Tema 5: PERSONA Y PERSONALIDAD: CONCEPTO DE PERSONA. PERSONA Y EDUCACIÓN. EL SUJETO DE LA EDUCACIÓN 1. EL CONCEPTO DE PERSONA. 1.1. Significados históricos 2. CONCEPTOS AFINES 3. PERSONA Y EDUCACIÓN 4. LA PERSONA, SUJETO DE EDUCACIÓN 5. LOS RASGOS ESPECÍFICOS DE LA PERSONA Y SUS CONNOTACIONES EDUCATIVAS 5.1. La persona humana es singular 5.2. La persona humana es autónoma 5.3. La persona humana es apertura 5.4. La persona humana es unitaria 6. EL PERSONALISMO COMO MOVIMIENTO FILOSÓFICOPEDAGÓGICO 6.1. La dignidad personal del hombre, fundamento de su educación 6.2. La persona, realidad integral condicionada por una situación social 6.3. El personalismo como superación del individualismo y del colectivismo 6.4. El proceso de la personalización, fin de la actividad educadora 7. CARACTERÍSTICAS PEDAGÓGICAS DE LA EDUCACIÓN PERSONALIZADA 8. RESUMEN Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 Tema 5: PERSONA Y PERSONALIDAD: CONCEPTO DE PERSONA. PERSONA Y EDUCACIÓN. EL SUJETO DE LA EDUCACIÓN 1. EL CONCEPTO DE PERSONA. Tanto en el lenguaje filosófico como en el popular son de frecuente uso los términos persona, sujeto, individuo, personalidad, personaje, etc. Clarificar y poner orden en el lenguaje, delimitando vocablos y concepto, es tarea primordial de la filosofía; para algunos, incluso, objeto único del filósofo frente al quehacer científico: «La ciencia debiera definirse como la búsqueda de la verdad y la filosofía corno búsqueda del significado» (Schilick, 1974). Analizar el concepto de persona y limitarlo de otros semánticamente afines es nuestro objetivo. 1.1. Significados históricos De la persona, a través de los siglos, se han dado múltiples definiciones. Parece, pues, lógico, y hasta obligado, remontarnos a los orígenes e iniciar desde la historia el alumbramiento de este concepto. El vocablo español «persona» es transcripción literal del latino «persona» correspondiente a la voz griega «prósopon» que significo «mascara». Se trataba de la máscara o careta que cubría el rostro del actor según el papel que desempeñaba en el teatro. La función de la mascara la expresa BOECIO (en el siglo V) del siguiente modo: «El nombre de persona parece haberse tomado de aquellas que en las comedias y tragedias representaban hombre; pues persona viene de «personar», porque debido a la concavidad, necesariamente se hacia más intenso el sonido. Los griegos llamaron a estas personas «prósopa», por lo que se ponen sobre la cara y ante los ojos para ocultar el rostro» («De duabus naturi, et una persona Christi». De acuerdo con estos orígenes, posteriormente, la persona pasó a significar imagen, figura, actor, personaje, etc., siempre con referencia al ser humano, en el que unas veces se acentúa su dignidad, otras su oposición a las cosas, o bien se distingue por el «substrato» o «supuesto» frente a la exterioridad. El Cristianismo, desde la necesidad de explicar la Encarnación: Dios se hace persona humana; la Trinidad: un Dios y tres personas distintas; 2 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 las dos naturalezas y una sola persona de Cristo, etc., adoptó el término «hypóstasis» (base, fundamento, lo que está debajo, substrato) para definir el concepto de persona. Este nuevo término, por su significado de «soporte», «substrato» o «subsistencia» expresaba mejor el carácter sustancial del ser personal, frente a la apariencia no sustancial, o a algo sobrepuesto a la individualidad de «prosopón» o máscara. De este modo, la persona existe en y por si misma separada de las demás. No obstante, las notas comunes a toda persona, el cristianismo hizo una separación radical entre la persona de Dios v la persona humana. Dejando para la reflexión teológica el concepto de persona o personas en Dios, nos interesa resaltar los elementos fundamentales que el cristianismo aportó a la concepción de la persona humana, por su novedad en aquel momento y por su vigencia actual en muchos millones de seres humanos. En síntesis, el pensamiento cristiano sostiene que la persona: 1) Es creada de la nada («ex nihilo») a imagen y semejanza de Dios, y, en consecuencia, superior en dignidad al resto de los seres. Tal dignidad se hizo aún mayoral ser elevado el hombre a la categoría de hijo de Dios. 2) Es un ser individual dotado de inteligencia y voluntad, con posibilidad de «dominar» lo no semejante a él, así como sus propias pasiones o desórdenes, consecuencia del pecado original. 3) La libertad, constitutivo básico de la persona, le posibilita la elección permanente entre el bien y el mal, lejos de todo determinismo. Acepta como valores inamovibles el mensaje de la Revelación, por lo que su libertad no es absoluta. 4) Desde su individualidad, está llamada a formar parte de una comunidad o sociedad regida por el compromiso del amor. 5) Su destino es un destino eterno, es inmortal. 