La detención (Nociones básicas).

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La detención (Nociones básicas).
Artículo 492
La autoridad o agente de policía judicial tendrá obligación de detener:
1º) A cualquiera que se halle en alguno de los casos del art. 490.
Es decir, en los casos marcados por los que cualquier persona puede detener, que son:
1. Al que intentare cometer un delito, en el momento de ir a cometerlo.
2. Al delincuente, "in fraganti".
3. Al que se fugare del establecimiento penal en que se halle extinguiendo condena.
4. Al que se fugare de la cárcel en que estuviere esperando su traslación al establecimiento penal o lugar
en que deba cumplir la condena que se le hubiese impuesto por sentencia firme.
5. Al que se fugare al ser conducido al establecimiento o lugar mencionado en el número anterior.
6. Al que se fugare estando detenido o preso por causa pendiente.
7. Al procesado o condenado que estuviere en rebeldía.
2º) Al que estuviere procesado por delito que tenga señalada en el Código pena superior a la de prisión
correccional.
Esta prisión correccional equivalía a la pena de prisión menor del CP anterior, que tenía una duración de seis
meses y un día a seis años. Tal prisión menor se corresponde con la de prisión de uno a tres años del CP vigente
conforme a la disposición transitoria 11ª.1 d) de la LO 10/1995, de 24 de noviembre, por la que se promulgó el
actual
CP.
3º) Al procesado por delito a que esté señalada pena inferior, si sus antecedentes o las circunstancias del
hecho hicieren presumir que no comparecerá cuando fuere llamado por la Autoridad judicial.
Se exceptúa de lo dispuesto en el párrafo anterior al procesado que preste en el acto fianza bastante, a juicio
de la Autoridad o agente que intente detenerlo, para presumir racionalmente que comparecerá cuando le llame el
Juez o Tribunal competente.
Ojo con éste punto que podría ser un cajón de sastre para detener por cualquier delito, pero hay que fijarse en
la primera frase que señala como requisito imprescindible “El estar procesado por delito...”. Por lo que no cabría,
en principio la detención de una persona por un delito castigado con menos de tres años de prisión en caso de
que no haya Auto de procesamiento contra él.
4º) Al que estuviere en el caso del número anterior, aunque todavía no se hallase procesado, con tal que
concurran las dos circunstancias siguientes:
1. Que la Autoridad o agente tenga motivos racionalmente bastantes para creer en la existencia de un
hecho que presente los caracteres de delito.
2. Que los tenga también bastantes para creer que la persona a quien intente detener tuvo participación
en él.
Aquí es donde nos podemos acoger para detener a cualquier persona por delito, teniendo siempre muy
presente que deberíamos justificar las dos circunstancias que se mencionan en el mismo, es decir, a nuestro juicio
qué acciones nos llevan a concluir que un hecho reviste carácter de delito y en qué motivos racionales nos
basamos para imputarle esos hechos como responsable de los mismos.
En principio éste artículo nos habilita para detener y poner a disposición judicial a cualquier persona por
cualquier delito, pero habría que observar el hecho de que es el cuarto supuesto y en aplicación de todos los
puntos del presente artículo, quedaría como residual en el conjunto de nuestra intervención, y en casos normales,
para delitos cuya pena esté señalada prisión de menos de tres años deberíamos optar por la figura del imputado
no detenido.
Para mayor comprensión del tema, podemos estudiar el fundamento de Derecho Cuarto D) 2º de la STS núm.
1081/2006 (Sala de lo Penal, Sección 1), de 3 de noviembre. Rec, núm. 2297/2005, por la que se condena como
autores de un Delito de Detención Ilegal a dos funcionarios del C.N.P., en el que se hace un estudio detallado del
art. 492 LECr. Aplicado a las circunstancias del caso que juzga:
El núm. 2º del art. 492 obliga al policía a detener «al que estuviere procesado por delito que tenga señalada en
el código pena superior a la de prisión correccional». Esta prisión correccional equivalía a la pena de prisión menor
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del CP anterior, que tenía una duración de seis meses y un día a seis años. Tal prisión menor se corresponde con
la de prisión de uno a tres años del CP vigente conforme a la disposición transitoria 11ª.1 d) de la LO 10/1995, de
24 de noviembre, por la que se promulgó el actual CP.
Tal norma del núm. 2º del art. 492 permite y obliga al funcionario de policía para detener a una persona cuando
concurran dos requisitos:
a) que hubiera procesamiento;
b) que lo fuera por un delito para el que la Ley prevea una pena superior a los tres años de prisión.
Ninguno de estos dos requisitos concurrían en el caso presente, ya que, por un lado, no se había acordado
nada por una autoridad judicial contra ninguno de los dos luego detenidos y, por otro lado, el posible delito de
atentado, que desde luego no existió, como después veremos, que dijo el policía D. Enrique a su superior que se
había cometido con la mencionada expulsión del pub Otxoa, aparece penado en el art. 551.1, último inciso con
prisión de uno a tres años.
Puede un policía detener, conforme al núm. 3º del art. 492, cuando concurran los dos requisitos siguientes:
a. que hubiera habido procesamiento por delito al que esté señalada pena inferior a la de prisión
correccional, esto es, a la de prisión de tres años según lo que acabamos de decir,
b. que «sus antecedentes o las circunstancias del hecho hicieren presumir que no comparecerá cuando fuere
llamado por la autoridad judicial».
Aquí faltaron estos dos requisitos, pues ni había procesamiento alguno ni medida equivalente que pudiera
haber sido acordada por algún órgano judicial contra alguno de los dos detenidos; y además tampoco concurría el
requisito b), ya que nos encontramos con dos personas que trabajaban en un establecimiento público conocido, de
modo que no había razón alguna para entender que pudieran haber tenido voluntad de no acudir a un juzgado
caso de que hubieran sido citados para ello con motivo de los hechos aquí examinados.
