Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario DESBARATAMIENTO DE DERECHOS ACORDADOS. REVOCACIÓN DE PROCESAMIENTO. FALTA DE MÉRITO. VIGENCIA DEL ART. 45 INCS. C),D) E) Y H) DEL DECRETO LEY 15.348,RATIFICADO POR LEY 12.962 QUE DESPLAZA NECESARIAMENTE AL ART. 173 INC. 11 DEL C.P., CONFORME LA VOLUNTAD DEL CONGRESO MANIFESTADA POR LAS LEYES 20.509 Y 23.077.DISIDENCIA. ANÁLISIS DE LAS NORMAS CONFORME LOS CAMBIOS LEGISLATIVOS. LA ECONOMÍA DE LOS ARTS. 44 Y 45 DEL DTO.-LEY 15.348/46 RATIFICADA POR LEY 12.962,COMO QUERDÓ PLASMADO EN EL AÑO 1946,DESARROLANDO CONCEPTOS ORIGINARIOS DE LA LEY DE PRENDA AGRARIA DEL AÑO 1914. EL NUEVO ORDENAMIENTO INTRODUCIDO POR LA LEY DE FACTO 17.567, CON EL ATRT. 173 INC. 11 C.P..INCIDENCIA SOBRE LAS DISPOSICIONES PENALES DE LA LEY DE PRENDA CON REGISTRO. * Creo que la mejor manera de aclarar esta problemática es tener en cuenta que la normativa penal del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, es mucho más antigua que el art. atravesado 173, inc. 11°, C.P. y que ambos textos han múltiples vicisitudes legislativas.El posterior destino del art. 173, inc. 11°, C.P., que continúa vigente, pero no en las condiciones de la llamada ley 17.567. * El art. 173, inc. 11°, sólo tiene existencia constitucional desde la ley 20.509, en 1973, mientras que las normas del art. 45 de la ley de prenda con registro recuperaron, como dice la ley 20.509 su eficacia, pues su validez no la habían perdido. Entonces, estas normas (art. 45 cit.) son mucho más antiguas que el art. 173, inc. 11°, C.P., y son especiales, como dijimos, respecto de éste. • La conclusión de todo el proceso legislativo, y de los razonamientos efectuados, nos la da lo que determina el decreto del Poder Ejecutivo N° 897/95 (B.O.del 9/12/95) que en su artículo 1° aprueba el texto ordenado del decreto ley 15.348/46 ratificado por la ley 12.962 y modificado por el decreto ley 6.810/63 (este último decreto ley no aborda ningún aspecto penal).Luego, ese texto ordenado contiene como vigentes tanto los incisos d), e) y h) del original artículo 45 del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, como el inciso c).Resulta, pues, necesariamente, al que esa art. norma está vigente y desplaza, 173, inc. 11°, C.P., conforme la voluntad del Congreso manifestada en las leyes 20.509 y 23.077. (DEL VOTO DEL JUEZ SCHIFFRIN con adhesión del JUEZ ÁLVAREZ). Leído el voto del Juez Leopoldo Héctor Schiffrin y su preciso estudio relacionado con la vigencia del decreto ley 15.348/46, ratificado por la Ley 12.962, y específicamente del art.45 inc. c) del mismo, entiendo que, pese al acertado análisis, los hechos objeto de pesquisa, no se subsumen en ese marco normativo. Entiendo que las circunstancias que dieron origen a las presentes actuaciones, difieren de las que establece la Ley de Prenda con Registro citadas por mi distinguido colega, Juez Schiffrin, ya que lo allí tipificado, específicamente en el art. 45 inc. c) de la mencionada bienes prendados sin dar ley, es el “…traslado de los conocimiento al encargado del Registro...”.Los acontecimientos que sirvieron de causa a este legajo, expuestos supra en la primera parte de mi voto, pero resulta menester reiterar que de los elementos cargosos Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario adunados en este sumario, surge “prima facie” que la imputada ,además de sustraer los bienes prendados del lugar comprometido para su estadía, disposición fue de intimada la entidad para que los acreedora, ponga a anoticiándola fehacientemente que ante su incumplimiento se efectuaría la pertinente denuncia penal, lo que no causó efecto alguno, dando lugar a las presentes actuaciones.Ya en sede penal, la encartada no varió de su postura inicial, sin siquiera aportar el lugar donde los bienes prendados se hallaban, ratificando así la conducta que tornó incierto y litigioso el derecho del denunciante (conf. art. 173 inc. 11 del Código Penal).Este es el encuadre jurídico adoptado por diversos tribunales sobre hechos como el aquí investigado, y el que en mi opinión corresponde al presente.(DEL VOTO DEL JUEZ FLEICHER). PODER JUDICIAL DE LA NACIÒN La Plata,22 de abril de 2010. R.S. 2 T.104 f*189/201 VISTA: Esta causa, registrada bajo el N° 4306, caratulada “B., J. E. S/ INF. ART. 173 INC. 11 DEL C.P.”, procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia de Junín. Y CONSIDERANDO: EL JUEZ FLEICHER DIJO: I. Que las presentes actuaciones llegan a conocimiento de esta Alzada, en virtud del recurso de apelación interpuesto (...) por la Sra. Defensora Oficial, (...), en representación de J. E. B., contra la resolución (...), que dispuso el procesamiento de la última autora nombrada, penalmente desbaratamiento de por considerarla responsable derechos del acordados, prima facie delito de previsto y reprimido por el art. 173 inc. 11 del Código Penal. El recurso fue concedido (...)y mantenido (...). II. Previo corresponde al tratamiento de los agravios, efectuar una breve síntesis de los hechos que dieron origen a este expediente. Conforme surge de autos, la imputada en autos solicitó un préstamo dinerario en el Banco de la Nación Argentina, (...), que garantizó con prenda sobre bienes de su propiedad (...). Posteriormente, al no poder afrontar el pago de deuda contraída, crediticia requirió refinanciar la a la misma, misma la entidad que también garantizó, en segundo grado los bienes gravados en primer término(...). Nuevamente, crédito la otorgado, deudora lo que incumplió motivó el el pago inicio de del la ejecución prendaria en sede judicial. En el trámite del referido expediente civil, con fecha 27 de junio de 2006, por orden judicial, se llevó adelante el mandamiento de secuestro de los bienes muebles créditos que sirvieron mencionados, la de que garantía obtuvo negativo, ya que conforme surge de las a los resultado actuaciones (...), los bienes habían sido retirados de su lugar original -y contractual - de ubicación. A consecuencia de ello, un representante del Banco de la Nación Argentina, cursó intimación mediante carta documento (...) donde se hizo constar el resultado negativo del mandamiento de secuestro de mención, requiriéndose a la titular de la deuda, en el plazo de 5 días, coloque a disposición los bienes prendados, de lo contrario se procedería a efectuar la correspondiente denuncia penal. Con esos intimación, antecedentes, habiendo sin sustraído haber los cumplido bienes la que Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario conforman el contrato prendario del lugar pactado en ese instrumento jurídico, representantes del Banco de la Nación Argentina, formularon la denuncia penal ante la posible comisión de delitos de acción publica. III. Llegadas la actuaciones a sede penal, el juez de grado corrió la vista que prescribe el art. 180 del digesto procesal y ordenó