^ „^.,,^ , ^,,.^ -,^ - ^j ^^j.,.,%, ,^,,,^ „% / / / ^ / / / i i % ^i // ^ % ^ / ^^ / % j ^^ ^% , ^/^^ ^ % / ; ^O/% ; i'/ ^ /^/ ! ///, %^ ^ ^ ^ ^ ^ ^/^/, ^^^i^^/, % %i, ^^^^^ ^ ^^^ .^,/^^; ^ ^%///; ^ i, %^/^ ^1r1URli> Nt^*tr.R<^ 1] -^-1-II ^UNIC^ 195a^ ARADOS FIJ®S DE VERTEDERA PARA TRACTOR POR JAI I^1E i^UL<iAR INC,HNIN:RO AGRC)NOMC^ %'%%/^i^^o/^j^j ^%^^,/l7^'^j/^!%^^^^ %^i^ ^!%^/'i^ii'^' ^/^/%/ ^!/^í^/%í%j,^'^%"%/, ^^^/^^^^^^j/^^%í///^^/^^/i / ^i^^/ / ^^^/ % / í^%/ %/j ^//^//i%%/^^ ^^j^ j% ji ^^ ^ /%///,/i ^./, ^^/ /^/^ . / // , ^ ^^^^^/ ^ii/y^ ^^ii ^ ^i /, j ^/ ^ ^ ^^ % /' " / / / ' % ^" / ^ 9 ^ % ^^j^ /^ i % ^%%^j^^% ^%,^^,,., çi2 ^% ^^ ^ i% i^ ^ ^^^%i ^/ ,. ^^ ,,,/./,,,.^^ íi,,,,/,./...,,,,,!i,> . ^ ^/,^^%,,, /i,,.,,,i . ^/, ,%„/^„ / . /,...^,.%i^^„^„%,.,,,%,,.,,/^i^„^ La importancia que en los íiltimos años ha ad^quirido en España la mecanización del cultivo agrícola, ha traído como consecuencia la total renovación de las máquinas de laboreo del terreno. Progresivamente van siendo desterrados los viejos aperos de tracción de sangre y son sustituídos por ]^^s arados polisurcos de suspensión sobre tres ruedas. Pretendemos en esta publicación extender el conocimiento, en forma somera, de los elementos, regulación y forma de trabajo de estas excelentes máquinas. ARADOS FIJOS DE VERTEDERA PARA TRACTOR Los arados de tracción mecánica, pueden ser de suspensión sobre ires ruedas, sobre dos, semisuspendidos y, finalmente, acopladus directamente al tractar por •medio de1 alzamiento hidráulico. Nos referiremos fundamentalmente a los del primer tipo, pues st^n los m^ás frecuentes en el gran cultivo y, además, constituyen el caso general, pues los restantes se van identificando, teniendo en cuenta que las ruedas traseras del tractor sustituyen a las propias del arado. Los constructores establecen, a veces, determinadas variaciones en ]o que se refiere a di'sposición de los órganos de regulación y engaache, ipero no alfectan a la, ideas,que vamos a e^prn^er •y que constituyen la teoría cíe las m^íquinas a que nos referimos. No ^'a1noS a entrar en detalles sobre los órganos laborantes, rejas ^ vertederas, pues ya han sido expuestos con toda claridad en la Hoia Divulgadora núm. 7-^2 IT, r^rrespondiente al mes de abril de 1952• Ruedas y regulación de profundidadi Las tres ruedas sobre las que el arado se apoya soportan el peso del mismo, bien esté en posición de transporte o de trabajo. Hay que tener en cuenta que cuando el arado está bien construído y regulado, el peso propio debe distri^buirse, muy aproximadamente, por igual sobre las tres ruedas. Las ruedas no solamente estabilizan el arado durante su trabaio, sino que a^sorben también el empuje lateral que provocan las reacciones del terreno sobre los conjtmtos reja-vertedera. Para ello, la rueda trasera, más pequeña, gira sobre un eje inclinado, de tal forma que el plano de éíidha rueda queda también inclinado 4iacia el terreno labrado, y la llanta de la rueda sc apoya en ?a pared y fondo del surro simultáneamente. De esta manera se contiene el empuje, que tendería a lanzar el arado hacia la tierra labrada. -4-- De las dos rueda^ delanteras, la rueda izyuierda marcha siempre sobre eI rastrojo v Ia