Cefalea y fiebre

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PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL
Protocolo diagnóstico de la cefalea con fiebre
A. Cano Orgaz
Servicio de Neurología. Hospital de Mataró. Mataró. Barcelona. España.
Introducción..........................................................................................................................................................
La fiebre es un signo muy frecuente en la patología
infecciosa pero también en otras entidades, entre ellas,
procesos inflamatorios, neoplásicos y autoinmunes. Cuando
la fiebre y la cefalea son el signo y el síntoma preponderantes
en un proceso patológico se hace necesario, en primer lugar,
descartar una infección intracraneal. Por otro lado, las
infecciones sistémicas con claros signos extracraneales
pueden provocar con frecuencia cefalea acompañante.
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Cefalea y fiebre atribuidas
a infección intracraneal
Los procesos intracraneales infecciosos más comunes son la
meningitis bacteriana, la meningitis linfocitaria, la encefalitis, el absceso cerebral y el empiema subdural. La cefalea es
atribuida a una infección intracraneal cuando un nuevo cuadro de cefalea se desarrolla en íntima concordancia temporal
con el proceso infeccioso. La cefalea tiene que desaparecer
cuando se resuelve el proceso, ya sea por el tratamiento o por
resolución espontánea. Los signos de irritación meníngea
(rigidez de nuca principalmente) junto con cefalea, fiebre y
una combinación variable de fotofobia, malestar general, vómitos, alteración del nivel de vigilancia y confusión constituyen el denominado síndrome meníngeo. La presencia de este
síndrome hace ineludible descartar una infección intracraneal. En general, las meningitis y encefalitis presentan un
curso mucho más rápido que los abscesos cerebrales o los
empiemas subdurales. También es frecuente que la cefalea en
estas dos últimas entidades esté mucho más localizada. El
tipo de cefalea no ayuda a distinguir entre una infección subyacente grave o no. La cefalea puede adoptar cualquier patrón, incluso el típico de las cefaleas primarias. La punción
lumbar (PL) confirmará en muchos casos el origen infeccioso del proceso, ya sea de forma directa, al poner de manifiesto el agente patógeno, o de forma indirecta por los cambios
en la composición del líquido cefalorraquídeo (LCR), principalmente por el número y el tipo de leucocitos que se encuentren. La práctica de una tomografía axial computarizada
(TAC) previa a la PL es necesaria si existen signos focales o
alteración de la consciencia y recomendable en el resto si su
práctica no implica una demora excesiva, ya que permitirá el
diagnóstico de los abscesos cerebrales y empiemas subdurales. La encefalitis herpética es uno de los cuadros más importantes que debemos sospechar y diagnosticar dado su carácter de enfermedad tratable. Además, el tratamiento será más
efectivo cuanto antes se instaure, evitando secuelas, en general, muy graves. Hace falta un alto grado de sospecha ante un
paciente con fiebre (a veces no muy elevada), cefalea (a veces
ausente o muy leve) y síntomas neurológicos como la afasia
o psíquicos como confusión, delirio o alteración del comportamiento. La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) es
una prueba de confirmación muy útil, aunque no debe demorarse el tratamiento esperando que dé positivo.
Hay que señalar que pueden existir procesos que provoquen cefalea porque se produce una trombosis venosa relacionada con la infección. En este caso, no es sólo la irritación
meníngea directa, sino la hipertensión intracraneal provocada
por la trombosis venosa la que produce cefalea. La localización de estas infecciones puede ser parameníngea (sinusitis,
mastoiditis, infecciones del oído medio, etc.). La cefalea crónica post-infección afecta a un 30% de los pacientes que sobreviven a una meningitis bacteriana. La cefalea debe persistir más de 3 meses una vez resuelta la meningitis bacteriana y
suele asociarse a síntomas neuropsicológicos como falta de
concentración o pérdida de memoria. No hay evidencias claras de cefaleas crónicas siguiendo a otros tipos de infección.
Es muy importante subrayar que la ausencia de cefalea no
excluye las infecciones intracraneales, especialmente en niños,
ancianos y pacientes inmunocomprometidos. El proceso diagnóstico de este tipo de cefaleas se detalla en la figura 1.
Cefalea atribuida a infecciones
sistémicas
La cefalea se atribuye a una infección sistémica cuando aparece como síntoma nuevo en clara relación temporal con el
proceso infeccioso y desaparece en menos de un mes después
de la resolución de la infección. Las cefaleas que acontecen
en este contexto están asociadas a la fiebre, malestar general
y a una evidencia clínica y por exploraciones complementa-
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Protocolo diagnóstico de la cefalea con fiebre
Cefalea y fiebre
¿Signos de infección extracraneal o de otros procesos que pueden cursar con fiebre?
No
Sí
Figura 2
¿Síndrome meníngeo?
Sí
No
Signos focales
Sí
Punción lumbar (TAC previa si no retrasa
el diangnóstico y está disponible)
No
TAC craneal
Diagnóstico
Diagnóstico
No diagnóstico
Sí
Tratamiento
Punción lumbar
Tratamiento
Diagnóstico
No diagnóstico
No diagnóstico
RMN
PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL
Fig. 1.
