MEDICINA LEGAL

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Rev Esp Med Legal. 2014;40(1):11---18
REVISTA ESPAÑOLA DE
MEDICINA LEGAL
www.elsevier.es/mlegal
ORIGINAL
Sumisión química en casos de presuntos delitos contra
la libertad sexual analizados en el Instituto Nacional de
Toxicología y Ciencias Forenses (Departamento de Madrid)
durante los años 2010, 2011 y 2012
Carlos García-Caballero a , Angelines Cruz-Landeira b y Óscar Quintela-Jorge c,a,∗
a
Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España
Departamento de Anatomía Patológica y Ciencias Forenses, Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, La
Coruña, España
c
Servicio de Química, Departamento de Madrid, Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, Madrid, España
b
Recibido el 23 de abril de 2013; aceptado el 30 de julio de 2013
Disponible en Internet el 2 de octubre de 2013
PALABRAS CLAVE
Sumisión química;
Víctima;
Muestras biológicas;
Análisis toxicológicos;
Delitos sexuales
∗
Resumen
Introducción: La sumisión química en relación con los delitos contra la libertad sexual se puede
aplicar tanto a los casos de administración subrepticia de determinadas sustancias, como a los
casos oportunistas por una mayor vulnerabilidad de la víctima debido al consumo voluntario de
las mismas.
Material y métodos: Se ha realizado un estudio descriptivo retrospectivo de los casos de
agresiones sexuales relacionados con el consumo de sustancias químicas, remitidos durante
los años 2010, 2011 y 2012 al Departamento de Madrid del Instituto Nacional de Toxicología y
Ciencias Forenses. Se ha recogido información en relación con el perfil de la víctima, el tipo
de muestras biológicas remitidas y los resultados toxicológicos.
Resultados: De los 306 casos de agresión o abuso sexual remitidos, 107 han cumplido los
criterios de inclusión. El perfil de la víctima es el de una mujer española o latinoamericana
joven (edad media: 25,9 años), que admite consumo de alcohol previo al episodio, y que sufre
de amnesia total o parcial de los hechos. Las muestras remitidas han sido sangre (27,1%),
orina (14%) o ambas (57%). El análisis toxicológico ha sido positivo en el 87,9% de los casos,
y las sustancias identificadas han sido etanol (61,7%), fármacos (40,2%, fundamentalmente
benzodiacepinas) y drogas ilícitas (27,1%, fundamentalmente cocaína), solas o en combinación.
Conclusiones: El estudio refleja la necesidad de trabajar en prevención e información de potenciales víctimas y personal sanitario, que una temprana y adecuada toma de muestras son
factores claves a la hora de confirmar el diagnóstico, y que las sustancias detectadas, lícitas e
ilícitas, pertenecen a un patrón de consumo frecuente en nuestra sociedad.
© 2013 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los
derechos reservados.
Autor para correspondencia.
Correos electrónicos: [email protected], [email protected] (Ó. Quintela-Jorge).
0377-4732/$ – see front matter © 2013 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.reml.2013.07.003
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C. García-Caballero et al
KEYWORDS
Drug facilitated
sexual assault;
Victim;
Biological samples;
Toxicological
analysis;
Sexual offenses
Alleged drug-facilitated sexual assault cases analyzed at the National Institute of
Toxicology and Forensic Science (Madrid Department) during the years 2010, 2011
and 2012
Abstract
Introduction: Drug-facilitated sexual assault crimes can be applied in cases of covert administration of certain substances, as well as cases in which the victim voluntarily consumes these
same substances.
Materials and methods: This study describes retrospectively cases of sexual assault related to
the consumption of chemical substances. They were reported to the Madrid Department of the
National Institute of Toxicology and Forensic Sciences during 2010, 2011 and 2012. We collected
information related to the victim’s profile, the type of biological samples given and the results
of the toxicological analysis.
Results: Out of 306 cases of sexual assault or abuse referred, 107 have met the inclusion criteria.
The victim’s profile is of a young Spanish or Latin-American woman (mean age: 25.9 years) who
admits to consuming alcohol prior to the episode and suffering from total or partial amnesia
with regard to the facts. The given samples were blood (27.1%), urine (14%) or both (57%).
Toxicological analysis was positive in 87.9% of cases and the substances identified were ethanol
(61.7%), pharmaceuticals (40.2%, mainly benzodiazepines), and illicit drugs (27.1%, primarily
cocaine) either alone or in combination.
