"LA CONSOLIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA EN EL ESTADO VENEZOLANO". Norma Paz de Henríquez Docente e Investigadora del Instituto de Derecho Comparado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo RESUMEN. La democracia y su sistema representativo encuentran en la participación un elemento clave para su fortalecimiento por las oportunidades que la misma ofrece, ya que esta legitima la labor estatal, maximiza recursos en la elaboración de proyectos sociales cuando sus ejecutores son sus beneficiarios, además de generar confianza en la ciudadanía. Nuestra Constitución de 1999 prevé la participación ciudadana como un eje transversal, abarcando innumerables artículos considerándola no solo un derecho, sino que también es un deber que tenemos los ciudadanos de intervenir en la vida política, civil y comunitaria del país. El principio participativo acogido por el constituyente del 99 había sido adoptado ya por el legislador en la Ley Orgánica de Régimen Municipal y en el Código Orgánico Procesal Penal, previendo la participación ciudadana de manera directa y de forma indirecta. El soporte jurídico a la institucionalidad de la participación ciudadana, está concebido en el proyecto de ley de participación ciudadana, la cual prevé los mecanismos a fin de hacerla efectiva. La sociedad civil juega un papel protagónico en el fortalecimiento de esta nueva cultura democrática y participativa. Las organizaciones de la sociedad civil son instrumentos de participación de acuerdo con los valores y principios que las guíen, trabajan sin fines de lucro en una forma independiente del gobierno en la búsqueda de soluciones a problemas de diversa índole. A nivel mundial la tendencia del Derecho Constitucional es a asimilar la participación ciudadana a un derecho humano fundamental, con rasgos de derecho-deber, que trasciende más allá de un simple derecho positivo. Palabras Claves: democracia participativa - participación ciudadana - sociedad civil. THE CONSOLIDACION OF THE DEMOCRACY PARTICIPATIVE IN THE VENEZUELAN STATE. ABSTRACT. The democracy and their representative system find in the participation a key element for their invigoration for the opportunities that the same one offers, since this it legitimates the state work, it maximizes resources in the elaboration of social projects when their executioners are their beneficiaries, besides generating trust in the citizenship. Our Constitucion of 1999 prevent the civic participation as a traverse axis, embracing countless articles not considering it alone a right, but rather it is also a duty that we have the citizens of intervening in the polítical, civil and community life of the country. The principle participative welcomed by the constituent of the 99 had already been adopted by the legislator in the Organic Law of Municipal Régime and in the Penal Procedural Organic Code, foreseeing the civic participation in a direct way and in an indirect way. The juridical support to the institutionalism of the civic participation, it is conceived in the,bill of civic participation, the one which the mechanisms in order to make it effective. The civil society plays a protagonist paper in the invigoration of this new democracic culture and participative. The organizations of the civil society are instruments of agreement participation with the values and principies that guide them, they work without ends of lucre in the government's independent form in the search of solutions to problems of diverse nature. At world level the tendency of the Constitutional Right is to assimilate the civic participation to a fundamental human right, with features of right-duty that transcends beyond a simple positive right. Key words: democracy participative - civic participation - civil society. LA CONSOLIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA EN EL ESTADO VENEZOLANO. INTRODUCCIÓN I. DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN. 1.- La democracia como principio de convivencia. 2.- Democracia y ciudadanía. 3.- Participación y ciudadanía. II. MARCO JURÍDICO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA. 1.- La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 2.- La Ley Orgánica del Régimen Municipal. 3.- El Código Orgánico Procesal Penal. 4.- Proyecto de Ley de Participación Ciudadana. III. FORTALECIMIENTO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA. 1.- La sociedad civil. 2.- Las organizaciones no gubernamentales (O.N.G.). 3.- Las organizaciones políticas. IV LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL DERECHO COMPARADO. CONCLUSIÓN. BIBLIOGRAFÍA. INTRODUCCIÓN. La Participación de la sociedad civil en la vida pública, se torna imprescindible y es exigida por ella misma. El ciudadano puede y quiere participar en la determinación de los procesos que lo gobiernan, en la definición del marco político y social en el que vive y en la priorización de acciones e inversiones públicas que apunten a una mejor calidad de vida y a un desarrollo sustentable que solo en una democracia puede lograrse. El proceso transformador generado en nuestra Constitución de 1999 está orientado a promover la participación ciudadana como un eje transversal en el que el ciudadano va a tener ingerencia en la gestión pública de manera directa y activa, como también indirectamente en la escogencia de sus representantes. Los mecanismos que permiten al ciudadano participar en forma activa en los asuntos públicos y la gestión estatal están establecidos en la Ley de Participación Ciudadana que aún no ha sido aprobada, sin embargo creemos que estos ofrecen condiciones necesarias para la participación efectiva y activa de la sociedad, encaminada a vincular al ciudadano en la colaboración, fiscalización y evaluación de la labor de las instituciones públicas. El panorama que ofrece este proceso en la actualidad es el de un Estado que se percibe como antagonista de la sociedad civil y unos actores sociales, políticos y económicos que buscan conquistar espacios para la construcción de una sociedad mas fuerte, impulsando una modificación sustancial en las relaciones del Estado con la sociedad y con el ciudadano, rompiendo viejos esquemas y modernizando el andamiaje institucional. Se advierte el florecimiento de una sociedad mas plural y participativa; una sociedad eminentemente urbana que se convierte en un interlocutor multifacético, ganando independencia respecto de las instancias de control de sistema política y paralelamente va aumentando su nivel organizativo, su capacidad de gestión y sus demandas, convirtiendo el principio de participación en un elemento primordial en la dinamización y diseño de las políticas del gobierno. A nivel mundial las organizaciones de la sociedad civil alcanzan una mayor cobertura impulsadas por una ciudadanía organizada, producto de una lucha y acción sistemáticas donde diversos sectores de la sociedad buscan nuevos espacios para su interrelación. I. DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN. Las transformaciones