Para consultar más fácilmente este documento, utilice la lista de enlaces que encuentra a la izquierda, o haga click sobre cualquier título en el índice. Fotografía: Lupi Herrera Índice Prólogo Agradecimientos Introducción Primera parte Comprender los derechos y el desarrollo de los niños 1 2 3 La Convención sobre los Derechos del Niño Breve historia de la convención sobre los derechos del niño Las disposiciones de la Convención Algunas preguntas que se desprenden de la Convención Las obligaciones establecidas por la Convención para los gobiernos locales de las zonas urbanas El desarrollo de la infancia La importancia de los entornos propicios para el desarrollo de los niños La experiencia en materia de desarrollo y las necesidades de los niños en las diferentes edades Niños que afrontan dificultades especiales en su desarrollo Familias estables Cambiar las realidades sociales Vivienda adecuada y segura Servicios municipales básicos Otros apoyos de importancia Segunda parte Defender los derechos de los niños de las zonas urbanas 4 5 6 El entorno antes y durante el nacimiento El entorno intrauterino del niño El entorno del alumbramiento Seguimiento después del alumbramiento Una perspectiva más amplia Viviendas para los niños La importancia de la vivienda en el desarrollo de los niños Fomentar viviendas que apoyen los derechos de la infancia Atención infantil en instituciones Salud de la comunidad Los problemas de salud de los pobres de las zonas urbanas Evaluación y análisis Crear vecindarios saludables y habitables La prestación de servicios de salud completos e integrados Nutrición adecuada para todos Educación sobre la atención sanitaria Las necesidades especiales de los adolescentes y de los niños de mayor edad 5 7 8 13 14 15 16 20 25 29 30 36 43 47 48 53 59 64 69 70 71 72 76 77 78 79 80 97 103 104 106 106 110 121 125 127 2 7 8 9 10 11 12 Vecindarios para los niños Cómo las comunidades acogedoras afectan el desarrollo de los niños Inseguridad en la comunidad y temores sociales Respuestas ante el tráfico Oportunidades para el juego y la recreación La participación positiva de los niños en la comunidad Superar las fronteras de la comunidad local El cuidado del niño y la niña El papel de las autoridades locales Algunos modelos de prestación de atención infantil y apoyo al desarrollo en la primera infancia Escuelas La función de las autoridades locales en el fomento de los vínculos entre la escuela y la comunidad Conseguir que la educación sea verdaderamente universal Una educación que promueva los derechos de la infancia Las escuelas y la salud El entorno material de las escuelas Acceso a la información: bibliotecas y centros de recursos Centros de recursos para los maestros Escuelas secundarias Educación no estructurada Niñez trabajadora Las implicaciones del trabajo para el desarrollo de los niños Los problemas que afrontan las autoridades locales y sus aliados Crear un marco de acción Utilizar de manera constructiva las leyes y las regulaciones Encontrar alternativas prácticas para los niños y sus familias Apoyar a los niños en el lugar de trabajo Los niños de la calle Las responsabilidades de las autoridades locales y de sus aliados Apoyo a los niños y a los adolescentes en la calle Justicia para la niñez La función de las autoridades locales Violaciones frecuentes de los derechos de los niños que están en conflicto con la ley Algunos principios básicos y modelos para la acción Tercera parte Gestión pública de los derechos de la infancia 13 El contexto del gobierno local La relación entre el gobierno local y la gestión comunitaria Las relaciones del gobierno local con la esfera nacional El contexto internacional Los desafíos que afrontan los gobiernos locales 131 132 134 144 145 154 161 163 164 168 175 176 179 182 186 188 194 195 196 198 200 201 203 204 209 212 218 225 227 229 238 238 239 241 246 247 248 250 251 256 3 14 Las consecuencias prácticas para el gobierno local Institucionalizar la Convención para alcanzar una acción sostenible Concientizar sobre la infancia y sus derechos en todos los planos Mejorar la calidad de la información y de la comunicación Estructuras y procesos efectivos de gobierno Apoyar las actividades de la comunidad y fomentar la ciudadanía Supervisión, evaluación y aplicación Trabajar con otras municipalidades para influir en la política nacional Democracia participativa, la base de los derechos de la infancia Recursos Bibliografía Créditos 259 260 262 264 267 272 278 280 282 284 301 315 4 Prólogo Para hacer frente al crecimiento acelerado de las ciudades en América Latina, la región más urbanizada del mundo en desarrollo, las oficinas de UNICEF han solicitado con urgencia esta segunda edición en español de Ciudades para los niños. Dos de sus autores, antes asesores globales en la sede de UNICEF, ahora coinciden en la oficina regional desempeñando nuevas tareas, pero se apresuran a apoyar la solicitud, entendiendo que su vigencia y su utilidad en el contexto de crisis que se vive en la región es innegable. La urbanización no es el único récord regional. América Latina tiene además el triste honor de ser la región más injusta del mundo, la que presenta las mayores desigualdades en distribución de ingresos. El ingreso per cápita del 20 % más rico de la población supera 17,8 veces al ingreso del 20 % más pobre y su desigualdad distributiva es tres veces mayor que el promedio mundial. La conjunción de estos dos récords se manifiesta precisamente en las zonas urbanas. Las mayores disparidades y por ende la mayor exclusión, segregación y conflicto social se produce en las zonas urbanas. Las disparidades constituyen además un factor subyacente de la pobreza, ambos factores en constante crecimiento. La expresión física de esta patología social se manifiesta en la forma de ciudades excluyentes y segregadas. Por otra parte, en esta región los niños son desproporcionadamente pobres. Actualmente, el 44 % de la población es pobre. Sin embargo, el 60 % de los niños menores de trece años son pobres. En la última década aumentó la proporción de niños y adolescentes pobres y se estima que en la actualidad hay doscientos veinte millones de pobres de los cuales casi ciento veinte millones son menores de veinte años. Entre estos, más de veinte millones de niños trabajan. La gran mayoría de ellos son urbanos. En momentos en que la humanidad vuelca su atención hacia la pobreza y se traza metas urgentes para reducirla, en UNICEF estamos convencidos de que esto no se logrará sólo con crecimiento económico ni con la reducción de disparidades a menos que cambie sustancialmente la política pública en su conjunto, porque las tendencias en ambos indicadores mencionados continúan siendo adversas. Nuestra tesis es que la pobreza sólo se podrá reducir a partir de la infancia. UNICEF y CEPAL recientemente han evaluado el potencial del cumplimiento de metas para la infancia en la región. Para ello se consideró la necesidad de inversión adicional en la infancia en materia de educación inicial, educación primaria y secundaria, cuidado materno infantil, VIH-sida y agua y saneamiento, todos ellos rubros estrechamente relacionados con las metas del milenio y muy especialmente con la reducción de la pobreza. Teniendo en cuenta que las estimaciones reflejan grandes diferencias entre los países, se llegó a la conclusión de que en un escenario optimista de crecimiento equivalente 5 al de la década del 90, para cumplir sólo las metas indicadas habría que aumentar la inversión regional promedio por niño en un 50 % adicional, anualmente. Se estimó que en un escenario pesimista de crecimiento cero, esta inversión regional promedio por niño tendría que ser un 30 % más alto que el escenario optimista. No cabe la menor duda de que gran parte de esta inversión adicional habrá que asignarla a las zonas urbanas porque allí es donde se dan las mayores disparidades y donde vive el mayor número de los postergados. Para que estas inversiones sean eficientes y realmente logren revertir las disparidades, será imprescindible el desarrollo de planes locales participativos de acción en favor de la infancia, y que dichos planes se encuentren respaldados tanto por las políticas públicas como por los presupuestos adecuados. El documento que hoy se reedita está concebido para dar a las autoridades locales una serie de pistas sobre lo que se debe hacer en las ciudades para que sean lugares más aptos para niños y adolescentes. Además, y en vista de las situaciones de crisis económica, política social y de gobernabilidad y democracia que sufre Latinoamérica, corresponde invocar el principio del interés superior del niño que figura en la Convención sobre los Derechos del Niño y con ello proteger los derechos de la infancia movilizando la voluntad política y alentando un giro moral en la sociedad para que se privilegie la ética de la solidaridad y de la justicia. Una ciudad ambientalmente sana, socialmente segura, solidaria, entretenida, apropiable, participativa, respetuosa de la cultura local y de la diversidad, y lúdica será la expresión visible de esta voluntad. Aprovechamos de los avances tecnológicos, para entregar a ustedes esta nueva edición en forma de CD Rom para facilitar su reproducción. Panamá, 1 de octubre de 2003. Alfredo Missair Director regional adjunto para América Latina y el Caribe UNICEF Ximena de la Barra Asesora regional en Política Pública para América Latina y el Caribe UNICEF 6 Agradecimientos Hay muchas personas cuya colaboración debemos reconocer en estas líneas. En primer lugar, los miembros del equipo que pertenecen a UNICEF: Ximena de la Barra concibió y encargó este libro y analizó cada uno de los borradores desde la perspectiva que le ofrece su amplia experiencia en la lucha contra la pobreza urbana en contextos muy distintos. Alfredo Missair contribuyó no sólo con su amplio conocimiento práctico y su entusiasmo por las ideas, sino también con una gran dedicación a resolver los pequeños detalles y una enorme paciencia en su minuciosa edición, así como una disposición favorable para discutir todas las alternativas posibles a pesar de sus numerosas ocupaciones. Junto con Selim Itus, del Children's Environments Research Group, Alfredo colaboró también en el diseño gráfico del libro. Muchas otras personas contribuyeron también con su tiempo para leer y comentar varios capítulos. Nos gustaría agradecer al Dr. Óscar CastilloVelásquez, y a Joanne Csete, France Donnay, Elaine Furniss, Alec Fyfe, Sree Gururaja, Gulbadan Habibi, James R. Himes, Alfhild Petren, Mary Racelis y Marta Santos País. También ofrecieron una valiosa ayuda varios lectores que no pertenecen a UNICEF, y agradecemos por ello su generosidad; sus nombres y las organizaciones a las que pertenecen aparecen más abajo. Queremos extender un agradecimiento especial a Ladislau Dowbor, quien revisó todo el manuscrito y contribuyó con una gran dosis de amabilidad, paciencia y buen humor a esta difícil tarea. Gracias también a los empleados de UNICEF que gestionaron varios aspectos de esta labor: a Bradley Winneshieck, quien ordenó la tarea de comunicación con los especialistas consultados; a Michael Kovach, quien coordinó todos los detalles sobre la disponibilidad de recursos, y a Theresa Kilbane, quien se encargó de este proyecto cuando sus colegas fueron transferidos a otros puestos, y que generosamente lo llevó a término. Lisa Adelson, Nicole Toutounji y Ellen Tolmie, en la biblioteca fotográfica de la sede de UNICEF en Nueva York, y Caroline Coomber, de Londres, que fueron todos muy generosas con su tiempo y sus recursos. Vicky Haeri coordinó las relaciones de UNICEF con nuestro editor, y por ello le damos también las gracias. En Londres, tenemos que agradecer a todo un instituto. El International Institute for Environment and Development (IIED), donde David Satterthwaite nos proporcionó una oficina y un gran apoyo a Roger Hart y a mí durante varios meses, a fin de facilitar nuestra recopilación de recursos en Londres y colaborar estrechamente con él en la redacción del libro. Finalmente, damos las gracias a Jonathan Sinclair Wilson, Ruth Coleman y otros miembros del personal de Earthscan, por sus esfuerzos en la publicación del libro. Sheridan Bartlett 1999 7 Introducción La intención de los autores de este libro es que sirva como fuente de información a las autoridades locales y a sus aliados en todas las actividades encaminadas a conseguir que las ciudades sean un lugar más acogedor para los niños y adolescentes. Es una obra que también examina las responsabilidades que las autoridades deben asumir a este respecto y analiza varias medidas prácticas para resolver estos problemas cuando los recursos son limitados y las exigencias numerosas. Los niños del mundo tienen muchas cosas en común. Todos ellos anhelan vivir con su familia y amigos y sentirse seguros en sus hogares y comunidades. Desean agua potable para beber y una cantidad suficiente de alimentos. En todo el mundo, los niños y niñas nos dicen que quieren disponer de espacio para jugar y de lugares donde poder escapar del ruido, de los malos olores y de la basura. Les gustaría que los adultos los respetaran y disfrutar de una participación real en la vida de sus comunidades. También quisieran acceder a un tipo de educación que les permita labrarse un futuro. No son exigencias desmedidas, pero para más de un tercio del mundo son sólo un sueño. Doce millones de niños menores de cinco años siguen muriendo cada año, la mayoría debido a causas que se pueden prevenir1. Cientos de millones de niños y niñas sobreviven en unas condiciones de vida terribles, tienen muy pocos alimentos y escasas posibilidades efectivas de recibir tratamiento cuando están enfermos o sufren lesiones. Cada año se obliga a más de un millón de menores a prostituirse, y muchos millones más trabajan en condiciones peligrosas y agotadoras2. Grandes cantidades de niños recorren a la deriva las calles de las ciudades y dependen de su imaginación para sobrevivir, como ejemplo conmovedor del fracaso de sus familias y de las sociedades en que viven. Este escándalo mundial es un problema no sólo de recursos, sino también de prioridades. En Estados Unidos de América, la economía más grande del mundo, una cuarta parte de la infancia vive en la pobreza3. Pero la experiencia demuestra que con una firme voluntad política es posible alcanzar un alto grado de desarrollo social, incluso cuando no hay riqueza y el crecimiento económico es limitado o inexistente4. En el mundo en general, sin embargo, el desarrollo social no ha sido una de las mayores prioridades. La economía mundial se ha ampliado de manera extraordinaria en los últimos 30 años, pero durante el mismo período las desigualdades en los ingresos per cápita entre los países ricos y los pobres se han triplicado5. En 1990, los ingresos del 20 % de la población más rica del mundo eran ciento cincuenta veces superiores a los del 20 % más pobre6. En lugar de eliminar la pobreza el modelo económico mundial que prevalece en la actualidad contribuye a agudizar la exclusión política, económica y social de la mayoría de los habitantes del planeta. En muchos países, el reembolso de la deuda ha sustituido esencialmente a la inversión en el desarrollo humano. En esta época de riqueza sin precedentes, una tercera parte de los habitantes del mundo vive con menos de un dólar diario7. Casi la mitad de ellos son niños, y OMS (1995), The World Health Report 1995: Bridging the Gaps, Ginebra: Organización Mundial de la Salud. 2 UNICEF (ed) (1997), El progreso de las naciones 1997, Nueva York: UNICEF. 3 Children’s Defense Fund (1997), The State of America’s Children Yearbook 1997, Washington D.C: Children’s Defense Fund. 4 Anand, S. y Ravallion M. (1993), ‘Human Development in Poor Countries: On the Role of Private Incomes and Public Services’, Journal of Economic Perspectives, 7 (1 Invierno): 133-150. 5 PNUD (1996), Informe sobre el desarrollo humano 1996, Nueva York: Oxford University Press. 6 PNUD (1992), Informe sobre el desarrollo humano 1992, Nueva York: Oxford University Press. 7 PNUD (1997), Informe sobre el desarrollo humano 1997, Nueva York: Oxford University Press. 1 8 la cifra continúa en aumento. Estos niños no pueden esperar que haya una prosperidad económica en un futuro lejano. Es una responsabilidad moral elemental asegurar que ningún menor padezca hambre, ni duerma en la calle, ni sufra la violencia, ni sea excluido de la escuela. Esta obligación moral es también una proposición razonable desde un punto de vista económico. Los costos que supone asegurar el cumplimiento de los derechos básicos de un niño son mínimos comparados con los costos en que incurre la sociedad cuando es incapaz de responder a esta obligación. La mayoría de las necesidades de los niños puede satisfacerse mediante una mejora o una reorientación de la gestión de los recursos que poseemos actualmente. Sólo se trata de rescatar algunos valores básicos de la dignidad humana, de luchar por satisfacer las necesidades más importantes. En este libro se aborda sólo una parte del complicado panorama que afronta la infancia: su objetivo principal gira en torno a la situación cotidiana de un creciente número de niños que viven en la pobreza en muchas ciudades de Asia, África y América Latina. Sus autores no tratan de analizar las atrocidades de la guerra que afectan a la vida de muchos niños y de sus familias, sino que se limitan a emergencias más silenciosas, aquellas que se olvidan con facilidad. Cerca de la mitad de la población del mundo vive actualmente en las zonas urbanas. Sin embargo, no todas las ciudades siguen creciendo, aunque la tendencia permanente continúa en un aumento rápido del número de personas que viven y trabajan en las zonas urbanas, especialmente en África y en Asia8. Tradicionalmente se considera que la pobreza absoluta se concentra en las zonas rurales y que las poblaciones de los centros urbanos ganan más dinero y disponen de una mejor infraestructura y de mejores servicios básicos. Pero las cifras oficiales con frecuencia desfiguran y simplifican en exceso la realidad. Cuando se hacen conteos de las poblaciones urbanas, se excluye por lo general a muchos de los pobres que viven en los tugurios que rodean las ciudades. A menudo se agrupa a las personas incluidas en el conteo con personas de mayores recursos de la ciudad, lo cual genera promedios que no revelan las duras condiciones de vida de los habitantes más pobres. La mayoría de las estadísticas nacionales tampoco tienen en cuenta los elevados costos que supone el estilo de vida de las zonas urbanas. Otros análisis más complejos demuestran que la escala y la intensidad de la pobreza urbana ha sido subestimada en numerosos países, y que las peores desigualdades y privaciones se producen en las ciudades grandes y pequeñas. Los niños inmersos en la pobreza urbana corren, sin duda, un gran peligro. Muchos de ellos viven en terrenos inhabitables y bajo la amenaza constante del desahucio. Carecen de acceso fácil al agua potable, y sus retretes, si es que los tienen, son oscuras y malolientes letrinas de pozo o instalaciones comunitarias sucias. En las zonas más pobladas, donde las enfermedades infecciosas pueden propagarse con rapidez, las amenazas a la salud son muy graves. Si estos niños acuden a la escuela, encuentran que las aulas están superpobladas, carecen de suficiente personal, disponen de escasos materiales pedagógicos y, cuando los hay, guardan muy poca relación con sus culturas, La pobreza se subestima en los centros urbanos CNUAH (1996), An Urbanizing World: Global Report on Human Settlements 1996. Nueva York: Oxford University Press. 8 9 sus intereses o sus posibilidades de empleo en el futuro. Las oportunidades para jugar son casi siempre inadecuadas, debido a que los espacios exteriores están contaminados con basuras y excrementos, y los espacios interiores suelen ser insuficientes, incluso para las necesidades más elementales de la familia. En las ciudades los niños también son testigos de convulsiones sociales. Cuando la gente está hacinada en condiciones de escasez y de incertidumbre, su relación social puede verse afectada por el recelo y la agresividad. Con frecuencia, la violencia desgarra los vecindarios. La emigración en gran escala, el rápido crecimiento urbano y las elevadas tasas de pobreza han contribuido a la erosión de la familia y de la estructura de la comunidad. Las antiguas redes de seguridad han desaparecido, remplazadas a menudo por alternativas muy limitadas. La capacidad de los adultos para prestar un cuidado adecuado está gravemente afectada por las grandes cargas que supone la pobreza. A la deriva en un mundo confuso y poco propicio, muchos niños encuentran que sus únicas salidas son la calle, la prostitución, la toxicomanía y las pandillas urbanas. La responsabilidad sobre estos niños en peligro se delega cada vez más en los gobiernos locales. En lugar de ser los simples custodios de los parques y de los sistemas de desagüe, las autoridades locales están convirtiéndose sistemáticamente en los principales defensores del bienestar humano, dentro del proceso de descentralización que ocurre en todo el mundo. En muchos casos, esto constituye un reto que supera sus posibilidades. Muchos de los factores que inciden en la pobreza urbana se derivan de tendencias macroeconómicas y de prioridades sectoriales que están por encima de la gestión de las autoridades locales. Incluso aquellos factores que en teoría pueden gestionarse en el plano local superan la capacidad práctica de esas autoridades para abordarlos de una forma integral. Las autoridades locales no reciben con la frecuencia necesaria los fondos suficientes para satisfacer estas responsabilidades de forma adecuada. Tampoco tienen siempre la autoridad necesaria para recaudar impuestos locales, o para tomar decisiones de importancia en materia política. Para tratar de encontrar una solución a la raíz del problema de la pobreza y de la exclusión es claramente necesaria la participación de los estamentos nacionales e internacionales. Pero este libro se concentra sobre todo en las medidas que es posible tomar de manera razonable y efectiva en el ámbito local. Incluso cuando las autoridades urbanas tienen graves limitaciones en materia de fondos, aptitudes y poder, todavía pueden hacer cambios significativos en la calidad de vida de los niños. Todos los días se toman decisiones en el ámbito local que tienen notables implicaciones para los niños, no sólo en esferas claves como la educación, la salud y el bienestar social, sino también en sectores que no siempre se relacionan con la infancia, como la planificación y la gestión del usufructo de la tierra, el agua y su saneamiento, el orden público y la creación de empleo. Para que las ciudades sean lugares más acogedores, seguros y favorables para los niños y adolescentes, las personas encargadas de todas las esferas de la planificación, la gestión y la formulación de políticas urbanas deben considerar las repercusiones a largo Grandes peligros para los niños Desorden social Respuestas locales 10 plazo que sus decisiones y sus actividades tienen sobre la vida cotidiana de la infancia y sobre su bienestar. Sólo cuando se gestionen las ciudades desde esta perspectiva, podrán convertirse en lugares donde los niños tengan la importancia debida. Crear ciudades acogedoras para los niños exige en muchos casos la adopción de nuevas actitudes, nuevas técnicas y nuevos mecanismos. Durante el último decenio hemos tenido a nuestra disposición un poderoso instrumento jurídico para apoyar a las personas comprometidas en esta tarea, y para asegurar que la apremiante situación de los niños no sea considerada inevitable. En 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó oficialmente la Convención sobre los Derechos del Niño, y hasta 1997, 191 países habían tomado la iniciativa de aceptar estas disposiciones jurídicas relacionadas con los asuntos de la infancia en todos los planos. Cuando la Convención se considera seriamente como un conjunto de directrices, se convierte en un documento que puede sustentar e impulsar la política y las actividades públicas en todas las esferas. Con este espíritu, la Convención se utiliza en este libro como un marco para definir obligaciones, metas y estrategias a fin de satisfacer las necesidades de los niños en las zonas urbanas. El tema de los derechos puede parecer innecesario en este debate. ¿Por qué no abordar las actividades municipales simplemente desde la perspectiva de las necesidades de los niños, en lugar de complicar la cuestión con la introducción de esta nueva dimensión? Existe una diferencia importante entre un planteamiento basado en los derechos y uno basado en las necesidades, y la clave radica en el concepto de ciudadanía, con sus implicaciones de participación activa y de derechos. Una propuesta basada en los derechos promueve las oportunidades de todos aquellos que no pueden negociar desde una posición de fuerza y dignidad. Significa que los niños pobres y sus familias deben participar activamente en los procesos que los afectan, y no convertirse en beneficiarios pasivos y dependientes de la política social. El énfasis que se haga en los derechos de la infancia asegura también que la definición de las necesidades básicas mínimas sea lo suficientemente amplia no sólo para abarcar la supervivencia inmediata sino, también, para garantizar un bienestar a largo plazo. Derechos frente a necesidades Atender a los derechos de la infancia no es una actividad superficial o trivial. Significa encarar la pobreza y la exclusión en todos los frentes, y movilizar a toda la sociedad para crear una cultura ciudadana que favorezca y apoye a todos los niños. Se trata de una tarea considerable que no requiere, sin embargo, la aplicación de estrategias excepcionales. Un programa que apoye la Convención acatará también las metas y las normas del desarrollo sostenible, la justicia social y la eliminación de la pobreza. Poner en práctica los derechos de la infancia no es sólo una tarea suplementaria para unos funcionarios excesivamente cargados de trabajo. Por el contrario resulta atinado, desde un punto de vista práctico, considerar que la labor más importante consiste en satisfacer las necesidades colectivas de todos nuestros niños. El bienestar de los niños es un indicador importante de una sociedad saludable. Atender las necesidades de los ciudadanos más jóvenes repercute en la calidad de vida de todos los demás. Las autoridades urbanas afrontan, sin duda, los retos más importantes. La concentración de personas y de actividades económicas en las zonas urbanas pone a prueba la situación del medio ambiente y a los pobladores locales y, como consecuencia de ello, las ciudades se convierten a menudo en lugares 11 degradados y con una elevada contaminación. Pero estas mismas concentraciones ofrecen oportunidades para mejorar la calidad de vida de todos los implicados. Una mayor densidad demográfica permite obtener costos más reducidos por hogar en materia de abastecimiento de agua, de recolección y eliminación de desperdicios, y de la mayoría de los sistemas de atención sanitaria y la educación. Los servicios especializados son más viables cuando hay un mayor número de personas que los necesitan. Es posible supervisar de manera más fácil y económica las normas ambientales. La mayoría de los pobladores de las zonas urbanas se encuentran al alcance de los medios de difusión, y esto presenta una oportunidad sustancial y constructiva para aumentar la toma de conciencia y promover el cambio. Cuando los ciudadanos se pueden reunir con facilidad, también se pueden movilizar con mayor eficacia en defensa de sus intereses. Las concentraciones en las zonas urbanas pueden aumentar los niveles de vitalidad y diversidad, dos elementos difíciles de encontrar en otros lugares y que enriquecen la calidad de vida. Existe un gran potencial para las alianzas creativas y las soluciones originales. Desafíos y oportunidades en las ciudades Si se utiliza la Convención sobre los derechos del niño como un marco para definir el mundo que los niños merecen ocupar, este libro ofrece un panorama general de las presiones que ejerce la vida urbana sobre los menores que viven en la pobreza, así como una serie de directrices para tomar medidas prácticas. La naturaleza de la vida de los niños, las oportunidades de que disponen y las tensiones a las que están sometidos, pueden variar de manera notable entre los países e incluso entre las ciudades. La noción de lo que debe ser el interés superior del niño y los recursos disponibles para atenderlo, difiere también de un lugar a otro. En este libro no se puede delinear un plan detallado para tomar medidas, ni tampoco existe ninguna fórmula individual que pueda resolver la serie de realidades complejas que encaran las ciudades y comunidades. Pero en el marco de la Convención se estipulan algunos principios básicos que brindan una perspectiva que permite tener en cuenta cuestiones como la complejidad y la diversidad. Esperamos que estos principios, junto con el gran número de ejemplos provenientes de todo el mundo, inspiren y apoyen a los agentes locales en su tarea de encontrar soluciones para los problemas locales y para crear ciudades que mantengan los derechos de los niños y jóvenes. 12 Primera parte Comprender los derechos y el desarrollo de los niños Algunos gobiernos locales han recibido ya el reconocimiento que merecen por su compromiso en defensa de los niños y adolescentes. Sin embargo, para diversas autoridades, convertirse en defensores y promotores de los derechos de la infancia es una función nueva, tal vez confusa y difícil de resolver. En muchos casos es preciso ofrecer una orientación básica para que esta función tenga un sentido real. Los capítulos preliminares ofrecen la información general y la perspectiva necesarias para esta tarea. El capítulo 1 expone el concepto y la historia de los derechos de la infancia y debate algunos temas derivados del enfoque sobre la infancia basado en los derechos. Los autores presentan una sinopsis de las disposiciones de la Convención, seguida por una descripción de las obligaciones que se derivan de estas disposiciones, y de los mecanismos formales para poner en vigor los derechos de los niños. El capítulo 2 ofrece una breve introducción sobre el proceso de desarrollo de los niños y adolescentes, y analiza las repercusiones de los entornos social y material sobre este proceso. Aunque reconoce las diferencias culturales, sociales y económicas en la vida de los niños y en su proceso de desarrollo, este capítulo analiza algunas directrices básicas para resolver las necesidades de niñas y niños de diversas edades. La Convención hace hincapié en que los derechos de la infancia se protegen mejor en el marco de familias estables, en las que se prodiga el amor. Pero las presiones de la pobreza urbana menoscaban gravemente la estabilidad de la familia. El capítulo 3 analiza los diferentes tipos de asistencia que pueden prestar las autoridades locales para posibilitar que las familias cumplan con las responsabilidades que tienen hacia sus hijos. 13 1 En la convención sobre los derechos del niño se establece que el derecho del menor a La Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado internacional una familia y a una más ampliamente aceptado del mundo, establece la forma en que debe tratarse identidad es fundamena los niños en las diferentes esferas de la vida. Reconoce sus derechos a la tal. Foto: William Martínez. La Convención sobre los derechos del niño supervivencia, el desarrollo y la protección, y a una participación activa en las cuestiones que los afectan. La amplitud de las disposiciones de la Convención otorga una importante responsabilidad a los gobiernos locales junto a otros sectores de la sociedad y a otras esferas del gobierno y de la comunidad internacional; pero también ofrece un marco de acción que permite la posibilidad de crear ciudades integradas y vitales, no sólo para la infancia sino para todos los ciudadanos. www.agenciamacondo.com Un factor que ha impulsado el desarrollo de los derechos humanos durante el último decenio ha sido la creciente insatisfacción ante la noción de que cualquier grupo de personas puede ser considerado jurídicamente como propiedad de otro, o no disfrutar de los derechos de que gozan otros grupos. La esclavitud ya no se tolera jurídicamente, los sistemas de casta están siendo desmantelados, y cada vez hay un mayor número de mujeres que disfrutan de su derecho a la autodeterminación. El grupo que ha recibido más recientemente la atención de los expertos en cuestiones de derechos es el que forman los niños y jóvenes, y la historia de los derechos de la infancia refleja de manera más general la cambiante percepción del público sobre el significado de la niñez1. La situación de la infancia se complica debido al período biológico por el que atraviesan su vida y a las complejidades intrínsecas del proceso de crecimiento. Los niños menores, en concreto, dependen de sus padres y de otras personas para recibir protección y atención. Todavía resulta muy difícil para muchas personas aceptar que es posible contemplar a los menores como personas que tienen sus propios derechos, en lugar de considerarlos propiedad exclusiva de sus padres. En general, los adultos perciben que los Therborn, G. (1996, ‘Child Politics: Dimensions and Perspectives’, Childhood, 3(1): 29-44. 1 14 niños carecen de la condición de seres humanos completos y se encuentran en un proceso de formación para convertirse en adultos. Pero cada vez más personas reconocen que nuestra imagen de la niñez es en gran medida una construcción social y cultural2. Las expectativas que se tienen sobre lo que deben ser los niños han sido muy distintas en diferentes épocas de la historia y en distintas partes del mundo. Las necesidades y los supuestos de las personas que rodean a los niños determinan, al menos en cierta medida, sus capacidades y lo que se espera de ellos. Las realidades económicas y los modelos culturales conforman la experiencia de la niñez en una época y en un lugar determinados. Debido a que esta percepción varía entre una cultura y otra, e incluso dentro de la misma cultura, el desacuerdo sobre los derechos de la infancia es considerable. Por una parte, algunas personas defienden que los niños, como seres humanos, deben tener los mismos derechos que los adultos. En el otro extremo están quienes creen que los niños carecen de la competencia necesaria para ejercer derechos, y que, protegidos como lo están por sus progenitores, no tienen ninguna necesidad de disfrutar de derechos. La mayoría de las personas que participan en el debate sobre los derechos de la infancia apoyan un planteamiento que reconozca tanto la necesidad de protección como el fomento de su potencial para que actúen en representación propia. El movimiento en pro de los derechos de la infancia ha avanzado desde una etapa primordialmente protectora hasta una mayor aceptación de la capacidad de los niños de ejercer como ciudadanos que participan en la sociedad y contribuyen a ella, y que merecen el derecho a ejercer esta capacidad3. BREVE HISTORIA DE LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO La Convención sobre los Derechos del Niño (a la que nos referiremos en este libro por el nombre de Convención) fue el primer instrumento internacional que reconoció los derechos de la infancia. La Declaración de Ginebra de 1924 y la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, ampliamente aceptadas por la comunidad internacional, tuvieron un considerable peso moral en la promoción del derecho de la infancia a la protección y a la atención. Pero ninguno de estos documentos tenía carácter vinculante, por lo que existía la necesidad de una convención única, jurídicamente obligatoria4. En respuesta a una iniciativa presentada por Polonia en 1978, la Comisión de Derechos Humanos comenzó la elaboración de un tratado jurídico de este tipo. Después de diez años de debate y preparación por parte de un grupo de trabajo abierto, la Asamblea General aprobó por unanimidad el texto final en 1989. Este documento trascendía de diversas formas el contenido de la Declaración de 1959. Sus disposiciones eran más concretas; ampliaba de manera notable los derechos civiles y políticos que se ofrecían a la infancia; y hacía hincapié en la capacidad de los niños para dejar de ser los beneficiarios pasivos de la protección y convertirse en destinatarios activos y comprometidos con sus derechos5. La aceptación de la Convención fue un proceso rápido y generalizado. En septiembre de 1997, la Convención estaba vigente en 191 países y sólo dos no se habían convertido aún en Estados partes. Uno de ellos es Somalia, que en la actualidad carece de gobierno, y el otro es Estados Unidos de América. Ninguna convención sobre derechos humanos ha alcanzado una aceptación tan amplia o tan rápida. James, A. y Prout, A. (eds) (1990), Constructing and Reconstructing Childhood: Contemporary Issues in the Sociological Study of Childhood, Londres: Falmer Press. 3 LeBlanc, L. J. (1995), The Convention on the Rights of the Child: United Nations Lawmaking on Human Rights, Lincoln, Nebraska: University of Nebraska Press. 4 Hammarberg, T. (1992), ‘Making Reality of the Rights of the Child’, en Verhellen, E. (ed), Rights of the Child Lectures, Part 2, Ghent: Children’s Rights Centre. 5 Verhellen, E. (1994), Convention on the Rights of the Child: Background, Motivation, Strategies, Main Themes, Leuven Kessel-Lo, Bélgica: Garant. 2 15 La Convención es un documento notable a causa, sobre todo, del considerable apoyo recibido. Ha servido para crear de una manera altamente definitiva y conspicua el derecho jurídico de los niños del mundo a recibir atención y recursos de sus gobiernos y de todos los sectores de la sociedad a la cual pertenecen. No solo ha sido útil para verificar las metas destinadas a lograr el bienestar de la infancia, también ha permitido crear un sistema para comprobar su puesta en marcha, sin el cual el progreso sería menos factible. La Convención ha sido aceptada como una serie de directrices jurídicas, como instrumento pedagógico y un como marco de referencia para todos los análisis serios relativos a la infancia y a la juventud. Se ha convertido en un programa de acción para los organismos internacionales dedicados a la infancia, y para numerosas organizaciones de distinta índole dentro de la sociedad civil. LAS DISPOSICIONES DE LA CONVENCIÓN Tradicionalmente, en la esfera de los derechos humanos se han generado presiones políticas para establecer diferencias entre los derechos civiles y políticos por una parte, y los derechos sociales, económicos y culturales por otra. En el derecho internacional, estas prerrogativas están consagradas en varios pactos distintos6. Pero en lugar de las diferencias entre estas dos esferas de derechos, los redactores de la Convención insistieron en un enfoque integral que hiciera hincapié en la indivisibilidad de los derechos como uno de los principios más importantes. Desde esta perspectiva, se considera que la protección, la prestación de servicios y el respeto de la capacidad del niño representan un apoyo complementario e interdependiente al bienestar pleno7. El cumplimiento de los derechos sociales, económicos y culturales permite crear las condiciones para una plena satisfacción de los derechos civiles y políticos, y viceversa. Indivisibilidad de los derechos La definición de niño La Convención define como niño a todo ser humano que tiene menos de dieciocho años, excepto en aquellos países donde la mayoría de edad se establece más temprano (artículo 1). Esta declaración de derechos abarca no sólo a los niños más pequeños, sino también a los adolescentes que podrían estar ya desempeñando funciones de adultos. Las madres adolescentes y los jóvenes trabajadores, por ejemplo, merecen el apoyo y la consideración que reciben jurídicamente los demás niños. En algunas esferas, la Convención establece límites de edad: prohíbe la pena capital y la cadena perpetua para los niños menores de dieciocho años, y exhorta a los Estados para que se abstengan de reclutar en las fuerzas armadas a cualquier persona menor de quince años8. Pero la Convención permite a los Estados individuales establecer la mayoría de edad y, en casi todos los casos, la edad mínima requerida para que los niños puedan participar legalmente en diversas actividades. La edad a partir de la cual pueden casarse legalmente, abandonar la escuela, comenzar a trabajar, consumir alcohol y obtener tratamiento médico sin consentimiento paterno puede variar de un país a otro. Se espera, sin embargo, que los estados revisen su legislación nacional relativa a estos límites de edad a la luz de los principios generales de la Convención; así mismo, los Estados individuales no deberían eximirse de las obligaciones contraídas con los niños menores de dieciocho años, incluso si han alcanzado la mayoría de edad de conformidad con la legislación nacional9. Principios generales La Convención contiene algunos principios fundamentales que establecen las bases del documento como un todo y que, en su conjunto, definen una El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, fueron aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966. 7 Le Blanc, 1995, ob. cit.. Nota 3. 8 En la actualidad existe una iniciativa destinada a alentar la aprobación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño para aumentar la edad mínima de reclutamiento en las fuerzas armadas de 15 a 18 años. 9 Hodgkin, R. y Newell, P. (1998), Implementation Handbook for the Convention on the Rights of the Child, Nueva York: UNICEF. 6 16 actitud muy concreta hacia los niños y sus derechos10. Por consiguiente, es preciso contemplar las demás disposiciones de la Convención a la luz de estos principios. • El primero es el principio de la no discriminación. El artículo 2 establece que las disposiciones de la Convención afectan a todos los niños. Las niñas, los niños con discapacidades, los niños de la calle y los niños de los grupos minoritarios, por ejemplo, tienen todos la facultad de disfrutar de la igualdad de derechos y de oportunidades. • El principio del interés superior del niño, estipulado en el artículo 3 (1), muestra que los intereses del niño deben ser una consideración primordial cuando se toman decisiones o se realizan actividades que afectan a los niños, en lugar de situarse en un segundo plano después de los intereses de los progenitores, de la comunidad en general o del Estado. Este principio debe ser aplicado, sobre todo, cuando la Convención no establece una norma precisa. No puede utilizarse para anular otros derechos garantizados a la infancia11. • Un principio vinculado al anterior afecta el punto de vista de los niños, y se estipula en el artículo 12. Cuando se toman en consideración los intereses de un niño, la Convención apoya el derecho de este niño a que se tenga en cuenta su opinión, según su edad o madurez. • El último principio general se refiere al derecho del niño a la supervivencia y el desarrollo. El artículo 6 forma la base de los otros derechos sociales, económicos y culturales que se expresan en la Convención. Además de asegurar el derecho inmanente del niño a la vida, establece de forma muy explícita que sin los medios para la supervivencia y el desarrollo, el derecho a la vida no tiene sentido. No discriminación Interés superior Puntos de vista del niño Supervivencia y desarrollo Derechos relativos a la atención y a la prestación de servicios El derecho de los niños a la satisfacción de las necesidades humanas básicas se analiza minuciosamente en otros artículos, que hacen hincapié en el desarrollo pleno del menor, y establecen la forma en que se puede ofrecer apoyo a este desarrollo. La Convención señala que el niño debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de amor y comprensión (Preámbulo; artículo 9) y tiene el derecho a recibir protección contra cualquier interferencia de la familia (artículo 16). Si ha sido necesario separar a los niños de su familia debido a factores tales como un conflicto, un desplazamiento o una adopción ilegal, el Estado debe promover la reunificación o los contactos con los padres (artículos 9, 10, 11). Si los niños son víctimas de malos tratos por parte de la familia, el Estado tiene la responsabilidad de asegurar una atención alternativa similar a la que el niño debería recibir en el hogar familiar, que respete su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico (artículo 20). La Convención reconoce el derecho del niño a una calidad de vida adecuada para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social (artículo 27). Esto implica no sólo la provisión suficiente de alimentos para evitar el hambre, sino una nutrición adecuada que promueva un cuerpo saludable y una mente alerta; no sólo refugio contra los elementos, sino una vivienda que favorezca la buena salud, la seguridad emocional, la estabilidad familiar y un sentimiento de propiedad. La Convención reconoce a los padres la responsabilidad básica en la provisión de esta calidad de vida, pero obliga al Estado a asegurar el cumplimiento de esta responsabilidad, y a proporcionar asistencia material y programas de apoyo a los niños y padres que lo necesiten (artículos 18, 26). Familia Nivel de vida Hammarberg, 1992, ob. cit. Nota 4. 11 Hodgkin y Newell, 1998, ob. cit., Nota 9. 10 17 Los niños tienen garantizado el derecho al más alto nivel posible de salud (artículo 24). Esto no sólo significa acceso a la atención sanitaria, sino unas condiciones de vida que promuevan la salud. Los niños con discapacidades tienen derecho a recibir una atención especial que, en la mayor medida posible, apoye su potencial para bastarse a sí mismos y les garantice una vida plena y decente como miembros activos de su comunidad (artículo 23). El Estado es responsable de asegurar que la educación primaria sea gratuita y obligatoria, así como la disponibilidad de la educación secundaria y universitaria, sobre la base de la igualdad de oportunidades (artículo 28). Esta educación debe tener en cuenta el pleno desarrollo del niño, el respeto a sus valores culturales y a su identidad, y la preparación para asumir una vida responsable en una sociedad libre (artículo 29). La Convención reconoce también el derecho del niño al juego y a las actividades recreativas (artículo 31), lo que implica no sólo disponer del tiempo suficiente para el esparcimiento, sino también la prestación de un espacio seguro y apropiado en el marco de las comunidades, donde sea posible practicar el juego y la recreación. También se reconoce como un derecho el acceso a la vida cultural y a las artes (artículo 31). Salud Educación Juego La Convención reconoce que la capacidad para proporcionar estos derechos puede sobrepasar las posibilidades inmediatas de las familias y del Estado, pero señala que deberían satisfacerse lo más plenamente posible y hasta el máximo de los recursos de que dispongan (artículo 4). El bienestar de los niños debe ser considerado primordial cuando se toman decisiones relativas a la distribución de recursos, y, cuando sea necesario, dentro del marco de la cooperación internacional (artículos 3, 4). Derechos relativos a la protección Los niños tienen derecho a la protección en el caso de situaciones difíciles y de maltrato. El Estado tiene la obligación de proteger a los niños contra toda forma de maltrato que reciban de los padres o de otras personas responsables de su cuidado, y de ofrecerles el apoyo y el tratamiento apropiados cuando hayan sufrido de abuso o descuido (artículos 19, 39). Aunque las leyes de la mayoría de las naciones siguen sancionando los castigos físicos a los niños, la Convención prohíbe expresamente el uso de violencia física o mental12. Malos tratos La Convención adopta una posición firme contra la explotación sexual y económica. Reconoce el derecho del niño a la protección contra la prostitución y la pornografía, el rapto y el tráfico, así como la participación en la producción, venta y uso de estupefacientes, y exhorta a que se tomen todas las medidas de carácter nacional, bilateral y multilateral que sean necesarias (artículos 33, 34, 35). La Convención afirma también el derecho del niño a la protección contra cualquier tipo de trabajo que interfiera con su seguridad, su salud, su educación o su desarrollo, y exhorta a todos los Estados a que establezcan una edad mínima para trabajar, y a que regulen las horas y las condiciones de trabajo (artículo 32). Explotación La Convención asegura a los niños acusados de crímenes las mismas garantías jurídicas que se otorgan a los adultos, pero además establece que se tenga en cuenta la edad del niño en los procedimientos jurídicos y en la decisión sobre el castigo apropiado. Se prohíben estrictamente la pena capital y la cadena perpetua. Siempre que sea posible, se debe evitar la aplicación de cualquier tipo de procedimiento judicial. Al tiempo que se garantiza el respeto por los derechos humanos y las garantías jurídicas, la pena de prisión debe considerarse como un último recurso, y durante el menor tiempo posible. Las condiciones deben ser humanas, y es necesario promover la rehabilitación y la reintegración social (artículo 40). Justicia 12 Newell, P. (1995), ‘Respecting children’s rights to physical integrity’ en Franklin, B. (ed), The Handbook of Children’s Rights: Comparative Policy and Practice, Londres/ Nueva York: Routledge, 215-226. 18 La Convención garantiza una protección especial a los niños refugiados y a quienes busquen asilo, así como a todos aquellos que han sido desplazados o que están expuestos a un conflicto armado (artículos 22, 37). Es preciso ofrecer una apropiada atención humanitaria, y asistir en las tareas de reunir a los niños con sus progenitores cuando sea necesario, y siempre que sea posible. Cuando los niños han sufrido daños físicos o psicológicos, tienen derecho a recibir un tratamiento de rehabilitación que les ayude a lograr la recuperación y la reintegración social (artículo 39). Refugiados Derechos de participación La Convención no hace extensiva a la infancia toda la gama de derechos políticos que se otorgan a los adultos, como el derecho al voto, pero les garantiza algunas de las libertades y protecciones consideradas como derechos humanos generales. Los niños tienen derecho a un nombre, una identidad y una nacionalidad, y deben ser registrados cuando nacen (artículo 7, 8). La Convención los protege contra la invasión de su intimidad y de su vida familiar (artículo 16). La Convención garantiza a los niños el derecho a expresar sus opiniones sobre las cuestiones que les afecten, y estas opiniones deben tenerse en cuenta cuando se tomen decisiones, de conformidad con la edad del niño, su madurez y su comprensión de la situación (artículo 12). Los niños tienen también derecho a la libertad de pensamiento y de conciencia, en función de la orientación de sus progenitores o de otros tutores legales. Les ampara el derecho a disfrutar su propia cultura, religión e idioma sin interferencia ni discriminación (artículos 13, 14). Derechos políticos y civiles El niño tiene derecho a recopilar, obtener y difundir información, y a disponer de materiales de información que no se consideren dañinos para su bienestar (artículo 17). Asimismo tiene derecho a la libertad de asociación y de reunión (artículo 15). Sin duda alguna, estos derechos civiles y políticos definen al niño como un agente activo, capaz de ejercer sus derechos, y no simplemente como el beneficiario de una atención protectora. Lo anterior sienta las bases del derecho del menor a una ciudadanía activa, a pesar de que todavía no disfrute del derecho al voto. Aplicación y verificación Reconocer simplemente los derechos no es suficiente. También es necesario ponerlos en práctica. El artículo 4 de la Convención exhorta a los Estados a que adopten todas las medidas posibles por medio de reformas legislativas y administrativas, y hasta el máximo de los recursos de que dispongan. La Convención instituye normas específicas para apoyar y examinar los progresos alcanzados (artículos 42 a 54). Establece la creación de un comité internacional de expertos, presentados por los países miembros para su elección por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cada Estado parte debe someter a este comité informes periódicos amplios y de naturaleza autocrítica, y examinar las dificultades y los avances que implica la puesta en marcha de la Convención. También se debe tener en cuenta todo tipo de información pertinente de las organizaciones no gubernamentales y de los organismos especializados de las Naciones Unidas, como UNICEF. El resultado del análisis que hace el comité sobre el material recibido, y el consiguiente debate con los representantes del país en cuestión, conduce a unas observaciones finales que deben difundirse ampliamente en el país y servir de base para nuevos debates y actividades. La función del comité no es responder de una forma punitiva a las deficiencias ni los fallos, sino ofrecer una oportunidad constructiva, en un ambiente de colaboración que permita definir los aciertos y las dificultades, y fijar una serie de metas oportunas13. Informe de los países 13 Verhellen, 1994, ob. cit.. Nota 5. 19 ALGUNAS PREGUNTAS QUE SE DESPRENDEN DE LA CONVENCIÓN ¿Por qué necesitamos una declaración independiente de derechos para los niños? Cuando se iniciaron los trabajos de preparación del borrador de la Convención, todavía no existía un consenso general sobre la necesidad de un documento de este tipo. Los críticos consideraban que un tratado independiente sembraría dudas sobre la situación de los niños como seres humanos, al sugerir que no cumpliría los requisitos necesarios para recibir la protección que ofrecen habitualmente a todas las personas los instrumentos de derechos humanos vigentes14. Los defensores de una convención independiente consideraban que la protección que garantizan a los niños las disposiciones generales sobre derechos humanos es insuficiente. Varios instrumentos mencionan la situación de la infancia, pero tanto su terminología como sus objetivos varían de uno a otro. Antes de la aceptación de la Convención, por ejemplo, no existía un límite de edad universal para la participación legal de los niños en los conflictos armados. Las inevitables discrepancias apuntaban a la necesidad de disponer de un conjunto independiente de normas. La situación que afrontaban los niños en todas partes del mundo se convirtió en el más firme argumento en favor de la preparación de una convención independiente15. La mortalidad infantil, la desnutrición, la vida en las calles, la prostitución de las niñas y niños, la existencia de condiciones laborales y vitales intolerables, la participación en los conflictos armados y el encarcelamiento de niñas y niños, eran factores que exigían una respuesta enérgica por parte de la comunidad internacional. Le Blanc, 1995, ob. cit.. Nota 3. 15 Hammarberg, 1992, ob. cit.. Nota 4. 16 Satterthwaite, D., Hart, R., Levy, C., Mitlin, D., Ross, D., Smit, J., Stephens, C., (1996), The Environment for Children, Londres: Earthscan. 17 Garbarino, J. y Bedard, C. (1996), ‘Spiritual Challenges to Children facing Violent Trauma’, Childhood, 3(4): 467-479. 14 Condiciones que confrontan los niños La realidad de la situación social de la infancia y de su desarrollo apuntaban también a la necesidad de un tratado especial. Las normas de seguridad y de salud concebidas pensando en los adultos, así como las disposiciones para la atención sanitaria y la asistencia en situaciones de emergencia, no ofrecen a los menores la protección que precisan en muchos casos16. Los niños son más vulnerables ante la enfermedad, especialmente cuando son jóvenes o están desnutridos, y sus cuerpos, que se encuentran en una etapa de rápido crecimiento, corren un mayor riesgo de padecer los efectos de los contaminantes, y tienen una menor capacidad para defenderse contra los peligros físicos. Las viviendas deficientes y las demás desventajas de la pobreza afectan desproporcionadamente a la infancia. La dependencia de los niños en relación con los adultos hace que sean especialmente vulnerables a los malos tratos y a la explotación. Tanto en el hogar como en la escuela, en la comunidad o en el lugar de trabajo, los niños necesitan una protección que tenga presente su desventaja ante aquellos que tienen mayor edad y son más fuertes y poderosos. Al comienzo de su vida, cuando su capacidad cognoscitiva está menos desarrollada, se considera que los menores están más expuestos al perjuicio emocional. Cuando padecen situaciones traumáticas, tienen más posibilidades que los adultos de sufrir tensiones graves y debilitantes, con repercusiones a largo plazo17. Una carta especial de derechos ofrece la posibilidad de reconocer y responder a las exigencias específicas de la infancia en materia de desarrollo. La situación de los niños como seres humanos es también un factor importante. Los argumentos que consideran que sus derechos están ya implícitos en el marco de los derechos humanos generales no tienen en cuenta que a los menores no se les respeta como beneficiarios de los derechos, ni se les considera capaces de ejercerlos. Los niños no tienen derecho al voto y no La frágil situación de la infancia 20 pueden ejercer ningún poder político directo. Aunque los adultos pueden tratar de asegurar que los niños reciban una buena atención, esta actitud expresa a menudo la percepción de que son propiedad de los adultos en lugar de ciudadanos con derechos propios. Un instrumento independiente, que no deje ninguna duda de que los niños tienen derechos, es necesario para combatir estos supuestos. A todas aquellas personas que no consideran prioritario crear estos derechos, sino que dejarían la protección de los niños en manos de su progenitores, sería preciso señalarles que estos últimos no pueden controlar todas las esferas de la vida. Incluso aunque tengan las mejores intenciones, no pueden legislar sobre la calidad del aire que respiran, la disponibilidad de las viviendas, o el acceso a los recursos para los niños con necesidades especiales. Necesitan un amplio apoyo social para asegurar que sus hijos dispongan de un entorno apropiado para salir adelante. Para los niños sin padres, la situación es incluso más clara. Además hay que sumar, por desgracia, aquellas circunstancias en las que los progenitores son exactamente las personas ante quienes los niños reclaman urgentemente cualquier tipo de protección. Verhellen, 1994, ob. cit. Nota 5. 19 Hart, R. (1997), Children’s Participation: The Theory and Practice of Involving Young Citizens in Community Development and Environmental Care, Londres: Earthscan/ UNICEF. 18 Amplio apoyo social Los derechos de los progenitores y los derechos de los niños: un equilibrio entre la protección y la participación A menudo, las personas que se oponen a la Convención transforman en conflicto, entre los derechos de los progenitores y los derechos de los niños, la tensión que existe entre la protección de estos últimos y su capacidad para actuar en beneficio propio. Los menores necesitan un cierto grado de protección, y cualquier reconocimiento de sus derechos debe incorporar este elemento. Pero la protección como un fin en sí mismo puede conducir a la conculcación del derecho de los niños a participar en las decisiones que les afectan, de conformidad con la evolución de sus capacidades. Algunos críticos se resisten a permitir que los niños participen de manera activa en sus propios asuntos, y consideran que los adultos interesados deben ejercer siempre los derechos de los menores en su nombre18. Hay dos cuestiones en juego aquí: la capacidad de los niños y el desafío implícito hacia la autoridad de los padres y los adultos. La cuestión de la capacidad es, hasta cierto punto, un asunto que tiene que ver con las expectativas y la experiencia. Los niños muy pequeños necesitan que los adultos actúen por ellos. Pero la capacidad de asumir responsabilidades y de tomar decisiones importantes no es algo que se adquiera de improviso cuando los niños alcanzan la mayoría de edad. Es un proceso gradual, que no sólo depende del desarrollo biológico del niño, sino de la experiencia real para tomar decisiones y asumir la responsabilidad. En su vida cotidianas, muchos niños tienen que asumir responsabilidades que les exigen toda su habilidad para tomar decisiones de una manera experimentada, mucho antes de que se conviertan en adultos. A este respecto, hay muy poca diferencia entre los niños mayores y los adultos, excepto las aptitudes necesarias para ejercer esta capacidad. Por esta razón, resulta conveniente reconocer el derecho de los niños a tener una opinión sobre los asuntos que les afectan, a fin de fomentar y apoyar la evolución de una capacidad cada vez mayor19. En las sociedades donde el respeto y la obediencia son una norma de conducta, existen grandes posibilidades de que el derecho del niño a tener una opinión se considere un asunto polémico. Sobre todo si los adultos han dispuesto de pocas oportunidades para actuar ellos mismos como beneficiarios de sus derechos. Es probable que la promoción de los derechos de la infancia en esta esfera tenga poco éxito si cuenta con la airada resistencia de los progenitores y los miembros de la comunidad. Será necesario tomar las medidas adecuadas La capacidad de los niños El desafío a la autoridad de los adultos 21 para garantizar que se haga un esfuerzo por comprender y respetar también los derechos de los progenitores, y que éstos dispongan de la oportunidad de debatir y analizar las implicaciones de la Convención. Los niños tendrán mayores posibilidades de lograr el cumplimiento de su derecho a la participación, si aprenden a expresar sus opiniones de una manera que no contravenga las normas de respeto hacia los adultos, y si se reconocen las responsabilidades que acompañan a los derechos. Este tema refleja implicaciones importantes en los sistemas de educación, que deben ofrecer a los menores la posibilidad de un aprendizaje interactivo que incorpore su participación. Las decisiones que conciernen a los derechos humanos implican, casi siempre, la necesidad de crear un equilibrio entre intereses conflictivos. La tensión entre la protección y la participación no sólo forma parte del debate sobre los derechos de la infancia; es componente integral del proceso de crecimiento, y de las relaciones entre padres e hijos, entre los adultos y los menores. La exigencia de independencia de los niños implica una negociación ininterrumpida en el marco de las familias y las sociedades y, por tanto, no es algo que pueda resolverse simplemente con una carta de derechos. Pero al incluirlas en un mismo documento, es posible integrar estas exigencias, a menudo conflictivas, en una relación mutua productiva, a fin de alcanzar un equilibrio apropiado en una situación determinada. El tema de la cultura y los derechos de la infancia Los derechos humanos se basan en la hipótesis de que ciertos principios deben aplicarse de forma universal, independientemente de las diferencias de raza, religión, cultura, posición económica o sexo. A veces resulta muy difícil conciliar esta hipótesis con la realidad de un mundo en el que las creencias, prácticas, relaciones sociales y circunstancias económicas varían mucho entre las diferentes sociedades, e incluso dentro de ellas. Esta dificultad es particularmente evidente en la comprensión y aceptación de los derechos de la infancia20. La percepción de que existe una amenaza de imperialismo cultural complica la cuestión. La Convención, como otros documentos de derechos humanos, tiene sus raíces filosóficas en la tradición europea del liberalismo individual. También considera a la niñez bajo el prisma del desarrollo del niño que, según muchos críticos, está viciado por la teoría y la investigación elaboradas en el hemisferio norte. A pesar de la meta de universalidad, el proyecto de los derechos de la infancia se inicia desde una perspectiva del individuo que tiene mayores puntos en común con unos grupos que con otros. La posición privilegiada que la Convención confiere a los niños puede contrariar claramente los valores de las sociedades donde el derecho de la familia ampliada precede a los derechos del individuo, o donde la edad es la base para el respeto y la adquisición de derechos21. Resulta una simplificación exagerada, sin embargo, reducir esta tensión a una lucha entre los valores del Norte y la conservación de sistemas tradicionales que se encuentran, por otra parte, intactos. Pocos sistemas de creencias son coherentes y están exentos de conflictos, así sean "tradicionales" o no. La cultura no es un elemento rígido, sino que se adapta por necesidad a las circunstancias y a los estilos cambiantes de vida. Incluso en el marco de las familias, suele ser frecuente que haya desacuerdos sobre creencias y objetivos, ya sea en la crianza de los niños o en el empleo del dinero. Las relaciones entre los grupos se complican, de igual manera, por una serie de valores conflictivos. Tampoco los valores consagrados en la Convención se aceptan universalmente en el Norte, donde existen puntos de vista divergentes sobre Amenaza de imperialismo cultural Alston, P. (ed) (1994), The Best Interests of the Child: Reconciling Culture and Human Rights, Florencia, Italia; Centro Internacional para el Desarrollo del Niño, UNICEF y Oxford Clarendon Press. 21 Burman, E. (1996), ‘Local, Global o Globalized? Child Development and International Child Rights Legislation’, Childhood, 3(1): 4567. 20 22 la función de los padres y la capacidad de los niños. Los conflictos de valores, por consiguiente, son un fenómeno que ocurre tanto dentro de las sociedades como entre ellas, y con frecuencia se expresan en una ambivalencia o desacuerdo de la sociedad respecto a las cuestiones que afectan a los niños. Las normas relativas a la educación de las niñas, por ejemplo, o la relación apropiada de los niños con el trabajo, se debaten con pasión en muchos lugares. En todo el mundo se están poniendo en tela de juicio, por diversas razones, las nociones tradicionales sobre la infancia. Conflicto de valores El descenso de la mortalidad de los niños menores de un año y de la mortalidad infantil durante el siglo XX, por ejemplo, ha repercutido en la estructura y las prioridades de la familia. A medida que aumenta la certidumbre sobre la supervivencia infantil, cada vez se muestra más preferencia por las familias reducidas, factor que ha posibilitado una mayor inversión de los padres en cada uno de los niños. Las repercusiones han sido muy evidentes en China, donde la política que obliga a los padres a tener un solo hijo ha causado cambios radicales en la situación de los niños22. También se han producido cambios como resultado de la propagación de la economía mundial de mercado y de una urbanización construida en circunstancias de pobreza. En muchos lugares, la estructura tradicional de la sociedad se ha desintegrado, y con ella la validez de las expectativas tradicionales relativas a los niños. El destino de la infancia es, por lo general, más aparente, y se ha convertido en un tema de creciente preocupación. Se ha producido una revisión generalizada sobre la mejor manera de responder tanto a la situación presente de la infancia como a su preparación para el futuro. Para las personas decididas a proteger las formas de vida locales, la Convención puede significar otro ataque frontal. Pero un análisis más realista permite reconocer que ofrece la oportunidad de abordar, precisamente, las confusiones y las contradicciones derivadas de la vida contemporánea tanto en el Norte como en el Sur, al definir una base mínima para tomar decisiones cuando los intereses entren en conflicto. Todas las sociedades, incluso las más ricas, tienen que hacer ajustes internos a fin de adaptarse a las exigentes normas de este tratado. La Convención no defiende una serie de soluciones universales y estrictas a los problemas que afronta la infancia. Presenta una serie de principios fundamentales que exigen una respuesta clara: es necesario reconocer y respetar a los niños, asegurar su supervivencia, protegerlos contra el peligro, habilitarlos de forma adecuada para la vida, y escucharlos. En aquellas situaciones en que las costumbres permitan la opresión de la infancia, es posible que estos principios resulten inaceptables. Pero la Convención permite una gran flexibilidad. La puesta en práctica detallada de estos principios nunca se especifica. Por el contrario, la Convención es un instrumento flexible, concebido para dar cabida a la complejidad y a la diferencia23. En la mayoría de los casos, la posición de la Convención se formula en unos términos lo suficientemente generales como para integrar de manera considerable la normativa local, siempre que ésta no resulte perjudicial para el bienestar de la infancia. El principio del interés superior ofrece la posibilidad de interpretar y adaptar las disposiciones de la Convención a las condiciones locales24. En la Convención, por ejemplo, puede estipularse la necesidad de ofrecer una educación que prepare al niño de manera adecuada para la vida, pero no se especifica el programa de estudios. Sólo un debate en la esfera local puede Una base mínima para tomar decisiones Permitir una interpretación local Tobin, J. J., Wu, Y. H., Davidson, D. H. (1989), Preschool in Three Cultures: Japan, China and the United States, New Haven: Yale Univsersity Press. 23 Alston, 1994, ob. cit.. Nota 20. 24 Ibíd. 22 23 determinar el tipo de enseñanza que responda mejor a los intereses de los niños de la población local. Al mismo tiempo, este principio puede utilizarse para analizar las ventajas de dos opiniones antagónicas, ya sea en el marco de la familia o de la sociedad en general. En un contexto dado, es posible decidir que una respuesta tradicional o específicamente cultural se adapta mejor a los intereses concretos de la infancia. Debido a que la tarea de determinar el interés superior del niño debe ser local y coyuntural, esta disposición corre el riesgo de convertirse en algo inadecuadamente normativo y de permitir la justificación de soluciones dictadas por la conveniencia. Este es un riesgo que no se puede evitar. Un principio menos elástico no respondería de manera genuina a las complejidades que presenta el mundo. La aplicación apropiada del principio del interés superior, y de los derechos de la infancia en general, implica la intervención de una serie de agentes sociales independientes, a fin de negociar la mejor solución para los niños de la población local. Una prensa libre, ONG activas y organizaciones independientes dedicadas a la promoción, constituyen pilares fundamentales para la interpretación de la Convención en el plano local. Lo que tal vez resulta más importante, las familias, que tienen la responsabilidad principal de la gestión de los derechos de la infancia, deben participar en el diálogo a fin de mejorar la interpretación de la Convención en el contexto de las prácticas de crianza de los niños que se den en la población local. Negociar las mejores soluciones Los derechos de la infancia y los derechos de la mujer La comunidad internacional aprobó de manera oficial en 1979 los derechos de la mujer, y este reconocimiento allanó en gran parte el camino que condujo a que se reconocieran también en mayor medida los derechos de la infancia25. Pero la adopción de los derechos de la niñez ha causado seria preocupación entre algunos defensores de la mujer. Entre otras cosas, para que la mujer disfrute de igualdad y de justicia, sus funciones reproductoras y sus tareas dedicadas a la atención no deben interferir con su libre determinación y su acceso pleno y en condiciones de igualdad a los recursos y las oportunidades. Algunas personas consideran que el derecho del niño a la protección y a la atención es una amenaza potencial para los progresos graduales obtenidos por la mujer. Sin embargo, tal como Savitri Goonesekere ha demostrado, las dos convenciones son perfectamente compatibles y no contienen disposiciones que pongan en conflicto los intereses de ninguno de los dos grupos. Por el contrario, es posible considerar que los dos tratados son complementarios y se refuerzan mutuamente26. La aplicación de los derechos de la infancia trae como consecuencia la reducción de la carga actual que tienen que soportar muchas mujeres y mejora su calidad de vida. Si se convierte en realidad el derecho del niño a un medio ambiente saludable y a una atención adecuada de la salud, se facilitan las responsabilidades de las madres. El derecho del niño a unos servicios decentes de atención refuerza el derecho de la mujer a trabajar fuera del entorno familiar y a participar en la vida de la comunidad. En lugar de aumentar el trabajo de las madres, la Convención exige que se establezcan sistemas de apoyo para facilitar la puesta en práctica de sus complejas responsabilidades. Para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la Convención apoya la protección de los niños de una manera específica por medio de los derechos que garantiza a sus madres. Por ejemplo, las mujeres tienen derecho a servicios gratuitos de atención durante el embarazo, el parto y el período posterior a éste cuando fuere necesario (artículo 12). Las mujeres trabajadoras tienen derecho a una protección especial durante el Derechos complementarios Therborn, 1996 ob. cit. Nota 1. 26 Goonesekere, S. (1992), Women’s Rights and Children’s Rights: the United Nations Conventions as Compatible and Complementary International Treaties, Florencia, Italia: Centro Internacional del Niño, UNICEF. 25 24 embarazo, el derecho a la licencia de maternidad y a la prestación de servicios sociales, tanto para ellas como para los padres, que les permitan combinar las obligaciones que deben a su familia con sus responsabilidades laborales (artículo 11.2). Las mujeres tienen también derecho a participar plenamente en la vida política (artículo 7), una medida que en muchos casos garantiza que los intereses del niño se tengan más en cuenta en el ámbito político. Una posible esfera potencial de conflicto afecta los derechos de la reproducción. El preámbulo de la Convención establece que los niños tienen derecho a una protección jurídica antes y después del nacimiento. Muchos han considerado que esta medida limita la libertad reproductora de la mujer. La historia de esta declaración, sin embargo, y el consenso sobre el comentario jurídico que la acompaña, revelan claramente que fue concebida como un compromiso deliberado, que dejaba la cuestión del aborto a la discreción de cada uno de los países27. La Convención de la mujer tampoco confiere un derecho jurídico al aborto28. Hammarberg, 1992, ob. cit. Nota 4. 28 Goonesekere, 1992, ob. cit. Nota 26. 29 Himes, J. R. (1995), Implementing the Convention on the Rights of the Child: Resource Mobilization in Low-income Countries, La Haya: Martinus Nijhoff/ UNICEF. 27 Más importante aún, la Convención de la infancia aborda de raíz la discriminación relativa al sexo al sostener, como un principio básico, que los derechos de la infancia deben aplicarse por igual a todos los niños. Al tomar en consideración las realidades de la infancia en materia de desarrollo, la Convención tiene la capacidad de especificar, tanto para las niñas como para los niños, las medidas necesarias para sentar las bases de la igualdad en la vida adulta. LAS OBLIGACIONES ESTABLECIDAS POR LA CONVENCIÓN PARA LOS GOBIERNOS LOCALES DE LAS ZONAS URBANAS Las obligaciones jurídicamente vinculantes de la Convención están, por lo general, relacionadas con los organismos oficiales del Estado en el ámbito nacional, aunque en realidad las obligaciones comprenden toda la estructura del gobierno de un país, desde el ámbito nacional al comunitario. El tratado compromete plenamente a los gobiernos locales de igual manera que a sus homólogos nacionales (excepto en la cuestión de la responsabilidad de presentar informes, tal como se establece en el artículo 44). En algunos aspectos, las obligaciones son incluso mayores en el ámbito local. Las autoridades locales se encuentran a la vanguardia del problema: como consecuencia de la tendencia hacia la urbanización y la descentralización de las tareas de gobierno, estas autoridades se han convertido, en muchos casos, en los principales agentes en materia de suministro de servicios básicos que afectan la vida de los niños, a pesar de que su capacidad muy pocas veces ha mantenido el mismo ritmo que las necesidades cada vez más crecientes. En la Convención se reconoce la dificultad de cumplir con algunas de las obligaciones más exigentes relativas a los recursos, por lo que se sugiere su puesta en marcha de una manera progresiva. Pero la falta de capacidad no significa que sea posible pasar por alto algunas de sus disposiciones. En la Convención se exige que las obligaciones se pongan en práctica hasta el máximo de los recursos de que se disponga (artículo 4). Según Himes, este artículo se refiere no sólo a los recursos financieros y materiales, sino también a las aptitudes humanas, los conocimientos, la creatividad y el tiempo, así como a la capacidad para utilizar los recursos naturales de una manera eficiente y apropiada29. La función esencial de las autoridades de las zonas urbanas incluye el suministro o el apoyo directo a otros prestadores de servicios, así como llevar a cabo tareas adecuadas de evaluación, regulación, aplicación y control. Las autoridades locales a la vanguardia del problema Recursos 25 Ningún grupo de agentes puede promover por sí solo los cambios fundamentales de actitud y práctica que se necesitan para alcanzar las metas de la Convención. Este es un desafío que compromete a todo el mundo. La capacidad del gobierno local para concientizar, coordinar actividades, apoyar la colaboración de otros y conseguir una amplia participación, es muy importante para el bienestar de la infancia, especialmente en el caso de las autoridades más débiles y con menos fondos. Un aspecto fundamental de la movilización social es la utilización efectiva de los medios de difusión, que amplían su influencia sobre un gran número de personas en las zonas urbanas y que pueden tener consecuencias profundas cuando se trata de configurar las actitudes públicas. Movilización social Los cambios en la comprensión de los hechos deben estar acompañados de medidas prácticas. Es preciso abordar las desigualdades sociales y económicas que menoscaban la realización de los derechos para un gran número de niños, y esto no puede ocurrir de manera efectiva sin un marco de apoyo bien elaborado por el gobierno municipal. Aunque las Organizaciones No Gubernamentales y los grupos comunitarios participan con frecuencia en las tareas destinadas a la reducción de la pobreza, no tienen la misma capacidad que las autoridades municipales para abordar las deficiencias que afectan a todo el sistema. Sólo estas autoridades pueden elaborar los marcos normativos para promover la salud y la seguridad, fijar códigos de construcción y normas de planificación, asignar responsabilidades a otros grupos y hacerse cargo del control del costo y la calidad de los suministros privados o comunitarios. Por medio de tareas de colaboración y el establecimiento de alianzas, las autoridades locales pueden utilizar al máximo todos los recursos disponibles. Aunque todas las sociedades tienen a su disposición abundantes recursos humanos, la reducción de la pobreza en las comunidades de bajos ingresos tiene sus límites cuando no se dispone de una financiación del exterior. Los gobiernos locales deben buscar métodos para invertir en la infraestructura y los servicios de sus pobladores más pobres. Es necesario tomar medidas para alcanzar un suministro equitativo, mediante la imposición fiscal, la financiación cruzada u otros sistemas de redistribución. Cuando las autoridades locales no disponen de los recursos suficientes para suministrar los servicios y la infraestructura necesarios -ya sea directamente o en apoyo de otros prestadores- tienen la responsabilidad de dirigirse no sólo a los miembros de la comunidad, sino también a las esferas superiores de gobierno y a otros aliados. La Convención puede servir a las autoridades locales como instrumento poderoso de apoyo en su búsqueda de una mayor autoridad para tomar decisiones, incluso la capacidad para intervenir en las decisiones relativas a la distribución de asistencia en el ámbito nacional. Para ello es fundamental llevar a cabo una firme campaña de promoción y forjar coaliciones, asuntos que se analizarán minuciosamente más adelante. Redistribución Los derechos de la infancia en el contexto del desarrollo urbano sostenible En teoría, el desarrollo económico no tiene por qué oponerse a los derechos humanos; pero en la práctica se producen a menudo conflictos muy graves como, por ejemplo, sobre la propiedad de los recursos y el acceso a ellos, sobre los salarios y las condiciones laborales y sobre las prestaciones sociales. Muchos gobiernos han justificado su contravención de los derechos como una medida necesaria para lograr un rápido desarrollo económico. La preocupación por la justicia social y la igualdad no es compatible con una aplicación estricta de las fuerzas del mercado. En este contexto, los derechos de los niños no son una excepción. Cualquier reasignación de los fondos públicos en favor del bienestar de la infancia puede llevar a un aumento de impuestos para los 26 ciudadanos o las empresas, o a desviar los recursos públicos de la financiación de aquellas formas de infraestructura que beneficien principalmente a las empresas. Respetar los derechos de la infancia significa, también, poner límites al derecho de las empresas y de los usuarios de contaminar y destruir el entorno humano, precipitar la desintegración social y comunitaria o explotar el trabajo del menor. Los principios del desarrollo sostenible promueven una solución entre estas metas, aparentemente incompatibles, y estos intereses divergentes, ya que requieren el logro simultáneo de metas económicas, sociales y ecológicas, al mismo tiempo que exigen resolver las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias urgencias, tal como lo describió la Comisión Brundtland30. Existe una convergencia natural entre los principios del desarrollo sostenible y los derechos de la infancia. Los niños son en especial vulnerables a muchos peligros del medio ambiente, tanto por lo que respecta a su escasa tolerancia ante el daño como por las limitaciones que tales peligros representan para su libertad dentro de su entorno. Las metas del desarrollo sostenible apoyan la igualdad social y, por tanto, la integridad de la estructura social, de una manera que afecta más profundamente a los niños que a ningún otro estamento de la sociedad. La relación entre los derechos de la infancia y el desarrollo sostenible se articuló de forma oficial tanto en el Plan de Acción elaborado en la Cumbre Mundial en favor de la Infancia de 1990, como en el Programa 21 local, el plan de acción aprobado por la Cumbre para la Tierra, que se celebró en Rio de Janeiro en 1992. En ambos documentos se incluyen capítulos especiales dedicados a los vínculos entre el desarrollo orientado hacia los niños y la conservación del medio ambiente, y se reconoce que los niños son los más interesados en la estabilidad del medio ambiente y que tienen mayor capacidad de alcanzar esta estabilidad. En el plano local, las metas del desarrollo sostenible están adecuadamente reflejadas en el Programa 21 local, de una manera que responde a las condiciones locales31. Cualquier autoridad local que se comprometa a reconocer los derechos de la infancia tendrá que admitir que un compromiso de este tipo no puede expresarse por medio de la adopción de metas que sólo mejoren la vida de los niños de una manera superficial. La satisfacción de los derechos de la infancia significa considerar el mundo desde una perspectiva diferente, y alterar de forma radical algunos postulados básicos. Parte del cambio exige la necesidad de renunciar al crecimiento económico como un objetivo virtualmente exclusivo, adoptar un compromiso en favor de una mayor igualdad social y económica, y limitar la degradación social y del medio ambiente en el marco del desarrollo. Sólo cuando se reconozcan y aborden las desigualdades que afectan a todo el sistema, se podrán satisfacer de manera genuina los derechos de la infancia. Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987), Nuestro futuro común, Oxford: Oxford University Press. 31 ICLEI (1996), Local Agenda 21 Planning Guide: An Introduction to Sustainable Development Planning, Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales y Locales. 30 Desarrollo sostenible: resolver los intereses divergentes Programa 21 local Un cambio de los postulados básicos Un llamamiento a la acción A pesar de la amplia aceptación que ha recibido la Convención durante el último decenio, las condiciones generales de los niños no han mejorado de forma sustancial, y en algunos países se han deteriorado. Muchos de los Estados que se apresuraron a ratificar la Convención en el plano nacional, se han mostrado incapaces de aplicarla con medidas locales concretas. Para muchos niños del mundo, la Convención es sólo una promesa vacía. La atención básica de la salud ha mejorado en muchas partes del mundo, y los niños tienen más posibilidades que nunca de sobrevivir durante los primeros años de su vida, pero sobreviven en un mundo que parece ser cada vez más violento, hostil y negligente. Aunque hemos demostrado nuestra capacidad para lograr algunas de las metas más concretas, carecemos aún de la voluntad política 27 necesaria para abordar con éxito la situación en su totalidad, que presenta un abrumadora complejidad. Sin embargo, también es verdad que existen muchas instancias en las que el progreso ha sido efectivo y admirable. En este libro aparecen numerosos ejemplos de actividades que han conseguido cambiar de forma radical la calidad de vida de los niños. Podemos y debemos aprender de estos ejemplos. La persistencia en la conculcación de los derechos de la infancia debe ser una llamada a la acción, no un motivo de desesperación. Con la Convención en la mano, disponemos de una serie de directrices y de metas que nos permiten marcar el rumbo en un momento en que, en todas partes del mundo, buscamos nuevas vías para poder vivir juntos y para trabajar con nuestros niños por un futuro basado en los valores de la inclusión y la solidaridad. 28 2 El desarrollo de la infancia La Convención establece el derecho del niño a recibir asistencia para su supervivencia y su pleno desarrollo, así como a que se tenga en cuenta su interés superior (artículos 3, 6). Con el fin de responder a estos principios, necesitamos comprender la forma en que los menores establecen y consideran lo que debe ser su interés superior en las diferentes etapas de su vida. No es una tarea fácil. Entre el momento del nacimiento y la edad adulta, todos los niños experimentan cambios considerables. Pero generalizar sobre estos cambios es un proyecto arriesgado, debido a que el proceso está profundamente enraizado en las realidades sociales y económicas y en las creencias culturales. Las normas y las metas por las que se rigen los niños, y las oportunidades de que disponen, varían ampliamente. Cada vez más personas reconocen que el término "infancia" no es universal, sino que el significado y la experiencia de la infancia se establecen de formas distintas en culturas diferentes1. El juego es un elemento integral del desarrollo infantil, una fuente de placer competitividad e identidad. Al relacionarse con el mundo que les rodea, los niños adquieren una serie de aptitudes que les serán útiles durante toda su vida. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com Véase, por ejemplo, Frones, I. (1993), ‘Changing Childhood’, Childhood, 1(1). 2 Burman, E. (1994), Deconstructing Developmental Psychology, Londres: Routledge. 3 Es posible encontrar un panorama general de las actividades en diversos ámbitos culturales en Dasen, P. R. y Jahoda, G. (1986), ‘Cross-cultural Human Development’, International Journal of Behavioural Development, 9: 413-416. Un excelente ejemplo reciente de estos trabajos transculturales es el de Kagitçibasi, C. (1996), 1 Muchos han acusado de forma justificada a los expertos en la psicología del desarrollo de haber pasado por alto esta realidad, y de promover un modelo de desarrollo de la infancia configurado principalmente sobre la base de los estudios acerca de los niños de las clases medias del hemisferio norte2. Aceptar que esta perspectiva abarca a todos los niños refleja una falta de visión. Pero al tratar de compensar en forma exagerada este descuido, se corre el peligro de considerar irrelevante el propio concepto de desarrollo. Las actividades transculturales y contextuales realizadas en este sector han contribuido de forma notable a nuestra comprensión teórica de la infancia, y pueden ayudarnos a tener una comprensión práctica del concepto de "interés superior" del niño3. La infancia como concepto social no es una noción universal. Pero todos los niños comparten algunas realidades, relacionadas con la etapa biológica en que se encuentren y su carácter de seres humanos. En todas las culturas hay un núcleo de experiencias y cambios en materia de desarrollo, más o 29 menos común a todos los niños, relacionado con su evolución neurológica y fisiológica4. Comprender este factor permite observar objetivamente las variaciones sociales, medioambientales o alimentarias, y reconocer si un niño está recibiendo el apoyo adecuado para su desarrollo y cuándo una intervención puede servir de ayuda. Debemos respetar las diferentes formas en que las personas entienden la experiencia de la infancia y responden a ella, pero el relativismo cultural no debe convertirse en una justificación para propiciar una falta de atención práctica a los derechos de la infancia ni a las exigencias de su salud y su bienestar general5. En este capítulo se describe el proceso de desarrollo de los niños y adolescentes como una función que depende de las realidades biológicas y culturales, y se analizan los requisitos básicos en materia de salud, atención y bienestar, que es posible interpretar a la luz de las realidades locales. El concepto social de la infancia LA IMPORTANCIA DE LOS ENTORNOS PROPICIOS PARA EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS El desarrollo de los niños no es sinónimo de su crecimiento, aunque muchas veces estas palabras se utilizan como si significaran lo mismo. Crecimiento significa aumentar de tamaño. Desarrollo implica que el crecimiento y el cambio se producen de una forma organizada e integrada. Un organismo se vuelve más complejo y diferenciado a medida que se desarrolla. Una semilla con sus dos primeras hojas no aumenta simplemente de tamaño; crece hasta convertirse en una planta compleja, con ramas, flores y frutos. Es preciso diferenciar también el desarrollo del aprendizaje. Muchas de las aptitudes que los niños adquieren han sido aprendidas, pero la capacidad de adquirir estas aptitudes depende del proceso de maduración. Independientemente del esfuerzo que ponga, un niño de un año no puede aprender a leer de la misma forma en que lo hace un niño de 7 años. Las capacidades mentales necesarias no se han desarrollado aún a plenitud. Hay varias opiniones distintas sobre los factores que impulsan el desarrollo. ¿Responde el recién nacido a un modelo interior, o le afectan más las relaciones que establece con todo lo que le rodea en su vida? El consenso es que estos factores no pueden separarse. Todo niño es una expresión única que resulta de la interacción entre las cualidades biológicas innatas y su respuesta al entorno concreto que le rodea. El patrimonio genético determina el potencial, pero este potencial se despliega en el mundo de la experiencia. Si el entorno social y material de un niño no le presta el apoyo necesario para la supervivencia y el desarrollo, el patrimonio genético no llega a realizarse nunca. Incluso en los casos en que los niños tienen graves complicaciones biológicas cuando nacen, un entorno social y físico propicio puede resultar determinante con el tiempo para potenciar su capacidad de superar las dificultades y llevar una vida satisfactoria6. Aunque la ecología de la vida de los niños puede variar notablemente, las investigaciones hechas en todo mundo han señalado algunos factores medioambientales comunes que afectan a todas las culturas y clases, y que resultan fundamentales para apoyar la facultad de resistencia de los niños y su capacidad para prosperar como seres humanos confiados y capaces. Salud y nutrición Los niños deben tener acceso a los máximos niveles de atención sanitaria y de nutrición posibles, no sólo para alcanzar el crecimiento físico y el bienestar, sino también para desarrollarse en todas las otras facetas. Los recién nacidos y los niños enfermizos y desnutridos carecen de la energía necesaria para participar Family and Human Development Across Cultures, Mahwah, Nueva Jersey: Lawrence Erlbaum. Un texto que se menciona con frecuencia y en el cual se hace hincapié sobre la naturaleza contextual del desarrollo, es el de Brofenbrenner, U. (1979), The Ecology of Human Development: Experiments by Nature and Design, Cambridge, MA: Harvard University Press. 4 Kagitçibasi, C, 1996, ob. cit. Nota 3. 5 Goonesekere, S. (1994), ‘National Policies on Children’s Rights and International Norms’ inen Asquith, S. y Hill, M. (eds) Justice for Children, Dordrecht: Martinus Nijhoff Publishers. 6 Brown, W., Thurman, S. K., L. F. Pearl, S. (1993), Family-centered Early Intervention with Infants and Toddlers: Innovative Cross Disciplinarian Approaches, Baltimore: Paul H. Brookes. 30 activamente en los procesos que estimulan su desarrollo. Incluso, una desnutrición moderada en los niños de corta edad puede causar un retraso en el crecimiento. Es posible que estos niños reciban mejores alimentos a medida que crecen, pero los efectos de la desnutrición anterior afectarán el crecimiento y la capacidad de sus cuerpos y de sus cerebros7. Los niños de mayor edad y los adolescentes siguen necesitando un cuerpo saludable y energético a fin de poder aprender y participar activamente. Pero la nutrición y la buena salud no son suficientes para asegurar un desarrollo óptimo, tanto físico como psicológico. Amor y cuidado confiables Los niños desean recibir alimentos físicos y emocionales. Su potencial para desplegar una actitud curiosa, alerta y receptiva ante el aprendizaje se activa sobre todo por medio de la interacción con un entorno social que ofrezca estímulos y atención8. Desde el comienzo de su vida, es aparente su deseo de establecer relaciones con las personas que les aman y a quienes puedan amar a cambio. Esta relación se instaura normalmente con la madre, pero puede establecerse también con cualquier persona a cargo de los menores que se comprometa a ofrecerles atención, sensibilidad y receptividad por un período de tiempo. No tiene tampoco que ser una sola persona; este tipo de relación puede florecer con más de una persona encargada del cuidado del niño. El secreto está en ofrecer continuidad y confianza, algo que limita el número de personas con quienes esta experiencia puede ocurrir. La relación receptiva entre el niño y la persona encargada de su cuidado alcanza una mayor complejidad a medida que avanza, y no sólo estimula los vínculos emocionales sino también el desarrollo social e intelectual9. La ausencia de esta relación, especialmente durante los primeros años, afecta el desarrollo en todos los frentes, como ya se ha señalado. Incluso pueden llegar a producirse repercusiones en la esfera de la salud física y del crecimiento. El vínculo íntimo y recíproco entre el menor y la persona encargada de su atención es la primera expresión de nuestra capacidad para participar en relaciones sociales basadas en la colaboración y la confianza; los niños privados de esta experiencia pueden tener dificultades para crear vínculos firmes, seguros y de confianza con los demás. La pobreza y una mortalidad temprana frecuente pueden desalentar en las madres y en otras personas encargadas de la atención el deseo de comprometerse emocionalmente con algunos recién nacidos. Nancy ScheperHughes, que durante muchos años trabajó entre los habitantes más pobres del noroeste de Brasil, ha descrito con compasión la resignación de las madres ante los débiles y enfermizos niños recién nacidos, que parecían carecer de la voluntad de vivir. Dichas madres mantienen una distancia emocional con respecto a estos niños, ya que permiten todas aquellas muertes que parecen inevitables y acaban con la vida de quienes aparentan tener dificultades desde el comienzo. Ni su situación económica ni su situación emocional les permite el tipo de participación intensa que se considera, con frecuencia, un elemento "natural" de la maternidad10. Es importante reconocer que la calidad de atención emocional puede depender notablemente de las circunstancias vitales de la familia y de sus posibilidades de alimentar esperanzas. El apoyo emocional no sólo es un estímulo para un desarrollo temprano. Puede representar también un valor enorme durante toda la infancia y la adolescencia, al sustentar la fuerza de espíritu necesaria para superar los efectos dañinos de la pobreza y la marginación. Se ha descubierto que la seguridad derivada de las relaciones de confianza es uno de los factores de protección más importantes en la vida de un niño o de un adolescente que hace frente a la adversidad y a la discriminación11. En la medida de lo posible, las políticas y las prácticas de los gobiernos deben promover todas aquellas Véase un excelente análisis sobre la desnutrición en UNICEF (1998), Estado mundial de la infancia 1998 Nueva York: UNICEF. 8 Bronfenbrenner, U. y Ceci, S. J. (1994) ‘Nature-Nurture Reconceptualized in Developmental Perspective: a Bioecological Model’, Psychological Review, 101(4): 568-586. 9 Bronfenbrenner, U. (1989), ‘Who Cares for Children’, UNESCO, París. 10 Scheper-Hughes, N. (1992), Death Without Weeping: The Violence of Everyday Life in Brazil, Berkeley: University of California Press. 11 Véase Werner, E. E. y Smith, R. S. (1992), Overcoming the Odds: High Risk Children from Birth to Adulthood, Ithaca NY: Cornell University Press. Un estudio longitudinal de 500 niños en la isla de Kaiuai desde el nacimiento hasta los 30 años. 7 Los lazos emocionales fomentan el desarrollo La seguridad fomenta la capacidad de resistencia 31 condiciones que permitan apoyar un cuidado de la infancia que sea receptivo, amoroso y constante. Estas cuestiones se estudiarán con mayor detalle más adelante, especialmente en los capítulos 3, 5 y 8. Apoyo social para los niños y para las personas encargadas de su cuidado Ofrecer el tipo de atención y de apoyo comprometido y sostenido que permita que los niños prosperen requiere tiempo, energía y dedicación. Las tensas circunstancias vitales a las que están sometidos los progenitores u otras personas encargadas de la atención comprometen seriamente su capacidad para ocuparse de los menores con esta intensidad, especialmente sin la colaboración de otros adultos que les brinden el apoyo necesario12. Los datos que muestran que los niños provenientes de hogares pobres, atendidos por un solo progenitor, corren un mayor peligro de sufrir una serie de problemas de comportamiento y educativos, reflejan la dificultad que supone velar por los menores sin ningún tipo de apoyo13. Esto no significa que para que los niños se desarrollen adecuadamente tengan que provenir de hogares acomodados, con dos progenitores, o de hogares que cuenten con la presencia de algunos miembros de la familia ampliada. Las familias con un solo progenitor pueden desempeñarse bastante bien cuando existe un firme apoyo de otras personas, sean abuelos, trabajadores de atención de la infancia o vecinos, tanto en el hogar como en la comunidad14. Pero la capacidad de cualquier adulto para ofrecer atención de alta calidad sin ayuda en una situación desfavorable exige un esfuerzo desproporcionado. Por medio de una asistencia material, de compartir el trabajo y escuchar u ofrecer simplemente consejos, la familia, los amigos y los miembros de la comunidad pueden asegurar un apoyo fundamental que permita reducir los efectos negativos de la tensión en la vida de un niño y de las personas encargadas de su cuidado. Las autoridades locales pueden desempeñar una serie de medidas a fin de promover la creación de sistemas eficaces de apoyo social, que analizaremos a lo largo de este y 183). Bronfenbrenner, 1989, ob. cit Nota 9. 13 Bronfenbrenner y Ceci, 1994, ob. cit.. Nota 8. 14 Véase, por ejemplo, Garbarino, J. (1992), Children and Families in the Social Environment, Nueva York: Aldine de Gruyter. 15 Wohlwill, J. y Heft, H. (1987), ‘The Physical Environment and the Development of the Child’, en Stokols y Altman, I. (eds), Handbook of Environmental Psychology, Nueva York: Wiley. 16 Erikson, E. H. (1950/ 1963) Childhood and Society, Nueva York: W. W. Norton and Company. 12 La relación del niño con el mundo por medio del juego El desarrollo no es algo que simplemente "les ocurre" a los niños. Al comprometerse con el mundo que les rodea, las niñas y los niños participan de manera activa en este proceso recíproco. Ambos tienen una necesidad profunda de competir y comprender qué les motiva a mirar, tocar, imitar, experimentar y explorar. "Jugar" es la palabra que utilizamos para describir este compromiso apasionado, derivado del apetito por experimentar. Si disponen de la oportunidad, los menores saludables, bien alimentados y seguros emocionalmente pueden pasar jugando la mayor parte de las horas en que no están dormidos, y éste es un elemento esencial de su desarrollo15. El juego abarca una serie de conductas: desde la actividad física bulliciosa con otros niños, hasta la exploración silenciosa y solitaria; desde una serie de secuencias espontáneas y no estructuradas en las que interviene la simulación y la imaginación, hasta juegos de habilidad complejos y altamente estructurados. El juego forma una parte bastante productiva del crecimiento, e incluso se ha llegado a calificar, de una manera muy seria, como el trabajo del niño. No es un accidente que los mamíferos más inteligentes sean también los más juguetones. Erikson sugirió que el juego infantil es la expresión temprana de la capacidad humana para abordar la realidad ayudándose de la experiencia y el control, por conducto del experimento y la planificación16. Mediante esta interacción intensa con su mundo, los niños aprenden rápidamente y adquieren las aptitudes físicas, sociales y mentales que necesitan para la vida. A El juego es una relación apasionada con el mundo 32 continuación les ofrecemos algunos ejemplos: • Durante el juego activo, los niños aprenden a utilizar su cuerpo y a comprender la relación física que tienen con el mundo. Especialmente cuando disponen de un espacio adecuado y de otros niños con quienes jugar, sus aptitudes motoras y la comprensión de las leyes físicas y las relaciones espaciales se desarrollan rápidamente. • Por medio de la manipulación de los objetos, los niños comienzan a comprender diversos conceptos complejos: las propiedades de las distintas sustancias, la cantidad, el número y el tamaño, el principio de causa y efecto, y su propia capacidad para influir y transformar el entorno. El dominio de una gama variada de aptitudes ofrece a los niños un sentido cada vez mayor de la competencia e impulsa la autoconfianza necesaria para abordar nuevos desafíos. • El juego con otros niños promueve una comprensión de las funciones y relaciones sociales, y sirve para que adquieran práctica en la resolución de conflictos, al aceptar una serie de reglas y aprender de los otros. El juego imaginativo, a solas o con otros niños, ofrece la oportunidad de practicar las actividades que los niños observan a su alrededor en la vida diaria, y experimentar con funciones sociales e ideas diferentes. La forma en que los niños juegan y los materiales con que lo hacen depende directamente de su entorno17. Los niños deben tener acceso a entornos variados, estimulantes y seguros, que les ofrezcan la posibilidad de explorar, simular, experimentar y aprender de sus propias acciones. También necesitan tiempo para jugar, y por ello es importante que los miembros de la familia, los maestros e incluso los patronos comprendan sus necesidades. No siempre se entiende bien la importancia del juego. Especialmente en el contexto de la pobreza y de sus exigencias, algunos pueden considerar el juego como una frivolidad que interfiere con otras necesidades más apremiantes. Se debería alentar a los progenitores y a otras personas encargadas de los niños, a que apoyen el juego como un derecho de la infancia y como un elemento básico en el desarrollo de la competencia y la identidad. La satisfacción que produce el dominio de nuevas aptitudes hará que el niño obtenga el máximo estímulo posible de las oportunidades que le rodean, y la responsabilidad de los padres, las madres, las comunidades y las autoridades es asegurar que se produzcan estas oportunidades. Más adelante analizaremos la forma en que las autoridades locales pueden apoyar este elemento fundamental del desarrollo a edades diferentes y dentro de los distintos entornos en que se encuentran los menores. Vaisner, J. (1989), Human Development and Culture; The Social Nature of Personality and its Study, Lexington, Massachusetts: Lexington Books. 18 Véase, por ejemplo, LeVine, R. A. (1988), ‘Human Parental Care: Universal Goals, Cultural Strategies, Individual Behaviour’ en LeVine, R., Miller, P. M., y West, M. M. (eds), New Directions for Child Development, 40: Parental Behaviour in Diverse Societies, San Francisco: Jossey Bass; también Ogbu, J. (1981), ‘Origins of Human Competence: a Cultural-Ecological Perspective’, Child Development, 52: 413-429. 17 El juego es básico para el desarrollo de la competencia Entornos variados, estimulantes y seguros La contribución de las creencias culturales y de los progenitores y las prácticas de crianza del niño Desde el comienzo de la vida e incluso durante el embarazo, la forma en que los progenitores y otras personas encargadas de la atención estructuran la experiencia de sus hijos está influida por diferentes creencias y objetivos, algunas de ellas determinadas por la cultura, otras por el contexto individual de la familia. Los postulados sobre la alimentación, el sueño, la enseñanza, la responsabilidad y la disciplina están a menudo dirigidos hacia la adaptación del niño a unas condiciones particulares y hacia el desarrollo de las aptitudes que los padres consideran necesarias para una vida adulta satisfactoria18. Las oportunidades y las limitaciones que los progenitores y la cultura introducen en la experiencia de los menores contribuyen a configurar la dirección que toma su desarrollo. 33 Puede que las costumbres de un grupo determinado no sean siempre las mejores para el pleno desarrollo infantil. La decisión de obligar a una niña joven a hacer las tareas del hogar, por ejemplo, puede estar fundamentada en una serie de expectativas tradicionales, así como en la economía del hogar. Es preciso alentar a los progenitores a que examinen las exigencias a largo plazo que imponen sobre sus hijos en el contexto de la vida urbana contemporánea. A menudo se pueden encontrar soluciones que no pongan en peligro ni la identidad cultural ni el potencial del niño. La cultura es dinámica, y el establecimiento de nuevas normas y valores es inevitable a medida que cambian también las situaciones. Es importante que los progenitores tengan la posibilidad de reflexionar sobre estos cambios -si lo hacen con otros padres y madres mucho mejor- a medida que los modelos de crianza de sus hijos y sus expectativas se ajustan a las nuevas realidades (véase el capítulo sobre seminarios para progenitores). Un aspecto notable en la crianza de los niños tiene que ver con los planteamientos sobre estructura y disciplina, que pueden variar de forma significativa y tener repercusiones sobre la calidad de las relaciones de los niños a largo plazo con la sociedad. Un marco de utilidad es la clásica tipología de Baumrind sobre los estilos de crianza de niños19. La autora describe tres modelos básicos de paternidad o de maternidad: autoritario, fundamentado y permisivo. (Estos modelos son válidos no sólo para los progenitores y otras personas encargadas de la atención, sino también para todo aquel que tenga un trato con niños en el marco de las diversas instituciones sociales.) • Los progenitores autoritarios creen que se debe controlar firmemente a los hijos a fin de que adquieran los hábitos necesarios para la vida. Su palabra es la ley, la desobediencia se castiga y, por lo general, se ofrecen muy pocas señales de admiración o de afecto. • Los progenitores permisivos se van al otro extremo y ceden el control a sus hijos. La disciplina es mínima y existe muy poco sentido de la estructura. • Los progenitores fundamentados hacen hincapié en la orientación en lugar del control. Creen que los hijos necesitan direcciones claras y apoyo; establecen límites y aplican reglas, pero tienden a ser flexibles y se ajustan a la situación o la personalidad de cada niño. Para ellos, la crianza es un proceso recíproco, que demanda emplear la razón y el debate con los hijos. Baumrind, D. (1971), ‘Current Patterns of Parental Authority’, Developmental Psychology, 4, Monograph 1, 1-103; y Baumrind, D. (1989), ‘Rearing Competent Children’ en Damon, W. (ed), Child Development Today and Tomorrow, San Francisco: Jossey Bass, 349-378. 20 Ogbuagu, S. C. (1994), ‘Facilitating the Empowerment of African Children for the Defense of their Rights’, en Pearce, T. O. y Falola, T. (eds), Child Health in Nigeria: The Impact of Depressed Economy, Aldershot, Reino Unido: Averbury. 