DOMINGO II Tiempo Ordinario

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DOMINGO II Tiempo Ordinario
2014
DOMINGO II T.O. CICLO A 2014
No hay que engañarse. Son bastantes los cristianos que llevan en el fondo de su alma la caricatura
de un Dios desfigurado que tiene muy poco que ver con el verdadero rostro del Dios que Cristo nos
revela con si vida. Para muchos, Dios sigue siendo el tirano que impone su voluntad caprichosa, que
complica la vida con toda clase de prohibiciones e impide ser todo lo felices que nuestro corazón
desea. En parte tienen esta idea porque los que predican así se lo han inculcado.
Todavía, muchos no han comprendido que Dios no es un dictador,
celoso de la felicidad del hombre, controlador implacable de nuestros
pecados, sino una mano tendida con ternura y misericordia, empeñada
en "quitar el pecado del mundo". Necesitan liberarse no pocos
cristianos y clero que aun lo predica, de un grave malentendido: y es
que las cosas no son malas porque Dios ha querido que sean pecados,
sino exactamente, al revés. Precisamente porque son malas y
destruyen nuestra felicidad, son pecado que Dios quiere quitar del
corazón del mundo.
A las personas se les olvida, con frecuencia, que, al pecar, no son sólo culpables sino también
víctimas. Cuando pecamos, nos hacemos daño a nosotros mismos, nos preparamos una trampa
trágica porque agudizamos la tristeza de nuestra vida, cuando, precisamente, creíamos hacerla más
feliz.
No olvidemos la experiencia amarga del pecado. Pecar es renunciar a ser humanos, dar la espalda a
la verdad, llenar la propia vida de oscuridad. Pecar es matar la esperanza, apagar la alegría interior,
dar muerte a la vida. Pecar es aislarse de los demás, hundirse en la soledad, negar el afecto y la
comprensión. Pecar es contaminar la vida, hacer un mundo injusto e inhumano, destruir la fiesta y
la fraternidad. Por eso, cuando Juan nos presenta a Jesús como "el que quita el pecado del mundo",
está anunciándonos que Dios está de nuestro lado frente al mal. Que Dios nos ofrece la posibilidad
de liberarnos de nuestra tristeza, infelicidad e injusticia. Que, en Jesús, Dios nos ofrece su amor, su
apoyo, su alegría, para liberarnos del mal. Y que no es una espada de Damocles para acabarnos de
hundir cuando pecamos.
El cristianismo sólo puede ser vivido sin ser traicionado, cuando se experimenta a Jesucristo como
liberación gozosa que cambia nuestra existencia; como perdón que nos purifica de nuestro pecado;
como respiro y esperanza que renueva nuestro vivir diario y no como una amenaza de un dictador a
punto siempre de castigar. El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", es "un hombre"
sobre el cual se ha posado el Espíritu y "es el Hijo de Dios". Sin duda es una buena presentación
para aquel tiempo y para los judíos. Pero, ¿es hoy buena para presentar a Jesús? ¿Dice algo al
hombre actual?
Hay que dejar de lado las ideas trasnochadas y falsas que gran parte del clero sigue inculcando para
tener controladito al personal y presenta al Jesús del evangelio de una vez.¡Es que ya está bien de
tanto manipular y falsear el evangelio!
Jesús además de ser Dios, es hombre verdadero, hombre de carne y hueso. Nace y vive en un
concreto momento histórico que de algún modo lo marca y configura desde el rostro al modo de
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vestir. Sus palabras, sus hechos, la comunidad que de él nace llevan el sello del amor sin límites y no
del castigo y la culpabilidad permanentes, ¡Pero es que eso es lo que está en el evangelio!
Y es un hombre libre. Que se lanza por los caminos a predicar el reino de Dios sin dinero, sin poder,
sin cultura oficial y sin amigos influyentes. Totalmente independiente, al margen de la religión
oficial, del poder político y del económico, con la fuerza sola de Dios, con su palabra y su vida. Libre
de prejuicios, de tradiciones, libre hasta de la ley que era sagrada para un judío. ¡Pero es que eso es
lo que está en el evangelio!
