CÁPSULA # 11 DERECHO CIVIL LOS CONTRATOS Las relaciones entre personas, implican la realización de un sinnúmero de contratos que, incluso sin percatarnos, estamos realizando. Así por ejemplo, cuando vamos a la tiendita de la esquina a comprar un refresco, estamos celebrando un contrato de compra- venta; cuando le pedimos prestado un libro a un compañero, estamos celebrando un contrato de comodato; cuando le pedimos prestado a nuestra esposa una moneda “porque no traigo cambio” para comprar el periódico, estamos celebrando un contrato de mutuo simple sin interés (aunque generalmente las cónyuges si cobran intereses pero ocultos), etc… ¿Qué son los contratos y cuál su importancia? Los contratos pueden definirse como un libre acuerdo de voluntades entre personas capaces, de forma verbal o escrita, que genera derechos y obligaciones para las partes. La legislación de Aguascalientes define al contrato como “Convenio que produce o transfiere derechos y obligaciones” (Art 1674 del Código Civil de Ags. ) (CCA); Un convenio es según dicho código: “El acuerdo de 2 o más personas para crear, transferir modificar o extinguir derechos y obligaciones” (Art. 1673 CCA). Los contratos pueden ser como se dijo, verbales o escritos, aunque algunos tipos de contratos exigen condiciones o formalidades especiales para su perfeccionamiento. Ciertamente todo contrato de cualquier tipo tiene 4 requisitos o formalidades generales: consentimiento, objeto, causa y elementos accidentales. El CCA consagra en su artículo 1675 únicamente dos: consentimiento y objeto. Pero los dos restantes quedan implícitos dentro de ellos. Para fines didácticos es mejor separar los cuatro requisitos. Hay contratos nominados, como la compra-venta, comodato, arrendamiento, mutuo, donación,… y los hay innominados que son los no especificados en las leyes, pero que se pueden dar conforme a las circunstancias e imaginación de las partes y serán tales siempre que cumplan con los 4 requisitos enunciados. (Otra cosa es que sean contratos válidos o no). Así mismo, los contratos tiene 3 elementos: personales, reales y formales. Los personales consisten en que se requieren de mínimo dos personas para celebrar un contrato, sean físicas ó jurídicas y tengan capacidad de goce y de ejercicio para poder contratar (capacidad para dar válidamente el consentimiento). El elemento real lo constituye el objeto, o sea el hecho o cosa, (c.fr: art 1702 CCA), es decir la prestación convenida y por otro lado la contraprestación acordada a cambio. Por ejemplo: convenimos en que yo te vendo una bicicleta (objeto), de contado, y al dar la bicicleta (prestación) recibo el dinero del precio acordado (contra-prestación). El objeto debe existir en la naturaleza, ser determinado o determinable y estar en el comercio para que sea válido el contrato. (art 1708 CCA) Los elementos formales lo conforman los signos o condiciones preestablecidas para dar validez a ciertos contratos. Por ejemplo, en la compraventa de inmuebles, el contrato debe celebrarse ante Notario. Mención especial merece la causa o motivo por el cual se realiza un contrato. Este motivo debe ser existente, no simulado (c.fr: art 1798 CCA), verdadero y lícito. Podemos decir que la causa es la finalidad que persiguen las partes al celebrar un contrato. Los elementos accidentales son los que las partes establecen en cláusulas especiales y que son válidas siempre y cuando no vayan contra la moral, las buenas costumbres y el Derecho. (c.fr: art 1718 CCA). La ley es muy respetuosa también de los usos y costumbres estilados en cada región o estado para realizar contratos ( Art 1739 CCA). Ahora bien, una vez definidos los contratos, y que vimos someramente sus tipos, elementos y requisitos, nos preguntamos cuál es su importancia para cualquier persona en la vida cotidiana. La respuesta es que un contrato puede ser importantísimo y que bien celebrado nos puede ahorrar no solo dolores de cabeza, sino incluso la pérdida de nuestro patrimonio, honor, trabajo, situaciones embarazosas o comprometidas por un largo tiempo o de por vida. Sobre todo entre nosotros los mexicanos, somos muy dados a no tomar en serio muchos contratos y acostumbramos celebrar contratos sin cuidado, sin ponerles atención o sin leerlos, con argumentos como “el prometer no empobrece” o “usted fírmele aquí,” o “chin, chin al que se raje” etc… Vamos a tratar de concientizarnos y tomar en cuenta a partir de hoy algunos “tips” para celebrar nuestros contratos de manera consciente, racional y válida. Primeramente debemos saber, que no todo contrato nos obliga lapidariamente sin poder dar marcha atrás. Puede haber vicios en el consentimiento que lo invalidan, como son el error, la violencia y el dolo (art 1692 y siguientes del CCA). No puede obligarme un contrato en el que dí ciertamente mi consentimiento, pero equivocado, o si me arrancan con amenazas o hasta golpes mi consentimiento o me engañaron para inducirme a aceptar. También es bueno saber que podemos incluir una “cláusula penal” para el caso de que se incumpla en el contrato. ( art 1719 y siguientes del CCA) Dicha cláusula consiste en prever una penalidad para el caso en que se incumpla el contrato. Por ejemplo, si contrato a un Arquitecto para que me construya una casa o un anexo de la misma y quedamos que en tal fecha me entregará la obra terminada y no cumple, se puede establecer que me pagará una penalidad de cierta cantidad por cada dia de atraso. Nunca firmemos un contrato, ni nada, sin haberlo leído antes. A veces, por pena, descuido, no darle importancia, no leemos lo que estamos firmando, y el que firma se obliga. Unos momentos en que dediquemos a leer lo que nos piden firmemos, nos pueden ahorrar mucho tiempo en tribunales y juzgados. “Papelito habla” dice el dicho que adoptó la PROFECO y que como todos los dichos y refranes, encierra la filosofía y sabiduría popular. Busquemos en lo posible, que todos nuestros contratos, sobre todo los de cierta cuantía y/o tiempo, se realicen por escrito para evitar dimes y diretes y erróneas interpretaciones del alcance de lo prometido en el contrato verbal. Obviamente no vamos a realizar un contrato por escrito en la compra venta de un refresco en la tiendita de la esquina, pero sí vale la pena hacerlo en la compra venta de por ejemplo un automóvil. Por último, pongamos atención con quien estamos tratando. Dice un abogado de nuestro corporativo, que más vale celebrar un contrato verbal con una persona o Institución honesta, que cuatro celebrados por escrito, ante testigos y Notario Público. Y es cierto. Muchas empresas y compañías actúan con tan mala fé, que preparan a sus abogados para retardar la prestación, pago o entrega del servicio o cosa, sabiendo que perderán el juicio, pero con el único afán de ganar tiempo y desesperar al pobre cliente que cayó en sus manos. Agradecemos sus comentarios, dudas, sugerencias, observaciones, etc.. por este medio o por teléfono al (01 449) 174 73 15.