A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 10 de octubre de
2012,
habiéndose
dispuesto
en
el
establecido,
Acuerdo
2078,
de
que
conformidad
deberá
con
lo
observarse
el
siguiente orden de votación: doctores Negri, de Lázzari,
Pettigiani, Hitters, Kogan, se reúnen los señores jueces de
la
Suprema
Corte
de
Justicia
en
acuerdo
ordinario
para
pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 101.570,
"Isola,
Viviana
Elvira
contra
Sanatorio
San
Lucas
S.A.
Despido".
A N T E C E D E N T E S
El
Tribunal
de
Trabajo
n°
6
del
Departamento
Judicial San Isidro, con asiento en dicha ciudad, rechazó
la demanda promovida, con costas a la parte actora (fs.
1277/1310 vta.).
Ésta
dedujo
inaplicabilidad
de
ley
recurso
(fs.
extraordinario
1316/1330
vta.),
que
de
fue
concedido por el citado tribunal a fs. 1332/1333.
Dictada
a
fs.
1349
la
providencia
de
autos
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
de
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Negri dijo:
I. En lo que interesa, el tribunal del trabajo
rechazó
contra
la
demanda
"Sanatorio
reclamado
el
promovida
San
pago
indemnizaciones
Lucas
de
por
por
Viviana
S.A.",
en
salarios
despido
Elvira
cuanto
le
adeudados
injustificado
y
Isola
había
y
las
falta
de
preaviso, así como las previstas en los arts. 1 y 2 de la
ley 25.323 y 16 de la ley 25.561.
1.
En
lo
que
respecta
a
los
rubros
indemnizatorios derivados de la extinción del contrato de
trabajo,
el
a
quo
resolvió
desestimarlos
porque,
tras
descartar cada uno de los motivos invocados por la actora
para
legitimar
demandada
el
el
día
despido
18-II-2003
indirecto
(ver
que
notificó
telegrama
de
a
fs.
la
14),
concluyó que éste careció de justa causa (sent., fs. 1305
vta.).
En
particular,
consideró
el
juzgador
que
la
trabajadora no logró demostrar la deficiente registración
del contrato, habida cuenta que no pudo acreditar la fecha
de ingreso que denunció en la intimación dirigida a que se
regularizara la relación laboral (1-X-1990, telegrama de
fs. 8).
Destacó el sentenciante que, en los instrumentos
que identificó, la propia accionante consignó que había
ingresado el día 1-X-1991 y las declaraciones testimoniales
nada aportaron al respecto, toda vez que se limitaron a
referir
la
prestación
de
servicios
por
la
actora
con
anterioridad a esta última fecha, circunstancia que no fue
desconocida por la demandada, quien reconoció que, antes de
la
fecha
laboral
a
partir
de
(1-X-1991),
la
le
cual
se
había
registró
otorgado
la
un
relación
mandato,
encuadrándose durante ese lapso el vínculo profesional como
una locación de servicios. Partiendo de esa base, concluyó
el tribunal que no se acreditaron "hechos determinantes de
la existencia de un contrato de trabajo, en el período
cuestionado" por lo que consideró no demostrada la fecha de
ingreso invocada por la legitimada activa, lo que tornaba
improcedente la configuración de la injuria vinculada a la
deficiente registración.
A lo señalado cabía añadir -precisó el juzgadorque
en
tanto
instrumentos
la
propia
públicos
y
actora
actuando
consignó
como
-en
diversos
apoderada
de
la
demandada- que la relación laboral que la unió con ésta se
inició el día 1-X-1991, resultaba contrario a sus propios
actos invocar una fecha de ingreso diferente más de diez
años después de haberse iniciado el vínculo y sin haber
efectuado reclamo alguno durante su vigencia (sent., fs.
1297/1298).
2. En otro orden, en lo que respecta a la deuda
salarial
reclamada
denunciada
por
la
trabajadora
de
la
suspensión
invalidez
-fundada
en
la
dispuesta
por
la
demandada durante quince días mensuales, entre los meses de
mayo a noviembre de 2002- el a quo desestimó la pretensión
por
considerar
que
aquélla
no
tenía
derecho
a
devengar
salarios en el período en cuestión.
Al
respecto,
señaló
que
fue
la
propia
actora
quien -en su calidad de abogada y representante legal de la
demandada-
solicitó
la
apertura
del
procedimiento
preventivo de crisis de la empresa, en cuyo marco se acordó
con los representantes gremiales de los trabajadores que,
por
el
término
personal
en
de
forma
un
año,
rotativa
se
suspendería
durante
quince
al
50%
días
al
del
mes,
abonándoles el 60% de los salarios caídos por los días de
suspensión.
