 88.760 que se canceló con la obtención de otro crédito hipotecario de $ 88.475 abonando además otra cuota de aproximadamente $ 8.000. - Desde julio de 1994 hasta noviembre de 1995, la suma de $ 8.000. - De diciembre de 1995 hasta marzo de 1996 la suma de aproximadamente $ 9.500. - En abril de 1996 la suma de $ 4.000 aproximadamente. En este mes se efectuó una cancelación parcial de la hipoteca existente en el Banco Francés por la suma de $ 257.495 permitiéndole reducir la cuota mensual de $ 8.000 a $ 2.500 aproximadamente. - Desde mayo de 1996 a mayo de 1997 la suma de $ 4.000. - En junio de 1997 vencía una cuota de $ 101.500 que se canceló mediante la obtención de un nuevo préstamo hipotecario por la suma de $ 104.925, cancelándose con ello la cuota de mención, otra de $ 2.500 y otra de $ 1.300. - De julio de 1997 a noviembre de 1997, la suma de $ 3.800. 4 - El 5 de noviembre de 1997 tomó una hipoteca por $ 240.000 a cancelar en 96 cuotas mensuales, iguales y consecutivas, con más el 11% de interés, del orden de los $ 4.600 mensuales. - En esa misma fecha, se registró una cancelación de préstamo por u$s 120.802,28, haciéndose constar en la escritura hipotecaria que la hipoteca preexistente que gravaba el inmueble fue cancelada por la escritura de ese mismo día. - De diciembre de 1997 a abril de 1999 la suma de $ 8.500. - En mayo de 1999 la suma de $ 108.500. - Desde junio de 1999 restan abonar 78 cuotas mensuales de $ 4.700 cada una y 61 cuotas mensuales de $ 2.500, haciendo un total para los primeros 61 meses de $ 7.200 mensuales. Por otro lado, los expertos contables procedieron a analizar los resúmenes individualizados a lo largo de la pesquisa a fin de ilustrar los gastos efectuados por la encartada mediante tarjetas de crédito. Las mismas son las siguientes: 1) Tarjeta Mastercard nº 5323 7387 4691 0409 emitida por el Banco Francés. 2) Tarjeta Visa nº 20913238 emitida por el Banco de Boston. 3) Tarjeta Visa nº 12035788 emitida por el Banco Francés. 4) Tarjeta Diners nº 3646 682324 0867. 5) Tarjeta American Express nº 3764 101888 71005. 6) Tarjeta Mastercard nº 5399 0144 3494 0309 emitida por el Citibank y otras tarjetas de la misma cuenta con las terminaciones 0317, 0325, 0333 y 0341. Así se determinó que los pagos anuales de las seis tarjetas analizadas con una cotización de $ 1 = u$s 1, totalizaban los siguientes importes, haciendo la salvedad que no fueron incorporados, en algunos años, la totalidad de resúmenes mensuales: AÑO PESOS/DOLARES 1990 4.815,50 1991 23.325,82 1992 52.644,31 1993 60.507,81 1994 33.753,54 1995 194.020,44 1996 181.859,93 1997 205.091,61 1998 228.539,80 Por su parte, analizada la documentación bancaria obtenida durante la pesquisa, se determinaron los depósitos realizados en el Banco Francés y en el Banco de Boston. Así, en la cuenta corriente nº 99-048030-3 y en la caja de ahorro en dólares y pesos nº 99-032207 se registraron los siguientes depósitos anuales: 1994: $ 1.091.498,86 1995: $ 228.249,07 1996: $ 391.638,00 1997: $ 566.467,00 1998: $ 138.361,00 En la cuenta corriente nº 56-7115-05 del Banco Boston se registraron los siguientes depósitos anuales: 1995: $ 9.925,00 1996: $ 43.462,51 5 1997: $ 100.697,00 1998: $ 79.349,50 En la cuenta de caja de ahorro en dólares nº 02-14-01-639530-03 del Banco Boston sólo se registró un depósito de u$s 10.000 en el mes de abril de 1996. Surge del análisis de la documentación bancaria, -entre muchas otras- la existencia de: a) Un depósito de u$s 250.000 de fecha 6 de mayo de 1994 en la cuenta corriente nº 3524573 de la Sucursal República Oriental del Uruguay del Banco de la Nación Argentina. c) Un depósito a plazo fijo, por 90 días, por la suma de u$s 50.000 de fecha 16/5/94 en la misma entidad bancaria. d) Una transferencia internacional registrada en el resumen de la cuenta corriente nº 99-048030-3 del Banco Francés del Río de La Plata S.A. con fecha 18 de mayo de 1994 por la suma de $ 199.305,14. e) Transferencia internacional por la suma de u$s 200.000 que la encartada ordenara transferir a la cuenta Northern Trust International Bank, One World Trade Center ABA - 026001122 New York UID 140259 ACCT - 10622920010 favor subacct - 16N-07842 Purple Cross Corp, con fecha 21 de agosto de 1997 (vide fs. 1137). Analizando los extremos antes apuntados, resulta de interés efectuar un cuadro comparativo entre los ingresos declarados y los depósitos bancarios señalados por los expertos. Así tenemos que: Año Ingresos declarados Depósitos bancarios 1994 $ 926.838 $ 1.091.428,86 1995 $ 350.507 $ 238.174,07 1996 $ 253.153 $ 445.100,51 1997 $ 497.829 $ 667.164,00 1998 $ 582.778 $ 217.710,50 Cabe señalar que conforme indicaran los peritos, la documentación analizada al respecto, no permitió establecer el origen de los fondos depositados, no habiendo forma de determinarlo mediante la lectura de los extractos bancarios. Asimismo, efectuaron un cuadro de origen y aplicación de fondos por el período comprendido entre los años 1990 y 1998: AÑO 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 INGRESOS 11.449 603.900 250.651 429.810 926.838 350.507 253.153 INC.PATRIM. 10.100 460.455 125.532 (72.026) 165.182 126.878 65.081 6 CONSUMO 1.349 143.445 125.716 501.370 766.190 224.422 189.374 1997 1998 497.829 582.778 251.063 265.852 237.893 277.801 c) Pretendida justificación del apreciable incremento patrimonial. Teniendo en miras el principio de congruencia que ha de regir en el proceso, se especificarán a continuación cada una de las pretendidas justificaciones que no satisficieron su cometido, y que recibieran tratamiento tanto en el auto de mérito, cuanto en la confirmatoria de la Alzada. Cabe mencionar, asimismo, que el punto de partida se encuentra en el análisis de los ingresos de diversa naturaleza con los cuales la encartada pretendiera justificar su patrimonio, y que resultaron cuestionables; a saber: 1) honorarios percibidos de la firma “Estibajes Norte S.R.L.”, 2) honorarios percibidos por convenio celebrado con la firma “Astilleros Alianza S.A.”, 3) ingresos provenientes del art. 1 de la ley “S” 18.302 (fondos reservados), 4) donación recibida de sus padres, 5) retiro de dividendos de la firma “Pincar S.A.”, 6) recepción de fondos por convenio de separación de bienes celebrado con su ex cónyuge. 1.- Honorarios percibidos de Estibajes Norte SRL Conforme surge de la declaración jurada correspondiente al año 1991, que se presentara ante la Escribanía General del Gobierno de la Nación, se consignó en la misma el ingreso de $ 100.000 en concepto de honorarios provenientes de la empresa “Estibajes Norte SRL”. Verificados por los expertos los libros contables de la firma de mención no se halló en los mismos ningún asiento que relacionara a la encartada Alsogaray con la misma (confr. fs. 1801/1825 vta., punto 21). Al respecto, se cuenta en autos con el testimonio que a fs. 475/476 prestara Fernando José Domingorena Vincent, presidente de la firma “ESTIBAJES NORTE SRL”, quien señaló que MARIA JULIA ALSOGARAY no tuvo relación alguna con la firma que presidía, desconociendo el supuesto pago de los honorarios declarado. Por su parte, teniendo en cuenta las manifestaciones espontáneas que al respecto hiciera la encartada, en el sentido de no haber percibido suma alguna de esta firma y que su inclusión era responsabilidad de su antiguo contador, se recibió declaración testimonial a ERNESTO MARIO FURLONE (fs. 618/621 vta.), quien relató que por algo más de diez años llevó la contabilidad de la familia ALSOGARAY y de un grupo de empresas que los mismos tenían. Que, para tales empresas confeccionaba los balances anuales y la liquidación de los impuestos nacionales y municipales mensual y anualmente; y que en relación a las personas confeccionaba los impuestos a las ganancias y bienes personales anualmente. Adujo haber confeccionado las declaraciones juradas de la nombrada ALSOGARAY, como así también haber asentado en ellas todos los bienes que la misma le informaba, aclarando que no presentaba ninguna declaración en la DGI, y que era el cliente quien en definitiva resolvía qué poner o no en la presentación correspondiente. Exhibida que le fue la declaración jurada patrimonial que la imputada presentara ante la Escribanía General del Gobierno de la Nación, glosada a fs. 242/243, y de la cual surgen los presuntos ingresos percibidos de la empresa “Estibajes Norte SRL”, manifestó no recordar haber colaborado con aquélla en la confección de dicha declaración jurada de bienes. Agregó que conforme surgía de la misma, la encartada recibió sumas de dinero en concepto de trabajos prestados a la empresa “ESTIBAJES NORTE”. 7 2.- Honorarios percibidos por convenio celebrado con la firma “Astilleros Alianza S.A.” Conforme surge de la documentación colectada en la presente investigación, obran reservadas en Secretaría fotocopias certificadas de los sumarios Nº 1561/94, 1563/94 y 1652/94 labrados por ante la DGI. Se encuentran reservadas también fotocopias de la Orden de Inspección Nº 406.549-2, surgiendo de las mismas que con fecha 5 de octubre de 1993 se dispuso la verificación fiscal de la encartada, por intermedio del Inspector Luis Cabello bajo la supervisión de Jorge del Porto (fs. 1). Así, a fs. 10/55 se acompañaron fotocopias de las declaraciones sobre el impuesto a las ganancias y sobre el patrimonio neto de los años 1988, 1989, 1990, 1991, 1992; e Impuesto sobre los Bienes Personales de los años 1991 y 1992. Asimismo, se agregó a fs. 241 fotocopia del convenio suscripto por MARIA JULIA ALSOGARAY con ARNALDO MARTINENGHI de la firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” con fecha 20 de mayo de 1991, a través del cual se consignaba que la nombrada participaría en el desarrollo de proyectos que permitieran a la firma ampliar sus actividades en el campo de las oportunidades de privatización que se presentaran en el marco de la ley de reforma del Estado. Se señaló también, que aquella participación incluiría la revisión de los proyectos presentados, asesoramiento en cuanto a las posibilidades que abriera el proceso de privatización y la realización de los contactos personales que fueran necesarios para viabilizar la constitución de nuevas sociedades o uniones transitorias de empresas que fueran necesarias para la participación de la empresa en las licitaciones y/o concursos públicos. Se consignó además que como contrapartida de ello, la nombrada ALSOGARAY podía participar en el ó los grupos que resultaran adjudicados en alguna de las licitaciones y/o concursos mencionados o en su defecto cobraría la suma de u$s 500.000 en dos cuotas, antes del 31 de diciembre de 1991. En tal estado, obra a fs. 242/243 fotocopias de los recibos de fechas 30 de septiembre de 1991 y 31 de octubre de 1991 por las sumas de u$s 300.000 y u$s 200.000, respectivamente, cobradas por aquélla en concepto de las tareas que refiere haber realizado según el aludido convenio de fecha 20/5/91. Conforme surge del acta labrada a fs. 245, el convenio en cuestión carecía del sellado correspondiente vigente para la fecha en que se celebró. Teniendo en cuenta lo actuado durante la inspección del ente recaudador, el Inspector Cabello informó a la Jefatura, con fecha 30 de junio de 1994, y en lo que aquí interesa, que: 1.- la tarea llevada a cabo en primer término se centró en el presunto mayor valor del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad y los bajos ingresos para un presunto consumo elevado; 2.- de la inspección surgieron otros ingresos no declarados en concepto de honorarios profesionales y retroactividades por sueldos cobrados y no declarados lo que aumentó el consumo originariamente declarado; 3.- los hechos advertidos determinaron diversos ajustes que la contribuyente conformó presentando las respectivas declaraciones juradas y pagando los saldos resultantes; 4.- con relación a las Ganancias del año 1991 se detectaron honorarios no declarados provenientes de un convenio privado firmado con la empresa “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” por un monto de U$S 500.000; 5.- respecto del Impuesto de Sellos del año 1991 se gravó con el mismo el convenio firmado con ASTILLEROS ALIANZA S.A. por u$s 500.000; 8 6.- con relación al Impuesto al Valor Agregado del año 1991, se determinó la responsabilidad que frente al mismo le correspondía a la contribuyente por cuanto los honorarios percibidos en el año 1991, y cuyo monto ascendió a $ 595.500, habían superado en mucho los mínimos establecidos para no ser responsable inscripta. Por su parte, el Contador Ernesto Mario Furlone señaló, con relación a la declaración jurada de bienes personales y ganancias obrante a fs. 25/31 y 33/34, que existía una declaración jurada original y luego una rectificativa donde aparecían nuevos ingresos, entre ellos el incremento en la suma de $ 601.937 cuando anteriormente eran $ 101.937 existiendo una diferencia en los ingresos de $ 500.00 que eran los fondos percibidos de la firma “ASTILLEROS ALIANZA”, debiendo existir en dicha firma un recibo extendido por la nombrada ALSOGARAY. Agregó también que desconocía que aquélla hubiera percibido honorarios tan elevados con anterioridad al año 1991. Asimismo, negó haber recibido suma de dinero alguna para hacer frente al pago de las obligaciones de aquéllas con el fisco, excepto el correspondiente a sus honorarios como contador. Por otro lado, conforme surge de las constancias obrantes a fs. 651 y vta., el día 23 de octubre de 1996, el Subinspector Marcelo F. Mereles, de la División Investigaciones Preventivas de la Policía Federal, se constituyó en el domicilio de la calle San Martín 140, piso 16º de esta ciudad, lugar en el que funcionaban las oficinas de la empresa “ASTILLEROS ALIANZA S.A.”, ocasión en la cual, en presencia de los testigos requeridos al efecto, el asesor contable de la firma, Sergio Alfredo Iglesias, hizo entrega de un Libro Copiador General Nº 34, registro otorgado por la Inspección General de Justicia B-11799 de fecha 8/6/90 con folios 1 al 1000, rubricado hasta el folio 685; un Libro Copiador General Nº 33, B-11798 de fecha 8/6/90 con folios 1 al 1000 con rúbrica completa; un Libro Copiador Inventario y Balances Nº 3 C-14491 de fecha 19/9/94 con rúbrica hasta el folio 76; un libro de Actas Directorio y Asamblea Nº 4 A-02079 de fecha 4/3/86 con rúbrica completa; un Libro de Actas y Directorio Asambleas Nº 5 B-4000 de fecha 27/3/90 con rúbrica hasta el folio 96; cinco biblioratos identificados como Asiento de Diario del año 1991 comprendiendo los períodos de marzo a diciembre; dos biblioratos identificados como Asientos Diario del año 1992 comprendiendo los meses de enero a agosto; dos biblioratos identificados como Facturas 31/12/1991 y 1/1/92; un bibliorato identificado Asiento de Diario de septiembre de 1992 a febrero de 1993; cuatro biblioratos de Ordenes de Pago de los meses de abril y noviembre de 1991; cinco biblioratos de Ordenes de Pago de los meses de febrero a diciembre de 1992; un bibliorato identificado como Conciliaciones Bancarias Ejercicio 90/91; y una carpeta con detalles de ingresos y egresos desde marzo de 1991 hasta octubre de 1995. Asimismo, a fs. 677/678 se certificó que la firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” poseía diversos pedidos de quiebra y un concurso preventivo en trámite por ante el Juzgado Comercial Nº 10, Secretaría 20, bajo el registro Nº 63.129 siendo la fecha de presentación del concurso el 5 de abril de 1991. Además se determinó que el último pedido de quiebra había sido efectuado por Martín Narvaez el 4 de junio de 1996; y que el síndico interviniente era Francisco Lavalle. A fs. 682/684 se recibió declaración testimonial a Arnaldo Martinenghi, presidente de la firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.”, quien -entre otras cosas- relató que el anterior presidente de la empresa era el Sr. Norberto Rodríguez Lamas; que no obstante ello, tenía un poder general amplio de administración y disposición otorgado por el directorio. 9 Relató que en el año 1991, la empresa firmó un convenio con María Julia Alsogaray para que ésta los asesorara con el fin de prepararse para competir en cualquier privatización que el Estado Nacional hiciere, y la posibilidad de conseguir algún socio externo dada la vinculación de la nombrada con Estados Unidos. Exhibida que le fue la fotocopia del convenio aludido, refirió que lo reconocía y que no obstante no ser el presidente de la empresa para esa época, igualmente firmó dicho convenio por cuanto tenía el poder general aludido y poseía el 94% del paquete accionario. Asimismo agregó que los quinientos mil dólares convenidos efectivamente fueron abonados, no recordando cuál fue la forma de pago, así como también que el trabajo había consistido en asesoramiento técnico, privatizaciones que no pudieron ganar y que los había contactado con firmas internacionales a efectos de asociarse, extremo que no se concretó. En otro sentido, precisó que la contratación había sido tratada en Asamblea por el directorio y que el contrato en cuestión, debía estar asentado en algún ítem por rubro del balance del 31 de agosto de 1991, por cuanto el mismo era de mayo de ese mismo año. Además, dijo no reconocer el agregado en lápiz que obraba al pie de la planilla de ingresos y egresos de fondos correspondientes al mes de noviembre de 1991, y que rezaba “15/11 5.000.000.000”, al tiempo que señaló que desconocía los motivos por los cuales no figuraba el egreso de quinientos mil dólares con motivo del convenio de marras. En tal estado, la empresa acompañó fotocopias certificadas del poder aludido por Martinenghi, fotocopias del listado de los directorios de la empresa desde 1989 hasta 1996, fotocopia del copiativo Diario General Nº 34 en el que con fecha 15/11/91 se registró el pago de u$s 500.000 a María Julia Alsogaray, señalándose además que dicho pago fue puesto en conocimiento del síndico Lavalle a través del informe mensual de ingresos y egresos (vide fs. 686/713). Cabe señalar que el documento relacionado con el libro Diario General Nº 34 fue agregado en original a fs. 715. A fs. 720/722 vta. se recibió declaración testimonial a Francisco Lavalle, síndico en los autos caratulados “ASTILLEROS ALIANZA S.A. s/concurso preventivo”, quien relató que la firma mencionada entró en concurso el 5 de abril de 1991, realizándose el 29 de noviembre de 1991 la junta de acreedores en la cual, por mayoría, se aprobó la propuesta de pago efectuada por la concursada. Que, al respecto la firma estaba cumpliendo en forma parcial, encontrándose en vías de negociación con respecto a algunos acreedores. Refirió que no obstante encontrarse en concurso, pudo haberse efectuado la erogación de u$s 500.000 mencionada en el documento glosado a fs. 715, sin pedir autorización al Juzgado en el que tramitaba el concurso aludido, por cuanto la empresa conservaba en aquel período la administración de sus bienes. Señaló que dentro de la información general que debía suministrarse al juzgado, se encontraba incluida aquella operación; que al verificarse la misma se le exhibió el contrato de prestación de servicios y el pago de la suma aludida mediante dos recibos, uno de u$s 200.000 y otro de u$s 300.000. Indicó que dicha operación le llamó la atención, razón por la cual solicitó los comprobantes que la avalaran; y que como síndico no poseía facultades para oponerse. Agregó que sólo verificó a través de los libros contables de la empresa el ingreso de u$s 500.000 por un préstamo de la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION”; empresa que formaba parte de la 10 masa concursal por otro crédito que aquélla tenía -anterior al 5 de abril de 1991. Señaló también que “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” en alguna oportunidad solicitó autorización para vender algún bien registral, para lo cual él dio su opinión favorable, siempre y cuando los fondos provenientes de la venta ingresaran a la sociedad. En otro orden, a fs. 731 y vta., informó que la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” tenía su sede social y domicilio real en la calle 39 y Av. Justo Arocemena oficina 4-36 en la ciudad de Panamá, República de Panamá, habiendo constituido domicilio en la calle Carlos Pellegrini 1069 de esta ciudad. Asimismo, hizo saber que el mandatario general de dicha sociedad era Bernardo Pombo. Dada intervención a los contadores oficiales Laurence y Podestá, a fs. 726 y vta., el primero de ellos señaló que habiendo analizado la documentación colectada, surgía un asiento en el Libro Copiador de Diario Nº 34 a fs. 618, en el cual figuraba un pago efectuado con fecha 15 de noviembre de 1991 a María Julia Alsogaray por u$s 500.000 ó A 5.000.000.000 y un préstamo otorgado por la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” a “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” por la misma cantidad. Señaló además el informe en cuestión, que dicho asiento carecía de respaldo documental; y que según surgía del Libro Inventario y balance, los ejercicios 1991 y 1992 fueron contabilizados en 1994, figurando en los mismos como presidente Arnaldo Martinenghi, lo cual se contradecía con el Libro de Actas de Directorio y Asambleas en el cual figuraba como presidente Rubén Adrián Martinenghi. Por otro lado, requerida información de interés al Juzgado Comercial Nº 10, Secretaría 20, se informó a fs. 740/742 -entre otras cosasque: 1) La firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” solicitó la formación de su concurso preventivo el 5/4/91, y el 27/12/91 se homologó judicialmente el acuerdo votado favorablemente por los acreedores en la Junta respectiva. 