19 Este marco fue formulado en América del Norte, pero todavía sirve como un punto de referencia útil. Por supuesto, pueden existir variantes entre cada una de las categorías, no sólo de una sociedad a otra sino, incluso, dentro los hogares de una misma comunidad. No existe un solo método "correcto" para criar a los niños, pero los estilos de crianza de menores que se sitúan en los extremos de este proceso pueden menoscabar la capacidad del niño para convertirse en una persona responsable y reflexiva. Los niños criados en un ambiente de permisividad no se acostumbran con frecuencia a aceptar límites, a respetar los derechos de los demás y a adoptar las responsabilidades que se esperan de los adultos que contribuyen a la sociedad. También son motivo de preocupación los niños criados de una forma estrictamente autoritaria. Stella Ogbuagu, en su análisis de los niños africanos, señala que cuando el valor más importante en un niño es la obediencia, y no existen muchas oportunidades para una discusión o una negociación abiertas, el resultado puede ser la timidez y una falta de curiosidad20. Los niños tienen menos capacidad de tomar decisiones reflexivas y con conocimiento de causa, y se sienten inclinados a seguir la dirección de cualquier figura autoritaria. En algunas circunstancias, 34 pueden llegar a rebelarse con ira contra la autoridad. En cualquiera de los casos, no se trata de experiencias que sirvan para crear una participación constructiva en la vida cívica. Por otra parte, se ha descubierto que el modelo de paternidad o maternidad fundamentada, basada en un toma y daca, promueve la competencia psicosocial y el éxito académico en diversos entornos culturales21. En muchos hogares y comunidades, el castigo corporal se considera un sistema eficaz de disciplina y una forma habitual y aceptable de responder a una conducta inapropiada. Pero en algunos casos es muy difícil trazar la línea entre una disciplina firme y afectiva, y una violencia excesiva. Los adultos que están sometidos ellos mismos a una tensión excesiva, pueden estar enormemente expuestos al peligro de cruzar esa línea22. Esto suele ocurrir con mayor frecuencia cuando el castigo corporal es algo aceptado por la comunidad. En tales casos, las frustraciones de los adultos tienen prioridad sobre el bienestar de los niños. Cada vez hay más datos que muestran que la violencia contra los menores tiende a fomentar la violencia en los niños, y que la experiencia de haber estado sometido a la humillación, el maltrato físico o la crueldad mental, puede marcar el desarrollo del menor de una manera negativa a largo plazo23. La experiencia de la violencia, especialmente para los niños más pequeños, puede causar graves traumas. Un grupo de investigadores que estudia las consecuencias de la violencia sobre los niños menores de tres años ha señalado que los niños de esta edad tienen menos recursos para comunicar sus miedos, y menos capacidad para comprender la violencia o aceptar señales de confianza. La exposición a una violencia grave o repetida puede menoscabar su sentimiento básico de confianza y obligarles a reaccionar ante el mundo con miedo y confusión. En lugar de explorar con interés su entorno, tienen grandes posibilidades de convertirse en personas introvertidas y apáticas, o en algunos casos en transformarse en personas agresivas. Las repercusiones sobre su desarrollo general pueden ser profundas24. Las autoridades locales deben reconocer que la forma en que se trata a los niños puede tener una influencia profunda sobre toda la sociedad. Se debe exhortar a los progenitores y a otras personas encargadas de la atención, así como a todos aquellos que tengan un trato con menores de una forma oficial, a que rechacen la violencia como vía para resolver los problemas, y a que respondan a los niños de una manera que estimule su desarrollo para que se conviertan en personas saludables, eficaces y responsables. Los niños como agentes activos de su propio desarrollo Las fuerzas externas no configuran de una forma pasiva la personalidad de los niños. Estos reaccionan ante los hechos y desempeñan un papel activo en la construcción de sus propias vidas25. Desde el lactante que decide cuándo aceptar un contacto visual y cuándo rechazarlo, hasta el adolescente que toma decisiones estratégicas y responsables sobre su vida, los niños forman parte de un proceso recíproco. Esta capacidad y voluntad del niño para participar en la configuración de su mundo y de su propia personalidad no sólo es una realidad relativa al desarrollo, sino también un derecho claramente definido en la Convención (artículo 12). Es un error pretender que el derecho a expresar la opinión y a que ésta se tome en serio se aplica únicamente a aquellos menores que son lo suficientemente maduros y tienen bastante seguridad en sí mismos como para exigir este derecho a los adultos. Siempre que un niño toma una decisión en nombre propio, expresa su opinión y sus preferencias. El deseo de un niño Kagitçibasi, C. (1996), Family and Human Development Across Cultures, Mahwah, Nueva Jersey: Lawrence Erlbaum comenta algunos de estos estudios. También, un estudio entre los Yoruba de Lagos, Nigeria, descubrió que los niños que recibieron un tratamiento menos duro por parte de las personas encargadas de la atención, y experimentaron más afecto e intimidad, obtuvieron resultados más altos en las pruebas sobre competencia cognoscitiva y social (Zeitlin, M. F. y Babatunde, E. D. (1995), ‘The Yoruba Family Kingship, Socialization and Child Development’, en Zeitlin, M. F., Megawangi, R., Krameret, E. M. (eds), Strenghtening the Family: Implications for International Development, Tokio, Nueva York, París: Dependencia de Publicaciones de la Universidad de las Naciones Unidas). 22 Un excelente comentario sobre la bibliografía dedicada a este tema es de McLoyd, V. C. (1990), ‘The Impact of Economic Hardship on Black Families and Children: Psychological Distress, Parenting and Socioemotional Development’, Child Development, 61: 311-346. 23 Newell, P. (1997), ‘Children and Violence’, Innocenti Digest # 2, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño dell UNICEF. 24 Osofsky, J. D. y Fenichel, E. (eds) (1994), Caring for Infants and Toddlers in Violent Environments: Hurt, Healing and Hope, Arlington, Virginia: Zero to Three/National Center for Clinical Infant Programs. 25 Véase Hutchby, I. y Ellis, J. M. (1998), Children and Social Competence: Arenas of Action, Londres: Farmer Press; también Valsiner, J. (ed) (1988), Child Development Within Culturally Structured Environments, Norwood, Nueva Jersey: Ablex. 21 35 pequeño de subir por las escaleras es tan válido como la exigencia de un niño mayor de recibir una educación pertinente. Tener en cuenta la opinión del menor no significa permitir a un niño de un año subir por las escaleras sin protección; significa reconocer el impulso hacia la exploración y la competencia, y ayudar al niño a encontrar una forma segura para satisfacer sus necesidades de expresión. Ofrecer a los niños y a los adolescentes entornos que les permitan tomar decisiones, puede ayudarles a obtener los mayores beneficios de su necesidad de participar activamente en su propio desarrollo. En el marco de cualquier entorno cultural, es importante conocer la perspectiva que los niños tienen de sus propias vidas, y sobre esta base, así como de la noción que tienen los adultos de su "interés superior", formular una adecuada asistencia local. Responder al impulso de competencia de los niños Una ecología más amplia acerca del desarrollo de los niños Una serie de realidades más amplias influye sobre los factores que mejor sirven de apoyo al desarrollo de la infancia. Las oportunidades de empleo, las posibilidades de obtener vivienda, los niveles de discriminación y de exclusión, la disponibilidad de la enseñanza, de la atención sanitaria y de otros servicios, son factores que contribuyen a determinar las oportunidades disponibles para un niño o un adolescente. Las familias que viven en una situación de pobreza o de conflicto social disponen, comparativamente, de escaso control sobre la compleja ecología de la vida de sus hijos. Debido a los obstáculos que afrontan, sus decisiones cotidianas suelen ser respuestas a necesidades inmediatas en lugar de metas a largo plazo. Los intereses a largo plazo de sus hijos pasan repetidas veces a un segundo plano frente a las preocupaciones apremiantes del momento. La Convención exige que los progenitores y otros miembros de las familias reciban asistencia cuando sea preciso para que puedan resolver las necesidades de sus hijos. Sin ninguna duda, una parte de esta exigencia se basa en ofrecer el grado de control esencial para responder a las urgencias inmediatas y tomar decisiones a largo plazo con conocimiento de causa. Tanto si su función oficial es la de una prestación directa de servicios, o simplemente de coordinación y apoyo indirecto, los gobiernos locales pueden influir de manera notable en la capacidad de las personas y de las comunidades para cuidar a los niños, y ofrecerles las oportunidades que requieren. También pueden, tal como sugerimos anteriormente, apoyar el deseo de los niños y adolescentes a contribuir en su propio desarrollo. Más adelante analizaremos el programa de desarrollo infantil según las diferentes edades, y consideraremos cómo las autoridades locales pueden ofrecer apoyo a lo largo de la vida de los niños. LA EXPERIENCIA EN MATERIA DE DESARROLLO Y LAS NECESIDADES DE LOS NIÑOS EN LAS DIFERENTES EDADES La Convención sobre los Derechos del Niño trata sobre el desarrollo físico, mental, social, moral y espiritual de la infancia. Estas categorías no son ámbitos separados, sino una manera de simplificar nuestra comprensión de una totalidad compleja. Las distintas facetas del desarrollo de un niño están conectadas estrechamente y son interdependientes: el sufrimiento emocional, por ejemplo, puede interferir en la absorción de micronutrientes y en el crecimiento físico normal; un cuerpo hambriento es un obstáculo a la capacidad del menor para aprender. También resulta artificial considerar la vida de los niños como "etapas" 36 del desarrollo, claramente diferenciadas entre sí. Aunque es un concepto aceptado de manera general en la psicología del desarrollo, la experiencia revela que las realidades de la vida de los menores y las expectativas que les imponen, influyen sobre su capacidad y la necesidad de recibir apoyo a distintas edades. Pero también es verdad que el apoyo que requiere la mayoría de los niños de dos años no tiene ninguna validez en el caso de la mayoría de los adolescentes. Algunas categorías amplias, relacionadas con la edad, resultan de utilidad para definir las responsabilidades de los organismos locales. El análisis que sigue no es un intento de imponer un calendario rígido sobre la vida de los niños, sino de ofrecer algunas directrices prácticas que deben interpretarse y aplicarse en el marco de las realidades locales. “Etapas” del desarrollo: un concepto artificial Los recién nacidos y los niños de corta edad Los primeros dos o tres años de vida, junto a los meses que transcurren antes del nacimiento, se consideran, en general, como los más importantes para el desarrollo a largo plazo de los niños. Las intervenciones durante este período pueden tener efectos importantes. Los recién nacidos sin complicaciones que reciben una alimentación adecuada crecen rápidamente durante el primer año. La nutrición deficiente es una grave amenaza durante este período, que afecta no sólo el crecimiento, sino al desarrollo en todos los frentes26. En el segundo y tercer año, aunque se produce una moderación en la tasa de crecimiento, la nutrición adecuada sigue siendo fundamental. Si se asume un grado razonable de salud, el desarrollo motor de un recién nacido sigue un modelo similar en todo el mundo. Desde el momento en que los lactantes tienen la primera oportunidad de moverse a su alrededor, comienzan a explorar su entorno; esta actividad suele alcanzar su máxima intensidad cuando tienen dos o tres años de edad. La actividad y la curiosidad de los niños más pequeños que comienzan a aprender sobre el mundo que les rodea es una parte muy importante del desarrollo saludable, pero puede resultar molesto para las personas encargadas del cuidado de los niños, especialmente en entornos que no favorecen el deseo de exploración de un menor. Es importante que los niños de esta edad aprendan a afrontar las restricciones, pero también es primordial para su confianza y su crecimiento mental que las restricciones no resulten excesivas. Un entorno que sea a la vez seguro y tenga la capacidad de estimular es una prioridad. Las familias deben recibir apoyo para crear entornos en el hogar que permitan una exploración segura y la posibilidad de jugar. Desde sus primeros días, los niños pequeños están preparados para convertirse en compañeros sociales comunicativos, y al cabo de los primeros meses su sonrisa, gestos y vocalizaciones les permiten crear relaciones cada vez más complejas. No todas las sociedades reaccionan de la misma forma ante estas conductas. En algunos casos, el contacto físico es un sistema de comunicación más frecuente para los niños de corta edad que el contacto visual o la vocalización. Cualquiera que sea la forma, la comunicación en sí misma es un estímulo fundamental para el desarrollo social y mental de los niños de corta edad. Los niños desnutridos tienen menos capacidad de generar respuestas de las personas encargadas de su cuidado, que a su vez pueden estar sometidas a una situación abrumadora y debilitante. Incluso durante los primeros días de vida, las consecuencias de la pobreza determinan las oportunidades de los niños en materia de desarrollo. Durante su primer año de vida, los menores de todas las culturas tienden a sentir apego por las personas que se encargan principalmente de su cuidado, y a protestar o inquietarse cuando se les separa de las personas que UNICEF (1998,) Estado mundial de la infancia de 1998, Nueva York: UNICEF. 26 37 aman o en quienes confían. Este apego continúa durante los primeros años, y proporciona una base de seguridad para la exploración del mundo que hace el menor. El niño que ha experimentado la seguridad de un apego saludable al comienzo de su vida está bien preparado para convertirse en un individuo confiado y seguro27. Esto depende no sólo de la presencia responsable de personas encargadas de su cuidado que le resulten familiares, sino también de que se le haya alimentado bien y se le haya mantenido caliente y seco de una manera predecible y cariñosa. La continuidad en el cuidado que reciben los niños en sus primeros meses y años tiene repercusiones importantes. Esto no significa que no deba tenerse en cuenta el cuidado fuera del hogar, ya que en muchos casos es inevitable si las madres o las principales personas encargadas de su cuidado tienen que ganar un salario. Pero este tipo de atención debe ser uniforme y de gran calidad. Descubrir a tiempo las discapacidades de los recién nacidos y los niños de corta edad es importante para suministrarles el apoyo y la estimulación adecuados desde los primeros meses. Tradicionalmente, estos primeros años se consideran el ámbito de los progenitores, pero las autoridades locales pueden llevar a cabo muchas acciones para fomentar un desarrollo positivo incluso a esta edad. Todas estas medidas se analizarán con mayor detalle en los capítulos siguientes. Bowlby, J. (1969), Attachment and Loss: Vol 1 Attachment, Nueva York: Basic Books; Valsiner, J. (ed) (1988), Child Development Within Culturally Structured Environments, Norwood, Nueva Jersey: Ablex. 27 Identificar la discapacidad • Prestar atención prenatal a las madres, apoyo para el amamantamiento, atención primaria de la salud para la madre y el niño, y programas de alimentación cuando sea necesario. • Crear procedimientos simples de registro del nacimiento para evitar que se nieguen los servicios por falta de identificación. • Proporcionar evaluaciones e intervenciones apropiadas para los niños con discapacidades. • Asegurar un abastecimiento adecuado de agua potable en un lugar cercano, saneamiento seguro, eliminación sostenible de desechos, y el apoyo a entornos limpios y seguros en el hogar para fomentar el juego y la exploración. • Crear en los hogares procedimientos de observación sobre la salud, el crecimiento y el desarrollo de los niños de corta edad. • Suministrar información sobre la concienciación en materia de nutrición, higiene en el hogar, prevención de lesiones y las necesidades de los recién nacidos y los niños de corta edad en materia de desarrollo. • Promover una oferta de oportunidades adecuadas de empleo para las madres y de atención infantil de alta calidad. La primera infancia El período entre los dos y medio y seis años de edad es todavía un tiempo de rápido aprendizaje, crecimiento y desarrollo. El logro más notable es una adquisición continua del lenguaje; la perfección de las aptitudes en esta esfera por parte del niño permite que las relaciones humanas sean más complejas. El lenguaje facilita también el desarrollo del pensamiento simbólico, y el crecimiento mental avanza rápidamente durante este período. Lenguaje El niño de corta edad continúa expresando su deseo de comprender el mundo mediante una inquieta relación con su entorno social y físico. Los 38 menores cooperan cada vez más, e incluso tratan con mayor avidez de participar en los juegos del grupo. Por medio de juegos imaginativos, tanto a solas como en compañía, procuran imitar las actividades que contemplan a su alrededor y encontrarle sentido al mundo y al lugar que ocupan en él. Este juego interpretativo les permite también expresar los temores y las ansiedades que les acosan. Aunque los niños pueden prosperar en respuesta a las oportunidades que se les ofrece en una guardería, un centro de atención infantil o un jardín de infancia, suelen seguir manteniendo fuertes lazos emocionales con las personas encargadas principalmente de su cuidado. El contacto con otros niños estimula el desarrollo social, pero también es importante que dispongan de un espacio higiénico y seguro para jugar que les resulte familiar y al mismo tiempo sea variado y se encuentre cerca del hogar. Juego imaginativo Tráfico Es fundamental que los niños de corta edad estén protegidos del tráfico. Aunque pudiera parecer que tienen la capacidad de manejarse por sí mismos con seguridad desde una edad temprana, el tráfico sigue siendo un peligro considerable. Incluso niños precavidos y meticulosamente capacitados están mal preparados para afrontar el tráfico. Las investigaciones en el hemisferio norte han demostrado que la capacidad para localizar el sonido de un automóvil que se acerca o de predecir la velocidad con que se mueve es todavía muy limitada antes de los seis o siete años de edad28. Como parte de su interés en imitar la conducta de las personas que les rodean, los niños tienen cada vez mayor capacidad para utilizar los retretes, lavarse las manos y eliminar la basura. Esta es la mejor época para concientizar a los menores sobre las ventajas de una conducta higiénica. Tales enseñanzas pueden resultar más sencillas si existen las instalaciones apropiadas. Durante este período es cada vez más importante crear métodos para fomentar el desarrollo de las cualidades de los niños con discapacidades, a fin de alentar las aptitudes que permitan su autosuficiencia y un sentimiento de confianza en sí mismos, y para facilitar sus relaciones con otros niños. Imitar la conducta • Seguir proporcionando los apoyos necesarios relativos al entorno para alcanzar un desarrollo saludable. • Apoyar el suministro de retretes que no sean considerados como una amenaza, fuentes de agua a una distancia asequible y recipientes para la eliminación de excrementos que los niños pueden utilizar. • Utilizar a trabajadores de divulgación para que prosigan las tareas de observación en los vecindarios y determinen los hogares que necesitan asistencia para cuidar a los niños. • Apoyar las labores de los pobladores de los vecindarios para crear espacios de juego seguros y protegidos, cercanos al hogar y adaptados a las necesidades físicas y sociales de los niños de corta edad. • Asegurar una protección adecuada contra el tráfico. • Ofrecer apoyo para la creación de centros de desarrollo de la primera infancia y asistencia a los padres en el hogar. • Apoyar la rehabilitación comunitaria y familiar para los niños con discapacidades. Ward, C. (1978), The Child and the City, Londres: Architectural Press. 28 39 Infancia intermedia El tiempo que transcurre desde los seis hasta los doce años, aproximadamente, es una época de creciente competencia e independencia para los niños, tanto física como psicológicamente. Durante este período, los niños crecen más lentamente, factor que mejora su control físico. Descubren una gran satisfacción en la práctica y perfeccionamiento de sus aptitudes físicas, y necesitan entornos que supongan un reto y permitan una gama diversa de actividades. A medida que se hacen mayores, los niños no desean simplemente imitar, sino que en realidad quieren dominar las aptitudes que se valoran en su cultura. Una creciente competencia física, unida a un importante perfeccionamiento en la comprensión y la capacidad social a la edad de seis o siete años, supone en casi todas las culturas que los niños asuman mayores responsabilidades durante este período29. Pueden seguir instrucciones complejas y cada vez, con mayor frecuencia, hacen tareas que no exigen la supervisión directa de los adultos. Creciente competencia Exigencias excesivas Es importante que los niños ejerzan esta competencia de una manera que fomente su desarrollo y su crecimiento constantes. Los progenitores, especialmente si son pobres y tienen demasiado trabajo, pueden verse obligados a exigir en exceso a sus hijos, enviándoles a trabajar durante muchas horas o esperando que asuman en el hogar una carga abrumadora de responsabilidades. Es posible que los menores sean capaces de satisfacer estas exigencias, pero estarán pagando un alto precio a largo plazo si sus oportunidades de jugar, descansar y aprender se encuentran amenazadas. La escolarización oficial comienza, por lo general a esta edad. El mismo desarrollo intelectual que habilita a los niños para comprender las reglas y obtener perspectivas a largo plazo, les permite también comprender y disfrutar sistemas complejos y principios lógicos, y les prepara para la enseñanza estructurada. La mayoría de los niños en edad escolar disfrutan cuando están con sus compañeros. Cada vez tienen una mayor capacidad para crear y mantener amistades cercanas y para comprender la perspectiva de los demás. Lo ideal sería que el entorno fomentara su sociabilidad e independencia crecientes, les permitiera desenvolverse en la comunidad y obtener una mayor competencia a la hora de moverse en un entorno más amplio. Si las instalaciones se encuentran muy lejos y los vecindarios no son seguros, la capacidad de los niños para ocuparse de sus propia vida se encuentra comprometida. Este factor afecta, sobre todo, a las niñas. Muy a menudo, justo cuando tienen más posibilidades de alcanzar una cierta independencia, los temores acerca de su seguridad y las expectativas de que se ocupen de una serie cada vez mayor de tareas domésticas limitan gravemente su libertad. Es necesario que las familias y las comunidades respeten y apoyen la capacidad cada vez mayor de los niños de tomar decisiones responsables, tanto intelectual como socialmente. Ofrecer a los menores la oportunidad de participar en las actividades comunitarias y en el proceso de tomar decisiones servirá para fomentar su desarrollo como ciudadanos responsables. Esta postura puede representar un problema para los funcionarios de las comunidades donde no se valoran las opiniones ni la participación de la infancia. • Ubicar escuelas, instalaciones de recreación, oportunidades culturales y otros recursos comunitarios para la infancia, incluso para niños con discapacidades, a una distancia cercana a sus hogares. • Promover medidas que garanticen vecindarios seguros física y socialmente. • Ofrecer apoyo a la diversidad cultural y a la celebración pública de las diferencias dentro de una comunidad. Independencia Participación Whiting, B. B. y Edwards, C. (1988), Children in Different Worlds: The Formation of Social Behaviour, Cambridge, MA: Harvard University Press. 29 40 • Ofrecer educación para apoyar estilos de vida saludables y una toma de decisiones responsable. • Identificar a los niños que no pueden acudir a la escuela y el porqué, y ofrecer asistencia a los hogares cuando sea posible. • Ofrecer servicios de atención infantil a fin de asegurar que los hermanos mayores tengan libertad para asistir a la escuela. • Concientizar a la opinión pública sobre la necesidad de fomentar aptitudes cívicas en los niños; crear oportunidades para una participación significativa de la infancia en los proyectos de desarrollo comunitario y de atención al medio ambiente local. Adolescencia La adolescencia, que por lo general comienza a partir de los doce años, es un período de rápido crecimiento y desarrollo. Durante los cortos años de la pubertad, más temprano en el caso de las niñas que en el de los niños, los adolescentes pasan por la dramática transición que significa convertirse en adultos. Es también una época de intensa actividad psicológica, parte de la cual está relacionada con los cambios hormonales que trae la pubertad y la emergente sexualidad del niño y, parte vinculada con las presiones que acompañan la transición hacia las funciones sociales propias de los adultos. Estas presiones varían de una sociedad a otra, y pueden ser diferentes para los jóvenes y las jóvenes. Entre los grupos más tradicionales, los cambios físicos de la adolescencia están a menudo acompañados de expectativas sociales muy claras y de cambios también muy claros en su situación social. Una serie de rituales oficializan con frecuencia la transición de la infancia a la edad adulta y ofrecen directrices para que los jóvenes adopten sus nuevas funciones sociales. Pero cuando los menores sufren rápidos cambios sociales, especialmente en las zonas urbanas más complejas, las transiciones de la adolescencia pocas veces están tan claramente definidas. Muchos adolescentes pueden sentir ansiedad en la búsqueda de su identidad. Anhelan fijar una posición significativa en la sociedad para ellos mismos y muchos encuentran diversas formas constructivas de hacerlo. Los jóvenes a esta edad se encuentran a menudo en una especie de limbo. Tienen los cuerpos y la capacidad mental de los adultos, pero no se les concede el respeto y la autonomía que acompañan a la edad adulta. Cada vez se encuentran más preparados para adquirir compromisos serios, pero muchos de ellos descubren que la vida les ofrece posibilidades muy limitadas y escasas oportunidades para desarrollar sus aptitudes y su capacidad de contribución. Durante la adolescencia se despierta una aguda conciencia de sí mismo. Esto puede ser fuente de reflexión y de crecimiento positivo, pero también la causa de una actitud retraída y de un aislamiento doloroso. Una de las respuestas más frecuentes entre los jóvenes es refugiarse en la seguridad que ofrece lla solidaridad de un grupo de compañeros. Muchas de las conductas problemáticas e incluso amenazantes para las familias y otras personas, así como para la salud personal y el bienestar de los propios jóvenes, están enraizadas en estas tensiones e incertidumbres. Los experimentos en materia sexual, el abuso de drogas, la pertenencia a pandillas y las actividades ilegales son frecuentemente expresiones de soledad, confusión y de un anhelo por formar parte de algo. La voluntad de arriesgarse puede ser la expresión del deseo que tienen los adolescentes de que los acepten y de demostrarse a sí La transición hacia la edad adulta Conducta problemática 41 mismos su valor, pero también es un ejemplo de su falta de esperanza en el porvenir. No todos los adolescentes se oponen a los valores y las expectativas de la sociedad adulta. Muchos han asumido ya muchas responsabilidades adultas, trabajan durante largas horas, manteniéndose a sí mismos y, a menudo, a sus familias. En algunos países el matrimonio temprano es la norma, y muchas niñas adolescentes se han convertido ya en madres. Pero aunque los adolescentes hayan sido capaces de desempeñar funciones de adulto, no significa que esta sea una situación ideal. Asumir responsabilidades forma una parte importante del desarrollo. Pero también puede exponer a los jóvenes a un riesgo innecesario y así cerrar las puertas a un potencial de crecimiento y aprendizaje futuros. Para muchas niñas, la adolescencia puede significar una nueva forma de aislamiento. Las actividades que una niña de ocho o diez años podría disfrutar, como la escuela y el juego, podrían resultar inaceptables una vez la menor alcanza la pubertad. En lugar de ello, puede que se le exija que permanezca cerca del hogar y apartada de la vista del público, factor que limita aún más sus oportunidades vitales. La adolescencia es una época que ofrece grandes posibilidades, no sólo para los propios jóvenes sino también para las personas que los rodean, ya que pueden beneficiarse de su energía, su intensidad y sus firmes ideales. Si les ofrecen oportunidades, acceso a lugares y modelos de conducta, los adolescentes tienen grandes posibilidades de convertirse en los miembros más creativos y productivos de la sociedad. A medida que maduran, tienen una mayor capacidad para el pensamiento complejo y abstracto, y para un compromiso intenso. Cuando se estimulan estas capacidades mediante la enseñanza apropiada u otras experiencias de apoyo, los adolescentes desarrollan una mayor aptitud para aplicar el pensamiento crítico y lógico de una manera constructiva, y de adoptar una posición moral y comprometida en temas que los afectan a ellos y a sus comunidades. Las personas que tienen trato con los adolescentes deberían reconocer y respetar sus posibilidades, y ofrecerles la oportunidad, no sólo de descubrir este potencial, sino de demostrárselo a los otros de una manera productiva a medida que avanzan hacia la edad adulta. Debido a su capacidad de comprometerse en situaciones que entrañan peligro, los adolescentes necesitan protección además de oportunidades. Es esencial que mediante la educación, los servicios de salud, la protección jurídica, y un sistema apropiado de justicia para menores, los jóvenes reciban el apoyo y la orientación que necesitan para atravesar por este período en el que son vulnerables. Permitir un crecimiento sostenido Una época llena de responsabilidades Oportunidades necesarias • Apoyar la enseñanza oficial y no estructurada para asegurar que los jóvenes tengan tantas oportunidades para el futuro como sean posibles. • Ofrecer una atención sanitaria que se ajuste a las necesidades de los adolescentes, incluso atención relativa a la salud de la reproducción, y educación sobre el abuso de drogas, las enfermedades de transmisión sexual y otros temas de salud. • Asegurar que las condiciones laborales de los adolescentes que trabajan sean apropiadas, y que exista la posibilidad de que reciban educación, descanso y recreación. • Fomentar oportunidades apropiadas y accesibles para el ejercicio del deporte y la recreación. • Alentar a los jóvenes para que participen activamente en la planificación y en la gestión de sus propios programas y organizaciones. 42 • Ofrecer la oportunidad de participar en la toma de decisiones en el plano local, especialmente en las esferas que afectan a los adolescentes. • Procurar eliminar las barreras de género en las oportunidades para la educación, la recreación, el trabajo significativo y la participación en la comunidad. Stephens, C. (1996), ‘Healthy Cities or Unhealthy Islands? The Health and Social Implications of Urban Inequality’, Environment and Urbanization, 8(2): 9-30. 30 • Ofrecer a las personas con discapacidades acceso a la tecnología, la educación, la recreación y el deporte, la formación profesional y la preparación para un empleo lucrativo. • Crear acceso a la protección jurídica para los adolescentes que se encuentren en conflicto con la ley, así como respuestas ajustadas a la edad de los delincuentes. NIÑOS QUE PADECEN DIFICULTADES ESPECIALES EN SU DESARROLLO Algunos grupos de niños padecen un peligro real de perder las oportunidades que necesitan, y tienen grandes posibilidades de ser víctimas de una discriminación sistemática, muy enraizada e incluso algunas veces inconsciente. Las autoridades locales deben tomar medidas concretas para detectar a estos niños, protegerlos, y apoyar la igualdad de sus derechos. Niños en una situación de grave pobreza La pobreza es el obstáculo individual más importante al bienestar de la infancia. Los niños que nacen en una situación de pobreza tienen mayores posibilidades de que sus madres estén desnutridas y débiles, y de nacer con bajo peso y estar ellos también desnutridos, factores que representan un riesgo significativo para su salud y su bienestar posteriores (véase el capítulo 4). Las tasas de mortalidad de los niños más pequeños en las zonas urbanas más deprimidas pueden ser varias veces más elevadas que en los vecindarios más prósperos30. Un entorno propicio puede contrarrestar muchos de los efectos del bajo peso al nacer y la salud deficiente, pero estos apoyos no suelen beneficiar a los menores que se encuentran en una situación de extrema pobreza. En lugar de ello, una alimentación insuficiente, un saneamiento inadecuado y la contaminación del agua y del aire suelen causar desnutrición, enfermedades frecuentes y apatía. Estos daños mentales y físicos, combinados con una falta de estímulos y de oportunidades, y la tensión que experimentan las personas que los cuidan y que están abrumadas de trabajo, llevan a que estos niños sufran graves dificultades para alcanzar su pleno potencial. Es muy perturbador considerar el talento, la visión y la energía productiva que pueden llegar a perderse para siempre en una comunidad debido a su incapacidad para proteger a sus miembros más jóvenes de la carga de la pobreza y la marginación. Muchos niños que viven en una situación de pobreza se convierten en trabajadores al comienzo de su vida, y esto puede perjudicar de manera considerable su desarrollo. El trabajo puede ser una fuente de aprendizaje y de socialización, pero para muchos niños pobres significa largas horas desperdiciadas en tareas repetitivas o excesivas. Las condiciones laborales pueden perjudicar gravemente la salud de los menores y hacer que arrastren sus consecuencias durante toda la vida. El tiempo dedicado al trabajo es un tiempo que se quita al descanso, al juego y a la educación necesarios para un desarrollo adecuado. La ausencia de apoyos fundamentales Trabajo de menores 43 • Detectar a las familias más necesitadas de apoyo por medio de una evaluación de la comunidad. • Promover la capacitación laboral y el apoyo a las microempresas. • Asegurar una atención sanitaria primaria asequible y accesible para estas personas. • Apoyar servicios de atención sanitaria de alta calidad, para que los adultos puedan trabajar. • Véase el capítulo 10 para las recomendaciones sobre los menores que trabajan. Niñas Los problemas que sufren los niños que viven en situaciones de pobreza se agravan con frecuencia en el caso de las niñas. En muchas sociedades, especialmente entre las personas cuyos recursos son limitados, no resulta extraño descubrir que los niños reciben un tratamiento preferente. La discriminación puede comenzar, incluso, antes del nacimiento, cuando los progenitores que tienen la opción pueden someter a la madre a un aborto del feto femenino31. Aunque hay pocas cifras disponibles, es un hecho generalmente aceptado que hay más niñas que niños víctimas del infanticidio. Durante las primeras semanas y meses, la tasa de mortalidad de las niñas recién nacidas, a pesar de su mayor resistencia biológica, supera a la de los niños, debido a que se les amamanta por menos tiempo y reciben menos atención de salud. Durante la primera infancia, las menores padecen con frecuencia más enfermedades y un mayor índice de desnutrición. Los autores de un estudio en India informaron que entre los niños en edad preescolar, 71 % de las niñas estaban gravemente desnutridas, en comparación con 28 % de los niños32. En Bangladesh, las niñas con edades entre uno y cuatro años tienen casi el doble de posibilidades de morir que los niños33. De los niños del mundo que no están matriculados en la escuela, dos terceras partes son niñas34. Es muy posible que su educación se considere poco importante o se interrumpa para cumplir con las tareas del hogar, a menudo tan excesivas que no dejan tiempo para el descanso o el juego. Aunque las cifras oficiales muestran que hay más niños trabajadores que niñas, muchas niñas intervienen en ocupaciones ocultas que no se pueden documentar, como el servicio doméstico, donde laboran durante largas horas por un escaso salario o de forma gratuita. La carga diaria laboral de las niñas es, por lo general, mayor que la de los niños. Al carecer de aptitudes y de una educación, las niñas se casan a menudo a una edad más temprana, muchas veces para que sus familias obtengan un beneficio pecuniario. Los hijos de las niñas adolescentes, además de estar ellos mismos en peligro, originan nuevos riesgos de salud para sus madres. Las niñas menores de diecinueve años tienen el doble de posibilidades de morir a causa de complicaciones derivadas del parto que las mujeres que han cumplido veinte años; y las niñas menores de quince años corren un peligro mayor35. El resultado neto de la escasez de alimentos, la falta de educación, el exceso de trabajo, y una ausencia general de oportunidades, es que millones de niños no alcanzan nunca su pleno potencial. Se trata de una tragedia personal, una amenaza contra la generación venidera y una pérdida para el mundo. Narasimhan, S. (1993), ‘The Unwanted Sex’, The New Internationalist, (240). 32 Boyden, J. y Holden, P. (1991), Children of the Cities, Londres: Zed Books. 33 Cameron, S., Kandula, N., Leng, J., Arnold, C. (1998), Urban Childcare in Bangladesh, Save the Children (USA). 34 Friedman, S. A. (1998), Girls at Work, Nueva York,: UNICEF. 35 Naciones Unidas (1991), Situación de la mujer en el mundo 1970-1990: tendencias y estadísticas 1970-1990, Nueva York: Naciones Unidas. 31 Discriminación a una edad temprana Falta de oportunidades Exceso de trabajo Matrimonio a una edad temprana • Concientizar a la opinión pública general sobre la igualdad de derechos de las niñas, y las necesidades concretas de éstas. 44 • Prestar una atención especial a la salud y la alimentación de las niñas, especialmente en sus primeros años. • Lograr que una educación de alta calidad sea más accesible para las niñas y más aceptable para sus progenitores. • Ofrecer atención sanitaria de la reproducción de alta calidad para las niñas y las mujeres. • Promover la igualdad de oportunidades para la participación de las niñas y las jóvenes. Niños con discapacidades Los niños pobres con discapacidades están abocados a sufrir problemas abrumadores en materia de desarrollo. Con una formación apropiada, y por medio de una modificación bien concebida de su entorno, muchos menores con discapacidades pueden recibir el apoyo necesario para adquirir una serie de aptitudes, y llevar vidas independientes y satisfactorias. Pero para los niños que se encuentran en una situación de pobreza suelen existir muy pocas oportunidades de formación y de apoyo capacitado, y las posibilidades que tienen las personas encargadas de su cuidado para modificar las condiciones ambientales y materiales suelen ser escasas. Los niños con discapacidades pueden sufrir mayores obstáculos como consecuencia de una falta de atención y de las limitaciones impuestas por la esfera local36. Las actitudes con respecto a las discapacidades varían entre las diferentes culturas. Una situación que se acepta y se respeta en una sociedad puede inspirar hostilidad y ostracismo en otra. Los niños pueden padecer grandes dificultades en aquellas situaciones en que se valoran en demasía los logros. Pueden convertirse también en un objeto exagerado del maltrato y del tratamiento brutal37. Pero incluso cuando se les trata con cariño y compasión, su discapacidad puede ser considerada como la voluntad de Dios y, por tanto, se suele descartar una intervención activa. No hay que rechazar de ningún modo esta actitud de aceptación. Pero la adhesión a las disposiciones de la Convención y el respeto de la identidad del niño y de su capacidad para obtener el mayor grado posible de control sobre su propia vida muestran que es necesario hacer todo tipo de esfuerzos para fomentar esta capacidad y apoyar la adquisición de aptitudes. • Apoyar programas que prevengan las discapacidades, como la yodación de la sal, la administración de suplementos de ácido fólico durante el embarazo y de vitamina A para evitar la ceguera. • Concientizar a la opinión pública sobre los derechos de los niños con discapacidades y tratar de desalentar la discriminación. • Ofrecer educación y asistencia a los progenitores para que ofrezcan una atención apropiada a sus hijos. • Apoyar los servicios de rehabilitación basados en la comunidad. • Asegurar la disponibilidad de una enseñanza apropiada y no discriminatoria para los niños con discapacidades. • Asegurar la disponibilidad de capacitación y oportunidades de ejercer un trabajo significativo para los jóvenes con discapacidades. Werner, D. (1987), Disabled Village Children: A Guide for Community Health Workers, Rehabilitation Workers, and Families, Palo Alto CA: The Hesperian Foundation. 37 Boyden y Holden, 1991, ob. cit. Nota 31. 36 45 • Eliminar las barreras físicas en la comunidad que reducen el acceso a las personas con discapacidades. La asistencia básica para el desarrollo de las niñas y los niños es relativamente simple. Una atención amable y cariñosa a sus necesidades físicas puede asegurarles la oportunidad de convertirse en seres humanos capaces y productivos, con las dotes precisas para disfrutar de vidas satisfactorias. La inversión necesaria es mínima comparada con sus beneficios. No llevar a cabo esta inversión puede resultar extremadamente caro, tanto desde el punto de vista práctico como del moral. Por desgracia, esto sucede con frecuencia, ya que las prioridades que atañen a la infancia suelen descuidarse en el contexto de los problemas "más complejos" que afronta una ciudad. Es primordial un cambio fundamental de actitud en todos los ámbitos para que las ciudades contribuyan a apoyar el desarrollo y los derechos de sus ciudadanos más jóvenes. Las respuestas constructivas a los derechos de la infancia tienen más validez si se producen teniendo en cuenta el proceso de desarrollo del niño, y deben entenderse y formularse a la luz de las realidades locales. Una inversión necesaria mínima en relación con sus beneficios 46 3 Familias estables La mayoría de los niños crecen en el seno de una familia que les ofrece vínculos muy estrechos y les proporciona cariño y seguridad, al tiempo que las relaciones y las actividades diarias reflejan los valores y las realidades de un mundo más amplio. Una familia sólida puede ser un entorno estable y propicio lo suficientemente flexible para adaptarse a las circunstancias cambiantes y proteger a los menores de tensiones inapropiadas durante los años del crecimiento y la dependencia. La Convención hace hincapié en la importancia de la familia como un entorno propicio para el desarrollo y el bienestar de la infancia. Sólo en los casos más extremos, cuando se maltrata, abandona o explota gravemente a los niños, el tratado considera apropiadas las alternativas a la vida familiar (artículo 19). Algunos críticos sostienen que la Convención no presta la suficiente atención a la familia ampliada ni a los arreglos informales para que los niños reciban atención en hogares de guarda, comunes en muchos países y especialmente en el hemisferio sur1. El documento menciona varias veces la palabra "padres", pero el artículo 5 establece con claridad que los derechos y las responsabilidades de los padres deben entenderse como extensivos a los parientes e incluso a los miembros de la comunidad, "según establezca la costumbre local". La responsabilidad de la atención del menor depende de las tradiciones locales, los modelos de residencia, las relaciones con los parientes y los miembros de la comunidad, así como de las presiones y las realidades económicas. Un niño puede tener a su alrededor varios adultos que desempeñan una función activa en su vida, o su crianza puede depender sólo de una abuela que además trabaja. La Convención comprueba las diferencias impuestas por la cultura y las circunstancias, y reconoce la profunda importancia que tienen incluso las familias más vulnerables sobre los niños que dependen de ellas. Las familias más sólidas, con independencia de su tamaño o su composición, ofrecen un entorno estable y que favorece la crianza, al tiempo que protege a los niños de tensiones poco apropiadas durante sus años de crecimiento y dependencia. La mejor manera de proteger los derechos de la mayoría de los niños es la de asegurar que sus familias tengan acceso a condiciones que les permitan establecer y mantener una estabilidad. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com Burman, E. (1996), ‘Local, Global or Globalized? Child Development and International Child Rights Legislation’, Childhood, 3(1): 45-67. 1 47 CAMBIAR LAS REALIDADES SOCIALES Los observadores han señalado la erosión de la familia ampliada tradicional que se ha producido durante el último siglo en todo el mundo. La emigración a las ciudades ha estado acompañada por cambios fundamentales en la estructura social y en la organización de los hogares2. Este factor se ha debido, en gran parte, a una adaptación a las condiciones materiales y económicas. Los grupos familiares más reducidos tienen más movilidad y pueden ir en busca de nuevas oportunidades laborales con mayor facilidad. En las ciudades, donde los alojamientos son estrechos y hacinados, un grupo reducido tiene mejores posibilidades de encontrar un lugar donde vivir. En el plano internacional, este proceso se ha registrado como una tendencia hacia la familia nuclear, en detrimento del apoyo de la familia ampliada. Esta generalización simplifica en demasía un fenómeno complejo. Aunque se ha producido una tendencia en favor de unidades familiares más reducidas, la familia ampliada sigue siendo un factor para la supervivencia en muchas zonas urbanas. Las familias nucleares, una vez establecidas, pueden transformarse en hogares ampliados a medida que acogen a familiares en un intento por crear una red de seguridad o para combinar los recursos de una manera más eficaz. Incluso en los lugares donde las familias viven en grupos reducidos, los familiares pueden residir cerca unos de otros y mantener sus funciones como familia ampliada en cuestiones de apoyo mutuo. Muchos hogares de los medios urbanos siguen manteniendo también vínculos estrechos y relaciones de apoyo mutuo con los miembros de la familia que viven en el medio rural3. A pesar de ser un tema complejo, está claro que las realidades urbanas, sobre todo para las personas que viven en una situación de pobreza, han contribuido a que se produzcan alteraciones en la organización de los hogares, y a que estos cambios hayan reducido, en general, el número de adultos disponibles para criar a los niños. No sólo hay menos adultos interesados en su vida, sino que cada vez hay menos posibilidades de que estos trabajen en un lugar cercano. Se ha producido un aumento importante no sólo en la cantidad de hogares reducidos, sino también en el número de progenitores sin pareja que crían a sus hijos y, sobre todo, en la incidencia de hogares donde una madre sin pareja es la única fuente de apoyo tanto a corto como a largo plazo4. Los niños pueden prosperar en el marco de una serie de situaciones familiares. Ningún tipo de familia puede considerarse como la "mejor" para resolver sus necesidades, y es un error pensar que los hogares de los progenitores sin pareja son una forma familiar que se aparta de la norma. En todo el mundo, las mujeres ganan menos dinero que los hombres, y los hogares encabezados por una mujer sufren una carga desproporcionada de pobreza5. Independientemente de la dedicación y la determinación que ponga una madre sin pareja en el cuidado de sus hijos, equilibrar las exigencias contradictorias que implican la crianza, la administración del hogar y la necesidad de obtener un apoyo económico, depende a menudo de que la persona acepte ciertos compromisos, especialmente si no hay sistemas firmes de apoyo. Al mismo tiempo, también es cierto que en muchos casos los niños pueden obtener beneficios en un hogar encabezado por una mujer6. Aunque las mujeres ganan menos dinero que los hombres, desde hace tiempo se ha observado que manejan los asuntos de dinero con mayor responsabilidad y cautela en defensa de la supervivencia, el bienestar y el éxito a largo plazo de los niños7. Algunos estudios han señalado que los niños que pertenecen a Véase, por ejemplo, Zeitlin, M. F., Megawangi, R., Kramer, E., Coletta, N., Babatunde, E. D. y Garman, D. (1995), Strengthtening the Family: Implications for International Development, Tokio, Nueva York, París: United Nations University Press. 3 Tacoli, C. (1998), ‘Beyond the Rural Urban Divide’, Environment and Urbanization, 10(1): 3-4. 4 Lloyd, C. B. y Duffy, N. (1995), ‘Families in Transition’ en J. Bruce, Lloyd, C. B. y Leonard, A. (eds), Families in Focus: New Perspectives on Mothers, Fathers and Children, Nueva York: The Population Council. 5 PNUD (1994), Informe sobre el desarrollo humano 1994, Nueva York, Oxford: Oxford University Press. 6 O’Connell, H. (1994), Women and the Family, Londres y Nueva Jersey: Zed Books. 7 Véase, por ejemplo, Lee Smith, D. y Schlyter, A. (1991), ‘Women, Environment and Urbanization: Editor’s Introduction’, Environment and Urbanization, 3(2): 3-6; y PNUD (1995), ‘Living Arrangements of Women and their Children in Developing Countries’, Departamento de Información Económica y Social y Análisis de Políticas, División de Población, Naciones Unidas. 2 48 estos hogares suelen abandonar la escuela con menor frecuencia y tienen un mejor régimen alimentario que los niños de hogares dirigidos por hombres con ingresos similares8. Independientemente de la configuración de la familia, un sistema firme de apoyo social presenta un enorme valor en la crianza de los niños, ya que reduce la vulnerabilidad y sirve de protección en tiempos de tensiones. El panorama económico desde una perspectiva más amplia Los grandes flujos migratorios hacia las ciudades y entre ellas, producidos en los últimos decenios, han sido una respuesta a la búsqueda de mejores oportunidades y de medios para ganarse la vida. Pero el número de familias del medio urbano con ingresos insuficientes ha aumentado también de forma rápida. Las concentraciones relativas de riqueza y de servicios en las ciudades dan la impresión de que las poblaciones urbanas se encuentran en mejores condiciones que los habitantes de las zonas rurales. Pero estas hipótesis están basadas en promedios que no tienen en cuenta las enormes disparidades entre los ricos y los pobres de las zonas urbanas. Más de una tercera parte de los pobladores de las ciudades de África, América Latina y Asia viven en situaciones de gran penuria, y estas cifras aumentan constantemente. La dependencia de un ingreso en efectivo limita las posibilidades de subsistencia y supervivencia. Además, resolver las necesidades básicas no se reduce sólo a una cuestión de dinero. Depende, también, del acceso a los recursos y los servicios esenciales para alcanzar un nivel de vida adecuado. Un gran número de pobladores de las zonas urbanas están excluidos de este acceso debido a las graves desigualdades que existen en la distribución de los recursos sociales. La vida en la ciudad puede ser dura para todos aquellos que están condenados al hacinamiento, la falta de agua, un saneamiento deficiente, un transporte inadecuado, la polución, la enfermedad y el ruido. Un elemento fundamental de la ecología de la pobreza urbana es la profunda influencia de la economía de mercado mundial sobre la vida de las personas. Muchos países han reducido los servicios de apoyo disponibles para los pobres, ya que la carga de la deuda, un rendimiento económico deficiente y los proyectos de ajuste estructural han generado restricciones en los servicios públicos y una ausencia de nuevas inversiones. Esto ha contribuido también a crear un clima de competencia que menoscaba la colaboración y la solidaridad, y deja en su lugar sentimientos de agresividad, recelo y violencia en torno a los escasos recursos9. Al mismo tiempo, los medios de comunicación tienen una mayor influencia sobre la vida de las poblaciones pobres, y la cultura del consumo crea deseos y necesidades que muy pocas veces pueden satisfacerse. Esto es muy evidente en las ciudades donde la riqueza y la abundancia coexisten con la más dura pobreza. En muchos casos, la frustración y el descontento profundos oscurecen la sensación de que en las ciudades se da un mayor número de oportunidades. Rutas hacia la desintegración y el fracaso Sin duda existen familias pobres en las zonas urbanas que siguen siendo sólidas y permanecen intactas, y de algún modo consiguen proporcionar a sus hijos el apoyo material y emocional que necesitan. Es posible aprender mucho de sus estrategias para afrontar la realidad. Pero, muy a menudo, la capacidad de los progenitores pobres para mantener a sus hijos depende de factores que escapan de su control, y muchas familias se encuentran ciertamente al borde del fracaso. Criar niños saludables, seguros, confiados y provistos del aprendizaje necesario para abordar las responsabilidades de la vida adulta es un reto para todas las personas encargadas del cuidado de los menores. Pero Pobreza urbana Exclusión y desigualdad Naciones Unidas (1991), Situación de la mujer en el mundo 1970-1990: Tendencias y estadísticas 1970-1990, Nueva York, Naciones Unidas. 9 Moser, C. O. N., Herbert, A. J., Makonnen, R. E. (1993), ‘Urban Poverty in the Context of Structural Adjustment: Recent Evidence and Policy Responses’, Washington DC: División de Desarrollo Urbano, Banco Mundial, TWU Discusion Paper 140. 8 49 conseguirlo en medio de unas condiciones de vida sórdidas, del subempleo y de la falta de apoyo social, es una tarea titánica. ¿Cómo es posible ocuparse de un niño de dos años cuando no hay agua limpia para beber ni posibilidades para espantar las moscas de la comida; cuando el retrete más cercano es una letrina desvencijada y sucia al final de una calle, y el único lugar para jugar contiene un desagüe abierto y una cocina desguarnecida? ¿Cómo se puede garantizar la educación de una niña de ocho años cuando el uniforme escolar cuesta más de lo que la familia gana en un mes, cuando la escuela se encuentra a dos kilómetros de distancia por una carretera peligrosa, y cuando sus servicios se necesitan en casa para transportar el agua y ayudar con los niños más pequeños? Las presiones que llevan al fracaso de las familias en la crianza de sus hijos dependen, muy a menudo, de decisiones implacables. Invertir en la escolarización significa reducir la cantidad de alimentos; conducir a un niño enfermo a la clínica de salud implica perder un día de salario; pagar por el tratamiento de la enfermedad crónica de uno de los progenitores supone enviar a trabajar a un menor de diez años. Es muy escasa la cantidad de bienes a los que puede recurrir una familia pobre en tiempos de adversidad, y por lo común se trata de muy poco más que su propio tiempo de trabajo. La reacción usual es que las mujeres acepten trabajo adicional, muy a menudo en labores exigentes, con un horario extenso y un salario reducido. Cuando las madres trabajan, normalmente no hay ningún adulto en el hogar durante el día y esto puede conducir a una supervisión inadecuada de los niños, sobre todo cuando tampoco existe el apoyo de la familia ampliada. En Dhaka, Bangladesh, se descubrió que 20 % de los hijos, menores de cinco años, de mujeres que trabajaban en las fábricas de vestidos, vivían lejos de sus familias debido a la falta de cuidado infantil en la ciudad10. En algunos casos, a causa de la falta de supervisión, los padres encierran a sus hijos en la casa mientras acuden a trabajar. Frecuentemente, los niños mayores, sobre todo las niñas, tienen que abandonar la escuela para ocuparse de sus hermanos pequeños. Incluso cuando esto no ocurre, la falta de supervisión de los adultos puede interferir con la asistencia a la escuela y con las posibilidades de que los niños se sientan atraídos hacia la vida de la calle. Resulta más fácil cuando las madres pueden crear en el hogar oportunidades para ganar dinero. Pero incluso entonces, es muy posible que la tensión entre las exigencias derivadas de la gestión del hogar y la generación de ingresos lleven a que la madre recurra a sus hijos para obtener ayuda. Cuanto más vulnerable es una familia, más inevitable es que dependa del trabajo de los menores, ya sea fuera del hogar, para complementar los ingresos familiares, o dentro del hogar, para posibilitar que otros miembros trabajen11. Esto se convierte fácilmente en una carga que afecta la salud e interfiere con el juego, el descanso y la educación. La gran mayoría de los niños que trabajan acuden sólo de forma esporádica a la escuela, o simplemente no acuden, y sus posibilidades de éxito a largo plazo se sacrifican en favor de las necesidades inmediatas de sus familias. En algunos casos extremos, como cuando se somete a los niños a trabajos en condiciones de servidumbre o a la prostitución, el daño puede ser profundo. Las mismas estrategias que las familias utilizan para reducir su vulnerabilidad pueden causar el efecto aberrante de incrementar las tensiones y contribuir al fracaso a largo plazo. Por ejemplo, las madres sin pareja suelen volver a casarse o vivir con compañeros para reducir su inseguridad. Pero ocurre con frecuencia que estas relaciones incrementan las dificultades de los niños: a veces, la nueva pareja le incomoda la presencia de los menores y, como consecuencia de ello, los maltratan o los envían a vivir lejos, con otros Decisiones implacables Trabajo adicional para la mujer Falta de atención a los niños Depender del trabajo del menor Cameron, S., Kandula, N., Leng, J., Arnold, C. (1998), Urban Childcare in Bangladesh, Save the Children (USA). 11 Moser y Herbert, 1996, ob. cit.. Nota 9. 10 50 familiares. Algunas familias, en un intento por compartir recursos, suelen aceptar parientes en su hogar. Pero cuando el empleo es escaso, estos arreglos pueden introducir un desequilibrio entre los miembros del hogar que no producen y aquellos que obtienen un ingreso, y menoscabar la capacidad de la familia para salir adelante. Casi siempre, significa también un incremento del hacinamiento, con las consiguientes tensiones que esto supone. Cuando los adultos se encuentran exhaustos y sobrecargados de trabajo, cuando el acceso a los servicios básicos es limitado, y cuando los recursos son tan escasos que no satisfacen las necesidades de todos, es inevitable que los niños sufran cierto grado de abandono. En ocasiones, el abandono puede ser selectivo e incluso intencionado, ya que algunos niños podrían sufrir a fin de mejorar las posibilidades de otros. Con frecuencia, las niñas reciben menor cantidad de alimentos que los niños, por ejemplo, y hay veces en que se desatiende o abandona a los recién nacidos que parecen mal preparados para sobrevivir12. Un tratamiento discriminatorio como éste parece despiadado e incluso sorprendente, pero el verdadero crimen es la situación que obliga a tomar este tipo de decisiones. Las presiones y la ansiedad que supone llevar una vida marginal pueden desencadenar conflictos dentro de la familia, y esto suele conducir al maltrato. Los progenitores que están sobrecargados de trabajo y que no reciben el apoyo necesario tienen más posibilidades de mostrarse severos en el trato de sus hijos13. Las investigaciones hechas en varias culturas señalan que en las ciudades se da una tasa mayor de maltrato y abandono de la infancia, especialmente en las zonas sometidas a rápidos cambios económicos y sociales14. Cuando no consiguen ganar lo suficiente, los hombres pueden sentir que no desempeñan una función productiva, y pueden descargar su frustración contra su mujer y sus hijos. Diversos estudios han registrado vínculos entre la disminución del ingreso del hombre y un aumento en el abuso del alcohol y la violencia doméstica15. También hay más posibilidades de que los adultos maltraten a sus hijos cuando la tensión y la ansiedad se combinan con un alto índice de violencia en la sociedad, y con una aceptación cultural de los castigos físicos. Los niños más vulnerables son los que provienen de familias aisladas socialmente y separadas de los modelos tradicionales de crianza infantil, o que provienen de hogares con padrastros o con otros hombres con quienes no tienen relaciones de consanguinidad16. El maltrato dentro de la familia es una de las causas más importantes que empujan a los niños a vivir en las calles, donde su libertad puede parecer mayor que la que disfrutan en el hogar. Cuando el sistema familiar sufre más presiones externas de las que puede tolerar con flexibilidad, los menores, cuyos cuerpos y mentes se encuentran en un rápido proceso de crecimiento, pueden ser más sensibles y vulnerables al desamparo. En lugar de proteger a los niños de las tensiones que menoscaban su desarrollo y sus derechos, las familias se convierten en el escenario donde se conculcan con frecuencia estos derechos. Debido a su fracaso personal, y a que son víctimas de un fracaso social más amplio, los progenitores y otras personas encargadas de la atención permiten que los niños sufran como consecuencia del abandono, el maltrato, el descuido o la venta para trabajar en condiciones de esclavitud. La prueba más dramática del fracaso familiar es la presencia en las calles de las ciudades del mundo de niños que viven por sus propios medios. Estos niños, que son un ejemplo lamentable de las carencias de la sociedad, son objeto de la atención mundial, y una de las mayores preocupaciones de las autoridades municipales. Pero sólo constituyen la punta del iceberg. Por cada niño que busca sustento en la basura para sobrevivir en las calles, hay Abandono Maltrato El equilibrio precario de las familias pobres Scheper-Hughes, N. (1989), ‘Culture, Scarcity and Maternal Thinking: Mother Love and Child Death in North-east Brazil’, en Scheper-Hughes (ed), Child Survival: Anthropological Perspectives on the Treatment and Maltreatment of Children, Dordrecht: Reidel. 13 McLoyd, V. C. (1990), ‘The Impact of Economic Hardship on Black Families and Children: Psychological Distress, Parenting and Socioemotional Development’, Child Development, 61: 311-346. 14 Boyden, J. y Holden, P. (1991), Children of the Cities, Londres: Zed Books. 15 Moser y Herbert, 1996, ob. cit.. Nota 9. 16 Boyden, J. y Holden, P. (1991), ob. cit.. Nota 14. 12 51 muchos más que sufren una conculcación invisible de sus derechos: niños que trabajan largas horas en talleres donde les explotan; recién nacidos hambrientos cuyas mentes y cuerpos no crecen como debieran; niños de 4 años que juegan en las aguas residuales; niñas atrapadas en la rutina diaria de las tareas domésticas. No hay una sola vía para resolver el desamparo de los niños y no es posible solucionar un solo problema en la familia. Hace falta muy poco para que una familia marginal se derrumbe. Simplemente un suceso -desalojo, pérdida de trabajo o enfermedad- puede ser suficiente para destruir un equilibrio precario. Pero es también muy poco lo que hace falta para conservar la viabilidad; puede ser un apoyo mínimo en el momento adecuado. Un préstamo cuando más se necesita, el acceso a medicamentos o la disponibilidad de un vecino para que se ocupe de los niños, pueden servir para que una familia siga funcionando por el momento. Pero para que se produzca un resultado satisfactorio a largo plazo, es fundamental que las familias tengan garantizado un acceso permanente a las condiciones que les permitan crear y mantener su estabilidad. Requisitos indispensables para la estabilidad y la integridad familiar La forma más sensible y eficiente de aplicar los derechos de la mayoría de los niños es ayudar a que sus familias mantengan la capacidad de actuar. Esta estabilidad no se produce de manera fiable en el plano de los hogares individuales. Así como los niños necesitan familias estables, las familias precisan comunidades saludables y que les prestan apoyo. Las comunidades tienen mayor influencia que las familias individuales, y es más fácil alcanzar el progreso cuando las personas combinan sus aptitudes y colaboran en su trabajo. Pero las investigaciones han demostrado que cuando las cosas se ponen difíciles, la gente tiende a separarse, a sospechar de los otros, y a concentrarse en su propia sobrevivencia17. La cooperación puede y debe ocurrir como resultado de las iniciativas que tome la comunidad. Pero también es posible que los gobiernos locales apoyen y contribuyan al proceso de fortalecimiento de la colectividad, teniendo en cuenta que una comunidad fuerte puede ser un aliado muy valioso para ampliar los recursos escasos y crear una base de familias saludables y estables. A fin de que las comunidades puedan cumplir esta labor, es preciso que se dé una serie de requisitos. No se trata, necesariamente, de una cuestión de suministro inmediato. La pobreza no significa sólo una falta de recursos económicos, sino que también se deriva de la exclusión o de la falta de acceso. Al evitar las desigualdades e injusticias del sistema, remover los obstáculos innecesarios y apoyar las estrategias redistributivas, las autoridades locales pueden colaborar de manera importante a combatir la pobreza urbana, a apoyar a las comunidades y, por medio de estas últimas, fomentar estrategias eficaces para que las familias de las zonas urbanas superen sus dificultades. Las familias necesitan comunidades que les apoyen Medidas para apoyar las estrategias de superación de las familias En los próximos capítulos analizaremos aquellas acciones que las autoridades locales pueden tomar para mejorar los diferentes entornos donde transcurre la vida de los niños y las familias. En el resto de este capítulo nos concentraremos específicamente en las medidas que afectan la capacidad de las familias para crear entornos propicios para los niños. Moser y Herbert, 1996, ob. cit. Nota 9. 17 52 VIVIENDA ADECUADA Y SEGURA Una vivienda adecuada para la vida familiar debe proporcionar algo más que refugio. Debe ofrecer seguridad en la tenencia, permitir la resolución de otras necesidades, fomentar la pertenencia a una comunidad, y permitir que la familia actúe como una base física y emocional segura. Sin embargo, para millones de personas, tener un techo sobre sus cabezas es un problema sin solución. La falta de recursos financieros no es la única razón. Incluso cuando los pobres pueden pagar una cantidad razonable, o pueden construir sus propias viviendas, muchas veces afrontan obstáculos derivados de la discriminación, de la prohibición del acceso a la tierra, a los materiales y al crédito, y están agobiados por regulaciones desmedidas. Los complejos comerciales y las viviendas para personas de altos ingresos suelen generar mayores beneficios para las autoridades municipales a corto plazo; sin embargo, una vivienda adecuada, al ofrecer a las familias una base segura, sirve para movilizar el capital humano de la ciudad y mejorar su estabilidad y productividad a largo plazo. En el capítulo 5 analizaremos los elementos que se precisan para la construcción de viviendas adaptadas a las necesidades de los niños. A continuación veremos los temas de acceso y seguridad. La vivienda como base para la estabilidad El acceso a la tierra En la mayor parte de las zonas urbanas del hemisferio sur, el acceso a la vivienda significa acceso a la tierra, cuyo precio y disponibilidad lo establecen las fuerzas del mercado. La intervención pública suele favorecer los intereses comerciales y de los grupos más acomodados, y el permiso oficial para urbanizar un terreno con miras a la construcción de viviendas suele ser costoso y difícil de obtener. El resultado es que un alto porcentaje de los pobres de la ciudad se concentra en unas cuantas zonas donde pueden encontrar terrenos o alquileres baratos. Los terrenos que los pobres ocupan son, a menudo, los menos adecuados, y se hallan en lugares peligrosos: tierras de aluvión, laderas empinadas donde existe el riesgo de que se produzcan desprendimientos de tierra, estercoleros o lugares contaminados cerca de una zona industrial. Muchos asentamientos ilegales o no estructurados se organizan en las afueras de las ciudades, lejos de la infraestructura básica y de los servicios o las oportunidades para trabajar. A medida que las ciudades crecen y estos lugares incrementan su valor, las autoridades suelen desalojar a sus ocupantes sin ninguna compensación a fin de allanar el camino para la construcción de urbanizaciones para personas de altos ingresos o de complejos comerciales e industriales. Incluso, cuando la tierra se destina a grupos de bajos ingresos, los costos y los criterios utilizados para seleccionar a los beneficiarios ponen en ventaja a los grupos de ingresos medios, y pocas parcelas se distribuyen entre aquellos que más las necesitan. Las autoridades pueden tomar una serie de medidas: • Delimitar y mantener un inventario de los terrenos públicos viables que no se utilizan, o no se utilizan plenamente, y destinarlos para la construcción de viviendas de bajos ingresos cuando sea posible. • Imponer sanciones a los propietarios que no urbanizan adecuadamente sus terrenos. • Simplificar los procesos jurídicos y normativos que permiten adquirir la tierra para urbanizarla. • Aumentar el número de terrenos con acceso a los servicios y al empleo por medio de la ampliación de carreteras y la mejora del transporte público. 53 Obstáculos normativos y los materiales de construcción La capacidad de las personas de bajos ingresos para construir una vivienda aceptable suele verse, a menudo, frustrada por normas que limitan el empleo de materiales de bajo costo de la zona para la construcción, como por ejemplo el barro o el bambú, y que con frecuencia no guardan relación con las necesidades relativas a la seguridad o los requisitos y realidades de los pobres de las zonas urbanas. Muchas ideas de los pobres en materia de la construcción pueden ser soluciones creativas, que han demostrado su eficacia a través del tiempo, y se adaptan a la situación local y a la amenaza de los peligros naturales18. Aunque muy a menudo se utilizan materiales de baja calidad, sin tener en cuenta las normas de construcción, este factor se convierte en un elemento más que priva a los pobres del apoyo oficial. El costo de los materiales de construcción puede que sea la partida más elevada que afronta una familia de bajos ingresos cuando construye o renueva su hogar. Hay varias maneras de incrementar la oferta, reducir el costo de los materiales, piezas y accesorios necesarios para la construcción o la renovación de una casa. Responder a las condiciones locales • Crear códigos de urbanismo y construcción que no discriminen los pobres y que permitan mejoras progresivas. • Apoyar la creación de depósitos de materiales de construcción en los asentamientos de bajos ingresos que puedan proporcionar orientación y asistencia a las personas que construyen sus propias viviendas; ofrecer ahorros basados en compras de grandes cantidades y facilitar la concesión de créditos a las familias de bajos ingresos. Financiación de la vivienda La falta de acceso al crédito es otro obstáculo que impide a los pobres participar en el mercado y mejoras de sus viviendas. Por lo general, se considera que las familias de bajos ingresos no están capacitadas para recibir crédito pero, en realidad, hay docenas de programas de préstamos para familias de bajos ingresos que funcionan con subsidios reducidos o sin subsidios, y que registran un alto nivel de reembolso19. Missair, A. (1994), ‘Construction Technology in Developing Countries’ en Wescott, J. W. y Henak, R. M. (eds), Construction in Technology Education, Columbus, Ohio: Macmillan/ McGraw Hill. 19 Entre los diversos ejemplos de programas de financiación de vivienda que han dado resultados se encuentra el programa de crédito del Thai Fund for Community Initiatives (Boonyabancha, S. (1996), The Urban Community Development Office, Londres: IIED); y los trabajos del fondo del Gobierno de México para viviendas de bajo costo del decenio de 1980 (Ortiz, E. (1998), The Experience of the National Fund for LowIncome Housing in Mexico, Londres: IIED). 18 • Apoyo a los programas de préstamo que beneficien a las familias de bajos ingresos. Problemas de alquiler Es frecuente que una tercera parte o más de los habitantes de una ciudad, incluida una elevada proporción de los ciudadanos de bajos ingresos, alquilen la vivienda. Pero en los últimos años se han tomado muy pocas medidas para mejorar la situación de los inquilinos. Los programas de control de alquiler han perdido su popularidad, han propiciado que los propietarios descuiden las tareas de mantenimiento y limitado la construcción de nuevas viviendas de alquiler. Los programas públicos de construcción de viviendas de alquiler perdieron su eficacia debido a sus costos elevados, la reducida capacidad de las autoridades públicas para encargarse de su construcción y mantenimiento y a que, por lo general, eran las familias más prósperas y bien relacionadas quienes se beneficiaban de estas viviendas, no las personas que más las necesitaban. Las autoridades pueden tomar una serie de medidas: • Alentar y apoyar la promulgación de derechos jurídicos claros para los inquilinos (entre ellos es posible incluir la promoción de modelos de contrato entre inquilinos y propietarios). 54 • Apoyar la ampliación o modificación de la vivienda en los asentamientos existentes, para que los propietarios que lo deseen puedan alquilar espacios dentro de sus hogares. • Apoyar la disponibilidad de préstamos para inquilinos que lleven un largo tiempo en la vivienda y que deseen negociar la compra colectiva de ésta. • Cuando sea apropiado, apoyar la creación de instituciones de vivienda sin fines de lucro para construir residencias de alquiler. Discriminación Las dificultades para disponer de vivienda suelen ser más complicadas para las mujeres, debido a una discriminación directa o a la existencia de tradiciones que rigen la herencia y la propiedad. En algunos países, las mujeres no pueden ser propietarias ni heredar propiedades, ni tampoco pueden firmar la concesión de un crédito. Las mujeres pobres sufren una doble desventaja y, cuando son madres, sin pareja sus hijos padecen las consecuencias al ser las personas que con más frecuencia carecen de vivienda. La discriminación en el alquiler o la propiedad de viviendas puede afectar también a los grupos minoritarios. Obstáculos para la mujer • Asegurar que no se discrimine contra las mujeres ni contra otros grupos excluidos en el proceso de promoción de acceso a la vivienda. Seguridad en la tenencia Cuando la vivienda y la tierra están aseguradas, ambas pueden convertirse en valores importantes para reducir la vulnerabilidad general de los sectores pobres. Las familias tienen más posibilidades de incrementar sus posesiones, aumentando de este modo su propia base de activos, y de contribuir a la estabilidad de la comunidad. La vivienda puede convertirse en una plataforma desde donde se pueden crear empresas económicas no estructuradas; de otra parte, en tiempos de grave necesidad siempre existe la posibilidad de alquilar o vender espacio. Cuando las personas saben que su vivienda es segura pueden participar de manera constructiva en la comunidad. La tenencia protegida jurídicamente ofrece un punto de apoyo a partir del cual es posible combatir con eficacia otros problemas relacionados con la pobreza. La tenencia protegida jurídicamente es un punto de apoyo para combatir la pobreza Pero los pobres carecen de poder de negociación, y están más expuestos que otros grupos a los desalojos arbitrarios. Estos grupos corren con frecuencia el peligro de que se los desaloje para acomodar a empresas más lucrativas o para la creación de infraestructura que beneficie sobre todo a las personas acomodadas, debido a que las municipalidades tienen más posibilidades de recaudar impuestos de los ciudadanos adinerados. Algunas veces, los desalojos se utilizan para desalentar el establecimiento de asentamientos ilegales. Se trata de una actividad infructuosa, debido a que las personas desalojadas se verán obligadas a encontrar un nuevo lugar para asentarse, o agravarán más aún la situación de hacinamiento en las viviendas de alquiler. La pérdida de los entornos conocidos y de las redes sociales, la carga que representa encontrar una nueva vivienda, con el consiguiente consumo de tiempo, las repercusiones sobre el trabajo y los ingresos -especialmente para aquellos cuyas ocupaciones las hacen en el hogar- y los efectos sobre la salud mental, pueden ser considerables y tener consecuencias a largo plazo, debido a que menoscaban la capacidad de superación de cualquier familia. Incluso la choza más humilde representa una inversión en tiempo y trabajo, y es preciso no subestimar la pérdida económica. El desalojo está directamente El costo del desalojo 55 relacionado con la falta de vivienda, y es una conculcación, no sólo del derecho de la infancia a la familia y la supervivencia, sino también del derecho humano internacional a la vivienda. Las ciudades cuyas economías y poblaciones crecen rápidamente necesitan tierras para construir nuevas infraestructuras o ampliar las existentes. La cuestión es cómo y dónde debe producirse este desarrollo. Las autoridades deben sopesar las implicaciones inmediatas y a largo plazo de los desalojos de las familias afectadas. Una consulta con los pobladores puede generar soluciones para compartir la tierra, factor que reduciría al mínimo el número de hogares que es preciso desalojar y aseguraría que éstos no tengan que reubicarse lejos de su vecindario. La reubicación debe ser el último recurso, pero si se decide que beneficia al mayor número de personas, no debe gestionarse de una forma deshumanizada o de manera que perjudique la estabilidad de la familia. Respuestas • Siempre que sea posible, asegurar que las familias de bajos ingresos, que viven en asentamientos ilegales o no estructurados, obtengan un título legal de la tierra y de la vivienda. • Exigir la celebración de consultas entre los constructores y las personas sujetas a desalojo, con normativas claras para los procedimientos que permitan alcanzar soluciones aceptables. • Antes de tomar decisiones sobre planificación urbana, hacer una evaluación acerca de sus repercusiones sobre los niños y las familias. • Asegurar que no se produzcan desalojos antes de que las familias hayan conseguido una vivienda alternativa adecuada, así como escuelas y otros servicios. • En los presupuestos para reurbanización, incluir una financiación suficiente para reembolsar por la pérdida de su inversión a las personas que han sido reubicadas. La seguridad en la tenencia es un factor importante también para la estabilidad social y emocional de los niños, tal como se analizará más adelante. Socorro en casos de desastres y reubicación La mayoría de las viviendas de los pobres en zonas urbanas están expuestas a graves daños producidos por los desastres naturales. Las tormentas más fuertes pueden destruir las viviendas situadas en laderas empinadas y en tierras de aluvión, y los materiales endebles disponibles para los pobres no tienen grandes posibilidades de resistir a terremotos, fuertes vientos o el fuego. Incluso, la destrucción de viviendas marginales puede convertirse en una grave calamidad para las familias con escasos recursos. Las viviendas vulnerables de los pobres Esto presenta un problema normativo. Por una parte, se exige a las autoridades que reduzcan las normas de construcción y zonificación, ya que suelen limitar las posibilidades de que los pobres adquieran viviendas legales. Por otra, cuando las normas no son lo suficientemente firmes, los desastres naturales pueden ocasionar la muerte de un gran número de personas, causarles heridas o destruir sus hogares. Es preciso establecer una cautelosa distinción entre las normas que implantan reglas innecesariamente rigurosas, y aquellas que sirven para reforzar la seguridad. Reducir la vulnerabilidad de las viviendas es una actividad vinculada a la capacidad para anticipar y evitar los desastres, limitar sus efectos si éstos 56 ocurren y afrontar las consecuencias20. La ciudad de Santos, en Brasil, estableció un programa todavía vigente en un asentamiento no planificado expuesto a devastadores desprendimientos de tierra. Con la colaboración de los pobladores y de un equipo de expertos, se estableció un grupo de defensa compuesto por voluntarios capacitados para descubrir los problemas antes de que se produzcan y encontrar soluciones. Esta medida se combinó con diversas actividades encaminadas a desalentar la construcción en las zonas más vulnerables21. • Asegurar que los códigos normativos para la construcción de edificios y el desarrollo de la tierra equilibren las necesidades de seguridad con el reconocimiento de las limitaciones que imponen unos ingresos insuficientes. • Permitir y apoyar la realización de mejoras progresivas cuyo objetivo será la seguridad y la durabilidad. • Crear planes para la prevención de desastres y la preparación ante las emergencias, en colaboración con los organismos públicos pertinentes y de forma coordinada con las organizaciones de gobierno de la comunidad. • Poner a prueba las estrategias de preparación ante las emergencias con la participación de los pobladores locales. • Hacer cumplir las reglamentaciones sobre la seguridad de las plantas industriales y la eliminación de desechos a fin de limitar los incendios y los derrames de químicos que acompañan con frecuencia los desastres naturales. • Coordinar con otras autoridades locales asuntos como la gestión de las cuencas hidrográficas situadas fuera de la jurisdicción de la ciudad. • Procurar asistencia técnica de instituciones académicas y organizaciones internacionales. • Aprovechar la experiencia de otras municipalidades en la preparación, el socorro y la gestión en casos de emergencia, y crear redes de solidaridad regionales. La planificación, diseño, gestión y mejoramiento de las viviendas familiares desde la perspectiva de la participación En los últimos diez o quince años, la mayoría de los gobiernos ha reducido o casi eliminado los programas de vivienda pública. En la actualidad abundan distintos tipos de proyectos que ofrecen terrenos con servicios y delegan en la familia beneficiaria la responsabilidad de construir. Debido a que los presuntos usuarios no participan, por lo general, en el proceso de planificación, estos proyectos no suelen satisfacer las prioridades de las familias de bajos ingresos. A menudo están situados lejos de tiendas, servicios y fuentes de empleo; los diseños de los terrenos siguen modelos de distribución generalizada, sin ningún intento por incorporar los espacios comunes, tan importantes para la recreación de los niños y para la vida de la comunidad, y muchos de estos proyectos ofrecen una infraestructura de mala calidad, que las autoridades locales no suelen conservar apropiadamente. Los promotores de estos proyectos dan por sentado, también, que las familias de bajos ingresos disponen del tiempo y de los ingresos necesarios para construir sus propias viviendas, pero a menudo resulta difícil para los adultos, y especialmente para los padres o madres sin pareja, obtener permiso en sus lugares de trabajo, o abandonar Federación Internacional de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y La Media Luna Roja (1998), World Disastres Report 1998, Oxford: Oxford University Press. 21 City of Santos (1996), ‘Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program’, The City of Santos, SP, Brazil. 20 57 sus responsabilidades domésticas, a fin de disponer del tiempo necesario. La participación de los pobladores puede generar resultados radicalmente diferentes. En Sudáfrica, las familias de bajos ingresos que obtuvieron el control de los subsidios de vivienda, que por lo general gestionaban las firmas constructoras, organizaron la construcción de casas de mayor tamaño y calidad por el mismo costo. Las cooperativas de ahorro y crédito hipotecario han demostrado su capacidad para construir viviendas de tres habitaciones de alta calidad con la misma cantidad de dinero que el gobierno concede a los constructores para dotar de servicios un terreno22. Existen numerosos ejemplos de programas innovadores de construcción autónoma de viviendas23. Las mujeres han demostrado, repetidas veces, su capacidad para diseñar viviendas que se ajusten mejor a las necesidades de la familia y de utilizar fondos limitados de manera rentable. En el proyecto de vivienda Guarari, en Costa Rica, las mujeres pusieron objeciones a los diseños de vivienda de los programas del gobierno y negociaron con los ingenieros y las organizaciones financieras la posibilidad de construir viviendas mejor adaptadas a sus urgencias, por ejemplo, diseñar lugares que permitieran una mejor supervisión de los niños mientras jugaban y una mayor ventilación en las cocinas y otros lugares de trabajo24. Tanto en India como en Sudáfrica, las mujeres que pertenecen a las cooperativas de ahorros han hecho sus propios diseños de vivienda (primero, en forma de dibujos; después, en forma de maquetas de cartón; más tarde, en forma de maquetas de tamaño natural) a fin de poder determinar el tamaño y el diseño apropiados, y tomar decisiones con conocimiento de causa sobre cómo reducir los costos25. El mejoramiento de los asentamientos ilegales o no estructurados debería hacerse también en colaboración con los habitantes del lugar. En muchos casos, los departamentos de obras públicas presentan mejoras en las instalaciones sin determinar primero lo que los habitantes quieren o están dispuestos a pagar, y sin tener en cuenta la necesidad de conservar las instalaciones. Puede ocurrir, también, que se mejoren las zonas de tal modo que los grupos de bajos ingresos se vean obligados a marcharse para ceder el espacio a grupos de mayores ingresos. Si se establece un proceso oficial para hacer consultas a fin de establecer las prioridades y se llega a un consenso sobre las funciones de las familias individuales y sus propias organizaciones, es posible alcanzar mejoras más amplias y a mayor plazo. Conviene prestar atención a las necesidades y las prioridades de los niños y de sus familias. En ningún programa de mejoramiento del que tengamos noticia se ha procurado considerar de forma explícita la serie de prioridades medioambientales, importantes para la salud y el desarrollo del niño (aunque muchos programas han mejorado la situación de la infancia). Hay ejemplos de mecanismos de mejoramiento dirigidos y financiados por la comunidad cuyo diseño, puesta en marcha y eficacia en la reducción de los costos, ofrecen lecciones importantes para las autoridades municipales y los organismos internacionales26. • Hacer partícipes a los grupos de bajos ingresos y a sus organizaciones en el diseño y puesta en marcha de los proyectos de terrenos con servicios u otros mecanismos destinados a la construcción de viviendas nuevas de bajo costo. • Crear un proceso con un mayor grado de participación para el diseño, puesta en marcha y gestión de los proyectos de mejoramiento. • Apoyar los esfuerzos de la comunidad para el desarrollo o renovación de asentamientos, mediante la provisión de orientación técnica y, cuando Bolnick, J. (1996), ‘uTshani Buyakhuluma (la hierba habla); Peoples’ Dialogue and the South African Homeless Peoples’ Federation, 1993-1996’, Environment and Urbanization 8(2) 153-170. 23 Para analizar otros ejemplos de programas de vivienda autónomos innovadores y orientados hacia la comunidad, véanse los estudios monográficos sobre las actividades del Fegip en Goiania, Brasil (Barbosa, R., Cabannes, Y. y colaboradores (1997), ‘Tenant Today, Posseiro Tomorrow’, Environment and Urbanization, 9(2): 1741); Fuprovi en Costa Rica y Prodel en Nicaragua (Sida (1997), ‘Seeking more Effective and Sustainable Support to Improving Housing and Living Conditions for Low Income Households in Urban Areas: Sida’s Initiatives in Costa Rica, Chile and Nicaragua’, Environment and Urbanization, 9(2): 213-231); programas de lotes con servicios en Hyderabad, Pakistán (van der Linden, J. (1997), ‘On Popular Participation in a Culture of Patronage: Patrons and Grassroots Organizations in a Sites and Services Project’, Environment and Urbanization, 9(1): 81-90). 24 Dennis, F. y Castleton, D. (1991), ‘Women’s Mobilization in Human Settlements Case Study: The Guarari Housing Project, Costa Rica’, en Sontheimer, S. (ed), Women and the Environment: A Reader, Londres: Earthscan, 147162. 25 Patel, S. (1996), SPARC and its Work with the National Slum Dwellers Federation and Mahila Milan, India, IIED Paper Series on Poverty Reduction in Urban Areas, Londres: IIED. 26 Para analizar diversos estudios monográficos sobre programas de mejoramiento dirigidos por la comunidad, véase las mejoras en Orangi, Karachi (OPP (1995) ‘Orangi Pilot Project’, Environment and 22 58 sea apropiado, de ayuda financiera. • Trabajar siempre estrechamente con los pobladores en cualquier plan destinado a la mejora de un asentamiento. • Tener en cuenta las necesidades concretas de los niños cuando se hacen planes de mejora. SERVICIOS MUNICIPALES BÁSICOS Las zonas urbanas ocupadas por una población de bajos recursos pocas veces reciben infraestructura y servicios básicos, debido a varias razones. El agua corriente, las cloacas, la electricidad, el alumbrado público, los desagües y los accesos viales, así como la conservación de todos estos servicios, exigen una elevada inversión de capital. Las normas establecidas para la provisión y conservación de la infraestructura colocan, a menudo, los costos de capital a unos niveles que las ciudades no pueden costear, y obstaculizan la ampliación automática de las redes de servicios cuando las ciudades crecen. También existe la preocupación de que resulte más difícil recuperar los costos iniciales en las comunidades pobres. Dejando a un lado el tema de los costos, las municipalidades no están dispuestas, por lo general, a alentar y legitimar el desarrollo de asentamientos no estructurados ofreciéndoles servicios. Los costos a largo plazo de este tipo de exclusión, tanto desde el punto de vista humano como financiero, con seguridad serán más elevados que el costo que representa la provisión de los servicios. Cuando no hay un acceso adecuado al agua corriente de buena calidad, por ejemplo, los pobres a menudo tienen que recurrir a vendedores particularess y terminan pagando cinco o diez veces más por litro que las tarifas que cobran las compañías de servicios públicos por el agua corriente. Las diferencias pueden ser incluso mayores27. Los grupos de bajos ingresos pagan también más por otros servicios. En Accra, una tarifa eléctrica progresiva parece favorecer a los pobres, ya que el cobro depende de la cuantía del uso, pero en realidad ocurre todo lo contrario. En los vecindarios de bajos ingresos, a menudo toda una calle, dispone de un solo contador. Los gastos de uso registrados en un único contador son elevados, y de este modo las familias pobres terminan pagando más dinero por su electricidad, que vecindarios con mejores servicios28. Las mayores diferencias se encuentran, por lo regular, en la provisión de saneamiento y del tratamiento de los residuos sólidos. Las secciones más acomodadas de las ciudades disponen de sistemas de desagüe que cobran a las familias una tarifa nominal. En las zonas pobres, hay más posibilidades de que las soluciones incluyan una inversión reducida de capital pero unos costos más elevados de conservación, como ocurre cuando hay que contratar a barrenderos para la recolección de los residuos domésticos, o pagar por el uso de instalaciones comunitarias. En muchas ciudades, simplemente cuesta más ser pobre que ser rico. El gasto público limitado ofrece beneficios a los grupos de ingresos medianos y elevados, y penaliza a los de bajos ingresos. La falta de infraestructura adecuada implica también una pérdida desproporcionada de tiempo. Cuando las personas tienen que hacer cola durante largos períodos para utilizar retretes comunitarios o recoger agua de fuentes comunes, el tiempo que se emplea deja de utilizarse para la generación de ingresos, el cuidado de los niños o el descanso. Cuando se envía habitualmente a los menores a que traigan agua, o a que arrojen residuos en un lugar distante, se incorpora un factor más que interfiere con sus posibilidades de escolarización. El penoso trabajo derivado de una falta de inversión de capital Urbanization, 7(2): 227236); las mejoras en El Mesquital, en la ciudad de Guatemala (Espinosa, L. y López Rivera, O. A. (1994), ‘UNICEF’s Urban Basic Services Programme in Illegal Settlements in Guatemala City’, Environment and Urbanization, 6(2): 9-31); las mejoras de Rufisque, en Senegal (Gaye, M. y Diallo, F. (1997), ‘Community Participation in the Management of the Urban Environment in Rufisque (Senegal)’, Environment and Urbanization, 7(2): 91-119); y la mejora del barrio San Jorge, en Buenos Aires (Schusterman, R. y Hardoy, A. (1997), ‘Reconstructing Social Capital in a Poor Urban Settlement: the Integrated Improvement Programme, barrio San Jorge’, Environment and Urbanization, Programme 9 (1): 91-119); Stein, A. (1996), Descentralization and Urban Poverty Reduction in Nicaragua: The Experience of the Local Development Programme (PRODEL), Londres: IIED. 27 Banco Mundial (1988), Informe sobre el desarrollo mundial, Nueva York: Oxford University Press. 28 Bartlett, S. y Hart, R., viaje de observación. Pérdida de tiempo 59 en los sectores más pobres afecta la capacidad de las familias para desempeñarse de una manera óptima, y la carga incide de forma desproporcionada sobre las mujeres y las niñas. Los costos para la salud son también considerables, factor subestimado durante mucho tiempo. El agua insuficiente o contaminada, un desagüe deficiente y un saneamiento inadecuado producen enfermedades, debilitamiento general e incrementan los costos médicos. Las repercusiones sobre la salud y la moral de la comunidad son significativas. Diversos ejemplos han demostrado las grandes ventajas que se pueden lograr en favor de las familias de bajos ingresos, incluso cuando las municipalidades tienen un escaso poder, y cuando hay muy poca financiación externa. A menudo no se valoran en su justa medida la capacidad y la voluntad de muchas familias de bajos ingresos para pagar los costos de los servicios. Lo mismo ocurre con los ahorros que se derivan de una prestación eficiente de servicios o de la ejecución de medidas innovadoras. Cuando ambos factores se combinan, la diferencia entre los costos de provisión y la posible recuperación de los costos se recorta e incluso se elimina29. Cuando los recursos son escasos o los ingresos muy reducidos, puede resultar necesario recurrir a soluciones progresivas. En el caso de las personas con poco capital, es posible alcanzar una recuperación de los costos por medio del crédito o de gravámenes al usuario que repartan el reembolso a lo largo de un número determinado de años. Los sistemas de abastecimiento de agua han alcanzado una recuperación completa de sus costos mediante el establecimiento de gravámenes al usuario, que acaba pagando menos al mes de lo que había pagado antes a los vendedores de agua 30. En las actividades de modernización, los habitantes de los asentamientos no estructurados pueden estar dispuestos a contribuir con trabajo y gestión, dos elementos que ayudan a reducir los costos, como en el caso de la preparación de franjas para instalar tuberías de agua y cloacas. El programa de El Mesquital, por ejemplo, incorporó un sistema superficial de desagüe gestionado por una cooperativa de agua31. Otro ejemplo muy conocido es el clásico proyecto Orangi, en Karachi, Pakistán32. Las familias deberían participar siempre en las discusiones sobre planificación, ya que esta intervención permite el análisis de la capacidad y la voluntad de las familias para pagar los costos y, cuando sea necesario, apoyar el fomento de medidas para ampliar la capacidad de generar ingresos. Concentrarse exclusivamente en la recuperación de los costos podría parecer un enfoque inapropiado e injusto para abordar los problemas de las familias de bajos ingresos, cuando las de ingresos medios y elevados son a menudo las beneficiarias de los servicios públicos o de la financiación mediante créditos. Sin embargo, al depender menos de la financiación exterior, los grupos de bajos ingresos y sus organizaciones pueden, mediante este sistema, mantener en mayor medida el control y conservar o ampliar iniciativas, cuando los fondos exteriores hayan dejado de estar disponibles33. Mejorar la prestación de servicios resulta, a menudo, más difícil para los inquilinos. Conseguir que los propietarios inviertan en esta esfera suele ser una tarea complicada, y es posible que los inquilinos no estén dispuestos a hacerlo debido a que no van recibir beneficios a largo plazo34. En los asentamientos de bajos ingresos con un nivel elevado de alquiler, la respuesta más apropiada podría ser el suministro público de agua corriente de buena calidad, de retretes y de instalaciones para el lavado corporal y quizá de la ropa, tal como se ha intentado en diversos asentamientos de Nairobi35. La provisión de estos servicios exige una gestión cautelosa a fin de recuperar los Salud Anzorena, J., Bolnick, J. y colaboradores (1998), ‘Reducing Urban Poverty: Some Lessons from Experience’, Environment and Urbanization, 10(1): 167-186. 30 Espinosa, L. y López Rivera, O. A. (1994), ‘UNICEF’s Urban Basic Services Programme in Illegal Settlements in Guatemala City’, Environment and Urbanization, 6(2): 9-31. 31 Ibíd y UNICEF (1991), ‘Servicios Urbanos Básicos en Guatemala’, Guatemala, UNICEF. 32 Hasan, A. (1997), Working with the Government: The Story of the Orangi Pilot Project’s Collaboration with State Agencies for Replicating its Low Cost Sanitation Programme, Karachi: City Press. 33 Anzorena y colaboradores, 1998, ob. cit. Nota 29. 34 Cairncross, S. (1992), ‘Sanitation and Watersupply: Practical Lessons from the Decade’, Water and Sanitation Discussion Paper Series # 9, Washington DC, Banco Mundial. 35 Wegelin-Schuringa, M. y Kodo, T. (1997), ‘Tenancy and Sanitation Provision in Informal Settlements in Nairobi: Revisiting the Public Latrine Option’, Environment and Urbanization, 9(2): 181190. 29 60 costos y conservar de manera adecuada las instalaciones. • Abordar de manera sistemática los problemas de la provisión de infraestructura, teniendo en cuenta las relaciones y necesidades regionales, y la exigencia de reducir las desigualdades en materia de salud dentro del núcleo urbano. • Analizar y modificar las normas para el diseño y la provisión de infraestructura, a fin de incrementar la cobertura potencial y mantener los costos a un nivel reducido. La normativa de diseño no debería obstaculizar las soluciones no estructuradas, sino asegurar que el precio sea justo, que se mantengan unas normas razonables de salud y que la cobertura sea universal, es decir, que se protejan los derechos. • Evaluar la demanda de servicios y la capacidad de pago para facilitar la planificación, corregir cualquier hipótesis equivocada sobre la capacidad de las comunidades pobres para apoyar la provisión de infraestructura, y crear, si es necesario, la prestación de subsidios. • Permitir un mejoramiento progresivo. • Utilizar el crédito para permitir que las familias de bajos ingresos puedan repartir los costos en un período más amplio. • Siempre que sea posible, combinar la provisión de infraestructura por una mejora en las posibilidades de ganarse la vida para los miembros de la comunidad; por ejemplo, promover un mejor tratamiento de los residuos y un aumento del reciclaje colaborando con los grupos urbanos de personas de bajos ingresos que participan en la recolección y el tratamiento de la basura36. • Cuando entidades jurídicamente distintas de la municipalidad abastecen de agua, saneamiento y recolección de residuos, asegurar que exista un control público sobre las estructuras de precio y calidad a fin de promover un tratamiento equitativo. • Considerar la posibilidad de crear alianzas entre el municipio y la comunidad para apoyar las actividades llevadas a cabo en las comunidades y coordinarlas con los sistemas oficiales (por ejemplo, carreteras, tuberías de agua y de desagüe, materiales eléctricos, tuberías de avenamiento). • Considerar la provisión de subsidios internos como solución para la recuperación de los costos. • Analizar las experiencias de otras municipalidades que han formulado innovaciones eficaces para aumentar la cobertura, mejorar la calidad y reducir los costos. Acceso al empleo o los medios de subsistencia Tanto la escasez de puestos de trabajo en el sector estructurado como la falta de capital, la existencia de obstáculos normativos, los mercados inadecuados, la falta de aptitudes, una salud deficiente y un cuidado insuficiente para los niños, pueden menoscabar los medios de subsistencia. Las municipalidades pueden mejorar las oportunidades laborales de los pobres promoviendo un desarrollo económico cimentado en la comunidad. En San Nicolás, Argentina, por ejemplo, con la asistencia técnica de la Oficina Pacheco, M. (1992), ‘Recycling in Bogota: Developing a Culture for Urban Sustainability’, Environment and Urbanization, 4(2): 74-79. 36 61 Internacional del Trabajo, el alcalde firmó un acuerdo con el sindicato local de trabajadores, la Cámara de Comercio e Industria y la municipalidad, para alentar la cooperación en la creación de formas productivas de generación de ingresos para las personas pobres y los desempleados de la ciudad37. En Santos, Brasil, la alcaldía, como parte de la búsqueda de soluciones al problema del empleo, modificó el presupuesto municipal para establecer la forma en que las inversiones futuras de la ciudad podrían estructurarse con el fin de contribuir a la generación de empleo, incluso de un modo temporal38. El sector estructurado Alrededor de 30 a 80 % de los pobres que viven en las zonas urbanas dependen de actividades no estructuradas para ganarse el sustento39. Pero los empresarios del sector no estructurado pueden afrontar diversos obstáculos. La normativa puede obligar a muchos trabajadores no estructurados a hacer sus actividades fuera de la ley y correr, por tanto, el riesgo de recibir multas o una confiscación de su propiedad. Las personas que trabajan en microempresas tienen a menudo dificultades de acceso a los mecanismos oficiales de crédito para costos de iniciación o de ampliación. Las pequeñas empresas suelen también carecer de las aptitudes necesarias para aprovechar las oportunidades y, en general, no disponen de los conocimientos precisos sobre gestión o comercialización. El sector no estructurado Es necesario alentar y reconocer las iniciativas no estructuradas por su importante contribución a la economía de la ciudad, y las energías y aptitudes de los trabajadores del sector no estructurado que complementan la actividad del sector estructurado. En la esfera del reciclaje, por ejemplo, es preciso reconocer la experiencia de las personas de bajos ingresos, y coordinar sus actividades con contratistas estructurados. En Dakar, Senegal, la alcaldía empezó un proyecto descentralizado que abarca toda la ciudad y que promueve la formación de Grupos de Interés Económico a fin de crear actividades de generación de ingresos. El resultado del proyecto fue la creación de cinco mil nuevos puestos de trabajo en la construcción o conservación de la infraestructura de la ciudad para personas jóvenes desempleadas40. Los medios de subsistencia deberían preservar la vida familiar. El empleo puede proporcionar los recursos financieros necesarios para la supervivencia; pero si demanda que los adultos viajen durante largos trayectos y que de este modo se reduzca el tiempo que pueden pasar en el hogar, si exige que los niños de corta edad se encuentren desatendidos, o implica la creación de empresas peligrosas dentro del hogar, entonces no puede considerarse adecuado para las urgencias de la familia. La atención infantil de alta calidad libera a las mujeres y les permite obtener ingresos, posibilita que los hermanos mayores asistan a la escuela e incrementa el tiempo disponible para las tareas diarias habituales. Un sólido programa de atención infantil sirve, también, para apoyar el desarrollo físico y mental de los niños que acuden a él. • Proteger los puestos de trabajo existentes y alentar la creación de nuevos empleos en las cercanías de las comunidades pobres. • Siempre que sea posible, legitimar y apoyar las actividades del sector no estructurado; aprobar normas que permitan el desarrollo de oportunidades de empleo. • Ofrecer la capacitación apropiada para aumentar las posibilidades de empleo, especialmente para puestos de trabajo disponibles por medio de contratos municipales. • Coordinar las actividades del sector no estructurado con la prestación de PNUD (1994), ‘Report of the International Colloquium of Mayors on Social Development’, Nueva York, PNUD. 38 City of Santos (1996), ‘Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program’, The City of Santos, SP, Brazil. 39 Vanderschueren, F., Wegelin, E, Wekwete, K. (1996), Policy Programme Options for Urban Poverty Reduction, Washington DC: Banco Mundial/Programa de Administración Urbana. 40 PNUD 1994, ob. cit., Nota 37. 37 62 servicios municipales y con el sector privado (asegurar, al mismo tiempo, que no se explote a los trabajadores del sector no estructurado para subsidiar a los del sector estructurado, como en el caso de trabajos peligrosos que el sector estructurado prefiere no hacer). • Alentar y apoyar a los prestamistas comerciales para que amplíen el crédito a las microempresas. • Crear un centro para ofrecer orientación administrativa y normativa, información y asistencia en la obtención de crédito, programas de capacitación, asistencia técnica y otro tipo de apoyo para los microempresarios. • Aumentar la disponibilidad de atención infantil de alta calidad a un costo aceptable. Apoyo a la agricultura urbana Es posible mejorar directamente los medios de subsistencia por medio de la producción de alimentos y de combustible. Incluso en las zonas urbanas, se puede cultivar una cantidad considerable de productos en pequeñas parcelas, en las azoteas, en las tierras de aluvión, en las zonas públicas con derecho de paso, en las carreteras o en los parques públicos. La agricultura urbana puede ser simplemente una forma de complementar el régimen alimentario familiar, o puede convertirse en una empresa generadora de ingresos. De cualquier modo, es una importante estrategia de supervivencia para cientos de millones de habitantes de las zonas urbanas en todo el mundo. Mediante una encuesta llevada a cabo en seis centros urbanos de Kenia, por ejemplo, se supo que casi dos terceras partes de los entrevistados cultivaban productos alimentarios o producían combustible, y la mitad de ellos mantenía ganado para su propia subsistencia o para la venta; 40 % de estos agricultores urbanos dependían de sus productos para la supervivencia41. En Jerusalén, asentamiento cerca de Bogotá, Colombia, los pobladores pobres recibieron asistencia de una ONG, Las Gaviotas, para crear cultivos en sus azoteas mediante técnicas de hidrocultivo, que producen veinte veces más por metro cuadrado que los métodos tradicionales. Muchas de estas familias de Bogotá pudieron cultivar productos alimentarios a una tercera parte de su costo en el mercado; de tal modo mejoraron su régimen alimentario e incrementaron sus ingresos por medio de la venta de los productos excedentes42. La agricultura urbana ofrece también beneficios medioambientales notables. Tanto los residuos sólidos como líquidos pueden reciclarse de forma efectiva como fertilizantes, mediante los controles de seguridad apropiados, y las zonas que de otro modo podrían ser terrenos baldíos y saturados de residuos pueden convertirse en parcelas atractivas y bien gestionadas. En Bangkok, grupos de jóvenes plantaron en 1988, durante el Día Mundial del Medio Ambiente, 320.000 árboles de papaya alrededor de las residencias, los templos y las escuelas. Se escogió la papaya debido a su alto valor nutritivo y a la capacidad de los árboles de reducir la erosión del suelo y ofrecer sombra y belleza43. Aunque en algunas partes del mundo se ha reconocido y apoyado activamente el potencial que posee la producción intensiva de alimentos, la mayoría de las municipalidades no le han prestado la debida atención, y los agricultores urbanos afrontan obstáculos como las regulaciones de zonificación, los problemas de propiedad de la tierra y la falta de acceso a agua no contaminada. Ejemplos de Kenia y Colombia Citado en Satterthwaite, D., Hart, R., Levy, C., Mitlin, D., Ross, D., Smit, J., Stephens, C. (1996), The Enviroment for Children, Londres: Earthscan. 42 Robson, B. (1989), ‘Premature Obituaries: Change and Adaptation in Great Cities’, en Lawton, R. (ed), The Rise and Fall of Great Cities, Londres y Nueva York: Belhaven Press, 45-54. 43 PNUMA (1988) Young Action for the Future, Nairobi: PNUMA. 