Aclaró el tribunal que si bien la Subsecretaría
de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires dejó sin efecto,
mediante la resolución 3011/2002, la disposición 5179/2002
(que
había
registrarlo
había
homologado
como
un
ese
acuerdo),
intervenido
"acuerdo
en
la
de
procediendo
partes",
negociación
a
la
accionante
como
exclusiva
representante de la accionada, por lo que prestó expreso
consentimiento
a
lo
actuado,
no
pudiendo
negar
su
conformidad con el contenido de lo pactado. Finalmente,
agregó
que
-a
todo
evento,
para
el
caso
de
que
se
considerase que Isola era "una trabajadora más"- ésta no
había impugnado ni rechazado las suspensiones, por lo que
no le asistía derecho a percibir los salarios por los días
de suspensión (sent., fs. 1303/1305).
II.
Contra
esta
decisión
se
alza
la
actora
mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley,
en el que denuncia absurdo y violación de los arts. 44 inc.
"d" y 47 de la ley 11.653; 34 inc. 4, 161 inc. 2, 163 inc.
6 y 362 del Código Procesal Civil y Comercial; 11, 12, 13,
14, 21, 23, 78, 242 y 245 de la Ley de Contrato de Trabajo;
9 y 10 de la ley 24.013; 14 bis, 17 y 18 de la Constitución
nacional; 3, 10, 12, 36 y 39 de la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires, así como de la doctrina legal
que identifica (fs. 1316/1330 vta.).
Plantea los siguientes agravios:
1. En primer lugar, cuestiona la decisión del
tribunal en cuanto tuvo por demostrado que el contrato de
trabajo que ligó a las partes se inició el día 1-X-1991 y
consideró
que
la
actora
no
logró
acreditar
el
carácter
laboral del tramo de la relación que las vinculó desde el
mes de octubre de 1990 hasta la fecha mencionada.
Sostiene que tal decisión resulta absurda, pues
no
existe
en
la
causa
prueba
alguna
intentada
por
la
demandada que permita diferenciar los servicios prestados
entre la fecha en la que le otorgó el poder (1-X-1990) y
los
que
realizó
a
partir
de
aquella
otra
que
se
hizo
consignar en los registros laborales (1-X-1991) cuando, en
el mes de junio de 1992, la demandada resolvió "blanquear"
la relación laboral.
Precisa
que,
sin
razón
valedera
alguna,
el
tribunal dejó de aplicar la presunción establecida en el
art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, aun cuando la
accionada no aportó ninguna prueba para demostrar que los
servicios prestados con anterioridad al registro lo fueron
en el marco de una locación de servicios.
En ese sentido, dice que el juzgador violó las
normas
de
la
sana
crítica
y
el
reparto
de
la
carga
probatoria, toda vez que la accionada -sobre quien pesaba
el deber de acreditar la falta de dependencia durante la
primera etapa de la relación, a tenor de la presunción
mencionada-
no
intentó
ninguna
prueba
a
su
favor
para
desvirtuarla. Ello así -fundamenta- pues, como lo establece
la doctrina legal vigente (L. 50.658, "Swida", sent. del
10-XII-1992),
no
aplicada
en
el
fallo
atacado,
"si
la
demandada admitió el hecho de la prestación de servicios,
pero
negó
argumentando
la
una
existencia
de
de
distinta
una
relación
naturaleza
-en
laboral
el
caso,
locación de servicios-, a ella incumbía la prueba de la
alegada vinculación en virtud de lo dispuesto por el art.
375 del Código Procesal Civil y Comercial y no habiéndolo
hecho, rige la presunción que los trabajos se efectuaron en
relación de dependencia (art. 23, L.C.T.)" (v. fs. 1322).
Denuncia asimismo que, al resolver de ese modo,
el a quo vulneró la doctrina legal sentada por esta Corte
en los precedentes L. 33.119, "Traverso" (sent. del 10VIII-1984) y L. 65.987, "Rossi" (sent. del 22-XII-1998) en
los que se resolvió que: "Admitida por la demandada la
prestación de servicios por parte de la actora, pero con la
alegación
constituía
de
que
una
en
un
locación
primer
de
período
servicios
y
dicha
que
relación
recién
con
posterioridad la vinculación se transformó en un contrato
de
trabajo,
mismas
no
tareas,
obstante
incumbe
a
haberse
la
realizado
accionada
la
siempre
prueba
de
las
la
locación de servicios que invoca (art. 375, C.P.C.C.) pues
es de aplicación la presunción del art. 23 de la L.C.T."