Conclusions: This study reflects the requirement to work in prevention and training of potential
victims and healthcare personnel, proves that an early and adequate collection of samples are
key factors to confirm the diagnosis and identifies that detected licit or illicit substances belong
to a frequent consumption pattern.
© 2013 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Published by Elsevier España, S.L. All rights
reserved.
Introducción
El término «sumisión química» se usa para referirse a la
administración de sustancias psicoactivas a una persona sin
su conocimiento con el fin de provocar una modificación en
su grado de vigilancia, de su estado de consciencia y de su
capacidad de juicio1 .
Aunque el término como tal fue introducido por primera
vez en 1982, describe una práctica que ha sido empleada a
lo largo de los siglos2 , y que se asocia comúnmente a varios
tipos de delitos, fundamentalmente robos y delitos contra
la libertad sexual. También se puede incluir dentro de este
concepto la sedación de un sujeto para conseguir un determinado comportamiento como puede ser la disminución de
la actividad en niños o ancianos.
Por su parte, el acrónimo anglosajón DFSA (DrugFacilitated Sexual Assault) hace referencia a las relaciones
sexuales no consentidas llevadas a cabo mientras las víctimas se encuentran incapacitadas o inconscientes, bajo
los efectos de sustancias psicoactivas como el alcohol, las
drogas ilícitas y los psicofármacos3 . La característica fundamental que diferencia a las víctimas de delitos sexuales
mediados por sumisión química del resto de víctimas de violaciones o abusos, es que las primeras experimentan una
pérdida de poder y control por el efecto de las sustancias
consumidas, factor este que es aprovechado por el abusador.
Aunque en su acepción inicial la sumisión química se circunscribía únicamente a aquellos casos originados por la
administración subrepticia de la sustancia en cuestión, es
decir, sin conocimiento ni consentimiento de la víctima4 , el
concepto actual es más amplio. Así, Le Beau y Mozayani5
diferencian 3 supuestos: casos por consumo involuntario
de la sustancia incapacitante (administración subrepticia),
casos debidos al consumo voluntario de la misma, o bien
casos mixtos en los que al consumo voluntario de una sustancia se suma la administración maliciosa de otra. Del mismo
modo, en el informe de la «Operación Matisse», desarrollada
en el Reino Unido en el año 2001, también se distingue entre
sumisión química proactiva, por administración subrepticia
de la sustancia, y sumisión oportunista, en la que el agresor
se aprovecha de la alteración o disminución del estado de
consciencia de la víctima6 . Esta última categoría abarcaría
muchos de los delitos contra la libertad sexual cometidos
habitualmente en contextos de ocio y diversión, en los cuales las víctimas han consumido alcohol, drogas ilícitas o
algún tipo de fármaco que altera su comportamiento y/o
su nivel de consciencia, siendo incapaces de prestar su consentimiento a una relación sexual.
El diagnóstico y detección de este tipo de casos es difícil debido a las propias características de los mismos, y
requiere del conocimiento de las distintas personas implicadas. Empezando por la propia víctima, que debido a la
disminución temporal de su nivel de consciencia, con amnesia total o parcial de los hechos7 , puede ser reticente a
presentar la denuncia, retrasando su interposición o simplemente no denunciando8 . Aún en el supuesto de que haya
denuncia, el retraso con el que se produce puede suponer
que no sea detectada ninguna sustancia en el análisis, lo
cual dificulta considerablemente, o incluso imposibilita en
muchos casos el diagnóstico9 . El papel del forense y/o clínico que atiende a la víctima también es determinante, ya
que será responsable de la elección de las muestras más
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Estudio de la sumisión química en delitos contra la libertad sexual
adecuadas según las características del caso (sangre, orina,
pelo, etc.), y de obtener una historia detallada que incluya
el relato de la víctima y los principales signos y síntomas,
que permita dirigir el análisis químico-toxicológico hacia una
determinada familia de compuestos.
En diversos países, como Estados Unidos, Reino Unido
o Francia, se han llevado a cabo diferentes proyectos de
importantes dimensiones encaminados a investigar la magnitud real del problema y a establecer protocolos de actuación
en estos casos1 . El objetivo de este trabajo es realizar una
primera aproximación a las características epidemiológicas
de los casos de presuntos delitos contra la libertad sexual
cometidos en España mediados por sustancias químicas,
obteniendo y clasificando la información sobre parámetros
como perfil de las víctimas, muestras analizadas y tipo de
sustancias detectadas.
