¿CÓMO ESTABLECER LOS LÍMITES MEDIANTE PACTOS? Los niños necesitan límites porque les ayudan a tener seguridad y a desarrollar diferentes capacidades y valores. La forma que he encontrado más útil para establecer los límites es por medio de pactos. Éstos nos hablan de consideración hacia los hijos e hijas, de participación en las decisiones; fomentan la independencia, la responsabilidad, la autoestima y estimulan a los chicos a poner su energía en resolver los problemas. Además, con los pactos se evitan, en gran medida, los recordatorios continuos y los enfados de los padres para que los hijos hagan sus trabajos. Cuando se vaya a hacer un pacto la actitud de los padres será de confianza y de esperar lo mejor de los hijos. Es muy importante que las personas que intervengan estén tranquilas, por tanto, no será acertado plantear un pacto inmediatamente después de que haya habido un incidente y los hijos o los padres estén alterados. A los padres les corresponde saber dónde está el límite de lo que se va a pactar. Por ejemplo, si el criterio es que el hijo puede ver una hora de televisión al día, el hijo podrá elegir los programas, dentro de los que se consideren adecuados, pero no entrará en la negociación aumentar el tiempo de TV. Los padres necesitan informar a su hijo de la existencia del problema que intentan resolver, pues si no es consciente del mismo no colaborará en su solución. A veces los padres dan por hecho que su hijo ve el problema de la misma manera que ellos y esto puede inducir a errores, por tanto conviene preguntar para saber. Por ejemplo: Hijo, veo que tu habitación no está recogida, ¿cómo la ves tú? En caso de que diga que está bien así, le daremos más información hasta que perciba que necesita tener ordenadas sus cosas. Una vez que asuma la existencia del problema, se regulará, de la forma más precisa posible, cómo y cuándo lo solucionará y la frecuencia; además se establecerán una o varias formas de pago por si hay incumplimiento. Da buenos resultados que éstas sean sugeridas por el hijo. Conviene hacer hincapié en que las formas de pago no son un castigo, sino algo acordado entre los padres y el hijo y orientado a que éste aprenda a resolver algunos problemas. Va bien que el pacto se ponga por escrito y se firme, esto evita posteriores malentendidos. Cumplir lo acordado resulta fundamental para el éxito del pacto, para lo cual se requiere: firmeza (distinto de severidad), cariño y distinguir al hijo en sí, de su conducta.