EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS 1.14. EL SECRETARIO JUDICIAL Y LA ACTIVIDAD D E ORDENACIÓN «No hay nada en el mundo tan engañoso como nuestro propio juicio» (Leonardo de Vinci). La LOPJ, al tratar el impulso procesal, establece que el órgano jurisdiccional dará de oficio al proceso el curso que corresponda, dictando al efecto los proveídos necesarios (art. 237) sin atribuir en concreto tal función a unos u otros integrantes del Juzgado o Tribunal. Lo que apoya nuestra tesis de considerar al Secretario como elemento integrante de aquél ya que, tras la entrada en vigor de la LOPJ, corresponde al titular de la fe pública el dictado o propuesta de resoluciones que vayan directamente encaminadas a dar a los autos el curso ordenado por la ley (art. 288). De esta forma, será el Secretario judicial el encargado de velar por el debido cumplimiento de los tiempos procesales y por un adecuado encadenamiento de las actuaciones procesales constituyendo tal función una garantía de inestimable valor en relación al derecho a la ejecución de la sentencia y, en general, a un proceso público sin dilaciones indebidas. En suma, este grupo contiene funciones dirigidas a impulsar y ordenar el proceso con la clara finalidad de evitar toda paralización del procedimiento; lo que se materializará fundamentalmente a través del dictado de diligencias de ordenación, la dación de cuenta y las propuestas de resolución. Supone todo ello un haz de facultades directamente encaminadas a la consecución de un proceso sin dilaciones indebidas, en claro ejercicio del derecho constitucional que todos tenemos a la tutela judicial efectiva y cuya protección incumbe a Jueces y Tribunales, (art. 24.2 CE). La figura del Secretario vendría a constituir una garantía frente a la infracción de este fundamental derecho, es decir, siempre que se produce una paralización en un proceso, por causa no prevista en las leyes procesales (92), e imputable a (92) Sentencia del T.C. 24/1981, de 14 de julio, y 28/89, de 6 de febrero, otras. 188 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL alguno de los sujetos del proceso; su participación, impulsando formalmente el procedimiento, ha de ser garantía de una recta aplicación de las leyes procesales. (93) Conviene precisar el sentido de la protección constitucional del derecho a la tutela judicial efectiva que implica un proceso público sin dilaciones indebidas, ya que ésta última no solo se refiere al mero cumplimiento de los plazos procesales, sino a satisfacer el derecho fundamental de toda persona a que su causa se resuelva dentro de un tiempo razonable (Sentencia TC 5/1985). La dilación indebida es, por contra, un concepto indeterminado o abierto, que ha de ser dotado de contenido concreto en cada caso, atendiendo a criterios objetivos congruentes con su enunciado genérico (STC 36/1984). La intervención que el Secretario judicial, como garante de los derechos de los ciudadanos, desarrolla en el procedimiento ha de venir, en cada caso, a concretar el contenido indeterminado de la tutela judicial efectiva mediante la detenninación de la causa del retraso, su subsanación directa mediante actividades de impulso o la dación de cuenta a fin de poner remedio a la situación lesiva a los ciudadanos, ya que... «...el volumen de trabajo existente carece de relevancia para apreciar la lesión del derecho fundamental; las dilaciones indebidas que sean consecuencia de deficiencias estructurales pueden exonerar a los titulares de los órganos jurisdiccionales de la responsabilidad personal por los retrasos con que sus decisiones se produzcan, pero ello no priva a los ciudadanos del derecho a reaccionar frente a tales retrasos, ni permite considerarlos como inexistentes» (STC 197/1993, de 14 de junio, FJ.3°). Así, el ROCSJ, en su art. 1, tras resaltar el carácter de funcionario público de carácter técnico del Secretario judicial, le atribuye entre otras actividades las relativas a la dación de la fe (93) MIRANDA CASTAÑÓN, A, «El derecho a un proceso sin dilaciones indebidas». Primer premio jurídico Unión Progresista de Secretarios Judiciales, convocatoria 1991. Pamplona, 1992. pgs. 7 y ss. 189 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS pública judicial, la dirección de la Secretaria y la ordenación del proceso. Por su parte, la LOPJ les encomienda otra serie de actividades relativas a la guarda de la documentación, confección de la estadística, etc. (art. 473.1). Y se ha de destacar, que históricamente la función o actividad principal del Secretario fue la de dar fe y documentar las actuaciones judiciales. Sin embargo, en la actualidad, la actividad fundamental desde el punto de vista técnico, es la que se refiere a la ordenación del proceso. Y definido el proceso como «el instrumento constituido por una serie de actos por los que mediante su atribución a un órgano estatal se pretende la resolución de un conflicto de interés, mediante la actuación del derecho objetivo», una de las notas, que caracteriza al proceso es el estar constituido por una serie de actos denominados actos procesales. Los actos procesales que integran el proceso son susceptibles de diversas clasificaciones. Y así atendiendo las fases o etapas que integran el ciclo de todo proceso cabe distinguir entre: a) actos de iniciación procesal; b) actos de desarrollo; y, c) actos de conclusión. Los actos de desarrollo son los que tienden, una vez iniciado el proceso, a conseguir su desenvolvimiento hasta llegar al momento de su terminación. A su vez, dentro de los mismos cabe distinguir entre: 1.