Material y métodos
Tipo de estudio
Estudio descriptivo-retrospectivo sobre los casos de delitos
sexuales relacionados con el consumo de sustancias químicas analizados en el Departamento de Madrid del Instituto
Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), correspondientes entre el 1 de enero de 2010 y el 31 de diciembre
de 2012. Este departamento ofrece cobertura a una gran
parte del Estado, incluyendo las Comunidades Autónomas
de Asturias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha,
Galicia, La Rioja, Murcia, Madrid y País Vasco.
Método
Los datos han sido seleccionados de la base de datos del
Servicio de Química, de entre los casos registrados bajo el
epígrafe de «agresiones sexuales», en función de los informes forenses aportados y de los análisis realizados.
En la citada base de datos, para cada caso se recoge información sobre los distintos tipos de parámetros, entre los que
destacan:
--- Datos relacionados con la víctima: sexo, edad, nacionalidad, procedencia de los casos, discapacidad o trastorno,
tratamiento médico, consumo voluntario de sustancias,
síntomas, presencia de lesiones y presencia de fluidos
biológicos (semen).
--- Toma de muestras: tipo de muestra recogida y tiempo
aproximado transcurrido entre los hechos y la toma de la
muestra.
--- Análisis químico-toxicológico: técnicas empleadas y resultados obtenidos, agrupando las sustancias de interés en
3 grupos: «etanol», «psicofármacos» y «drogas ilícitas».
Para la detección de las drogas de abuso y los psicofármacos, se emplea el protocolo establecido en el INTCF
del Departamento de Madrid para la sistemática toxicológica general, que incluye las principales drogas de
abuso (cocaína y metabolitos, opiáceos, anfetamínicos
y cannabis) y psicofármacos (con especial atención al
grupo de las benzodiacepinas, anticonvulsivantes, antidepresivos y antihistamínicos). El instrumental utilizado
para ello consistió en el empleo de la cromatografía
13
de gases empleando diferentes detectores (llama,
nitrógeno-fósforo y espectrómetro de masas), y cromatografía de líquidos con detector de fotodiodo array. En
todos los casos se determina el alcohol etílico mediante
cromatografía de gases, por método de espacio de
cabeza, con un detector de llama. Para completar los
análisis de los casos de sumisión química, ciertos analitos como la ketamina (y metabolitos), la atropina y la
escopolamina, son analizados mediante cromatografía de
líquidos acoplada a espectrometría de masas en tándem.
Criterios de inclusión
A la hora de fijar estos criterios se ha utilizado, por una
parte la información recogida en el informe forense sobre
el relato de la víctima, circunstancias que rodearon a los
hechos o signos y los síntomas presentados, así como las
conclusiones extraídas del análisis químico-toxicológico.
Según dicha información se ha establecido una clasificación de los casos de presuntos delitos de agresión y abuso
sexual contenidos de la base de datos en 3 categorías: casos
«descartables» de sumisión química, casos «posibles» y casos
«probables», en función de la probabilidad de que hubiera
habido o no sumisión química, siendo los de la última categoría («probable») los que han sido objeto del presente
estudio. Clasificamos como «descartables» aquellos casos en
los que el agresor había empleado directamente la coacción o la violencia física para reducir y agredir sexualmente
a su víctima y no hubo consumo de ninguna sustancia psicoactiva. Los casos etiquetados como «posibles» o «dudosos»
fueron aquellos en los que la escasa información disponible
sobre circunstancias que rodearon los hechos, relato de la
víctima, síntomas presentados, etc., o bien la insuficiente
cumplimentación del formulario normalizado de petición de
análisis, motivaron su exclusión del estudio.
Finalmente, hemos incluido dentro de los casos
«probables» de sumisión química, aquellos en los que el
consumo consciente o inconsciente y con carácter previo al suceso, de alguna sustancia, o la combinación de
varias, haya influido de manera determinante en que este
se hubiese producido, y que incluyen:
--- Casos en los que el relato de la víctima, los síntomas que
presentaba y las circunstancias descritas en el informe
forense, unidos a los resultados analíticos positivos, apuntan con elevada probabilidad a un abuso sexual facilitado
por alguna sustancia química.