41 63 • Promover información sobre los beneficios de la agricultura urbana, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental. • Facilitar el uso de la tierra para la agricultura urbana, por medio de un análisis de las regulaciones de zonificación, poniendo a la disposición de los agricultores las tierras públicas y alentando la cooperación institucional. • Apoyar la creación de tecnologías innovadoras y eficientes en colaboración con las instituciones agrícolas y los centros de investigación. • Ofrecer asistencia técnica a los agricultores urbanos, tanto para apoyar y aumentar la producción como para asegurar que se lleven a cabo prácticas agrícolas acertadas. • Evitar la propagación de enfermedades relacionadas con el ganado por medio de los controles normativos apropiados. OTROS APOYOS DE IMPORTANCIA Salud y educación Salud y educación adecuadas son elementos básicos para la estabilidad de la familia. Una salud deficiente amenaza la calidad de vida disponible para los niños, desvía fondos que podrían utilizarse de otro modo para la vivienda, la alimentación y la educación, e interfiere con la capacidad de obtener ingresos. La educación básica puede resultar fundamental para promover aptitudes importantes para la vida adulta, relacionadas con la subsistencia, la salud, la gestión del medio ambiente y la vida familiar. Estos dos apoyos esenciales para la estabilidad familiar se analizarán con mayor detalle en los capítulos 6 y 9. • Véanse los capítulos 6 y 9. Transporte público Muchas personas pobres de los medios urbanos se encuentran obligadas a vivir en las afueras de las ciudades, lejos del trabajo, los mercados y los servicios sociales. Si no tienen a su disposición un sistema de transporte barato y eficiente, sus oportunidades están gravemente restringidas. Si el lugar donde trabajan se encuentra lejos del hogar, están obligados a recorrer distancias enormes, a pagar más por transporte de lo que pueden permitirse o a pernoctar fuera de casa. En todas las ciudades hay miembros de la familia, a menudo niños, que no pueden regresar a casa por la noche. Este factor abre una nueva vía para la desintegración de la familia. Un transporte barato y rápido puede simplificar enormemente la vida de los pobres de los medios urbanos y aumentar las posibilidades disponibles, incluido el acceso a una vivienda barata, y la capacidad de utilizar las escuelas y otros servicios. Un transporte asequible entre las ciudades y las zonas rurales también puede ayudar a las familias ampliadas a conservar sus relaciones de apoyo mutuo. Aumentar las posibilidades La atención que se debe prestar al transporte no es, de ninguna forma, un sustituto de la atención que se debe prestar a la injusticia social sistemática, pero a corto plazo puede resultar más fácil de aplicar que otras cuestiones más complejas como la reforma de la tierra. Una inversión a gran escala en el transporte colectivo no es el único enfoque viable. Otras soluciones menos 64 estructuradas pueden complementar o reemplazar parcialmente sistemas más onerosos, y fomentar vínculos con redes más amplias44. Un programa de subsidios para los grupos de bajos ingresos puede mejorar el acceso al transporte existente, pero los precios subsidiados pueden menoscabar también la calidad y la amplitud del transporte público. • Consultar con los habitantes de cada zona residencial sobre las necesidades y prioridades en relación con el transporte público y, cuando sea apropiado, procurar una mejor integración de los servicios estructurados y no estructurados para garantizar la cobertura adecuada de todas las zonas. Vanderschueren, F., Wegelin, E., Wekwete, K. (1996), ob. cit.. Nota 39. 45 Anzorena, J. (1994), ‘Grameen Bank — November 1993’ Selavip Newsletter, Journal of Low-Income Housing in Asia and the World, Abril de 1994. 44 • Apoyar alternativas no estructuradas como los servicios de minibús y los rickshaw que pueden ofrecer conexiones con redes más amplias; procurar nuevas formas para mejorar la seguridad y la accesibilidad financiera. • En los lugares donde existe un tráfico excesivo, invertir en aceras y carriles para bicicleta a fin de ampliar las posibilidades, mejorar la movilidad y la seguridad de los niños y alentar la asistencia a la escuela. • Considerar la conveniencia de un programa de subsidios al transporte público en el contexto local. Acceso al crédito Muchos de los problemas que soportan los pobres de las zonas urbanas cobran una mayor dimensión debido a sus dificultades para obtener crédito. La falta de capital limita la capacidad para participar en el mercado de la vivienda, para fundar una pequeña empresa o responder a una crisis familiar. Los sistemas bancarios oficiales no suelen ser una solución debido a las elevadas garantías que exigen y a la discriminación social. Los prestamistas oficiales, además, no consideran como una propuesta empresarial atractiva las necesidades relativamente reducidas de crédito que solicitan las personas de bajos ingresos. Los costos administrativos son elevados para las cantidades en juego y, además, se asume un alto riesgo de incumplimiento. (En realidad, la experiencia ha mostrado lo contrario, es decir, que las personas pobres, y en particular las mujeres, representan un riesgo de crédito aceptable45.) Debido a que los sistemas estructurados se encuentran cerrados para ellos, las familias de bajos ingresos están obligadas a recurrir a prestamistas sin licencia que cobran unas tasas de interés tan elevadas que pueden llegar a arruinar financieramente a una familia. Grupos de ahorro comunitario Los grupos comunitarios de ahorro no estructurados se han convertido en una solución acertada en muchos países. Pero debido a que su capital acumulado depende de la capacidad de ahorro de sus miembros pobres, sus límites son manifiestos. Por lo general, tales grupos no pueden responder a una necesidad elevada de crédito. Sin embargo, hay excepciones. El grupo Praja Sahayaka Sevaya, de Colombo, Sri Lanka, por ejemplo, ofrece créditos para viviendas, microempresas y emergencias, mediante dinero recaudado enteramente con los ahorros de sus miembros, que son mujeres. Como ocurre con este tipo de grupos, los afiliados depositan cantidades periódicas, y sólo después de cierto período tienen la posibilidad de tomar dinero prestado. Por medio de mecanismos comunitarios que aumentan de manera considerable el acceso de los pobres al crédito, se han establecido con éxito vínculos entre los grupos de bajos ingresos y el sistema bancario estructurado. Los prestamistas comerciales están más dispuestos a trabajar con estos grupos que con individuos pobres, debido a que los grupos ofrecen la garantía de un crédito 65 mutuo, y aseguran el reembolso del préstamo por medio de la confianza mutua y la presión del grupo46. Este enfoque abre también la vía para que quienes participen adquieran nuevas aptitudes y fomenten la solidaridad del grupo. Un ejemplo interesante es el Baroda Citizens Council, en Gujarat, India, donde los sistemas comunitarios de crédito y ahorro, un comité de dirigentes comunitarios, personal municipal y varias ONG, han sido capaces de vincular una red de quince comunidades que viven en tugurios, con los recursos estructurados de la ciudad47. • Propagar información y apoyo técnico para alentar la creación de sociedades de crédito comunitarias. • Facilitar los vínculos entre tales grupos y el sistema bancario estructurado, y con ONG internacionales, nacionales y locales. Iyer, L. y Goldenberg, D. A. (1996), We live here too! Moving toward Child-centred Habitat Programmes, PLAN International: South Asia Regional Office. 47 Información de la Sección de Urbanismo del UNICEF, Nueva York. 48 Pryer, J. (1993), ‘The Impact of Adult Ill-Health on Household Income and Nutrition in Khulna, Bangladesh’, Environment and Urbanization, 5(2). 46 Justicia y protección Entre todos los pobladores de las zonas urbanas, los pobres son los más necesitados de la justicia, los organismos de aplicación de la ley y la protección jurídica, y los que menos suelen tener acceso a estos servicios. Carecen de recursos para obtener representación jurídica oficial, no suelen tener contactos personales con quienes se encuentran en situaciones de poder y, debido a que no han recibido enseñanza oficial, no suelen ser conscientes de sus derechos jurídicos y carecen de la aptitud necesaria para tratar con burocracias complejas. En otros capítulos se analizarán estos temas y se ofrecerán recomendaciones. Apoyo en tiempos de dificultad o de crisis Cuando las familias se encuentran sometidas a tensiones, los niños suelen sentir los efectos y sufrir debido a un grave abandono que a veces resulta inevitable. Un estudio llevado a cabo en Bangladesh mostró que 40 % de todos los menores gravemente desnutridos provenían de hogares donde las personas encargadas de la subsistencia se encontraban enfermas48. La estructura tradicional de la sociedad rural ofrecía a las familias un margen de seguridad en tiempos de dificultad. Por medio de una responsabilidad compartida del cuidado infantil y de las tareas del hogar, así como una concentración de recursos y apoyo mutuo frente a las circunstancias cambiantes, las repercusiones de sucesos problemáticos como la enfermedad, la muerte o una reducción en los ingresos podían asimilarse con mayor facilidad. Una de las dificultades que se derivan de vivir en las zonas urbanas es la pérdida de esta red de seguridad. Resulta importante descubrir un sistema para reproducir algunas de las ventajas de la sociedad tradicional en el marco del contexto, a menudo muy diferente, de la pobreza urbana. Una manera significativa de incrementar el apoyo social es fomentar los vínculos con la familia ampliada. Incluso, a pesar de que no se encuentran en la misma vivienda, los miembros de la familia pueden ser una fuerza activa en la vida de los niños y un firme factor de estabilidad para sus progenitores, siempre que se encuentren disponibles. Un sistema de transporte barato y eficiente puede facilitar las relaciones, de la misma manera que una política de vivienda que tenga en cuenta la importancia de la familia ampliada. Pero en ausencia de miembros de la familia, el apoyo de la comunidad, tanto estructurado como no estructurado, es un factor fundamental para el grupo familiar en tiempos de dificultad. En la mayoría de las comunidades, y especialmente en aquellas donde hay un sentimiento comunitario, suele haber benefactores naturales, personas cuya inclinación es ofrecer apoyo y asistencia en tiempos de apremio. Entre ellos, por ejemplo, se encuentran las mujeres que están dispuestas a aceptar otros niños en épocas de escasez, o tenderos que ofrecen crédito a las familias necesitadas. Muy a menudo las organizaciones comunitarias pueden ofrecer este tipo de ayuda. Las cocinas comunitarias en Perú, por ejemplo, proporcionaron comidas de bajo costo o gratuitas durante Relaciones con la familia ampliada 66 una época de dificultades económicas. Estas cocinas estaban gestionadas de manera gratuita por mujeres de la comunidad dispuestas a ofrecer su tiempo en lugar de emplearlo con su propia familia49. Es preciso definir este tipo de capital humano y reconocer su valía como un preciado recurso y, siempre que sea posible, estos voluntarios comunitarios deben recibir el apoyo y el respaldo que necesiten. A menudo también se necesita una respuesta más estructurada a la crisis. Este tipo de actividades suelen provenir, por lo general, de las organizaciones de bienestar social, cuyas intervenciones incorporan tradicionalmente el apoyo a la familia y la protección de la infancia. Las funciones de estos organismos se han relacionado, a menudo, con la observación y el control social, pero tienen el potencial de convertirse en un recurso que aumente el control de las familias sobre las situaciones que les afectan. Cuando la pobreza es amplia, los recursos de bienestar social pocas veces permiten unos niveles de asistencia efectivos que garanticen la estabilidad de todas las familias. Pero incluso cuando los recursos financieros son escasos, los organismos de bienestar pueden ayudar a coordinar los recursos existentes, tanto los estructurados como los no estructurados, a promover enfoques preventivos e integrales para asuntos que, por lo general, se abordan de una manera sectorial y a corto plazo. Cuando existen relaciones firmes entre organismos oficiales como los de salud y educación, así como recursos voluntarios locales, hay menos posibilidades de que alguna familia quede desatendida. Las relaciones entre los servicios facilitan la tarea de establecer la identidad de las familias en peligro de colapso, y de ofrecer un apoyo oportuno. Un trabajador de la salud que hace visitas periódicas a los hogares, por ejemplo, puede saber cuándo la persona encargada de la subsistencia está enferma, y de este modo obtener un apoyo temporal. Si un niño abandona la escuela debido a las dificultades familiares, un profesor puede convertirse en fuente de información. Cuando un organismo de bienestar social actúa como centro de intercambio de información sobre los recursos existentes, contribuye a garantizar que las familias aprovechen los apoyos disponibles dentro de la comunidad. Los servicios y apoyos existentes que funcionan bien deberían utilizarse como puntos de referencia para crear sistemas de apoyo más eficaces. Un centro de atención infantil, por ejemplo, puede ser un lugar ideal para clases de cuidados de la salud, de paternidad y maternidad, y asimismo puede ofrecer información sobre capacitación laboral (véase el capítulo 8). En los capítulos siguientes analizaremos una serie de respuestas, incluida la alimentación complementaria, los programas de atención infantil que abordan las necesidades para el desarrollo infantil pleno, sistemas de apoyo a los progenitores basados en el hogar -especialmente para los padres de niños con discapacidades- y educación para los progenitores sobre nutrición, higiene y las necesidades de los niños en materia de desarrollo. Allí donde el apoyo comunitario existente resulta inadecuado, los organismos de bienestar, con el apoyo de los miembros de la colectividad y las organizaciones de voluntarios, pueden colaborar para establecer los recursos que se consideran esenciales. También pueden incrementar la disponibilidad de apoyo no estructurado dentro de la comunidad mediante capacitación de los voluntarios que estén dispuestos a actuar como "amigos" y defensores de las familias o los niños en dificultades. Esta función de coordinación no debe reservarse sólo a los trabajadores sociales. También pueden hacerla las organizaciones de desarrollo comunitario, las oficinas de enlace comunitario, o cualquier tipo de iniciativa que abarque toda la ciudad para coordinar la prestación de servicios. El objetivo de toda comunidad debe ser crear un centro para el desarrollo Respuestas estructuradas Relaciones entre los servicios “Amigos” comunitarios UNICEF (1994), The Urban Poor and Household Food Security: Urban Examples # 19, Nueva York: UNICEF. 49 67 y el apoyo de la familia, que tenga distintas funciones. Además de albergar las oficinas de las organizaciones pertinentes o de las organizaciones comunitarias, y ofrecer espacio para las reuniones de la colectividad, puede servir como base para la educación de los padres y las madres, para impartir clases de alfabetización, como lugares recreativos infantiles, y como bibliotecas o centros de recursos. También puede ofrecer un espacio tranquilo y bien iluminado para niños de mayor edad, un área para la prestación de servicios de salud o alimentación complementaria, y actuar como centro de intercambio de información sobre cuestiones jurídicas, acceso al crédito, oportunidades de empleo y capacitación. El apoyo y la financiación de un centro de este tipo pueden ayudar, en gran medida, a promover la clase de servicios integrados, participativos y comunitarios que son la base de un desarrollo comunitario vital y un pilar esencial para satisfacer los derechos de la infancia. Centros comunitarios de apoyo a la familia • Analizar las necesidades locales de bienestar. • Crear vínculos entre todos los servicios para la asistencia de la familia dentro de la comunidad, tanto estructurados como no estructurados. • Trabajar con las comunidades y las organizaciones de voluntarios para ofrecer servicios que no existen y hacen falta. • Ofrecer capacitación y apoyo para los voluntarios comunitarios. • Crear centros de desarrollo de la familia que ofrezcan una serie de servicios integrales de apoyo. • Contribuir a crear y desarrollar consejos de coordinación sobre los derechos de la infancia. 68 Segunda parte Defender los derechos de los niños de las zonas urbanas Los derechos de la infancia exigen atención a los detalles más prácticos en los distintos entornos donde se desenvuelven niños y adolescentes: desde el más público hasta el más privado; desde el oficial hasta el no estructurado. Los menores tienen derechos tanto cuando están en la escuela como cuando están en el hogar, en el trabajo o jugando, en prisión o en las aceras de las calles. En algunos casos, las familias pueden asegurar el cumplimiento de estos derechos y contar con el apoyo y la asistencia de las autoridades locales cuando sea necesario. En otros casos, éstas asumen la responsabilidad básica, con la colaboración de diferentes aliados. De cualquier forma, es esencial que las autoridades comprendan la manera en que es posible apoyar los derechos de la infancia en el ámbito de diversas situaciones. Los siguientes capítulos analizan los distintos entornos en que se desenvuelven los niños y adolescentes, y presentan directrices, recomendaciones y ejemplos para asegurar que en cada uno de estos estadios se ofrezca el mayor apoyo posible. Al igual que en las páginas precedentes del libro, remitiremos al lector a la información que aparece en otros capítulos, a fin de hacer hincapié en los vínculos y la coordinación que forman la base de una respuesta integral. 69 4 El entorno antes y durante el nacimiento La Convención reconoce el derecho de todos los niños al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 24). Pero algunos niños comienzan su vida en situación de desventaja, debido a que reciben una atención deficiente antes y durante el nacimiento. El bienestar del recién nacido está, fundamentalmente, vinculado a la salud de su madre antes del nacimiento, y a la atención que la madre recibe durante el alumbramiento. En todo el mundo se han logrado grandes avances en materia de salud de la madre, pero todavía hay muchas mujeres y niñas pobres que no obtienen la atención necesaria. Las complicaciones derivadas del embarazo y del alumbramiento son la causa principal de muerte y discapacidad para las mujeres en edad de procrear de los países en desarrollo. Los niños que sobreviven a sus madres tienen de tres a diez veces más posibilidades de morir durante sus dos primeros años, que en el caso de que las madres hubieran permanecido con vida1. Por cada mujer que muere, treinta más sufren lesiones derivadas del embarazo e infecciones que pueden discapacitarlas para toda la vida2. Más de una cuarta parte de todas las mujeres del mundo en desarrollo sufren discapacidades vinculadas con el embarazo3. Los riesgos son particularmente elevados para las adolescentes4. Las jóvenes embarazadas entre los quince y diecinueve años tienen el doble de posibilidades de morir durante el alumbramiento que las mujeres de mayor edad, y para las niñas menores de quince años el riesgo es mucho mayor5. La mitad de las muertes de los recién nacidos ocurre durante las primeras semanas después del nacimiento, y muchos de los que sobreviven están mal preparados para afrontar los desafíos constantes de la pobreza6. Cuando crecen, los niños pobres se convierten en adultos pobres y debilitados que, a su vez, conciben hijos en situación de desventaja incluso antes de venir al mundo. Esto forma parte del ciclo más amplio de pobreza crónica, cada vez La atención prenatal, los nacimientos que reciben una asistencia apropiada y el seguimiento después del nacimiento son medidas esenciales para el bienestar tanto de las madres como de los recién nacidos. Foto: William Martínez www.agenciamacondo.com Safe Motherhood Initiative (1998), ‘Safe Motherhood Fact Sheets’, Nueva York, Family Care International. 2 UNICEF (ed) (1996), El progreso de las naciones 1996, Nueva York: UNICEF. 3 Safe Motherhood Initiative 1998, ob. cit. Nota 1. 4 UNICEF (1997), Youth Health — For a Change: A UNICEF Notebook on Programming for Young People’s Health and Development, Borrador. 5 Naciones Unidas (1991), Situación de la mujer en el mundo 1970-1990: tendencias y estadísticas 1970-1990, Nueva York: Naciones Unidas. 6 UNICEF 1996, ob. cit. Nota 2. 1 70 más enraizado como consecuencia de las realidades económicas internacionales, cuyos efectos son más devastadores para quienes ya se encuentran en la pobreza. Tanto los derechos de los niños como de las mujeres exigen la disponibilidad de servicios adecuados para el embarazo, el parto y la atención posnatal, a fin de asegurar la salud y bienestar de las madres y de los recién nacidos. Una mejora en la atención de las mujeres influye directamente en sus hijos, sus familias y sus comunidades. EL ENTORNO INTRAUTERINO DEL NIÑO Incluso en el entorno acogedor del vientre materno, el feto es vulnerable a los efectos de la pobreza, la desigualdad y el peligro medioambiental. La alimentación de la madre, el aire que respira, su salud general, incluso su situación emocional, tienen profundas consecuencias en el desarrollo del feto. Una madre desnutrida y debilitada, agobiada por la tensión y la ansiedad, no puede proporcionar el entorno acogedor que exige su hijo todavía no nacido. La exposición de las mujeres embarazadas a diversos agentes medioambientales puede tener variadas consecuencias: aborto natural, mortinatalidad, bajo peso al nacer, lesiones neurológicas, defectos congénitos y una serie de problemas relativos al desarrollo después del nacimiento. Las emisiones de fuentes de calor con una ventilación deficiente, el agua de beber contaminada y la falta de saneamiento, por ejemplo, pueden causar problemas a la salud del feto. La exposición a concentraciones elevadas de plomo, a diversos pesticidas o a metilmercurio procedente de pescado contaminado, puede tener una influencia crítica, según la etapa del embarazo y la intensidad de la exposición. Enfermedades como la rubéola, la toxoplasmosis, el sida, la sífilis, el sarampión, la varicela, la poliomielitis y ciertos tipos de gripe, pueden perjudicar al feto en desarrollo7. Las calorías que consume la madre y la calidad de su alimentación tienen una influencia directa sobre el tamaño, el peso al nacer y la vulnerabilidad a la tensión después del nacimiento del bebé. Los niños con bajo peso al nacer (aquellos que pesan menos de 2.500 gramos) pueden resultar más difíciles de atender, tienen más posibilidades de padecer problemas de desarrollo y corren un mayor peligro de contraer enfermedades o de morir durante sus primeros meses de vida. El peso al nacer es el indicador más importante de la supervivencia y el desarrollo saludables. De los recién nacidos en todo el mundo, 18 % pesan menos de lo recomendable, y esta cifra aumenta a 50 % en Bangladesh, donde muchas madres se encuentran desnutridas8. El bajo peso al nacer tiene poca importancia cuando el niño llega a un entorno saludable y acogedor, pero es fundamental en las situaciones de pobreza y tensión. Una alimentación adecuada de la madre durante la etapa prenatal otorga al recién nacido una importante ventaja inicial en su capacidad para sobrevivir y crecer en situaciones complicadas. Una alimentación suficiente y apropiada para la madre no es el único criterio por considerar; también se debe tener en cuenta la concientización. Muy menudo se desconoce que la mujer necesita una alimentación suplementaria durante el embarazo, y en algunos lugares existe la creencia de que comer menos implica un parto más fácil. Muchas mujeres embarazadas están expuestas a peligros y, sin embargo, siguen teniendo hijos saludables. Cuanto más saludable es la madre, más resistente será el hijo antes y después del nacimiento. Resulta fundamental que todas las mujeres embarazadas dispongan de una atención prenatal adecuada, no sólo para asegurar una buena salud general, sino también para detectar a tiempo cualquier señal de peligro. La mayoría de los problemas más Tensión Peligro del medio ambiente La alimentación de la madre Bajo peso al nacer UNICEF (1990), The State of the Environment 1990: Children and Environment, UNICEF/UNEP. 8 UNICEF (1997), Estado mundial de la infancia 1997, Nueva York: UNICEF. 7 71 importantes del embarazo, como la carencia de hierro, pueden prevenirse de forma barata y sencilla. En una zona de Nepal donde es frecuente la carencia de vitamina A, por ejemplo, un estudio descubrió que las muertes entre las mujeres embarazadas descendían 44 % cuando recibían suplementos alimentarios9. Una buena atención prenatal puede ayudar también a detectar la posibilidad de cualquier complicación relacionada con el parto, y permite tomar las precauciones del caso. Una madre saludable, informada y bien alimentada, tiene más posibilidades de salir airosa del alumbramiento, mostrar energía y capacidad de respuesta a las necesidades del recién nacido y estar preparada para ocuparse de los otros niños que pueda haber en su hogar. La atención prenatal es también el método más eficaz de salvar la vida de los recién nacidos y mejorar su situación en materia de salud. Atención prenatal Los miembros más cínicos de la sociedad podrían afirmar que una alta tasa de mortalidad es una forma “natural” de control de la población en las ciudades superpobladas. Pero asegurar la salud de las mujeres embarazadas y de los fetos, además de ser una actitud humana y una exigencia de la ley internacional, es también una medida muy práctica. Una tasa elevada de mortalidad de recién nacidos suele estar relacionada con una alta tasa de nacimiento. La experiencia en todo el mundo ha demostrado que cuando los progenitores confían en que sus hijos van a sobrevivir y a crecer saludables, las tasas de nacimiento suelen descender10. Por cada niño que muere como resultado de una atención inadecuada durante la fase prenatal o en el parto, otros sobreviven con discapacidades y una salud deficiente. A pesar de los grandes avances, muchas mujeres carecen todavía de una atención prenatal adecuada y de educación. Es preciso tomar medidas para ofrecer atención a las mujeres de forma que puedan responder a ellas. Entre muchas mujeres embarazadas, se ha registrado una preferencia por la atención no estructurada dentro de la comunidad proveniente de personas a quienes conocen y en quienes confían, en lugar de recibirla de profesionales capacitados en instalaciones que pueden intimidarlas11 . La atención prenatal debería estar disponible en la comunidad, ser asequible y posibilitar que las mujeres establezcan una relación personal con los proveedores. • Conseguir que las mujeres y las adolescentes tengan acceso a la planificación de la familia y a la atención sanitaria de la reproducción de una forma asequible, cómoda y aceptable para todos. • Educar a las mujeres y las niñas en cuestiones como la higiene básica, la alimentación y la reproducción. • Concientizar a la comunidad sobre la idea de que el embarazo representa un período de riesgo para la madre y para el niño. • Proporcionar atención prenatal accesible y asequible, suplementos alimentarios, e información para las mujeres embarazadas. EL ENTORNO DEL ALUMBRAMIENTO La atención prenatal es esencial, pero nunca debe considerarse como un sustituto de la atención durante el alumbramiento. Casi 99 % de todas las muertes relacionadas con el embarazo y el alumbramiento se producen en el mundo en desarrollo, y la mayoría de ellas están vinculadas al parto12. Facilitar que los nacimientos ocurran en el hogar puede constituir una solución adecuada UNICEF (1998), Estado mundial de la infancia 1998, Nueva York: UNICEF. 10 En Níger, por ejemplo, donde la tasa de mortalidad de menores de 5 años se ha mantenido en 320 desde 1960, la tasa de natalidad ha descendido solamente entre 54 y 53 por 1000, durante ese período de tiempo. En Costa Rica, por el contrario, donde existe una preocupación inusual por la atención de la salud, la tasa de mortalidad de menores de 5 años ha descendido de 112 a 16 durante todos estos años, y la tasa de natalidad es de 25, o la mitad de lo que era en 1960. (UNICEF 1997, ob. cit. Nota 8). 11 Ebrahim, G. J. (1985), Social and Community Paediatrics in Developing Countries: Caring for the Rural and the Urban Poor, Houndmills, Basingstoke, Hampshire: Macmillan. 12 Safe Motherhood Initiative 1998, ob. cit. Nota 1. 9 72 cuando los riesgos son reducidos. Pero demasiadas mujeres que viven en la pobreza en las zonas urbanas corren un elevado riesgo de infección y de sufrir otras complicaciones debido a que su salud es deficiente y a que la situación en el hogar resulta inadecuada y antihigiénica. A pesar de la importancia ampliamente reconocida de la asistencia capacitada, casi la mitad de todas las mujeres del mundo siguen dando a luz sin la ayuda de un profesional diplomado, y utilizan en lugar de ello a miembros de la familia o a parteras tradicionales sin capacitación. En algunos países el porcentaje es bastante elevado13. A menudo, las mujeres prefieren la comodidad que les representa la presencia de parteras conocidas que comparten creencias y valores comunes. Pero el empleo de prácticas dañinas, como la utilización de cuchillas de afeitar oxidadas o sucias para cortar el cordón umbilical, puede provocar una tragedia. La falta de capacitación para responder a las emergencias obstétricas es también un peligro, en especial cuando no hay disponible transporte de emergencia ni la presencia de una alternativa de profesionales capacitados. Todos estos factores en conjunto contribuyen a que las tasas de mortalidad de los recién nacidos y de las madres sean extremadamente significativas, y a que se produzcan lesiones y discapacidades que constituyen una pérdida de recursos financieros y emocionales durante toda la vida. El nacimiento en establecimientos de atención sanitaria de alta calidad, o al menos con la presencia de un profesional obstétrico diplomado (un médico o una partera), debería ser una prioridad. Pero la disponibilidad de instalaciones adecuadas y de un personal capacitado brilla por su ausencia en general, y a corto plazo no tiene grandes posibilidades de convertirse en una solución en la mayoría de las ciudades. Entre tanto, es preciso tomar medidas para asegurar que los nacimientos en el hogar lleven la menor cantidad posible de riesgos. Giri, K. (1995), ‘Safe Motherhood Strategies in the Developing Countries’ en Wallace, H. M., Giri, K. y Serrano, C. V. (eds), Health Care of Women and Children in Developing Countries, Oakland CA: Third Party Publishing Company. 14 Levitt, M. J. y Minden, M. (1995), ‘The Role of Traditional Birth Attendants in Safe Motherhood’, en Health care of Women and Children in Developing Countries, Oakland CA: Third Party Publishing Company. 13 Medidas para mejorar la seguridad de los nacimientos en el hogar Una atención prenatal sistemática permite establecer si una mujer es una buena candidata para dar a luz en su hogar. Cuando se descubre la existencia de posibles complicaciones, resulta indispensable remitirla a un profesional de la atención obstétrica. Para aquellas mujeres cuyos alumbramientos van a tener lugar en el hogar, es necesario hacer determinados preparativos, contar con la presencia de parteras capacitadas y de un sistema auxiliar adecuado en caso de que se produzcan complicaciones. Hasta que otros sistemas más complejos estén disponibles, es fundamental que se reconozcan las funciones de las parteras tradicionales, y que reciban capacitación, supervisión y apoyo por parte del sistema oficial de salud. Una partera idónea puede convertirse en un vínculo esencial con el sistema estructurado. Aunque es muy poco lo que una partera puede hacer en caso de que se produzca una grave emergencia obstétrica, sin embargo puede prestar atención básica de la reproducción, asegurar una higiene adecuada, remitir a otros profesionales a aquellas madres que se encuentran en peligro de sufrir complicaciones y recurrir a un sistema auxiliar cuando sea necesario14 . Resulta muy difícil garantizar un alumbramiento seguro sin materiales esterilizados o los medios para mantener limpias las manos y el entorno. Diversos programas han distribuido entre las parteras capacitadas o las madres embarazadas “botiquines obstétricos”. Como mínimo, estos botiquines contienen una cuchilla y cordones esterilizados, pero también pueden incluir desinfectante, jabón, una sábana limpia de plástico para cubrir la superficie donde la mujer va a dar a luz, y gasa y algodón para el cuidado del cordón umbilical. Cuando se distribuyen entre las parteras capacitadas, los botiquines pueden incorporar Parteras capacitadas Botiquines obstétricos 73 también algunos materiales cuyo uso requiere capacitación, como un termómetro, un estetoscopio o los medicamentos que puedan ser necesarios. La mejor manera de escoger el contenido de los botiquines es tomar en consideración las condiciones específicas y los programas locales de capacitación15 . Todas las mujeres, independientemente de la calidad de la atención prenatal, pueden sufrir complicaciones que amenacen su vida durante el alumbramiento. Una atención tardía o la falta de medidas adecuadas pueden significar la muerte de estas mujeres. Es preciso crear un sistema de remisión de casos de emergencia que opere de manera adecuada, y que se encuentre disponible un servicio más especializado. Tienen que existir rápidos medios de comunicación con los establecimientos sanitarios apropiados, o un sistema de transporte de emergencia disponible. En Lusaka, Zambia, por medio de un consenso alcanzado con una compañía de taxis, cualquier mujer embarazada que afronte problemas puede viajar de forma gratuita al hospital. Referencia de emergencia El alumbramiento en los establecimientos sanitarios Es posible que muchos establecimientos sanitarios no estén preparados de forma adecuada para ofrecer una apropiada atención, especialmente en casos de emergencia. Hasta una mínima modernización puede representar una mejora notable. Pero incluso cuando los hospitales ofrecen un entorno seguro, pueden presentar otro tipo de problemas. Prácticas hospitalarias Los hospitales y otros establecimientos médicos han sido tradicionalmente organizados de modo que funcionen de manera eficiente para sus empleados profesionales, que suelen estar muy ocupados, y las prácticas habituales relacionadas con el alumbramiento y el período puerperal reflejan esta prioridad. Las normas impiden con frecuencia la presencia de la familia y de los amigos cuando la mujer se encuentra en pleno alumbramiento, y puede ocurrir que no reciba el apoyo emocional que requiere para calmar sus miedos e incertidumbres. A veces se utilizan medicamentos innecesarios para ahorrar tiempo a médicos y enfermeras; esto puede ser un problema para los recién nacidos, que en el momento de nacer resultan demasiado vulnerables a los medicamentos que han penetrado en el flujo sanguíneo de la madre. Una práctica muy común, basada en los modelos occidentales de atención, es la de separar a la madre y al recién nacido después del nacimiento. Por lo general, se coloca a los bebés en guarderías del hospital, donde todas sus prioridades pueden resolverse de manera eficiente en un solo lugar. Esto puede ser muy adecuado desde el punto de vista de la gestión hospitalaria, pero infringe la necesidad de que la madre y el recién nacido permanezcan en estrecho contacto después del nacimiento. El organismo aún inmaduro del recién nacido se regula de manera más eficaz mediante un estrecho contacto físico. El calor que ofrece el contacto de la piel asegura que la temperatura del recién nacido se mantenga uniforme. El contacto, la caricia y la posibilidad de mecer al niño activan la respiración y la digestión y, junto con el sonido familiar del latido del corazón de la madre, permiten que el bebé se tranquilice. Se ha descubierto que los recién nacidos que están en un contacto constante con la madre lloran menos y duermen de forma más tranquila. Diversas investigaciones demuestran que un contacto temprano permite que esta relación vital se inicie de manera adecuada, y puede contribuir a crear un vínculo estrecho que más tarde se convierte en una protección emocional frente a las dificultades16. Un elemento importante de la atención hospitalaria es su relación con la alimentación por medio de biberón. A comienzos del decenio de 1960 se Smith, J. B. y Fortney, J. A. (1996), Birth Kits: an Assessment, Nueva York: UNICEF. 16 Trevathan, W. R. y McKenna, J. J. (1994), ‘Evolutionary Environments of Birth and Infancy: Insights to Apply to Contemporary Life’, Children’s Environments, 11(2): 88-105. 15 74 produjo una notable reducción de las tasas de amamantamiento en el hemisferio sur, en parte debido a las presiones sobre las mujeres de las zonas urbanas para que se incorporaran a la fuerza laboral. Pero las actividades de promoción de las empresas fabricantes de sucedáneos de la leche materna contribuyeron también a convencer a las madres para que abandonaran la saludable y económica tradición del amamantamiento. Las prácticas en muchos hospitales, incluida la separación de los recién nacidos y sus madres, apoyan la alimentación con biberón. Los fabricantes de los sucedáneos de la leche materna reparten a menudo muestras gratuitas entre las madres cuando se encuentran en el hospital, y la presión general para adaptarse a los “tiempos modernos” es demasiado fuerte como para que las madres la puedan resistir. Alimentación con biberón La alimentación con biberón sigue siendo una cuestión preocupante. En las zonas urbanas pobres, sobre todo, la situación impide que se tomen las precauciones sanitarias necesarias para una alimentación con biberón, y una práctica promovida como respuesta al interés superior del recién nacido se ha convertido, en realidad, en una amenaza tanto para la salud del lactante como para la economía familiar. Además, el amamantamiento inhibe la ovulación y funciona como una forma natural de control de la natalidad. En las zonas donde se mantiene la lactancia materna hasta que el niño cumple tres años de edad, el espaciamiento entre los nacimientos más frecuente pasa de tres años. Esta protección desaparece cuando la alimentación con biberón se convierte en la norma. Desde comienzos del decenio de 1980 se lleva a cabo una campaña mundial para restablecer el amamantamiento. Esta campaña, en parte, se ha concentrado en propiciar un entorno que favorezca el amamantamiento en los pabellones de maternidad de los hospitales. En estos hospitales “amigos de los niños”, los recién nacidos se encuentran en la misma habitación que la madre, no se admite la promoción de las compañías fabricantes de sucedáneos de la leche materna y se alienta el amamantamiento por todos los medios posibles, a fin de que se convierta en una costumbre habitual antes de que las madres regresen al hogar. Estos cambios básicos pueden originar efectos impresionantes. En el hospital general Baguio, de Filipinas, un país pionero en las iniciativas de los hospitales “amigos de los niños”, la tasa de mortalidad de recién nacidos disminuyó 95 % en dos años17 . El desafío más complicado ha sido convencer al personal de los hospitales de la importancia de estos cambios. Resulta fundamental que las municipalidades hagan uso de su influencia y apoyen las actividades en favor del amamantamiento, con la convicción de que este puede contribuir de manera notable a la salud del niño y a la economía familiar. Hospitales amigos de los niños Muchas mujeres regresan al hogar después del alumbramiento para encontrarse con una situación difícil y la necesidad de reanudar una enorme carga de trabajo. El tiempo que pasan en el hospital o en la clínica de maternidad debe ser de descanso y recuperación. En el Hospital Dulukal de Katmandú, por ejemplo, hay un parque exterior para las madres que acaban de dar a luz, un lugar soleado, tranquilo y privado para que las mujeres descansen y se relacionen de manera informal con otras madres18. • Proporcionar una capacitación de alta calidad a las parteras, incluso formación para reconocer la necesidad de remitir los casos con complicaciones y para practicar una atención de emergencia. • Asegurar la disponibilidad de materiales higiénicos para los partos en el hogar. • Facilitar el acceso a la atención obstétrica profesional para las mujeres con embarazos de alto riesgo. Black, M. (1996), Children First: The Story of UNICEF, Past and Present, Oxford: Oxford University Press. 18 Hart, Roger, viaje sobre el terreno, Nepal 1997. 17 75 • Asegurar la disponibilidad rápida de la atención de emergencia, incluso del transporte al hospital, en caso de complicaciones obstétricas. • Fomentar que los hospitales y los pabellones de maternidad se conviertan en “amigos de los niños”. SEGUIMIENTO DESPUÉS DEL ALUMBRAMIENTO Los días y las semanas posteriores al alumbramiento pueden ser una etapa problemática, en especial para las madres con una salud deficiente y para aquellas que tienen otros hijos. Es preciso que las parteras o los trabajadores sanitarios de divulgación supervisen la salud de la madre y del recién nacido, y allí donde exista una falta de apoyo por parte de los progenitores o de los miembros de la familia, tomen medidas para asegurar la presencia de un sistema auxiliar disponible en la comunidad. Es necesario detectar a los recién nacidos en peligro, que deben recibir una atención médica especial. El apoyo al amamantamiento es una de las prioridades más importantes. Apoyo a las madres En general, se sabe que para recuperarse plenamente después de un embarazo, una mujer necesita por lo menos veinticuatro meses de alimentación adecuada. Si no hay un espaciamiento suficiente de los embarazos, aumenta el riesgo de mortalidad infantil. Cuando las mujeres sólo tienen una alimentación de subsistencia, la recuperación lleva más tiempo, y en esos casos resulta más relevante la disponibilidad de información sobre el espaciamiento de los embarazos. Es importante que se difunda información sobre la planificación de la familia19 . Espaciamiento de los nacimientos Otra cuestión primordial es el registro del recién nacido. Esto puede parecer un asunto de escasa importancia en comparación con las preocupaciones sobre la salud y la supervivencia, pero puede afectar gravemente al niño a largo plazo. Cuando los niños carecen de una identificación oficial tienen mayores dificultades para participar de los programas de vacunación, de acceso a los servicios de salud o para matricularse en la escuela. Posteriormente, se les puede complicar casarse, votar, o encontrar un trabajo. Los niños sin un certificado de nacimiento son también más vulnerables a determinados riesgos como la prostitución, el trabajo peligroso y el reclutamiento ilegal en el ejército. En diversos países, el registro en el hospital después del nacimiento constituye un procedimiento habitual. Pero es preciso beneficiar también a muchos niños que nacen fuera de los hospitales. Las parteras deben recordar a los progenitores la importancia de este trámite, y pueden recibir, incluso, la autoridad para asegurar que se lleve a cabo en el hogar del niño durante los días posteriores al nacimiento. Esto ya ocurre en Ghana20. Registro del nacimiento • Concientizar a la opinión pública sobre el valor del amamantamiento. • Educar a los hombres para que apoyen a las mujeres durante el embarazo, el alumbramiento y después del nacimiento. • Suministrar orientación sobre el espaciamiento de los embarazos. • Facilitar el registro del nacimiento. Ebrahim, 1985, ob. cit. Nota 11. 20 Dow, U. (1998), ‘Registro del nacimiento: el «primer» derecho’, en UNICEF (ed), El progreso de las naciones 1998, Nueva York: UNICEF. 19 76 UNA PERSPECTIVA MÁS AMPLIA La prestación de atención prenatal, el alumbramiento en condiciones apropiadas de cuidado y el seguimiento después del parto son tres elementos muy importantes. Pero las autoridades deben reconocer también la serie de factores sociales, culturales y económicos que propician unas tasas muy significativas de fertilidad, una mortalidad elevada y una salud deficiente de las madres. Los riesgos relacionados con el embarazo durante los años adolescentes han sido reconocidos desde hace tiempo. Sin embargo, el matrimonio y el embarazo tempranos siguen siendo la norma en muchos países. No todos los embarazos son deseados, pero la ignorancia, la falta de disponibilidad de métodos anticonceptivos, y la condición social de la mujer a la hora de tomar decisiones, impiden una planificación adecuada. Como resultado, las mujeres adoptan a veces medidas extremas para evitar el embarazo: 25 % de todas las muertes derivadas de la maternidad en los países pobres se producen a raíz de las complicaciones durante la práctica de abortos antihigiénicos21. La condición social de la mujer contribuye a su analfabetismo y desnutrición, dos factores que desempeñan una importante función en el resultado del embarazo. La educación para las niñas, y las actividades para difundir la idea de que la mujer es un ser humano con derechos, son puntos de partida esenciales para abordar las cuestiones de la fertilidad, el alumbramiento, y la salud del recién nacido y de la madre. Giri, 1995, ob. cit. Nota 13. 21 77 5 Viviendas para los niños Una vivienda decente, asequible y segura es fundamental para el cumplimiento de un gran número de derechos reconocidos por la Convención. Los niños tienen derecho a una calidad de vida que les permita alcanzar un desarrollo pleno, y para que esto ocurra la vivienda es un elemento esencial. Su derecho a crecer en un entorno familiar tiene consecuencias sobre la ubicación y el tamaño de la vivienda. El derecho a una identidad cultural se basa en unos sistemas de vida sólo posibles en el marco de una vivienda. El derecho a la no discriminación se aplica a la vivienda igual que a otras esferas. Los niños también están protegidos por la Convención contra cualquier interferencia arbitraria relacionada con la familia y el hogar, factor que tiene repercusiones sobre la política relativa al desalojo y al desahucio forzado1. Las normas que especifican las condiciones de una vivienda adecuada, además de definirse en términos más amplios como parte de las discusiones sobre los derechos humanos en general2 , deben volver a considerarse a la luz de las prioridades concretas de los niños. Las condiciones que pueden resultar adecuadas para los adultos no son necesariamente las mejores para el desarrollo físico, emocional e intelectual del niño. Las condiciones ambientales y materiales del hogar deberían servir de apoyo a los progenitores y a otras personas encargadas de la atención, para que de este modo puedan ofrecer al niño un cuidado sensible, cariñoso y favorable, y a crear, en el marco de su cultura, un entorno que garantice la seguridad y la salud y promueva su desarrollo pleno. En este capítulo se describen algunas medidas específicas que las autoridades locales pueden tomar para alcanzar estos objetivos. En muchas ciudades y comunidades, las actividades relacionadas con la vida cotidiana de la familia pueden tener lugar en patios comunes o en la calle. El análisis sobre “la vivienda” en este capítulo se refiere no sólo al espacio cerrado que ocupa una determinada familia, sino también a los espacios exteriores que comparten con otros. En las viviendas inseguras donde sus habitantes viven hacinados y los servicios son deficientes, el cuidado de los niños se convierte en una tarea excesiva que pocas veces puede llevarse bien a cabo. Las medidas para mejorar las condiciones de vida afectan a los niños no sólo por sus consecuencias directas sobre su salud y su desarrollo, sino también porque limitan la carga y la ansiedad de los progenitores. Foto: William Martinez. www.agenciamacondo.com Véase el preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño y los artículos 2, 9, 16, 27, 30. 2 Los siete criterios siguientes han sido reconocidos como los parámetros funcionales para una vivienda adecuada bajo el artículo 11(1) del Pacto 1 78 LA IMPORTANCIA DE LA VIVIENDA EN EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS La política medioambiental en las zonas urbanas tiende a abordar, en especial, las cuestiones medioambientales de amplia escala que afectan a la población en general. Pero los problemas dentro de las viviendas y en su entorno inmediato ejercen una influencia más importante sobre la salud y el bienestar, sobre todo en el caso de los niños de menor edad que pasan la mayor parte de su tiempo en el hogar o cerca de él. Diversos factores de tensión ambiental afectan desproporcionadamente a los niños. Su capacidad para tolerar la contaminación y las toxinas es menor, son más vulnerables a la enfermedad y su propensión a sufrir lesiones resulta más elevada. La calidad y la cantidad del agua, el saneamiento, desagüe y eliminación de residuos, la ubicación con respecto al tráfico, la calidad del aire en el hogar, las instalaciones para la preparación y almacenamiento de alimentos, y la concientización sobre la seguridad, pueden afectar profundamente tanto la salud actual de los niños como su desarrollo a largo plazo3 . Una vivienda segura sirve de apoyo no sólo a la salud física, sino también a la seguridad emocional, la estabilidad y la comodidad para hacer las tareas diarias. Los niños pueden crear vínculos con los entornos conocidos, y esto, al igual que sus apegos con los seres humanos, es una fuente que les permite desarrollar su confianza en el mundo que les rodea4. Este tipo de seguridad se encuentra en peligro cuando la vivienda es vulnerable a las inundaciones, los movimientos de tierra y otros desastres; o cuando la tenencia es insegura. El hogar puede convertirse también en un lugar donde se producen conductas violentas y maltratos, y en vez de ser un refugio y una fuente de seguridad en la vida del niño, puede transformarse más bien en un territorio donde impera el terror. El hogar es el principal entorno donde los niños comienzan a desarrollarse social e intelectualmente. Si reciben una buena atención y han experimentado un contacto humano adecuado, la mayor parte de su energía en los primeros años de su vida se concentra en las relaciones que crean con diversos elementos del entorno ambiental y material, con objetos y escenarios que invitan a una exploración, manipulación y experimentación imaginativas, tanto por sí mismos como con los demás5 . Pero las condiciones de vida de muchos niños pobres que viven en las zonas urbanas les impiden el acceso a un entorno recreativo seguro, estimulante y variado, y les privan de las oportunidades que necesitan para desarrollarse como seres socialmente competentes e intelectualmente curiosos. La vivienda es también un lugar donde se socializa con los demás. La cultura de cualquier grupo está anclada en un modelo de vida hogareña y se configura por el entorno material. La forma en que se preparan y se ingieren los alimentos, la manera en que los miembros de la familia se relacionan unos con otros y con sus vecinos, las normas sobre territorio e intimidad, constituyen elementos influidos por las condiciones ambientales y materiales y por el tipo de organización y de relaciones mutuas que se crean en dicho espacio. El grado de hacinamiento, el acceso a lugares exteriores, las oportunidades para estar solo, el espacio para jugar con otros niños, influye en la identidad y la comprensión social del niño. Por medio de estas relaciones mutuas diarias, los niños adquieren los valores y las normas de la familia y de la cultura6 . Pero sobre muchos aspectos del medio ambiente los pobladores pueden tener un reducido control, especialmente en una situación de pobreza, y este factor afecta los modelos de relación. En el caso de familias pertenecientes a una minoría o las familias cuyos miembros son refugiados, la vivienda se convierte Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: seguridad jurídica a la tenencia; disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura; accesibilidad financiera; carácter habitable; ubicación; adecuación cultural. Extraído del Comentario General No. 4 (1991) del Comité sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales en torno al derecho a una vivienda adecuada. 3 Satterthwaite, D., Hart, R., Levy, C., Mitlin, D., Ross, D., Smit, J., Stephens, C. (1996), The Environment for Children, Londres: Earthscan. 4 Chawla, L. (1992), ‘Childhood Place Attachments’, en Altman, I. y Low, S. (eds), Place Attachment, Nueva York: Plenum. 5 Valsiner, J. (1987), Culture and the Development of Children’s Action, Nueva York: Wiley; Wohlwill, I. y Heft, H. (1987), ‘The physical environment and the development of the child’ en Stokols, D. y Altman, I. (eds), Handbook of Environmental Psychology, Nueva York: Wiley. 6 Valsiner, J. (ed) (1988), Child Development Within Culturally Structured Environments, Norwood, Nueva Jersey: Ablex; Whiting, B. B. y Edwards, C. P. (1988), Children of Different Worlds: The Formation of Social Behavior, Cambridge MA: Harvard University Press. 79 en un elemento fundamental para adquirir una identidad cultural, ya que existen menos posibilidades de que la vida comunitaria refuerce los valores de la familia. Una vivienda deficiente afecta también a los progenitores. En habitáculos carentes de seguridad, sin un espacio adecuado y con instalaciones deficientes, la atención a los niños se convierte en una tarea abrumadora. Es necesario tomar muchas decisiones difíciles, y resulta inevitable que los compromisos afecten el bienestar de los menores. ¿Es mejor dejar que los niños pasen hambre, o darles alimentos que podrían estar contaminados debido a un almacenamiento inadecuado? ¿Deberían los niños pequeños jugar cerca de un desagüe abierto, o es mejor mantenerlos en la casa, donde la calidad del aire es deficiente debido a que no existe ventilación en la cocina? Incluso las decisiones más simples pueden ir acompañadas de ansiedad, y la carga que representa la atención a los niños y al hogar puede ocasionar fatiga y debilidad en los padres y madres. Esto suele afectar su capacidad para ofrecer cariño, sensibilidad y cuidado, factores que los niños necesitan. Cualquier mejora en las condiciones de vida afectará de forma positiva a los niños, no sólo de manera directa sobre su salud y desarrollo, sino también aliviando la ansiedad y las responsabilidades de sus progenitores7. Las consecuencias de la vivienda sobre la calidad de la atención FOMENTAR VIVIENDAS QUE APOYEN LOS DERECHOS DE LA INFANCIA Es posible mejorar las condiciones de vida de los niños por medio de una serie de medidas. Algunas, aunque no todas, requieren una inversión considerable. Pero principalmente exigen la voluntad de las autoridades locales para tener en cuenta los intereses de los niños y de sus familias, y hacer partícipes a los pobladores en la planificación y la gestión de las decisiones en el plano local. Seguridad en la tenencia Una gran proporción de familias que viven en las zonas urbanas de los países del hemisferio sur se encuentran bajo el temor constante del desalojo o el desahucio obligatorio. Ya hemos analizado en las páginas anteriores las consecuencias que una inseguridad en la tenencia pueden acarrear sobre la estabilidad familiar. En esta ocasión nos concentraremos en las consecuencias sobre los niños. Los costos que supone para los niños el desalojo son enormes, y pueden afectar tanto su bienestar inmediato como su desarrollo a largo plazo. Los desalojos conducen a menudo a la carencia de vivienda. Incluso cuando se reubica a las familias o cuando se encuentran nuevas viviendas para ellas, se produce un importante trastorno económico. La vivienda y las pertenencias suelen correr peligro de destrucción, al igual que los medios de subsistencia de la familia. Los desalojos pueden conducir a una separación del grupo familiar si la persona que mantiene a la familia se ve obligada a buscar un nuevo puesto de trabajo más lejos. La pérdida de la estructura social puede menoscabar la capacidad de superación de la familia. Con frecuencia se interrumpe la enseñanza y las dificultades financieras derivadas del desalojo pueden obstaculizar el regreso de los niños a la escuela en una nueva ubicación. No es raro que los niños acaben atrapados en el mercado laboral. Los niños que sufren un desahucio violento pueden experimentar un verdadero trauma, con importantes consecuencias a largo plazo sobre su salud psicológica. En la zona metropolitana de Manila, donde la demolición de viviendas afecta en promedio a más de mil ochocientos niños todos los meses, Las repercusiones psicológicas del desahucio por la fuerza Bartlett, S. N. (1997), ‘Housing as a Factor in the Socialization of Children: A Critical Review of the Literature’, Merrill-Palmer Quarterly, 43(2): 169-198. 7 80 la organización Urban Poor Associates ha registrado las experiencias de algunos jóvenes víctimas de un desalojo por la fuerza. Niños de tan sólo cuatro años de edad describen la violencia y la confusión que sintieron durante el proceso, la presencia de policías fuertemente armados, las excavadoras destruyendo las viviendas y las pertenencias de valor, el humo de los gases lacrimógenos, los miembros de la familia y los amigos heridos e incluso muertos. Después de los desalojos durmieron con dificultad, tuvieron que separarse de sus familias y padecieron hambre y enfermedades. Recuerdan la pérdida de amigos y de compañeros de juego y los entornos conocidos, y describen los trastornos posteriores que sufrieron sus familias. Muchos de estos niños presentan síntomas traumáticos mucho después del suceso. Algunos se niegan a reconocer que el desalojo ocurrió. Otros, al recordarlo, vuelven a experimentar el pánico que sufrieron ese día, y los mareos y dolores de cabeza producidos por los gases lacrimógenos. Varios niños tienen pesadillas constantes, y otros se han convertido en personas apáticas y retraídas. Muchos tienen miedo cuando ven a personas uniformadas8. Las repercusiones suelen ser mayores sobre los niños de menor edad. Las investigaciones han revelado que los niños menores de diez años, cuando padecen experiencias traumáticas, tienen tres veces más posibilidades que los adultos de sufrir alteraciones psicológicas9. Mientras millones de personas en todo el mundo son desalojadas por la fuerza cada año, otros centenares de millones sufren inseguridad de tenencia, ansiedad derivada de esta situación y las tensiones que producen las frecuentes reubicaciones. Una estrategia común de supervivencia es la reubicación en vecindarios donde la vivienda es más barata, pero la situación del mercado laboral obliga a muchas familias a vivir en un estado de constante movilidad. Los jóvenes que se mudan suelen tener dificultades para crear vínculos de pertenencia en el nuevo lugar, especialmente cuando la reubicación se produce en una atmósfera de ansiedad y angustia entre los adultos. Estos vínculos son importantes porque sirven para generar una fortaleza emocional. Siempre que sea posible, las autoridades municipales deben ofrecer asistencia para evitar traslados involuntarios. Si la reubicación es inevitable, el trastorno emocional que supone para los niños puede minimizarse cuando los progenitores tienen la posibilidad de planificar el traslado, cuando la nueva vivienda es adecuada y segura, cuando se tienen en cuenta las necesidades de la familia y cuando una grave disminución de ingresos no es uno de los factores en juego. · Véase el capítulo 3 para un análisis completo sobre las medidas que las autoridades locales pueden tomar a fin de mejorar la seguridad en la tenencia y la estabilidad en materia de vivienda. Ubicación La ubicación de la vivienda es fundamental para el bienestar de los niños, no sólo porque afecta directamente sus actividades, sino también debido a sus repercusiones sobre el funcionamiento y la supervivencia de la familia. Es preciso tener en cuenta los siguientes factores cuando se trata de fijar viviendas adecuadas para los niños: · Proximidad a desagües abiertos, agua contaminada, agua estancada, toxinas, residuos ambientales, tráfico pesado, peligros como inundaciones y desprendimientos de tierra, y otros factores que afectan la salud y la seguridad de los niños. Dizon, A. M. y Quijano S. (1997), ‘Impact of Eviction on Children’, Report for Urban Poor Associates, Asian Coalition for Housing Rights (ACHR) y United Nations Economic and Social Commission for Asia and the Pacific (UN-ESCA). 9 Garbarino, J. y Bedard, C. (1996), ‘Spiritual Challenges to Children facing Violent Trauma’, Childhood, 3(4): 467—479. 8 81 · Proximidad a servicios de salud, escuelas, guarderías y servicios de bienestar social. · Acceso a oportunidades para ganarse la vida. · Proximidad a la familia ampliada, amigos y otros sistemas de apoyo social. · Proximidad a oportunidades seguras para la recreación y el juego. · Un transporte público asequible. · Educar a las familias sobre los peligros que corren sus hijos cuando se asientan en zonas de alto riesgo. · Utilizar todos los medios disponibles para ofrecer acceso a ubicaciones seguras y adecuadas para la vivienda. Las relaciones con los vecinos y con la calle Las relaciones sociales, la buena marcha de la comunidad y la utilización del espacio exterior pueden verse afectados por la distribución y la gestión de las zonas donde se encuentran las viviendas. Una serie de pequeños cambios puede afectar la frecuencia del vandalismo y del crimen, promover la recreación de los niños y alentar la interacción entre los vecinos (véase el capítulo 7)10. A continuación analizaremos algunos métodos de pueden ayudar a las familias a ofrecer entornos apropiados para la crianza de los niños y el apoyo mutuo. En los lugares donde las municipalidades o las asociaciones comunitarias proporcionan oficialmente las viviendas, es necesario tener en cuenta estas cuestiones desde el comienzo del proceso de planificación, y se debe hacer partícipes de la discusión a los pobladores. Pero incluso en los asentamientos existentes es posible hacer modificaciones y mejoras. Quienes mejor pueden abordar la alteración y la gestión del espacio que rodea las viviendas son los propios vecinos, con el apoyo de los organismos municipales. Relaciones sociales y espacio El control del tráfico Especialmente en el caso de las familias que viven a lo largo de carreteras con un tráfico excesivo y cuyo espacio vital se desborda necesariamente sobre las calles, los peligros para los niños de menor edad pueden ser muy graves. En todo el mundo se han utilizado diversas medidas para ayudar a los pobladores a reclamar el espacio que rodea a sus hogares, y para mejorar la seguridad de sus hijos. Tales precauciones se analizarán en el capítulo 7. Espacio común, territorio y control Muchas familias que viven en las ciudades del hemisferio sur tienen que hacer varias tareas cotidianas fuera de sus hacinadas viviendas. Muchas personas cocinan, lavan, cuelgan la ropa, e incluso duermen en espacios públicos. Es posible tomar medidas para aumentar el control que las personas pueden ejercer sobre este espacio. La disposición de las unidades de vivienda en torno a un espacio central común, por ejemplo, puede mejorar la seguridad de los niños mientras juegan y la colaboración entre los vecinos. Incluso en las viviendas ya existentes, es posible delimitar zonas de la calle y del dominio público, ya sea mediante vallas, árboles o arbustos. En estos casos, los pobladores pueden reclamar con mayor facilidad el espacio para su utilización común. Las repercusiones sobre los niños pueden ser considerables. Los observadores informan que estas zonas comunales se utilizan frecuentemente para el juego, con una disminución del uso de las calles peligrosas y de otras zonas inseguras. Las municipalidades pueden apoyar este tipo de esfuerzo mediante el suministro Kaplan, S. y Kaplan, R. (eds) (1982), Humanscape: Environments for People, Ann Arbor: Ulrich’s Books. 10 82 de los fondos, los materiales y el apoyo técnico apropiados. Es un hecho ampliamente aceptado que la presencia de vegetación en torno a las viviendas tiene efectos sociales positivos. En una zona de bajos ingresos del centro de Chicago, por ejemplo, se descubrió que los árboles y la vegetación invitaban a los pobladores a salir y a fomentar lazos entre los vecinos. En comparación con las personas que vivían cerca de zonas yermas, los pobladores habían aumentado su actividad social, sabían más sobre sus vecinos, tenían sentimientos más firmes de pertenencia, e informaron que estaban más preocupados por ayudarse unos a otros11. Las municipalidades pueden apoyar a los pobladores distribuyendo plantas y árboles para sembrar en torno a sus residencias. Patios · Compremeter a los pobladores en cualquier actividad destinada a mejorar el espacio que hay en torno a las viviendas. · Cuando sea posible, procurar que haya un espacio comunal disponible para los vecinos y apoyarles para que lo utilicen de manera efectiva. · Apoyar la siembra de vegetación en las zonas residenciales. Hostilidades entre los vecinos Para los niños resulta muy importante que las relaciones con los vecinos más cercanos sean positivas. El disfrute del espacio común para el juego y su acceso a otros niños pueden verse afectados por la tensión y la hostilidad. El cuidado de los niños es también más difícil de compartir cuando las relaciones se deterioran. Las disputas entre los vecinos suelen producirse como consecuencia de la utilización de espacios o instalaciones comunes. Si se deposita la basura para su recolección a la puerta de una familia concreta, por ejemplo, es posible que se produzca cierto resentimiento cuando no se retira con prontitud. Si los retretes compartidos no se limpian con frecuencia, la gente puede enfadarse. Cuando se comparte el pago del agua o de la electricidad, es posible que surjan desacuerdos. A menudo, algunas medidas muy simples pueden mejorar la situación. Por ejemplo, los horarios para la recolección de basura pueden comunicarse con claridad y cumplirse. Las tarifas de electricidad pueden estar basadas en el número de electrodomésticos que se utiliza en cada hogar. Los vecinos tienen que reunirse para debatir cuestiones entre ellos y con los representantes de los organismos, para fijar de este modo normas locales que resulten aceptables. · Alentar la participación de los miembros de la comunidad en la creación de normas aceptables para la prestación de servicios. Cuestiones culturales Aunque cada grupo tiene un sistema diferente para defender su intimidad o fijar su territorio, no hay duda de que todas las personas, sin importar su cultura, tienen sentimientos muy firmes sobre el control del espacio que utilizan12. La cultura es dinámica, y se transforma como respuesta a los cambios del entorno físico y económico. Pero si el cambio es demasiado rápido para poder asimilarlo, como ocurre con muchos pobladores de las zonas urbanas, el resultado puede ser una pérdida de la identidad del grupo y una confusión sobre las funciones sociales. Cuando las familias descubren la mejor manera de mantener costumbres y rituales que les resultan importantes, se fortalece la cohesión de la familia y del grupo y mejora la seguridad de los niños. A fin de fortalecer la identidad cultural en el plano de la vivienda, las municipalidades deberían asegurar que los pobladores participen al máximo, Kuo, F. E., Sullivan, W. C., Coley R. L. y Brunson L. (1998), ‘Fertile Ground for Community Inner City Neighborhood Common Space’, American Journal of Community Psychology, en preparación. 12 Altman, I. (1975), The Environment and Social Behavior Privacy, Personal Space, Territory and Crowding, Monterey, CA: Brooks/Cole. 11 83 sobre todo en las actividades de planificación de nuevos asentamientos y de reubicación. Los pobladores, y en particular las mujeres, deberían intervenir en las decisiones sobre la distribución y la ordenación de la vivienda. Cuando estas decisiones se basan en el parentesco y en relaciones sociales existentes, tienen más posibilidades de fomentar armonía y solidaridad entre los vecinos, y es más probable que se respeten los acuerdos sobre los territorios. Vivienda, cultura e identidad · Asegurar al máximo la participación de los pobladores en la planificación y gestión de las viviendas y la prestación de servicios. Agua y saneamiento Los beneficios personales y ambientales para la salud que se derivan del saneamiento adecuado, del sistema de desagüe y del abastecimiento de agua son muy conocidos. Aquí resumiremos algunas implicaciones de estas prestaciones, o de su ausencia, para los niños y para quienes se ocupan de ellos en el hogar. Abastecimiento de agua La disponibilidad de un abastecimiento seguro y suficiente de agua es importante no sólo para la salud de los niños, sino también para facilitar la carga de la vida diaria que se produce en una situación de pobreza. La cantidad de agua es tan importante para la salud, o incluso más importante que la calidad del agua. El agua contaminada contribuye a que surjan brotes de enfermedad, pero la escasez del agua no permite mantener condiciones de higiene, y aumenta los niveles de enfermedad endémica, causa principal de la mortalidad infantil13. La cantidad de agua que se necesita cada día en los hogares donde hay niños pequeños es considerable. El solo hecho de mantener limpias las manos, la cara y el trasero de los niños de menor edad exige un abastecimiento constante de agua. Cocinar, beber, lavarse, utilizar el retrete y el lavadero, puede alcanzar consumos de entre treinta y cuarenta litros por persona todos los días. No es infrecuente que las personas ricas o las que disponen de abastecimiento privado gasten diariamente entre cuatrocientos y quinientos litros por persona14. En los casos en que es preciso adquirir el agua de vendedores, resulta muy probable que el gasto impida la adquisición de un suministro suficiente para satisfacer los requerimientos del hogar y resolver las necesidades de los niños de corta edad. En los casos en que hay que transportar el agua desde las fuentes públicas, cuanto mayor sea la distancia y más largas las colas, menos posibilidades existen de que se recoja la cantidad de agua suficiente, incluso cuando el abastecimiento es adecuado. A menudo, los niños son responsables del traslado del agua, factor que es preciso tener también en cuenta. Una distancia aceptable para un adulto puede resultar excesiva para un niño pequeño. Siempre que sea posible, es conveniente abastecer de agua las viviendas particulares o los patios mediante tuberías, y debe hacerse de una manera sistemática. Si resulta inevitable la utilización de fuentes públicas, deben ser compartidas por la menor cantidad posible de familias. Incluso cuando hay agua corriente disponible, es posible que el abastecimiento sea irregular y la presión del agua demasiado baja. Un abastecimiento irregular induce a las familias a acaparar el agua, lo cual incrementa el riesgo de contaminación. Cuando sea preciso almacenar agua, los tanques o recipientes deben permanecer cubiertos para evitar la reproducción de insectos como los mosquitos del grupo Aedes, transmisores de enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla15. También es necesario tener en cuenta el riesgo de ahogarse que pueden correr los niños. · Recordar las necesidades cotidianas de las familias con niños pequeños cuando se consigue un abastecimiento adecuado de agua. Implicaciones del abastecimiento de agua sobre niños y cuidadores Cairncross, S. (1990), ‘Water Supply and the Urban Poor’ en Hardoy, J. Cairncross, S. y Satterthwaite, D. (eds), The Poor Die Young: Housing and Health in Third World Cities, Londres: Earthscan. 14 Godin, L. (1987), ‘Preparation des projets urbains d’amenagement’, Washington DC: Banco Mundial. 15 Rossi-Espagnet, A., Goldstein, G. B. y Tabibzadeh, I. (1991), ‘Urbanization and Health in Developing Countries: A Challenge for the Health of All’, World Health Statistical Quarterly, 44(4): 186-244. 13 84 · Tener en cuenta las repercusiones que afectan a los niños que deben transportar agua desde largas distancias, así como para las personas encargadas de cuidarlos cuando están abrumadas de trabajo. · Siempre que sea posible, es necesario distribuir agua por medio de tuberías a las viviendas particulares y asegurar un abastecimiento sistemático. Saneamiento En las mejores condiciones, muchos asentamientos de bajos ingresos están provistos de letrinas comunales que, por lo general, son sucias, huelen mal, están hacinadas y situadas lejos de muchas de las viviendas cuyos habitantes las utilizan. Una disposición de este tipo resulta problemática para los menores y las personas que se ocupan de su cuidado. Llevar a un niño para que haga sus necesidades a una cierta distancia resulta poco práctico, y se complica cuando debe atenderse a más de un niño y cuando es posible que haya gente esperando el uso de la letrina. Para los niños más pequeños esperar es difícil cuando necesitan evacuar, y este problema se complica cuando son frecuentes los brotes de diarrea. La oscuridad y la pestilencia de muchas letrinas pueden convertirlas en una experiencia desagradable y aterradora para un niño pequeño. En muchos casos, los niños tienen miedo de caer por la abertura de un foso demasiado grande. Cuando hay una larga cola, es probable que otras personas de mayor edad empujen a los niños para pasar antes que ellos. Bajo estas circunstancias, muchos niños terminan por hacer sus necesidades en cuclillas sobre las zanjas o los canales, que se van llenando de excrementos. Debido a los hábitos con frecuencia antihigiénicos de los niños más pequeños y su proximidad del suelo, sus excrementos suelen ser una fuente importante de infección. Varios estudios en Sri Lanka han mostrado que 70 % de los niños de las comunidades en situación de desventaja padecían parásitos como resultado de un saneamiento deficiente16. Las instalaciones comunales pueden también representar un peligro de seguridad para los niños de mayor edad, y sobre todo para las niñas, que corren el peligro de sufrir acoso sexual. A fin de promover medidas de seguridad y de salud, alentar hábitos higiénicos en los niños y simplificar las exigencias del cuidado infantil, es fundamental que las letrinas se encuentren cerca del hogar y se adapten a las necesidades de los niños de menor edad. Siempre que sea posible, lo mejor es que haya retretes o letrinas fáciles de mantener y que estén dentro del hogar. Es esencial que estas instalaciones se conserven de manera adecuada, porque en caso contrario pueden representar también un peligro para la salud. Las fuentes de agua tienen que estar cerca a fin de facilitar el lavado de las manos. Debido a las dificultades para garantizar el acceso y la limpieza, las letrinas compartidas son la solución menos adecuada y deberían utilizarse sólo cuando las otras soluciones no sean posibles, o cuando el uso de letrinas en el hogar no resulte aceptable. En India hay numerosos ejemplos de letrinas comunales diseñadas para los niños, que se encuentran por lo general junto a las letrinas de los adultos. Usualmente, se trata de construcciones sencillas al aire libre, con asientos y desagües pequeños, y a menudo con barras para que los niños puedan agarrarse. Suelen tener diseños simples, con sifón, fáciles de conservar y de construcción barata. Un ejemplo reciente es la letrina infantil de diez cupos en el asentamiento de Viyamshala, en Bangalore, construida por la federación de mujeres Mahila Milan, con fondos provenientes de las familias locales. Mientras lavan los vestidos en la fuente o conversan con sus amigas, las madres pueden estar pendientes de sus hijos. Los muros de poca altura de las letrinas han sido decorados con diseños de piedrecitas, para que los niños puedan practicar la aritmética mientras están sentados. Cuando no existen instalaciones en el hogar, las municipalidades pueden alentar también el uso de letrinas para los niños de menor edad. Las letrinas que se adaptan a las necesidades de los niños Boyden, J. y Holden, P. (1991), Children of the Cities, Londres: Zed Books. 16 85 · La provisión de saneamiento debe tener en cuenta la salud, la seguridad y la comodidad de los niños, así como la conveniencia de las personas encargadas de la atención, que están sobrecargadas de trabajo. Satterthwaite, D. y colaboradores, 1996, ob.cit. Nota 3. 17 · Apoyar la instalación en el hogar de retretes de fácil mantenimiento siempre que sea posible. · Crear programas educativos y campañas en los medios de comunicación para convencer a los progenitores sobre la importancia del saneamiento para la salud de sus hijos. Desagües y recolección de basuras La recolección eficiente de basura y la eliminación de los residuos es importante no sólo para evitar la reproducción de gérmenes patógenos sino, también, para asegurar que el entorno de las viviendas sea seguro y acogedor para los niños. Cuando el saneamiento es deficiente, los excrementos se arrojan en las pilas de basura por los canales de desagüe. En caso de una obstrucción o inundación, estos residuos y excrementos suelen esparcirse por una amplia zona. Consecuencias sobre la salud y el juego Almacenamiento y preparación de alimentos La facilidad y seguridad con que se preparan y se almacenan los alimentos afecta la salud infantil y la calidad del cuidado del menor. La desnutrición no es sólo una consecuencia de la cantidad de alimentos que una familia puede adquirir, ya que la dificultad de su preparación tiene también una importante influencia. Los niños de corta edad necesitan pequeñas cantidades de alimentos durante el día, sobre todo cuando las fuentes primarias son alimentos voluminosos que sirven para llenar rápidamente el estómago, sin proporcionar una nutrición concentrada. La posibilidad de cocinar o calentar fácilmente los alimentos puede resultar esencial para asegurar que los niños de corta edad reciban la alimentación que requieren. Esto se complica cuando es preciso encender fuego, cuando las provisiones de combustible son inadecuadas o cuando la persona encargada de la atención tiene demasiadas ocupaciones. En estos casos, la tendencia suele ser preparar una o dos comidas diarias, factor que puede menoscabar gravemente la alimentación del niño. Las instalaciones para cocinar pueden también tener un efecto importante sobre la calidad del aire. Los fuegos abiertos y las cocinas sin una ventilación adecuada contribuyen a que se produzcan enfermedades respiratorias, sobre todo entre las mujeres y los niños de corta edad, quienes suelen pasar más tiempo dentro del hogar17. Los fuegos abiertos y los quemadores inestables pueden causar quemaduras a los niños de corta edad, especialmente en situaciones de hacinamiento. Las autoridades locales pueden ayudar investigando cuáles son los métodos para cocinar más apropiados, seguros y de bajo consumo de combustible que se adapten a las condiciones locales, y apoyando las actividades destinadas a conseguir que las familias más pobres adquieran los materiales adecuados a un precio económico y ofrecerles capacitación para utilizarlos. Las subvenciones de un combustible apropiado pueden servir como incentivos. También es importante el almacenamiento adecuado de los alimentos. En los climas calurosos, los alimentos cocinados que se dejan al aire libre, aun durante un corto período de tiempo, pueden acumular una cantidad elevada de patógenos; consumir este tipo de alimentos significa correr el peligro de sufrir una enfermedad diarreica. Muchos alimentos frescos requieren también refrigeración. Incluso los cereales y las legumbres precisan un almacenamiento Instalaciones para cocinar y nutrición Instalaciones para cocinar y enfermedades respiratorias Almacenamiento de los alimentos 86 apropiado para evitar una infestación de insectos y roedores. Si no se facilita almacenar los alimentos de una manera segura, es necesario adquirirlos y cocinarlos en pequeñas cantidades, sacrificando, por tanto, la economía y la conveniencia. A largo plazo, los costos que supone encontrar soluciones locales pueden ser menores que los que se derivan de la pérdida de los alimentos dañados o de la carga que representa la enfermedad. Una buena ayuda puede ser la creación de tiendas con precios asequibles, gestionadas por la comunidad, que compren en grandes cantidades y vendan en pequeñas porciones con el menor sobreprecio posible. Los alimentos tienen también implicaciones culturales y emocionales para los niños y sus familias. La manera en que se preparan y se consumen puede ser una fuente de comodidad y de seguridad en la vida, una manera de enlazar con la tradición y la celebración, y puede servir para reforzar la estructura social. En cualquier actividad destinada a promover la seguridad y la eficiencia, es importante tener en cuenta la importancia de la cocina y del consumo de alimentos como medio de identidad comunal. La preparación de los alimentos y la cultura · Apoyar la disponibilidad de materiales asequibles para cocinar , seguros y de bajo consumo de combustible, y la capacitación para utilizarlos. · Descubrir soluciones apropiadas en el ámbito local para el almacenamiento seguro de los alimentos, y ponerlas a disposición de la población. La construcción de la vivienda La construcción de una vivienda puede afectar la salud de los niños de diferentes maneras: • Los roedores y los insectos que infestan las paredes y los tejados de muchas viviendas constituyen con frecuencia agentes de enfermedades. El uso de materiales de construcción que no favorezcan la propagación de plagas resulta fundamental para la salud de los menores. • La humedad persistente en las paredes puede alentar la aparición de moho y causar asma e infecciones de las vías respiratorias. Los materiales de construcción deben estar protegidos contra la humedad. • Una ventilación deficiente permite la propagación de infecciones trasmitidas por el aire. También influye en la capacidad del cuerpo para regular el calor y puede causar letargo, incomodidad y problemas para dormir. Las ventanas y otras aberturas deben estar orientadas de tal modo que favorezcan las corrientes de aire. Por razones de seguridad, las personas cierran a menudo las ventanas y las puertas por la noche, justo cuando la ventilación podría resultar más necesaria. La existencia de aberturas fijas de ventilación, con persianas o con barras de seguridad, puede facilitar que se produzca una corriente de aire por la noche. Vectores de enfermedades Humedad Ventilación Comodidad • Los materiales para la construcción de los tejados que tienen un color claro desvían el calor y pueden mejorar la comodidad del interior. • Una salida apropiada del humo que produce el fuego para cocinar mejora la calidad del aire en el interior de la vivienda y evita problemas respiratorios y oculares. Calidad del aire • El uso de rejillas puede servir para proteger a los niños y sus familias de la entrada de moscas y de mosquitos portadores del paludismo. Mediante la obstrucción de las vías de entrada es posible atajar las ratas. Paludismo 87 • Los suelos que se pueden limpiar fácilmente disminuyen el contacto de los niños de corta edad con los patógenos y los agentes de enfermedades18. Es preciso valorar, en el plano local, las medidas para la construcción más eficientes y económicas que apoyen la salud de la infancia. Cuando sea posible, se debería ofrecer apoyo técnico y material para asegurar las adaptaciones locales más saludables y apropiadas. · Fijar cuáles son los materiales y métodos de construcción más eficientes y económicos para apoyar la salud de los niños en el marco de las condiciones locales. · Proporcionar asistencia técnica y material para asegurar la construcción de una vivienda saludable. Impedir que se produzcan lesiones y envenenamientos en el hogar Una de las principales causas de mortalidad y discapacidad entre los niños de corta edad son las lesiones involuntarias. En Estados Unidos, 64 % de este tipo de lesiones entre niños menores de tres años se producen en el hogar, y son una de las principales causas de hospitalización19. Debido a que en el hemisferio sur hay una incidencia más elevada de enfermedades, las lesiones pueden parecer menos importantes. Pero algunas lesiones que se producen en el hogar son bastante más frecuentes en las ciudades del hemisferio sur, debido a factores como el hacinamiento, la iluminación deficiente, la preparación de alimentos al aire libre y las tareas domésticas que llevan a cabo los niños. Cuando los niños de corta edad comienzan a caminar, la seguridad se convierte en un problema mayor. En esta etapa les impulsa un deseo de investigar y de ampliar sus aptitudes gateando, trepando alturas, explorando y metiéndose objetos en la boca. En las zonas urbanas donde prevalece una situación de pobreza, los excrementos, los cristales rotos, los insectos trepadores, las bolsas de plástico, los alimentos descompuestos y los rescoldos de carbón, representan un peligro frecuente. Los niños de estas edades sufren el índice más alto de enfermedades intestinales, debido a que están en un contacto muy cercano con los numerosos patógenos que habitan en su entorno. Cuando los niños aprenden a caminar, sienten una creciente necesidad de independencia y de experimentación, y están tal vez más predispuestos a sufrir una lesión que a ninguna otra edad, ya que disponen de movilidad y de una intensa curiosidad, pero aún no comprenden la noción de peligro. La disposición de los instrumentos de cocina, la presencia de materiales riesgosos, de desagües abiertos, de un tráfico pesado, de construcciones y escombros peligrosos, contribuye a que los lugares que les rodean sean peligrosos. Durante estos primeros años las personas encargadas del cuidado de los niños tienen mayores obligaciones, y por ello las enseñanzas sobre seguridad e higiene que imparten los promotores de divulgación revisten gran importancia. Las lesiones son también frecuentes entre los niños cuando se hacen mayores y comienzan a ayudar en las tareas del hogar. Muchas veces tropiezan y caen cuando transportan cargas pesadas, o sufren graves quemaduras cuando intentan manejar materiales de cocina pesados o trabajan sobre superficies demasiado altas para ellos. Muy poca atención se presta al problema de las lesiones en el hogar. Existe la tendencia de adoptar una actitud fatalista frente a ellas, y considerar las lesiones de los niños como “accidentes” inevitables, en lugar de situaciones Davey y Lightbody (1987), 5ta edición (revisado por David Stevenson), The Control of Disease in the Tropics: A Handbook for Physicians and Other Workers in Tropical and International Community Health, Londres: H. K. Lewis & Co. 19 US Department of Health and Human Services (1996), Child and Adolescent Emergency Department Visit Handbook, Washington DC: US Department of Health and Human Services. 18 88 que es posible prevenir. Una mejor información pública y una serie de pequeñas modificaciones en los hogares pueden cambiar la situación, no sólo para prevenir lesiones e incluso muertes, sino también para evitar que se limite el juego innecesariamente20. Es poco realista pretender que todos los entornos que ocupan los niños estén completamente libres de riesgo; los niños deben aprender a reaccionar de manera consciente ante el riesgo. Pero los peligros innecesarios son incompatibles con los entornos donde se desenvuelven los niños. Una medida inicial importante es hacer una campaña pública para concientizar a las personas sobre la manera de evitar lesiones. Debido a los diferentes tipos de vivienda, no es posible fijar una normativa universal. La estrategia más práctica es organizar un proceso para informar a las familias que es posible adoptar estrategias e impedir las lesiones. No se trata simplemente de concientizar a la opinión pública. Los progenitores deben tener acceso a medidas prácticas para abordar los casos más frecuentes en una zona particular como, por ejemplo, instalar dispositivos sencillos de seguridad en torno a las cocinas, o disponer de cajas con cerradura para guardar los medicamentos, la lejía y otros químicos peligrosos. Los accidentes no son inevitables: son situaciones que es posible prevenir Descubrir soluciones locales Un gran número de niños sufre lesiones cuando sus progenitores se marchan a trabajar y los dejan solos en el hogar. Los recién nacidos a quienes se amarra a objetos pesados para evitar que se metan en líos, pueden sufrir un estrangulamiento con la misma cuerda que los ata. En tales casos, la única solución razonable es cuidar bien a los niños. En el capítulo 6 se analiza el peligro que representa para los niños la intoxicación causada por el plomo. El mayor peligro proviene de los escapes de los motores, pero es importante tener en cuenta que la pintura despegada de las paredes en los edificios antiguos es una causa común de envenenamiento con plomo, así como los utensilios utilizados para cocinar y comer que han sido soldados o mezclados con sustancias que contienen plomo. Las autoridades sanitarias deberían informar a la opinión pública sobre estos peligros, y las familias con niños de corta edad no deberían vivir en edificios donde haya pintura con base de plomo. Intoxicación por plomo · Concientizar sobre la posibilidad de prevenir los “accidentes”. · Analizar las situaciones más frecuentes en que se producen lesiones en las comunidades. · Elaborar carteles o folletos con validez en el ámbito local, donde se ilustren estrategias para evitar lesiones comunes en el hogar. · Capacitar a los trabajadores de difusión para que asistan a los progenitores a hacer un análisis de seguridad en el hogar. · Facilitar soluciones prácticas para problemas especialmente frecuentes. · Apoyar la disponibilidad de atención infantil de alta calidad. · Utilizar las guarderías como modelos de diseño y organización seguros. Los problemas del hacinamiento La sensación de hacinamiento depende en parte del medio cultural: una situación que un grupo considera de mucha tensión puede ser aceptable o incluso agradable para otro21. Pero, sin ninguna duda, existe un punto más allá del Iltus, S. (1994), Parental Ideologies in the Home Safety Management of One to Four Year Old Children, dissertation for the Environmental Psychology Program, Nueva York, The Graduate School and University Center of the City University of New York. 21 Véase, por ejemplo, Altman, I. y Chemers M. M. (1983), Culture and Environment, Nueva York: Cambridge University Press; Hall, E. T. (1966), The Hidden Dimension, Nueva York. Doubleday. 20 89 cual una densidad elevada comienza a tener un efecto negativo sobre la calidad de vida y causa tensiones físicas y psicológicas22. El hacinamiento es una cuestión grave en numerosos asentamientos pobres de las zonas urbanas. Muchas familias de bajos ingresos ocupan viviendas demasiado reducidas, lo que impide que todos los miembros de la familia puedan dormir al mismo tiempo. No es extraño que las familias vivan en una sola habitación, donde cada persona dispone sólo de un metro cuadrado de superficie23. El hacinamiento agudiza los problemas de salud. Las enfermedades contagiosas se transmiten con mayor facilidad, se hace necesario el aumento de ventilación, se genera una mayor cantidad de residuos y se intensifican las exigencias de agua y saneamiento. En un espacio insuficiente se incrementa la frecuencia con que los niños sufren lesiones en el hogar24. El hacinamiento afecta también el bienestar psicológico. Varios factores contribuyen a aumentar las tensiones sociales entre los niños y los adultos: una mayor actividad en el hogar, un grado más elevado de ruido y enfrentamientos interpersonales frecuentes. Las últimas investigaciones con niños de la clase trabajadora en las zonas urbanas de India crearon un vínculo entre el hacinamiento residencial crónico y la presencia de problemas de comportamiento en la escuela, un progreso académico deficiente, una mayor vulnerabilidad ante el desamparo entre las niñas, una presión arterial elevada en los niños y una erosión de la relación entre progenitores e hijos25. Cuando el espacio es reducido dentro y fuera del hogar, especialmente cuando esta circunstancia está acompañada de un entorno inseguro para el juego, los niños pueden sentirse confinados, factor que incrementa la necesidad de disciplina26. Cuando los vecinos viven demasiado cerca y es muy probable que se quejen del ruido, los progenitores tienen una razón más para controlar y someter a los niños. En estas condiciones, las oportunidades para el desarrollo de los niños, a menudo, se relegan en favor de una gestión expeditiva de la situación. Las investigaciones hechas en diferentes culturas sugieren que las condiciones de hacinamiento contribuyen a una disminución de la receptividad por parte de los progenitores27. Se han creado vínculos entre la situación de hacinamiento en el hogar y las prácticas punitivas de los progenitores, y algunos han defendido la idea de que la falta de espacio en el hogar puede ser un factor que lleve al maltrato infantil28. Tanto para los progenitores como para los hijos, la posibilidad de alejarse de una situación potencialmente explosiva puede ser muy importante a fin de mantener el control. Aunque sin la información suficiente no es posible llegar a la conclusión de que un espacio inadecuado sea la causa de una conducta de maltrato en toda una gama de escenarios, parece claro que la falta de espacio contribuye a incrementar la tensión de los progenitores, que es un factor en el maltrato infantil. El hacinamiento como estrategia de supervivencia Las familias de bajos ingresos aceptan a menudo vivir en una peligrosa situación de hacinamiento, pues les ofrece otras ventajas esenciales. Con frecuencia, debido a su ubicación o a su precio asequible, estas situaciones les permiten liberar tiempo o ingresos para otras necesidades básicas. Puede ser que los hijos ya casados permanezcan con sus progenitores debido a los elevados costos que significa encontrar su propia vivienda, o que las familias alquilen determinado espacio para generar ingresos. Una ubicación en el centro de la ciudad, aunque represente un mayor hacinamiento, puede ahorrar tiempo y gastos de desplazamiento hacia el trabajo, aumentar la disponibilidad de los servicios de salud y de educación, y permitir cierta proximidad a otros miembros de la familia y a los servicios de asistencia social. Las familias de bajos ingresos pueden escoger vivir en una situación de hacinamiento en zonas con un Evans, G. W. y Cohen, S. (1987), ‘Environmental Stress’ en Stokols, D. y Altman, I. (eds), Handbook of Environmental Psychology, Nueva York: Wiley; Evans, G. W., Lepore, S. J., Shejwal, B. R. y Palsane, M. N. (1998), ‘Chronic Residential Crowding and Children’s Wellbeing: an Ecological Perspective’, Child Development, en la imprenta; Wohlwill, J. y van Vliet, W. (1985), Habitats for Children: The Impacts of Density, Hillsdale NJ: Lawrence Erlbaum. 23 Aina, T. A. (1989), ‘Health, Habitat and Underdevelopment - with Special Reference to a LowIncome Settlement in Metropolitan Lagos’, Londres: IIED, Technical Report. 24 Satterthwaite y colaboradores, 1996, ob. cit. Nota 3. 25 Evans y colaboradores, 1998, ob. cit. Nota 22. 26 Véase, por ejemplo, Newson, J. y Newson, E. (1970), Four Years Old in an Urban Community (2nd edition), Nueva York: Penguin Books. 27 Wachs, T. D. y Camli, O. (1991), ‘Do Ecological or Individual Characteristics Mediate the Influence of the Physical Environment upon Maternal Behavior?’, Journal of Environmental Psychology, 11:. 249-264; Whiting, B. B. y J. W. M. Whiting (1975), Children of Six Cultures: A Psychocultural Analysis, Cambridge, MA: Harvard University Press. 28 Véase, por ejemplo, Bartlett, S. N. (1998), ‘Does Poor Housing Perpetuate Poverty?’, Childhood, 5(4): 403-421; Peterman, P. J. (1981), ‘Parenting and Environmental Considerations’, American Journal of Orthopsychiatry, 5(2): 351355. 22 90 abastecimiento adecuado de agua y saneamiento, en lugar de habitar con mayor espacio en un lugar donde el abastecimiento es deficiente o simplemente no existe. Por todas estas razones, la “eliminación de los tugurios” no es la solución para el hacinamiento. A veces se trata de una actividad justificada con miras a la mejora de la salud pública, pero en realidad puede servir para incrementar los problemas de salud, destruir los sistemas de asistencia social y poner en peligro la subsistencia. Incluso cuando se ofrece a los pobladores desplazados viviendas con mayor espacio, puede que sus endebles estrategias de supervivencia hayan sido destruidas. En lugar de menoscabar estas estrategias desplazando a las personas, las autoridades locales pueden seguir una vía más efectiva y económica, que consiste en limitar las repercusiones negativas del hacinamiento. La “eliminación” de los tugurios no es la solución para el hacinamiento Factores que mitigan las repercusiones del hacinamiento Es posible mitigar las repercusiones del hacinamiento mejorando la calidad del entorno. Muchas veces el problema no es necesariamente una alta densidad de población, sino otros factores como la falta de instalaciones para el almacenamiento y la preparación de alimentos; la carencia de lugares para bañarse y lavar la ropa; la ausencia de retretes; la ventilación deficiente (sobre todo en las cocinas); el tipo de combustible que se utiliza para cocinar o para calentar el hogar; la falta de un servicio sistemático de recolección de basuras; la existencia de superficies que no se limpian con facilidad; la falta de un espacio recreativo seguro y bien conservado para los niños; la insuficiencia de espacio para la generación de ingresos. Abordar directamente estos problemas por medio de una mejora en la prestación de servicios ofrece más posibilidades para satisfacer las prioridades de un mayor número de pobladores que cualquier intento de reubicar a las personas. Un buen ejemplo es el programa nicaragüense Prodel, éste pone a disposición de las familias pobres que habitan en zonas ilegales préstamos para hacer mejoras y reparaciones menores. Las autoridades municipales ofrecen asistencia técnica a las familias para la preparación de los planes de mejora y la elaboración de los cálculos para reembolsar el préstamo29. · Apoyar la ampliación de las viviendas, transformando las normas si es necesario (por ejemplo, permitir la construcción de estructuras de dos o tres pisos donde sólo existen estructuras de un piso). · Apoyar mejoras en las viviendas que disminuyan las tensiones del hacinamiento. · Promover soluciones dentro de la comunidad que contribuyan a mejorar los problemas del hacinamiento en el hogar; por ejemplo, mediante la creación de espacios recreativos en el vecindario, de un lugar donde los niños de mayor edad puedan estudiar, o de un área para actividades de generación de ingresos de escala reducida. Violencia en el hogar No es posible considerar la violencia en el hogar como una consecuencia de las condiciones de las viviendas (aunque se ha demostrado la existencia de algunos vínculos). Sin embargo, resulta lógico analizar la cuestión en este capítulo, ya que está relacionada con la vida de la familia. La presencia de cualquier tipo de violencia en el hogar resulta destructiva para los niños, tanto si está dirigida hacia ellos como hacia otras personas. Menoscaba su confianza en quienes Stein, A. (1996), Decentralization and Urban Poverty Reduction in Nicaragua: The Experience of the Local Development Programme (PRODEL), IIED Paper Series on Poverty Reduction in Urban Areas, Londres: IIED. 29 91 deberían ser sus protectores, y destruye cualquier sentimiento del hogar como un refugio contra la tensión. Las secuelas en el desarrollo se analizan más minuciosamente en el capítulo 2. En la mayoría de los países se han hecho muy pocas investigaciones sobre la incidencia de la violencia doméstica y el maltrato infantil. Cuando hay cifras oficiales, pueden resultar engañosas30. Las entrevistas confidenciales con los niños sugieren que los índices de violencia y abuso sexual son mucho mayores que lo que muestran las estadísticas. Es muy probable que una proporción considerable de mujeres y niños sufran los efectos de la violencia en el hogar. Algunos niños parecen más vulnerables al maltrato que otros. Los hijastros y los niños colocados en hogares de guarda, las niñas, los menores con discapacidades y los niños menores de dos años suelen ser las víctimas de un tratamiento severo31. El maltrato del menor se relaciona estrechamente con la calidad general de vida que disfruta la familia32. Las presiones de la pobreza sobre los progenitores pueden dificultar la capacidad para marcar la línea entre maltrato y abandono. Algunos indicios en el hemisferio norte revelan que la presencia de tasas más elevadas de maltrato infantil entre las familias más pobres podrían deberse, simplemente, a que estas familias sufren un mayor escrutinio. Pero parece estar muy claro que una mala salud, el exceso de trabajo, la fatiga y la ansiedad pueden contribuir, junto con unas condiciones deficientes, a menoscabar la paciencia de los progenitores e incrementar la frustración. A menudo, las tensiones se descargan contra las personas más débiles y que tienen menos capacidad de defenderse33. La relación con la pobreza guarda las mismas características en el caso del maltrato de la mujer. Las investigaciones sobre la violencia doméstica entre familias de bajos ingresos en las zonas urbanas de Ecuador revelaron que las mujeres solían vincular los casos de maltrato con una escasez de dinero; la frustración de los hombres que no ganaban el suficiente dinero se tradujo rápidamente en enojo y violencia34. La frecuencia de la violencia doméstica es también una consecuencia de las actitudes sociales. En muchos países se asume que los hombres tienen el derecho a solucionar los conflictos domésticos sin ninguna interferencia exterior. De la misma manera, se considera que los adultos tienen derecho a tratar a los niños como les parezca. Cuando se tolera este tipo de castigo físico, hay grandes posibilidades de que se transforme en violencia. El uso de la fuerza contra los niños, o contra las personas más cercanas, alienta entre los propios niños la idea de que la violencia es una forma aceptable de resolver los problemas, y esto puede estimular su propia agresividad. Diversas investigaciones (la mayoría hechas en Estados Unidos) muestran que el mejor índice para predecir la violencia en los adultos es saber si experimentaron una conducta violenta durante su infancia. Un estudio descubrió que los niños maltratados y abandonados tenían 53 % más posibilidades de ser arrestados durante su juventud, y 38 % tenía mayores posibilidades de participar en un crimen violento35. Otro estudio descubrió que los niños testigos de casos de violencia en los que participan sus progenitores tienen diez veces más posibilidades de convertirse ellos mismos en personas violentas36. La violencia trasciende el hogar, penetra en el mundo y contribuye a configurar una sociedad con una amplia tolerancia por la violencia. Las medidas para combatir la violencia en el hogar deben comenzar por reconocer la incidencia y la gravedad de la cuestión, y el derecho a la protección que deben disfrutar las mujeres y los niños. Es preciso exhortar a los progenitores y a otras personas encargadas de la atención a que reconozcan que la violencia puede escapar del control, y a considerar otras formas de Las presiones de la pobreza pueden contribuir al maltrato Newell, P. (1997), ‘Children and violence’, Innocenti Digest # 2, Florencia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño de UNICEF. 31 Boyden y Holden, 1991, ob. cit. Nota 16. 32 Ibíd. 33 McLoyd, V. C. (1990), ‘The Impact of Economic Hardship on Black Families and Children: Psychological Distress, Parenting, and Socioemotional Development’, Child Development, 61: 311–346. 34 Moser, C. O. N. (1993), ‘Domestic Violence and its Economic Causes’, The Urban Age, 1(4): 13. 35 Citado por Newell 1997, ob. cit. Nota 30. 36 Kenning, M., Merchant, A. y Tomkins, A. (1991) ‘Research on the Effects of Witnessing Parental Battering. Clinical and Legal Policy Implications’ en Steinman, M. (ed), Woman Battering: Policy responses, Cincinnati OH: Anderson. 30 92 disciplina. Es posible reforzar la concientización de los medios de difusión, educando a los progenitores, los trabajadores de la salud y otras personas encargadas de la difusión. Las autoridades deberían promulgar reformas jurídicas para prohibir la violencia contra las mujeres y los niños en cualquier circunstancia. En todas las comunidades se debería facilitar y anunciar la disponibilidad de recursos para las mujeres y los niños que deseen recibir orientación o asistencia confidencial. La policía, los trabajadores de la salud, los maestros y otras personas que se relacionan con los niños, deberían recibir capacitación para responder con rapidez y sensibilidad. La responsabilidad de las autoridades locales, y especialmente de los organismos dedicados a la protección de la infancia, representa un enorme reto. Algunas de las situaciones más dañinas para los niños, como el abuso sexual repetido, pueden resultar difíciles de detectar o de demostrar. También puede ser complicado establecer la diferencia entre el maltrato físico y las prácticas disciplinarias consideradas aceptables dentro de una comunidad determinada. Si hay un grupo numeroso de niños que reciben maltratos de manera habitual, no resulta viable sacarlos de los hogares para trasladarlos a un lugar seguro. En tales casos, la única respuesta apropiada es tratar de concientizar a la comunidad sobre la dimensión del problema. Puede resultar muy difícil encontrar alternativas aceptables para los niños víctimas de la violencia. No siempre es posible ingresar a los niños en instituciones, e incluso cuando lo es, en pocas oportunidades se trata de la mejor solución. Hay veces en que al responder a la situación de un niño en particular, se deja de lado el problema de otros miembros de la familia: en ocasiones, un niño está sometido a los efectos de un trabajo peligroso, por ejemplo, para que sus hermanos más pequeños reciban una asistencia esencial. Existen muy pocas soluciones simples, y ninguna fórmula apropiada para todas las situaciones. Las autoridades locales deben aceptar, sin embargo, que tienen la responsabilidad de proteger a los niños contra el peligro, y que deben hacer todo lo posible para lograrlo. Aunque es preciso ofrecer socorro a los niños maltratados, las medidas destinadas a responder ante este síntoma concreto de las dificultades de una familia, no son una alternativa a otras medidas más generales para abordar la desigualdad y la pobreza. Vanderschueren, F. (1996), ‘From Violence to Justice and Security in Cities’, Environment and Urbanization, 8(1). 93–112. 38 Banaynal-Fernandez, T. (1994), ‘Fighting Violence against Women: the Experience of the LihokPilipina Foundation in Cebu’, Environment and Urbanization, 6(2): 31–56. 37 Respuestas a la violencia doméstica Para abordar el problema de la violencia contra las mujeres es fundamental que las autoridades locales alienten a las organizaciones de mujeres y a los grupos de apoyo mutuo, y encuentren una vía para responder a sus preocupaciones. En Brasil, Argentina y Chile, se han creado unidades especiales de policía femenina para que las mujeres no se sientan amenazadas ante la presencia de la policía37. La ciudad de Cebú, Filipinas, ofrece un ejemplo excelente sobre la eficacia de las actividades integradoras. Las mujeres de la localidad pidieron la asistencia del concejo municipal y del alcalde para obligar a la policía a abordar el problema de la violencia doméstica. Las autoridades municipales exigieron de la policía que escuchara a las mujeres y respondiera a sus preocupaciones sobre su seguridad. Las mujeres de la localidad capacitaron a la policía sobre los diferentes métodos de reconocida eficacia para responder a los crímenes que los miembros de sus propias familias ejercen contra las mujeres. En respuesta a una minuciosa recopilación de datos sobre la frecuencia de la violencia doméstica en Cebú, en diversos vecindarios se crearon grupos de control, en los cuales participan ciudadanos de la comunidad, representantes de la policía, abogados y dirigentes comunitarios, para supervisar la situación de las mujeres en la zona y ofrecerles su apoyo. Por medio de una ONG local, se creó un centro de apoyo para mujeres en situaciones de crisis, a fin de ofrecer asistencia jurídica y médica, orientación, refugio temporal y medios de subsistencia alternativa38. 