LA “REALIDAD” EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Toni Cuadrado [email protected] Entre las funciones que en las sociedades actuales cumplen los medios de comunicación se encuentra la de velar por los derechos y libertades de los ciudadanos a través de una de las principales garantías contempladas en todas las Constituciones: el derecho a la información. En los últimos años hemos podido asistir a numerosos casos, principalmente de tipo político y económico, en los que los Medios de Comunicación han ejercido una importante labor de investigación y denuncia, que ha llegado a desvelar implicaciones delictivas de altos cargos de la administración y de grandes empresarios: casos de uso de información privilegiada, especulación inmobiliaria, fraudes económicos de financieras y grupos empresariales, y un largo etcétera. Desde esta perspectiva, los Medios se presentan como un sector independiente, que puede hacer temblar a los grandes grupos de poder que controlan el sistema, recordándoles su vulnerabilidad ante su capacidad de incidir sobre la opinión pública. Es el denominado “cuarto poder” que, de alguna forma, contribuye a aportar estabilidad y equilibrio al reparto de poderes de nuestro sistema. Pero esto, (nada más lejos de la realidad) no es así. Los Medios de Comunicación también son empresas y como tales, están controladas, según el caso, por los poderes públicos o bien por los propietarios de las mismas. En el caso de los Medios de Comunicación de titularidad pública, conviene recordar que son los responsables políticos los que deberían garantizar la calidad y la independencia de los medios, en su dimensión de servicio público. Los ciudadanos podemos elegir a los diferentes partidos políticos que nos van a representar en el gobierno y por lo tanto que van a dirigir dichos servicios al ciudadano. En el caso de los Medios de Comunicación privados, no somos los ciudadanos los que designamos a sus propietarios, lógicamente, y tan sólo podemos decidir si nos informamos a través de ellos o no. A este panorama de titularidades de medios, habría que añadir los Medios de Comunicación de iniciativa social o alternativos (es decir, que no pertenecen a grandes grupos políticos o económicos) que en la actualidad no poseen suficiente financiación para poder disponer de medios técnicos de gran alcance. Sí que merece la pena destacar los esfuerzos que se están realizando a través de internet por entidades que ofrecen contra-información entre las que destacamos a “indymedia”, “nodo50” o “sindominio”. Por lo tanto, en las multi-articuladas sociedades modernas, las posibilidades de obtener información realmente independiente y objetiva (pese a lo que se autoatribuyen algunas publicaciones) son muy reducidas. Veamos algunos de los factores que intervienen y en esta situación: Aumento de la concentración del poder en pocas manos. En los últimos años estamos asistiendo a un proceso de concentración del poder, que sitúa los a los Medios de Comunicación en la más pura lógica neoliberal. Por encima de las garantías de los derechos de los ciudadanos, están los derechos de los propietarios y accionistas de las empresas. La concentración de empresas supone mucho poder en pocas manos, como es el caso del Sr. Polanco propietario del grupo Prisa, al que están vinculados algunos de los principales medios de comunicación (en radio, prensa y televisión), editoriales, productoras, etc. Esto significa que se controla todo lo que emite, publica y distribuye en un gran número de hogares españoles, con las consecuencias que esto produce. Otro ejemplo es el caso de la fusión de las grandes plataformas que operan en España en la actualidad. Los dos principales grupos mediáticos españoles (Grupo Prisa y Grupo Telefónica) propietarios respectivamente de Canal Satélite Digital y Vía Digital, han decidido “repartirse el pastel” de la televisión de pago en nuestro país, fusionándose para comenzar a emitir conjuntamente desde julio de este año. ¿Cuáles son los motivos de ésta operación? ¿Cómo se van a relacionar dos grupos ideológicamente distantes como son Prisa y Telefónica? ¿Qué ha pasado con otras fórmulas de televisión digital como Quiero TV.? Y sobre todo, ¿Qué consecuencias tiene que en nuestro país sólo se disponga de una única oferta de televisión digital? Co-titularidad de medios por el poder político y económico. Estos grupos mediáticos no operan independientemente de los grandes partidos políticos que hay en nuestro país, sino que tienen una línea ideológica muy definida y esto trae para ellos, consecuencias muy distintas en función de cual sea el partido que está en el poder. De todos es sabido que la etapa de gobierno del partido socialista trajo mayor expansión al grupo Prisa y que la etapa del gobierno del partido popular supone un impulso para el grupo Telefónica. De esta misma forma, el diario “El País” se suele calificar de afín al PSOE, y el diario “El Mundo” como afín al P.P. Pero... ¿Qué es lo que pasa cuando los propietarios de los grupos mediáticos son a la vez políticos influyentes? El caso de Silvio Berlusconi en Italia, es el ejemplo más claro de concentración de poder. El primer ministro italiano es, a la vez, un magnate de grandes grupos mediáticos, que