la declaración indagatoria de J. B., imputándole haber tornado incierto el derecho del Banco de la Nación Argentina sobre los bienes que fueron objeto de garantía prendaria. (...), obra el acta donde consta que la imputada se negó a prestar declaración indagatoria. Así las cosas, el a quo resolvió decretar el procesamiento de J. B., en virtud de considerarla “prima facie” autora penalmente responsable del delito previsto y reprimido por el art. 173 inc 11 del C.P. En tal sentido destacó que el hecho descripto se adecua al tipo señalado, ya que si bien el dueño de la cosa prendada está autorizada a usarla conforme su destino, y es razonable que las maquinarias agrícolas se trasladen de acuerdo a los trabajos que surjan, hasta el momento del dictado de la resolución, la imputada nada ha hecho para poner las mismas a disposición de la entidad bancaria, pese a que su colaboración resulta ejecución la asumida de imprescindible garantía y ha sido para la expresamente como condición de otorgamiento del crédito. Asimismo, el a quo subrayó que B., conforme los contratos suscriptos, tenía la obligación de presentar los bienes gravados cuando la entidad crediticia los requiriera, circunstancia que aconteció el 11 de julio de 2006, mediante carta documento. Así las cosas, citando jurisprudencia en apoyo a su postura, adoptó la resolución apelada. IV. Por su parte, los agravios expuestos por la defensa de B., se centran, en prieta síntesis, en resaltar que el a quo, no ha probado cuales fueron las maniobras desplegadas intencionalmente para burlar el derecho del denunciante. Señala que el delito imputado requiere un dolo específico de sustraerse al cumplimiento, desbaratando por imposibilidad, incertidumbre o litigio los derechos de la victima, aspecto subjetivo que no está probado. V. Ahora bien, luego del estudio del expediente, en mi opinión, corresponde confirmar la resolución apelada. En efecto, acreditado que sin la controversia, imputada se solicitó encuentra un crédito dinerario al Banco de la Nación Argentina y como garantía de cumplimiento otorgó en prenda distintos bienes muebles - en su mayoría maquinaria agrícola-. Que ante el incumplimiento de las obligaciones dinerarias, representantes de la denunciante iniciaron la ejecución prendaria de los bienes garantidos. También se estableció en el transcurso de esa acción, al momento de llevar adelante el mandamiento de secuestro de los efectos prendados, que ellos no se hallaban en el lugar pactado debían permanecer, sin contractualmente, donde siquiera poder establecer su ubicación concreta. Por otra parte, ante la ausencia de los bienes, fue cursada intimación mediante carta documento a la imputada B. para que ponga los objetos prendados a disposición de la entidad crediticia, señalando en Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario dicha misiva, que en caso de no obtener respuesta favorable, se penal. presentaría la correspondiente denuncia Tal requisitoria, no surtió efecto disuasivo, lo que motivó la presentación origen de autos. Ya iniciado el proceso penal, tampoco la imputada brindó explicaciones ni puso a disposición los hechos descriptos, dan bienes mencionados. En tal sentido, los fundamento a la figura electa por el juez de grado para imputar a B.. A ello cabe agregar, que no pueden prosperar los agravios de la defensa, en cuanto sostiene la falta del elemento subjetivo en el delito reprochado. En ese orden de ideas, no puede soslayarse que ha contado con diversas oportunidades bines garantidos crediticia, de a lo disposición cual para poner los de estaba B. la entidad suficientemente anoticiada. Asimismo es dable destacar que ni siquiera informó su ubicación, aún investigación penal, en el trascurso la presente denotando, por conducta intencional, que sin dudas cierto, una tornó incierto y litigioso el derecho de la denunciante. Con base en las consideraciones expuestas, cabe confirmar la resolución apelada. Así lo voto. EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO: I. He de disentir con la calificación que el voto precedente aplica a la situación de la que se trata en autos. Tal encuadramiento aparece impugnado por la defensa, cuando ésta se refiere a las disposiciones penales (...). contempladas por el decreto-ley 15.348/46 En este orden de ideas, cabe recordar que el voto mayoritario de esta Sala en el caso “Di Prinzio, Antonio y otro s/ defraudación prendaria”, expediente N° 797, del 24 de octubre de 2000, análogo al presente, dejó establecido que la norma aplicable a tales supuestos es la contenida en el art. 45 inc. c) del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962.Empero, recientemente, me remití a aquel precedente (v. “Millenovich, Pedro s/ Inf. Art. 173 inc. 11 del C.P.", causa N° 4076, del 15 de diciembre de 2009)(1) sin que las razones en las que se basa el precedente “Di Prinzio” fueran discutidas por el que se transformó en voto mayoritario. II. En vista de esta circunstancia procuraré impostar mejor la problemática considerada en dicho precedente, pero antes de adentrarme en el aspecto normativo del asunto, haré referencia a las circunstancias básicas del hecho de autos. La imputada, J. E. P. de B., solicitó y obtuvo del Banco de la Nación Argentina, (...), garantizado mediante prenda con registro sobre cuatro tractores, una sembradora y una rastra de discos, todos usados y de antigüedad que va desde 1979 hasta 1982 (...). La tomadora del préstamo cumplió sólo parcialmente con la obligación asumida en 1993, y en agosto de 1996 obtuvo una refinanciación del préstamo bancario, (...), prendando la misma maquinaria antes mencionada, a la cual agregó una sembradora, una picadora de forrajes, un girasolero y un maicero, usados, con antigüedad que va de 1982 a 1990 (...). Cabe destacar que la señora B. tiene su domicilio (...), lugar muy cercano (...), donde aparecen Poder Judicial de la Nación ubicadas las máquinas que fueron prendadas. El Juez,(...), había solicitado un informe socioambiental acerca de la señora B. que no fue realizado. Otra vez cayó en incumplimiento la señora B., lo cual dio lugar al proceso ejecutivo iniciado el 2 de febrero de 1998, que en copia está agregado a estos autos, en los cuales, ante el requerimiento del Banco de la Nación, B. declaró que no poseía dinero para afrontar el pago (...), y también expresó que el motivo de su incumplimiento se relacionaba con “las condiciones desfavorables ya sean tanto económicas como climáticas aparecidas en esa época, teniendo en cuenta que los frutos que se extraen del campo fueron escasos y de baja cotización …” (...). III. No queda claro si la procesada realiza explotaciones agropecuarias (...)