93 · Ofrecer a los niños y a las mujeres fácil acceso a una orientación y apoyo confidenciales. · Crear procedimientos de difusión pública para informar sobre el maltrato. · Crear refugios para los niños y las mujeres donde puedan recibir una acogida temporal, alimentos, tratamiento médico y orientación. · Crear una red de instalaciones de atención a largo plazo para los niños, siempre que sea posible en el marco de un entorno parecido al de la familia. · Ofrecer oportunidades de empleo y apoyo a las familias. · Apoyar la creación de instalaciones de atención de la infancia asequibles y de calidad. · Promulgar medidas para promover formas positivas y no violentas de cuidado y disciplina para los niños. · Mantener un registro minucioso de la frecuencia de maltrato contra los niños y las mujeres, a fin de utilizarlo para formular y evaluar los programas de prevención. Las medidas indicadas deben considerarse dentro del contexto de otras actividades más amplias para concientizar a la comunidad sobre los derechos de los niños y las mujeres, educar a los progenitores y crear una cultura libre de violencia. Algunos niños reaccionan ante el maltrato procedente de los miembros de su familia abandonando el hogar y viviendo en las calles. Las medidas que pueden promulgarse para ayudar a estos niños se analizarán más adelante. El juego y la exploración en la vivienda y sus inmediaciones Ya analizamos el derecho del niño al juego, y la importancia que tiene para su desarrollo social, físico y mental. En las condiciones que impone la pobreza de las zonas urbanas, el entorno del hogar es, a menudo, muy poco favorable para el juego. Pero en general, mediante modificaciones simples y creativas, y el apoyo a las actividades de los progenitores, es posible ampliar la oferta de oportunidades diversas y estimulantes. Las medidas para apoyar actividades recreativas en el marco de una comunidad amplia se analizarán en el capítulo 7. Concientización de los progenitores La mayoría de los niños organiza actividades interesantes para ellos mismos con un apoyo mínimo. Pero incluso aquellos progenitores y personas encargadas del cuidado que se preocupan por su labor pueden inconscientemente negar a los niños oportunidades de recreación si no aceptan la importancia del juego. Cuando los progenitores son conscientes de los beneficios del juego a largo plazo, y reciben asistencia para ofrecer a sus hijos estas oportunidades, los cambios pueden ser notables. El trabajo doméstico del menor es un factor significativo, sobre todo en el caso de las niñas. Como parte del conocimiento constante de ellos mismos y de su función en el mundo, los niños de corta edad suelen imitar las tareas cotidianas del hogar, participar en la recogida del agua, el barrido de la casa, el transporte de leña, etc. A veces resulta difícil establecer la diferencia entre el Trabajo doméstico 94 trabajo y el juego. Los niños quieren ser útiles, y las oportunidades que les permiten ser productivos y responsables pueden ser una fuente de placer y de autoestima. Pero esta inclinación puede perder su espontaneidad cuando las personas encargadas del cuidado de los niños les piden con demasiada frecuencia que trabajen, debido a su propia sobrecarga de tareas. Aunque la participación en las labores del hogar forma una parte importante del aprendizaje y fomenta la cohesión familiar, es preciso exhortar a los progenitores para que concedan a sus hijos el tiempo necesario para que jueguen libremente. · Concientizar a los progenitores, por medio de programas educativos y de los medios de difusión, sobre los beneficios del juego para sus hijos. Espacio seguro Los niños necesitan un espacio seguro para jugar. Los progenitores y los funcionarios deberían hacer todo lo posible para garantizar que las actividades de los niños no sufran limitaciones innecesarias a causa de peligros que es posible solucionar o evitar. La disponibilidad de espacio exterior Cuanto más abarrotada se encuentre la vivienda, más necesario resulta el espacio exterior para que los niños jueguen. Para muchos menores, esto significa salir a la calle donde puede esperarles una serie de peligros. Quizás una de las mayores prioridades para los niños de corta edad es disponer de un espacio exterior seguro y limitado, adosado a la vivienda, donde los adultos puedan supervisarlos fácilmente mientras hacen sus tareas39. Las familias que viven en torno a un espacio exterior común y limitado se encuentran en la mejor situación. Una distribución de este tipo permite a los niños un acceso seguro y fácil a sus compañeros de juego, y ofrece la posibilidad de que las personas encargadas de su cuidado compartan esta responsabilidad. También permite a los niños de corta edad la posibilidad de sentirse competentes y seguros en un entorno familiar, antes de explorar todo el vecindario. Cuando no sea posible crear un espacio seguro y satisfactorio para el juego al lado de la vivienda, es importante que existan alternativas a una distancia cercana, especialmente para desarrollar juegos más activos. Las autoridades locales, tal como se describió antes, pueden asistir a los pobladores de las organizaciones comunitarias en la creación de zonas controladas con un espacio común. También es posible construir espacios recreativos simples en la comunidad para satisfacer las necesidades de los niños de más corta edad. Espacio exterior seguro y limitado para el juego Estar pendientes de la curiosidad y de los intereses cambiantes de los niños · Apoyar a los pobladores locales en la creación de pequeños espacios seguros entre las viviendas. Juguetes y materiales Los niños no necesitan juguetes ni materiales excesivamente caros para jugar, pues tienen grandes recursos y son muy creativos cuando se trata de utilizar lo primero que encuentran. Si las personas encargadas de la atención están pendientes de su curiosidad y de sus intereses cambiantes, pueden ofrecerles todos los días objetos y oportunidades apropiadas para su capacidad, intereses y necesidad de resolver desafíos. Ciertos programas bien intencionados pueden considerar importante proporcionar objetos manufacturados y costosos para el juego. Las municipalidades deberían hacer todo lo posible para transformar tales iniciativas y asegurar una utilización más productiva de los recursos disponibles, como, por ejemplo, apoyar medidas de seguridad y educación para los progenitores. Cuando la escasa calidad del entorno vital obliga a los niños a jugar dentro del hogar, las posibilidades deberían ser tan amplias y variadas como Bartlett, S. N. (1997), ‘No Place to Play: Implications for the Interaction of Parents and Children’, Journal for Children and Poverty, 3(1). 39 95 sea posible. La mayoría de los niños pueden jugar de una forma alegre y productiva en un espacio limitado cuando disponen de suficientes opciones. En tales casos, puede resultar de especial valor el apoyo al desarrollo del niño en el hogar, así como el acceso público a juguetes y a lugares comunitarios de recreo. Trabajar en el hogar La distribución material y ambiental de la vivienda puede tener una influencia notable sobre la carga que impone el trabajo doméstico para muchos niños. La ubicación de la cocina, como ya se dijo, puede poner en peligro la seguridad del niño; la contaminación interior y la obligación de levantar cargas pesadas pueden perjudicar su salud y su crecimiento; una distancia excesiva desde las fuentes de agua o desde el lugar donde trabajan los progenitores, puede aumentar el número de horas que deben pasar trabajando. Esta cuestión se analiza con más detalle en el capítulo 10. Las necesidades de los niños de mayor edad A medida que los niños crecen, disminuye la importancia del hogar para su bienestar. El mundo exterior se convierte cada vez más en el centro de la vida social y en una fuente de estímulos. Pero, en teoría, el hogar sigue siendo un refugio seguro y cómodo, y un lugar donde poder estar solo. También puede ser un elemento importante para el éxito en la escuela, si ofrece un espacio tranquilo y bien iluminado para estudiar. Esto resulta difícil allí donde el espacio limitado debe emplearse para cocinar, dormir, almacenar, jugar, socializar, trabajar. En el caso de muchos estudiantes jóvenes, este factor influye de manera negativa sobre el progreso en la escuela. Un espacio tranquilo para estudiar La necesidad de los niños de mayor edad de mostrar una creciente necesidad de independencia es una fase natural de su desarrollo. Siempre que sea posible, se debe intentar satisfacer el deseo de los adolescentes de controlar sus propias vidas. En los capítulos 7 y 9 se analizarán las diversas formas en que la comunidad puede responder a los requerimientos de los niños de mayor edad y de los adolescentes. · Apoyar la creación de lugares tranquilos para el estudio dentro de la comunidad cuando los hogares de los niños carezcan de esta posibilidad. · Crear lugares especiales de reunión y organizaciones juveniles en el marco de la comunidad. Ayudar a los progenitores a mantener a los niños con necesidades especiales La Convención reconoce el derecho de los niños con discapacidades a vivir una vida plena en condiciones que promuevan su dignidad y su autosuficiencia. Esto puede resultar un problema en el contexto de la pobreza urbana. Las limitaciones de las condiciones ambientales y materiales pueden impedir que los niños alcancen su pleno potencial. Un niño con una movilidad limitada, que pueda ser capaz de resolver sus propias necesidades higiénicas, por ejemplo, tendrá que depender de los demás si sólo hay una letrina comunal disponible a la que no pueden acceder las personas con discapacidades. Cuando las personas encargadas de la atención tienen demasiadas ocupaciones y pocos recursos podrían aceptar esta situación de una manera fatalista. Evaluación del hogar Los progenitores no sólo deben mostrar determinación y obtener 96 recursos, sino que también deben recibir información y apoyo a fin de crear un entorno para el niño con discapacidades que le permita disfrutar de unas condiciones de vida más satisfactorias. En primer lugar, necesitan comprender la situación del niño y su potencial, a fin de proponer metas realistas y utilizar sus energías de la manera más adecuada. Precisan de apoyo técnico que les permita evaluar el entorno de su hogar y determinar la forma en que pueden ampliar las posibilidades de acción y aprendizaje independiente de su hijo, y aliviar su propia carga. Artefactos para sentarse, retretes especiales, aparatos para trasladarse, aparatos para los niños ciegos, pueden resultar de gran ayuda para fomentar la independencia y, al mismo tiempo, estimular la exploración y el desarrollo. Debido a la gama diversa de discapacidades y a la especificidad de los artículos necesarios, es imposible ofrecer una lista más minuciosa. Sin embargo, numerosos recursos de calidad pueden proporcionar a los progenitores y a los trabajadores de rehabilitación comunitarios planteamientos y soluciones sostenibles. Ayudar a los niños en el hogar es sólo el principio. Desde los primeros años es también importante tratar de conseguir que la comunidad sea accesible y acogedora para ellos e integrarlos en la vida comunitaria. Artefactos para facilitar la movilidad y el aprendizaje · Verificar que las personas encargadas de la atención reciban la información, el apoyo técnico y la asistencia material que requieren para ofrecer las condiciones necesarias a fin de ampliar el campo de acción y aprendizaje independiente de sus hijos. ATENCIÓN INFANTIL EN INSTITUCIONES No todos los niños pueden vivir con sus propias familias. La familia ampliada u otras redes comunales absorben a la mayoría de estos niños, que también pueden ser acogidos por el sector público. Pero diversos menores acaban recibiendo atención en instituciones, en algunos casos con el objetivo de que participen en programas de rehabilitación, capacitación o atención especial. El número de estos niños no es demasiado elevado, relativamente hablando, debido a los altos costos que implica esta solución. Por ejemplo, en India, país de muchos millones de habitantes, se ha calculado que, como mucho, doscientosmil a trescientosmil niños residen en instituciones40. En los países de Europa central y oriental, las tasas de institucionalización son más elevadas41. Pero a pesar de las cifras, se trata de una cuestión muy importante para los niños comprometidos, debido a que la atención en instituciones implica problemas muy concretos para su desarrollo y bienestar. Aunque hay excepciones, la mayoría de estas instituciones no dispone de los medios necesarios para ofrecer a los niños la atención familiar que exige la Convención, o para prepararlos de manera adecuada para la vida comunal. En el peor de los casos, se trata de entornos hostiles o donde se practica el maltrato. En esta sección analizaremos las dificultades que presenta la atención institucional, y algunos modelos alternativos para los niños que no viven con su familia. Las investigaciones más recientes llevadas a cabo en veinte países por David Tolfree, de Save the Children Fund (UK), revelan los numerosos problemas que presenta la atención institucional para los niños. En este apartado haremos referencia a muchos de sus hallazgos42. Las repercusiones de la vida en instituciones sobre los niños Aunque, en teoría, la mayoría de las instituciones están obligadas a cumplir normas sobre salud física, y muchas de ellas a ofrecer más de lo que los niños en una situación de pobreza reciben por lo general en el hogar, es imposible asumir que en ellas se ofrece una atención aceptable. Se han ilustrado de Blanc, C. S. y colaboradores (1994), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y Londres: Gordon and Breach. 41 Black, M. y Smith, C. (1997), ‘Rights of Institutionalized Children’, European Conference on the Rights of Institutionalized Children, Bucarest, Rumania, UNICEF. 42 Tolfree, D. (1995), ‘Residential Care for Children and Alternative Approaches to Care in Developing Countries’, Save the Children UK, Documento de Trabajo No. 11. 40 97 forma amplia las condiciones deficientes de muchas instituciones, donde suele detectarse desnutrición frecuente e instalaciones con grandes carencias. Algunas instituciones, especialmente las destinadas a los delincuentes juveniles, son, en el mejor de los casos, recintos siniestros de retención. Incluso cuando las condiciones físicas son aceptables, las repercusiones psicosociales sobre los niños pueden ser muy graves. Debido a la naturaleza disciplinaria de la vida en las instituciones, es muy probable que los niños no experimenten los estrechos vínculos emocionales que son tan necesarios para su bienestar. Las investigaciones han demostrado que la estructura organizativa de muchas instituciones tiene consecuencias infortunadas sobre las relaciones entre los adultos y los niños. Cuando la autoridad es excesivamente firme, y la responsabilidad que se delega sobre el personal es escasa, su función consiste, sobre todo, en mantener el orden, y la comunicación con los niños puede ser superficial43. Esto resulta especialmente problemático para los recién nacidos y los niños de corta edad. Hace ya tiempo se conoce la depresión, el retraimiento y la incapacidad general para desarrollarse que padecen los niños de corta edad residentes en instituciones. Pero los niños de mayor edad también necesitan afecto y sentir que se les valora y se les quiere. Muchos niños de corta edad que viven en instituciones han recibido este importante apoyo emocional derivado de la estrecha amistad que han establecido con otros niños. Pero en los centros institucionales muy estructurados, la rivalidad, el acoso y el maltrato suelen ser más comunes. La vida en instituciones puede dejar a los niños sin un sentimiento de autoestima o de pertenencia a un grupo. Los regímenes institucionales se caracterizan a menudo por un alto grado de control y una mínima posibilidad de elegir. Mientras más niños haya, más posibilidades existen de que su vida dependan de la necesidad de eficiencia, uniformidad y orden. Prácticas rígidas, horarios fijos y actividades reglamentadas dejan muy poco espacio para la autodeterminación. En estas circunstancias, los niños pueden perder el sentido de identidad personal. Pueden carecer también de estímulos para el desarrollo pleno de sus aptitudes cognoscitivas, de lenguaje y de crecimiento social. El informe de Tolfree sugiere que el aburrimiento y la falta de actividad observada a menudo en los regímenes institucionales, conducen a la pasividad y a la depresión entre los jóvenes pobladores, sobre todo en los países del hemisferio sur. Se ha descubierto que la hostilidad y la agresión son respuestas más frecuentes en el hemisferio norte. El trato suele ser muy duro en muchas instituciones. El control de los niños puede ejercerse en forma de castigos corporales, restricciones físicas, aislamiento y crueldad mental. En los últimos años hay cada vez más pruebas de que también se produce una gran proporción de abuso sexual44. A veces, los propios niños son brutales unos con otros, y quienes tienen menor capacidad para defenderse o para solicitar el apoyo de otros, pueden sufrir un maltrato real. Los niños que residen durante mucho tiempo en instituciones suelen crecer aislados de la experiencia doméstica o comunitaria habitual. Como resultado, carecen del conocimiento y de las aptitudes necesarias para una vida práctica en otros entornos, y pueden tener dificultades para integrarse en la sociedad. Suelen carecer de motivación propia y a menudo les resulta difícil comportarse adecuadamente cuando se encuentran lejos de la vida institucional. Pocos establecimientos, sin embargo, ofrecen apoyo a los jóvenes cuando han abandonado el régimen institucional. Los peligros de la atención en instituciones Ibíd. Newell, 1997, ob. cit. Nota 30. 43 44 98 El informe de Tolfree revela un hecho alarmante: en los veinte países investigados, la mayoría de niños residentes en instituciones tienen progenitores u otros miembros de la familia que podrían prestarles atención si recibieran los recursos adecuados. El ingreso en instituciones es casi siempre una respuesta a la pobreza. Puede ser un intento orientado a encontrar el cuidado conveniente para un niño con discapacidades, o educación gratuita para un niño que de otro modo no acudiría a la escuela. También puede ser, simplemente, una estrategia de supervivencia a corto plazo de una familia que afronta demasiadas tensiones. Las instituciones admiten muchas veces a los niños sin hacer una evaluación adecuada para establecer sus necesidades reales. Ocurre con demasiada frecuencia que lo que en un principio se consideró una solución temporal, se convierte en una situación a largo plazo. Pocas instituciones realizan las actividades necesarias para mantener vínculos familiares, en parte porque lo consideran como un obstáculo para su funcionamiento efectivo. En demasiados casos, la entrada en una institución significa una ruptura permanente con la familia, factor que puede producir una angustia considerable en el niño y privarle de un sistema de apoyo social a largo plazo. Esto puede resultar especialmente problemático en culturas que consideran las relaciones como un elemento esencial para la vida comunitaria, tal como ocurre con la negociación de un matrimonio o con la búsqueda de empleo. Las razones de la colocación en instituciones Tolfree asegura que muchas admisiones se hacen sobre la base de la disponibilidad de atención en las instituciones, en lugar de una auténtica necesidad. A fin de asegurar su propia supervivencia, las instituciones deben prestar un cierto grado de asistencia y demostrar que sus servicios son indispensables. Los donantes suelen responder favorablemente a las peticiones de los hogares para niños con desventajas o discapacidades. En muchos casos, la atención en el marco de sus propias familias suele ser mejor, y menos onerosa que las soluciones institucionales. Independientemente de las desventajas generales que ofrece la atención en instituciones, la perpetuación de tales lugares puede obstaculizar la búsqueda de soluciones más apropiadas. La promoción de la atención en instituciones como una respuesta para los niños con discapacidades, por ejemplo, dificulta la financiación para la rehabilitación comunitaria y la reintegración social. Planteamientos alternativos a la atención en instituciones Es posible tomar varias medidas para asegurar que los niños no pasen sus años de formación en regímenes institucionales sin suficiente preparación para abordar sus necesidades o apoyar sus derechos. Evaluación adecuada y planificación permanente Cuando un niño es candidato a la atención en una institución, por haber sido abandonado, sufrir una discapacidad, requerir rehabilitación, o carecer de medios familiares para su sustento, es muy importante que se haga una evaluación minuciosa de las necesidades del niño y de las posibles soluciones. Esto debería incluir un reconocimiento franco de las desventajas de la atención en instituciones y la voluntad de explorar otras posibilidades. Para los niños que han sido separados de sus progenitores y su familia, es necesario procurar la reunificación familiar. Evaluación de las necesidades y posibles alternativas Apoyo a la familia o a otras personas encargadas de la atención Siempre suele resultar de utilidad tomar medidas de prevención. Cuando la razón principal para la atención en instituciones es la incapacidad económica de las familias para mantener a sus hijos de una manera adecuada, una solución más humana y más eficaz con respecto a los costos es trabajar con las familias para encontrar soluciones que les permitan mejorar su situación. Los 99 programas de alfabetización, la formación laboral, la disponibilidad de guarderías, y la asistencia mediante el fomento de la seguridad alimentaria y la organización de clases para progenitores, pueden ofrecer a las familias los recursos necesarios para evitar separaciones innecesarias. En algunos casos puede resultar muy útil ofrecer a la familia un cierto grado de asistencia material. Las respuestas deben concentrarse en las circunstancias concretas de cada familia. Hogares de guarda basados en la familia Varios países han reconocido las deficiencias inherentes de la atención infantil en instituciones a gran escala y tratan de encontrar soluciones en el marco de las comunidades. En Hungría, por ejemplo, donde la mayoría de los niños bajo protección estatal ha recibido atención en instituciones, hay una campaña para eliminar esta solución en favor de un sistema de hogares de guarda basados en la familia45. Pero los hogares de guarda no son siempre una solución fácil. En muchos países del hemisferio sur, la familia ampliada ha absorbido habitualmente a los niños como parte de sus costumbres, y esto debe recibir el apoyo general. Pero acoger a un niño sin lazos de parentesco puede ser una cuestión muy diferente, y es posible que resulte difícil encontrar familias dispuestas a hacerlo. Informes de Corea, por ejemplo, sugieren que muchas personas tienen grandes dificultades para aceptar todavía esta práctica46. En algunos casos en que se acoge a los niños, pueden producirse situaciones de explotación o de abandono. En muchos casos puede resultar difícil, aunque no imposible, superar estas barreras culturales. En el sur de India se encontró una respuesta creativa. Reaching the Unreached, organización comunitaria de Tamil Nadú, lleva varios años organizando un sistema de hogares de guarda en los poblados para niños huérfanos o abandonados. Mujeres de las zonas rurales y urbanas, que se han quedado viudas o han sido abandonadas, y que, por tanto, no tienen ninguna posición en la sociedad, se encargan de ofrecer la atención. A estas mujeres se les somete a pruebas minuciosas y cada una de ellas recibe una pequeña vivienda donde pueden atender hasta cinco niños. El hogar funciona de manera permanente como una familia: los niños asisten a las escuelas locales, y la organización concede a la madre un subsidio para gastos de subsistencia que le permite asegurar atención completa a su familia. Después de tres años recibe el título de propiedad de la vivienda. En este “poblado” se ha creado un número de habitaciones para personas ancianas desposeídas, que a menudo crean estrechos vínculos con los niños. La financiación del proyecto procede de varias fuentes, incluidas las pequeñas industrias de la organización47. Aunque se trata de una solución rural, no hay ninguna razón que impida su adaptación a las condiciones urbanas. Barreras culturales a los hogares de guarda Una solución en India · Exigir una evaluación de las necesidades de los niños y una investigación de todas las soluciones posibles para evitar un ingreso inadecuado en las instituciones de atención. · Encontrar fuentes de apoyo para las familias, como una alternativa a la inversión en la atención institucional. · Apoyar los hogares de guarda familiares. · Supervisar la solución de los hogares de guarda, ya sean estructurados o no estructurados, para asegurar que satisfagan las necesidades de los niños. 100 Cuando la atención en instituciones es necesaria Cuando la atención en instituciones es la mejor alternativa, o la única, las autoridades deben colaborar con la administración para asegurar que se respeten ciertas prácticas y principios básicos. Evaluación permanente y planificación a largo plazo Es preciso analizar minuciosamente las necesidades de los niños, y el ingreso en instituciones debe ser una respuesta positiva, ojalá temporal, a estas necesidades. Durante la estancia del niño en la institución deben hacerse evaluaciones periódicas para establecer el carácter apropiado de la colocación y para preparar un plan a largo plazo. Contacto con la familia Deben hacerse todos los esfuerzos posibles para crear o mantener un contacto constante con la familia, y colocar al niño en una institución que se encuentre lo más cerca posible de sus parientes, de modo que les resulte fácil visitarlo; además, se debe colaborar con las familias a fin de que el niño regrese al hogar cuando sea apropiado. Es preciso poner a disposición de los progenitores y de los niños un espacio donde puedan pasar un tiempo juntos en privado. Debe permitirse a los niños conservar fotografías de miembros de su familia y es conveniente intentar que mantengan una correspondencia con ellos. Atención familiar Las condiciones físicas y materiales del régimen cotidiano en una institución deben ser lo más acogedoras que sea posible, tanto cuando se trata de abordar las necesidades cotidianas como de reflejar las normas locales de la vida en familia. Incluso las grandes instituciones pueden dividirse adecuadamente de manera que los niños coman, duerman y vivan en grupos más reducidos y en espacios más pequeños y menos institucionalizados. El personal debe reflejar la urgencia que tienen los niños de que sus relaciones con los adultos tengan continuidad y afecto, y un grupo estable de personas debería asumir la responsabilidad permanente de la atención de un grupo restringido de niños. Es indispensable escoger con cuidado a los colaboradores, puesto que van a ser los modelos primarios de los niños en materia de conducta adulta; también deben recibir capacitación para respetar los derechos de los niños y sus prioridades de desarrollo. Cuando sea posible, los hermanos deben estar juntos, y es preciso alentar las relaciones entre niños mayores y de menor edad, y entre niños y niñas. Reconocer las necesidades del niño en materia de desarrollo Las necesidades del niño en materia de desarrollo no deben subordinarse a los requerimientos de control y de rutina que exige una institución. Es preciso asegurar oportunidades para la práctica espontánea de juegos en un entorno acogedor e informal. Es muy importante intentar responder a los intereses y urgencias particulares de los niños, quienes precisan la posibilidad de tomar decisiones en sus actividades diarias, para desarrollar así un sentimiento de identidad y de efectividad. Protección contra el maltrato Conviene crear unas políticas muy claras para evitar cualquier forma de violencia contra los niños, sea por parte del personal o de otros niños. Todos deben conocer estas políticas y aplicarlas con firmeza. Los miembros del personal que maltraten a los niños deben ser despedidos. Los niños que acosan a otros niños deberían recibir formación para aprender una conducta más apropiada. Es preciso crear un sistema confidencial que permita a los niños analizar los 101 problemas que tienen con su institución, sin temor a represalias. Este sistema puede consistir en una línea telefónica o el acceso personal a un defensor independiente, que tenga la capacidad de orientar al niño, atender a sus preocupaciones y responder a ellas apropiadamente. La participación activa del niño Los niños que residen en instituciones deberían poder participar en la gestión y en la toma de decisiones de conformidad con sus propias capacidades. Como mínimo, las medidas que afectan a los niños deben discutirse abiertamente. Siempre que sea posible, los menores deberían participar en forma personal en las decisiones relacionadas con cuestiones como el horario de las tareas, la distribución de las habitaciones, el juego, etc. Esto puede ser un inconveniente, pero es un derecho del niño. Los niños que viven en instituciones, y llevan una vida relativamente reglamentada y controlada, tienen que disponer de la mayor cantidad posible de oportunidades para desarrollar un sentimiento positivo de su propia eficacia. Verificación Es muy importante que grupos objetivos e independientes, preparados para evaluar la calidad de la atención que se ofrece, y capaces de responder a las preocupaciones y a las quejas, hagan observaciones permanentes de las instituciones. Los grupos de verificación deben incorporar a jóvenes que han recibido atención en instituciones. En el marco de la propia institución, es relevante que haya oportunidades habituales para tareas de autoevaluación con el personal y para practicar actividades permanentes de capacitación. Integración de la comunidad Ofrecer a los niños los conocimientos necesarios para llevar una vida independiente dentro de la comunidad es algo que las instituciones deben tener como objetivo. Esto no puede ocurrir si sólo conocen la vida dentro de las paredes de la institución. Mientras residen en ella, es preciso que tengan la oportunidad de establecer relaciones frecuentes con niños y adultos, o de practicar actividades fuera de la institución por medio de la asistencia a clases, a servicios religiosos, a actos de la comunidad y a actividades no estructuradas. Pero también resulta importante asegurar un marco de apoyo para los jóvenes cuando abandonen el establecimiento. Las oportunidades de empleo, de vivienda y de apoyo social deben estar disponibles para facilitar su transición hacia la 102 6 Salud de la comunidad La Convención reconoce el derecho de los niños a la supervivencia y al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 6, 24). Pero a pesar de los grandes progresos alcanzados en todo el mundo durante el pasado decenio, doce millones de niños menores de cinco años siguen muriendo cada año en el hemisferio sur, principalmente por causas que es posible prevenir o curar con facilidad. Un 97 % de estas muertes no se habría producido si estos niños gozaran de unas condiciones de vida aceptables, con una nutrición adecuada y buenos servicios de salud1 . Cuando los niños están enfermos, la familia tiene que dedicarles tiempo y recursos considerables. De igual manera, la atención que reciben los niños se ve rápidamente afectada2 cuando los adultos padecen alguna enfermedad. Las dolencias de las personas encargadas de la atención acarrean un abandono de los niños, y la incapacidad del sostén de la familia conduce pronto a la deuda y a la privación. La supervivencia de los pobres depende de su capacidad de trabajo, y la salud es un factor crítico en relación con la productividad. Una mala salud perpetúa la pobreza y, a su vez, la pobreza perpetúa la mala salud. El cumplimiento de los derechos de la infancia exige respuestas integrales a los problemas de salud de los pobres. No se trata sólo de los servicios de salud, sino de la serie de factores ambientales, sociales y económicos que ejercen una influencia sobre la salud. En la mayoría de los centros urbanos, la capacidad de respuesta de las autoridades municipales suele ser limitada. Pero incluso dentro de estos límites, es posible intensificar los esfuerzos orientados a mejorar la salud y prevenir las enfermedades y las lesiones de todo tipo entre los niños y sus familias. En este capítulo se describen algunos planteamientos básicos. La salud de la comunidad significa prestar atención no solamente a los servicios sanitarios, sino también a la amplia gama de factores que afectan la salud, inclusive la calidad del medio ambiente local. Foto: William Martínez www.agenciamacondo.com OMS (1995), The World Health Report 1995: Bridging the Gaps, Ginebra: Organización Mundial de la Salud. 2 Pryer, J. (1993), ‘The impact of Adult Ill-Health on Household Income and Nutrition in Khulna, Bangladesh’, Environment and Urbanization, 5(2): 35– 50. 1 103 LOS PROBLEMAS DE SALUD DE LOS POBRES DE LAS ZONAS URBANAS Las estadísticas muestran que, en la mayoría de países del hemisferio sur, los habitantes de las zonas urbanas disfrutan de una mejor salud que quienes viven en las zonas rurales. Pero las cifras globales ocultan la realidad de los vecindarios urbanos de bajos ingresos, donde los problemas de salud son muchas veces mayores que los que ocurren en las zonas rurales. Todavía entre una quinta y una tercera parte de los niños de las comunidades urbanas pobres mueren antes de cumplir los cinco años, proporción de cinco a diez veces mayor que en las zonas más acomodadas de las mismas ciudades3 . La frecuencia de la enfermedad y las lesiones presentan una desigualdad comparable. La deficiencia en el saneamiento, el sistema de desagüe y el abastecimiento de agua, además de la presencia de desechos que no se recogen, de hacinamiento y de una exposición diaria a enfermedades infecciosas y parasitarias, son elementos comunes de la pobreza de las zonas urbanas. Los asentamientos de bajos ingresos se encuentran más a menudo en zonas contaminadas o en tierras que corren el riesgo de sufrir desprendimientos, inundaciones u otros peligros. Los intentos por practicar una buena higiene y procurar seguridad en condiciones tan difíciles, son casi imposibles. Las tensiones ambientales de la pobreza en las zonas urbanas vienen, a menudo, acompañadas por un aumento en la tensión social, con varias consecuencias para la salud: el abuso de alcohol y de drogas, la violencia doméstica y comunal, la explotación sexual y la discriminación y exclusión, ocurren con mucha frecuencia en las zonas urbanas4 . Las condiciones de vida de los pobres se derivan a menudo de una serie de desigualdades: los ricos no sólo tienen mayores privilegios, sino que también se benefician a expensas de los pobres5 . Muchas industrias, por ejemplo, ofrecen beneficios a los más ricos, pero las condiciones laborales que brindan a sus empleados son peligrosas y contaminan el medio ambiente de los asentamientos instalados a su alrededor. La mayoría de los vehículos del mundo en desarrollo son propiedad de los más acomodados, pero los niños de los pobres tienen más posibilidades de vivir cerca de vías de tráfico saturadas y contaminadas y de sufrir las consecuencias de los accidentes de tráfico, del envenenamiento con plomo y del aire viciado. Las desigualdades también ocurren en la esfera de la prestación de servicios de salud. Aunque la pobreza causa numerosas enfermedades, lesiones y muertes prematuras, un gran porcentaje de los presupuestos de salud en todo el mundo se dirige hacia hospitales centrales que requieren una gran inversión de capital, altas tecnologías y atención especializada, y desvían los escasos recursos existentes en desmedro del abastecimiento de agua potable, el saneamiento y la atención primaria de salud. Se calcula que los hospitales clínicos absorben de 20 % a 60 % de los presupuestos nacionales de salud6 . La atención de salud se ha convertido en un gran negocio, y la industria de la salud puede resultar muy rentable. Los políticos suelen dar un mayor apoyo a las instalaciones médicas de alta tecnología, que puede ayudarles a conseguir más votos, que a los centros de atención primaria, mucho menos espectaculares7. Aunque los hospitales y otros centros de salud suelen estar agrupados en las ciudades, muchos sólo están disponibles para quienes pueden pagar por sus servicios. Incluso los subsidios gubernamentales y la ayuda financiera de las organizaciones de asistencia van a parar a servicios de salud utilizados Stephens, C. (1996), ‘Healthy Cities or Unhealthy Islands? The Health and Social Implications of Urban Inequality’, Environment and Urbanization, 8(2): 9– 30. 4 Parry-Jones, W. L. y Queloz, N. (eds) (1991), Mental Health and Deviance in Inner Cities, Ginebra: OMS/Unicri/Universidad de Nápoles; y OMS (1991), Environmental Health in Urban Development, Ginebra: Organización Mundial de la Salud. 5 de la Barra, X. (1998), ‘Poverty: the Main Cause of Ill health in Urban Children’, Health, Education and Behavior, 25(1): 45–49. 6 Feuerstein, M.- T. (1997), Poverty and Health: Reaping a Richer Harvest, Londres: Macmillan. 7 Lorenz, N. y Garner, P. (1995), ‘Organizing and Managing Urban Health Services’ en Harpham, T. y Tanner, M. (eds), Urban Health in Developing Countries: Progress and Prospects, Londres: Earthscan, 48-63. 3 104 generalmente por grupos de medianos y altos ingresos8 . Para acceder a las instalaciones de salud se exige a veces la presentación de documentos —una dirección, una tarjeta de identidad o un certificado de nacimiento— que los pobres no suelen tener. Incluso cuando se ofrece una atención asequible, suele ser de mala calidad o carecer del número suficiente de empleados, y la espera necesaria para recibir tratamiento puede desalentar al usuario. A veces, los centros de atención de salud permanecen abiertos sólo durante un tiempo limitado a la semana, y resulta difícil organizar las visitas fuera de los horarios de trabajo, en especial para las familias monoparentales. Algunos estudios muestran que los hogares de bajos ingresos utilizan clínicas del sector privado, a pesar de su elevado costo, porque en ellas reciben un tratamiento más rápido y efectivo9 . La calidad de la formación médica agrava los problemas. Muchos profesionales prefieren trabajar en entornos donde pueden hacer uso de su formación altamente especializada, y por lo general no están preparados para hacer frente a la mundana constelación de problemas de salud que acompañan a la pobreza. La estructura de su salario refleja también una subvaloración de la atención primaria de la salud comunitaria. Además, los antecedentes sociales de muchos médicos y de otros profesionales los aleja de las necesidades y los miedos de los pobres. La consecuencia es un sistema que puede parecer remoto e insensible y no donde no se alienta una utilización confiada de las instalaciones de salud. La prestación de servicios médicos es, como mucho, una solución parcial a los problemas de salud de los pobres de las zonas urbanas. Resulta necesario abordar también el contexto más amplio que representan la pobreza, el analfabetismo, las condiciones ambientales peligrosas y la injusticia social. Una planificación de la salud en las zonas urbanas debe concentrarse en la prevención de enfermedades y lesiones mediante actividades relacionadas con el medio ambiente, en la mejora de la calidad y la disponibilidad de la vivienda, en la mejora de la salud, y en un conocimiento integral de las consecuencias de los estilos de vida saludables. La ola de violencia que afecta a muchas ciudades se considera con mayor frecuencia como un problema de salud pública. También hay que tener en cuenta la cuestión de la subsistencia. La salud de la mayoría de los niños depende de la capacidad de sus familias para prestarles atención. Desde esta perspectiva, incluso la asistencia para la capacitación laboral y la creación de pequeñas empresas se convierten en intervenciones de salud. Un plan amplio para la salud de la comunidad es, en realidad, un plan para el desarrollo de la comunidad. Una atención efectiva de salud no sólo depende de los recursos, sino también de la voluntad política para abordar la desigualdad. En Cuba, por ejemplo, la tasa de mortalidad de los menores de cinco años es aproximadamente la misma que en Estados Unidos, país con un ingreso per cápita veintitres veces mayor10. Además de los argumentos morales, los grupos más acomodados disponen de razones prácticas para apoyar intervenciones que resuelvan las numerosas necesidades en materia de salud de los pobres. Las condiciones ambientales miserables en que viven los pobres afectan en última instancia la calidad de vida de todos. Las epidemias pueden tener graves consecuencias económicas, tal como se demostró durante la epidemia de cólera que azotó a Lima en 199111. Las zonas urbanas ofrecen ventajas potenciales para la salud de sus habitantes. La disponibilidad de servicios más especializados, la posibilidad de aplicar economías de escala y la concentración de organizaciones de apoyo, son muy valiosas. La mayoría de las autoridades municipales afrontan algunos obstáculos muy reales; tanto la escasez de recursos como la función Instalaciones inaccesibles Médicos desinteresados Hecht, R. (1995), ‘Urban Health:, an Emerging Priority for the World Bank’ en Harpham, T. y Tanner, M. (eds), Urban Health in Developing Countries Progress and Prospects, Londres: Earthscan, 121141. 9 Misra, H. (1990), ‘Housing and Health Problems in Three Squatter Settlements in Allahabad, India’ en , Hardoy, J. E., Cairncross, S. y Satterthwaite, D. (eds), The Poor Die Young: Housing and Health in Third World Cities, Londres: Earthscan. 10 UNICEF (ed) (1997), El progreso de las naciones 1997, Nueva York: UNICEF. 11 OMS (1996), Creating Healthy Cities in the Twenty-First Century, Ginebra: OMS. 8 105 relativamente menor que desempeñan en la prestación de atención de salud, en comparación con las altas instancias del gobierno, los prestadores particulares y las organizaciones voluntarias, limitan sus posibilidades. Pero incluso en estas circunstancias, pueden contribuir a formular un planteamiento integral en torno a la salud de la comunidad, y asegurar que las necesidades de los más pobres se satisfagan por medio de una evaluación y un análisis adecuados de las carencias locales, de una normativa apropiada y de la coordinación de los servicios existentes, con énfasis en la cuestión fundamental de la igualdad. EVALUACIÓN Y ANÁLISIS Una respuesta amplia e integrada a las cuestiones de salud en los centros urbanos exige una evaluación de las necesidades locales y del grado de suministro en toda la ciudad. Un examen detallado de la cantidad y de la amplitud de los servicios de salud, de la contribución de todos los prestadores de servicios sanitarios, entre ellos los del sector público, del sector privado, del sector voluntario y del comunitario, así como de otros factores que influyen en la salud de la población, permitirá la formulación de una estrategia municipal que utilice de la mejor manera posible los recursos existentes y evite una duplicación innecesaria12 . Para este tipo de análisis complejo, un instrumento particularmente útil es la tecnología GIS. La evaluación debe incluir estrategias para identificar a las personas más necesitadas y a los más postergados. La información debe reunirse en la esfera más local posible, sobre la base del conocimiento de los miembros de la comunidad y las organizaciones familiarizadas con los pobladores locales. Los pobladores deben también participar en la evaluación de sus propias necesidades y prioridades en materia de salud. Cualquier actividad que incorpore a los pobladores debería tener en cuenta sus límites de tiempo disponible, y no exigir una participación sin compensación. Un ejemplo excelente de una evaluación local de salud se llevó a cabo en el asentamiento de El Mezquital, en las afueras de Guatemala, donde mujeres elegidas por grupos reducidos de unas cincuenta familias participaron como reproinsas o trabajadoras locales de salud. Cada trabajadora llevó a cabo una encuesta minuciosa, hogar por hogar, en su propio territorio, para descubrir las condiciones de vida y los problemas de salud específicos de cada familia. Los resultados fueron analizados por grupos de técnicos a fin de determinar los problemas y formular un plan de trabajo, como parte de un programa más amplio de servicios básicos patrocinado por UNICEF13 . Reunir información en el ámbito local CREAR VECINDARIOS SALUDABLES Y HABITABLES Los requisitos para la salud ambiental dentro de las zonas residenciales son similares en todos los centros urbanos, aunque la manera de satisfacerlos varía enormemente y depende de los grados existentes de prestación, de la competencia, la financiación y la responsabilidad de los prestadores y de su voluntad para trabajar con otros grupos. En el capítulo 3, hemos descrito algunas directrices básicas y enfoques prácticos sobre la prestación de servicios. A continuación analizaremos las normas necesarias para fomentar un ambiente saludable en las zonas urbanas. Suministro de agua, saneamiento, desagües y eliminación de desechos El agua no contaminada constituye un elemento esencial para la salud, pero es importante recordar que muchas enfermedades se relacionan no tanto con Lorenz y Garner 1995, ob. cit. Nota 7. 13 Espinosa, L. y López Rivera, O. A. (1990), ‘UNICEF’s Urban Basic Services Programme in Illegal Settlements in Guatemala City, Environment and Urbanization, 6(2): 9-31. 12 106 la calidad del agua como con su cantidad. A menudo se subestima la cantidad necesaria para bañarse, lavar la ropa y practicar la higiene personal. El abastecimiento de agua debe ser seguro, suficiente, sistemático y accesible para todas las familias, y es mejor que esté canalizado mediante tuberías hacia las viviendas o los patios individuales. Ya hemos analizado las desventajas que presentan las fuentes situadas lejos de las viviendas, el abastecimiento inestable y la necesidad de agua. La abrumadora cantidad de materias fecales no tratadas que puede acumularse en las comunidades urbanas del hemisferio sur presenta un riesgo de salud pública muy importante. Tal como se analizó en el capítulo anterior, todo el mundo debe tener acceso a los retretes, donde el contacto de los usuarios con los excrementos debe ser mínimo y el mantenimiento y la limpieza resulten practicables. Es decir, siempre que sea posible, los retretes deben estar ubicados en cada uno de los hogares, o en el terreno donde se encuentra la vivienda. En los centros urbanos o en los distritos donde los únicos retretes disponibles son instalaciones comunales utilizadas por muchos usuarios y deficientemente conservadas, numerosas personas defecan al aire libre; los retretes compartidos y bien conservados son una excepción. Sólo es posible habilitar las viviendas de inodoros conectados con un sistema de alcantarillado, la opción más segura y más conveniente, cuando disponen de un abastecimiento seguro de agua corriente, alternativa que, por lo general, las familias pobres consideran “demasiado cara”. Sin embargo, muchos ejemplos demuestran que es posible mantener los costos de la construcción del alcantarillado asequibles para los grupos de bajos ingresos. Cuando el agua es un elemento escaso, siempre hay métodos para reducir el volumen que estos sistemas requieren. El alcantarillado tiene también la ventaja de eliminar otras aguas residuales domésticas que pueden contener agentes causantes de enfermedades, alentar su reproducción y facilitar la aparición de gusanos parásitos que se alojan en los suelos, como por ejemplo el anquilostoma14 . Varias opciones de saneamiento sin alcantarillado pueden ofrecer también un sistema seguro, higiénico y fácil de limpiar15 . Pero estos sistemas necesitan un servicio eficiente, higiénico y asequible para vaciarlos o desenlodarlos. Para cientos de millones de habitantes de las zonas urbanas que no están conectados con un sistema de alcantarillado, tales servicios presentan deficiencias o son inadecuados. Donde las letrinas de pozo constituyen la respuesta más apropiada para mejorar el saneamiento, es preciso asegurar que puedan vaciarse de una forma sencilla e higiénica16 . Los sistemas de desagüe de los vecindarios deberían eliminar el agua de la superficie de una manera eficiente y evitar las inundaciones y estancamientos de agua que suelen servir de foco para la reproducción de mosquitos. Especialmente cuando no hay alcantarillado, unos desagües eficaces pueden ayudar a reducir el contacto de las personas con los excrementos y con el agua que los arrastra. Un buen desagüe es muy importante en los asentamientos donde hay posibilidades de inundación. Cuando los habitantes dependen de letrinas de pozo, la inundación puede propagar una contaminación fecal de amplias repercusiones en todo el lugar. Igual que con el saneamiento, los habitantes de los asentamientos de bajos ingresos consideran, por lo general, que un sistema de desagüe adecuado resulta muy oneroso, pero también en este caso hay numerosos ejemplos que demuestran la existencia de planes de bajo costo que son también efectivos17. Es posible mantener los costos reducidos si los desagües se integran en la construcción de carreteras, senderos o alcantarillados. Cantidad de agua Retretes Alcantarillado Sinnatamby, G. (1990), ‘Low cost Sanitation’ en Hardoy, J. E., Cairncross, S. y Satterthwaite, D. (eds), The Poor Die Young: Housing and Health in Third World Cities, Londres: Earthscan. 15 Ibíd; y Mara, D. y Cairncross, S. (1990), Guidelines for the Safe Use of Wastewater and Excreta in Agriculture and Aquaculture, Ginebra: OMS; y Sida (1997), ‘Seeking More Effective and Sustainable Support to Improving Housing and Living Conditions for low-income Households in Urban Areas: Sida’s Initiatives in Costa Rica, Chile and Nicaragua’, Environment and Urbanization, 9(2): 213–231. 16 Cairncross, S. (1992), ‘Sanitation and water Supply: Practical Lessons from the Decade’, Water and Sanitation Discussion Paper Series # 9, Washington DC, Banco Mundial. 17 Cairncross, S. y Ouano, E. A. R. (1990), Surface Water Drainage in Low-Iincome Communities, Ginebra: OMS. 14 107 Todas las zonas residenciales necesitan un sistema seguro y constante de eliminación de desechos sólidos. Sin ello, resulta difícil o incluso imposible evitar la acumulación de residuos no eliminados, especialmente en lugares abiertos donde suelen jugar los niños. Los desechos no eliminados son un foco de pestes, incluso de aquellas que suelen causar enfermedades. Sin una eliminación sistemática de desperdicios, resulta también difícil mantener limpios los canales de desagüe, factor que puede ser causa de inundaciones cuando llueve. Existen vínculos muy importantes entre el abastecimiento de agua, el saneamiento, los desagües y las enfermedades más frecuentes. Un cambio de comportamiento en materia de higiene resulta irrelevante si no está respaldado por una inversión en infraestructura y en prestación de servicios. · Asegurar que las normas relativas a la infraestructura faciliten la prestación de servicios y cumplan con las disposiciones más estrictas sobre la salud. · El abastecimiento de agua debe ser seguro, suficiente, regular y accesible para todas las familias y, siempre que sea posible, debe canalizarse mediante tuberías hacia los hogares o los patios individuales; cuando la única solución viable sea la instalación de fuentes públicas, éstas deben ser compartidas por una cantidad limitada de familias. · Los retretes deben estar disponibles para todos, en el mejor de los casos dentro de cada casa o en el terreno que ésta ocupa; el contacto de los usuarios con los excrementos debe ser mínimo, y es necesario facilitar las labores de mantenimiento y de limpieza. Allí donde el agua sea un elemento escaso, es preciso analizar otros métodos eficaces para abastecer un saneamiento adecuado sin agua corriente. · Por medio de programas de educación y de campañas en los medios de difusión, educar a los niños y a sus familias sobre la importancia de un buen saneamiento y el alcance de las prácticas higiénicas. · Integrar la provisión de desagües en la construcción de carreteras, senderos o alcantarillados. · Proporcionar un sistema de eliminación de desechos sistemático y seguro. Control de las emisiones y desechos químicos peligrosos Aunque los patógenos biológicos presentan por lo general riesgos mayores, los niños pueden sufrir también daños considerables para su salud debido a la exposición a diversas sustancias químicas, que suelen ser perjudiciales para ellos a unos niveles que no se consideran peligrosos para los adultos. Las repercusiones pueden ser mayores para los niños que viven en una situación de pobreza, cuya vulnerabilidad viene intensificada por una nutrición deficiente y por la incapacidad de sus progenitores, debido a una falta de conocimiento o de recursos, de minimizar los riesgos. Algunos de los contaminantes que afectan más gravemente a los niños se encuentran presentes dentro de sus hogares, donde los fuegos al descubierto o la existencia de cocinas sin una ventilación adecuada pueden causar graves problemas de las vías respiratorias; o donde es posible ingerir o entrar en contacto con químicos peligrosos que se utilizan para las tareas del hogar. Pero también hay numerosos peligros en el exterior que pueden afectar de una manera considerable la salud y el bienestar. La contaminación del aire debido a las emanaciones de la industria pesada, las emisiones de los vehículos de motor y la actividad de las centrales eléctricas pueden causar tos crónica, asma y mayor vulnerabilidad a las infecciones Contaminantes del hogar Contaminación del agua 108 agudas de las vías respiratorias, que son la mayor causa individual de mortalidad entre los recién nacidos y los niños de corta edad18 . Las consecuencias del envenenamiento con plomo sobre la salud de los niños pueden ser particularmente dañinas y es posible que no se hayan estudiado en toda su amplitud19 . Los estudios efectuados en algunas ciudades han mostrado que una proporción considerable de la población infantil sufre problemas de comportamiento y deficiencias en su capacidad de aprendizaje y en la coordinación motora debido a su exposición al plomo. Las repercusiones del envenenamiento con plomo continúan en la edad adulta; un estudio efectuado entre adultos jóvenes que habían sufrido una exposición a niveles elevados de plomo durante su infancia descubrió que se trataba de personas con un rendimiento menor que el promedio: sus calificaciones en la escuela habían sido más bajas, el número de ausencias mayor, disponían de un menor vocabulario y los resultados en las pruebas de razonamiento gramatical habían sido más bajos; presentaban una coordinación más deficiente entre la vista y las manos, y necesitaban más tiempo para reaccionar20. Entre el 80 % a 90 % del plomo transmitido a través del aire proviene de los vehículos de motor que utilizan gasolina con plomo, algo todavía común en muchos países del hemisferio sur. Debido a que una alimentación deficiente y la contaminación del medio ambiente en el hogar pueden multiplicar los efectos de la exposición al plomo en el caso de muchos niños es urgente fijar normas y prohibir la utilización de combustible con plomo21. En muchos vecindarios de las zonas urbanas, los niños afrontan graves problemas de salud derivados de los desechos químicos peligrosos que se arrojan sin tratar en las masas de agua o en los vertederos. No sólo las industrias químicas, sino también las industrias del metal, el petróleo, la pasta y papel, el transporte, los materiales eléctricos y el curtido de cueros, así como los hospitales y algunas empresas comerciales, pueden producir cantidades considerables de desechos tóxicos22. La mayor parte de los centros urbanos carecen de sistemas eficaces para supervisar la generación, recolección, tratamiento y eliminación de los residuos tóxicos, y para limitar sus consecuencias sobre el medio ambiente. Las empresas, como resultado, tienen muy pocos incentivos para invertir en un programa de “buenas prácticas”. Muchos de estos problemas pueden reducirse y controlarse sin demasiados gastos, si las autoridades locales están dispuestas a dar prioridad a las necesidades de salud de los niños y de las comunidades. · Analizar los riesgos para la salud que presentan diversos contaminantes; comprometer a los pobladores locales en la descripción y registro de vertederos ilegales y arroyos contaminados. · Limitar la presencia de industrias contaminantes en los alrededores de las zonas residenciales. Ofrecer a los grupos de bajos ingresos acceso a terrenos y viviendas en zonas exentas de peligros. · Fijar y aplicar normas para el control y la reducción de emisiones y contaminación industrial, y promover el uso de procesos para aprovechar al máximo la recuperación y el reciclaje de materiales de desecho. · Reducir la contaminación de los vehículos mediante la promoción del transporte público, la restricción del tráfico en las zonas residenciales, la implantación de revisiones anuales de los vehículos y la promoción del combustible sin plomo. Plomo OMS, 1996, ob. cit. Nota 11. 19 Ibíd y OMS (1 996), ‘Lead and Health’, Copenhague, Oficina Regional para Europa de la OMS, una publicación de la serie especial de reportajes para las autoridades locales. 20 Needleman, H. L., Schell, A., Bellinger, O., Leviton, A. y Allred, E. N. (1991), ‘The Long-term Effects of Exposure to Low Doses of Lead in Childhood: An Eleven year Follow-up Report’, New England Journal of Medicine, 322(2): 83–88. 21 OMS 1996, ob. cit. Nota 19. 22 Hardoy, J. E., Mitlin, D. y Satterthwaite, D. (1992), Environmental Problems in Third World Cities, Londres: Earthscan. 18 109 Otros factores de la salud ambiental · Evitar que los niños sufran lesiones y se expongan a la enfermedad, mediante zonas de recreo adecuadas. · Facilitar el acceso de emergencia y evitar las lesiones por medio de la construcción de carreteras y senderos para todo tipo de condiciones atmosféricas. · Apoyar el acceso a zonas de viviendas seguras. · Evitar las epidemias y educar al público, haciendo hincapié en la salud ambiental y la higiene en las clínicas, las escuelas y otras instalaciones públicas. Regulación y coordinación Por lo general, son de diversa índole los organismos públicos y las organizaciones privadas, voluntarias y comunitarias que participan en el abastecimiento de agua y saneamiento, la recolección de basura y otras actividades importantes para la buena salud. Las autoridades locales deben garantizar la cooperación entre todos ellos y con los prestadores de servicios de salud. Las normas municipales pueden tener grandes repercusiones sobre la salud ambiental. Unos reglamentos menos exigentes en materia de infraestructura, por ejemplo, pueden facilitar el abastecimiento de agua y saneamiento a las comunidades de bajos ingresos. Unas normas estrictas sobre la higiene en las escuelas y en las guarderías pueden contribuir a impedir el contagio de enfermedades de un niño a otro, y a la comunidad en general. Un reglamento de rigurosa aplicación para controlar la contaminación puede reducir diversos peligros para la salud. Siempre que sea posible, las disposiciones destinadas a aumentar las exigencias de salud deben estar acompañadas por la orientación y la asistencia necesarias con el fin de permitir a las personas, instituciones y empresas cumplir con estas normas. LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS DE SALUD COMPLETOS E INTEGRADOS Los problemas de salud de las comunidades de bajos ingresos están estrechamente relacionados con sus condiciones de vida y es preciso abordarlos en ese contexto. Pero los servicios de atención de salud son también esenciales, y para que sean útiles deben estar bien coordinados, culturalmente apropiados, disponibles, asequibles para todos, y adaptarse a las necesidades de las familias de bajos ingresos. Planificación y coordinación de una cobertura integral de la atención sanitaria Tanto en la esfera comunitaria como en el ámbito de la ciudad, la planificación de la cobertura de la atención de salud debería evaluar la necesidad de generar servicios y encontrar soluciones equitativas que beneficien a las personas más necesitadas. Para determinar estas necesidades, es preciso tener en cuenta la gama completa de servicios existentes. La coordinación de servicios permitirá utilizar los recursos escasos allí donde más se necesitan y evitar la duplicación. Promover la cooperación efectiva de diversos aliados puede ser una tarea exigente. Por ejemplo, en Soweto, Sudáfrica, cinco autoridades distintas 110 se encargaban de aspectos diferentes de la atención de salud. La planificación en favor de la consolidación y la simplificación trajo consigo la necesidad de procurar una cooperación más estrecha entre los organismos, cada uno de los cuales pretendía proteger sus distintos intereses23. Otras dificultades dimanan de la amplia y cada vez mayor participación de los prestadores particulares de salud, que por su propia naturaleza sólo pueden ofrecer tratamientos que exigen una demanda de índole económica. Sin embargo, los servicios particulares de salud forman una importante parte de la estrategia de promoción de salud de cualquier ciudad, y es preciso apoyar sus actividades. Las ONG también desempeñan a veces funciones de proveedoras de servicios de salud, y aunque su contribución es importante, pueden convertirse en una forma oculta de privatización, y desempeñar funciones que deberían corresponder a los servicios del sector público. Las autoridades locales deben asegurar que el mosaico que forma la prestación de servicios en una zona urbana concreta, muchas veces de índole compleja, no termine por excluir a las personas con mayores necesidades. Para resolver las necesidades básicas en materia de atención sanitaria de los niños más pobres y de sus familias, es preciso dedicar un mayor cuidado a la atención primaria de bajo costo. La atención básica debería prestarse, sobre todo, por medio de pequeñas clínicas o centros de salud locales bien distribuidos, que a cambio de un costo relativamente módico puedan resolver la gran mayoría de las necesidades de atención de salud. En Dakar, Senegal, las autoridades han tomado medidas para reestructurar un sistema de atención de salud sobrecargado de establecimientos especializados. En 1985, la ciudad disponía de tres grandes hospitales y un centro de traumatología, pero sólo unos cuantos puestos sanitarios. Durante diez años, la municipalidad trató de hacer hincapié en la atención local. Se construyeron seis hospitales más pequeños, junto a 18 puestos sanitarios en diferentes partes de la ciudad y cuatro centros de maternidad en vecindarios pobres. Un comité de representantes elegidos del vecindario, que trabaja en colaboración con el director médico, gestiona cada uno de los centros. El comité administra también los ingresos generados por cada centro y financia las necesidades del establecimiento, entre ellas la atención y medicación casi gratuita para los pobres24. Para que la atención sanitaria comunitaria pueda ser completa, es necesaria una estrecha colaboración entre los diferentes niveles de prestación. A veces se producen numerosas muertes en las zonas urbanas porque, a pesar de que hay servicios disponibles, se envía a las personas de un establecimiento a otro, sin una coordinación o seguimiento reales, y sin que nadie asuma la responsabilidad final de la atención de pacientes que, a menudo, se encuentran gravemente enfermos. Con frecuencia, los estratos inferiores de servicios no se utilizan lo suficiente, debido a la escasez de medicamentos y a una mala reputación en relación con la calidad de la atención y, como resultado, los hospitales pueden llenarse de pacientes con enfermedades o lesiones cuyo tratamiento debería hacerse en centros menos especializados25. Los gastos que representa la utilización de los niveles superiores de atención estarían más justificados si los hospitales pudieran servir como una base de apoyo y una escala para los servicios comunitarios. Sería posible, entonces, remitir a los pacientes desde las clínicas cuando requieran un nivel superior de atención, y la información de los profesionales en los niveles más especializados podría ser muy útil para los trabajadores de salud de las clínicas. (Al mismo tiempo, es importante reconocer que un hospital puede ser a veces el establecimiento de salud más cercano para los pobladores que viven en su vecindad. Los hospitales deberían incorporar clínicas ambulatorias donde puedan Rispel, L., Doherty, J., Makiwane, F. y Webb, N. (1996), ‘Developing a Plan for Primary Health Care Facilities in Soweto, South Africa, Part 1: Guiding Principles and Methods’, Health Policy and Planning, 11(4): 385–393. 24 Marcus, M. (1995), Faces of Justice and Poverty in the City, Paris: European Forum for Urban Security. 25 Lorenz y Garner 1995, ob. cit. Nota 7. 23 Coordinación de servicios Reestructuración de la atención de la salud en Dakar Cooperación entre los diferentes niveles de atención Distancia entre las clínicas 111 prestar una atención preventiva y curativa elemental, sin que sea necesaria la aplicación de un tratamiento oneroso en la sala de emergencia.) La planificación de la prestación local de servicios de salud debe tener en cuenta el acceso físico. La distancia repercute de manera importante sobre la utilización de los servicios de salud, y es muy fácil posponer la atención preventiva si no resulta fácil acceder a los establecimientos. Las personas más necesitadas serán, sin duda, las más afectadas. Ancianos frágiles, madres cargadas de trabajo y niños pequeños demasiado enfermos como para caminar, necesitan recursos cerca de su hogar. Otro factor es la densidad demográfica. Si las clínicas locales atienden a demasiadas personas, suelen convertirse en establecimientos muy complejos e impersonales que no funcionan de manera adecuada. Aunque los establecimientos de atención básica de salud son esenciales, los servicios de diagnóstico, rehabilitación, atención de emergencia y terapia intensiva deberían estar, también, fácilmente disponibles para las comunidades de bajos ingresos. No hay una sola fórmula para la prestación de servicios; su distribución tendrá que adaptarse a las condiciones locales. En Soweto, Sudáfrica, la meta de los planificadores de la salud consistió en que no hubiera una distancia de más de dos kilómetros para obtener servicios básicos de salud26; en Kwun Ton, cerca de Hong Kong, por el contrario, debido a la gran densidad demográfica se crearon centros de salud destinados a atender a las familias que vivían a un centenar de metros27. Es preciso que la meta se establezca teniendo en cuenta la manera más efectiva de utilizar los recursos para atender a las personas con mayores necesidades. Rispel y colaboradores 1996, ob. cit. Nota 23. 27 Ebrahim, G. J. (1985), Social and Community Paediatrics in Developing Countries: Caring for the Rural and Urban Poor, Houndmills, Basingstoke, Hampshire: Macmillan. 26 · Evaluar la necesidad general de servicios de atención de salud dentro de una comunidad concreta, y definir los métodos para lograr una distribución más equitativa de servicios, con prioridad para las personas que presenten mayores necesidades. · Reorganizar los recursos evitando sistemas de atención de salud con establecimientos muy especializados y favoreciendo una atención primaria preventiva de bajo costo. Concentrarse en la prevención Cualquier centro sanitario local tiene que practicar tratamientos contra las lesiones y las enfermedades y lidiar con problemas crónicos de la salud. Pero la prevención debe convertirse en una de las prioridades de la atención primaria de la salud basada en la comunidad. Esto, en parte, es el producto de un ambiente saludable, tal como ya se analizó; en parte, depende de la atención que se preste a una nutrición y una educación adecuadas, temas que se analizarán más adelante con mayor detalle. Pero también significa la disponibilidad de servicios preventivos de salud, que se concentren, sobre todo, en la atención obstétrica y de la primera edad, y en la atención sanitaria sexual y de la reproducción. Atención preventiva de bajo costo En general, la eficacia de las medidas sanitarias preventivas depende mucho de la prontitud con que se tomen. Los niños cuyas madres son saludables y están bien alimentadas, que reciben leche materna, cuyo crecimiento se supervisa y que están vacunados contra el tétanos, el sarampión y otras enfermedades que se pueden prevenir mediante la inmunización, disponen de una ventaja fundamental que les beneficia durante toda su vida. Estas medidas son muy baratas y, con el tiempo, contribuyen al desarrollo y al bienestar de toda la comunidad. Muchos factores impiden a los progenitores y a los hijos utilizar la atención preventiva, incluso cuando está disponible. El énfasis que se hace en 112 el aspecto curativo, que prevalece entre los profesionales médicos es, en parte, una respuesta a lo que los usuarios esperan del sistema. Una asistencia sistemática a las clínicas para recibir atención preventiva significa un gasto de tiempo y de dinero cuando no existe una necesidad inmediata del servicio. Concretamente, para quienes no son conscientes de que este tipo de atención representa una inversión a largo plazo, puede parecer una pérdida de tiempo. Por lo general, la tendencia suele ser esperar hasta que exista una necesidad clara de atención médica. Un 74 % de todas las admisiones pediátricas en los hospitales de Nigeria, por ejemplo, se debían a enfermedades que podrían haberse prevenido fácilmente28. En lugar de ofrecer clínicas especializadas en la atención preventiva para el cuidado prenatal, la salud de la reproducción y la supervisión de los menores de cinco años, servicios que pueden requerir consultas semanales o mensuales, se ha descubierto que resulta muy útil en muchas comunidades integrar estos servicios con la atención curativa. Cuando la supervisión del crecimiento, la inmunización, la atención prenatal y otros servicios están disponibles a diario, y son una prolongación natural de la atención curativa, es posible beneficiar a más madres y niños, y resulta probable que con el tiempo los usuarios tomen conciencia del valor de la atención preventiva. Obstáculos al uso de la atención preventiva Integrar la atención preventiva y curativa · Hacer hincapié en el aspecto preventivo de los servicios comunitarios de atención de salud. · Alentar a los miembros de la comunidad para que aprovechen los servicios preventivos, mediante su integración con la atención curativa. Integrar la atención primaria de salud con otros servicios La coordinación en el sector de la atención de salud no debe limitarse a los establecimientos oficiales. Incluso cuando los establecimientos de atención primaria de salud ofrecen servicios pertinentes y asequibles, muchas personas en las comunidades de bajos ingresos de las zonas urbanas no se benefician. Algunas personas abrigan recelos en relación con los establecimientos oficiales de salud y se muestran renuentes a utilizarlos. Los obstáculos culturales pueden impedir a las mujeres salir del hogar. En determinados casos, la atención preventiva se considera una pérdida de tiempo y de dinero. Los límites de tiempo pueden abrumar a muchas personas. Una solución es el tipo de servicios de divulgación que suelen ofrecer los trabajadores comunitarios de salud, que se analizarán en la próxima sección. Otro planteamiento es intentar integrar, de una forma activa, la atención de salud con otros servicios. Las guarderías son un buen ejemplo. La atención básica de salud para los niños de corta edad que se presta en las guarderías, permite aliviar la carga que soportan las madres y asegura cierta continuidad en materia de atención. Las escuelas son otro centro importante para la divulgación de la atención de salud. Un ejemplo excelente de atención preventiva disponible por medio de las escuelas y de las guarderías es el programa de salud dental de Santos, Brasil, mediante el cual se ha difundido información entre los progenitores y los maestros sobre higiene dental, se han distribuido cepillos y pasta o crema de dientes entre todos los niños, y se ha aplicado flúor de forma tópica a los menores con mayor predisposición a sufrir caries. El programa ha superado las metas de la Organización Mundial de la Salud, y el 68 % de todos los niños examinados en 1995 estaban libres de caries dental29. Es posible simplificar el acceso a los servicios integrados mediante su ubicación en establecimientos adyacentes dentro de la comunidad, o en el mismo edificio. Las clínicas sanitarias, por ejemplo, pueden estar ubicadas Atención infantil Escuelas Denn, P. y Ebrahim, G. J. (1986), Practical Care of Sick Children: A Manual for Use in Small Tropical Hospitals, Londres: Macmillan. 29 Ciudad de Santos (1996), ‘Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program’, la ciudad de Santos, SP, Brasil. 28 113 dentro de un centro comunitario general, en la escuela local, o en el mismo edificio donde se prestan servicios de bienestar social, formación para adultos o en una oficina para el desarrollo de la comunidad. Centros comunitarios La coordinación es importante, no sólo para asegurar que la atención de salud beneficie a todos los que la requieran, sino también porque las necesidades de las personas no pueden dividirse en esferas separadas. Una mala salud, por ejemplo, afecta la capacidad para trabajar; la educación influye en la utilización de los servicios de salud y el nivel de higiene de la comunidad. La vinculación entre los trabajadores de la salud y los de bienestar social, y entre éstos y los maestros, es importante para asegurar que los problemas se aborden de una forma integral. La coordinación de los servicios permite reconocer la interdependencia de todas las facetas del desarrollo humano y comunitario. Ninguna iniciativa, tomada por sí sola, puede lograr un cambio de importancia en el bienestar de la comunidad. En algunos casos, la prestación de atención de salud se ha convertido realmente en un elemento ya incorporado en los mecanismos de desarrollo más amplios de la comunidad. En Hyderabad, India, la municipalidad ha creado el proyecto urbano de desarrollo comunitario, que utiliza los recursos de la comunidad, de las ONG y del gobierno estatal, con el fin de proporcionar centros de salud, guarderías, alfabetización para adultos, centros de nutrición, mecanismos para la construcción autónoma de viviendas y campañas de saneamiento, como parte integral de un amplio mecanismo de desarrollo30. Más recientemente, en Calcuta se creó un sistema urbano basado en la colaboración, orientado hacia las personas y descentralizado, para coordinar la prestación y la supervisión de todos los servicios básicos para la infancia. El sistema depende de unidades administrativas comunitarias, dirigidas por consejeros elegidos por el pueblo y supervisados por la comunidad31, a fin de garantizar que se responda con eficacia a las necesidades locales. Provisión integral · Asegurar que exista una comunicación y seguimiento adecuados de todos los casos entre los diferentes sectores encargados de la prestación de atención de salud. · Aumentar el uso de servicios preventivos de atención primaria de salud mediante su integración, cuando sea posible, con otros servicios dentro de la comunidad, como las guarderías, las escuelas, los centros de desarrollo comunitario. · Cuando sea factible, tratar de que los distintos servicios estén situados cerca unos de otros. Incorporar a los trabajadores comunitarios en la difusión de la prestación de salud Los auxiliares sanitarios locales, a menudo voluntarios, pueden ser un elemento fundamental del sistema de prestación de salud, al servir como un eslabón importante entre la comunidad y el personal del centro de salud. Debido a que conocen directamente a las familias y comprenden las vicisitudes de la vida comunitaria, se encuentran en una buena posición para responder a las necesidades locales y descubrir los problemas potenciales. Los miembros de la comunidad que recelan de los servicios de atención de salud o que están intimidados por ellos, pueden responder mucho mejor a las visitas de miembros locales de la comunidad, a quienes ya conocen. Los trabajadores comunitarios de la salud que reciben una capacitación básica actualizada sistemáticamente pueden practicar diversos procedimientos y permitir a los profesionales con mayor formación utilizar su tiempo de una Boyden, J. y Holden, P. (1991), Children of the Cities, Londres: Zed Books. 31 Gobierno de Bengala Occidental (1995), Calcutta Plan of Action for Children, Calcuta, Institute of Local Government and Urban Studies (ILGUS), Department of Municipal Affairs, Gobierno de Bengala y Corporación Municipal de Calcuta. 30 114 manera más eficaz respecto de los costos. Las visitas habituales al hogar, la supervisión del crecimiento, la vacunación, la distribución de anticonceptivos y la prestación de educación sobre la salud, son algunas de las responsabilidades que estos trabajadores están en condiciones de asumir. Pueden garantizar que se atienda a las personas que más lo necesiten y que dispongan de menos posibilidades de acudir al centro de salud. También pueden acompañar a los pacientes a las clínicas durante las consultas, y asegurar que cumplan las indicaciones del médico. Por medio de sus visitas a los hogares tienen la posibilidad de descubrir diversos factores que ponen en peligro la salud de sus habitantes. También están en condiciones de convertirse en una fuente importante de información sobre la disponibilidad de otros servicios, y pueden servir de vínculo cuando se trata de responder al maltrato doméstico. Las ventajas de utilizar a los trabajadores locales de la salud Las mujeres de la comunidad tienen grandes posibilidades de convertirse en buenas trabajadoras de la salud. Suelen disponer de conocimientos no estructurados sobre la atención sanitaria y compartirlos con otras mujeres, comprometerse más en las necesidades de los niños y de otros miembros de la comunidad, y mantenerse activas en las diferentes esferas de la vida cotidiana que influyen sobre la salud. Las trabajadoras de El Mezquital, por ejemplo, recibieron capacitación durante un año, dirigida principalmente hacia la detección y la prevención de enfermedades, y se han convertido en prestadoras de atención básica de salud y educación para las familias a quienes prestan servicios. Una encuesta llevada a cabo después de cuatro años mostró que 90 % de las personas entrevistadas conocía a la responsable local de salud, y se había beneficiado de sus servicios32. Los trabajadores comunitarios de la salud suelen ser voluntarios. Si reciben algún emolumento, por lo general es modesto. Suelen tener dificultades para satisfacer sus necesidades salariales, y abandonan los servicios con frecuencia. Las autoridades locales responsables de la salud deberían encontrar un sistema para apoyar su compromiso a largo plazo. Si es posible compensarles de manera adecuada, su conocimiento y experiencia acumulados podrán ser aprovechados por la comunidad. En El Mezquital se crearon pequeñas farmacias y almacenes que permitían a las trabajadoras de la salud (reproinsas) ganar su propio salario. Si no es posible crear un mecanismo de compensación directa, el respaldo y apoyo a tales iniciativas son importantes, con el fin de asegurar la subsistencia de los voluntarios locales. Las reproinsas de El Mezquital · Capacitar a los auxiliares sanitarios locales como vínculo entre los miembros de la comunidad y las clínicas locales. · Descubrir un mecanismo para compensar a estos trabajadores de divulgación por medio de un salario directo o de apoyo a las posibilidades de generación de ingresos. Incorporar a los practicantes de la medicina tradicional y otros prestadores de atención médica En muchas ciudades, un alto porcentaje de la población de bajos ingresos recibe la atención de los practicantes de la medicina tradicional. Siempre que sea posible, debe alentarse su colaboración con el sistema estructurado de prestación de salud. Esto resulta más efectivo que establecer una relación antagónica que obligue a los miembros de la comunidad a elegir entre los prestadores, a quienes están acostumbrados, y el centro sanitario local. Los curanderos y las parteras tradicionales deberían recibir la capacitación y los materiales necesarios para convertirse en miembros efectivos del equipo de salud, y es preciso alentarles a que remitan los casos más complicados a los profesionales médicos. Alentar la colaboración Espinosa y López Rivera, 1994, ob. cit. Nota 13. 32 115 Otro recurso común al que las personas recurren es el de las farmacias locales o las tiendas de especialidades medicinales. Según la mentalidad de muchos, la medicina es lo que se necesita cuando uno está enfermo, y la primera persona a quien se consulta en caso de enfermedad o de accidente suele ser el farmacéutico33. En Bangladesh, las madres trabajadoras dijeron que cuando sus hijos estaban enfermos, lo más probable era que compraran una medicina en la farmacia, sin consultar primero a un trabajador calificado de la salud, debido a la escasez de tiempo34. Esta puede ser una práctica peligrosa cuando no existe la información adecuada, o cuando los medicamentos se venden ilegalmente. Recientes investigaciones llevadas a cabo en África han demostrado que intentar alterar dicha costumbre resulta una tarea inútil35. Es preciso reconocer esta fuente no estructurada de orientación sobre la salud y tratar de aprovecharla mediante la capacitación de las personas que venden medicamentos, y su incorporación como aliados en la prestación de atención primaria de la salud. Farmacéuticos locales Ofrecer a los curanderos y parteras tradicionales la capacitación y los · materiales necesarios para que se conviertan en una parte efectiva del equipo de salud. · Véase la página sobre la capacitación de las parteras tradicionales. · Ofrecer capacitación básica sobre la atención preventiva y curativa de la salud a todos aquellos que venden medicamentos. El diseño y la gestión de los establecimientos de salud Es preciso tener en cuenta los factores locales y culturales cuando se planifican los establecimientos de salud, a fin de que se conviertan en lugares acogedores para las personas que de otra forma se sentirían intimidadas ante la atención estructurada. Cuestiones como la confidencialidad, la distribución de las salas de espera y la ubicación de los retretes sólo se pueden establecer en el plano local36. Aunque una clínica sanitaria no pueda abordar los problemas de la salud ambiental de una comunidad, el manejo de sus propias cuestiones de higiene puede convertirse en un ejemplo instructivo para toda la comunidad. Debe haber recipientes adecuados para la eliminación de la basura, retretes o letrinas bien conservados, agua limpia potable e instalaciones para lavarse las manos. La sala de espera puede servir también como un espacio adecuado para exhibir materiales de información o de capacitación sobre la higiene y otras cuestiones de salud. Mantenimiento, eficiencia y previsión constituyen tres elementos esenciales para utilizar de manera efectiva recursos escasos en cualquier centro de salud. Los medicamentos genéricos son una mejor inversión que las marcas comerciales de precio elevado. Los medicamentos deben conservarse en condiciones apropiadas, es preciso supervisar y renovar el suministro, los equipos deben estar en buen estado y los fondos deben gestionarse con precaución. En parte, se trata de una cuestión de capacitación: la falta de aptitudes de gestión entre los cuadros medios ha sido reconocida como una barrera para la mejora de la atención sanitaria de muchos países37. · Tener en cuenta las preferencias culturales y las necesidades de los progenitores respecto a sus hijos cuando se diseñen las clínicas. · Asegurar que las prácticas de higiene en la clínica sirvan como un ejemplo para la comunidad, y colocar en la sala de espera materiales educativos disponibles para el público. Mantenimiento de la gestión Preferencias culturales Hardoy, J. E., Cairncross, S. y Satterthwaite, D. (eds) (1990), The Poor Die Young, Londres: Earthscan. 34 Cameron, S., Kandula, N., Leng, J. y Arnold, C. (1998), Urban Childcare in Bangladesh, Save the Children USA. 35 Missair, A. (1998), ‘The Illicit Sale of Pharmaceuticals in Africa: «The Dangerous Solution»’, investigación inédita. 36 Hart, R. H., Belsey, M. A. y Tarimo, E. (1990), Integrating Maternal and Child Health Services with Primary Health Care, Ginebra: Organización Mundial de la Salud. 37 Ibíd. 33 116 · Alentar el uso de medicamentos genéricos en lugar de marcas registradas de precio elevado. Denn y Ebrahim 1986, ob. cit. Nota 28. 38 · Capacitar al personal para gestionar de manera eficiente los recursos de salud, y presupuestar de forma adecuada los gastos operativos anuales. Los hospitales que satisfacen las necesidades de los niños y de las personas encargadas de la atención Los hospitales pueden resultar lugares aterradores e impersonales, dedicados más a la eficiencia y la conveniencia del personal y de sus administradores, que a la comodidad y la tranquilidad de niños asustados y progenitores ansiosos. Es posible tomar una serie de medidas para humanizar la atención hospitalaria. Las sugerencias siguientes han sido adaptadas de un manual sobre la atención de los niños enfermos en los hospitales más pequeños del hemisferio sur38. • Es necesario tratar a los niños y a sus progenitores de forma humana, llamarlos por su nombre, dirigirse a ellos de una manera respetuosa, amistosa y tranquilizadora, e informarles de todo lo que ocurre. • Es preciso que el personal tenga una mayor responsabilidad sobre un menor número de pacientes, para fomentar la confianza y una relación positiva. Esto puede significar una reorganización en la estructura del personal. • En muchas partes del mundo, las madres (u otras personas encargadas de la atención) acompañan al niño durante su estancia en el hospital. Es preciso alentar esta práctica a fin de tranquilizar a la familia y al niño, reducir la carga de trabajo del personal y permitir que las madres se sientan útiles y comprometidas. Para evitar problemas de confusión y de hacinamiento, no debería haber más de una sola persona a la vez acompañando al niño. Es importante disponer de instalaciones que faciliten la actividad de las madres, como retretes, lugares para lavarse, sitios para guardar las pertenencias y para preparar alimentos. Involucrar a los progenitores • Los niños con enfermedades infecciosas deberían estar en pabellones especiales o en salas aisladas. Resulta indispensable mantener un alto nivel de higiene todo el tiempo, no sólo por parte del personal del hospital sino también de los visitantes. • Cuando el aislamiento no sea necesario, por lo general es preferible que exista un lugar común de una u otra clase. Se ha observado que la relación con otras personas disminuye la sensación de ansiedad y el aislamiento de las madres y de los niños. Agrupar a los niños también facilita las tareas del personal y le permite supervisarlos más fácilmente. Pero es también importante permitir cierto grado de confidencialidad. Debe haber disponibles cortinas, biombos o mamparas entre las camas, las cuales deben encontrarse frente al puesto central de enfermeras. Espacio compartido Privacidad • Los niños deben tener la posibilidad de personalizar el espacio a fin de crear un sentimiento de pertenencia dentro del entorno, con frecuencia impersonal, del hospital, especialmente cuando su estancia se prolonga por más de unos días. Como mínimo debe haber un lugar para guardar sus pertenencias o colgar sus dibujos. • El pabellón infantil debe tener sus propias instalaciones de cocina a fin de asegurar una disponibilidad de alimentos, sobre todo para los niños que sufren de grave desnutrición, pero también debido a los beneficios que representa para las madres disponer de un lugar seguro de cocina, donde Servicios de cocina 117 sea posible aprender en común los principios sobre la higiene y la nutrición. • Incluso en los hospitales, los niños deben disponer de oportunidades para jugar. Cuando no están demasiado enfermos, el juego puede distraerlos, crear una atmósfera relajada, convertirse en una manera de superar el miedo y la ansiedad e, incluso, puede contribuir a acelerar la recuperación. Numerosos ejemplos muestran que la disponibilidad de jardines en los hospitales puede ser un elemento tranquilizador para todas las edades, y contribuir a la rehabilitación39. Los mismos espacios pueden ofrecer a las madres, a los niños de mayor edad y a los adolescentes, la oportunidad de reunirse a conversar o participar en programas de educación práctica. Juego Jardines Las normas para los hospitales amigos de los niños y acogedores para las madres son un recurso valioso para adaptar las prácticas hospitalarias a las necesidades de los recién nacidos y de sus madres. Al cumplir algunos principios básicos, los hospitales pueden recibir una acreditación oficial por parte de estos programas (véase la lista de recursos). · Alentar a los hospitales locales a fin de que tomen medidas para apoyar la comodidad y la tranquilidad de los niños enfermos y de sus familias. · Apoyar a los hospitales para que se conviertan en “amigos de los niños” y “amigos de las madres”. Sistema de registros Los centros de salud deben mantener un buen registro, no sólo para localizar información sobre la salud de pacientes específicos, sino también como base de datos para supervisar las tendencias y evaluar el servicio, a fin de mejorar continuamente el nivel de asistencia. La Organización Mundial de la Salud recomienda que las mujeres mantengan registros en su hogar con información sobre sus embarazos, nacimientos y estado general de salud, así como los gráficos de crecimiento de sus hijos, el registro de vacunas y los factores de riesgo. Cuando los propios pacientes conservan su historial, se garantiza la continuidad de la atención, en especial cuando se utilizan los servicios de más de un centro sanitario. Mantener los registros sirve, también, para concientizar sobre los problemas de salud y alentar una mayor participación, control y responsabilidad4 0. En Tailandia se ha confeccionado un folleto para que los progenitores lo utilicen a fin de registrar y supervisar información sobre las vacunas de sus hijos, el registro de crecimiento y el estado general de salud, así como su crecimiento social y emocional. Esto permite alentar una concepción integral del bienestar del menor4 1. Los registros deben diseñarse teniendo en cuenta la recopilación de datos. Cuando la información está bien organizada y codificada, se facilita emplear a escolares de mayor edad para recopilar y cotejar los datos. · Exigir a los centros de salud que mantengan unos buenos archivos, no sólo para satisfacer las necesidades de los pacientes, sino también para proporcionar una base de datos adecuada a fin de supervisar la atención local de la salud. · Alentar la utilización de historiales médicos en poder de los pacientes (y de los progenitores) para apoyar la continuidad de la atención y un sentimiento de control y de responsabilidad por parte de los pacientes. Recopilación de datos Historial en poder del paciente Cooper Marcus, C. y Barnes, M. (eds) (1999), Healing Gardens: Therapeutic Landscapes in Healthcare Facilities, Nueva York: John Wiley and Sons. 40 OMS (1994), Home-based Maternal Records: Guidelines for Development, Adaptation and Evaluation Ginebra: Organización Mundial de la Salud. 39 118 Los servicios para los niños con discapacidades Los niños con discapacidades tienen derecho a una atención y asistencia especiales que promuevan su independencia y su desarrollo pleno. Un apoyo unánime y fácilmente disponible tiene más posibilidades de ejercer influencia que un alto nivel de especialización, y es importante alentar las actividades de rehabilitación de bajo costo basadas en la comunidad. Los trabajadores de la salud con capacitación básica en rehabilitación pueden recibir apoyo y asistencia técnica por parte de centros más especializados, y enviar a los niños a estos centros cuando sea necesario para que reciban una evaluación y análisis continuos. Dentro de la comunidad, estos trabajadores locales de rehabilitación pueden proporcionar diversos servicios importantes, en colaboración con los progenitores y otros miembros de la comunidad, sin que sea necesaria la participación constante de los expertos. Trabajadores locales de rehabilitación El servicio más esencial es el apoyo a los progenitores en las tareas de atención a sus hijos. Los trabajadores de rehabilitación pueden asegurar que no se produzcan discapacidades secundarias y ayudar a los progenitores a aprovechar las dotes del niño, compensar sus debilidades, supervisar los progresos y concentrarse en metas posibles. El programa comunitario de rehabilitación puede apoyar talleres para diseñar y realizar aparatos de ayuda de bajo costo, tanto para facilitar la movilidad como para servir de estímulo. Con una capacitación práctica y un apoyo técnico, los trabajadores locales y los voluntarios en las comunidades pobres de todo el mundo han formulado muchas soluciones creativas para responder a las necesidades de las personas, de una manera que tiene en cuenta las condiciones particulares y emplea los materiales disponibles en el plano local. (Véase la lista de recursos.) Los programas de rehabilitación comunitaria pueden minimizar también el aislamiento de los niños con discapacidades, intervenir en su defensa y trabajar hacia su integración en la comunidad. Todo esto se analizará muy detalladamente más adelante. Aprovechar las dotes · Capacitar a trabajadores comunitarios de rehabilitación que pueden ofrecer apoyo a los progenitores y a sus hijos con discapacidades. Promoción Salud mental La salud mental no ha sido considerada con la debida importancia en los programas de salud de los países del hemisferio sur, pero cada vez se reconoce más la gravedad del problema. Las enfermedades mentales abarcan mucho más que trastornos graves como la esquizofrenia. Perturbaciones más comunes, que abarcan 90 % de todas las enfermedades mentales, incluyen la ansiedad, la depresión, el insomnio, la fatiga, la irritabilidad y las dificultades de concentración, las cuales pueden menoscabar la capacidad para abordar la vida con eficacia42. No se trata sólo de un problema de las zonas urbanas. Los habitantes de las zonas rurales, que sufren aislamiento y falta de oportunidades, de incentivos y de servicios, tienen que afrontar sus propios problemas en cuestión de salud mental. Pero los niños y adultos que viven en los entornos crónicamente estresantes de las zonas urbanas, donde anida la pobreza, parecen correr un riesgo particular de padecer perturbaciones psicológicas43. El desempleo, la violencia, el hacinamiento, las condiciones físicas problemáticas y la ausencia de un sistema de apoyo social consolidado pueden menoscabar la resistencia y contribuir a un sentimiento de saturación. Muchos de los pobres que habitan en las zonas urbanas afrontan, además, la discriminación y la hostilidad. Los progenitores y otras personas encargadas de la atención pueden sentirse ansiosos e indefensos frente a sus circunstancias, incapaces de reunir la energía y la dedicación necesarias para ocuparse de sus Herscovitch, L. (1997), ‘Moving Child and Family Programes to Scale in Thailand’, UNICEF. 42 Blue, I. (1996), ‘Urban Inequalities in Mental Health: the Case of São Paulo, Brazil’, Environment and Urbanization, 8(2): 91– 99. 43 Parry-Jones, W. L. (1991), ‘Mental Health and Development of Children and Adolescents in Cities’, en Parry-Jones, W. y Queloz, N. (eds), Mental Health and Deviance in Inner Cities, Ginebra: OMS/ Unicri/Universidad de Nápoles, 13-19. 41 119 hijos y abordar los problemas cotidianos. En respuesta a una gama de experiencias difíciles, los niños pueden manifestar conductas retraídas, temerosas o abiertamente agresivas44. Los adolescentes se encuentran especialmente proclives a adoptar comportamientos arriesgados y autodestructivos, y las tasas de delincuencia son indudablemente más elevadas en las zonas urbanas45. Por lo general, hay muy pocos recursos para responder a las necesidades en materia de salud mental de los sectores pobres. Tampoco es posible, en la mayoría de los casos, aliviar de manera real las tensiones emocionales de la pobreza y la marginación sin abordar también las circunstancias más amplias sobre las que están basadas46. Después de haber reconocido estas dificultades, resulta todavía fundamental que las autoridades locales responsables de la salud hagan lo que puedan para responder a las necesidades de salud mental de los niños, los adolescentes y sus familias. Como mínimo, deberían funcionar sistemas que detecten a las personas más urgidas, junto con programas de capacitación y apoyo para maestros, trabajadores de la salud a escala primaria, y otras personas que tengan una relación habitual con los niños y sus familias. Dentro del contexto de la pobreza, los sistemas de apoyo social tienen más posibilidades de convertirse en elementos centrales para ayudar a las personas a superar la depresión y la ansiedad, y la promoción de cualquier medida que mejore el apoyo social debería convertirse en una prioridad (capítulo 3). Tensión en el entorno urbano Apoyo social Aquellas personas que sufren graves enfermedades mentales deberían disponer de servicios especializados en salud mental. La respuesta debe tener en cuenta las maneras tradicionales de comprender y expresar el sufrimiento; la forma en que las personas conciben su propio mundo y afrontan sus dificultades puede variar considerablemente de una sociedad a otra. No resulta efectivo importar simplemente modelos provenientes del hemisferio norte. La terapia que se concentra en “contarlo todo”, por ejemplo, puede resultar completamente inapropiada en las culturas que desalientan la discusión sincera de los sentimientos47. No se deben considerar, innecesariamente, como patológicas, las dificultades emocionales de los niños. Sus reacciones, incluso a acontecimientos traumáticos, como haber presenciado la muerte violenta de miembros de la familia, pueden exigir un apoyo paciente y comprensivo, más que un tratamiento psicológico especializado. El apoyo tampoco debe profesionalizarse hasta el punto de que se conceptúe que sólo los especialistas son capaces de tratar a los niños con problemas. En lugar de concentrarse en los síntomas aislados, la ayuda debe orientarse a descubrir formas para alentar la estabilidad y la esperanza en la vida de los niños. Save the Children presenta las siguientes recomendaciones en relación con los niños que han participado en actos de violencia o han sufrido traumas de otro tipo: • Debe evitarse la separación de la familia siempre que sea posible. Los niños sin familia deben ser colocados en lugares donde puedan desarrollar relaciones firmes y de confianza con adultos. • Los niños deben vivir, siempre que sea posible, en entornos comunitarios normales. • Deben tener la oportunidad de compartir sus experiencias con otros niños y jóvenes. • Deben tener acceso a las personas y las actividades que apoyen su sentimiento de identidad, autoestima y responsabilidad48. Ekblad, S. (1995), ‘Helping Children Cope with Urban Environment Stresses in Developing Countries’ en Harpham, T. a y Blue, I. (eds), Urbanization and Mental Health in Developing Countries, Aldershot: Avebury, 103– 123. 45 Parry-Jones 1991, ob. cit. Nota 43. 46 Queloz, N. (1991), ‘Urban Process and its Role in Strengthening Social Disadvantages, Inequalities and Exclusion’ en ParryJones, W. y Queloz, N. (eds), Mental Health and Deviance in Inner Cities, Ginebra: OMS/UNICRI/ Universidad de Nápoles, 31–36. 47 Richman, N. (1996), ‘Principles of Help for Children Involved in Organised Violence’, Save the Children UK, Working Paper 13. 48 Ibíd. 44 120 NUTRICIÓN ADECUADA PARA TODOS El problema de salud más importante entre los niños de corta edad es la falta de una nutrición adecuada. Cuando los niños se encuentran desnutridos, se debilitan las defensas de su organismo, enferman con mayor facilidad y sus afecciones son más graves. Cuando están enfermos, su apetito disminuye y no absorben adecuadamente los alimentos que ingieren. De esta manera, el ciclo de hambre e infección se perpetúa por sí solo. Cifras recientes de UNICEF demuestran que casi una tercera parte de los niños en los países en desarrollo está moderada o gravemente desnutrida49. Casi 55 % de todos los casos de mortalidad de niños de corta edad en los países del hemisferio sur se deben a la desnutrición50. La neumonía, por ejemplo, una de las principales causas de muerte infantil, está firmemente relacionada con la desnutrición51. UNICEF (1998), Estado mundial de la infancia 1998, Nueva York: UNICEF. 50 Pelletier, D. L., Frongillo, E. A. y Habicht, J. P. (1993), ‘Epidemiological Evidence for a Potentiating Effect of Malnutrition on Child Mortality’, American Journal of Public Health, 1993(83). 51 Rossi-Espagnet, A., Goldstein, G. B. y Tabibzadeh, I. (1991), ‘Urbanization and Health in Developing Countries,: a Challenge for the Health of All’, World Health Statistical Quarterly, 44(4): 186–244. 52 Landers, C. (1989), ‘A Theoretical Basis for Investing in Early Child Development: Review of Current Concepts’, Innocenti Global Seminar on Early Child Development, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. 53 Ekblad, 1995, ob. cit. Nota 44. 54 Engle, P. L., Menon, P., Garrett, J. L. y Slack, A. (1997), ‘Urbanization and Caregiving: A Framework for Analysis and Examples from Southern and Eastern Africa’, Environment and Urbanization, 9(2). 55 Cameron y colaboradores, 1998, ob. cit. Nota 34. 56 Cairncross, 1992, ob. cit. Nota 16; y Satterthwaite, D., Hart, R., Levy, C., Mitlin, D., Ross, D., Smit, J., Stephens, C. (1996), The Environment for Children, Londres: Earthscan. 57 Engle et al, 1997, ob. cit. Nota 54. 49 Una nutrición inadecuada no sólo afecta la salud general de los niños, sino también su desarrollo en todas las esferas. Los niños habitualmente desnutridos tienen grandes posibilidades de sufrir retraso mental y físico, y de padecer una disminución en su capacidad de aprender52. También se han establecido relaciones entre la desnutrición crónica y la vulnerabilidad a las tensiones psicológicas53. La desnutrición tiene implicaciones no sólo para los niños que la sufren, sino también para las generaciones futuras. Las madres mal alimentadas y debilitadas no suelen disponer de la energía necesaria para ofrecer la atención que sus hijos requieren. También tienen mayores posibilidades de dar luz a niños enfermizos y con bajo peso, perpetuando, por tanto, la pobreza y la desventaja54. Algunas razones que explican la desnutrición La desnutrición no siempre es una cuestión simple, derivada de la escasez de alimentos. Existen otros factores en juego. Puede haber una deficiente información sobre las necesidades del niño en materia de nutrición. La ingestión de calorías puede ser adecuada, pero no así la de proteínas o de algunos micronutrientes esenciales. Las presiones sociales, la publicidad de los sucedáneos de la leche materna o la necesidad de trabajar de la madre pueden obstaculizar el amamantamiento, que es el mejor método de alimentación para el recién nacido55. Más de 40 % de las madres trabajadoras entrevistadas en Dhaka, Bangladesh, dijeron que habían abandonado el amamantamiento debido al trabajo. Incluso cuando los niños están bien alimentados, una diarrea repetida puede causar desnutrición. Para cientos de millones de niños que viven en las zonas urbanas, los parásitos como el anquilostoma, el tricocéfalo y el ascáride consumen nutrientes y causan o agravan la desnutrición, y también lesionan los tejidos en donde se enquistan y causan otros problemas56. A menudo los factores sociales son causantes de la desnutrición infantil. En algunas sociedades, los hombres comen primero y a veces dejan muy pocas sobras para las mujeres y los niños. Los niños también reciben con frecuencia más alimentos que las niñas, en la creencia de que necesitan más cantidad, o porque se considera que su desarrollo tiene prioridad. Puede que las mujeres, que por lo general consideran con mayor seriedad las necesidades de los niños, no tengan demasiada influencia dentro del hogar; varios estudios han demostrado que la situación de los niños en materia de nutrición se beneficia cuando las mujeres tienen un mayor poder de decisión57. Cuando todos los adultos que habitan en un hogar trabajan, queda poco tiempo para comprar alimentos o para cocinar, y las familias suelen 121 depender de los alimentos que se venden en la calle, que por lo general son adecuados y nutritivos; pero cuando los puestos se encuentran demasiado cerca de las carreteras, pueden existir problemas de contaminación con plomo debido a los gases de escape de los vehículos. En otros casos, los recipientes mal lavados pueden contribuir a la contaminación. En la mayoría de las viviendas de las familias de bajos ingresos, los lugares para almacenar los alimentos son inadecuados, y estos se pudren con frecuencia o se contaminan a causa de las moscas. Las personas encargadas de la atención pueden tener problemas para limpiar las botellas, los vasos y los utensilios cuando no disponen de agua abundante y de combustible suficiente para calentarla58. Los niños de menor edad sólo pueden mantener una cantidad limitada de alimentos en sus pequeños estómagos. Precisan pequeñas comidas, muy frecuentes, en lugar de una o dos comidas abundantes al día. Esto no suele ocurrir cuando la preparación de las comidas resulta complicada. Las instalaciones para cocinar pueden ser inadecuadas, o el combustible demasiado caro, y esto dificulta que se cocine a menudo. La alimentación frecuente es especialmente necesaria cuando los alimentos básicos son voluminosos y no concentrados, por lo cual se requieren grandes cantidades para satisfacer las urgencias en materia de nutrición. Cuando los niños ya están desnutridos suelen perder el apetito y no desean comer ni siquiera lo que está disponible. Debe prestarse una atención especial para alentarles a que coman e interesarse por el entorno que les rodea. Cualquier respuesta amplia a la desnutrición por parte de las autoridades locales y de sus aliados debe fijar primero las cuestiones pertinentes en el ámbito local. Es preciso determinar la identidad de los niños desnutridos para responder a sus necesidades. En Campinas, Brasil, los trabajadores sociales y de la salud tienen que notificar a la Oficina de Salud local sobre la existencia de cualquier caso de desnutrición, de la misma manera en que informarían sobre una enfermedad contagiosa. En esos casos, el niño recibe una atención especial y la familia es sometida a observación59. Una respuesta efectiva suele incluir una combinación de apoyo al amamantamiento, educación sobre higiene básica, nutrición y preparación de alimentos, programas de alimentación, eliminación de parásitos y apoyo a las iniciativas locales que mejoren la seguridad alimentaria en el hogar. Contaminación Instalaciones inadecuadas para cocinar Supervisión • Por medio de la recopilación de datos de la comunidad, determinar las cuestiones locales que causan desnutrición entre los niños, y tomar las medidas pertinentes al caso. • Establecer la identidad de los niños desnutridos y poner a su disposición un tratamiento especial. Apoyo al amamantamiento No hay mejor alimentación para los recién nacidos que la leche materna. Contiene la combinación ideal de nutrientes necesarios para el crecimiento y el desarrollo y también protege a los recién nacidos de la enfermedad y de la infección durante los primeros meses de vida, cuando son muy vulnerables60. Los sucedáneos de la leche materna son inferiores a ésta desde el punto de vista de la nutrición, y en las peores circunstancias pueden ser peligrosos. Si los sucedáneos se diluyen en exceso, los recién nacidos no reciben una alimentación suficiente. Cuando se mezclan con agua contaminada, se conservan sin refrigeración o se envasan en botellas sin esterilizar, pueden causar rápidamente diarrea. Los niños alimentados con biberón en las comunidades pobres corren mayores riesgos, y tienen catorce veces más posibilidades de Satterthwaite y colaboradores, 1996, ob. cit. Nota 56. 59 Comunicación personal, Raquel Rolnick, 1998. 60 UNICEF (1998), Estado mundial de la infancia 1998, Nueva York: UNICEF. 58 122 morir a causa de enfermedades diarreicas que los niños que reciben amamantamiento exclusivo61. Es preciso tomar todas las medidas posibles para alentar a las mujeres a que amamanten a sus hijos, sobre todo durante los primeros meses, que son los más importantes (véase también el capítulo 4). VIH y amamantamiento La única circunstancia que puede llevar a que se desaliente el amamantamiento es cuando las madres padecen de VIH/sida. Los recién nacidos corren el riesgo de contagiarse (14 %) a través de la leche materna. Esto representa un grave dilema para la madre infectada, especialmente si carece de acceso a agua potable para manejar de manera higiénica la alimentación con biberón. Los riesgos del amamantamiento deben sopesarse respecto de los riesgos, a menudo mayores, que representa no amamantar62. Las madres tienen que debatir sus opciones con personal calificado de la salud, y tomar decisiones sobre la base de las condiciones locales y el apoyo que pueden recibir. En algunos casos, es posible que el niño reciba amamantamiento de una nodriza no infectada. (Para mayor información sobre el VIH/sida, véase más adelante.) • Tomar todas las medidas posibles para alentar a las mujeres a que amamanten a sus recién nacidos, sobre todo durante los primeros meses, que son los más importantes. Los programas de alimentación comunitaria Los programas de alimentación comunitaria pueden contribuir a asegurar que los niños reciban los nutrientes necesarios. La adquisición y preparación de alimentos en grandes cantidades puede ser un método relativamente económico para garantizar que los niños de corta edad obtengan una nutrición adecuada. Las guarderías y las escuelas pueden ser los lugares más apropiados para crear este tipo de programas, debido a que los niños acuden a estos centros a diario. Con capacitación y apoyo material, quienes prestan atención a la infancia pueden recibir asistencia sobre la manera de preparar alimentos equilibrados, disponibles para los niños que se encuentran a su cuidado. Cuando hay espacio, los jardines de la escuela pueden utilizarse para cultivar productos, como parte de una meta más amplia de educación sobre cuestiones ambientales y sobre la salud. Para los niños que no acuden a la escuela ni a la guardería, es preciso encontrar otros lugares en la comunidad para cerciorarse de que reciben los alimentos que necesitan. Los programas de alimentación comunitaria no deben orientarse sólo a los niños. En Lima, Perú, durante un período de especiales dificultades económicas y un aumento de la desnutrición en el decenio de 1980, se construyeron varias cocinas comunitarias, casi siempre como resultado de iniciativas provenientes de los miembros de la comunidad. En su mayoría, estas cocinas estaban dirigidas por grupos de mujeres que participaban en la toma de decisiones y se turnaban las tareas. En promedio, las cocinas preparan alrededor de cien comidas diarias, y han sido capaces de mantener un nivel importante de ingestión de energía y de proteínas por parte de los miembros de la comunidad, así como de reducir el tiempo que las mujeres emplean en las tareas del hogar. El trabajo es voluntario y las comidas se venden al costo, aunque algunos grupos ofrecen comidas gratuitas a las familias que se encuentran en peores condiciones económicas. Muchos de estos grupos se han convertido en promotores del cambio en sus comunidades y en otras zonas, participando en grupos de discusión, en actividades de generación de ingresos, en la supervisión del crecimiento y en otros servicios mínimos de salud63. Alimentos en guarderías Jardines en la escuela Cocinas comunitarias De Zoysa, I., Rea, M., Martines J. (1991), ‘Why Promote Breastfeeding in Diarrhoeal Disease Control Programmes?’, Health Policy Planning, 6: 371–379. 