sociales y políticas que han ocurrido a nivel mundial marcan en un período histórico en el cual la participación de la sociedad en la vida pública es reclamada como un complemento de la democracia representativa, lo que requiere una mayor interacción entre el Estado y la sociedad para crear espacios que faciliten el diálogo, la confianza y la credibilidad. La existencia de un equilibrio social dinámico que fomente la unidad con una conciencia democrática, no puede ser un proceso pasivo, requiere la construcción de un andamiaje social fuerte en el que se examinen los conflictos y las incompatibilidades entre las estructuras existentes, a fin de que la solución a los problemas emane de la aplicación de los procesos participativos, que estimulan la responsabilidad social y fomentan los valores democráticos. En tal sentido, la democracia participativa se traduce como el conjunto de mecanismos diseñados para que los ciudadanos intervengan en la gestión estatal, bien sea de manera directa o en forma indirecta. Estos medios de participación, consagrados de una manera innovadora en nuestra Constitución pueden resumirse en: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante. Formas estas de participación en las que se precisa de espacios de diálogo, por lo que es fundamental la cultura participativa en la elaboración de políticas públicas, no es suficiente su reconocimiento en la Constitución, es necesario la voluntad del Estado y la participación de la sociedad para que con esta nueva democracia participativa y protagónica se pueda lograr el progreso social, económico y político en el Estado venezolano. La democracia y su sistema representativo encuentran en la participación un elemento clave para su fortalecimiento por las oportunidades que la misma ofrece, ya que ésta legitima la labor estatal, maximiza recursos en la elaboración de proyectos sociales cuando sus ejecutores son sus beneficiarios y genera confianza en la ciudadanía. 1. La democracia como principio de convivencia. Nuestra democracia no sólo entraña una estructura social plural y participativa, sino la formación de todos los ciudadanos con un ánimo de respeto y tolerancia. La sociedad democrática actual, además de estar fundamentada en la libertad, la justicia y la equidad, es también un modo de vida, un principio de convivencia que está en la base de la misma funcionalidad de las estructuras, pues sin esa conciencia de respeto y tolerancia, sin ese espíritu de convivencia, no habrá verdadera democracia. La sociedad actual exige su participación activa en las políticas públicas por lo que el papel del Gobierno de la República es fundamental para garantizar el efectivo funcionamiento de nuestro sistema democrático y fortalecer el sistema de representación con elementos de democracia participativa. El Estado está obligado a contribuir a la transformación de concepciones tradicionales sobre la manera de gobernar, promoviendo los mecanismos de interacción a través de los cuales, la participación de los ciudadanos en las políticas públicas se convierta en el elemento fundamental para el desarrollo humano y sostenible. La democracia como principio de convivencia requiere que la integración del Estado y la sociedad civil, agentes de cambio individual y colectivamente se comprometan con una ética de servicio al país y con una profunda actitud de perfeccionamiento para lograr estructurar políticas tendientes a garantizar el cumplimiento de los fines del Estado, con un mayor compromiso y capacidad por parte de los ciudadanos para influir en las decisiones gubernamentales. Es necesario el respeto hacia la libertad de expresión, la igualdad de oportunidades, las elecciones, la división de los poderes y autonomía de las instituciones; si estas condiciones no existen es difícil hablar de una verdadera democracia. 2.- Democracia y ciudadanía. Fortalecer una cultura democrática para consolidar la voluntad mayoritaria de vivir en un régimen de plenas libertades se ha convertido en un imperativo, implica desarrollar políticas consecuentes con dicho propósito a través de la redefinición del papel del Estado como facilitador de la acción de diferentes sectores de la sociedad y la potenciación de la sociedad civil como reconstructora de la esfera pública. La ciudadanía, entendida como la identidad que debe manifestar la persona cuando se relaciona con las instituciones estatales, y la única que las instituciones estatales reconocen como legalmente válida para relacionarse con las personas, es el elemento mediador de la relación entre la sociedad y el Estado, consiste en la participación real y activa de las personas a partir de la asunción responsable de los deberes y derechos en los terrenos político, económico, social y cultural. El estudio de la ciudadanía ha sido abordado desde distintos tópicos; los teóricos demócratas liberales han elaborado un concepto de ciudadanía que, al abogar por un significado de ciudadanía que implica el acceso a los derechos políticos, tiene como objetivo alcanzar la igualdad de derechos de los ciudadanos frente al Estado, su fundamento está en la antigua filosofía griega que separaba lo público de lo privado y reproducida en los tiempos modernos por los teóricos del contrato social. El valor político de la ciudadanía está conceptualmente ligado a la esfera pública y, por ende, limitado espacialmente. Alcanzar la ciudadanía significa ganar acceso al sistema político a través de procedimientos como el voto. Desde esta perspectiva, la ciudadanía sólo puede entenderse en un contexto de obligaciones y deberes, de autonomía y tolerancia. No ofrece garantías de respeto por la autonomía colectiva, lo que expresa es un respeto por el pluralismo culturalmente homogéneo, una concepción universal de ciudadanía. Para los republicanos el ciudadano debe tener constantemente abierta la posibilidad de participar en la determinación de los destinos de su comunidad, de ser creativo y no un mero recipiente de derechos y de bienes distribuidos. Similar al modelo liberal, esta teoría parte del convencimiento de que para satisfacer la autonomía es necesario que desde las instancias del poder político se aseguren las bases sociales que la hagan posible, pero no desde un plano abstracto y reduccionista. El sistema de deberes del ciudadano debe respetar los significados culturales de los recursos que median en sus relaciones. A pesar de la virtud teórica frente a la concepción liberal clásica, la concepción republicana no resuelve la cuestión de su aplicación práctica. Efectivamente, la permanente posibilidad de intervención de la ciudadanía en la determinación de los destinos de su propia comunidad puede simplemente paralizar la actuación estatal, constantemente amenazada por las coyunturas, sin posibilidad de tener un sentido a largo plazo. La tradición histórica sociológica ha desarrollado un enfoque diferente de ciudadanía, al considerar que los tópicos mencionados interpretan a esta última como un medio para participar en un sistema dado, pero que una