Las matemáticas ayudan a maximizar la producción de etanol con la poda de olivos 2 de abril de 2009 Investigadores de la Universidad de Jaén han encontrado un método matemático para aprovechar de forma más eficiente la poda del olivar con fines, entre otros, bioenergéticos. Se trata de obtener en las mejores condiciones posibles los azúcares resultantes de la transformación química de estos residuos para producir etanol. Por otro lado, en la Universidad de Córdoba se trabaja para optimizar la producción de biodiésel. Para desarrollar el método, diseñado por el grupo de Bioprocesos de la Universidad de Jaén (UJA) y dirigido por Alberto Moya López, se han aplicado las ecuaciones para el modelo de hidrólisis (la reacción química del agua con un determinado ácido). Con este fin se ha contado con la colaboración de miembros del Departamento de Matemáticas de la UJA. "Se busca encontrar el tiempo y la temperatura idóneos para alcanzar la máxima producción en las mejores condiciones con el ácido seleccionado", expone el profesor Moya López. "Una vez que se recoge el residuo, se muele, se homogeniza su tamaño y se obtienen los azúcares mediante hidrólisis ácida, que realiza un ataque a la estructura del residuo, tanto a la fracción hemicelulósica, que generará pentosas, principalmente xilosa, cuyo fin puede ser la obtención de xilitol, compuesto que se utiliza por ejemplo en los chicles; como a la fracción celulósica, de la que se obtendrá glucosa que se puede destinar a la producción de bioetanol", explica Alberto Moya López. Según el equipo investigador, la principal novedad de este estudio radica en que determina matemáticamente las condiciones óptimas en que el proceso debe realizarse para que sea rentable desde el punto de vista industrial. “En la actualidad –apostilla Moya López–, tanto la obtención de etanol como la de xilitol de la poda de olivo no son rentables, aunque tengan un futuro prometedor”. Optimización también del biodiésel Por otro lado, desde la Universidad de Córdoba se investiga para conocer las vías de optimización integral del proceso de producción de otro biocombustible, el biodiésel. El estudio lo lleva a cabo el grupo Biosahe, del Departamento de Química Física y Termodinámica Aplicada, que trabaja en una biorrefinería basada en biodiésel. Para ello utilizan materias primas que no compiten con la alimentación, como el jaramago, el cártamo, la colza etíope y el ricino. Además, las tierras que destinan para la explotación de estas plantas son de barbecho, es decir, no se emplean para los cultivos de consumo humano. Maria Pilar Dorado, coordinadora del grupo Biosahe y profesora de la Escuela Politécnica Superior, afirma que “se utilizan cultivos energéticos, producimos biodiésel y los residuos que se generan los empleamos para producir bioplásticos. Así, cerramos el ciclo de generación del biodiésel y lo hacemos de forma sostenible”. Los investigadores estudian unas bacterias que se alimentan de glicerina (uno de los residuos derivados de la producción de biodiésel) y generan bioplásticos, y a las que también se suministra la torta suplementaria (otro residuo) para aportarle la proteínas que necesitan durante el proceso de producción. Más información: www.andaluciainvestiga.com