6) La persona de Cristo es el modelo de imitación, punto de referencia permanente para la conducta humana. Hacerse más persona es hacerse más parecido a Aquel da quien somos imagen y semejanza. Fuera de toda «alienación», la dependencia y relación con Dios ennoblece y es «gracia» de participación en la perfección divina. El cristianismo, pues, partiendo de la imagen de «prósopon», llenó ésta de contenido resaltando en la persona su dignidad, subsistencia, apertura inteligencia, libertad y dependencia. 3 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 Uno de los autores más influyentes en la historia de la noción de persona fue BOECIO (470-525); su famosa definición sirvió de base a muchos filósofos cristianos para explicar los datos de la Revelación, e incluso Sto Tomas la transcribe y adopta totalmente. Durante toda la Edad Media se hizo clásica la definición boeciana: «La persona es substancia individual de naturaleza racional». En sus mismos términos: «Persona est rationalis naturae individua susbstantia» («De duabus naturis et una persona Christi». El análisis de las palabras de la definición nos lleva a relacionar y distinguir los conceptos de individuo y persona. Según el sentido aristotélico que Boecio otorga a su definición, sustancia individual es una realidad indivisa en sí misma y dividida de las demás. Es «sustancia», es decir, un ser consistente, que existe por derecho propio; «individual»: completo o perfecto en mismo («indivisum in se») y, diverso de todos los demás («divisurn ab alio»). La «naturaleza», o lo común a muchos seres, se determina específicamente el adjetivo «racional», para mostrar que se trata de una sustancia individual del orden de las sustancias racionales. La distinción entre individuo y persona se justifica por la diferencia en lo más y menos universal. No todo individuo es, a su vez, persona. «El concepto de persona es menos universal que el del individuo subsistente», por añadirle una nota, la «naturaleza racional» que lo determina y contrae». Muchos autores modernos se han servido de elementos psicológicos y éticos, además de metafísicos, para conceptualizar la persona y diferenciarla individuo. Ferrater Mora (1984) establece al efecto las siguientes relaciones v diferencias: «El término individuo se aplica a una entidad cuya unidad, aunque compleja, es definible negativamente: algo o alguien es individuo cuando no es otro individuo. El término persona se aplica a una entidad cuya unidad es definible positivamente y, además, con elementos procedentes de si misma. El individuo (si se trata del ser humano) es una entidad psicofísica; la persona es una entidad fundada, desde luego, en una realidad psicofísica, pero no reductible, o no reducible enteramente, a ella. El individuo está determinado en su ser; la persona es libre y aún consiste en ser tal» A partir de Descarte (1596-1650) se acentúa el carácter relacional de la persona como conciencia, autorrelación v heterorrelación y, con ello, la importancia de «lo ético» en su constitución. La persona, así, se destaca por su valor y dignidad en la moderna reflexión ilustrada sobre el hombre fuertemente secularizado. En este contexto es de especial relieve la aportación (1724-1804), 4 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 para quien la persona humana es un fin en sí misma frente a los demás seres que tiene únicamente valor de medios. En su obra «Fundamentación de la metafísica de las costumbres» expresa del siguiente modo el carácter absoluto y la dignidad inherente al ser humano: «Los seres irracionales tienen un valor meramente relativo, como medios, por eso se llaman "cosas"; en cambio los seres racionales llámense personas porque su naturaleza los distingue ya como fines en si mismos, es decir, corno algo que no puede ser usado meramente como medio, y por tanto, limita en este sentido todo capricho». De esta concepción se deriva el principio práctico o imperativo categórico: «Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como, en la persona de cualquier otro, siempre como fin al mismo tiempo y nunca solamente como medio» (Kant, 1980). La persona es así un «alguien» frente a otros «alguien» digna de respeto tanto consideraba como persona individual que como humanidad. El ser humano podrá ser maltratado y despreciado, pero ninguna instrumentalización humana podrá suprimir su dignidad de ser capaz de una actuación moral. Distinta visión mantienen sobre e! tema Hegel (1770-1831) y, su heredero, el marxismo. Uno y otro, aunque si un concepto de persona definido abierta y declaradamente, coinciden en alejarse de la sustancialidad individual de la misma. Para Hegel, la persona es disuelta en el Absoluto, es nada porque, el Absoluto lo es todo. En el marxismo, la persona está constituida, o esencialmente condicionada, por relaciones de producción y de trabajo, pues en éstas satisface sus necesidades al entrar en contacto con la naturaleza y con los hombres El ser singular perece ante lo colectivo; la