las legítimas a debate

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PRÁCTICA NOTARIAL
LAS LEGÍTIMAS A DEBATE
MIGUEL ÁNGEL BUENO AMARILLO
Oficial de Notaría - Madrid
Cuando nace nuestro actual Código Civil,
a finales del siglo XIX, se crean las legítimas
con la finalidad de proteger el patrimonio familiar, integrado por explotaciones agrarias o
empresas familiares, que iban pasando de generación en generación, y también con la finalidad de que los padres garantizaran la subsistencia de la familia, y que todos los hijos tuvieren los mismos derechos frente a la tiranía
del mayorazgo.
A favor de las legítimas se ha resaltado el
carácter familiar del patrimonio y la existencia
de deberes de solidaridad entre los parientes,
pero en la actualidad la riqueza ya no está ligada a la propiedad agraria y con los cambios
que está habiendo en la familia, la solidaridad
no es la que era en otros tiempos, pues se ha
producido una notable disminución de dichos
vínculos solidarios.
Por todo ello, tenemos que las citadas legítimas han llegado a nuestros días con muy
pocas modificaciones.
En este sentido cabe señalar que las únicas
reformas del sistema legitimario, dejando al
margen las derivadas de las sucesivas modificaciones del régimen de adopción, se han producido en el año 1958 (cuando se redujo a un tercio de la herencia la legítima de los padres si
concurren con el viudo), de gran importancia las
aprobadas durante el año 2003( Ley 7/ 2003 de
1 de abril y Ley 41/2003 de 18 de noviembre)
con el fin de facilitar la protección de hijos incapaces y la sucesión en la empresa familiar, o
cuando se ha privado de derechos legitimarios
al viudo separado judicialmente o de hecho, así
como la reforma del artículo 831 del Código
Civil que concede al cónyuge viudo facultades
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para que, fallecido el testador, pueda realizar a
favor de los hijos o descendientes comunes mejoras incluso con cargo al tercio de libre disposición y, en general, adjudicaciones o atribuciones de bienes concretos por cualquier título o
concepto sucesorio o particiones, incluidas las
que tengan por objeto bienes de la sociedad
conyugal disuelta que esté sin liquidar.
Es evidente que en las notarías es donde
se plantean los problemas y sobrevienen las
desilusiones cuando se les dice a los testadores
que no pueden llevar a cabo sus pretensiones,
como en los ejemplos que paso a enumerar de
forma concisa:
- Quién no ha atendido a un matrimonio
que lo que desea es otorgar un testamento por el cual la propiedad de sus
bienes gananciales la herede el cónyuge
sobreviviente, y que después este último
disponga de todos los bienes como
mejor le convenga, sobre todo si necesita vender los bienes para abonar los gastos de una residencia, sin tener que contar con el consentimiento de los hijos,
que a veces son tan egoístas que no
atienden debidamente a sus padres y lo
que quieren es lucrarse de la venta de
los bienes paternos.
- He atendido numerosos casos en los que
la viuda se veía obligada a dejar una
parte de la herencia (legítima) a un
hijo/hija que ni tan siquiera la llamaba
por teléfono ni la dejaba ver a sus nietos, y no entendía por qué tenía que
obligatoriamente dejarle una parte de
sus bienes y no podía dejárselo todo a la
única hija que la cuidaba.
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PRÁCTICA NOTARIAL
- Pero no sólo los padres se frustran, también los hijos a la hora de tener que
dejar necesariamente la legítima a sus
padres, he atendido casos muy duros en
este sentido:
rencia futura, y por ello se prohíbe la disposición irrevocable de la misma y se limita la disposición testamentaria cuando se trata de desviar el destino de los bienes, entendiendo por
éste el destino familiar.
- La hija que no se lleva bien con sus padres y tiene una estable vida con su pareja, a la que quiere instituir heredera
de sus bienes, pero no entiende por qué
tiene que dejar a sus padres, de más de
ochenta años de edad, un 50% de sus
bienes obligatoriamente.
Claro que la determinación del destino de
nuestro patrimonio tras el fallecimiento es una
cuestión de máxima trascendencia y por ello
debe rodearse de las mayores cautelas y requisitos para evitar que sea un instrumento de expolio de voluntades débiles y necesitadas.
- El hijo que ha montado un negocio
junto a su pareja y no entiende por qué
si instituye heredera a su pareja tiene
que abonar ésta el 50% de su valoración
a sus padres.