(v. fs. 1320 y vta.).
Sostiene, además, que existe en la sentencia un
artificioso planteo que sirve para desactivar las normas de
orden público que protegen a la accionante en su condición
de
trabajadora
dependiente,
utilizando
a
tal
efecto
el
contrato de locación de servicios.
Por último, añade que la sentencia formuló una
aplicación absurda de la teoría de los actos propios, toda
vez que, al atribuirle a la actora la responsabilidad por
no haber reclamado la registración en regla durante toda la
relación laboral, el tribunal convirtió en victimario a la
víctima, pues el silencio ante la situación irregular no
puede
ser
considerado
una
nota
confirmadora
de
la
inexistencia de la relación de trabajo, convalidándose por
ese
medio
conductas
imperativo
y
prohibidas
por
vulnerándose
la
ley
los
con
carácter
principios
de
irrenunciabilidad y primacía de la realidad.
2. En otro orden señala que, con independencia de
la fecha de ingreso, en autos también quedó demostrado que
la accionada incurrió en una deficiente registración de la
relación
laboral,
verificándose
así
aún
otra
con
de
posterioridad
las injurias
al
1-X-1991,
invocadas
en
la
comunicación rescisoria.
En
ese
sentido
afirma
que,
con
las
pruebas
documental y pericial contable, se acreditó que además del
salario
registrado,
demandada
mismo
contra
importe
cantidades
Expresa
mensual,
la
a
accionante
facturaciones
equivalentes
que
imputación
la
abonando
al
regularidad
honorarios,
percibía
que
repetían
asimismo,
sueldo
de
sólo
sumas
anual
los
la
siempre
el
por
esa
vía,
complementario.
pagos,
puede
de
hechos
indicar
con
una
remuneración regular.
Agrega que la sentencia resolvió absurdamente al
concluir que el hecho de que la actora realizara aportes
previsionales en los juicios en los que representaba a la
demandada alcanzaba para demostrar que esos servicios no
eran dependientes.
Por
reconoció,
otra
al
parte
contestar
-enfatizalas
la
propia
intimaciones
accionada
para
que
se
registrara correctamente el vínculo, que las tareas que le
encomendaron como directora del "Centro Médico Martín y
Omar S.A." formaban parte de las actividades bajo relación
de
dependencia,
autocontradictorio
por
lo
que
que
haya
resulta
sostenido
absurdo
que
los
y
pagos
recibidos por tales labores no constituyeron remuneraciones
susceptibles de ser registradas.
3. Finalmente, cuestiona el rechazo de los rubros
salariales derivados de las suspensiones dispuestas por la
demandada.
Al respecto, destaca que al considerar que la
actora consintió el contenido del convenio por el cual se
suspendió
al
conformidad
personal,
a
lo
que
el
tribunal
establece
ignora
el
que,
de
principio
de
irrenunciabilidad consagrado en el art. 12 de la Ley de
Contrato de Trabajo, dicha convención de partes es nula y
carece de valor.
También se ha dejado de aplicar -en su criterioel art. 15 del mismo cuerpo legal, en cuanto exige que los
acuerdos
transaccionales
administrativa
cuenten
celebrados
con
ante
resolución
la
autoridad
fundada
de
homologación,
precisamente
requisito
porque
que
dicha
no
se
cumplió
autoridad
en
advirtió
el
caso,
sobre
la
dimisión de derechos irrenunciables que ello implicaba.
Por
otra
parte,
añade,
el
a
quo
confunde
el
carácter de mandataria que revestía la actora al imponerle
el deber de asumir la ilicitud de lo actuado suponiendo
que, por su condición de abogada, conformaba o avalaba lo
realizado por su mandante.
En otro orden, señala que la suspensión decretada
por la patronal no respondió a justa causa, toda vez que ni
siquiera se intentó acreditar que existiera fuerza mayor o
disminución de trabajo, no verificándose el cumplimiento de
los requisitos contemplados en los arts. 218 y 219 de la
ley
laboral.
Destaca
que
la
ausencia
de
impugnación
no
obsta a lo señalado, desde que ese requisito, previsto para
las suspensiones disciplinarias, no puede ser transferido
analógicamente a situaciones en las que no está en tela de
juicio la conducta del trabajador.
En
consecuencia
-concluye-
resultando
que
la
suspensión es inválida, la actora tiene derecho al cobro de
las
diferencias
suspendida,
salariales
quedando
por
los
configurada,
períodos
además,
en
que
fue
otra
de
las
causales de injuria invocada en la comunicación rescisoria.
III. El recurso debe prosperar parcialmente, con
el siguiente alcance.
