El dibujo: orígenes de su inclusión en el sistema educativo Natalia González Zaragoza [email protected] telf.: 600745169 DNI: 48395126-k Introducción En este artículo se presentan a las nuevas aportaciones didácticas en la enseñanza del dibujo, planteadas por los pedagogos Pestalozzi y Froebel, influidos por el libro de J.J Rousseau: “Emilio”. Estos pedagogos influyeron decisivamente en la educación del s. XVIII hasta principios del s. XX, y muchas de sus metodologías fueron recuperadas en 1940 por la escuela de arte Bauhaus. A lo largo del artículo se exponen sus teorías, proyectos y algunas actividades que diseñaron para la enseñanza del dibujo en las escuelas. La materia del dibujo en los centros escolares debía formar al alumno de un modo objetivo y alejado, según estos autores, del ámbito artístico, basándose más en su aspecto práctico y funcional dirigido a desarrollar la percepción visual del niño y a coordinar, adecuadamente, la visión y el tacto a la hora de representar cualquier objeto. El dibujo: orígenes de su inclusión en el sistema educativo El espíritu de la obra de Rousseau tendrá consecuencias positivas en la futura enseñanza del dibujo, sus argumentos sólidos y prácticos serán valorados por dos nuevos educadores: J.H Pestalozzi y F.W.A Froebel. Ambos autores comparten el mismo interés de considerar al dibujo como instrumento coordinador de la percepción visual a través de los movimientos de la mano y así lograr representaciones que se fundamentan en esquemas gráficos. Para ello elaboran ejercicios modélicos que abordan el estudio básico de las formas a través de trazados cercanos a la caligrafía. Froebel destaca por su didáctica en el campo de la plástica a través de juegos plásticos que en la actualidad son considerados como practicas eficaces para lograr plasmar a las formas. Estos educadores plantearon al dibujo como una materia más en la enseñanza, que completa el conocimiento del ser humano, la cual, debe impartirse desde primaria. Johann Heninrich Pestalozzi fue un reconocido pedagogo nacido en Zurich. Encontró el apoyo en sus investigaciones educativas en la fisonomista Lavater y el pintor Fussly y juntos mostraron su preocupación e interés por los estratos sociales más débiles. Como buen pensador ilustrado, acorde a su época, presenta a la educación como el medio de superar la pobreza del pueblo y de conducir a este a la felicidad y a la virtud. Elaboró un sistema pedagógico que llevó a la práctica y multiplicó los efectos utópicos de “Emilio”, de Rousseau. Uno de sus principios más importantes es el de conseguir la completa armonía educativa de dominar, a la hora de llevar a cabo un aprendizaje, la cabeza y el corazón junto con la mano. Consideró que el trabajo manual contribuía a la formación total del hombre y elaboró un ABC del arte. Este autor había intentado llevar a cabo una nueva enseñanza basada en los escritos de Rousseau en varios centros educativos creados por el mismo que tuvo que cerrar por problemas económicos. Pero sus experiencias didácticas fueron descritas en su obra “Veladas de un ermitaño”. En ella exponía como llevar a cabo una reforma social a través de la educación. Sus alumnos eran sobre todo huérfanos y mendigos y podría considerarse dicha iniciativa como un origen de la educación especial para estratos sociales desfavorecidos. Su dedicación a los pobres le mereció el titulo de educador social. Su proyecto más consolidado y duradero fue llevado a cabo en el centro de enseñanzas y formación de profesores en el castillo de Burgdorf que continuó en Yverdon. Esta escuela era para niños de toda Europa y sirvió durante veinte años como muestra del sistema Pestalozzi, donde el niño es guiado para aprender a través de la práctica y la observación, por medio, de la utilización de los sentidos. Pestalozzi defendía al igual que Rousseau la individualidad del niño y se interesó en formar a maestros para lograr un desarrollo integral del alumno más que para implantarles conocimientos. Sus dos obras principales que abordan a esta materia son Buch Mütter (1803) y ABC der Anschaoung (1803).De entre sus aportaciones a la didáctica del dibujo se aprecia su interés en inculcar dicha materia en la enseñanza o educación integral con una nueva metodología. Según este autor, para él, el dibujo es “la habilidad de aprender el