desbaratamiento de derechos acordados. revocación de

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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
DESBARATAMIENTO DE DERECHOS
ACORDADOS. REVOCACIÓN DE
PROCESAMIENTO. FALTA DE MÉRITO.
VIGENCIA DEL ART. 45 INCS. C),D) E) Y
H) DEL DECRETO LEY 15.348,RATIFICADO
POR LEY 12.962 QUE DESPLAZA
NECESARIAMENTE AL ART. 173 INC. 11
DEL C.P., CONFORME LA VOLUNTAD DEL
CONGRESO MANIFESTADA POR LAS LEYES
20.509 Y 23.077.DISIDENCIA.
ANÁLISIS DE LAS NORMAS CONFORME LOS CAMBIOS
LEGISLATIVOS. LA ECONOMÍA DE LOS ARTS. 44 Y 45 DEL
DTO.-LEY 15.348/46 RATIFICADA POR LEY 12.962,COMO
QUERDÓ PLASMADO EN EL AÑO 1946,DESARROLANDO CONCEPTOS
ORIGINARIOS DE LA LEY DE PRENDA AGRARIA DEL AÑO 1914.
EL NUEVO ORDENAMIENTO INTRODUCIDO POR LA LEY DE FACTO
17.567, CON EL ATRT. 173 INC. 11 C.P..INCIDENCIA SOBRE
LAS DISPOSICIONES PENALES DE LA LEY DE PRENDA CON
REGISTRO.
* Creo que la mejor manera de aclarar esta problemática es
tener
en
cuenta
que
la
normativa
penal
del
decreto
ley
15.348/46, ratificado por la ley 12.962, es mucho más antigua
que
el
art.
atravesado
173,
inc. 11°, C.P. y que ambos textos han
múltiples
vicisitudes
legislativas.El
posterior
destino del art. 173, inc. 11°, C.P., que continúa vigente,
pero no en las condiciones de la llamada ley 17.567.
* El art. 173, inc. 11°, sólo tiene existencia constitucional
desde la ley 20.509, en 1973, mientras que las normas del art.
45 de la ley de prenda con registro recuperaron, como dice la
ley 20.509 su eficacia, pues su validez no la habían perdido.
Entonces, estas normas (art. 45 cit.) son mucho más antiguas
que el art. 173, inc. 11°, C.P., y son especiales, como
dijimos, respecto de éste.
•
La conclusión de todo el proceso legislativo, y de los
razonamientos efectuados, nos la da lo que determina el decreto
del Poder Ejecutivo N° 897/95 (B.O.del 9/12/95) que en su
artículo 1° aprueba el texto ordenado del decreto ley 15.348/46
ratificado por la ley 12.962 y modificado por el decreto ley
6.810/63 (este último decreto ley no aborda ningún aspecto
penal).Luego, ese texto ordenado contiene como vigentes tanto
los incisos d), e) y h) del original artículo 45 del decreto
ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, como el inciso
c).Resulta,
pues,
necesariamente,
al
que
esa
art.
norma está vigente y desplaza,
173,
inc. 11°, C.P., conforme la
voluntad del Congreso manifestada en las leyes 20.509 y 23.077.
(DEL VOTO DEL JUEZ SCHIFFRIN con adhesión del
JUEZ ÁLVAREZ).
Leído el voto del
Juez Leopoldo Héctor Schiffrin y su preciso
estudio relacionado con la vigencia del decreto ley 15.348/46,
ratificado por la Ley 12.962, y específicamente del art.45 inc.
c) del mismo, entiendo que, pese al acertado análisis, los
hechos
objeto
de
pesquisa,
no
se
subsumen
en
ese
marco
normativo. Entiendo que las circunstancias que dieron origen a
las presentes actuaciones, difieren de las que establece la Ley
de Prenda con Registro citadas por mi distinguido colega, Juez
Schiffrin, ya que lo allí tipificado, específicamente en el
art. 45 inc. c) de la mencionada
bienes
prendados
sin
dar
ley,
es el “…traslado de los
conocimiento
al
encargado
del
Registro...”.Los acontecimientos que sirvieron de causa a este
legajo, expuestos supra en la primera parte de mi voto, pero
resulta
menester
reiterar
que
de
los
elementos
cargosos
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
adunados en este sumario, surge “prima facie” que la imputada
,además de sustraer los bienes prendados del lugar comprometido
para
su
estadía,
disposición
fue
de
intimada
la
entidad
para
que
los
acreedora,
ponga
a
anoticiándola
fehacientemente que ante su incumplimiento se efectuaría la
pertinente denuncia penal, lo que no causó efecto alguno,
dando lugar a las presentes
actuaciones.Ya en sede penal, la
encartada no varió de su postura inicial, sin siquiera aportar
el lugar donde los bienes prendados se hallaban, ratificando
así la conducta que tornó incierto y litigioso el derecho del
denunciante (conf. art. 173 inc. 11 del Código Penal).Este es
el encuadre jurídico adoptado por
diversos tribunales sobre
hechos como el aquí investigado, y el que en mi opinión
corresponde al presente.(DEL VOTO DEL JUEZ FLEICHER).
PODER JUDICIAL DE LA NACIÒN
La Plata,22 de abril de 2010. R.S. 2 T.104 f*189/201
VISTA: Esta causa, registrada bajo el N° 4306,
caratulada “B., J. E. S/ INF. ART. 173 INC. 11 DEL
C.P.”,
procedente
del
Juzgado
Federal
de
Primera
Instancia de Junín.
Y CONSIDERANDO:
EL JUEZ FLEICHER DIJO:
I.
Que
las
presentes
actuaciones
llegan
a
conocimiento de esta Alzada, en virtud del recurso de
apelación interpuesto (...) por la Sra. Defensora
Oficial, (...), en representación de J. E. B., contra
la resolución (...), que dispuso el procesamiento de
la
última
autora
nombrada,
penalmente
desbaratamiento
de
por
considerarla
responsable
derechos
del
acordados,
prima
facie
delito
de
previsto
y
reprimido por el art. 173 inc. 11 del Código Penal.
El recurso fue concedido (...)y mantenido (...).
II.
Previo
corresponde
al
tratamiento
de
los
agravios,
efectuar una breve síntesis de los hechos
que dieron origen a este expediente.
Conforme surge de autos, la imputada en autos
solicitó un préstamo dinerario en el Banco de la
Nación Argentina, (...), que garantizó con prenda
sobre bienes de su propiedad (...).
Posteriormente, al no poder afrontar el pago de
deuda
contraída,
crediticia
requirió
refinanciar
la
a
la
misma,
misma
la
entidad
que
también
garantizó, en segundo grado los bienes gravados en
primer término(...).
Nuevamente,
crédito
la
otorgado,
deudora
lo
que
incumplió
motivó
el
el
pago
inicio
de
del
la
ejecución prendaria en sede judicial.
En el trámite del referido expediente civil, con
fecha 27 de junio de 2006, por orden judicial, se
llevó adelante el mandamiento de secuestro de los
bienes
muebles
créditos
que
sirvieron
mencionados,
la
de
que
garantía
obtuvo
negativo, ya que conforme surge de las
a
los
resultado
actuaciones
(...), los bienes habían sido retirados de su lugar
original -y contractual - de ubicación.
A consecuencia de ello, un representante del Banco
de la Nación Argentina, cursó intimación mediante
carta
documento
(...)
donde
se
hizo
constar
el
resultado negativo del mandamiento de secuestro de
mención, requiriéndose a la titular de la deuda, en el
plazo de 5 días, coloque a disposición los bienes
prendados, de lo contrario se procedería a efectuar la
correspondiente denuncia penal.
