SJ 27608 290607

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Proceso No 27608
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrado Ponente
Dr. SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
Bogotá, D.C., veintinueve de junio de dos mil siete.
VISTOS
Se pronuncia la Corte respecto del recurso de apelación presentado por
la Fiscalía, en contra de la decisión del Magistrado de Control de Garantías del
Tribunal de Bogotá, tomada en curso de la audiencia preparatoria realizada en
el proceso que se sigue en disfavor de la Dra., JACQUELINE DÍAZ RODRÍGUEZ,
por el delito de privación ilegal de la libertad.
HECHOS Y DECURSO PROCESAL
En su calidad de Fiscal Seccional 123 de Bogotá, el Dr. Luis Alberto Reyes
Herrera, solicitó ante el Centro de Servicios de los Juzgados de Control de
Garantías
de
esta
ciudad,
se
programaran
audiencias
preliminares
encaminadas a legalizar la captura y formular imputación en contra de dos
personas aprehendidas en flagrancia al momento de cometer un hurto.
El día 15 de febrero de 2006, ante la Jueza 47 penal Municipal de Bogotá con
Funciones de Control de Garantías, Dra. JACQUELINE DÍAZ RODRÍGUEZ, se
comenzaron a adelantar las diligencias en cuestión, particularmente, la
encaminada a verificar la legalidad de la captura de los dos involucrados en el
delito de hurto.
En curso de ello, estimó necesario la funcionaria, dado que el defensor de los
aprehendidos manifestó que estos fueron objeto de maltratos por parte de los
agentes captores, recabar la declaración de los uniformados, razón por la cual
reclamó del fiscal, hiciese comparecer a los servidores públicos en mención,
para cuyo efecto decretó un receso en el trámite de la audiencia.
Empero, como al reanudarse la diligencia, no comparecieron los agentes de
policía, la Jueza de Control de Garantías decide imponer al Fiscal Seccional
293, con fundamento en los poderes y medidas correccionales otorgados al
funcionario judicial por el artículo 143 de la Ley 906 de 2004, 24 horas de
arresto, los cuales se hicieron efectivos, por estimar que entorpeció la
administración de justicia.
En virtud de ello, el Fiscal Seccional 293 instauró denuncia penal en contra
de la Jueza 47 Penal Municipal de Bogotá, con funciones de Control de
Garantías, por ocasión de lo cual se formuló imputación por entendérsele
incursa en el delito de privación ilegal de libertad, cargo que no fue objeto de
allanamiento.
Dentro de los términos legales, la Fiscalía Delegada ante el Tribunal
Superior de Bogotá, presentó escrito de acusación ante la Sala de Decisión de
aquella corporación, el 9 de noviembre de 2006.
En consecuencia, el 12 de diciembre de 2006, se realizó la audiencia de
formulación de acusación, a la cual concurrieron la fiscalía, la representación
legal de la víctima, el agente del Ministerio Público, la imputada y su defensor.
El 21 de febrero de 2007, se realizó la audiencia preparatoria, en curso de la
cual la Sala de Decisión Penal del Tribunal, decidió decretar la nulidad de lo
actuado “a partir del momento en que se finalizó la acusación”, por estimar
que si la representación legal de la víctima contaba con elementos materiales
probatorios, evidencia física o informes, como lo señaló en curso de la
audiencia preparatoria, debió haberlos anunciado y puesto en conocimiento de
la defensa, igual que sucede con la fiscalía, desde la formulación de acusación.
Como quiera que la decisión del Tribunal no fue impugnada, el 11 de abril de
2007, se realizó de nuevo la parte final de la audiencia de formulación de
acusación, en cuyo desarrollo la representación legal de la víctima dio a
conocer los elementos suasorios con los que cuenta y desea hacer valer en el
juicio, dándose traslado de ellos a las partes, que sobre el particular ninguna
controversia plantearon.
Por último, el 17 de mayo de 2007, se realizó de nuevo la audiencia
preparatoria.