derecha, sobre el surco abierto en la pasada anterior. Fíg. 1. -Arado^bísurco proiisfo de cuchillns circulares y rejas descortezadoras La rueda del rastrojo es la portadora r;el em'brague de alzamiento del arado. Este embrague se acciona por un simple tirón de una cuerda que va aI alcance de la n^ano del tracturista. Si el arado va en posición de transporte, es decir, las ruedas bajas respecto al bastidor, ^-, por lo tanto, las rejas elevadas sabre el terrenc^, al tirar de la cuerda, el bastidor cae, ayudado por su peso, y, en consecuencia, las rejas entran en el terreno. Un mtevo tirón de la cuerda hace entrar en accibn el embrague, que haciendo solidaria la rueda del rastrojo con un mecanismo (fiq. z) biela-manivela, acciona ísta y obliga al bastidor a elevarse, poniéndose el arado en ^posición de transportar otrv vez. En la parte delantera del arado e^isten dos palancas provistas de trinquetes y^que recorren un sector dentado de acero cada una. La palanca izquierda actúa sobre ]as dos rnedas delanteras, .;ubiéndolas o bajándolas simultánean^ente rasperto al bastidor Según sea el punto del sector dentado en que hagamos fijarse el trinquete, quedarán las dos ruedas más altas o mrás bajas respecto a las ptmtas de las rejas en el momento de entrar en trabajo, y, por lo tanto, la prottmdidad de la la`bor será mayor o menor. E^sta pa- -5lanca e^, pues, la de graduación de profundidad de la lalwr. Sin embargo, por la contehtura del arado, la rueda cíe rastrojo ha de rodar ^;ol,rc c^l terreno sin labrar, y la rueda de surco, sobre el fondo de] :n^ismo. l^.stas clos auperficie: se encuelitrau separadaá una de otra por un desnivel, que es precisamente la profundidad de ?a labor. Fig. 2.-Detctlle rlel rnccanismo de alzamiento. ^1 firnrde la ruerda, ^c1 rodillo sítuado cn cl ínterior del plnto se introduce en la coronn lobulada yue es solidoría de ia rueda (esta no se ve en la figurn) y el semieje gíra con In ruedn durnnte media circun ferencía, poniendo en acción el sísterrra bieln - manive1u, esta úlfima empuja hacía arríba el bastídor dcl arado levantándose sobre el terreno con Ias vertederas y poníéndose en posicíón de transporte. A1 roncluir cl gíro de media circunferencía, el desembrague se produce automritícamente y el arado queda retenido en su posición dc transporte. Un nucvo tírón de In cuerdn provocarfn la caída del arado por su propio peso y yueda^ ría en posicicin de trabajo. EI arndo se detiene en su caída en el punio tijado por ln palanca rcguladora de pro^uruíidad. ^Como el arado ha de marchar horizontalmente, es preciso niv:.larlc y consc;uir que el bastidor siga paralelo al terreno, y para ^'lc^ se hace u^u cle la palanca dereoha, que actúa solamente so'bre la ru.°1^t de stirco, bajándola o subiéndola respecto a la rueda r1e rastrojo (figura fl. i.^t ruecla trasera es accionada Irtediante una llanta de acero ^lue la hace solidaria del mecanismo de alzamiento en el momento <le lx^ncr el arad^^ en hnsición de transporte. ^sta rueda posee también ajustas para guardar la profundidad de la labor dc acuerdo con Ia^ ruedas delanteras y para regltlar la presión del talán de la última reja contra la pared del surco. Bastidor y disposición relativa de las verterleras. L,l bastidor del arado está forniado por los timones, frecuentemente curcados en el e^tremo en que se fijan el asiento, reja, vertedera y talón. Los timones se hacen solidarios entre sí por piezas Ilamadas separadores. El conjunto queda así perfectamente rígido en sentido vertical y horizontal. Según vemos en la fig. 3, que representa el trabajo de un arad® Ta^sa /^brada Fíg. 3.