Y un gran número de casos que no voy a
enumerar por no cansar, pero que todos
aquellos que hacemos testamentos sabemos
muy bien que existen, y que nos encontramos
con una legislación tan encorsetada y sujeta a
fuertes limitaciones que nos limita a la hora
de poder llevar a cabo la voluntad de los testadores.
Las mayores críticas al sistema legitimario
se centran en los derechos legitimarios de los
hijos, la existencia de la legítima de los padres
y ascendientes o el riguroso régimen de la desheredación.
Por otro lado tenemos que ante el incremento de la esperanza de vida y al variar las
condiciones de atención hacia la familia, hay
cada vez más casos en los que una persona se
ve obligada a transmitir su vivienda para atender dignamente a sus necesidades.
En estos casos, se dan figuras jurídicas
como la renta vitalicia y la hipoteca inversa, si
bien existen algunos autores que se preguntan
si no sería más fácil facilitar la financiación de
estas necesidades admitiendo el pacto sucesorio oneroso.
Parece que los legisladores, y en general la
sociedad, no confían en el correcto uso de la libertad cuando se trata de disponer de la he-
En el año 2005 tuvo lugar en el Colegio
Notarial de Madrid, un interesante Seminario
sobre la libertad de testar, en el que estuvieron
presentes diversos ponentes de alto nivel y especialistas en Derecho Sucesorio. En dicho seminario se expusieron determinadas propuestas para un nuevo sistema sucesorio en relación a las limitaciones de la libertad de testar.
Por tanto, desde muchos foros se está reclamando una reforma del actual sistema legitimario, con el fin de adaptarlo a las necesidades actuales, reformando el Código Civil en ese
sentido, si bien ya hay comunidades que tienen la libertad de testar, como la Navarra y en
los municipios donde rige el Fuero de Ayala, si
bien otras, como la de Galicia, han modificado
los derechos legitimarios.
La cuestión del mantenimiento de las legítimas en el Código Civil, teniendo en cuenta
las últimas normas legislativas de las
Comunidades Autónomas sobre las mismas,
está creando una auténtica división en el ámbito sucesorio entre los españoles que por
estar sujetos al derecho común tienen limitadas sus posibilidades dispositivas y los que, sujetos al derecho foral, pueden organizar su sucesión con amplia libertad.
Hay que recordar, como señala Pérez
Hereza, que la sucesión se rige por la vecindad
civil del causante al tiempo de su fallecimiento
y está puede cambiar a lo largo de su vida, sin
mediar una voluntad expresa de cambio, por
la residencia continuada durante diez años o
más en territorios sujetos a distinta legislación
civil. Y tampoco en este punto se observa una
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PRÁCTICA NOTARIAL
Desde mi punto de vista,
una futura reforma del
Código Civil, debería mirar, al
menos, a la Ley 2/2006, de 14
de Junio de Derecho Civil de
Galicia, que ha adaptado un
poco más el sistema legitimario a la realidad social. En
dicha ley, sólo resultan legitimarios los hijos y descendientes (de hijos premuertos justamente desheredados o indignos) y el cónyuge viudo no separado legalmente o de hecho. De manera novedosa elimina del carácter legitimario
a los padres o ascendientes.
intención de reforma, a pesar de las opiniones
doctrinales favorables a la admisión de la elección de la ley reguladora por el causante.
Por todo lo expuesto, pienso que las legítimas no son intocables, además si nos fijamos
en los países en los que no existen las legítimas, los familiares próximos no reciben menos
de lo que reciben en los países que tienen legisladas legítimas forzosas, como muchos autores señalan.
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La cuantía de la legítima
de los hijos y descendientes
se limita a una cuarta parte
del valor del haber hereditario líquido, y la legítima del
cónyuge viudo se cuantifica
en el usufructo de una cuarta
parte del haber hereditario
líquido si concurre con algún
descendiente. En caso contrario, tendrá derecho al usufructo vitalicio de la mitad
del capital. Se favorece la posibilidad de que el cónyuge
viudo pueda hacer efectiva
su cuota usufructuaria sobre
la vivienda habitual, el local
donde ejerza su profesión o
la empresa que viniera desarrollando con su trabajo.
Este derecho del viudo es
preferente a la facultad de conmutación que tienen los herederos.
Por todo lo anterior creo que se debe reformar el Código Civil en materia legitimaria, si no
se deja libertad de testar, al menos que se reduzca la cuantía de la legítima, con el fin de paliar tantos problemas como nos están causando
las encorsetadas leyes actuales a la hora de no
poder ver cumplidos los deseos la evolucionada
sociedad española en el siglo XXI.
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