1. Acierta la recurrente en cuanto sostiene que
-al descartar el carácter laboral de la primera etapa de la
relación que vinculó a las partes y desestimar la fecha de
ingreso
denunciada
en
la
demanda-
el
tribunal
de
grado
atribuyó erróneamente la carga de la prueba a la parte
actora, quebrantando la doctrina legal de este Tribunal.
a. En el escrito de inicio, la accionante señaló
que ingresó a trabajar para la demandada el día 1-X-1990
como "abogada en relación de dependencia", confiriéndosele
un poder general judicial con fecha 23 del mismo mes y año.
Añadió que la relación laboral no fue registrada hasta el
mes
de
junio
de
1992,
fecha
en
la
cual
se
decidió
"blanquearla", aunque consignándose como fecha de ingreso
el 1-X-1991 (fs. 350 vta./351, 357 y 363).
b. A su turno, la accionada negó la fecha de
ingreso (fs. 594 vta.). Si bien reconoció que le había
otorgado un mandato a la actora el 23-X-1990, aclaró que
ello no implicó que la relación laboral hubiera comenzado a
partir de ese momento, puntualizando que "Lo que comenzó
con un apoderamiento luego se convirtió en una relación
laboral, y así se registró la relación como de estirpe
laboral, a partir de Octubre de 1991" (fs. 602 vta.).
Especificó que, desde octubre de 1990 hasta la
fecha a partir de la cual fue registrada (octubre de 1991),
la actora no concurrió en horario fijo ni fue retribuida
con habitualidad, por lo que los pagos que aquélla percibió
correspondían a su actuación esporádica como profesional
del derecho. Agregó asimismo que, cuando en junio de 1992
la
accionada
resolvió
"blanquear"
la
relación
laboral,
consignando como fecha de ingreso el 1-X-1991, la actora
fue
notificada
expresamente,
de
sin
tal
decisión,
ninguna
clase
la
de
que
consintió
objeción
(fs.
603
vta./604). Culminó señalando que, en el período que Isola
señaló
como
falto
de
registración
(octubre
de
1990
a
octubre de 1991), medió entre las partes un contrato de
locación
de
desempeñaba
servicios,
con
en
autonomía
cuyo
y
contexto
sin
quedar
aquélla
sujeta
a
se
la
dependencia de la accionada, mientras que, a partir de la
registración,
se
verificó
una
relación
"mixta",
que
combinaba un vínculo laboral con otro de carácter autónomo
por
el
que
era
retribuida
de
manera
independiente
al
salario (fs. 608 y vta.).
c. Trabada la litis en esos términos, el tribunal
precisó
que
el
núcleo
de
la
cuestión
residía
en
"la
determinación del tipo de relación o contrato que vinculó a
las partes, ya que la actora afirma enfáticamente la sola
existencia
de
un
contrato
de
trabajo,
en
tanto
que
la
accionada afirma la existencia de una locación de servicios
-hasta
el
1/10/1991,
fecha
de
registro
de
la
relación
laboral-, que luego subsiste en forma concomitante con el
contrato de trabajo" (sent., fs. 1295).
Ya ingresando a analizar la injuria vinculada a
la deficiente registración de la fecha de ingreso, tras
señalar que "la accionada afirma que en la primera etapa
desde
el
1/10/1990
trabajo,
sino
a
1/10/1991,
trabajo
no
autónomo,
existió
locación
contrato
de
de
servicios
profesionales" (sent., fs. 1297), concluyó que la actora no
logró acreditar tal ingreso, toda vez que "no se acreditan
hechos determinantes de la existencia de un contrato de
trabajo,
en
el
período
cuestionado"
(fs.
1297
vta.).
Explicó que las declaraciones testimoniales producidas en
autos
no
aportaban
solución
al
caso,
toda
vez
que
refirieron la existencia de prestación de servicios en el
período en cuestión, lo que ya había sido admitido por la
accionada, quien los había encuadrado en el marco de una
locación de servicios (sent., fs. cits.).
Sobre
esa
base
y
tras
añadir
que
Isola
había
consentido la registración en la fecha consignada por la
demandada, el a quo consideró "no acreditada la fecha de
ingreso
relación
invocada
por
laboral,
la
lo
actora
que
como
torna
de
inicio
de
improcedente
la
la
configuración de injuria al respecto" (sent., fs. 1298).
d.
Como
lo
anticipé,
tal
conclusión
resulta
desacertada.