Con
esos
intimación,
antecedentes,
habiendo
sin
sustraído
haber
los
cumplido
bienes
la
que
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
conforman el contrato prendario del lugar pactado en
ese instrumento jurídico, representantes del Banco de
la Nación Argentina, formularon la denuncia penal ante
la posible comisión de delitos de acción publica.
III. Llegadas la actuaciones a sede penal, el juez
de grado corrió la vista que prescribe el art. 180 del
digesto procesal y ordenó la declaración indagatoria
de
J. B., imputándole haber tornado incierto el
derecho del Banco de la Nación Argentina sobre los
bienes que fueron objeto de garantía prendaria.
(...), obra el acta donde consta que la imputada
se negó a prestar declaración indagatoria.
Así las cosas, el a quo resolvió decretar el
procesamiento de J. B., en virtud de considerarla
“prima facie” autora penalmente responsable del delito
previsto y reprimido por el art. 173 inc 11 del C.P.
En tal sentido destacó que el hecho descripto se
adecua al tipo señalado, ya que si bien el dueño de la
cosa prendada está autorizada a usarla conforme su
destino, y es razonable que las maquinarias agrícolas
se
trasladen de acuerdo a los trabajos que surjan,
hasta el momento del dictado de la resolución, la
imputada nada ha
hecho para poner las mismas a
disposición de la entidad bancaria, pese a que su
colaboración
resulta
ejecución
la
asumida
de
imprescindible
garantía
y
ha
sido
para
la
expresamente
como condición de otorgamiento del crédito.
Asimismo, el a quo subrayó que B., conforme
los
contratos suscriptos, tenía la obligación de presentar
los bienes gravados cuando la entidad crediticia
los
requiriera, circunstancia que aconteció el 11 de julio
de 2006, mediante carta documento.
Así las cosas, citando jurisprudencia en apoyo a
su postura, adoptó la resolución apelada.
IV. Por su parte, los agravios expuestos por la
defensa de B., se centran, en prieta síntesis, en
resaltar que el a quo, no ha probado cuales fueron las
maniobras
desplegadas intencionalmente para
burlar
el derecho del denunciante.
Señala que el delito imputado requiere un dolo
específico de sustraerse al cumplimiento, desbaratando
por
imposibilidad,
incertidumbre
o
litigio
los
derechos de la victima, aspecto subjetivo que no está
probado.
V. Ahora bien, luego del estudio del expediente,
en mi opinión, corresponde confirmar la resolución
apelada.
En
efecto,
acreditado
que
sin
la
controversia,
imputada
se
solicitó
encuentra
un
crédito
dinerario al Banco de la Nación Argentina y como
garantía de cumplimiento otorgó en prenda distintos
bienes
muebles - en su mayoría maquinaria agrícola-.
Que ante el incumplimiento de las obligaciones
dinerarias, representantes de la denunciante iniciaron
la ejecución prendaria de los bienes garantidos.
También se estableció en el transcurso de esa acción,
al
momento
de
llevar
adelante
el
mandamiento
de
secuestro de los efectos prendados, que ellos no se
hallaban en el lugar pactado
debían permanecer, sin
contractualmente, donde
siquiera poder establecer su
ubicación concreta.
Por otra parte, ante la ausencia de los bienes,
fue cursada intimación mediante carta documento a la
imputada B. para que ponga los objetos prendados a
disposición de la entidad crediticia, señalando en
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
dicha
misiva, que en caso de no obtener respuesta
favorable, se
penal.
presentaría la correspondiente denuncia
Tal requisitoria, no surtió efecto disuasivo,
lo que motivó la presentación origen de autos.
Ya iniciado el proceso penal, tampoco la imputada
brindó
explicaciones
ni
puso
a
disposición
los
hechos
descriptos,
dan
bienes mencionados.
En
tal
sentido,
los
fundamento a la figura electa por el juez de grado
para imputar a B.. A ello cabe agregar, que no pueden
prosperar los
agravios de la defensa, en cuanto
sostiene la falta del elemento subjetivo en el delito
reprochado.
En ese orden de ideas, no puede soslayarse que
ha contado con diversas oportunidades
bines
garantidos
crediticia,
de
a
lo
disposición
cual
para poner los
de
estaba
B.
la
entidad
suficientemente
anoticiada. Asimismo es dable destacar que ni siquiera
informó su ubicación, aún
investigación
penal,
en el trascurso la presente
denotando,
por
conducta intencional, que sin dudas
cierto,
una
tornó incierto y
litigioso el derecho de la denunciante.
Con base en las consideraciones expuestas, cabe
confirmar la resolución apelada.
Así lo voto.
EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO:
I. He de disentir con la calificación que el voto
precedente aplica a la situación de la que se trata en
autos. Tal encuadramiento aparece impugnado por la
defensa, cuando ésta se refiere a las disposiciones
penales
(...).
contempladas
por
el
decreto-ley
15.348/46
En este orden de ideas, cabe recordar que el voto
mayoritario de esta Sala en el caso “Di Prinzio,
Antonio y otro s/ defraudación prendaria”, expediente
N°
797,
del
24
de
octubre
de
2000,
análogo
al
presente, dejó establecido que la norma aplicable a
tales supuestos es la contenida en el art. 45 inc. c)
del
decreto
ley
15.348/46,
ratificado
por
la
ley
12.962.Empero,
recientemente,
me
remití
a
aquel
precedente (v. “Millenovich, Pedro s/ Inf. Art. 173
inc. 11 del C.P.", causa N° 4076, del 15 de diciembre
de 2009)(1) sin que las razones en las que se basa el
precedente “Di Prinzio” fueran
discutidas por el que
se transformó en voto mayoritario.
II.
En
vista
de
esta
circunstancia
procuraré
impostar mejor la problemática considerada en dicho
precedente, pero antes de adentrarme en el aspecto
normativo
del
asunto,
haré
referencia
a
las
circunstancias básicas del hecho de autos.
La imputada, J. E. P. de B., solicitó y obtuvo del
Banco
de
la
Nación
Argentina,
(...),
garantizado
mediante prenda con registro sobre cuatro tractores,
una sembradora y una rastra de discos, todos usados y
de antigüedad que va desde 1979 hasta 1982 (...).
La
tomadora
del
préstamo
cumplió
sólo
parcialmente con la obligación asumida en 1993, y en
agosto de 1996 obtuvo una refinanciación del préstamo
bancario, (...), prendando la misma maquinaria antes
mencionada,
a
la
cual
agregó
una
sembradora,
una
picadora de forrajes, un girasolero y un maicero,
usados, con antigüedad que va de 1982 a 1990 (...).
Cabe destacar que la señora B. tiene su domicilio
(...),
lugar
muy
cercano
(...),
donde
aparecen
Poder Judicial de la Nación
ubicadas las máquinas que fueron prendadas.
El Juez,(...), había solicitado un informe socioambiental acerca de la señora B. que no fue realizado.
Otra vez cayó en incumplimiento la señora B., lo
cual dio lugar al proceso ejecutivo iniciado el 2 de
febrero de 1998, que en copia está agregado a estos
autos, en los cuales, ante el requerimiento del Banco
de la Nación, B. declaró que no poseía dinero para
afrontar el pago (...), y también expresó que el
motivo de su incumplimiento se relacionaba con “las
condiciones desfavorables ya sean tanto económicas
como climáticas aparecidas en esa época, teniendo en
cuenta que los frutos que se extraen del campo fueron
escasos y de baja cotización …” (...).