°. actos de «instrucción» (que tienden a proporcionar los elementos necesarios para que pueda llevarse a cabo la comparación entre los fundamentos de la pretensión y el derecho objetivo); y 2.°. actos de «ordenación» que se encaminan no a formar el material del proceso, sin a procurar su desenvolvimiento, desarrollando en su caso las fases que regula la Ley hasta llegar a la terminación del proceso, el cual a su vez está constituido por una serie de actos que denominamos actos procesales, que están concatenados entre si siguiendo el orden preestablecido en la Ley. Por ello la actividad de ordenación tiene por finalidad encauzar el desarrollo del proceso y configurar los actos de acuerdo con la finalidad concreta a que tienden, cuidando que desde su inicio hasta su final el proceso sea conduci190 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL do en la forma preestablecida por la Ley. Tal actividad de ordenación se lleva a cabo bien a través de las resoluciones que dicta el Juez —providencias y autos—, bien a través de las resoluciones que dicta el Secretario judicial —propuestas de providencias y autos y las diligencias de ordenación—. 1.14.1. El impulso de oficio Prieto Castro afirma, que el impulso procesal es la fuerza o actividad que pone en movimiento el proceso y lo hace avanzar hacia su fin una vez iniciado. Chiovenda lo define como la actividad que se propone tan solo obtener el movimiento progresivo de la relación procesal hacia su término. De este modo, el proceso civil se desarrolla a través de sucesivas fases desde su iniciación hasta su conclusión; es por ello necesario una actividad encaminada a que, una vez concluida una fase, el proceso entre en la siguiente. A esta actividad se llama impulso procesal y puede encomendarse o a las mismas partes o al órgano jurisdiccional: en el primer caso se habla de impulso de parte y en el segundo de impulso de oficio. Admitido el proceso como una institución al servicio de los derechos e intereses de los particulares, en el mismo sólo debería dominar la impulsión de parte, ya que la pasividad a que se somete el Juez debía excluirle de realizar actos para la prosecución de aquél y la consumación del derecho controvertido. Sin embargo, no hay que olvidar que aún admitiendo que lo que se ventila en el proceso civil es un interés particular, el proceso constituye una figura creada por el ordenamiento jurídico de carácter público y al servicio del ciudadano y de la sociedad, y no puede permitirse que la pasividad o la malicia en los intereses contrapuestos por los litigantes hagan que una institución pública sirva, no a su legítimo derecho, para la cual fue creada, sino a un malicioso o bastardo interés multiplicándose la litis y permaneciendo en situación indefinida, con el perjuicio que ello origina para la seguridad del tráfico jurídico. 191 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS Y la LECiv., hasta la reforma operada por el R.D.L. de 2 de abril de 1924, seguía el primer sistema, imponiendo a las partes la carga de hacer avanzar el proceso de una a otra fase mediante los denominados «acuses de rebeldía» (denunciaban la falta de comparecencia del demandado, que originaba su rebeldía), y los «escritos de apremio» (se ponía de manifiesto al órgano judicial que el proceso debía avanzar de una a otra fase). El R.D.L. de 2 de abril de 1924 cambió de forma radical este sistema, al establecer el impulso de oficio (94). Y la reforma de la LECiv. de 6 de agosto de 1984 derogó el R.D.L. de 1924, pero incluyó dentro de su articulado sus principios inspiradores. Así, el art. 307 LECiv. establece que «salvo que la Ley disponga otra cosa, el órgano jurisdiccional dará de oficio al proceso el curso que corresponda, dictando al efecto los proveídos necesarios». Precepto que reproduce literalmente el art. 273 LOPJ. Dicha norma atribuye a los Secretarios importantes funciones de ordenación, por lo que después de ella podremos distinguir dos supuestos, según que el trámite procedente venga determinado ineludiblemente por la legislación procesal, o su determinación dependa de alguna valoración que permita diversas soluciones alternativas. En el primer supuesto, la LOPJ atribuye a los Secretarios la misión de dictar diligencias de ordenación, con el fin de dar a los autos el curso ordenado por la Ley e impulsar formalmente el procedimiento en sus distintos trámites. En el segundo, para que el Juez dicte el acto de impulso es preciso que el Secretario le dé cuenta por medio de diligencia, del estado de los autos, en el mismo día que haya vencido el plazo o (94) Así, el art. 1.° del Decreto establecía que una vez iniciado un proceso, no será necesario que los litigantes insten el curso del procedimiento «... para que las autoridades del orden judicial observen y hagan observar, sin excusa alguna, en toda clase de juicios y actuaciones judiciales de que conozcan, los términos procesales señalados al efecto». «... Transcurrido un término, se tendrá por caducado de derecho y por perdido el trámite o recurso que hubiere dejado de utilizarse, sin necesidad de escritos de apremio o acuses de rebeldía, que nunca será admitidos». 