El dibujo: orígenes de su inclusión en el sistema

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El dibujo: orígenes
de su inclusión en
el sistema
educativo
Natalia González Zaragoza
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Introducción
En este artículo se presentan a las nuevas aportaciones didácticas en la
enseñanza del dibujo, planteadas por los pedagogos Pestalozzi y Froebel,
influidos por el libro de J.J Rousseau: “Emilio”.
Estos pedagogos influyeron decisivamente en la educación del s. XVIII hasta
principios del s. XX, y muchas de sus metodologías fueron recuperadas en
1940 por la escuela de arte Bauhaus.
A lo largo del artículo se exponen sus teorías, proyectos y algunas actividades
que diseñaron para la enseñanza del dibujo en las escuelas. La materia del
dibujo en los centros escolares debía formar al alumno de un modo objetivo y
alejado, según estos autores, del ámbito artístico, basándose más en su
aspecto práctico y funcional dirigido a desarrollar la percepción visual del niño y
a coordinar, adecuadamente, la visión y el tacto a la hora de representar
cualquier objeto.
El dibujo: orígenes de su inclusión en el sistema educativo
El espíritu de la obra de Rousseau tendrá consecuencias positivas en la futura
enseñanza del dibujo, sus argumentos sólidos y prácticos serán valorados por
dos nuevos educadores: J.H Pestalozzi y F.W.A Froebel.
Ambos autores comparten el mismo interés de considerar al dibujo como
instrumento coordinador de la percepción visual a través de los movimientos de
la mano y así lograr representaciones que se fundamentan en esquemas
gráficos. Para ello elaboran ejercicios modélicos que abordan el estudio básico
de las formas a través de trazados cercanos a la caligrafía. Froebel destaca
por su didáctica en el campo de la plástica a través de juegos plásticos que en
la actualidad son considerados como practicas eficaces para lograr plasmar a
las formas.
Estos educadores plantearon al dibujo como una materia más en la enseñanza,
que completa el conocimiento del ser humano, la cual, debe impartirse desde
primaria.
Johann Heninrich Pestalozzi fue un reconocido pedagogo nacido en Zurich.
Encontró el apoyo en sus investigaciones educativas en la fisonomista Lavater
y el pintor Fussly y juntos mostraron su preocupación e interés por los estratos
sociales más débiles. Como buen pensador ilustrado, acorde a su época,
presenta a la educación como el medio de superar la pobreza del pueblo y de
conducir a este a la felicidad y a la virtud. Elaboró un sistema pedagógico que
llevó a la práctica y multiplicó los efectos utópicos de “Emilio”, de Rousseau.
Uno de sus principios más importantes es el de conseguir la completa armonía
educativa de dominar, a la hora de llevar a cabo un aprendizaje, la cabeza y el
corazón junto con la mano. Consideró que el trabajo manual contribuía a la
formación total del hombre y elaboró un ABC del arte.
Este autor había intentado llevar a cabo una nueva enseñanza basada en los
escritos de Rousseau en varios centros educativos creados por el mismo que
tuvo que cerrar por problemas económicos. Pero sus experiencias didácticas
fueron descritas en su obra “Veladas de un ermitaño”. En ella exponía como
llevar a cabo una reforma social a través de la educación. Sus alumnos eran
sobre todo huérfanos y mendigos y podría considerarse dicha iniciativa como
un origen de la educación especial para estratos sociales desfavorecidos. Su
dedicación a los pobres le mereció el titulo de educador social.
Su proyecto más consolidado y duradero fue llevado a cabo en el centro de
enseñanzas y formación de profesores en el castillo de Burgdorf que continuó
en Yverdon. Esta escuela era para niños de toda Europa y sirvió durante veinte
años como muestra del sistema Pestalozzi, donde el niño es guiado para
aprender a través de la práctica y la observación, por medio, de la utilización de
los sentidos.
Pestalozzi defendía al igual que Rousseau la individualidad del niño y se
interesó en formar a maestros para lograr un desarrollo integral del alumno más
que para implantarles conocimientos.
Sus dos obras principales que abordan a esta materia son Buch Mütter (1803)
y ABC der Anschaoung (1803).De entre sus aportaciones a la didáctica del
dibujo se aprecia su interés en inculcar dicha materia en la enseñanza o
educación integral con una nueva metodología. Según este autor, para él, el
dibujo es “la habilidad de aprender el contorno de todos los objetos y los rasgos
contenidos dentro de ello, a través, de la correcta percepción de los objetos
mismos, y ser capaz de imitarlos exactamente por medio de líneas
semejantes”.