2) En el Informe General en el Capítulo Pasivo “Originados con posterioridad a la presentación en concurso preventivo” no se incluyó a MARIA JULIA ALSOGARAY entre los acreedores posteriores, es decir en aquellas deudas contraídas después del 5/4/91. 3) Respecto de los libros contables de la firma se puntualizó que, en el Libro Copiador Diario General Nº 34, el último registro contabilizado era el correspondiente al día 5 de abril de 1991 y en el Libro Actas de Directorio y Asambleas Nº 5 la última acta transcripta que lleva el nº 645 es la correspondiente a la Asamblea General Ordinaria del 15/10/91 que aprobó la Memoria y Balance General al 31/8/990; aclarándose que de la compulsa del citado libro, no surgió que hasta el 15/10/91 fuera tratado por el Directorio de la concursada el convenio celebrado el 20/5/91 con la citada ALSOGARAY ni tampoco lo fuera en las posteriores actas de directorio labradas hasta el 14/10/96, última acta registrada. 4) La operación de pago de quinientos mil dólares a la nombrada ALSOGARAY aparece registrada el 15/11/91 en el Libro Copiador General Nº 34. 5) La Sindicatura examinó el Libro Copiador Diario Nº 34 a la fecha del Informe General (7/11/91) el cual se hallaba registrado hasta el 5/4/91. 6) “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” no incluyó en la lista de acreedores posteriores al concurso a MARIA JULIA ALSOGARAY. 7) Con referencia al flujo de fondos, la concursada entregó los correspondientes hasta el 30/9/91. 11 8) En las reuniones de directorio anteriores y posteriores al 20/5/91 la operación no fue tratada. 9) Ni el crédito originado por la firma del convenio ni el pago de los honorarios fueron puestos en conocimiento de la Sindicatura. 10) El informe elaborado por la Sindicatura respecto de la operación en cuestión no fue observado por el Tribunal. A fs. 809/810 vta. se recibió declaración testimonial a Bernardo Aníbal Pombo, quien relató que sólo en el año 1989 recibió un poder del Dr. Daniel SOSA DIAZ como presidente de “ZEAL” para realizar algunos trámites en este país. Que a partir del mes de octubre de ese año no tuvo más noticias de la empresa mencionada, razón por la cual no pudo haber firmado ninguna documentación en el año 1991. Relató que sólo recordaba que la firma en cuestión asumió una deuda que “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” tenía con el BANADE. En tal estado, se agregaron fotocopias de la documentación que la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” presentara en el concurso preventivo de la empresa “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” (confr. fs. 815/872). Dada la intervención correspondiente a los peritos contadores oficiales, el Contador Eduardo Laurence informó a fs. 876 y vta. que, analizada la documentación de la firma “ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION” nada surgía en relación a la suma de u$s 500.000 cuestionada. Tampoco existían constancias que dichos fondos hubieran ingresado al país provenientes del exterior. Señaló además que resultaba llamativo que dicha empresa hubiera prestado a “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” la suma en cuestión, luego de haberse presentado ante el síndico del concurso de aquella solicitando la verificación de sus créditos por un total aproximado de u$s 32.863.206. Requerida a “ASTILLEROS ALIANZA S.A”, la remisión de la documentación respaldatoria del préstamo en cuestión, a fs. 896 se señaló que, al haberse declarado la quiebra de la empresa, la documentación requerida se encontraba en poder del síndico interviniente. En otro orden, los especialistas del Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales, indicaron, en el informe fechado el 18 de noviembre de 1999, que no podía establecerse el circuito previo de los u$s 500.000 que la firma “ASTILLEROS ALIANZA S.A.” habría recibido en préstamo, puesto que dicho importe aparecía en un asiento sin indicación del número de orden de pago, indicando que era un préstamo de Zeal International Corporation; así como también que la documentación existente en las fs. 711/712 eran dos recibos de la Ing. Alsogaray, que no se compadecían con los registros contables de fs. 715, donde no se registra salida de fondos, concluyéndose que ese asiento evidenciaba que el dinero prestado por Zeal no había pasado por la cuenta Caja de la empresa. Señalaron también que ninguno de los tres síndicos intervinientes en la quiebra del astillero -Lavalle, Beker y García- tuvieron en su poder los papeles de trabajo, informes o dictámenes relacionados con la labor cumplida por la encartada en virtud del convenio. Oídos que fueron bajo juramento parte de los integrantes del directorio y sindicatura del astillero, Hilda Gutiérrez -quien se desempeñara como síndico y miembro del directorio- (fs. 2603/2611), relató que al poco tiempo de entrar la empresa en concurso preventivo (abril de 1991), el Juez Comercial ordenó la suspensión de la construcción de dos buques, lo que determinó que se buscaran nuevas alternativas para generar ingresos y poder hacer frente al acuerdo con los acreedores. Que esa circunstancia llevó al Directorio a contratar los servicios de María Julia Alsogaray para hacer un proyecto de reconversión del Astillero, a 12 propuesta del Sr. Arnaldo Martinenghi, no recordando los motivos por los cuales fuera elegida. En este sentido, indicó que si bien no recordaba específicamente lo sucedido, había concurrido en su calidad de Síndico a la reunión de directorio donde se trató el tema referente a la contratación de Alsogaray, habiéndose dejado asentado en el libro de actas de directorio. Afirmó no recordar haber escuchado en una reunión de directorio que se hablara de la propuesta de contratación de Alsogaray, indicando que tampoco recordaba si dicha operación había sido incluida en el orden del día. Ante la exhibición de los libros de directorio, donde no surge el tratamiento de la contratación, refirió que seguramente se debieron haber tratado los aspectos referentes a la reconversión del Astillero, pero específicamente la celebración del convenio con la imputada supuso no se trató. Asimismo, mencionó que no tuvo ninguna participación personal en proponer la contratación de los servicios de Alsogaray, y que la Sindicatura a su cargo no efectuó ninguna observación en torno a dicha operación. Sin perjuicio de ello, reconoció el convenio cuya copia luce glosada en el expediente de la DGI y las facturas y recibos de fs. 711/12. En otro orden, indicó que si bien no era frecuente que Arnaldo Martinenghi suscribiera los contratos celebrados por la sociedad, el nombrado tenía un poder amplio de disposición y administración que lo facultaba. En cuanto a la forma en que la empresa implementaba las compras y pagos, explicó que, antes del concurso, se emitía una orden de compra o se firmaba un contrato; luego se recibía la factura y se requería la conformidad por la recepción de la mercadería o por el servicio prestado al sector correspondiente; finalmente, con todos los antecedentes se pasaba al área de contaduría para concretar el pago. Agregó que durante el concurso preventivo, el organigrama fue modificado, dado que ya no se emitían órdenes de compra; las facturas eran conformadas por quien hubiera efectuado la contratación y pasaba luego al área de contaduría, para su pago. Afirmó que el Síndico del concurso -Lavalle- fue informado de la contratación, y que pidió y verificó todos los antecedentes de dicha operación, probablemente en la época que se efectuó el pago, en noviembre de 1991. Al ser interrogada sobre el asiento del Libro Copiador nº 34 (fs. 715 de la causa), indicó que el respaldo documental del mismo debió estar conformado por las facturas y recibos antes exhibidos. Que los fondos abonados a Alsogaray carecían de orden de pago, por cuanto se trató de un pago en efectivo, aclarando que las órdenes de pago se emitían para las erogaciones en cheque. Que el dinero abonado se originó en un préstamo de la firma ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION, que tenía créditos verificados en el concurso, desconociendo dónde se celebró la operación de pago a Alsogaray. En cuanto a la labor desarrollada por la imputada, señaló que nunca tuvo a la vista el proyecto, pero que sí vio un video relativo a la construcción de las viviendas industrializadas, que fue acompañado junto al diseño, aclarando que el asesoramiento nunca se materializó. Por su parte, Guillermo Enrique Anzorena (vide fs. 2636/2641) refirió que ingresó a la empresa Astilleros Alianza S.A. en julio de 1975, cumpliendo funciones hasta mayo de 1991, actuando como contador interno y ocupando el cargo de Síndico cuando el mismo estaba vacante; no habiendo tenido conocimiento personal sobre un convenio celebrado entre la firma y 13 María Julia Alsogaray, ni tampoco escuchó hablar del tema, aclarando que luego se enteró a través de medios periodísticos. En lo atinente a los pagos en efectivo, ilustró en el sentido de que eran normalmente por cifras pequeñas, y en dichas situaciones no se emitía orden de pago, dado que se utilizaban fondos de caja chica; se acumulaban las boletas y cuando la caja chica debía ser rendida, se emitía una orden de pago para reponerla. Al ser interrogado Rubén Omar Ceci (vide fs. 2652/55), manifestó haber trabajado en la empresa desde 1976. Que en el año 1991 la situación de la sociedad era difícil como consecuencia de la construcción del Puente del Riachuelo y que según tenía conocimiento, dicha circunstancia había motivado el análisis sobre la posibilidad de transformación de la firma. Expresó que si bien en aquella época no tenía contacto directo con el Directorio, recordaba que se habían iniciado contactos con la Ing. María Julia Alsogaray, aclarando que había oído al respecto en reuniones informales con personal de niveles gerenciales de producción; desconociendo el convenio que se le exhibiera. Por su parte, Hugo Oscar Vidal (vide fs. 2731/35), manifestó que ingresó a Astilleros Alianza S.A. en 1979, aclarando que desde 1987 hasta agosto de 1992 estuvo cumpliendo funciones en el Consejo de Vigilancia de la empresa, ingresando como Síndico Suplente. Que sin perjuicio del cargo que ostentó, no actuaba en la parte contable de la sociedad, sino que realizaba tareas relacionadas con los mayores costos de la construcción de buques, indicando que quien se encargaba de los aspectos contables era la Contadora Hilda Gutiérrez. Respecto al convenio celebrado entre Alsogaray y Astilleros Alianza S.A., refirió no haber escuchado hablar sobre el tema, así como tampoco reconoció el contrato glosado en copia a fs. 241 del expediente administrativo de la DGI. Comentó que en términos generales todos los pagos debían tener una orden, pero que podían existir excepciones, contablemente correctas, dado que la falta de una no invalidaba la operación. Finalmente, Jorge Ricardo Cejas (vide fs. 2794/2800), quien se desempeñó en el área jurídica de la firma desde 1972, manifestó haberse ocupado entre 1990 y 1991 de los aspectos legales de los contratos de construcción naval. Manifestó no haber tenido conocimiento de la celebración de convenio alguno entre la sociedad y María Julia Alsogaray; que no podía precisar las fechas, pero que recién en 1994 ó 1995 Hilda Gutiérrez le comentó, en una charla informal, sobre un problema relativo a un contrato entre las citadas partes, relacionado con una inspección de la DGI y un problema de la imputada con su contador. Afirmó que era frecuente que Arnaldo Martinenghi firmara los contratos, dado que era el accionista mayoritario y porque tenía un poder especial de administración y disposición de la sociedad. Argumentó que se trataba de una empresa muy personal, por lo cual en muchas oportunidades Arnaldo Martinenghi llamaba por teléfono al área de legales y daba las directivas sobre las características de los proyectos de contrato del Astillero. En otro sentido, manifestó que Zeal International Corporation era una empresa financiera extranjera, habiendo intervenido durante 1987/89 en varias operaciones entre la misma y el astillero, algunas de las cuales se desarrollaron en Uruguay, tratando en tales oportunidades con Daniel Sosa Díaz y el Dr. Bernardo Pombo. Precisó que se trataba de una empresa panameña, sin asiento en Buenos Aires, y que al concurrir a Uruguay había 14 sido atendido por Sosa Díaz en su estudio jurídico, pero que nunca estuvo en un lugar que fuera sede de la firma, aclarando que no le constaba que Arnaldo Martinenghi fuera su dueño, director y/o accionista. Teniendo en cuenta que parte de los libros contables de Astilleros Alianza S.A. desaparecieron con posterioridad a la presente investigación (ver constancias de fs. 2501/07), y atento los informes producidos con anterioridad por el Secretario Contable del Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales, Eduardo Laurence, se dispuso escuchar al nombrado en declaración testimonial (vide fs. 2745/50), quien acompañó copia de sus papeles de trabajo (vide fs. 2751/64). En dicha oportunidad ratificó el informe de fs. 726, y explicó que la afirmación que efectuara, relativa a que los ejercicios cerrados en 1991 y 1992 fueron contabilizados en el año 1994, tiene su razón de ser en el hecho de que el Libro Copiador de Inventario y Balance nº 3, Letra C, nº 14491, que tuvo a la vista al elaborar el informe, estaba rubricado recién el 19/9/94 por la Inspección General de Justicia. De tal modo, todo lo transcripto en el libro fue con posterioridad a la fecha de rúbrica por el organismo estatal y con anterioridad a esa fecha, el libro estuvo en blanco. Con relación a lo expresado en la segunda parte del informe, referente al presidente de la sociedad, aclaró que a fs. 48 del Libro de Actas de Asamblea y Directorio nº 5 (acta nro. 637 del 30/4/91), figura como presidente de Astilleros Alianza S.A. Rubén Adrián Martinenghi y como apoderado general, Arnaldo Martinenghi. Así, al momento en que fueron transcriptos los balances correspondientes a los ejercicios 1991 y 1992, en el libro de Inventarios y Balance en el año 1994, se asentó erróneamente como Presidente a Arnaldo Martinenghi. Con respecto al registro en el Libro Copiador Diario nº 34 de la operación comercial con María Julia Alsogaray, refirió que le llamó la atención que no existiera un ingreso de caja o banco, porque de la forma en que está anotado el asiento, se conforma de un pasivo a favor de Zeal International Corporation y hay un egreso por honorarios pagados por la misma cifra. Puntualizó que no había en dicho asiento contable constancia de cómo ingresaron los fondos a Astilleros Alianza S.A. (si fue, por ejemplo, a través de una transferencia), aclarando además que desconocía si existió un convenio entre la firma mencionada y Zeal, dado que nunca lo tuvo a la vista. Que tampoco existía constancia de una orden de pago que justificara el egreso de la suma aludida, señalando que había advertido que la operación no figuraba en el listado de ingresos e egresos del mes de noviembre de 1991, como así tampoco en el resumen de saldo al 30/11/91. Explicó que, según la documentación que había tenido a la vista, figuraba al pie del listado de ingresos y egresos una anotación manuscrita que rezaba “15/11 5.000.0000.0000", cifra que supuestamente aludiría a los montos del convenio entre Alsogaray y Martinenghi (ver además fs. 2763), teniendo en cuenta la fecha y el monto, y su correlato con los recibos emitidos por María Julia Alsogaray. Al respecto afirmó que no era práctica común y no tenía validez contable o documental una cifra manuscrita que no integra en la forma correspondiente el estado contable de que se trata, aclarando que por no figurar el dinero como ingresado en el Libro Copiador Diario, dichos fondos tampoco pueden figurar en el listado de ingresos y egresos. Puesto en otras palabras, el libro diario, de la forma que está registrado el asiento, refleja la mera expresión patrimonial de una deuda y una supuesta salida de fondos, porque no hay una orden de pago, una caja, un 15 banco que intervengan; mientras que el listado de ingresos y egresos expresa el movimiento de fondos de la empresa. Manifestó que en los libros de acta de directorio y asamblea no surgía el tratamiento del pago de honorarios a María