–en cuya zona rural vive- y(...), donde aparece ubicada la maquinaria. Lo cierto es que ambas zonas han sido afectadas por desastres naturales. Una somera búsqueda revela que(zona rural donde vive la demandada)fue declarada, por Resolución estado de Conjunta desastre n° 964 del agropecuario 24/7/1996, por tormentas en y granizo (...), mientras que los cuarteles VII y VIII del (lugar donde aparece ubicada la maquinaria) quedaron en estado de emergencia por inundaciones según (...). la resolución Ciertamente, conjunta 1.445 la B. Sra. del parece 11/2/1998 tener su explotación en el Cuartel VI, pero la proximidad de éste con los otros dos en emergencia no puede pasarse por alto. El embargo de los bienes se postergó mucho tiempo. La prenda fue nuevamente inscripta después de transformar la suma de dólares a pesos, con arreglo al decreto 214/02 (…), y en ocasión de ejecutarse el mandamiento (...), la señora B. manifestó que los bienes prendados se hallaban en un campo del norte(...). El 11 de julio de 2006, por carta documento, fue intimada en su domicilio la señora B. (...), y ante la falta de respuesta a esa intimación extrajudicial, los representantes del Banco de la Nación presentaron la denuncia penal del 7 de agosto de 2006,(...), culminando con el auto de procesamiento actualmente impugnado. IV. Ocupémonos ahora de la fase normativa que ofrece el caso. Creo que la mejor manera de aclarar esta problemática es tener en cuenta que la normativa penal del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, es mucho más antigua que el art. 173, inc. 11°, C.P. y que ambos textos han atravesado múltiples vicisitudes legislativas. Me dedicaré, primeramente, a examinar la normativa más antigua en su propio contexto. Las normas penales contenidas en la ley de prenda con registro, se hallan en los arts. 44, 45 y el 46 del mismo; de este último artículo prescindiremos, pues es una simple remisión al art. 292 C.P., y se refiere a la expedición de certificados falsos del registro. En cuanto al art. 44, tiene su precedente más antiguo en el art. 26 de la ley de prenda agraria N° 9.644, del año 1914, o sea que precede en 7 años al Código Penal de 1921, y rezaba así: “El deudor que disponga de las cosas empeñadas como si no reconocieran gravamen o que constituya prenda sobre Poder Judicial de la Nación bienes ajenos como propios, o sobre éstos como libres, estando gravados, incurrirá en pena de prisión desde uno hasta tres años, si el perjuicio no excediese de 10.000 pesos; pasando de esta suma, de 3 a 6 años de penitenciaría. Si el daño fuere inferior a 500 pesos, se aplicará la pena de acuerdo a la graduación del artículo anterior.” Esta norma, en sustancia, efectúa una descripción legal muy aproximada a la del art. 204 del Código Penal de 1887, que después pasó a ser el inc. 17 del art. 202, de acuerdo con la ley de reformas 4.189, aunque las penas previstas en el art. 26 de la ley 9.644 resultan algo atenuadas frente a las del citado 202 de la ley 4.189.En cambio, ni el Código de 1887 ni la ley 4.189 contenían una norma similar a la del art. 25 de la ley de prenda agraria, el cual contemplaba una situación menos grave, que era el abandono de las cosas afectadas por prenda, y decía así: “El deudor que abandone las cosas afectas a la prenda agraria, con daño del acreedor, responsabilidades que y sin en tales perjuicio casos de incumben las al depositario, de acuerdo a las leyes comunes, incurrirá en la pena de dos meses de arresto, hasta tres años de prisión, según la importancia del daño.” Cuando se dictó el decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, el contenido del art. 26 de la ley 9.644 se trasladó al art. 44 de la nueva ley de prenda, que vino a coincidir, en sustancia, con el art. 173, inc. 9°, del Código Penal de 1921, al cual se remite ese art. 44.El art. 25 quedó como inciso d) del art. 45 de la ley nueva, en medio de varios otros supuestos de represión penal que contempla el art. 45, con un texto que amenaza con sanciones al “… deudor que abandonare las cosas afectadas a la prenda con daño del acreedor. Esta sanción es sin perjuicio de las responsabilidades que en tales casos incumben al depositario de acuerdo con las leyes comunes; …”. V. Yendo ahora a la economía de la ley de prenda con registro, vemos que el art. 44 contiene la sanción penal correspondiente a las obligaciones que establece el art. 9°, el cual determina que: “El dueño de los bienes prendados no puede enajenarlos, pudiendo hacerlo solamente en el caso que el adquirente se haga cargo de la deuda garantizada, continuando en vigor la prenda bajo las mismas condiciones en que se constituyó, inclusive en cuanto a la responsabilidad del enajenante. La transferencia se anotará en el Registro y se notificará al acreedor mediante telegrama colacionado.” Por otra parte, el art. 45, inciso c) del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, tutela penalmente la obligación establecida en el primer párrafo del art. 13, cuyo enunciado transcribo: “El dueño de los bienes prendados no puede sacarlos del lugar en que estaban cuando constituyó la garantía, sin que el encargado del Registro respectivo deje constancia del desplazamiento en el Libro de Registro y certificado acreedor, expedido al de prenda, endosante certificados y o y a se la guías lo notifique oficina en su al que haya caso. Esta cláusula será insertada en el contrato y su violación faculta al acreedor para gestionar el secuestro de los bienes y las demás medidas de sus derechos.” Atendiendo a estas consideraciones sistemáticas Poder Judicial de la Nación resulta que la remisión que hace el art. 45, inc. c), al art. 9°, está equivocada, y por ello la Cámara de Apelaciones de Rosario dijo con exactitud que, “el delito del art. 45, inc. c), LPR, se configura cuando la cosa gravada es llevada de la jurisdicción de un registro a la de otro sin cumplir con el art. 13 de la ley” (extraigo la cita del libro La prenda con registro, de José Luis Amadeo, Buenos Aires, 1978, pág. 168, N° 1.088). Nos resta observar que el decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, diferencia entre los contenidos de injusto previstos en el art. 44 que, en suma, describe el clásico estelionato, respecto de las figuras del art. 45 del mismo cuerpo legal. La norma del art. 44 castiga un engaño cuya víctima es el comprador de un bien gravado como si fuera libre; en tanto que las prescripciones del art. 45 se dirigen a asegurar, más allá de las disposiciones del derecho civil y comercial, la situación del acreedor, por medios penales administrados con encomiable prudencia. En cambio, el criterio que sigue el art. 173, inc. 11°, del Código Penal, introducido primeramente por la ley de facto 17.567, en el año 1968, se aparta del tipo de valoraciones que inspiran la relación entre los artículos 44 y 45 del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962. VI. El origen de esta nueva norma se halla en el art. 215, inc. 