(i) Tiene dicho esta Corte que si la demandada
admitió el hecho de la prestación de servicios, pero negó
la existencia de una relación laboral argumentando una de
distinta naturaleza -en el caso, locación de servicios-, a
ella incumbe la prueba de la alegada vinculación en virtud
de lo dispuesto por el art. 375 del Código Procesal Civil y
Comercial y que, no habiéndolo hecho, rige la presunción
que los trabajos se efectuaron en relación de dependencia
(art. 23, L.C.T., conf. causas L. 50.658, "Swida", sent.
del 10-XII-1992; L. 75.821, "Benedetti", sent. del 18-XII2002; L. 84.622, "Caferra", sent. del 19-IX-2007, entre
muchas),
doctrina
legal
que
con
acierto
se
denuncia
transgredida en el recurso bajo examen (ver fs. 1322).
En efecto, más allá del incontrovertido carácter
laboral del tramo del vínculo que ligó a las partes entre
octubre de 1991 (fecha a partir de la cual se registró el
contrato de trabajo) y febrero de 2003 (fecha en que la
actora se consideró despedida), disintieron aquéllas sobre
el linaje que revistió el segmento de la relación que se
extendió entre octubre de 1990 y la fecha del registro,
toda vez que, mientras la accionante sostuvo que se trató
de
un
único
contrato
laboral
que
prosiguió
ininterrumpidamente desde esa fecha hasta el distracto, la
demandada
especificó
que,
durante
ese
primer
año,
se
vincularon mediante una locación de servicios.
En ese contexto, resulta a todas luces indudable
que, por aplicación de la doctrina arriba mencionada, era a
la
accionada
a
quien
le
correspondía
demostrar
la
naturaleza civil de la primera etapa del vínculo, toda vez
que
fue
ella
contraparte,
quien,
alegó
innovando
la
sobre
existencia
la
de
posición
una
de
la
locación
de
servicios. Considero dable reiterar que, admitida por la
demandada la existencia de una vinculación y la prestación
de servicios a partir de octubre de 1990, pero argumentando
que, hasta la fecha del registro, aquélla revestía carácter
extralaboral, a ella incumbía la prueba de la excepción
(conf.
L.
72.996,
decir,
la
"Rosales",
acreditación
de
sent.
la
del
distinta
20-VI-2001),
causa
es
jurídica
invocada respecto del hecho de la prestación de servicios.
Precisamente, en casos asimilables a la especie
-en los cuales, frente a la invocación por el actor de un
único
vínculo
laboral,
la
parte
demandada
alega
que
el
primer tramo de la relación revistió carácter extralaboralha resuelto esta Corte que, admitida por la demandada la
prestación de servicios, pero con la alegación de que en un
primer período dicha relación constituía una locación de
servicios y que recién con posterioridad la vinculación se
transformó
en
un
contrato
de
trabajo,
incumbe
a
la
accionada la prueba de la locación de servicios que invoca
(art. 375, C.P.C.C.), pues es de aplicación la presunción
del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo (conf. causas
L. 33.119, "Traverso", sent. del 10-VIII-1984; L. 65.987,
"Rossi", sent. del 22-XII-1998), doctrina que también se
denuncia -con acierto- vulnerada en el recurso (fs. 1320 y
vta.).
(ii) En consecuencia, resultando que el tribunal
desestimó la fecha de ingreso invocada por la actora en
virtud de que ésta (sobre quien, como vimos, no recaía la
carga de hacerlo) no logró acreditar "hechos determinantes
de la existencia de un contrato de trabajo, en el período
cuestionado" (sent., fs. 1297 vta.), la sentencia debe ser
revocada en este aspecto, toda vez que -como quedó dichoera la accionada quien debía demostrar el carácter civil
del
vínculo
que,
según
admitió
expresamente,
lo
ligó
a
aquélla entre octubre de 1990 y octubre de 1991, imperativo
de su propio interés que no satisfizo en la especie.
A tenor de lo señalado no puede sino concluirse
que entre las partes medió un contrato de trabajo que se
extendió entre los meses de octubre de 1990 y la fecha del
autodespido, debiendo, por lo tanto, tenerse por cierta la
fecha de ingreso denunciada por la accionante, toda vez que
-como
lo
ha
resuelto
este
Tribunal
en
casos
similares-
admitida por la demandada en su contestación la prestación
de servicios por un período anterior al que se reconoció la
relación laboral permanente -si bien atribuyéndole carácter
ocasional-,
a
aquélla
incumbía
demostrar
el
carácter
eventual de la vinculación y no habiéndolo hecho rige la
presunción del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo y
corresponde tener por cierta la fecha de ingreso denunciada
por el trabajador (conf. causas L. 49.663, "Pereyra", sent.
del 15-IX-1992, con voto del suscripto en primer término;
L. 89.010, "Greco", sent. del 18-VII-2007, con voto del
doctor de Lázzari al que presté mi adhesión).