En curso de la misma las partes hicieron sus manifestaciones respecto del
descubrimiento probatorio; se enunciaron todas las pruebas que pretendían
hacer valer en el juicio, acompañado ello de la significación de pertinencia y
conducencia; se decretó un receso para la elaboración de estipulaciones
probatorios, manifestando la fiscalía y la defensa su convenio acerca de
algunos hechos; se pronunció el Tribunal decretando la práctica de algunas de
las pruebas pedidas por las partes, y negando otras; se abrió la posibilidad de
interponer los recursos ordinarios, los cuales fueron finalmente rechazados
frente a la crítica que se hizo a las pruebas admitidas a favor de la contraparte,
por estimarse que la admisión no faculta interponer ningún recurso; y, se
accedió a la reposición presentada por la defensa, aceptándose que presentase
tres de los testigos antes negados.
Cuando el Tribunal se aprestaba a señalar la fecha para la realización de la
audiencia del juicio oral, solicitó la palabra la fiscalía para hacer ver que el
Tribunal, en olvido involuntario, obvió responder a su manifestación de que se
le permitiese interrogar directamente a los testigos de la defensa.
De ello se dio traslado a la representación de la víctima y la defensa, luego
de lo cual el Tribunal se pronunció negando la solicitud de la fiscalía, por
entender que es abiertamente improcedente otorgar una especie de carta en
blanco, ya que la funcionaria del ente investigador no significó la conducencia y
pertinencia de lo solicitado y se parte de la base de que a la fiscalía por norma
constitucional, se le obliga a hacer su descubrimiento probatorio desde la
audiencia de formulación de acusación, precisamente para facultar el previo
conocimiento de la defensa, y resulta extemporáneo hacer la solicitud en la
audiencia preparatoria.
Otorgada la posibilidad de impugnar la decisión, la fiscalía interpone
reposición y en subsidio apelación.
En sustento del recurso horizontal, la funcionaria advierte que debe darse
aplicación al principio de igualdad, ya que esa prerrogativa de interrogar
directamente a los testigos de la fiscalía, se le otorgó a la defensa. Junto con
ello, agrega, la fiscalía sólo puede conocer cuáles son los testigos que
presentará la defensa, en la audiencia preparatoria y la pertinencia del
interrogatorio directo surge necesariamente de lo que ocurra en la audiencia
del juicio oral, una vez la defensa interrogue a su testigo.
De lo argumentado por la fiscalía se corrió traslado a los no recurrentes,
luego de lo cual el Tribunal resolvió el recurso de reposición manteniendo su
decisión de negar la prueba o pruebas solicitadas por la fiscalía-posibilidad de
interrogar directamente a los testigos de la defensa-, señalando que lo
deprecado no corresponde a la sistemática adversarial de la Ley 906 de 2004,
y particularmente, a lo consagrado en los artículos 374 y 375, en cuanto
exigen que la parte explique qué se pretende probar con la prueba pedida.
Tampoco es apropiada la remisión al derecho de igualdad, sostiene el Tribunal,
dado que en cuanto titular de la acusación, a la fiscalía le corresponde dar a
conocer a la defensa lo recogido en materia probatoria, para facultar la
refutación.
Resuelto desfavorablemente el recurso de reposición, se otorgó el recurso
de apelación interpuesto de manera subsidiaria, obedeciendo a ello que el
asunto ingresara para conocimiento de la Corte, a fin de desarrollar el trámite
de impugnación consagrado en el artículo 178 de la Ley 906 de 2004.