--- Casos con resultados analíticos negativos, pero que en
virtud de las circunstancias, los síntomas descritos y el
propio relato de la víctima han sido catalogados de probable sumisión química.
Análisis estadístico
Se ha realizado un análisis descriptivo mediante el paquete
estadístico SPSS® v.19.0.
Resultados
En el período 2010-2012 se han remitido al Departamento
de Madrid del INTCF 306 casos de agresión o abuso sexual
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Tabla 1
C. García-Caballero et al
Distribución de casos por tipo y año
Casos
Año
Descartados
Posibles
Probables
Total
Tabla 2
Tabla 3
Total
2010
2011
2012
25
34
36
95
41
38
36
115
24
37
35
96
90
109
107
306
Distribución de casos por Comunidades Autónomas
Comunidad Autónoma
N
Porcentaje
Asturias
Cantabria
Castilla y León
Castilla-La Mancha
Galicia
La Rioja
Madrid
Murcia
País Vasco
Otras
Total
4
1
7
11
16
5
27
6
22
8
107
3,7
0,9
6,5
10,3
15,0
4,7
25,2
5,6
20,6
7,4
100
de los cuales, 90 fueron descartados, 109 fueron dudosos y
107 cumplieron los criterios de inclusión (tabla 1), cifra esta
última que supone el 35% del total. La procedencia de los
mismos por Comunidades Autónomas se refleja en la tabla
2, en la que se puede observar que ocupa el primer puesto la
Comunidad de Madrid (25,2%), seguida del País Vasco (20,6%)
y Galicia (15%).
En cuanto a las características de las víctimas todas han
sido mujeres, y en su mayoría mujeres jóvenes, siendo la
edad media de 25,9 años (± 9,4) y el rango de edad de mayor
incidencia el comprendido entre los 13 y los 29 años (63,5%
de los casos, n = 68) (tabla 3). La nacionalidad estaba documentada en el 63,6% de los casos (n = 68), predominando las
víctimas españolas (67% de los casos documentados, n = 46),
con un elevado porcentaje de víctimas latinoamericanas
Tabla 4
Distribución de víctimas según el rango de edad
Edad (años)
Frecuencia
Porcentaje
Menores de 15
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
Mayores de 40
Desconocida
Total
4
26
21
17
12
10
9
8
107
3,7
24,3
19,6
15,9
11,2
9,3
8,4
7,5
100
(n = 18, 26,4% de los casos documentados y 81,8% de las víctimas extranjeras, no registrándose ningún caso de víctima
asiática y solo un caso de víctima de origen magrebí). La
edad media de las víctimas españolas fue ligeramente superior a la de las extranjeras (26,9 ± 9,4 vs. 25,3 ± 8,7 años),
si bien la diferencia tampoco fue significativa.
La presencia de algún tipo de discapacidad o trastorno
psíquico fue un parámetro documentado solo en 4 casos
(trastorno bipolar, retraso mental, alcoholismo y síndrome
ansioso-depresivo). Solo en un 18% de los casos (n = 19) se
documentó algún tratamiento médico seguido por la víctima
en el momento de los hechos, destacando el tratamiento psiquiátrico (73,7%, n = 14). En cuanto al consumo voluntario de
sustancias, el 71% de las víctimas (n = 76) admitió consumo
previo de alcohol y el 8,4% (n = 9) admitió el consumo de
sustancias ilícitas.
La presencia de signos y síntomas estaba documentada
en el 97,1% de los casos registrados. En la mayoría de los
casos (72,9%, n = 78) se describió alguna sintomatología,
siendo la amnesia total o parcial el síntoma más frecuente
(n = 61, 57% de las víctimas y 78,2% de los casos con síntomas). El resto de síntomas descritos incluyeron confusión,
somnolencia, alteración del nivel de consciencia, agitación,
cefalea, alucinaciones, boca seca, etc. En el 56,3% (n = 60)
de los casos se documentaron lesiones, siendo fundamentalmente lesiones extragenitales. La tabla 4 refleja estos datos.
Signos, síntomas y lesiones documentados
Casos documentados
Signo/síntoma/lesión
N
Porcentaje del
total de casos
Signos y síntomas
97,1% (n = 104)
Ausencia de síntomas
26
24,2
Amnesia
Confusión
Somnolencia
Otros (pérdida de
consciencia, signos de
intoxicación etílica, etc.)