62 UNICEF 1998, ob. cit. Nota 60. 63 UNICEF (1994), The Urban Poor and Household Food Security, Urban Examples # 19, UNICEF. 61 123 Un programa similar en México, dirigido originalmente a los niños menores de cinco años y las mujeres embarazadas y lactantes, recibe el apoyo de un organismo del gobierno nacional que ofrece fondos iniciales y materiales, mientras que las comunidades colaboran en el trabajo y operan las cocinas sobre la base de la recuperación de los costos. Con el tiempo, el programa original ha sufrido diversas variaciones como respuesta a las realidades locales, a fin de mejorar la eficacia en relación con los costos y asegurar el sostenimiento de la iniciativa. El gobierno ha ofrecido diferentes niveles de apoyo 64. Ibíd. Cruz, L. F. (1994), ‘NGO Profile: Fundación Carvajal: The Carvajal Foundation’, Environment and Urbanization, 6(2): 175–182. 66 UNICEF 1998, ob. cit. Nota 60; OMS 1995, ob. cit. Nota 1. 64 65 • En las comunidades donde sea necesario, crear programas de alimentación por medio de las guarderías, las escuelas y otras organizaciones comunitarias, u ofrecer apoyo a las organizaciones que dirigen este tipo de programas. Apoyar la seguridad alimentaria en el hogar Los programas alimentarios pueden prestar un apoyo fundamental, pero una solución básica es contribuir a asegurar que las familias puedan obtener por sí mismas los alimentos que necesitan. La mayoría de las familias pobres de las zonas urbanas compran gran parte de sus provisiones alimentarias en pequeñas tiendas locales o tenderetes que carecen de capital y de espacio para comprar grandes cantidades y, por tanto, se ven obligados a cobrar precios elevados. Es posible tomar una serie de medidas que permitan a los tenderos crear un modo de operación más eficiente que reduzca los precios. En Cali, Colombia, la Fundación Carvajal ofreció capacitación a los tenderos para mejorar su capacidad administrativa, ofreció créditos de bajo interés para la ampliación de los negocios y construyó un almacén en el que los tenderos podían comprar directamente a los productores. Esto condujo a una reducción de los precios para los consumidores, un aumento en la calidad de los productos y mayores beneficios para los tenderos65. Un precio más asequible de los alimentos Cultivar alimentos y criar ganado puede ser un elemento importante de la seguridad alimentaria en el hogar, incluso en las ciudades. Muchas escuelas de las zonas urbanas participan también en la producción de alimentos. • Apoyar la existencia de tiendas con precios asequibles, así como el desarrollo de la agricultura en las zonas urbanas. Provisión de micronutrientes La falta de suplementos alimentarios relativamente baratos puede tener enormes repercusiones sobre la salud. La carencia de vitamina A reduce la resistencia a la enfermedad de muchos millones de niños, y puede contribuir a una mortalidad prematura o causar ceguera y enfermedad. La falta de yodo afecta también a millones de niños, reduce su coeficiente intelectual y, muy a menudo, produce problemas físicos o mentales mucho más graves. La insuficiencia de hierro afecta a cientos de millones, compromete su desarrollo físico y mental, y contribuye de manera notable a la mortalidad derivada de la maternidad. Estas y otras carencias de micronutrientes pueden reducirse considerablemente a un costo muy bajo66. Es posible administrar los suplementos en las visitas habituales a las clínicas, por medio de las guarderías de las escuelas o a través de los programas de alimentación comunitaria. Complementos de bajo coste Parásitos • Facilitar el acceso a los micronutrientes cuando sean necesarios. 124 Eliminar los parásitos Es posible alcanzar una importante reducción en la frecuencia y gravedad de las infecciones parasitarias a un costo poco elevado por medio de programas comunitarios para tratar a los niños y a las familias, reducir el riesgo de infección y de transmisión, e informar a los niños y a sus progenitores sobre las medidas preventivas y curativas disponibles. Los programas establecidos en las escuelas desempeñan un papel fundamental en esta cuestión. • Reducir la frecuencia de las infecciones parasitarias por medio de la disponibilidad de agua limpia y saneamiento, de educación sobre la higiene y el acceso a medicamentos. Esto puede deberse a que la educación conduce a mejores prácticas en materia de atención infantil, como una mejor utilización de los establecimientos de atención de la salud; también puede corresponder a un incremento en los ingresos de la madre, o a ambos factores. Las razones precisas no están claras (véase Engle y colaboradores 1997, ob. cit. Nota 54). 67 EDUCACIÓN SOBRE LA ATENCIÓN SANITARIA La educación es un elemento esencial de la atención preventiva, porque ayuda a la gente a asumir el control y la responsabilidad de su propia salud. Uno de los principales elementos que determinan la salud de un niño de corta edad es que un progenitor o una persona encargada de la atención esté bien informada67. Estas actividades educativas a veces se orientan sólo a las madres. Es importante incluir a los padres, ya que ellos a menudo toman las decisiones en el hogar, que afectan el bienestar de los niños. Las adolescentes y las mujeres embarazadas deberían participar también en estos programas de capacitación, a fin de prepararlas para los retos que significa la maternidad. Incorporar a los progenitores La educación sobre la salud debería concentrarse en las siguientes prioridades: • Concientización sobre los beneficios a largo plazo del cuidado preventivo. • Higiene básica, incluso la que está orientada hacia la alimentación del recién nacido y del niño de corta edad, y el manejo de sus excrementos. • Educación en materia de nutrición, que abarque una concientización sobre las necesidades alimentarias y los beneficios del amamantamiento, el manejo seguro de la alimentación con biberón cuando sea necesaria, la información sobre la preparación y el almacenamiento de alimentos y la comprensión de que las niñas necesitan los mismos alimentos que el resto de la familia. Prioridades en materia de educación sobre la salud • El tratamiento de la enfermedad, incluso la terapia de rehidratación oral, y una concientización sobre la importancia de la intervención cuando sean necesarias. (Una mayor concientización sobre los síntomas de la neumonía, por ejemplo, puede reducir la frecuencia de esta enfermedad, que es la principal causa de mortalidad de recién nacidos y de niños en general.) • La promoción de un estilo de vida saludable y de la necesidad de evitar comportamientos arriesgados. Las sesiones informativas pueden celebrarse en las escuelas, las guarderías, los centros de atención sanitaria, las oficinas de gobierno municipal, los centros infantiles y familiares o, de una manera casual, en los hogares durante las visitas de rutina que hacen los trabajadores comunitarios de la salud. Los temas deben responder a las necesidades de las personas y es preciso presentarlos de una manera clara, a fin de asegurar que los destinatarios puedan recordarlos. No conviene presentar demasiadas ideas en una sola sesión, y los consejos sobre higiene, gestión y preparación de alimentos deberían tener siempre relación con las condiciones locales, para que puedan aplicarse Métodos Utilización de los medios de difusión 125 fácilmente en el hogar. El empleo de prácticas tradicionales de salud puede, en algunos casos, contribuir a la salud y al bienestar, mientras que en otros su uso es ineficiente o incluso peligroso. Los educadores en materia de salud deberían reconocer y apoyar las prácticas positivas, y desalentar —mediante una información clara— aquellas que perjudican la salud. El potencial de los medios de difusión para contribuir a la educación sobre la salud no debe dejarse de lado. En un país de América Latina, una encuesta descubrió que las personas tenían veiticinco veces más posibilidades de obtener información sobre la salud por medio de la televisión que de los profesionales de la salud. Las encuestas de los medios de difusión muestran que la información sobre la salud es una de las cuestiones que más interesan al público68. Las autoridades locales sanitarias deberían concebir métodos constructivos para utilizar de la mejor manera posible este importante instrumento. OPS (1996), ‘Healthy People, Healthy Spaces’, Informe del director, Organización Panamericana de la Salud. 69 Piot, P. (1997), ‘Fighting AIDS Together’ en UNICEF (ed), El progreso de las naciones, Nueva York: UNICEF. 68 Educación sobre la salud para los niños Es posible educar con eficacia a los niños para que presten atención a los temas de salud, asuman la responsabilidad de cuidarse a sí mismos y a sus hermanos menores e influyan en los adultos para que cambien sus prácticas. La experiencia ha mostrado que la difusión de la información sobre temas de salud a través de la comunicación niño-niño es muy efectiva. (Véase la lista de recursos, donde aparecen varias publicaciones de utilidad.) Las escuelas, donde la asistencia es amplia, suelen ser los mejores lugares para crear prácticas acertadas de salud. Los centros sanitarios locales, como parte de su esfuerzo para integrar la prestación servicios y crear alianzas efectivas, deberían participar en la educación sobre la salud y las prácticas higiénicas en las escuelas locales y las guarderías. Por ejemplo, hacer partícipes a los niños en la supervisión de las condiciones ambientales en las escuelas, o fijar la escuela como un modelo de saneamiento adecuado, puede tener grandes repercusiones sobre el resto de la comunidad. Los escolares pueden prestar su apoyo a los centros de salud en las investigaciones y evaluaciones locales, y en la difusión de información sobre la salud a sus familias y a la comunidad en general. De niño a niño Alianzas entre la educación y la salud Educación sobre el VIH/sida Durante los últimos años, un elemento fundamental de la atención preventiva ha sido la educación sobre el VIH/sida. En algunos países se trata de un problema relativamente nuevo. En otros, es una cuestión pública de salud que ha alcanzado dimensiones catastróficas, y ha echado a perder los logros obtenidos durante los últimos decenios en cuanto a la salud y la supervivencia. La situación es más grave en algunos países del África subsahariana, y la epidemia avanza en Asia. Las mujeres en edad de procrear representan la mitad de las nuevas infecciones, y muchas de ellas tienen menos de veiticinco años de edad69. Los efectos de la enfermedad son devastadores y de amplio alcance, ya que no sólo afectan a las personas enfermas, sino también a sus familias. Incluso cuando las madres no trasmiten la enfermedad a sus hijos durante el parto o por medio del amamantamiento, su debilidad puede dificultar o imposibilitar el cuidado del niño. Mujeres, niños y el sida El número de niños que se han quedado huérfanos a causa del Sida es un problema de proporciones cada vez mayores, sobre todo en África. Las terapias médicas de alto costo han permitido controlar en cierto grado la 126 enfermedad en los países más ricos. Pero sólo una pequeña cantidad del dinero que se gasta en todo el mundo en la investigación sobre el VIH/sida se ha destinado a la búsqueda de una vacuna asequible, la única solución razonable en la mayoría de los países pobres. Entre tanto, la educación es esencial, y deberían utilizarse todas las vías disponibles: los prestadores de servicios de salud, las escuelas, los medios de difusión, los grupos de voluntarios, las personalidades públicas y el sector privado, todos deben desempeñar el papel que les corresponde. • Apoyar los programas de educación sobre la salud como un elemento esencial de la atención primaria de salud basada en la comunidad. UNICEF (1997), Youth Health –For a Change: A UNICEF Notebook on Programming for Young People’s Health and Development, borrador de trabajo. 71 Ibíd. 72 UNICEF (ed), El progreso de las naciones 1998, Nueva York: UNICEF. 70 • Utilizar los medios de difusión locales como un método efectivo de educación, así como a otros aliados. • Comprometer a los niños en la tarea de educar sobre la atención sanitaria, tanto en las escuelas como mediante la comunicación niño-niño. LAS NECESIDADES ESPECIALES DE LOS ADOLESCENTES Y DE LOS NIÑOS DE MAYOR EDAD Los niños de mayor edad y los adolescentes no suelen estar tan expuestos a las enfermedades como los niños de corta edad, ni tampoco dependen tanto de otras personas para resolver sus necesidades básicas. Pero tienen algunos problemas de salud que pueden ser graves y amenazar su vida, y que exigen respuestas muy concretas. El abanico de problemas y su importancia varía de un lugar a otro, pero las encuestas muestran que, en general, el riesgo principal en materia de salud para las adolescentes, y la mayor causa de mortalidad, son las complicaciones derivadas del embarazo, el aborto y el parto. Para los adolescentes, los accidentes y la violencia son las causas principales de mortalidad70. En muchos países, el abuso de drogas presenta también un riesgo importante para la salud de este grupo de edad, así como las enfermedades de transmisión sexual, que afectan a uno de cada veinte adolescentes en todo el mundo71. Más de la mitad de las nuevas infecciones con el VIH afectan a los jóvenes con edades entre los quince y los veiticuatro años72. Debido a que la adolescencia es un período de rápido crecimiento físico, la carencia de vitaminas y de minerales son comunes en esta edad. Los jóvenes también necesitan información y educación, atención sanitaria respetuosa y sin prejuicios, servicios de urgencias y un entorno acogedor que minimice los riesgos. Riesgo de salud para los adolescentes Muchas razones explican por qué los adolescentes no tienen acceso a los servicios que necesitan. Debido a que los recién nacidos y los niños de corta edad corren mayores riesgos, sus necesidades tienen prioridad en el marco de unos sistemas de salud que suelen padecer una escasez crónica de recursos. Puede ser también que los adolescentes rechacen la atención sanitaria por considerarla irrelevante. El aspecto especialmente sensible de algunas de sus carencias en materia de salud puede impedir que busquen la ayuda profesional que requieren y llevarles a aplicarse medicamentos por su cuenta, hacer caso omiso a sus problemas o recurrir a personas no cualificadas. Muchos adolescentes trabajan durante largas horas o viven fuera del hogar; debido a que la atención primaria de salud suele ser comunitaria, y concentrarse a menudo en la unidad familiar, puede resultar difícil el acceso para los adolescentes. Cuanto más expuestos y vulnerables se encuentran los jóvenes, menos posibilidades tienen de disponer de un fácil acceso a los servicios de salud que precisan. Otro problema es la educación sanitaria; a menudo existe Obstáculos a la atención de la salud para los adolescentes 127 una resistencia social, por ejemplo, a abordar con los jóvenes asuntos relacionados con la sexualidad, en el error de que esta información puede alentar su actividad sexual. Evaluación y planificación que incorpora a los adolescentes y responde a sus necesidades Los adolescentes rechazan con frecuencia decisiones e intervenciones que se hacen en su nombre sin su participación. Por ello es fundamental que participen estrechamente en el establecimiento de las prioridades de su propia atención sanitaria. Las necesidades de los distintos grupos de edad varían unas de otras. Niñas y niños, grupos étnicos diferentes, jóvenes que asisten a la escuela y aquellos que trabajan, jóvenes que viven con sus familias y aquellos que se encuentran en las calles, todos ellos afrontan realidades diversas. Las autoridades de salud y los grupos voluntarios deberían tener en cuenta las perspectivas de los distintos grupos de adolescentes a fin de comprender la mejor manera de ofrecerles apoyo. La participación de los adolescentes resulta especialmente útil para definir los programas efectivos que deben crearse. Servicios de salud acogedores para los jóvenes Además de los exámenes de rutina, la atención preventiva y el tratamiento de enfermedades comunes que deberían estar disponibles para todos los niños, los adolescentes necesitan acceso a la atención de problemas relacionados con el abuso de drogas, y a servicios de tratamiento y orientación para el cuidado de las enfermedades de transmisión sexual. Precisan una variedad de servicios de atención de la reproducción, incluso un control de la natalidad adecuado, y orientación sensible y respetuosa. Los servicios tienen que hacer hincapié en la prevención de los embarazos no deseados, y las autoridades de salud deben asegurar que las adolescentes dispongan de alternativas a los abortos provocados en condiciones antihigiénicas, la única solución para muchas de ellas. (En Lagos, 67 % de las personas que acudieron a recibir asistencia hospitalaria en 1983 como resultado de una septicemia a causa de un aborto, fueron muchachas de entre once y veinte años de edad73.) Si se desea llevar a término el embarazo, la adolescente debe recibir una atención prenatal completa, teniendo siempre en cuenta que las adolescentes corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones. Para muchos de los adolescentes que pertenecen a este grupo de edad, y en especial para aquellos que viven en la calle, es muy posible que la mejor manera de satisfacer las necesidades en materia de atención sanitaria sea por medio de servicios de difusión o centros de consulta. En Sudáfrica, el Youth Information Centre Pilot Project ofrece servicios de salud exclusivamente para adolescentes y está concebido para ayudarles a que tomen decisiones con conocimiento de causa sobre su vida. El personal está compuesto por jóvenes vestidos de manera informal, y las instalaciones incluyen cuartos para orientación privada y espacio para que los jóvenes socialicen, además de música y videos74. En muchos casos no resulta realista, desde el punto de vista económico, apoyar sistemas paralelos de atención sanitaria, y los jóvenes tendrán que recurrir a los centros de salud que sirven a la población general si desean recibir una asistencia adecuada. Para conseguir servicios de salud más acogedores para los adolescentes, es importante que el personal médico sea consciente de sus preocupaciones, considere sus problemas de salud sin ningún tipo de prejuicios, y respete la necesidad de confidencialidad de los jóvenes. Los trabajadores de la salud deberían estar capacitados para responder a las Salud de la reproducción Servicios de consulta Personal médico 128 inquietudes de los adolescentes, tanto en lo que se refiere a la competencia técnica como a la comunicación efectiva, y la capacitación debería ser impartida por quienes han tenido éxito al trabajar con jóvenes. Educación sobre la salud para los adolescentes Los adolescentes y los niños mayores necesitan información precisa sobre la salud sexual y de la reproducción, las consecuencias del abuso de alcohol, tabaco y drogas, las necesidades en materia de nutrición de sus organismos en rápido proceso de crecimiento, higiene básica y prevención de enfermedades. Es importante no dar por sentado que, debido a que los jóvenes aparenten una inteligencia despierta por haber vivido en la calle, dispongan de conocimientos sobre las cuestiones de salud. En varias entrevistas con jóvenes encarcelados, por ejemplo, se ha comprobado que menos de la mitad sabía que la abstinencia sexual reducía el riesgo de contraer una infección con el VIH75. Por desgracia, gran parte del material pedagógico disponible se encuentra en forma impresa, y sólo resulta útil para quienes han alcanzado un nivel aceptable de competencia lectora. Los folletos u otro tipo de material impreso no se pueden emplear porque ni siquiera los adolescentes que saben leer pero son analfabetos funcionales se sienten cómodos con las palabras escritas76. A menudo resulta necesario crear un contacto directo, mediante una información concreta y reforzada por medio de un debate. Pocas pruebas muestran que la información, por sí sola, sea efectiva para cambiar un comportamiento arriesgado. Para tomar decisiones saludables, los adolescentes necesitan disponer de una gama de aptitudes: la capacidad de resistir a la presión de los compañeros, de pensar a largo plazo, de sopesar las opciones, de afrontar los conflictos y de tomar decisiones responsables. Para que este tipo de educación tenga repercusiones debe provenir de personas en quienes los adolescentes confíen y respeten. Algunos de los programas que han dado mejores resultados utilizaron educadores de la misma edad. La Sociedad Undugu, de Kenia, ha descubierto la eficacia de utilizar a las niñas que habían abandonado su vida en las calles para que hablaran de cuestiones delicadas con sus antiguas amigas que todavía viven en la calle77. Un análisis integral de los programas de prevención del abuso de drogas en Estados Unidos descubrió que los programas en que participaban los jóvenes eran mucho más eficaces; se averiguó que el contenido de los programas no alcanzaba los resultados previstos cuando no se llevaban a cabo mediante un enfoque participativo e interactivo78. Para los adolescentes que asisten a la escuela, la educación sobre la salud puede formar parte del programa de estudios. También se pueden crear servicios específicos de orientación para ellos. Para los niños que se encuentran en el hogar, en el lugar de trabajo o en la calle, es preciso concebir otras soluciones. Las autoridades locales responsables de la salud deben trabajar estrechamente con las organizaciones que se ocupan de diversos grupos de jóvenes, y ofrecerles el apoyo y el respaldo técnico que necesiten. En algunos países, los medios de difusión especializados en espectáculos se han utilizado con éxito para comunicar cuestiones de salud a los adolescentes. Un video y un libro de dibujos sobre la prevención del VIH/sida resultó muy efectivo en Brasil; algunas canciones populares en Filipinas aumentaron la tasa de llamadas telefónicas a una línea para la juventud, y en India, una serie de televisión tuvo repercusiones sobre las actitudes hacia el matrimonio temprano de las adolescentes79. Educación entre iguales Medios de difusión 129 Amplios niveles de apoyo Los asuntos problemáticos de salud de los adolescentes se relacionan estrechamente con su vida social, sus relaciones con la familia, su acceso a la educación y el grado de esperanza que sienten respecto a su vida. La información y la atención sanitaria tendrán muy pocas repercusiones sobre la conducta arriesgada si no están respaldadas por un apoyo que establezca alternativas realistas y por entornos que disminuyan los riesgos. Las advertencias sobre los peligros del abuso de drogas, por ejemplo, tendrán pocas consecuencias para los niños que llevan vidas peligrosas y están concentrados en una supervivencia inmediata. Las actividades para evitar la propagación de las enfermedades de transmisión sexual serán una pérdida de tiempo si la supervivencia de los niños depende de vender su cuerpo a cambio de alimentos y refugio. La desintoxicación de drogadictos adolescentes tiene poco sentido a menos que exista un apoyo y un respaldo durante y después del proceso80. Para abordar las necesidades de salud de los niños y de los adolescentes de una manera efectiva, es necesario abordar las más amplias cuestiones sociales y económicas que afrontan en su vida. · Siempre que sea posible, crear servicios de salud especiales para los adolescentes que respondan a sus necesidades concretas y estén concebidos para aceptar su participación. · Capacitar a los trabajadores de la salud para que respondan de manera sensible y sin prejuicios a las preocupaciones de los jóvenes. · Incluir en la educación conocimientos sobre temas de salud, además de fomentar la visión de largo plazo y la responsabilidad en la toma de decisiones. Siempre que sea posible, utilizar educadores de la misma edad, y hacer hincapié en los enfoques basados en la participación. · Utilizar los medios de comunicación para la educación sobre cuestiones importantes para los adolescentes. 130 7 Vecindarios para los niños La Convención sobre los Derechos del Niño hace hincapié en la importancia que representan para los niños y adolescentes los vecindarios seguros y acogedores. El documento reconoce también su derecho al juego y a la recreación, a la participación en la vida cultural de sus comunidades, así como su derecho a asociarse con otros, a disponer de acceso a la información y a recibir preparación para convertirse en ciudadanos responsables dentro de una sociedad libre. Para apoyar estos derechos, el documento garantiza la protección contra la discriminación y contra la violencia de cualquier tipo1. Hay muchas comunidades que no logran ofrecer este nivel de seguridad y de apoyo. En todo el mundo, los niños y adolescentes de las zonas urbanas revelan sus miedos y su deseo de vivir en paz y seguridad. Para muchos niños, se trata de una preocupación incluso más importante que la necesidad de recibir alimentos o atención sanitaria. También es un motivo de preocupación para todos aquellos que están comprometidos en la formación de ciudadanos responsables. Los niños que crecen en entornos donde predomina el miedo y donde las relaciones sociales son limitadas sufren una discapacidad causada por esta distorsión de la vida comunal, y tienen menos posibilidades de desarrollar la comprensión y las aptitudes fundamentales para la participación cívica. Cuando las ciudades son lugares seguros y animados, pueden llegar a ser la expresión más noble de la cultura humana, ya que alientan una calidad en las relaciones que estimula la creatividad y fomenta la civilización en su mejor sentido. Pero si las ciudades están invadidas por el miedo y la ansiedad, se pierde el potencial para alcanzar esos logros y se convierten en lugares literalmente "incivilizados". En estos casos, las personas se sienten amenazadas e inseguras, no se atreven a utilizar los espacios públicos y se aíslan cada vez más. Los negocios amenazan ruina, los servicios se deterioran, se menoscaba la vida comunal y las oportunidades se reducen para todo el mundo. La Los vecindarios locales deberían representar una transición segura y acogedora hacia un mundo más amplio: un lugar donde los niños puedan jugar sin peligro, hacer recados, relacionarse con los demás y aprender de las personas que les rodean. Es importante considerar que las niñas tienen la misma necesidad que los niños de jugar y disfrutar del compañerismo y la vida comunitaria. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com Convención sobre los Derechos del Niño, artículos 2, 15, 17, 29, 30, 31. 1 131 desintegración de una calle animada y de la vida comunal aumenta la frecuencia de las actividades antisociales y, por ello, el problema se perpetúa a sí mismo. El miedo y la inseguridad se alimentan de las desigualdades que caracterizan a muchas ciudades. Las frustraciones generadas por la injusticia y la exclusión pueden fomentar la agresión contra uno mismo y contra los demás. El abuso del alcohol y las drogas, la violencia familiar, la delincuencia y el vandalismo son expresiones naturales de la ira y la desesperanza2. Lo mismo ocurre con la apatía y la resignación, que fomentan una atmósfera de inseguridad. Cuando las condiciones son muy difíciles, la solidaridad suele desaparecer, para dejar en su lugar la agresividad, el recelo y la violencia en torno a una escasa cantidad de recursos y de oportunidades3. La penuria puede incrementar las diferencias entre las personas, y un nivel crónico de tensión puede hacer que hasta los incidentes más pequeños queden fuera de control. Para encontrar soluciones duraderas a la violencia y la inseguridad es preciso eliminar la pobreza y la exclusión por medio de políticas de vivienda y de educación, un aumento de las oportunidades de trabajo y una serie de cambios en el sistema judicial. Pero en el contexto de estos esfuerzos más amplios, algunas medidas prácticas pueden abordar la inseguridad de los miembros de la comunidad. Estas medidas deben formar parte de una actividad integrada y con conocimiento de causa para promover una activa vida comunal y una cultura que descarte la violencia. En este capítulo analizaremos algunos enfoques que las autoridades locales pueden adoptar para contribuir a crear comunidades seguras y optimistas, que promuevan los derechos de los niños. Los propios pobladores pueden llevar a cabo muchas de estas medidas, con apoyo y asistencia técnica. Otras exigirán una intervención más activa de las autoridades locales, siempre con la participación de la población. Miedo e inseguridad Exclusión Medidas positivas CÓMO LAS COMUNIDADES ACOGEDORAS AFECTAN EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS Durante la primera infancia, el hogar es el centro de la vida y el lugar donde se transmite el aprendizaje en un mayor grado. Pero a medida que los niños se transforman en personas más competentes, el mundo exterior adquiere cada vez más importacia. En teoría, un vecindario debería ser un lugar donde los niños puedan jugar con seguridad, llevar recados, caminar hacia la escuela, socializar con sus amigos, observar las actividades de los demás y aprender de ellas. Cuando los vecindarios ofrecen una transición segura y acogedora hacia un mundo más amplio, los menores pueden poner a prueba y desarrollar gradualmente su competencia antes de afrontar la ciudad en toda su complejidad. En el contexto diverso y dinámico de la vida urbana, los vecindarios locales pueden ser entornos complejos, que exigen unas aptitudes y una capacidad de comprensión y de decisión más rigurosas que las requeridas dentro del hogar. Es necesario asimilar nuevas imágenes y sonidos, reaccionar ante caras extrañas y situaciones poco familiares y aprender nuevas reglas. Descubrir cómo abordar estos problemas forma parte importante de la creciente competencia e independencia de cualquier niño. También ofrece a los menores la oportunidad de comenzar a comprender, aceptar y, en teoría, disfrutar de las diferencias, algo fundamental en el proceso mediante el cual se convierten en ciudadanos tolerantes y responsables. de la Barra, X. (1998), ‘Poverty: The Main Cause of Ill Health in Urban Children’, Health, Education and Behavior, 25(1): 45–49. 3 Moser, C. O. N. (1996), Confronting Crisis: A Summary of Household Responses to Poverty and Vulnerability in Four Poor Urban Communities, Washington DC: Banco Mundial. 2 132 Pero cuando los vecindarios son lugares peligrosos y amenazantes, los niños no pueden utilizarlos plenamente o se ven obligados a afrontar riesgos inapropiados tanto para su cuerpo como para su mente. El miedo al tráfico, a la violencia o a las malas compañías atrapa en sus hogares a muchos niños que no pueden satisfacer muchas necesidades sociales y físicas. Esto parece haberse convertido en un fenómeno cada vez mayor, sobre todo en las zonas más acomodadas de las ciudades de todo el mundo. Diversos observadores han señalado que en Estados Unidos y en el Reino Unido los niños sufren cada vez mayores restricciones en su acceso a lugares espontáneos de juego en su vecindario. Permanecen encerrados en su casa viendo la televisión o, aquellos que pueden costearlo, se ocupan en actividades programadas, como deportes organizados o clases de aprendizaje especial4. Estas actividades son valiosas, pero no sustituyen los beneficios del juego no estructurado con niños de la misma edad, que los menores necesitan para su desarrollo físico, social, intelectual y emocional. Tampoco pueden sustituir el creciente sentimiento de participación que los niños obtienen cuando forman parte de la vida de su vecindario. En los vecindarios pobres de las ciudades del hemisferio sur, donde con mucha frecuencia la vida en el hogar se extiende sobre el espacio público, los niños suelen disponer de un mejor acceso al mundo exterior. No es raro observarlos jugando libremente en las calles, que forman parte de la estructura social de la abigarrada vida vecinal. Pero resulta muy importante no caer en la tentación de considerar esta situación desde un punto de vista romántico. Aunque los niños disfrutan de una mayor libertad de espacio, es muy posible que estén jugando cerca de desagües abiertos, en pasadizos peligrosos o en medio de una pila de basura o de desechos peligrosos. A menudo corren riesgos cuando juegan cerca de un tráfico intenso. En muchas ciudades, los progenitores se quejan de que no tienen otra posibilidad que dejar que sus hijos se muevan con libertad debido al tamaño reducido de sus hogares. Cuando las familias viven cerca de distritos comerciales llenos de gente o en zonas en que hay altos índices de crimen, los progenitores tienen miedo de los peligros que pueden correr sus hijos o de que se sientan atraídos por la vida de la calle. Éste es un motivo concreto de preocupación cuando el vecindario ofrece pocas actividades interesantes para los niños de mayor edad. Los niños tienen menos capacidad que los adultos para detectar los estímulos negativos y hay muchas formas en que se puede menoscabar su sentido de la seguridad. Las tensiones en el vecindario, la violencia étnica, el robo, la violación, el vandalismo, el maltrato por parte de los compañeros en las escuelas, el uso de drogas, la brutalidad policial y la corrupción pueden contribuir a que los adolescentes piensen que viven en un mundo precario y amenazante. Las investigaciones han demostrado que los niños que crecen en comunidades violentas tienen menos competencia social, una motivación inferior para asistir a la escuela, y suelen ejercer un menor control sobre su conducta5. Cuando los niños se acostumbran a la violencia, pueden perder la capacidad para simpatizar con sus víctimas, y tienen más posibilidades de desempeñar el papel de agresores6. Es posible que la inseguridad que afrontan muchos niños de las zonas urbanas no sea suficiente para ponerlos en peligro. Pero esta situación suele menoscabar su confianza en el orden social y el sentimiento de pertenencia a la comunidad. Incluso, las conductas menos amenazadoras afectan la calidad de vida del vecindario y reducen las posibilidades disponibles para los niños y jóvenes. El vandalismo de la propiedad pública, por ejemplo, puede obstaculizar el acceso de los menores a una variedad de instalaciones y programas. Una investigación en Chawama, Zambia, señaló que el vandalismo y el robo fueron Restricciones Libertad Peligros Véase, por ejemplo, Hart, R. (1984), ‘The changing city of childhood, implications for play and learning’, Catherine Molony Memorial Lecture, City College Workshop Center, Nueva York; y Hillman, M. (1995), One False Move: A Study of Children’s Independent Mobility, Londres: Policy Studies Institute. 5 Barbarin, O. y de Wet, T. (1997), ‘Violence and emotional development in black townships of South Africa: an ecological approach’, Urban Childhood, Trondheim, Noruega. 6 Newell, P. (1997), ‘Children and violence’, Innocenti Digest # 2, Florencia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. 4 133 determinantes para que se eliminaran las clases vespertinas y una serie de programas y oportunidades recreativas para mujeres y jóvenes en las escuelas locales y en los centros comunales7. Diversas medidas pueden ayudar a las comunidades a integrar a los niños en la vida comunal de una manera segura y positiva. Se trata en parte de una cuestión de actitud: es preciso que las personas comprendan con claridad los grandes beneficios que aporta una comunidad acogedora para los niños. Aunque en la mayoría de los casos se acepta a los menores como una parte natural de la vida del vecindario, a menudo no son acogidos favorablemente en esfera pública, donde las preocupaciones en las preferencias de los adultos tienen mayor prioridad. Una campaña de información amplia sobre los derechos de los niños puede convencer a la opinión pública de que los niños son también personas con inquietudes legítimas. Las autoridades locales pueden fomentar un cambio de actitud por medio de la atención que conceden a los espacios públicos. Es una cuestión menor, por ejemplo, instalar una fuente de agua a la altura de los niños más pequeños, pero sirve para enviar un mensaje muy poderoso. Una intervención activa de las autoridades locales puede ser también necesaria para combatir la discriminación contra los grupos minoritarios, las niñas y las personas con discapacidades. Concientización INSEGURIDAD EN LA COMUNIDAD Y TEMORES SOCIALES Cada vez hay un mayor consenso sobre la imposibilidad de hacer frente a la violencia y a la inseguridad ciudadana sólo por medio de la represión, y sobre la necesidad de las medidas preventivas para lograr resultados8. La inseguridad se combate con mayor eficacia cuando los miembros de la comunidad tienen un sentimiento de propiedad sobre sus vecindarios. Las autoridades locales pueden alentar y coordinar estrategias comunitarias de amplio alcance que contribuyan a evitar el crimen y promover la seguridad. Medidas de prevención El espacio público como punto de apoyo de la unidad social Las actividades habituales de los pobladores en un espacio común suelen fomentar firmes vínculos sociales. Las relaciones entre los miembros de la comunidad pueden establecerse de manera más fácil en los vecindarios de bajos ingresos donde las personas tienen razones para depender unas de otras, y donde tienen menos posibilidades de satisfacer todas sus necesidades dentro de su propio hogar. Contrariamente, hay cada vez más personas acomodadas en todo el mundo que viven aisladas de sus vecinos en complejos habitacionales cerrados o en edificios de alta seguridad. La movilidad que ofrecen los automóviles particulares aparta aún más a sus usuarios de las comunidades locales. En los barrios pobres también puede imperar el miedo, pero una presencia más frecuente de la gente en las calles y en los espacios públicos puede servir para apoyar una extraordinaria vida comunal, y convertir a los vecindarios en lugares más adecuados para que los niños jueguen. Este fenómeno actúa en dos sentidos. La presencia de los niños en los espacios públicos contribuye a estimular una relación positiva entre los adultos. Las personas encargadas del cuidado de los menores los controlan y comparten una preocupación común. De este modo, cuando los adultos se encargan de controlar a los niños de otra persona, se fomentan otras formas de cooperación. Algunas comunidades han descubierto que el juego de los niños puede ser una estrategia para abordar los conflictos étnicos en zonas problemáticas9. Es necesario hacer hincapié en que un vecindario donde se alientan y se apoyan Utilización de los espacios públicos Moser 1996, ob. cit. Nota 3. 8 Vanderschueren, F. (1998), ‘Towards safer cities’, Habitat Update, 4(1): 1–6. 9 Menary, S. (1990), Play Without Frontiers: A Policy Document on Community Relations in Children’s Play, Playboard Belfast, Irlanda del Norte. 7 134 las actividades de los niños tiene mayores posibilidades de convertirse en un lugar seguro y mejor para todas las demás personas también. Crear firmes vínculos sociales forma parte de un proceso que se perpetúa a sí mismo y que puede cimentar el desarrollo local en todos los frentes. Las autoridades locales pueden contribuir de diversas maneras a este proceso. En el capítulo 5 analizamos las iniciativas que pueden impulsar vínculos amistosos entre los vecinos más cercanos: el mejoramiento de los espacios comunes, la atención a los modelos culturales, las medidas para disminuir la hostilidad y la participación de los pobladores en la planificación y en la toma de decisiones. Los mismos principios pueden aplicarse a la comunidad en general. La teoría de que es necesario defender los espacios sugiere que las características físicas de los asentamientos residenciales tienen influencia sobre la actividad criminal10. El tamaño de los edificios, la ubicación entre ellos y en relación con la calle, la calidad del espacio público, todo ello puede contribuir a crear diferencias entre las tasas de criminalidad de un vecindario con respecto a otro. El factor decisivo es el grado de control que los pobladores ejercen sobre el espacio que rodea sus viviendas. La utilización frecuente de áreas exteriores y las relaciones sociales que acompañan esta actividad incrementa la capacidad del vecindario para llevar a cabo un control no estructurado, y tiende a disuadir los comportamientos antisociales. Cualquier factor que aliente a las personas a ampliar sus actividades más allá del interior de sus viviendas es positivo desde esta perspectiva. Calles y callejones bien iluminados, porches o galerías en las entradas de las casas, ventanas orientadas hacia la calle y un espacio público acogedor, pueden contribuir a crear una presencia comunitaria activa y, por consiguiente, a que los vecindarios sean más seguros para los niños. Una reacción muy frecuente a la inseguridad ha sido aislar las viviendas de su entorno inmediato por medio de muros, enfoque que por lo general se asocia con los conjuntos cerrados de las personas acomodadas. Esta medida puede mejorar la situación para los vecinos inmediatos, pero puede crear también barrios aislados que, en última instancia, reducen el nivel general de seguridad y de urbanidad. Los muros elevados no son una solución contra el crimen. Un planteamiento menos exclusivo consiste en clausurar una de las salidas de una calle, a fin de crear una calle sin salida. Esta medida reduce el tráfico y al mismo tiempo se ha comprobado que incrementa el sentimiento de propiedad de los pobladores. Aunque los gobiernos locales carezcan de los recursos necesarios para poner en práctica los cambios más importantes en la configuración de los vecindarios, es primordial tomar medidas que permitan apoyar a los pobladores en la modificación de sus propios entornos a fin de incrementar su capacidad de control. Mediante el empleo de los pobladores en el mantenimiento y la gestión de las instalaciones locales, las municipalidades pueden al mismo tiempo proporcionar puestos de trabajo e incrementar el sentimiento de propiedad, un factor que puede ser de suma importancia para reducir los actos de vandalismo. En todo el mundo hay una tendencia general hacia la privatización de los espacios públicos. Esta medida puede suponer el ingreso de recursos financieros, pero la inversión es desigual, por lo general, y suele traer como consecuencia una tendencia hacia la exclusión y la segregación. A menos que se tomen las medidas necesarias para asegurar que todos los pobladores locales, sin discriminación, tengan acceso a los espacios que son propiedad de una empresa privada que ha invertido en su desarrollo, esta situación puede Espacios que es necesario defender Levantar muros Gestión local Privatización Newman, O. (1972), Defensible Space, Nueva York: Macmillan and Co. 10 135 menoscabar la vida pública de la comunidad y limitar las relaciones sociales esenciales para crear comunidades vitales y seguras. · Apoyar medidas que alienten la utilización cada vez mayor de las calles y de los espacios públicos por parte de las personas de la comunidad, como la iluminación de las calles, la instalación de bancos públicos, la existencia de un espacio común agradable y de zonas para que los niños jueguen, y patrocinar actos culturales, foros y festividades locales. Marcus, M. (1995), Faces of Justice and Poverty in the City, París: European Forum for Urban Security. 12 Ibíd. 13 Ibíd. 11 · Celebrar reuniones de los pobladores para hablar sobre enfoques positivos en torno al control por parte de la comunidad, y asistir a los pobladores en las actividades para modificar sus entornos locales. · Emplear a los pobladores locales para la gestión y las tareas de mantenimiento de las instalaciones locales. · Antes de permitir la privatización de cualquier espacio público, valorar las repercusiones potenciales de esta medida sobre los pobladores locales; comprometer a éstos en el proceso de planificación, y asegurar que los espacios privatizados permanezcan disponibles para los pobladores locales sin ningún tipo de discriminación. Protección policial, aplicación de la ley y alternativas comunitarias Suele haber un mayor índice de criminalidad en los vecindarios pobres y, sin embargo, los pobladores de bajos ingresos en las zonas urbanas por lo general no disfrutan de una protección adecuada, carecen de recursos para obtener representación jurídica y tienen pocas posibilidades de que se les haga justicia en el marco de los sistemas inaccesibles, ineficientes y a menudo corruptos11. La falta de confianza en la policía es generalizada, a menudo por una buena razón: un informe interno llevado a cabo en un estado de Brasil, por ejemplo, demostró que 80 % de los miembros de la fuerza policial eran corruptos. La falta de eficacia del sistema oficial alienta a que muchas personas tomen la justicia por su mano. La creación de grupos de vigilantes y la aceptación de la ley de la calle pueden tener como consecuencia una escalada de la violencia. En algunos casos, los criminales locales obtienen cierto grado de legitimidad y protección dentro de sus comunidades, a cambio de protección en la zona local12. Corrupción Ley de la calle Abordar las deficiencias en la aplicación de la ley es una medida esencial para reducir la inseguridad y restablecer la confianza pública. Las fuerzas policiales y los sistemas de justicia deben inspirar seguridad, ser accesibles y receptivos, y la aplicación de la ley debe ser una actividad establecida desde las bases, y no una respuesta impuesta desde arriba. La ciudad de Cali, Colombia, ha llevado a cabo diversas medidas experimentales: todos los miembros de la policía se han visto obligados a participar en cursos de formación sobre derechos humanos y relaciones con la ciudadanía, las autoridades han concentrado a las fuerzas policiales en las zonas donde impera una tasa más elevada de criminalidad, en todos los cuarteles de policía se hacen informes dirigidos al alcalde sobre las tendencias de la violencia y, finalmente, la ciudad ha promovido la creación de centros de conciliación en diversos vecindarios, donde cuestiones que de otra forma podrían desencadenar un enfrentamiento violento se tratan de negociar por medio de actividades de mediación13. Capacitación policial En New Haven, Estados Unidos, ciudad con un alto índice de violencia, el jefe de policía ha contado durante los últimos cinco años con la participación de una junta compuesta por jóvenes en las entrevistas a posibles reclutas. En la actualidad, la junta ha participado en la contratación de más de una cuarta Participación de la juventud 136 parte de la fuerza policial. Los miembros de la junta de jóvenes son elegidos en sus escuelas, o después recomendados por otros miembros de la junta. Este método ha conducido a procesos de amistad entre los policías y los jóvenes14. En Dakar, Senegal, se ha establecido un sistema por el cual las disputas en los vecindarios reducidos se dirimen en los cuarteles policiales mediante negociaciones amistosas. La municipalidad ha impulsado una asociación de abogados jóvenes para que establezcan centros de información jurídica y organicen conferencias sobre cuestiones legales. Una de las actividades principales consiste en informar a las mujeres sobre sus derechos jurídicos15. En una ciudad mediana de Francia se estableció un pequeño cuartel policial frente a un lugar público de reunión donde se producían alborotos por la noche. El oficial de guardia estableció lazos de confianza con los pobladores, inició conversaciones con las personas que paseaban por allí y contribuyó a dirimir cualquier disputa que surgiera16. En Uganda se ha puesto en práctica un auténtico sistema popular para abordar la seguridad comunitaria y la aplicación de la ley. Los "consejos de resistencia", elegidos democráticamente en el plano local y vinculados al gobierno local, se han convertido en la primera institución a la que recurre la gente en casos de violencia o de crimen. Estos consejos informan, a su vez, a la policía. El consejo gestiona por su cuenta muchos casos, en especial asuntos de derecho civil sobre cuestiones como deudas, daños a la propiedad, problemas con la propiedad de la tierra y derecho común. También lleva a cabo actividades de mediación y puede impartir justicia de manera rápida y gratuita, descargar de trabajo al sistema de justicia criminal, mejorar la seguridad en los vecindarios y aumentar la colaboración con la policía17. En la isla de Reunión, donde la capital sufre altos índices de criminalidad, pobreza y desempleo, se han establecido "Casas de la Justicia y la Ley" en zonas particularmente complicadas. Voluntarios comunitarios capacitados ofrecen servicios de conciliación y mediación para ayudar a los ciudadanos a encontrar soluciones pacíficas en las situaciones de crisis. Se espera que los agresores reparen los daños que hayan infligido a sus víctimas18. Los movimientos de autodefensa no son una solución para la inseguridad, sin duda existen respuestas comunitarias más constructivas, y las autoridades locales deberían apoyarlas por todos los medios posibles. Las autoridades, por ejemplo, deberían asistir de forma oficial los sistemas de vigilancia en los barrios. Los niños y las mujeres son las personas más vulnerables al hostigamiento y la violencia, sobre todo la violencia doméstica; pero, por lo general, los recursos institucionales son impenetrables para ellos. Las municipalidades deben tomar firmes medidas para asegurar que todo mundo tenga acceso a un sistema apropiado de protección y de justicia, y también para superar las actitudes firmemente afianzadas que obligan a que este tipo de protección sea especialmente necesario. Las minorías étnicas, los inmigrantes y los refugiados se encuentran también en peligro de sufrir acciones de discriminación, hostigamiento y violencia. Debido a su situación marginal y a sus diferencias culturales, pueden albergar una sensación de temor hacia la policía y otro tipo de autoridades. Los intentos, por parte de los grupos minoritarios, de crear sus propios sistemas no oficiales de protección, pueden llevar a una escalada de las tensiones. Las autoridades locales deben asegurar que se lleve a cabo una acción efectiva contra la discriminación en todos Violencia doméstica Felson, L. (1997), ‘Youth in action’, Doing Democracy, invierno, 1997. 15 Marcus 1995, ob. cit. Nota 11. 16 Glowacki, F., Marcus, M., Mennetrier G., Mennetrier, C. T. y Vourc’h, C. (1996), Urban Security Practices, París,. European Forum for Urban Security. 17 Vanderschueren, F. (1996), ‘From violence to justice and security in cities’, Environment and Urbanization, 8(1): 93–112. 18 Glowacki y colaboradores 1996, ob. cit. Nota 16. 14 137 los frentes, es decir, en las escuelas, en el acceso a los servicios y a la vivienda, en el mercado de trabajo y en los medios de difusión. En todos los organismos oficiales debe existir un porcentaje de empleados pertenecientes a las minorías. La policía debe hacer un esfuerzo concertado para asegurar que estos grupos se sientan protegidos. En Dallas, Texas, ciudad donde conviven muchos grupos de etnias diferentes, la policía ha establecido un sistema de colaboración con adolescentes de las minorías, en un programa para combatir el miedo y la violencia. Equipos de adolescentes de origen asiático, latinoamericano, afroamericano e indio patrullan con la policía después de la escuela, y también ofrecen servicios como colocar mirillas en las puertas de los pobladores más intimidados, inspeccionar las alarmas contra el fuego en las viviendas y distribuir información sobre salud y seguridad en diversos idiomas19. Hostigamiento de las minorías Medidas positivas · Ofrecer capacitación especial para la policía, los trabajadores jurídicos y el personal judicial a fin de sensibilizarlos en materia de derechos de la mujer, la infancia, las minorías y los grupos menos favorecidos. · Lograr que los miembros de la comunidad, entre ellos las mujeres y las minorías, tengan un fácil acceso a los cuarteles policiales, a los juzgados y a las oficinas de gobierno local, y que los empleados sean receptivos y respeten los derechos y las preocupaciones de los miembros de la comunidad. · Alentar un grado de familiaridad entre la policía y los miembros de la comunidad, asignando oficiales de policía a vecindarios concretos y hacer partícipes a los miembros de la comunidad, incluidos los jóvenes, en el reclutamiento de policías comunitarios. · Distribuir información sobre los derechos ciudadanos y la disponibilidad de los servicios jurídicos; procurar el apoyo de abogados o estudiantes de derecho voluntarios a fin de ofrecer orientación jurídica gratuita a las personas que no pueden costear una orientación o representación oficiales. · Trabajar con las comunidades para crear procedimientos que puedan complementar a los sistemas oficiales, o servir de alternativa a éstos. Alentar la participación local La inseguridad en los vecindarios es un problema para todo el mundo y todas las personas afectadas deberían reaccionar contra ella. Las coaliciones en pro de la seguridad local pueden ser una respuesta eficaz y constructiva. Estas coaliciones suelen incluir, además de ciudadanos locales, a funcionarios encargados de la aplicación de la ley, representantes del sistema de justicia criminal, del sector de la salud, de la educación y los servicios de bienestar, organizaciones comunitarias y el sector privado20. Dichas coaliciones pueden mantenerse al tanto de los problemas, descubrir informaciones relativas a la seguridad, diagnosticar los factores que contribuyen a la criminalidad local y abordar la situación de manera que se tengan en cuenta la realidad local y las preocupaciones de los ciudadanos. Un coordinador local puede convocar reuniones, mediar entre grupos diferentes, informar a los funcionarios, asegurar la participación de los ciudadanos locales y velar por el respeto de los derechos humanos21. Un debate público sobre cuestiones relacionadas con la seguridad puede alentar una participación activa del público. El Ágora, una ONG de Córdoba, Argentina, ha concebido una serie de actividades, entre ellas foros en los que participan personas de diversos estratos de la sociedad, para promover la Coaliciones en pro de la seguridad Debate público American News Service (1997), ‘Young Dragons Chase Away Nighttime Fears in Dallas’, Doing Democracy, (invierno de 1997): 8. 20 Vanderschueren 1998, ob. cit. Nota 8. 21 Marcus 1995, ob. cit. Nota 11. 19 138 seguridad en bares, salas de cine y cafeterías; las propuestas generadas por estas actividades se publican en los medios de comunicación. · Crear en las comunidades coaliciones eficaces en pro de la seguridad local que incluyan, junto con funcionarios encargados de la aplicación de la ley, representantes del sistema de justicia criminal, y de los sectores de la salud, la educación y los servicios de bienestar, y representantes de organizaciones comunitarias y del sector privado. · Alentar los debates públicos sobre cuestiones de seguridad local. Lugares seguros para los niños y jóvenes Los niños y adolescentes que viven en hogares y comunidades violentos necesitan personas y lugares a los cuales recurrir en busca de socorro. La existencia de lugares seguros en los vecindarios puede convertirse en un recurso fundamental para resolver una serie de necesidades importantes. Estos lugares pueden: • convertirse en sitios seguros para aliviar las tensiones que causa la vida en ambientes inseguros; • ofrecer una serie de actividades sociales y recreativas para jóvenes cuyas oportunidades estarían de otra forma limitadas; • transformarse en sitios para aprender actitudes positivas con miras a la toma de decisiones y a la superación de dificultades; • difundir entre los jóvenes información, apoyo y debates y ofrecer un sistema de envío a otros servicios, que aborden sus problemas de manera integral y permitan un enfoque intersectorial para soluciones a largo plazo; • ofrecer tranquilidad para los niños cuyos hogares estén demasiado hacinados, sean muy ruidosos o estén poco iluminados como para permitirles estudiar con facilidad. Es posible ubicar los lugares seguros en iglesias, escuelas, centros de salud, instalaciones deportivas, tiendas, viviendas o cualquier espacio disponible que la comunidad pueda ofrecer. En México, en algunos casos los propios jóvenes han construido sus centros22. Es preciso prestar atención a fin de asegurar que los lugares seguros no estén demasiado vinculados a instituciones oficiales, generalmente controladas por figuras adultas de autoridad. La participación juvenil genuina es importante tanto en la creación de un lugar seguro como en su gestión, para asegurar una atmósfera en la que los jóvenes se sientan cómodos. Los muchachos deben participar en el proceso de búsqueda y ubicación del lugar, y en la gestión diaria, incluso en lo que respecta a la promulgación de normas y elección de las actividades. Por lo general, las ONG suelen construir este tipo de instalaciones, pero las autoridades locales pueden desempeñar un papel importante facilitando el espacio, ofreciendo capacitación para trabajadores jóvenes y asegurando la cooperación de los servicios de salud y otros organismos locales. Los niños de mayor edad y los adolescentes necesitan de modelos de conducta y oportunidades para su crecimiento, algo no muy frecuente en las comunidades de las zonas urbanas sacudidas por la violencia. Los adultos que trabajan con los jóvenes en este tipo de establecimientos deben apreciar de manera auténtica a los niños y a los adolescentes. Deben aceptar a los jóvenes, Participación juvenil Hill, B. (1996), ‘Safe places for youth: programming, strategy and examples as identified through interviews with participants of the World Youth Forum of the UN system’, Informe del UNICEF, diciembre de 1996. 22 139 respetar sus ideas y sus prioridades y estar dispuestos a escucharles sin ningún prejuicio. Al mismo tiempo, deben adoptar seriamente la responsabilidad que significa servir como modelos de conducta para unos jóvenes que podrían sentirse confundidos y necesitados de orientación. En muchos casos, se ha descubierto que las personas más indicadas para estas tareas son los adolescentes de mayor edad. Modelos de conducta · Apoyar la creación de "lugares seguros" para los niños y adolescentes en los vecindarios violentos, donde puedan disfrutar con seguridad de la recreación y la socialización, así como el acceso a otros servicios y organismos en el marco de la comunidad. · Ofrecer capacitación a los trabajadores juveniles para que apoyen a los jóvenes en el aprendizaje de actitudes positivas para tomar decisiones y superar las dificultades. · Incorporar a los niños y a los jóvenes en la planificación, construcción y gestión de su propio espacio. Movilizar las energías de los jóvenes alienados Los niños y adolescentes no sólo son las víctimas de la inseguridad de las comunidades, sino que también ellos mismos pueden llegar a causar miedo a otras personas. Muchos jóvenes de las zonas urbanas se unen a pandillas, o participan en el tráfico de drogas y el empleo de la violencia como forma de obtener identidad y respeto en un mundo que ofrece pocas alternativas constructivas. La participación en las pandillas no implica por sí misma la existencia de una actividad criminal; para algunos puede ser una expresión, no necesariamente ominosa, de la cultura juvenil, y de un sentimiento de pertenencia a un grupo. Pero las pandillas organizadas representan, con frecuencia, una amenaza real para los habitantes de las zonas urbanas. Las experiencias de los diferentes países muestran que más de 30 % del crimen y la violencia en los asentamientos humanos se deriva de las fechorías practicadas por las pandillas23. En Cali, por ejemplo, a comienzos del decenio de 1990 se consideró que alrededor de ciento treinta y seis pandillas eran responsables de la mayor parte de los crímenes que se producían en la ciudad24. En la primera mitad de 1993, una de cada diez muertes en Cali se debía a las pandillas de adolescentes25. La experiencia muestra que la mayoría de los miembros de las pandillas disponen de opciones muy limitadas. Por lo general su escolarización ha sido deficiente o inexistente, y sus oportunidades de empleo suelen ser mínimas. Muchas veces, la exposición a los bienes de consumo, a la publicidad y a las desigualdades extremas es una especie de burla a su pobreza y a su falta de oportunidades, y contribuye a alentar los resentimientos y los deseos frustrados. A menudo provienen de familias en crisis, y para muchos de ellos las pandillas llenan un vacío social y emocional. El maltrato físico y el abuso sexual durante la infancia, la violencia en el seno de la familia, la pobreza, la exclusión, el hostigamiento policial y la discriminación, han arrancado de estos jóvenes cualquier sentimiento de pertenencia y menoscabado su capacidad para confiar y compenetrarse con los demás. Estos adolescentes luchan por la supervivencia y la identidad en grupos que pueden recurrir a la violencia o a comportamientos autodestructivos como un medio de expresión "normal"26. Las personas que trabajan de manera efectiva con miembros de pandillas urbanas juveniles han descubierto que la cultura de estos grupos tiene un aspecto positivo, expresado por medio de la energía y la creatividad. Bandas El aspecto positivo de la cultura de bandas Comunicación personal de Eric Vittrup, Programa de Desarrollo Comunitario de CNUAH (Hábitat) en Costa Rica y el Programa Interpaíses de América Central, 1997. 24 Guerrero, R. (1993), ‘Cali’s innovative approach to urban violence’, The Urban Age, 1(4): 17. 25 Feuerstein, M.- T. (1997), Poverty and Health Reaping a Richer Harvest, Londres: Macmillan. 26 Garbarino, J. (1998), ‘Stress in children’, Child and Adolescent Psychiatric Clinics of America, 7(1). 23 140 Las mismas características que les convierten en una presencia amenazante en un vecindario pueden algunas veces transformarse de manera productiva. Los investigadores han observado que los miembros de las pandillas tienen un sentimiento muy firme de solidaridad y una voluntad para confrontar los valores establecidos. Suelen ser extremadamente territoriales y proteger su espacio físico ante las amenazas exteriores. Hasta la fecha se han producido muchos intentos efectivos para aprovechar los comportamientos de estas pandillas al servicio de la comunidad y para capacitar a futuros dirigentes comunitarios. Descubrir alternativas En Costa Rica, Belice, México y El Salvador, se han establecido proyectos juveniles para abordar esta situación con resultados muy notables. Por medio de una inversión reducida, estos proyectos han conseguido cambiar el entorno comunitario. La seguridad ha aumentado y han surgido nuevos dirigentes con una visión diferente del liderazgo comunitario en las zonas urbanas. A medida que estos adolescentes se convierten en miembros productivos de la comunidad, comienzan a ofrecer un nuevo modelo de conducta para muchos otros niños desenraizados27. En Ciudad de México se trató de aprovechar la energía creativa de los miembros de las pandillas juveniles por medio de un proyecto de investigación y acción. Se creó un programa de radio que se transmitía los sábados por la tarde, en el que se pasaba su música, se leían sus escritos y se les daba la oportunidad de hablar abiertamente sobre las cuestiones que les interesaran. También se organizaron conciertos de rock y se crearon archivos para exhibir sus fotografías, sus poesías y todo tipo de arte. Aunque posteriormente se eliminó el programa, el grupo de investigación seguía explorando métodos válidos para apoyar las actividades creativas de estos jóvenes28 cuando se elaboró este informe. El vandalismo, el abuso de drogas y la actividad criminal pueden ser en muchas comunidades la única alternativa frente al aburrimiento y la falta de oportunidades. Los jóvenes necesitan la posibilidad de pasar tiempo juntos de una manera participativa y productiva, y de establecer contacto con adultos interesados. En Estados Unidos, una compilación de estudios de todo el país ha demostrado que existe un vínculo notable entre las tasas de criminalidad y las inversiones en espacios recreativos y abiertos29. En Phoenix, Arizona, cuando las instalaciones de recreación se mantenían abiertas en verano hasta altas horas de la noche, las tasas de criminalidad juvenil descendieron 55 %. En Filadelfia, cuando la policía ayudó a un grupo de voluntarios del vecindario a limpiar solares vacíos y plantar jardines públicos, los asaltos a los domicilios y los robos descendieron 90 %. Estos ejemplos no se aplican exclusivamente a Estados Unidos. En Cali, Colombia, se invitó a los niños a que entregaran sus juguetes bélicos a cambio de una tarjeta de identidad que les ofrecía acceso gratuito a las instalaciones recreativas de la ciudad. Cuatro pandillas entregaron sus armamentos reales y firmaron un compromiso oficial para participar en actividades de rehabilitación social. En un año, mil doscientos miembros de pandillas participaron en un programa que les ofrecía capacitación laboral, educación continua y recreación, a cambio de sus armas y de un compromiso para renunciar a la violencia30. Las autoridades locales deben asegurar que en el entorno de los barrios existan instalaciones que satisfagan las necesidades de juego y recreación de todos. Los jóvenes necesitan también oportunidades de empleo constructivas, y servicios de capacitación laboral. Una interesante solución práctica es la ofrecida por la Pizzería Kuleana, establecida en Mwanza, Tanzania, donde los jóvenes aprenden a preparar ingredientes, elaborar pan y pizza, conservar la cocina limpia, atender las mesas, gestionar las ventas y llevar una contabilidad precisa. Además de ofrecer a los jóvenes una capacitación en el trabajo, la pizzería sirve también como un lugar de reunión para los niños, y les ofrece Erik Vittrup, véase la nota 23. 28 Castillo Berthier, H. (1993), ‘Popular culture among Mexican teenagers’, The Urban Age, 1(4): 14– 15. 29 Trust for Public Land (1994), Healing America’s Cities: How Urban Parks Can Make Cities Safe and Healthy, San Francisco: The Trust for Public Land. 30 Guerrero 1993, ob. cit. Nota 24. 27 141 espacio para representar obras teatrales, practicar juegos y hacer exhibiciones de arte, así como un servicio de educación no estructurada sobre derechos de la infancia y salud sexual31. Pizzería Kuleana · Descubrir un sistema productivo para canalizar la energía de los jóvenes, apoyando oportunidades para la recreación, la autoexpresión, la capacitación sobre aptitudes y el empleo protegido. Respuestas ante el abuso de drogas y de alcohol Las actividades criminales llevadas a cabo por los jóvenes tienen vínculos muy firmes con el abuso de drogas, debido tanto a los cambios en el comportamiento inducidos por las drogas y el alcohol, como a los gastos y a la ilegalidad que se derivan de la obtención de tales sustancias. La respuesta a esta situación es un elemento fundamental en cualquier intento de atajar la inseguridad en las comunidades. Ya hemos analizado la eficacia de las actividades educativas en las que participan los jóvenes para afrontar una gama de comportamientos arriesgados. Pero vale la pena tomar en consideración enfoques concretos ante el grave problema de las drogas. En 1998, los representantes de programas de prevención del abuso de drogas que habían tenido éxito en diversas partes del mundo participaron en un foro. Durante el proceso preparatorio, organizaron seminarios con los participantes jóvenes, a quienes les pidieron que debatieran y evaluaran sus programas. A partir de sus conclusiones, se formuló una tipología de enfoques sobre la prevención del consumo de drogas, junto con la evaluación de cada uno de los enfoques. Los programas se dividieron en actividades educativas, actividades practicadas en un lugar aislado del problema, y actividades orientadas hacia la gestión del tiempo libre de los jóvenes32. Programas exitosos Todos los programas educativos incorporaban en mayor o menor grado la participación, ya sea por medio de la educación u orientación de persona a persona, o mediante la utilización del teatro y de otros actos comunitarios como un enfoque a la educación sobre la drogadicción. Algunas veces, el contenido del programa había sido diseñado por los adultos. Pero cuando los jóvenes participaban de manera más estrecha en la concepción del material, los efectos del programa sobre el público eran visiblemente mayores. Tales programas no suelen requerir muchos recursos y pueden ponerse en práctica aunque no haya un espacio permanente, pero para llevarlos a cabo los trabajadores juveniles capacitados deben dedicar tiempo y esfuerzo a dirigir actividades de participación de los jóvenes de una manera constructiva. Los enfoques que permiten a los participantes vivir en sitios alejados de la comunidad consisten en separar a los jóvenes de las circunstancias peligrosas que les condujeron al abuso de drogas, al tiempo que se les ofrece la posibilidad de potenciar sus aptitudes y el respeto a sí mismos, y la posibilidad de salir adelante. El Programa Juvenil Whakapakari ofrece a los jóvenes de entre catorce y diecisiete años de edad una experiencia en zonas selváticas, donde la necesidad de apoyarse en los demás reemplaza su dependencia de las drogas o de los químicos industriales33. Aislados de las presiones que ejerce la vida en las zonas urbanas, los jóvenes cazan, pescan, cocinan, se ofrecen consejos unos a otros, y contribuyen a dirigir sesiones culturales y de ejercicios físicos. El éxito de estos enfoques depende de la duración del programa y del grado de apoyo que recibe el participante después de su terminación. Los ejemplos en los que la colaboración es mayor contribuyen mejor al objetivo de Street Kids International (1995), Participatory Methods Community-based Programs, Toronto, Canadá: Street Kids International. 32 Sabo, K. y Iltus, S. (1998), ‘What do young people around the world think about prevention programmes?’, preparado para el Youth Vision Drug Prevention Forum, Banff, Alberta, Canadá, abril 1998, UNDCP. 33 Debate en el Youth Vision Drug Prevention Forum, del 14 a 18 de abril, 1998. 31 142 crear una capacidad responsable para la toma de decisiones. Debido a que las instalaciones y el personal que trabaja de tiempo completo suelen ser bastante costosos, estos programas sólo benefician a un número reducido de jóvenes en cada ocasión. Incluso cuando son eficaces, no es posible considerarlos como una solución a gran escala del problema de las drogas. El enfoque basado en actividades alternativas ofrece el mayor potencial para llegar a un gran número de personas. Al ocupar el tiempo libre de los jóvenes con actividades persuasivas como el fútbol, los deportes de motor y el arte, se aminoran sus posibilidades de caer en las redes del abuso de drogas. Muchos de estos programas permiten a los jóvenes soñar con el éxito y trabajar arduamente para conseguirlo. La academia de fútbol Tahuichi, en Bolivia, beneficia a miles de niños y adolescentes. El compromiso con el deporte permite crear un nuevo sistema de valores, y el abuso de las drogas entra en conflicto con el deseo de los jóvenes de alcanzar la mejor condición física posible. Estos programas son concebidos y dirigidos por los propios jóvenes, pero los de mayor alcance, que exigen una administración compleja, suelen estar dirigidos desde arriba. Sin embargo, debido a que ofrecen a los menores una oportunidad para trabajar juntos de una manera constructiva y para lograr resultados, estos programas contribuyen a ofrecerles un sentimiento de pertenencia y de dirección personal en la vida34. El abuso de drogas no es la única cuestión. Algunos jóvenes también están atrapados en el comercio de las drogas debido a que necesitan sobrevivir en las calles o contribuir a la economía de la familia. Sin otros medios alternativos de subsistencia para las familias y los adolescentes, este problema resulta difícil de combatir. Cuando los jóvenes afrontan problemas con la ley debido al tráfico de drogas, es esencial poner en práctica respuestas constructivas. La mayor parte de las medidas represivas no han resultado efectivas para reducir los problemas en el futuro, sino que en lugar de ello han servido para alienar más aún a los jóvenes de sus comunidades, y reforzar su comportamiento negativo. La imposición de condenas a estos menores tampoco resuelve el problema del tráfico de drogas, ya que siempre es posible remplazar a los jóvenes que han sido detenidos. En lugar de ello, las autoridades locales deben colaborar estrechamente con las altas instancias de las instituciones encargadas de la aplicación de la ley para atacar el crimen organizado. Programas deportivos Los jóvenes que participan en el comercio de las drogas · Crear formas para abordar el problema de las drogas y su prevención, que hagan hincapié en la participación y en la disponibilidad de actividades constructivas. · Asegurar que los jóvenes dedicados al tráfico de drogas en las calles dispongan de alternativas positivas para obtener un sustento. · Responder a los delincuentes juveniles de manera que no se refuerce su comportamiento negativo (véase el capítulo 12). · Colaborar estrechamente con las altas instancias de las instituciones encargadas de la aplicación de la ley para atacar el crimen organizado. Las medidas que responden a la inseguridad de una forma inmediata ya sea mediante la formación de policías, la instalación de farolas o la creación de lugares seguros para los niños- no abordan las causas subyacentes de la violencia y del crimen. Una verdadera prevención debe incluir actividades a largo plazo, muchas de las cuales se describen en otros capítulos de este libro: la provisión de escuelas, de puestos de trabajo, de viviendas adecuadas y una reforma del sistema judicial. Sólo la reducción de la pobreza y de la exclusión social posibilita abordar de manera sincera la cuestión de la seguridad. Comunicación personal, Selim Iltus, Children’s Environment Research Group, 1998. 34 143 Kibel. M. A. y Wagstaff, L. A. (eds) (1995), Child Health for All: A Manual for Southern Africa, Capetown, Nueva York: Oxford University Press. 36 Appleyard, D. y Lintell, M. (1972), ‘The environmental quality of city streets: the residents’ viewpoint’, Journal of the American Institute of Planners, 38: 84–101. 37 Adams, E. y Ingham, S. (1998), Changing Places: Children’s Participation in Environmental Planning, Londres: The Children’s Society. 38 Comunicación personal, David Satterthwaite, 1998. 35 RESPUESTAS ANTE LOS PROBLEMAS OCASIONADOS POR EL TRÁFICO En las zonas urbanas densamente pobladas, el tráfico es uno de los principales obstáculos a la seguridad de los niños. En Sudáfrica, los accidentes de tráfico son la causa principal de la mortalidad entre los niños mayores de un año de edad35. Ya analizamos las dificultades que tienen los niños para afrontar los contratiempos que genera el tráfico, debido a que se encuentran en una etapa inicial de su desarrollo. Los problemas de un tráfico congestionado pueden agravarse como consecuencia del mal estado de las calles, que obliga a movimientos imprevistos en el tráfico. La falta de aceras o de zonas de cruce debidamente señalizadas incrementa también los peligros para los niños. En estas situaciones, también se resiente la calidad de las relaciones entre los vecinos. Las investigaciones han demostrado que las personas que viven en calles donde existe un elevado tráfico vehicular tienen menos posibilidades de conocer a sus vecinos36. Un enfoque eficaz es cerrar las calles al tráfico. Aunque los vehículos pueden entrar a la calle, el volumen de tráfico se reduce considerablemente con esta solución, que se adoptó por primera vez a gran escala en los Países Bajos, pero que puede aplicarse en cualquier zona residencial con gran densidad de viviendas. Se ha comprobado en muchos lugares que cuando se cierra una calle al tráfico, los vecinos adquieren un nuevo sentimiento de propiedad y, a menudo, se dedican a mejorar la zona como si fuera una ampliación del espacio de su propio hogar. Los padres y las madres se sienten más tranquilos cuando sus hijos salen a jugar, y hay más posibilidades de que se establezcan relaciones entre las familias. Esta solución no es una opción practicable en todas las calles, pues para que una ciudad funcione adecuadamente es necesario que se permita el tráfico vehicular. Pero incluso en las calles donde hay empresas caseras y una activa vida comercial, los pobladores pueden crear métodos para reducir el tráfico. Instrumentos como los montículos para controlar la velocidad o el uso de barreras pueden utilizarse también para reducir la intensidad del flujo vehicular o para salvaguardar zonas reducidas cercanas a los lugares donde discurre el tráfico. Aunque estas estrategias reducen los peligros, no los eliminan del todo. Incluso cuando los vehículos no avanzan a gran velocidad por un vecindario, el movimiento de marcha atrás y de estacionamiento puede causar accidentes. El principio más importante en esta situación es definir con claridad las zonas que están abiertas al tráfico y las que no lo están, tanto cuando se trata de dirigir el tráfico como de educar y supervisar a los niños. En la ciudad de Leicester, Gran Bretaña, el Concejo Municipal adoptó un enfoque de participación al tema de reducir el tráfico, y reunió a ingenieros, delegados de viviendas, funcionarios de parques y zonas de recreo, urbanizadores locales y pobladores, en un intento por aumentar la seguridad de los niños en varias calles de la ciudad. Por medio de entrevistas en los hogares, reuniones públicas, boletines y un diseño cooperativo que hizo partícipes a los pobladores y a los niños, se crearon planes de mejoramiento que recibieron un amplio apoyo37. La ausencia de mejoras puede tener el mismo efecto general. En algunos asentamientos irregulares, los miembros de la comunidad han rechazado los planes de la municipalidad para reparar y asfaltar las calles en mal estado, considerando que cualquier mejora en el tráfico vehicular no es necesariamente un avance en la calidad de vida de sus hijos38. Las municipalidades deben tener en cuenta estas inquietudes e iniciativas, y concebir un método para Cerrar las calles al tránsito Montículos para reducir la velocidad Participación de los residentes “Mejoras” que no sirven de ayuda 144 fomentarlas en lugar de pasarlas por alto. No todas las soluciones son a largo plazo. En el abarrotado barrio del centro de Jamestown, en Accra, los pobladores ponen toldos sobre las calles para celebrar actos musicales, bailes y festividades en ocasiones especiales. En algunas ciudades, como lo demuestran los ejemplos de Argentina, Bolivia y México, las autoridades locales han tomado la iniciativa de cerrar algunas calles residenciales al tráfico durante los fines de semana. Ciudad de México ha ofrecido, incluso, apoyo a la celebración de actividades durante los fines de semana en estas calles cerradas al tráfico39. · Apoyar las peticiones locales para desviar el tráfico o limitar la velocidad de los vehículos que atraviesan los vecindarios residenciales; no mejorar el flujo de tráfico sin consultar con los pobladores. · Cuando sea posible, y contando con la participación de los ciudadanos, instalar zonas pedestres de cruce claramente señalizadas e instrumentos para reducir el tráfico, como montículos y calles sin salida. OPORTUNIDADES PARA EL JUEGO Y LA RECREACIÓN Crear lugares de juego y recreación no es una prioridad para la mayoría de las municipalidades. En los lugares donde hay una alta incidencia de pobreza y una necesidad desesperada de salud, educación, vivienda y otros servicios básicos, la inversión en zonas recreativas puede parecer una utilización frívola de un espacio y de unos recursos limitados. Pero incluso en los vecindarios más pobres, los niños y las personas encargadas de la atención han dejado muy claro que una de sus preocupaciones principales es que los niños puedan jugar en condiciones de seguridad. El deseo de jugar no es una frivolidad, sino un impulso profundamente enraizado que, cuando se satisface, permite alcanzar un mejor crecimiento y desarrollar una mayor competencia en todos los planos. Esta aseveración no se limita a los niños de menor edad. Las oportunidades de recreación para los adolescentes apoyan su desarrollo físico y social y su integración constructiva en la comunidad. Es preciso, también, tener en cuenta las necesidades de los niños con discapacidades. La importancia del juego Apoyar el juego entre los niños más pequeños El juego de los niños de menor edad implica varios requisitos muy simples: que haya seguridad física y social, así como condiciones materiales estimulantes, que se pueda contar con la presencia de otros niños y la proximidad de los adultos y además estar libre de la presión de tiempo. Estas necesidades pocas veces exigen materiales e instalaciones de un costo elevado. Las investigaciones han mostrado de manera unánime que los niños prefieren jugar en las calles, las aceras, los callejones y los solares vacíos que en lugares de juego especialmente delimitados, donde estarían segregados del mundo de los adultos40. Los niños tienen grandes recursos y son muy creativos cuando se trata de descubrir actividades que les interesan en la estructura cotidiana de la vida vecinal. Juegan a la pelota en las calles, saltan a la cuerda en las aceras, brincan sobre materiales de construcción y fabrican juguetes ingeniosos y juegos de habilidades complicados con lo primero que tienen a mano. Incluso un vecindario pobre, donde no exista un lugar específico para jugar, puede aprovecharse como un entorno interesante y estimulante para los niños, donde se apoye intensamente el compañerismo con otros niños de la misma edad y se desarrollen numerosas aptitudes. Requisitos simples Comunicación personal, Alfredo Missair, 1998. 40 Moore, R. (1985), Childhood’s Domain: Play and Place in Childhood Development, Londres: Croom Helm. 39 145 Pero en muchos vecindarios de las zonas urbanas existen graves e incuestionables obstáculos que les impiden a los niños jugar en condiciones de seguridad, debido a los peligros del medio ambiente, del tráfico y de inseguridad social que ya se analizaron. La falta de concientización sobre la importancia del juego es un factor negativo en sí mismo. Incluso cuando se hacen esfuerzos para abordar estos asuntos, es posible que haya poco espacio y pocas oportunidades para una serie de juegos en el vecindario y que sea indispensable ofrecer un entorno más estructurado. En muchas municipalidades, si existe este entorno, suele estar limitado a espacios orientados a resolver las prioridades de los niños de más edad y de los jóvenes. No se suele reconocer que los muchachos y muchachas de diversas edades, intereses y aptitudes tienen diferentes necesidades que exigen respuestas inteligentes y creativas. Obstáculos al juego Los espacios de juego más valiosos, para los niños de menor edad, se encuentran cerca de su hogar. Incluso un parque con los mejores materiales de recreación no tiene demasiada utilidad si no resulta fácil acceder a él. En lugar de acudir al parque, los niños tenderán a quedarse en los portales, callejones y calles cercanas al hogar, donde pueden acudir fácilmente a los adultos conocidos. Las autoridades locales deben considerar prioritario que el lugar de recreo sea accesible, y dejar en un segundo plano su grado de complejidad. Es preciso apoyar a los pobladores en la mejora de todos los terrenos disponibles para satisfacer las necesidades de los niños de corta edad. Incluso el terreno más reducido puede resultar una contribución importante. Una barda o un muro pequeño puede proteger a los niños del peligro y, además, servir de asiento a los adultos. A los niños pequeños les gusta la arena limpia para jugar y todo tipo de materiales que les permitan trepar o hacer equilibrio, y que pueden trabajarse fácilmente. La vegetación puede ofrecer una gran diversidad en un espacio limitado. A los niños les fascina el mundo animal, incluso cuando se trata de insectos y pájaros, y un contacto con la naturaleza durante sus primeros años de vida abre la vía hacia un disfrute responsable y cuidadoso de la naturaleza cuando se convierten en adultos41. Estos "jardines recreativos" también pueden ser del agrado de las personas mayores o enfermas. A la edad de cuatro o cinco años, los niños comienzan a necesitar más espacio para correr, saltar, trepar y practicar otras formas de juego activo, pero también se requiere que estos espacios estén cerca del hogar, a fin de que resulte fácil acceder a ellos. En muchos casos, las zonas de recreación pueden estar situadas dentro del terreno de la escuela local y servir de zona de juego y aprendizaje durante las horas de escuela así como después de la actividad escolar. En las comunidades donde no haya muchos espacios abiertos, la solución más eficaz para ofrecer una amplia variedad de actividades motoras puede ser la provisión de materiales recreativos fijos, como toboganes y columpios. No intentaremos aquí recomendar instrucciones para construir materiales recreativos, ya que existen libros minuciosos sobre este tema (véase la lista de recursos). Además, lo ideal es que esta actividad sea una respuesta a los recursos y la creatividad de una comunidad determinada. En la pequeña ciudad de Laprida, Argentina, por ejemplo, como parte de una semana anual para conmemorar el juego, se estableció un lugar de recreo improvisado para los niños en la esquina de una plaza local con el apoyo de la municipalidad y la utilización de materiales sobrantes del hospital. Una cama de hospital se convirtió en un balancín y una mesa de rayos X fue transformada en un tobogán42. Es preciso tener en cuenta la seguridad de los materiales de los lugares de juego. Cuando juegan en un lugar estrecho, con equipos deficientemente Chawla, L. y Hart, R. (1988), ‘The roots of environmental concern’, Proceedings of the 19th Conference of the Environmental Design Research Association, EDRA, Washington DC. 42 Comunicación personal, Nilda Cosco, IPA Argentina, 1998. 41 146 diseñados o instalados, los niños corren el peligro de sufrir una grave lesión. Como mínimo, los materiales deben estar separados unos de otros a una distancia segura y rodeados de materiales como arena, aserrín o gravilla, que absorben gran parte del impacto en una caída. Las autoridades deben ajustarse a las normas nacionales de seguridad. Es preciso alentar a las comunidades para que proporcionen a los niños una variedad de juegos más amplia que la ofrecida únicamente por los materiales fijos. Zonas diseñadas para juegos de pelota y carreras de bicicleta, para cavar y construir, para experimentar con materiales diversos y piezas sueltas, así como para actividades más tranquilas y juegos de representación, suelen satisfacer una gama mayor de intereses y actividades. Entornos más interesantes y diversos no exigen una gran inversión en materiales, sino estrategias de administración y conservación y, tal vez, un sistema de protección contra el vandalismo. Las organizaciones comunitarias o los miembros de la comunidad pueden desempeñar este tipo de funciones. Los espacios para que los niños jueguen no deben estar concebidos sólo para los pequeños. Cuando exista una abundante vegetación, además de ofrecer mesas y asientos, estos espacios pueden convertirse en agradables lugares de esparcimiento y socialización para las personas de todas las edades. Las oportunidades recreativas de los niños no deben reducirse a los espacios exteriores. Las comunidades pueden apoyar la creación de centros de entretenimiento, a menudo con su propio personal, que ofrezcan entornos interesantes para los niños de corta edad, así como la posibilidad de que los progenitores y las personas encargadas de la atención aprendan juntos acerca de los beneficios del juego en materia de desarrollo. Estos lugares pueden formar parte del tipo de centros de desarrollo de la familia. Normas de seguridad Piezas sueltas Mantenimiento Centros recreativos cubiertos · Otorgar una mayor importancia a la accesibilidad y a la diversidad en lugar de la complejidad de los espacios de recreo. · Ubicar los lugares de recreación lejos del tráfico peligroso y de la contaminación. · Apoyar a los pobladores en las tareas de mejoramiento de todos los terrenos disponibles y apropiados. · Asegurar que los materiales recreativos, como columpios y toboganes, se ajusten a las normas de seguridad. · Apoyar todas las actividades recreativas mediante la creación de entornos y oportunidades diversas para el juego. · Asegurar que se establezca claramente la responsabilidad de gestión y mantenimiento. · Verificar que las zonas destinadas al juego sean lugares agradables, donde los adultos puedan relajarse y socializar. · Apoyar la creación de centros recreativos cubiertos para los niños de corta edad, especialmente en las comunidades donde resulta difícil jugar en el exterior. 147 Apoyar el juego y la recreación para los niños de mayor edad y para los adolescentes A medida que se hacen mayores, los niños comienzan a disfrutar de los juegos organizados y los deportes, actividades que con frecuencia requieren un espacio amplio. Los niños y adolescentes demuestran un gran ingenio cuando se trata de adaptar sus juegos a los lugares que pueden encontrar. Siempre que sea posible, las autoridades deberían prestarles apoyo en la utilización creativa del espacio existente en la comunidad, y asegurar que las soluciones que han descubierto por su cuenta sean seguras y no dejen de ser accesibles. A veces resulta posible utilizar los terrenos de la escuela local para practicar juegos y deportes, y hemos descrito varios métodos para obtener el máximo rendimiento posible de un espacio limitado. Es necesario exhortar a las autoridades escolares para que pongan a disposición de la comunidad los terrenos de la escuela fuera del horario lectivo. Pero muy a menudo las escuelas de las zonas urbanas carecen de espacio para practicar deportes, y dependen también de los servicios que pueda prestar la colectividad. Muchas comunidades de bajos ingresos disponen de un campo de fútbol, la mayoría de las veces en un terreno estéril. Esta zona podría convertirse en un mejor recurso para toda la comunidad si fuera posible practicar una serie de juegos y deportes, y si existieran espacios donde los grupos de todas las edades pudieran realizar actividades y socializar entre ellos. Estas zonas necesitan servicios higiénicos y agua para lavarse y beber. Al igual que los parques pequeños en los vecindarios, pueden tener asientos y mesas, tal vez con tableros de ajedrez pintados sobre su superficie. Lo ideal sería que dispusieran de personal que mantuviera el lugar en buen estado y ofreciera apoyo o capacitación para los niños. La responsabilidad de la gestión y el mantenimiento debería compartirse entre las organizaciones comunitarias; los clubes deportivos, las escuelas, las guarderías, etc. El reto consiste en equilibrar los intereses especiales de cada grupo con la necesidad, más amplia, de un espacio abierto para todos los pobladores. Cuando no existe un terreno de este tipo en el vecindario, es necesario tratar de encontrar áreas abiertas en las zonas aledañas de la ciudad. Las actividades recreativas pueden contribuir al desarrollo de la identidad comunitaria, al unir a las personas en ocupaciones constructivas y mutuamente satisfactorias. Tal como se analizó, las actividades recreativas y los deportes de grupo ofrecen una alternativa estimulante y legítima para los jóvenes que de otro modo podrían participar en acciones antisociales y autodestructivas. Es importante tener en cuenta la resistencia que presentan los jóvenes cuando otras personas tratan de organizarles su vida, y la necesidad que tienen de controlar su propio espacio y actividades. Es posible que prefieran planificar y gestionar el uso de su espacio recreativo, incluso cuando es muy simple. Esto puede formar parte de los "espacios seguros". Cuando sea necesario compartir las instalaciones, los adolescentes deben participar en la toma de decisiones, la distribución de horarios y la gestión. Las niñas adolescentes suelen tener otras preocupaciones y prioridades diferentes a las de los niños, que deben tenerse en cuenta (véase más adelante). Instalaciones en la escuela Parques comunitarios Recreación e identidad comunitaria · Apoyar las soluciones no estructuradas que los niños y adolescentes conciben para practicar sus juegos. · Modernizar las instalaciones existentes, como los campos de fútbol, para que sirvan a otros grupos de personas. 148 · Apoyar la utilización de los terrenos escolares por parte de la comunidad en general fuera del horario escolar. · Ofrecer a los niños de mayor edad y a los adolescentes el mayor control posible sobre la planificación y la gestión de sus espacios recreativos. · Convocar a los representantes de las organizaciones juveniles de la ciudad para evaluar de forma colectiva sus situaciones, y planificar iniciativas locales. · Alentar a las organizaciones juveniles para que incluyan a los jóvenes con discapacidades entre sus miembros y tengan en cuenta sus preocupaciones. Responder a las niñas tanto como a los niños Las autoridades no deben asumir que sus responsabilidades terminan cuando los niños tienen acceso a zonas recreativas. Las niñas tienen también la misma necesidad de jugar, de reunirse con sus compañeras y de participar en la vida comunal, pero en muchas partes del mundo sus oportunidades son más limitadas. En parte, esto se debe a que las menores tienen que hacer tareas domésticas en sus hogares. También existe una mayor preocupación por la seguridad de las niñas debido a los temores de que sufran hostigamiento o abuso sexual. Las restricciones a la libertad de las niñas en materia de espacio son, a menudo, una consecuencia de las costumbres culturales o religiosas. Algunas culturas pueden considerar inapropiado e incluso vergonzoso que las niñas jueguen o socialicen fuera de su hogar cuando alcanzan la adolescencia temprana. El personal de la organización Save the Children Fund, en Dhaka, Bangladesh, descubrió que cuando reunían a un grupo de niñas para realizar proyectos de actividades de investigación, las niñas aprovechaban rápidamente la posibilidad de estar juntas, y después de cerrar las ventanas y las puertas, reorganizaban el espacio para poder bailar43. Restricciones a la libertad de la niña Debido a que los derechos de las niñas al tiempo libre, al juego y la asociación con otros se pasan con frecuencia por alto, es preciso prestar una atención especial a la promoción de estos derechos ante las personas que controlan los espacios públicos y las instalaciones de recreación. Las autoridades locales deben contribuir a asegurar que las menores participen en la evaluación de sus propias necesidades, que dispongan de espacios adecuados y que las familias permitan a sus hijas disponer de tiempo libre para practicar actividades fuera del hogar. · Asegurar que se tienen en cuenta las necesidades de las niñas igual que las de los niños cuando se planifica la creación de espacio recreativo en las comunidades y comprometer a las niñas en la evaluación de sus necesidades y la planificación de las respuestas adecuadas. · Alentar a los progenitores para que den a sus hijas el tiempo y la libertad indispensables para practicar actividades recreativas y de entretenimiento. Responder a los niños con necesidades especiales A menudo los niños con discapacidades son las personas más marginadas en cualquier colectividad, por eso es necesaria una participación activa para apoyar su integración como miembros de la comunidad. Para ello puede ser indispensable tomar medidas materiales como, por ejemplo, modificar los espacios para permitir el acceso de estas personas, pero más que otra cosa es necesario que la colectividad acepte el derecho de todos los niños a participar plenamente en la vida comunitaria. Las autoridades locales deben fomentar este tipo de Comunicación personal, Andy West, Save the Children UK, 1998. 43 149 concientización. Desde su edad más temprana, los niños con discapacidades deben ser acogidos en la comunidad mediante la prestación de atención infantil, de asistencia a la escuela y de recreación no estructurada. Si los niños no tienen un contacto directo unos con otros, reciben el mensaje de que la segregación es normal y aceptable. El juego constituye un factor especialmente importante, ya que permite a los niños establecer amistades. Los trabajadores encargados de fomentar el juego (véase más adelante) pueden ayudar a los niños y a los adultos a sentirse más cómodos cuando se trata de aceptar a niños que hasta entonces se encontraban en una situación de aislamiento. Es posible concebir métodos para abordar los problemas que obligan a la marginación de ciertos menores, ya sea por una falta de acceso, por la resistencia de los progenitores, o porque sea necesario instalar materiales de ayuda para superar problemas prácticos. En respuesta a las necesidades especiales, las municipalidades deben colaborar estrechamente con los progenitores, los trabajadores comunitarios de rehabilitación y los propios niños. No todos los niños con discapacidades tienen la confianza requerida para jugar con otros niños. En algunos casos puede ser necesario instalar zonas de juego que les permitan desarrollarse a un ritmo propio hasta que alcancen cierta competencia física, que les permita sentirse cómodos cuando jueguen con niños que disponen de una capacidad física diferente. Las municipalidades pueden desempeñar un papel importante apoyando la construcción de espacios recreativos que permitan el mayor grado de acceso a los menores, independientemente de sus necesidades especiales. Aunque existe una gama amplia de materiales didácticos diseñados para los niños con discapacidades físicas, prestar apoyo a aquellos con problemas especiales no implica, de por sí, una inversión costosa. (Véase la lista de recursos.) · Asegurar que se resuelvan las necesidades de los niños con discapacidades; trabajar con los miembros de la comunidad en la construcción de rampas, calzadas llanas; elaborar instrumentos que indiquen el camino a los niños ciegos, y construir materiales didácticos que alienten la participación de los niños ciegos o con limitaciones en su movilidad. · Asegurar que los progenitores de los niños con necesidades especiales, y los propios niños, participen en la planificación de sus actividades recreativas. · Tener en cuenta las necesidades especiales de los niños con discapacidades cuando se construyen guarderías, escuelas, centros de salud y zonas recreativas e instalaciones deportivas. · Nombrar a un especialista municipal en discapacidades, que participe en todas las iniciativas de planificación local. Encontrar y proteger terrenos en la comunidad para el juego y la recreación El espacio es un asunto muy importante, sobre todo en los asentamientos precarios donde el hacinamiento es habitual, y en las zonas residenciales ubicadas en el centro de las ciudades. Las municipalidades deben incautar y proteger todos los terrenos disponibles para ponerlos a disposición de los niños y sus familias como lugares destinados a las actividades de recreación. Es posible limpiar y mejorar, a un costo reducido, lugares como vías ferroviarias abandonadas, ensenadas, mercados informales, pasajes peatonales, y destinarlos a actividades recreativas seguras. Si la municipalidad no puede Mejorar terrenos para el juego 150 costear el mejoramiento de los terrenos, debe permitir que los grupos locales hagan las modificaciones pertinentes para adaptarlos como zonas de juegos. En El Cairo, con la asistencia de las asociaciones de fomento y el apoyo de la organización PLAN International y las autoridades locales, los pobladores despejaron varios basureros de reducido tamaño con el fin de crear zonas verdes y lugares recreativos para los niños. Las asociaciones locales recaudan una cuota de entrada para emplearla en la conservación del lugar44. En El Cairo Otro ejemplo de una cooperación de este tipo es el parque construido por la escuela Eveline Lowe, en Bermondsey, Londres. El parque era un lugar bombardeado, en estado silvestre, antiestético e inaccesible. Por medio de negociaciones con las autoridades locales, la escuela se hizo cargo poco a poco del lugar e hizo modificaciones para ofrecer espacio recreativo no sólo a los niños de la escuela, sino también a otros pobladores de los alrededores. Un estanque, asientos, estructuras para juego, vegetación abundante e incluso una zona para cocinar al aire libre, aumentaron el valor del lugar para todo el vecindario45. En Londres Es preciso crear disposiciones que permitan que todos los espacios de la comunidad sean accesibles para los menores, sin ninguna discriminación. Las autoridades locales deben ser conscientes de las limitaciones que la privatización impone a muchos niños pobres. Si se dejan completamente en manos de las fuerzas del mercado, los lugares abiertos pueden convertirse en sitios segregados y excluyentes, una situación en la cual los hijos de las personas de bajos ingresos salen siempre perdiendo. Como los urbanistas profesionales, a menudo, son partidarios de hacer divisiones funcionales y claras, suele haber una tendencia a segregar cada vez más a los niños de los adultos por medio de la creación de instalaciones recreativas específicas. Es importante mostrar cautela ante tales "mejoras", ya que muchos vecindarios pobres pueden estar ofreciendo ya abundantes oportunidades para el juego. Por ejemplo, cuando la circulación de vehículos es reducida, los niños juegan en las calles y espacios públicos y así disfrutan de la diversidad y de los estímulos derivados de la vida vecinal. Los beneficios superan lo que puede ofrecer cualquier lugar de recreación perfectamente estructurado. Evitar las mejoras innecesarias Algunos de los entornos recreativos menos estimulantes se encuentran en los proyectos de viviendas de clase media con espacios homogéneos de hierba o de cemento. Es importante que las comunidades reconozcan sus puntos fuertes y débiles en relación con esta cuestión, que investiguen métodos para proteger las cualidades y los lugares que enriquecen la vida de sus hijos, al tiempo que intentan eliminar los peligros y ampliar las oportunidades. Los funcionarios locales pueden ayudar a las comunidades a evitar la segregación indeseable de los niños por medio de una política sistemática de planificación de espacios públicos integrados para todas las edades. Cuando en los vecindarios hacinados de la ciudad existe una carencia de terrenos que se puedan usar, las comunidades necesitan el apoyo de las autoridades locales para encontrar otras soluciones. Muchas ciudades emplean zonas poco utilizadas de propiedad del gobierno municipal o nacional, o incluso del sector privado. Es posible que a poca distancia de las zonas residenciales más pobladas haya terrenos ornamentales cuya falta de uso nunca se cuestiona. Solares vacíos, reservados para infraestructuras futuras, pueden emplearse de manera temporal. Áreas destinadas a desfiles, terrenos de escuelas, estacionamientos que no se utilizan durante los fines de semana o por las tardes, zonas de mercado que no se emplean diariamente, pueden Descubrir terrenos fuera del vecindario Comunicación personal, Lalitha Iyer, Plan International, 1997. 45 Comunicación personal, Eileen Adams, 1998. 44 151 servir como espacios recreativos, al menos durante algunas horas de la semana. Si se hace un inventario y una evaluación de este tipo de zonas para establecer sus posibilidades, las comunidades que carecen de acceso a lugares recreativos pueden recibir apoyo para disfrutarlas. · Mejorar cualquier terreno disponible con ayuda de la comunidad para su utilización recreativa; ofrecer a los clubes y organizaciones locales la posibilidad de mejorar y gestionar terrenos municipales vacíos. · Proteger a los niños contra la discriminación y la privatización en la utilización del espacio. · Procurar que las "mejoras" en la comunidad no perjudiquen la calidad del juego; evaluar la forma en que los niños utilizan el espacio antes de hacer cualquier cambio. · Apoyar a los pobladores de los vecindarios superpoblados a encontrar un espacio recreativo en las zonas adyacentes de la ciudad. Acceso a las zonas verdes Las comunidades residenciales requieren espacios naturales donde los vecinos puedan descansar en compañía de otros y satisfacer la necesidad de un contacto con la naturaleza. La capacidad regeneradora del mundo natural es muy conocida, y debe estar disponible para todo el mundo, especialmente aquellos que viven sometidos a las tensiones de la pobreza en las zonas urbanas. Debido a la enorme demanda de terreno que existe en las comunidades de bajos ingresos, no es una sorpresa que haya una escasez de zonas verdes comunales. En esta esfera las municipalidades deben desempeñar una importante función. Contacto con la naturaleza Un entorno natural donde crezca una amplia variedad de plantas y de flores ofrece a los niños las mejores oportunidades para jugar libremente. Un fácil acceso a las zonas naturales resulta en especial significativo para los niños pobres de las zonas urbanas, que a veces no tienen otra alternativa a la ruidosa miseria de la vida ciudadana. Un ejemplo de la importancia de este tipo de lugares fueron los apasionados esfuerzos que hizo un grupo de niños en una comunidad pobre de la zona urbana de Guayaquil, Ecuador, para salvar un espacio natural que había cerca de su asentamiento. Esta zona verde en estado salvaje pertenecía a un colegio vecino y en ella habían jugado los niños durante muchos años. Con el tiempo, habían creado una red de senderos y apreciaban, tanto al terreno como a su fauna, con auténtica veneración y orgullo. Cuando los niños escucharon que el colegio iba a construir en el terreno, intentaron preservar el área con el apoyo de una organización comunitaria. Sin embargo, no pudieron cumplir con su cometido, en parte porque la municipalidad no reconocía el valor de este tipo de espacios para el crecimiento y el desarrollo de los niños46. · Asegurar que la provisión de zonas verdes en la ciudad satisfaga de manera equitativa las necesidades de los ciudadanos ricos y pobres. Trabajadores encargados de fomentar el juego y las oportunidades recreativas Una manera efectiva de mejorar la calidad del juego de los niños de las zonas urbanas hacinadas consiste en capacitar y apoyar a los "trabajadores encargados de fomentar el juego". En todas las comunidades suele haber un Espinosa, M. F. (1997), ‘Working children in Ecuador mobilize for change’, Social Justice Special Issue on Children and the Environment, 24(3): 64–70. 46 152 grupo de individuos interesados en ayudar a los niños y a los jóvenes a descubrir oportunidades recreativas. Permitir que estos animadores espontáneos se conviertan en agentes efectivos para el desarrollo de la comunidad en favor de los menores y en colaboración con ellos exige una mínima capacitación y apoyo por parte de las autoridades locales. Mejorar la oferta recreativa de la comunidad Los trabajadores encargados de fomentar el juego deben comprender la satisfacción que produce en los niños la competencia y considerar que su función es más bien de apoyo en lugar de dirección, y que consiste sobre todo en ayudarles a encontrar las oportunidades que necesitan. Deben actuar de la manera más estrecha posible con las colectividades a las que sirven, y en teoría deben estar en una escuela de la comunidad o en un centro de desarrollo comunitario. Los trabajadores encargados del juego pueden actuar como defensores de las necesidades recreativas de los niños en los procesos de planificación local. Pueden capacitar a progenitores y otros pobladores para que actúen como operarios encargados de fomentar el juego, laborar con ellos para evaluar y mejorar las instalaciones recreativas disponibles en la comunidad, y ayudarles a abordar los peligros que haya en el vecindario y los riesgos derivados del tráfico, antes de pasar a otra nueva comunidad. De esta manera, un cuadro reducido de funcionarios encargados del juego en cualquier ciudad puede ayudar a las comunidades de bajos ingresos a satisfacer las urgencias recreativas de sus hijos. En diversas ciudades europeas, los trabajadores encargados de fomentar el juego suelen estar vinculados con las "zonas de aventuras recreativas", que ofrecen en una zona restringida juegos y atracciones que suponen un reto. Se trata, por lo general, de espacios vallados donde los trabajadores encargados de fomentar el juego facilitan la posibilidad de que los niños establezcan sus propios entornos recreativos. En estos lugares se ofrecen materiales de trabajo y herramientas, y los trabajadores responsables de promover el juego no dirigen las actividades, sino que están a disposición de los niños para contestar cualquier pregunta y, en ocasiones, prestar primeros auxilios. Un submunicipio en Tokio ha establecido varias de estas zonas en medio de los parques de la ciudad, donde los niños construyen presas en pequeños arroyos, levantan viviendas de juguete y cocinan comidas sencillas sobre el fuego, con los trabajadores encargados de fomentar el juego y con sus progenitores. En una de las zonas más densamente pobladas del mundo, estas ocasiones suponen una liberación para poblaciones conocidas por la seriedad que imprimen al trabajo y a las actividades pedagógicas47. Muchos niños que viven en áreas urbanas de bajos ingresos encuentran oportunidades similares de manera espontánea en espacios cercanos a sus viviendas, pero cuando tales oportunidades están limitadas o son peligrosas debido al tráfico u otros obstáculos, las zonas de aventuras recreativas, con el apoyo de trabajadores encargados de fomentar el juego, pueden ofrecer una alternativa atractiva. Promover la causa de los niños Zonas de aventuras recreativas · Mejorar la calidad del juego de los niños por medio de la capacitación y el apoyo a trabajadores encargados de fomentarlo. A su vez, ellos pueden capacitar a miembros de la comunidad para que participen activamente en las labores de apoyo de las actividades recreativas de los niños. · Allí donde las oportunidades no estructuradas para jugar de manera creativa y espontánea sean limitadas, hay que considerar las zonas de aventuras recreativas como una alternativa. Roger Hart, viaje sobre el terreno. 