DE LA DECISIÓN
La Corte, al inicio de la diligencia, una vez efectuada la presentación de las
partes, en lugar de otorgar la palabra al recurrente-fiscalía-, para que sustente
el recurso, advierte de la existencia de una irregularidad sustancial en curso de
la audiencia preparatoria, subsanable únicamente a través del mecanismo
extremo de la nulidad, razón por la cual, dentro de las facultades oficiosas
inherentes a este tipo de declaraciones y como quiera que el yerro opera
anterior al momento en el cual se tomó la decisión objeto del recurso de
apelación, se entrará a declararla sin escuchar previamente a las partes:
Al efecto, inserta la expedición de la Ley 906 de 2004, dentro de una clara
perspectiva acusatoria, regida, entre otros, por el principio adversarial, es claro
que el adelantamiento del trámite de las diferentes audiencias, que también en
seguimiento de la sistemática acusatoria operan orales, con inmediación y
concentración,
reclama
un
respeto
integral
por
las
posibilidades
de
contradicción y controversia, en el llamado “proceso de partes”.
Bajo esta perspectiva, de las solicitudes que haga una de las partes, previo a
la decisión del juez, unipersonal o colegiado, debe darse traslado a las demás
partes e intervinientes, para permitir así la controversia y el debate dialéctico a
partir del cual se funda motivada esa decisión del funcionario. Luego de ello, la
parte inconforme con lo resuelto puede hacer uso de los recursos pertinentes.
Desde luego, la naturaleza y trascendencia de la impugnación permite
advertir evidente que su función no es la de servir de medio de expresión de
las partes, a efectos de que estas hagan las manifestaciones necesarias para la
toma de una decisión, sino la de operar por vía de consecuencia, como
mecanismo de contradicción de lo resuelto, precisamente por entenderse que
allí no se tuvieron en cuenta las argumentaciones o solicitudes realizadas
previamente por el afectado.
Así las cosas, en el evento de omitirse escuchar a las partes, previo a la
toma de la decisión que las afecta, lo resuelto emerge no sólo inmotivado, por
sustracción de materia, dentro de la perspectiva dialéctica, sino violatorio del
derecho de defensa y su correlato de contradicción, sin que la posibilidad de
recurrir al instituto impugnatorio resulte suficiente para restañar el daño
causado a la parte o partes, dado que ya se eliminó una posibilidad de
intervención de estas.
Para el caso concreto, debe resaltar la Sala trascendente la omisión en que
incurrió el Tribunal dentro de la dinámica dada a la audiencia preparatoria,
pues, pasó por alto permitir que las partes se pronunciasen acerca de la
solicitud probatoria de sus contrapartes, previo a decidir sobre ello, y con ese
comportamiento causó efectivo daño a las expectativas de la defensa, la
representación de la víctima y la fiscalía, acorde con su particular teoría del
caso.
Para una mejor comprensión de lo ocurrido en la segunda de las audiencias
preparatorias-cabe recordar que la primera emergió fallida una vez el Tribunal,
oficiosamente, decidiera declarar la nulidad de lo actuado desde la parte final
de la audiencia de formulación de acusación-, estima adecuado la Sala, hacer
un recorrido sucinto pero suficiente por la tramitación en mención.
Así, en el primero de los registros de la audiencia celebrada el 17 de mayo
de 2007, se aprecia, al inicio, que ninguna de las partes tiene observaciones
que hacer al descubrimiento probatorio efectuado por la fiscalía y la
representación de la víctima, razón por la cual se da traslado al defensor para
que realice su particular descubrimiento probatorio, espacio que utiliza
relacionando todas y cada una de las pruebas que hará valer en el juicio.
A renglón seguido, el Tribunal pide a las partes que refieran los elementos
suasorios que harán valer en el juicio, efectuando también la manifestación de
conducencia y pertinencia de estos.
Efectivamente, en su orden, la fiscalía, la representación de la víctima y el
defensor de la procesada, relacionan todas las pruebas a presentar en la
audiencia de juicio oral, verificando el objeto de las mismas.
Ocurrido ello, el Tribunal consulta a las partes acerca de su interés en realizar
estipulaciones probatoria y obtenida una respuesta afirmativa, decreta un
receso de 40 minutos para las conversaciones de rigor.
