El Fideicomiso Testamentario Quisiera que… Podemos designar al administrador de nuestra herencia y establecer parcialmente en qué, cómo y cuándo se gasta. El Fiduciario Testamentario tendrá la responsabilidad de garantizar el cumplimiento de esa voluntad. N o es novedoso, es eficaz. Más allá de su denominación en cada época y lugar, el fideicomiso testamentario es un mecanismo que ha servido desde la antigüedad para transmitir, preservar e implementar la voluntad de quién deja herencia. Lo utilizan aquellos que no tienen potestad para testar o los que no pueden favorecer a determinada persona por ser ésta incapaz. Cuando por la ley o las circunstancias el testador está impedido de legar directamente, se confía en la buena fe de amigos, parientes o profesionales para que cumplan su voluntad. La persona a quién el testamento designa para esa misión, es a la que hoy llamamos fiduciario testamentario. La ley que lo regula es la 17.703 de octubre del 2003 y, aún con sus particularidades, el fideicomiso testamentario tiene las características propias del fideicomiso en general. En este tipo de fideicomiso, el testador es el fideicomitente, la persona a quien le confía la ejecución es el fiduciario y el beneficiario es el fideicomisario. Titular y suplente El testamento puede ser abierto o cerrado, la diferencia básica es que en el primero el escribano y los testigos conocen su contenido. Sea abierto o cerrado, en ambos casos, el testador puede constituir un fideicomiso. Puede que esa designación resulte el único contenido del testamento, aunque suele ser una cláusula más entre otras que expresan los deseos del testador. El testador puede elegir a un heredero o a un tercero sin ningún derecho sobre la sucesión para ejecutar su voluntad. Lo que no es posible es que el fiduciario que elija se beneficie con los bienes del fideicomiso. Es importante considerar, además, que el fiduciario puede o no aceptar el encargo que le pide el testador (lo que ocurrirá al momento de la apertura de la sucesión), y si no lo hace, no habrá fideicomiso. Por ello resulta aconsejable nombrar fiduciarios sustitutos, ya que el riesgo que el fideicomiso no se cumpla, disminuye. El fiduciario, como cualquier administrador, deberá siempre rendir cuentas de su actuación al beneficiario, tendrá derecho a que se le paguen todos los gastos en que incurra e incluso una remuneración, salvo que se haya dispuesto lo contrario. El patrimonio que deja el testador en fideicomiso, que es aquel patrimonio afectado a un destino especial, podrá estar conformado por bienes inmuebles, muebles, créditos o cualquier otra clase de derechos. El fiduciario deberá cumplir con las instrucciones dejadas por el testador, por ejemplo: podrá encargarle la administración de determinados bienes inmuebles para que la renta que produzcan se destine a un heredero en particular o incluso a un tercero; podrá disponer que determinada suma de dinero sea administrada exclusivamente con el fin de solventar la educación universitaria de sus hijos o de sus nietos; que se otorgue un renta durante determinado tiempo al heredero que considera en desventaja económica por ser menor de edad o incapaz. Luego de cumplido el fideicomiso, el fiduciario deberá darle a los bienes el destino final encomendado por el testador como, por ejemplo, distribuir las sumas que restarán como resultado de su administración. Laura Araújo [email protected] El patrimonio personal del fiduciario nunca se confunde con los bienes o derechos que conforman el patrimonio fiduciario, que tiene fines específicos. Son totalmente independientes. Asimismo, por el hecho de constituir el testador un fideicomiso, no deja el patrimonio sucesorio de responder frente a los acreedores por las deudas que éste hubiera tenido. La protección a los herederos forzosos La ley de fideicomiso se encuentra en consonancia con el Código Civil en materia de derecho de familia. La constitución del fideicomiso no puede vulnerar ni las legítimas (la parte que le corresponde a los ascendientes o descendientes) ni las restantes asignaciones forzosas (porción conyugal, derecho de uso y habitación de la cónyuge). En cualquier caso si se vieran lesionados los derechos de estos beneficiarios sobre la sucesión, podrán ejercer las acciones que la ley le confiere para reformar el testamento. Los bienes dejados por el testadorfideicomitente, podrán provenir tanto de la parte de libre disposición (aquella parte donde el testador es libre de disponer como le plazca) o incluso de la parte asignada a las legítimas. Pero en este último caso, el heredero deberá computar el valor que recibe del patrimonio fiduciario a su parte que le corresponde en la herencia. En estos fideicomisos, se consideran nula la cláusula donde se designen diversos beneficiarios en forma sucesiva, cuando la causa de la sustitución sea la muerte del beneficiario anterior, ya que podría verse vulnerado el orden sucesorio.