Ausencia de lesiones
61
10
4
17
57,0
9,3
3,7
15,9
45
42,0
Lesiones genitales
Lesiones extragenitales
19
40
17,7
37,3
Lesiones
83,2% (n = 89)
Los signos/síntomas y/o lesiones no son excluyentes.
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Estudio de la sumisión química en delitos contra la libertad sexual
15
6,7%
6,7%
27,1%
7,8%
44,4%
61,7%
14,4%
40,2%
10,0%
Etanol (n=66)
EtOH solo (n = 40)
Psicofármacos (n=34)
Psicofarm solo (n = 9)
Drogas ilícitas (n=28)
Drogas ilícitas solo
(n = 9)
EtOH + Psicofarm
(n = 13)
Figura 1 Distribución del tipo de sustancia detectada en análisis positivos.
Finalmente, el análisis biológico fue positivo para semen en
el 63,8% (n = 68) de las víctimas.
Las muestras biológicas remitidas para el análisis toxicológico han sido mayoritariamente sangre (27,1%, n = 29),
orina (14%, n = 15) o ambas (57%, n = 61). En 2 casos (1,9%) el
cabello se envió al laboratorio como muestra para análisis
toxicológico. En el 51,5% de los casos las muestras fueron
tomadas en las 12 primeras horas, entre 1,5 y 12 h después
de los hechos. El análisis químico-toxicológico de las mismas (fig. 1) puso de manifiesto que el 87,9% (n = 94) de las
víctimas dieron positivo a una o varias sustancias, siendo el
etanol la sustancia más detectada (61,7% de todos los casos,
n = 66). La detección de fármacos y drogas ilícitas supusieron un 40,2% (n = 43) y un 27,1% (n = 29) respectivamente.
El etanol fue detectado en el 65,8% (n = 50) de las víctimas
que habían admitido consumo voluntario, y solo en un caso
en que la víctima negado previamente su consumo; en los
demás casos positivos a etanol, no figuraba este dato. La
detección de etanol de forma aislada ha sido la situación
predominante (n = 40, 44,4% de todos los casos y 54,5% de los
positivos a alcohol), si bien también se ha asociado a fármacos, drogas ilícitas o ambos (fig. 2). En cuanto a los fármacos,
Tabla 5
10,0%
EtOH + Drogas ilícitas
(n = 7)
Figura 2 Distribución de los resultados positivos del análisis
en función de las sustancias/combinación de sustancias.
EtOH: etanol; Psicofarm: psicofármacos detectados.
estuvieron presentes en similares proporciones solos (10%,
n = 9) o asociados al etanol (14,4%, n = 13), y dentro de estos
las benzodiacepinas (diazepam, nordiazepam, lorazepam,
tetrazepam, alprazolam) han sido los más frecuentemente
detectados (n = 27, 30% de los casos positivos, y 79,4%
de los positivos a psicofármacos). Los siguientes porcentajes se distribuyen entre una pléyade de psicofármacos tales
como ISRS (fluoxetina, sertralina, citalopram,venlafaxina),
quetiapina, topiramato y mirtazapina, así como un caso positivo para atropina registrado en el año 2012. Por su parte, las
drogas ilícitas han sido detectadas en similares proporciones
como sustancia única, o asociadas a etanol, a fármacos o a
ambos. Dentro de estas destacan la cocaína (n = 21, 23,3% de
los casos positivos y 75% de positivos a drogas ilícitas y, además, la sustancia ilícita más detectada en cada uno de los 3
años estudiados), el THC (detectado en el 14,4% de los casos
positivos y en el 46,4% de los positivos a drogas, n = 13), y
Relación entre el resultado toxicológico y el intervalo de toma de la muestra
Intervalo
N
Casos positivos porcentaje (N)
Positivos etanol porcentaje (N)
Menos de 6 h
6-12 h
13-24 h
25-36 h
Más de 36 h
22
32
25
5
6
100
90,6
40
60
83,3
95,4
78,1
36
40
0
(22)
(29)
(10)
(3)
(5)
(21)
(25)
(9)
(2)
(0)
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los derivados anfetamínicos (anfetamina, MDMA y su metabolito MDA, detectados en 7,7% de los casos y en el 25% de
los positivos a drogas ilícitas, n = 7). La detección de otro
tipo de drogas ilícitas como opiáceos y ketamina ha resultado anecdótica. Finalmente, la relación entre el resultado
del análisis toxicológico y la demora en la toma de muestra
se puede ver en la tabla 5.