2°, del Proyecto de Código Penal del año 1960, que tuvo por redactor principal a Sebastián Soler. Este proyecto no obtuvo aprobación legislativa, pero después, en 1968, fue introducido el texto del art. 215, inc. 2° como inciso 11° del art. 173 en la reforma del Código Penal promulgada por el dictador Onganía mediante la ley de facto 17.567. La reforma fue preparada por una comisión que presidió Sebastián Soler. Ahora bien, recordemos que el mencionado art. 173, inc. 11°, C.P., reza así: "el que tomare imposible, incierto o litigioso el derecho sobre un bien o el cumplimiento, en las condiciones pactadas de una obligación referente al mismo, sea mediante cualquier acto jurídico relativo al mismo bien, aunque no importe enajenación, sea removiéndolo, reteniéndolo, ocultándolo, o dañándolo, siempre que el derecho o la obligación hubieran sido acordados a otro por un precio o como garantía." Los autores del precepto transcripto estimaron, sin duda, que el mismo abarcaba algunas situaciones contempladas por el art. 45 del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962. En efecto, el art. 7° de la ley de facto 17.567, derogó expresamente los incisos d) y h) del citado art. 45. El inc. d) se refiere –como ya dijimos- al abandono de la cosa prendada con daño del acreedor, y el h) al deterioro por el deudor del bien prendado. Ambas hipótesis son reducibles a la de daño que prevé el art. 173, inc. 11°, C.P. El inc. c) del art. 45 de la ley de prenda con registro no fue, en cambio, expresamente derogado por la ley de facto 17.567, pero Soler se manifestó en términos que significan la existencia de una derogación implícita. Ya al comentar el art. 215, inc. 2°, del Proyecto de 1960, aquel autor había expresado que “Desde comprendidas luego que también en las esta disposición figuras quedan derivadas del Poder Judicial de la Nación incumplimiento de los deberes impuestos por el contrato de prenda sin desplazamiento” (Proyecto de Código Penal del año 1960, publicado en el Tomo VI del Digesto de Codificación Penal Argentina, a cargo de Eugenio Raúl Zafaroni y Miguel Alfredo Arredo, Madrid, 1996, pág. 460). De modo artículo más terminante, Desbaratamiento de Soler expresó Derechos en su Acordados (Revista de Derecho Penal y Criminal, n° 2, abril-junio 1969, Buenos Aires, pág. 168) que un caso comprendido en el artículo era “la remoción de la prenda del lugar donde debe estar”. Y esta idea fue pasando de un autor a otro (v. el comentario que realiza el actualizador Manuel A. Bayala Basombrio, en Sebastián Soler, Derecho Penal Argentino, Tea, Buenos Aires, 1988, pág. 457 in fine y Laje Anaya, Comentarios al Código Penal, Parte Especial, Vol. II, Depalma, 1979, pág. 146). Otros comentaristas no se ocupan absolutamente del punto. También el inc. a) del art. 45 de la ley de prenda con registro fue derogado expresamente por el art. 7°, inc. d) de la ley de facto 17.567, pero entiendo que tal derogación obedeció a que la hipótesis del inc. a) (omisión de denunciar la existencia de privilegio, explicitada ya en los arts. 11, inc. e) y 15, inc. c) de la ley de prenda) se superponía con la norma sobre estelionato (art. 173, inc. 9°, C.P.) en el texto que le dio la reforma de 1968. Este texto –ahora desaparecido con la vuelta al original del Código de 1921- decía así: “El que, recibiendo una contraprestación, vendiere, permutare, gravare o arrendare bienes litigiosos, embargados o gravados, callando u ocultando la condición en que se encuentran.” La diferencia más destacada entre el texto original y el nuevo consiste en que el segundo hace referencia específica al silencio u ocultamiento, o sea que explicita el deber del enajenante de obrar activamente de buena fe, lo cual, para la prenda con registro, ya estaba establecido desde hacía más de treinta años, pero sancionado con una pena menor. En otro términos, el art. 44 de la ley de prenda con registro se aproximaba al art. 173, inc. 9° -estelionato- del Código Penal de 1921, pero omitía la referencia de este último a los bienes litigiosos, para castigar el silencio sobre los privilegios que pudieran existir mediante la previsión del art. 45, inc. a), que se tornaba superfluo frente al nuevo texto de la norma sobre estelionato establecido por la ley de facto 17.567, lo cual explicaba la derogación de aquel inciso del art. 45 de ña ley de prenda con registro. En este excurso no podemos adentrarnos en la problemática de la estafa y el silencio, o sea, de cuándo están penalmente obligados quienes realizan transacciones a manifestar la existencia de gravámenes de distinto tipo sobre los bienes objeto del negocio jurídico respectivo. Baste decir aquí que Norberto Spolansky estima que los arts. 933 y 919 del Código Civil dan las bases para construir los casos de deber penalmente relevante de decir la verdad (La estafa y el silencio, Jorge Álvarez S.R., Buenos Aires, 1967, pág. 78). En cambio, Enrique Bacigalupo, en un minucioso estudio no encuentra en el Código Civil bases suficientes para deducir los casos en los que nace tal tipo de deber (Estudios JurídicoPenales sobre Insolvencia y Delito, Depalma, Buenos Aires, 1970, págs. 50 a 59). Por ello, para Bacigalupo fue importante que ese deber fuera incluido en el nuevo texto del art. 173, inc. 9°, C.P., como lo expresa en el lugar que acabamos de citar. Aquello en lo cual Bacigalupo disiente de la reforma es, en cambio, la amplitud del art. 173, inc. 11°, C.P. VII. Antes de adentrarnos en la crítica de Bacigalupo, señalemos que no sólo el art. 215, inc. 2°, del Proyecto de Código Penal de 1960 es antecedente del art. 173, inc. 11°, C.P., sino también otro texto agregado en su momento al art. 173, como inc. 11°, por el decreto-ley 4.778/63 (art. 11), que Poder Judicial de la Nación fue derogado por el Congreso mediante la ley 16.648 del año 1964. El texto introducido por aquel decreto-ley como art. 173, inc. 11°, decía así: “El que, habiendo firmado boleto de venta de una cosa, mueble o inmueble, y recibido total o parcialmente su precio, durante la vigencia de aquél y por acto voluntario imposibilitare la transferencia del dominio en las condiciones establecidas en el mismo”. Esta redacción estaba ceñida a las situaciones altamente antisociales constitución de que se hipotecas daban sobre por la inmuebles (generalmente comprendidas en el régimen de propiedad horizontal) cuya posesión ya había sido entregada al comprador, pagándose parte o ya inclusive la totalidad del precio, pero sin que se produjere la correspondiente escrituración y su registro. Esta problemática ha quedado superada –para los inmuebles comprendidos por el régimen de propiedad horizontal- gracias a las disposiciones de las leyes 19.724 y 20.276, junto a la concerniente al concurso del vendedor, solucionada por el art. 1.185 bis del Código Civil. Pero esta