III.
No
queda
claro
si
la
procesada
realiza
explotaciones agropecuarias (...)–en cuya zona rural
vive- y(...), donde aparece ubicada la maquinaria. Lo
cierto es que ambas zonas han sido afectadas por
desastres
naturales.
Una
somera
búsqueda
revela
que(zona rural donde vive la demandada)fue declarada,
por
Resolución
estado
de
Conjunta
desastre
n°
964
del
agropecuario
24/7/1996,
por
tormentas
en
y
granizo (...), mientras que los cuarteles VII y VIII
del
(lugar
donde
aparece
ubicada
la
maquinaria)
quedaron en estado de emergencia por inundaciones
según
(...).
la
resolución
Ciertamente,
conjunta
1.445
la
B.
Sra.
del
parece
11/2/1998
tener
su
explotación en el Cuartel VI, pero la proximidad de
éste con los otros dos en emergencia no puede pasarse
por alto.
El embargo de los bienes se postergó mucho tiempo.
La
prenda
fue
nuevamente
inscripta
después
de
transformar la suma de dólares a pesos, con arreglo al
decreto 214/02 (…), y en ocasión de ejecutarse el
mandamiento (...), la señora B. manifestó que los
bienes
prendados
se
hallaban
en
un
campo
del
norte(...).
El 11 de julio de 2006, por carta documento, fue
intimada en su domicilio la señora B. (...), y ante la
falta de respuesta a esa intimación extrajudicial, los
representantes del Banco de la Nación presentaron la
denuncia
penal
del
7
de
agosto
de
2006,(...),
culminando con el auto de procesamiento actualmente
impugnado.
IV. Ocupémonos ahora de la fase normativa que
ofrece el caso.
Creo
que
la
mejor
manera
de
aclarar
esta
problemática es tener en cuenta que la normativa penal
del
decreto
ley
15.348/46,
ratificado
por
la
ley
12.962, es mucho más antigua que el art. 173, inc.
11°, C.P. y que ambos textos han atravesado múltiples
vicisitudes legislativas. Me dedicaré, primeramente, a
examinar
la
normativa
más
antigua
en
su
propio
contexto.
Las normas penales contenidas en la ley de prenda
con registro, se hallan en los arts. 44, 45 y el 46
del mismo; de este último artículo prescindiremos,
pues es una simple remisión al art. 292 C.P., y se
refiere a la expedición de certificados falsos del
registro.
En cuanto al art. 44, tiene su precedente más
antiguo en el art. 26 de la ley de prenda agraria N°
9.644, del año 1914, o sea que precede en 7 años al
Código Penal de 1921, y rezaba así: “El deudor que
disponga
de
las
cosas
empeñadas
como
si
no
reconocieran gravamen o que constituya prenda sobre
Poder Judicial de la Nación
bienes ajenos como propios, o sobre éstos como libres,
estando gravados, incurrirá en pena de prisión desde
uno hasta tres años, si el perjuicio no excediese de
10.000 pesos; pasando de esta suma, de 3 a 6 años de
penitenciaría. Si el daño fuere inferior a 500 pesos,
se aplicará la pena de acuerdo a la graduación del
artículo anterior.”
Esta norma, en sustancia, efectúa una descripción
legal muy aproximada a la del art. 204 del Código
Penal de 1887, que después pasó a ser el inc. 17 del
art. 202, de acuerdo con la ley de reformas 4.189,
aunque las penas previstas en el art. 26 de la ley
9.644 resultan algo atenuadas frente a las del citado
202 de la ley 4.189.En cambio, ni el Código de 1887 ni la ley 4.189
contenían una norma similar a la del art. 25 de la ley
de prenda agraria, el cual contemplaba una situación
menos
grave,
que
era
el
abandono
de
las
cosas
afectadas por prenda, y decía así: “El deudor que
abandone las cosas afectas a la prenda agraria, con
daño
del
acreedor,
responsabilidades
que
y
sin
en
tales
perjuicio
casos
de
incumben
las
al
depositario, de acuerdo a las leyes comunes, incurrirá
en la pena de dos meses de arresto, hasta tres años de
prisión, según la importancia del daño.”
Cuando
se
dictó
el
decreto
ley
15.348/46,
ratificado por la ley 12.962, el contenido del art. 26
de la ley 9.644 se trasladó al art. 44 de la nueva ley
de prenda, que vino a coincidir, en sustancia, con el
art. 173, inc. 9°, del Código Penal de 1921, al cual
se remite ese art. 44.El art. 25 quedó como inciso d) del art. 45 de la
ley nueva, en medio de varios otros supuestos de
represión penal que contempla el art. 45, con un texto
que amenaza con sanciones al “… deudor que abandonare
las cosas afectadas a la prenda con daño del acreedor.
Esta sanción es sin perjuicio de las responsabilidades
que en tales casos incumben al depositario de acuerdo
con las leyes comunes; …”.
V. Yendo ahora a la economía de la ley de prenda
con registro, vemos que el art. 44 contiene la sanción
penal correspondiente a las obligaciones que establece
el art. 9°, el cual determina que: “El dueño de los
bienes
prendados
no
puede
enajenarlos,
pudiendo
hacerlo solamente en el caso que el adquirente se haga
cargo de la deuda garantizada, continuando en vigor la
prenda
bajo
las
mismas
condiciones
en
que
se
constituyó, inclusive en cuanto a la responsabilidad
del enajenante. La transferencia se anotará en el
Registro
y
se
notificará
al
acreedor
mediante
telegrama colacionado.”
Por otra parte, el art. 45, inciso c) del decreto
ley 15.348/46, ratificado por la ley 12.962, tutela
penalmente la obligación establecida en el primer
párrafo del art. 13, cuyo enunciado transcribo: “El
dueño de los bienes prendados no puede sacarlos del
lugar en que estaban cuando constituyó la garantía,
sin que el encargado del Registro respectivo deje
constancia del desplazamiento en el Libro de Registro
y
certificado
acreedor,
expedido
al
de
prenda,
endosante
certificados
y
o
y
a
se
la
guías
lo
notifique
oficina
en
su
al
que
haya
caso.
Esta
cláusula será insertada en el contrato y su violación
faculta al acreedor para gestionar el secuestro de los
bienes y las demás medidas de sus derechos.”
Atendiendo a estas consideraciones sistemáticas
Poder Judicial de la Nación
resulta que la remisión que hace el art. 45, inc. c),
al art. 9°, está equivocada, y por ello la Cámara de
Apelaciones de Rosario dijo con exactitud que, “el
delito del art. 45, inc. c), LPR, se configura cuando
la cosa gravada es llevada de la jurisdicción de un
registro a la de otro sin cumplir con el art. 13 de la
ley”
(extraigo
la
cita
del
libro
La
prenda
con
registro, de José Luis Amadeo, Buenos Aires, 1978,
pág. 168, N° 1.088).
Nos resta observar que el decreto ley 15.348/46,
ratificado por la ley 12.962, diferencia entre los
contenidos de injusto previstos en el art. 44 que, en
suma, describe el clásico estelionato, respecto de las
figuras del art. 45 del mismo cuerpo legal. La norma
del art. 44 castiga un engaño cuya víctima es el
comprador de un bien gravado como si fuera libre; en
tanto que las prescripciones del art. 45 se dirigen a
asegurar, más allá de las disposiciones del derecho
civil y comercial, la situación del acreedor, por
medios penales administrados con encomiable prudencia.
En cambio, el criterio que sigue el art. 173, inc.