Julia Alsogaray. Que tampoco figuraba en el Libro Inventario la suma de u$s 500.000, lo cual era contable y operativamente grave, por cuanto de haber existido dicha operación, tendría que encontrarse reflejado en alguno de los estados contables. Asimismo explicó que, según sus anotaciones en los papeles de trabajo, la empresa habría registrado en el ejercicio de 1991, una pérdida de australes de 311.612.800.175 y en el año 1992 otra pérdida de $ 6.778.960,04. Expresó también que no había ninguna mención sobre si el monto de u$s 500.000 tuvo algún tipo de interés o costo financiero sobre el capital, ni tampoco sobre el período de vencimiento o devolución del préstamo, aclarando que los montos no figuraban en los estados contables al 31/8/91 y al 31/8/92, como pasivo ni su previsión para el pago. Puntualizó que de la documentación tenida a la vista, tales como los asientos de diario, órdenes de pago, facturas, conciliaciones bancarias, y dentro de los que son salidas de fondos, listado de honorarios, extractos de cuenta corriente, todos correspondientes al período 1991/1992, no surgía de ellos evidencia alguna del ingreso y/o egreso de las sumas aludidas. Concluyó que en todo ello se fundamentaba la afirmación acerca de la inexistencia de documentación de apoyo del asiento del libro copiador diario nº 34. En relación a la firma ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION, cabe señalar que tratándose de una empresa extranjera, no se encuentra inscripta en la Inspección General de Justicia (ver fs. 1704/5 y 1711/13). Por su parte, el Departamento Interpol de la Policía Federal, hizo saber que la firma en cuestión no desarrolla actividad comercial ni operaba físicamente en Panamá, al no pagar el impuesto al Tesoro (ver fs.2509/10 y 2601/02), no encontrándose tampoco antecedentes en el Registro de Comercio de la República Oriental del Uruguay (ver fs. 3178/81). Recibido el testimonio de Antonio Guillermo Gómez Riera, dijo ser apoderado judicial de la empresa exclusivamente para dos juicios que tramitaban ante los Juzgados nº 4 y 5 del Fuero Contencioso Administrativo, habiéndose presentado en ellos ZEAL, en virtud de que “ASTILLEROS ALIANZA” le había cedido el crédito reclamado en dichos juicios. Asimismo señaló que su intervención en tales procesos judiciales lo fue a partir del año 1997 y por ese motivo nada sabía en relación al supuesto préstamo de u$s 500.000 otorgado al astillero en el mes de noviembre de 1991. Agregó además que ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION era una empresa con domicilio real en la ciudad de Panamá, desconociendo la actividad que la misma desarrollaba. Profundizando la pesquisa en relación a la firma de mención, a fs. 2399/2403, se recibió declaración testimonial a Jacobo Beker -quien se desempeñara como síndico de la quiebra de Astilleros Alianza- oportunidad en la que refirió que Zeal se trataba de una empresa fantasma panameña ya que no pudo contactarse con sus dueños pese haberlo intentado. Por su parte, en relación al pago de los u$s 500.000 ya señalados, manifestó que en el Juzgado Comercial donde tramitaba la quiebra de Astilleros Alianza S.A., a instancia del propio Juzgado, se había iniciado un Incidente de investigación y medidas cautelares, donde realizó diferentes presentaciones, y de las cuales acompañó copias a la presente causa (vide fs. 2395/98). 16 Relató que en el expediente comercial no se contaba con constancias relativas a un préstamo que Zeal International Corp. concediera al astillero por la suma de $ 500.000. Asimismo, señaló que, teniendo en cuenta las sumas de dinero comprometidas (u$s 500.000), Astilleros Alianza S.A., al encontrarse en concurso preventivo, debió requerir para tal operación la autorización judicial pertinente. Por otra parte, analizadas las copias que acompañara el nombrado Beker, es del caso señalar la presentación glosada a fs. 2397/98, en la cual, aquél informó al Juez Comercial: “Que luego de la respuesta obrante por parte de la Ingeniera María Julia Alsogaray, ... al oficio cursado por el Juzgado Comercial, en que la misma reconoce haber percibido la suma de $ 500.000 de la empresa ahora fallida con fecha 15 de noviembre de 1991, aunque no agrega constancia alguna que acredite que los trabajos que menciona fueron efectivamente realizados.... El contador Juan Francisco García informó que carece de documentación que avale lo manifestado por la Ingeniera Alsogaray.... Constituido en dicho domicilio [el del ex-Síndico Francisco Lavalle], esta Sindicatura requirió la entrega de documentación al respecto, habiéndose informado que la misma nunca le fue suministrada al Dr. Lavalle...”, concluyendo más adelante que: “Ante la falta de elementos que determinen la calidad de los trabajos presuntamente realizados por la Ingeniera Alsogaray, se podría presentar en la especie las características de la prejudicialidad en materia penal, consagrado en el artículo 1101 del Código Civil...”. Asimismo, se recibió declaración testimonial a Juan Francisco García (vide fs. 2084/87), quien también actuara como síndico de la quiebra del Astillero desde el mes de febrero de 1997 hasta la actualidad, oportunidad en la que afirmó no haber tenido a la vista, ni tampoco le constaba que existieran en poder del Juzgado Comercial, papeles de trabajo o informes elaborados por María Julia Alsogaray en cumplimiento del convenio celebrado con la fallida. Agregó también que desconocía cuáles fueron los servicios que Alsogaray prestó a Astilleros Alianza S.A., señalando que era evidente que la situación del astillero no había mejorado por cuanto el mismo quebró. 3.- Ingresos provenientes del art. 1º de la ley “S” 18.302 (fondos reservados). Tal como se desprende de las declaraciones juradas impositivas colectadas en la investigación, y siguiendo la sistematización efectuada por los peritos contables a fs. 1801/1825 vta., punto 1, la imputada incluyó como ingresos en los respectivos períodos fiscales, fondos que identificó como provenientes del art. 1º de la ley “S” 18.302. Así, los montos incorporados por tal concepto fueron: año 1992: $ 86.000 año 1993: $ 120.000 año 1994: $ 120.000 año 1995: $ 96.000 año 1996: $ 104.000 año 1997: $ 96.000. De inicio cabe apuntar que la ley de mención establece que a partir de su sanción sólo podrán incluirse créditos destinados a atender gastos de carácter Reservado y/o Secreto de acuerdo al régimen establecido en el Dec.-Ley 5315/56 "S", en el presupuesto de los siguientes organismos: Unidad de Organización -Presidencia de la Nación-, Comando en Jefe del Ejército, Comando en Jefe de la Armada, Comando en Jefe de la Fuerza Aérea, 17 Secretaría de Inteligencia de Estado, Dirección Nacional de Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y Dirección del Servicio Penitenciario Federal. Por otro lado, se encuentran agregados al legajo diferentes informes de los que puede concluirse que a la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano, durante los años 1992/99, no le fueron asignadas partidas correspondientes a fondos reservados. En ese sentido, a fs. 2538, la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Honorable Cámara del Diputados de la Nación informó que en virtud del decreto Ley “S” 5315 de 1956 ratificado por la Ley “S” 18.302 de 1969, se estableció que los usos de los gastos reservados “comprende exclusivamente a los organismos que tengan servicios atinentes a la seguridad del Estado”, disponiéndose asimismo que los organismos que pueden realizar esos gastos son exclusivamente, los autorizados taxativamente por ley. Por otra parte, informaron que durante los ejercicios 1989/93 sólo estaban autorizadas para realizar dichos gastos, la Presidencia de la Nación, Secretaría de Inteligencia del Estado, Ministerio de Defensa y Ministerio de Relaciones Exteriores, incorporándose en 1994 el Ministerio del Interior. También hicieron saber que en virtud de la ley 24.156 de Administración Financiera, los gastos reservados correspondían a “Partida Parcial 3.9.2 Gastos Reservados”; y que en el Proyecto de Presupuesto Nacional que era presentado por el Poder Ejecutivo al Poder Legislativo para su aprobación, los Gastos Reservados estaban comprendidos en el Inciso 3. Servicios no Personales. La Dirección General de Asuntos Jurídicos y el Director Nacional de Impuestos de la AFIP, por su parte señalaron que la Secretaría de Recursos Naturales no se encontraba dentro de los organismos autorizados para recibir y administrar fondos reservados (vide fs. 2551/2595). A fs. 2900, luce un informe de Carmen I. Giachino de Palladino, a cargo de la Contaduría General de la Nación, quien hace saber que de acuerdo a lo informado por la Oficina Nacional de Presupuesto, la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano no ha percibido fondos reservados durante los años 1993 a 1999. También se encuentran glosadas actuaciones remitidas por el Subdirector General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía (fs. 3223), consistente en copia del dictamen del Licenciado Alcides Saldivia, Subdirector de la Oficina Nacional de Presupuesto, del que surge que desde el ejercicio 1993 (año en el que se implementó el sistema de información financiera) hasta 1999, en la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable no se ejecutaron créditos en las partidas 1.1.5 - Otros Gastos en personal, 3.9.2Gastos Reservados y 4.3.9 -Equipos Varios, aclarando que dichas partidas eran las que utilizaban las jurisdicciones autorizadas a realizar gastos encuadrados en la Ley “S” 18.302, dentro de las cuales no estaba comprendida la citada Secretaría. Asimismo se anexó informe de la Contaduría General de la Nación, adjuntando fotocopia de la planilla de ejecución presupuestaria correspondiente al año 1992 en la cual se verifica la no ejecución en la partida presupuestaria 1290.251 “Erogaciones Reservadas” (fs. 3226). Por su parte la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, a fs. 3398/3429, hizo saber acerca de remuneraciones, gastos protocolares y reintegros por viáticos de la nombrada, no mencionándose la recepción de fondos reservados. 4.- Donación recibida de sus padres. 18 También a partir del contenido de las declaraciones juradas impositivas incorporadas durante la investigación, se detectaron ingresos en concepto de donaciones sin cargo, por la suma de $ 205.000 en el año 1993 y $ 658.769 en el año 1994. De la actuación notarial en que se plasmara dicha donación (escritura nº 423, pasada por ante el Registro del Escribano Jorge Ledesma), se desprende que con fecha 18 de julio de 1994, sus padres -Alvaro Carlos Alsogaray y Edith Lea Ana Gay- declararon haber entregado en donación a la encartada y con anterioridad a ese acto, las siguientes sumas: el 29/3/93 u$s 205.000, el 18/5/94 u$s 250.000 y el 13/7/94 u$s 408.769. Teniendo en cuenta tamaña liberalidad, se profundizó sobre el origen de tales montos a través de las declaraciones juradas presentadas por el Ing. Alvaro Alsogaray ante la A.F.I.P., constatándose a través de aquellas correspondientes a los años 1993 y 1994, que había declarado la entrega a su hija de las sumas de dinero precedentemente expuestas, imputándolas dentro del rubro 2 de la declaración jurada en “Justificación de las variaciones patrimoniales y erogaciones del año”, como una exteriorización regida por la ley 24.073 de $ 165.000 y $ 654.617,41, en cada año, respectivamente. Con posterioridad, la defensa acompañó copia de las declaraciones juradas de impuesto a las ganancias de los años 1993 y 1994 y formulario 483 de la D.G.I., junto con el certificado bancario que da cuenta de la exteriorización de Letras de Tesorería ROU por un valor nominal de 707.000 ó u$s 696.935,03 y del pago de $ 13.799,31 en concepto de impuesto especial conforme ley 24.073. Recibida declaración testimonial al corredor de bolsa uruguayo, Mauricio Cukier Solnica, manifestó que Alvaro Alsogaray era cliente suyo, reconociendo haber realizado para el nombrado operaciones a partir del año 1990, referente a la compra de Letras de Tesorería que son títulos de la deuda pública que emite el gobierno uruguayo con vencimiento a corto plazo. Aportó en dicha oportunidad un legajo en el cual luce una síntesis de los movimientos y transferencias evidenciadas por las Letras adquiridas y su renta, juntamente con los comprobantes respaldatorios de dichas operaciones y copias de las transferencias bancarias ordenadas por el Ing. Alsogaray. Explicó que Alvaro Alsogaray invirtió en 1990 la suma de u$s 671.176,31 efectuando retiros por un total de u$s 823.000 hasta el año 1994 u$s 165.000 el 29/3/93, u$s 250.000 el 14/4/94 y u$s 408.000 el 11/7/94-, por lo que dicha inversión le produjo en cuatro años una ganancia estimada de u$s 152.000. Por otra parte, puntualizó que el dinero invertido originariamente por Alvaro Alsogaray para la compra de las Letras en cuestión, le fue entregado en efectivo en forma personal por el nombrado en sus oficinas. 5.- Retiro de dividendos de la firma “Pincar S.A.” De las distintas medidas de prueba practicadas durante la instrucción surgió que la imputada tenía participación accionaria en diversas sociedades, desprendiéndose más tarde (peritaje de fs. 1801/1825 vta.), del análisis de la documentación impositiva, que se justificaban ingresos a través del retiro de dividendos. Así, los expertos del Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales, arribaron a las siguientes conclusiones: En relación a la firma Pincar S.A. se indicó que el 3/10/95 la investigada tenía el 10% del paquete accionario, el 22/7/96 el 90% y desde el 15/8/97 el 98% de la misma. En este punto cabe aclarar que las variaciones de porcentaje obedecen, conforme a las declaraciones juradas, la prueba 19 documental obtenida y las explicaciones de la encartada, a donaciones efectuadas por sus padres. Por su parte, analizada la evolución patrimonial de la empresa, se hizo saber que en el mes de marzo de 1996 el patrimonio tuvo un incremento de $ 512.164,15 originado en el régimen de normalización tributaria sobre la exteriorización de tenencia de moneda extranjera, divisas y demás bienes en el exterior permitida por la ley 24.073. Se indicó que la regularización ascendía a $ 524.500 según el asiento existente en el libro Diario nº 1 del mes de diciembre de 1995, cifra ésta a la que se le deducía el impuesto que gravaba dicha operación; y que dicho incremento elevó el patrimonio neto de $ 68.404 a $ 575.771. Es del caso señalar que la ley 24.073 permitía en su art. 6º que los sujetos comprendidos en el art. 49 de la ley de impuesto a las ganancias, pudieran normalizar su situación tributaria mediante la exteriorización de la tenencia de moneda extranjera y demás bienes en el exterior. Así, el art. 8 indica que la exteriorización se efectuará para la tenencia en el exterior de moneda extranjera y divisas, mediante su transferencia al país dentro de los cuatro años contados a partir de la entrada en vigencia de este título a través de las entidades comprendidas en el régimen de la ley 21.526. Se indicó que la sociedad registró en diciembre de 1995 la existencia de “Letras de Tesorería ROU”. En enero de 1996 transformó las letras de tesorería ROU en moneda extranjera que fue retirada por la encartada Alsogaray de la siguiente manera: - en marzo de 1996 se transfirieron a la cuenta particular de la misma en concepto de retiro de moneda extranjera la suma de $ 250.000; - en enero de 1997 se transfirieron a su cuenta la suma de $ 100.000; - en febrero de 1997 transfirió la suma de $ 100.000. Se indicó que la Asamblea General Ordinaria del 15/8/97 votó la distribución de $ 230.000 en concepto de dividendos en efectivo, y que de acuerdo a su tenencia accionaria le correspondió a la investigada Alsogaray, un dividendo de $ 225.400. De tal manera, en el mes de agosto de 1997 se acreditaron en la cuenta particular de Alsogaray la suma de $ 225.400 contra resultados acumulados, lo que implicaba que como los fondos ya habían sido retirados por la encartada, y figuraban como una deuda de ésta hacia la sociedad, con esa distribución, se disminuyó esa deuda. Asimismo, la Asamblea General Ordinaria del 5/8/98 votó la distribución de un dividendo en efectivo de $ 200.000, razón por la cual de acuerdo a su participación accionaria (98%) le correspondió la suma de $ 196.000, acreditándose dicha suma en su cuenta particular ese mismo mes. Indicó el estudio en cuestión que como los fondos aludidos ya habían sido retirados por la nombrada Alsogaray y figuraban debiéndoselos a la sociedad, con los registros se disminuyó la deuda contraída por aquella. Se hizo saber además que en el año 1996, al momento de generar esta ganancia extraordinaria, la sociedad presentaba un quebranto acumulado de $ 22.230. Asimismo, en relación a las operaciones que la vinculan con la cuenta particular de Alsogaray se indicaron las siguientes: - Aportes en efectivo acreditados en la cuenta particular de $ 33.600, $ 1.000 y $ 800, en abril de 1997, noviembre de 1997 y enero de 1998, respectivamente; - Retiros en efectivo debitados en la cuenta particular de $ 5.000, $ 800 y $ 20.000, en diciembre de 1997, y en marzo de 1998 los dos últimos. 20 En orden a la participación accionaria de Alsogaray en las distintas sociedades, se hizo saber que la misma registraba los siguientes paquetes accionarios: - Cadesym S.A.: 10%; - Pincar S.A.: desde el 5/8/98 tenía el 98%; - Guandacay S.A.: desde el 31/10/95 tenía el 10%; - Gnomo S.A.: desde el 9/8/95 tenía el 99%; - Purple Cross Corporation: desde el año 1997 tenía el 100%. A fs. 3215/3221 se amplió el estudio contable ordenado, informándose en esta oportunidad que: Los ingresos operativos de Pincar S.A. durante el período 1992/1996 se debían exclusivamente a los alquileres de sus propiedades; determinándose que en el ejercicio del año 1997 no tuvo ingresos, en el año 1998 los mismos ascendieron a la suma de $ 3.000, en el año 1999 ascendieron a $ 41.796,48 y $ 2.700 provenientes de la venta de locales y alquileres, respectivamente. Con respecto al asiento efectuado en el libro Diario nº 1, fojas 87, mediante el cual se registró la tenencia de Letras de Tesorería (ROU), hicieron saber que se exhibió un comprobante por la compra de las mismas, por un valor nominal de u$s 402.000, del 13 de noviembre de 1990, por u$s 386.008,44, según recibo que fue extendido a la firma Pincar S.A. por el corredor de bolsa uruguayo contador Mauricio Cukier Solnica. Asimismo, se indicó que para esa fecha (13/11/90) la contabilidad de Pincar S.A. no registró esa operación. Se señaló que el dinero no se depositó en ninguna cuenta bancaria por cuanto figuraba ingresado en la cuenta Moneda Extranjera de la empresa, lo cual implicaba movimientos en efectivo, y retirados de la misma cuenta. Las letras en cuestión fueron adquiridas por la sociedad el 13 de noviembre de 1990, desconociéndose el origen de los fondos para tal adquisición, apareciendo como incorporadas a los activos de la firma en el mes de diciembre de 1995, según constaba a fs. 87 del libro Diario nº 1, generando esta operación, una ganancia -exteriorización ley 24.073- para la misma. Las Letras de Tesorería ROU se contabilizaron en la fs. 88 del libro Diario nº 1, transformadas en moneda extranjera y giradas mediante arbitraje del Banco Mercurio el 18 de enero de 1996. Señalaron los expertos que en el caso de autos, la documentación respectiva no fue registrada contablemente en esa fecha y que en virtud de la magnitud de su valor con relación al patrimonio neto de Pincar S.A., los registros contables no exponían adecuadamente la situación patrimonial por la falta de contabilización de la operación. En oportunidad de testificar el corredor uruguayo que intermediara en la operación, Mauricio Cukier Solnica -ver fs. 3565/71-, ratificó la existencia de la operatoria efectuada por la firma Pincar aportando un legajo en el que consta una síntesis de los movimientos realizados a partir de la compra el 13/11/90 de Letras de Tesorería (ROU) por un valor de u$s 386.008,44, hasta la transferencia el 18/1/96 de u$s 524.938,34, adjuntando asimismo comprobantes que respaldan dichas operaciones. Explicó el nombrado que el dinero con el cual se adquirieron las Letras de Tesorería le fue entregado por Alvaro Alsogaray en forma personal y en efectivo, en las oficinas de este último. 