HOMICIDIO CULPOSO AGRAVADO POR LA CONDUCCIÓN DE UN VEHÍCULO AUTOMOTOR. EVALUACIÓN DE LA IMPRUDENCIA. MANIOBRA DE SOBREPASO. En la ciudad de Santa Fe, a los veintidós días del mes octubre de dos mil ocho, se reunieron en Acuerdo los señores Vocales de la Sala Tercera de la Cámara de Apelación en lo Penal, doctores ELOY EMILIANO SUÁREZ y JULIO CÉSAR RONDINA, integrada en esta oportunidad con el señor Vocal de la Sala Segunda, doctor SEBASTIÁN CREUS, con el objeto de dictar resolución en los autos: “A., M. C. S/ HOMICIDIO CULPOSO AGRAVADO POR LA CONDUCCIÓN DE UN VEHÍCULO AUTOMOTOR” (Expte. n° 258 - Año 2008).Estudiado el proceso, el Tribunal sometió a votación las siguientes cuestiones a resolver: 1ra.- ¿Es justa la sentencia apelada? 2da.- ¿Qué resolución corresponde adoptar? A la primera cuestión el señor Vocal doctor Suárez dijo: Contra la sentencia dictada por el señor Juez de Primera Instancia de Distrito en lo Penal Correccional de la Cuarta Nominación de esta ciudad, en fecha 19 de noviembre de 2007, por la que CONDENA a C. M. A., como autor penalmente responsable del delito de Homicidio culposo agravado por la conducción de un vehículo automotor (art. 84 -2do. Párrafo, del Código Penal), a la pena de DOS AÑOS DE PRISIÓN en suspenso y CINCO AÑOS DE INHABILITACIÓN ESPECIAL PARA CONDUCIR AUTOMOTORES, en forma efectiva, con costas (arts. 26, 1er. y 3er. párrafo; y 29, inc. 3°, del Código Penal); interpone recurso de nulidad y apelación el imputado.Los doctores Gustavo Rafael Elli y Carlos Eduardo Suffritti, defensores del justiciable, a fojas 242, sostienen, en primer lugar, que no existen irregularidades que puedan fundar un recurso de nulidad, lo que así manifiestan, pidiendo se tenga presente. En cuanto a la apelación, discrepan porque a su juicio el “a quo” fundó la culpabilidad de su pupilo únicamente en el sobrepaso donde se produjo el roce entre los vehículos. Afirman que A. resultó sorprendido por la presencia inesperada del cono y que éste fue un obstáculo insalvable. Sostienen que la maniobra de sobrepaso no fue en lugar prohibido, que por circular atrás de otro vehículo no le permitió visualizar el cono. Consideran que no medió imprudencia alguna, ni negligencia de parte del justiciable, ni puede atribuírsele violación a los reglamentos u ordenanzas y que el fallecimiento de la víctima se debió a un factor extraño a la conducta de su pupilo. Pese a reconocer la preclusión de los actos procesales, destacan que tanto el croquis de fojas 7, como las fotografías de fojas 30/33 han sido confeccionadas para “tapar” lo que califican como un “grueso error” al no señalizar correctamente el operativo de control de tránsito, por lo que solicitan se glosen fotografías que acompañan. Hacen reserva de los recursos de inconstitucionalidad y extraordinario. Solicitan en definitiva la absolución de culpa y cargo de A..A fojas 254 contesta los agravios el señor Fiscal de Cámaras, propugnando se desestimen, porque de las constancias de autos surgen elementos de convicción que permiten establecer que la causa eficiente del accidente obedeció al comportamiento conductivo de A.. Sostiene que el justiciable intentó adelantarse sin asegurarse que la ruta estaba libre de todo obstáculo y lo hizo de manera antirreglamentaria ya que lo realizó donde estaba demarcada doble línea amarilla. Por otra parte, afirma, de acuerdo a las huellas y rastros y huellas de frenada, teniendo en cuenta el lugar y las circunstancias relatadas, conducía a una velocidad peligrosa y excesiva. Solicita se desestimen los agravios y se confirme la resolución alzada.Ingresando en el análisis del fondo del asunto, surge de autos que el día 25 de marzo de 2003, siendo aproximadamente las 6,40, sobre la ruta 70 S, prácticamente en su intersección con la ruta 5, en momentos en que se realizaba un control por parte de personal policial y de la Dirección de Transporte de Pasajeros y Cargas, se produjo un accidente de tránsito entre dos automóviles que circulaban por la 70 S en dirección al Oeste en el que también estuvieron involucrados un colectivo de la Empresa San Cristóbal que se encontraba detenido en la banquina para el descenso de pasajeros y un acoplado cisterna de transporte de leche que se hallaba estacionado también sobre la misma.Aunque la defensa pretende desmerecer las fotografías glosadas a fojas 30/33, tomadas el mismo día del hecho, y el croquis confeccionado por la prevención, es claro que no se aprecia razón alguna para ello, como no sea la discrepancia de criterio en cuanto a la valoración que el “a quo” hiciera de ese importante material incorporado a la causa.En efecto, si bien es cierto que las fotografías de mención fueron tomadas con luz de día, siendo que el accidente ocurrió