Discusión
La selección de los casos se ha realizado tal y como se ha
mencionado, en función de la información analítica y de los
datos de la anamnesis, tales como los síntomas descritos, las
circunstancias de los hechos, el tiempo transcurrido entre
los hechos y la toma de muestra. En base a dicha información hemos elaborado una clasificación con 3 categorías,
casos descartables, casos posibles y casos probables, restringiendo nuestro estudio a estos últimos. Con esta clasificación
hemos pretendido alejarnos de planteamientos maximalistas, como el de considerar casos de sumisión química todos
aquellos en los que el análisis detectase el consumo de alcohol, psicofármacos y/o drogas ilícitas, planteamiento que
podría conducir a una visión deformada de la realidad de
este fenómeno. Hemos incluido, sin embargo dentro de los
probables aquellos con resultados analíticos negativos pero
en los que las circunstancias, los síntomas descritos y el propio relato de la víctima eran compatibles con un caso de
sumisión, ya que en muchos de estos casos el resultado negativo podría ser atribuido al retraso en la toma de muestra
(denuncia tardía) o la inadecuada selección de la misma. Si
bien no han constituido un número importante de casos, sí
deben ser considerados, ya que ejemplifican el tipo de caso
donde se complica el diagnóstico debido a la ausencia de
evidencias analíticas.
En función de de los criterios de inclusión establecidos,
el 35% de todos los casos analizados han cumplido con dichos
criterios de inclusión. La cifra es un poco superior a la reflejada en otros estudios, que la sitúan entre el 15 y el 20%
de los casos de delitos sexualues10,11 , pero es similar a la
referida recientemente por Arroyo Fernández et al., en un
estudio realizado en 2010 en Barcelona12 .
Los resultados que presentamos proceden de un territorio que representa el 41,6% del total de la población
española13 . La distribución de casos considerados como probable sumisión química por Comunidades Autónomas, pone
de manifiesto un claro predominio de los casos procedentes de la Comunidad de Madrid (25,2%), seguida del País
Vasco (20,6%) y Galicia (14%), mientras que en el otro
extremo figura Cantabria (0,9%). Relacionando estos datos
con el censo de población femenina de 14 a 45 años de
dichas comunidades destaca el elevado porcentaje relativo
de casos del País Vasco, que con una población del 28,8%
respecto a la Comunidad de Madrid ha aportado el 81,7%
de los casos respecto a la misma. Las posibles explicaciones a esta elevada discrepancia podrían ser la existencia de
un número real de casos superior en el País Vasco y/o una
mayor eficacia en el proceso de denuncia. En el otro extremo
figura Cantabria, que con una población femenina de 14-45
años del 8,2% respecto a Madrid, ha aportado solo el 3,5%
de los casos de aquella. Además de una menor eficacia en
la denuncia en este caso, podría sumarse un número real de
casos proporcionalmente inferior al de Madrid, por el tipo
C. García-Caballero et al
de población, ya que estos casos son más característicos de
las grandes ciudades11 .
Con respecto al perfil de las víctimas, no sorprende que
sean mujeres en su totalidad, lo cual no implica que no existan casos documentados de varones víctimas de abusos por
sumisión química, pero no se ha registrado ninguno en esta
serie. La sumisión química en los varones es más frecuente
en relación con robos14 y, a veces se asocia a la búsqueda de
relaciones sexuales por su parte15 .
La edad media de las víctimas fue de 25,9 años, con el
63,5% menores de 30 años, coincide con lo referenciado en
la bibliografía10,16,17 y reitera el hallazgo constante del predominio de este tipo de violencia sobre las mujeres jóvenes.
Las víctimas fueron mayoritariamente españolas, como
era de esperar, pero con una importante presencia de jóvenes latinoamericanas, un grupo importante dentro de la
población inmigrante en nuestro país. Así, las víctimas latinoamericanas representaron el 26,4% del total de casos
documentados, pero el 81,8% de las víctimas extranjeras
en los casos relacionados con sustancias químicas. En el
otro extremo destaca la ausencia o baja proporción de víctimas inmigrantes de procedencia asiática (0 casos) o magrebí
(solo un caso). Sin duda este hecho se relaciona con las diferencias culturales entre estos grupos, diferencias referidas
sobre todo a su presencia en los escenarios de ocio en los
que se suele producir el fenómeno de la sumisión química.