11°, del
Código Penal, introducido primeramente por
la ley de facto 17.567, en el año 1968, se aparta del
tipo de valoraciones que inspiran la relación entre
los artículos 44 y 45 del decreto ley 15.348/46,
ratificado por la ley 12.962.
VI. El origen de esta nueva norma se halla en el
art. 215, inc. 2°, del Proyecto de Código Penal del
año 1960, que tuvo por redactor principal a Sebastián
Soler.
Este proyecto no obtuvo aprobación legislativa,
pero después, en 1968, fue introducido el texto del
art. 215, inc. 2° como inciso 11° del art. 173 en la
reforma del Código Penal promulgada por el dictador
Onganía mediante la ley de facto 17.567. La reforma
fue preparada por una comisión que presidió Sebastián
Soler.
Ahora bien, recordemos que el mencionado art. 173,
inc. 11°, C.P., reza así: "el que tomare imposible,
incierto o litigioso el derecho sobre un bien o el
cumplimiento,
en
las
condiciones
pactadas
de
una
obligación referente al mismo, sea mediante cualquier
acto
jurídico
relativo
al
mismo
bien,
aunque
no
importe enajenación, sea removiéndolo, reteniéndolo,
ocultándolo, o dañándolo, siempre que el derecho o la
obligación
hubieran
sido
acordados
a
otro
por
un
precio o como garantía."
Los autores del precepto transcripto estimaron,
sin duda, que el mismo abarcaba algunas situaciones
contempladas por el art. 45 del decreto ley 15.348/46,
ratificado por la ley 12.962. En efecto, el art. 7° de
la
ley
de
facto
17.567,
derogó
expresamente
los
incisos d) y h) del citado art. 45. El inc. d) se
refiere –como ya dijimos- al abandono de la cosa
prendada con daño del acreedor, y el h) al deterioro
por el deudor del bien prendado. Ambas hipótesis son
reducibles a la de daño que prevé el art. 173, inc.
11°, C.P.
El inc. c) del art. 45 de la ley de prenda con
registro no fue, en cambio, expresamente derogado por
la ley de facto 17.567, pero Soler se manifestó en
términos
que
significan
la
existencia
de
una
derogación implícita. Ya al comentar el art. 215, inc.
2°, del Proyecto de 1960, aquel autor había expresado
que
“Desde
comprendidas
luego
que
también
en
las
esta
disposición
figuras
quedan
derivadas
del
Poder Judicial de la Nación
incumplimiento
de
los
deberes
impuestos
por
el
contrato de prenda sin desplazamiento” (Proyecto de
Código Penal del año 1960, publicado en el Tomo VI del
Digesto de Codificación Penal Argentina, a cargo de
Eugenio Raúl Zafaroni y Miguel Alfredo Arredo, Madrid,
1996, pág. 460).
De
modo
artículo
más
terminante,
Desbaratamiento
de
Soler
expresó
Derechos
en
su
Acordados
(Revista de Derecho Penal y Criminal, n° 2, abril-junio
1969, Buenos Aires, pág. 168) que un caso comprendido
en el artículo era “la remoción de la prenda del lugar
donde debe estar”. Y esta idea fue pasando de un autor
a otro (v. el comentario que realiza el actualizador
Manuel
A.
Bayala
Basombrio,
en
Sebastián
Soler,
Derecho Penal Argentino, Tea, Buenos Aires, 1988, pág.
457 in fine y Laje Anaya, Comentarios al Código Penal,
Parte Especial, Vol. II, Depalma, 1979, pág. 146).
Otros comentaristas no se ocupan absolutamente del
punto.
También el inc. a) del art. 45 de la ley de
prenda con registro fue derogado expresamente por
el art. 7°, inc. d) de la ley de facto 17.567,
pero entiendo que tal derogación obedeció a que la
hipótesis del inc. a) (omisión de denunciar la
existencia de privilegio, explicitada ya en los
arts. 11, inc. e) y 15, inc. c) de la ley de
prenda) se superponía con la norma sobre
estelionato (art. 173, inc. 9°, C.P.) en el texto
que le dio la reforma de 1968.
Este texto –ahora desaparecido con la vuelta
al original del Código de 1921- decía así: “El
que, recibiendo una contraprestación, vendiere,
permutare, gravare o arrendare bienes litigiosos,
embargados o gravados, callando u ocultando la
condición en que se encuentran.”
La diferencia más destacada entre el texto
original y el nuevo consiste en que el segundo
hace
referencia
específica
al
silencio
u
ocultamiento, o sea que explicita el deber del
enajenante de obrar activamente de buena fe, lo
cual, para la prenda con registro, ya estaba
establecido desde hacía más de treinta años, pero
sancionado con una pena menor.
En otro términos, el art. 44 de la ley de
prenda con registro se aproximaba al art. 173,
inc. 9° -estelionato- del Código Penal de 1921,
pero omitía la referencia de este último a los
bienes litigiosos, para castigar el silencio sobre
los privilegios que pudieran existir mediante la
previsión del art. 45, inc. a), que se tornaba
superfluo frente al nuevo texto de la norma sobre
estelionato establecido por la ley de facto
17.567, lo cual explicaba la derogación de aquel
inciso del art. 45 de ña ley de prenda con
registro.
En este excurso no podemos adentrarnos en la
problemática de la estafa y el silencio, o sea, de
cuándo están penalmente obligados quienes realizan
transacciones a manifestar la existencia de
gravámenes de distinto tipo sobre los bienes
objeto del negocio jurídico respectivo. Baste
decir aquí que Norberto Spolansky estima que los
arts. 933 y 919 del Código Civil dan las bases
para construir los casos de deber penalmente
relevante de decir la verdad (La estafa y el
silencio, Jorge Álvarez S.R., Buenos Aires, 1967,
pág. 78). En cambio, Enrique Bacigalupo, en un
minucioso estudio no encuentra en el Código Civil
bases suficientes para deducir los casos en los
que nace tal tipo de deber (Estudios JurídicoPenales sobre Insolvencia y Delito, Depalma,
Buenos Aires, 1970, págs. 50 a 59).
Por ello, para Bacigalupo fue importante que
ese deber fuera incluido en el nuevo texto del
art. 173, inc. 9°, C.P., como lo expresa en el
lugar que acabamos de citar.
Aquello en lo cual Bacigalupo disiente de la
reforma es, en cambio, la amplitud del art. 173, inc.
11°, C.P.
VII.
Antes
de
adentrarnos
en
la
crítica
de
Bacigalupo, señalemos que no sólo el art. 215, inc.
2°,
del
Proyecto
de
Código
Penal
de
1960
es
antecedente del art. 173, inc. 11°, C.P., sino también
otro texto agregado en su momento al art. 173, como
inc. 11°, por el decreto-ley 4.778/63 (art. 11), que
Poder Judicial de la Nación
fue derogado por el Congreso mediante la ley 16.648
del año 1964.
El texto introducido por aquel decreto-ley como
art. 173, inc. 11°, decía así: “El que, habiendo
firmado
boleto
de
venta
de
una
cosa,
mueble
o
inmueble, y recibido total o parcialmente su precio,
durante la vigencia de aquél y por acto voluntario
imposibilitare la transferencia del dominio en las
condiciones establecidas en el mismo”.
Esta redacción estaba ceñida a las situaciones
altamente
antisociales
constitución
de
que
se
hipotecas
daban
sobre
por
la
inmuebles
(generalmente comprendidas en el régimen de propiedad
horizontal) cuya posesión ya había sido entregada al
comprador, pagándose parte o ya inclusive la totalidad
del
precio,
pero
sin
que
se
produjere
la
correspondiente escrituración y su registro.