junto con la titularidad de los medios de comunicación públicos controla la práctica totalidad de los medios televisivos del país. Sin duda, su procedencia de los grandes negocios con los Medios de Comunicación le han situado en primera línea de la carrera política; y ahora utiliza ese “status” para adquirir y consolidar más su posición. En la actualidad el Senado italiano ha aprobado la “Ley Gasparri” (que no será aprobada definitivamente hasta septiembre) que libera el control de la propiedad de radio y televisión eliminando los actuales frenos a la expansión de de la familia Berlusconi, propietaria del Grupo Fininvest, que controla Mediaset, la editorial Mondadori, el Banco Mediolanum, y tiene una presencia indirecta en Telecom Italia, por citar sólo algunos importantes bienes. (“El país” 23/07/03) Este “doupolio” como se ha calificado, otorga el poder de control de los principales grupos mediáticos públicos y privados (R.A.I. y Mediaset) a Silvio Berlusconi, por lo que existen serias dudas sobre la pluralidad informativa en Italia. Dependencia económica de los MMCC de las grandes empresas anunicantes. Otro de los problemas es la dependencia financiera de los medios de Comunicación respecto de las empresas que se anuncian en ellos. Podemos poner el ejemplo de la prensa nacional: Todos los anunciantes son más o menos los mismos desde hace décadas: grandes fabricantes de automóviles: Citroën, Renault, Ford...; grandes almacenes: El Corte Inglés, Cortefiel, productos electrónicos: Philips, Sony, Panasonic, etc. Por lo tanto sabemos que éstas empresas constituyen la cartera de clientes que permite mantener económicamente la edición del periódico año tras año. ¿Cómo puede mostrar un periódico una noticia que pueda perjudicar la imagen de estas empresas? ¿Qué tratamiento tienen las noticias en las que intervienen estas empresas? ¿Qué es lo que venden los Medios de Comunicación a las empresas anunciantes? Este problema se agudiza cuando un Medio de Comunicación pertenece a su vez, a un grupo empresarial en el que, lógicamente, se van a mantener los intereses del grupo frente a la libertad de expresión de los profesionales que trabajan en el periódico. En la televisión resulta realmente decepcionante encontrar los mismos anuncios de siempre por mucho que nos empeñemos en cambiar de canal. Falta de interés de los poderes públicos para que cambie esta situación. España es el único país de la Unión Europea que no tienen consejo audiovisual. Salvo la experiencia de Cataluña y pocos ejemplos de intentos de un Consejo Audiovisual “Light” como es el de Madrid, los Medios de Comunicación españoles carecen de control social y político. Hace poco tiempo que el presidente del gobierno de nuestra nación, José María Azanar, criticaba públicamente la baja calidad de la programación televisiva, cuando es responsabilidad del Ejecutivo la creación de dicho Consejo Audiovisual. Por otra parte, diversas organizaciones sociales e incluso instituciones públicas, (Asociaciones de televidentes, el Defensor del Menor, etc.) están denunciando la mala calidad de la programación televisiva, y las nefastas consecuencias que esto está provocando en el público infantil y juvenil. (Sólo por citar un ejemplo, se puede analizar el contenido de programas como “Tómbola”, “Gran Hermano”, “La Isla de los Famosos”, “Hotel Glam” etc.) La verdadera función de los Medios, se convierte entonces, en entretener al público y (de forma más sutil) transmitir y mantener los intereses ideológicos y económicos del grupo al que pertenecen. Falta de transparencia en las actividades de las empresas En realidad es muy difícil realizar un mapa de intereses ideológicos y económicos de los grandes grupos de poder, por razones obvias. Los movimientos de estos grupos: fusiones, adquisiciones y ventas de acciones, cambios de nombre y titularidad (Uni2, Quiero TV. Wanadoo, Eresmas, etc.) son realizados frecuentemente en función de los intereses de cada momento, y según la corriente ideológica que los hace propicios. Esto significa que no sabemos realmente a quien representan las marcas comerciales. Muchas de las actividades de las empresas relacionadas con las Nuevas Tecnologías (telefonía, internet, televisión por cable, etc) suponen una vulneración de los derechos del consumidor. Uno puede darse de alta en una empresa de servicios con suma facilidad (das tu nombre y los datos de tu cuenta) pero a la hora de reclamar o darse de baja, las complicaciones son enormes y la información y la atención al cliente brilla por su ausencia. Los medios tienen mucho interés en informar sobre una catástrofe en La India, o de inundaciones en el norte, etc. y, en general, sobre todos aquellos acontecimientos que ilustran los anuncios publicitarios que son el verdadero sentido de su programación, es decir, que pueden aportan el grado de interés (morbo, cotilleo, novedad... etc.) a la publicidad. Conclusión: Como se puede observar, los grandes Medios de Comunicación están muy lejos de ofrecer una visión objetiva de la realidad ya que son herramientas de quienes ostentan el poder político y económico (cada vez más concentrado, y a veces único) para el control ciudadano. Toni Cuadrado Esclapez Especialista en Comunicación y Educación