192 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL se haya presentado algún escrito, y no siendo posible, en el siguiente (art. 315). Acto seguido, o como máximo, dentro de los dos días siguientes, el Juez o Tribunal dictará providencia acordando dar a los autos el curso que corresponda (art. 316); y si los autos se hallaren en poder de alguna de las partes o se hubiere entregado a éstas algún documento y no los hubiesen devuelto en el plazo correspondiente, se ordenará que se devuelvan aquéllos o éste en el mismo o al siguiente día, bajo apercibimiento de multa de 50.000 pesetas, y de 2.000 pesetas más por cada día que transcurra sin verificarlo. Si transcurrieren dos días sin devolverlos, procederá el Secretario, sin necesidad de nueva providencia y bajo su personal responsabilidad a recogerlos de quien los tenga en su poder y, en el caso de que no le fueren entregados en el acto del requerimiento, dará cuenta al Juzgado o Tribunal para que disponga que se proceda a lo que haya lugar penal o disciplinariamente (art. 308). 1.14.2. La ordenación formal y material La LOPJ al referirse a las diligencias de ordenación señala que la finalidad de las mismas es «...impulsar formalmente el procedimiento» (art. 288), y en cuanto a las providencias, afirma que tienen por objeto «...la ordenación material del proceso» (art. 245). Pero la LOPJ, no defina ni la ordenación formal, ni la material del proceso. Doctrinalmente, la ordenación formal se refiere al procedimiento y la ordenación material al proceso. La ordenación «formal» del procedimiento viene constituida por el conjunto de aquellos trámites cuyo contenido está automáticamente determinado por la Ley. Por ello, tal ordenación formal se realiza a través de lo que la LOPJ denomina diligencias de ordenación del Secretario, cuyo campo viene a coincidir con lo que antes de la reforma de 6 de agosto de 1984, la LECiv. denominaba providencias de mera tramitación. La ordenación «material», implica que la Ley no tiene preestablecido el contenido de la resolución que debe dictarse, sino que ante diversas alternativas es preciso tomar una decisión, en un sentido u otro y ello ha 193 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS de hacerse a través de una providencia o propuesta de providencia y no a través de una diligencia de ordenación. Por tanto, las diligencias de ordenación han de tener siempre un sentido positivo, mientras que las providencias podrán tener un sentido positivo o negativo. 1.14.3. Diligencias de ordenación 1.14.3.1. Concepto El art. 288 LOPJ establece que: «En los Juzgados y Tribunales corresponderá a los Secretarios dictar las diligencias de ordenación, que tendrán por objeto dar a los autos el curso ordenado por la Ley e impulsar formalmente el procedimiento en sus distintos trámites de conformidad con las leyes procesales, y se limitará a la expresión de lo que se disponga con el nombre del Secretario que las dicte, la fecha y la firma de aquél». Y el art. 289 añade «las diligencias de ordenación serán revisables por el Juez o el Ponente, de oficio o a instancia de parte en los casos y formas previstas en las leyes procesales». De dichos preceptos, se deduce que las diligencias de ordenación son «aquellas diligencias dictadas por el Secretario que tiene por objeto dar a los autos el curso ordenado por la Ley, impulsando formalmente el procedimiento en sus distintos trámites de conformidad con la Ley procesal». Son notas que caracterizan, estas diligencias: 1.°, ser dictadas únicamente por el Secretario Judicial; 2.°, dar a los autos el curso predeterminado por la Ley; tener un contenido predeterminado por la Ley. Contiene la LOPJ, en el art. 288, la absoluta novedad de encomendar al Secretario, a través de estas diligencia, aquellos actos del órgano judicial, destinados a operar sobre el procedimiento para que siga el cauce y la progresión programada necesariamente por la Ley y sin que exista sobre los mismos, margen para el debate previo. Ello puede obedecer al plausible propósito de distribuir las tareas entre el personal técnico de los órganos jurisdiccionales, y en cierta manera «integrar» los conocimien194 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL tos jurídicos y técnicos del Secretario judicial, haciéndole participe de unas actuaciones propias de su preparación e incorporándose al procedimiento, garantizando el valor constitucional de la seguridad jurídica, resaltando su importancia a la vez como «jurista documentador» y permitiendo al juzgador elaborar más fácilmente una decisión jurídica correcta. 1.14.3.2. Naturaleza jurídica Son resoluciones de naturaleza procesal. Pero no son resoluciones judiciales. Aunque, no hay duda, que el Secretario forma parte del órgano jurisdiccional, las diligencias de ordenación no pueden calificarse de resoluciones judiciales. Son resoluciones neotéricas, en la medida que se trata de disposiciones procesales de carácter interlocutorio, en las que el sujeto activo que las dicta no es el juzgador. La LOPJ titula al Capítulo IV del Título III del Libro II «De las resoluciones judiciales»; y regula las resoluciones de carácter gubernativo, la que denomina «acuerdos» (art. 244) y las resoluciones de carácter jurisdiccional, a las que denomina «providencias, autos y sentencias». Por el contrario, las diligencias de ordenación aunque están reguladas, en el mismo Libro, lo son en Título y Capítulo diferente (Título IV Capítulo II. «De las diligencias de ordenación y de las propuestas de resolución»). En resumen, las diligencias de ordenación han de ser calificadas como resoluciones procesales. 