Superado el receso, la fiscalía significa que se ha llegado a acuerdos
probatorios, procediendo a enunciar los hechos materia de estipulación, sin
que ello fuera objetado por la defensa.
Seguidamente, se interroga a la procesada acerca de la aceptación de los
cargos formulados por la fiscalía, obteniéndose respuesta negativa. De
inmediato el Tribunal decreta un receso, a fin de emitir pronunciamiento acerca
de las pruebas pedidas por las partes.
De regreso a la sala, el Tribunal aborda cada una de las solicitudes de las
partes, partiendo por la fiscalía, en cuyo favor decreta algunas pruebas y niega
otras, fundamentalmente por su impertinencia o reiteración, o atendido que se
trata de testimonios que no fueron referenciados en la audiencia de
formulación de acusación, dentro de la obligación de descubrimiento que
compete al ente investigador.
Algo similar ocurrió con la representación de la víctima y la defensa, a los
cuales se les negó la presentación de varias pruebas, por estimarse
impertinentes o repetitivas.
De lo decidido, el Tribunal dio traslado a las partes para la interposición de
recursos. La fiscalía, en primer lugar, interpuso como único el de reposición,
argumentando a favor de que se acepten dos de los testimonios rechazados.
Corrido el traslado para los no recurrentes, la defensa y la representación de
la víctima solicitan se mantenga en pie lo decidido.
La representación de la víctima interpone los recursos de reposición y
apelación, argumentando que deben excluirse varias de las pruebas aceptadas
por el Tribunal, por derivar ellas de una de las estipulaciones probatorias
realizadas entre la fiscalía y la defensa.
Corrido el traslado del recurso de reposición interpuesto como principal por la
representación de la víctima, la fiscalía asevera que no es este el momento
para solicitar exclusión probatoria, pues, ello debió ocurrir previo a la decisión
del Tribunal. A su turno, el defensor admitió que debe excluirse uno de los
testimonios pedidos por él, pero significa necesarios los otros que demandó
dejar de lado el recurrente.
Por último, en lo que a los recursos respecta, la defensa interpuso los
recursos ordinarios, buscando que se excluyan varias de las pruebas pedidas
por la representación de la víctima, por entender que son inconducentes o
impertinentes.
Corrido traslado a la fiscalía, manifiesta la funcionaria que esa exclusión
reclamada por la defensa, debió plantearse previamente y no a través del
recurso de reposición, dado que la impugnación es válida solamente respecto
de rechazos probatorios.
A su vez, la representación de la víctima advierte que sólo después del
pronunciamiento del Tribunal acerca de la práctica probatoria, se tiene acceso
a la posibilidad de que se manifieste la aceptación o rechazo a cargo de las
partes. Luego, argumenta a favor de que se practiquen las pruebas pedidas,
pese a lo solicitado por el recurrente.
Luego de un receso, el Tribunal decide los recursos interpuestos señalando
que ellos deben ser rechazados en lo que toca con lo solicitado por los
impugnantes para que se excluyan algunas pruebas admitidas, pues, de la
lectura que hace del artículo 359 de la Ley 906 de 2004, concluye que sólo
puede recurrirse la decisión de negar, inadmitir o excluir una prueba.
Atinente a las pruebas excluidas, se mantiene en su decisión de negar las
pedidas por la fiscalía y acepta lo argumentado por la defensa, permitiendo
que al juicio ingresen los testimonios inicialmente inadmitidos.
En este momento, cuando se anunciaba la fecha para la celebración de la
audiencia del juicio oral, la fiscalía hizo notar la falta de pronunciamiento
acerca de su solicitud de que se le permitiese interrogar directamente a los
testigos de la defensa, generando del trámite denegatorio que culminó con la
interposición del recurso de apelación por el cual ahora conoce la Sala de lo
sucedido.