(iii) Por último cabe destacar, a todo evento,
que el razonamiento complementario del tribunal relativo a
que la actora consintió el registro de la fecha de ingreso
consignada por la patronal (1-X-1991) y vulneró sus actos
propios al impugnarla más de diez años después y sin haber
efectuado
reclamos
juzgador
laboral
consideró
al
tramo
previos
-conducto
que
podía
de
no
la
por
el
cual
reconocerse
relación
que
se
el
carácter
extendió
entre
octubre de 1990 y octubre de 1991, ver sent., fs. 1297
vta./1298- resulta igualmente erróneo.
Como lo ha precisado esta Corte en la causa L.
90.373,
"García
desacertado
calificación
computar
de
"consentimiento"
trabajador
Cambón"
la
que
-derivado
-sent.
como
del
dato
naturaleza
implícitamente
del
silencio
1-X-2008-
relevante
del
para
contrato
habría
y
resulta
la
prestado
falta
la
el
el
de
reclamaciones al respecto-, toda vez que, en caso de que se
verifiquen los requisitos legalmente establecidos para la
configuración de un contrato o relación de trabajo (arts.
21 y 22 de la L.C.T.), la circunstancia expuesta en modo
alguno
puede
laboral,
enervar
pues
-por
la
calificación
imperio
de
del
los
vínculo
como
principios
de
irrenunciabilidad y primacía de la realidad que rigen en la
disciplina (arts. 39 inc. 3 de la Const. prov. y 12, 14, 21
y 22 de la L.C.T.)- la eventual falta de reclamos y el
pretendido
"consentimiento"
resultan
por
completo
irrelevantes a los fines de definir el linaje del contrato.
En
consecuencia
-como
lo
resolvió
esta
Corte
en
el
precedente citado y contrariamente a lo que sostuvo el a
quo en la especie- no resulta aplicable a situaciones como
la examinada la doctrina de los "actos propios", que -por
lo
tanto,
como
se
destaca
en
el
embate-
ha
sido
absurdamente aplicada al caso.
e.
A
tenor
de
lo
dicho,
debe
revocarse
la
sentencia atacada en lo que respecta a la fecha de ingreso
y concluir que la relación laboral que ligó a las partes
comenzó el 1-X-1990.
Una
vez
devueltos
los
autos,
el
tribunal
de
grado, con renovada integración, deberá valorar nuevamente
la injuria vinculada a la deficiente registración de la
fecha de ingreso y pronunciarse -teniendo en cuenta lo que
aquí ha sido resuelto y las alegaciones de las partessobre la procedencia de cada uno de los rubros vinculados a
la
extinción
del
contrato
de
trabajo
que
fueron
desestimados por el a quo en el entendimiento de que el
despido
indirecto
había
resultado
injustificado
(indemnizaciones de los arts. 232, 233 y 245 de la L.C.T.,
16 de la ley 25.561 y 1 y 2 de la ley 25.323; v. sent., fs.
1305
vta.),
aspecto
del
fallo
que
también
debe
ser
rescindido.
2.
En
virtud
de
lo
resuelto
en
el
apartado
anterior -en el que ha quedado demostrada la deficiente
registración del contrato de trabajo- resulta innecesario
ingresar
a
analizar
los
agravios
que
porta
el
recurso
relativos a la injuria fundada en la falta de registración
de parte del salario con posterioridad al 1-X-1991 (ver ap.
II. 2. de este voto).
3. En cambio, no ha de tener favorable acogida la
crítica relativa al rechazo de los salarios por los días de
suspensión.
a. En autos quedó acreditado que -al igual que lo
que sucedió con otros trabajadores de la empresa y como
consecuencia de un acuerdo al que se arribó en el marco de
la negociación de un procedimiento preventivo de crisis- la
actora fue suspendida 15 días todos los meses entre mayo y
noviembre del año 2002, lapso durante el cual le abonaron
el
60%
del
1303/1305).
importe
mensual
del
salario
(sent.,
fs.
b.
La
actora
plantea
la
invalidez
de
esa
suspensión y reclama que se le abonen las diferencias entre
lo
percibido
y
el
100%
del
salario.
Sin
embargo,
sus
argumentos son insuficientes para modificar lo resuelto por
el
tribunal
de
grado
sobre
una
cuestión
que
es
de
su
incumbencia privativa.