6.- Recepción de fondos por convenio de separación de bienes celebrado con su ex cónyuge. 21 En la declaración jurada del impuesto a las ganancias correspondiente al año 1992, figura como justificación de variación patrimonial, $ 91.710 imputados al convenio de separación de bienes celebrado con su excónyuge. Ahora bien, del susodicho convenio se desprende que a la imputada se le transfirió el dominio sobre el inmueble de la calle Rodríguez Peña 1882, piso 6to. de esta ciudad y un rodado marca Mercedes Benz, modelo 1983 (ya incorporado a su patrimonio al 31/12/91); acordándose además que la imputada tendría el usufructo del inmueble de la calle Basavilbaso 1396 de esta ciudad, incorporándose a su activo el 50% restante del valor del inmueble por $ 10.100. De tal suerte, los expertos contables concluyeron que el incremento patrimonial justificado por el convenio ascendía a la suma de $ 56.610 + $ 10.100 = $ 66.710, existiendo una diferencia de $ 25.000. Si bien el perito de parte señaló al respecto que se trataba de fondos que fueran cedidos por su ex-cónyuge, los peritos oficiales informaron que no existen constancias en la documentación analizada, sobre cesiones en efectivo que hubiera abonado el ex-cónyuge, más allá de lo consignado por Alsogaray en sus declaraciones juradas. LA INDAGATORIA. A fs. 3451/3463 vta. se recibió declaración indagatoria a MARIA JULIA ALSOGARAY, oportunidad en la que relató -entre muchas otras cosasque sus únicos ingresos no derivaban solamente de su remuneración como funcionaria pública, remitiéndose para ello a las presentaciones que al respecto efectuara en la causa. Agregó que era público y notorio que pertenecía a una familia de un nivel socio económico que podía ser incluido entre los más altos de esta sociedad; que su nivel de vida actual, no presentaba mayores diferencias con el que tenía a los 18 o 25 años antes de su matrimonio; que su ex marido era de una familia de análogo nivel socioeconómico y ambos recibieron en distintas oportunidades donaciones de sus padres. Agregó que siempre fue criticada justamente por pertenecer a una familia adinerada y mantener un nivel de vida superior al del común de las personas. Dijo tener dos hijos varones, Francisco Luis quien se recibió de Ingeniero Industrial en el I.T.B.A.; y que el mismo, desde antes de recibirse, tenía actividad en tareas relativas a su especialidad, en ingeniería industrial con orientación económica; que no vivía con ella sino que lo hacía en un departamento al lado de su casa, en Junín 1441. Que su hijo menor, Alvaro Javier, estudiante de Ingeniería en la U.C.A., cohabitaba con ella y en consecuencia dependía económicamente de su padre y de ella. Dijo que comenzó a ejercer la función pública en agosto de 1977, cuando fue nombrada Ministro Consejero Económico ante la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, con sede en Montevideo, sin recordar cuál era su remuneración en aquél entonces; que a lo largo de los 6 años en que se desempeñó en dicha ciudad, solventó parte de los gastos de su estadía con su patrimonio personal ya que su estilo de vida era superior al de los ingresos que le correspondían exclusivamente como diplomática. Que volvió al país en 1983 y fue elegida diputada nacional en el año 1985, cargo en el que permaneció hasta julio de 1989. Que el 12 de julio de 1989 se hizo cargo de la intervención de la Ex Entel con la misión específica de llevar adelante el proceso de privatización, quedando la administración de la empresa reservada al Subinterventor. 22 Relató que el proceso de privatización culminó el 9 de noviembre de 1989 y a partir de ese momento pasó a integrar una comisión liquidadora que debía ordenar patrimonialmente, lo que había quedado reservada a la llamada Entel Residual. Que esa comisión fue eventualmente disuelta por decisión del P.E.N. y la liquidación quedó a su cargo exclusivamente, renunciando a tal cargo con la asunción del nuevo gobierno en diciembre de 1989. Manifestó que en noviembre de 1991, fue nombrada Secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano dependiente de la Presidencia de la Nación. Que, el 3 de enero de 1992 se hizo cargo del proceso de privatización de Somisa en el ámbito del Ministerio de Defensa, pero con retención del cargo de Secretario de Estado. Dijo que los ingresos que percibió en estas diferentes etapas, han sido declarados respondiendo los requerimientos respectivos en lo que se refiere a aquellos que provenían del presupuesto nacional como así también los procedentes de ingresos propios derivados de la actividad profesional, rentas o donaciones. Relató que en el momento de iniciar su actividad en la función pública, su marido y ella eran propietarios de un inmueble en la calle Rodríguez Peña 1882 de esta Capital; cada uno tenía sus bienes muebles personales, incluyendo automóvil, poseían también dos propiedades con destino a oficinas en la calle Riobamba 1236. Que, su ex marido tenía algunos bienes propios anterior a su matrimonio, y ella también poseía acciones en sociedades familiares, en ese momento en la sociedad CADESYM y posiblemente en alguna otra de las organizadas por su padre donde en forma habitual los hacía participar con algún porcentaje de acciones por igual con sus hermanos. Dijo ser propietaria del inmueble de la calle Junín 1435, de un departamento sito en Junín 1443, una cochera en la misma calle sin recordar el número, una bóveda en la Recoleta, un departamento en la calle Basavilbaso y Libertador de aproximadamente 100 metros cuadrados, un automóvil marca Mercedes Benz 180 compacto modelo 1998 y acciones en diversas sociedades, además de los elementos propios como objetos del hogar, y objetos con valor perdurable, siendo el valor de estos objetos difícil de calcular ya que la mayor parte procedía de obsequios o herencia, salvo aquellos que fueron específicamente identificados en ocasión de declarar ante la D.G.I., los gastos efectuados en la recuperación y decoración del inmueble de Junín 1435. En relación a la firma ASTILLEROS ALIANZA, exhibido que le fue el convenio que en fotocopia obra a fs. 241 del expediente de la D.G.I., reconoció en él su firma, ratificando su contenido, señalando que dicho convenio constituía la concreción de una relación laboral que se había iniciado a comienzos de 1991. Dijo no poseer el original de dicho convenio; y que no le adjudicó al documento ningún valor en particular, ya que había percibido la totalidad de la suma allí pactada. Relató que su relación con Arnaldo Martinenghi era de muy antigua data, ya que su padre estuvo asociado con aquél en distintos emprendimientos que culminaron con la organización de Astilleros Alianza. Manifestó que a comienzos de la presidencia del Dr. Menem, se volvió a encontrar en distintas oportunidades con Martinenghi, manifestándole éste su interés de contar con su asesoramiento en el momento en que finalizara su actividad como privatizadora en la Ex Entel. Que, Martinenghi le expresó su preocupación por la situación del astillero, que se había visto gravemente perjudicado por la falta de pago por 23 parte del Estado de determinadas contrataciones y reintegros, y por la precaria situación que devenía de la construcción de una autopista, lo que iba a implicar la imposibilidad de construir barcos de determinado porte, ya que el galivo de la autopista implicaba una reducción notable del porte de los barcos que pudieran circular. Dijo que a comienzos de 1991 y debido a la actividad internacional que había desarrollado para llevar a buen término la privatización de la ex Entel, estaba en condiciones de colaborar y sugerir alternativas que permitieran reencauzar la actividad de la empresa hacia otras áreas o hacia otras actividades conexas como la reparación de buques; que, sin embargo, luego de trabajar de manera informal, decidieron formalizar esa relación a través de un convenio muy simple discutido en forma directa entre ella y Martinenghi, donde la colaboración quedara reflejada en forma general, pero quedara especificado el monto a percibir. Dijo que el convenio en cuestión pudo haber sido firmado en las oficinas que poseía su padre en Riobamba 1236, porque era un lugar habitual de reunión, pero también era posible que hubiera sido enviado para su firma ya que el mismo no requería ningún acto de particular solemnidad. Asimismo dijo no recordar quiénes estaban presentes al momento de la firma del convenio, agregando que tenía la sensación de que se había tratado de una simple firma conjunta durante una reunión habitual o que le hubiera sido enviado para su firma a su domicilio ó a la oficina de su padre. Que, el monto de los honorarios establecido en el convenio se fijaron en un planteo global; que no se originó ninguna discusión sobre el mismo y lo trató directamente con Martinenghi porque éste siempre manejó el astillero en forma personal y en realidad se limitó a aceptar una oferta que el nombrado le hizo y que estableció de acuerdo a su propio criterio. Exhibidos que le fueron los recibos y facturas obrantes en fotocopia a fs. 711/712, refirió que los reconocía y que los originales debían haber sido entregados al contador Furlone o tal vez a la inspección de la D.G.I, a través de dicho contador. Relató que el pago de los honorarios del convenio fue realizado en efectivo, creyendo recordar que la persona que le llevó el dinero fue la contadora Hilda Gutiérrez personalmente a las oficinas de su padre. Que dicho dinero lo mantuvo en efectivo en la caja fuerte de la oficina de su padre, siendo aplicado a los gastos de remodelación del inmueble de Junín 1435. Asimismo, negó haber requerido la ayuda de Arnaldo Martinenghi para simular la celebración del contrato con Astilleros Alianza S.A., tendiente a justificar así el incremento patrimonial evidenciado en su patrimonio. En cuanto a los motivos por los cuales recién en el año 1994 presentó en la DGI el convenio celebrado con Astilleros Alianza, dijo que en el año 1994 completó la regularización de su situación ante la D.G.I., habiendo tenido que ordenar, recuperar o reconstruir documentación que había sido ocultada, adulterada o simplemente no presentada por el contador Furlone. Que si bien ella firmaba las declaraciones juradas, se manejaba, por ser el contador de hacía muchos años de su padre, con una relación de confianza, por lo cual se le presentaban las planillas en borrador, firmándolas en blanco, siendo luego completadas en el estudio del contador, quien además se ocupaba de presentarlas en la oficina correspondiente y realizar los pagos respectivos. Asimismo, relató que el trabajo realizado como consecuencia del convenio firmado con Astilleros Alianza fue un proceso de asesoramiento y consulta a nivel personal que incluía consultas de Martinenghi sobre algunos proyectos de su propia elaboración, como así también el análisis de las distintas 24 oportunidades que se presentaban en función del programa de privatizaciones emprendido por el gobierno del Dr. Menem. Que, centró su actividad, además de realizar todos los contactos personales que Martinenghi le solicitaba, en el análisis de un proyecto de viviendas de tipo estándar y de construcción no convencional para el cual el predio de Astilleros Alianza, por su ubicación y sus dimensiones, resultaba particularmente apto. Que, también analizó la posibilidad de utilizar parte de las máquinas y herramientas del astillero para una planta de reparación de buques, no limitándose a los que tradicionalmente el astillero había construido sino también para tratar de captar las reparaciones de los buques que integraban las flotas pesqueras que operaban en el sur argentino. Agregó además que Martinenghi intentó presentarse a la privatización de Tandanor, operación que ella consideraba poco viable. Que ello se fue concretando a través de reuniones personales muy habituales cuando el estado de salud de Martinenghi lo permitía, pero ninguno de los proyectos llegó a concretarse. Que, el producto del trabajo realizado se lo entregó a Martinenghi personalmente, no guardando ninguna copia por cuanto el mismo pertenecía al cliente. Dijo que efectuó dos facturas por cuanto el convenio no especificaba en cuántos pagos se iba a concretar el monto total, pero sí que se concretaría antes del 31 de diciembre de 1991. Que acordaron los pagos en el momento en que a Martinenghi le resultó conveniente hacerlo. En cuanto a la situación en la que se encontraba Astilleros Alianza S.A. al momento de celebrase el convenio, dijo que sabía, a través de Martinenghi, que la empresa estaba en el período en el cual los accionistas tenían la obligación de realizar los mayores esfuerzos para evitar la quiebra. Refirió que al momento del pago no sabía el origen del dinero con el cual se abonaron sus honorarios; que luego, a través de ésta causa, se enteró de dicho origen. Por otra parte, a través de comentarios circunstanciales del propio Martinenghi, tomó conocimiento de que sus honorarios no eran significativos comparándolos con los gastos de honorarios legales, contables y de consultorías varias que realizaba el astillero. Dijo que sólo conocía a la firma ZEAL INTERNATIONAL CORPORATION a través de las diferentes constancias que figuraban en la causa. En relación al convenio celebrado con Arnaldo Martinenghi, dijo que no existió incompatibilidad. Que las actividades eran la normalización patrimonial y el Sr. Martinenghi no era acreedor de la empresa y que de haberlo sido, se hubiera configurado una incompatibilidad de tipo ético, pero no legal. En relación a la compra del inmueble de la calle Junín 1435, dijo que el monto que pagó por el mismo rondaba los 250.000 dólares; que se trataba de un inmueble que había estado en venta durante largo tiempo y consideró que constituía una verdadera oportunidad su compra, por lo cual le solicitó a su padre un préstamo de dinero sin intereses, aproximadamente del importe total de la compra, mientras tramitaba el cobro de parte de los honorarios de Astilleros Alianza y la hipoteca sobre el inmueble de la calle Rodríguez Peña, como así también, al concretarse la posesión del inmueble de la calle Junín, la hipoteca de ese inmueble. Dijo que pagó la finca en efectivo, aclarando que el dinero se lo dio a Gonzalo Bruno Quijano, quien lo compró en comisión, siendo éste además quien buscó y eligió la casa. 25 Agregó que Bruno Quijano compró la casa para y con dinero de ella por cuanto si su presencia era y es tan llamativa, suponía que aquél estaría en mejores condiciones para negociar el precio y las condiciones de pago. Relató que con el arquitecto Quijano tenía una relación social y amistosa anterior, y que aquel le había aconsejado la compra del departamento de la calle Basavilbaso y Libertador. Que, por su reconocimiento profesional, consideró que podía confiarle la búsqueda de un inmueble cuyas características generales y ubicación fueron acordadas previamente. Que, los honorarios pagados a Quijano fueron globales por toda la obra y se encuentran incluidos en el costo total de la remodelación, sin recordar el importe pagado, aclarando que las obras de refacción en su monto total fueron de aproximadamente 400.000 dólares y 150.000 dólares de amoblamiento. En relación a la no inclusión en la declaración jurada correspondiente al año 1991, obrante a fs. 25 del expediente de la D.G.I., de los honorarios percibidos de Astilleros Alianza y la compra del inmueble de la calle Junín 1435, dijo que la declaración jurada exhibida formaba parte de aquellas que confeccionara el contador Furlone y que incluyeran honorarios que jamás fueron por ella percibidos. Que, esa declaración jurada fue posteriormente rectificada y objeto de una inspección especial por parte de la D.G.I. En cuanto al origen de los $ 550.000,027 que abonó en el año 1994 a la pretensión de la D.G.I, refirió que dicha suma formaba parte del flujo normal de ingreso y egreso de dinero de su patrimonio, pero básicamente tenía su origen en las sucesivas donaciones que su padre le efectuara por una suma cercana a 1.400.000 dólares, desde el año 1990 hasta la fecha. Que, los pagos que efectuó por los trabajos aludidos siempre fueron en efectivo, realizándolos a quien estaba a cargo de la obra, arquitecto Gonzalo Bruno Quijano. Manifestó que la obra de remodelación del inmueble de la calle Junín comenzó durante el año 1991 y que al principio se requirieron las diversas autorizaciones para construir y la confección del proyecto. Negó haber cobrado honorarios de la firma Estibajes Norte S.R.L. En cuanto a los motivos por los cuales se incluyó el cobro de esos honorarios en la declaración patrimonial presentada en marzo de 1993 en la Escribanía General de Gobierno, dijo que dicha declaración fue confeccionada por el contador Furlone, aclarando que también firmaba en este caso el formulario respectivo en blanco. En orden a la empresa PINCAR S.A., dijo que la misma registraba bienes inmuebles, bajo la forma de una sociedad anónima. Que era básicamente una empresa de su padre y que no recordaba la fecha de su creación. Que funcionaba casi exclusivamente como inmobiliaria, entre ellos de campos en La Pampa, y locales comerciales en la Av. Santa Fe, desconociendo la cantidad de propiedades. Relató que a través de esta empresa, se produjo la exteriorización de bienes en el exterior al amparo de la ley 24.073 y fue uno de los mecanismos que utilizó su padre para transferirle, en forma de donación, parte de sus bienes. Agregó que su padre tenía la práctica de ir transfiriendo a sus hijos, en los momentos en