Esta problemática ha quedado superada –para los
inmuebles comprendidos por el régimen de propiedad
horizontal- gracias a las disposiciones de las leyes
19.724 y 20.276, junto a la concerniente al concurso
del vendedor, solucionada por el art. 1.185 bis del
Código Civil.
Pero esta legislación es posterior al año 1968, en
el cual se introdujo al texto actual del art. 173,
inc. 11°, que amplió hasta límites extremos los casos
de
protección
penal
del
incumplimiento
de
las
obligaciones y fue juzgado por Bacigalupo de manera
negativa en el trabajo ya citado.
VIII. Veamos los términos generales de su crítica:
“Extender ahora los límites del injusto penal
hasta
cualquier
incumplimiento
de
contrato
relativo a un bien es sin duda internarse en la
penalización del derecho de las obligaciones, que
hasta ahora ha merecido un unánime rechazo.
…
Por otra parte, no cabe duda de que lo que ahora
domina la hipótesis creada y le da su contenido
propio de disvalor penal es el quebranto de una
relación de confianza, que por lo demás es la
esencia de la defraudación. Pero sin embargo, es
preciso reconocer que no toda relación de
confianza no mantenida reviste el grado de
intolerabilidad social que justifica la imposición
de una pena.
Por este motivo, y desde un punto de vista
extralegal, creemos que la norma no debería estar
en la ley penal porque es sumamente peligros por
su amplitud. Pero como intérpretes, nos resistimos
a expresar que todo incumplimiento contractual sea
hoy un delito criminal y por lo tanto debemos
encontrar en el propio tipo legal los límites que
impidan que la mala o quizá pésima redacción del
nuevo inciso, desborde el concepto material de
delito, u quede limitado exclusivamente a los
casos de intolerabilidad social que justifican –
como se dijo- la grave consecuencia de la pena
criminal.” (op. cit., págs. 72/73).
Pasa después Bacigalupo a una crítica del texto
legal con referencia a los antecedentes invocados en
el
Proyecto
de
1960.
Conviene
transmitir
las
apreciaciones de este autor:
“Las fuentes extranjeras que se citan en la
Exposición de Motivos contemplan, por lo general,
dos hipótesis que le son comunes a todas ellas: a)
la venta del mismo bien a distintas personas, y b)
la disposición de un bien gravado, litigioso o
ajeno como si no estuviera en esas condiciones. La
primera hipótesis, con una u otra redacción, se
encuentra en los códigos de Méjico (art. 386-VII),
Cuba (art. 550, inc. 12), Guatemala (art. 423) y
Costa Rica (art. 281, inc. 9). La restante puede
verse en las leyes penales de Guatemala (art. 423)
y Costa Rica (art. 821, inc. 9).
Fuera de estos casos que en la hipótesis b
caben dentro del estelionato del inc. 9 del art.
173, tanto en su redacción anterior (muy similar a
estas fuentes) como en la actual, se encuentran en
el Código de Defensa Social cubano (art. 550,
incs. 12 y 19) dos hipótesis, que en realidad son
las únicas que guardan relación con el artículo
Poder Judicial de la Nación
que se comenta. Una se refiere a la destrucción o
deterioro de cosas propias afectadas al derecho de
un tercero, que comparada con el hurto impropio,
al menos en la formulación derogada de nuestro
Código, podría designarse como daño impropio (inc.
19 del art. 550). La otra se refiere al
impedimento del derecho de un tercero, limitativo
del dominio, mediante enajenación o gravamen.
Como
puntualiza
correctamente
Sarmiento
García, el artículo redactado por la Comisión de
Reformas
extiende
–con
relación
a
los
antecedentes- los medios de comisión a ´cualquier
acto jurídico´, y además amplía el objeto del
delito a ´cualquier bien´, con lo que incluyó no
solamente las cosas o los derechos referidos a
ellas.
En cambio, el nuevo tipo penal ha mantenido la
percepción del precio como un presupuesto básico
de la punibilidad, que es también aceptada de esta
manera en los antecedentes invocados.
En conclusión, parece claro que la fuente más
directa, descartadas aquellas que se refieren a
estafa genérica o a su especie el estelionato, es
el Código de Defensa Social cubano, el cual
obviamente también lo ha sido del art. 215-2 del
Proyecto de 1960.” (op. cit., págs. 73/75; v. los
textos de los antecedentes en la obra de Alberto
S.
Millán,
Los
Delitos
de
Administración
Fraudulenta
y
Desbaratamiento
de
Derechos
Acordados, 2° edición, Buenos Aires, 1991, págs.
60/63).
Después de estas consideraciones Bacigalupo
traza
distintas
limitaciones
restrictivas
de
la
norma de referencia:
1) los bienes a los que se refiere la misma
deben
entenderse
solo
en
el
sentido
de
cosas
materiales;
2) el precio de que habla la norma ha de estar
percibido en su totalidad;
3) la retención a la que menciona el precepto
solo se da cuando se produce el incumplimiento de
entregar la cosa por la cual ya se recibió el precio
totalmente;
4) a consecuencia de la definición sub 3), “no
habrá forma de cometer el delito [de retención en
los términos del art. 173, inc. 11°, C.P.] cuando se
trate de una afectación en garantía”.
Esta última limitación, empero, no puede ser
vinculada a ninguna de las hipótesis del art. 45 de
la ley de prenda con registro, que Bacigalupo no
toma en cuenta en su análisis.
Más se vincula a los contenidos de dicho art. 45
lo que expresa acerca del injusto de daño de la cosa
abarcada por el art. 173, inc. 11°, C.P.
La crítica –que no llega a limitar la aplicación
de la norma recién citada- consiste en que en el
texto del Código Penal según la ley de facto 17.567,
el daño en cosa ajena tiene una pena muy inferior a
la prevista para el daño en la cosa propia sobre la
que pesan las obligaciones a las que se refiere el
art. 173, inc. 11° (seis meses a ocho años, mientras
la pena del art. 183 era de un mes a dos años).
Esta crítica vale también en la actualidad (art.
173, inc. 11°: un mes a seis años; art. 183: quince
días a un año), y es demostrativa de lo razonable de
la
pena
para
el
daño
de
la
cosa
prendada
sin
desplazamiento que prevén los incs. d) y h) del art.
45 de la ley respectiva: quince días a un año, igual
que el art. 183 C.P. en su texto hoy día vigente.
El análisis de Bacigalupo es de mucha valía y
preñado de sugerencias para futuros desarrollos,
pero, como acabamos de expresarlo, no incursiona en
la relación entre las previsiones del art. 45 de la
ley de prenda con registro y el art. 173, inc. 11°,
C.P.
IX. Hasta aquí hemos considerado la economía de
Poder Judicial de la Nación
los
arts.
44
y
45
del
decreto-ley
15.348/46,
ratificado por la ley 12.962, como quedó plasmado en
el año 1946, desarrollando los conceptos originarios
de la ley de prenda agraria del año 1914 y la del
nuevo ordenamiento introducido por la ley de facto
17.567, con el art. 173, inc. 11°, C.P., en su
incidencia sobre las disposiciones penales de la ley
de prenda con registro.
Producto del análisis es la constatación de que
la nueva normativa del año 1968 se fundó en una
visión valorativa muy criticable, y poco compatible
con otros preceptos del Código Penal, reproches que
para nada alcanzan, en cambio, al régimen de los
arts. 44 y 45 de la ley de prenda con registro del
año 1946.