legislación es posterior al año 1968, en el cual se introdujo al texto actual del art. 173, inc. 11°, que amplió hasta límites extremos los casos de protección penal del incumplimiento de las obligaciones y fue juzgado por Bacigalupo de manera negativa en el trabajo ya citado. VIII. Veamos los términos generales de su crítica: “Extender ahora los límites del injusto penal hasta cualquier incumplimiento de contrato relativo a un bien es sin duda internarse en la penalización del derecho de las obligaciones, que hasta ahora ha merecido un unánime rechazo. … Por otra parte, no cabe duda de que lo que ahora domina la hipótesis creada y le da su contenido propio de disvalor penal es el quebranto de una relación de confianza, que por lo demás es la esencia de la defraudación. Pero sin embargo, es preciso reconocer que no toda relación de confianza no mantenida reviste el grado de intolerabilidad social que justifica la imposición de una pena. Por este motivo, y desde un punto de vista extralegal, creemos que la norma no debería estar en la ley penal porque es sumamente peligros por su amplitud. Pero como intérpretes, nos resistimos a expresar que todo incumplimiento contractual sea hoy un delito criminal y por lo tanto debemos encontrar en el propio tipo legal los límites que impidan que la mala o quizá pésima redacción del nuevo inciso, desborde el concepto material de delito, u quede limitado exclusivamente a los casos de intolerabilidad social que justifican – como se dijo- la grave consecuencia de la pena criminal.” (op. cit., págs. 72/73). Pasa después Bacigalupo a una crítica del texto legal con referencia a los antecedentes invocados en el Proyecto de 1960. Conviene transmitir las apreciaciones de este autor: “Las fuentes extranjeras que se citan en la Exposición de Motivos contemplan, por lo general, dos hipótesis que le son comunes a todas ellas: a) la venta del mismo bien a distintas personas, y b) la disposición de un bien gravado, litigioso o ajeno como si no estuviera en esas condiciones. La primera hipótesis, con una u otra redacción, se encuentra en los códigos de Méjico (art. 386-VII), Cuba (art. 550, inc. 12), Guatemala (art. 423) y Costa Rica (art. 281, inc. 9). La restante puede verse en las leyes penales de Guatemala (art. 423) y Costa Rica (art. 821, inc. 9). Fuera de estos casos que en la hipótesis b caben dentro del estelionato del inc. 9 del art. 173, tanto en su redacción anterior (muy similar a estas fuentes) como en la actual, se encuentran en el Código de Defensa Social cubano (art. 550, incs. 12 y 19) dos hipótesis, que en realidad son las únicas que guardan relación con el artículo Poder Judicial de la Nación que se comenta. Una se refiere a la destrucción o deterioro de cosas propias afectadas al derecho de un tercero, que comparada con el hurto impropio, al menos en la formulación derogada de nuestro Código, podría designarse como daño impropio (inc. 19 del art. 550). La otra se refiere al impedimento del derecho de un tercero, limitativo del dominio, mediante enajenación o gravamen. Como puntualiza correctamente Sarmiento García, el artículo redactado por la Comisión de Reformas extiende –con relación a los antecedentes- los medios de comisión a ´cualquier acto jurídico´, y además amplía el objeto del delito a ´cualquier bien´, con lo que incluyó no solamente las cosas o los derechos referidos a ellas. En cambio, el nuevo tipo penal ha mantenido la percepción del precio como un presupuesto básico de la punibilidad, que es también aceptada de esta manera en los antecedentes invocados. En conclusión, parece claro que la fuente más directa, descartadas aquellas que se refieren a estafa genérica o a su especie el estelionato, es el Código de Defensa Social cubano, el cual obviamente también lo ha sido del art. 215-2 del Proyecto de 1960.” (op. cit., págs. 73/75; v. los textos de los antecedentes en la obra de Alberto S. Millán, Los Delitos de Administración Fraudulenta y Desbaratamiento de Derechos Acordados, 2° edición, Buenos Aires, 1991, págs. 60/63). Después de estas consideraciones Bacigalupo traza distintas limitaciones restrictivas de la norma de referencia: 1) los bienes a los que se refiere la misma deben entenderse solo en el sentido de cosas materiales; 2) el precio de que habla la norma ha de estar percibido en su totalidad; 3) la retención a la que menciona el precepto solo se da cuando se produce el incumplimiento de entregar la cosa por la cual ya se recibió el precio totalmente; 4) a consecuencia de la definición sub 3), “no habrá forma de cometer el delito [de retención en los términos del art. 173, inc. 11°, C.P.] cuando se trate de una afectación en garantía”. Esta última limitación, empero, no puede ser vinculada a ninguna de las hipótesis del art. 45 de la ley de prenda con registro, que Bacigalupo no toma en cuenta en su análisis. Más se vincula a los contenidos de dicho art. 45 lo que expresa acerca del injusto de daño de la cosa abarcada por el art. 173, inc. 11°, C.P. La crítica –que no llega a limitar la aplicación de la norma recién citada- consiste en que en el texto del Código Penal según la ley de facto 17.567, el daño en cosa ajena tiene una pena muy inferior a la prevista para el daño en la cosa propia sobre la que pesan las obligaciones a las que se refiere el art. 173, inc. 11° (seis meses a ocho años, mientras la pena del art. 183 era de un mes a dos años). Esta crítica vale también en la actualidad (art. 173, inc. 11°: un mes a seis años; art. 183: quince días a un año), y es demostrativa de lo razonable de la pena para el daño de la cosa prendada sin desplazamiento que prevén los incs. d) y h) del art. 45 de la ley respectiva: quince días a un año, igual que el art. 183 C.P. en su texto hoy día vigente. El análisis de Bacigalupo es de mucha valía y preñado de sugerencias para futuros desarrollos, pero, como acabamos de expresarlo, no incursiona en la relación entre las previsiones del art. 45 de la ley de prenda con registro y el art. 173, inc. 11°, C.P. IX. Hasta aquí hemos considerado la economía de Poder Judicial de la Nación los arts. 44 y 45 del decreto-ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, como quedó plasmado en el año 1946, desarrollando los conceptos originarios de la ley de prenda agraria del año 1914 y la del nuevo ordenamiento introducido por la ley de facto 17.567, con el art. 173, inc. 11°, C.P., en su incidencia sobre las disposiciones penales de la ley de prenda con registro. Producto del análisis es la constatación de que la nueva normativa del año 1968 se fundó en una visión valorativa muy criticable, y poco compatible con otros preceptos del Código Penal, reproches que para nada alcanzan, en cambio, al régimen de los arts. 44 y 45 de la ley de prenda con registro del año 1946. Pasemos a ocuparnos, ahora, del posterior