Pues bien, lo resumido en precedencia hace ver que el Tribunal no desarrolló
de manera sistemática y acorde con su objeto, las diferentes etapas que para
la audiencia preparatoria ha establecido el legislador, lo que llevó a confusión a
las partes y, finalmente, a la vulneración de derechos que demanda de la
declaratoria de nulidad antes anunciada.
Sistemáticamente, entonces, es posible advertir en la audiencia preparatoria,
para lo que compete exclusivamente al campo probatorio, una serie ordenada
y consecutiva de pasos, que así pueden delimitarse:
1.
PRONUNCIAMIENTO
ACERCA
DEL
DESCUBRIMIENTO
PROBATORIO PREVIO.
Dado que en curso de la audiencia de formulación de acusación, el juez, por
solicitud de la defensa, pudo imponer a la fiscalía la obligación de darle a
conocer, dentro de los tres días siguientes a la culminación de la diligencia,
uno, varios o todos los elementos materiales probatorios, evidencia física o
informes relacionados en el escrito de acusación (artículo 344, inciso primero
de la Ley 9056 de 2004), la audiencia preparatoria se abre consultando a la
defensa acerca del cumplimiento, por parte de la fiscalía, de lo dispuesto
respecto del descubrimiento en cita.
2. DESCUBRIMIENTO
Esa obligación de descubrimiento que para la fiscalía operó en curso de la
audiencia de formulación de acusación, surge para la defensa, en respeto del
principio de igualdad de armas, al comienzo de la audiencia preparatoria, pero
no para que, como sucedió en la diligencia examinada, se ocupe el defensor de
señalar cuáles serán las pruebas que hará valer en el juicio- ya que ello ocurre
en un momento subsecuente como se verá más adelante-, sino con el
específico
propósito
de
poner en
conocimiento
de
las otras partes e
intervinientes, sus “elementos materiales probatorios y evidencia física”,
conforme lo delimita el numeral 2° del artículo 356 del C. de P.P. y dentro de
la definición que para estos medios suasorios contempla el artículo 275 ibídem.
3. ENUNCIACIÓN
Cuando ya las partes conocen los elementos materiales probatorios y
evidencia física de su contraparte, dan a conocer, conforme su particular teoría
del caso, evidentemente planteada también con base en lo que se sabe ha
recogido ésta, cuáles serán las pruebas que aducirán en el juicio-vale decir, las
que allí se practicarán, por lo general de carácter testimonial, y los elementos
materiales probatorios y evidencia física a aportar-, sin establecer respecto de
ello ningún tipo de argumentación de conducencia o pertinencia, sencillamente
porque el objeto de la enunciación no es otro distinto a permitir el
conocimiento
de
la
contraparte,
que
faculte
la
etapa
siguiente
de
estipulaciones probatorias.
4. ESTIPULACIONES PROBATORIAS
Cuando ya las partes conocen qué es lo pretendido introducir en el juicio
como prueba por su contraparte, conforme lo ocurrido en el momento de la
enunciación, es factible llegar a acuerdos respecto de los hechos y la forma de
probarlos, con el claro cometido de evitar juicios farragosos con una práctica
probatoria inane o reiterativa que atenta contra los principios de eficiencia y
celeridad propios de la sistemática acusatoria.
En este punto, la Corte quiere relevar, acorde con lo dispuesto en el
parágrafo del ordinal 4° del artículo 356 de la Ley 906 de 2004, que lo
estipulado u objeto de estipulación por las partes, no es una determinada
prueba, o mejor, elemento material probatorio, evidencia física o informe, sino
un hecho concreto, razón por la cual asoma impropio, como sucedió con varias
de las estipulaciones presentadas ante el Tribunal por las partes, significar
estipulados aspectos tales como el contenido de un registro de audio o una
certificación, en tanto, lo que se busca con este mecanismo es dar por probado
algo-hechos o sus circunstancias, como relaciona la norma-propio del objeto
del debate, que se sustenta, es necesario resaltarlo, con uno o varios medios
de prueba, para efectos de que no se haga necesario demostrar ese tópico.
