Dirigirse hacia los pueblos de los alrededores

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Domingo V del Tiempo Ordinario - 8 de febrero de 2009
Dirigirse hacia los pueblos de los alrededores
Que este domingo aliente en nosotros el deseo de anunciar la Buena nueva más allá de las palabras, que
hagamos memoria de los gestos curativos que intercambiamos en nuestras comunidades, gestos que
manifiestan la fuerza del Amor, que nos ponen al servicio de los otros, especialmente de los más débiles ;
gestos que hacen de nosotros una epifanía del Amor de Dios, del Reino futuro que ha llegado ya.
2009
Job 7, 1-4.6-7 ; ICor 9, 16-19.22-23 ; Mc 1, 29-39
Este domingo los milagros del Evangelio se realizan entre los amigos y parientes cercanos de Jesús. En el
relato podemos apreciar la progresiva extensión del Reino de Dios. En primer lugar Jesús es invitado a
una familia. Su presencia hace de la misma una pequeña comunidad. La noticia del Reino no va a quedar
encerrada, sus efectos van a tener eco en todos los alrededores : La población entera se agolpaba a la
puerta. La gente de Cafarnaum cree que Jesús al vivir en su ciudad, les pertenece sólo a ellos, sin
embargo Jesús abre a sus discípulos a una comprensión mayor, al dirigirse hacia los pueblos de los
alrededores.
Jesús, el que trae consigo la noticia de la liberación es también la respuesta última a la queja dolorosa y
falta de sentido de Job. Éste compara la vida del hombre con el cumplimiento del servicio de un jornalero.
Revela exactamente las carencias y malestares cotidianos de los hombres que yacen en la desesperanza.
¿A quién se dirige el desdichado Job ? Sus amigos le animan con buenas intenciones, sin embargo se
siente atrapado en el misterio del dolor. La sabiduría humana de sus amigos llega a una única
consecuencia : Si Job sufre, quiere decir que es pecador. En realidad piensan más en ellos mismos que en
entender el sufrimiento de Job. Pero Job no se dirige a ellos, ni siquiera habla consigo mismo. Su único
interlocutor es Dios : “Recuerda...” El que ha servido fielmente a Dios, ahora se siente abandonado, pero
no deja de dirigirse a Él.
El desenlace de su historia da testimonio de que en verdad Dios sana los corazones destrozados y no
olvida a su fiel servidor.
En el evangelio de este domingo nos encontramos con la reacción de Jesús hacia los que sufren. Jesús se
entromete sin vacilar y a pesar del sábado. La respuesta de Dios al sufrimiento humano es su Hijo Único.
Jesús nunca realiza los milagros para sí mismo, cura las dolencias de los que se dirigen a Él. La curación
es en sí misma anuncio del Reino de Dios que va extendiéndose. La respuesta del hombre es ponerse al
servicio del mismo, como fiel servidor, en la comunidad que es la Iglesia.
La curación de la suegra de Pedro nos muestra que el anuncio del evangelio va más allá de las palabras, y
que a veces requiere gestos, miradas, y “darse cuenta” del sufrimiento ajeno.
Sin embargo, ¿quiere todo esto decir, que de una sola vez Jesús acabará con todos los males, las
catástrofes e injusticias ? Sí, esto ocurrirá cuando se implante definitivamente el Reino de Dios. Los
milagros del Evangelio son ya un signo de la liberación definitiva.
Jesús calla a los demonios. Marcos quiere dejar de manifiesto la humillación, la pobreza y la condición
humana del Enviado, como nos recuerda Pablo me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles
; me he hecho todo a todos para ganar, sea como sea a algunos. Por ello Marcos no quiere desvelar a
Jesús como el que únicamente tiene el poder divino. Si la atención se dirigiera hacia Él y su poder divino
la verdadera razón de su envío quedaría oculta.
En la lectura de la carta a los Corintios, Pablo está al servicio de la Buena Nueva.
En la Resurrección sabemos que Dios no abandonó a su fiel servidor y por ello, desde su Vida, el cristiano
está llamado a ser fiel servidor.
Que este domingo aliente en nosotros el deseo de anunciar la Buena nueva más allá de las palabras, que
hagamos memoria de los gestos curativos que intercambiamos en nuestras comunidades, gestos que
manifiestan la fuerza del Amor, que nos ponen al servicio de los otros, especialmente de los más débiles ;
gestos que hacen de nosotros una epifanía del Amor de Dios, del Reino futuro que ha llegado ya.
Beatriz Mengs, RA
Provincia de España
Vilnius - Lituania
http://www.assumpta.org/Dirigirse-hacia-los-pueblos-de-los
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