destino del art. 173, inc. 11°, C.P., que continúa vigente, pero no en las condiciones de la llamada ley 17.567. En efecto, el art. 1° de la ley 20.509 (una de las primeras dictadas por el Congreso en 1973), por un lado le dio vigor al art. 173, inc. 11°, C.P., (art. 4° de la ley 20.509), pero, a la vez quitó eficacia a las normas penales emanadas de gobiernos de facto no comprendidas en el art. 4° citado, que hubieran “creado o modificado delitos o penas de delitos ya existentes, recuperando su vigencia las normas en vigor al momento de dictarse las que pierden ahora eficacia” (art. 1°). Así cayó el art. 7° de la ley de facto 17.567 y entre tantos preceptos, recuperaron eficacia los incs. a), d) y h) del art. 45 de la ley de prenda con registro. Y también el inc. c), nunca derogado explícitamente, pero que podría entenderse objeto de derogación implícita. Este renacimiento de los incisos del art. 45 recién citados fue valioso en general, porque la diferencia de penalidad que realiza la ley de prenda con registro entre el estelionato (art. 44 de dicha ley) y las hipótesis de debilitamiento menos grave de la posesión del acreedor (art. 45) tiene un especial acierto de política jurídica, según surge de lo que antes expresamos. Si se va más al detalle, la restitución del inc. a), referido, como lo recordamos antes, a la omisión de manifestar la existencia de privilegios respecto de la cosa prendada, era necesaria, ante la desaparición del texto del art. 173, inc. 9°, C.P., que había introducido la ley de facto 17.567, y que establecía en general la obligación de expresar en los negocios jurídicos allí mencionados, la condición de los bienes. Mas esa disposición no fue ratificada por la ley 20.509, resurgiendo el art. 173, inc. 9° original, que no soluciona el problema del silencio en estas hipótesis. En cuanto a los incisos d) y h) sobre abandono, daño o deterioro de la cosa prendada, su resurgimiento es paralelo a la del original art. 183 C.P. sobre daño, con la misma escala penal que el art. 45 de la ley de prenda con registro. Y el inc. c) (traslado indebido del bien prendado) calladamente desplazado por la ley de facto 17.567, y calladamente resurgido por la ley 20.509, no podía sino renacer, pues si no la “remoción” del art. 173, inc. 11°, C.P., se hubiera impuesto sobre el traslado previsto en el art. 45, Poder Judicial de la Nación inc. c) de la ley de prenda con registro, sancionándolo con una pena mucho más grave que la correspondiente al daño del mismo bien. X. Entendamos que las disposiciones restituidas (art. 45, incs. a), b), c) y d) de la ley recién citada forman una lex specialis al lado de la general contenida en el art. 173, inc. 11°, C.P. Entonces, los casos de daño, o remociones de bienes que no ingresen al régimen de prenda con registro cabrían en el marco del art. 173, inc. 11° (piénsese en el daño que el propietario de un automotor le infiere, cuando ya ha comprometido la transmisión del mismo con la firma del documento correspondiente y recibido el precio; lo mismo si lo remueve u oculta). Me falta una breve reflexión de lógica jurídica clásica. Veamos que el art. 173, inc. 11°, sólo tiene existencia constitucional desde la ley 20.509, en 1973, mientras que las normas del art. 45 de la ley de prenda con registro recuperaron, como dice la ley 20.509 su eficacia, pues su validez no la habían perdido. Entonces, estas normas (art. 45 cit.) son mucho más antiguas que el art. 173, inc. 11°, C.P., y son especiales, como dijimos, respecto de éste. Por ende no cabe afirmar que la ley general más reciente prevalezca sobre la ley especial anterior. Como lo dicen G. Baudry-Lacantinerie y M. Fourcade, remitiéndose a toda la doctrina y jurisprudencia clásica francesa, en principio, y salvo manifestación de la voluntad del legislador, una ley especial no es abrogada por generalem non Practique de una ley general derogatur) Droit Civil (v. des (legi Traité speciali Théorique Personnes, per et Deuxiéme Edition, T. I, París, Librairie de la Société du Recueil del Lois et des Arrêts, 1902, págs. 96, 119). Este fue el panorama legal cuando ocurrió la sanción de la ley 20.509, y sigue siendo así, pese a que la ley de facto 21.338 volvió la situación a la de su similar 17.567 (con una diferencia, la ley de facto 21.338 derogó los incs. a), b) y h) del art. 45 de la ley de prenda con registro, pero dejó subsistente el d); v. lo obra de José Luis Amadeo citada, pág. 167, n° 213). El Congreso, en 1984, mediante la ley 23.077 volvió, en la materia que nos ocupa, al punto en que nos había dejado la ley 20.509, de 1973. La conclusión de todo este proceso legislativo, y de los razonamientos efectuados, nos la da lo que determina el decreto del Poder Ejecutivo N° 897/95 (B.O. del 9/12/95) que en su artículo 1° aprueba el texto ordenado del decreto ley 15.348/46 ratificado por la ley 12.962 y modificado por el decreto ley 6.810/63 (este último decreto ley no aborda ningún aspecto penal). Luego, ese texto ordenado contiene como vigentes tanto los incisos d), e) y h) del original artículo 45 del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, como el inciso c). Resulta, pues, que esa norma está vigente y desplaza, necesariamente, al art. 173, inc. 11°, C.P., conforme la voluntad del Congreso manifestada en las leyes 20.509 y 23.077. XI. Ahora bien, las condiciones del caso, ya examinadas, revelan la existencia de un traslado indebido (art. 45, inc. c) de la ley de prenda con registro), toda vez que no se ha cumplido ninguna Poder Judicial de la Nación diligencia de trasladados la se cual hubiesen surja que enajenado los como bienes libres, incurriendo en el supuesto penado por el art. 44 de aquella ley (v., en este sentido, la sentencia del Tribunal Oral N° 2 de esta sede, expediente 00.079/95, “Casado, Lidia Mabel y González, Faustino Conrado s/ defraudación”, fallo del 13/2/1996). Dado lo que acabamos de decir, y también que la indagatoria de la imputada sólo se realizó en orden al art. 173, inc. 11°, C.P., no cabe confirmar su procesamiento por violación de ese precepto, y tampoco aplicar el art. 45, inc. c), del decreto-ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, que hasta ahora ha sido ajeno a la causa. Sólo corresponde, por lo tanto, revocar el auto de procesamiento apelado y dictar la falta de mérito respecto de (la imputada). EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO: Que adhiere al voto del Juez Schiffrin. EL JUEZ I. Leído FLEICHER TAMBIÉN DIJO: el voto del Juez Leopoldo Héctor Schiffrin y su preciso estudio relacionado con la vigencia del decreto ley 15.348/46, ratificado por la Ley 12.962, y específicamente del art.45 inc. c) del mismo, entiendo que, pese al acertado análisis, los hechos objeto de pesquisa, no se subsumen en ese marco normativo. II. En efecto, entiendo que las circunstancias que dieron origen a las presentes actuaciones, difieren de las que establece la Ley de Prenda con Registro citadas por mi distinguido colega, Juez Schiffrin, ya que lo allí tipificado, específicamente en el art. 45 inc. c) de la mencionada ley, es el “…traslado de los bienes prendados sin dar conocimiento al encargado del Registro...”