-Trabajo de un arado bisurco. Las vertederas van adelantadas unas respecto a otras, con el fin de que el surco abierto por la primera pueda ser rellenado por el prisma de tíerra que va volteando la vertedera síguiente. bisurco; los diversos conjuntos seja-vertedera han de ir co^locados regularmente adelantados unos respecto a otros, para que cada grisma de tierra .pueda ir rellenando el hueco dejado por el anterior. La separación entre puntas de rejas varía según la magnitud de ellas; r_o obstante, si se quieren evitar enojusos atascos y detenciones por acumulación de restas vegetales, la separación deberá oscilar alrededor de 5a ó 53 centísnetros. Por la misma causa, la distancia vertical entre el bastidor y el plano que contiene las puntas de las rejas, no deberá ser inferior a 63 centunetros. - / - Cuchilla circular. Es uno de los accesorios que más contribuyen a evitar atascos, pues corta las raíces y restos vegetales, que de otra forma. serían arrastrados por el arado y se acumularían entre ]as rejas. No debe emplearse en terrenos en los clue abunden las piedras. Los diámetros más convenientes para esta clase de cuchillas son las comprendidos entre i5 y i8 pul^adas, siendo preferi'bles los mayores cuando la separación entre el bastidor y el terreno lo permite. La cuchilla circular reduce el esfuerzo de tracción cttando la ^egetación sobre el rastrojo que se labra es abundante. La cuohilla debe colocarse de tal forma ^que la hoja diste de ]a ptmta de la reja 2,5 centímetros hacia la pared del surco y a unos ^,^ centímetros sohre dic^ha punta. Reja descortezadora. Constituye uno de los elémentos más importantes para facilitar el enterramiento de la capa vegetal superficial y evitar, por tanto, las posibles acttmulaciones de restos entre ]as rejas. Su anchura de tra- Fíg. 4. -Acoplamíento ídea! de cuchiila circular ( c) y reja descortezadora (r), mostrando el hueco en forma de V que debe quedar entre la reja y la cuchilla círcular, a fin de evítar acumulaciones de restos vegetales entre ambos. bajo suele oscilar alrededor de los ro cenrtísnetros. IIebe cortar a u•na profundidad de 4 a 6 centímetros, }' esta capa se entierra en el fondo del surco hecho por la reja principal. La lnejor colocación de la reja descortezadora es la indicada en 1a figura 4, dejando un espacio en forma de V detrás de la punta, con objeto de que los fragmento^5 de vegetación puedan ser expul^sados. Fíg. 5.