que le parecía adecuado o por alguna necesidad circunstancial de alguno de ellos, distintas sumas de dinero o bienes registrados bajo la forma de sociedades anónimas; que en su caso, ello se concretó por lo menos en el lapso que iba desde 1990 en adelante, a través de sumas en efectivo o de la cesión de las acciones de una sociedad que había entrado en el 26 régimen de exteriorización de bienes en el exterior y de la cual iba a poder retirar, cuando lo necesitara, la suma comprendida por dicho régimen. Aclaró que la donación y la exteriorización de bienes, si bien no habían sido simultáneas, lo fueron para el mismo tiempo. Que la donación no sólo incluyó la suma retirada, sino también las propiedades remanentes que eran dos locales en la Av. Santa Fe de esta ciudad. Dijo ignorar con qué fondos se compraron en el año 1990 las letras de tesorería (ROU) por cuanto en esa época no tenía injerencia en la operatoria de la sociedad. Agregó que tuvo noticia de la existencia de dichas letras en el momento en que le fueron transferidas las acciones, desconociendo el lugar en el que estuvieron depositadas. Dijo que el corredor de bolsa uruguayo Mauricio Cukier Solnica, fue quien realizó las operaciones financieras que se exteriorizaron en la oportunidad que constaba en su declaración. Dijo que fue su decisión la de exteriorizar las letras para poder retirar en efectivo en forma particular o en dividendos las sumas que constaban en su declaración. Relató que fue el estudio del contador Piazza quien se encargó de tramitar todo lo relativo a la transformación de las letras en cuestión, efectuándose la transferencia a través del Banco Mercurio. Dijo que se exteriorizaron bienes en el exterior, pero se trajeron divisas. Que el dinero transferido debió haber sido mantenido en efectivo en caja y no acreditado en una cuenta bancaria. Asimismo, no pudo especificar los motivos por los cuales efectuó retiros de fondos de la empresa Pincar S.A. en los meses de marzo de 1996, por $ 250.000, y en enero y febrero del año 1997, por las sumas de $ 100.000, respectivamente; justificándose en el universo de transacciones efectuadas. Dijo que seguramente lo hizo para alguna adquisición o pagar alguna deuda. Explicó que a lo largo de todo este tiempo había tomado y pagado hipotecas, comprado inmuebles, resultándole difícil especificar, en atención al tiempo transcurrido, el destino puntual de cada retiro. Agregó que durante el año 1997, se conformó PURPLE CROSS CORPORATION, y alguno de los retiros se pudo haber destinado a dicha sociedad. Que, los fondos retirados estaban en moneda extranjera en efectivo, no habiendo sido depositados en ninguna cuenta bancaria. Aclaró que cuando los retiró, pudo haberlos depositado en alguna cuenta particular, no recordándolo con exactitud. Agregó que a partir de la donación de su padre, obtuvo el 98% de las acciones de Pincar SA, existiendo un traspaso de acciones del accionista minoritario, que originalmente era su hermano y luego fue su hijo. En relación a las donaciones del padre, dijo que se efectuaron por el hecho de ir transfiriendo parte de su patrimonio, alegando desconocer el origen de dichos fondos. En relación a las donaciones de los años 1993 y 1994, manifestó que parte del dinero se lo entregó en efectivo y parte se transfirió a su cuenta en el Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo. Señaló que le resultaba imposible puntualizar el origen y destino específico de determinados fondos, pero que era posible que parte de las donaciones las hubiera destinado al pago que tuvo que hacer a la DGI. Negó que dichas donaciones fueran simuladas para justificar el incremento patrimonial de dicho período, por cuanto la posibilidad de exteriorización estaba en cabeza de todos los ciudadanos y que ella podría haber exteriorizado personalmente si hubieran sido fondos propios. 27 En orden a los fondos reservados dijo no haber recibido los mismos para la Secretaría de Recursos Naturales, dado que por presupuesto nacional no se habían asignado a dicha Secretaría. En cuanto al hecho de que los fondos reservados aparecen incorporados en sus declaraciones juradas, adujo que el término “fondos reservados” resultaba inadecuado, dado que los fondos reservados, tal cual se los conocía, los recibían determinados organismos del Estado, como por ejemplo la SIDE, el Ministerio de Defensa y la Secretaría General de la Presidencia. Dijo que lo que ella declaró haber recibido, fue una retribución complementaria de su ingreso como funcionaria, que se instrumentaba a través de la entrega en efectivo, primero a través de la Secretaría General de Presidencia y luego a través de la Jefatura de Gabinete, sin ningún tipo de comprobantes. Que, en un primer momento estos fondos no eran declarados, y probablemente en el año 1992 o 1993, el entonces Ministro de Economía, Dr. Cavallo, les comunicó en reunión de gabinete, que debían ser declarados en las declaraciones juradas ante la DGI. Con posterioridad se les comunicó a los Ministros y Secretarios de Presidencia que debían tributar, debiendo ellos comunicarlo a aquellas personas que recibían parte de esta retribución complementaria. Agregó que se les indicó que debían declararlos como “fondos Ley Secreta nº 18.302”. Señaló desconocer de dónde provenían estos fondos. Agregó que dichos fondos eran retirados de la Secretaría General de Presidencia y luego de la Jefatura de Gabinete, por un subsecretario, primero Kaplan y luego Castellini, desconociendo si iban los nombrados personalmente o si enviaban a alguien. Relató que los montos percibidos eran variables y su distribución era discrecional por parte de la cabeza de la jurisdicción; que la cabeza de la Secretaría en forma personal, recibía fondos que luego en forma discrecional distribuía entre el personal inferior Que, ella retuvo los montos que declarara en sus declaraciones juradas, agregando que los montos totales que recibía y luego distribuía, deben haber sido entre $ 30.000 y $ 40.000 mensuales y que sobre el final de su gestión rondaba entre los $ 20.000 y $ 22.000, de los cuales retuvo entre $ 8.000 y $ 10.000 Que, los fondos estaban amparados a la ley 18.302, que era anterior al gobierno de Carlos Menem. Agregó que no existían resoluciones o decretos, sino que fueron comunicaciones verbales. Que los fondos llegaban en un sobre con el rótulo “Medio Ambiente”, y que el destino que le dio a dicho dinero fue para consumo, agregando que no debía rendir cuenta del destino dado a dichos fondos. Relató que los gastos protocolares fueron otra forma de ingreso complementario que coincidió con la disminución de los denominados fondos reservados, constituyendo parte integral de la remuneración, tributando de la misma forma y no tenían la restricción de tener que ser aplicados exclusivamente a consumo, como sí la tenían los fondos reservados. Comentó que los fondos reservados recibidos, se distribuían entre personal de menor jerarquía (funcionarios y personal), se destinaban también al pago de alguna remuneración complementaria y ocasional a personal de la Secretaría, aclarando que no se dejaba ninguna constancia o detalle, y que el manejo de dicho dinero tenía las mismas limitaciones que el percibido por ella. Refirió que “consumo” era todo aquello que no quedaba incorporado patrimonialmente, por ejemplo el alquiler de un inmueble. 28 Agregó que le explicaron que consumir, por ejemplo, podía ser el pago de las cuotas del colegio de los hijos. Adujo que en todas las oportunidades en que su patrimonio se vio incrementado por la adquisición de inmuebles o automotores, o por pequeñas inversiones realizadas a través de las sociedades anónimas de tipo familiar, los fondos provenían de los ya declarados en la causa, o del remanente del ingreso por salario y gastos protocolares que eran de libre disponibilidad. A fs. 3469/3476 amplió sus dichos, oportunidad en la que refirió que la sede de la empresa PINCAR S.A., debía tener domicilio en la oficina de su contador o en su oficina. En orden al préstamo de $ 90.000 a su hijo Francisco Erize, dijo que todos los elementos sobre ello se relacionaban a ciertas actividades que su hijo menor quiso realizar en su momento. Reconoció haber prestado a su hijo el dinero citado, aclarando que le fue entregado en forma absolutamente informal, y que debieron haber sido pagos parciales. Aclaró que por la naturaleza del préstamo, no se fijó interés ni plazo de devolución, y que eventualmente podía convertirlo en una donación. Que su hijo no le devolvió la suma aludida. Agregó que el aporte que figuraba a Francisco Luis Erize, era un aporte para GNOMO S.A., que fue el emprendimiento que sus hijos tuvieron en aquel momento; que efectuó otros aportes a la sociedad citada, por la vía de pagar las compras realizadas en el exterior de los elementos que luego serían comercializados. Refirió que lo que comenzó como una deuda en cabeza de Francisco Erize de $ 90.000, culminó como una deuda de GNOMO S.A. de una suma mayor, la cual no fue devuelta, siendo la misma la que surgía como egreso de $ 175.000 en el año 1996. En relación a los excesos en los pagos de compras efectuadas para GNOMO S.A. con tarjetas de crédito personales, preguntada que fue para que explique por qué los importes totales abonados con sus tarjetas de créditos verificadas en el peritaje obrante a fs. 1801/25 en los puntos 9 y 10, a los proveedores de GNOMO, ascendieron a la suma de $ 127.696,70, mientras que los importes totales registrados contablemente en la empresa referida, ascendieron a $ 13.597,27, dijo que lo que podía decir era lo aportado oportunamente a la causa, aclarando que desconocía en detalle sobre el manejo interno de la contabilidad de la sociedad. En orden a la compra de los departamentos en los Estados Unidos de Norteamérica, dijo tener una corporación en las Islas Vírgenes que tenía como única propiedad una unidad habitacional en el edificio Essex House, en la calle 59, entre 6 y 7 avenida, en la Ciudad de Nueva York. Que, la operatoria en detalle figuraba en el expediente, pero en forma general el precio fue de u$s 399.000, de los cuales se pagaron, aproximadamente $ 200.000 al contado, tomando una hipoteca por $ 260.000 más y una vez completado el precio total, el remanente de la hipoteca se depositó en una cuenta de la propia corporación para cubrir aproximadamente los dos primeros años del pago de las cuotas de la misma. Que la sociedad constituida en las Islas Vírgenes, se hizo para evitar el impuesto a la herencia en los Estados Unidos; que la sociedad se debió haber constituido en marzo de 1997 y la operación de cierre de la compra del departamento, fue el 30 de mayo del mismo año. En cuanto al origen del dinero para la compra del departamento, dijo que figuraba en el flujo de caja del anexo oportunamente acompañado, agregando que le resultaba materialmente imposible citar de qué caja o cuenta o bolsillo salieron los elementos de pago. 29 En relación al cheque por $ 326.223,27 del 29-5-97 del Chase Manhattan Private Bank, refirió que no era un cheque suyo, y que la firma que ostentaba tampoco lo era. Dijo que la operación de compra del inmueble se hizo a través de un estudio de Nueva York, y que ese cheque fue destinado a la compra aludida. Señaló que la operación se concretó en mayo y se abonó cuando ella efectuó la transferencia y con el aporte de la hipoteca, aclarando que la hipoteca se constituyó con anterioridad a la transferencia de los $ 200.000 en agosto de 1997. En cuanto a los gastos del inmueble, dijo que cuando estaba ocupado tenía un cargo mayor que cuando no lo estaba, porque tenía un servicio de hotel. Que aproximadamente las expensas, si el inmueble estaba ocupado todo el mes, rondaban los $ 2.000, y que si no lo estaba, se descontaban entre $ 50 y $ 60 diarios. Agregó que sobre el inmueble se efectuaron redecoraciones, no habiendo superado las mismas los u$s 30.000. Con relación a los mutuos que aparece como codeudora lisa y llana y principal pagadora, dijo conocer a Cristian PERRI, José Luis MARUCCA y a Marina DELLEPIANE BRITOS, suponiendo que Caricatti era esposa de Perri. Que, Perri era empleado de la peluquería de Miguel Romano. Dellepiane era una persona que trabajaba con ella desde hacía aproximadamente 21 años, en la administración general de su casa. Dijo que Marucca era el esposo de Dellepiane, desempeñándose como visitador de un laboratorio médico. Agregó no conocer sobre los antecedentes económicos de los nombrados. Asimismo reconoció haber avalado las operaciones de préstamos realizadas por aquéllos, señalando que se trataba de personas de mucha confianza, salvo en el caso de Perri. Que en este último caso, le pareció que no podía negárselo, dado que el nombrado no podía obtener un crédito de otra forma. En otro orden, preguntada por los motivos por los que se constituyó en codeudora lisa y llana principal pagadora de un préstamo adquirido por su padre en 1998 por $ 288.750, dijo que cuando su padre lo solicitó tenía 85 años y los acreedores querían una mayor garantía. Que, el dinero estaba destinado en gran parte, a la construcción de un piso, que pasó a formar parte indivisa de su inmueble de la calle Junín. Respecto de la cuenta del Banco Nación Argentina, sucursal Montevideo nº 0024573, dijo haberla abierto sobre finales de 1977, luego de ser trasladada como Ministro Consejero; que se le indicó que a fin de girar las remuneraciones correspondientes a su cargo, debía abrir una cuenta en el Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo. Agregó que una parte del dinero donado por su padre, dio la orden de depositarlo en dicho banco. Que las extracciones de dólares 50.000 y 200.000 efectuadas en esa misma cuenta los días 16 y 17 de mayo de 1994, tuvieron que haber sido transferidos a su cuenta del Banco Francés. Adujo que la primera de las donaciones mencionadas en la escritura, la de marzo de 1993, fue una donación en efectivo; la segunda, la del 18 de mayo de 1994, se concretó a través de una transferencia a la cuenta de la Sucursal Montevideo, del Banco Nación, y la tercera, de julio de 1994, fue luego de que su padre vendiera unas letras que poseía en el exterior, recibiendo luego las divisas. Por lo tanto la donación en sí, se concretó a los fines prácticos en el momento en que recibió el dinero. 30 Que, el acto por el cual la donación se legalizó mediante escritura pública y se dejó constancia de que los otros presuntos herederos no tenían inconveniente, era un hecho independiente, a presunción de que alguien pudiera efectuar algún reclamo posterior. Señaló que en cuanto al momento en que recibió el dinero correspondiente a la segunda donación, fue en la fecha del depósito en la cuenta del Banco Nación, Sucursal Montevideo. Con relación a $ 25.000, cedidos por su ex marido, dijo que el convenio de separación de bienes especificó en primer lugar el destino de los inmuebles, que fue sufriendo distintas alteraciones; que en una primera instancia, quedó como propietaria del inmueble de la calle Rodríguez Peña 1882, y Francisco Erize retuvo la propiedad de la oficina de la calle Riobamba 1236; y ella retuvo la propiedad del automotor Mercedes Benz del año 1980. Que, como parte de ese acuerdo hubo una transferencia de dinero y un compromiso de monto no especificado por parte de su ex marido, de aportar anualmente una suma destinada a los estudios y otros gastos, básicamente viajes, de sus hijos; que su recuerdo era que la suma en efectivo que le transfirió, en función del acuerdo de separación, dentro del año o los dos años siguientes, rondaba entre los $ 60.000 o $ 70.000 y que para sus hijos, aportó distintas cantidades en los distintos años. Explicó que no fijaron una cuota alimentaria, sino que pactaron que su ex cónyuge le pasaría anualmente las sumas que consideraba convenientes y pudiera. Relató que en el año 1992 le cedió $ 25.000, pero ello no surgía del convenio, sino que fue un acuerdo verbal. Respecto de la presentación de Juan Pablo Cafiero de fs. 1867/68, dijo no conocer a la firma CYRILIC CONSULT S.A., agregando que todo lo relativo a la presentación del nombrado constituía una falsa denuncia, no resultando veraces ninguno de los datos allí mencionados. Asimismo, negó conocer a John Merton Sinclair. Relató que a Diego Impagliazzo, lo conocía desde el año 1989, cuando trabajaba en la peluquería de Miguel Romano y desde entonces, mantuvo una relación no únicamente profesional sino también de amistad. Que, el mismo la acompañó en viajes al interior y exterior del país, y que era considerado por su familia como un allegado muy cercano. Dijo haberle extendido a aquél un adicional de su tarjeta de crédito American Express, por un simple ejercicio de su voluntad soberana. Agregó que los gastos en general los pagaba el nombrado y le entregaba el dinero a ella. Explicó que el resumen de una tarjeta de crédito no siempre señalaba claramente quién realizó el gasto, agregando que en muchas oportunidades abonó gastos correspondientes a amigos de sus hijos, que viajaban con ellos, hasta determinadas sumas especificadas por sus padres, que oportunamente se le reintegraban. Que por lo tanto, los gastos de esa extensión de la tarjeta de crédito podían reflejar gastos exclusivos del Sr. Impagliazzo y algunos otros que no pertenecían personalmente al nombrado. Comentó que recordaba que con esa extensión de tarjeta se habían pagado gastos de hotel, que correspondían a personas que viajaban con ellos, y que luego fueron abonados por quien correspondía. Asimismo, dijo haber abonado a través de su tarjeta de crédito pasajes, gastos de estadía y otros gastos, relacionados a misiones oficiales de la Secretaría a su cargo, los cuales le fueron oportunamente reintegrados; y que en función de esos viajes existía un ingreso de fondos que no estaba registrado en el flujo de fondos que constaba en la causa. 