Y si ello es así, esto es, que se estipuló probado un determinado hecho o
circunstancia, desde luego que asoma improcedente solicitar o aceptar la
práctica de pruebas que tiendan a demostrar o desvirtuar ese aspecto.
Precisamente, algo de ello ocurrió en la audiencia que se analiza, pues, en
lugar de estipularse como hecho probado lo certificado por uno de los testigos,
se estipuló la dicha certificación-en este caso el medio y no el fin-lo que generó
posterior confusión, destacada por la representación de la víctima cuando, en
uso
del
recurso
de
reposición,
advirtió
que
debían
desecharse,
por
improcedentes, las pruebas pedidas y admitidas que se derivan de la dicha
certificación.
No es entonces, para clarificar con un ejemplo, que si las partes dan por
demostrada la causa violenta de la muerte con arma de fuego e incluso el tipo
de artefacto utilizado para el efecto, se estipule el informe de necropsia o la
diligencia de inspección judicial del cadáver, o el informe de hoplología, sino el
hecho concreto, vale decir, que el occiso pereció consecuencia de dos disparos
infligidos con un arma de fuego del calibre .38 recogida en el lugar de los
hechos, y ello se sustenta con los informes en cuestión, que para el efecto se
anexan a la estipulación introducida como prueba en la audiencia del juicio
oral. No es posible, entonces, que se soliciten o admitan pruebas, en el
momento subsecuente de la audiencia preparatoria, encaminadas a demostrar
o desvirtuar ese punto, que ya se entiende demostrado.
5. SOLICITUD Y CONTROVERSIA PROBATORIAS
Ya decantado, por ocasión de las estipulaciones probatorias, qué de todo lo
enunciado anteriormente, efectivamente habrá de llevarse al juicio para
soportar la teoría del caso de las partes, estas tienen la obligación de solicitar
al juez de conocimiento su aducción-artículo 357 de la Ley 906 de 2004-, con
mención expresa de su pertinencia-artículo 375 ibídem-
Es este el momento procesal en el cual se refiere por el solicitante lo relativo
a la admisibilidad, conducencia y pertinencia de cada uno de los medios
pretendidos introducir en el debate oral, en razón a que a través de su
argumentación-que se entiende carga procesal de quien invoca la prueba-se
faculta la controversia y contradicción de las otras partes e intervinientes.
En efecto, el artículo 359 del C. de P.P., expresamente postula “Las partes y
el
Ministerio
Público
podrán
solicitar
al
juez
la
exclusión,
rechazo
o
inadmisibilidad de los medios de prueba que, de conformidad con las reglas
establecidas en este código, resulten inadmisibles, impertinentes, inútiles,
repetitivos o encaminados a probar hechos notorios o que por otro motivo no
requieran prueba”.
Esta facultad, inserta profundamente en el derecho de defensa y su correlato
de contradicción, sólo puede ser ejercida, no apenas porque así lo consagre el
legislador dentro del derrotero antecedente consecuente consagrado en la Ley
906 de 2004, sino porque la lógica probatoria así lo impone, luego de que se
ha hecho la postulación argumental de quien solicita la práctica del medio
suasorio
y,
huelga
anotarlo,
previo
al
pronunciamiento
del
juez
de
conocimiento aceptando o negando su práctica, en el entendido, como se
anotó al inicio, de que la decisión resuelve la controversia planteada por los
contrarios.
Por ello, la norma citada-art. 359-, luego de significar la posibilidad de que
las partes controviertan la solicitud probatoria de la contraparte, establece
para el juez los factores que deben regular su decisión de admisión o
inadmisión, significando finalmente que contra la inadmisión, rechazo o
exclusión, proceden los recursos ordinarios.
6. TRÁMITE DE LOS RECURSOS
En primer término, es necesario relevar que la interposición de los recursos
ordinarios de reposición y apelación demandan de legitimidad o interés a cargo
de quien postula el medio impugnatorio.