persona, en consecuencia, es lo que la colectividad le deja ser o quiere que sea. Frente a este colectivismo v contra todo individualismo, se alza la doctrina que sostiene el valor supremo o primado ontológico, ético y social de la persona o personalismo. Las discrepancias entre los distintos autores al acentuar unos el carácter trascendente de la persona, otros su estructura dinámica, o bien los aspectos éticos o prácticos, hace más adecuado el uso de plural: personalismos. En todo caso, la defensa absoluta de la persona humana contra todo reduccionismo materialista, idealista o intelectualista es denominador común a buena parte de ellos. «Entre las doctrinas (personalistas) más completas cabe destacar la de Emmanuel Mounier». Para éste, personalismo es «toda doctrina y toda 5 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 civilización que afirma el primado de la persona sobre la necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan su desarrollo». Esta primacía y defensa de la persona en modo alguno significa una defensa a ultranza del individuo, pues este se hace persona en la comunidad. El deber de la comunidad, por tanto, es buscar el bien de la persona; así como el deber de la persona es sacrificar su individualidad en favor de la verdadera comunidad. Esta, si es auténtica comunidad personalista, humaniza a la persona. “Es imposible fundar la comunidad, en el orden ético-jurídicoeconómico, esquivando la persona, aunque fuese sobre pretendidos valores humanos. Reservamos, pues, el nombre de comunidad a la única comunidad personalista, la que es mas que simbólicamente, una persona de personas”. La complejidad de la persona, de la comunidad v las relaciones entre ambas, hace difícil delimitar o definir la persona. Esta, según Mounier, no es susceptible de definición. Ello, sin embargo, no impide asignarle una serie de características significativas de su concepción: «Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia de su ser; mantiene esta subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vívidos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vacación». Los rasgos definitorios de la persona, y en consecuencia su dignidad, quedan de este modo especificados en: espiritualidad, independencia, comunicación, libertad, adhesión a una jerarquía de valores, compromiso responsable y conversión. Hasta aquí, algunos conceptos complementarios, y quizás por ello representativos, de lo mucho que se ha reflexionado y escrito sobre la persona. Y como conocer algo es también delimitarlo de los conceptos afines, se hace necesario, o al menos conveniente, definir tales límites para no caer en la ambigüedad o confusión. 2. CONCEPTOS AFINES Recogiendo las notas más representativas de lo anteriormente expuesto, podemos definir la persona como ser subsistente de valor absoluto, dotado de conciencia y dominio de sí, y abierto a sus semejantes. El individuo, como ya se indicó, es un concepto más amplio que el de persona al estar esta 6 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 determinada por la racionalidad y valor absoluto. Toda persona es individuo, pero no todo individuo es persona. El individuo (del latín « indivíduum») es una entidad singular e irrepetible que no puede ser dividida salvo dejar de ser tal entidad. Sujeto literalmente (del latín «subjectum») significa «puesto debajo», es decir, subyacente, y, por tanto, vinculado a substancia. De este término, como hace constar Pinillos (1983), cabe distinguir dos líneas conceptuales básicas: Una primera acepción lógico-gramatical, en la que el sujeto es aquello de lo que se habla o predican atributos, el argumento o tema del discurso. En este contexto, es posible distinguir un sujeto lógico (aquello de lo que se predican propiedades) y un sujeto ontológico (substrato real poseedor de todos los atributos del ser). Para Kant, el verdadero sujeto es lo que permanece en los seres una vez despojados de sus accidentes. La segunda acepción gnoseológica concibe el sujeto como conciencia humana en oposición al objeto e incluso asimisma, en cuanto puede ser objeto de autoconocimíento. El pensamiento racionalista moderno es afín a concepción, el «cogito» determina la actividad cognoscitiva en virtud cual lo real se hace objetualmente manifiesto para el sujeto cognoscente. En la primera acepción el sujeta es un concepto más amplio que persona por cuanto se dice de cualquier ser; en la segunda, en cuanto ciencia humana, se refiere exclusivamente a una dimensión de la persona. En ningún caso, pues, cabe identificar sin más sujeto y persona. Es importante recordar al respecto que en psicología, sujeto es cualquier individuo, humano o no, que es objeto de observación o experimentación. Tampoco cabe identificación entre persona y personalidad. La persona es la raíz y fundamento de la personalidad; ésta es su expresión o manifestación, o lo que es lo mismo, la totalidad de los rasgos que caracterizan a la individualidad de la persona. De aquí que no pueda existir personalidad sin persona, que cada persona tenga su personalidad propia y que ésta cambie con el tiempo. «El hombre es persona en un sentido radical tan solo. Lo es ya, pero no puede serlo sino realizando una personalidad». Persona y personalidad se relacionan y distinguen como el ser y el movimiento o lo estático y lo dinámico, por lo que es posible hablar de persona-raíz v una persona-término. Se trata de la historia que va desde el nacimiento hasta la muerte del ser humano. Entre uno y otro punto, entre la persona-raíz y la persona-término, se desarrolla el proceso que llama personalidad. 