31 Dijo que le parecía que Luis Alberto Tisera era un chofer de la secretaría privada de la Secretaría que estuvo a cargo de la misma; que enviaba al nombrado a realizar pagos o a retirar fondos, emitiendo cheques a su orden. Que algunos cheques eran confeccionados por la secretaria privada, luego firmados por ella, autorizando de tal modo al destinatario del mismo al cobro de dinero. Aclaró que además de Tisera, pudo haber concurrido otro empleado de la Secretaría, realizándose la misma operatoria. En relación a la suma de aproximadamente $ 360.000 que fueran depositados en efectivo en su Caja de Ahorro del Banco Francés, dijo que todos los depósitos que efectuó en efectivo tenían origen en los fondos registrados como ingresos en el flujo de fondos, que provenían de distintos orígenes, aclarando que se trataba de hipotecas, alquileres, gastos protocolares, sueldos, aportes que su marido hizo para sus hijos, venta de algún automotor, etc. Que los depósitos existentes en su cuenta, efectuados por Marina Dellepiane en el año 1998 por aproximadamente $ 40.000, se trataba de depósitos realizados por su cuenta y orden, teniendo origen en el mismo flujo de fondos. III. CALIFICACION LEGAL La conducta cuya comisión se atribuye a MARIA JULIA ALSOGARAY configura -a juicio de esta parte- el delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público, en concurso ideal con el delito de falsificación de documento privado, previstos y reprimidos en los arts. 268, (2) y 292, primer párrafo, del Código Penal, por los que deberá responder en calidad de autora penalmente responsable respecto del primero y como coautora en relación a la falsificación atribuida (art. 45 y 54 del CP). En efecto, de la frondosa prueba reunida se desprende con claridad, en primer lugar, que la imputada evidenció un apreciable incremento patrimonial mientras permaneció en el ejercicio de funciones públicas, y en segundo lugar, que teniendo la oportunidad de justificar el origen lícito del mismo, no pudo hacerlo. Dejando de lado la discusión doctrinaria y jurisprudencial en torno al tipo de acción del delito que nos ocupa, lo cierto es que esta parte se encuentra en condiciones de sostener que se ha comprobado en autos un considerable enriquecimiento de la imputada, mientras se desempeñara como funcionaria pública, y que el mismo no encuentra sustento en los ingresos legítimos que registrara en ese mismo período. Basta con enunciar los bienes e inversiones realizadas por la encartada, para apreciar con claridad el vertiginoso crecimiento de su patrimonio, evidenciado a partir de 1984, época en la cual ingresara a la función pública, hasta el año 1999, momento en el que se alejara de aquélla. Así, dada la oportunidad procesal para que justificara el incremento patrimonial advertido, sólo se limitó a señalar ingresos específicos, los cuales no han podido acreditarse a lo largo de la instrucción. De esa forma, evaluada la frondosa prueba recopilada a lo largo de la pesquisa, esta parte está en condiciones de sostener que los movimientos de fondos que la imputada realizó, no permiten el desenvolvimiento patrimonial que se analiza. No escapa a esta parte que muchos de los inmuebles que la encartada ha incorporado a su patrimonio, han sido adquiridos con financiaciones hipotecarias. Sin embargo, dichos créditos también debieron ser abonados mes a mes, por importes que, a la luz de las conclusiones de los expertos contables, tampoco se corresponden con el nivel de ingresos que aquélla efectivamente tenía. 32 Se observa así que, más allá de las manifestaciones efectuadas por la encartada a fs. 959/967 y 2411/2416 vta., como así también en ocasión de deponer ante el Tribunal en los términos del art. 294 del CPP, no se ha agregado al legajo elemento alguno que permita tener por justificada la evolución de su patrimonio, tal como específicamente lo requiriera esta parte tanto en la presentación de fs. 901/939 como en la ampliatoria de fs. 1691/1695 vta. Por el contrario, ha reflejado una compleja actividad comercial, amparándose en operaciones financieras con las cuales pretendió justificar sus ingresos. Así, se han descubierto compras en comisión, poderes irrevocables, constitución de sociedades, donaciones, conductas éstas que conforman un andamiaje elusivo y censurable para quien desempeña un cargo público. Como ya dijéramos, el punto de partida se encuentra en el análisis de los ingresos de diversa naturaleza con los cuales la encartada pretendió justificar su incremento patrimonial. Así, como sostuvieramos en el desarrollo efectuado en el acápite anterior, tenemos: a) Honorarios percibidos de la firma “Estibajes Norte S.R.L.”: Con los elementos de prueba obtenidos, es posible sostener que el ingreso de $ 100.000 al patrimonio de la investigada Alsogaray, no ha tenido origen en la relación laboral que aquélla declarara tener con la firma “Estibajes Norte SRL”, tal como se desprende de la declaración jurada presentada ante la Escribanía General de la Nación. En efecto, no sólo uno de los socios de aquella firma ha señalado en la causa no haber tenido relación alguna con la investigada, sino que tales extremos fueron más tarde corroborados por los peritos contadores oficiales, quienes al verificar todas las operaciones correspondientes al año 1991, transcriptas en los libros de la sociedad, no encontraron ninguna registración expresa sobre los referidos honorarios. No deja de advertirse que la investigada señaló no haber percibido ningún ingreso en tal sentido, arguyendo que su incorporación en la declaración jurada obedeció a una maniobra llevada a cabo por el Contador Furlone en su perjuicio. Sin embargo, a la luz de las constancias que se desprenden de legajo, surge que aquélla, en un primer momento, declaró falsamente haber percibido de la firma “Estibajes Norte SRL”, la suma de $ 100.000 con el sólo objeto de justificar ingresos a su patrimonio y así encontrar correlato con los cuantiosos egresos que tenía, para más tarde negar dicha percepción. Pero resulta que fue la propia investigada quien suscribió la declaración jurada cuestionada, donde los honorarios aparecían claramente asentados; al tiempo que el Contador Furlone en ocasión de deponer ante el Tribunal, negó haber confeccionado la declaración patrimonial presentada ante la Escribanía General de Gobierno. b) Honorarios percibidos por convenio celebrado con la firma “Astilleros Alianza S.A.”: Teniendo en cuenta la prueba documental y testimonial obtenida, a criterio de este Ministerio Fiscal, se han reunido en la causa evidencias suficientes que permiten sostener que el presunto pago de honorarios por un monto de u$s 500.000 -alegado por la imputada para justificar su incremento patrimonial- no ha existido. La investigación demostró que, tras la inspección que el organismo recaudador efectuó sobre la investigada Alsogaray en el año 1994, a fin de justificar el origen de los fondos con los cuales hizo frente a la compra y 33 posterior remodelación del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad (por montos que rondaron los u$s 234.500 y u$s 650.000, respectivamente, conforme se desprende de la declaración jurada del impuesto sobre los bienes personales presentada con fecha 23 de julio de 1994), aquélla afirmó en sus declaraciones juradas rectificativas haber percibido en concepto de honorarios por parte de la firma Astilleros Alianza S.A., la suma de u$s 500.000 en el año 1991. Ello surge con meridiana claridad de las constancias obrantes -entre otros- en la orden de inspección nº 406.549-2 y su anexo. Sin embargo, a poco que comienza a analizarse la totalidad de la prueba reunida, se advierte que el alegado pago de honorarios no existió. Así, entre muchas de las argumentaciones cargosas que pueden realizarse en tal sentido puede señalarse que: Conforme se desprende del acta labrada a fs. 245 del sumario de la DGI, el convenio en cuestión, carecía del sellado correspondiente, extremo éste que le habría dado fecha cierta. El organismo recaudador señaló a fs. 278/81 que las declaraciones juradas rectificativas de los impuestos a las ganancias y bienes personales del año 1991, nunca habían sido presentadas ante la D.G.I., razón por la cual los sellos insertos en las copias exhibidas por Alsogaray, no se correspondían con los sellos originales de recepción habilitados en las Agencias nº 51 y 10. Cabe señalar aquí, que la encartada en aquella rectificación del período 1991/1992, no sólo incorporó los supuestos honorarios por u$s 500.000, sino que se agregaron el inmueble de la calle Junín 1435; dinero en efectivo y moneda extranjera por $ 301.500, un saldo de $ 3.500 de una cuenta corriente existente en el Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo, y el inmueble de la calle Rodríguez Peña 1882, 6º “B” de esta ciudad; se ajustaron los valores de determinados bienes y se incorporaron bienes del hogar, tomados originalmente como mejoras en un inmueble por $ 200.000. Y en ese estado, surge del informe en cuestión que los ajustes realizados determinaron que la investigada abonara al fisco la suma de $ 551.431,02. Cabe señalar también las manifestaciones del Inspector Cabello de la DGI, en tanto señaló que frente al valor de las mejoras realizadas en el inmueble de la calle Junín 1435, los ingresos originalmente declarados por Alsogaray no alcanzaban a justificar dichas remodelaciones, lo que derivó en la presentación por parte de aquélla, del convenio de honorarios con la firma Astilleros Alianza S.A., aportando sólo el original de dos facturas y recibos que dan cuenta de haber percibido el 15/11/91, la suma de u$s 300.000 y u$s 200.000. Y en relación a aquella prueba documental, cabe señalar que del análisis del informe de Jacobo Beker, Síndico de la quiebra de Astilleros Alianza S.A., surge que ni éste ni los anteriores síndicos de la quiebra y del concurso Juan Francisco García y Francisco Lavalle- tuvieron en su poder los supuestos papeles de trabajo, informes o dictámenes relacionados con las tareas profesionales que pudo haber realizado la encartada Alsogaray para la, en aquella época, concursada empresa. Por su parte, analizada la documentación de Astilleros Alianza S.A., surge un asiento en el Libro Copiador Diario Nº 34 a fs. 618, en el cual figura un pago efectuado con fecha 15 de noviembre de 1991 a la nombrada Alsogaray de u$s 500.000 o A 5.000.000.000 y un préstamo otorgado por la firma “Zeal International Corporation” a “Astilleros Alianza S.A.” por la misma cantidad; carente de todo respaldo documental. Y al respecto cabe señalar: 34 a) Que el convenio en cuestión, a pesar de su magnitud, haya sido el único firmado por quien no era presidente de la firma durante el año 1991, Sr. Martinenghi, quien a pesar de encontrarse enfermo para esa época, suscribió el mismo; b) que no exista movimiento bancario de fondos en ninguna de las cuentas de la empresa en nuestro país respecto de la suma involucrada; c) que los antecedentes del asesoramiento hayan sido acompañados a la causa judicial recién tres años más tarde de haberse iniciado la investigación, cuando supuestamente el mentado asesoramiento tuvo lugar en el año 1991; d) que la operación en cuestión no figure no sólo en ninguno de los papeles de trabajo de quien fuera contador de la Ingeniera Alsogaray, Contador Furlone, sino de ninguna otra persona; e) que el dinero supuestamente prestado por Zeal no haya pasado por la cuenta Caja de Astilleros Alianza S.A.; f) que el síndico Beker haya informado que al originarse la operación en momentos en que Astilleros Alianza S.A. estaba en concurso, no fuera consultado ni se pidiera autorización al síndico del concurso para endeudar aún más a la sociedad. g) que ese mismo contador haya manifestado que "...ante la falta de elementos que determinen la calidad de los trabajos presuntamente realizados por la Ingeniera Alsogaray, se podría presentar en la especie las características de prejudicialidad en materia penal consagrada por el art. 1101 del C.Civil...". h) que la imputada Alsogaray haya manifestado que para la compra del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad, haya solicitado a su padre un préstamo temporario por la suma de aproximadamente u$s 250.000, mientras tramitaba el cobro de los honorarios de Astilleros Alianza, cuando del análisis de las declaraciones juradas de Alvaro Alsogaray, se desprende que aquél, para el año 1991, difícilmente hubiera podido disponer de aquella suma de dinero. A todo ello, se agrega las conclusiones del estudio pericial de fs. 1801/1825 vta., en tanto se dijo que no se podía informar sobre cuál había sido el circuito previo de los u$s 500.000 a través del cual la firma en cuestión los había recibido en préstamo, puesto que dicho importe aparecía en un asiento hoy desaparecido- sin indicación de número de orden de pago, remitiéndose tan sólo a la Ing. Alsogaray y a un préstamo de ese monto. Asimismo, prueba de su inexistencia resulta la imposibilidad de demostrar y probar el origen del dinero en cuestión, en tanto se señaló en el peritaje aludido que el asiento contable en el que el mismo se plasmó, tan sólo indicaba que se trataba de un préstamo de la firma Zeal International Corporation, destacando que la documentación existente eran sólo dos recibos de la Ing. Alsogaray, que no se compadecían con el registro contable donde no se registró salida de fondos. A ello se agrega, la indicación del apoderado de Zeal International Corporation, Bernardo Pombo, quien declaró que desconocía la operación en cuestión. También cabe señalar lo manifestado por el Secretario Contable del Cuerpo de Peritos Oficiales de la Justicia Nacional, Eduardo Laurence, en tanto adujo que la documentación que analizara en relación a Zeal International Corporation y Astilleros Alianza no arrojaba luz alguna sobre el origen de los u$s 500.000 en el patrimonio de Zeal, señalando que no quedaba debidamente acreditado el ingreso de dicha suma a la misma como así tampoco que la suma en cuestión hubiera ingresado al país proveniente del exterior. De igual manera, cabe citar las manifestaciones del nombrado, obrantes a fs. 2745/2750 en tanto -entre otras cosas- refirió que el asiento del 35 libro diario nº 34 era una mera expresión patrimonial de una deuda y una supuesta expresión de fondos, por cuanto no existía una orden de pago, una caja, o bien un banco que hubiesen intervenido; al tiempo que tampoco surgía del libro de actas de directorio y asambleas, un pago por honorarios de la magnitud del cuestionado en autos; y que no era usual que se contabilizaran dos o tres años después los estados contables de una sociedad. Asimismo, recuérdase que aquél adujo que tampoco figuraba en el libro inventario la suma de u$s 500.000, lo cual resultaba grave contable y operativamente, por cuanto de haber existido dicha operación, tendría que haber estado reflejada en alguno de los estados contables, al tiempo que indicó que según sus registraciones en los papeles de trabajo, el ejercicio 1991 -año en el cual supuestamente se celebrara el convenio entre Alsogaray y Martinenghi- habría registrado una pérdida de australes 311.612.800.175 y en el año 1992 otra pérdida de $ 6.778.960,04. Por ello, entiende esta parte que en la causa existen suficientes elementos de prueba como para afirmar que el convenio de marras, ha sido una maniobra pergeñada en el año 1994 por la imputada con la colaboración de Arnaldo Martinenghi, permitiéndole dicho proceder, justificar ante la justicia, el incremento patrimonial que se había evidenciado con la compra y posteriores reformas del inmueble de la calle Junín 1435 de esta ciudad, en correlato con los bajos ingresos que fueran detectados. Adviértase que fue en 1994, con posterioridad al inicio de esta investigación, cuando se presentaron las declaraciones juradas rectificativas del año 1991 en las que se incluyó el supuesto cobro de honorarios; siendo también en 1994 cuando los síndicos del concurso de Astilleros Alianza y el Juzgado Comercial en el que tramitaba el mismo tomaron conocimiento de la supuesta operación. Por otro lado, surge de las evidencias colectadas, la utilización de la firma panameña Zeal International Corporation, respecto de la cual poca información de interés se ha obtenido. Obsérvese en ese sentido que la misma carece de actividad conocida tanto en Panamá como en la República Oriental del Uruguay; a lo que se aduna además de la relación que tiene con el astillero de antigua data y la circunstancia de no haberse podido obtener el testimonio de ningún integrante de la firma para la época del alegado préstamo. No puede dejar de señalarse que el hoy fallecido Martinenghi, en ocasión de deponer bajo las previsiones del art. 294 del CPP, dijo que no se solicitó ningún crédito específico a Zeal para abonar los honorarios de la investigada Alsogaray. Sin embargo, dicho extremo fue volcado en el asiento contable antes aludido tal como se desprende de su simple lectura. Por otra parte, tampoco encuentra ningún elemento que le de credibilidad a su versión en cuanto a que dicha deuda fue compensada con la cesión de derechos litigiosos que efectuara en favor de la empresa Zeal, cuando la misma obedeció a un préstamo anterior de Zeal, destinado al pago de deudas impositivas del astillero, tal como surge de las constancias del expediente comercial nº 69.677. En tal estado, y sin pretender con ello agotar las argumentaciones cargosas que cabe formular, se colige -como más adelante referiremos- la falsedad no sólo del convenio en cuestión sino de cada uno de los asientos contables que, en orden al alegado pago, se efectuaran en la contabilidad de la fallida empresa. c) Ingresos provenientes del art. 1 de la ley “S” 18.302 (fondos reservados): 36 En este sentido, con el alcance de esta requisitoria, se tiene por probado que los ingresos de $ 622.000, declarados por la encartada en su patrimonio durante los años 1992 a 1997, no se encuentran justificados. Dicha afirmación encuentra sustento en los esclarecedores informes acompañados a la causa -ya señalados- en cuanto son contestes en afirmar que la Secretaría de Recursos Naturales que presidía la encartada, no percibió partida alguna atribuida al rubro "fondos reservados". A ello se agrega que ningún respaldo documental se ha agregado a la causa, que como tal, permita sostener que el dinero que aquélla dice haber incorporado a su peculio bajo dicho rubro, provenía efectivamente de las disposiciones de la ley 18.032. Por ello, puede sostenerse que las cuantiosas sumas declaradas por aquélla, no tienen su origen -al menos- en el rubro que indicara en sus respectivos descargos. Sin perjuicio de lo cual, queda claro a esta altura que dichas sumas existieron, en tanto se han evidenciado erogaciones que superaron ampliamente el monto de dinero señalado. d) Donación recibida de sus padres Teniendo en cuenta la prueba colectada, sin perjuicio de las explicaciones que en relación a éste punto efectuara la encartada y su defensa, entiende esta parte que la suma de u$s 863.769 declarados por la imputada como recibidos por la donación de sus padres, tienen un origen dudoso. Entiende esta parte que la encartada procuró la complicidad familiar para justificar su incremento patrimonial y las erogaciones que para esa época realizó -entre las que se destaca el pago al fisco de $ 550.000-. Sin embargo, no existen elementos de entidad suficientes que permitan sostener que el dinero que se dice recibido en donación (u$s 863.769) haya provenido efectivamente del patrimonio de su padre, Alvaro Alsogaray. En efecto, a poco que se analizan las declaraciones juradas impositivas de aquél, correspondientes a la época en que tuvieran lugar las donaciones arguidas (1993 y 1994), surge que el mismo no registró variaciones patrimoniales que justificaran las exteriorizaciones aludidas. A ello se agrega que de lo declarado por aquél en su presentación ante la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, no surge que el mismo se encontrara en una situación económica que le permitiera efectuar las donaciones invocadas por la investigada. De tal suerte, no puede sostenerse que aquél contara en su patrimonio, para la época en que adquiriera las letras de tesorería uruguaya que le sirvieran de fundamento para las donaciones invocadas por la imputada, con la suma en efectivo de aproximadamente u$s 700.000 para dicha inversión. En ese sentido, obsérvese que el corredor de bolsa uruguayo que interviniera en su nombre, manifestó ante el Tribunal que el Ing. Alsogaray le entregó el dinero en efectivo. Sin embargo, surge de sus declaraciones impositivas de los años 1993 y 1994, un patrimonio neto final negativo, que aumentó en 1998, ascendiendo sus deudas a la suma de $ 447.903,10. Asimismo, se desprende que aquél durante el ejercicio comprendido entre 1993 y 1997, no sólo no canceló sus deudas, sino que acrecentó se endeudamiento. Cabe agregar que si la situación económica de Alvaro Alsogaray hubiese sido tan buena como dijera su hija, no se explica el motivo por el cual en el año 1998 aquél tuvo que hipotecar su vivienda por la suma de nada menos que u$s 288.750, conforme se desprende de la escritura nº 119 de fecha 25/6/98 pasada por ante el escribano Mario Carlos Warcovesky. 