Pasemos
a
ocuparnos,
ahora,
del
posterior
destino del art. 173, inc. 11°, C.P., que continúa
vigente, pero no en las condiciones de la llamada
ley 17.567.
En efecto, el art. 1° de la ley 20.509 (una de
las primeras dictadas por el Congreso en 1973), por
un lado le dio vigor al art. 173, inc. 11°, C.P.,
(art. 4° de la ley 20.509), pero, a la vez quitó
eficacia a las normas penales emanadas de gobiernos
de facto no comprendidas en el art. 4° citado, que
hubieran “creado o modificado delitos o penas de
delitos ya existentes, recuperando su vigencia las
normas en vigor al momento de dictarse las que
pierden ahora eficacia” (art. 1°).
Así cayó el art. 7° de la ley de facto 17.567 y
entre tantos preceptos, recuperaron eficacia los
incs. a), d) y h) del art. 45 de la ley de prenda
con registro. Y también el inc. c), nunca derogado
explícitamente, pero que podría entenderse objeto de
derogación implícita.
Este renacimiento de los incisos del art. 45
recién citados fue valioso en general, porque la
diferencia de penalidad que realiza la ley de prenda
con registro entre el estelionato (art. 44 de dicha
ley) y las hipótesis de debilitamiento menos grave
de la posesión del acreedor (art. 45) tiene un
especial acierto de política jurídica, según surge
de lo que antes expresamos.
Si se va más al detalle, la restitución del inc.
a), referido, como lo recordamos antes, a la omisión
de manifestar la existencia de privilegios respecto
de
la
cosa
prendada,
era
necesaria,
ante
la
desaparición del texto del art. 173, inc. 9°, C.P.,
que había introducido la ley de facto 17.567, y que
establecía en general la obligación de expresar en
los
negocios
jurídicos
allí
mencionados,
la
condición de los bienes. Mas esa disposición no fue
ratificada por la ley 20.509, resurgiendo el art.
173, inc. 9° original, que no soluciona el problema
del silencio en estas hipótesis.
En cuanto a los incisos d) y h) sobre abandono,
daño
o
deterioro
de
la
cosa
prendada,
su
resurgimiento es paralelo a la del original art. 183
C.P. sobre daño, con la misma escala penal que el
art. 45 de la ley de prenda con registro.
Y
el
inc.
c)
(traslado
indebido
del
bien
prendado) calladamente desplazado por la ley de
facto 17.567, y calladamente resurgido por la ley
20.509,
no
podía
sino
renacer,
pues
si
no
la
“remoción” del art. 173, inc. 11°, C.P., se hubiera
impuesto sobre el traslado previsto en el art. 45,
Poder Judicial de la Nación
inc.
c)
de
la
ley
de
prenda
con
registro,
sancionándolo con una pena mucho más grave que la
correspondiente al daño del mismo bien.
X. Entendamos que las disposiciones restituidas
(art. 45, incs. a), b), c) y d) de la ley recién
citada
forman
una
lex
specialis
al
lado
de
la
general contenida en el art. 173, inc. 11°, C.P.
Entonces, los casos de daño, o remociones de
bienes que no ingresen al régimen de prenda con
registro cabrían en el marco del art. 173, inc. 11°
(piénsese
en
el
daño
que
el
propietario
de
un
automotor le infiere, cuando ya ha comprometido la
transmisión del mismo con la firma del documento
correspondiente y recibido el precio; lo mismo si lo
remueve u oculta).
Me falta una breve reflexión de lógica jurídica
clásica. Veamos que el art. 173, inc. 11°, sólo
tiene existencia constitucional desde la ley 20.509,
en 1973, mientras que las normas del art. 45 de la
ley de prenda con registro recuperaron, como dice la
ley 20.509 su eficacia, pues su validez no la habían
perdido. Entonces, estas normas (art. 45 cit.) son
mucho más antiguas que el art. 173, inc. 11°, C.P.,
y son especiales, como dijimos, respecto de éste.
Por ende no cabe afirmar que la ley general más
reciente prevalezca sobre la ley especial anterior.
Como lo dicen G. Baudry-Lacantinerie y M. Fourcade,
remitiéndose
a
toda
la
doctrina
y
jurisprudencia
clásica francesa, en principio, y salvo manifestación
de la voluntad del legislador, una ley especial no es
abrogada
por
generalem
non
Practique
de
una
ley
general
derogatur)
Droit
Civil
(v.
des
(legi
Traité
speciali
Théorique
Personnes,
per
et
Deuxiéme
Edition, T. I, París, Librairie de la Société du
Recueil del Lois et des Arrêts, 1902, págs. 96, 119).
Este fue el panorama legal cuando ocurrió la
sanción de la ley 20.509, y sigue siendo así, pese a
que la ley de facto 21.338 volvió la situación a la de
su similar 17.567 (con una diferencia, la ley de facto
21.338 derogó los incs. a), b) y h) del art. 45 de la
ley de prenda con registro, pero dejó subsistente el
d); v. lo obra de José Luis Amadeo citada, pág. 167,
n° 213).
El Congreso, en 1984, mediante la ley 23.077
volvió, en la materia que nos ocupa, al punto en que
nos había dejado la ley 20.509, de 1973.
La conclusión de todo este proceso legislativo, y
de los razonamientos efectuados, nos la da lo que
determina el decreto del Poder Ejecutivo N° 897/95
(B.O. del 9/12/95) que en su artículo 1° aprueba el
texto ordenado del decreto ley 15.348/46 ratificado
por la ley 12.962 y modificado por el decreto ley
6.810/63 (este último decreto ley no aborda ningún
aspecto penal).
Luego, ese texto ordenado contiene como vigentes
tanto los incisos d), e) y h) del original artículo
45 del decreto ley 15.348/46, ratificado por la ley
12.962, como el inciso c).
Resulta, pues, que esa norma está vigente y
desplaza, necesariamente, al art. 173, inc. 11°,
C.P., conforme la voluntad del Congreso manifestada
en las leyes 20.509 y 23.077.
XI. Ahora bien, las condiciones del caso, ya
examinadas, revelan la existencia de un traslado
indebido (art. 45, inc. c) de la ley de prenda con
registro), toda vez que no se ha cumplido ninguna
Poder Judicial de la Nación
diligencia
de
trasladados
la
se
cual
hubiesen
surja
que
enajenado
los
como
bienes
libres,
incurriendo en el supuesto penado por el art. 44 de
aquella ley (v., en este sentido, la sentencia del
Tribunal
Oral
N°
2
de
esta
sede,
expediente
00.079/95, “Casado, Lidia Mabel y González, Faustino
Conrado s/ defraudación”, fallo del 13/2/1996).
Dado lo que acabamos de decir, y también que la
indagatoria de la imputada sólo se realizó en orden
al art. 173, inc. 11°, C.P., no cabe confirmar su
procesamiento
por
violación
de
ese
precepto,
y
tampoco aplicar el art. 45, inc. c), del decreto-ley
15.348/46, ratificado por la ley 12.962, que hasta
ahora ha sido ajeno a la causa.
Sólo corresponde, por lo tanto, revocar el auto
de procesamiento apelado y dictar la falta de mérito
respecto de (la imputada).
EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO:
Que adhiere al voto del Juez Schiffrin.
EL JUEZ
I.
Leído
FLEICHER TAMBIÉN DIJO:
el
voto
del
Juez
Leopoldo
Héctor
Schiffrin y su preciso estudio relacionado con la
vigencia del decreto ley 15.348/46, ratificado por la
Ley 12.962, y específicamente del art.45 inc. c) del
mismo, entiendo que, pese al acertado análisis, los
hechos objeto de pesquisa, no se subsumen en ese marco
normativo.