47 153 La participación de la comunidad en la planificación de las zonas recreativas Si la evaluación y planificación de las zonas recreativas de un vecindario hace partícipes a los miembros de la comunidad, hay más posibilidades de encontrar soluciones creativas y económicas al problema que representa un espacio limitado, así como de que las necesidades y las preferencias locales sean consideradas y de que los integrantes de la colectividad acepten más fácilmente la responsabilidad de la gestión y el mantenimiento del lugar. El proceso de planificación debe incluir también a los niños y a los jóvenes, ya que este tema les interesa especialmente. Para leer un análisis sobre la promoción de la participación de la comunidad en los procesos de planificación, véase el capítulo 14. Para un mayor análisis sobre la participación de los niños, véase más adelante. Abordar las necesidades y preferencias locales LA PARTICIPACIÓN POSITIVA DE LOS NIÑOS EN LA COMUNIDAD Es posible tomar medidas para asegurar que los niños tengan la oportunidad de convertirse en miembros productivos y aceptados de la comunidad, de compartir las tradiciones y las actividades, de contribuir en su propio beneficio a la vida y la cultura locales y a la planificación y el proceso de toma de decisiones de la comunidad. Esto implica la existencia de terrenos públicos seguros, de actividades agradables para los niños, de una ausencia de discriminación y de la aceptación de los niños como ciudadanos. La participación de los niños en la vida religiosa, cultural y artística La participación en la vida cultural y religiosa de la comunidad es un elemento muy importante para consolidar la pertenencia de los niños a la sociedad. En algunos casos, la intervención activa de los menores puede tener como consecuencia una actividad cultural estimulante y sostenida, especialmente cuando las presiones y la diversidad de la vida urbana ponen en peligro la supervivencia de las artes y los conocimientos tradicionales. Las escuelas y las organizaciones comunitarias, con el apoyo de las autoridades locales, pueden concebir métodos para mantener estas tradiciones vivas para los niños. En el vecindario de bajos ingresos de Ga-Mashie, en el centro de Accra, Ghana, por ejemplo, la organización comunitaria Cacipo ofrece programas sobre arte tribal a los niños. Este grupo les brinda la posibilidad de aprender a tallar la madera, a fabricar collares, a tejer y a preparar diseños textiles tradicionales, así como a practicar actividades teatrales. El rendimiento es extraordinario, sobre todo en lo que atañe al baile y la música de percusión, y por medio de las actividades de esta organización los niños desempeñan en la actualidad un papel importante al mantener la vitalidad de su herencia cultural. Estas actividades forman parte de un programa más amplio destinado a proporcionar orientación, alfabetización y atención sanitaria48. La utilización de formas tradicionales de arte puede convertirse, también, en un vehículo para la participación de los niños en otras esferas. Por ejemplo, en Sri Lanka, los niños utilizan las canciones, las marionetas y los bailes relacionados con su cultura budista para comunicar a sus familias y a las comunidades los mensajes sobre la salud y el medio ambiente del movimiento Sarvodaya49. En Argentina muchas comunidades se han unido para recuperar las tradiciones locales que habían comenzado a desaparecer como consecuencia de las restricciones impuestas por el gobierno militar. En la comunidad de bajos ingresos de La Boca, en Buenos Aires, alrededor de cuarenta organizaciones Vida cultural estimulante Artes tradicionales Recuperar las tradiciones locales Comunicación personal, Makkenzy-Golightly, Cacipo, Accra, 1997. 49 Hart, R. (1997), Children’s Participation: The Theory and Practice of Involving Young Citizens in Community Development and Environmental Care, Londres: Earthscan/UNICEF. 48 154 locales, entre ellas guarderías, clubes de fútbol y grupos eclesiásticos, colaboran cada año en la celebración del tradicional carnaval de febrero. Muchos niños y miembros de la comunidad participan durante meses en la preparación de actividades de diversos grupos artísticos y teatrales. Con el apoyo de las autoridades locales, durante la época de festividades algunas calles se cierran al tráfico, la municipalidad pone a disposición de la comunidad materiales de sonido y escenarios de propiedad pública para llevar a cabo las presentaciones, y las calles se llenan de quioscos con alimentos y bebidas50. Modelos culturales No sólo las celebraciones marcan la vida cultural de una comunidad, también el medio ambiente material. Un entorno establecido durante un cierto tiempo ofrece oportunidades para que la gente desempeñe sus modelos tradicionales de vida. En Bhaktapur, Nepal, por ejemplo, se construyeron altares hindúes tradicionales en las paredes de las viviendas, donde los niños pueden practicar rituales religiosos con sus familias. Un complejo de viviendas recientemente construido en la ciudad prescindió de este tipo de altares51. Las personas que participan en la toma de decisiones deben ser conscientes de las implicaciones que estos factores, aparentemente menores, tienen sobre la vida de los niños, y por medio de una planificación con participación, deben asegurar que el entorno de los vecindarios permita a los menores experimentar su identidad cultural durante las actividades cotidianas. En los vecindarios de bajos ingresos en Nueva York, donde viven personas de origen puertorriqueño, sus habitantes han incorporado las tradiciones del grupo en la estructura de la vida comunitaria, mediante la ocupación de solares vacíos donde cultivan plantas y practican actividades culturales y sociales. En estos jardines hay trabajos artísticos, altares religiosos y "casitas" o pequeñas construcciones de madera. Estos lugares, que se utilizan para el descanso y para celebrar presentaciones, actos especiales y fiestas religiosas, sirven como refugio de un entorno urbano saturado y también como un vínculo esencial con la cultura tradicional puertorriqueña. En ellos se ofrecen clases de música y artes tradicionales, y los miembros de la comunidad pueden aprender sobre el cultivo y el uso medicinal de las plantas. La arquitectura, el cultivo de las plantas y las actividades sociales contribuyen a disfrutar una cultura diferente en el mosaico de una gran ciudad52. En muchas zonas urbanas hay grupos culturales y religiosos diferentes que viven el uno junto al otro, en algunas ocasiones cómodamente, pero la mayoría de las veces en una situación de tensión e incluso de hostilidad. Tales tensiones pueden abordarse de manera efectiva durante la infancia, y la familiaridad con la vida cultural y religiosa de grupos diferentes puede contribuir a fomentar la tolerancia, el interés y la aceptación. El desafío es apoyar a los grupos para que mantengan su identidad cultural, al tiempo que se aliente la tolerancia y el respeto por los otros. Las actividades de la escuela no son un sustituto de la vida cultural en el vecindario, pero desempeñan una función muy importante, especialmente en las comunidades donde hay más de un grupo diferente. En lugar de evitar actos culturales, por considerar que tienen la posibilidad de dividir a las comunidades, las escuelas pueden reconocer y celebrar las tradiciones de todos los grupos por igual y, al mismo tiempo ofrecer información para alentar la comprensión. En Paranoa, comunidad de bajos ingresos de Brasilia, Brasil, una escuela local organiza con frecuencia festivales para celebrar las tradiciones de los diversos grupos étnicos de la colectividad, aquellos que tienen al mismo tiempo raíces nativas y africanas. Los grupos comunitarios pueden desempeñar una función similar. La Asociación de Teatro Educativo de Filipinas capacita a animadores para que trabajen con niños de grupos marginales a fin de realizar actividades teatrales sobre sus preocupaciones, y de este modo promover la comprensión y la tolerancia Comunicación personal, Nilda Cosco, IPA Argentina, 1998. 51 Hart, Roger, viaje sobre el terreno. 52 Winterbottom, D. (1998), ‘Casitas, gardens of reclamation: The creation of cultural/social spaces in the barrios of New York City’, 29th Annual Conference of the Environmental Design Research Association, St Louis, Estados Unidos. 50 155 entre los diversos grupos culturales de Filipinas53. · Promover la celebración pública de festivales y actos religiosos y culturales. · Apoyar las actividades de los grupos para preservar sus costumbres y su modelo de vida en el marco de la comunidad local por medio de la planificación con participación. · Adoptar una posición firme contra la discriminación de cualquier tipo en la gestión de los actos y los espacios públicos, y de todas las instituciones públicas. · Ofrecer capacitación a los maestros, a los trabajadores comunitarios, a los encargados del juego y a otras personas a fin de que respondan con sensibilidad ante las diferencias culturales, religiosas y étnicas, y para que festejen con los niños estas diferencias. · Verificar que los miembros de todos los grupos locales participan en la planificación y la utilización de los terrenos comunitarios. Clubes y organizaciones infantiles En todo el mundo existen organizaciones o clubes infantiles independientes de la escuela. Normalmente se orientan hacia el desarrollo social y moral, y por lo general trabajan en proyectos que ofrecen servicios a la comunidad. En los últimos años muchas de estas organizaciones han aumentado su grado de participación, y brindan a los niños la oportunidad de establecer las actividades y proyectos que deseen llevar a cabo. Aunque suelen contar con metas específicas, como ayudar a los niños a aprender a leer o a encontrar empleo, también son lugares donde los menores pueden sentirse escuchados y disponer de un sitio para descansar y jugar. En Ecuador, el Programa del Menor Trabajador (PMT) es un ejemplo que ha hecho partícipes a miles de niños en proyectos de acción participativos y sistemáticos con la intervención de clubes locales54. El PMT ha establecido centros en las zonas urbanas pobres llamados "espacios alternativos", donde los niños, la mayoría de los cuales no asiste a la escuela, pueden jugar, aprender y participar en actividades relacionadas con sus derechos. El objetivo es convencer a estos niños de que son ciudadanos provistos de capacidad suficiente para decidir su propio futuro. Cada año, los representantes elegidos en cada uno de los centros asisten a conferencias regionales y nacionales donde deciden el tema de la Convención sobre los Derechos del Niño que el programa nacional abordará en ese año. Cuando regresan a los centros locales, los menores utilizan el método de la investigación de acción participativa para definir los problemas locales relacionados con el tema escogido. Primero conciben proyectos de escala reducida, con asistencia del personal del centro, que luego llevan a cabo ellos mismos en sus comunidades. Luego, con grupos de niños de otros centros, debaten el tipo de acciones de mayor alcance que debe llevar a cabo la municipalidad. Una red de organizaciones comunitarias locales presta apoyo a estas actividades, en colaboración con instituciones gubernamentales y profesionales influyentes en el ámbito municipal. En cada comunidad se ha establecido una relación de trabajo con los dirigentes políticos locales; para discutir con ellos la forma en que la municipalidad puede servir de ayuda, se los suele invitar a los actos que celebran los niños55. Los clubes y las organizaciones pueden resultar de particular importancia para los adolescentes, que buscan todo tipo de oportunidades para establecer Participación en Ecuador Hart 1997, ob. cit. Nota 49. 54 Espinosa 1997, ob. cit. Nota 46. 55 Hart 1997, ob. cit. Nota 49. 53 156 contactos sociales significativos con sus iguales (véase también el capítulo 2)56. En el caso de las actividades relativas a este grupo de edad, los adultos que prestan asistencia deben tratar de mantenerse al margen. Aunque tienen que estar siempre dispuestos a escuchar, al mismo tiempo deben actuar sin prejuicios sobre los valores e intereses cambiantes de los jóvenes. Esto no significa que pasen por alto cuestiones sobre la moralidad o los valores. Por el contrario, es preciso que alienten el debate sobre estas importantes nociones, a fin de que los jóvenes encuentren apoyo a la hora de forjar valores firmes derivados de un análisis personal. Trabajar con los adolescentes Las escuelas pueden ser un buen lugar para situar los clubes, ya que muy a menudo sus instalaciones no se utilizan al máximo después de las horas de clase y disponen de muchos de los recursos que las organizaciones juveniles necesitan. Pero los niños que trabajan perciben a menudo las escuelas como un entorno poco acogedor57. Si la escuela está negativamente asociada con un alto grado de autoridad, el entorno puede resultar todavía menos favorable para practicar en él una actividad basada en la participación. Debido al historial de este tipo de organizaciones, ayudar a crear espacios donde los jóvenes pasen el tiempo juntos y decidan actividades conjuntas suele ser una buena inversión de cualquier municipalidad interesada en potenciar la vida comunal. · Apoyar la creación de clubes basados en la participación para los niños y jóvenes y, siempre que sea posible, ofrecer a estas organizaciones cualquier espacio disponible. · Permitir que los niños participen en las cuestiones comunitarias por medio de sus organizaciones. · Ofrecer capacitación para los trabajadores juveniles de ambos sexos, que sean capaces de abordar las cuestiones sin prejuicios y de ofrecer modelos de comportamiento para los jóvenes. · Comprometer a los jóvenes, y a las niñas tanto como a los niños, en la planificación y la gestión de sus clubes. Acceso a la información Las autoridades locales deben apoyar de manera activa el derecho de la infancia a la información (artículo 17). Es preciso evitar, sin embargo, que esta medida sirva para justificar la manipulación política de los jóvenes. Los niños y adolescentes necesitan acceder a la información que promueva su salud y su bienestar, que ponga a su disposición de manera creciente los recursos de la ciudad, que les familiarice con sus derechos y que apoye sus actividades de aprendizaje activo. Tradicionalmente se piensa que los niños obtienen información por medio de la escuela. Pero no todos los niños asisten a la escuela, y no todas las escuelas ofrecen a los niños el acceso a los recursos que necesitan. No todos los niños saben leer, ni comparten el mismo idioma. Es preciso tener todos estos factores en cuenta cuando se trata de que la información sea verdaderamente accesible. Los medios de difusión constituyen una importante fuente de información para la mayoría de los niños de las zonas urbanas, y es posible utilizarlos de manera constructiva. En Cali, Colombia, por ejemplo, la televisión local emite mensajes sobre la tolerancia, el uso de armas y el manejo de vehículos con responsabilidad. A veces resulta más efectiva la difusión de información sobre cuestiones de salud mediante tiras cómicas, radio y televisión, así como por Ibíd; y Bryce-Heath, S. B. (1994), ‘The Project of Learning from the InnerCity Youth Perspective’ en Villarruel, F. A. y Lerner, R. M. (eds), Promoting Community Based Programs for Socialization and Learning, San Francisco: Jossey Bass. 57 Blanc, C. S. y colaboradores (1994), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y London Gordon and Breach. 58 Boyden, J. y Holden, P. (1991), Children of the Cities, Londres: Zed Books. 56 157 medio del contacto personal. Las autoridades deben asegurar que en la programación de los medios de difusión locales se conceda la debida prioridad a la necesidad de los niños de recibir información. Muchos observadores están preocupados porque los contenidos de violencia del cine y la televisión contribuyen a promover anomalías entre los niños y adolescentes, y diversos estudios han defendido con firmeza que la observación de la violencia estimula la agresión58. Otra preocupación es el grado en que los medios de difusión consideran a los niños como consumidores. El acceso a las películas y a los videos no parece entrañar grandes dificultades, incluso en el caso de los niños pobres. Un estudio en uno de los vecindarios más pobres de Accra descubrió que el 75 % del público que acude a los populares centros de video de la localidad son niños y adolescentes, y que 60 % de los niños entrevistados preferían mirar películas violentas de acción. Algunos pagaban el boleto de admisión con el dinero que habían ganado; otros utilizaban el dinero asignado para la comida o recurrían a robos menores59. Utilización de los medios de difusión Violencia y los medios de difusión El Comité de los Derechos del Niño, que supervisa el cumplimiento internacional de la Convención, ha informado sobre algunas tendencias entre los medios de difusión de masas a incitar a la violencia étnica y la discriminación. Los niños, según indica el Comité, tienen derecho a una información que promueva la tolerancia y la comprensión entre los grupos, y es preciso erradicar todo tipo de programación que se oponga a este objetivo60. Las bibliotecas locales deben estar abiertas a todos los niños, no sólo a los que asisten a la escuela. Además de almacenar libros y periódicos, también pueden ofrecer anuncios de servicio general y publicaciones relacionadas con la salud y temas similares. Todos los informes e investigaciones sobre la comunidad deben estar disponibles en la biblioteca, junto a otras publicaciones más tradicionales. Existen muchos ejemplos interesantes de bibliotecas "alternativas" para personas que no disponen de un fácil acceso a las bibliotecas oficiales. En Manila, por ejemplo, los trabajadores de la calle llevan a la comunidad carros de la biblioteca llenos de libros. En Olongapo, también en Filipinas, el Working Committee for Street and Urban Working Children dispone de un remolque biblioteca donde los niños que trabajan pueden acudir cuando tienen algún momento libre en sus actividades de recolección de basura o venta de productos en el mercado. En Caracas, Venezuela, el programa Bancos de Libros permite a los adultos tomar en préstamo pequeñas cajas de libros con el fin de ofrecer un servicio de minibibliotecas en sus comunidades, donde no hay escuelas primarias ni bibliotecas. Algunos de estos bibliotecarios voluntarios dictan clases no estructuradas de alfabetización en las puertas de sus hogares, y permiten que sus estudiantes se lleven los libros a casa para poder estudiar61. Otro planteamiento efectivo para ofrecer información a los niños es el "móvil verde" de Buenos Aires, patrocinado por un sindicato de trabajadores. Esta camioneta lleva juguetes y juegos a los niños de las zonas urbanas, así como películas y videos sobre educación ambiental urbana. Se traslada de un lugar a otro, usualmente en visitas de dos horas, pero a veces durante más tiempo cuando se trata de actividades especiales. Funciona como un centro comunitario en miniatura, se utiliza como centro de recursos y base de datos, y ofrece juegos interactivos y accesorios didácticos para enseñar soluciones prácticas a los problemas del medio ambiente. En 1996, el "móvil verde" prestó servicios a tres mil quinientos niños de las escuelas públicas y de las organizaciones comunitarias, y presentó talleres acerca de agua, aire, basura, flora y fauna urbanas y nutrición62. Bibliotecas Tagoe, G. T. (1985), Children and Adolescents and Video Films and Discotheques: A Study of the Jamestown and Mamprobi Areas of Accra, University of Science and Technology, Kumasi Faculty of Social Sciences, tesis. 60 Hodgkin, R. y Newell, P. (1998), Implementation Handbook for the Convention on the Rights of the Child, Nueva York: UNICEF. 61 Hart, R. viaje sobre el terreno. 62 Comunicación personal, Nilda Cosco, 1998. 59 158 Los niños tienen también el derecho de participar en la creación y difusión de la información. En muchos casos, los niños pueden ser la mejor fuente de información para los demás jóvenes. En Paranoa, Brasil, el programa artístico de una escuela local ha ofrecido a los estudiantes la posibilidad de realizar videos sobre asuntos que consideren importantes. Uno de los videos, realizado por niñas embarazadas y progenitores adolescentes pertenecientes al grupo, trató sobre los problemas del embarazo y la paternidad y la maternidad cuando se es joven, y fue difundido entre otros chicos y chicas63. El programa de radio para miembros de pandillas juveniles en México, descrito anteriormente, ofreció la oportunidad para que estos jóvenes debatieran temas con gran intensidad de una manera responsable. En El Salvador, los adolescentes de la ciudad norteña de Victoria dieron un paso más, con el apoyo de un adulto, dirigen la estación de radio comunitaria, una de las doce estaciones de radio que hay en el país. Los adolescentes no sólo gestionan los detalles prácticos relativos al manejo de los materiales, sino que son responsables de la programación y de que los pobladores locales estén al tanto de los asuntos que les afectan64. También hay cientos de buenos ejemplos de periódicos producidos por niños65. Un grupo de niños en Nepal, por ejemplo, ha participado recientemente en la creación de periódicos callejeros que se exhiben en los muros de sus ciudades, como una forma de ejercer sus derechos y de informar a los otros sobre temas que les parecen importantes. El “móvil verde” de Buenos Aires Mantener a los otros informados Radio Periódicos · Asegurar que los niños y adolescentes tengan acceso a la información que necesitan, con la ayuda de diversos medios de difusión, a fin de gestionar su vida de manera efectiva. · Apoyar los programas locales que utilizan el potencial constructivo de los medios de difusión. · Apoyar la difusión de libros y de otros recursos entre los niños que no acuden a la escuela. · Apoyar las oportunidades para que los jóvenes participen en la creación y propagación de la información. Alentar la aceptación de la participación de los niños La responsabilidad democrática se adquiere con la práctica y es posible fomentarla desde una edad temprana. Se puede alentar a los niños y a los adolescentes a que hagan preguntas, intervengan en los debates y sumen sus contribuciones a las de los adultos en una gama diversa de actividades locales. A medida que crecen y se desarrolla su capacidad para la participación, los niños tenderán a participar de una forma cada vez mayor en sus comunidades, si se les ofrece la oportunidad66. El personal municipal que trabaje directamente con las organizaciones comunitarias puede recordar a sus dirigentes el derecho de los niños a expresar su opinión, y a que sus mayores los orienten gradualmente hacia el desempeño de un civismo responsable. También pueden llevar a cabo una función activa utilizando a las niñas y los niños como recurso. El derecho del niño a expresar su opinión puede ser una cuestión controversial, especialmente en las sociedades o grupos donde la obediencia y el respeto hacia los adultos son la norma general. No resulta efectivo promover el derecho del niño en esta esfera sin el apoyo y la participación de los progenitores y los miembros de la comunidad. Si los padres sienten que su autoridad se menoscaba, es posible que resistan airadamente y que no demuestren ninguna intención de atender a cualquier aspecto de la Convención. Esto suele ocurrir, sobre todo, cuando los padres no comprenden en toda su Hart 1997, ob. cit. Nota 49. 64 Bartlett, S., viaje sobre el terreno 1996. 65 The Bureau of Young GRAPEs, (1996), We’re in Print The Whole Story by Kids for Kids, Nueva York: City University of New York, Graduate School. 66 Adams 1998, ob. cit. Nota 37; Hart 1997, ob. cit. Nota 49. 63 159 amplitud sus propios derechos. Los niños suelen tener más posibilidades de disfrutar el derecho a participar en su propia vida con el apoyo de sus familias si se dan las siguientes condiciones: • ofrecer primeramente a los progenitores la posibilidad de comprender sus derechos y de actuar como individuos titulares de derechos; • asegurar a los progenitores la oportunidad de debatir en grupo la forma en que la Convención puede entenderse y ponerse en práctica en el ámbito local; • enseñar a los niños a expresar sus opiniones de manera que no se infrinjan las expectativas de respeto a los adultos; El derecho a la participación de los niños Obtener el apoyo de los progenitores • alentar tanto a los progenitores como a los niños a reconocer que las responsabilidades son un elemento importante de los derechos, y que una participación activa en la planificación, la toma de decisiones y la gestión comunitaria son elementos básicos para ser ciudadanos en una sociedad basada en los derechos. El vecindario es un entorno ideal para aprender aptitudes cívicas. Cuando existe un alto grado de autonomía local en materia de planificación y gestión del entorno del vecindario, es posible que se abran muchas oportunidades de participación, y que las mejores se deriven del propio deseo de los niños de sentirse útiles. La estación de radio ya descrita no fue organizada inicialmente por los jóvenes; simplemente ellos fueron los miembros de la comunidad que se encontraban disponibles y que deseaban trabajar cuando se estableció la estación de radio. Lo más importante fue que la comunidad reconoció y apoyó sus deseos, y que aprendieron los conocimientos técnicos necesarios para asumir una función responsable. El deseo de los niños de sentirse útiles La forma más evidente de hacer partícipes a los niños es por medio de proyectos que les interesan de forma inmediata, como por ejemplo la planificación y gestión de espacio para el juego y la recreación. Debido a que son los niños quienes mejor saben lo que quieren y que pueden experimentar directamente los resultados de sus actividades, por lo general suelen estar dispuestos a contribuir. Pero puede haber otras muchas esferas en las que su participación sea útil y deba alentarse. El Programa de Menores Trabajadores de Ecuador ha demostrado que los niños pueden hacer investigaciones, dirigir campañas para evitar la contaminación y planificar y llevar a cabo proyectos tales como la construcción de puentes para mejorar el acceso local a diversos establecimientos67. Otro ejemplo excelente del uso de la investigación participativa con los niños es el proyecto internacional Growing Up in Cities (GUIC), que cuenta con la participación de niños de siete países en investigaciones de acción sobre sus comunidades. No sólo han recopilado información, sino que han hecho una labor de seguimiento con una gama de iniciativas para mejorar sus entornos, entre ellas el diseño y la planificación de actividades, tareas de organización comunitaria y acciones para asegurar el compromiso adquirido por los organismos locales de gobierno68. (Véase la lista de recursos para analizar los métodos utilizados y puestos a prueba.) • Promover la concientización sobre el derecho del niño a la participación, y responder a la necesidad de apoyo de los progenitores y la comunidad. • Alentar la presencia de los niños en las reuniones locales y las sesiones de Hart 1997, ob. cit. Nota 49; Espinosa 1997, ob. cit. Nota 46. 68 Driskell, D. (en la imprenta) Creating Better Cities with Children and Youth, París: UNESCO. 67 160 planificación. • Asegurar que los organizadores comunitarios reciban capacitación para apoyar la participación, especialmente de los niños. Los niños como catalizadores del cambio La participación de los niños en sus comunidades puede ser mucho más que una oportunidad de aprendizaje. Si se considera con seriedad, puede tener firmes consecuencias políticas. En algunos casos los niños comienzan a desplegar la iniciativa, a menudo de una manera sorprendente e inesperada. Sus nociones de igualdad y de justicia suelen estar desprovistas de cinismo, apatía o consideraciones "prácticas", y sus prioridades pueden ser muy diferentes de las que proponen los adultos. En Colombia, donde los ciudadanos están cada vez más desilusionados e intimidados por la corrupción habitual, las atrocidades, los asesinatos, los secuestros y los negocios ilícitos, el Movimiento de los Niños en Favor de la Paz ha sido el catalizador que comenzó a transformar el país hacia una nueva dirección. En octubre de 1996, más de 2,7 millones de niños colombianos, con edades entre los siete y dieciocho años, participaron en una elección especial, en la cual decidieron cuáles derechos eran para ellos los más importantes. Los niños votaron abrumadoramente en favor del derecho a la vida y a la paz, y los adultos de la nación se vieron obligados a responder. Este movimiento infantil ha tenido una gran relevancia no sólo en el plano nacional, sino también en el ámbito local, ya que permitió fijar como un derecho jurídico el derecho de los niños a participar en las reuniones municipales. Este factor reavivó el interés de muchas comunidades por mejorar los resultados de estas reuniones y fortaleció la democracia local. El movimiento de los Niños en Favor de la Paz, Colombia Los niños y adolescentes son cada vez más una presencia importante en los debates municipales, y su representación sistemática en todas las municipalidades avanza gradualmente. Esta participación en los asuntos locales ha surgido como medio y como fin para la promoción de la paz, incluso en las comunidades y las municipalidades más violentas. En lugar de afrontar la desalentadora decisión de unirse a los grupos armados, o de aceptar en silencio la situación, los niños tienen ahora la oportunidad de trabajar activamente en favor de la paz. Ellos, sus comunidades y su país se encuentran mucho mejor gracias a su participación69. Las personas que trabajan con niños y adolescentes deben ser conscientes de que su participación puede llevar a situaciones nuevas e inesperadas, y han de estar preparadas en la mayor medida posible para apoyar el idealismo de la juventud. SUPERAR LAS FRONTERAS DE LA COMUNIDAD LOCAL Hay muchas oportunidades en las ciudades que no abundan en el ámbito vecinal, y es necesario que todos los jóvenes de la ciudad, especialmente los más pobres, puedan acceder a estas oportunidades a un costo reducido o de forma gratuita. Brasil se ha destacado en la prestación de este tipo de oportunidades. En la ciudad de Santos, la municipalidad ha organizado múltiples actividades infantiles basadas en diversos aspectos culturales. Se representan obras infantiles y se dictan clases de baile, de pintura y de otras actividades culturales, así como una serie de oportunidades recreativas. En instalaciones municipales o contratando terrenos de otras organizaciones, se han organizado competiciones deportivas entre escuelas. Más de cuatro mil niños han podido participar en clases de salto de olas y otros deportes, en los que han tenido Oportunidades en Brasil Cameron, S. (1998), Making Peace with Children, UNICEF Colombia. 69 161 prioridad los niños con menores posibilidades de practicar actividades recreativas70. En São Paulo, un sindicato de trabajadores ha financiado una piscina para tres mil niños, y por medio de la comunidad, los niños pobres pueden pertenecer a una orquesta de música clásica y contribuir a la vida artística de la ciudad. En Copacabana, la playa de Rio de Janeiro a la que acuden personas de altos ingresos, hay instalaciones populares recreativas que pueden utilizar los pobres tanto como los ricos. Los jóvenes nadan y practican voleibol, aprovechan zonas de ejercicio y corren en una pista de carreras continua sin costo alguno71. Es preciso alentar de manera positiva el deseo de los jóvenes de conocer nuevas experiencias y disfrutar de una mayor independencia y familiaridad con la ciudad en general, a fin de fomentar una concientización y apreciación de toda la sociedad. Por medio de investigaciones basadas en la participación de niños y de jóvenes de diferentes vecindarios, es posible diseñar mapas y folletos donde se señalen los recursos accesibles para los jóvenes mediante el sistema de transporte público municipal. Es posible también apoyar la participación de los niños en la gestión y la toma de decisiones más allá de la comunidad local. En diversas ciudades, los niños y adolescentes participan actualmente en concejos y comités municipales que se orientan hacia los derechos del niño y la satisfacción de sus necesidades. Resulta importante asegurar que no sean miembros simbólicos, y que participen como representantes activos y experimentados de los grupos comunitarios locales. Los niños y la gestión municipal • Asegurar que las instalaciones culturales y recreativas de la ciudad estén a disposición de todos sin discriminación, y ofrecer apoyo financiero a los jóvenes de las comunidades de bajos ingresos cuando sea necesario. • Ofrecer a los niños mayores y a los adolescentes la información necesaria para utilizar al máximo los recursos de la ciudad. • Hacer partícipes a los niños y a los adolescentes, como representantes de sus organizaciones locales, en comités municipales centrados en cuestiones de interés de los niños. 70 Santos, ciudad de (1996), ‘Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program’, ciudad de Santos, SP, Brasil. 71 Hart, R., viajes sobre el terreno. 162 8 El cuidado del niño y la niña La realidad de la pobreza urbana puede interferir gravemente con la capacidad de proporcionar un cuidado adecuado para los niños de corta edad. Los cambios en la estructura familiar, las modalidades de trabajo de la mujer y los entornos donde la vida resulta problemática hacen que muchos niños carezcan de las condiciones que mejor protegen su desarrollo durante sus años más vulnerables. En la Convención se reconoce que los hijos de padres trabajadores tienen derecho a un cuidado adecuado durante su niñez, y también se exhorta al Estado a que asegure la salud infantil y el desarrollo pleno (artículos 18, 24 y 27). Estos servicios no deberían considerarse por separado, y ningún entorno en el que se preste atención al niño debe limitar sus funciones a mantener a los niños alejados del peligro mientras sus padres trabajan. El cuidado del niño puede utilizarse de manera productiva como una base desde la cual se ofrezca a los recién nacidos y a los niños de corta edad las oportunidades que necesitan a fin de progresar durante estos primeros años que son tan importantes. La inversión en programas amplios de cuidado infantil, asequibles y de alta calidad, puede tener grandes repercusiones en el desarrollo del niño a largo plazo y en la estabilidad de sus familias. La existencia de servicios de atención para niños de corta edad puede parecer una anomalía en las culturas que tradicionalmente han recurrido a la familia ampliada para recibir este tipo de apoyo. Pero las realidades han cambiado; las estrategias de supervivencia de las familias de las zonas urbanas que viven en una situación de pobreza implican, a menudo, que no hay ningún adulto en el hogar que pueda ocuparse de los niños más pequeños, debido a que la subsistencia depende, generalmente, del trabajo asalariado fuera del hogar. Utilizar a los hermanos mayores para que cuiden a los más pequeños no es una solución real, ya que por lo general esto significa que puede privarles de una educación. Tampoco es razonable que las madres se lleven a sus hijos más pequeños al lugar de trabajo, a menos que allí se ofrezca un servicio de guardería. La existencia de soluciones alternativas es, a menudo, un factor fundamental para una buena El cuidado del niño puede llegar a convertirse en un punto de arranque de otros servicios fundamentales como la atención de la salud, la administración de suplementos alimentarios y la educación de los progenitores. Estos programas integrados de la atención simplifican la vida de las familias sobrecargadas de trabajo y los efectos acumulativos en los niños pueden llegar a ser importantes. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com 163 atención. Incluso cuando en el hogar hay adultos durante el día, las presiones y las restricciones de la pobreza en las zonas urbanas pueden limitar gravemente la calidad de la atención disponible para los niños de corta edad. Cuando el espacio es mínimo y probablemente está plagado de peligros, y cuando la madre o los abuelos están en exceso ocupados con las tareas de la supervivencia diaria, la posibilidad de practicar juegos y relaciones que estimulen la curiosidad del niño suele ser muy limitada. El cuidado alternativo durante el día puede ofrecer un alivio a los padres sobrecargados de trabajo, convertirse en una fuente de información y apoyo y alentar el desarrollo positivo de los niños por medio de atención sanitaria, de la nutrición, y del crecimiento intelectual y social, durante estos años fundamentales. Aunque la atención y la educación del niño en la primera infancia son una fuente demostrada de apoyo para las familias y los niños, raras veces se cuenta con una financiación disponible para crear respuestas amplias y estructuradas 1 . Tampoco debe asumirse que los programas basados en guarderías son la mejor solución para todos los niños. Las guarderías en las comunidades de las zonas urbanas empobrecidas casi siempre presentan sus propios problemas. Especialmente entre los niños más pequeños, las opciones basadas en la familia dentro de la comunidad pueden ser preferibles. Se ha demostrado que las guarderías tienen más posibilidades de ofrecer un apoyo positivo para el desarrollo cuando los niños son mayores de dos años, y cuando acuden a ellas sólo una parte del día. Las soluciones no estructuradas y los programas basados en la comunidad deben formar una parte importante de cualquier sistema de cuidado infantil2 . Una gama de posibilidades en materia de atención EL PAPEL DE LAS AUTORIDADES LOCALES El apoyo municipal es fundamental para la creación de instalaciones integrales de cuidado infantil en toda la ciudad. Mediante la provisión de capacitación, respaldo técnico y asistencia material, las autoridades locales pueden asegurar un cuidado infantil de alta calidad, ofrecer oportunidades de empleo a las mujeres y crear un punto de acceso para otros servicios. El apoyo oficial es esencial mediante la utilización más adecuada de los fondos nacionales y la coordinación de las actividades de los grupos comunitarios y de los recursos no estructurados de la comunidad. Evaluación de la situación La primera medida consiste en evaluar la situación desde el punto de vista más local. Para hacer una planificación adecuada es necesario conocer lo siguiente: Kagitçibasi, C. (1996), Family and Human Development Across Cultures, Mahwah, New Jersey: Lawrence Erlbaum. 2 Véase Myers, R. (1992), The Twelve who Survive: Strengthening Programmes of Early Childhood Development in the Third World, Londres: Routledge, para obtener un análisis amplio de los distintos tipos de programas en los países del Sur. 1 • cuáles son los niños que se quedan solos, que están bajo el cuidado de sus hermanos mayores o que acuden con sus progenitores al trabajo; • cuáles son los niños que necesitan apoyo o intervenciones en materia de desarrollo; • qué tipo de servicios existen ya en la comunidad, tanto estructurados como no estructurados; • qué nivel de apoyo es necesario para que estos servicios satisfagan las necesidades de los niños de manera adecuada; 164 • qué mujeres, que no trabajan podrían decidir ponerse a trabajar para mejorar la situación de sus familias si hubiera disponible un buen cuidado para sus hijos; • qué tipo de apoyo necesitan las personas encargadas de la atención en el hogar a fin de proporcionar un buen cuidado para los niños que tienen a su cargo. • Hacer una evaluación integral sobre las necesidades, la provisión y los recursos sin explotar en materia de cuidado infantil en la localidad, basándose en los conocimientos de los pobladores del lugar. Cameron, S., Kandula, N., Leng, J. y Arnold, C. (1998), Urban Childcare in Bangladesh, Save the Children: USA. 4 Morley, D. y Lovel, H. (1986), My Name is Today: An Illustrated Discussion of Child Health, Society and Poverty in Less Developed Countries, Londres: Macmillan. 5 Kagitçibasi, 1996, ob. cit. Nota 1. 3 Aprovechar los recursos de la comunidad Cualquier programa destinado a ofrecer cuidado a los niños en una comunidad debería utilizar los servicios no estructurados que en la actualidad ya existen, las instituciones y las instalaciones de la zona, y los conocimientos y aptitudes sin explotar de los miembros de la colectividad. Mediante la capacitación de las mujeres de la localidad, la modernización de las instalaciones locales (ya sea en las viviendas privadas o en los espacios comunales), la disponibilidad de materiales para utilizarlos con los niños, y la prestación de un apoyo constante a las personas encargadas de la atención, debería ser posible crear un sistema de atención de alta calidad con la máxima utilización de los recursos comunitarios existentes. Un estudio reciente efectuado por Save the Children en Dhaka sobre los sistemas de cuidado infantil de los trabajadores de la industria de la confección descubrió que un número sorprendentemente elevado de niños (un 42%) estaba al cuidado de sus abuelas. Lo más necesario era, no tanto la provisión de alternativas, sino de información, educación, apreciación y apoyo ocasional para las personas que ya estaban ofreciendo atención3. Otras personas mayores, o las personas desempleadas, podrían estar igualmente dispuestas a ofrecer cuidado infantil con este tipo de apoyo. Las abuelas de Dhaka • Ofrecer apoyo técnico y asistencia material para las soluciones existentes y potenciales de cuidado de la infancia. Integrar el cuidado de la infancia con la prestación de otros servicios El cuidado de la infancia es un punto de acceso excelente para la prestación de otros servicios fundamentales, que a menudo se ofrecen por medio de programas separados cuyos calendarios pueden, incluso, entrar en conflicto. Un estudio efectuado en Colombia demostró la validez de los enfoques integrados: tres grupos de niños pobres desnutridos recibieron grados diferentes de atención, y los resultados del estudio se compararon con un grupo de niños provenientes de familias acomodadas. El primer grupo recibió sólo atención sanitaria, y después de dos años los cambios fueron mínimos. El segundo grupo recibió atención sanitaria y alimentación suplementaria, y su tasa de crecimiento se equiparó con la de los niños acomodados. El tercer grupo recibió atención sanitaria, de la nutrición y un entorno recreativo estimulante, y se equiparó física e intelectualmente con el grupo de control4. Los programas de capacitación y de refuerzo dirigidos a los progenitores pueden ser un complemento muy valioso para la atención integral. Un estudio efectuado en Turquía descubrió que cuando las madres recibían capacitación para comprender y apoyar el desarrollo de los niños, se incrementaban de manera notable los beneficios a largo plazo de la atención integral5 . Un estudio comparativo de Colombia Coordinación de servicios Cuando en una guardería se ofrece una gama diversa de servicios, la vida de los progenitores abrumados de trabajo puede simplificarse de forma 165 considerable. La relación periódica con niños de corta edad y sus familias permite crear una continuidad en la prestación de los servicios, y los beneficios añadidos pueden ser importantes. Esta misma continuidad permite que el valor de los distintos servicios se haga patente con el tiempo. Cuando una familia sólo acude a una clínica en caso de enfermedad, por ejemplo, la mejora en la salud de los niños debida a los programas de atención de la infancia puede demostrar a las familias la importancia que tiene la atención preventiva. Hay varias formas de crear la integración de los servicios. El apoyo nutricional puede formar parte del programa cotidiano habitual de cualquier establecimiento dedicado a la atención de la infancia. Mediante servicios de divulgación llevados a cabo por los centros de salud, es posible ofrecer exámenes médicos sistemáticos, vacunación, análisis de los servicios sociales y clases para los progenitores. En el momento de planificar una instalación, es posible intentar que los servicios de atención infantil estén situados cerca de locales donde se ofrecen otros servicios, como, por ejemplo, un centro comunal. Las autoridades locales pueden ayudar a elaborar una planificación conjunta, una coordinación de los servicios pertinentes y el apoyo de las actividades de la comunidad y las ONG por medio de un respaldo técnico y asistencia material. Satterthwaite, D., Hart, R., Levy, C., Mitlin, D., Ross, D., Smit, J., Stephens, C. (1996), The Environment for Children, Londres: Earthscan. 6 Compartir el espacio • Utilizar las guarderías como punto de acceso para la prestación de servicios integrados para los niños y las familias. Fijar normas sobre la atención sanitaria Cualquier lugar donde los niños de corta edad pasan el tiempo de manera habitual debe cumplir con ciertas normas básicas de salud, seguridad y desarrollo psicosocial. Puede que haya códigos nacionales para regular las guarderías, pero debido a que las condiciones varían mucho de un lugar a otro, es aconsejable que las autoridades locales, con el apoyo de expertos en cuestiones sobre la primera infancia, establezcan una serie de normas que resulten pertinentes en el plano local. A fin de asegurar el cumplimiento de estas normas, es necesario que se ponga en práctica alguna forma de supervisión oficial. Las personas cuya tarea consiste en asegurar que se cumplen las normas, deberían servir también de recurso para los prestadores de cuidado de la infancia, ofreciéndoles acceso a la orientación y el apoyo necesarios. Ofrecer un entorno seguro y saludable Las normas medioambientales en cualquier guardería deben promover la salud y la seguridad, establecer la capacidad de los adultos para prestar una atención de alta calidad y satisfacer plenamente las necesidades de todos los niños que se encuentran presentes en un momento determinado. Las posibilidades de que se produzca una transmisión de enfermedades son siempre más elevadas cuando hay varios niños juntos, por lo que es preciso tener en cuenta este factor a la hora de formular las normas locales6. Un servicio inadecuado de retretes o de instalaciones para lavarse las manos, por ejemplo, puede facilitar la rápida propagación de parásitos o de enfermedades de un niño a otro, y desde allí al resto de la comunidad. Normas pertinentes en la localidad Evitar la transmisión de enfermedades Como mínimo, toda guardería debe disponer de un abastecimiento sistemático permanente y suficiente de agua pura, un número adecuado de retretes que se ajusten a las necesidades de los niños pequeños, instalaciones para cambiar y lavar a los niños y para lavar la ropa y los platos, un sistema rápido y sistemático de recolección de desechos, cuartos bien ventilados y capacidad para almacenar y preparar los alimentos de una manera higiénica. Siempre que sea posible, las instalaciones deben planificarse teniendo presente su posible utilización por parte de niños de corta edad; cuando los niños son 166 capaces de lavarse las manos por su cuenta y de eliminar los desechos, toman conciencia desde temprana edad sobre la importancia que tiene el practicar hábitos saludables. Una guardería bien abastecida es un modelo importante de salud del medio ambiente, y una fuente de educación sobre higiene básica tanto para los niños como para sus familias. Necesidad de personal de apoyo La proporción entre el personal y los niños debe depender de la edad y las necesidades de los menores, pero también de la experiencia y la capacidad de las personas encargadas de la atención. Incluso cuando haya un número reducido de niños, es importante que la persona encargada de la atención disponga de algún tipo de apoyo, más aún si se trata de un asistente con menos experiencia. Si un menor se lesiona o se enferma, o si por alguna razón es urgente que la persona tenga que salir del lugar, alguien debe estar presente para ayudar. Apoyo de emergencia • Establecer normas para la prestación del cuidado de la infancia que sean pertinentes para los entornos locales y que promuevan la salud y la seguridad de los niños, y su desarrollo psicosocial. • Asegurar que las personas que supervisan las normas sobre el cuidado de la infancia pueden servir también como recurso para los prestadores de este cuidado. • Apoyar la posibilidad de que las guarderías se conviertan en modelos de salud medioambiental y de higiene para las comunidades. • Asegurar que la necesidad de personal tome en consideración la capacidad y la experiencia de las personas encargadas de prestar atención, y ellos puedan contar con apoyo en caso de emergencia. Continuidad cultural Cuando diferentes grupos culturales conviven en un mismo lugar, como ocurre a menudo en las zonas urbanas, la atención infantil fuera de la familia puede poner sobre el tapete una serie de cuestiones importantes. Los hábitos cotidianos de los niños de corta edad reflejan los valores de las personas que se encargan de su atención puesto que éstas les inculcan una actitud muy concreta hacia la vida. Si las creencias y las prácticas de las personas encargadas de su cuidado son considerablemente diferentes de las de la familia, este factor puede prestarse a confusiones; incluso una persona cariñosa puede transmitir, sin querer, una conducta que la familia del niño considera inaceptable. Cuando los recién nacidos y los niños de corta edad no pueden recibir atención de prestadores que comparten los mismos antecedentes culturales de la familia del niño, es importante asegurar que los prestadores puedan responder con sensibilidad a las diferencias, y comprometan a los progenitores en la tarea de descubrir formas para crear una continuidad entre los hábitos familiares y el entorno de la atención infantil. Especialmente para los niños ligeramente mayores, esta práctica puede servir de base a la tolerancia y la comprensión, y puede resultar de gran utilidad para facilitar la transición del hogar al sistema escolar oficial7. Algunas creencias sobre la crianza de los niños pueden conculcar sus derechos y resultar perjudiciales para su desarrollo, como, por ejemplo, la creencia de que los menores deben recibir un castigo corporal cuando se portan mal. Los prestadores de cuidado a los niños tienen la oportunidad, por medio del ejemplo y el diálogo con los progenitores y otros miembros de la Sensibilidad ante las costumbres familiares Myers, R. G. (1997), ‘Removing Roadblocks to Success: Transitions and Linkages between Home, Preschool, and Primary School’, Coordinators’ Notebook: An International Resource for Early Child Development, (21, 1997): 1–19. 7 167 familia, de contrarrestar los modelos de crianza infantil perjudiciales, provenientes de la cultura local y la comunidad, e influir en ellos8. • Ofrecer capacitación para los prestadores de cuidados a la infancia que les permita responder con sensibilidad a las diferencias culturales, y abordar las prácticas de atención infantil perjudiciales mediante un diálogo constructivo con los progenitores. Facilitar las condiciones para el juego En cualquier sitio dedicado a la infancia, sobre todo cuando el número de niños es elevado, se precisan una gestión eficaz y una supervisión minuciosa. Pero es importante que las urgencias de los menores en materia de desarrollo no queden relegadas ante la necesidad de los encargados de la atención de imponer orden y eficacia. Las personas encargadas de la atención deben mostrarse sensibles ante los deseos de los niños de explorar, buscar una variedad de actividades y objetos, jugar de manera no estructurada y la posibilidad de elegir libremente, y ante los beneficios en materia de desarrollo que se derivan de ello. Las oportunidades recreativas deben ser diversas, estimulantes, orientadas a una gama de intereses y edades diferentes, y suficientes como para satisfacer las prioridades de todos los niños. Aunque resulta de gran valor para los niños aprender a compartir, no es bueno que pasen su tiempo de juego esperando a que llegue su turno. En lugar de invertir unos recursos escasos en juguetes o materiales caros, es preferible utilizar materiales que se hayan encontrado y juguetes hechos a mano de manera simple, así como materiales que puedan adquirirse en grandes cantidades. (Véase la lista de recursos.) Materiales recreativos • Capacitar a las personas encargadas de la atención para que sean conscientes sobre los beneficios que la exploración, la variedad, el juego no estructurado y la capacidad de elección pueden suponer para el desarrollo del niño. • Asegurar que los juguetes y los materiales sean suficientes para todos los niños que asistan al establecimiento. ALGUNOS MODELOS DE PRESTACIÓN DE ATENCIÓN INFANTIL Y APOYO AL DESARROLLO EN LA PRIMERA INFANCIA La prestación de atención infantil para el desarrollo durante la primera infancia puede configurarse de formas diferentes, que varían según las necesidades y la situación locales. A continuación describiremos algunos modelos básicos, utilizando ejemplos locales para ilustrar cada uno de ellos. Cuidado del niño centrado en la familia El cuidado del niño que ofrece un vecino en su casa es probablemente la forma más común de atención fuera de la familia. Suele tratarse de un arreglo informal, pero no es raro que las autoridades locales o las organizaciones comunitarias apoyen redes de atención infantil basadas en los hogares y se aseguren que ofrecen una atención de alta calidad por medio de cursos de capacitación y una tarea de supervisión. Una de estas redes se estableció en la comunidad densamente poblada de Tecun Uman, Guatemala, con el apoyo de UNICEF. Cinco mujeres de la comunidad recibieron durante un mes Arnold, C. (1998), Early Childhood – Building our Understanding and Moving Towards the Best of Both Worlds, Redd Barna/Save the Children: USA. 8 168 capacitación sobre desarrollo en la primera infancia impartida por trabajadores sociales, psicólogos y expertos en alimentación. Sus viviendas fueron mejoradas a fin de que hubiera agua, retretes y espacios recreativos necesarios para diez niños, y se asignó un pequeño salario cuando empezaron a trabajar cuidando a los menores. Un equipo de apoyo organizó un programa semanal y reunió listas de canciones y juegos infantiles, y folletos sobre nutrición y desarrollo. Estas madres que atendían a los niños en el hogar pudieron capacitar a otras, por medio de los materiales impresos y de su propia experiencia. Al cabo de unos cuantos años, doscientos cincuenta niños estaban recibiendo atención de alta calidad en veinticinco hogares que formaban parte de esta red9. Ejemplos de América Latina El programa Hogares de Bienestar de Colombia fue concebido para beneficiar a los niños menores de siete años que estaban desnutridos o carecían de los requisitos mínimos para un crecimiento y desarrollo adecuados, y para ofrecer atención en los hogares de sus propios vecindarios. La comunidad escogió a los niños necesitados, estableció el número de hogares imprescindibles y seleccionó a las madres que pondrían en práctica el programa. Por medio de financiación gubernamental y privada, las madres recibieron capacitación y se mejoraron sus viviendas para permitir que se prestara la atención de aproximadamente quince niños en cada una de las casas. Cuando se recibió información sobre este programa, ya ofrecía atención a casi cuatrocientos mil niños en Colombia10. Algunos de los establecimientos basados en hogares han ofrecido también una serie de asistencias para los progenitores. Las casas guarderías de Venezuela, establecidas a finales de los años 1970, además de ofrecer atención infantil y apoyo nutricional y de salud, impartieron también clases de educación sobre la paternidad y servicios jurídicos para familiarizar a los progenitores con sus derechos y responsabilidades con respecto de los niños11. • Apoyar redes de atención infantil basadas en los hogares, y asegurar, por medio de capacitación y supervisión, que ofrezcan una atención de alta calidad. • Ofrecer apoyo a los prestadores de atención basada en el hogar para mejorar sus viviendas a fin de que satisfagan las necesidades de los grupos de niños. Rotación de la atención en la comunidad Cuando las mujeres disfrutan de condiciones de trabajo flexibles, pueden compartir de forma rotativa el cuidado de los niños con otras madres o con personas encargadas de la atención. Estos acuerdos pueden ser completamente informales, pero también aquí es posible observar casos en que las autoridades han proporcionado un marco de trabajo de capacitación y apoyo. El proyecto Entry Point, en Nepal, estableció un tipo parecido de programa para mujeres que trabajaban en tareas agrícolas de subsistencia u otras actividades de generación de ingresos. Aunque se trataba de un programa rural, su enfoque podría servir también para una zona urbana. Las madres se organizaron en grupos de cinco o seis personas, y recibieron una carpeta básica de materiales y cuatro días de capacitación intensiva, concebida para respetar las prácticas tradicionales al mismo tiempo que se presentaba nueva información12. Desde los años ochenta, el programa ha evolucionado de una manera muy interesante. Algunos grupos convencieron a sus comunidades de que les ofrecieran centros que todavía se gestionan hoy en día de forma rotatoria. Otras seleccionaron a una o dos madres para dirigir el grupo en nombre de las demás, y les compensaron por esta tarea. Los pioneros del programa ofrecieron Espinosa, L. y López Rivera, O. A. (1994), ‘UNICEF’s Urban Basic Services Programme in Illegal Settlements in Guatemala City’, Environment and Urbanization, 6(2): 9–31. 10 Landers, C. (1989), Early Childhood Development: Summary Report, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. 11 UNICEF (1979), ‘Urban Examples for Basic Services Development in Cities: The Infant and the Young Child – A Focus for Assistance and a Stimulus for Family Improvement’, Urban Examples # 3. 12 Landers, 1989, ob. cit. Nota 10. 9 169 recientemente capacitación en el marco de un programa urbano en Bangladesh13. Un ejemplo de Nepal Atención infantil ubicada en los centros Los centros más amplios para la atención de la infancia pueden servir de manera más fácil como base para la prestación integrada de servicios dentro de una comunidad. Los centros Anganwadi de la India, que se crearon por primera vez a finales de los años setenta, fueron concebidos para prestar servicios a una población de unas mil personas, y se consideraban como instituciones para el bienestar de la infancia donde se coordinaba una diversa gama de servicios. Las trabajadoras Anganwadi eran mujeres de la comunidad que recibieron cuatro meses de capacitación y apoyo por parte de un supervisor que estaba a cargo de veinte Anganwadi. La supervisión del crecimiento y los programas de alimentación garantizaron que los niños que lo necesitaban —en lugar de otros miembros de la familia— recibieran alimentación suplementaria. La atención sanitaria se ofrecía en colaboración con los centros sanitarios primarios de la comunidad mediante la supervisión de una enfermera auxiliar. La educación preescolar para los niños de tres a cinco años, hacía hincapié en la motivación de la curiosidad y el aprendizaje de los menores en todos los planos. La educación para los adultos se concentraba en la nutrición y en la preparación de alimentos, la higiene en el hogar y el desarrollo infantil. Es difícil medir la repercusión general de este tipo de centros, pero su presencia puede ser de gran importancia como punto de partida para propiciar el cambio y el desarrollo en la comunidad14. • Ofrecer el apoyo y la coordinación necesarios para el desarrollo de la comunidad y para que los centros de atención se conviertan en una base del cambio. Atención infantil centrada en el lugar de empleo Para muchas mujeres, el cuidado de sus hijos en el lugar de trabajo es la solución ideal. Para las madres con niños de corta edad, esta proximidad puede facilitarles la capacidad de la madre para amamantar a su hijo. Cuando los servicios de salud y de otro tipo están disponibles por medio de la guardería, las madres pueden organizar su tiempo con mayor facilidad. Las empresas se benefician porque se reduce el absentismo y la impuntualidad, y aumenta el nivel de compromiso de los trabajadores. En algunos países, las leyes exigen a las empresas que ofrezcan atención infantil a sus trabajadores. En la India, la atención infantil en el lugar de trabajo es obligatoria desde 1970 en el caso de las mujeres que laboraban en distintos sectores, como el trabajo en las fábricas y con contrato de mano de obra. Los Mobile Creche Programmes, creados para ofrecer atención a los recién nacidos y los niños de corta edad de las mujeres que trabajan (y algunas veces viven) en condiciones peligrosas en los lugares de construcción, se establecieron en muchos edificios en levantamiento, y se reubicaban cuando las mujeres se trasladaban también a nuevos lugares. Los niños menores acudían a esta guardería desde sus primeras semanas, y a los niños desnutridos se les sometía a un análisis médico inicial, recibían visitas semanales de un médico, alimentación especial y la estrecha supervisión de un experto en nutrición. El entorno poco higiénico de los lugares de construcción representaba un problema para las personas encargadas de la atención, y respondieron a este reto con medidas que la propia familia podía practicar en su propio hogar. Hamacas de tela, fáciles de lavar y de guardar, se utilizaron durante los períodos de descanso. Se prestó una minuciosa atención al juego elemental y a las primeras Comunicación personal, Caroline Arnold, Save the Children Fund, Bangladesh, 1998. 14 MacPherson, S. (1987), Five Hundred Million Children: Poverty and Child Welfare in the Third World, Nueva York: St Martins Press. 13 170 experiencias de aprendizaje, utilizando materiales baratos y autóctonos como saris usados, cometas de papel, cuentas de madera, guijarros, hojas y flores. Las clases de educación para los progenitores se concentraban en la nutrición y la preparación de alimentos, pero también en la alfabetización de adultos y en cuestiones políticas15. Estos centros se convirtieron, a menudo, en el punto de partida de otras tareas de desarrollo basadas en gran medida en la comunidad, como la prestación de ayuda a los niños de más edad para integrarse en las escuelas, la capacitación de mujeres jóvenes como trabajadoras del cuidado infantil, la celebración de debates para resolver problemas con los progenitores y otros miembros de la comunidad, y la mejora de las condiciones de vida para todos16. Atención en los lugares de construcción Los grupos que gestionaban estas guarderías se han convertido en ONG y grupos de voluntarios, y no siempre han recibido el apoyo de los empleadores y los contratistas. Una encuesta en las guarderías de Delhi, situadas en los lugares de construcción, descubrió que en muchos casos la falta de recursos había conducido a un deterioro en las condiciones materiales, la presencia de un personal poco capacitado y la existencia de materiales y actividades inadecuadas para los niños17. Las autoridades locales tienen la responsabilidad de supervisar el cumplimiento de las normas y asegurar que los empleadores cumplan con sus obligaciones jurídicas. Aunque la mayoría de las mujeres no trabajan en el sector estructurado, es importante garantizar que aquellas que tienen derecho a recibir atención infantil por parte de sus empleadores la reciban efectivamente y que la atención cumpla con las normas apropiadas. • Aplicar leyes que exijan a los empleadores ofrecer atención infantil en el lugar de trabajo. • Supervisar las prestaciones para asegurar que sean de alta calidad. • Coordinar la prestación de atención infantil situada en el trabajo con la prestación de otros servicios. Servicios de apoyo y de refuerzo para los progenitores Resulta preferible que los niños más pequeños reciban atención en el hogar. El amamantamiento es una contribución muy importante a la salud y la nutrición del recién nacido, y los expertos están de acuerdo en que la seguridad que se deriva de la presencia constante de las mismas personas encargadas de la atención primaria (no necesariamente la madre) es una base importante para el desarrollo emocional y social de los niños, especialmente en el primer yl segundo año de vida. Esto puede resultar difícil de obtener en las guarderías, especialmente si el personal rota continuamente. Incluso cuando las familias pueden cuidar a los niños más pequeños en el hogar, muchos de ellos pueden aún beneficiarse del apoyo y la orientación. En todo el mundo se han puesto en práctica actividades para ampliar la comprensión sobre sus funciones como progenitores o como personas encargadas de la atención. Es importante que estos programas nunca se lleven a cabo como una simple actividad de instrucción. Quienes educan a los progenitores deben recibir capacitación a fin de tener presente la importancia de escuchar tanto como de informar, y de reconocer y utilizar los conocimientos y preocupaciones propios de las personas encargadas de la atención. Es preciso tomar en consideración las prácticas aceptadas de socialización así como las numerosas presiones que sufren los progenitores cuando se encuentran en una situación de pobreza, a fin de formular estrategias de ayuda de manera Aprovechar el conocimiento de las personas encargadas de la atención UNICEF 1979, ob. cit. Nota 11. 16 MacPherson, 1987, ob. cit. Nota 14. 17 Ibíd. 15 171 conjunta. Este enfoque suele ser más eficaz para impulsar la asimilación de la nueva información que un planteamiento puramente didáctico. La mayoría de los programas para progenitores han estado dirigidos hacia las madres. Sin embargo, cuando la familia está encabezada por un hombre, éste posee a menudo una capacidad de decisión desproporcionada, y por tanto resulta muy útil incluirlo en los programas, así como a otras personas de la familia encargadas del cuidado de los niños. También es posible mejorar los programas de visitas en el hogar mediante reuniones en grupo con la comunidad hechas de forma esporádica, que pueden ofrecer un apoyo práctico y emocional a los progenitores que tratan de salir adelante con un mínimo de recursos y numerosas tensiones18. Los progenitores que habitan en vecindarios de bajos ingresos pueden recibir también capacitación, a fin de que a su vez ellos se conviertan en animadores semiprofesionales de seminarios para progenitores. Los miembros de la comunidad capacitados para desempeñar tareas en el plano local tienen mayores posibilidades que otras personas de recibir la confianza de los pobladores locales. Esto les permite complementar los seminarios habituales con un programa de visitas directas a los hogares. Las familias que tratan de criar niños en condiciones difíciles y con un mínimo de recursos, pueden beneficiarse enormemente de la información y la orientación sobre atención infantil ofrecida por un trabajador de divulgación experimentado. Los centros comunales de salud, los departamentos de bienestar social y las escuelas locales pueden servir como organismo central para este tipo de actividades. En teoría, una comunidad debería disponer de un lugar que pueda utilizarse como centro de desarrollo de la familia, un espacio que no sólo albergue recursos y servicios de varios tipos, sino donde los miembros de la comunidad puedan reunirse para debatir una gama de cuestiones, incluso asuntos relacionados con el desarrollo de sus hijos. Involucrar a los padres Grupos de progenitores Visitas al hogar Centros de desarrollo familiar • Promover el acceso a la atención de la maternidad durante los dos primeros años. • Crear programas para ofrecer apoyo y orientación a los progenitores y a otras personas de la familia encargadas de la atención. • Siempre que sea posible, reunir a grupos de progenitores para que se presten apoyo mutuo. • Capacitar a quienes educan a los progenitores para que aprovechen de manera constructiva las prácticas existentes de cuidado infantil existentes. Apoyar a los progenitores de niños con discapacidades El apoyo ofrecido en el hogar es especialmente importante para los progenitores de niños con discapacidades, que pueden sufrir una situación de aislamiento, sobre todo si la discapacidad está considerada como un estigma. Para los progenitores que tienen demasiadas actividades que realizar, la tensión que supone cuidar apropiadamente a un niño con discapacidades puede resultar abrumadora. Muchos niños pasan sus días en habitaciones oscuras sin recibir ningún tipo de estímulo, dependiendo de otras personas en todos los aspectos de su cuidado. Con el tiempo, y debido a la falta de atención, estos niños sufren limitaciones cada vez mayores. Estar simplemente sentado todo el tiempo en el mismo lugar, por ejemplo, puede llevar a que un niño con una discapacidad física padezca contracturas que pueden limitar su movilidad19. El desarrollo intelectual y social de un niño con discapacidades cognoscitivas puede atrofiarse de forma similar ante la falta de estímulos como resultado de un Responder al aislamiento de los niños con discapacidades Myers, 1992, ob. cit. Nota 2. 19 Werner, D. (1987), Disabled Village Children: A Guide for Community Health Workers, Rehabilitation Workers, and Families, Palo Alto, USA: The Hesperian Foundation. 18 172 abandono inadvertido20. Aunque a veces estén enormemente preocupados, muchos progenitores desconocen el potencial real del niño para adquirir numerosas aptitudes, y para desenvolverse bien con algún tipo de asistencia. Algunos progenitores se avergüenzan de sus hijos y tratan de esconderlos o, en un intento de defenderlos del peligro o el ridículo, los protegen en demasía. Incluso los progenitores que comprenden plenamente el potencial de un niño, tienen que contar con las limitaciones a su capacidad de atenderles. Es fundamental que los progenitores y las personas encargadas de la atención reciban el apoyo y la información que necesitan para responder con conocimiento de causa al trastorno que afecta a su hijo, y alentar y facilitar sus relaciones con la sociedad. Deben orientar sus actividades hacia el fomento de sus habilidades e intentar compensar sus debilidades. Es esencial ofrecerle estímulos constantes al comienzo de su vida, así como modificar el entorno del hogar, una tarea que puede hacerse en colaboración con la familia en su propia vivienda. Cuando los niños con discapacidades necesitan de los servicios de una guardería, las autoridades deben asegurar que los prestadores, al igual que los miembros de la familia, reciban el apoyo y la asistencia que necesitan. Brown, W., Thurman, S. K. y Pearl, L. F. (1993), Family-centered Early Intervention with Infants and Toddlers: Innovative Cross Disciplinary Approaches, Baltimore: Paul H. Brookes. 21 Comunicación personal, Nilda Cosco, IPA, Argentina, 1998. 20 • Asegurar que los progenitores y las personas encargadas de la atención de niños con discapacidades reciban el apoyo y la información que necesitan para responder con conocimiento de causa y de manera efectiva a los trastornos que padecen los niños, y asegurar un desarrollo óptimo, tanto en los centros sanitarios locales como en los centros de rehabilitación, y por medio de visitas en el hogar. Lugares con juguetes y centros recreativos Los lugares donde hay juguetes disponibles o los centros recreativos pueden ser especialmente valiosos para los niños con un acceso limitado a las oportunidades de juego. Estos centros pueden prestar juguetes y servir también como un entorno valioso para el juego, poniendo a disposición de un número amplio de niños diversos recursos compartidos. Estos centros deberían formar parte de un recurso más amplio de la comunidad que pueda servir como centro general para el desarrollo de la familia. El elemento más importante en cualquier centro recreativo es su personal. Éste debe recibir capacitación en dinámica del grupo, comprender el desarrollo del niño y tener capacidad para educar a los progenitores, a los maestros y a otras personas sobre la importancia del juego en la vida de los niños. Incluso un trabajador recreativo bien capacitado puede ofrecer servicios a muchos menores con la asistencia de voluntarios entrenados. Los centros recreativos tienen una importancia especial para los niños con discapacidades y, por tanto, es importante que los programas se diseñen de tal modo que permitan la integración de estos niños. Cuando la falta de recursos imposibilita la tarea de atender a las urgencias de todos los niños de la comunidad, los menores con discapacidades deben ser la prioridad. Sesiones de capacitación para progenitores y maestros de los niños con necesidades especiales pueden ofrecer apoyo emocional y una posibilidad de compartir los problemas diarios. Los centros recreativos pueden prestar a las familias juguetes de diseño especial, materiales y muebles para aprovechar al máximo el acceso de los niños al juego en el hogar. En algunos casos, un archivo móvil de juguetes resulta de mayor utilidad. Lekotech, de Buenos Aires, por ejemplo, ha acomodado camiones de gran capacidad para transportar juguetes y materiales a aquellas familias que más necesitan el servicio21. Capacitación del personal Dar prioridad a los niños con discapacidades • Apoyar la creación de lugares con juguetes y centros recreativos que 173 resuelvan las necesidades de los niños de corta edad en las comunidades de bajos ingresos. • Ofrecer capacitación a los trabajadores recreativos para que pongan a disposición de los niños oportunidades interesantes y ayuden a los progenitores y a las personas encargadas de la atención a promover el desarrollo óptimo del niño. • Asegurar que las necesidades de los niños con discapacidades reciban la debida atención. Jardines de infancia y centros de educación preescolar Muchos progenitores y educadores consideran la educación estructurada preescolar como una preparación esencial para los niños, especialmente en los lugares donde la enseñanza es de naturaleza competitiva. En comunidades de bajos ingresos distantes unas de otras, como Accra y Dhaka, las madres de los niños de corta edad mencionan la necesidad de matricular a sus hijos en programas preescolares de pago para asegurar que estén preparados cuando tengan que matricularse en el sistema oficial de enseñanza22. Existe una tendencia cada vez mayor a formalizar la enseñanza en estos establecimientos, haciendo demasiado hincapié en el aprendizaje mecánico y de memoria. Hasta cierto punto, los niños de corta edad disfrutan ante la sensación de hallarse en una escuela “real”, y se sienten orgullosos de las aptitudes que aprenden en estos establecimientos. Pero las exigencias en materia de desarrollo de los niños de corta edad son muchas y variadas. Necesitan participar en las actividades físicas que les ofrece el mundo que les rodea, disfrutar la posibilidad de experimentar con una amplia variedad de materiales, aprovechar la oportunidad de ejercer su imaginación y practicar juegos espontáneos con otros niños. Este tipo de oportunidades pueden llegar a estimular sus mentes y ampliar sus capacidades en mayor medida que una presión prematura para adquirir aptitudes académicas. Los niños de corta edad pueden aprender a sumar y a leer, pero esto puede obstaculizar también su capacidad posterior para utilizar una amplia variedad de estrategias de aprendizaje y técnicas para resolver problemas. Los jardines de infancia y los centros de educación preescolar deberían ofrecer un programa completo y concentrar sus actividades en el desarrollo integral del niño. El peligro de una educación estructurada precoz • Alentar a los centros de educación preescolar para que ofrezcan programas completos que se concentren en el desarrollo integral del niño, en lugar de la adquisición temprana de aptitudes académicas estructuradas. Bartlett, S. y Hart, R., viajes sobre el terreno. 22 174 9 Escuelas La Convención reconoce el derecho de todos los niños a disfrutar de una igualdad de oportunidades en la educación, y concretamente a recibir una enseñanza primaria gratuita y obligatoria, con un acceso razonable a la educación secundaria y superior (artículo 28). Según la Convención, esta educación debe estar orientada hacia el desarrollo pleno del niño y tiene que apoyar la personalidad y el talento de cada uno. Además de preparar al menor para que se gane la vida, la educación debe alentar el respeto a los progenitores, la identidad cultural y los derechos humanos, así como fomentar un respeto con conocimiento de causa y responsable hacia el medio ambiente natural (artículo 29). La educación, tal como está consagrada en la Convención, no se limita a la adquisición de aptitudes académicas, sino que debe ayudar a los niños a convertirse en miembros competentes, solícitos y responsables de la sociedad. Dicha noción tiene consecuencias sobre la forma en que se define el aprendizaje, y sobre el lugar que ocupan las escuelas en la comunidad. En este capítulo describiremos las características de las escuelas que apoyan las metas de la Convención, y que responden a las necesidades de los niños y las familias de las zonas urbanas. Las escuelas de tamaño reducido situadas en la localidad promueven un sentimiento de pertenencia y participación tanto entre los niños como los adultos, y pueden convertirse en centros importantes de la vida local. Cuando las escuelas se encuentran a un distancia razonable, la asistencia mejora, especialmente en el caso de las niñas. Foto: Jaime Pérez Munevar. La experiencia ha demostrado que las inversiones en educación, y especialmente en primaria, pueden aportar beneficios notables a la sociedad en forma de una mejor salud, más ingresos y una óptima productividad. El Banco Mundial descubrió que la rentabilidad generada por las inversiones en educación primaria es alrededor de un 27% mayor que en el caso de las inversiones que se hacen en la mayoría de las demás esferas sociales1. En general, la educación se considera como la mejor solución a los problemas generados por la pobreza, la exclusión y la desigualdad, y a menudo se alienta a las personas que viven en una situación de pobreza a que conciban la escuela como la mejor “salida” para sus hijos. La vida urbana contemporánea 175 exige un mayor nivel de conocimiento estructurado, y la serie de aptitudes que ofrece una buena educación es fundamental para asegurar el bienestar futuro. Aunque en los últimos decenios se ha producido un aumento general en todo el mundo de las cifras de niños que reciben una educación básica, el progreso real es considerablemente desigual. Además, un aumento en la cobertura no significa de por sí una mejora en la calidad. Para muchos niños, la escolarización ha sido una promesa incumplida. En un gran número de países pobres, los niños que comienzan la escuela con frecuentencia la abandonan después de unos pocos años, en general debido a una enseñanza deficiente. En Bihar, la India, donde alrededor de un 50 % de los niños abandonan la escuela antes de llegar al quinto grado, la mala calidad de la educación es la razón principal del abandono escolar2. La existencia de burocracias nacionales muy centralizadas y de maestros deficientemente capacitados y mal pagados, así como una gestión incompetente, la falta de materiales y el deterioro de los establecimientos, son los principales obstáculos para una buena educación. Muchos de los niños que asisten a la escuela descubren a menudo que ésta no amplía de manera visible sus opciones de vida. En América Latina, más de un 80 % de los estudiantes de bajos ingresos no logran comprender lo que leen3. En el Brasil, los niños necesitan un promedio de doce años para terminar ocho años de escuela4. Para muchos niños, la escuela es una experiencia frustrante, bastante alejada de las preocupaciones que ocupan su vida. A menudo se aburren y se desilusionan ante la falta de estímulos, y encuentran que el trabajo es una opción más interesante. La promesa incumplida de la escolarización Pero incluso cuando los recursos son limitados, la escuela no debería ser una pérdida de tiempo. Tampoco debería ser una salida para unos cuantos, un filtro que sólo las personas más inteligentes y afortunadas logran atravesar. La educación debería ser una posibilidad real para todos los niños, que responda a sus necesidades individuales y a la vida de sus comunidades. En lugar de ser un “territorio privilegiado”, las escuelas pueden convertirse en centros vitales de la localidad, un medio para ampliar las aspiraciones de toda la comunidad y una base para un desarrollo integrado. LA FUNCIÓN DE LAS AUTORIDADES LOCALES EN EL FOMENTO DE LOS VÍNCULOS ENTRE LA ESCUELA Y LA COMUNIDAD La responsabilidad en materia de educación abarca diferentes esferas, desde la construcción de las escuelas hasta la financiación continuada de los programas de escolarización, desde la capacitación y contratación de los maestros hasta la preparación de los planes de estudio y la supervisión de las normas. El control de estas funciones diferentes puede recaer sobre diversas instituciones, ya sean centrales o locales. Pero si las escuelas han de responder a las necesidades de la comunidad, y cumplir con su potencial como centro generador del desarrollo local, deben estar enraizadas en las comunidades a las que sirven. El gobierno local debe utilizar su autoridad para asegurar un control máximo en el plano de la comunidad. Las recomendaciones en este capítulo abarcan las metas a las que deben aspirar las autoridades y las comunidades locales, ya sea por medio de la asignación directa de fondos, mediante la coordinación de servicios y recursos o a través de la promoción y la colaboración con las altas esferas de la autoridad. Aunque el control local es un elemento fundamental para la existencia de escuelas enraizadas en la comunidad, la descentralización puede también Dall, F. P. (1995), ‘Children’s Right to Education’ en Himes, J. R. (ed), Implementing the Convention on the Rights of the Child, La Haya: Martinus Nijhoff. 2 Hassan, A. (1997), ‘School Dropouts and the Myth of Child Labour in India’, Presentation at Urban Childhood conference, 9–12 junio, 1997, Trondheim, Noruega. 3 Boyden, J., Ling, B. y Myers, W. (1998), What Works for Working Children, Estocolmo Rädda Barnen y UNICEF. 4 Rizzini, I., Rizzini, I., Munhoz, M. y Galeano, L. (1992), Childhood and Urban Poverty in Brazil: Street and Working Children and their Families, Florencia, Italia: UNICEF. 1 176 exacerbar las diferencias de calidad y accesibilidad financiera entre ciudades y comunidades ricas y pobres. Por ello es necesario conservar una cierta financiación central a fin de asegurar un grado razonable de igualdad entre las diferentes jurisdicciones escolares. Cuando hay una gran afluencia de familias refugiadas o poblaciones móviles, por ejemplo, hay más posibilidades de que las comunidades locales necesiten financiación exterior para afrontar el aumento de las exigencias en materia de educación. También es importante aceptar que la “comunidad” no siempre es una estructura cerrada y un grupo homogéneo de personas que comparten los mismos valores. Especialmente en las zonas urbanas donde los cambios se producen con gran rapidez, es preciso tener en cuenta las preocupaciones de los diferentes grupos, y las autoridades locales deben asegurar que no se excluya a las familias más vulnerables y marginadas. A fin de ofrecer una escolarización eficaz para todos los niños de la comunidad, resulta esencial evaluar de una manera precisa las necesidades y los recursos relativos a la educación. Para conseguirlo es preciso actuar en el plano local, con el apoyo técnico del organismo educativo de la ciudad y las administraciones locales de enseñanza, y por medio de debates y procesos de toma de decisiones basados en la comunidad, gran parte de los cuales se describen en el capítulo 14. Esta tarea es primordial a fin de garantizar el reconocimiento de las prioridades de todos los niños, incluidos todos aquellos que tienen problemas para asistir a la escuela. No basta con establecer el número de menores que acuden a la escuela; también es importante considerar el tipo de prestaciones que se ofrecen en la escuela desde el punto de vista de los progenitores y los niños. Control local y financiación exterior Evaluación Planificación y gestión escolar representativas La Convención hace hincapié en la responsabilidad básica de los progenitores en el desarrollo de sus hijos. De conformidad con esta noción, los padres deben participar estrechamente en las decisiones sobre la educación de sus hijos, y debe existir una cooperación permanente entre éstos y la administración escolar sobre la naturaleza de la enseñanza. Se trata de una medida muy práctica, ya que las experiencias en todo mundo han demostrado que la calidad de las escuelas mejora cuando cuentan con la participación de los progenitores y de los miembros de la comunidad. Este planteamiento ha recibido un reconocimiento tangible en Brasil, donde el gobierno central ofrece financiación directa a las escuelas con la condición de que dispongan de un organismo rector que incorpore a los progenitores5. Participación de los progenitores La escuela como espacio comunal, y la comunidad como espacio escolar Las escuelas deben ser consideradas como un “espacio democrático” en el que todas las familias tienen el mismo derecho a la participación. Sobre todo en las comunidades donde no existe un centro comunal, una escuela primaria puede desempeñar varias funciones. Un ejemplo excelente es el Centro Des Formaçao do Educador Popular Maria de Conceiçao, en Recife, Brasil, que es al mismo tiempo centro de educación preescolar, guardería, escuela primaria, centro de formación profesional para adolescentes, centro de desarrollo comunitario y lugar de reunión para toda la comunidad. Debido a que este lugar está abocado al desarrollo comunitario, los niños participan de manera espontánea e incluso llevan la iniciativa en la elaboración de proyectos comunitarios6. Para las familias de bajos ingresos que a menudo carecen de acceso a servicios esenciales, la prestación de este tipo de servicios en un solo lugar Espacio democrático Comunicación personal, Ladislau Dowbor, 1998. 6 Hart, R.,Dauite, C., Iltus, S., Kritt, O., Rome, M. y Sabo, K. (1997), ‘Developmental Theory and Children’s Participation in Community Organizations’, Social Justice, 24(3): 3 3– 63. 5 177 tiene un gran valor. Siempre que el espacio lo permita, la escuela puede ser un lugar excelente para la prestación coordinada de servicios como planificación sobre la salud de la reproducción, atención sanitaria, bienestar social, atención infantil, educación para adultos y empleo. La suma de todos estos servicios permite, además, ampliar el concepto de la educación, y contribuye a aprovechar al máximo los recursos limitados de la comunidad, como cuando por ejemplo los miembros de la comunidad utilizan los campos de deporte fuera del horario escolar. Debido a que las escuelas pertenecen a todos, pueden convertirse en los lugares más neutrales para celebrar reuniones locales y procesos de toma de decisiones. A veces ocurre que los gestores de la escuela se resisten a que el público utilice las instalaciones por problemas de control y de seguridad. Es necesario mantener seguras las oficinas y los registros administrativos, y los grupos comunitarios deben asumir toda la responsabilidad derivada de la utilización de las instalaciones. Prestación coordinada de servicios Apoyar la utilización del espacio escolar por la comunidad En principio, los adultos que apenas asistieron a la escuela, o que nunca lo hicieron, suelen sentirse intimidados ante el ambiente oficial de los centros de enseñanza. Pero los gobiernos locales y las organizaciones comunitarias deben contrarrestar esta sensación por medio de una coordinación concertada de servicios y la promoción de la participación democrática. Las políticas que separan las funciones destinadas a las personas pobres y marginadas sólo pueden contribuir a mantener su separación de la comunidad en general. Cuando las escuelas son la base de servicios esenciales, la comunidad debe considerarlas como instituciones que responden a las necesidades colectivas y a las que es posible acceder fácilmente. La comunidad puede convertirse también en un espacio escolar. La enseñanza no tiene por qué llevarse a cabo en un solo lugar, especialmente si hay una limitación de recursos. Cuando en la comunidad existen instalaciones recreativas, una biblioteca o un sitio de reunión, estos espacios pueden ampliar las instalaciones de una escuela con recursos limitados. • Promover una evaluación de las necesidades en materia de enseñanza, de provisión de recursos y de prestación de servicios, que incluya a todos y cuente con la participación de todos. • Crear en todas las escuelas una junta de gobierno escolar comunitaria representativa, que incorpore a los progenitores y al personal de la escuela, y cuya misión sea tomar decisiones sobre la ideología educativa, la administración financiera de la escuela, los planes de estudio y el diseño o las modificaciones del entorno escolar; hacer que todas las reuniones estén abiertas a todos los miembros de la comunidad; y asegurar que los intereses de las familias marginadas estén representados. • Incorporar a los niños en las esferas apropiadas de planificación y gestión dentro de la escuela. • Siempre que sea posible, planificar la escuela de manera que sirva como centro para la prestación de una gama de diversos servicios comunitarios integrales, o para que esté estrechamente relacionada con este tipo de servicios; y apoyar el control y la gestión locales de las instalaciones a fin de facilitar su utilización compartida. • Cuando las escuelas dispongan de poco espacio o sus instalaciones sean limitadas, poner a su disposición otros recursos de la comunidad. 178 CONSEGUIR QUE LA EDUCACIÓN SEA VERDADERAMENTE UNIVERSAL En todas las ciudades hay niños que, por diversas razones, no asisten a la escuela. Una vez descubiertas las razones por las que estos niños no acuden a clase, mediante una evaluación local, es necesario tomar las medidas oportunas para solucionar esta situación. Conseguir que las escuelas sean asequibles La falta de capacidad financiera es una barrera insuperable para muchas personas. La Convención exige que la educación primaria sea gratuita, pero en muchas ciudades los costos de la escolarización son un problema cotidiano. Incluso cuando la escuela no cobra una cuota de ingreso, los costos que representan los libros, los uniformes escolares y el transporte pueden ser excesivos para muchas familias. Sin materiales pedagógicos adecuados, es posible que los niños se sientan marginados en la escuela y que no tengan demasiadas ganas de acudir a ella. Cuando, en lugar de asistir a la escuela, los niños en edad escolar podrían estar contribuyendo a la supervivencia de sus familias obteniendo dinero o ayudando en casa, los costos reales son mucho más elevados. Es preciso tomar medidas a fin de proporcionar a los niños de las familias pobres textos gratuitos, uniformes y materiales, y, cuando sea necesario, becas escolares y bonos de transporte. Por medio de la cooperación entre los organismos municipales y las ONG, la pequeña ciudad de Olangapo ha conseguido aumentar el número de becas escolares procedentes de fuentes diversas. Una mujer en una comunidad muy pobre recauda fondos en un vecindario adyacente más próspero para costear las becas escolares de veinte niños. Los progenitores de los niños que reciben este tipo de ayuda firman contratos por los que se comprometen a que sus hijos asistan diariamente a la escuela, y las familias contribuyentes reciben informes oficiales7. Programas similares en Brasil han generado excelentes resultados; si un niño abandona la escuela, voluntarios capacitados visitan a la familia, y si las razones son de origen financiero, se pone a su disposición un tipo de ayuda temporal a cambio de que los progenitores se comprometan a mantener a sus hijos en la escuela. Los costos diversos de la escolarización Asistencia financiera Incorporar a los niños que trabajan En teoría, los niños deberían poder asistir a la escuela sin que se lo impidan otras obligaciones paralelas. Pero cuando existe una situación de pobreza, hay grandes posibilidades de que los niños se vean obligados a trabajar. Es fundamental asegurar que tengan acceso a la educación que necesitan a fin de mantener abiertas sus posibilidades para el futuro. Este tema se analizará más adelante. Educar a las niñas La desigualdad en la educación derivada de la discriminación sexual es una forma de discriminación contra las niñas, que las autoridades y las personas encargadas de formular políticas deben combatir de la manera más firme. La educación para las niñas está estrechamente vinculada con el incremento de oportunidades, la salud de la madre y del hijo, el descenso en la tasa de natalidad y el progreso social en general8 . La experiencia demuestra que a medida que se equilibran las tasas de matriculación, las niñas obtienen una mayor confianza, participan de manera más libre y expresan sus propias opiniones. Su capacidad para participar como miembros de la sociedad está Blanc, C. S. y colaboradores (1994), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y Londres: Gordon and Breach. 8 UNICEF (1998), Niñas que trabajan, Nueva York: UNICEF. 7 179 relacionada con el acceso a una educación apropiada9. Aunque se han alcanzado progresos en el acceso a la educación básica, las brechas en materia de género siguen siendo elevadas en todos los planos, sobre todo después de los primeros tres años de escuela. Las últimas cifras muestran que dos terceras partes de los adultos analfabetos en el mundo son mujeres10. La pobreza y los límites impuestos por las costumbres culturales son los principales obstáculos. Muchas sociedades consideran que la contribución a la supervivencia de la familia, especialmente por medio del trabajo en el hogar, es una responsabilidad de las niñas. Una encuesta efectuada en la India mostró que en un 57 % de los hogares de los tugurios, las niñas habían tenido que abandonar la escuela debido a la carga de las tareas domésticas11. En muchos casos se considera que la educación es inapropiada o innecesaria para las niñas, debido al papel que tienen que desempeñar en la vida. El acceso de las niñas a la esfera pública puede estar limitado también por las creencias religiosas y el miedo al hostigamiento y los abusos deshonestos. Especialmente cuando las escuelas se encuentran a cierta distancia del hogar, los progenitores suelen mostrar resistencia a que sus hijas acudan a ellas. Responder a las preocupaciones de los progenitores Cualquier medida que se tome para lograr que las escuelas sean más accesibles, más asequibles y para que respondan de manera más flexible a las ocupaciones de las familias, puede contribuir a promover la asistencia de las niñas. Pero además, las autoridades escolares deben mostrar sensibilidad ante las preocupaciones de los progenitores y las necesidades concretas de las niñas, y dejar claro que las consideran con seriedad. Los cambios tienen que producirse en toda la sociedad, y no sólo dentro de las escuelas. En Brasil, por ejemplo, donde el rendimiento escolar de las niñas en general es mejor que el de los niños, las mujeres siguen recibiendo un salario más bajo cuando comienzan a trabajar12. Integrar las escuelas especiales de Estados Unidos en la corriente principal Responder a los problemas de los niños con discapacidades Muy a menudo, los niños con discapacidades no acuden a la escuela debido a que su educación es considerada una pérdida de tiempo. Se trata de una clara infracción contra sus derechos. Es preciso poner en práctica todas las medidas posibles y razonables para asegurar el acceso de estos niños a una escolarización apropiada en un entorno que respalde su sentimiento de autonomía. Muchos especialistas defienden la matriculación de los niños con discapacidades en las escuelas normales a fin de integrarlos de la mejor manera posible en sus comunidades. Otras personas consideran que estos niños deberían beneficiarse de programas y de instalaciones orientadas hacia sus necesidades de aprendizaje. Aunque desde el punto de vista educativo y económico puede resultar beneficioso agrupar a niños que requieren materiales similares y personal especialmente capacitado, también presenta importantes ventajas el que los niños discapacitados y los niños sin discapacidades aprendan juntos en sus propias comunidades. En un mundo ideal debería ser posible ofrecer servicios adecuados para todo tipo de niños en las escuelas comunitarias, independientemente de sus necesidades especiales. Pero en la mayoría de las ciudades, la falta de recursos suele frustrar cualquier intento destinado a aplicar esta situación ideal. Incluso en los países de altos ingresos, las comunidades suelen rechazar la carga financiera que representa ofrecer servicios completos para los niños que tienen graves discapacidades, problemas de aprendizaje o trastornos de comportamiento. Es importante que se reconozcan los derechos de los niños con discapacidades y que los funcionarios escolares y la comunidad en general Ibíd. Dall, 1995, ob. cit. Nota 1. 11 Balakrishnan, R. (1994), ‘The Sociological Context of Girls’ Schooling: Micro Perspectives from the Slums of Delhi’, Social Action, 44 (julio–septiembre de 1994). 12 Dowbor, L. (1986), Aspectos economicos da Educacaõ, São Paulo: A’tica Ed. 9 10 180 conozcan estos derechos. En la escuela, los maestros pueden fomentar la aceptación y la integración de los niños con discapacidades. Es una etapa fundamental para aprender la tolerancia, y la escuela puede ser el lugar ideal para contrarrestar los prejuicios de la sociedad en general. Además, los maestros disponen de unos recursos excelentes para realizar estas actividades (véase la lista de recursos). Integrar a los niños de las minorías A veces ocurre que muchos niños de los grupos minoritarios, entre ellos los refugiados, los emigrantes y los pobladores en tránsito, no acuden a la escuela por temor a que se les relegue, se abuse de ellos o se les margine, o debido a que en las escuelas no se usa su propio idioma. Puede ocurrir también que las autoridades no consideren que la prestación de servicios a estos grupos esté dentro de sus responsabilidades. La Convención, sin embargo, garantiza a estos niños la libertad contra la discriminación y el derecho a una educación que respete su identidad cultural. Los funcionarios locales, las juntas escolares, y el personal de las escuelas deben intervenir de manera activa para garantizar este derecho. • Aumentar la inversión en el sistema escolar a fin de eliminar cualquier tipo de cuota de matrícula. Inversión • Proporcionar a los niños de las familias pobres, textos y uniformes gratuitos, y, cuando sea necesario, becas y bonos de transporte; si es apropiado, vincular la asistencia financiera al compromiso de los progenitores de mantener a sus hijos en la escuela. • Concientizar a los progenitores sobre los beneficios de la educación de sus hijas, o de sus hijos con discapacidades, comprometerlos en la planificación y la formulación de decisiones, y asegurar que se tengan en cuenta sus preocupaciones. Concientización de los progenitores • Capacitar a los maestros para que no traten de manera preferente a los niños varones. • Cuando exista una firme resistencia a la participación de las niñas en la esfera pública o a la educación mixta, utilizar aulas para alumnos de un solo sexo. • Apoyar la disponibilidad de servicios de guardería asequibles a fin de liberar a las hermanas mayores para que puedan acudir a la escuela. • Asegurar el apoyo a grupos de defensa de la infancia cuando se trata de buscar las mejores soluciones en materia de educación para los niños con necesidades especiales, y colaborar estrechamente con los servicios de salud y de rehabilitación, los servicios sociales y las organizaciones voluntarias pertinentes dentro de la comunidad, a fin de concebir el mejor proyecto para cada niño. • Ofrecer a los maestros capacitación y apoyo, por medio de encuentros con maestros más experimentados, trabajadores de salud y otras personas que puedan ayudarles a prestar atención a los niños con discapacidades. Defensa Capacitación de maestros • Siempre que sea posible, incluir a los propios niños en todas las decisiones que afecten su escolarización. 181 • Asegurar que los niños de los grupos minoritarios dispongan de acceso a un sistema de educación libre de discriminación y que respete su identidad cultural. • Facilitar la transición del hogar a la escuela mediante la capacitación de los maestros para que comprendan y respeten los antecedentes y la cultura de los niños a su cargo, alienten la comunicación con los progenitores y aseguren que se incluyan las cuestiones y las preocupaciones de todos. Myers, R. G. (1997), ‘Removing Roadblocks to Success: Transitions and Linkages between Home, Preschool, and Primary School’, Coordinators’ Notebook: An International Resource for Early Child Development, (21, 1997): 1–19. 13 • Abordar el tema de la diversidad por medio del programa de estudios de la escuela, y tomar medidas eficientes contra la discriminación. UNA EDUCACIÓN QUE PROMUEVA LOS DERECHOS DE LA INFANCIA Las escuelas no son sólo los lugares donde los niños aprenden a leer y a escribir. En ellas también se transmiten ideologías. La calidad de la relación entre los niños y los maestros, la elección de las aptitudes que se enseñan, y los materiales y los métodos que se utilizan, son importantes mensajes en sí mismos. Cuando las escuelas enseñan sobre la democracia de una manera poco democrática, por ejemplo, o utilizan un programa de estudios que defiende las perspectivas de los viejos poderes coloniales, es muy difícil que los niños aprendan su propio valor y el de sus comunidades. Es importante que las autoridades reconozcan que las escuelas son un instrumento para la socialización. Los mensajes que transmiten deben ser compatibles con la crianza de ciudadanos jóvenes, seguros y responsables. Escuelas como instrumento idelógico Una educación centrada en los niños Cada niño, así como cada grupo de edad, tiene una forma diferente de aprender, a la que se debe responder por medio de enfoques flexibles y centrados en el niño. En los primeros grados, por ejemplo, los niños necesitan con frecuencia ejemplos concretos a fin de poder comprender conceptos abstractos. Como dice un viejo proverbio chino: “Escucho y olvido; veo y recuerdo; hago y comprendo”. Pero la educación en el aula se limita a menudo al aprendizaje de memoria y existen muy pocas oportunidades de aprender mediante la actividad. Algunas aptitudes, como la memorización de la tabla de multiplicar, dependen del aprendizaje de memoria, pero la forma más adecuada para promover la comprensión profunda de los niños se basa en ejemplos del mundo real y en la posibilidad de que el propio niño descubra la manera de aprender lo que más le convenga. Cuando los menores participan de manera activa en el proceso de aprendizaje, hay más posibilidades de que se transformen en personas curiosas, dispuestas a seguir aprendiendo durante toda su vida. Esto exige que los maestros se conviertan en animadores flexibles y creativos del aprendizaje infantil, en lugar de ser simplemente un medio para la distribución de información. Para ello necesitan capacitación, recursos y un apoyo constante. Lograr que la educación se centre en los niños requiere también reconocer que muchos de ellos tienen que hacer transiciones muy importantes para adaptarse a la escolarización estructurada. Es preciso tomar medidas para asegurar que estas transiciones se lleven a cabo de una manera agradable, para que los niños puedan adquirir la confianza en sí mismos que necesitan para aprender con eficacia13. Programas de estudio pertinentes 182 Educación para obtener medios de vida Por lo general los programas de estudio se formulan en el plano nacional y muy a menudo no se ajustan a las necesidades de las comunidades locales y de la vida contemporánea. El contenido de la educación local debe ser compatible con las realidades locales, y ajustarse a los medios para ganarse la vida que los niños de esa comunidad tienen más posibilidades de alcanzar. Si la escuela es ajena a las metas y a los conceptos de los progenitores, puede resultar muy difícil pedirles que acepten la pérdida de ingresos y de tareas domésticas que se produce cuando los niños asisten a la escuela. Es posible formular o modificar los planes de estudio con los maestros a fin de incorporar las perspectivas de los niños y de los progenitores. La importancia que se conceda a las oportunidades de ganarse la vida no debe, sin embargo, excluir la posibilidad de que algunos niños reciban una educación más prolongada, y la escolarización primaria debe prepararles para ello. Educación para el desarrollo sostenido y la regeneración urbana El Programa 21, el plan mundial de acción para el desarrollo sostenido, indica que los niños deben ser participantes activos en la tarea de definir las cuestiones que afectan al medio ambiente en sus comunidades y de intervenir para tomar las medidas necesarias. Debido a que muchos de los asuntos vinculados al desarrollo sostenible tienen sus raíces en las realidades locales, el Programa 21 también considera necesario crear planes de acción denominados “Programas 21 locales”. Cualquier ciudad que disponga de un programa de este tipo debe colaborar estrechamente con las escuelas para lograr que la participación del menor sea uno de los elementos integrales en la producción y la puesta en práctica del Programa 21. El desarrollo sostenido y la regeneración de las zonas urbanas no pueden llevarse a cabo a menos que el público general adopte una actitud solícita y consciente en relación con el medio ambiente local. A fin de promover una actitud de este tipo, es importante alentar y fomentar que los niños que habitan en las zonas urbanas se familiaricen con el entorno que les rodea. Una serie de textos generales, producidos en una ciudad distante, no pueden fomentar este proceso de familiarización14. El hábitat urbano que los niños conocen mejor es el vecindario en el que viven diariamente, un entorno que, por medio de su participación en una educación basada en la realidad local, pueden llegar a conocer de una forma más profunda e interesada. Los funcionarios de la enseñanza deberían tener en cuenta que la educación relativa al medio ambiente no tiene sentido si la escuela practica actividades despilfarradoras o destructivas. Más adelante se verán algunas formas para hacer partícipes a los niños en la práctica de actividades responsables. Educación cívica en una sociedad democrática Educar a los niños para que se transformen en ciudadanos responsables significa ofrecerles la posibilidad de comprender sus propios derechos y sus responsabilidades cívicas. Un enfoque obvio es incluir la Convención en el programa escolar. Pero del mismo modo que las escuelas deberían ser un modelo en materia de atención del medio ambiente, también deberían dar ejemplo en la promoción de actitudes democráticas. La enseñanza sobre la democracia es una tarea inútil si la escuela no ejerce principios democráticos en sus relaciones cotidianas con los niños y las familias. Algunos observadores han expresado que los derechos tienen más sentido en el marco de los procesos o las actividades destinados a convertirlos en realidad15. Por ejemplo, Educación sobre el medio ambiente basada en la realidad local Chawla, L. y Hart, R. (1988), ‘The Roots of Environmental Concern’, Proceedings of the 19th Conference of the Environmental Design Research Association, EDRA, Washington DC. 15 Holland, T. (1998), ‘Human Rights Education for Street and Working Children: Principles and Practice’, Human Rights Quarterly, 20: 173–193. 