Detrás de él no hay intereses, ni fuerzas ocultas, ni partido, ni sindicato, ni iglesia. Un hombre del
pueblo, salido del pueblo y metido en el pueblo. Se dirige a todos: a todo el pueblo: a los más listos,
a los más ricos, a los más pobres, a los más religiosos. Es profundamente popular, comunitario.
Nada elitista ni autoritario. Si tiene alguna debilidad son los pobres y los pequeños, los enfermos y
los pecadores. Caso nunca visto. Por eso dijeron que si estaba "chalao".Y el cristianismo hasta que
no se vuelva chalao de amor como Él, no será creíble.
Fue un trabajador, un obrero de esos que tienen las manos duras y grandes, viriles. Tenía la
honradez de quien se gana el pan que se come y sabe lo que cuesta y por supuesto nunca vivió de la
religión, como pasa con no pocas vocaciones. Nunca vivió de rentas ni de privilegios, aunque tenía
humildad de aceptar lo que le daban con cariño. Era pobre. Pudo decir aquello de que los pájaros
tienen nido y las zorras madrigueras, pero que él no tenía donde reclinar la cabeza.¡Pero es que eso
es lo que está en el evangelio!
Un hombre acogedor, y si no que lo digan los primeros discípulos y la samaritana y la adúltera y
Nicodemo y Zaqueo y la Magdalena y los niños. Encontrarse con Jesús fue para muchos una
experiencia definitiva, como que de ahí nace el cristianismo, y no tanto de los milagros y la doctrina.
Su salvación, la de Jesús, empieza a este nivel de amigo que acoge, que comprende y perdona. Jesús
predica, pero antes hace. Vive lo que dice. Es hombre claro, de una pieza. Y cuando las cosas se
ponen mal no se calla, sigue hasta morir por lo que predica.¡Pero es que es eso lo que esta en el
evangelio!
Sin duda esto fue muy doloroso para él, pero supo asumir
"He aquí el Cordero de Dios que
dignamente, humanamente, más que humanamente, el
quita el pecado del mundo".
dolor y la muerte. Era sencillo, humilde, parecía poca cosa,
Este Cordero, Jesús, nos hace
pero era recio y paciente. No se predicaba a sí mismo, sino el
más libres, más humanos, más
reino de Dios que es paz, fraternidad, libertad, justicia,
alegres.
perdón y, sobre todo, amor. Y explicándolo todo referido a
Dios que es nuestro Padre. Era exigente, pero frente a la violencia prefirió morir a matar.¡Pero es
que eso es lo que está en el evangelio!
Era el Mesías, el Esperado, el Salvador, el Liberador. Así lo entendieron los primeros cristianos y nos
lo han transmitido siglo tras siglo. La salvación de Jesús es una experiencia de vida, y como toda
experiencia no es fácil de expresar, sino que hay que vivirla. Es cuando uno siente que lo que dice
Jesús y lo que hizo Jesús es el buen camino para ayudar al hermano y para encontrarnos a nosotros
mismos con Dios. Uno siente y trata de vivir imitando a Jesús y lo que hizo Jesús, porque así el
hombre puede en el mundo actual vivir, actuar, sufrir y morir realmente como hombre: sostenido
por Dios y ayudando a los demás en la dicha y en la desdicha, en la vida y en la muerte. Dios hecho
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rostro humano. Dios con nosotros y entre nosotros, como uno de nosotros. ¡Pero es que es eso lo
que está en el evangelio! ¿Entonces por que se predican moralinas y miedos y castigos?
Hoy se tiene la palabra "Dios", tan manchada y manipulada que a muchos no les dice nada y a
bastantes les repele. Pero entonces, y ahora, decir la palabra-Dios- era y es lo más sagrado, lo único
que puede liberar, salvar al hombre de los poderes ocultos y caóticos, de todo mal y de toda
esclavitud y explotación. La única defensa del pobre y pequeño.