(i) En primer lugar, destaco que los agravios
vinculados a que el acuerdo del que se derivó la suspensión
de
la
accionante
resulta
inválido
por
contradecir
el
principio de irrenunciabilidad contemplado en el art. 12 de
la Ley de Contrato de Trabajo (fs. 1626 vta.), no puede ser
abordado en esta instancia, desde que no fue sometido en
esos términos al juzgador de origen (ver demanda, fs. 364
vta./365 vta. en las que no se advierte ninguna referencia
a esa norma y principio) ni, consecuentemente, resuelto en
la
sentencia
atacada,
resultando
extemporánea
su
introducción novedosa en sede extraordinaria.
Al respecto, cuadra recordar que no corresponde
que
la
Suprema
Corte
considere
temas
que
no
han
sido
sometidos a conocimiento del tribunal del trabajo con el
alcance
que
se
les
da
en
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley (conf. causas L. 34.356, "Casco",
sent. del 18-VI-1985; L. 90.265, "Jouannys", sent. del 27II-2008; L. 90.359, "Amadeo", sent. del 25-III-2009).
(ii)
A
ello
cabe
añadir
que
la
recurrente
no
alcanza a derribar el argumento del a quo relativo a que la
actora
no
objetó
ni
rechazó
temporáneamente
las
suspensiones en los términos de los arts. 222 y 223 de la
Ley de Contrato de Trabajo (vered., fs. 1275 y sent., fs.
1305).
Ello
así,
toda
vez
que
aquélla
se
limita
a
señalar que el requisito de la impugnación contemplado en
el citado art. 223 de la Ley de Contrato de Trabajo sólo es
exigible para las suspensiones disciplinarias, soslayando
que -de un lado- tal planteo tampoco fue esgrimido en el
escrito de inicio y -del otro- no se ha denunciado en el
remedio incoado la violación o errónea aplicación de dicho
precepto
legal,
decisión
opuesta
en
el
a
su
cual
el
postura,
sentenciante
lo
que
fundó
la
demuestra
la
insuficiencia técnica del recurso en esta parcela, sellando
su suerte adversa.
c. Resultando que lo expuesto es suficiente para
desestimar
analizar
el
los
agravio,
restantes
deviene
innecesario
argumentos
ingresar
esgrimidos
por
a
el
juzgador para fundar este aspecto del decisorio.
Por lo demás, debiendo quedar firme la decisión
relativa al rechazo de las diferencias salariales, queda
descartada
la
injuria
estructurada
sobre
ese
supuesto
incumplimiento patronal.
IV. En virtud de lo expuesto, corresponde hacer
lugar parcialmente al recurso traído y revocar la sentencia
en cuanto desestimó la fecha de ingreso denunciada en la
demanda,
descartó
el
carácter
laboral
del
tramo
de
la
relación que se extendió entre el 1-X-1990 y el 1-X-1991,
consideró injustificado el despido indirecto notificado por
la actora y rechazó las indemnizaciones contempladas en los
arts. 232, 233 y 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, 16
de la ley 25.561 y 1 y 2 de la ley 25.323.
Los autos deben volver al tribunal de origen a
fin de que -con renovada integración- valore nuevamente la
injuria vinculada a la deficiente registración de la fecha
de
ingreso
y
se
pronuncie
sobre
la
procedencia
de
los
rubros derivados de la extinción del contrato de trabajo,
de conformidad a lo que aquí ha sido resuelto y teniendo en
cuenta las alegaciones de las partes.
Costas de esta instancia a la demandada por el
agravio que prospera y a la actora por el que se desestima
(arts. 68 y 289 del C.P.C.C.).
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
El señor Juez doctor de Lázzari, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por
la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Pettigiani dijo:
I. A mi entender, el remedio procesal deducido
debe ser desestimado por las razones que a continuación
expongo.
II. En primer lugar, en lo que respecta a la
cuestión abordada por mi distinguido colega doctor Negri en
el punto III.1 de su voto, considero que el tribunal a quo
no ha quebrantado el art. 23 de la Ley de Contrato de
Trabajo ni ha efectuado una indebida atribución de la carga
de la prueba.
El fallo impugnado se ajusta a lo prescripto en
el art. 23 citado, en tanto se impuso a la actora la carga
de acreditar la existencia de una relación laboral, habida
cuenta que para que juegue la presunción que dispone dicha
norma
legal,
los
servicios
deben
haberse
prestado
en
relación de dependencia.
Ello
prestación
de
así,
pues,
servicios
"si
bien
presume
la
es
cierto
existencia
que
la
de
un
contrato de trabajo, no lo es menos que la citada norma se
refiere a aquéllos en relación de dependencia" (L. 34.473,
sent. del 26-III-1985, en "Acuerdos y Sentencias", 1985-I358).