vez que se alcanza la participación, no hay necesidad de nuevas luchas por la ciudadanía. El concepto de ciudadanía remite al de identidad, por lo que es posible considerar que la construcción de ciudadanía debe darse en tres planos: en el nivel político (expresado por la práctica política), en el de las condiciones económicas (hoy marcadas por los procesos de globalización) y en el de la sociedad como Estado organizado. El status de ciudadano se adquiere a través de complejos procesos de socialización que inculcan en las personas el sentido de pertenencia a la sociedad. En las sociedades modernas la ciudadanía subyace a las demás identidades permitiendo manejar los conflictos que pudieran surgir entre quienes tienen distintas ideologías ya que esto ayuda a cultivar la virtud política de la conciliación. En consecuencia, no es suficiente formar hombres, es necesario formar también ciudadanos, no hay un modelo de ciudadano o ciudadana ejemplar, sino mas bien debemos reconocer a esos hombres y mujeres concretos, existentes en sus múltiples y conflictivos procesos de conformación de su ser ciudadano. La sociedad democrática, tanto nacional como universal requiere un modelo de ciudadano consciente de los derechos que deben ser respetados, del mundo cívico con sus conciudadanos, de su autonomía personal para ejercer una participación responsable; lo que significa crear espacios sociales independientes de los gobiernos, en los que se desenvuelvan estos actores comprometidos con el bienestar de la nación. El ejercicio de la ciudadanía es un proceso permanente que se articula en las diversas esferas de la vida, relacionadas con la pertenencia a una determinada comunidad con el propósito de desarrollar acciones destinadas a gestar su propio destino. 3. Participación y ciudadanía. La participación ciudadana entendida como el proceso mediante el cual la ciudadanía se involucra en forma individual y colectiva, para incidir en la formulación, ejecución y *valuación de políticas, programas y proyectos de carácter público en todos los niveles territoriales e institucionales para lograr el desarrollo humano sostenible, en corresponsabilidad con el Estado, tiene múltiples variantes que generan diversas expectativas para el. actor social que participa, quien además de ser parte se responsabiliza en los procesos de decisión de las instancias públicas en las que se involucra y surge la corresponsabilidad por su ingerencia efectiva en alguna fase anterior a la decisión que finalmente pueda adoptarse por los órganos competentes para decidir. La participación comprende tanto a los entes colectivos organizados con cierta permanencia, como a las agrupaciones coyunturales y transitorias que se formen, también á la posibilidad de intervención de carácter individual, que pueda plantearse de acuerdo a las circunstancias de cada caso. Es una consecuencia de la atribución de la soberanía popular, si del pueblo emanan todos los poderes del Estado, es lógico que el proceso político se fundamente en la participación de todos los ciudadanos como miembros de una comunidad política y como tales, titulares de un conjunto de derechos de naturaleza sustancialmente participativa, al permitirles su intervención en la conformación de la voluntad de esa colectividad, que en definitiva, es la voluntad estatal, la base misma del principio de legitimidad democrática, pues si del pueblo emanan todos los poderes del Estado, estos deben responder a la voluntad de los ciudadanos libremente manifestada. Los detentadores de los poderes públicos deben estar conscientes de la significativa importancia de la participación ciudadana, la cual forma parte del cambio que se busca alcanzar en la relación de los ciudadanos con el Estado para el logro de la eficiencia del sector público a través de las instituciones públicas, en función de los mismos ciudadanos quienes son en definitiva los usuarios de los servicios que ellas prestan. La participación ciudadana ha propiciado una sociedad plural que se convierte en interlocutora, ganando independencia respecto de las instancias de control del sistema político, aumentando su nivel organizativo, su capacidad de gestión y sus demandas, transformando así las características de la sociedad, tanto en sus formas organizativas y de acción, como en el contenido y orientación de sus demandas. La democracia y su sistema representativo ven en la participación un elemento clave para el fortalecimiento de las oportunidades que la misma ofrece, se justifica un proceso de transformación que conlleve a una verdadera participación, tal como lo ordena la Constitución. La consolidación de la participación ciudadana como uno de los rasgos distintivos del nuevo ordenamiento jurídico-constitucional vigente en nuestro país, significa que no puede concebirse la aplicación de una estrategia para el desarrollo sustentable sin la intervención de la sociedad civil; el desarrollo de un país está muy relacionado con la participación de su ciudadanía. II. MARCO JURÍDICO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA. Nuestro ordenamiento jurídico se plantea desarrollar un nuevo tipo de sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural, tal como lo señala el preámbulo de la Constitución de 1999, diseñando mecanismos para que los ciudadanos intervengan en la gestión estatal, bien de forma directa o bien de manera indirecta. El Estado social de Derecho concebido por nuestro constituyente, se nutre de la voluntad de los ciudadanos expresada libremente por los medios de participación política y social para conformar el Estado democrático, no sólo el Estado debe ser democrático, sino también la sociedad. Para garantizar los fines del Estado se establece que la educación y el trabajo son los procesos fundamentales, así las organizaciones sociales y los ciudadanos tienen el deber y el derecho de concurrir a la instauración y preservación de esas condiciones mínimas con igualdad de oportunidades, aportando su propio esfuerzo, vigilando y controlando las actividades estatales, concientizando a los demás ciudadanos de la necesaria cooperación recíproca, promoviendo la participación individual y comunitaria en el orden social y estatal, censurando la pasividad, la indiferencia y la falta de solidaridad. 1. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. El régimen democrático consagrado en el preámbulo de la Constitución supone como objetivo supremo establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica; en un Estado de justicia, de tipo federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común la integridad territorial y la convivencia bajo el imperio de la ley. Nuestra Constitución prevé diferentes formas de participación, invita a la ciudadanía a participar a través de la participación ciudadana en condiciones mínimas de igualdad de oportunidades para que todos los venezolanos puedan desarrollar libremente su personalidad, jugando el Estado el rol de ser un instrumento al servicio de la sociedad. El artículo 6 de la Constitución expresa con relación á nuestro gobierno que "es y será siempre democrático, participativo"... alude a una vocación de permanencia, y señala atributos del gobierno en el que se concibe la participación como uno de ellos. Así comienza el articulado de nuestro texto fundamental, fomentando la participación desde el gobierno mismo. En el capítulo referido a los Derechos Civiles, se establece la posibilidad de la participación de los ciudadanos en su defensa, en efecto el artículo 55 le confiere a toda persona el derecho a la protección por parte del Estado, a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. Dentro de este contexto, abre la posibilidad a los ciudadanos para su participación en los programas destinados a la prevención, seguridad ciudadana y administración de emergencias, remitiéndolos a la ley especial. En cuanto a los derechos políticos en el artículo 62 incluye la participación como una forma del ejercicio de los derechos políticos, otorgándole el derecho a todos los ciudadanos de participar libremente en los asuntos públicos, confirmando así lo señalado infra, con relación al artículo 6. Además, declara que la participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo tanto individual como colectivo. Por otra parte, es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones mas favorables para su práctica. Los medios que se ofrecen para la participación están contenidos en el artículo 70, según el cual son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico, las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, las empresas comunitarias y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad. El establecimiento de las condiciones para el efectivo funcionamiento de estos medios de participación se le encarga a la ley, la cual consideramos prioritaria para el desarrollo del nuevo sistema político que la Constitución crea, sin embargo dicha ley aún está en la Asamblea Nacional en discusión. El artículo 102, orientado igualmente en este espíritu del constituyente en la concepción protagónica de la participación, considera a la educación como un servicio público, fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática, basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciados con los valores de la identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal. Humberto Njaim destaca, con relación a esta disposición lo siguiente: ... "no sería cualquier tipo de participación sino aquella que fomenta los procesos de transformación social consustanciados con los valores de la identidad nacional y con una visión latinoamericana y universal".1 Otra de las innovaciones que el constituyente incorpora a la Constitución es la referida a los derechos de los pueblos indígenas, dentro de este conjunto de normas que reconocen y protegen los derechos de este sector de la sociedad, el artículo 125 consagra expresamente el derecho de los pueblos indígenas a la participación política. El Estado garantizará la representación indígena en la Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes de las entidades federales y locales con población indígena, conforme a la ley. Por último, en el artículo 132 constitucional, se concibe como un deber de toda persona el cumplir sus responsabilidades sociales y participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y difundiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y la paz social. Toda esta enumeración de medios de participación es meramente enunciativa, pues son muy variadas las formas mediante las cuales la sociedad podría incidir en dichos procesos. La participación ciudadana, abarca innumerables artículos en nuestro texto constitucional, prácticamente toda la Constitución es transversalizada por la participación como condición del ejercicio de la democracia, considerándola no solamente un derecho, sino que es también un deber que tenemos los ciudadanos de intervenir en la vida política, civil y comunitaria del país, garantizando así el ordenamiento jurídico constitucional a los venezolanos su participación en términos de igualdad, justicia y libertad en todos los ámbitos de la vida ciudadana. 2. La Ley Orgánica de Régimen Municipal. La democracia participativa acogida por el Constituyente de 1999, ya el legislador venezolano la había adoptado a partir de 1978 con la aprobación de la Ley Orgánica de Régimen Municipal, al ofrecerle a la comunidad nuevos mecanismos de participación, advirtiendo cambios en el esquema representativo y comenzando así a percibir la democracia participativa. Posteriormente con la reforma a dicha ley en 1989 se ratifican estos mecanismos de participación política fundamentalmente se canalizan a través del ciudadanovecino directamente, así por ejemplo: la revocatoria del mandato, el referéndum, la iniciativa para la creación de entidades locales, la solicitud de reconsideración de ordenanzas, la pérdida de la investidura, los cabildos abiertos, la vigilancia vecinal y los controles patrimoniales; esta participación se realiza a través de los vecinos, bien como ciudadanos individuales o bien de una manera colectiva. Es indudable que las asociaciones de vecinos surgen ante la necesidad de los ciudadanos de participar frente a la actuación del poder público, igualmente se promueve la incorporación ciudadana en la gestión pública consagrando una serie de mecanismos con el fin de que la ciudadanía a nivel local se incorpore en la tarea de decisiones a través de instrumentos de control público y patrimonial sobre las autoridades municipales. Con este avance a nivel local, se da inicio a la transformación de nuestro sistema de democracia representativa que hemos tenido a través de nuestra vida republicana, para comenzar a abrir espacios a un sistema de democracia participativa que está emergiendo y que debe ser fortalecida a través de estrategias de desarrollo social, educacional, cultural y científico para un desarrollo social justo y equilibrado a nivel local. 3. El Código Orgánico Procesal Penal. La reforma del Código Orgánico Procesal Penal que entra en vigencia el 1ro de julio de 1999, establece la posibilidad de que los ciudadanos participen activamente en los procesos penales como protagonistas fundamentales en la administración de justicia, convirtiéndose así en agentes esenciales para el nuevo proceso. La participación ciudadana se concibe en el ordenamiento jurídico procesal penal como un derecho-deber, ya que todos los ciudadanos tendrán el derecho a ser juzgados por sus iguales y el deber de participar en la justicia penal, ya sea como agentes activos o simplemente como espectadores. Prevé la participación de los ciudadanos en el proceso penal de una manera directa cuando participan como juzgadores, bien como escabinos o jurados; y en forma indirecta como espectadores en las salas de audiencia, ya que el mismo proceso requiere de su presencia para controlar, validar y democratizar las decisiones de quienes les corresponde administrar justicia. 