-F.squema del trabajo de la reja descortezadora, indícando como queda enterrado en el jondo del surco, el pequeño prisma de tíerra i p ^, cortado por dicha reja. Así se asegura que ln vegetacíón superjicínl queda perfectamente enterrada ^ al mismo tiernpo, los huecos que quedan enfre prísmas volteados son reLlenados por la reja descortezadora, produciéndose asi un terreno laboreado exento de huecos en vacío que perjudfcan el desarrollo de las plantas. Colocación del enganche para la regulación vertical. El enganche debe ajustarse con arreglo a la profundidad de curte '=fijada por las palancas de regulación, subiendo o bajando los torniIlos, t (fig. 6). Subiendo t excesivamente se tiende a que el arado trabaje a mayor profundidad de lo que la regulación de las ruedas le permite, ^con lo cual la máquina sufre una presión sobre las ruedas delantera;,, #Fndiendo a clavarse éstas en el terreno y, como consecuencia, el °sfuerzo de tracción autnenta innecesariamente y las palancas de •egulación resultan muy duras de manejo. Yara evitarlo, se procura aelevar la barra de tiro del tractor hasta lograr que las tres ruedas 11.^ven la misma carga. Esta solución sólo es admisible 1lasta cierto punto, pues se puede llegar a hecer difícil el gobierno del tractor, por tender a elevarse éste sobre sus ruedas traseras. Cuando las rejas no llegan a clavarse a la profundidad rlue ha silo iljada por las palancas de re^ulación, hay que proceder, en primcr lugar, a examinar si las puntas de las rejas están des^astadas. Si es^án en buen estado, debe bajarse la barra de tiro del tractor. Si una vez realizada esta operación no se consigue el fin perseguido, hay lue proceder a elevar ligeramente los tornillos t. Fíg. 6.-Colocacíón del engnnche para la regalación vertícal. Conviene indicar que esta última solución no es buena, pues e4 arado puede bascular excesivamente sobre sus ruedas delanteras, haciendo tma labor muy deficiente. Colocación del enganche para la regulación horizontal Hay que ^hacer c^in^idir sensiblemente el centro de la barra 3e tiro del tractor con el centro del conjunto de timones del arado. Cu.in<lo osto no sucede, el arado se encuentra sometido a la acción de dos fuerzas paralelas y contraria^s que hacen girar e^l apero. Se da lugar así a un fuerte tiro lateral que no permite trabajar normalmente al arado y que hace consumir inútilmente un elevado^ esftterzo de tracción. Por ello hay que buscar con el enganche la coin ^idencia ele amhos ejes centrales, con lo que ambas fuerzas, resistencia del terren^ y fuerza a la barra del tractor, se equilibran. P^red de! ^uneo Fíg.,7. - Enganche con tiro Iateral prácticamente nu1o, Los dos ejes„el dei araao g el eje medío del trnctor, coinciden. 1 Aunque corrientemente las ruedas motrices del tractor son teles- - locópicas, es decir, que es posible graciuar su separación ^• llevar c1 eje central del tractor al gunto conveniente, puede suceder que un sea así, y que la separaci ^n de estas ruedas sea grande, no permitiendo hacer la coincidencia de ambos ejes. En este caso, el bulón del enganahe debe colocarse en el orificio de la barra de tiro del tractor que corresponda al punto medio cie los dos ejes, el del arado y c] del tractor, dividiétldose así el tiro lateral entre ambos lados (fig. g). or/ e,•^ F{g. 8. -Enganche con tíro laferal repartido entre el arado g el tractor. Si todavía el arado no mardha correctamente, se acercará más el bulón hacia el eje del tractor o hacia el del arado, según el sentido de Ia desvia^ción de éste, hasta conseguir su marCha norlnal. Las modificaciones de