7 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 En estrecha vinculación a personalidad se encuentra el concepto de Personalización, o proceso mediante el cual la persona desarrolla todas sus potencialidades. Tal acción conlleva características propias que le definen: la individualización o diferenciación de los demás, interiorización o identificación consigo mismo, integración o unidad interna y autodeterminación o compromiso personal. En síntesis, pues, el ser humano es persona, se hace persona (personalización), y se manifiesta persona (personalidad). 3. PERSONA Y EDUCACIÓN Desde la educación, la persona es un ser inacabado en todo sus aspectos o dimensiones (Sacristán, 1982). Desde tal estado tiende a su acabamiento en búsqueda de plenitud; no es un ser «factum», sino «faciendum». «Por eso el hombre es siempre el mismo pero nunca es lo mismo: por razón de su personalidad es siempre distinto». El fundamento de la educación radica en esta identidad persistente de: la persona, que se hace distintas en la personalidad, mediante el proceso de personalización. Porque existe la persona, se da en ella y solo en ella la educación; porque la persona es siempre inacabada, la educación es inconclusa; porque la personalización es un proceso continuo, la educación es un quehacer o tarea permanente. Persona y educación son, en definitiva, inseparables siempre que el ser humano, al hacerse, opte por lo bueno y valioso ante la pluralidad de posibilidades que se le ofrecen. Aquí radica el problema de la persona y de la educación. «Hacerse persona es búsqueda (...) Toda queda es problemática cuando lo que se busca es enigmático». El animal no decide entre enigmas y problemas, pues en su comportamiento «va desarrollando su vida biológica, dentro de los límites prefabricados por su estructura orgánica». El hombre, sin embargo, es un ser de tensiones porque es teleológico, y de decisiones porque es abierto e indeterminado. Esta apertura de indeterminación le hacen problemático al verse forzado a elegir, y, a veces, sin certeza absoluta, ya que en tundo de toda decisión se encuentra siempre actuante el mundo de los valores «acientífico» y «arracional». La gravedad de tales decisiones se acentúa aún más por cuanto al elegir, la persona se va haciendo, construyendo su personalidad. «Se elige uno mismo entre muchos posibles sí mismos» (Ortega, 1952). El ser acabado, fijo, determinado, cerrado, o dependiente absolutamente de otro, nada puede elegir puesto que está completo o todo le viene dado; en consecuencia, nada tiene que ver, al carecer de libertad, con la persona y, por lo mismo, con la educación. Esta es posible, necesaria y urgente 8 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 sólo en el ser humano por su inacabamiento, indeterminación, apertura y autonomía, o, como afirma el profesor Escámez (1981), porque «el hombre, a la vista de su constitución psicofísica, se nos muestra como especialista Je la no especialización». El interrogante hacia dónde se encamina la indeterminación, o falta de especialización de la persona, nos sitúa ante la problemática teleológica de a educación, en cuyo fundamento reside el concepto mismo de persona. Boecio, el cristianismo, marxismo o personalismo difieren sobre «qué» y «para qué» de la educación porque difieren sobre el concepto de persona. A más distanciamiento sobre la persona, más enfrentamiento sobre la educación. Al delimitar la persona, recogiendo diversos aspectos históricos sobre la misma, decíamos que es posible definirla, lejos de todo reduccionismo, como «un ser subsistente de valor absoluto, dotado de conciencia v dominio de sí, v abierto a sus semejantes». A este concepto de persona, el calificativo de «personalizada» parece el más adecuado en orden a la finalidad de su perfeccionamiento. Hoy, entendemos por educación personalizada aquella que centra toda su actividad en el armónico desenvolvimiento de la personalidad, es decir, en actualizar todas sus potencialidades que conlleva el proceso de personalización. De esto modo, lo individual y lo social, lo fisiológico y lo psicológico..., todas las «energías» de las persona quedan integradas en un desarrollo perfectivo cuyas notas orientadoras son: la