El núm. 4º de este art. 492 se refiere al caso del número anterior cuando todavía no hubiera procesamiento. Ya
hemos dicho cómo faltó en el supuesto presente el que acabamos de designar como requisito b).
Así pues, los policías debieron tener en cuenta lo dispuesto en el art. 493 de esta Ley procesal (LEG 1882, 16)
que, para cuando no sea procedente la detención por no estar la persona, posible delincuente, comprendida en
ninguno de los cuatro casos que acabamos de examinar, ordena que el policía tome nota del nombre, apellido,
domicilio y demás circunstancias bastantes para la identificación del referido posible delincuente.
Y al referirse al artículo 493 de la LECr., es interesante la lectura del mismo:
Artículo 493
La Autoridad o agente de Policía judicial tomará nota del nombre, apellido domicilio y demás circunstancias
bastantes para la averiguación e identificación de la persona del procesado o delincuente a quienes no detuviere
por no estar comprendidos en ninguno de los casos del artículo anterior.
Esta nota será oportunamente entregada al Juez o Tribunal que conozca o deba conocer de la causa.
En éste artículo, está claramente regulada nuestra actuación en los casos no previstos en el art. 492, antes
estudiado, donde el legislador nos obliga a NO DETENER sino, por el contrario, a hacer las oportunas
averiguaciones sobre la identidad y domicilio del presunto delincuente, asegurando por tanto que está claramente
identificado y localizado, no pudiendo por ello sustraerse, en principio, de la acción de la justicia, y mediante la
oportuna comparecencia, dar cuenta de los hechos que, presuntamente, revisten caracteres de delito a SSª, quien
abrirá las oportunas diligencias judiciales.
En el atestado policial que se instruya se deberá citar al presunto autor del delito en calidad de imputado no
detenido con las garantías legales y formalismos que para éstos casos nos marca la Ley.
Por tanto, del estudio de éstos artículos podemos observar que NO SIEMPRE hay que detener y que la
obsesión y mala praxis policial de detener a toda costa a cualquier persona por delito, con la finalidad secundaria
por todos conocida, nos puede acarrear algún disgusto en el que ninguno queremos caer.
DETENCIÓN POR FALTAS:
El artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que nos ampara a la hora de privar a una persona del derecho
fundamental a la libertad por una falta, es el conocido artículo 495 que paso a reseñar a continuación:
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Artículo 495
No se podrá detener por simples faltas, a no ser que el presunto reo no tuviese domicilio conocido ni diese
fianza bastante, a juicio de la Autoridad o agente que intente detenerle.
En principio habría que estudiar la Reforma de la LECr que supuso la Ley 38/2002, de 24 de octubre, por la
que se introducen los J.I.F. en nuestro ordenamiento jurídico, y que hace referencia a los siguientes aspectos:
ÁMBITO DE APLICACIÓN:
Este procedimiento se aplicará a aquellas faltas tipificadas en los artículos 617 ó 620 del Código Penal,
siempre que el ofendido sea alguna de las personas a las que se refiere el artículo 153 del mismo Código, así
como en el artículo 623.1 del Código Penal cuando sean flagrantes, cuyo enjuiciamiento corresponda al Juzgado
de Instrucción al que se debe entregar el atestado o a otro del mismo partido judicial.
Es decir, el ámbito de aplicación del artículo 962 se circunscribe a las faltas siguientes:
a) Lesiones no definidas como delito (aquellas que requieran simplemente una primera asistencia facultativa)
y malos tratos de obra sin lesión, en el ÁMBITO FAMILIAR; esto es, cuando la relación del presunto autor
con la víctima esté comprendida en alguno de los supuestos del artículo 153 CP.
b) Amenazas con armas u otros instrumentos peligrosos, salvo que el hecho constituya delito, y amenazas,
coacciones, injurias y vejaciones injustas de carácter leve, TODAS ELLAS EN EL ÁMBITO FAMILIAR; es
decir, cuando la relación del presunto autor con la víctima esté comprendida en alguno de los supuestos
del artículo 153 CP.
c) Hurtos flagrantes, en cuantía no superior a 300,51 euros (400 euros según el art. único centésimo
septuagésimo tercero LO 15/2003 de 25 noviembre).
Fuera de éstos casos no cabe la tramitación del J.I.F. por lo que el resto de faltas del Libro III del Código Penal
se tramitarán por la vía ordinaria.
Dejando aparte los puntos a) y b) que habría que estudiar dentro del tema de los Malos Tratos en el ámbito
familiar, en el caso c), es decir, en el tema de los Hurtos Flagrantes, de facto queda abolida la posibilidad de
detener al presunto autor.
Y ésta afirmación la baso en que, como quiera que la primera y prácticamente única actividad judicial en un
procedimiento tan breve como el de Enjuiciamiento de Faltas es la citación a Juicio de las partes implicadas,
teniendo en cuenta que las citaciones que el funcionario policial hace en la calle, previa consulta a la Agenda
Programada de Citaciones Judiciales, tienen ya de por sí carácter de citación judicial con las obligaciones de
comparecencia que inherentemente conllevan, y la posibilidad de la celebración del Juicio se haga en ausencia del
denunciado, no cabría la detención por ya haberse realizado el acto judicial de citación, por lo que, aunque
sepamos fehacientemente que la persona no va a acudir al acto de juicio, será bajo su responsabilidad y con las
consecuencias jurídicas que conlleva dicha ausencia.
Por ello, la detención en éste caso no estaría justificada en ningún caso, debiendo limitarnos a concertar a
través de la oficina de denuncias el correspondiente acto de juicio y citar en forma a las partes.
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