La voz de Jesús grabada ya definitivamente en el disco duro de la historia, será siempre la voz de la
Buena Noticia y de liberación para los pobres, la voz del Buen Samaritano, la del perdón para el
enemigo y la de la esperanza más allá del dolor y de la muerte. Y es también la voz que con fuerza y
sin componendas rechaza el dinero, el poder y la hipocresía, la apariencia y el boato reinantes.
Jesús buscaba directamente a la persona y en ella la sinceridad y la bondad de corazón. Su mensaje
bien entendido y vivido cambia cualquier corazón por rebelde que sea. Para Jesús, después de Dios,
el hombre es lo más sagrado, mas sagrado que el sábado y la ley. El corazón del hombre es la razón
de ser de Cristo.
El cristiano ha sido llamado para ser luz del mundo y muchas veces no
solo no alumbra sino que apaga esa luz con su comportamiento,
empezando por los que deberían dar ejemplo: la jerarquía. Es urgente
volver a ser luz porque es indiscutible que la sociedad ha elegido el camino
de las tinieblas, la oscuridad, la mentira, la doblez y la apariencia.
Si el cristianismo deja pasar la ocasión sin una respuesta pronta, se cae en
ese
pecado del que hoy habla Juan en el evangelio; ese pecado que consiste en
no hacer; en no comprometerse con Dios y con los hombres; en no arriesgar nada; en no responder
diariamente al reto que supone un compromiso diario de vida cristiana. En conformarse-en
definitiva- con darle barniz de vez encunado a la fe que se dice tener. El compromiso, amigo, ahí
está la clave, pero para cumplir esa tarea, es necesario estar bien alimentado y sentirse
acompañado en el camino. Pues todo eso lo tiene a su alcance cada cristiano si es que quiere.
Cada reunión dominical es una ocasión para recibir un espléndido alimento. Cada domingo
resuenan en los oídos del cristiano las palabras del evangelio sin que muchos lo traduzcan en vida,
sin que sean conscientes de que ese es Cordero de Dios. Sin darse cuenta que al recibirlo en la
comunión es el alimento que puede convertir la debilidad en fortaleza, la indecisión en valentía y el
conformismo en inquietud, en sana inquietud. Cada domingo el cristiano debería acoger y hacer
suya, la fuerza y el ánimo que supone una reunión de comunidad en la que los miembros que la
integran deberían estar dispuestos a aceptar los mismos compromisos y a tender sus manos para
ayudar a quien lo necesite, empezando por los de la propia comunidad ¡Pero claro si el que predica
no da ejemplo y se dedica a su propia promoción!
Habrá que repetirlo una vez más: se necesitan cristianos vivos, con una actitud que vaya más allá de
los ritos y boatos inútiles. Una actitud que refleje el estilo de vida de Cristo, y no hay otro camino
no nos engañemos Si conseguimos cristianos vivos, tendremos comunidades vivas en lugar de
grupos amorfos que van "a misa" solo porque está mandado y apenas sienten nada en su interior
cuando escuchan: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo...".
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Solo cuando se tiene experiencia intima de Cristo se puede dar testimonio de Él. ¿Y la gran mayoría
de los cristianos los cristianos la tienen? Porque para poder dar testimonio de alguien, para poderlo
explicar a los demás, primero hay que conocerlo bien. El cristianismo sabe muchas cosas de Jesús,
pero, ¿lo conoce de veras? ¿Cuántos cristianos han experimentado en ellos su amor, su presencia,
su amistad? Pero lo mismo digo de no poco clero.¡Que mal ejemplo da un obispo o sacerdote
mariposa que va detrás de vanidades y vanaglorias o se convierte en un obispo o sacerdote
especulador, empresario o en un modelito de pasarela!
¿Pero aun no se entiende que seguir a Cristo significa conocer su persona, su evangelio, predicarlo,
y testimoniarlo con la entrega de la propia vida. Amar amigos, amar? Ya va siendo hora de dejar de
marear la perdiz. Ya va siendo hora de seguirlo en serio o sino, tener la dignidad de dejarlo, pero no
engañarse ni engañar a nadie.
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