4. Proyecto de Ley de Participación Ciudadana. Una de las leyes pendientes, destinada a darle soporte jurídico a la nueva institucionalidad de la participación ciudadana, bajo el esquema de democracia participativa y protagónica es la Ley de Participación Ciudadana, en discusión actualmente en la Asamblea Nacional, cuyo carácter orgánico se justifica de conformidad con el artículo 203 de la Constitución, ya que dicha ley desarrollará derechos constitucionales, tales como el derecho a la participación, además servirá de marco normativo para el desarrollo de otras leyes. El objetivo general de este proyecto, está referido fundamentalmente al desarrollo de principios constitucionales, creando mecanismos directos de participación ciudadana, apoyados en el derecho que tenemos todos los venezolanos a formar parte en la formación ejecución y control de los asuntos de gestión pública para garantizar el pleno desarrollo tanto individual como colectivo. El Estado y la sociedad tienen el deber de fomentar y crear un ambiente favorable que permita la práctica ciudadana de la participación. Todos los órganos del Poder Público en sus diferentes niveles, están en la obligación de incorporar la participación ciudadana en todos los actos, leyes, ordenanzas, decretos y otras normas, reconociéndose la participación ciudadana como un derecho humano fundamental establecido no sólo en la Constitución sino también en convenciones y tratados internacionales. Se trata pues, de difundir la participación como el motor de toda la actividad del Estado y la sociedad, de allí su connotación filosófica de derechos progresivos que como eje transversal cruzan todo el quehacer social y todos los niveles del Poder Público. Los fines fundamentales que se persiguen en este proyecto de ley son, entre otros, el desarrollo de la persona humana; la consolidación de la sociedad democrática, participativa y protagónica; el fomento y el desarrollo de la organización social; la búsqueda de la superación personal de los ciudadanos, la erradicación de la pobreza y marginalidad; la eficiencia de los órganos del poder público en la toma de decisiones; la defensa de las libertades democráticas y los derechos humanos y la incorporación del pueblo soberano al efectivo ejercicio de la democracia participativa. Estos fines están íntimamente relacionados con los principios rectores de la participación que no son otros que aquellos que la conciben como una política integral y obligación del Estado, que le permite a toda la sociedad, sin discriminación de ningún tipo, la libre expresión de sus ideas y su incorporación en la toma de decisiones. En definitiva debe desarrollarse la participación en el plano legal como principio fundamental de la organización y actuación de la administración pública. Los recursos para la participación los clasifica en humanos o técnicos, económicos o financieros y organizativos o institucionales, todos invalorables para el proceso participativo. Se establece también el principio de la coparticipación entre el sector público y el privado para el financiamiento y ejecución de la participación, y por otra parte se prevé el principio de la rendición de cuentas y los convenios de ejecución. En cuanto a la educación para la participación, desarrolla el artículo 102 constitucional, señalándole a las diferentes instancias gubernamentales su obligación de establecer mecanismos de cooperación con las organizaciones representativas de los diferentes sectores de la sociedad para crear los programas dirigidos a lograr la educación ciudadana, dentro del sistema educativo formal o en programas dirigidos a la capacitación de las comunidades. La promoción de la educación ciudadana es tarea de todas las instituciones del Estado que por naturaleza están en contacto directo con la población para darle a conocer sus derechos y así construir una nueva cultura ciudadana. Recientemente el presidente de la Asamblea Nacional, consignó ante la Comisión de Participación Ciudadana Desarrollo Regional y Descentralización del Parlamento, una propuesta para ser incorporada al proyecto de ley de participación ciudadana, aprobada en primera discusión por la plenaria, dicha propuesta consta de 49 artículos dirigidos a normar los referendos, consultivo, revocatorio, aprobatorio y abrogatorio a fin de establecer los mecanismos con base en la Constitución para que el pueblo participe de manera efectiva y activa en las grandes decisiones nacionales; con ello se evitaría la aprobación de una ley específica de referendos. Una vez que este proyecto de ley entre en vigencia, creemos contar con las herramientas suficientes que le permitan al ciudadano participar directamente en los asuntos públicos y la gestión estatal. En el espacio regional, la Comisión Legislativa del estado Aragua está trabajando en el proyecto de Ley Regional de Participación Ciudadana, promoviendo la democracia protagónica, este proyecto pretende evolucionar el concepto de habitante hacia el ciudadano para permitirle el acceso a la administración pública. Tres órganos de rango constitucional serán los medios para la participación: el Consejo Local de Planificación Pública, el Consejo de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas y el Consejo Federal de gobierno, instituciones estas conformadas por actores institucionales y miembros de la sociedad civil que se desenvuelven en espacios políticos territoriales definidos, sobre el fundamento de intereses nacionales y específicos en función de las necesidades locales. Crea estructuras de participación como el Consejo Regional Ciudadano, el Consejo Local de Planificación, las juntas parroquiales, asambleas de ciudadanos y asociaciones de vecinos. Maneja formas de participación directa de los vecinos en el proceso administrador, a través de la creación de pequeñas empresas para mejorar la eficiencia de los servicios que competen al poder público, transferencia de recursos administrativos y de servicios públicos a las parroquias, la cogestión y la autogestión con mecanismos suficientes para activar la mano de obra de los miembros de la comunidad. La reivindicación de la asamblea de ciudadanos como la voluntad soberana de participación en el gobierno. III. FORTALECIMIENTO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA. La participación activa y amplia de los ciudadanos es esencial para el mejor funcionamiento de las diferentes instancias gubernamentales; el hecho de que la sociedad comparta con el Estado la responsabilidad de la toma de decisiones facilita la ejecución de los planes y programas, y permite la ruptura de estructuras de gobierno dirigidas a la preservación de grupos de poder. La consolidación de la participación ciudadana en estos momentos de crisis que atraviesa nuestro país, confirma que no puede concebirse la aplicación de una estrategia para el desarrollo sustentable sin la intervención de la ciudadanía; hay una relación de reciprocidad y complementariedad entre el Estado por un lado y la ciudadanía por el otro, dinamizando el diseño de las políticas públicas. Actualmente las organizaciones de la sociedad civil han alcanzado un mayor protagonismo impulsadas por una ciudadanía organizada que ha abierto espacios para la construcción y transformación de la realidad social en la gestión de su propio desarrollo, esta connotación de la participación ciudadana en la gestión pública y en la formación activa de alianzas con todos los sectores sociales es cada vez mas reconocida por el gobierno, quien es uno de los actores sociales del desarrollo y debe asumir su rol definiendo su participación a través de la política del Estado basada en la participación. 