durante el amanecer y, por tanto, cuando aún la zona se encontraba en la oscuridad, ello no obsta a que la mayor luminosidad permita que se evalúen con nitidez los detalles, las distancias y los rastros del lugar, no apreciándose motivo para desecharlas como material probatorio.Por otra parte, no puede pretenderse, como sostiene la defensa, que haya sido pergeñado por la prevención realizar las tomas durante el día, cuando el hecho ocurrió, como he dicho, momentos antes del amanecer y, lógicamente, los instructores arribaron al lugar con algún tiempo de retraso, por cuanto no resulta claro el motivo que habrían tenido para actuar de ese modo.Eso no obsta a que se utilicen también para el análisis las fotografías acompañadas por los recurrentes en la medida que todo aporte que pueda ayudar a esclarecer la mecánica del accidente debe ser tenido en cuenta, por lo que, en cuanto sean complementarias de las pruebas reunidas en la causa, también es posible servirse de ellas, destacando sin embargo que las mismas fueron realizadas casi cinco años después de ocurrido el accidente.Avocándonos ahora al análisis de las pruebas glosadas a la causa y, acerca de los conos de advertencia y señalización que se encontraban colocados sobre la línea media de la ruta, surge de los testimonios de los intervinientes en el operativo de control de tránsito, como de las fotografías de fojas 30/33 que el color de los mismos era naranja. Así puede apreciarse de las fotografías que muestran el que atropellara el imputado y quedara encajado debajo de su automóvil. Por lo demás, si bien no eran nuevos, su color no era “gris como muy sucio”, tal como lo describe el justiciable en la indagatoria.Contrariamente, se observa que este elemento, como los otros similares que componían la señalización del operativo, se encontraba en condiciones normales para ser apreciado claramente por quienes circulaban con las luces reglamentarias encendidas, no pudiendo sostenerse fundadamente que por tratarse de elementos utilizados en operativos anteriores, su color no fuera visible y, por tanto, se constituyera en un obstáculo imprevisto.Otro dato relevante que se aprecia de las fotografías es que el cono mencionado reiteradamente, fue atropellado y quedó incrustado en la parte media del automóvil conducido por A., circunstancia que tendrá valor también a la hora de considerar la maniobra realizada por éste.- Por otra parte, también se aprecia que el personal policial que se encontraba en el lugar tenía colocados chalecos de color naranja que también debieron ser visualizados desde lejos por los conductores. Es razonable pensar que si el conductor R. disminuyó la velocidad fue porque pudo apreciar que el operativo se estaba efectuando y, por tanto, no puede el imputado sostener válidamente que se trató de un elemento sorpresivo.En cuanto al operativo de control en sí, evidentemente la víctima R. apreció no solamente los conos, sino al personal policial que lo realizaba, por lo que disminuyó la velocidad con el propósito de detenerse frente al agente que se encontraba esperando en medio de la calzada.Es cierto que A. circulaba detrás del conducido por R., y que por encontrarse antirreglamentariamente tan cerca del mismo pudo tener dificultad en observar directamente hacia adelante, de donde se manifiesta su incumplimiento al deber de prestar toda la atención a las contingencias del tránsito y no desentenderse del mismo.Además, si como expresa en su indagatoria, antes de iniciar la maniobra de sobrepaso, desde varios metros atrás se percató de que por la mano contraria no circulaba nadie, si tomó las precuaciones de hacer señales de luces de giro, si bajó las luces para no molestar a R., para recién allí comenzar a adelantarse, y fundamentalmente, si ese adelantamiento lo hacía a 80 km/h, como afirma, no puede explicarse razonablemente que no haya advertido el cono naranja que se encontraba sobre la línea media de la calzada que, al observar hacia adelante sobre la mano contraria debió ser visualizado con claridad al costado izquierdo del vehículo que pretendía sobrepasar.Contrariamente a lo sostenido por el justiciable y su defensa, el único razonamiento lógico que permite interpretar su maniobra lo constituye que circulaba a una velocidad mayor a la declarada y que inició el intento de adelantamiento desde una posición muy cercana al automóvil que lo precedía y de manera abrupta, razón por la cual no advirtió la presencia del cono al que atropelló con la parte media de su vehículo, quedando incrustado bajo el mismo en medio del eje delantero, tal como se observa en las fotografías y mencionara con anterioridad.En otro orden, de las constancias de autos, tanto de las fotografías glosadas a fojas 