II. En efecto, entiendo que las circunstancias que
dieron origen a las presentes actuaciones, difieren de
las
que
establece
la
Ley
de
Prenda
con
Registro
citadas por mi distinguido colega, Juez Schiffrin, ya
que lo allí tipificado, específicamente en el art. 45
inc. c) de la mencionada
ley,
es el “…traslado de
los bienes prendados sin dar conocimiento al encargado
del Registro...”.
Los acontecimientos que sirvieron de causa a este
legajo, ya fueron expuestos supra en la primera parte
de mi voto, pero resulta menester reiterar que de los
elementos cargosos adunados en este sumario, surge
“prima
facie”
que
la
imputada
(...),
además
de
sustraer los bienes prendados del lugar comprometido
para su estadía,
fue intimada
para que
los ponga a
disposición de la entidad acreedora, anoticiándola
fehacientemente
que
ante
su
incumplimiento
se
efectuaría la pertinente denuncia penal, lo que no
causó efecto alguno,
dando lugar a las presentes
actuaciones.
A
su
vez,
como
dije,
ya
en
sede
penal,
la
encartada no varió de su postura inicial, sin siquiera
aportar
el
hallaban,
lugar
donde
ratificando
los
así
la
bienes
prendados
conducta
que
se
tornó
incierto y litigioso el derecho del denunciante (conf.
art. 173 inc. 11 del Código Penal).
A mayor abundamiento, este es el encuadre jurídico
adoptado por
diversos tribunales sobre hechos como el
aquí investigado, y el que en mi opinión corresponde
al presente
(Fallos 300:1570; C.F.B.Bca.,
Sala II,
Sec.2, expte. 65.765, “Gaspar Condorí”, fallada el
15.12.09,
y Sala II, Sec.1, expte. 65.384, “Maselli,
Carlos”, del 22.09.09; y C.F.S.M, Sala II, expte.
4897, “Pereyra, Rubén”, del 22.07.08, entre
otros).
Con todo ello, reitero, corresponde confirmar la
resolución
(…).
Por ello y por mayoría, el Tribunal RESUELVE:
I.- Revocar el auto de procesamiento apelado y dictar
la falta de mérito respecto de (la imputada).
Poder Judicial de la Nación
II.-
Regístrese,
notifíquese
y
devuélvase.Firmado
jueces sala II Gregorio Julio Fleicher-Leopoldo Hècto
Schiffrin.Cèsar Alvarez.
Ante mí Dra.Ana Russo.Secretaria.
NOTA (1): se transcribe a continuación:
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
// Plata,
15
de diciembre de 2009.
R.S. 2
T
F*
VISTA: esta causa N° 4076, “Millenovich, Pedro s/inf.art.
173 inc. 11 C.P.”, proveniente del Juzgado Federal de Primera
Instancia de Junín.
Y CONSIDERANDO:
EL JUEZ FLEICHER DIJO:
I.- Las presentes actuaciones llegan a conocimiento de
esta Alzada, en virtud del recurso de apelación interpuesto a
(…)por la Sra. Defensora Pública Oficial subrogante,(…) , en
representación de P. M., contra la resolución obrante a fs.
59/vta. por la cual se decretó el procesamiento del último
nombrado
por
considerarlo
prima
facie
autor
penalmente
responsable del delito de desbaratamiento de los derechos
acordados, previsto y reprimido por el art. 173 inc. 11 del
C.P..
El recurso es concedido (…)y mantenido(…). efectuar una
breve
síntesis
de
los
hechos
que
dieron
origen
a
este
expediente.
Conforme surge de autos, el imputado solicitó un préstamo
dinerario
en
garantizó
con
el
Banco
prenda
en
de
la
primer
Nación
grado
Argentina,
sobre
(…),
bienes
de
que
su
propiedad; instrumentándose los contratos prendarios(…), los
cuales fueron debidamente inscriptos en el Registro Prendario
(…).
Posteriormente, al no poder afrontar el pago de deuda
contraída, requirió a la misma entidad crediticia refinanciar
la misma, la que también garantizó, en primer grado con los
bienes gravados en primer término (…).
Nuevamente,
el
deudor
incumplió
el
pago
del
crédito
otorgado, lo que motivó el inicio de la ejecución prendaria en
sede judicial.
En el trámite del referido expediente civil, con fecha 14
de marzo de 1996, por orden judicial, se llevó adelante el
mandamiento de intimación de pago, la que obtuvo resultado
negativo, ya que conforme surge de las actuaciones(…), el
deudor se negó a abonar lo reclamado.
A consecuencia de ello, con fecha 25 de agosto de 2005,
por
orden
judicial,
se
llevó
adelante
el
mandamiento
de
secuestro de los bienes muebles que sirvieron de garantía a los
créditos mencionados, el que obtuvo resultado negativo, ya que
conforme
surge
de
imputado)manifestó
las
que
“…
actuaciones
no
(…),
el
(el
posee ninguno de los bienes
prendados porque los vendió a todos estos bienes…”.
Con esos antecedentes, sin haber cumplido la intimación,
habiendo
sustraído
prendario
del
los
lugar
representantes
bienes
pactado
en
que
conforman
ese
el
instrumento
contrato
jurídico,
del Banco Nación Argentina, formularon la
denuncia penal ante la posible comisión de delitos de acción
pública.
III. Llegadas las actuaciones a sede penal, el juez de
grado corrió la vista que prescribe el art. 180 del digesto
procesal y ordenó la declaración indagatoria (del imputado),
imputándole haber tornado incierto el derecho del Banco de la
Nación Argentina sobre bienes que fueron objeto de garantía
prendaria.
(…), obra el acta
donde consta que el imputado se negó a
prestar declaración indagatoria.
Así
las
cosas,
el
a
quo
resolvió
decretar
el
procesamiento (del imputado), en virtud de considerarlo “prima
facie” autor penalmente responsable del delito previsto y
reprimido por el art. 173 inc. 11 del C.P..
En tal sentido destacó que el hecho descripto se adecua al
tipo
señalado,
ya
que
la
incertidumbre
acerca
de
la
localización actual de los bienes prendados, removidos del
domicilio denunciado sin consentimiento del Banco actor dio
origen a ésta, considerando que se hallaban reunidos elementos
de prueba suficientes acerca de la consumación
enrostrada
al
encartado,
constituía
ardid
toda
suficiente
vez
para
que
de la conducta
aquella
defraudar
y
ausencia
por
ende,
Poder Judicial de la Nación
perjudicar los intereses patrimoniales del Banco de la Nación
Argentina.
En consecuencia, al no verificarse la presencia de los
bienes objeto de la garantía se torna incierto el derecho
acordado, burlándose de esta forma obligaciones asumidas por
M..
IV. Por su parte, los agravios expuestos
por la defensa
(del imputado, se centran, en prieta síntesis, en resaltar que
el
a
quo
,
desplegadas
no
ha
probado
intencionalmente
cuales
para
fueron
burlar
el
las
maniobras
derecho
del
denunciante.
Señala que del plexo probatorio reunido en autos no surge
acreditado en modo alguno el dolo requerido por la figura en
examen.
V. Ahora bien,
luego del estudio del expediente, en mi
opinión, corresponde confirmar la resolución apelada.
En efecto, sin controversia, se encuentra acreditado que
el imputado solicitó un crédito dinerario al Banco de la Nación
Argentina y como garantía de cumplimiento otorgó en prenda
distintos bienes muebles –en su mayoría maquinaria agrícola-.