1. La Sociedad Civil. El concepto de sociedad civil implica múltiples significados por lo que definirla de manera precisa es difícil, se trata de una esfera, creada históricamente, de derechos individuales y asociaciones voluntarias en la que la concurrencia políticamente pacífica de unos con otros en la persecución de sus respectivos asuntos, intereses e intenciones privadas está garantizada por una institución pública llamada Estado. Es una porción de la sociedad que emerge de manera espontánea a raíz de necesidades sentidas en personas, familias y grupos que exigen determinada conducta para alcanzar fines colectivos. La sociedad civil está ubicada en el espacio público intermedio entre el gobierno y lo familiar, sin oponerse al Estado, no forma parte de él. Puede afirmarse que ayuda a profundizar la democracia fortaleciendo la participación, sin rehuir la política ni los problemas económicos se auto organiza y sin perseguir fines de lucro, hace suyos valores como la solidaridad y la responsabilidad. Actualmente la sociedad civil ha alcanzado una importancia trascendente a nivel mundial, la reinterpretación de las sociedades modernas mas desarrolladas ha sido necesaria para comprender los cambios fundamentales en su necesidad de participación, se esfuerzan en encontrar estrategias para resolver los problemas que los aquejan planteando una manera distinta de gobernar en las sociedades democráticas. Aún no contamos con disposiciones legales que reglamenten quiénes conforman la sociedad civil, que por supuesto es de todos los venezolanos y de la que deben excluirse las organizaciones políticas, eclesiásticas y militares, debido a que ellas no podrían ser legítimas representantes de esa sociedad no política, por cuanto poseen reglas internas que en mayor o menor medida pueden condicionar o limitar su independencia, sin embargo están muy cerca de la comunidad y conocen sus necesidades y aspiraciones por lo que perfectamente podrían ser sus fieles representantes. La sociedad civil venezolana tiene su origen en movimientos vecinales que tuvieron lugar en los inicios de la década del 70 como un equilibrio ante los abusos de las autoridades gubernamentales y en favor de una mejor calidad de vida, como un instrumento para alcanzar objetivos comunes de los vecinos y las familias. A medida que las necesidades de orden urbanístico fueron satisfechas debido a sus luchas, las asociaciones de vecinos se fortalecieron y se extendieron hacia otros niveles de participación política. Un ejemplo de esta participación vecinal lo constituye en 1977 la Federación de Comunidades Urbanas (FACUR) que agrupaba a todas las asociaciones vecinales del país en la cual se plantearon una serie de propuestas a fin de modificar en la vida local lo relativo al sistema electoral, la capacidad administrativa de los gobiernos locales, la necesidad de crear diversas instancias de participación política, materializándose estas aspiraciones en la Ley Orgánica de Régimen Municipal de 1978, luego en la modificación que se le hace a dicha ley en 1989 se concreta la figura del alcalde electo por decisión popular; de esta forma ha contribuido la sociedad civil al fortalecimiento de la participación ciudadana. A partir de la década del 80 la sociedad civil venezolana es apoyada por la "NATIONAL ENDOWEMENT FOR DEMOCRACY" (NED), organización sin fines de lucro adscrita al Congreso de Estados Unidos, creada y financiada por éste desde el año 1984, orientada a fortalecer las organizaciones de la sociedad civil desde una perspectiva institucional, bajo el principio de que la libertad es una aspiración humana y universal que puede ser alcanzada a través del desarrollo de las instituciones democráticas. Básicamente su interés es difundir las instituciones democráticas, fomentar la sociedad civil y el Estado de Derecho, proteger los espacios disponibles para medios independientes, partidos políticos, sindicatos y grupos empresariales. La NED recibe un presupuesto anual del Congreso de Estados Unidos y apoya económicamente a cuatro instituciones: el Instituto Internacional Republicano; el Instituto Democrático Nacional; el Centro Internacional para la Empresa Privada y el Centro Americano para la Solidaridad Laboral Internacional. Se encargan, a su vez, de financiar a sus beneficiados a nivel mundial, tales como O.N.G., universidades, institutos, medios, coaliciones y sindicatos. Además de la NED también contamos con el apoyo de organizaciones tales como la Fundación de Partidos de Alemania, Agencias de Gobiernos, organismos multilaterales y otras agencias de ayuda mas grandes como la ONU. 2. Las Organizaciones No Gubernamentales El ciudadano, como usuario, consumidor o simplemente vecino ha logrado efectivamente incorporarse en el proceso de formulación de políticas y toma de decisiones para el mejor funcionamiento del Estado, ciertamente la sociedad civil organizada se ha convertido en fiel representante y defensora de intereses de la comunidad por lo que suele ser vista por la población con gran entusiasmo a pesar de la desconfianza que generan en los Estados, quienes las consideran como una amenaza de las muchas que se ciernen sobre su soberanía. A través de la participación las O.N.G. han logrado un protagonismo en la sociedad que nadie puede discutir, trabajan sin fines de lucro en una forma independiente del gobierno en la búsqueda de soluciones a problemas sociales, políticos, de derechos humanos, ecológicos, de salud, cultura, etc., su preocupación por el desarrollo de los países y su combatividad les ha otorgado una notable y destacada posición en el ámbito de la sociedad civil, representando mas participación, universalismo, autogestión y mas eficacia. Para lograr los cambios que deseamos es imperativo que una gran parte de la sociedad se involucre en dichas transformaciones, siendo la fuerza de la sociedad civil organizada la que generará los mecanismos de control por la vía del derecho, generando espacios para este proceso que esta viviendo Venezuela con la participación ciudadana. 3.