. Los acontecimientos que sirvieron de causa a este legajo, ya fueron expuestos supra en la primera parte de mi voto, pero resulta menester reiterar que de los elementos cargosos adunados en este sumario, surge “prima facie” que la imputada (...), además de sustraer los bienes prendados del lugar comprometido para su estadía, fue intimada para que los ponga a disposición de la entidad acreedora, anoticiándola fehacientemente que ante su incumplimiento se efectuaría la pertinente denuncia penal, lo que no causó efecto alguno, dando lugar a las presentes actuaciones. A su vez, como dije, ya en sede penal, la encartada no varió de su postura inicial, sin siquiera aportar el hallaban, lugar donde ratificando los así la bienes prendados conducta que se tornó incierto y litigioso el derecho del denunciante (conf. art. 173 inc. 11 del Código Penal). A mayor abundamiento, este es el encuadre jurídico adoptado por diversos tribunales sobre hechos como el aquí investigado, y el que en mi opinión corresponde al presente (Fallos 300:1570; C.F.B.Bca., Sala II, Sec.2, expte. 65.765, “Gaspar Condorí”, fallada el 15.12.09, y Sala II, Sec.1, expte. 65.384, “Maselli, Carlos”, del 22.09.09; y C.F.S.M, Sala II, expte. 4897, “Pereyra, Rubén”, del 22.07.08, entre otros). Con todo ello, reitero, corresponde confirmar la resolución (…). Por ello y por mayoría, el Tribunal RESUELVE: I.- Revocar el auto de procesamiento apelado y dictar la falta de mérito respecto de (la imputada). Poder Judicial de la Nación II.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.Firmado jueces sala II Gregorio Julio Fleicher-Leopoldo Hècto Schiffrin.Cèsar Alvarez. Ante mí Dra.Ana Russo.Secretaria. NOTA (1): se transcribe a continuación: PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN // Plata, 15 de diciembre de 2009. R.S. 2 T F* VISTA: esta causa N° 4076, “Millenovich, Pedro s/inf.art. 173 inc. 11 C.P.”, proveniente del Juzgado Federal de Primera Instancia de Junín. Y CONSIDERANDO: EL JUEZ FLEICHER DIJO: I.- Las presentes actuaciones llegan a conocimiento de esta Alzada, en virtud del recurso de apelación interpuesto a (…)por la Sra. Defensora Pública Oficial subrogante,(…) , en representación de P. M., contra la resolución obrante a fs. 59/vta. por la cual se decretó el procesamiento del último nombrado por considerarlo prima facie autor penalmente responsable del delito de desbaratamiento de los derechos acordados, previsto y reprimido por el art. 173 inc. 11 del C.P.. El recurso es concedido (…)y mantenido(…). efectuar una breve síntesis de los hechos que dieron origen a este expediente. Conforme surge de autos, el imputado solicitó un préstamo dinerario en garantizó con el Banco prenda en de la primer Nación grado Argentina, sobre (…), bienes de que su propiedad; instrumentándose los contratos prendarios(…), los cuales fueron debidamente inscriptos en el Registro Prendario (…). Posteriormente, al no poder afrontar el pago de deuda contraída, requirió a la misma entidad crediticia refinanciar la misma, la que también garantizó, en primer grado con los bienes gravados en primer término (…). Nuevamente, el deudor incumplió el pago del crédito otorgado, lo que motivó el inicio de la ejecución prendaria en sede judicial. En el trámite del referido expediente civil, con fecha 14 de marzo de 1996, por orden judicial, se llevó adelante el mandamiento de intimación de pago, la que obtuvo resultado negativo, ya que conforme surge de las actuaciones(…), el deudor se negó a abonar lo reclamado. A consecuencia de ello, con fecha 25 de agosto de 2005, por orden judicial, se llevó adelante el mandamiento de secuestro de los bienes muebles que sirvieron de garantía a los créditos mencionados, el que obtuvo resultado negativo, ya que conforme surge de imputado)manifestó las que “… actuaciones no (…), el (el posee ninguno de los bienes prendados porque los vendió a todos estos bienes…”. Con esos antecedentes, sin haber cumplido la intimación, habiendo sustraído prendario del los lugar representantes bienes pactado en que conforman ese el instrumento contrato jurídico, del Banco Nación Argentina, formularon la denuncia penal ante la posible comisión de delitos de acción pública. III. Llegadas las actuaciones a sede penal, el juez de grado corrió la vista que prescribe el art. 180 del digesto procesal y ordenó la declaración indagatoria (del imputado), imputándole haber tornado incierto el derecho del Banco de la Nación Argentina sobre bienes que fueron objeto de garantía prendaria. (…), obra el acta donde consta que el imputado se negó a prestar declaración indagatoria. Así las cosas, el a quo resolvió decretar el procesamiento (del imputado), en virtud de considerarlo “prima facie” autor penalmente responsable del delito previsto y reprimido por el art. 173 inc. 11 del C.P.. En tal sentido destacó que el hecho descripto se adecua al tipo señalado, ya que la incertidumbre acerca de la localización actual de los bienes prendados, removidos del domicilio denunciado sin consentimiento del Banco actor dio origen a ésta, considerando que se hallaban reunidos elementos de prueba suficientes acerca de la consumación enrostrada al encartado, constituía ardid toda suficiente vez para que de la conducta aquella defraudar y ausencia por ende, Poder Judicial de la Nación perjudicar los intereses patrimoniales del Banco de la Nación Argentina. En consecuencia, al no verificarse la presencia de los bienes objeto de la garantía se torna incierto el derecho acordado, burlándose de esta forma obligaciones asumidas por M.. IV. Por su parte, los agravios expuestos por la defensa (del imputado, se centran, en prieta síntesis, en resaltar que el a quo , desplegadas no ha probado intencionalmente cuales para fueron burlar el las maniobras derecho del denunciante. Señala que del plexo probatorio reunido en autos no surge acreditado en modo alguno el dolo requerido por la figura en examen. V. Ahora bien, luego del estudio del expediente, en mi opinión, corresponde confirmar la resolución apelada. En efecto, sin controversia, se encuentra acreditado que el imputado solicitó un crédito dinerario al Banco de la Nación Argentina y como garantía de cumplimiento otorgó en prenda distintos bienes muebles –en su mayoría maquinaria agrícola-. Que ante el incumplimiento de las obligaciones dinerarias, representantes del denunciante iniciaron la ejecución prendaria de los bienes garantidos. También se estableció en el transcurso de