Que ante el incumplimiento de las obligaciones dinerarias,
representantes del denunciante iniciaron la ejecución prendaria
de
los
bienes
garantidos.
También
se
estableció
en
el
transcurso de esa acción, que la intimación de pago efectuada
(al
imputado)
disposición
de
para
la
que
ponga
entidad
los
objetos
crediticia,
no
prendados
surtió
a
efecto
disuasivo porque el imputado se negó a abonar lo adeudado.
Sumado
a
ello,
al
momento
de
llevar
adelante
el
mandamiento de secuestro de los efectos prendados, se constató
que ellos no se hallaban en poder del imputado, pues según sus
propios dichos, los había vendido.
Ya iniciado el proceso penal, tampoco el encartado brindó
explicaciones ni puso a disposición los bienes mencionados.
En tal sentido, los hechos descriptos, dan fundamento a la
figura electa por el juez de grado para imputar a M.. A ello
cabe agregar, que no pueden prosperar los agravios de la
defensa, en cuanto sostiene la falta del elemento subjetivo en
el delito reprochado.
En ese orden de ideas, no puede soslayarse que M. ha
contado
con
diversas
oportunidades
para
poner
los
bienes
garantidos a disposición de la entidad crediticia, de lo cual
estaba suficientemente anoticiado. Asimismo, es dable destacar
las manifestaciones vertidas por el mismo al llevarse a cabo el
mandamiento de secuestro referidos a la venta de los efectos,
lo cual demuestra de modo concluyente una conducta intencional,
que
sin
dudas
tornó
incierto
y
litigioso
el
derecho
del
denunciante.
Con base en las consideraciones expuestas, cabe confirmar
la resolución apelada (…).
Así lo voto.
EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO:
I. La presente causa llega a conocimiento de esta
Alzada, en virtud del recurso de apelación interpuesto por
la Sra. Defensora Pública Oficial Subrogante, (…), en
representación de P. M., contra la resolución (…) que
dispuso el procesamiento del nombrado por hallarlo, prima
facie, autor del delito de desbaratamiento de los derechos
acordados, previsto y reprimido por el art. 173 inc. 11
del C.P.
El recurso es concedido (…)y mantenido (…).
II. Disiento con el voto de mi colega preopinante, pues en
mi criterio, la decisión (…) debe ser modificada, en el sentido
de que el hecho imputable (al imputado) no encuadra, prima
facie, en el art. 173 inc. 11 del C.P., sino en el art. 45 inc.
c) del decreto ley 15.748/46, lo que podría dar lugar a que se
declare la prescripción.
III. Previo al tratamiento de los agravios, conviene
relatar los hechos que dieron origen a la presente causa que se
inició el 25 de octubre de 2005 a raíz de la denuncia formulada
por los Dres. P. G. P. y G. E. C. en representación del Banco
de la Nación Argentina.
Según surge de las constancias obrantes en la causa, P.
M., entonces productor agropecuario, obtuvo, el 16 de julio
de 1991, un crédito (…) del
Banco de la Nación Argentina que
garantizó con un contrato de prenda sobre un tractor usado,(…);
Poder Judicial de la Nación
una cabina usada, (…); un tractor con cabina de fábrica, (…) y
una rastra de discos, usada, (…).
Posteriormente, el Sr. M. solicitó a la citada entidad
financiera refinanciar la deuda contraída, la que garantizó
nuevamente con los bienes gravados en primer término (…).
Debido a la mora en el pago adeudado, el día 1° de marzo de
1999, los abogados del Banco promovieron ejecución prendaria
ante el Juzgado Federal (…) y el juez dispuso la venta de los
bienes prendados (…).
El Juez Federal (…)dictó mandamiento de secuestro de los
bienes prendados con fecha 2 de agosto de 2005, y el 25 de
agosto del mismo año, el Oficial de Justicia (…)se constituyó
en el domicilio de P. M., (…), donde fue atendido por el este
último. En el acta (...)del expediente civil que tengo a la
vista, el Oficial de Justicia afirma que “El Sr. M. manifiesta
que no posee ninguno de los bienes prendados porque los vendió
a todos estos bienes por lo que no pudimos realizar dicho
secuestro ya que los bienes no se encuentran”, no aportando más
información.
Estas circunstancias fácticas motivaron que los abogados
del Banco de la Nación Argentina formularan la acción penal que
dio inicio a las presentes actuaciones.
IV. En las condiciones indicadas estimo que, ante todo, no
existe en autos, prueba alguna de la venta de los bienes
mencionados, que requeriría la investigación respectiva en los
registros, o, por lo menos, respaldo documental y testimonial.
Al no haberse practicado diligencia alguna destinada a
reunir esos elementos probatorios, la única calificación que sí
cabe al hecho es su encuadramiento en el art. 45 inc. c) del
decreto 15.348/46, ratificado por la ley 12.962.
Dicha norma nunca fue derogada, ya ha subsistido a través
de
las
vicisitudes
del
complejo
normativo
penal
en
las
diferentes etapas políticas vividas por nuestro país.
En el caso “Di Prinzio, Antonio y otr s/ Defraudación
prendaria”, expediente N° 797, fallado el 24 de octubre de 2000
,
tuve
oportunidad
de
examinar
en
detalle
el
proceso
legislativo de referencia y, también, de explicar por qué
razones no cabe admitir que el actual art. 173 inc. 11 del C.P.
abarque situaciones de desplazamiento indebido de la prenda.
para evitar repeticiones, acompaño copia del caso referido.
V. Aclarado que la norma que rige el caso es el art. 45
inc. c) del decreto ley 15.748/46, es preciso ajustar el
pronunciamiento recurrido a dicha calificación, dando al hecho
investigado
en
autos,
hasta
tanto
no
se
reúna
prueba
convincente de la enajenación de los bienes prendados en el
tipo penal que acabamos de nombrar.
Por ello, corresponde, en mi opinión, modificar el auto de
procesamiento en el sentido indicado.
EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO:
Coincido con la solución propuesta por el Juez Fleicher y
con los fundamentos expuestos en su voto.
Sólo deseo agregar que, más allá de que no se encuentre
probada la disposición cierta
de los bienes prendados por
parte del imputado (…), debe ponderarse que tales bienes –en su
mayoría maquinaria agrícola no se encontraban en poder del
nombrado y que, por otra parte, éste no aportó ningún dato para
determinar su ubicación.
Estas circunstancias han sido
cabo
el
secuestro
de
los
las que impidieron llevar a
bienes
muebles
que
había
sido
oportunamente ordenado por el magistrado actuante, en virtud de
la ejecución prendaria iniciada a partir de la mora incurrida
respecto
del
crédito
dinerario
obtenido
por
M.,
y,
consecuentemente, las que tornaron incierto y litigioso el
derecho
sobre
los
Desbaratamiento
de
aludidos
derechos
mecánica, La Ley, 1993-E ,
Por
consiguiente,
bienes
(Conf.
acordados.
El
Carlos
perjuicio
Creus,
y
su
encuadrar
la
p.603).
prima
facie,
cabe
conducta de P. M. en la figura prevista por el artículo 173,
inc. 11, del Código Penal.
Así lo voto.
Por ello
y por mayoría, el Tribunal RESUELVE:
I.- Confirmar la resolución apelada, (…)
II.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.Firmado Jueces Sala
II
Gregorio
Julio
Fleicher.Leopoldo
Álvarez.
Ante mí: Dra.Ana Russo.Secretaria.
Héctor Schiffrin.César
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