1.14.3.3. Elementos A) Elementos subjetivos. Del art. 288 LOPJ, se deduce que tales diligencias han de ser dictadas, siempre, por el Secretario. Los Oficiales habilitados por el Secretario no podrán dictar tales diligencias (95). En consecuencia, el Secretario no (95) Del art. 282 LOPJ, que regula la habilitación, se desprende que «los Oficiales sólo podrán autorizar las actas que hayan de realizarse en presencia judicial, así como las diligencias de constancia y documentación». 195 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS podrá delegar en el Oficial habilitado la facultad de dictar diligencias de ordenación, pues, es una función personalísima y no delegable. Por ello, si hubiera varios Secretarios judiciales en un mismo órgano jurisdiccional, corresponderá dictar las diligencias de ordenación al que intervenga en el procedimiento concreto, sin perjuicio de que se tengan en cuneta los supuestos de sustitución legal, abstención, recusación o suspensión. B) Elementos objetivos. Del art. 288 LOPJ, se deduce que su contenido tiende a dar a los autos el curso ordenado por la Ley impulsando formalmente el procedimiento en todos sus trámites. La doctrina suele afirmar que han de dictarse por el Secretario en los mismos supuestos en que la LECiv. establecía que debían dictarse por el Juez las providencias de mera tramitación (desaparecidas con la reforma de 1984). Asimismo, estimamos que habrán de dictarse por el Secretario en los casos en que su contenido de carácter positivo esté preestablecido en la Ley. (96) C) Elementos formales. Las diligencias se limitarán a la expresión de lo que se disponga con el nombre del Secretario judicial que las dicte, la fecha y la firma de aquél (art. 288 LOPJ). No cabe motivación, prevista en la LOPJ, solamente para las resoluciones judiciales del personal juzgador (art. 248 LOPJ). 1.14.3.4. Impugnación Dada la naturaleza jurídica de las diligencias de ordenación como auténticas resoluciones, permite que sean revisadas por el juzgador, incluso de oficio (art. 289 LOPJ). Si se trata de un órgano unipersonal, corresponde al Juez y si se trata de Tribunal colegiado, al Ponente. La revisión de las diligencias de ordenación (96) Las resoluciones que requieran una decisión ante diversas alternativas, deberán adoptar la forma de propuesta de providencia y no de diligencia de ordenación. En la práctica, sin embargo, se presentan supuestos en los que es difícil determinar si el Secretario judicial debe dictar diligencia de ordenación o hacer una propuesta de providencia. 196 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL puede acontecer en cualquier instancia u orden jurisdiccional, pudiendo ser de oficio o a instancia de parte. La cuestión que plantea este art. 289 estriba en determinar que es lo que el legislador ha querido decir al señalar que las diligencias de ordenación serán «revisables en los casos y forma previstos en las leyes procesales», pues, por lo pronto, las leyes procesales en el momento de publicarse la LOPJ, nada preveían en torno a las diligencias de ordenación que aparecen por primera vez en tal Ley. Entonces cabe preguntarnos cual es el camino que las partes pueden seguir para pedir la revisión de las diligencias de ordenación. Algunos autores estiman que debe interponerse un recurso de reposición (en el proceso civil) o de reforma (en el proceso penal), si el Tribunal es unipersonal o un recurso de súplica si el Tribunal es colegiado. Más lo cierto es que tales recursos están previstos contra las resoluciones judiciales, y las diligencias de ordenación, no son resoluciones judiciales sino resoluciones procesales. Por tanto, su impugnación podría hacerse mediante un simple escrito en el que la parte solicitase del Juez o Ponente que revise y deje sin efecto la diligencia de ordenación dictada por el Secretario y en su lugar, dicte resolución acordando lo que la parte estime procedente conforme a derecho. Ahora bien, ¿dentro de qué plazo puede solicitarse la revisión?. ¿existe algún precepto que regule específicamente tal supuesto? A) Diligencias de ordenación en la Ley de Procedimiento Laboral En cuanto a las diligencias de ordenación y propuestas de providencias y autos, la LPL reproduce en general la regulación de la LOPJ (arts. 245 y 288 a 291), aunque conforme al art. 52 LPL, somete a plazo la revisión las diligencias de ordenación a instancia de parte, que habrá de pedirse en el día siguiente a su notificación, en escrito motivado, dirigido al Juez o al Ponente, quienes resolverán de plano, salvo que consideren necesario dar traslado a la parte contraria para que en el plazo de dos días, comunes si fuesen varias, alegue lo conveniente, debiendo recaer providencia resolutoria en el término de una audiencia. Sin 197 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS embargo, no somete a plazo alguno la posibilidad de la revisión de las diligencias de ordenación de oficio por el Juez o Magistrado Ponente de la Sala de lo Social. Así, el Real Decreto Legislativo 2/1995, de 7 de abril, por el que se aprobaba el Texto Refundido de la Ley de Procedimiento Laboral, dispone: Art. 51 LPL: «1. A los Secretarios corresponde proponer al Juez o a la Sala de lo Social las resoluciones que deban revestir la forma de providencia o auto. Se exceptúan las providencias que revisen las diligencias de ordenación y los autos decisorios e cuestiones incidentales sobre recursos o sobre asuntos en que se haya suscitado contienda, así como los limitativos de derechos. 