En
ese
orden
de
ideas,
Justo
López,
Norberto
O.
Centeno y Juan Carlos Madrid sostienen que "debe entenderse
que la prestación de servicios que genera la presunción es
la de servicios bajo la dependencia de otro, pues sólo
estos son los que se contemplan en la tipificación legal
del contrato y de la relación de trabajo (arts. 21 y 22,
L.C.T.) y que, por lo tanto, la carga de la prueba de la
relación de dependencia o subordinación no resulta alterada
por la presunción, sino que por el contrario, de esa prueba
depende que aquélla entre a jugar" (Ley de Contrato de
Trabajo Comentada, ed. Contabilidad Moderna, Bs. As., 1977,
p. 194; el remarcado es propio). Circunstancia que, por
otra parte, nos parece razonable habida cuenta que, cuando
en múltiples ocasiones diarias se utilizan los servicios
profesionales de una persona para la realización de una
tarea,
obra
o
servicio
determinado,
que
puede
o
no
prolongarse en el tiempo -vgr. un fotógrafo, un pintor o un
médico- la aplicación lisa y llana de la presunción del
art. 23 bajo la invocación de que se trata meramente de la
inversión de la carga probatoria, sin una interpretación
uniformadora
y
sistemática
de
la
totalidad
del
plexo
jurídico aplicable en la especie, nos llevaría a afirmar en
dicha
hipótesis
la
existencia
de
una
relación
laboral
dependiente con todo lo que ello implica.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene
dicho que "en la tarea de interpretar las leyes, además de
dar pleno efecto a la intención del legislador, no debe
prescindirse
de
las
consecuencias
que
derivan
de
cada
criterio, pues ellas constituyen uno de los índices más
seguros para verificar su razonabilidad y su coherencia con
el
sistema
en
que
está
engarzada
la
norma"
(Fallos
319:2594; 312:156; 318:817; entre muchos otros).
Y, por otro lado, no puede requerirse a la parte
demandada que acredite los presupuestos necesarios para su
defensa, cuando no fueron demostrados los correspondientes
a la pretensión (art. 375, C.P.C.C.), debiendo soportar la
actora
las
consecuencias
de
omitir
la
prueba
de
sus
afirmaciones, impuestas en su propio interés (conf. causas
L. 37.830, sent. del 8-IX-1987, "Acuerdos y Sentencias",
1987, tomo III, pág. 575; L. 90.472, sent. del 17-V-2006).
III.
En
cuanto
a
la
crítica
del
impugnante
respecto a que la sentencia resulta absurda (v. rec., fs.
1327 vta./1328 vta.) tampoco merece una acogida favorable
pues, esencialmente, se debe tener presente que la sola
exhibición
del
personal
criterio
del
recurrente,
como
sucede en la presente causa, no es eficaz para habilitar la
apertura de esta instancia a la revisión de cuestiones de
hecho y prueba que pertenecen a la órbita privativa del
tribunal
de
demostración
sustancial
origen;
de
o
porque
absurdo,
la
es
para
ello
decir,
comprobación
de
el
es
necesaria
error
un
grave
la
y
razonamiento
incompatible con las constancias que se desprenden de la
causa (conf. L. 85.322, sent. del 29-VIII-2007).
IV. En lo que concierne al agravio referido a la
incorrecta registración de la relación con posterioridad al
1° de octubre de 1991, también debe desestimarse por cuanto
padece de la misma deficiencia a que se alude en el párrafo
anterior (art. 279, C.P.C.C.).
V.
Por
otra
parte,
en
cambio,
adhiero
a
lo
manifestado por el doctor Negri en el punto III.3 de su
voto.
VI.
En
virtud
de
lo
expuesto,
el
recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley debe rechazarse;
con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Hitters y Kogan, por
los mismos fundamentos del señor Juez doctor Negri, votaron
también por la afirmativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por
mayoría,
se
extraordinario
consecuencia,
hace
de
se
lugar
parcialmente
inaplicabilidad
revoca
la
de
ley
sentencia
al
traído
impugnada
recurso
y,
en
con
el
alcance establecido en el ap. IV del voto emitido en primer
término.
Vuelvan los autos al tribunal de origen para que,
integrado con otros jueces, renueve los actos procesales
necesarios
y
dicte
el
pronunciamiento
conforme a lo que aquí se ha resuelto.
que
corresponda
Costas de esta instancia a la demandada por el
agravio que progresa y a la actora por el que se desestima
(arts. 68 y 289, C.P.C.C.).
Regístrese y notifíquese.
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
HECTOR NEGRI
JUAN CARLOS HITTERS
HILDA KOGAN
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
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