14 183 los niños pueden obtener una mayor comprensión de su derecho al juego y a la recreación por medio de su participación en la mejora de los terrenos escolares; y de su derecho a una buena salud mediante la promoción de la higiene en la escuela. Las Nuevas Escuelas de Colombia son un ejemplo excelente de una verdadera participación dentro de la escuela 16 . Estas se encuentran principalmente en las zonas rurales, pero su filosofía puede aplicarse también a las zonas urbanas. Una combinación de diferentes grupos de edades, un programa flexible y organizaciones cooperativas dentro de la escuela permiten a los niños desempeñarse como una comunidad democrática coordinada. Además de progresar de manera gradual según el programa de estudios nacional, los niños tienen que llevar a cabo proyectos comunitarios diseñados y ejecutados junto con sus compañeros. Estos proyectos pueden ser de índole social, como el análisis de los problemas de transporte de los niños que viven lejos de la escuela, o proyectos sobre el medio ambiente, en los que se analizan asuntos como los resultados de las estrategias de reciclaje en la comunidad. Una serie de comités infantiles gestionan jardines escolares, criaderos de gusanos y granjas piscícolas. Si una participación de este tipo se lleva a cabo con seriedad, los progenitores no la considerarán como una actividad irrelevante para la educación de sus hijos. Las Nuevas Escuelas de Colombia Existen numerosos obstáculos a este tipo de educación democrática. A fin de compensar la amenaza que representa inicialmente para los maestros que temen un desafío a su autoridad, las Nuevas Escuelas han democratizado la propia capacitación de los maestros, que se apoyan unos a otros a medida que sus escuelas se convierten en centros de enseñanza más democráticos. En muchas de las Nuevas Escuelas, las actividades comunitarias de los niños han servido para estrechar las relaciones entre la escuela y el gobierno local. Resulta más difícil encontrar ejemplos de una relación similar en las zonas urbanas, ya que por lo general el gobierno local de estas zonas tiene un radio de acción más amplio. Pero siempre que sea posible, todos los programas escolares deberían exponer a los niños a las actividades del gobierno local, y encontrar maneras para apoyar su participación en ellas. Respetar el idioma y la cultura de los niños La Convención exige que la educación apoye la identidad del niño y promueva el respeto por su cultura. Para que sea igualmente accesible y pertinente para todos los grupos culturales, es necesario impartir la enseñanza en los idiomas que los niños usan en sus hogares y en las comunidades. Este factor resulta más complicado en los casos en que el idioma dominante del país no es el que se habla en la localidad, e incluso más complicado aún cuando en la misma zona escolar se hablan varios idiomas. Es posible que si los niños no hablan el idioma dominante, sus posibilidades en el futuro puedan quedar reducidas. Pero el uso de los idiomas locales, especialmente en los primeros años de vida, puede alentar la asistencia a la escuela de niños que de otra forma estarían abocados a abandonarla, y del mismo modo puede facilitar las relaciones de trabajo entre la escuela y la comunidad. Muchos países han descubierto que resulta práctico y efectivo el uso de dos idiomas en el aula, ya que permite que los niños se preparen para un futuro en otros lugares o en la localidad. Reconocer y respetar el idioma y la cultura de todos los niños de la escuela es también una forma importante de abordar las tensiones que puede haber en la comunidad en general. Ventajas de utilizar el idioma local Hart, R. (1997), Children’s Participation: The Theory and Practice of Involving Young Citizens in Community Development and Environmental Care, Londres: Earthscan/UNICEF. 16 184 Eliminar los estereotipos del programa de estudios La manera en que se representa a las niñas y las mujeres en los materiales pedagógicos puede perpetuar los estereotipos de género y desalentar sus ambiciones estudiantiles. Ocurre muy a menudo que todas las figuras heroicas de las que aprenden son hombres, y si las niñas aparecen representadas en los libros de imágenes, suele ser haciendo recados o ayudando en el hogar. Puede que este material refleje la realidad en muchos lugares, pero los maestros y las juntas escolares, deben ser conscientes del poder que tienen esas imágenes, y deben hacer todo lo posible para seleccionar y presentar materiales y modelos de conducta que alienten a las niñas a participar de manera activa en la vida y a alcanzar su pleno potencial. Los mismos principios deberían aplicarse cuando se trata de abordar las actitudes hacia las minorías o las personas con discapacidades. El poder de las imágenes Enseñanza de conocimientos para la vida práctica A fin de abordar las complejidades que se derivan de la vida cotidiana en la ciudad, es necesario aprender una gama de conocimientos para la vida práctica. Especialmente en el caso de aquellos niños cuyos padres carecen de los conocimientos necesarios, es importante que aprendan estas actitudes en la escuela. Los menores pueden servir también como fuente de información para sus progenitores. La concientización sobre los derechos jurídicos, la información sobre la necesidad de registrarse para votar, la familiarización con los servicios locales, los requisitos burocráticos y los procedimientos gubernamentales, los conocimientos sobre la salud básica y la nutrición, la capacidad para gestionar las finanzas personales y de la familia, deben formar parte de la educación primaria, especialmente cuando los estudiantes no tienen grandes posibilidades de seguir estudiando en la escuela secundaria. Los niños como una fuente de información para los progenitores Promoción de una cultura contra la violencia La Convención prohíbe el uso de toda forma de perjuicio o abuso físico o mental contra los niños (artículo 19). Un número cada vez mayor de países ha prohibido el uso de los castigos corporales en las escuelas, entre ellos Sudáfrica, China, Burkina Faso, Botswana y la mayoría de los países de Europa, pero en gran parte del mundo sigue siendo un sistema habitual de disciplina y de control de los estudiantes17. Los golpes, las amenazas y la humillación pública pueden contribuir de manera considerable a alejar a los niños, y especialmente a las niñas, de la escuela18. A veces se pasan por alto o incluso se aceptan el hostigamiento y otras formas de violencia entre los niños en la escuela19. Cuando la violencia se considera como una respuesta aceptable, se perpetúa su presencia en la sociedad. Las investigaciones han revelado que las formas de disciplina violentas y humillantes pueden influir gravemente en la aparición de actitudes y acciones violentas en etapas posteriores de la vida20. Si los niños han de participar de manera activa en una sociedad democrática, deben aprender en la escuela, así como en el hogar, que existen formas más productivas y humanas de ofrecer orientación, de resolver problemas y de relacionarse con otras personas, que utilizando la violencia. En el caso de aquellos niños que hayan aprendido mediante la experiencia que la violencia constituye la respuesta natural a los conflictos, es necesario ofrecerles alternativas por medio de la educación. En Sudáfrica, donde muchos han vivido diariamente en situaciones de violencia, el Proyecto de Mediación en la Escuela educa a los niños y a los maestros sobre la naturaleza del conflicto. La capacitación hace hincapié en la tolerancia como la base de una verdadera democracia, y señala la importancia de honrar y respetar las necesidades de Los castigos corporales en las escuelas Newell, P. (1995), ‘Respecting Children’s Right to Physical Integrity’ en Franklin, B. (ed), The Handbook of Children’s Rights: Comparative Policy and Practice, Londres y Nueva York: Routledge, 215–226; y Newell, P. (1997), ‘Children and violence’, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. 18 Boyden y colaboradores 1998, ob. cit. Nota 3; y Balakrishnan 1994, ob. cit. Nota 11. 19 Tattum, D. P. y Lane, D. A., (eds) (1988), Bullying in Schools, Stoke-on-Trent, UK: Trentham Books. 20 Newell 1997, ob. cit. Nota 17. 17 185 los otros. En dos de las provincias del país, todos los niños de cierta edad aprenden técnicas para la resolución de conflictos, como la mediación, la negociación y el arbitraje21. • Ayudar a los niños a convertirse en alumnos motivados e interesados en la participación mediante la promoción de aulas que sean entornos interesantes y estimulantes, por medio de la disponibilidad de una gama de recursos, la capacitación de los maestros en una educación orientada hacia los niños y alentando a los maestros y a los niños a que aprendan los unos de los otros. • Asegurar que los programas de estudios preparen a los niños de manera efectiva para que puedan ganarse un sustento en el ámbito local, así como para lograr acceso a una educación posterior. • Ayudar a los niños a comprender sus derechos por medio de una educación basada en la Convención sobre los Derechos del Niño, y por medio de actividades prácticas destinadas a aplicar sus derechos en el marco de la escuela y de la comunidad. • Siempre que sea posible, enseñar a los niños cuestiones relativas a la estructura del gobierno local, y concebir actividades que apoyen su participación en la planificación y la toma de decisiones. • Fomentar el respeto y la comprensión hacia las culturas de todos los niños de la escuela, y siempre que sea posible practicar la enseñanza en los idiomas que utilizan los niños. • Capacitar a los maestros y a otros empleados de la escuela para que reconozcan y respondan a los estereotipos y los actos discriminatorios en el aula; alentar a las niñas, a las minorías y a las personas con discapacidades a que alcancen su pleno potencial. • Integrar en los planes de estudio la participación activa en el medio ambiente de la localidad, incluso, por ejemplo, investigaciones sobre cuestiones de higiene en la escuela y sobre un medio ambiente saludable en la comunidad. • Apoyar a las escuelas para que sirvan de modelo de prácticas medioambientales seguras, y alentar una participación activa en el medio ambiente local; comprometer a las escuelas en el desarrollo y la puesta en práctica del Programa 21 local. • Asegurar que los niños tengan la información y las aptitudes necesarias para afrontar las complejidades de la vida cotidiana en la ciudad. • Prohibir la práctica de la violencia en la escuela, ya sea entre los niños, o como un sistema de disciplina; y enseñar técnicas de resolución de conflictos en el marco de la escuela. LAS ESCUELAS Y LA SALUD Las escuelas son un lugar ideal para promover la salud de los niños y, por medio de ellas, atacar los problemas de salud de toda la comunidad. Las escuelas pueden educar a los niños para que lleven una vida saludable, ayudarles a resolver sus necesidades inmediatas en materia de salud y ofrecerles un entorno saludable que pueda servir a la comunidad como un modelo en el cuidado del medio ambiente. EDev News (1993), Education for Development Bulletin, 4 (1, marzo 1993). 21 186 Provisión de salud e higiene básicas Las escuelas deben estar adecuadamente abastecidas de agua, desagües y recolección de desechos. Si no hay una higiene básica, las escuelas pueden convertirse en centros de propagación de infecciones al resto de la comunidad. Muchas escuelas carecen de retretes adecuados, a menudo por falta de un mantenimiento eficiente. Algunas escuelas carecen por completo de retretes. En algunas zonas de Accra, los niños deben abandonar la escuela y pagar por el uso de retretes en la comunidad22. Un saneamiento y un abastecimiento de agua inadecuados en la escuela pueden tener repercusiones importantes no sólo para salud de los niños y la limpieza de los terrenos escolares, sino también en relación con su asistencia a clase. Especialmente en el caso de las niñas, hay grandes posibilidades de que no acudan a la escuela si no hay retretes e instalaciones para lavarse. Para las niñas que se encuentran en el período de menstruación, la falta de instalaciones y de privacidad pueden resultar profundamente humillantes. Un entorno escolar saludable implica también la gestión inteligente de los terrenos exteriores, tema que se analizará más adelante. Retretes La asistencia a niñas Muchos niños descubren por primera vez en la escuela retretes que funcionan, agua corriente, habitaciones sin humo y entornos limpios. Esto puede tener consecuencias sobre la idea que se forman de lo que es posible alcanzar en el mundo e incluso en sus propias comunidades. Es importante que las escuelas descubran a los niños las posibilidades de una vida higiénica y ofrezcan a la comunidad en general un modelo al que deben aspirar. Servicios de salud para los escolares Los niños en edad escolar no suelen ser considerados como un grupo de alto riesgo en materia de salud, pero hay una serie de problemas, como las fiebres del paludismo, los parásitos intestinales y la desnutrición, que pueden afectar su salud y dificultar o imposibilitar el aprendizaje. Los niños hambrientos, débiles o enfermos no pueden reunir la energía y la concentración necesarias. Un estudio efectuado en Jamaica descubrió que los niños que padecían de infecciones moderadas de tricocéfalo obtuvieron en la escuela resultados un 15 % más bajos que los niños no infectados; cuando se les volvió a someter a la prueba después del tratamiento, estos mismos niños obtuvieron prácticamente los mismos resultados de los niños sanos23. A fin de asegurar que se detectan estos problemas y se proporciona tratamiento para ellos, es importante crear un programa de visitas habituales del personal de salud. Colaboración con los servicios de salud locales Educación para un estilo de vida saludable Los niños en edad escolar desarrollan hábitos para toda la vida y las escuelas pueden ejercer una importante influencia y convertirse en fuente de información con el objetivo de promover estilos de vida saludables. La información sobre la higiene diaria, la nutrición y la atención del medio ambiente son cuestiones importantes desde los primeros años de escuela. Pero también es posible abordar en el entorno escolar el problema del abuso de drogas y los riesgos que entraña la actividad sexual. Debido a que muchos niños comienzan tarde su escolarización y a que a menudo necesitan repetir cursos, incluso los estudiantes de escuela primaria afrontan estas cuestiones en su vida cotidianas, especialmente en las zonas urbanas. Además se sabe que el fomento de la capacidad para tomar decisiones responsables desde una edad temprana es importante para una buena educación sobre la salud. Siempre existen temores de que la educación sexual pueda alentar una actividad sexual temprana. Por el contrario, las investigaciones han revelado que los niños que han recibido Higiene en la nutrición Educación sexual Bartlett y Hart, viaje sobre el terreno 1997. 23 Banco Mundial (1993), World Development Report 1993: Investing in Health, Washington DC: Oxford University Press. 22 187 información tienen más posibilidades de tomar decisiones responsables24. • Asegurar que las escuelas dispongan de un abastecimiento adecuado de agua, desagües y servicios para eliminar los residuos sólidos, y que pueden servir como modelos para la comunidad en materia de salud del medio ambiente. UNICEF (1997), Youth Health – For a Change: A UNICEF Notebook on Programming for Young’s People’s Health and Development, borrador de trabajo. 24 • Promover servicios de salud para los niños en las escuelas por medio de los servicios locales de salud y promover y fomentar la colaboración entre los maestros y los trabajadores sanitarios. • Ofrecer programas escolares de alimentación equilibrados y bien dirigidos a fin de abordar las carencias alimentarias y fomentar la asistencia de los niños a la escuela. • Hacer que los niños participen y ayuden a registrar los análisis y exámenes de salud habituales. • Incluir la educación sobre la salud en los planes de estudio, concentrándose en la higiene diaria, la nutrición y la atención del medio ambiente, y asegurar que los niños estén bien informados y sean capaces de tomar decisiones responsables sobre el abuso de drogas y la actividad sexual. EL ENTORNO MATERIAL DE LAS ESCUELAS El entorno material influye en las actividades humanas, y las escuelas no son una excepción a esta regla. Su tamaño, el lugar donde se encuentran situadas y su ordenación influyen en el aprendizaje, y en la manera en que los niños se relacionan unos con otros, con los adultos y con la comunidad. Los edificios escolares pueden fomentar un sentimiento de propiedad, la oportunidad de relacionarse con los otros y la posibilidad de participar en actividades iniciadas por el propio niño. Pero también pueden promover un planteamiento rígido sobre el aprendizaje y una relación autoritaria entre los maestros y los pupilos, así como desalentar la relación entre los estudiantes y entre las escuelas y la comunidad. El medio ambiente influye en el comportamiento La calidad de la educación no se define por el costo de los edificios de la escuela. Muchas escuelas eficaces trabajan en medio de graves limitaciones materiales, y algunas reúnen a los niños en edificios sin paredes o incluso bajo los árboles. En muchas ciudades se emplean grandes cantidades de dinero para construir nuevas instalaciones escolares, y algunas de ellas son edificios impersonales que parecen barracas, y que son poco acogedoras y estimulantes, y carecen de variedad. En su mismo diseño infringen los principios de una educación orientada hacia los niños y basada en la comunidad. Los recursos disponibles deben emplearse de manera que promuevan la educación más efectiva y permitan a las escuelas convertirse en centros vitales para el desarrollo de la comunidad. Esto significa que las metas escolares deben ser claras y que es necesario planificar el entorno material para que sirva de apoyo a estas metas. Por ejemplo, a fin de alentar la participación de los progenitores, las escuelas deben estar cerca de donde ellos viven, y deben ser materialmente acogedoras; muy a menudo, las escuelas suelen ser espacios excluyentes para las “personas de afuera”. Algo tan simple como un pequeño lugar de reunión y unas cuantas sillas cerca de la entrada del edificio puede dar a la gente la sensación de que su presencia es bien recibida. Este tipo de planificación sólo es posible en el ámbito local, aunque hay directrices que ayudan a tomar las decisiones adecuadas. Un entorno material que apoye las metas escolares 188 Ubicación La decisión sobre la ubicación de la escuela debe contar con la participación de los miembros de la comunidad y de los departamentos de agua y saneamiento, salud, parques y recreaciones y los organismos de bienestar social. Es preciso considerar diversos factores. La ubicación debe minimizar los riesgos para los niños que suponen el tráfico, la criminalidad y otros peligros. Debe permitir el abastecimiento de agua pura y un saneamiento adecuado. Lo ideal es que todos los niños puedan acudir a la escuela caminando. Cuando los niños se ven obligados a utilizar un medio de transporte para llegar hasta la escuela, se incrementan los costos y los niños pobres son quienes más posibilidades tienen de quedar excluidos. La distancia es un factor importante también en lo relativo a la asistencia de las niñas. Un estudio efectuado en Egipto mostró que cuando la escuela se encontraba a tres o más kilómetros del hogar, la tasa de matriculación de las niñas era de un 30 %. Cuando la escuela se encontraba a un kilómetro de distancia, un 70 % de las niñas acudían ellas25. Una ubicación céntrica promueve entre los niños un sentimiento de propiedad y de participación, un factor que aumenta la calidad de la escolarización de muchas maneras diferentes. Mantener las escuelas dentro de un ámbito local tiene repercusiones en el tamaño de la escuela, un factor que se analizará más adelante. El lugar donde se encuentre la escuela, y los terrenos que la rodean, deberían ofrecer en principio un sitio adecuado para practicar juegos físicos y recreativos. Cuando hay espacio suficiente para crear una granja urbana o un huerto, así como un paisaje con biodiversidad, la escuela puede servir como lugar de capacitación sobre los principios del desarrollo sostenido. La distancia afecta la asistencia El tamaño de las escuelas de educación primaria En las zonas urbanas existe una tendencia hacia la construcción de escuelas de gran tamaño. Pero se ha descubierto que las escuelas pequeñas, donde pueden estudiar trescientos niños como mucho, o mejor aún una cantidad menor, son preferibles para los niños por diversas razones26: • Un mayor número de niños que pueden acudir a ellas caminando. Las escuelas reducidas alientan la participación • Las escuelas reducidas alientan un sentimiento de pertenencia. El personal tiene más posibilidades de conocer a todos los niños, y los niños suelen conocerse unos a otros y relacionarse con los demás estudiantes fuera de la escuela. Es más fácil “perderse” en una gran institución, especialmente para los niños más tímidos. • Las escuelas reducidas suelen prestar mejor atención a las necesidades especiales de los niños. Hay más posibilidades de que el personal descubra los problemas, tenga un mayor interés con conocimiento de causa, y comparta con otros maestros y con los progenitores sus observaciones. • La Convención hace hincapié en la participación de todos los niños en todas las cuestiones que les atañen, y es importante que los niños puedan expresar sus opiniones sobre la gestión de su escuela. Esto resulta más fácil de practicar en una institución más pequeña. Aulas más pequeñas UNICEF (ed) (1996), El progreso de las naciones 1996, Nueva York: UNICEF. 26 Baker, R G y Gump, P V (1964) Big School, Small School: High School Size and Student Behaviour, Stanford, California: Stanford University Press. 25 • Las escuelas más reducidas pueden establecer una relación más estrecha con la comunidad que les rodea, y vincular los planes de estudio a la vida cotidiana y las experiencias de los niños. También aumenta la posibilidad de la participación de los progenitores y de que la escuela puede servir como centro para una diversidad de funciones destinadas a fomentar el bienestar del niño y de la comunidad. 189 Muchas de las ventajas de las escuelas reducidas pueden aplicarse también a las aulas reducidas. Los maestros pueden ofrecer a cada uno de los niños la atención que necesitan; las niñas suelen sentirse más cómodas en grupos más pequeños, y las aulas reducidas contribuyen a acoger una mayor diversidad. Pero debido a que los salarios de los maestros son el principal costo que afronta una escuela, las aulas en las escuelas financiadas con el erario suelen albergar a más de treinta alumnos, y algunas veces hasta pasar de cien alumnos. Hasta cierto punto, si se replantean las técnicas de enseñanza, es posible alcanzar los beneficios del aprendizaje que se logran en los grupos más pequeños. En lugar de abordar la clase como una unidad, los maestros pueden trabajar con un grupo de niños mientras los demás trabajan juntos o de forma individual. Esto resulta más fácil de practicar cuando los maestros disponen de auxiliares, voluntarios, o existe la posibilidad de enseñar en equipo, y cuando resulta fácil reorganizar las aulas (véase más adelante). Diseño, construcción y mobiliario de la escuela El diseño material y el mobiliario de las escuelas deben reflejar las condiciones, los materiales, los recursos y las prioridades del entorno local. Algunos principios básicos pueden contribuir a la planificación de edificios que alienten una educación flexible y participativa: • Las aulas pueden ser de distintos tamaños y servir para funciones diferentes, y los niños pueden trasladarse de unas a otras para hacer diversos ejercicios. • En lugar de ser espacios destinados a un objetivo único, las aulas pueden permitir varias actividades diferentes, según la edad y el grado de los niños: zonas para leer tranquilamente, para investigar, para trabajar en grupo, para hacer trabajos manuales, etc. • Cuando los asientos son móviles, los niños pueden trabajar solos o en grupos de diferentes tamaños. Es más fácil mover sillas o banquetas que bancos. Materiales como el yute o la moqueta pueden hacer que el suelo sea un lugar más cómodo para trabajar o leer. Alentar la 135 y flexibilidad el aprendizaje activo • Una pizarra y el escritorio del maestro al frente de la clase contribuyen a que el alumno se concentre en el maestro como el único recurso para el aprendizaje. Si el maestro puede moverse entre las diferentes zonas de aprendizaje, ofreciendo asistencia a grupos de niños que trabajan en proyectos diversos, la participación de los niños será mucho mayor. • Cuando los materiales de construcción, como el cemento, dificultan la exhibición de los trabajos de los niños o de otros recursos interesantes en las paredes, hay varias soluciones, como instalar tiras de madera de las cuales sea posible colgar los materiales. • Los pasillos pueden servir como un espacio común para reuniones o interacciones no estructuradas, en lugar de utilizarse sólo como lugares de tránsito. • El acceso directo desde las aulas al exterior permite a los niños utilizar de mejor manera el espacio fuera del aula como un recurso de aprendizaje. 190 Las aulas GSS en Dhaka, Bangladesh, aplican muchos de estos principios a un costo reducido. En un edificio sencillo de hierro corrugado, los maestros han creado entornos de aprendizaje muy interesantes, con la participación de los niños. Los alumnos utilizan diferentes zonas del aula para practicar distintas actividades: una zona de lectura, una de matemáticas, una de artes y trabajos manuales, una de juegos. Los trabajos de los niños y los maestros ocupan las paredes y el techo. El aula da la impresión de ser un lugar donde todo el mundo se dedica intensamente a sus actividades27. Aulas GSS, Bagladesh • Ubicar las escuelas dentro de las comunidades, y, siempre que sea posible, procurar que los niños puedan acudir a ellas caminando; encontrar lugares que permitan el abastecimiento de agua pura y de saneamiento adecuado, y que reduzcan al mínimo los riesgos del tráfico, la criminalidad y otros peligros. • Siempre que sea posible, promover escuelas reducidas y aulas pequeñas; procurar que los maestros dispongan de auxiliares y de voluntarios, o considerar el planteamiento de la enseñanza en equipo. • Evitar soluciones de diseño y de planificación que promuevan un enfoque inflexible y autoritario hacia el aprendizaje. Los terrenos escolares como paisaje para jugar y aprender La mayoría de las escuelas, incluso en las zonas urbanas, disponen de algún espacio exterior, pero pocas veces se considera la importancia que este espacio tiene para el funcionamiento de la escuela. Muy a menudo, los patios escolares parecen terrenos para un desfile militar, que se utilizan sobre todo como lugares de reunión o para que los niños se desfoguen. Sin embargo, es posible transformar el ambiente exterior de una escuela con la colaboración de los maestros, los niños y sus progenitores, a fin de utilizarlo para diversas actividades. Recreación, juegos y deportes Durante los primeros años escolares y la adolescencia, la necesidad de practicar actividades recreativas es continua, desde los juegos no estructurados y espontáneos de los niños más pequeños hasta los juegos, pasatiempos, organizados por los propios menores, y las actividades deportivas más convencionales. Las necesidades de cada uno de los niños dependen de su edad, de su temperamento y del estado emocional en el que se encuentren, y durante su tiempo libre deberían tener la posibilidad de escoger entre la práctica de deportes de equipo estructurados, juegos de actividades espontáneos y pasatiempos más tranquilos. Con una planificación imaginativa y minuciosa, incluso los terrenos más pequeños de la escuela pueden servir de apoyo a una gama de posibilidades sin necesidad de incurrir en grandes costos. Practicar diversas actividades En muchas partes del mundo se considera que los columpios, los toboganes y otros materiales fijos de recreación son elementos imprescindibles en un patio de recreo. Este tipo de materiales no resulta de ninguna manera esencial para la experiencia recreativa de los niños, pero en el espacio limitado de los patios de juego de las zonas urbanas, ofrece la posibilidad de practicar una intensa actividad física. En las mejores circunstancias, todos los patios de las escuelas deberían disponer de un espacio suficiente para practicar deportes y juegos populares en el plano local. Cuando el espacio resulta estrecho, es posible practicar Hart, R., viajes sobre el terreno 1998. 27 191 varias actividades en el mismo lugar; un arenal puede servir también para el salto de longitud; y es posible también trazar líneas divisorias que permitan la práctica de distintos juegos. Los niños deberían participar en la delimitación de la tales zonas de juegos, ya que ellos saben cuánto espacio se necesita para cada juego y qué juegos pueden resultar incompatibles entre sí. Cuando los límites de espacio hacen que resulte imposible la práctica de los deportes organizados, es importante tratar de encontrar un lugar alternativo en el marco de la comunidad. La participación con otras escuelas en los deportes más populares es una experiencia importante para los niños que se encuentran en los grados más avanzados de la escuela primaria, y su exclusión es otra forma de marginación. La práctica de actividades recreativas no debería limitarse a los deportes ni a los juegos organizados. Los niños más pequeños disfrutan especialmente con los pasatiempos que les conceden entera libertad y están libres de reglas, y les gusta diseñar sus propios juegos y pasatiempos a medida que aprenden a actuar dentro de un grupo. Es posible promover juegos activos e imaginativos incluso en los patios escolares más reducidos, mediante la provisión de soportes, materiales móviles y elementos sencillos de construcción. Las investigaciones han demostrado que a los niños no les gustan los terrenos escolares con asfalto y espacios abiertos y monótonos, sin lugares dónde resguardarse y sentarse. Prefieren terrenos con desniveles, árboles, zonas sombreadas, zonas con animales, y lugares dónde poder trepar, esconderse y explorar28. Moore y Wong han documentado la transformación de un patio escolar en una ciudad de Estados Unidos: convirtieron un patio monótono de asfalto en un entorno natural lleno de árboles, lagunas, jardines, lugares para ocultarse y materiales de recreo, todo ello sin costo alguno, utilizando maderas, rocas y objetos encontrados en la calle. A pesar de la resistencia de los funcionarios electos, los niños y el personal de la escuela colaboraron con los miembros de la comunidad para crear un lugar apreciado por todos. La experiencia de los niños en el patio escolar, que solía ser de aburrimiento y comportamiento antisocial, se transformó en una nueva fascinación por la naturaleza y por su propia capacidad para crear un lugar donde reinan la belleza y la esperanza2 9. Estos entornos plenos donde impera la biodiversidad ofrecen además beneficios educativos. Muchos niños, y especialmente los adolescentes para quienes las relaciones con sus compañeros son muy importantes, necesitan pequeños espacios protegidos donde puedan sentarse y conversar. Los patios escolares normalmente están concebidos para promover la actividad física, y marginan a los niños que no desean participar. Una solución simple es permitir la construcción de espacios de diferente tamaño y con diversas alturas para que puedan sentarse niños de todas las edades. Esto resulta más fácil en un patio donde haya plantas. Las zonas más amplias de este tipo de patios pueden utilizarse también como aulas al aire libre. En cualquier tipo de clima, los alumnos suelen beneficiarse cuando se producen cambios periódicos en el entorno destinado al aprendizaje. Esto puede resultar difícil si las lecciones exigen recursos muy diferentes, pero resulta útil en cuanto se hacen debates en grupo, donde los niños pueden sentarse de manera informal para trabajar juntos en torno a los problemas. Los patios escolares como lugares de aprendizaje y modelos para el desarrollo sostenible En las escuelas de las zonas urbanas, donde el espacio exterior es limitado, debe hacerse hincapié en la creación de un lugar recreativo seguro y agradable, de ser posible con alguna zona verde. Cuando las escuelas disponen de un mayor espacio, es más factible poner en práctica un mayor número de ideas. Los entornos naturales y diversos se ajustan a muchas de las necesidades de Utilización de los espacios limitados Deportes Juegos no estructurados Variedad Espacios tranquilos Titman, W. (1994), Special Places, Special People The Hidden Curriculum of Schoolgrounds, Godalming, Surrey: World Wide Fund for Nature. 29 Moore, R. C. y Wong, H. H. (1997), Natural Learning The Life History of an Environmental Schoolyard, Berkeley, CA: MIG Communications. 28 192 los niños en materia de juego y recreación, y pueden convertirse también en lugares para hacer una demostración de los principios básicos del desarrollo sostenible y de la regeneración urbana. Un paisaje en la escuela donde coexista la biodiversidad, no sólo ofrece a los niños un interesante microcosmos en el que pueden adquirir una serie de conocimientos y aptitudes sobre el medio ambiente, sino también un terreno de capacitación para la gestión del medio ambiente. Incluso cuando después de distribuir el espacio necesario para los deportes organizados no quede una zona demasiado amplia, es posible utilizar pequeños espacios periféricos para plantar vegetación o simplemente permitir que ésta crezca. Cuanto más variada es la vegetación, más diversa es también la fauna que la utiliza como hábitat. Los alumnos y el personal de la escuela pueden participar juntos en la investigación y la planificación del cultivo de plantas. Los niños pueden investigar qué tipo de clima y de suelo necesitan las plantas, y establecer un mapa de su distribución. Con un poco de ayuda, deberían ser capaces de medir la acidez del suelo, evaluar su calidad y definir qué plantas y qué árboles pueden crecer en el lugar. Hay muchas formas en que los niños pueden participar activamente en la gestión y la supervisión cotidianas del entorno escolar. Cuando existen problemas de espacio, crear un huerto amplio puede ofrecer una importante oportunidad de aprendizaje y contribuir también de manera notable al abastecimiento de alimentos. Incluso en los patios hacinados de las ciudades, es posible encontrar espacios para crear unos cuantos lechos de hierbas y legumbres cultivados con técnicas intensivas. Una zona para la producción de abono orgánico o un criadero de gusanos pueden ser un buen complemento de estos huertos urbanos, y los materiales para producir abono pueden provenir de la comunidad o de los hogares de los niños. Los alumnos pueden alternar tareas como el reciclaje y la producción de abono, y el cultivo de los huertos. Es necesario mantener registros para supervisar la producción de alimentos, la calidad de las plantas y la fauna. Otras actividades deseables cuando hay espacio suficiente pueden ser la utilización de tecnologías alternativas de energía, entre ellas los molinos de viento y un receptor de energía solar. También es posible almacenar agua en tanques, tal vez en el tejado de la escuela, y los niños pueden supervisar las fuentes de energía como parte de su investigación en marcha sobre el desarrollo sostenible. Cuando haya equipos disponibles, es importante analizar el clima y la contaminación ambiental y mantener registros. Los niños pueden practicar también auditorías sobre el uso de energía de la escuela. Patios escolares con biodiversidad Jardines Atención del medio ambiente Experimentos con tecnología • Promover la utilización más efectiva del espacio exterior disponible en la escuela a fin de permitir la práctica de juegos no estructurados y de deportes y pasatiempos, así como de relaciones personales tranquilas y de actividades físicas. • Permitir que la vegetación crezca libremente en los patios escolares, y cuando haya un espacio suficiente, apoyar el establecimiento de huertos y de lugares de producción de abono orgánico, y utilizar los patios escolares como espacios para experimentar con tecnologías alternativas como los molinos de viento y los receptores de energía solar. • Asegurar que los niños participen activamente en el proceso de toma de decisiones, en la gestión cotidiana y en la supervisión del medio ambiente de la escuela. 193 Mantenimiento Por muy bien que una escuela esté diseñada y construida, nunca funciona de manera adecuada si no existe una buena gestión y mantenimiento. Las instalaciones ruinosas o en mal estado de mantenimiento son desmoralizantes para los estudiantes y los maestros. Los costos de conservación deben establecerse de manera adecuada en los presupuestos. Gran parte de la limpieza y el mantenimiento cotidiano de la escuela puede hacerse con la participación de los niños. El empleo de un cierto tiempo para barrer el patio y mantenerlo, así como para hacer todas las tareas de gestión del medio ambiente descritas anteriormente, puede formar parte del programa diario e incorporar incluso a los niños más pequeños. Cuando la escuela establece una relación activa con los padres, las madres y otros miembros de la comunidad, gran parte de las tareas de mantenimiento y de reparación más complicadas, entre ellas la pintura, pueden hacerse de una manera participativa e incluso contar con la presencia de los niños. Una escuela bien conservada puede ser un recurso y una fuente de orgullo para toda la comunidad. Una junta escolar democráticamente elegida debe decidir la distribución de fondos para el mantenimiento periódico de la escuela. Involucrar a los niños y a los progenitores • Incorporar una cantidad adecuada de fondos en los presupuestos escolares para cubrir los costos derivados del mantenimiento periódico y alentar la participación de los niños y de los miembros de la comunidad en las tareas de conservación. ACCESO A LA INFORMACIÓN: BIBLIOTECAS Y CENTROS DE RECURSOS Muchas escuelas de los países del hemisferio sur carecen incluso de bibliotecas y de los recursos más rudimentarios, y las municipalidades deben considerar como una prioridad la resolución de este problema. La verdadera educación se orienta hacia el aprendizaje en lugar de la instrucción, y alienta al alumno a que desempeñe un papel activo, mientras que los maestros adoptan un papel orientador y de apoyo. El acceso a la información es fundamental para este proceso. Cuando las “Escuelas Nuevas” de Colombia hicieron los cambios necesarios para convertirse en centros más progresistas y orientados hacia el niño, el aumento anual promedio de los costos fue de un 10 %, fondos que se emplearon en su totalidad para adquirir buenos recursos de consulta30. Cuando una comunidad carece de los recursos necesarios para construir más de una biblioteca, la biblioteca de la escuela primaria puede servir también a la comunidad. Es posible que haya que hacer ajustes para asegurar que este sistema funcione de manera apropiada. Por ejemplo, los miembros de la comunidad podrían utilizar la instalación después del horario escolar y habría que ampliar la colección de libros para satisfacer una gama más variada de necesidades. También es posible que sea preciso situar en un lugar aparte los materiales específicos para las tareas escolares. Si una biblioteca comunitaria es el único recurso informativo disponible para la escuela, los maestros deberían tener entera libertad para tomar prestados los materiales necesarios con el fin de llevar a cabo las investigaciones que se practican en el aula. Los libros y otros materiales impresos no son el único recurso para el aprendizaje. El mundo depende cada vez más de otras tecnologías de la información, y los niños deberían tener el mayor acceso posible a esta esfera sometida a una rápida expansión. Si las escuelas pueden costear el uso de Compartir los recursos con la comunidad Hart, 1997, ob. cit. Nota 16. 30 194 materiales audiovisuales y de computadoras, es necesario que se utilicen con gran frecuencia, no sólo por su capacidad de ofrecer información sino también para que los niños se familiaricen con estos materiales. En la mayoría de las escuelas que disponen de fondos limitados, el acceso a las tecnologías podría depender del apoyo de otros grupos de la ciudad. Los medios de comunicación locales pueden ser un recurso especialmente valioso, y las autoridades deberían alentar el establecimiento de alianzas activas entre las escuelas y las estaciones de radio y de televisión locales. Diversos grupos escolares pueden tener a su disposición un tiempo de emisión, durante el cual tengan la posibilidad de proyectar sus propios programas en colaboración con el personal de los medios de difusión. Las estaciones de radio comunitarias pueden estar situadas en las escuelas locales, y los niños pueden desempeñar un papel muy importante en la recolección y propagación de información pertinente para toda la comunidad. Los medios de comunicación locales como recurso • Reconocer la importancia que el acceso a la información supone para el aprendizaje activo; apoyar inversiones en libros y en otros materiales pedagógicos, y asegurar que los niños tengan acceso al mayor número posible de tecnologías, no sólo por medio de la inversión directa, sino también mediante alianzas con los medios de difusión y otros grupos de la ciudad. CENTROS DE RECURSOS PARA LOS MAESTROS Para que una escuela sea eficaz es necesario que cuente con maestros capaces, creativos y dedicados. Muchas veces se espera que los maestros asuman este difícil trabajo con un mínimo de capacitación, un salario inadecuado, una falta de apoyo sistemático y un escaso reconocimiento profesional. A fin de que los maestros puedan mantener su dedicación y seguir progresando profesionalmente, deben disponer de un apoyo continuo. Para ello no es necesario someterlos a una mayor educación estructurada. De hecho, la mejor manera que tienen los maestros de aprender es por medio de otros compañeros, y necesitan el tiempo y el lugar para intercambiar de forma sistemática problemas, ideas y materiales31. Maestros que aprenden unos de los otros Una manera adecuada de poner en práctica estas actividades requiere un lugar permanente donde se puedan colocar materiales y recursos para los maestros: una buena solución es un centro de recursos para grupos de maestros de diez a veinte escuelas. Un centro de este tipo puede albergar una biblioteca central con recursos didácticos que sea posible copiar o pedir prestados, y también equipos para la reproducción de materiales pedagógicos producidos en la localidad. Idealmente, un centro de este tipo puede ampliarse para servir también como “prensa comunitaria”, que permita a los maestros reproducir los informes de investigación de los niños, o informes noticiosos, para distribuirlos entre los miembros de la comunidad. Por razones económicas y administrativas, el centro puede estar situado cerca de una de las escuelas primarias. Se necesitaría un empleado, capacitado especialmente, que se haga cargo de la conservación de la biblioteca y de los recursos, del calendario de reuniones, de la preparación de las sesiones especiales de capacitación, y que esté disponible para ofrecer orientación y responder a las necesidades de los grupos de debate de los maestros. Si no hay financiación suficiente para un centro de este tipo, otra solución sería hacer seminarios rotatorios para maestros en cada una de las escuelas. Incluso cuando no hay un centro de recursos, la organización de seminarios en cada una de las escuelas tendría la posibilidad de ofrecer múltiples beneficios. Estos seminarios pueden lograr que los empleados Comunicación personal, Dra. Heidi Watts, consultora sobre educación continuada para maestros de India y de Estados Unidos. 31 195 de todas las escuelas primarias participen en una red de maestros, no sólo aquellos que pertenecen a las escuelas más activas. También ofrecen al personal de la escuela que organiza la reunión, la posibilidad de analizar la mejor forma de afrontar sus propios problemas, especialmente aquellos que están relacionados con el entorno material de la escuela. • Apoyar la creación de centros de recursos para maestros, donde grupos de profesores de diferentes escuelas puedan analizar sus problemas, compartir ideas y utilizar equipos y materiales de manera conjunta. • Contratar a una persona especialmente capacitada para que dirija este centro, organice el calendario de reuniones y sirva como consejero habitual y fuente de recursos para todos los maestros de la zona. ESCUELAS SECUNDARIAS La Convención no declara obligatoria la educación secundaria gratuita, pero sí insta a que todos los niños tengan acceso a ella. Sin embargo, la asistencia a la escuela secundaria en el hemisferio sur está todavía fuera del alcance de la mayoría: en los países menos desarrollados, sólo un 22 % de los niños y un 13 % de las niñas reciben este tipo de educación32. La educación secundaria ofrece algunos beneficios de largo alcance. La capacidad para pensar sobre conceptos abstractos aumenta a medida que los niños entran en la adolescencia. A fin de que las sociedades puedan hacer frente a los asuntos relacionados con la responsabilidad cívica o el poder político, es importante que una cantidad considerable de ciudadanos practiquen el tipo de pensamiento y de debate que se promueve en el nivel secundario de la educación. Aunque las ventajas netas de la educación primaria son en general más importantes, es conveniente que todas las sociedades avancen progresivamente hacia una educación secundaria de calidad disponible para un mayor número de niños. Muchos de los principios analizados con respecto a las escuelas primarias se pueden aplicar también a la educación secundaria. Igual que las escuelas primarias, las escuelas secundarias deben intentar que su gestión, sus programas de estudio y su entorno material resulte pertinente para los estudiantes y las comunidades donde están implantadas. Sin embargo, existen algunas diferencias importantes. Por lo general, las escuelas secundarias atraen a estudiantes de una zona más amplia y, como resultado, los alumnos están menos relacionados con una comunidad concreta. Esto puede significar una participación menos activa por parte de los progenitores. Por otra parte, un grupo de alumnos de mayor edad, con el apoyo apropiado, puede ser capaz de asumir una gama más amplia de diversas responsabilidades en la gestión de la escuela. Los adolescentes están, por lo general, preparados para avanzar más allá de sus comunidades, y para orientarse hacia sus compañeros y a su preparación para la vida adulta. Las escuelas secundarias tienen el potencial de convertirse no sólo en centros de un aprendizaje estructurado, sino también en una base material para otros aspectos de la vida adolescente, y una zona de transición para incorporarse a un mundo más amplio. Los estudiantes pueden disponer de oportunidades para poner a prueba su creciente competencia de una manera productiva y remuneradora. En las escuelas es posible adaptar espacios para la práctica de deportes y para reuniones no estructuradas, y una gama de servicios de apoyo pertinentes para este grupo de edad. Incluso cuando una escuela secundaria eficiente sirve como centro para muchas facetas de la vida adolescente, no debe ser considerada como el Los beneficios de la educación secundaria Escuelas como “zona de transición” UNICEF (1998), El estado mundial de la infancia 1998, Nueva York: UNICEF. 32 196 sustituto de un espacio adecuado en la comunidad destinado a los jóvenes de esta edad. Muchos adolescentes no acuden a la escuela secundaria, e incluso aquellos que lo hacen siguen teniendo la necesidad de disponer de un espacio que se encuentre fuera de la esfera de influencia de los adultos. Relaciones entre las escuelas y los lugares de trabajo Aunque el análisis siguiente puede ser pertinente también para muchos niños que acuden a la escuela primaria, lo es sobre todo para los estudiantes de las escuelas secundarias, que suelen combinar la actividad laboral y los estudios. Hay varias formas en que las escuelas pueden actuar como un puente hacia el mundo del trabajo. Una de las funciones más importantes es ofrecer apoyo para los niños que ya se encuentran trabajando. Combinar la actividad laboral y la escuela entraña una dificultad enorme, y la escuela puede ayudar a los niños a resolverla de una manera más eficaz. Si se conocen las exigencias de la vida laboral de un niño, el personal de la escuela puede responder mejor a los problemas de horario y de otro tipo que afronte el niño trabajador. Los maestros se encuentran en una buena posición para identificar a los niños que se encuentran en peligro de abandonar la escuela debido a su actividad laboral, o que han comenzado a practicar trabajos peligrosos. La participación activa de la escuela, en colaboración tal vez con un comité local de derechos de la infancia, puede ayudar también a asegurar mejores condiciones y horarios laborales para los menores que trabajan. Cuando las escuelas cuentan entre sus alumnos con un gran número de niños trabajadores, deberían considerar la opción de contratar a una persona para que actúe como enlace entre los lugares de trabajo de los niños, sus familias y la escuela. Los cursos y los programas de formación técnica y profesional suelen ser una vía frecuente para fomentar en los estudiantes ciertas aptitudes para el empleo. Pero la capacitación se basa muy a menudo en procesos de producción modernos y con un uso intensivo de capital que pueden tener muy poco en común con el empleo que se ofrece en el plano local33. Una mejora en las actividades destinadas a ofrecer oportunidades educativas que promuevan la posibilidad de obtener un empleo práctico para los jóvenes es un elemento esencial en la reforma de la educación. Programas de aprendizaje supervisados por el sistema escolar pueden ayudar a asegurar una capacitación que tenga puntos en común con la economía local. El establecimiento de alianzas constructivas entre el sistema escolar y los empleadores permite que los estudiantes hagan visitas a centros laborales. Esto puede eliminar los estereotipos y ofrecer a los jóvenes nuevas posibilidades. También puede contribuir a que aquellos niños que deben ganarse un salario lo hagan en entornos laborales protegidos que los beneficien lo más posible en el futuro. Ofrecer apoyo Vínculos con los empleados Identificar a los niños en peligro Programas de capacitación • Apoyar a los estudiantes de las escuelas secundarias para que asuman una gama más amplia de responsabilidades en la gestión de sus escuelas. • Crear, siempre que sea posible, en las escuelas secundarias un espacio para los deportes y las reuniones no estructuradas fuera del horario escolar, y para una diversidad de servicios de apoyo pertinentes para este grupo de edad. • Exhortar a las escuelas para que supervisen la situación de sus estudiantes que trabajan y establecer relaciones entre las escuelas y los empleadores a fin de facilitar horarios compatibles y aliviar la carga de los niños. • Permitir a los niños que visiten centros de trabajo durante sus años escolares, para que puedan planificar su futuro con conocimiento de causa. Boyden y colaboradores 1998, ob. cit. Nota 3. 33 197 Comunicación personal, Nilda Cosco, IPA, Argentina, 1998. 34 • Apoyar la creación de programas de formación técnica y profesional de alta calidad y programas de aprendizaje que tengan puntos en común con las oportunidades locales de empleo. EDUCACIÓN NO ESTRUCTURADA Es necesario tratar de adaptar el sistema escolar estructurado a las necesidades de los niños y garantizar un acceso en pie de igualdad; pero existen situaciones inevitables en las cuales un planteamiento no estructurado puede ofrecer una mejor solución, a veces de una manera temporal. Las escuelas oficiales no siempre pueden ofrecer el apoyo y la flexibilidad que requieren algunos menores que trabajan. Incluso cuando las escuelas son flexibles en cuestiones como el horario, los niños que han estado trabajando durante varios años, o que han abandonado la escuela por otras razones, se ven obligados a pasar por un período de transición si desean regresar al sistema escolar oficial. La escuela puede ser una experiencia completamente ajena para diversas familias, y algunos progenitores no tienen ningún interés en asumir el compromiso que significa enviar a sus hijos a la escuela. Algunos niños, aburridos y frustrados por la escolarización estructurada, o tal vez traumatizados debido al abuso de otros compañeros o al uso de métodos violentos de disciplina, carecen del estímulo necesario para acudir a la escuela. En estas situaciones y muchas otras, los programas no estructurados pueden ofrecer una alternativa importante. Debido a que los obstáculos y las expectativas del sistema oficial no entorpecen sus actividades, algunos de estos programas han sido capaces de formular métodos innovadores y creativos para llegar a los niños y satisfacer su derecho a una educación. En Brasil se concibió un planteamiento ingenioso que no tiene nada que ver con los sistemas tradicionales de enseñanza. En São Paulo, en asentamientos donde viven algunos de los habitantes más pobres y más marginados de la ciudad, hay circos permanentes, establecidos hace algunos años por el Ministerio de la Infancia. Los niños del lugar, muchos de los cuales no acuden a la escuela, se sienten atraídos hacia los toldos y dispuestos a participar en esta iniciativa. El aprendizaje de aptitudes circenses exige una atención minuciosa y una disciplina que es preciso tomar en serio. Además estos niños no sólo aprenden a actuar. Los participantes requieren vestidos y materiales; el público necesita refrescos y golosinas. Alrededor de los toldos se han establecido diversos estudios o talleres donde los niños adquieren la serie de conocimientos indispensables para producir un espectáculo circense; al mismo tiempo, adoptan valores como la responsabilidad, la dedicación, el trabajo en equipo y la minuciosidad, es decir, aptitudes que les pueden ser muy útiles para el resto de su vida. Este proyecto puede servir a miles de niños al mismo tiempo, y muchos de ellos se han convertido posteriormente en instructores34. Aunque las ONG y las organizaciones comunitarias suelen ser las que practican actividades creativas de este tipo (no todas ellas tan complejas), las autoridades locales pueden desempeñar también una función muy importante al ofrecer apoyo y asegurar la coordinación eficaz entre las actividades no estructuradas y el sistema oficial. En el caso del circo, por ejemplo, las autoridades pueden poner a disposición de los instructores programas de capacitación y de apoyo a fin de asegurar que también se impartan conocimientos académicos; pueden lograr que las escuelas oficiales sean una opción real para los niños que deciden ingresar en ellas, y que la transición sea llevadera. También pueden encontrar formas para asegurar que la capacitación que se ofrece en el circo les sirva cuando tengan otras oportunidades de empleo locales. Las escuelas circo de São Paulo Apoyo a las alternativas no estructuradas 198 En los capítulos 10 y 11 analizaremos algunos programas alternativos que han resuelto los problemas de los menores que trabajan y de los niños de la calle, en algunos casos facilitando su reingreso a las escuelas oficiales. • Apoyar las alternativas de escolarización no estructuradas en aquellas situaciones donde el sistema oficial resulte impracticable. • Crear vínculos entre los programas no estructurados y el sistema oficial, para asegurar que los programas tengan acceso a los recursos de las escuelas oficiales, obtener la acreditación de los programas no estructurados y facilitar la transición de los niños hacia el sistema oficial cuando lo deseen. • Alentar a las escuelas oficiales y a los maestros a que aprendan de las innovaciones que se hacen en los programas no estructurados. 199 10 Niñez trabajadora Vivimos en un mundo donde, con pocas excepciones, los ricos son cada vez más ricos mientras los pobres tienen que luchar por su supervivencia. En el marco de una economía de mercado internacional, la propiedad y el control de los recursos recaen cada vez más en aquellos quienes ya son ricos, mientras que los pobres y las personas desprotegidas tienen que cargar de manera desproporcionada con los costos, tanto económicos, como sociales y ambientales. Una de las manifestaciones de este sistema donde impera la desigualdad, es la cantidad de menores trabajadores que contribuyen a las economías locales y mundiales, a un costo considerable para ellos y para su futuro. Los niños que trabajan constituyen un motivo de preocupación creciente en el plano internacional. Se han puesto en marcha diversas actividades para responder a este asunto mediante la formulación de metas y normas internacionales elevadas, al mismo tiempo que se reconoce la necesidad de obtener soluciones progresivas. Estas actividades son especialmente valiosas porque insisten en que el trabajo de menores no es incompatible con acciones comprometidas. Pero la capacidad de los congresos mundiales, los organismos internacionales e incluso los gobiernos nacionales, para formular planes de acción minuciosos destinados a proteger los derechos de los menores que laboran es limitada. Aunque el trabajo de menores representa la existencia de fuerzas económicas y tendencias políticas de gran escala, en realidad se produce en el contexto de las realidades más locales. Los gobiernos locales se encuentran aquí en el frente de batalla, al igual que en muchas otras materias. Las respuestas prácticas sólo pueden formularse en el plano local, sopesando al mismo tiempo la amplitud del problema y las opciones y los recursos disponibles en una ciudad concreta. El trabajo impropio y peligroso tiene repercusiones directas sobre la salud y el desarrollo de la infancia y también les perjudica indirectamente al privarles de oportunidades positivas para el crecimiento y el aprendizaje. Las respuestas deben tomar en cuenta no solamente su protección inmediata, sino también cuestiones de mayor envergadura que contribuyen a que su trabajo se haya convertido en una necesidad para ellos y sus familias. Foto: Jaime Pérez Munevar. En la Convención se establece una serie de disposiciones relativas al trabajo infantil, las cuales ofrecen un marco de política y de acción. De manera 200 más explícita, la Convención exige que se proteja a los niños de todo tipo de trabajo explotador y peligroso, y del trabajo que entorpezca su educación y su desarrollo. A fin de asegurar esta protección, se exhorta a los Estados Partes a que establezcan una edad mínima para trabajar, y a que regulen las condiciones laborales (artículo 32). Pero no es posible considerar esta disposición sin tener en cuenta su contexto. La Convención reconoce también el derecho de los niños a disponer de medios para su supervivencia (artículo 6). Pero la desagradable realidad muestra que el trabajo es, a menudo, la única posibilidad que tienen los menores para su supervivencia y la de sus familias. En el contexto de la pobreza y por la falta de un sistema adecuado de bienestar social que garantice la manutención de los niños y de sus familias, el trabajo sigue siendo la opción más viable para muchos niños y adolescentes. Las respuestas a esta situación no pueden tener en cuenta sólo su protección inmediata, sino también afrontar los problemas que convierten su trabajo en una necesidad. Una legislación protectora sólo puede tener éxito en el contexto de otras medidas prácticas y sostenibles en favor de los niños y de sus familias. La Convención exhorta a las autoridades para que apoyen a los progenitores, cuando sea necesario, en sus esfuerzos encaminados a asegurar el desarrollo óptimo de sus hijos y un nivel de vida adecuado (artículos 18 y 27). También garantiza el acceso a una educación gratuita, pertinente y de alta calidad, un elemento fundamental para resolver la cuestión del trabajo de los menores (artículos 28 y 29). Las amplias implicaciones de la Convención en el caso del trabajo de menores Estas disposiciones, como muchas otras que se estipulan en la Convención, están sujetas a la disponibilidad de recursos y, por tanto, a una realización progresiva1. Hasta que todas estas metas no puedan ponerse plenamente en práctica, algunos niños y adolescentes tendrán que trabajar por necesidad, y no se debe pasar por alto su situación. Mientras los gobiernos avanzan hacia la eliminación del trabajo infantil inapropiado, deben seguir apoyando a aquellos menores que trabajan en la actualidad, escuchando sus preocupaciones y asegurando su acceso a la educación, a una salud de alta calidad, al descanso y la recreación, y a unas condiciones laborales aceptables (artículos 12, 24, 28, 31 y 32). Haciendo uso de ejemplos constructivos, este capítulo analizará la forma en que los gobiernos locales pueden responder a la red compleja de preocupaciones que se deriva de sus obligaciones hacia los menores que trabajan. LAS IMPLICACIONES DEL TRABAJO PARA EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS El trabajo ha sido siempre una vía importante para el aprendizaje y la socialización. A los niños les fascina la competencia, y este deseo puede expresarse y satisfacerse tanto por medio del trabajo como del juego. En el mejor de los mundos posibles, el trabajo para los niños sería una opción y una oportunidad positiva, un elemento más en una vida equilibrada. En lugar de ello, define y limita la vida de muchos niños pobres. Bajo la presión que ejerce la pobreza, la carga del trabajo puede obliterar rápidamente los beneficios. Es importante no considerar como inaceptables aquellas actividades que fomentan el aprendizaje del niño y su identidad como ser humano responsable. Pero también es importante que la socialización no se utilice para justificar un trabajo agotadoramente repetitivo, exigente, peligroso o que limita el potencial del niño. Para millones de niños pobres en todo el mundo, el trabajo representa un gran sacrificio físico, emocional e intelectual, y cuanto más jóvenes son, mayor es el sacrificio. Los niños menores están sometidos a todos los peligros Himes, J. R. (1995), Implementing the Convention on the Rights of the Child: Resource Mobilization in Low-Income Countries, La Haya: Martinus Nijhoff/ UNICEF. 1 201 laborales y a las enfermedades que afrontan los adultos, pero a menudo son más vulnerables debido a que sus cuerpos se encuentran en proceso de crecimiento, tienen una escasa resistencia a los tóxicos y su capacidad es más limitada para responder de manera efectiva a los peligros, como por ejemplo, de una máquina en funcionamiento. Cuando los niños crecen en un ambiente de extrema pobreza, hay más posibilidades de que se encuentren deficientemente alimentados y en un estado precario de salud; y las exigencias del trabajo representan por tanto una carga adicional para la salud. Los niños que trabajan largas horas sufren una fatiga excesiva, y muchas veces no tienen el tiempo suficiente para alimentarse. Su estado deficiente incrementa su susceptibilidad ante las enfermedades infecciosas, y las condiciones laborales en las que se desempeñan pueden exponerlos a mayores riesgos de infección. Un problema frecuente entre los niños que trabajan es el crecimiento frenado. En muchos casos, la fatiga y la incapacidad de concentrarse causan lesiones diversas. Los niños necesitan más descanso que los adultos, y un horario excesivo de trabajo puede generar una falta de atención o de resistencia que en determinadas circunstancias suele ser letal. En algunas ocupaciones, los niños están sometidos durante muchas horas, todos los días, a emisiones tóxicas o desechos industriales. Otros hacen labores que ejercen un excesivo esfuerzo sobre su vista y les causan lesiones. Los niños hacen con frecuencia labores que son demasiado exigentes para su tamaño y su fuerza. Esto, combinado con las repercusiones de las acciones repetitivas, puede generar deformaciones en los músculos y en el esqueleto que persistan toda la vida. Algunas situaciones laborales exponen a los niños a maquinarias sin ninguna protección, así como al riesgo de explosiones y de accidentes industriales. En una encuesta efectuada por la OIT en Filipinas, se descubrió que más del 60 % de los menores trabajadores estaban expuestos a condiciones peligrosas en sus lugares de trabajo. De estos niños, un 40 % sufrió graves lesiones o enfermedades2. Muchos niños padecen formas menos visibles de explotación. Algunos de los peligros más siniestros son los que sufren los niños sometidos a la explotación sexual. En Mumbai, India, se descubrió que un 80 % de las prostitutas de menor edad padecían enfermedades de transmisión sexual, y un 60 % tenía Sida3. La explotación sexual presenta también ramificaciones emocionales importantes, y las niñas (y los niños) que han sufrido abusos de este tipo se encuentran marcados psicológicamente por la experiencia. Los empleados domésticos jóvenes, un grupo numeroso de la población que se halla prácticamente oculto, compuesto también en su mayoría por niñas, están psicológica y emocionalmente en peligro. Trabajan largas y agotadoras jornadas en una situación de aislamiento y a menudo son víctimas de palizas, maltrato verbal y abuso sexual4. Incluso las niñas que trabajan en sus propias casas pueden estar sometidas a responsabilidades excesivas en relación con su fuerza y su madurez emocional. El trabajo impropio y peligroso tiene muchas consecuencias directas sobre el desarrollo de los niños, pero también les pone indirectamente en peligro al privarlos de experiencias positivas. El tiempo que emplean en el trabajo es robado a la educación, al juego y al descanso necesarios para su desarrollo pleno. Cuando el trabajo impide a los menores aprovechar las oportunidades necesarias para su aprendizaje y crecimiento, reduce sus posibilidades en la vida y contribuye a la perpetuación de una pobreza cada vez mayor que se transmite de una generación a la otra. En los debates sobre el trabajo de los menores, se suele clasificar como trabajo de menores inaceptable, todo tipo de labor hecha por una La vulnerabilidad del niño Condiciones peligrosas Pérdida de oportunidades OIT (1996), Child Labour: Targeting the Intolerable, Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo. 3 Gilada, I. S. (1997), ‘Child Prostitution: a Blot on Humanity’, Indian Health Organization. 4 Blanc, C. S. y colaboradores (1994), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y Londres: Gordon and Breach. 2 202 persona menor de dieciocho años en condiciones de explotación, de peligro o que vayan en detrimento de su desarrollo. En esta publicación utilizaremos el término de esta misma manera, pero con la salvedad de que la diferencia entre el trabajo de menores inaceptable y un trabajo de menores más benigno no siempre resulta clara. El trabajo que es intolerable para un niño de seis años puede resultar más fácil de hacer para uno de dieciséis años, pero la diferencia puede ser menos clara cuando se trate de grupos de edad intermedios. Estar sentado frente a un telar durante doce horas al día es inaceptable para los niños de cualquier edad, pero practicar la misma actividad durante dos horas, y equilibrarla con una educación, descanso y juego, puede convertirse en una forma muy valiosa de aprender un oficio. Las repercusiones de la mayoría de los trabajos cambian según las circunstancias: la edad y la madurez del niño, las exigencias en la escuela, las condiciones del lugar de trabajo, el clima, la salud del niño, el entorno cultural, las circunstancias familiares. Variables que es necesario considerar La nueva Convención y Recomendación de la OIT, aprobada en 1999, se concentra en las formas más intolerables de trabajo de menores y ofrece una orientación importante para establecer cuáles esferas de trabajo es preciso abordar con mayor urgencia5. No se puede considerar como aceptable, bajo ninguna circunstancia, el trabajo obligatorio y en condiciones de semiesclavitud, así como la explotación sexual, y es necesario eliminarlos lo más pronto posible. El trabajo perjudicial, hecho por niños de muy corta edad y por grupos especialmente vulnerables, como las niñas de corta edad, ha sido calificado como de intolerable en casi todos los círculos internacionales6. Pero la mayoría de los niños seguirán trabajando en esferas que no se mencionan en esta Convención, y es importante decidir qué grado de apoyo, atención y protección es posible ofrecer en estas situaciones. Es preciso abordar la cuestión de la edad, y las actividades deben concentrarse especialmente en los niños más pequeños. La Convención No. 138 de la OIT sugiere que la edad mínima para el empleo sea de quince años, y ésta es una meta importante sobre la que es necesario concentrarse. La mayoría de los países han establecido como edad mínima para trabajar los doce o los catorce años. Las intervenciones en favor de los niños menores de esta edad límite deberían hacerse por medio de la familia siempre que sea posible, y deben responder al derecho de los niños a una educación. En el caso de los niños de más edad y de los adolescentes tiene sentido, en el contexto de la cultura local, orientarse hacia la adquisición de aptitudes de trabajo y la oportunidad de un empleo protegido. Formas intolerables de trabajo LOS PROBLEMAS QUE AFRONTAN LAS AUTORIDADES LOCALES Y SUS ALIADOS A fin de cumplir con las normas establecidas en la Convención, las autoridades locales deben tratar de alcanzar tres metas simultáneas: • Evitar que trabajen los niños de más corta edad y aquellos que se encuentran en situaciones de riesgo o que ponen en peligro su desarrollo, y asegurar al mismo tiempo que ni ellos ni sus familias se vean obligados a vivir en situaciones más precarias; • impedir que los niños participen en labores inapropiadas mediante actividades de base amplia destinadas a eliminar la pobreza, apoyar la estabilidad de la familia y crear una enseñanza pertinente, accesible y asequible para los niños; • apoyar a todos aquellos niños que por el momento tienen que seguir trabajando, escuchando sus preocupaciones, mejorando su situación laboral y asegurando su desarrollo óptimo. UNICEF (1997), ‘Social Mobilization and Child Labour’, Background Paper for International Conference on Child Labour, Oslo, 27–30 octubre 1997. 6 OIT 1996, ob. cit. Nota 2. 5 203 Al crear un plan de acción, las autoridades locales deben afrontar problemas importantes, entre ellos su propia escasez de recursos, los límites intrínsecos de la legislación nacional y la diversidad de opiniones, a menudo conflictivas, sobre el carácter adecuado del trabajo de menores. Pero estas autoridades se encuentran también en la mejor posición para crear procesos integradores y amplios. Las implicaciones de un enfoque progresivo destinado a eliminar el trabajo de menores sólo pueden tenerse en cuenta en el contexto local. Las autoridades deben formular y poner en práctica planes de acción que estén vinculados con las realidades sociales, culturales y económicas de sus propias ciudades. Aunque no hay un solo modelo de acción, las siguientes directrices, basadas en las disposiciones de la Convención, pueden contribuir a crear una orientación general. Fyfe, A. (1989), Child Labour, Cambridge, UK: Blackwell and Cambridge MA, USA: Polity Press. 7 CREAR UN MARCO DE ACCIÓN Las leyes existentes en muchos países exigen a los agentes del gobierno que supervisen la situación de los menores que trabajan y que retiren de los lugares de trabajo a los niños que aún no cumplen la edad establecida por la ley para trabajar. Estas leyes nacionales, al igual que las leyes donde se establece la edad para comenzar la enseñanza obligatoria, son a menudo el único marco de referencia del que disponen las autoridades locales para crear sus políticas hacia los menores que trabajan. Las leyes de este tipo forman parte de un sistema importante destinado a crear metas nacionales, pero son un marco inadecuado para poner en práctica enfoques eficaces y amplios en el ámbito local con respecto al problema del trabajo infantil. Estas leyes pueden, incluso, interferir con la capacidad de las autoridades locales para responder flexible y progresivamente a las preocupaciones de los niños y las familias de la localidad. La prohibición del trabajo de menores, tal y como lo señala Fyfe, puede dificultar de una manera paradójica su protección, debido a que si el trabajo es ilegal, poco puede hacerse para mejorarlo7. Las autoridades disponen pocas veces de los recursos necesarios para una aplicación adecuada de las leyes. En concreto, resulta muy difícil controlar a las empresas no oficiales y el trabajo oculto que se practica en el seno de la familia. Cuando el número de niños que trabajan es muy elevado, la aplicación de las leyes se convierte en una labor poco realista y las autoridades suelen hacerse los de la vista gorda. Esta actitud permisiva puede verse reforzada por el reconocimiento de la importancia del trabajo del menor para la supervivencia de la familia y los intereses de las empresas. Por otra parte, hay veces en que la aplicación de las leyes lleva a que se retire a los niños de los lugares de trabajo sin prestar la atención necesaria a la realidad de su vida, factor que puede perjudicar considerablemente tanto a las familias como a los niños, destruyendo un precario equilibrio económico o forzando a los niños a practicar trabajos más ocultos y aún más peligrosos. Está claro que las leyes nacionales desempeñan funciones considerables; establecen metas importantes, contribuyen a asegurar la escolarización y pueden resultar especialmente útiles como un instrumento de último recurso para hacer frente a los empleadores o a las familias que se niegan a retirar a los niños de los puestos de trabajo peligrosos o explotadores. Pero deben integrar un grupo de instrumentos diversos y una estrategia municipal más amplia que sopese las realidades locales a fin de abordar la cuestión considerándola en toda su complejidad. Eliminar el trabajo peligroso de menores representa una inversión considerable de recursos no sólo en materia de inspección y aplicación de la ley, sino también de educación y de la mejora permanente de la vida de las familias y los grupos más pobres y más marginados. Pero pocas municipalidades en los países pobres tienen la capacidad de responder de una Los peligros de la aplicación de las leyes Encontrar el equilibrio 204 manera verdaderamente amplia a sus obligaciones (véase el capítulo 13). En lugar de ello deben tomar decisiones difíciles cuando se trate de distribuir recursos limitados, y esto significa inevitablemente llegar a un tipo de compromiso. Concentrarse en las infracciones en materia de trabajo infantil que son más visibles y preocupantes puede significar dejar de lado prácticas menos tangibles pero no menos peligrosas. Invertir considerablemente en las tareas de inspección y en la aplicación de la ley puede significar que haya menos recursos disponibles para la educación. Responder a corto plazo al derecho de los niños que trabajan, al apoyo y la protección, puede significar que se dispone de menos recursos destinados a crear estrategias a largo plazo para la reducción de la pobreza. Sin embargo, todas estas medidas son respuestas legítimas y necesarias a los derechos de los niños y de sus familias. Atender a las diversas exigencias de la Convención requiere un enfoque equilibrado y una acción en diversos frentes, e implica una inversión no sólo de recursos presupuestarios, sino de todos los recursos humanos y organizativos que sea posible movilizar. Movilizar una amplia base de apoyo social Cuando el trabajo infantil constituye una actividad frecuente en una comunidad, es posible que la opinión pública lo considere como algo natural, y esta actitud abre la puerta a numerosos abusos. Debido a que la situación está profundamente enraizada en la economía local, es muy probable que resulte difícil aplicar normas generales, y los enfoques dirigidos desde arriba suelen ser pocas veces eficaces. Muy a menudo se piensa que es un problema que no se puede solucionar. La sociedad en general suele ser cómplice de esta actitud, desde los progenitores que dependen del dinero que llevan a casa sus hijos, hasta las empresas que se benefician del costo reducido del trabajo, al público en general que se beneficia de los bajos precios y acepta tácitamente las desigualdades que dan lugar a la pobreza y la privación. Muchas veces se toleran la pobreza y sus implicaciones no por crueldad, sino por ignorancia y temor, dos factores que es posible abordar de manera eficaz. Para que se produzca un cambio real es esencial alcanzar un amplio consenso social. Sin este elemento, es muy difícil que el público comprenda y apoye las intervenciones. Muchas veces es necesario que se produzca un cambio en la percepción de las personas que tienen una estrecha relación con los niños. Cuando un grupo de madres de Turquía fue invitado a visitar a sus hijos a sus lugares de trabajo, la mayoría de ellas sacaron poco después a sus hijos de estos lugares8. El apoyo del gobierno local resulta esencial para crear una amplia base de concientización y de cooperación. La Convención es un marco valioso para este tipo de movimiento social. Pero a fin de que resulte verdaderamente útil, es necesario debatir y establecer su pertinencia en el plano local. El diálogo social basado en la Convención puede generar una mayor concientización y un cambio en las actitudes hacia los niños, y ésta es la mejor garantía de que la sociedad civil reconocerá la explotación infantil y el trabajo peligroso y les hará frente. El alcance de la Convención abarca la serie de cuestiones que afectan a los niños que trabajan y las diversas formas en que sus derechos pueden ser conculcados debido al tipo de trabajo que hacen. La concientización de la opinión pública puede llevarse a cabo en las escuelas, por medio de la educación de los progenitores y de campañas en los medios de difusión dirigidas a un público seleccionado. Las investigaciones sobre el trabajo infantil que incorporan la participación de los miembros de la comunidad pueden por sí mismas ser una forma muy útil de movilización. También pueden resultar de utilidad determinadas actividades públicas. El jefe del gobierno local de Muktagacha, Bangladesh, utilizó un festival, Movilización de apoyo en Bangladesh 8 OIT 1996, ob. cit. Nota 2. 205 minuciosamente planificado, celebrado durante el Día Nacional de la Infancia, para obtener apoyo social en favor de los niños que trabajan en la ciudad. Durante tres meses el personal municipal coordinó las actividades de voluntarios, maestros de escuela y organizaciones infantiles, destinadas a establecer la identidad de los niños que trabajan y ayudarles a llenar formularios de registro con información sobre sus familias, su historia laboral y su escolarización. Algunos niños temieron que sus empleadores los despidieran si participaban en esta actividad. Pero debido a que el acto era un festival para todos los niños que trabajan, resultó difícil que los patronos se quejaran. Comunicación personal, departamento de planificación de Muktagacha, 1998. 9 El día del festival, las autoridades organizaron a los niños por grupos de ocupaciones y les pidieron que describieran su vida como niños trabajadores. Los patronos, la policía y los dirigentes políticos locales no participaron en estas sesiones a fin de que los niños no se sintieran intimidados. Aunque los periodistas fueron invitados, se les pidió que no identificaran a ninguno de los niños. Con la información recopilada, las autoridades pudieron informar al público sobre la situación de los niños que trabajan y comenzaron a preparar una estrategia a largo plazo, así como a tomar medidas inmediatas de seguridad, como la distribución de máscaras de protección para niños soldadores y guantes protectores para aquellos que fabricaban baterías con ácidos9. • Descubrir formas eficaces para concientizar al público sobre los derechos del niño, y concretamente sobre el derecho a la protección contra el trabajo dañino y explotador. • Alentar el debate público acerca de las implicaciones de los derechos de los niños sobre las condiciones locales y las ideas sobre el trabajo infantil que imperan en la localidad. • Comprometer a los medios de difusión en la movilización y la concientización del público. • Apoyar actividades y campañas públicas para ampliar la comprensión de las personas sobre la situación de los niños que trabajan. Crear alianzas de trabajo A fin de crear una estrategia funcional, amplia y coordinada, es fundamental que las autoridades locales cuenten con la asistencia práctica de todos los grupos interesados que puedan hacer una contribución. El gobierno local se encuentra en una buena situación para aglutinar a los diferentes grupos y crear redes coordinadas. Estas últimas deben incluir a las ONG, empleadores, sindicatos, organizaciones religiosas, escuelas, funcionarios de salud, policía, inspectores de trabajo y, sobre todo, a los propios niños y sus progenitores. Este tipo de alianzas es fundamental no sólo para crear una estrategia, sino también para planificar y poner en práctica programas e intervenciones específicas. La experiencia de Montes Altos, en Minas Gerais, Brasil, es un ejemplo excelente de una intervención basada en la colaboración. Con la iniciativa de una mujer decidida, la secretaria local de Educación, y después de un consenso conjunto de los cafeteros, los sindicatos, las organizaciones comunitarias y el gobierno municipal, se retiró a los niños de sus labores tradicionales como cosechadores de café. La municipalidad ofreció aulas y los progenitores aceptaron enviar a sus hijos a la escuela. Al saber que sus hijos estaban siendo bien atendidos y bien alimentados en la escuela, los progenitores trabajaron con mayor eficacia y aumentaron su productividad a un mayor nivel que cuando Fomentar la creación de redes de apoyo Un esfuerzo de colaboración en Brasil 206 disponían de la ayuda de sus hijos. Los niños recibieron enseñanza y alimentación, los progenitores ganaron más dinero, los cafeteros obtuvieron una cosecha más eficiente y el alcalde recibió un mayor apoyo de sus constituyentes10. El trabajo infantil es una cuestión conflictiva. Por lo general, la perspectiva de las partes implicadas variaría considerablemente. Los funcionarios públicos, los sindicatos, los empleadores, los progenitores y los niños suelen tener metas y prioridades distintas. Aunque el debate y la negociación entre grupos con perspectivas diversas puede resultar difícil de practicar, es fundamental para obtener soluciones realistas. Reconciliar las perspectivas divergentes puede generar una serie de respuestas novedosas y creativas. A fin de trabajar de manera eficaz en pro del cambio, resultan fundamentales una comprensión y un respeto mutuos. Reconciliar diferentes perspectivas En el capítulo 14 describimos el tipo de organismos que pueden trabajar de manera conjunta con los gobiernos locales para promover y supervisar la realización de los derechos de la infancia. Estos consejos de coordinación, integrados por el mayor número de organizaciones posible, a fin de abordar las cuestiones que afectan a los niños, pueden desempeñar una importante función en favor del consenso sobre las soluciones prácticas al trabajo infantil en el ámbito local. Este proceso requerirá, inevitablemente, que se debatan cuestiones espinosas como la falta de uniformidad entre las leyes nacionales, la Convención y la realidad de la vida de los niños en la ciudad. Un debate abierto puede sacar a la luz los dilemas, a menudo imposibles de resolver, que afrontan los gobiernos municipales, y de este modo la responsabilidad de encontrar soluciones tendrá una base más amplia. Es importante que el consejo no se concentre únicamente en las cuestiones jurídicas del trabajo infantil y en los temas atractivos para los medios de difusión, sino que considere el interés más amplio de la infancia como elemento central del debate. El consejo puede orientar al gobierno local en la evaluación de la situación de los niños trabajadores de la localidad y en la formulación de un plan integral. Es preciso adaptar las normas locales a la legislación nacional, concientizar a la población sobre los derechos de los niños menores que trabajan, supervisar las infracciones a los derechos de esos niños y analizar los progresos. La cooperación con el sistema escolar local es importante, debido a que las escuelas están bien situadas para valorar las necesidades y evaluar el progreso de determinadas intervenciones. Otra función importante del consejo sería promover los intereses de los niños que trabajan en otras esferas superiores del gobierno. Formular un plan • Crear una amplia coalición de aliados que pueden ofrecer asistencia práctica en la formulación y aplicación de una estrategia integral para la acción. • Alentar el debate y la negociación entre grupos con perspectivas diferentes para asegurar el desarrollo de soluciones integrales y realistas. Analizar y evaluar la situación de los niños en peligro A fin de responder de manera apropiada, las autoridades locales y sus aliados deben recopilar la información necesaria para evaluar la situación de los niños que trabajan. No basta con recoger datos sólo sobre los niños que reciben un salario. Un gran número de niños, la mayoría niñas, trabajan sin recibir un salario en sus hogares o en los hogares de otras personas, y es preciso considerar con seriedad sus casos. Tampoco es suficiente hacer simplemente una lista con el número de niños que trabajan. Es preciso reunir información Comunicación personal, Ladislau Dowbor, 1998. 10 207 sobre su situación laboral, la forma en que esta situación afecta la salud y el desarrollo de los niños, qué medidas vigentes se han puesto en práctica para mejorar su situación, la forma en que es posible reforzar estas actividades y qué necesidades y derechos no se satisfacen. Un instrumento muy útil para esta evaluación, tal como señala Vesna Bosnjak (UNICEF, Brasil), es organizar de manera lineal las diversas situaciones laborales de los niños en una comunidad o ciudad determinada, desde las actividades beneficiosas que promueven el aprendizaje y la confianza en sí mismos, hasta las situaciones de explotación más peligrosas11. Esto puede resultar de utilidad para establecer la identidad de los niños que requieren una mayor atención. Es posible que resulte difícil recopilar información sobre los niños que trabajan, dada la suspicacia que las autoridades despiertan tanto entre los niños como entre sus padres y sus patronos, y dado también por las diferencias de opinión sobre lo que constituye una actividad laboral inapropiada12. Sólo es posible obtener resultados razonables por medio de actividades conjuntas en las que participen ONG relacionadas con el trabajo infantil y todos los departamentos pertinentes del gobierno, así como los niños y sus familias. A fin de ampliar el consenso, es una buena idea invitar a los medios de difusión para que participen en la causa. Por medio de las encuestas efectuadas en los hogares se han alcanzado importantes progresos para recopilar información sobre los niños que trabajan y sus familias13. UNICEF y la OIT han elaborado conjuntamente el proceso de evaluación rápida, un enfoque para la investigación de las dinámicas y las repercusiones del trabajo infantil en una comunidad dada por medio de encuestas, entrevistas, grupos de discusión, levantamiento de mapas y observación. Incluye entrevistas con las autoridades locales, con los representantes de diversos organismos municipales, con empresarios, dirigentes comunales, educadores de la calle y con las familias y los niños14. Varias ciudades en Filipinas han descubierto que la investigación orientada hacia la acción que cuenta con la participación de un amplio espectro de la comunidad puede ser muy útil para galvanizar el interés sobre el trabajo infantil y promover la acción15. En Olongapo, ésta condujo a la formación del comité de trabajo de la ciudad sobre los niños de la calle16. Las perspectivas que tienen los niños sobre su propia situación pueden resultar de gran utilidad en la recopilación de información. La reciente encuesta efectuada por Rädda Barnen sobre los niños que trabajan en Filipinas, Etiopía, Senegal, Bangladesh, Perú, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, ofreció aspectos muy útiles que nunca se hubieran podido obtener sin la colaboración de los propios niños17. Cuando se recopila información de los niños o con los niños, es fundamental tener en cuenta los temores reales que a menudo sienten hacia sus patronos, pues pueden mostrarse renuentes a ofrecer información, factor que es necesario respetar. Como en cualquier otro intento de recopilar información proveniente de los niños o por medio de ellos, hay que tener en cuenta siempre algunas consideraciones éticas y prácticas que se analizarán ampliamente más adelante. • Asegurar que exista un órgano adecuado de información, no sólo sobre el número de niños que trabajan, sino también sobre su situación laboral y sobre las gama de respuestas existentes a sus derechos y sus necesidades. • Apoyar los métodos participativos de recopilación de datos, haciendo especial hincapié en las perspectivas de los propios niños que trabajan. Bosnjak, V. (1998), ‘Child Labour. The Ten Commandments’, UNICEF, Brasil. 12 Black, M. (1993), ‘Street Children and Working Children’, Innocenti Global Seminar Summary Report, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. 13 OIT (1996), Child Labour Surveys: Results of Methodological Experiments in Four Countries 1992–93. Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo. 14 UNICEF 1997, ob. cit. Nota 5. Para obtener mayor información, las autoridades deben dirigirse a la oficina del UNICEF en su país. 15 Rialp, V. (1993), Children and Hazardous Work in the Philippines, Ginebra OIT. 16 Porio, E., Moselina, L. y A Swift, A. (1994), ‘Philippines: urban communities and their fight for survival’ enBlanc, C. S. (ed), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y London: Gordon and Breach. 17 Woodhead, M. (1998), Children’s Perspectives on their Working Lives: A Participatory Study in Bangladesh, Ethiopia, the Philippines, Guatemala, Nicaragua and El Salvador, Estocolmo Rädda Barnen. 11 UTILIZAR DE MANERA CONSTRUCTIVA LAS LEYES Y LAS REGULACIONES Debido a la escasez de recursos adecuados para llevar a cabo inspecciones y a la falta de voluntad política, las leyes nacionales que prohíben el trabajo infantil no siempre se ponen en práctica. Cuando se produce una respuesta oficial, ésta puede pecar de falta de sensibilidad y obligar a los niños a dejar un trabajo existente sólo para caer en una situación mucho peor. Las medidas del gobierno de Estados Unidos en 1992, dirigidas a prohibir la importación de ropa fabricada por niños en Bangladesh, por ejemplo, llevó a que los fabricantes de textiles despidieran a cincuenta mil niños, la mayoría niñas, muchas de las cuales no tuvieron otra salida que hacer trabajos domésticos y otras formas más peligrosas de empleo, como la pulverización de piedras y la prostitución18. Ampliar el concepto de la aplicación de la ley Debido a que la inspección y la aplicación de la ley han evidenciado sus limitaciones, uno de los principales problemas de las autoridades locales es convencer a los empleadores de que se conviertan en aliados en lugar de adversarios en la lucha para mejorar la situación. En el marco de esta definición ampliada de aplicación de la ley, sería posible capacitar especialmente a los inspectores no sólo para que supervisen las infracciones, sino para que ofrezcan a los empleadores orientación y apoyo a fin de que comiencen a cumplir con la ley y, asimismo, sirvan de recurso a los menores y sus familias. En lugar de sacar a los niños del trabajo y de poner en peligro un equilibrio que a menudo resulta muy frágil, es posible adoptar un enfoque progresivo que se concentre primero en la mejora de las condiciones laborales, y luego en la tarea de crear óptimas alternativas para los niños y sus familias. Es posible formular programas, por ejemplo, que permitan inicialmente a los niños continuar en su empleo a cambio de trabajar menos horas, de máximas condiciones materiales y del acceso a oportunidades para el juego y la recreación. En colaboración con los empleadores, las ONG y los organismos gubernamentales comprometidos, es posible organizar un sistema de atención sanitaria y una educación pertinente. Los empleadores pueden comenzar gradualmente a apartar a los niños de sus puestos de trabajo de manera que no perjudiquen sus oportunidades para el futuro y la estabilidad de sus familias. La adopción de códigos voluntarios de conducta, y de etiquetas de índole social para informar a los consumidores sobre las condiciones en que se ha fabricado un producto, puede incentivar la contratación de trabajadores adultos y mejorar la situación de los niños19. Un enfoque progresivo de este tipo fue puesto en práctica en Sialkot, Pakistán, donde más de ocho mil niños trabajaban en fábricas de productos deportivos, según diversos informes. Los propietarios de la fábrica de Sialkot, en colaboración con organizaciones de derechos humanos y compañías de productos deportivos, elaboraron un plan para retirar a los niños de las fábricas durante un período de dieciocho meses, a fin de contratar a sus progenitores y hermanos de más edad en su lugar, y de crear nuevas escuelas y programas sociales para ampliar las oportunidades de los jóvenes de la ciudad20. Varias investigaciones de seguimiento están demostrando la importancia de mantener la supervisión del cumplimiento de un acuerdo después de la declaración inicial de buenas intenciones. Los periodistas que visitaron Sialkot un año y medio después descubrieron que los adultos habían ocupado el lugar de los niños en las fábricas. Pero los resultados han sido dispares. Las escuelas prometidas todavía no se han construido, muchos niños están aburridos e inquietos y algunos preferirían seguir trabajando. Los activistas de la localidad tienen la impresión de que los fabricantes estaban sólo interesados en mejorar su imagen internacional. Es necesario seguir manteniendo la presión si se quieren Un enfoque progresivo hacia el cumplimiento de la ley Un ejemplo de Pakistán Stalker, P. (1996), Child Labour in Bangladesh: A Summary of Recent Investigations, Nueva York UNICEF. 19 UNICEF 1997, ob. cit. Nota 5. 20 Islam, S. (1997), ‘Carrots, not Sticks’, Far Eastern Economic Review, 27 de marzo. 18 209 alcanzar los resultados deseados21. La aplicación de la ley se considera, por lo general, una respuesta que sólo puede emplearse de manera razonable en el caso de los sectores estructurados. Aunque los niños empleados en este sector (una minoría en comparación con todos los niños que trabajan) tienen la ventaja de que el gobierno local puede supervisar su situación e influir en ella más fácilmente, siempre hay formas de asegurar que esta supervisión se aplique también a los niños que trabajan en otras esferas. Por ejemplo, la buena disposición de los empleadores del sector estructurado para adoptar códigos voluntarios de conducta puede influir en los subcontratistas del mercado no estructurado con quienes las empresas estructuradas mantienen una relación comercial. Un mayor conocimiento de las cuestiones puede generar un mayor nivel de presión social sobre los empleadores no estructurados a fin de que mejoren sus condiciones laborales. Muchas veces los empleadores descubren que la mejora de la situación de los niños que trabajan para ellos favorece sus propios intereses. Aunque puede subsistir el temor de que los niños que han recibido cierta educación se conviertan en empleados problemáticos, si los propios empleadores participan en esta iniciativa, los niños tendrán una mayor confianza en sí mismos que, sumada a una mayor capacidad, no puede sino beneficiar a sus patronos. Abordar el sector no estructurado Un aspecto importante que contribuye a la aplicación efectiva de la legislación radica en asegurar que los niños y sus progenitores sean conscientes de sus derechos legales y puedan presentar sus preocupaciones y sus quejas de una manera fácil y confidencial. Las autoridades locales pueden ofrecer lugares adecuados para presentar recibir quejas en las oficinas de la comunidad. • Capacitar a los inspectores no sólo para que supervisen las infracciones, sino también para que ofrezcan a los empleadores orientación y apoyo a fin de que comiencen a cumplir progresivamente con la ley. Registro de quejas • Negociar unas mejores condiciones laborales, un horario más corto, acceso a la educación, atención sanitaria y recreación para los niños que trabajan. • Promover la aceptación de códigos de conducta voluntarios y etiquetado de índole social. • Utilizar todos los medios posibles para ampliar la aplicación de las leyes y supervisar el sector no estructurado. • Ofrecer lugares permanentes y de fácil acceso donde los progenitores y los niños puedan presentar quejas sobre las condiciones laborales. Las situaciones intolerables en el punto de mira No todas las situaciones conducen por sí solas a una mejora gradual. Cuando los niños están expuestos a un trabajo peligroso, las autoridades son responsables de su protección. Crear una transición en las condiciones laborales de la localidad, tal como ya se describió, puede ser un instrumento muy útil para señalar qué niños y qué situaciones exigen una intervención más urgente. Los niños de menor edad y aquellos que trabajan en condiciones más peligrosas deben tener siempre la prioridad. Cualquier intervención de este tipo debe tener en cuenta el contexto más amplio en que se desarrollan la vida de estos niños, y debe asegurar que tanto ellos, como sus familias si es necesario, dispongan de alternativas. Excelente ejemplo de una estrategia municipal de gran alcance de este tipo es la campaña que se celebró en 1995 en Katmandú, Nepal, iniciada por Establecer las prioridades http://news.bbc.co.uk/hi/ english/world/s/w_asia/ newsis_78000/78953.stm, abril de 1998. 21 210 la ONG Child Workers in Nepal (CWIN) para abordar la situación de doscientos muchachos que trabajaban como conductores de taxi "tempo". Una encuesta inicial reveló que un 90 % de los niños eran emigrantes, la mitad de ellos analfabetos. Un 65 % eran menores de catorce años, la edad mínima para trabajar, una edad que beneficiaba a los patronos porque podían emplearlos por un salario reducido. Los niños trabajaban de once a quince horas al día, y todos ellos sufrían importantes problemas de salud relacionados con el humo que sale del escape de estos vehículos altamente contaminantes. Sobre la base de esta investigación, CWIN, en colaboración con el gobierno local, la policía, los funcionarios de tráfico y el sindicato de trabajadores de taxis, formularon un programa de concientización que dio como resultado el Día Nacional de la Infancia. Se informó a los conductores de que había una actividad en marcha, se invitó a los niños a que participaran en talleres para presentarles situaciones alternativas de vida y fuentes de empleo, y se concientizó a la opinión pública sobre la iniciativa. La operación de rescate duró dos días. Algunos conductores se resistieron, pero la mayoría se sumó a lo que se había convertido en un movimiento irreversible, gracias a la colaboración con el gobierno y con los medios de difusión. Alrededor de cincuenta conductores de taxi, algunos de tan sólo ocho años de edad, fueron trasladados a un hogar provisional gestionado por CWIN, donde permanecieron mientras se analizaban todas sus posibilidades. Debido a que la mayoría de ellos tenía una familia, primero se intentó comprender la causa de su separación, y se analizó la viabilidad de reunirlos. Aquellos que no podían regresar al hogar tuvieron la posibilidad de acudir a un hogar infantil o recibir una beca para estudiar en un internado. En el caso de los niños de catorce a dieciséis años, el objetivo fue encontrar otro trabajo que les permitiera un cierto grado de recreación, por lo menos dos horas de educación al día, y un salario mínimo. Los niños podían permanecer en el hogar de transición de CWIN por un período de unos tres meses y, si era necesario, de hasta un año. Debido a que este proceso se encuentra todavía en marcha, resulta difícil saber cuántos niños han podido reunirse con sus familias. En general, CWIN tiene un historial satisfactorio, con 80 % de buenos resultados en estos casos de rehabilitación. La organización informa periódicamente a todas las oficinas municipales pertinentes sobre los resultados del proyecto. CWIN espera prestar asistencia a los conductores de taxis "tempo" que están todavía en actividad y abordar sistemáticamente cada una de las otras ocupaciones peligrosas que hay en la ciudad22. No siempre es posible prestar asistencia a todos los niños que desempeñan alguna forma de trabajo inaceptable. Los niños que hacen los trabajos más nocivos y degradantes, como la prostitución y el tráfico de drogas, son tal vez los más difíciles de proteger. Hay veces en que los niños que viven en las calles se abocan al trabajo ilícito no sólo por una necesidad de supervivencia, sino en respuesta a diversos alicientes. En el caso de muchas prostitutas jóvenes, puede que sus familias sean cómplices de la situación, al haber aceptado pagos por adelantado o esperar una parte de las ganancias. Debido a que muchas de las actividades relacionadas con la prostitución y el tráfico de drogas están controladas por redes de la delincuencia organizada, cuya influencia llega más allá de las zonas locales, es preciso tomar medidas nacionales e internacionales para abordar la raíz del problema. Las estrategias locales deben concentrarse en garantizar la salud y la seguridad de los niños. La puesta en práctica de las leyes no es suficiente, ya que puede conducir a que las actividades criminales sean aún más clandestinas, y por ello dificultar el acceso a los niños. Es fundamental tener la posibilidad de llegar a estos niños periódicamente para ofrecerles servicios médicos y para llevar a cabo el tipo de diálogo personal que ofrece las mayores posibilidades para que se aparten Comunicación personal, oficial de información de CWIN, 1998. 22 Una opreación de rescate en Nepal La prostitución y el tráfico de drogas Hacer frente al comercio turístico sexual 211 de lo que pueden ser actividades altamente lucrativas. Algunos enfoques que han dado resultados a la hora de responder a las necesidades de estos niños se analizarán en el capítulo dedicado los niños de la calle. Las estrategias locales a largo plazo para erradicar el problema son también importantes. Las actividades para concientizar a la opinión pública pueden ser altamente efectivas para abordar el problema de la prostitución infantil. Un buen ejemplo es el de Pagsanjan, una ciudad turística de Filipinas donde un consejo para la protección de la infancia, en el que participan funcionarios de gobierno locales, pobladores interesados, asociaciones eclesiásticas y grupos infantiles, adoptó diversos métodos creativos para educar al público sobre el comercio turístico sexual y las repercusiones sobre sus hijos. Los maestros de escuela recibieron capacitación para detectar a los niños en situación de riesgo y advertir a sus alumnos sobre los peligros que representan los pedófilos. Los profesionales de la salud ofrecieron su tiempo para educar a los niños sobre el peligro del Sida. Los propios niños participaron en actividades teatrales y campañas contra la explotación de los niños. El consejo organizó también exposiciones de fotografías tomadas por revistas occidentales en las que aparecían niños filipinos participando en actividades sexuales con hombres de raza caucásica. Esto asombró a los progenitores que nunca habían desconfiado de las intenciones de los "amigos" extranjeros de sus hijos. La comunidad tomó una mayor conciencia del problema y la relación con los turistas cambió radicalmente. El número aproximado de niños y niñas sometidos a la prostitución infantil descendió de tres mil a mediados del decenio de 1980 a unos trescientos en 199323. • Establecer, en el marco de las realidades locales, cuáles niños necesitan una intervención más urgente. • Asegurar que los niños no trabajan en las condiciones más peligrosas, teniendo siempre en cuenta la posibilidad de ofrecerles alternativas, tanto a ellos como, cuando sea necesario, a sus familias. • Utilizar la concientización amplia de la opinión pública como un instrumento para combatir las formas más intolerables de empleo, especialmente en casos como la prostitución, cuando las medidas oficiales pueden empujar este tipo de explotación a la clandestinidad. ENCONTRAR ALTERNATIVAS PRÁCTICAS PARA LOS NIÑOS Y SUS FAMILIAS Cualquier programa local destinado a responder a los problemas del trabajo infantil debe incluir, como un objetivo primordial, la posibilidad de ofrecer alternativas prácticas para los niños y sus familias. Las familias deben tener la suficiente capacidad como para salir adelante sin depender del trabajo inaceptable de sus hijos, y éstos deben tener acceso a una educación pertinente. Tanto los niños como sus familias deben participar en la toma de decisiones que les afectan. Comprometer y apoyar a las familias La mayoría de los niños trabaja como consecuencia de la pobreza en que se encuentran sus familias. A menos que se tengan en cuenta las percepciones y las realidades económicas de las familias, las soluciones no pueden ser realistas o sostenibles24. Es preciso poner en práctica una serie de medidas para reducir la dependencia familiar del trabajo de los niños, especialmente por medio de Rialp, 1993, ob. cit. Nota 15. 24 UNICEF 1997, ob. cit. Nota 5; y UNICEF (1997), Strategies for Eliminating Child Labour: Prevention, Removal and Rehabilitation. Documento de antecedentes para la Conferencia Internacional sobre Trabajo Infantil, Oslo, 27 a 30 de octubre de 1997. 23 212 mejores oportunidades de empleo para los adultos. Una intervención importante puede ser ofrecer posibilidades de crédito, especialmente en aquellas zonas donde las deudas familiares se pagan por medio del trabajo del niño en condiciones de servidumbre25. En el capítulo 3 analizamos las medidas que pueden tomar las autoridades locales para apoyar la viabilidad económica de las familias. Este tipo de asistencia debe ofrecerse no sólo a las familias con niños que trabajan, sino a todas las familias pobres a fin de prevenir que sus hijos pasen a formar un día parte de la fuerza de trabajo. Aunque el trabajo infantil es, sobre todo, la respuesta a una necesidad de supervivencia, los progenitores de las zonas urbanas no siempre lo consideran como el último recurso. Hay veces en que el trabajo se considera una medida más práctica que la escolarización, que sólo prepara a los niños para el sector estructurado, donde los puestos de trabajo podrían ser escasos. Especialmente cuando las escuelas disponibles son de mala calidad, las familias podrían considerar que el trabajo infantil ofrece una preparación más realista para la vida. También existe la percepción de que el trabajo es un buen sistema para mantener a los niños alejados de la delincuencia. Una encuesta efectuada en Delhi descubrió que sólo un 4,6 % de los progenitores entrevistados consideraba que había que eliminar el trabajo infantil. En lugar de ello, preferían que mejoraran las condiciones laborales y los salarios26. Además de ofrecer un apoyo general a las familias y a las comunidades, puede resultar necesario también practicar intervenciones más selectivas. Bajo circunstancias ideales, los progenitores o sus sustitutos deberían decidir, junto con los propios niños, qué es más beneficioso para los menores. Pero es importante tener en cuenta que resulta injusto y muy difícil esperar que los progenitores protejan a sus hijos de las realidades derivadas de un empleo lucrativo. Los progenitores que viven en una situación de pobreza se ven obligados a menudo a tomar decisiones con las que no están de acuerdo o simplemente carecen de los conocimientos apropiados sobre las repercusiones o las alternativas disponibles. Cuando las intervenciones en favor de los niños que trabajan son necesarias, deberían planificarse y ponerse en práctica en colaboración con la familia. Lo ideal sería que las intervenciones ofrecieran a los niños y a sus familias un mayor control sobre su vida, en lugar de reducir el control que ya disponen. La participación de la familia contribuye a una mejor comprensión y análisis del problema, y también ofrece a los progenitores y a otras personas encargadas de la atención, la oportunidad de disponer de un mayor conocimiento de causa. Las soluciones que se formulan por medio de la colaboración tienen más posibilidades de obtener la comprensión y la cooperación de los progenitores y, por tanto, de ser duraderas. Lamentablemente existe muy poca documentación sobre los métodos que permitirían prestar asistencia a los progenitores en esta tarea. Una excepción notable en la esfera rural es un proyecto experimental realizado por Action Aid en Nepal, en el que se practicó un modelo participativo de investigación basado en la acción en torno a la situación espacial y temporal del trabajo de menores. Con ayuda de los datos obtenidos, fue posible trabajar de manera conjunta para encontrar alternativas que permitieran a los niños disponer de tiempo para la enseñanza27. Otra respuesta orientada hacia la familia es el Proyecto Compartir, en Tegucigalpa, Honduras, una intervención comunitaria para los niños que trabajan en las calles y que todavía mantienen relaciones con sus familias. Por medio de la capacitación laboral, la orientación familiar y la organización comunitaria, el proyecto ofrece asistencia a las familias antes de que sus hijos vayan a parar a la calle28. Excepto en las situaciones peligrosas que exigen medidas urgentes, no se debe apartar a los niños de sus puestos de trabajo a menos que se haya Asistencia a la familia Badiwala, M. (1998), ‘Child labour in India: Causes, Governmental Policies and the Role of Education’, http// www.geocities com/College Park/Library/9175/ inquiry1.htm. 26 UNICEF (1990), The Invisible Child: A Look at the Urban Child in Delhi, Delhi: UNICEF Middle North India Office. 27 Johnson, V., Hill e IvanSmith, E (1995), Listening to Smaller Voices: Children in an Environment of Change, Chard, Somerset UK: Actionaid. 28 de la Barra, X. (1998), ‘Poverty: the Main Cause of Ill Health in Urban Children’, Health, Education and Behavior, 25(1): 45–49. 