2. Las propuestas deberán adoptarse en el tiempo y con la forma previstos legalmente para la resolución de que se trate. Deberán ser suscritas por el Secretario proponente y el Juez o la Sala podrá aceptarlas con la expresión de «conformes» o dictar la resolución que proceda». Art. 52 LPL: «1. Corresponde a los Secretarios dictar diligencias de ordenación que tengan por objeto dar a los autos el curso ordenado por la Ley, así como impulsar formalmente el procedimiento en sus distintos trámites. 2. Su forma se limitará a la expresión de lo que se disponga, con el nombre del secretario, la fecha y su firma. 3. Las diligencias de ordenación serán revisables de oficio por el Juez o por el Magistrado ponente de la Sala de lo Social. 4. Las partes podrán pedir la revisión de las diligencias de ordenación en el día siguiente a su notificación, en escrito motivado dirigido al Juez o al ponente, quienes resolverán de plano, salvo que consideren necesario dar traslado a la parte contraria para que en el plazo de dos días, comunes si fuesen varias, alegue lo conveniente. En este caso habrá de dictarse la providencia resolutoria en término de una audiencia». De la lectura atenta podemos obtener las siguientes notas: 1.° Las diligencias podrán ser revisadas de oficio, que es el mismo criterio seguido en el art. 289 LOPJ, con lo que se 198 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL rompe el criterio de impugnación de parte. Ello no es extraño si observamos que las diligencias de ordenación son dictadas por sujetos activos distintos del Juez. 2° Además no marca un plazo detenninado para tal revisión, pudiendo en cualquier momento el Juez revisar la diligencia, dictando la providencia sustitutiva y declarando si ha lugar a ello, la nulidad o modificación de lo actuado, lo que implica, que en ningún caso, se trata de expulsar al Juez de la tramitación procesal, sino de relevarle de una serie de cargas perfectamente asumibles por el Secretario, como función propia que tendría gran importancia para la agilización del funcionamiento de los órganos judiciales. 3.° Por otra parte, se concede a las palies la posibilidad de pedir la revisión de las diligencias de ordenación en el día siguiente a su notificación, en escrito motivado dirigido al Juez o Ponente, quienes resolverán de plano, salvo que consideren necesario dar traslado a la parte contraria por plazo de dos días. Como vemos, se establece el plazo de un día, plazo que para la parte tiene un carácter preclusivo y que garantiza la seguridad a las partes y que adquiera firmeza lo consentido en la diligencia de ordenación. Este es un criterio contrario al establecido en la actualidad que no marca un término fatal de tiempo para la revisión de las diligencias de ordenación, lo cual acarrea, una inseguridad jurídica y la desconfianza en el empleo de las mismas. 4.° En caso, de que la parte solicite la revisión de la Diligencia de Ordenación dictada por el Secretario, y el Juez acceda o no acceda a tal revisión, por cuanto que considera o no que es conforme a derecho, debe plasmar su decisión en una providencia que será recurrible en reposición (art. 52 LPL, en relación con el 290 LOPJ y 376 LECiv.). 5.° En el supuesto que contemplamos de impugnación de la diligencia de ordenación, parte de la doctrina ha abogado por la aplicación de los arts. 376, 377, 378 y 401 LECiv. referentes a los recursos de reposición y súplica; o del art. 363 LECiv. que recoge el mal llamado recurso de aclaración, esta confusión se acrecienta cuando el art. 289 LOPJ, habla de medios procesales de impugnación y no detennina expresamente cual ha de ser el medio de que se ha de emplear para solventar la cuestión planteada. 6.° Nuestro criterio, es el de configurar el art. 52 LPL, como un precepto con sustantividad propia y perfectamente 199 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS transportable a otras jurisdicciones (sobre todo la civil), aplicando el mismo de manera analógica. En el mismo se determina la diligencia de ordenación como una declaración de actividad cualificada, derivada del carácter de «Autoridad» del sujeto que la dicta, que en ningún caso pretende sustraer el proceso a la esfera de actuación del Juez, ya que se da conocimiento verbal de la misma al Juez (fórmula de «paso a dar cuenta a SS.a»), y cuyo empleo tiene como finalidad última la agilización del proceso. Por otra parte si se admite expresamente la posibilidad de elaborar por el Secretario Judicial propuestas de providencia de autos que son