singularidad-creatividad, la autonomía-libertad y la apertura-comunicación (García Hoz, 1975). El término «integral» nos manifiesta esta misma necesidad de educar todas las dimensiones del hombre desde su unidad. «La educación personalizada se nos presenta así como una educación integral (...) en la significación profunda, como enriquecimiento y unificación del ser y la vida humana» (García Hoz, 1975). Integro es aquello que no carece de ninguna de sus partes, que está todo completo. No se trata, sin embargo, de una yuxtaposición o suma cuantitativa de sus partes, sino más bien de una integración e interrelación de las mimas, pues la educación se realiza en la persona y ésta es un todo en el desarrollo de la personalidad. En este sentido escribe Mantovani (1966): « No se realiza la personalidad con el cultivo, por más cuidadoso que, sea, de un sólo lado del ser humano. La educación debe dirigirse hacia la organización dinámica, individual y su total integración. Representa al individuo formado en todos los aspectos de su ser y en todos los sectores de la vida y de la cultura.» 9 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 Cuando la educación se aleja de este sentido totalizador e integrador, no, encontramos ante la carencia, parcialidad o desarrollo unilateral, situaciones atentatorias contra la unidad y armonía de la persona. Es lógico, pues que a nivel nacional e internacional (Declaración Universal de los Derecho> Humanos, art. 26,2; Constitución Española, art. 27,2 y LODE, art. 2.°), al legislar sobre educación, exista acuerdo unánime al afirmar que la educación tiene por objeto y finalidad el pleno desarrollo de la personalidad humana. 4. LA PERSONA, SUJETO DE EDUCACIÓN El sujeto real de la educación no es el hombre abstracto, universal y en un medio sociocultural indeterminado, sino todos y cada uno de los hombres concretos, desde su propia y específica identidad, con las características y posibilidades de su peculiar existencia en una situación social y cultural determinada. Entre las diversas teorías filosóficas sobre el hombre, una de las de más arraigo y tradición es la que considera al hombre como persona. La persona humana, cada persona, sería para esta teoría el sujeto y el objeto, el destinatario de todo proceso orientado a su transformación. Es famosa la definición de la persona dada por Boecio (en el siglo v) como «sustancia individual de naturaleza racional». En ella se destaca la estructura unitaria ontológica de la persona. La persona es una «sustancia», es decir, es «soporte», «sustrato», «subsistencia» individual, que existe en sí y por sí misma, tiene una «in-sistencia», frente a la multiplicidad que representan los demás; y es de «naturaleza racional», pues frente al mecanicismo de la naturaleza y de las cosas, la persona está dotada, además de subsistencia, de conciencia, inteligencia, apertura a sus semejantes y libertad. Interesa destacar en el concepto de persona esa doble perspectiva, la esencialista, que considera a la persona entendida básicamente como «sustancia» individual, y la dinámica que la concibe como una naturaleza racional abierta, como un centro dinámico de los propios actos, en continua realización, permanentemente actuante, inacabada. Zubiri ha expresado la doble consideración estática y dinámica de la persona en dos términos, personalidad y personeidad. Lo sustancial, lo constitutivo del hombre es la personeidad: cada uno es lo que es; un ser subsistente. de valor absoluto. Mas la persona es una realidad que está por hacer. La personalidad es lo que cada uno se va forjando a lo largo de la vida; mientras la «personeidad» es estable, se posee desde la concepción y no cambia, la «personalidad» es variable, se va realizando, autorrealizando en la 10 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 relación personal con sus semejantes; la «personalidad» no se es, se tiene. La formación personal de la sustantividad humana es la «personalidad». La persona es primariamente subsistencia, sustancia. «personeidad», que como centro dinámico de los propios actos, llega a ser. a transformarse mediante la educación, en «personalidad». «El hacerse cada vez más persona o una persona más perfecta es, por tanto, el fin de la educación humana, que podemos expresar por el término "personalización". El llegar a ser es una consecuencia o manifestación del ser. «El hombre es una realidad personal, psicofísica y biocultural, abierta al mundo y a sí mismo, que por su conducta va expresando, inventando y definiendo dialécticamente, interpersonal y socialmente, arriesgadamente, su propio modo de ser o personalidad». El hombre es persona esencialmente, una realidad subsistente con unas características esenciales, propias, que permiten al hombre la apertura a los demás y obrar libremente realizándose como persona a través de sus actos. La persona, dice Quiles al «estar en-sí» es: - Un «ser en-sí», o un ser con