Algunas de sus actividades consistían en que el niño debía medir todos los
objetos que le rodeaban a través de la mirada. La representación gráfica de
cualquier objeto bien ejecutado con esta metodología permitía, además, que el
niño desarrollara adecuadamente la habilidad para la caligrafía.
Al igual que Rousseau, enfoca el aprendizaje de esta materia alejándola,
desde el principio, de los resultados propios de las Bellas Artes y la creatividad
subjetiva, para centrarla más, como una disciplina que desarrolla la facultad de
observar, juzgar, y motivar al alumno a comprender, apreciar y reproducir la
belleza de las formas de un modo objetivo. De este modo el alumno afina dos
de los sentidos básicos para tener conocimiento del mundo que le rodea a
través de la coordinación del tacto y la vista.
El dibujo lo convierte en materia de aprendizaje universal y lo considera como
una ciencia fundamental y preparatoria para la industria, las artes y los oficios.
La disciplina del dibujo de Pestalozzi se fundamenta en la enseñanza de las
formas de los objetos a través de la geometría. Este método geométrico está
basado en las apreciaciones que hace el autor de las formas presentes en la
naturaleza, que están envueltas y delimitadas, en estructuras geométricas.
Pestalozzi veía necesario que el niño adquiriera primero una seguridad visual y
manual de la percepción, antes que desarrollar la creatividad basada en la
fantasía. Sus principios básicos se encuentran en su obra “Gertrude”, donde
dice: “líneas, ángulos y curvas son los dos cimientos del arte del dibujo”, en
otro fragmento de su obra, refuerza la síntesis del dibujo diciendo “ángulos,
paralelas y arcos comprenden la totalidad del arte del dibujo. Cualquier cosa
que sea posible de dibujar es sólo una aplicación de estas tres formas
primarias”.
Compartió con Rousseau la idea de que la educación debe realizarse en
armonía con la propia naturaleza, y que el niño debe actuar libremente, en
contacto con todo lo que le rodea. El aprendizaje se consolidaba en el niño si
partía de sus propias experiencias, intereses y actividades educativas, por lo
que el maestro no debía enseñar nada que el niño no pudiera ver.
En los escritos de este autor se expresan los principios básicos del dibujo como
materia universal en el medio escolar. Aunque sus métodos no se han
mantenido en su totalidad en la actualidad educativa, se considera como uno
de sus mayores logros el de introducir al dibujo como materia escolar y sacarlo
de su ambiente académico y elitista para democratizar su enseñanza. Para
conseguir ese objetivo y transformarlo en una herramienta general que sirviera
a los futuros alumnos en sus actividades profesionales lo convirtió en una
disciplina objetiva y geométrica.
Las teorías de Pestalozzi no llegaron a formalizarse como materia impresa,
pero fue objeto de interpretaciones y varios pedagogos futuros terminaron
elaborando manuales de dibujo con sus ejemplos y principios. Algunos de ellos
fueron: Joseph Schmid (1809), A. Boniface (1819), J. Ramsuamer(1821),
C.Reiner (1837), Peter Schmid (1840), Herman Krüssi (1850), Fedor Flinzer
(1864) y A. Stuhlmann(1869), entre otros.
Todos ellos desarrollaron sus experiencias didácticas conservando los
principios que este autor expresa en su ABC. De todos ellos, Herman Krüssi
sacó conclusiones y experiencias de gran valor en la educación de esta
disciplina. Este autor difundió sus conocimientos y teorías y llegaron a editarse
libros con sus enseñanzas en Londres, New York y París. Estableció pautas de
aprendizaje a través de cursos de dibujo inventivo y dibujo intensivo. Se centró
especialmente en el aprendizaje de la línea recta y la curva por lo que
estructura su método de aprendizaje en dos partes: figuras rectilíneas y figuras
curvilíneas.
Expresó de un modo contundente que el dibujo es un lenguaje polivalent: “este
es el medio más eficaz de educación, y el auxiliar de la ciencia y del arte, es
igualmente importante para el obrero, para el mecánico, y para los que se han
dedicado a operaciones profesionales”.