resoluciones de más empaque que la que ahora es objeto de estudio, no se comprende la reticencia al empleo de una resolución que tiene por objeto el rápido cumplimiento de la Ley y más aún cuando se permite de oficio o a instancia de parte la impugnación de dicha resolución. En cuanto a la impugnación, creemos que se ha utilizado un método ponderado, en tanto que por una parte permite que el control, que no es lo mismo que la dirección, quede bajo el ámbito judicial, ya que en cualquier momento de oficio podrá revisar cualquier actuación llevada a cabo a través de la diligencia de ordenación y, por otro lado, permite a las partes una seguridad jurídica en cuanto establece el plazo perentorio de un día para pedir la revisión de la diligencia de ordenación. En resumen, creemos que se trata de un precepto acertado en el que, como decía Radbruch, a veces la Ley es más inteligente que el legislador, y que presupone un avance en la configuración de la actividad del Secretario Judicial, matizando de antemano la presuposición de buen entendimiento y compenetración entre el Juez y el Secretario para la aplicación de la diligencia de ordenación dentro de los procedimientos. Otro tanto cabe decir de la impugnación de la diligencia de ordenación, ya que facilita el control del juez y una más rápida y segura solución de los conflictos que surjan dentro del proceso con la ven200 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL taja que supone la agilidad del procedimiento y la disminución de la carga de trabajo que pesa sobre el juzgador. (97) B) Diligencias de ordenación en la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa La Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, aprobada por Ley 29/1998, de 13 de julio, recoge tangencialmente dentro del Título IV («Procedimiento contenciosoadministrativo»), Capítulo III («Recursos contra providencias, autos y sentencias»), Sección 1.a («Recursos contra providencias»), art. 79, las diligencias de ordenación, ya que, ni en la Exposición de motivos, ni en ningún otro lugar se hace referencia a las mismas. El art. 79.5 LRJCA señala: «5. La revisión de las diligencias de ordenación podrá ser solicitada del Juez o Magistrado Ponente en el plazo señalado en el apartado tercero (5 días a contar desde el siguiente al de la notificación de la resolución impugnada). Solicitada la revisión, se seguirá el trámite previsto en el apartado 4 (es decir, interpuesto el recurso en tiempo y forma, se dará traslado de las copias del escrito a las partes, por término común de tres días, a fin de que puedan impugnarlo si lo estiman conveniente. Transcurrido dicho plazo, el órgano jurisdiccional resolverá por auto dentro del tercer día)». 1.14.3.5. Crítica La regulación que hace la LOPJ de las diligencias de ordenación es parca e insuficiente y origina numerosos problemas, tanto en orden a la determinación de los supuestos en que debe dictarse, su delimitación con referencia a las propuestas de providencia, como a los medios de impugnación de las mismas, forma y plazo para poderlo llevar a cabo. Lo lógico hubiera sido (97) Y como dice Lluís Muñoz Sabate, obvio es decir que la atribución al Secretario de funciones ordenatorias del proceso, con posibilidad resolutoria, dejándose para los ordenadores, buena parte del trabajo mecánico que hoy realizan los jueces, éstos quedarían descargados para poder rendir sus misiones peculiares de decisión sobre el fondo. 201 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS establecer un sistema claro de recursos contra tales diligencias. Para mayor confusión, las soluciones propuestas por la LPL y la LRJCA, son diferentes. 1.14.4. Propuestas de resolución Corresponderá al Secretario judicial proponer al Juez o Tribunal las resoluciones que debe adoptar, conforme a la Ley, la forma de providencia o de auto (art. 290 LOPJ). 1.14.4.1. Concepto Podemos definirlas como aquellas resoluciones de ordenación material del proceso que adoptan una solución procesal ante una alternativa legal, en sentido positivo o negativo. De esta definición se pueden deducir las siguientes notas características: 1. ° Son resoluciones de ordenación material del proceso. 2.° A diferencia de las diligencias de ordenación, no se limitan a dar a los autos el curso ordenado por la Ley, sino que tienen que decidir ante una alternativa legal. 3.° Pueden adoptar una solución en sentido positivo o negativo, a diferencia con las diligencias de ordenación que será siempre positivo. 1.14.4.2. Naturaleza jurídica Son igual que las diligencias de ordenación resoluciones procesales, pero no judiciales. Partiendo de la distinción doctrinal entre ordenación formal y material, podemos considerar a las propuestas de resolución (providencias y autos) del art. 290 LOPJ, como resoluciones de ordenación material del proceso, que equivalen a las denominadas providencias de no mera tramitación, referidas en el art. 377 LECiv. (antes de la reforma de 6 de agosto de 1984). 