MADRE TIERRA III de ROSA VALLECILLO MERELO Tierra es sinónimo de nación, patria, comarca, territorio, pero sucede que al anteponerle la palabra madre, como hace la artista, el horizonte se nos abre. Hablamos entonces de un mundo sin fronteras, donde las particiones políticas no existen. Con la inclusión de una palabra, Rosa ha eliminado concertinas y mares que separan a los pueblos. Aunque hay quién distingue entre arte figurativo y arte conceptual, somos de los que pensamos que ambas expresiones no son antagonistas. El arte como creación artística, cuando no es copia, cuando no es la mímesis o la repetición de algo, siempre lleva una carga de arte conceptual. Cuando Miguel Ángel (1475-1564) esculpe su Moisés, como atributos le coloca las Tablas de la Ley con las que bajó del monte Sinaí y dos rayos coronando su testa. Apoya su brazo derecho sobre el decálogo y parece tomar impulso ¿Está sentado o comienza la acción de levantarse? Enojado tuerce el rostro, mira con desprecio lo que ocurre en ese mundo próximo. No le gusta nada. El florentino no mostraba únicamente el personaje bíblico que le encargó el papa Julio II para su tumba, su inconmensurable Moisés pétreo, estaba transmitiendo toda una lección magistral. Había esculpido a un prohombre cargado de conceptos y de mensajes neoplatónicos. En el polo opuesto, por citar un gran artista que al igual que en esta exposición recurre con frecuencia a la materia natural, traemos a colación a Miquel Barceló (1957) un artista plástico que trabaja el expresionismo abstracto. El mallorquín recurre a sus arcillas para realizar el encargo de una capilla en el interior de la catedral balear. Un mar ondulado de barro arcilloso se hace retablo cubriendo todo el frontis, se quiebra a veces, los peces se multiplican y parecen querer escapar. Otra vez la duda, lo mismo que ocurrió con el maestro renacentista ¿Estamos ante una obra abstracta? También en este ejemplo, Barceló, dota a su obra de arte religioso de un bagaje conceptual. Cualquiera que se dé cita en Tartaneros4 en la primera quincena de julio, podrá discernir al enfrentarse a los trece cuadros más otras esculturas de MADRE TIERRA III de Vallecillo Merelo, si está frente a abstracciones o a obras plásticas realistas. Lo tendrá difícil. Y es que la misma pintura y la materia que la soporta, son productos de la madre tierra que dan cuerpo a las obras. El paisaje representado es la realidad misma. La pintora ha arrastrado, hasta sus esplendidas composiciones, argamasas que obtiene combinando los pigmentos con el suelo pisado por ella misma en distintos puntos del orbe. Desde Argentina hasta su Alpujarra natal, sin olvidar el terruño sanluqueño, la albariza, la arena de La Jara… Todo se nos presenta ante nuestras miradas, en algunos casos, tal cual, sin alterar su forma primigenia. Rosa, trabajadora incasable hasta la jartabilidad, si es que esta palabra existe, se ha decantado hacia la actión painting porque es el cauce donde da salida a toda su creatividad. Sus formatos son atrevidos para el mundo de la pintura, dónde un cuadro cuadrado abarca una superficie de un metro. Rosa para MADRE TIERRA III bebe de la contemporaneidad más expresiva, de todo el arte conceptual y aunque a sus trabajos ella los titula con marchamos realistas: Posidonia, Arrecife, Almadraba, La Dehesa, Mediterráneo…, ante la visión de los mismos el espectador es libre de disfrutar con todo su vibración, sin etiquetas preconcebidas dadas por su rotulación, simplemente hay que dejarse llevar por la visión hedonista que produce sus densos y generosos empastes, donde las gamas terrosas luchan con tonalidades coloristas para romper el espacio del lienzo. El observador que disfruta con sus improntas en la tela, no sabe en algunos momentos, si se encuentra ante una pintura o una escultura enmarcada. Rosa también presenta esculturas que igualmente conforma con la yuxtaposición de elementos de la naturaleza y recurre a la técnica del collage en sus obras Contranatura, Dunas, Fronteras… donde la inclusión de elementos tridimensionales le sirven para expresar sus dictados del alma. Estamos ante la exposición más atrevida del verano 2016. MADRE TIERRA III. Juan José García Rodríguez