capacidad de afirmarse a sí mismo (autoconciencia). - Un ser «dueño de sí mismo» o de ser sí mismo (capacidad de autocontrol). - Un ser que «actúa desde sí mismo» o por sí mismo (capacidad de decisión). La finalidad última de la persona es la plena realización de «ser en sí». a través del ejercicio de la autoconciencia. el autocontrol y la autodecisión 5. LOS RASGOS ESPECÍFICOS CONNOTACIONES EDUCATIVAS DE LA PERSONA Y SUS Diversas notas cabe destacar en la persona, como sujeto de educación, que indudablemente tienen su proyección pedagógica como rasgos fundamentales de su educación. Las más relevantes, desde este punto de vista, son: 5.1. La persona humana es singular Uno de los rasgos específicos de la persona es su singularidad; cada persona es única, irrepetible, irremplazable, con unas características propias que la diferencian de los demás. Intereses, actitudes, capacidades, potencialidades, necesidades, situaciones y circunstancias de vida. son únicas en la persona, diferentes de las demás. La persona, cada persona, tiene su propia realidad. «Alguien es persona no sólo porque puede decir "yo soy yo 11 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 mismo", sino en definitiva porque puede decir "yo soy mío"...; antes de toda vivencia de "mi mismo", yo soy mi propia realidad. Soy una realidad que "me" es propia, que me pertenece, sin que pueda dejar de pertenecerme»', la singularidad tiene su manifestación más clara en la creatividad y en la originalidad. Por esta dimensión única, creativa, inabarcable, fuente de posibilidades, abierta a la indeterminación de la persona, que rechaza toda determinación prefijada y alineada, cabe destacar, según Laín, unas consecuencias de interés: la inaccesibilidad (la persona es constitutiva mente inaccesible), el inacabamiento (la persona está siempre inacabada, proyectada hacia el futuro, abierta a múltiples posibilidades), la innumerabilidad (o imposibilidad de reducción a número, a cosa, a estadística) y la no susceptibilidad de cuantificación (o de mensuración comparativa, ninguna persona es más o menos que otra). 5.2. La persona humana es autónoma La autonomía es otra dimensión de la persona humana. Autonomía es la capacidad de la persona de dirigirse a sí misma, de ser creadora de si misma, de tener la posibilidad de ser protagonista, de asumir un compromiso libre y personal previa la capacidad de reflexión sobre sí mismo y el mundo que le rodea. Sólo a partir de la reflexión y de la realidad que <circunda puede la persona decidirse, forjar su proyecto de vida en una situación. «Mediante su autonomía y libertad, empleadas responsablemente, se "autocrea" y se "autorrealiza" el hombre a la par que “recrea “y "conserva" el cosmos... De ahí la excepcional importancia que la autonomía humana, el libre albedrío debe jugar en la educación personalizada. En el ejercicio acertado de su libertad se juega la persona su ser hombre». 5.3. La persona humana es apertura La persona por naturaleza es un ser abierto a los demás, a la realidad y al mundo que le rodea. «La persona es futuriza, no está nunca "dada", no es sólo real, es programática o proyectiva, está viniendo a su ser, es un "ir a estar" o un disponerse a ser». Es decir, la persona, porque está dotada de inteligencia y libertad, proyecta, crea, decide, se abre a la realidad, mira al futuro. La persona no es un ser desolado, encerrado en sí mismo, necesita abrirse, transcender. El hombre se realiza mejor cuanto más sale de sí, transciende su propio ser. El origen de la educación puede explicarse precisamente por esa cualidad de la persona, por su deseo profundo de transcenderse, de salir de sí para conocer la verdad y conformarse con ella. 12 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 Y esa apertura se realiza en una triple perspectiva: en relación al hombre y a las cosas (el hombre es un «ser en el mundo», decía Heidegger), en relación a los otros (a las demás personas humanas, el hombre es un «ser con» los demás –Heidegger; «vivir es convivir», decía Ortega), y en relación al absoluto, al ser trascendental («religación, que llama Zubiri). En cuanto a la apertura a los demás, el «ser con», supone comunión y comunicación. «La persona es esencialmente comunicación y referencia a otros. Su experiencia básica es la comunicación. Existir es co-existir, es existir con los demás. No sólo se vive, se convive. El individuo o in-diviso, pasa a ser persona cuando supera la dialéctica del yo -egoísmo, aislamiento- y se convierte en «nosotros», comunidad o comunión de personas». Los otros son necesarios para el desarrollo y existencia personal, <<El hombre sólo llega a su pleno desarrollo espiritual y personal dentro de la comunión humana. Sólo en la comunión, en la convivencia y cooperación con el otro llega el hombre a la plena mismidad>>. En cuanto a la relación con el Absoluto o apertura al Ser trascendental, ese Ser está también presente en la raíz misma del ser personal, trasciende a la relación con los demás. 