Ello, en el caso concreto, para destacar que necesariamente la parte
recurrente debe haber manifestado en el momento procesal adecuado su
inconformidad o conformidad con el elemento aceptado o excluido por el juez
de conocimiento.
En otras palabras, si durante el momento de la solicitud y controversia
probatorias,
la
parte
que
solicitó
la
prueba
argumentó
acerca
de
su
conducencia, pertinencia y admisibilidad, y ello no fue objeto de contradicción
por la contraparte, haciendo al Tribunal la solicitud que regula el inicio del
artículo 359 atrás relacionado, mal puede después, cuando el funcionario
decretó su práctica, impugnarse la decisión.
Y, desde luego, asoma completamente impropio e irregular que el medio
impugnatorio se utilice para facultar la controversia entre las partes respecto
de las solicitudes probatorias, cuando lo ocurrido es que se obvió este
momento procesal, entre otras razones, porque con ello se priva a los
interesados de uno de los mecanismos de controversia por antonomasia,
dentro de la sistemática acusatoria, operando apenas por el camino residual la
posibilidad de desvirtuar los argumentos planteados por el solicitante.
Finalmente, para delimitar lo previamente reseñado en los términos de la
nulidad desde el comienzo anunciada, es necesario advertir que el Tribunal no
adelantó adecuada y sistemáticamente la tramitación propia de la audiencia
preparatoria, facultando con ello que se presentasen algunas irregularidades,
una de las cuales, la omisión en permitir que las partes e intervinientes
controvirtieran la solicitud probatoria de la contraparte, afectó directamente el
debido proceso, derecho de defensa y su correlato de contradicción, de una
manera tan profunda que sólo es posible reparar el agravio a través del
recurso extremo de la nulidad.
Mírese cómo, además de impedirse que por vía directa, dentro del momento
procesal adecuado, las partes controvirtieran o se opusieran a la solicitud
probatoria, en el asunto examinado ni siquiera por el camino indirecto de los
recursos fue posible que una dicha práctica tuviese trascendencia material,
dado que el Tribunal rechazó el recurso de reposición interpuesto para abrir el
espacio necesario en aras de solicitar se inadmitieran algunos de los medios
suasorios deprecados.
No fue posible, así, para citar un solo ejemplo paradójico, que a pesar de
convenir la defensa-véase el minuto 30 y 44 segundos del registro No. 3 de la
audiencia-, por virtud del recurso que en contra de la admisión de una de las
pruebas solicitadas por este, presentó la representación de la víctima, en que
el testimonio asomaba impertinente por ocasión de una estipulación probatoria
previa, el mismo, ante la decisión del Tribunal de rechazar el recurso de
reposición, quedó completamente vigente para allegar en el juicio
En seguimiento, entonces, de lo dispuesto en el artículo 457 de la Ley 906
de 2004, la Sala decreta la nulidad de lo actuado, a partir del momento de la
audiencia preparatoria en el cual las partes presentaron las estipulaciones
probatorias, para efectos de que se rehaga la tramitación, particularmente,
como se dijo en precedencia, para facultar que las partes controviertan las
solicitudes probatorias de su contraparte y luego de la decisión de admitir o
inadmitir los medios deprecados, se permita interponer los recursos ordinarios,
en el segundo caso, o el horizontal de reposición, en el primero.
Esta decisión se notifica en Estrados. De inmediato se enviará lo actuado a la
Sala de Decisión del Tribunal Superior de Bogotá, para lo de su cargo.
ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
Permiso
SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
ÁLVARO ORLANDO PÉREZ
PINZÓN
Permiso
MARINA PULIDO DE BARÓN
JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS
YESID RAMÍREZ BASTIDAS
JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
Permiso
MAURO SOLARTE PORTILLA
JAVIER DE JESÚS ZAPATA ORTIZ
TERESA RUIZ NÚÑEZ
Secretaria
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