- Las Organizaciones Políticas. Las organizaciones políticas además de ser el instrumento fundamental para la participación política, concurren a la formación de la voluntad popular y evidencian el pluralismo político. Bobbio, expresa "uno de los modos mas frecuentes de definir a los partidos políticos es el de mostrar la función de articulación, de agregación y de transmisión de las demandas que provienen de la sociedad civil y están destinadas a resultar objeto de decisión política"' Las organizaciones estatales democráticas precisan de los partidos políticos, en ellas éstos son indispensables, esta inclusión de distintas ideologías es un elemento esencial de la democracia. Nuestra Constitución concibe el pluralismo político como un valor fundamental, lo que sugiere pluralidad de actores y un componente consustanciado con la teoría democrática de nuestro tiempo, lo cual es canalizado a través de las normas que fomentan el derecho de asociación política, con una opinión pública abierta, surtida y plural en los canales a través de los cuales transita la información que repercute en la consulta institucionalizada, en la distribución del poder público en variadas estructuras estatales especializadas funcionalmente, en la convergencia de la realización de los fines del Estado y el respeto de los derechos de las minorías. Tanto los partidos políticos como las organizaciones de la sociedad civil buscan ser expresión de los anhelos de la comunidad, pero se diferencian fundamentalmente en el objetivo que persiguen, para la sociedad civil el poder no es su fin u objetivo, no tienen la capacidad, ni la potestad, ni el interés de sustituir a los partidos políticos; mientras que para las asociaciones políticas su fin u objetivo principal es alcanzar el poder. Sin embargo en este renacer de la sociedad civil, en la que ésta ha surgido en la misma medida que aquéllos, inclusive podríamos afirmar que los ha desplazado, no tendría nada de extraño que de allí nacieran agrupaciones políticas por la relevancia de sus líderes. Las organizaciones políticas contribuyen en gran medida a fomentar la participación ciudadana, ya que con sus líderes a la cabeza la promocionan y fortalecen. IV. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL DERECHO COMPARADO. La tendencia del Derecho Constitucional Moderno evidenciada en los acuerdos, convenios y tratados acordados entre los diferentes países del mundo es a asimilar la participación ciudadana a un derecho humano fundamental, con rasgos de derecho-deber, que trasciende mas allá de un simple derecho establecido en el ordenamiento positivo, una obligación y deber del ciudadano que derive en el ineludible deber del Estado de crear los mecanismos institucionales para que la sociedad civil acceda a la autorrealización del hombre, a la formación de la voluntad del Estado, a la construcción de la sociedad sustentada en los principios de justicia social, corresponsabilidad ciudadana y el reconocimiento de la progresividad de los derechos y su protección por parte del Estado y la sociedad. Jurídicamente sea que las declaraciones de derechos estén incorporadas en normas internacionales, sea que hayan sido previstas en -el derecho interno y en consecuencia formen parte de las Constituciones, no son declaraciones constitutivas de los mismos, simplemente tienen carácter declarativo, de reconocimiento de derechos que en la práctica son reconocidos como inherentes a la persona humana. En América Latina, de manera progresiva y continúa se ha ido incorporando en la Constituciones, la cláusula enunciativa de los derechos de la personas, conforme a la cual se señala expresamente que la declaración y enunciación de los derechos que se hace en los textos constitucionales no puede entenderse como negación de otros, que no estando enumerados en ellos, son inherentes a la persona humana o a su dignidad. Esta cláusula la acoge nuestra Constitución en el artículo 22 al prescribir que: "La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos" 3 Asimismo cláusulas de este tipo, son recogidas por otras Constituciones, como en el caso de nuestra hermana República de Colombia, que en su artículo 94 precisa: "La enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigente, no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuran expresamente en ellos". 4 La Constitución de la Nación de Argentina, señala en su articulo 33 que: "Las declaraciones derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno". 5 La Constitución Política del Perú, establece que: "La enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se funden en la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno" (Artículo 3).6 Por su parte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en su primer considerando sostiene que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, luego agrega que los pueblos de la Naciones Unidas han reafirmado en la carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto mas amplio de la libertad. Estos principios evidencian el interés supremo que tienen las naciones de impulsar en sus normas internas, mecanismos que faciliten el pleno desarrollo de la libertad, la igualdad, la justicia y la participación ciudadana, como medio de defensa de la dignidad y respeto de la persona humana. Luego, en el desarrollo de la Declaración, se señala en el artículo 21, que: 1 °) Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes directamente escogidos. 2°) Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. 3°) La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal, e igual, y por voto secreto en otro procedimiento que garantice la libertad de voto. En este contexto la Convención Americana sobre derechos humanos, suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, en su Preámbulo reconoce que los derechos del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos. En el artículo 23 de esta convención se establece el derecho de todos los ciudadanos de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos. El derecho de votar y ser elegido en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libe expresión de la voluntad de los electores y tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país. La participación ciudadana es acogida en el Derecho Comparado, así encontramos que en España, su Constitución reconoce en el artículo 23.1 que: "Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal".7 Esta disposición alude a las formas por las que se puede institucionalizar el principio participativo, bien sea de manera directa, pero en una forma moderada, el texto constitucional contempla la participación directa con mucha cautela, también la participación puede hacerse a través de representantes elegidos, configurándose así la participación indirecta. El artículo 9.2, le atribuye a los poderes públicos la facultad de facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. El texto constitucional español acoge manifestaciones del principio participativo al permitirle a los ciudadanos ejercer la acción popular y participar en la administración de justicia mediante la institución del jurado, en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine, así como en los Tribunales consuetudinarios y tradicionales. (Artículo 125). El artículo 105 contempla una triple modalidad en cuanto a la participación ciudadana en la Administración Pública, a saber: la audiencia de los