5.4. La persona humana es unitaria La persona humana se nos ofrece, por un lado, como una realidad múltiple, compleja, polifacética, con una capacidad de reflexión, de volición, de afectividad, de libertad, de relación con los demás...; y, al mismo tiempo, unitaria en la multiplicidad de elementos, capacidades, funciones, actividades o comportamientos. La persona es una unidad integral, dinámica, de la que aquellos aspectos, capacidades o funciones sólo pueden considerarse teóricamente separados a partir de la unidad en la que alcanzan sentido y plena significación. Es a la unidad de la persona como totalidad integrada a quien corresponde toda esa variedad, y multiplicidad de funciones, y la que da sentido de continuidad, estabilidad y diferenciación a esas funciones. Toda la persona es la que percibe, siente, vive, padece, comprende, ama, se proyecta, espera o anhela. «La persona, dice Max Scheler, es la concreta, esencial y entitativa unidad de actos de la más diversa esencia. La persona como unidad concreta de actos es una estructura funcional. Un conjunto de actos en unidad estructural. Cada uno de los actos dice relación a la totalidad de la persona, y no tienen sentido si no están engarzados en la unidad personal. La persona es una unidad y totalidad de actos funcionalmente estructurada». La propia experiencia personal nos advierte de esa unidad integrada, peculiar y compleja, diferenciada, no compuesta de partes en conflicto o aisladas. 13 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla 6. EL PERSONALISMO PEDAGÓGICO Antonio Guevara Martínez COMO Filosofía de la Educación 2008/09 MOVIMIENTO FILOSÓFICO- El personalismo representa una constante en el pensamiento filosófico-pedagógico y en la experiencia educativa de larga tradición histórica en el que se alinean autores y tendencias diversas. No obstante hay una base común en todo personalismo y es la consideración de la persona como centro que aglutina sus ideas sobre la educación. Por eso dice uno de sus representantes más cualificados: «Llamamos personalismo a toda doctrina y a toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan su desarrollo»`. Lo que importa es el individuo considerado como persona en su realidad integral, centro de actividad, sujeto de valores, con un destino y finalidad, y unos ideales educativos en función de los atributos de la dignidad y primacía ontológica, ética y social de la persona en el universo. Podríamos considerar como características generales comunes a todos los movimientos personalistas existentes, las siguientes: 6.1. La dignidad personal del hombre, fundamento de su educación El personalismo se presenta opuesto al impersonalismo y parte del primado de la persona como fundamento de la educación. «El personalisrno coloca un valor espiritual, la persona, receptáculo o raíz del conjunto de los demás, en el corazón mismo de la realidad humana ». 6.2. La persona, realidad integral condicionada por una situación social Como realidad integral unitaria que es el hombre, la educación fundada sobre la persona ha de ser también integral, comprensiva del hombre como totalidad en todas sus dimensiones esenciales y manifestaciones de su existencia ante la vida. «Una educación fundada sobre la persona... no podrá ser más que total. Interesa el hombre en su totalidad, en toda su concepción y en toda su actitud ante la vida»'. Al personalismo le interesa el hombre en todas sus dimensiones (individual, social, temporal y trascendental) pero en su inmersión en una situación social concreta, en un momento histórico dado, que no le determina, pero sí le condiciona en el ejercicio de su libertad y en la realización de su proyecto personal de vida. «La libertad del hombre es la libertad de una persona y de esta persona, constituida y situada en si misma de determinada manera, en el mundo y ante los valores. Esto implica que está por regla general estrechamente condicionada y limitada por nuestra situación 14 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 concreta. Ser libre es, en primer lugar, aceptar esta condición para apoyarse en ella». El personalismo prima a la persona singular y concreta frente a los conceptos teóricos, universalistas y abstractos. 6.3. El personalismo como superación del individualismo y del colectivismo Desde la perspectiva de una educación integral, el personalismo concibe la educación al servicio del individuo y de la sociedad. Ni colectivismos en los que el hombre queda reducido a un mero resultado pasivo de la colectividad y diluido en ésta, ni individualismos que aíslan y marginan al individuo de la realidad social. 