Otro dato destacable es la elevada proporción de víctimas
que admiten consumo voluntario de alcohol previo o en el
momento de los hechos (71%), de lo cual podemos inferir que
en un porcentaje notable de casos se podría tratar de una
sumisión química oportunista, en la que el abusador aprovecha o toma ventaja del estado de ebriedad de su víctima. El
hallazgo pone una vez más de manifiesto el elevado riesgo
asociado al consumo temprano de alcohol y otras sustancias
por parte de los jóvenes. La detección de semen en un alto
porcentaje de casos apunta también a la falta de planificación por parte del abusador y a una acción oportunista.
Otros estudios ya han alertado del riesgo asociado al consumo voluntario de alcohol, fármacos y drogas, y de la escasa
frecuencia de casos de sumisión química por exposición involuntaria a una sustancia química (casos proactivos)10,11,16---18 .
La amnesia total o parcial de los hechos ha sido el síntoma predominante, lo cual coincide también con los datos
de la bibliografía, que refieren que la mayoría de las víctimas sufren amnesia anterógrada, síntoma característico del
abuso de sustancias como el alcohol o benzodiacepinas19 .
Otros síntomas y signos como sedación, excitación o alucinaciones, también descritos en la bibliografía11,14,20 han
sido mucho menos frecuentes.
Con respecto a la toma de muestras, la recolección
conjunta de sangre y orina ha sido la opción predominante,
aunque en los casos en los que solo se ha recogido una
muestra, la sangre ha sido la muestra preferente frente a
la orina. La correcta elección de la muestra en estos casos
puede condicionar de modo muy importante el resultado,
ya que como se ha mencionado, el retraso en la denuncia
y, por tanto, en la toma de muestra, supondrá el resultado
negativo de los análisis debido a la eliminación de la
sustancia del organismo21 . Esta eliminación es más rápida
en sangre que en orina, de hecho la toma de muestra de
sangre es aconsejada hasta las 48 h (2 tubos de 5 ml con
conservante), y la de orina hasta 7 días después del consumo
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Estudio de la sumisión química en delitos contra la libertad sexual
(50 ml sin conservante)22 . La orina ofrece en general, una
ventana de detección más prolongada, aunque la detección
de sustancias en ambos fluidos depende también de la
dosis administrada y de la sensibilidad del método analítico
empleado23 . Por tanto, no siempre la sangre es la matriz
más adecuada para la detección de tóxicos, y deberían
obtenerse siempre que sea posible ambas muestras24 .
La toma de muestras ha sido relativamente precoz, ya
que el 51,5% de los casos fue en las primeras 12 h. Se trata de
un intervalo aceptable para este tipo de abusos, en los que
es característica una demora media de unas 20 h en la solicitud de ayuda por parte de las víctimas25 . Aún así refuerza
la necesidad de contar con la orina entre las muestras recogidas, por su mayor ventana de detección23 .
En cuanto a los resultados, el 87,9% de los casos se
identificó una o varias sustancias, siendo alcohol, cocaína,
benzodiacepinas, derivados anfetamínicos y cannabis, solos
o en combinación las más frecuentes. El alcohol ha sido la
sustancia predominante, bien sola, bien asociada a benzodiacepinas, con la probable potenciación de los efectos
depresores sobre el SNC en este último caso. El porcentaje
total de víctimas con presencia de alcohol en nuestra serie
(61,7%) es comparable al encontrado en estudios similares
realizados en otros países, que aportan datos del 40-65% de
positivos en los casos sospechosos de sumisión química17,18 .