Este autor elaboró un gran número de ejercicios prácticos para el alumnado
organizados en diversos niveles educativos, y en sus ejercicios se valoran
especialmente la obtención de los siguientes objetivos: la precisión y la soltura
en el trazado, que se obtiene a través de la experiencia. La belleza de este
lenguaje debe ser el resultado de ambos aspectos convenientemente
combinados.
Friedrich Wilhelm August Froebel (1782-1852) fue el fundador de los
Kindergarten. Sus estudios y teorías son un paso más a la actualización de la
enseñanza del dibujo en las aulas. Arquitectos como F. Ll Wright admiraron su
didáctica u metodología, el cual recordaba como se la enseñaba su madre
cuando era niño.
Froebel también se apoyó en los estudios de Pestalozzi para elaborar algunos
de sus principios; pero este encuentra nuevos caminos para abordar esta
materia, los cuales le convierten en un educador original y renovador. Se sabe
que mostró un gran interés en la mineralogía y en la arquitectura medieval y
esto le permitió enfocar el aprendizaje del dibujo de un modo creativo y alusivo
a otros campos del conocimiento.
Entre sus prácticas educativas destacan propuestas enlazadas a los principios
formales y estructurales de la arquitectura y la cristalografía.
Su material didáctico lo denominó “los seis dones” y estaba complementado
con cajas de construcciones en madera, con formas geométricas elementales.
Estos dones son los siguientes:
-El primero y el segundo se basan en la manipulación de la esfera, el cubo, y el
cilindro que son las formas que él considera elementales y que el niño debe
conocer tanto visualmente como táctilmente.
-El tercer don es el de saber realizar un cubo seccionado por la mitad de todas
sus aristas, con lo que se originan ocho partes cuadradas idénticas. Junto a
esta práctica, este autor añade once láminas de modelos combinatorios para
ejercitar el aprendizaje.
-El cuarto don es el de dividir un cubo en ocho tablitas planas.
-El quinto don consiste en dividir cada una de las aristas del cubo en tres
partes, obteniendo veintisiete, donde algunas se dividen en su diagonal.
-El sexto don consiste en veintisiete formas constructivas en madera con
cuarenta litografías como modelos.
Froebel amplió esos dones que tuvieron formas de cajas que a su vez tenían
formas cristalográficas, estas combinaciones daban lugar a innumerables
nuevas formas; después añadió bastoncitos de madera para realizar trabajos
de enlazamientos.
Una de sus aplicaciones más valorada y ejecutada fue la elaboración de
nuevos ejercicios basados en el trenzado, el plegado, recorte y tejido; estos
trabajos manuales estaban elaborados con papeles de colores con dos caras,
lo que introducía un concepto de relieve en los ejercicios bidimensionales.
Con estos ejercicios Froebel sentó las bases de la educación artística en las
aulas en las cuales se ejercitaban la percepción visual y la estructura de los
elementos.
Su método también va dirigido a reforzar la caligrafía del niño, pues utiliza para
la realización de dibujos papeles cuadriculados, de modo que, los ejercicios
propuestos quedan limitados por una cuadrícula. Sobre estas redes se
pretendía que el niño realizará enlaces para obtener figuras geométricas
parecidas a las obtenidas por los bastoncillos de madera. Este autor
combinaba, como vemos, las formas tridimensionales con su representación
bidimensional de un modo didáctico y constructivo.
A partir de los manuales prácticos de Froebel surgieron pedagogos y
educadores que ampliaron sus modelos. Aunque los dones y tareas de Froebel
acabaron modificándose hasta adaptarse a nuevos tratamientos menos
rigurosos, sus métodos junto a los de Pestalozzi, se aplicaron en la enseñanza
escolar hasta principios del s. XX.
Muchas lecciones de estos investigadores se extendieron a final del s. XIX y
principios del XX y fueron dirigidos tanto a profesores como a madres para
educar a sus hijos en casa. Estos manuales llenos de ejercicios geométricos
recopilaban espectaculares combinaciones geométricas de recorte, trenzado,
plegado y tejido y parecen haber sido ideadas por cualquier miembro de la
escuela de la Bauhaus, pues en esta escuela se recuperaron cuarenta años
después muchos de los modelos dibujísticos de estos educadores.
Bibliografía:
Artículos de la Wikipedia, la enciclopedia libre.
El manual de dibujo. Estrategias de su enseñanza en el siglo XX.Editorial
Cátedra.
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