contorno de todos los objetos y los rasgos contenidos dentro de ello, a través, de la correcta percepción de los objetos mismos, y ser capaz de imitarlos exactamente por medio de líneas semejantes”. Algunas de sus actividades consistían en que el niño debía medir todos los objetos que le rodeaban a través de la mirada. La representación gráfica de cualquier objeto bien ejecutado con esta metodología permitía, además, que el niño desarrollara adecuadamente la habilidad para la caligrafía. Al igual que Rousseau, enfoca el aprendizaje de esta materia alejándola, desde el principio, de los resultados propios de las Bellas Artes y la creatividad subjetiva, para centrarla más, como una disciplina que desarrolla la facultad de observar, juzgar, y motivar al alumno a comprender, apreciar y reproducir la belleza de las formas de un modo objetivo. De este modo el alumno afina dos de los sentidos básicos para tener conocimiento del mundo que le rodea a través de la coordinación del tacto y la vista. El dibujo lo convierte en materia de aprendizaje universal y lo considera como una ciencia fundamental y preparatoria para la industria, las artes y los oficios. La disciplina del dibujo de Pestalozzi se fundamenta en la enseñanza de las formas de los objetos a través de la geometría. Este método geométrico está basado en las apreciaciones que hace el autor de las formas presentes en la naturaleza, que están envueltas y delimitadas, en estructuras geométricas. Pestalozzi veía necesario que el niño adquiriera primero una seguridad visual y manual de la percepción, antes que desarrollar la creatividad basada en la fantasía. Sus principios básicos se encuentran en su obra “Gertrude”, donde dice: “líneas, ángulos y curvas son los dos cimientos del arte del dibujo”, en otro fragmento de su obra, refuerza la síntesis del dibujo diciendo “ángulos, paralelas y arcos comprenden la totalidad del arte del dibujo. Cualquier cosa que sea posible de dibujar es sólo una aplicación de estas tres formas primarias”. Compartió con Rousseau la idea de que la educación debe realizarse en armonía con la propia naturaleza, y que el niño debe actuar libremente, en contacto con todo lo que le rodea. El aprendizaje se consolidaba en el niño si partía de sus propias experiencias, intereses y actividades educativas, por lo que el maestro no debía enseñar nada que el niño no pudiera ver. En los escritos de este autor se expresan los principios básicos del dibujo como materia universal en el medio escolar. Aunque sus métodos no se han mantenido en su totalidad en la actualidad educativa, se considera como uno de sus mayores logros el de introducir al dibujo como materia escolar y sacarlo de su ambiente académico y elitista para democratizar su enseñanza. Para conseguir ese objetivo y transformarlo en una herramienta general que sirviera a los futuros alumnos en sus actividades profesionales lo convirtió en una disciplina objetiva y geométrica. Las teorías de Pestalozzi no llegaron a formalizarse como materia impresa, pero fue objeto de interpretaciones y varios pedagogos futuros terminaron elaborando manuales de dibujo con sus ejemplos y principios. Algunos de ellos fueron: Joseph Schmid (1809), A. Boniface (1819), J. Ramsuamer(1821), C.Reiner (1837), Peter Schmid (1840), Herman Krüssi (1850), Fedor Flinzer (1864) y A. Stuhlmann(1869), entre otros. Todos ellos desarrollaron sus experiencias didácticas conservando los principios que este autor expresa en su ABC. De todos ellos, Herman Krüssi sacó conclusiones y experiencias de gran valor en la educación de esta disciplina. Este autor difundió sus conocimientos y teorías y llegaron a editarse libros con sus enseñanzas en Londres, New York y París. Estableció pautas de aprendizaje a través de cursos de dibujo inventivo y dibujo intensivo. Se centró especialmente en el aprendizaje de la línea recta y la curva por lo que estructura su método de aprendizaje en dos partes: figuras rectilíneas y figuras curvilíneas. Expresó de un modo contundente que el dibujo es un lenguaje polivalent: “este es el medio más eficaz de educación, y el auxiliar de la ciencia y del arte, es igualmente importante para el obrero, para el mecánico, y para los que se han dedicado a operaciones profesionales”. Este autor elaboró un gran número de ejercicios prácticos para el alumnado