Impunidad e improvisación: conductas que limitan la efectividad de

Impunidad e improvisación: conductas que limitan la efectividad de la acción policial
(30-04-2015 a las 13:03:26) - - Última actualización (30-04-2015 a las 16:05:45)
Expertos en Criminología de LUZ aseguran que la formación de los policías ha mejorado, pero se debe mejorar la actuación
conjunta de otras instituciones contra el delito
Gusmán Daboín Balza
Expertos opinan que la institucionalización del delito no es un asunto exclusivo de la policía.
Foto: Archivo
La formación policial en Venezuela actualmente se basa en la educación popular en derechos humanos en las 47
instituciones que capacitan a policías en todo el país. Con el establecimiento de la Comisión Nacional de Reforma Policial,
en 2006, se han hecho modificaciones a fin de lograr que los funcionarios trabajen desde una orientación de la seguridad
ciudadana a fin de controlar la delincuencia.
Expertos en Criminología de la Universidad del Zulia aseguran que la preparación de la policía se ha encarado de manera
superior en los últimos años; sin embargo, la impunidad y la distorsión en las funciones juegan en contra de una efectiva
disminución de la criminalidad.
De acuerdo con la profesora Adela García –investigadora del Instituto de Criminología de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas–, el problema delictivo debe atenderse desde un enfoque integral con un sistema de política
criminal, en el que las distintas agencias trabajen en objetivos comunes para el control de la delincuencia.
“El primer papel de la policía es detectar e individualizar la desviación y anularla en un primer momento, además
tiene un papel preventivo y conciliador en la resolución de conflictos. Todo enmarcado desde la visión de una policía más
cercana a las comunidades, que se plantea en Venezuela desde hace casi una década”, asegura.
Alexis Romero, investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Foto: Archivo
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Para el profesor Alexis Romero Salazar –experto del Instituto de Criminología–, se necesitaba una policía
civil que trabaje desde una orientación de la seguridad ciudadana, que implique el reconocimiento de los derechos
humanos.
“La preparación de los policías ha sido rebasada por las nuevas modalidades de delito, que no eran tan
pronunciadas hace años: sicariato, secuestros, disputas de bandas, narcotráfico... Este asunto hubiese agarrado
desprevenida a cualquier policía. La fortaleza de la policía es que esté basada en la defensa de los derechos
humanos”, explica el investigador.
La policía es la primera agencia de control social que está en contacto directo con el delito –asegura
García– y por lo tanto también está expuesta a procesos de distorsión de su papel, “y puede haber
situaciones que dan lugar a hechos de corrupción, de connivencia, de tolerancia frente a ciertas situaciones delictivas y al
involucramiento es hechos criminales”.
Esas conductas irregulares se combaten con la capacitación y garantizando seguridad social a los funcionarios, según la
profesora. Explica que el desempeño de cada función se construye con la interacción social, a pesar de que haya unas
pautas y protocolos. No todas las situaciones son cubiertas por los protocolos, sino que hay una adaptación natural del
funcionario a esas situaciones.
“Se puede minimizar la distorsión partiendo de la formación y profesionalización, de los dispositivos con los que
cuenten, de la adaptación de los protocolos y de las condiciones óptimas para el desempeño de sus funciones”,
dice la criminóloga García.
Asunto complejo
La institucionalización del delito no es un asunto de policía, de acuerdo con la visión de Romero Salazar: “El tema
del delito no es solo de policía. Se avanza muy poco mejorando los estándares, modernizando la policía y haciendo que
trabajen en el respeto de los derechos humanos, cuando el aparato judicial no funciona y se va creando un Estado de
impunidad. Se debe actuar sobre todos los elementos relacionados con el delito”.
“Tenemos una delincuencia que no actúa sobre el total de la población. Eso es un mito”, Alexis Romero
Salazar.
De acuerdo con una encuesta de percepción de violencia efectuada por el Instituto de Criminología en 2013, ha mejorado
la imagen de los policías en las personas. Explica Romero Salazar que ahora hay más razones para confiar que
anteriormente: más organización, mayor presencia, mejor dotados de equipos para patrullaje. “No hay que asumir
una defensa a ultranza de los cuerpos policiales, pero tampoco descalificarla. La delincuencia hay que verla desde la
profundidad, porque en ella intervienen muchos factores”, asegura.
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El investigador agrega que nunca se podrá tener la mejor policía en un país donde persiste la idea de impunidad en la
conciencia de la sociedad en general y la mayoría comete delitos de distintos tipos.
A juicio de García, la policía debería estar capacitada para enfrentar el delito, de acuerdo con los objetivos de la Comisión
Nacional de Reforma Policial y con las metas de la Ley de Policía Nacional, pero “las instituciones en nuestro país
funcionan con base en una precariedad y responden siempre a una improvisación”.
“En este caso hubo una planificación y definición de objetivos. Ese plan no se ha cumplido según lo establecido,
sino con las situaciones coyunturales. Sigue haciendo falta seriedad en el cumplimiento de los objetivos y a eso lo
afecta el cambio de ministros en el Ministerio de Interior y Justicia, pues repercute en una falta de continuación de
planes”, enfatiza la profesora.
Novedades de los últimos años
En la última década se han introducido aspectos novedosos en la formación de los policías. La investigadora Adela
García destaca la profesionalización y la creación de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, definida como
un lugar donde el aspirante recibe formación humanística, jurídica y técnica para cubrir el perfil adecuado de un
funcionario respetuoso de los derechos humanos con herramientas técnicas y entrenamiento profesional.
También aplaude la regularización de la carrera policial, pues la forma de ascenso dentro de la institución funcionaba de
manera irregular: “Ahora se toma en cuenta la meritocracia, la profesionalización y tiempo de labores. Antes
estaba desperdigado”.
Por último, ve como un punto positivo la introducción de la policía en las comunidades, con más acercamiento y
proximidad a los ciudadanos, y la definición e introducción de los protocolos y principios del uso progresivo de la fuerza.
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