202 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL 1.14.4.3. Elementos A) Subjetivos. El autor de la propuesta de resolución es el Secretario Judicial. A él corresponde determinar el momento procesal adecuado para la propuesta y la clase de resolución procedente (auto o providencia). La LOPJ, tiene un claro sentido imperativo, «corresponderá» (art. 290). «los casos en que la Ley ordena al Secretario formular propuesta de resolución» (art. 246). Ello no impide que una parte se dirija al Secretario Judicial en solicitud de la correspondiente resolución. Así, la propuesta se dirige al Juez o Tribunal respectivo, sin distinción por razón de proceso, instancia u orden jurisdiccional, que esté conociendo del asunto, ya que es él quien tiene que dictar la resolución. B) Objetivos. El art. 290 LOPJ afirma que: «...corresponderá al Secretario proponer al Juez o Tribunal las resoluciones, que, con arreglo a la Ley, deben revestir la forma de providencia o auto, incluidos los autos definitivos en los asuntos de jurisdicción voluntaria, mientras no se suscite contienda; se exceptúan las providencias en que se revisan las diligencias de ordenación y los autos decisorios de cuestiones incidentales o resolutorias de recursos, de procesamiento o los limitativos de derecho». Por tanto, para completar este precepto se ha de acudir a lo que la Ley establece para determinar cuando las resoluciones judiciales tienen que adoptar la forma de providencia y de auto. Así, el art. 245 LOPJ establece que las resoluciones de los Jueces y Tribunales que tengan carácter jurisdiccional se denominarán providencias, cuando tengan por objeto la ordenación material del proceso. Con referencia a los autos el propio art. 245 estatuye que las resoluciones judiciales adoptan la forma de autos cuando «...decidan recursos contra providencias, cuestiones incidentales, presupuestos procesales, nulidad del procedimiento o cuando, a tenor de las leyes de enjuiciamiento, deban revestir esta forma». Por su parte la LECiv. establece en el art 369 que las resoluciones de los Tribunales y Juzgados en los negocios de carácter judicial se denominarán autos «...cuando decidan incidentes o puntos que determinen la personalidad combatida de 203 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS alguna de las partes, la competencia del Juzgado o Tribunal, la procedencia o improcedencia de la recusación, la repulsión de una demanda, la admisión o inadmisión de excepciones, la inadmisión de la reconvención, la denegación del recibimiento a prueba o de cualquiera diligencia de ella, las que puedan producir a las partes un perjuicio irreparable y las demás que decidan cualquier otro incidente cuando no esté prevenido que se dicten en forma de sentencia». Ahora bien, el principio general de que corresponde al Secretario proponer al Juez o Tribunal las resoluciones que con arreglo a la Ley deban revestir la forma de auto, tiene como excepciones (aplicables al proceso civil), según el propio art. 290 LOPJ, que los autos decidan cuestiones incidentales o resuelvan recursos o limiten derechos. Es decir, que, prácticamente, se excepcionan de las propuestas de auto la mayoría de los supuestos en que conforme a la LECiv. deben dictarse autos. Efectivamente, poniendo en relación estos dos preceptos, es decir, el art. 290 LOPJ, y el art. 369 LECiv., parece claro que el Secretario deberá formular propuestas de autos solamente en los supuestos de admisión de la reconvención, la admisión del recibimiento a prueba de cualquier diligencia de ella o en la resolución de cualquier cuestión que no merezca el calificativo de cuestión incidental, siempre además, que no se trate de resolver un recurso, ni se limiten derechos. (98) C) Formales. El art. 290, en relación con los arts. 248 y 291 LOPJ, se deduce que las propuestas de resolución han de ser firmadas por el Secretario judicial que las proponga y por el Juez o Tribunal que las asuman, poniendo para ello la firma en el «con(98) En el proceso penal, además de los autos de procesamiento existen otros que pueden limitar directamente los derechos fundamentales de los ciudadanos, que deben ser dictados por el Juez o Tribunal, como auto de conclusión del sumario (art. 622 LECrim.), el confirmatorio o revocatorio del anterior (art. 630 LECrim.), el de sobreseimiento (art. 634 LECrim.), el de admisión o rechazo de pruebas propuestas para el juicio oral (art. 659), etc., resoluciones todas ellas que afectan gravemente al inculpado. 204 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL forme». Resulta, por tanto, que el redactor de la resolución será el Secretario Judicial, actuando el Juez o Tribunal únicamente como refrendantes y autores de la solución procesal propuesta por aquél, asumiendo éstos la correspondiente responsabilidad del contenido de la resolución. En cuanto al «conforme» o «no conforme» del Juez o Tribunal la Ley es clara. Dice el art. 246 «...en los casos que la Ley ordene al Secretario formular propuesta de resolución, el Juez (habrá que entender también Tribunal), podrá adoptar la modalidad de «conforme» o dictar la resolución que proceda», es decir, una providencia o auto con otro contenido. Y una vez conformada por el Juzgador, no antes, adquiere plenos efectos de resolución y debe ser notificada de acuerdo con el art. 270 LOPJ. 1.14.4.4. Impugnación Contra la decisión del Juez o Tribunal no accediendo a la conformidad y dictando la resolución que estime pertinente no cabe recurso alguno por parte del Secretario. Una vez conformada la resolución por el personal juzgador, contra el auto o providencia caben los recursos establecidos en las distintas leyes procesales. 