organizados en diversos niveles educativos, y en sus ejercicios se valoran especialmente la obtención de los siguientes objetivos: la precisión y la soltura en el trazado, que se obtiene a través de la experiencia. La belleza de este lenguaje debe ser el resultado de ambos aspectos convenientemente combinados. Friedrich Wilhelm August Froebel (1782-1852) fue el fundador de los Kindergarten. Sus estudios y teorías son un paso más a la actualización de la enseñanza del dibujo en las aulas. Arquitectos como F. Ll Wright admiraron su didáctica u metodología, el cual recordaba como se la enseñaba su madre cuando era niño. Froebel también se apoyó en los estudios de Pestalozzi para elaborar algunos de sus principios; pero este encuentra nuevos caminos para abordar esta materia, los cuales le convierten en un educador original y renovador. Se sabe que mostró un gran interés en la mineralogía y en la arquitectura medieval y esto le permitió enfocar el aprendizaje del dibujo de un modo creativo y alusivo a otros campos del conocimiento. Entre sus prácticas educativas destacan propuestas enlazadas a los principios formales y estructurales de la arquitectura y la cristalografía. Su material didáctico lo denominó “los seis dones” y estaba complementado con cajas de construcciones en madera, con formas geométricas elementales. Estos dones son los siguientes: -El primero y el segundo se basan en la manipulación de la esfera, el cubo, y el cilindro que son las formas que él considera elementales y que el niño debe conocer tanto visualmente como táctilmente. -El tercer don es el de saber realizar un cubo seccionado por la mitad de todas sus aristas, con lo que se originan ocho partes cuadradas idénticas. Junto a esta práctica, este autor añade once láminas de modelos combinatorios para ejercitar el aprendizaje. -El cuarto don es el de dividir un cubo en ocho tablitas planas. -El quinto don consiste en dividir cada una de las aristas del cubo en tres partes, obteniendo veintisiete, donde algunas se dividen en su diagonal. -El sexto don consiste en veintisiete formas constructivas en madera con cuarenta litografías como modelos. Froebel amplió esos dones que tuvieron formas de cajas que a su vez tenían formas cristalográficas, estas combinaciones daban lugar a innumerables nuevas formas; después añadió bastoncitos de madera para realizar trabajos de enlazamientos. Una de sus aplicaciones más valorada y ejecutada fue la elaboración de nuevos ejercicios basados en el trenzado, el plegado, recorte y tejido; estos trabajos manuales estaban elaborados con papeles de colores con dos caras, lo que introducía un concepto de relieve en los ejercicios bidimensionales. Con estos ejercicios Froebel sentó las bases de la educación artística en las aulas en las cuales se ejercitaban la percepción visual y la estructura de los elementos. Su método también va dirigido a reforzar la caligrafía del niño, pues utiliza para la realización de dibujos papeles cuadriculados, de modo que, los ejercicios propuestos quedan limitados por una cuadrícula. Sobre estas redes se pretendía que el niño realizará enlaces para obtener figuras geométricas parecidas a las obtenidas por los bastoncillos de madera. Este autor combinaba, como vemos, las formas tridimensionales con su representación bidimensional de un modo didáctico y constructivo. A partir de los manuales prácticos de Froebel surgieron pedagogos y educadores que ampliaron sus modelos. Aunque los dones y tareas de Froebel acabaron modificándose hasta adaptarse a nuevos tratamientos menos rigurosos, sus métodos junto a los de Pestalozzi, se aplicaron en la enseñanza escolar hasta principios del s. XX. Muchas lecciones de estos investigadores se extendieron a final del s. XIX y principios del XX y fueron dirigidos tanto a profesores como a madres para educar a sus hijos en casa. Estos manuales llenos de ejercicios geométricos recopilaban espectaculares combinaciones geométricas de recorte, trenzado, plegado y tejido y parecen haber sido ideadas por cualquier miembro de la escuela de la Bauhaus, pues en esta escuela se recuperaron cuarenta años después muchos de los modelos dibujísticos de estos educadores. Bibliografía: Artículos de la Wikipedia, la enciclopedia libre. El manual de dibujo. Estrategias de su enseñanza en el siglo XX.Editorial Cátedra.