37 Por todo ello, esta parte entiende que los $ 863.769 percibidos por María Julia Alsogaray no provienen -al menos- de la alegada donación, sino de un origen inconfesable que la imputada intentó ocultar, fraguando tal liberalidad familiar. e) Retiro de dividendos de la firma “Pincar S.A.” Como ya se dijera, la encartada Alsogaray pretendió justificar su incremento patrimonial, señalando haber incorporado en su patrimonio la suma de alrededor de $ 450.000, con motivo del retiro de dividendos efectuados de la empresa familiar “Pincar S.A.”, durante los años 1996 y 1997. Sin embargo, entiende esta parte que no existen probanzas suficientes que acrediten que la firma de mención, haya tenido la solvencia económica suficiente -más precisamente la suma de u$s 400.000- como para adquirir en el mes de noviembre de 1990, las letras de tesorería uruguayas que, en el año 1996 exteriorización mediante, ingresara a este país y le permitiera a la investigada efectuar los retiros dinerarios en cuestión. Prueba de ello han resultado los estudios contables llevados a cabo en la causa. En efecto, obsérvese que los expertos señalaron -entre otras cosas- que para el año 1990, el patrimonio neto de la firma era de $ 13.973,95, con un resultado para los ejercicios 1990 y 1991 de $ 3.991,34 y $ 5.583,03, respectivamente; a lo que se suma que sus ingresos operativos durante el período 1992-1996 obedeció exclusivamente a los alquileres de sus propiedades. Y a ello cabe agregar que luego de aquella exteriorización -1997la empresa no registró ingreso alguno, ascendiendo los mismos tan sólo a $ 3.000 y $ 44.496,48, para los años 1998 y 1999, respectivamente. Llama la atención que haya sido precisamente cuando la encartada pasara a ostentar, una vez más gracias a la donación de sus progenitores, el 90% del paquete accionario, que se realizó la exteriorización en cuestión, e inmediatamente después de ello, su retiro de la cuenta de la empresa. Fondos éstos que, según alegara la encartada, le sirvieron para pagar alguna deuda; y comprar los departamentos en Nueva York a través de la constitución en el exterior de la empresa Purple Cross Corporation. En tal estado, se entiende que amparándose en la no obligación de informar el origen del dinero con el cual se adquirieron las letras de tesorería aludidas (art. 16 de la ley 24.073) se utilizó la empresa familiar para “blanquear” sumas de dinero que, a criterio de esta parte, no pertenecían a la misma, utilizándolos la encartada para justificar de alguna manera, el elevado monto de las transacciones que realizara y que no se correspondían con su real nivel de ingresos. No puede dejar de mencionarse que llama la atención la circunstancia que, de todas las donaciones que la encartada refiere realizadas por sus progenitores, sólo ella haya sido la beneficiaria. No se pretende cuestionar las decisiones que en tal sentido pudo haber tomado Alvaro Alsogaray. Sin embargo, a poco que se analizan las declaraciones juradas de aquél, ningún beneficio han recibido los hermanos de la investigada. Tales extremos resultan cuanto menos sospechosos de la ayuda familiar que aquélla recibiera, nuevamente a efectos de justificar su incremento patrimonial. f) Recepción de fondos por convenio de separación de bienes celebrado con su ex cónyuge. Con sustento en la prueba documental y pericial producida, se tiene por probado que existe una diferencia de $ 25.000 que no encuentran 38 sustento en el convenio de separación argüido por la investigada, en tanto mientras aquélla incorporó en su declaración jurada del impuesto a las ganancias correspondiente al año 1992, como justificación de variación patrimonial, la suma de $ 91.710 imputados al convenio de separación de bienes celebrado con su ex-cónyuge, los expertos contables hicieron saber que el convenio en cuestión sólo justificaba un incremento que ascendía a $ 66.710. De tal suerte, no existiendo prueba documental alguna que de basamento a las afirmaciones de la encartada, entiende esta parte que una vez más, la investigada pretendió justificar su incremento patrimonial, esta vez, imputando los montos invertidos, en la disolución de su sociedad conyugal. En suma, el delito que se le atribuye, contenido dentro del título XI del Código Penal, establece una pena para el funcionario público que no justificare un incremento apreciable de su patrimonio posterior a la asunción de un cargo. Al respecto, sostuvieron los integrantes del TOC º 29 de esta ciudad que: "Lo que ocurre es que existe una obligación que se encuentra latente desde que el ciudadano común decide voluntariamente desempeñarse en la función pública. No se sorprende a nadie que se encuentre en esa situación, ni se lo coloca en un estado de indefensión, por interrogárselo sobre su patrimonio, puesto que el funcionario desde que toma posesión del cargo conoce la obligación y debe estar preparado, llegado el caso, para cumplir con la ley." (confr. causa nº 564 del registro del TOC nº 29, rta. el 15/10/99). Por su parte, la Sala IV de la Cámara del Crimen de esta ciudad, en los autos "Guglielminetti, Raúl A. s/enriquecimiento ilícito" ha dicho que: "...el delito de enriquecimiento ilícito protege la imagen de transparencia, gratuidad y probidad de la administración....a modo ilustrativo y a fin de recalcar la importancia de la transparencia que deben tener los funcionarios públicos, corresponde señalar que la figura de enriquecimiento ilícito fue incluida en el texto de la Convención Interamericana contra la corrupción como una de las medidas que los estados se comprometen a legislar. Pacto que fue redactado y aprobado en marzo de 1996 en Caracas, por veintiún países de la OEA incluida la Argentina, ratificado por nuestro Congreso en diciembre de ese mismo año y promulgado en enero de 1997". Ha dicho la jurisprudencia que "...el delito de enriquecimiento ilícito del funcionario público no persigue la acción de enriquecerse, sino la de no justificar la procedencia del enriquecimiento, con lo cual la ley no consagra una presunción, sino imponiendo un deber y sancionando su incumplimiento..." (CCyC, Sala I, causa "Vallone, José A." rta. 11/6/98). Como así también que "...teniendo en cuenta que no justificó satisfactoriamente con razones convincentes -testigos, documentos, etc.- el origen lícito de su patrimonio, el debate no merece mayor análisis, pues resulta clara la comisión del delito de enriquecimiento..." (CCyC Sala IV, causa "Guglielminetti, Raúl A. s/enriquecimiento ilícito", rta. 4/10/99). Y cabe también señalar que : "La norma sancionada en octubre de 1964 obedecía al anhelo de proteger la transparencia y regularidad en el ejercicio de la función pública y reprimir con mayor eficacia la corrupción, propósito que se advierte en los numerosos proyectos que desde 1936 se venía elaborando y que aún hoy se comprueba con la reforma constitucional de 1994 que incluye en sus preceptos, en el capítulo Segundo, bajo el epígrafe de Nuevos Derechos y Garantías en el art. 36 que en su parágrafo quinto reza: "atenta contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinan para ocupar cargos o empleos públicos" 39 (Cámara Séptima del Crimen, Córdoba, sentencia nº 13, causa "Angeloz, Carlos Miguel y otros por enriquecimiento ilícito" rta. el 20/10/98). La pretendida justificación ensayada en autos por María Julia Alsogaray, antes que demostrar el verdadero origen del patrimonio, parece estar dirigida a simular la licitud de su incremento patrimonial. Así, la conducta evidenciada por la imputada, no sólo durante su desempeño en la función pública sino a lo largo de la presente investigación, no se compadece con el deber de pulcritud, transparencia y claridad con el que debe actuar todo funcionario público. Analizada la prueba documental colectada durante la pesquisa, entiende esta parte que existen evidencias de manipulación de datos y maniobras destinadas a la ocultación de bienes y a la justificación ficticia del incremento patrimonial comprobado. Ejemplo de ello han resultado los valores asignados a la compra de los automotores, los ingresos imputados a honorarios no comprobados, las donaciones señaladas sin comprobar la capacidad prestable de los donantes, mutuos hipotecarios sospechosos, entre otros. Así, cabe señalar que todos los desfasajes financieros en el patrimonio de la imputada, fueron cubiertos con ingresos que no han sido debidamente confirmados (honorarios profesionales, donaciones y algunos préstamos hipotecarios). A ello se agrega que todas las erogaciones de magnitud, fueron realizadas en efectivo, al igual que la alimentación de las cuentas bancarias. Dicho proceder, al margen de no ser práctica habitual en los negocios, podría estar encubriendo cuentas no declaradas. Por ello, no habiendo justificado aquélla su incremento patrimonial, tenemos que sus egresos, inversiones, y demás transacciones comerciales, superan ampliamente sus ingresos legítimos, razón por la cual, habiéndose producido aquél mientras la investigada se desempeñara en la función pública, nos encontramos ante un claro caso de corrupción pasible de reproche penal conforme las previsiones del art. 268 (2) del Código Penal. Por otra parte, se atribuye también a la encartada Alsogaray, la comisión del delito de falsificación de instrumento privado, previsto y reprimido en el art. 292, primer párrafo del Código Penal, el cual concurre en forma ideal con el delito de enriquecimiento ilícito analizado precedentemente (art. 54 del Código Penal). En efecto, con los elementos de prueba colectados a lo largo del sumario, se tiene por probado que, el convenio que aquélla suscribiera con Arnaldo Martinenghi y que fuera presentado en estos obrados a efectos de justificar el ingreso a su patrimonio de u$s 500.000, ha resultado falso. De tal suerte, la falsificación endilgada ha recaído sobre un documento privado, caracterizado por la ausencia de una intervención estatal de fe pública cumplida por funcionario especialmente encargado de ella y de formas solemnes observables obligatoriamente para hacerlos portadores de dicha fe. Así, ha sostenido la doctrina que: "Son todos aquellos que contienen una declaración con eficacia jurídica, extendidos por los distintos sujetos de derecho (...) sin sujeción a forma determinada que les confiera autenticidad" (confr.: Cafure de Batistelli, "Cuadernos del Instituto de Derecho Penal", 1975, nº 126, pág. 215, citado por Carlos Creus, pág. 46). La falsedad aludida alcanza también a los recibos y facturas acompañadas -tanto a este proceso como a las actuaciones administrativas que tramitaran ante el organismo recaudador-, con los cuales se pretendió acreditar la efectiva percepción de los u$s 500.000; y claro está, ha recaído también sobre el asiento contable obrante en el Libro Copiativo Diario nº 34, de la firma “Astilleros Alianza S.A.”, con el cual se intentó demostrar el pago de los 40 honorarios señalados, mediante la obtención de un préstamo por igual monto, por parte de la empresa “Zeal International Corporation”. Así, a la luz de los hechos acaecidos y la jurisprudencia imperante en la materia, se advierte que la imputada junto con el fallecido Arnaldo Martinenghi, confeccionaron documentos falsos, tendientes a probar un hecho que en realidad nunca sucedió: el pago de u$s 500.000 en concepto de honorarios profesionales con motivo de la contratación de María Julia Alsogaray por la empresa Astilleros Alianza S.A. No quedan dudas de la utilización de aquel convenio por parte de la encartada, consumando de esa forma el delito en cuestión, en tanto aquella ha colocado al documento en situación que se lo pretendió hacer valer, según su finalidad, naciendo así la posibilidad de perjuicio. Como ya dijéramos, el delito de falsificación endilgado concurre idealmente con el enriquecimiento ilícito atribuido, en tanto ha señalado la doctrina que: “si la falsificación de documento privado se consuma con el uso y ese uso se lo ha hecho con fines delictivos, la misma finalidad, unificada en una conducta (hecho), nos enfrenta ante un concurso ideal, ... según la norma del art. 54 del Código Penal...” (Creus, Carlos, op. cit., pag. 109). IV. FUNDAMENTOS Prueba de lo dicho precedentemente y su consecuente responsabilidad penal resulta de: Denuncia de fs. 2/8 vta. y presentación de fs. 28/34 vta. 2) Declaración testimonial de Roberto Eduardo Bases de fs. 19/26 vta. 3) Declaración testimonial de Gustavo Antonio González de fs. 41/47 vta. 4) Declaración testimonial de Laura Termine de fs. 48/49. 5) Fotocopias y fotografías glosadas a fs. 52/69 y 71/138. 6) Declaración testimonial de Luis Gustavo Machado de fs. 158/159 vta. 7) Informes de la Dirección General Impositiva de fs. 168/181, 182/184, 278/282, 354/355, 433/434, 1177/1178, 2102/2103 vta., 2897 y vta. 8) Informes del Registro de la Propiedad Inmueble de esta ciudad de fs. 192/200, 201/223 vta., 1329/1356, 1428/1440, 2055/2071. 9) Informe de la Secretaría de la Función Pública de la Presidencia de la Nación de fs. 229. 10) Informe del Centro Argentino de Ingenieros de fs. 230 y de la Junta Central de los Consejos Profesionales de Agrimensura, Agronomía, Arquitectura e Ingeniería de fs. 234. 11) Informes de la Escribanía General del Gobierno de la Nación de fs. 239/243, 1179/1223 (fotocopias certificadas de las declaraciones juradas patrimoniales presentadas ante ese organismo), 2424. 12) Informes de la Inspección General de Justicia de fs. 258/262, 361/400, 401/425, 488/522, 1401/1414, 1703/1705, 1711/1714, 2025, 2110/2125, 2665/2691, 2694/2722. 13) Declaración testimonial de Luis Alberto Cabello de fs. 264/265 vta., 288/289 vta., 579/581 vta., 613 y vta. 14) Informe de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación de fs. 266/268. 15) Fotocopias certificadas de la causa nº 3061, caratulada “ALSOGARAY, María Julia s/ ley 23.771”, del Juzgado en lo Penal Económico nº 7, Secretaría nº 13 (fs. 297/345). 16) Declaración testimonial de Eduardo Angel Russo de fs. 427/428 vta. 17) Informes de la Dirección Nacional de Migraciones de fs. 451, 541/547, 2126/2130. 41 18) Presentación de fs. 471 y copias de fs. 458/470, del letrado de Fernando José Domingorena -socio gerente de Estibajes Norte S.R.L.-; y declaración testimonial del nombrado de fs. 475/476. 19) Informes del Registro de la Propiedad Automotor de fs. 481/482, 1298/1314. 20) Fotocopias glosadas a fs. 525/531 relacionadas con actuaciones de los autos “Erize Francisco Javier y Alsogaray María Julia s/separación personal art. 205”. 21) Informes del Cuerpo de Peritos Contadores de fs. 551/552 (perito Ricardo Hugo Madrid), 723/726 vta. (perito Eduardo R.L. Laurence), 876 y vta. (perito Eduardo R.L. Laurence). 22) Declaración testimonial de Ana María Osella Muñoz de fs. 556/558 y presentación de fs. 584. 23) Declaración testimonial de Oscar Rodolfo Ponce de León de fs. 564/565 vta., y presentación del mismo de fs. 567/570. 24) Declaración testimonial de Ernesto Mario Furlone de fs. 618/621 vta., 1161/1164. 25) Declaración testimonial del Subinspector Marcelo Mereles de fs. 647/648. 26) Acta de secuestro de fs. 651 y vta., del allanamiento llevado a cabo en el domicilio de la calle San Martín 140, piso 16 de esta ciudad, perteneciente a “Astilleros Alianza S.A.” 27) Fotocopias glosadas a fs. 656/676 vta. relacionadas con las actuaciones nº 1088 del registro de la Secretaría 15 del Juzgado Federal nº 8. 28) Declaraciones de Arnaldo Martinenghi de fs. 682/684, presentación de fs. 896/897, fs. 3387/3394 vta. 29) Presentación de la firma Astilleros Alianza S.A. de fs. 686/713, 715/716. 30) Declaración testimonial de Francisco Lavalle de fs. 720/722 vta. y presentación de fs. 731 y vta. y 740/741 vta. 31) Informes del Banco Francés de fs. 754, 761, 793/794, 2027/2043, 2104/2105, 3361/3375, 3573. 32) Informes del Banco de Boston de fs. 757, 1937. 33) Fotocopias glosadas a fs. 779/783 remitidas por el Juzgado Comercial nº 10, Secretaría 20, relacionadas con “Astilleros Alianza S.A.”. 34) Informes del Citibank de fs. 787, 789. 35) Declaración testimonial de Bernardo Aníbal Pombo de fs. 809/810 vta. y fotocopias acompañadas a fs. 801/808. 36) Fotocopias glosadas a fs. 815/871, aportadas por María Fernanda Lavalle. 37) Copias de la revista “Noticias” de fecha 23 de diciembre de 1998, obrantes a fs. 1112/1115. 38) Informe de la Oficina Nacional de Etica Pública de la Presidencia de la Nación, de fs. 1143/1145. 39) Informe del hoteal Alvear de fs. 1294. 40) Presentación del escribano Rodolfo José Kligmann (fs. 1315 y vta.). 41) Informe de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación de fs. 1357/1372. 42) Informe de la Dirección General de Administración del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de fs. 1373/1399, y de la Subsecretaría de Normalización Patrimonial de fs. 1445/1457. 43) Informe del Registro de la Propiedad Inmueble de la provincia de Buenos Aires, de fs. 1415/1427, 1461/1472. 42 44) Informe de la Dirección General de Coordinación de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, de fs. 1458/1459. 45) Informe de la empresa MOVICOM, de fs. 1474. 46) Declaración testimonial de Oscar Tolchinsky (fs. 1479/1480). 47) Declaración testimonial de Santiago María Bignoli (fs. 1484/1485). 48) Declaración testimonial de Alejandro Jorge Benito Borghini (fs. 1487/1488). 49) Fotocopias de escrituras de fs. 1492/1505. 50) Presentación de Luis Angel Moretti, apoderado de Editorial Perfil S.A., de fs. 1525/1531 y 1536. 51) Informe de Argencard de fs. 1554. 52) Informes de la firma American Express Argentina S.A. de fs. 1578, 1935, 3501/3502. 53) Informe de Visa Argentina S.A. de fs. 1580/1582. 