esa acción, que la intimación de pago efectuada (al imputado) disposición de para la que ponga entidad los objetos crediticia, no prendados surtió a efecto disuasivo porque el imputado se negó a abonar lo adeudado. Sumado a ello, al momento de llevar adelante el mandamiento de secuestro de los efectos prendados, se constató que ellos no se hallaban en poder del imputado, pues según sus propios dichos, los había vendido. Ya iniciado el proceso penal, tampoco el encartado brindó explicaciones ni puso a disposición los bienes mencionados. En tal sentido, los hechos descriptos, dan fundamento a la figura electa por el juez de grado para imputar a M.. A ello cabe agregar, que no pueden prosperar los agravios de la defensa, en cuanto sostiene la falta del elemento subjetivo en el delito reprochado. En ese orden de ideas, no puede soslayarse que M. ha contado con diversas oportunidades para poner los bienes garantidos a disposición de la entidad crediticia, de lo cual estaba suficientemente anoticiado. Asimismo, es dable destacar las manifestaciones vertidas por el mismo al llevarse a cabo el mandamiento de secuestro referidos a la venta de los efectos, lo cual demuestra de modo concluyente una conducta intencional, que sin dudas tornó incierto y litigioso el derecho del denunciante. Con base en las consideraciones expuestas, cabe confirmar la resolución apelada (…). Así lo voto. EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO: I. La presente causa llega a conocimiento de esta Alzada, en virtud del recurso de apelación interpuesto por la Sra. Defensora Pública Oficial Subrogante, (…), en representación de P. M., contra la resolución (…) que dispuso el procesamiento del nombrado por hallarlo, prima facie, autor del delito de desbaratamiento de los derechos acordados, previsto y reprimido por el art. 173 inc. 11 del C.P. El recurso es concedido (…)y mantenido (…). II. Disiento con el voto de mi colega preopinante, pues en mi criterio, la decisión (…) debe ser modificada, en el sentido de que el hecho imputable (al imputado) no encuadra, prima facie, en el art. 173 inc. 11 del C.P., sino en el art. 45 inc. c) del decreto ley 15.748/46, lo que podría dar lugar a que se declare la prescripción. III. Previo al tratamiento de los agravios, conviene relatar los hechos que dieron origen a la presente causa que se inició el 25 de octubre de 2005 a raíz de la denuncia formulada por los Dres. P. G. P. y G. E. C. en representación del Banco de la Nación Argentina. Según surge de las constancias obrantes en la causa, P. M., entonces productor agropecuario, obtuvo, el 16 de julio de 1991, un crédito (…) del Banco de la Nación Argentina que garantizó con un contrato de prenda sobre un tractor usado,(…); Poder Judicial de la Nación una cabina usada, (…); un tractor con cabina de fábrica, (…) y una rastra de discos, usada, (…). Posteriormente, el Sr. M. solicitó a la citada entidad financiera refinanciar la deuda contraída, la que garantizó nuevamente con los bienes gravados en primer término (…). Debido a la mora en el pago adeudado, el día 1° de marzo de 1999, los abogados del Banco promovieron ejecución prendaria ante el Juzgado Federal (…) y el juez dispuso la venta de los bienes prendados (…). El Juez Federal (…)dictó mandamiento de secuestro de los bienes prendados con fecha 2 de agosto de 2005, y el 25 de agosto del mismo año, el Oficial de Justicia (…)se constituyó en el domicilio de P. M., (…), donde fue atendido por el este último. En el acta (...)del expediente civil que tengo a la vista, el Oficial de Justicia afirma que “El Sr. M. manifiesta que no posee ninguno de los bienes prendados porque los vendió a todos estos bienes por lo que no pudimos realizar dicho secuestro ya que los bienes no se encuentran”, no aportando más información. Estas circunstancias fácticas motivaron que los abogados del Banco de la Nación Argentina formularan la acción penal que dio inicio a las presentes actuaciones. IV. En las condiciones indicadas estimo que, ante todo, no existe en autos, prueba alguna de la venta de los bienes mencionados, que requeriría la investigación respectiva en los registros, o, por lo menos, respaldo documental y testimonial. Al no haberse practicado diligencia alguna destinada a reunir esos elementos probatorios, la única calificación que sí cabe al hecho es su encuadramiento en el art. 45 inc. c) del decreto 15.348/46, ratificado por la ley 12.962. Dicha norma nunca fue derogada, ya ha subsistido a través de las vicisitudes del complejo normativo penal en las diferentes etapas políticas vividas por nuestro país. En el caso “Di Prinzio, Antonio y otr s/ Defraudación prendaria”, expediente N° 797, fallado el 24 de octubre de 2000 , tuve oportunidad de examinar en detalle el proceso legislativo de referencia y, también, de explicar por qué razones no cabe admitir que el actual art. 173 inc. 11 del C.P. abarque situaciones de desplazamiento indebido de la prenda. para evitar repeticiones, acompaño copia del caso referido. V. Aclarado que la norma que rige el caso es el art. 45 inc. c) del decreto ley 15.748/46, es preciso ajustar el pronunciamiento recurrido a dicha calificación, dando al hecho investigado en autos, hasta tanto no se reúna prueba convincente de la enajenación de los bienes prendados en el tipo penal que acabamos de nombrar. Por ello, corresponde, en mi opinión, modificar el auto de procesamiento en el sentido indicado. EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO: Coincido con la solución propuesta por el Juez Fleicher y con los fundamentos expuestos en su voto. Sólo deseo agregar que, más allá de que no se encuentre probada la disposición cierta de los bienes prendados por parte del imputado (…), debe ponderarse que tales bienes –en su mayoría maquinaria agrícola no se encontraban en poder del nombrado y que, por otra parte, éste no aportó ningún dato para determinar su ubicación. Estas circunstancias han sido cabo el secuestro de los las que impidieron llevar a bienes muebles que había sido oportunamente ordenado por el magistrado actuante, en virtud de la ejecución prendaria iniciada a partir de la mora incurrida respecto del crédito dinerario obtenido por M., y, consecuentemente, las que tornaron incierto y litigioso el derecho sobre los Desbaratamiento de aludidos derechos mecánica, La Ley, 1993-E , Por consiguiente, bienes (Conf. acordados. El Carlos perjuicio Creus, y su encuadrar la p.603). prima facie, cabe conducta de P. M. en la figura prevista por el artículo 173, inc. 11, del Código Penal. Así lo voto. Por ello y por mayoría, el Tribunal RESUELVE: I.- Confirmar la resolución apelada, (…) II.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.Firmado Jueces Sala II Gregorio Julio Fleicher.Leopoldo Álvarez. Ante mí: Dra.Ana Russo.Secretaria. Héctor Schiffrin.César