Las benzodiacepinas han sido los fármacos más detectados,
estando presentes en el 61,9% de los positivos a fármacos
y en el 24,3% de los casos. Esta cifra no resulta llamativa si
se tiene en cuenta que son los fármacos sedantes más prescritos en las sociedades desarrolladas y, por tanto, fáciles
de obtener. Además, entre sus efectos secundarios figuran
la tríada automatismo/desinhibición/amnesia anterógrada,
que hace más vulnerable a la víctima20 . Aunque en otros
países como Francia han sido las sustancias más frecuentemente implicadas en casos de sumisión química26 , en nuestra
serie su presencia ha sido muy inferior a la del alcohol. En
relación a las drogas ilícitas, se han detectado en el 27,1% de
los casos, si bien solo el 8,4% de las víctimas había admitido
su consumo voluntario. Dentro de estas el THC exhibe un
efecto depresor o sedante27 , facilitando así el abuso sexual,
mientras que la cocaína28 y la anfetamina y sus derivados
(MDMA)29 presentan un efecto estimulante del SNC. Estas
últimas, por su parte, facilitarían el abuso sexual al alterar
y distorsionar la percepción del riesgo30 , provocando en
muchos casos que la víctima adopte comportamientos que
en circunstancias normales no asumiría. En cuanto a las
denominadas «date rape drugs»31 o «drogas de la violación»,
tales como GHB, ketamina o barbitúricos32 , sustancias cuyos
efectos alucinógenos o depresores del SNC han sido profusamente documentados, y que se han relacionado con
abusos sexuales mediados por sumisión química, no han sido
detectadas en esta serie. Sin embargo, la no detección de
las mismas en los análisis no significa que no hayan sido consumidas o utilizadas en casos de sumisión química, ya que su
confirmación analítica puede ser compleja. Dentro de estas
drogas, el GHB no estaba incluido de rutina de los análisis
de screening de tóxicos, ya que se trata de un compuesto
que ofrece ciertas dificultades: se elimina rápidamente del
organismo (vida media de eliminación entre 20 y 50 min33 ),
por lo que es prácticamente indetectable en orina a partir
de las 12 h, y produce un cuadro clínico similar a la de
intoxicación etílica. El hecho de que no se hayan detectado
17
en esta serie no nos permite afirmar que en España no
sea utilizado con fines de sumisión química, pues existen
ya casos documentados34 , y debido a las características
ya mencionadas es posible que el número de casos no
diagnosticados sea superior. El mismo razonamiento es
aplicable a los casos con resultado negativo, que podría
estar relacionado con el retraso en la toma de muestra, y
no necesariamente con la ausencia de consumo.
La relación entre los resultados analíticos y el intervalo
de toma de muestra también ofrece datos interesantes, ya
que en los casos en que dicho intervalo ha sido inferior a 6 h
todas las muestras han sido positivas a una o varias sustancias químicas de las mencionadas. El porcentaje de positivos
va disminuyendo de modo evidente a medida que aumenta
el intervalo, especialmente para el caso del etanol, reforzando, una vez más la importancia de una adecuada y rápida
toma de muestras.
Para concluir, consideramos importante resaltar las
siguientes ideas fundamentales:
--- La importante relación entre el consumo de sustancias,
especialmente el alcohol, con la mayor vulnerabilidad a
ser abusada sexualmente.
--- Las sustancias detectadas en esta serie de casos atribuidos al fenómeno de sumisión química, consistieron en
las comúnmente detectadas en entornos de ocio (alcohol y drogas de abuso) y terapéutico (benzodiacepinas y
antidepresivos).
--- La importancia de la rápida y adecuada toma de muestras
(si es posible antes de las 6 h, incluyendo siempre sangre
y orina).
--- La necesidad de seguir investigando en el tema, y de
ahondar en la información de las potenciales víctimas
(prevención y actitud más adecuada en caso de abuso
consumado) y del personal sanitario implicado en su diagnóstico.
Limitaciones del estudio
Este estudio pretende ser una primera aproximación a la
epidemiología de los casos de sumisión química en España,
y entre las limitaciones que presenta cabe destacar 2. Por
una parte no recoge todos los casos de sumisión química,
debido entre otros factores a las dificultades diagnósticas
aquí apuntadas, y a que algunos casos son remitidos a otros
Institutos de Medina Legal y/o Ciencias Forenses (es el caso
de Galicia, por ejemplo). En segundo lugar, al tratarse de
un estudio retrospectivo, muchos de los parámetros incluidos en la investigación no estaban recogidos en los informes
analizados, limitando así el análisis estadístico de los resultados. Esta última limitación ha sido uno de los motivos que
nos ha impulsado a la revisión de nuestra casuística de los 3
últimos años, para disponer de datos empíricos que pongan
de manifiesto las actuales lagunas en la puesta en práctica del protocolo médico-forense ante casos de sospecha
de sumisión química.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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18
Agradecimientos
Los autores agradecen de manera especial el trabajo realizado por todo el Servicio de Química del Departamento
de Madrid del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias
Forenses sin cuya labor sería imposible la realización del
presente estudio.
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