Algoritmo diagnóstico de la cefalea con fiebre.
TAC: tomografía axial computarizada.
rias de infección sistémica. La migraña, la cefalea tensional y
la cefalea en racimos pueden desencadenarse o empeorar durante una infección sistémica. Aproximadamente un 25% de
los pacientes con gripe refieren cefalea retroocular. Es muy
importante no tener ninguna duda de que la cefalea no se
debe a un proceso intracraneal. La más mínima sospecha
obliga a la práctica de una PL. Uno de los paradigmas de la
infección sistémica crónica, el sida, se encuentra reconocido
como causa de cefalea (10-25% de los pacientes infectados)
y codificada por la International Headache Society (IHS). La
cefalea es un síntoma prominente de la infección por el virus
de la inmunodeficiencia humana (VIH). En general, se manifiesta como un embotamiento bilateral simulando una cefalea tensional. Es esencial practicar pruebas de neuroimagen
y una PL para distinguir la cefalea como un síntoma acompañante de la infección por el VIH del de una cefalea secundaria a una infección oportunista cerebral por la inmunodepresión que causa la enfermedad. Además de las infecciones,
el linfoma cerebral primario y el linfoma metastásico también son muy característicos de la infección por el VIH y
potenciales causas de cefalea.
Cefalea y fiebre en las enfermedades
inflamatorias/autoinmunes
Las enfermedades inflamatorias, en general, las del tejido
conjuntivo o las óseas pueden provocar fiebre y cefalea. La
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Enfermedades del sistema nervioso
Cefalea y fiebre
¿Signos de infección extracraneal o de otros procesos que pueden cursar con fiebre?
Sí
No
Figura 1
Antecedentes remarcables
Signos o síntomas
de infección extracraneal
Tratamiento
VIH
Enfermedad autoinmune
Sí
Enfermedad neoplásica
Mejoría
Sí
No
¿Signos o síntomas de infección extracraneal?
TAC/RMN y punción lumbar
VSG si edad > 60 años
¿Normal?
No
Sí
No
Cefalea secundaria a fiebre
Tratamiento
Tratamiento sintomático
PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL
Fig. 2.
Algoritmo diagnóstico de la cefalea y la fiebre de origen sistémico.
RNM: resonancia magnética; nuclear TAC: tomografía axial computarizada; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana; VSG: velocidad de sedimentación globular.
fiebre puede ser alta, pero la cefalea no suele ser ni especialmente intensa ni persistente como para plantear dudas sobre su origen. Existe un cuadro autoinmune que por su
frecuencia y trascendencia destaca por encima de todos y es
la arteritis de la temporal. En efecto, la presencia de una
cefalea de reciente aparición en un paciente mayor de 50
años y, en general, mayor de 60 años, existan o no otros
síntomas asociados (hipersensibilidad en el cuero cabelludo, claudicación mandibular, fiebre, anemia) debe hacernos
sospechar la existencia de una arteritis de la temporal. Debe
realizarse una determinación de la velocidad de sedimenta-
ción globular (VSG) de manera inmediata y si esta es elevada (> 50 mm en la primera hora) iniciar el tratamiento corticoideo inmediatamente sin esperar la biopsia de la arteria
temporal. Si esta se realiza en pocos días, el tratamiento no
enmascarará el diagnóstico. El lupus, la artritis reumatoide
y otras enfermedades autoinmunes pueden cursar con fiebre y/o cefalea asociada. Estos cuadros en ocasiones no son
fáciles de diagnosticar si no existe un alto grado de sospecha o se producen alteraciones típicas de estas enfermedades que nos den la clave del diagnóstico (artritis, eritema
nodoso, etc.).
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Protocolo diagnóstico de la cefalea con fiebre
Cefalea y fiebre en las
enfermedades neoplásicas
Ocasionalmente, las enfermedades neoplásicas pueden provocar fiebre sin que exista una infección intercurrente, sobre
todo los procesos linfoproliferativos. Estos signos y síntomas
pueden presentarse al principio de la enfermedad y puede ser
difícil diagnosticarlos correctamente, llevando a veces al paciente a un sinnúmero de pruebas complementarias. Mucho
más fácil es cuando ya sabemos de antemano que existe el
proceso neoplásico. En este caso existe una entidad que debe
ser descartada, la meningitis carcinomatosa. No suele presentarse con fiebre, aunque de forma ocasional esta puede estar
presente. Debemos recordar que una única PL sin evidencia
de la presencia de células neoplásicas en el LCR no excluye
esta entidad, siendo en ocasiones necesario (cuando el grado
de sospecha es alto) repetir varias veces la PL.
El proceso diagnóstico en las cefaleas con fiebre y síntomas extracraneales se detalla en la figura 2.
Bibliografía recomendada
• Importante •• Muy importante
✔ Metaanálisis
✔ Artículo de revisión
Ensayo
clínico
controlado
✔
✔ Guía de práctica clínica
✔ Epidemiología
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lupus erytematosus: prevalence and associated conditions. Arq Neuropsiquiatr. 2007;65:1196-9.
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Prakash S, Shah ND. Post-infectious new daily persistent headache may respond to intravenous methylprednisolone. J Headache
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