posición del bulón del enganche deben ir acompañadas de Io5 correspondientes alargamientos o acortamientos ^e las dos ramas del enganche en `', para ajustar la anchura de corte. La Sección de Capacitación de Ia Direcci^ia Gen^•ral de Co^rdinariGn, Crédito y Capacitación _^graria, edita diversas series de publi^a.ciones sobre temas prácticos de cultivos, ganaderla, montes e i^idustrias rurales, qae se renden a precio de coste. PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE AGRICULTURA CARTILLAS RURALES 1.-PLAGA^S DEL CAMPO, por Silverio Planes, ingeniero ag^rónomo (4.a edición). 2.-F,N'I113ACGION DE LA Montes. MIERA, por José .4gtcado, ingeniero de 3.-EL :^IANCHEGO TIPICO QUESO ESPAIQOL, por Santiago 1lata_ llana. ingeniero agrónomo, y V. Riesco. 4.-EL GUSANO DE SED^, Y LA MO^RF,RA, por F. r;rr, ^ngeniero agrúnomo. Gonzále^, b1u- 5.-LA CARTILLA DI;L COLMENERO, por J. Cabevas y h1. Estrenaera, profesores de Apicultura. 6.-^LA MATAN7.A FAMILL^R, por Cesáreo San;, Ega^Ia, director del Matadero de Mridrid. 7.-LA PODA iDE FRUTALES, por José de Picaza, ex presidente de la Sociedad de Horticultores de España. 8.-EL HUh'RTO FAMILIAR, por José de Picaza. 9.-F.1. I\'JERTO DE LA VID, por Antonio Larrea, ingeniero agrGnomo. De venta en librerías y en L'BRER^A AGRICOLA, Fernando, VI, 2, Mo DRID, distribuidora de las publicaciones de este Ministerio. PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE AGRICULTURA MANUALES TECNICOS Numerosas ilustraciones. Precio reducido. Tamar^o 215 x 1^^,5 mn^. VOLÚMENES PUBLiCADOS 1.-ELECTRIFICACION AGRICOLA, por Rannón Olalquiagrc, ingeniero agrónomo.-15 ptas. 2.-CUL"I'IVO llE LA VIll EN JE^RE7, Y SANLUCAR, por Esteban I3oulelot y G. Fernández de Botradilla, ingeniero agrúnomo de. la Estación de Viticultura de Jcrez.-15 ^ptas. 3.-PR^ I)^US ARBORE^OS, por Celedonio- Rodriyáñez, ingeniero agrú.norno.-15 ptas. 4.-GALLI^EROS: ORGANIZACION Y PROYECTOS, por 'L. Salazar, ingeniero agrónomo, y colaboradores. Nueva edición, muy aumentada.-40 ptas. 5.-ABAST:ECIMIEN'I'O DE MADERAS, por J. aguado y J. de Foan• ingenieros de Montes.^i ptas. 6.-LA PA1'A'1'A iDE SIEMBRA EN ESPANA, por J. Nosti, ingeniero agrónomo.-40 ptas. ?.-LA CALIllAD llE LA UVA, por Luis Hidalgo, ingeniero agrónomo. 6 ptas. 8.-VIDES AMERICANAS PORTAINJL'RTOS, por Antonio Larre^r, in^eniero agrónomo.-40 ptas. 9.-ELEVACIUN llE AGUA POR BOMBAS Y:NORIAS, por R. La1^iuni, ingeniero industrial.-20 ptas. 10.-PARASITOS INTERNOS DEL GANADO, por S. llurtín LomefZa, veterinario.-15 ptas. 11.-IiDL'NTIFICACION ANIMAL, por A. •Sánch.ez Belda, veterinario. 15 Iptas. 12.=C,ERRAMIENTOS RUSTICOS Y OR^TAMENTALES, por S. Dlatallana, ingeniero agrónomo.-25 ptas. 13.-E.L AGUA EN EL CAMPO ( 2.°^ edición), por Suntia.go 111atalla.na, in^eniero agrónomo.-25 ptas. 14.-LOS MONTES, por J. Xi^nénez de I;'mbún, ingeniero de Montes.30 ptas. 15.-LA I?DAD DE LOS ANIMALES DOMESTICOS, por Antonio Sánr,hea Relda, veterinario.-25 ptas. 16.-ENFERMEDADES Y PABASITOS DE LAS GAI.LINAS, por Fran_ cisco Polo Jover, veterinario.-35 fptas. 17.---^Rl:f'OLLOS Y COLES iDE BRUSEL.AS, por José D1.$ DJateo Bo^, inneniero a^rbnnmo.-?0 ptas. 18.-AGUAS S[JBTERRANEAS, por A. Murcia. ingeniero agrbromc. 50 ptas.