1.14.4.5. Crítica Conforme al art. 246 LOPJ, las propuestas de resolución han de ir acompañadas del «conforme» del Juez. Por tanto, las propuestas de resolución desde el momento en que son aceptadas y conformadas por el Juez o Tribunal se convierten, realmente, en una verdadera resolución judicial. Ello nos lleva a la conclusión de que la innovación de la LOPJ, en cuanto a las propuestas de resolución, no ha sido demasiado afortunada, pues de su regulación se deduce, por un lado, una desconfianza hacia el Secretario, dado que se exige la conformidad del Juez o Tribunal, y por otro, obliga a que una misma cuestión tenga que ser estudiada primero por el Secretario y luego por el Juez o Tribunal, ya que 205 EL SECRETARIO JUDICIAL. ANÁLISIS lógicamente, la conformidad no puede ser hecha sin un estudio previo del contenido de la propuestas. En consecuencia, habrá que poner en entredicho la afirmación de la Exposición de Motivos de la LGPJ, de que con esta innovación se refuerzan las funciones de dirección procesal de los Secretarios judiciales. A nuestro juicio, se les ha concedido una función inútil, al exigirse el «conforme» del órgano judicial, cuyos titulares son los que realmente siguen ostentando la efectiva dirección procesal. La única forma de cumplir con lo que dice la Exposición de Motivos, habría sido facultar al Secretario para que hubiera podido dictar por sí mismo y sin intervención de los titulares de los órganos judiciales, providencias y determinados autos, aunque lógicamente, susceptibles de recurso ante aquéllos, con lo que el trabajo de éstos durante la tramitación del proceso se vería efectivamente aminorado, y se podría conseguir, en cierta medida, mayor rapidez en la resolución de los procesos. Sólo así, se podría hablar con propiedad de resoluciones dictadas por el Secretario. (99) En resumen, en este ámbito, el entramado de resoluciones planteado por la LOPJ puede resultar complicado, confuso y poco funcional, por lo que sería conveniente, delimitar las fun(99) La Ley de 30 de abril de 1992 sobre medidas Urgentes de Reforma Procesal, aunque introduce algunas innovaciones en orden a las facultades de los Secretarios, tampoco resuelve los problemas que hemos planteado. Tal disposición modifica el art. 1503 LECiv., y establece que el acto de remate en el procedimiento de apremio, que antes era presidido por el Juez, será presidido por el Secretario. Igualmente modifica el procedimiento de declaración de herederos abintestato atribuyendo a los Notarios la declaración de herederos abintestato en favor de los ascendientes, descendientes o cónyuge del finado. Aunque persistiendo la vía judicial para la declaración de los demás herederos, en cuyo caso, atribuye al Secretario la facultad de presidir la información testifical y tomar declaración a los testigos. Como puede observarse, se van concediendo, aunque anárquicamente, mayores facultades a los Secretarios en orden a la ordenación del proceso, pero se hace necesario una reforma en profundidad de las leyes procesales a fin de que de una forma clara y sistemática quede regulada la intervención del Secretario en la ordenación del proceso. 206 EL SECRETARIO JUDICIAL: VISIÓN ORGÁNICO-PROCESAL ACTUAL ciones de cada uno de los operadores procesales y distinguir las resoluciones atribuidas a cada uno de ellos. En una palabra, clarificar de una vez por todas,i la relación «órgano-función». 1.15. EL SECRETARIO JUDICIAL Y LA ACTIVIDAD D E EJECUCIÓN «¿Crees tú —dice—, que puede durar mucho y no venirse abajo un Estado, en el que no tienen fuerza las sentencias dictadas por los Tribunales...?» (Platón). En este apartado se puede distinguir la actividad de ejecución en un doble sentido, como actos de ejecución general (para llevar a cumplimiento las resoluciones judiciales), y como actos que realiza el Secretario judicial dentro del proceso de ejecución. Y dentro de la función jurisdiccional, entendida como toda aquella actividad que se desarrolla en el proceso, es necesaria la ordenación y documentación de la misma y de los hechos que la constituyen, lo cual facilita la consecución de una resolución sobre el fondo del asunto que constituye la fase decisoria, atribuida al Juez y por último si a ello ha lugar, se produce una actividad de ejecución que tiende a que la voluntad jurisdiccional del órgano se lleve a cabo. La ejecución en sentido estricto tiene por finalidad, dar cumplimiento a las resoluciones ordinatorias y definitivas que se dicten por el órgano judicial dentro o fuera del proceso, siempre que ello aparezca preceptuado en las leyes. Implica una coerción que se manifiesta incluso requiriendo en caso de necesidad a la fuerza pública para vencer toda resistencia de las partes o de terceros ajenos al proceso. Toda actividad que busca el cumplimiento de las resoluciones judiciales, es de ejecución (requerimientos, embargos, depósitos, administraciones, fianzas, tasaciones, liquidaciones de condena, etc.). Y la ejecución es una actividad jurisdiccional integrante del proceso, conceptual y funcionalmente, que ha de ser en todo caso acordada, intervenida y controlada por el Juez (PEDRAZ 207
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