30/33, como de las que en esta instancia presentara la defensa, puede apreciarse que, si bien la doble línea amarilla tiene una longitud menor, en el sentido de circulación que llevaban los automóviles siniestrados (RecreoEsperanza), la ruta 70 S tiene una línea blanca discontinua, le sigue una línea amarilla simple y finalmente, se aprecia la doble línea amarilla.Como es sabido, solamente se puede cruzar de mano ante la línea blanca discontinua, pero ya sobre la línea amarilla este paso está prohibido, pudiéndolo realizar quien circula por la otra mano (atento a que tiene línea blanca discontinua) y con la doble línea amarilla la maniobra está vedada para ambos sentidos de circulación.Volviendo a nuestro caso, se aprecia entonces, que sobre la ruta 70 S está perfectamente señalizado que quienes circulan de Este a Oeste (como lo hacía A.), no pueden adelantarse cambiando de mano desde mucho antes de llegar a las dobles líneas amarillas. También se aprecia, de acuerdo a las huellas y rastros que se observan en las fotografías del lugar y que fuera relevados por la prevención en el acta de inspección ocular y el croquis respectivo (ver fs. 6 y 7, respectivamente), que el primer cono (el que fuera atropellado por el justiciable) se encontraba a 84 metros del cruce de rutas donde se estaba realizando el operativo y estaba seguido a 15 y 13 metros de distancia por otros dos conos más que completaban la señalización junto al cartel de mención y al cono que se hallaba frente al colectivo detenido.Aunque nos colocásemos hipotéticamente en la posibilidad más favorable al imputado, y considerásemos que la maniobra de sobrepaso se inició antes de la demarcación con líneas amarillas, de todas formas la escasa distancia respecto de su antecesor, la manera abrupta en que debió ser realizada y, fundamentalmente, la velocidad que llevaba el conducido por A., factores todos que resultan como lógica explicación de la sorpresa que le provocara la presencia del cono, impiden coincidir con la defensa en su apreciación de que la maniobra no fue imprudente.Los rastros dejados por los vehículos sobre la calzada, las huellas de frenado, los impactos que se produjeron entre ambos automóviles y el que se diera luego entre el conducido por el justiciable con el colectivo estacionado, están indicando un nivel elevado de velocidad que, evidentemente, impidió el pleno dominio del coche por parte del imputado y a la que puede calificarse de imprudente, dadas las circunstancias especiales del caso.Pero, como dije,, en su realización pese a que se apreciaban las luces del cruce de rutas y del peaje “verde y roja”, y que el otro conductor había comenzado a frenar o a disminuir su velocidad, según el propio imputado reconoce en la indagatoria (ver fs. 65 vto.).Como corolario de lo expuesto, surge que su conducta ha sido imprudente y que fue la causa eficiente del daño causado por lo cual debe responder.Por todo ello, considero que la resolución es justa y merece respaldo, por lo que, a esta primera cuestión voto por la afirmativa.- A la misma cuestión, los señores Vocales doctores Rondina y Creus expusieron argumentos de igual tenor a los del doctor Suárez y votaron también por la afirmativa.A la segunda cuestión el señor Vocal doctor Suárez continuó diciendo: Atento al resultado obtenido al tratar la cuestión anterior corresponde: I.- Tener por desistido al recurrente del recurso de nulidad.- II.Confirmar la sentencia que CONDENA a C. M. A., como autor penalmente responsable del delito de Homicidio culposo agravado por la conducción de un vehículo automotor (art. 84 - 2do. párrafo, del Código Penal), a la pena de DOS AÑOS DE PRISIÓN en suspenso y CINCO AÑOS DE INHABILITACIÓN ESPECIAL PARA CONDUCIR AUTOMOTORES, en forma efectiva, con costas (arts. 26, 1er. y 3er. párrafo; y 29, inc. 3°, del Código Penal). Así voto.A esta última cuestión, los señores vocales doctores Rondina y Creus dijeron que la resolución que correspondía adoptar era la propuesta por el doctor Suárez y sufragaron en igual sentido.Por los fundamentos del Acuerdo que antecede, la Sala Tercera de la Cámara de Apelación en lo Penal, integrada, RESUELVE: Confirmar la sentencia apelada, con costas.En la suma de setecientos cincuenta pesos ($ 750), (5,11 JUS), en proporción de ley, se regulan los honorarios profesionales de los doctores Carlos E. Suffriti y Gustavo R. Elli, por su intervención en esta instancia.Fijar como interés moratorio para los honorarios de los profesionales actuantes la tasa activa capitalizada del Nuevo Banco de Santa Fe S.A. (art. 31, 4° párrafo de la ley 12.851).Insértese el original, agréguese el duplicado, hágase saber, córrase vista a la Caja Forense y, oportunamente, bajen. SUÁREZ RONDINA CREUS Gaido