54) Declaración testimonial del Subinspector Adrian Lotocki de fs. 1642 y vta. 55) Acta de secuestro de fs. 1645 con motivo del allanamiento realizado en el domicilio de la calle Av. Roque Saenz Peña 1134, piso 8º de esta ciudad. 56) Informe de Azul Televisión de fs. 1798. 57) Estudios periciales llevados a cabo por el Cuerpo de Peritos Contadores Oficiales de fs. 1801/1825 vta., 3206/3221, 3254/3269 vta., 5771/5773 vta. 58) Presentación del Diputado de la Nación Juan Pablo Cafiero obrante a fs. 1867/1868 y declaración testimonial del mismo de fs. 2010/2011. 59) Nota de fs. 1890 y vta. y fotocopias de fs. 1891/1908. 60) Declaración testimonial de Gonzalo Bruno Quijano, obrante a fs. 2077/2080 vta. 61) Declaración testimonial de Juan Francisco García, obrante a fs. 2084/2087 vta. y presentación de fs. 2425/2451 vta. 62) Presentación del contador Jacobo Beker, obrante a fs. 2095 y vta. y declaración testimonial del mismo de fs. 2399/2403 vta. 63) Informe de Veraz de fs. 2404. 64) Declaración testimonial de Luis Alberto Dorado de fs. 2409/2410. 65) Informes del Departamento INTERPOL de fs. 2418/2420, 2509/2510, 2601/2602, 2790/2791, 3178/3181. 66) Informe del Banco Caja de fs. 2511. 67) Informe de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, obrante a fs. 2538. 68) Informes de la AFIP de fs. 2551/2594 vta., 2917/2923, 3183/3192, 3293/3329, 3503/3514, 3832/3838 vta., 4326/4335. 69) Declaración testimonial de Hilda Gutierrez de fs. 2603/2611. 70) Declaración testimonial de Guillermo Enrique Ansorena de fs. 2636/2641 vta. 71) Declaración testimonial de Ruben Omar Ceci de fs. 2652/2655 vta. 72) Declaración testimonial de Hugo Oscar Vidal de fs. 2731/2735 vta. 73) Declaración testimonial de Eduardo Laurence de fs. 2745/2750. 74) Fotocopias glosadas a fs. 2751/2764 relacionadas con los papeles de trabajo acompañados por Eduardo Laurence. 75) Declaración testimonial de María Alicia Christensen de fs. 2773/2774 vta. 76) Declaración testimonial de Jorge Ricardo Cejas de fs. 2794/2800. 77) Informes del Ministerio de Justicia de la Nación de fs. 2838/2846, 3434. 43 78) Declaración testimonial de Antonio Guillermo Gómez Riera de fs. 2894/2895 vta. 79) Nota actuarial en relación a la tarjeta Diners Club Intenacional nº 3646-682324-0867, cuyo titular es María Julia Alsogaray, de fs. 2898. 80) Informe de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía de la Nación obrante a fs. 2900/2901. 81) Informe procedente del U.S. Department of Justice, Crimnal División, de Estados Unidos y su correspondiente traducción obrante a fs. 2968/3164, como así también traducciones de informes procedentes de Estados Unidos obrantes a fs. 3574/3712, 3903/3988, 4440/4458, 4506/4590, 4592/4632, 4643/4645, 4952/4993, 4998/5316, 5321/5323, 5337/5465, 5467/5546, 5709/5757. 82) Informe del Ministerio de Economía de fs. 3223/3228. 83) Declaración testimonial de Diego Francisco Impagliazzo de fs. 3342/3347 vta. 84) Informe de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Política Ambiental de fs. 3398/3429. 85) Informes de fs. 3515/3524, relacionados con los programas de acumulación de millaje. 86) Informe de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación obrante a fs. 3528/3542. 87) Declaración testimonial de Mauricio Cukier Solnica de fs. 3565/3571 y presentación de fs. 4400/4402 vta. y 4854/4856 vta. 88) Fotocopias de documentación bancaria obrante a fs. 3715/3752 en orden a las cuentas registradas en el BBV Banco Francés. 89) Declaración testimonial de Luis Angel Viñoly, obrante a fs. 3849/3850 vta. y presentación de fs. 4264/4279. 90) Informes del Banco de la Nación Argentina, Sucursal Montevideo, Uruguay, obrantes a fs. 3877/3878, 4694/4829. 91) Informe del Banco Galicia de fs. 4338. 92) Informe actuarial de fs. 5328/5335. 93) Declaración testimonial de Francisco Juan Verstraeten Teran de fs. 5647/5649 vta. 94) Declaración testimonial de Christian Garat de fs. 5650/5651. 95) Declaración testimonial de Nora Adela Chiban de fs. 5661/5662 vta. 96) Declaración testimonial de Jaime Isaac Wolinsky de fs. 5759/5760 vta. 97) Constancias obrantes en las actuaciones en trámite por ante el Juzgado Comercial nº 10, Secretaría 20, con motivo de la quiebra de Astilleros Alianza S.A. 98) La totalidad de la documentación, expedientes administrativos y legajos reservados en Secretaría. La realidad del suceso, corroborada sobre la base de la prueba detallada y un pormenorizado análisis de los hechos, permiten a esta parte reprochar penalmente la conducta ilícita desplegada por la encartada, conforme la descripción fáctica y jurídica efectuada en los puntos II y III del presente requerimiento. Así, puede sostenerse que la nombrada ha desplegado una maniobra violatoria de las disposiciones legales con pleno conocimiento y voluntad de llevar adelante la conducta que se le reprocha. La copiosa prueba recolectada en el curso de la actividad instructoria pone de manifiesto los extremos antes aludidos. El descargo efectuado por la imputada no encuentra, a criterio de esta parte, sustento en ninguna de las pruebas reunidas en la causa, resultando los 44 mismos un intento de mejorar la comprometida situación procesal en que se encontraba. Con todo lo expuesto, consideramos acreditada en su aspecto objetivo y subjetivo la materialidad de los ilícitos reprochados, no concurriendo en el caso causa alguna de justificación o exculpación que podrían eventualmente incidir respecto de la responsabilidad que en los hechos le cupo a la encausada. Concluyendo la reseña de elementos probatorios que avalan esta requisitoria, cabe dejar en claro que la misma no pretende cerrar el cuadro de argumentaciones cargosas acumuladas en el presente sumario, sino simplemente exponer en forma sucinta los motivos en que se funda -tal como lo exige el art. 347, último párrafo del CPP-, resultando las conclusiones efectuadas, a criterio de esta parte, de contundencia suficiente para cumplir tales fines. En esa misma línea, tampoco puede aseverarse que el detalle de bienes efectuado en esta requisitoria conforme la totalidad del patrimonio de la encausada. Por otra parte, la actitud demostrada por la imputada durante el curso del proceso tampoco facilitó la determinación exacta de su patrimonio (nótese que por ejemplo la adquisición de los departamentos valuados en u$s 400.000 propiedad de ella, aparecidos en Nueva York, se tomó conocimiento por un hecho fortuito recién en 1998). En virtud de ello, esta parte quiere dejar en claro entonces, que la consideración por separado de cada uno de los intentos de justificación, no implica ceñir la discusión que habrá, necesariamente, de producirse en el debate en relación a dichos ítems. V. ACTUACION DEL MINISTERIO PUBLICO FISCAL EN LOS PRESENTES OBRADOS. La actividad del Ministerio Público Fiscal en esta causa, no ha sido tarea fácil ya que durante el curso del proceso se nos ha vedado la posibilidad de ejercer las funciones propias de esta parte, mediante intimaciones a cesar en la actividad conferida por ley y hasta se nos ha acusado de la comisión de todo tipo de delitos. Sabemos que V.S. tiene un criterio bien diferenciado del de esta parte acerca de los alcances que debe otorgarse al art. 26 de la ley 24.946, y de los límites de actuación de quienes representan la acción penal pública. El derecho a pensar así, como juez en este proceso, es innegable y hasta entendible. Sin embargo, es nuestro deber también, fundar nuestra posición al respecto, toda vez que varias de las probanzas aquí valoradas fueron colectadas y agregadas al expediente por actuación propia de estos integrantes del Ministerio Público Fiscal. Por ello, intentaremos explicar aquí, lo que no hemos podido en dos oportunidades anteriores -en tanto las presentaciones de esta parte fueron devueltas por V.S. Efectivamente, desde el 18 de marzo de 1998 rige la ley 24.946 que logra reglamentar las disposiciones del art. 120 de la Constitución Nacional, que consagra la independencia, la autonomía funcional y la autarquía financiera del Ministerio Público, por lo que se dota a los integrantes del Ministerio Público de un nuevo "status" institucional y pretende que el órgano acusador tenga una activa participación en las investigaciones en las que participa. Con relación a este último tópico resulta esclarecedor el art. 40 de dicha ley; el cual, al otorgarle a los fiscales deberes y atribuciones los faculta a requerir por sí ante cualquier autoridad administrativa, salvo aquellos casos en que por las leyes penales no esté permitido obrar de oficio. 45 Asimismo, también como ya se dijera, el texto del art. 26, en su primer párrafo, de la citada ley, confiere a los integrantes del Ministerio Público una activa participación en el sumario, en plena etapa investigativa, como requerir informes a los organismos nacionales, provinciales y comunales; a organismos privados, y a los particulares cuando corresponda; realizar diligencias y citar personas a sus despachos con la obligación de las agencias policiales y de seguridad de prestar toda la colaboración que se les requiriese. El segundo párrafo de la norma aclara incluso que la posibilidad de producir información útil y pertinente para lograr el desarrollo efectivo de la acción penal no es una facultad, sino que se trata de una obligación de los fiscales, sin perjuicio de la dirección del proceso que siempre estará en manos del juez. Entendemos que V.S. no debió restringir la actividad investigativa de los fiscales, ya que la norma aludida nada dice al respecto, al contrario, le otorga al órgano acusador iniciativa propia en las investigaciones de los delitos y le impone la obligación de producir prueba en todos los asuntos en los que sea parte (art. 40, inc. "a" de la ley 24.946). En este sentido, resulta ilustrativa y demarcatoria la opinión de la más alta jerarquía del Ministerio Público, cuando afirma “... que es criterio del suscripto como máxima jerarquía del Ministerio Público Fiscal (art. 33, 1er. párrafo, Ley 24.946), que sus integrantes, con arreglo a la autonomía funcional de que se encuentran investidos y a las facultades que la citada ley les confiere (artículos 1; 26, párrafo 1°; y 40, inciso a, ibídem), se encuentran autorizados a requerir por sí mismos los informes que resulten necesarios para un adecuado cumplimiento de sus funciones". Por ello, creemos que, más allá de las opiniones personales, la ley otorga a los integrantes del Ministerio Público, facultades para el mejor cumplimiento de su función y no cabe que V.S., con una interpretación de las normas tan particular, pueda prohibirlas ni mucho menos restringir su ejercicio. Huelga recordar además que la etapa por la que se transita, no es más que la de recopilación de evidencias que permite evaluarlas en una forma provisoria, y que la verdadera producción de la prueba se produce en una etapa del proceso de la cual V.S. es ajeno, no así el Ministerio Público. Lo cual amerita las atribuciones funcionales que esta parte defiende, toda vez que los representantes del Ministerio Público Fiscal, en el contradictorio, sostendremos la acusación con sustento en las probanzas colectadas en la etapa anterior y las que puedan incorporarse posteriormente al debate oral y público, y que teniendo en cuenta esta última posibilidad, negarle la facultad al Ministerio Público, como dijo V.S., de realizar averiguaciones, atenta contra su propia naturaleza. La interpretación que de las normas realiza V.S. pareciera pretender erigirse en verdad absoluta y única, deviniendo obligatorio su acatamiento, so pena de incurrir en conducta delictiva. Sin embargo, es del caso señalar que la exégesis que V.S. efectúa no resulta erga omnes, ni mucho menos absoluta y por consiguiente de acatamiento y aplicación obligatorio. V.S. resulta en el caso un juez instructor que de un modo particular ha valorado diferentes normas y disposiciones, explicación ésta que en modo alguno esta Fiscalía se encuentra obligada a compartir. Su aceptación implicaría que ni siquiera el Procurador General de la Nación y menos aún los fiscales que actuamos ante las distintas instancias podamos interpretar las normas procesales y disposiciones de nuestra propia esfera de actuación y, en consecuencia, actuar conforme a derecho. Por ello, una vez más puede sostenerse que el criterio de V.S., en orden a la actuación de esta parte, resulta contradictorio con su propio 46 proceder; en tanto no sólo cada uno de los elementos colectados por la Fiscalía y aportados a la causa fueron incorporados al sumario, sino que resultó precisamente V.S. quien los valoró en ocasión de dictar el procesamiento de la encartada Alsogaray. Pareciera entonces que la actuación de esta parte no ha resultado “desatinada”, “sobreabundante”, “extralimitado”, “caprichosa”, “forzada”, “incoherente” o “absurda” tal como también señaló en alguna oportunidad. Y tan ello así que ante un concreto planteo de nulidad, V.S. resolvió rechazarlo, entendiendo que lo actuado por esta parte no se encontraba afectado desde el momento en que se incorporan al expediente los elementos aportados, momento a partir del cual resultan reproducibles y susceptibles de contralor. En otro orden, cabe señalar, que compartimos en que no debe existir más que un solo legajo, porque además así lo dice la ley, donde se agrupen todos los elementos probatorios, y que ello se da en el marco de un proceso, ya que la actividad que realiza esta parte es la de efectuar averiguaciones para poder ofrecer prueba precisamente en ese proceso; pudiendo la defensa refutarla en el contradictorio, recordando, Sr. Juez, que el proceso no se agota en el auto de procesamiento. Por ello, se pretende evitar la errónea concepción de que la instrucción constituye el fundamento de la sentencia, cuando ésta sólo será base de la acusación, resultando la fase preparatoria del juicio, en donde -como se dijera- se tiene por objeto buscar, recoger y seleccionar el material que servirá para aquél. Pareciera que el Sr. Juez confunde proceso con actividad del Ministerio Público Fiscal, que son dos cosas diferentes. La actividad del Ministerio Público Fiscal para que sea transparente, registrable, y controlable, sin duda se lleva a cabo en un legajo que, de ninguna manera, resulta ser un sumario paralelo y secreto. Por otra parte, resulta igualmente desconcertante que V.S. efectúe tan particular exégesis de las normas que rigen la actuación de estos fiscales recién después de 10 años de haberse iniciado el proceso, instrucción sumaria prolongada si las hay, cuando en realidad estos acusadores públicos vienen realizando diligencias como las que hoy le aquejan desde antaño. En tal sentido basta recordarle a V.S. las actuaciones nº 1598 y 1156, en trámite por ante la Secretaría 17 del Tribunal a su cargo, donde esta parte -por sí- : a) produjo informes (confr. fs. 23.446 de la causa 1156; fs. 176, 736/737, del legajo 3; y fs. 24 del legajo 104, ambos en causa 1156); b) obtuvo y acompañó prueba documental (confr. fs. 1506 del legajo 143 en causa 1156; fs. 9928 en causa 1598); c) solicitó informes a distintas reparticiones públicas y privadas (confr. fs. 14.730, 23.445, 23.446, 30.769 y 30.777, entre otras, de causa 1156); d) recibió declaraciones testimoniales, comparecencias espontáneas, (confr. fs. 1/5 del legajo nº 9 de identidad reservada en causa 1598; legajo 288 agregado a causa 1156); e) mantuvo entrevistas y reuniones con especialistas y funcionarios en el país y en el exterior (fs. 3943, y 5276 de la causa 1156; fs. 1641 del legajo 3 en causa 1156); f) se constituyó por iniciativa propia en dependencias de distintos organismos de investigación nacionales y extranjeras (vgr. F.B.I) con el fin de recabar datos que luego fueron aportados y debidamente agregados por V.S. (confr. fs. 3943 causa 1156, Secretaría 17). g) además de toda actividad relacionada a la protección de testigos que se presentaban en la dependencia (confr. legajos de testigos “L y LL” en causa 1156, posteriormente agregadas al cuerpo XXII de la causa Armas I; fs. 816 del legajo “13-A” en causa 1598; y, legajo 288 agregado en causa nº 1156). Y en cuanto a las especulaciones que realiza el Sr. Juez en base a la posible ocultación de información que pueda llegar a variar la decisión sobre un justiciable, son producto solamente de su imaginación, ya que jamás estos 47 representantes del Ministerio Fiscal, ante evidencias que permitan exculpar, atenuar o agravar la situación de un imputado, lo han ocultado. Asimismo, entendemos propicia la ocasión para solicitar a V.S. que en lo sucesivo, se evite calificar del modo que se ha hecho -“desatinada”, “sobreabundante”, “extralimitado”, “caprichosa”, “forzada”, “incoherente”, o “absurda”- la actividad de este Ministerio Público Fiscal, cuando el mismo actúa en legítimo cumplimiento de un deber legal, más allá que tales extremos sean de mayor o menor agrado de V.S., y en el marco del mutuo respeto que debe imperar en nuestras actividades. VI. DE LA NOTIFICACION A LA PROCURACIÓN DEL TESORO DE LA NACIÓN. Teniendo en cuenta la naturaleza de los delitos reprochados a la procesada Alsogaray, y el estado en que se encuentra la pesquisa, conforme a las disposiciones de los arts. 27, 66 y concordantes de la ley 24.946 (Ley Orgánica del Ministerio Público), arts. 2, 5, y concordantes de la ley 12.954 (Ley de Cuerpo de Abogados del Estado) y su decreto reglamentario nº 34.952/47, disposiciones del decreto nº 1240/96, ley 17.516 (Ley de Representación Judicial del Estado), y art. 4º, de la ley 19.539 (Modificatoria de la anterior), no puede descartarse la eventual intervención de la Procuración del Tesoro de la Nación en estos obrados. Ello así, en tanto el art. 4º de la ley 19.539, expresamente dispone: “El Estado podrá asumir el carácter de parte o de querellante en todos los casos en que esté comprometido el orden público o el interés público y particularmente cuando se cometan delitos contra la seguridad de la Nación, los poderes públicos y el orden constitucional, la administración pública y el patrimonio o rentas fiscales, y también en los casos de delitos contra la seguridad común, la tranquilidad pública y la fe pública. (...)”. Por ello, entendemos que, previo a la clausura de la instrucción – momento en el que caducará toda oportunidad de presentarse como actor civil en estas actuaciones-, correspondería notificar a dicho organismo del estado la existencia de estas actuaciones a efectos de que evalúe tal posibilidad (art. 90 del CPP). VII. REQUISITORIA 1) Por lo expuesto en los párrafos precedentes y de conformidad con lo dispuesto por los artículos 32, 347 y siguientes del CPP, esta parte solicita formalmente se declare clausurada la instrucción del sumario y la ELEVACION A JUICIO DE LAS PRESENTES ACTUACIONES seguidas contra MARIA JULIA ALSOGARAY, de la filiación antes consignada, por la comisión de los delitos antes mencionados. 2) Se tenga presente lo peticionado en el punto V. 3) Se notifique a la Procuración del Tesoro de la Nación la existencia de las presentes actuaciones. 48