ciudadanos, directamente o a través de la organizaciones y asociaciones reconocidas por la ley, en el procedimiento de las disposiciones administrativas que les afecten; El acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, salvo en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de los delitos y la intimidad de las personas y el procedimiento a través del cual deben producirse los actos administrativos, garantizando, cuando proceda, la audiencia del interesado. Prevé asimismo, la participación de los interesados en la seguridad social y en la actividad de los organismos públicos cuya función afecte directamente la calidad de vida o el bienestar general. (Artículo 129.1). Por último, establece que los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán las cooperativas. (Artículo 129.2). Por su parte, la Constitución Colombiana también acoge el principio participativo al establecer que todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político, para hacer efectivo este derecho, puede: elegir y ser elegido; tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares y otras formas de participación democrática; constituir partidos, movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna; formar parte de ellos libremente y difundir sus ideas y programas; revocar el mandato de los elegidos en los casos y en la forma que establecen la Constitución y la ley; tener iniciativa en las corporaciones públicas; interponer acciones públicas en defensa de la Constitución y la ley; acceder al desempeño de funciones y cargos públicos, salvo los colombianos, que tengan doble nacionalidad. Establece el deber que tienen las autoridades de garantizar la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de la administración pública (Artículo 40). El Estado y la sociedad garantizan la participación activa de los jóvenes en los organismos públicos y privados que tengan a cargo la protección, educación y progreso de la juventud (Artículo 48). Se aprecia claramente que dicho texto constitucional propicia tanto la forma directa como la indirecta de participación. La nueva Constitución Política del Perú de 1993, confiere a toda persona el derecho a participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la nación. Los ciudadanos tienen, conforme a la ley, los derechos de elección, de remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa y de referéndum (Artículo 2.17). En este texto constitucional la participación ciudadana es concebida de una manera tímida, el constituyente no asume de manera decisiva y franca el principio de la participación ciudadana no señala los mecanismos mediante los cuales el Estado y la sociedad fomentaran la participación. CONCLUSIÓN. La sociedad democrática, participativa y protagónica concebida por el constituyente venezolano de 1999, reclamada como un complemento de la democracia representativa, ha sido un gran avance en nuestro ordenamiento jurídico-constitucional, cuyos principios están dentro de las tendencias marcadas por las nuevas evoluciones y teorías doctrinales sobre el Estado. La autonomía conformada por la sociedad civil y el Estado dando como resultado la participación directa y libre de todos los ciudadanos, ya que no se concibe ningún individuo sin participación efectiva, la cual no se restringe a la esfera política, abarca también lo social, económico, cultural y familiar. Además de constituir un derecho-deber de todos los venezolanos y una obligación del Estado garantizar los mecanismos para el efectivo funcionamiento de la democracia participativa. Fortalecer una cultura democrática es imperativo, conlleva a redefinir el rol del Estado como facilitador de la acción de los diferentes sectores de la sociedad civil como reconstructora de la esfera pública. En la actualidad no contamos con disposiciones legales que reglamente quienes conforman la sociedad civil, creemos que de ellas deben excluirse las organizaciones políticas, militares y eclesiásticas por cuanto ellas poseen reglas internas, que en mayor o menor medida pueden limitar su verdadera independencia. La participación ciudadana prevista en nuestra Constitución como un eje transversal, debe ser informada, enmarcada en un proceso ágil y sencillo para que efectivamente produzca un mejoramiento en la ejecución de políticas públicas, concientizando la responsabilidad ciudadana en el procedimiento participativo e involucrando a la sociedad; lo que a su vez incrementa la legitimidad del gobierno. En el Derecho Comparado se aprecia la tendencia a acoger la participación ciudadana, no solo a través de los acuerdos, convenios y tratados acordados por los diferentes países del mundo, sino que también se evidencia de los ordenamientos jurídico-constitucionales de muchos Estados, tales como España, Colombia, Perú y Argentina. La modernización del Estado debe ser concebida proceso de reforma política orientada a consolidar el sistema democrático participativo ya que la vigencia efectiva de un Estado de Derecho es condición esencial para un funcionamiento. Hay una relación de reciprocidad y complementariedad entre esa modernización del Estado y el fortalecimiento de la sociedad. En fin, para garantizar la consolidación de la democracia participativa en el Estado venezolano, precisamos fortalecer el sistema democrático, creando espacios para la participación, en los que la división de los poderes sea efectivamente acorde con la doctrina de Montesquieu, para asegurar la efectiva vigencia de contrapesos y equilibrios entre los mismos. NOTAS 1 Njaim, Humberto. "El Sistema Político, Democracia y Participación: Principios Rectores y consecuencias" Revista de la Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. La Constitución de 1999. Pág. 365. 2 ARRÁIZ, Lucca, Rafael, "Partidos políticos y sociedad civil: ¿dos caras de la misma moneda? El Nacional. Cuerpo A, pág. 8 del 7-06-2002. 3 Artículo 22 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial N° 5.453 extraordinaria del 24 de marzo de 2000. Vadel Hermanos Editores. 4 Artículo 94 de la Constitución Política de Colombia. Editorial Temis, Santa Fe de Bogotá. 1991. 5 Artículo 33 de la Constitución de la Nación Argentina. Ediciones Ciudad Argentina. Buenos Aires Argentina. 1995. 6 Artículo 3 de la Constitución Política del Perú aprobada por el Congreso Constituyente Democrático y ratificada por el pueblo peruano en el referéndum del 31 de octubre de 1993. 7 Artículo 23.1 de la Constitución Española de 1978. Civitas Biblioteca de Legislación. Decimosexta edición actualizada. Septiembre 2000. BIBLIOGRAFÍA AROCHA, Carlos Guillermo. "Partidos Políticos Democracia y Constitución". Revista con las ponencias del IV Congreso de Derecho Constitucional en homenaje al Dr. Humberto J., La Roche. Universidad Católica Andrés Bello. Editorial Texto. Caracas. Venezuela. 2000. BIDART CAMPOS, Germán J. "El Derecho de la Constitución y su Fuerza Normativa."Sociedad Anónima Editorial Comercial, Industrial y Financiera. Buenos Aires. 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