6.4. El proceso de la personalización, fin de la actividad educadora Que la persona realice, ponga en acto sus potencialidades personales, e intente ser cada vez más persona, una persona más perfecta, más íntegra en sus dimensiones esenciales, es el fin de la educación humana que podemos llamar personalización. Toda verdadera educación es un proceso de personalización, el cual esencialmente requiere, dada la naturaleza racional del hombre, el desarrollo en el educando de una triple capacidad de acción: De reflexión o de toma de conciencia de sí mismo; que el educando «esté en sí mismo», actúe desde sí mismo y siendo consciente de sí mismo, lo que es garantía de objetividad en la percepción de situaciones y en la adquisición de compromisos y responsabilidades. De autocontrol de impulsos, e inclinaciones, como condición de actuación consciente de sí mismo. De autodeterminación o de adopción de decisiones en libertad, con plenitud de conciencia, desde el conocimiento y control de sí mismo personal como fundamento del compromiso y de la autorresponsabilidad. Ello es consecuencia de la esencia de la naturaleza personal, subsistente, permanente, singular, unificadora de actos, capaz de decidir sobre el propio ser y las cosas en libertad y responsabilidad. La reflexión y el uso responsable de la libertad o capacidad de autodeterminación son factores determinantes en el proceso de personalización. 15 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla 7. CARACTERÍSTICAS PERSONALIZADA Antonio Guevara Martínez PEDAGÓGICAS Filosofía de la Educación 2008/09 DE LA EDUCACIÓN De acuerdo con esas constantes del pensamiento filosóficopedagógico del personalismo, la educación personalizada recoge en sus presupuestos estas características como exigencias de toda auténtica educación. La persona, cada persona, con su capacidad de reflexión y de autonomía o autodeterminación, libre y responsable, es el sujeto de educación y el eje en torno al cual ha de girar todo proceso pedagógico. Desde esta perspectiva, la educación es sencillamente autoeducación, un proceso de ayuda, interpersonal, dialógica, desde situaciones diferentes para que el educando, en el uso responsable de la libertad y de la autonomía de su dignidad personal, descubra, interiorice y realice, desde su propia experiencia, los valores que le permitan desarrollar, de forma responsable y creadora, su propio proyecto personal de vida. La educación personalizada se sustenta en una serie de principios, derivados del concepto de persona, de su naturaleza y características esenciales, que orientan la dinámica interna del proceso educativo. Teniendo en cuenta que la persona como totalidad es capaz de integrar todas capacidades y energías que intervienen en su desarrollo, cada uno de esos principios no puede ser extensivo y explicado de modo unilateral, prescindiendo de los demás, sino que todos han de concurrir a la formación del hombre en su totalidad. 8. RESUMEN El sujeto real de la educación es la persona, cada persona con su propia y específica identidad, con las características y posibilidades de su peculiar existencia en una situación social y cultural determinadas. En el concepto de persona cabe destacar una doble perspectiva de gran trascendencia en el proceso educador: la esencialista, que considera a la persona como «sustancia» individual, única, irrepetible; y la dinámica, que la concibe como naturaleza racional, abierta al ser y centro dinámico de sus propios actos, en continua realización, permanentemente actuante e inacabada. De esa doble perspectiva de la persona, cabe destacar una serie de connotaciones pedagógicas; las más relevantes son: – La persona humana es singular. – La persona humana es autónoma en sus actos. 16 Facultad de Educación y Humanidades de Melilla Antonio Guevara Martínez Filosofía de la Educación 2008/09 – La persona humana está abierta a la relación con los demás, con las cosas y con el mundo trascendental. – La persona humana es unitaria, integrada, no compuesta de partes en conflicto o aisladas. Un movimiento pedagógico que representa una constante en el pensamiento filosófico-pedagógico, de creciente actualidad, y que considera la persona como centro que aglutina sus ideas sobre la educación, es el personalismo. Son características de este movimiento, en la variedad de sus manifestaciones. – La dignidad de la persona es el fundamento de la educación integral condicionada por una situación determinada. – El personalismo se presenta como una superación del individualismo y del colectivismo pedagógico. – El proceso de personalización es el fin de toda actividad educadora. La educación personalizada se sustenta en una serie de principios, derivados del concepto de persona que orientan toda la dinámica interna del proceso educativo y que serán examinados en las fotocopias que se acompañan al tema “Principios educativos derivados del concepto de persona” de Rogelio Medina Rubio”. Actividad práctica nº 5 Fecha de entrega: antes del 15 de mayo. Resumen del capítulo “Principios educativos derivados del concepto de persona” de Rogelio Medina Rubio”, extensión máxima de 10 folios. 17