25 213 hablado previamente con ellos y con sus progenitores. Cuando las supervivencia o la estabilidad de una familia se encuentre en peligro, los programas de transición deberían ofrecer alternativas inmediatas para la familia, que permitan generar por lo menos la misma cantidad de ingresos que la que el niño obtenía previamente por medio del trabajo. La asistencia efectiva para mantener a los niños en la escuela representa otro tipo de apoyo importante. Por ejemplo, el programa Apoyo a las Familias, llevado a cabo en Santos y otras ciudades del Brasil, ofrece asistencia financiera después de haber establecido la identidad de las familias cuyos hijos se encuentran en peligro, a cambio de que las familias firmen un contrato con la alcaldía en el que se comprometen a mantener a sus hijos en la escuela. Al mismo tiempo, el programa ofrece acceso a otros servicios públicos y apoya a las familias para que reorganicen su vida29. Los progenitores de los niños que trabajan pueden brindarse unos a otros apoyo muy valioso. La Asociación de Madres de Niños que Trabajan, establecida por el Centro de Investigación Social, Cisol, en Loja, una ciudad situada en la Amazonia de Ecuador, fue creada para fortalecer los vínculos entre los niños que trabajan y sus familias. Pero también se convirtió en un grupo de apoyo mutuo para las mujeres que pudieron descubrir juntas sus principales problemas y colaborar para resolverlos30. Boyden, Ling y Myers describen las tareas del Bonded Labour Liberation Front en Pakistán, que integra a los progenitores por medio de comités vinculados a las escuelas con la intención de facilitar que los niños abandonen sus puestos de trabajo en los hornos de ladrillos y en otros lugares, y de que asistan a la escuela. Comprometer a los progenitores de esta manera puede reforzar la estrategia para movilizar un mayor apoyo político en favor de una financiación adecuada para la enseñanza de buena calidad31. Estos grupos de progenitores deberían estar representados en cualquier consejo que coordine o supervise las actividades en favor de la infancia. • Apoyar la viabilidad económica de todas las familias pobres a fin de prevenir que sus hijos se incorporen a la fuerza de trabajo. • Asegurar que las intervenciones en favor de los niños que trabajan se planifiquen y se apliquen con el conocimiento y la participación de sus familias. • Concientizar a las familias pobres de la amplia variedad de posibilidades y de servicios que tienen a su disposición, y apoyarlos para que los aprovechen. • Promover la formación de organizaciones para progenitores de niños que trabajan. Grupos de padres Apoyar la participación de los niños en su propio beneficio Los niños, igual que sus progenitores, tienen su propia perspectiva sobre el trabajo, y ésta puede ofrecer muy pocos puntos en común con los programas oficiales. La mayoría de los niños que trabajan encuentran pocas posibilidades de decidir si desean trabajar o no. Pero para muchos niños convertirse en un trabajador asalariado es la mejor manera de obtener independencia y respetabilidad. En los debates sobre el trabajo de menores que llevan a cabo los encargados de formular políticas, el trabajo doméstico en el ámbito familiar se considera con frecuencia como una labor preferible al trabajo asalariado, ya que se este último puede conducir más fácilmente a la explotación. Pero los menores que trabajan en el hogar no reciben nada a cambio y, en la mayoría de los casos, su trabajo no se valora como se debiera. Por ello los propios niños aseguran a menudo que prefieren el trabajo asalariado que les ofrece el Ciudad de Santos (1996), Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program, ciudad de Santos, SP, Brasil. 30 Comunicación personal, Espinosa, M. F. 1998. 31 Boyden, J., Ling, B. y Myers, W. (1998), What Works for Working Children, Estocolmo Rädda Barnen y UNICEF. 29 214 mercado, a las labores menos visibles y poco compensadas que hacen en el hogar. Cuando se convierten en trabajadores asalariados puede que incluso su familia los tenga en mayor estima y los trate mejor32. Los menores trabajadores pueden convertirse a menudo en los mejores portavoces de sus propios intereses. Hay más organizaciones establecidas por los menores trabajadores, que exigen una mejora en las condiciones laborales y en algunos casos defienden su derecho al trabajo. En América Latina, los grupos organizados de menores que trabajan son cada vez más los protagonistas de sus propios derechos33. También hay ejemplos de niños provenientes de Asia y África que se organizan para representar sus intereses como trabajadores que contribuyen a la economía34. Cuando los niños reciben información sobre sus derechos, pueden participar con mayor eficacia en la defensa de sus intereses. Blanchet ofrece el ejemplo de un proyecto de OITIpec en Indonesia. Doscientos niños que trabajan en fábricas bajo condiciones a menudo peligrosas recibieron capacitación para presentar sus preocupaciones a los dirigentes del los gobiernos local y nacional, a los medios de difusión y a las ONG. Como resultado, trece fábricas apartaron a unos mil quinientos niños del trabajo peligroso, y les ofrecieron prestaciones en materia de salario, seguro y vacaciones que antes sólo recibían los adultos35. La mera posibilidad de organizarse entre ellos para abordar su situación puede tener unas enormes repercusiones sobre el crecimiento y la autoconfianza de los niños que trabajan. Al mismo tiempo, sus prioridades pueden entrar en conflicto con las metas oficiales, que hacen hincapié en la edad mínima necesaria para trabajar y la asistencia obligatoria a la escuela. Es importante que las autoridades locales no respondan de una forma intransigente, sino que colaboren de manera estrechamente con las organizaciones infantiles para llegar a un consenso y formular programas y soluciones que sean compatibles con los mejores intereses a largo plazo de los niños y con su deseo de libre determinación36. • Alentar y apoyar la formación de organizaciones de niños que trabajan, especialmente para los niños de mayor edad. • Colaborar estrechamente con estas organizaciones a fin de llegar a consensos y formular programas y soluciones compatibles con los intereses a largo plazo de los niños y con su deseo de libre determinación. Mejorar la calidad y la disponibilidad de la educación Tanto las investigaciones como la experiencia han demostrado que existen vínculos muy firmes y complejos entre la calidad y la disponibilidad de la educación y la persistencia del trabajo infantil37. A largo plazo, la falta de instrucción es determinante para la perpetuación de la pobreza y la constante presión sobre las familias, que las obliga a enviar a sus hijos al trabajo. Pero también hay cuestiones a un plazo más corto. La ausencia de oportunidades apropiadas para la educación se considera, por lo general, como un factor fundamental que aboca a los niños hacia el mundo del trabajo. La experiencia del estado de Kerala, en la India, por ejemplo, sugiere que la posibilidad de ofrecer una educación disponible y de alta calidad, en lugar de la aplicación de la legislación laboral, ha sido el factor principal para que la tasa de trabajo infantil sea reducida38. Pero muy pocas veces se ofrece una educación estructurada teniendo en cuenta las limitaciones económicas o los horarios de trabajo de las personas más pobres. En algunos casos esta circunstancia puede empujar a los niños a engrosar la fuerza de trabajo, Niños que trabajan organizados Nieuwenhuys, O. (1994), Children’s Lifeworlds: Gender, Welfare and Labour in the Developing World, London/New York: Routledge. 33 Cussianovich Villaran, A. (1997), Some Premises for Reflection and Social Practices with Working Children and Adolescents, Rädda Barnen. 34 Véase, por ejemplo, Marcus, R. y Harper, C. (1996), Small hands: Children in the Working World’, Save the Children Fund UK; Dallape, F. (1987), An Experience with Street Children, Nairobi, Kenia Undugu Society; Dallape, F. y Gilbert, C. (1994), Children’s Participation in Action Research, Harare, Zimbabwe: ENDA. 35 Blanchet, T. (1996), Lost Innocence, Stolen Childhood’s, Dhaka: The University Press. 36 UNICEF 1997, ob. cit. Nota 5. 37 Véase, por ejemplo, Boyden, J., Ling, B. y Myers, W. 1998, ob. cit. Nota 31; y Himes, J., Colbert de Arboleda R. V. y García Méndez, E. (1994), Child Labour and Basic Education in Latin America and the Caribbean, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. Los documentos de antecedentes del UNICEF para la conferencia de Oslo son también pertinentes. Véase la nota 24. 38 Badiwala1, 1998, ob. cit. Nota 25. 32 215 debido a la necesidad de ganar dinero para pagar los costos de la enseñanza39. También ocurre que no siempre las personas pobres consideran la enseñanza como un factor que responda a sus propias necesidades. Si se quiere que la educación sea una alternativa realista al trabajo infantil, no sólo debe ser viable y disponible, sino que también debe representar una mejor inversión para el futuro que las aptitudes que se pueden adquirir mediante el trabajo. Si no ocurre así, es muy posible que la educación se rechace como solución. Combinar el trabajo y la escuela La mayoría de los niños que viven en una situación de pobreza, y especialmente aquellos que se encuentran ya desempeñando un trabajo, preferirían acudir a una escuela que responda verdaderamente a sus necesidades. Una investigación reciente realizada por Martin Woodhead con trescientos niños que trabajan de Bangladesh, Etiopía, América Central y Filipinas, descubrió que dos terceras partes o más de los niños de cada país creían que combinar el trabajo y la escuela era la mejor opción en sus circunstancias actuales. Es importante hacer hincapié en que estos comentarios mencionaron siempre las palabras "circunstancias actuales". Woodhead sugiere que la mejora de las circunstancias familiares, la reducción de la pobreza, el aumento en la calidad de la enseñanza y la posibilidad de obtener mejores trabajos, podrían cambiar estas opiniones40. En algunos casos, combinar el trabajo y la escuela es una alternativa razonable. En muchos lugares se han establecido medidas más flexibles para responder a las necesidades de los niños que trabajan, como por ejemplo un horario escolar reducido y turnos vespertinos. Cuando los niños no trabajan durante largas horas, y cuando la calidad de la enseñanza es buena, iniciativas como ésta pueden resultar muy efectivas. Pero a menudo ocurre que se establecen compromisos y una educación de mala calidad se combina con una carga laboral excesiva. Los turnos nocturnos en la escuela para niños exhaustos a causa del trabajo pueden resultar inútiles desde el punto de vista del rendimiento educativo, e incluso ser perjudiciales para la salud de los niños. Las investigaciones demuestran que el número de horas de asistencia a la escuela contribuye de manera decisiva a la eficacia de la escolarización41. Cualquier intento por comprimir unas cuantas horas de instrucción mediocre en un día saturado de trabajo contribuirá muy poco a resolver las necesidades de los niños en materia de desarrollo, o a convencer a las familias de bajos ingresos de que deben tomarse más seriamente la educación. La existencia de turnos dobles puede reducir también la calidad general de la enseñanza, ya que se disminuye el tiempo en que los niños asisten a la escuela, pero se aumenta la carga laboral del maestro. Un horario más flexible puede también tener un efecto negativo, y empujar a un mayor número de niños hacia el mercado laboral. Por otra parte, cuando las familias descubren que la escolarización es una experiencia valiosa, suelen hacer sacrificios para asegurar que sus hijos dispongan de esta posibilidad. CIN ASHA, una organización de Calcuta, consiguió durante un período de dos años enviar a escuelas estructuradas a mil quinientos niños que vivían en un asentamiento de menesterosos. Un estudio efectuado con doscientas de las familias analizó los ajustes que se habían hecho en los hogares para adaptarse al retorno de los niños a la escuela. Se descubrió que los progenitores asumieron un 40 % del aumento en la carga laboral; los abuelos practicaron más tareas domésticas; se redujeron la práctica de los juegos de azar y el alcoholismo por parte de los progenitores, y los hábitos alimentarios de la familia cambiaron, como reflejo de la pérdida de ingresos42. Es preciso recordar aquí la experiencia de Montes Altos: cuando los progenitores sabían que sus hijos estaban ocupados en labores constructivas en la escuela, trabajaban de manera más productiva. Alternativas no estructuradas Boyden, J., Ling, B. y W Myers, W. 1998, ob. cit. Nota 31. 40 Woodhead, M. (1998), Children’s Perspectives on their Working Lives: A Participatory Study in Bangladesh, Ethiopia, the Philippines, Guatemala, Nicaragua and El Salvador, Estocolmo: Rädda Barnen. 41 Boyden, J., Ling, B. y W Myers, W. 1998, ob. cit. Nota 31. 42 Pappu, K. (1997), ‘Elimination of Child Labour and its Impact on Families’, Presentación en la Urban Childhood Conference, 9 a 12 de junio de 1997, Trondheim, Noruega. 39 216 La elaboración de programas de enseñanza de alta calidad que estén verdaderamente adaptados a las necesidades de las familias de bajos ingresos exige la colaboración de las autoridades escolares, los niños que trabajan y sus progenitores. Por ejemplo, se puede permitir que los niños asistan a escuelas que se encuentran lejos de sus comunidades, pero que resulten más convenientes por estar cerca de sus lugares de trabajo. Los empleadores deben participar en este proceso, con el fin de asegurar que los niños dispongan de tiempo suficiente para acudir a la escuela. También es preciso exhortar a los maestros a que acojan en sus aulas a los niños menores que trabajan. Estos niños pueden ser más agresivos que otros alumnos; es probable que lleguen tarde y que tengan la ropa sucia y estén desaliñados. Si los maestros y otros estudiantes los humillan por ello, hay menos posibilidades de que sigan acudiendo a la escuela43. Aunque es necesario tomar todas las medidas posibles para integrar en el sistema de enseñanza oficial a los niños que trabajan, en algunos casos las alternativas no estructuradas pueden resultar más eficaces como medida de transición. Si los niños no han acudido nunca a la escuela o la han abandonado, es posible que necesiten apoyo para convencerse a sí mismos de que pueden recibir una enseñanza estructurada. Al principio, el ambiente que existe en las escuelas oficiales puede reforzar su convicción de que la escuela no es para ellos. Los niños de mayor edad, por ejemplo, pueden encontrarse en la misma aula con niños mucho más jóvenes que ellos, y utilizar materiales que no corresponden a su nivel. Un buen ejemplo de un programa de transición es la escuela de verano que se estableció en 1996 en Santos, Brasil, con la intención de volver a integrar en el sistema escolar a los niños y adolescentes que lo habían abandonado. De los mil ochocientos niños que participaron en estos "primeros auxilios pedagógicos" y en actividades como teatro y música, un 70 % consiguieron retornar al sistema escolar oficial44. En algunos casos, las actividades no estructuradas pueden resultar la única solución práctica, especialmente cuando no hay una verdadera educación estructurada, o cuando no es posible encontrar medios de vida alternativos. Es probable que el trabajo de los niños se encuentre demasiado lejos de la escuela más cercana, o que tengan que cambiar de ubicación con frecuencia. A veces ocurre que el trabajo es de una naturaleza tan irregular o impredecible que ni siquiera un horario escolar flexible resulta viable. Las escuelas no estructuradas para los niños que se ganan la vida recogiendo basura en uno de los dos enormes basureros de la ciudad de México, o en medio de las zonas donde se reúnen los limpiabotas que trabajan en el centro de Nueva Delhi, son algunos ejemplos de los diversos métodos creativos que se han utilizado para ofrecer una enseñanza básica a niños que disponen de opciones extremadamente limitadas. En Calcuta, el Institute of Psychological and Educational Research (IPER) tomó medidas especiales para asegurar que los niños no estuvieran demasiado cansados como para poder aprender. En lugar de escuelas nocturnas, ofrecieron el programa de enseñanza primaria oficial durante los sábados y los domingos, y reforzaron estas sesiones con programas de enseñanza en el hogar45. Las alternativas no estructuradas pueden generar planteamientos creativos e innovadores que convendría aplicar también en el marco del sistema oficial. Pero cuando la escolarización no estructurada no está vinculada al sistema estatal, puede resultar más difícil para los niños acceder a un mejor nivel de educación o recibir la acreditación oficial. Las autoridades locales deben crear un enlace con el sistema oficial para facilitar la transición a los niños que desean continuar su educación. El apoyo que el gobierno local ofrece a las alternativas no estructuradas debería ir más allá del mero aliento y la asistencia ocasional, y convertirse en una alianza oficial con las organizaciones que se Boyden, J., Ling, B. y Myers, W. 1998, ob. cit. Nota 31. 44 Ciudad de Santos 1996, ob. cit. Nota 29. 45 Boyden, J., Ling, B. y Myers, W. 1998, ob. cit. Nota 31. 43 217 hacen cargo de las necesidades educativas especiales. Esto serviría para legitimar a estas organizaciones y ofrecerles la posibilidad de utilizar los recursos del sistema oficial, y puede servir también para aplicar estas soluciones a una escala mayor. La enseñanza no tiene por qué ser la única vía para complementar o reemplazar el trabajo. En el norte de Tailandia, el Daughter's Education Programme (DEP) ofrece programas de internados donde se alienta la participación a las niñas que se encuentran en peligro de convertirse en prostitutas o trabajadoras. Además de recibir una educación básica de alta calidad y de aprender una serie de destrezas, las niñas tienen oportunidad de aprender a vivir y compartir con otras personas, a actuar como un equipo de apoyo y a expresarse claramente. Muchas de ellas se convierten en trabajadoras de desarrollo comunitario y ayudan a otras niñas que se encuentran en una situación parecida a la suya46. Véase la lista de recursos, donde aparece el boletín de DEP. DEP (1996), ‘The Development of Youth Participation: An Experience of the Development and Education Programme for Daughters and Communities’, en National Council for Child and Youth Development (ed), Youth Participation in Thailand, Bangkok: NCCYD. 46 • Ofrecer iniciativas a las familias de bajos ingresos para que elijan la enseñanza en lugar del trabajo como la mejor alternativa para sus hijos. • Modificar los programas escolares ordinarios para que se ajusten a las necesidades de los niños que trabajan y de sus familias, sin perjudicar por ello la calidad de la enseñanza; comprometer a los niños que trabajan y a sus progenitores, a los maestros y a los empleadores en la búsqueda de soluciones. • Apoyar programas no estructurados cuando sea necesario como una alternativa para los niños, y asegurar que se establezcan vínculos con el sistema oficial para obtener legitimidad y para facilitar la transición hacia la educación oficial. • Véase también en el análisis sobre la escolarización de los niños de la calle. APOYAR A LOS NIÑOS EN EL LUGAR DE TRABAJO Pocos gobiernos locales disponen de los recursos necesarios para eliminar el trabajo infantil a corto plazo de sus jurisdicciones. La urgencia de efectuar cambios de manera progresiva es algo ampliamente aceptado. Pero siempre que haya niños que requieran trabajar, éstos tienen derecho a obtener el apoyo de su gobierno local. Una de las medidas más evidentes es asegurar que reciben una enseñanza escolar, como se ha descrito anteriormente. También resulta fundamental que se aborde la cuestión de sus necesidades en materia de salud. Incluso cuando las familias de las comunidades disponen de un buen sistema de atención primaria de salud, puede ocurrir que los niños trabajadores carezcan de acceso a este sistema. Los servicios de salud deben estar situados, cuando sea preciso, cerca de sus lugares de trabajo, y abiertos durante las horas en que los niños pueden acudir. Los niños que trabajan también necesitan disponer de oportunidades para la exploración, el empleo de la imaginación y la práctica de actividades divertidas, ya que sirven para abrir los canales hacia la creatividad y el crecimiento. Las autoridades locales deben apoyar todas las maneras posibles de facilitar el juego y la recreación a los niños cuyas circunstancias les obligan a adoptar responsabilidades de los adultos. Atención de la salud Recreación No todas las intervenciones en favor de los niños que trabajan exigen 218 el uso de muchos recursos. Con frecuencia, la toma de medidas simples, junto con la coordinación y el aprovechamiento de actividades existentes, pueden lograr cambios profundos. Los niños y adolescentes que practican diferentes clases de trabajo requieren a menudo un tipo de apoyo que se adapte a su situación particular. A continuación les ofrecemos algunos ejemplos de intervenciones que han dado resultados en una amplia diversidad de categorías laborales. Los niños empleados en el sector no estructurado La mayoría de los niños de las zonas urbanas trabajan en el sector no estructurado, en pequeños talleres o empresas, vendiendo productos, recogiendo basura, transportando cargas o haciendo cualquiera de los muchos trabajos necesarios en una ciudad. Estos niños se encuentran, con frecuencia, fuera del alcance de la normativa oficial, y ayudarlos exige ingenio y persistencia. Para que las actividades encaminadas a ayudarles den resultado es necesaria la cooperación entre los departamentos pertinentes del gobierno y las ONG que se encargan más directamente de asistir a estos niños. Las mejores actividades cuentan con un alto grado de participación, ayudan a los niños a satisfacer sus necesidades más inmediatas y a incrementar el control que tienen sobre las circunstancias. En Olongapo, Filipinas, los niños pueden integrarse en grupos relacionados con el tipo de trabajo concreto que hacen (como vendedores de bolsas de plástico, limpiadores de vehículos, cargadores de carretillas en el mercado, etc.). Estas cooperativas les permiten apoyarse mutuamente a fin de mejorar las condiciones laborales, en lugar de competir por el trabajo. El grupo interinstitucional que presta asistencia a estas actividades ha colaborado desde el comienzo con la alcaldía y varios organismos municipales, y por medio de este esfuerzo conjunto los niños han podido encontrar viviendas y obtener becas escolares financiadas con fondos públicos. En respuesta a la necesidad, expresada por los niños, de disponer de un lugar seguro para mantener sus ganancias, ha sido posible abrir cuentas bancarias especiales para ellos. Un niño de cada grupo gestiona las cuentas y firma los cheques de manera conjunta con el asistente social encargado de la organización. También se han aplicado medidas concretas para mejorar las condiciones laborales. Por ejemplo, un hombre que alquila carretillas a los niños permitió que la cabaña donde las guarda sirviera como lugar de reunión, para que los niños socializaran, bebieran algo caliente y aprendieran a leer de una manera informal a primeras horas de la mañana47. Grupos cooperativos de niños En muchos casos, las condiciones laborales de los niños son una responsabilidad directa de las autoridades municipales, ya que sus lugares de trabajo pertenecen a la esfera pública. Muchos niños pasan largas horas al día en las calles de la ciudad sin que tengan a su disposición ningún tipo de servicio que resuelva sus prioridades básicas. El "nivel de vida adecuado", que se reconoce como un derecho en la Convención, no se refiere sólo a la situación que existe en el hogar. Para estos niños, el espacio público es una parte muy importante del entorno en el que viven. Es preciso que haya instalaciones sanitarias y agua para lavarse y beber, y que sea fácil acceder a ellas. Los niños deben disponer de lugares dónde poder sentarse cuando estén cansados sin el temor de que los echen o los traten como un estorbo público. Es muy posible que las autoridades locales prefieran que los niños asistan a la escuela o estén apartados de las calles, pero mientras se vean obligados a laborar, la resolución de sus necesidades es una cuestión de interés público. Comunicación personal, trabajador de la calle de Olongapo, Reach Up 1998. 47 La falta de agua y de saneamiento no es un factor disuasivo que aleje a los niños de las calles, pero su presencia puede contribuir a aumentar el 219 civismo de todos. La posibilidad de mantenerse limpio y utilizar un retrete en privado son factores esenciales para la dignidad y el respeto a sí mismos de muchos niños y adolescentes. Se trata de elementos que es importante apoyar, porque es mediante el respeto hacia ellos que aprenden a respetar los derechos de los demás. Para las niñas que se encuentran en período de menstruación, el acceso al saneamiento puede resultar especialmente importante. Un ejemplo excelente que refleja la importancia de ofrecer instalaciones sanitarias es el de los complejos Sauchalaya en varias ciudades de la India. La Sulabh Social Service Foundation ha instalado más de cien de estas instalaciones en diversos lugares, como por ejemplo las estaciones de tren. Estos complejos incluyen dotaciones para bañarse y lavar la ropa, así como retretes y orinales. Los niños, las personas con discapacidades y todos aquellos que no pueden costear este tipo de servicios, tienen la posibilidad de utilizarlos gratuitamente. Mediante los ingresos obtenidos gracias a los usuarios que pagan por el servicio, es posible disponer de personal que atienda las instalaciones durante las veinticuatro horas del día48. Los niños que trabajan en la calle deberían considerar a los agentes como una garantía de protección y apoyo, y no como enemigos de los que hay que huir incluso cuando no se ha cometido ningún delito. Cuando se trata a los niños como criminales, existen grandes posibilidades de que se comporten como tales. La cortesía y la sensibilidad de la autoridad y de otros funcionarios pueden promover una atmósfera general de respeto mutuo. En algunas ciudades la policía participa en un curso de capacitación sobre la Convención y sobre la forma en que se puede responder de manera positiva a la situación de los niños que trabajan en la calle. Tanto en Bombay como en Olongapo, los niños reciben carnés de identidad donde aparece el nombre y el número telefónico de un policía que ha aceptado convertirse en su amigo especial y en el defensor del niño en caso de que surjan problemas49. Esta cuestión se analizará con mayor detalle cuando se aborde el tema de los niños de la calle. Retretes e instalaciones para lavarse Policía Muchos niños que trabajan en las ciudades no pueden pagar el transporte que les permite regresar durante la noche a sus hogares en las afueras de la ciudad. En cambio, duermen cerca de su lugar de trabajo y engrosan la población de niños que viven alejados de sus familias. Al mismo tiempo, se hacen más vulnerables al robo y al hostigamiento, y es posible que tengan una mayor propensión a adoptar un comportamiento ilegal. Ofrecer pases gratuitos de transporte puede contribuir a mantenerlos anclados en una comunidad, y a protegerlos de los numerosos riesgos que se derivan de dormir al aire libre. • Ofrecer asistencia a las organizaciones de apoyo a los niños que trabajan en el sector no estructurado. • Asegurar que los espacios públicos, donde trabajan muchos niños durante largas horas, satisfagan sus necesidades básicas de agua potable, y de acceso a retretes y a lugares dónde sentarse y descansar. • Asegurar que la policía reciba capacitación para respetar y proteger los derechos de los niños que trabajan en los espacios públicos. • Cuando resulte práctico, ofrecer a los niños que trabajan pases gratuitos de transporte que les permitan regresar a su hogar por las noches. Niños que trabajan en el hogar Pocas veces las autoridades locales consideran como un motivo de preocupación a los niños que trabajan en el hogar. Bajo circunstancias razonables, las responsabilidades del hogar forman una parte valiosa de la vida de los niños, y Hart, Roger, viaje sobre el terreno. 49 Comunicación personal con trabajadores de la calle de SPARC y Reach Up. 48 220 no se pueden considerar como un trabajo explotador. Pero en las situaciones en que impera la pobreza, cuando la contribución de los niños llega a resultar fundamental para la supervivencia de la familia, la carga de las tareas domésticas puede aumentar hasta el punto de convertirse en una labor perjudicial. Esto es muy cierto en el caso de millones de niñas cuyas vidas suelen estar completamente limitadas por las exigencias a que son sometidas en el hogar desde una edad muy temprana, o para muchas adolescentes casadas que viven en el hogar de sus parientes políticos. Las tareas domésticas pueden ser demasiado exigentes para unos cuerpos que se encuentran en pleno crecimiento, y ponen en peligro sus oportunidades de escolarización, recreación y descanso. Su aislamiento no sólo tiene como consecuencia que pasen inadvertidas para la sociedad; también implica una falta de autoestima para ellas mismas50. Aunque los progenitores y otros miembros de la familia no exploten intencionalmente a sus hijas, el resultado puede ser tan perjudicial para su salud y su desarrollo como las peores formas de trabajo infantil, que son el objeto más común de cualquier tipo de reforma. Es importante concientizar a la opinión pública sobre una realidad muy concreta: estas niñas son menores que trabajan, aunque no reciban un salario. Es preciso tener en cuenta la carga de trabajo doméstico que hacen los niños, cuando se trata de establecer la identidad de las familias que necesitan asistencia oficial. Si hay algún tipo de atención disponible para las familias que consiguen apartar a sus hijos del mercado de trabajo, también debe estar disponible cuando la supervivencia de la familia depende de una carga de trabajo doméstico inapropiada para los niños. Los trabajadores de divulgación deberían analizar con los progenitores si han agotado todas las posibilidades disponibles. Es preciso resaltar los beneficios de la educación a largo plazo y, siempre que sea posible, estudiar fórmulas para ampliar las oportunidades educativas de las niñas que trabajan en el hogar. La prestación de servicios municipales básicos puede contribuir en gran manera a aligerar la pesada carga que sufren muchas niñas de corta edad. Cuando hay un servicio de guardería en la comunidad, por ejemplo, las niñas mayores no tienen que cuidar a sus hermanos pequeños y pueden acudir a la escuela. Cuando hay agua disponible cerca del hogar, es posible evitar que los niños sufran un daño permanente en sus cuerpos en proceso de crecimiento, al ahorrarles muchas horas de trabajo pesado cargando el agua. Cuando los progenitores trabajadores disponen de un sistema de transporte eficaz, se reduce el número de horas en que los niños se encuentran a cargo del hogar. Las autoridades locales deben tener en cuenta esta dimensión cuando distribuyan los recursos. Aliviar la carga de trabajo doméstico de los niños debería ser un factor para tener en cuenta en los diversos análisis de costos y beneficios. En algunos casos, cualquier tipo de intervenciones específicas pueden cambiar la situación de una forma considerable. Un grupo de asociaciones de madres en Burkina Faso pudo reducir la carga de trabajo doméstico de las niñas e incrementar el tiempo dedicado a la escuela y el estudio mediante la inversión en materiales que facilitan el trabajo, como, por ejemplo, trituradoras y prensas51. Las autoridades deben fomentar y apoyar todo tipo de actividad destinada a reducir la carga de trabajo doméstico. • Tener en cuenta la carga de trabajo doméstico de los niños a la hora de establecer la identidad de aquellas familias que necesitan apoyo y asistencia oficial. • Considerar las repercusiones que la inversión en una mejora del abastecimiento de agua, guarderías y otros servicios básicos, tienen sobre la cantidad de trabajo de muchas niñas de corta edad. La carga invisible del trabajo doméstico Métodos para aligerar la carga Friedman, S. A. (1998), Niñas que trabajan, Nueva York: UNICEF. 51 Iberia, A. (1993), Report on a Visit to Cecil Province: Increased Participation of Mothers in Daughters’ Education, UNICEF, Burkina Faso: UNICEF. 50 221 • Analizar la posibilidad de utilizar aparatos que faciliten el trabajo a fin de reducir la carga de trabajo doméstico. El trabajo doméstico en el hogar de otras personas Millones de niños en todo el mundo, especialmente niñas, reciben empleo como asistentes domésticos en los hogares de familias acomodadas. Estas niñas son, muy a menudo, inmigrantes de zonas rurales, enviadas por sus familias a la ciudad para que vivan con parientes o conocidos, a fin de que dispongan de acceso a un mayor número de oportunidades, o para pagar una deuda familiar. Con frecuencia las familias receptoras se aprovechean de este tipo de acuerdos "de acogida", y los niños se convierten esencialmente en sirvientes sin paga, que dependen de personas a quienes probablemente les preocupa muy poco su bienestar. Incluso los empleadores más solícitos no suelen preocuparse de las necesidades emocionales de las niñas de corta edad separadas de sus familias por primera vez. Estas niñas tienen muy poco control sobre su vida, y su aislamiento y dependencia aumenta el riesgo de caer en la soledad y la depresión, o de sufrir explotación y maltrato. Cuando pertenecen a grupos étnicos diferentes de sus empleadores, un fenómeno muy frecuente en América Latina y en Filipinas, este factor puede incrementar su vulnerabilidad. Según varios estudios, las niñas empleadas en el servicio doméstico trabajan un excesivo número de horas a cambio de un salario reducido, y a menudo desempeñan tareas muy arduas. Carecen de un horario fijo y muchas veces los empleadores cancelan el tiempo libre que les habían concedido. Los regaños y los golpes suelen ser frecuentes, y las niñas están expuestas al hostigamiento sexual y a los abusos deshonestos de los miembros masculinos de la familia. Si quedan embarazadas, pueden ser despedidas y caer en las redes de la prostitución53. Aprovecharse de los acuerdos “de acogida” Aislamiento Debido a que su trabajo se desarrolla dentro de hogares particulares, las posibilidades de supervisión e intervención son limitadas. Un enfoque ha sido poner a su disposición lugares donde puedan reunirse durante su tiempo libre. El personal de Visayas Forum, una ONG de Manila, observó que las niñas se reunían a menudo en los parques de la ciudad. Aunque habían establecido ya sus propias redes de apoyo no estructuradas, mediante las cuales las empleadas domésticas de más edad se ocupaban de las más jóvenes, acogieron con beneplácito la ayuda y el aliento de la ONG. Un grupo de niñas que se reunían en un parque, por ejemplo, se estableció en forma de asociación oficial de trabajadoras del servicio doméstico para apoyarse mutuamente y supervisar la situación de aquellas que afrontaban dificultades especiales. Con el respaldo de la ONG, pudieron abordar ellas mismas las situaciones de urgencia54. Otra estrategia es dirigirse directamente a los empleadores. Shaisab, una ONG de Dhaka, Bangladesh, envía a sus empleados a los vecindarios de clase alta y convence a los empleadores para que ofrezcan tiempo libre a sus sirvientes durante las horas más tranquilas del día. Grupos reducidos de niñas se reúnen para participar en clases de alfabetización en garajes o en los vanos de las escaleras. Esto mejora sus posibilidades a largo plazo y alivia el aislamiento de estas jóvenes trabajadoras. En teoría, además de abordar el problema de la alfabetización, los programas para las niñas trabajadoras domésticas deberían proporcionarles también soluciones para disponer de un futuro mejor. El director del Women and Child Resource Center en Nairobi, Kenyia, dice que en su ciudad, estas niñas cuando quedan embarazadas son expulsadas a la calle sin ayuda, algo 52 4. Blanc, 1994, ob. cit. Nota Black, M. (1993), ‘Girls and Girlhood Time We were Noticed’, New Internationalist, (240): 4–7. 54 Comunicación personal, director del Visayas Forum, 1998. 53 222 que ocurre con frecuencia cuando tienen catorce o quince años de edad. Sin instrucción, disponen de pocas opciones aparte de la prostitución. Para evitar esto, la organización ha establecido un curso de seis meses al que las niñas pueden asistir durante las mañanas o las tardes, según convenga a sus empleadores. El curso incluye alfabetización básica, cocina y una introducción a aptitudes tales como la mecanografía o la sastrería. El centro sirve, ocasionalmente, como refugio para las niñas que reciben maltrato. La organización desempeña también un papel importante al informar al público y a las autoridades locales sobre las condiciones de las jóvenes sirvientes domésticas55. Mejorar las posibilidades a largo plazo • Asegurar que los empleadores reciban información sobre los derechos de los niños que trabajan en sus hogares. • Apoyar la provisión de oportunidades de escolarización y capacitación en aptitudes para desempeñar oficios, y alentar a los empleadores a que permitan que las niñas hagan uso de sus conocimientos. • Alentar la creación de redes de apoyo de niñas que trabajan en el servicio doméstico. • Apoyar la provisión de refugio para niñas que reciben maltratos o que han sido expulsadas a la calle. Oportunidades de empleo protegidas Los adolescentes deben disponer de posibilidades de trabajo que les ofrezcan un salario justo, apoyen su aprendizaje y aumenten sus oportunidades en la vida. En Recife, Brasil, el Projeto de Praia (Proyecto de la Playa) capacita a adolescentes para que trabajen como guías turísticos. Reciben cincuenta dólares al mes, una comida diaria y una beca para que estudien inglés56. En Lima, el movimiento nacional de niños que trabajan (MNNATSOP), en colaboración con las ONG que los apoyan, firmaron recientemente un acuerdo con el alcalde para crear cien puestos de trabajo de jardinería de tiempo parcial para los niños de la ciudad. Los niños trabajan cuatro horas al día, asisten a la escuela durante otras cuatro horas, y reciben un salario y beneficios sociales de atención médica. La intención es ampliar este programa a fin de ofrecer seiscientos puestos de trabajo de tiempo parcial en toda la ciudad57. Ampliar la escala de este tipo de programas es un objetivo importante, ya que incluso iniciativas excelentes suelen beneficiar a un número limitado de jóvenes, a pesar de la gran cantidad de niños que las necesitan. Los jóvenes con discapacidades necesitan recibir preparación especialmente para acceder a un empleo que respalde su dignidad, su autoindependencia y su integración en la comunidad. El Centro de Rehabilitación Promove, de São Paulo, en Brasil, ofrece capacitación para jóvenes con discapacidades físicas, mentales y emocionales. Los objetivos del programa son de carácter integral, y se concentran en el desarrollo de estos jóvenes como seres humanos productivos y con confianza en sí mismos. También los capacitan para que adquieran aptitudes profesionales en esferas como la panificación, la peluquería, la jardinería, las artes gráficas y la impresión. Cuando el curso termina, el centro ayuda a los estudiantes a encontrar trabajo. En Bangalore, India, la Association of the Physically Handicaped (APH) gestiona programas de capacitación para jóvenes con discapacidades físicas en esferas como la ingeniería, el dibujo técnico y la horticultura. También ha establecido seminarios especiales para la fabricación de aparatos ortopédicos, calibradores, zapatos especiales y otros artefactos para reforzar la movilidad, junto a cursos de formación que permiten a los jóvenes con discapacidades trabajar en UNICEF (1997) Estado Mundial de la Infancia 1997, Nueva York: UNICEF. 56 Comunicación personal, Raquel Rolnick, 1998. 57 [email protected] (1998), Two Good News for Organised Working Children of the Third World, editado y distribuido por HURINet (The Human Rights Information Network). 55 223 estas unidades58. Las autoridades locales deben apoyar este tipo de iniciativas, y ofrecer incentivos y asistencia a otras empresas para que adapten sus puestos de trabajo y sus materiales a las características especiales de las personas con discapacidades. Moll, K. (1991), ‘Working with Disabled People in Bangalore, South India’, CBR News, (9). 58 Muchos de los programas que han ofrecido mejores resultados en la creación de oportunidades de trabajo han sido concebidos para niños y jóvenes que viven en las calles. • Apoyar, asistir y colaborar para ampliar la escala de las oportunidades de capacitación y protección de empleo destinadas a los jóvenes que superan la edad escolar primaria. • Crear y promover programas para jóvenes con discapacidades a fin de prepararlos para que desempeñen un empleo que apoye su dignidad, su autosuficiencia y su integración con la comunidad. • Ofrecer incentivos o asistencia a las empresas que adapten sus puestos de trabajo y sus materiales de trabajo a las necesidades especiales de las personas con discapacidades. 224 11 Los niños de la calle La problemática de niños y adolescentes que viven y trabajan en las calles de las ciudades del mundo ha recibido una gran atención internacional, y sigue siendo una fuente constante de presión y de preocupación para las autoridades locales. Este capítulo presenta una serie de respuestas que toman en consideración los derechos de la infancia y describe algunos modelos de acción que han dado buenos resultados en distintos lugares. No cabe duda de que la respuesta más importante y efectiva es la prevención. Por medio de un apoyo específico a las familias que viven en la pobreza, es posible abordar muchos de los factores que causan la desintegración de la familia y empujan a los niños a vivir en las calles. El acceso de los adultos al empleo, la existencia de servicios de apoyo en tiempos de crisis, una escolarización que se adapte a los intereses de los alumnos, programas adecuados de atención infantil y actividades para abordar las raíces de la violencia doméstica, son algunas de las medidas más efectivas para mantener intactas a las familias y posibilitar que cumplan con las responsabilidades que tienen hacia sus hijos. Estas medidas se han analizado repetidas veces en distintas partes del libro. Pero al mismo tiempo que las municipalidades tratan de reducir la pobreza y las tensiones familiares, no es posible desentenderse de los niños que se encuentran actualmente en las calles, y es preciso defender con energía sus derechos. La mayoría de las disposiciones de la Convención guardan relación con los niños que viven alejados de sus familias, en los espacios públicos. En la balanza se encuentran asuntos como su supervivencia, su desarrollo saludable y su bienestar a largo plazo, así como la serie de sus derechos civiles. Estos niños, como todos los demás, tienen derecho a la dignidad, a la salud y la la educación, a la protección contra el maltrato, la explotación y la violencia, y a expresar sus opiniones sobre los temas que les atañen. Tal vez es más esencial aún la obligación de los gobiernos de no discriminar a estos niños y de actuar en defensa de su interés superior (artículos 2 y 3). La experiencia demuestra que los programas más efectivos para los niños de la calle son aquellos que les aceptan como son y les apoyan en sus esfuerzos encaminados a hacerse cargo de manera activa y responsable de sus propias vidas. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com Los derechos de los niños de la calle 225 Debido a la publicidad que ha recibido su situación, y la preocupación internacional por los niños de la calle, algunos de estos menores han conseguido una mejor atención que muchos otros niños que sufren dificultades menos notorias, como los trabajadores domésticos1. Los programas dirigidos por ONG pueden en algunos casos ofrecer a los niños de la calle un mejor acceso a la atención sanitaria y a otros servicios, a diferencia de lo que ocurre con muchos otros niños que viven en asentamientos ilegales2. Muchas veces ganan más dinero que otros niños que laboran: en Filipinas, estos niños ganan hasta tres dólares diarios buscando basura en las calles, una cantidad superior al promedio del PNB per cápita del país3. Debido a su independencia relativa, estos niños pueden disponer de más oportunidades para jugar y entretenerse que los niños que asisten a la escuela y trabajan en el hogar, y tienen más posibilidades de libre determinación que los niños que viven con sus progenitores, quienes toman en su nombre la mayor parte de las decisiones. Pero hay otra cara de la moneda. Muchos de estos niños pueden haber “elegido” vivir en la calle, pero sólo como una alternativa a una realidad marcada por la pobreza más extrema, la desintegración de las familias y un alto índice de maltrato. Una trabajadora social que desempeña su labor en las calles de Guatemala calcula que de un 75 a un 80 % de los niños con quienes trabaja han sufrido algún tipo de abuso sexual o físico4. Desde el momento en que se encuentran en la calle, estos niños llevan vidas peligrosas y marginadas. Sufren una amenaza constante a su salud y su bienestar inmediatos, y también a sus oportunidades a largo plazo. El estigma social que padecen puede conducir a la humillación, el rechazo e incluso a amenazas contra su vida. Esto suele agravarse en el caso de las niñas, cuya presencia en la calle es a menudo una violación perturbadora de los papeles asignados a cada sexo por la sociedad. Un grupo de investigadores en Colombia descubrió que, cuando se les preguntó sobre sus necesidades, los niños de la calle enumeraron cuestiones como apoyo psicológico, relaciones y un papel en la sociedad, antes que alimentos o refugio5. Los estudios sobre los niños distinguen con frecuencia entre niños que trabajan en la calle pero que viven la mayor parte del tiempo con sus familias, y cuyos vínculos con ésta son más débiles u ocasionales, y aquellos que sobreviven por su cuenta, ya sea porque se han interrumpido sus relaciones o porque han sido abandonados. Es fuerte la tentación de recurrir a este tipo de categorías a fin de reducir la complejidad del problema, pero desde la perspectiva de las personas que trabajan con niños y adolescentes en muchas ciudades, estas distinciones suelen resultar poco realistas o simplemente no sirven de nada6. Los límites entre cada una de las categorías son a menudo flexibles y cambiantes. Muchos niños conservan sus vínculos familiares incluso cuando viven en las calles, y regresan a sus casas si el tiempo y la distancia se lo permiten. Otros pueden haber abandonado temporalmente el hogar debido al maltrato o a la inseguridad familiar. En algunos casos, incluso aquellos que “viven” en el hogar, es posible que estén trabajando en las calles durante tantas horas que necesiten de servicios y apoyo que sólo están disponibles fuera de las comunidades donde se encuentra su hogar. Por tanto, en este capítulo incluimos a todos aquellos niños que requieren una ayuda directa de varios tipos, que se añada al apoyo que podrían recibir de sus familias o comunidades, o reemplazarlo. Forzosamente, casi todos los niños de la calle trabajan de una manera u otra para sobrevivir. Muchas de sus necesidades relacionadas con el trabajo se han analizado ya en el capítulo precedente. En este analizaremos la serie de apoyos que los niños y adolescentes podrían precisar cuando pasan una larga parte de su vida en los espacios públicos. Ventajas de la visibilidad La otra cara de la moneda Rajani, R. (1997), ‘Street Children Hijack the Urban Childhood Agenda’, Presentación en la Conferencia sobre la Infancia en las Ciudades, junio de 1997, Trondheism, Noruega. 2 Baker, R. (1998), Negotiating Identities: A Study of the Lives of Street Children in Nepal, Universidad de Durham, Durham. 3 UNICEF (1997), Estado mundial de la infancia 1997, Nueva York: UNICEF. 4 Lajoie, R. (1998), ‘Shelter from the Storm’, Amnesty Action, verano 1998: 6–8. 5 Ennew, J. (1994), Street and Working Children: A Guide to Planning, Londres: Save the Children UK. 6 Glauser, B. (1990), ‘Street Children: Deconstructing a Construct’ en James, A. y A Prout, A. (eds), Constructing and Reconstructing Childhood, Londres: Falmer Press. 1 226 LAS RESPONSABILIDADES DE LAS AUTORIDADES LOCALES Y DE SUS ALIADOS Los niños y adolescentes que viven y trabajan en los espacios públicos de la ciudad son considerados, por lo general, como un estorbo y una amenaza. No sólo recurren a veces a un comportamiento ilícito y poco civilizado, a menudo como respuesta a los obstáculos que afrontan, sino que también producen entre las personas más acomodadas miedo y desagrado, recordándoles una serie de realidades que muchos preferirían olvidar 7. Con frecuencia, las autoridades locales sufren considerables presiones de la comunidad empresarial y del público para resolver el problema de los niños de la calle. En muchas partes del mundo, la respuesta más frecuente ha sido utilizar la fuerza para alejar a los niños de la calle, a menudo encarcelándolos y algunas veces recurriendo a medidas violentas. Según varios estudios, estos niños sufren constantemente de hostigamiento permanente, y su temor más arraigado es el de morir en forma violenta8. Las autoridades locales y los sectores empresariales, a menudo, aceptan de forma solapada las peores formas de maltrato. No solo los niños se ven obligados a protegerse de la hostilidad del público, sino incluso de aquellos que deberían ofrecerles protección. En numerosos países hay informes que denuncian palizas, torturas e incluso asesinatos de niños por parte de la policía, de los grupos paramilitares y de las fuerzas privadas de “seguridad”. En Rio de Janeiro, casi mil cuatrocientos niños murieron asesinados sólo en 19949. Otra respuesta común ha sido considerar que los niños de la calle necesitan participar en un programa de rehabilitación. En algunos casos, esta medida puede resultar apropiada, debido a que muchos de estos han sufrido maltratos en sus propias familias, han sido sometidos al hostigamiento y la violencia mientras vivían en las calles, e incluso pueden ser víctimas de abuso y adicción a las drogas. Ocurre a menudo, sin embargo, que las mejores intenciones de “rehabilitar” a los niños y a los adolescentes no suelen tener en cuenta la concepción que estos jóvenes tienen sobre su propia situación. Cada niño tiene una razón distinta para estar en la calle. Las respuestas deben basarse en una comprensión de la historia personal de los menores y de su propia evaluación de la situación. Para muchos de estos, la sensación de libertad que disfrutan puede resultar de enorme importancia, y la única compensación al resto de las dificultades que afrontan. Privarles de este sentimiento de libertad no suele ser una respuesta constructiva. Cuando un niño posee vínculos firmes con un grupo de compañeros, privarle de este tipo de apoyo puede tener las mismas consecuencias emocionales que la separación de la familia. Las autoridades están obligadas, de conformidad con la Convención, a asegurar que cualquier medida que se tome tenga en cuenta el interés superior de estos niños, protegiendo no sólo su derecho a la supervivencia y el desarrollo, sino también respetando su opción a desempeñar un papel activo en la configuración de su propia vida. En la mayoría de los casos, las ONG han demostrado una mayor capacidad que los organismos gubernamentales cuando se requiere flexibilidad para abordar las cuestiones relacionadas con los niños de la calle. Muy a menudo, diferentes organizaciones responden a necesidades diferentes. Pero las dificultades derivadas de la financiación pueden llevar a que las ONG tengan un menor grado de coordinación y estén menos dispuestas a colaborar de lo que sería deseable10. La cooperación es fundamental para ofrecer una respuesta amplia e integrada a la situación de los niños y jóvenes de la calle, y las autoridades locales pueden desempeñar un papel fundamental en la coordinación de las actividades. Deben asegurar, ante todo, que se valoran y se tienen en Encarcelamiento Hostigamiento Violencia Rehabilitación Aptekar, L. y Abebe, B. (1997), ‘Conflict in the Neighborhood: Street and Working Children in the Public Space’, Childhood, 4(4). 8 Ibíd y Connolly, M. (1997), The Health Matters for Street Children and Youth, Newmarket UK: Global Gutter Press. 9 Marcus, R. y Harper, C. (1996), Small Hands: Children in the Working World, Save the Children UK. 10 Löw, U. (1998), ‘A World of Violence: the Daily Battles of Nairobi’s Street Children’, UNCHS Habitat Debate, 4(1): 20–21. 7 227 cuenta de manera adecuada las necesidades, haciendo uso de las directrices descritas antes. A la luz de las urgencias de los niños, las autoridades deberían analizar la cobertura que ofrecen las organizaciones existentes, establecer qué tipo de apoyo requiere cada organización y definir las esferas que aún quedan por atender. Un comité de coordinación puede fortalecer la cooperación y asegurar una cobertura más eficiente. Ocurre a menudo que el gobierno local está considerado como el principal enemigo de las actividades destinadas a ayudar a los niños de la calle. Pero si se estrechan los vínculos de apoyo, las organizaciones que prestan asistencia a los niños de la calle deberían poder colaborar conjunta y productivamente con los funcionarios de los departamentos de salud, educación, la fuerza policial, el sistema de justicia juvenil y el organismo de bienestar social. En Katmandú, Nepal, por ejemplo, el Children At Risk NetWork Group (CAR-NWG) invitó a los funcionarios superiores de policía a debatir estrategias para ayudar a los niños de la calle11 . En Mwanza, Tanzania, la cooperación entre la policía local y Kuleana, una organización de derechos de la infancia que presta asistencia a los niños de la calle, ha producido una reducción considerable en el número de niños que ingresan todas las semanas en las celdas locales. Cooperación entre las autoridades y las ONG La responsabilidad de las autoridades locales no se limita a la coordinación. Los niños de la calle son ciudadanos de la localidad, y sus necesidades, como las de los demás pobladores de la ciudad, deben reflejarse en las políticas locales y en la distribución de los presupuestos. Sólo si el gobierno local participa y se compromete plenamente, es posible generalizar la magnitud de las respuestas de las ONG y los grupos de la comunidad. Una de las responsabilidades más importantes de los gobiernos locales es aumentar la concientización del público y alentar la participación de la sociedad civil en la formulación de soluciones. En Filipinas, la ciudad de Cebú celebra un festival anual en el cual las organizaciones de la comunidad, las ONG y diversas personalidades locales, en alianza con las autoridades, apoyan la presentación de trabajos artísticos de los niños de la calle. La oportunidad de contemplar a estos niños bajo una luz más positiva suele aliviar las tensiones y la hostilidad del público12. En Santos, Brasil, las autoridades de la ciudad han llegado a un compromiso con una estación local de radio para crear un programa semanal, producido por jóvenes de la calle, con el apoyo de una ONG. Por medio de entrevistas y de debates, en el programa se analiza una serie de asuntos que conciernen a la comunidad, como la violencia, los problemas de la salud y las políticas hacia la infancia. Al escuchar a estos jóvenes reflexionar sobre estos dichos temas, el público ha transformado gradualmente su opinión sobre su situación, y ha dejado de analizarla desde la perspectiva del temor13. • Asegurar que se valoren de forma adecuada las necesidades de los niños de la calle, utilizando las directrices descritas. • Evaluar la cobertura que ofrecen las organizaciones existentes, crear el apoyo que necesitan estas organizaciones y definir las esferas que aún quedan por atender; equiparar el costo que implica satisfacer estas necesidades con fuentes potenciales de financiación, ya sean privadas o públicas. • Crear un comité de coordinación para apoyar la cooperación entre los organismos y las organizaciones y asegurar una cobertura más eficaz de las necesidades. • Aumentar la concientización del público en general acerca de la situación y los derechos de los niños de la calle, de su responsabilidad cívica hacia ellos y de los costos a largo plazo que representa la falta de respuesta a sus necesidades. Aumentar la concientización del público Comunicación personal, Rachel Baker, 1998. 12 Together Foundation, ‘Best Practices: Building Communities of Opportunity’, www.together.org 13 Comunicación personal, Ladislau Dowbor. 11 228 APOYO A LOS NIÑOS Y A LOS ADOLESCENTES EN LA CALLE Los niños de las calles de las ciudades padecen necesidades y tienen realidades diferentes. Pero es posible adaptar algunas respuestas básicas a las condiciones de la localidad. Se han formulado estrategias de eficacia comprobada, muchas de ellas situadas en lugares específicos y orientadas hacia la disponibilidad de un sistema de apoyo integrado para los niños. Los programas que mejores resultados han dado son aquellos que aceptan a los niños en su propio contexto y les ofrecen asistencia para que obtengan control sobre su vida, en lugar de privarles de ese control o alentar la dependencia. Muchos de los mejores programas responden a las necesidades de los niños de una manera progresiva, primero ayudándoles a satisfacer sus necesidades prácticas más inmediatas, y poniendo después gradualmente a su disposición oportunidades para que reciban orientación, educación y capacitación, protección laboral y, siempre que sea apropiado y posible, la reunificación con sus familias. Capacitar a los trabajadores de la calle Acercarse a los niños de la calle exige la intervención de profesionales sensibles y sin prejuicios que puedan servir de enlace con los prestadores de la diversa gama de servicios que estos necesitan. Los trabajadores sociales que se ocupan de los niños de la calle lo hacen “con” los niños, en lugar de “para” ellos, y aprenden a identificarse y a ayudarles a evaluar su situación, satisfacer sus necesidades y trabajar en pro de sus objetivos. En algunos casos se trata de personas que vivieron y trabajaron en las calles, y son capaces de hacer uso de su propia experiencia y de su comprensión del problema. Cuando se trata de acercarse a las niñas, es especialmente recomendable que los asistentes sociales trabajen en parejas mixtas14. Estos trabajadores tienen en teoría una buena reputación de adultos comprensivos, en quienes los niños pueden confiar y a quienes se pueden dirigir con sus propias palabras. Por lo general, recorren los lugares donde estos niños se reúnen, y llevan con ellos botiquines de primeros auxilios y materiales pedagógicos de enseñanza no estructurada. Los trabajadores que se ocupan de los niños de la calle suelen pertenecer a una ONG, pero es posible ofrecer capacitación por medio de las municipalidades para asegurar que estén profesionalmente preparados para abordar las situaciones que afrontan en la calle. Baizerman hace hincapié en que la capacitación debe estar basada en la experiencia y llevarse a cabo en las calles bajo la orientación de trabajadores sociales experimentados. Los trabajadores que se ocupan de los jóvenes deben aprender a escuchar y hablar con ellos, así como con la policía, los funcionarios de la salud y otros operarios; y deben estar capacitados para apoyar el potencial y el derecho de los jóvenes a desempeñar un papel activo y responsable en su propia vida. También deben recibir apoyo y supervisión constantes y participar en debates y reflexiones de grupo a fin de evitar que este tipo de labor agotadora los desgaste15. • Ofrecer capacitación y apoyo para los trabajadores que se ocupan de los niños de la calle, y que pueden tratar de manera sensible con ellos y servir de enlace con los prestadores de la diversa gama de los servicios que estos niños necesitan. • Estas sesiones de capacitación deben aprovechar las aptitudes, los conocimientos y la experiencia de trabajadores experimentados que se ocupan de los niños de la calle. Trabajar “con” los niños, en lugar de “para” los niños Ennew, J. (1994), Street and Working Children: A Guide to Planning, Londres: Save the Children UK. 15 Baizerman, M. (1996), ‘Youth Work on the Street: Community’s Moral Compact with its Young People’, Childhood, 3(2): 157–167. 14 229 Refugios y centros de consulta Muchas organizaciones administran refugios o centros de consulta donde los niños y adolescentes pueden acudir para satisfacer sus necesidades básicas: lugares donde se pueden lavar y tener acceso a retretes, instalaciones para cocinar y lavar la ropa, primeros auxilios y atención básica de la salud, donde pueden guardar el dinero que han ganado o simplemente descansar o pasar el tiempo en un entorno acogedor. Este tipo de establecimientos puede servir como centro de intercambio de información y para coordinar algunos de los servicios y actividades que se describen con mayor amplitud más adelante. En Katmandú, el programa CWIN tiene un centro de esta clase denominado “sala común”, donde se ofrece una combinación de recursos que los niños pueden utilizar durante nueve horas al día16. Algunos centros ofrecen instalaciones para dormir, pero en la mayoría de los casos se trata sólo de recursos diurnos. Incluso cuando permanecen abiertos por la noche, por lo general no están concebidos para servir de vivienda a los niños, o fomentar una dependencia completa en la organización. Por el contrario, mediante la utilización de los recursos disponibles en este tipo de centros, los niños tienen la posibilidad de mejorar su propia situación y fortalecer su independencia. En muchos centros los niños pagan una suma reducida a cambio de los alimentos que reciben y algunas veces por otros servicios, una manera de reconocer su dignidad como individuos económicamente independientes17. Comunicación personal, oficial de información de CWIN, 1998. 17 Ennew, 1994, ob. cit. Nota 1. 18 Vanderschueren, F. (1996), ‘From Violence to Justice and Security in Cities’, Environment and Urbanization, 8(1): 93–112. 19 Baker, 1998, ob. cit. Nota 2; y Connolly 1997, ob. cit. Nota 8. 20 de la Barra, X. (1998), ‘Poverty: the Main Cause of Ill Health in Urban Children’, Health, Education and Behavior, 25(1): 45–49. 16 Con mucha frecuencia, las autoridades locales han exigido que los centros de consulta se instalen en la periferia de las ciudades en un intento por alejar a los niños de las calles de la ciudad18. Esto contradice los objetivos de estos tales lugares, que pretenden ofrecer a los niños el apoyo que necesitan en los centros urbanos para que puedan obtener un medio de vida, por muy escaso que éste sea. • Apoyar la creación de centros de consulta que puedan servir como base para satisfacer las necesidades prácticas de los niños de la calle, y apoyarles en la búsqueda de soluciones para mejorar su situación. • Permitir que estos centros se instalen donde puedan servir mejor a los niños que los necesitan. Acceso a los servicios de salud La falta de higiene y atención preventiva, combinada con el peligro de las drogas, la violencia y la explotación, hacen que los niños de la calle corran el riesgo de padecer numerosos problemas sanitarios. Es muy posible que sufran infecciones de las vías respiratorias, trastornos de la piel, heridas y otras lesiones, caries dental, parásitos, trastornos gastrointestinales y problemas emocionales, así como una tasa elevada de enfermedades de transmisión sexual y problemas relacionados con el consumo de drogas19. En algunas zonas de África, muchos niños de la calle han quedado huérfanos a causa del Sida, y ellos mismos han contraído el VIH20. Los niños de la calle necesitan acceso a una atención de emergencia y de primeros auxilios, así como a una atención preventiva sistemática y de tratamiento de enfermedades. Requieren información y educación sobre la salud, y en muchos casos orientación, para poder obtener de este modo un mayor control sobre su propio bienestar. En la mayoría de los casos, resulta difícil encontrar una atención apropiada de la salud. Incluso si hay una clínica cerca de su centro de actividad, su costo puede impedir que los niños la utilicen. Muchos centros de salud exigen certificados de nacimiento, registros de vacunas y consentimiento de los progenitores antes de ofrecer tratamiento. Los niños de la calle se sienten a Problemas sanitarios Obstáculos a la atención 230 menudo rechazados en las instalaciones sanitarias, y con frecuencia tienen buenas razones para desconfiar de los funcionarios y de las instituciones oficiales. Siempre que se ponga a disposición de estos niños un servicio de atención, es preciso tener en cuenta dichas circunstancias; los servicios deben ser accesibles, al tiempo que sus empleados deben estar libres de prejuicios y respetar el deseo y la capacidad de los niños de gestionar su propia vida. Los servicios de salud para los niños de la calle suelen, a menudo, estar a cargo de diversas ONG, cuyas actividades deben recibir apoyo del organismo sanitario del gobierno local. Debido a que estos jóvenes llevan vidas peligrosas, es posible que los riesgos a largo plazo derivados del abuso de drogas o del VIH/sida les impresionen menos que a la mayoría de los adolescentes. La educación de la salud dirigida a estos niños debe concentrarse en los problemas inmediatos que las actividades peligrosas representan para su vida cotidiana. Informarles de que la debilidad relacionada con el Sida menoscabaría sus estrategias de supervivencia diaria puede tener un mayor efecto disuasorio que la posibilidad de sufrir una enfermedad o la muerte a largo plazo21. • Apoyar las actividades destinadas a proporcionar servicios de atención sanitaria viables, accesibles y libres de normas burocráticas, así como educación sanitaria, a los niños de la calle. • Capacitar a los trabajadores de la salud para que se liberen de prejuicios, y muestren apoyo y respeto hacia el deseo de los niños de la calle de gestionar sus propias vidas. Los niños de la calle, la policía y la ley Debido a que los niños de la calle ocupan un espacio público, la policía tiene acceso a casi todas las facetas de su vida. Para muchos de estos niños, el hostigamiento y la violencia policial son el problema cotidiano más importante y su mayor temor. Pero la policía puede actuar como un firme aliado si recibe la capacitación y el aliento apropiados. Como parte del proceso básico de su formación, la policía debería recibir capacitación para comprender los derechos de los niños y aceptar que estos derechos se apliquen también sin excepción a los niños de la calle. La cooperación entre la policía y las organizaciones que trabajan en favor de los niños de la calle es un objetivo importante. Ocurre muy a menudo que ambas trabajan en contraposición. En los lugares donde la autoridad es corrupta y muestra una actitud hostil, ésto es inevitable. Pero en los lugares donde la policía está dispuesta a aceptar un papel más positivo en apoyo de los derechos de la infancia, la cooperación puede facilitar la labor de ambas partes. Los trabajadores sociales que se ocupan de los niños de la calle deberían participar en la capacitación de la policía a fin de comprender sus objetivos y sus métodos. En Bombay, la cooperación con la fuerza pública se convirtió en una nueva forma de empleo para algunos de los niños de la calle de mayor edad. Hay momentos en que el tráfico vehicular y peatonal se vuelve peligroso. La policía capacitó a un grupo de adolescentes para que les ayudaran a controlar el tráfico durante las horas de mayor actividad. Después de seis días de capacitación, estos adolescentes recibieron uniformes y comenzaron a trabajar para la ciudad por un período de seis meses. El programa dio tan buenos resultados que la policía lo amplió después del primer año22. Cooperación con la policía Ennew, 1994, ob. cit. Nota 14. 22 Ibíd. 21 231 Muchos niños y adolescentes de la calle tienen problemas con la ley debido a que realizan actividades ilegales para sobrevivir. En muchos casos están a merced de los criminales organizados, que utilizan a los niños de la calle para la prostitución, el tráfico de drogas y el robo. La lucha contra el crimen debe concentrarse en los adultos criminales en lugar de los niños que les sirven de peones, y es preciso que haya cooperación entre los estamentos superiores del gobierno a este respecto. En teoría, es posible evitar el arresto injustificado y discriminatorio de los niños por medio de la capacitación de los oficiales de policía y la concientización de la opinión pública. Si se amplía el acceso a las necesidades básicas de los niños de la calle, es factible reducir la frecuencia de los delitos. En caso de arresto, el niño menor debe tener acceso a orientación y defensa jurídica capacitadas antes de recibir una sentencia innecesaria, o de que se le obligue a pasar semanas o meses en una cárcel a la espera de juicio. Conflicto con la ley La escolarización de los niños de la calle Las recomendaciones que se hicieron sobre la educación para los niños que trabajan tienen la misma validez para los de la calle: las escuelas para este grupo de menores deben ser convenientes, flexibles y adaptarse a sus necesidades. Algunos niños de la calle podrían, en determinado momento, ingresar o reingresar en el sistema oficial de educación, y deberían recibir aliento y asistencia en esta tarea. Sin embargo, inicialmente, puede que sus necesidades estén mejor atendidas por respuestas no estructuradas que tengan en cuenta sus horarios de trabajo, y las ventajas y los inconvenientes que se derivan de sus circunstancias. Es posible que estos niños, por ejemplo, carezcan de algunas aptitudes sociales básicas, que tengan problemas para adaptarse a las normas y a la rutina diaria, y que carezcan de los conceptos fundamentales y las aptitudes esenciales para una educación oficial23. Al mismo tiempo, es muy posible que hayan adquirido otro tipo de aptitudes, y una capacidad de libre determinación que es factible aprovechar de manera constructiva. Las municipalidades deben ofrecer apoyo y asistencia técnica a los programas de educación para los niños de la calle y deberían asegurar la posibilidad de una transición sin problemas hacia el sistema oficial. Cuando los niños asisten a la escuela oficial, los maestros pueden necesitar capacitación o la presencia de asistentes capacitados; se ha observado, con frecuencia, que los problemas que llevan a que los niños de la calle abandonen los entornos escolares se derivan de la inexperiencia y la falta de comprensión del personal24. En el caso de los niños de mayor edad y de los adolescentes, especialmente si han pasado muchos años en la calle, la transición hacia una escolarización oficial puede resultar muy difícil, y tal vez sea más práctico que ingresen en un curso de formación profesional. Estos programas deben incorporar capacitación en alfabetización y aritmética. • Apoyar los programas que ofrezcan una educación pertinente y sensible para los niños de la calle, y asegurar que exista coordinación con el sistema escolar oficial. Educar a los niños de la calle sobre sus derechos Un aspecto fundamental de la educación de los niños de la calle consiste en ayudarlos a que se consideren como miembros legítimos de la sociedad, con los derechos y las responsabilidades de cualquier ciudadano. Holland, un capacitador de educación sobre los derechos humanos, señala que todos los seres humanos intentan encontrarle un sentido a su vida y a las realidades que afrontan. Estas explicaciones, ideadas por uno mismo, se convierten en el 232 marco que nos permite sobrevivir todos los días. En el caso de los niños de la calle, que llevan vidas difíciles y marginales, el concepto abstracto de los derechos puede tener muy poco significado para la comprensión de su situación. Por ejemplo, pueden considerar que resulta inútil asistir a la escuela, porque son incapaces de recibir una enseñanza oficial, y les conviene más adquirir aptitudes de supervivencia para la vida real. Un conocimiento superficial de sus derechos no logrará cambiar la imagen que tienen de sí mismos ni la manera en que responden a los desafíos del mundo. En lugar de ello, asegura Holland, una educación sobre derechos humanos efectiva debería ayudarles a reorientar gradualmente la comprensión que tienen de su experiencia personal, y a actuar guiados por la convicción de su propio valor como seres humanos. La noción de los derechos sólo puede tener sentido cuando intentan resolver problemas relacionados con la adquisición de sus derechos, ya sea contribuyendo a construir y organizar un lugar donde puedan reunirse y comer, o aprendiendo a leer y a manejar los números25. La educación sobre los derechos como solución a los problemas • Apoyar las oportunidades para que los niños de la calle comprendan sus derechos por medio de la participación activa en iniciativas que aborden los problemas que afrontan en su vida. Capacitación profesional y generación de ingresos Muy a menudo los niños están más interesados en adquirir aptitudes que pueden utilizar para ganarse la vida. Tanto la capacitación profesional como la posibilidad de que los niños de mayor edad obtengan buenas oportunidades de empleo son una alternativa al trabajo peligroso o ilícito, al mismo tiempo que respetan su independencia y su necesidad de mantenerse por sí mismos. El costo que representa apoyar la capacitación profesional y las oportunidades laborales es una buena inversión para cualquier municipalidad, y una alternativa constructiva a los gastos que genera el sistema policial, el método de detención, la encarcelación y otras respuestas improductivas que intentan frenar las actividades de los niños de la calle. En todo el mundo se ha puesto en práctica una serie de diversos programas que han dado buenos resultados. La ciudad de Santos, que estableció la Escuela Experimental Generación 2001 como recurso para los niños de la calle, ofreció, entre otras oportunidades, la posibilidad de participar en talleres de carpintería e impresión, y compartir los beneficios generados26. Street Kids International ha formulado un programa de estudio entre sus ONG aliadas para enseñar conocimientos empresariales básicos a los niños de la calle, con el fin de que puedan mejorar sus condiciones de trabajo existentes o crear pequeñas empresas con sus amigos. Una de estas ONG es el programa Youth Skills Enterprise, de Zambia, que ha ofrecido capacitación a más de doscientos jóvenes, y les ha prestado dinero para apoyar la organización de sus propias microempresas, que van desde pequeños quioscos hasta la producción y venta de tejidos. Algunos de estos negocios han prosperado y crecido, con notables repercusiones sobre los participantes y sus familias27. También es posible vincular a los adolescentes con empresarios que actúan como mentores28. A menudo otros jóvenes pueden ser los mejores instructores de los niños de la calle; Baker describe un mecanismo de este tipo en Katmandú. Los niños de la calle pudieron aprender el oficio de mecánico de motocicletas. Algunos encontraron que la transición hacia un trabajo estructurado resultaba difícil de ejercer, y decidieron regresar a las calles, pero otros perseveraron. El factor más importante pareció ser el apoyo de un guía, generalmente un mecánico algo mayor que el participante, que llevaba ya tiempo en el taller y podía desempeñar el papel de un hermano mayor29. Una alternativa constructiva Ibíd. Baker, 1998, ob. cit. Nota 2. 25 Holland, T. (1998), Human Rights Education for Street and Working Children: Principles and Practice’, Human Rights Quarterly, 20: 173–193. 26 Ciudad de Santos (1996), ‘Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program’, la ciudad de Santos, SP, Brasil. 27 Street Kids International (1995), Participatory Methods: Community-based Programs, Toronto, Canadá: Street Kids International. 28 Boyden, J., Ling, B. y Myers, W. (1998) What Works for Working Children, Estocolmo: Rädda Barnen y UNICEF. 29 Baker, 1998, ob. cit. Nota 2. 23 24 233 En algunas ciudades, obtener un empleo estructurado exige la posesión de un documento legal de identidad, del que muchos niños de la calle carecen. Es necesario crear un procedimiento para ayudar a los niños de la calle a adquirir la documentación que necesitan. En Nepal, CWIN colaboró con los organismos gubernamentales para recopilar información sobre el historial de los niños de la calle de mayor edad. El resultado se presentó ante las autoridades a fin de que estos muchachos pudieran recibir tarjetas de ciudadanía, que son necesarias para desempeñar cualquier puesto en el servicio civil y para la mayoría de los trabajos que dependan de un salario mensual30. • Ofrecer formación profesional y oportunidades de empleo para los niños de mayor edad, que les proporcionen aptitudes y les ofrezcan alternativas al trabajo peligroso o ilícito, al mismo tiempo que respetan su independencia y su necesidad de mantenerse a sí mismos. • Vincular a los niños de mayor edad con mentores, especialmente jóvenes jóvenes para que se puedan relacionar fácilmente. • Asegurar que los niños de la calle dispongan de un documento legal de identificación, necesario para obtener empleo. Responder a la situación de las niñas de la calle La mayoría de los niños de la calle son varones, pero cada vez hay un mayor número de niñas. Normalmente se considera que alrededor de un 10 % de los niños de la calle son niñas, pero se trata de una generalización basada en unos cuantos estudios, y sujeta a las imprecisiones que abundan en las investigaciones sobre los niños de la calle31. Debido a las limitaciones sociales que hay en muchos países, las posibilidades de supervivencia de las niñas suelen estar más limitadas, y puede ser que sean emocionalmente más vulnerables que los varones a las situaciones que encuentran en la calle. Swift sugiere que mientras los muchachos pueden identificarse con intrépidos modelos masculinos en su vida en la calle, para las niñas hay muy pocos modelos de comportamiento aceptables, especialmente en las culturas donde el hogar y la familia son el único contexto legítimo para ellas y las adultas32. Se ha observado con frecuencia que las niñas se juntan con otros grupos de muchachos, y a menudo tratan de que su sexo pase inadvertido vistiéndose y actuando como los muchachos33. Otras, como las niñas kayayoo que transportan cargas en los mercados de Accra, se agrupan para obtener seguridad y apoyo, y duermen en grupos en los cobertizos del mercado que se utilizan durante el día para vender productos34. Debido a que hay menos cantidad, las niñas de la calle disponen, por tanto, de pocos servicios de apoyo. Los programas existentes se orientan sobre todo hacia las niñas atrapadas en la prostitución. Algunos de estos programas desempeñan un servicio esencial (véase más adelante). Pero la explotación sexual, el hostigamiento y la violencia en la calle no son peligros exclusivos de las niñas. Tampoco la prostitución es una opción sólo disponible para las niñas. Los muchachos pueden encontrar también en la prostitución una fuente fácil y lucrativa de ingreso. Existe el peligro de que concentrarse exclusivamente en la vulnerabilidad sexual de las niñas termine por definir y limitar las intervenciones disponibles para ellas, y al mismo tiempo estigmatizarlas en el proceso35. Las niñas deben disponer del mismo tipo de asistencia que reciben los niños. Sin embargo, las niñas afrontan, además, la posibilidad de quedar embarazadas, con todos los riesgos de salud que esto supone. Si terminan el embarazo, deben afrontar la tarea abrumadora de criar a un niño en el ambiente despiadado de las calles. Es preciso ofrecer una asistencia Comunicación personal, Rachel Baker, 1998. 31 Connolly, M. y Ennew, J. (1996), Introduction: Children out of Place’, Childhood, 3(2): 131–147. 32 Swift, A. (1993), ‘A Passage Out of Hell’, New Internationalist, (240): 13. 33 Blanc, C. S. y colaboradores (1994), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y Londres: Gordon and Breach. 34 Agarwal, S., Attah, M., Apt, N., Grieco, M., Kwakye, E. A. y Turner, J. (1994), ‘Bearing the Weight: the Kayayoo, Ghana’s Working Girl Child’, presentado en la Conferencia del UNICEF sobre la Niña, Abmedebad, India. 35 van Beers, H. (1996), ‘A Plea for a Child-centred Approach in Research with Street Children’, Childhood, 3(2): 195–201. 30 234 especial para responder al problema del embarazo, el alumbramiento y la crianza en la calle. • Cuando hay niñas en la calle, asegurar la disponibilidad de trabajadoras sociales que puedan ofrecer apoyo y comprensión. • Asegurar que las niñas dispongan del mismo tipo de servicios y de programas al que tienen acceso los niños. Además de otros servicios de salud, asegurar que las niñas puedan acceder a cualquier tipo de servicios y de programas disponibles para los niños, y a servicios de atención sanitaria de la reproducción. • Cuando las niñas de la calle dan a luz, es preciso asegurar que disponen de servicios que respondan a sus necesidades de refugio, así como dar seguimiento a la atención. Apoyo a los niños que han sido violados o explotados sexualmente Muchos niños y adolescentes de la calle son sexualmente activos, y esto puede tener un significado diferente en situaciones diversas. Algunos niños tienen relaciones sexuales con sus compañeros a fin de recibir consuelo y una sensación de pertenencia. Para otros, el sexo puede ser una fuente de ingreso, y su importancia varía según su cultura, sus antecedentes y otros factores. En algunos casos, sin embargo, es posible que los niños estén traumatizados a causa de haber sido violados o sufrido abusos reiterados, o sentirse atrapados debido a su dependencia de la prostitución, pero no disponen de ninguna alternativa de supervivencia. Estos niños necesitan ayuda y asistencia especial. En lugar de ello, a menudo pasan inadvertidos y descubren que no existe ningún tipo de ayuda para ellos. La situación concreta de una niña de Delhi es un caso sustantivo. Un grupo de trabajadores jóvenes la encontraron llorando después de haber sufrido una violación. Tal como exige la ley, la condujeron al cuartel de policía, desde donde fue enviada a un hospital del gobierno para someterla a un análisis clínico. En el hospital la colocaron en la sala de partos, junto a una mujer que estaba dando a luz. Cuando gritó asustada, el médico separó sus piernas a la fuerza con la intención de examinarla, repitiendo de hecho la misma situación que había ocurrido durante la violación. Posteriormente, los jóvenes trabajadores trataron de encontrar un lugar donde pudiera permanecer. Varias instalaciones para mujeres la rechazaron debido a que era una menor, y los centros infantiles no la admitieron por temor a que una niña violada menoscabara la moralidad de sus clientes más jóvenes. En respuesta a esta situación, el Butterflies, grupo sin fines de lucro, estableció una instalación especial para que sirviera de centro de respuesta en situaciones de crisis para los niños que han sido violados o sufrido abusos. El centro, y su línea telefónica, permanecen abiertos las veinticuatro horas al día, lo mismo que sus servicios médicos, de orientación y de acceso a promotores y abogados36. Es posible que los niños que han sufrido abusos sexuales, o que están comprometidos en la prostitución, necesiten un apoyo a más largo plazo que el que se puede ofrecer en los centros de transición. La Casa de Passagem, en Recife, Brasil, ofrece al mismo tiempo una casa provisional donde las niñas pueden encontrar refugio inmediato, y un hogar a largo plazo que les permite acceder a un futuro laboral independiente, aceptable tanto para ellas como para la sociedad37. En muchos de estos programas se exhorta a las niñas a que ayuden a sus amigas que se encuentran todavía en la calle; hace algunos años, las niñas de la Casa de Passagem efectuaron una encuesta para analizar el conocimiento que todas las niñas que trabajaban en las calles de Recife tenían sobre el Sida y sus causas. En respuesta a las lagunas en su conocimiento, Niños sexualmente activos Niños sexualmente explotados Ayudar a las amigas de la calle Comunicación personal, trabajador social de la calle de Butterflies, 1997. 37 Swift, 1993, ob. cit. Nota 32. 36 235 y después de entrevistar exhaustivamente a diversos expertos médicos sobre el tema, las participantes pintaron y escribieron secuencias de dibujos animados sobre todo lo que habían aprendido, y en colaboración con el director del centro editaron un libro que se distribuyó como material educativo entre otras niñas prostitutas. El Youth Skills Enterprise Programme, de Zambia, ya descrito anteriormente, ha demostrado que poner a disposición de los niños alternativas de trabajo puede ser un sistema eficaz para superar su dependencia de la prostitución. Varios niños que han participado en este programa han mencionado que ya no necesitan para mantenerse practicar actividades sexuales38. • Apoyar la creación de centros de respuesta en caso de crisis para los niños de la calle que han sido violados, sufrido abusos o han sido sexualmente explotados. • Apoyar refugios a largo plazo para las niñas (y los niños) que han participado en actividades de prostitución, para permitirles labrarse un futuro independiente y un medio de vida alternativo aceptable para ellos y para la sociedad. Otras intervenciones a largo plazo Algunos programas ofrecen a los niños soluciones a largo plazo como parte de una estrategia destinada a laborarles un futuro mejor fuera de las calles, y posiblemente como una alternativa a la reunificación con la familia (véase más adelante). La aceptación de una vida fuera de la calle puede ser un proceso que lleve mucho tiempo, y algunos niños podrían preferir seguir durmiendo al aire libre o viviendo en los hogares de diferentes miembros de la familia o de amigos. El enfoque progresivo que ofrecen algunos programas significa que un mayor compromiso y la aceptación de una estructura y de un cierto grado de responsabilidad por parte del niño conduce a disponer de una gama más amplia de oportunidades en el marco del programa. El centro para niños de la calle de World Vision, en Phnom Penh, Camboya, situado frente al mercado de la ciudad, alberga a largo plazo a unos cincuenta niños, mientras que otros ocupan las instalaciones durante el día, o por unas cuantas noches. El centro ofrece comidas, instalaciones para lavar la ropa y tratamiento médico para todos, y aquellos que deseen analizar sus planes a largo plazo tienen acceso a un equipo de consejeros. También se ofrece educación restructurada y se intenta integrar a los niños en el sistema oficial de educación. El personal del centro negoció con la escuela local la eliminación de las tarifas normales, y la mitad de los niños del centro han sido aceptados en el sistema oficial de educación. Los niños de mayor edad pueden aprender un oficio, como mecánica o sastrería. Cuando los visitantes a corto plazo del centro desempeñan ocupaciones peligrosas como la prostitución, el personal del centro intenta convencerles para que no regresen al trabajo, y tratan de encontrar otras opciones39. Un enfoque progresivo • Apoyar la creación de programas a largo plazo para aquellos niños que desean encontrar alternativas a la vida de la calle. Reunir a los niños con sus familias Hay veces en que es posible reunir con éxito a algunos niños de la calle con sus familias y sus comunidades, pero esto no puede ocurrir si no se logra eliminar la causa inicial que condujo a la separación. Abordar esta cuestión requiere paciencia y sensibilidad para comprender a la vez la perspectiva del niño y la de la familia. En teoría, un trabajador social que ha establecido vínculos de confianza con el niño de la calle puede negociar la reintegración. Proceso de análisis de los participantes, Youth Skills Enterprise Programme, Zambia. 39 Paul, D. (1995), ‘Child Labour in Context’, World Vision, Research and Policy Unit. 38 236 Pero, tal como señala Ennew, esta tarea puede exigir un intenso esfuerzo que está más allá del ámbito de los recursos de la mayoría de los proyectos dedicados a los niños de la calle. Puesto que, por lo general, la separación inicial es una consecuencia de las dificultades económicas o del carácter disfuncional de la familia, agravada por los problemas económicos, abordar la situación corresponde en mayor medida a los responsables de las actividades de desarrollo comunitario y de reducción de la pobreza. Sin embargo, la tarea de reunir a los niños con sus familias debe llevarse a cabo de manera individual, un factor que no se ajusta al modelo de desarrollo comunitario40. En muchos países, es muy posible que los niños hayan viajado grandes distancias desde el hogar, y las negociaciones con la familia puedan ser especialmente difíciles de alcanzar, debido a que requieren la colaboración de organizaciones o autoridades de otros lugares. Es necesario establecer en la esfera local quién es la mejor persona u organismo que puede llevar a cabo esta difícil tarea, haciendo el mejor uso posible de los recursos disponibles. Si en una comunidad local hay un trabajador de bienestar social o un centro de apoyo a la familia, la tarea debe recaer sobre esta persona o institución. El deseo de los niños de regresar a casa no resulta suficiente como para garantizar el éxito de la reunión. Es importante asegurar que los niños serán bien acogidos cuando regresen. Esto puede ser difícil cuando la familia se avergüenza del tiempo en que el niño estuvo en la calle. Especialmente entre las familias rurales, las costumbres urbanas pueden ser difíciles de aceptar, y la comunidad puede considerar a estos niños como una fuente de perturbación. Para que los niños se reintegren con éxito, es preciso que encuentren oportunidades razonables en la comunidad: que se integren en el sistema escolar o, en el caso de los niños de mayor edad, reciban capacitación y hagan un trabajo adecuado. Si los niños abandonaron el hogar debido a cualquier tipo de maltrato, la reintegración a la familia puede ser inadecuada. Si resulta posible gestionarla, será urgente que la familia tenga la voluntad y la capacidad suficientes como para cambiar la forma en que se relacionan mutuamente. La municipalidad de La Florida, en Chile, dirige un programa cuyo objetivo específico es educar a los adultos para que eviten la violencia familiar y, al mismo tiempo, reintegrar a los niños en el seno de la familia41. Si fueron las circunstancias económicas las que condujeron a la separación o al abandono, es preciso analizar con los miembros de la familia la forma en que podría mejorarse su situación, y tratar de encontrar oportunidades económicas dentro de la comunidad. La reunificación de los niños con su familia debe incorporar la asistencia integrada de la comunidad, que es necesaria para evitar la ruptura familiar desde el principio. También es importante ofrecer un apoyo constante. • Cuando los niños y las familias desean reunirse, es preciso tener en cuenta la causa inicial de la separación (véanse los capítulos 3 y 10, donde se presentan recomendaciones para ofrecer apoyo a las familias en dificultades económicas). • Colaborar en la búsqueda de oportunidades constructivas para los niños que regresan a sus comunidades, y asegurar que se produzca un apoyo constante de la comunidad, dirigido a los niños y a las familias que se han vuelto a reunir. 40 Ennew 1994, ob. Cit. Nota 14. 41 Municipalidad de La Florida (1994), Qué Hacer en vez de… Material de apoyo para la crianza de nuestros hijos: proyecto de capacitación de padres para el desarrollo infantil, Municipalidad de La Florida y UNICEF, Chile. 237 12 Justicia para la niñez El artículo 40 de la Convención aborda la cuestión de los derechos de la infancia con relación al derecho criminal, y es uno de los artículos más detallados y normativos de todo el documento. Reconoce que los niños y adolescentes acusados de un crimen tienen derecho a todas las protecciones que se ofrecen a los adultos, pero además, exige que los procedimientos y las disposiciones jurídicas se adapten a la edad y a las necesidades en materia de desarrollo del niño. La Convención no prohíbe el encarcelamiento, pero solicita que esta medida se utilice sólo en última instancia, que las condiciones de la detención sean humanas y que la reintegración social en la comunidad sea una prioridad. El documento pide la eliminación de la condena de muerte y la cadena perpetua. Siempre que sea posible, conviene evitar completamente cualquier tipo de proceso judicial en favor de otros enfoques que tomen en consideración los derechos del niño y sus necesidades en materia de desarrollo. En otros instrumentos sobre derechos se describen con mayor detalle las normas que deben aplicarse en lo relativo a la justicia de menores1. A diferencia de la Convención, sin embargo, ninguno de estos instrumentos tiene fuerza jurídica obligatoria. LA FUNCIÓN DE LAS AUTORIDADES LOCALES Pocas veces las autoridades locales tienen el suficiente control sobre toda la variedad de procedimientos relacionados con la justicia de menores. En muchos países, las fuerzas policiales, los centros de detención, las prisiones y los tribunales dependen del gobierno central. Pero una serie de diversos gobiernos municipales han comenzado a crear sus propias fuerzas policiales (por ejemplo, en Johannesburgo y Buenos Aires). En muchos casos, el sistema de bienestar de la localidad, en lugar del sistema judicial, es el que se hace cargo de los delincuentes menores de edad. Cuando éste sea el caso, es muy posible que las autoridades locales tengan que desempeñar funciones muy importantes. En muchos países existe una gran preocupación sobre el crimen juvenil, pero muy poca conciencia sobre las muchas formas en que el sistema de la justicia conculca de manera habitual los derechos de los jóvenes. Foto: Archivo UNICEF. Estos instrumentos son las Reglas Mínimas uniformes de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores de 1985 (Reglas de Beijing); Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la protección de los menores privados de libertad de 1990; y las Directrices de las Naciones Unidas para prevención de la delincuencia juvenil (Directrices de Riyadh). 1 238 Las recomendaciones que se ofrecen en este capítulo tendrán mayor utilidad en los lugares donde las autoridades locales dispongan de más poder. Pero éstas en el ámbito local deben hacer todo lo que esté a su alcance para asegurar que los derechos de los niños se respeten en las esferas en las que disponen de influencia. Deben reformar la situación y los procedimientos en sus jurisdicciones y apoyar cualquier actividad de las organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos de los niños en la esfera de la justicia de menores. Hay veces en que tienen la posibilidad de ofrecer o facilitar alternativas a las opciones del sistema oficial, ya sea mediante albergue a los niños que están en espera de juicio o la posibilidad de aplicar sanciones que no exijan la privación de libertad. Es necesario organizar una serie de reuniones periódicas con los representantes de todos los organismos gubernamentales y con otros grupos que de alguna forma asisten a los niños que están en conflicto con la ley, a fin de analizar y coordinar sus objetivos y sus actividades. También resulta fundamental que las autoridades locales trabajen en colaboración con las esferas superiores del gobierno a fin de abordar problemas que no es posible considerar en el ámbito local. En algunos países, por ejemplo, la criminalidad organizada puede utilizar a los niños para el transporte y el tráfico de drogas, debido a la relativa protección de que gozan. Es necesario que las autoridades locales cooperen con el gobierno central en procura de tomar medidas para evitar que los criminales organizados aprovechen la vulnerabilidad de los niños. Pero tal vez las actividades más importantes que puede llevar a cabo el gobierno local se entroncan con toda una serie de medidas destinadas a evitar la posibilidad de que los niños tengan problemas con la ley en primera instancia: apoyo adecuado a los progenitores en circunstancias difíciles, la disponibilidad de guarderías y escuelas de alta calidad, medidas para minimizar la violencia, reforzar la seguridad y apoyar la creación de redes comunitarias sólidas, así como la posibilidad de ofrecer alternativas constructivas para los jóvenes en situaciones de alto riesgo. Prevención VIOLACIONES FRECUENTES DE LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS QUE ESTÁN EN CONFLICTO CON LA LEY Los sistemas judiciales presentan importantes variantes en todo el mundo, pero un gran número de ellos comete violaciones constantes de los derechos de la infancia y ni siquiera le ofrece las protecciones que conceden a los adultos. Muchos niños están detenidos por conductas que no están tipificadas como ilícitas o que no serían consideradas como delito si las hubiera cometido un adulto. Puede que se les considere “culpables” por carecer de un hogar o por no estar bajo la protección de un adulto, y muchas veces se les detiene simplemente para alejarlos de las calles. En Kenya, Costa de Marfil y el antiguo Zaire, por ejemplo, se retiene periódicamente a los niños por carecer de hogar o por vagancia, y en Filipinas y Nepal el número de detenciones suele aumentar poco antes de la visita de un dignatario extranjero2. Las autoridades apresan a los niños por una mera sospecha o a causa de delitos menores, como por ejemplo pedir limosna, robar objetos de escaso valor o subir al autobús sin pagar. En ocasiones, el número de niños arrestados que ha cometido un delito importante es muy reducido. Por ejemplo, en India se descubrió que el porcentaje de delitos graves cometidos por menores en 1988 era inferior al 4 % de todos los delitos3. Existe una correspondencia abrumadora entre los arrestos y el estado de pobreza o de dificultad en que se encuentra la persona detenida. Un Blanc, C. S. y colaboradores (1994), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y Londres: Gordon and Breach; Pradhan, G. (1993), ‘Child Delinquencies and Children in Adult Prisons in Nepal’, Voice of Child Workers: Newsletter of Child Workers in Nepal Concerned Centre, (17 y 18); UNICEF (1998), ‘Innocenti Digest: Juvenile Justice’, Florencia, Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF en Florencia. 3 Blanc 1994, ob. cit. Nota 2. 2 239 estudio sobre la situación en las prisiones de Egipto descubrió que todos los niños entrevistados tenían antecedentes de pobreza y un historial plagado de dificultades4 . En Nairobi, Kenya, un 68 % de las niñas que vivían en la calle habían pasado por centros oficiales de detención5 . En Nepal, son muy pocos los niños que no han ingresado alguna vez en un centro de detención6. La cantidad de los menores condenados es muy reducida6. En Pakistán, sólo un 13 a un 17 % de los niños sometidos a juicio son declarados culpables7. Muchos de estos arrestos se justifican con el argumento de que alejar a los niños de los peligros de la calle es una manera de defender sus propios intereses. En la India, por ejemplo, la policía puede apresar a los niños si considera que están expuestos al maltrato o a la explotación8. Pero este argumento tiene muy poco peso cuando no se presentan alternativas constructivas. Si bien el arresto podría ofrecer la oportunidad de analizar las necesidades del niño, esto ocurre muy pocas veces. Un oficial de programas de UNICEF en Egipto asegura que a pesar de que el objetivo de los centros de clasificación es separar a los menores evidentemente inocentes de aquellos que tienen grandes posibilidades de ser condenados, la realidad es que muchos niños culpables de delitos menores o que son inocentes pasan varios meses en unas condiciones siniestras debido a que el sistema de justicia criminal está saturado y además no existen otras alternativas9. Después de ser capturados, los niños ingresan algunas veces en centros de detención para menores, pero en muchos países se les encarcela en instalaciones donde hay también adultos en espera de juicio, que llevan meses o incluso años esperando a que se solucione su situación. En El Líbano, un 90 % de todos los niños encerrados no han sido condenados y se encuentran simplemente a la espera de que se revise su caso; y en Jamaica los niños de hasta diez años de edad pueden ser encarcelados con adultos por períodos indefinidos de tiempo10. Estos meses o años pueden ser un período fundamental en el desarrollo de un niño o de un adolescente. Un informe reciente de UNICEF sugiere que los abusos más graves pueden ocurrir durante esta fase del sistema judicial. Informes de primera mano provenientes de Turquía, Bangladesh y Pakistán describen la tortura a la que son sometidos los niños detenidos recluidos en un cuartel policial11. Con frecuencia, los centros de detención están superpoblados, son sórdidos y amenazan la salud de los niños. Suelen ser también psicológicamente perjudiciales para los menores, que corren el riesgo de sufrir violaciones y maltratos, y están expuestos a la influencia de adultos que son criminales habituales, a veces por largos períodos de tiempo. Debido a la naturaleza supuestamente “temporal” de los centros de detención, no suele haber actividades disponibles y las privaciones que sufren los niños en plena etapa de desarrollo durante un largo período de tiempo pueden ser gravísimas12. Los niños pertenecientes a las minorías suelen sufrir mayores dificultades durante el encarcelamiento, debido a la hostilidad y la violencia del personal carcelario y de los otros detenidos, y pueden estar expuestos en mayor medida al aislamiento y la depresión13. El Baz, S. (1996), Children in Difficult Circumstances: A Study of Institutions and Inmates, UNICEF. 5 Ochola, L. (1996), ‘The Undugu Society Approach in Dealing with Children at Risk to Abuse and Neglect’ en Verhellen, E. (ed), Monitoring Children’s Rights, La Haya y Boston: Nijhoff. 6 Pradhan, 1993, ob. cit. Nota 2. 7 UNICEF, 1998, ob. cit. Nota 2. 8 Palme, L. (1997), ‘No hay edad para la inocencia: justicia de menores’, en UNICEF (ed), El progreso de las naciones de 1997, Nueva York: UNICEF, 51-55. 9 Bibars, I. (1998), ‘Street Children in Egypt: from the Home to the Street to Inappropriate Corrective Institutions’, Environment and Urbanization, 10(1): 201–216. 10 Palme 1997, ob. cit. Nota 8. 11 UNICEF 1998, ob. cit. Nota 2. 12 Ibíd. 13 Black, M. y Smith, C. (1997), ‘Rights of Institutionalized Children’, European Conference on the Rights of Institutionalized Children, Bucarest, Rumania, UNICEF. 14 Palme, 1997, ob. cit. Nota 8. 4 Condiciones duras La retribución en lugar de la rehabilitación Mientras los niños se encuentran detenidos en un cuartel de policía a la espera de las instrucciones judiciales, no suelen tener acceso a su familia ni recibir asesoramiento jurídico. Un estudio efectuado en 1993 en Namibia, antes de que se pusiera en práctica una serie de reformas, descubrió que un 90 % de los niños detenidos habían sido condenados sin tener acceso a una representación legal14. Hay muy pocos datos disponibles sobre las condiciones que atraviesan los niños que han sido condenados a prisión. La rendición de cuentas no es muy efectiva. UNICEF señala que la mayoría de los países dispone de registros sobre inmunización y matriculación en la escuela, pero tiene muy pocos datos sobre la cantidad de niños que se encuentran sometidos al sistema de justicia 240 penal15. La información disponible es desalentadora. Incluso en las prisiones especiales para menores, las condiciones pueden ser muy duras. Las prisiones, igual que los centros de detención, se encuentran con frecuencia en instalaciones anticuadas con escasos servicios de salud y muy pocas comodidades; la situación de hacinamiento y la falta de higiene originan altas tasas de enfermedad. Muchas veces se hace hincapié en la retribución en lugar de la rehabilitación, e incluso en los lugares donde los castigos corporales están prohibidos por la ley, los niños suelen sufrir las consecuencias de un comportamiento brutal. En Egipto, los niños han denunciado palizas y otros castigos humillantes16. En Nepal hay diversos informes que demuestran que los niños sufren torturas, palizas y que se les obliga a trabajar17. En Zambia, Sudán y Guyana, todavía se permite someter a latigazos a los niños como parte de la condena18. Las posibilidades de recibir educación, relacionarse con la familia o reintegrarse en la comunidad, son escasas. Para los niños que están encarcelados con adultos, los riesgos son incluso mayores. No es extraño que se haya descubierto la ineficacia de la encarcelación como antídoto contra la delincuencia. En lugar de ello, expone a los niños a una serie de experiencias antisociales y criminales y les ofrece muy pocas alternativas positivas. Los niños condenados por determinados delitos no son los únicos a quienes se les conculca sus derechos debido a las condiciones que imperan en las prisiones. En algunos países, los niños de corta edad, muchos de ellos nacidos en la cárcel, viven con sus madres prisioneras en condiciones que amenazan gravemente su desarrollo y su bienestar. Los informes que provienen de Ruanda y de Nepal, por ejemplo, revelan una tasa alarmante de enfermedades y defunciones relacionadas con la falta de higiene y la carencia absoluta de estímulos apropiados para estos niños1 9. Ibíd. Bibars, 1998, ob. cit. Nota 9. 17 Pradhan, 1993, ob. cit. Nota 2. 18 Newell, P. (1995), ‘Respecting Children’s Right to Physical Integrity’ en Franklin, B. (ed), The Handbook of Children’s Rights: Comparative Policy and Practice, Londres y Nueva York: Routledge, 215–226. 19 Pradhan, 1993, ob. cit. Nota 2; UNICEF, 1998, ob. cit. Nota 2. 20 UNICEF 1998 ob. cit. Nota 2. 21 Cantwell, N. (1998), ‘Nothing More than Justice’, Innocenti Digest: Juvenile Justice, (3): 16–17. 15 16 ALGUNOS PRINCIPIOS BÁSICOS Y MODELOS PARA LA ACCIÓN A fin de cumplir con las disposiciones de la Convención en la esfera de la justicia de menores, algunos principios fundamentales deben regir las políticas y la práctica en todos los ámbitos. En la mayoría de los países existe un alto grado de preocupación sobre el delito cometido por menores, pero muy poca información sobre la forma en que el sistema judicial conculca los derechos de los jóvenes. Puede ocurrir, incluso, que los gestores y el personal de los establecimientos penitenciarios no sean conscientes de que sus prácticas habituales infringen la ley internacional2 0. Es preciso capacitar sobre los derechos de la infancia, y sobre la necesidad de proteger estos derechos con respeto y compasión, a todas las personas que tienen un contacto oficial con los niños y adolescentes en el sistema judicial, incluso la policía, los abogados, los asistentes sociales, el personal del juzgado y los empleados de los centros de detención y de las instituciones penitenciarias de reclusión mayor. Sus relaciones con los niños y adolescentes deben estar siempre orientadas a proporcionarles el apoyo necesario para que puedan llevar una vida responsable en la comunidad. Cantwell defiende la posibilidad de exigir a los jueces y magistrados que visiten las prisiones y los centros de detención, para que se mantengan al tanto de la situación en que se encuentran los niños en espera de juicio, y de los lugares donde tendrán que cumplir la sentencia en caso de que les condene. Las organizaciones locales deberían tener también acceso a estos lugares, a fin de concientizar al público en general sobre la situación de estos establecimientos y fomentar la prestación de servicios a los niños encarcelados21. • Ofrecer una capacitación especial a todas aquellas personas que tengan un contacto oficial con niños y adolescentes en conflicto con la ley, a fin de 241 asegurar que comprendan y estén dispuestos a proteger los derechos de la infancia. • Alentar a los jueces, magistrados y miembros de las organizaciones cívicas locales a que visiten las prisiones y los centros de detención. Aprehensión, arresto y detención En los lugares donde las políticas locales apoyan la aprehensión de niños desatendidos por los adultos sin que medie otra causa, es preciso revisar y modificar estas políticas, preferiblemente por un comité local encargado de supervisar los derechos de la infancia, y en colaboración con agentes encargados de hacer cumplir la ley y con trabajadores de bienestar social. Cuando los niños no son culpables de ningún delito, la policía debería entregarlos inmediatamente a un organismo u organización más capacitado, o devolverlos a sus familias cuando resulte apropiado. Cuando hay razones para creer que el niño ha cometido un delito, aquellos que son culpables de delitos leves deben ser separados inmediatamente de otros delincuentes que han cometido delitos más graves y, cuando sea necesario, es preciso enviarlos a una entidad que les ofrezca los servicios apropiados. No se trata sólo de defender los intereses de los niños, sino también de evitar la utilización indebida de un sistema judicial abrumado de trabajo. Es necesario acelerar los procedimientos para los niños que se encuentran a la espera de emitir su deposición. Cuando no es posible devolver a los niños a sus familias, quizá debido a la gravedad del delito, las condiciones de detención, además de ser seguras y saludables, deben responder a las prioridades del niño en materia de desarrollo. Es preciso poner a disposición de éste, lo más rápidamente posible, un servicio de asesoramiento jurídico. La Fundación de Reautonomía Juvenil en Turquía ofrece un modelo excelente de respuesta a las numerosas necesidades de los niños y adolescentes que se encuentran detenidos. Ofrece servicios de asesoramiento directamente en los cuarteles de policía y dispone de una oficina en el edificio del tribunal de menores, donde los miembros de la fundación ofrecen a los niños y a sus familias apoyo durante las visitas, buscan empleo para las familias cuando es preciso y les ayudan a satisfacer sus carencias materiales. La fundación ha establecido casas de detención exclusivas para niños, donde reciben instrucción por parte de maestros retirados y pueden acceder a instalaciones para practicar deportes como el tenis de mesa y el voleibol. La fundación organiza también seminarios para voluntarios, a quienes capacita para que presten servicios útiles a estos jóvenes22. Respuestas rápidas para los niños detenidos Asesoramiento jurídico Establecimientos exclusivos para los niños • Analizar las políticas y las normas locales para asegurar que no permitan la aprehensión de niños desatendidos sin que medie otra causa. • Crear centros de clasificación y remisión de casos para niños y adolescentes que han sido arrestados por delitos menores. • Asegurar que no se detenga a los niños por largos períodos de tiempo; que se les mantenga separados de los adultos y que sus condiciones de vida sean saludables, seguras y apoyen sus necesidades en materia de desarrollo. • Prestar servicios de orientación para los niños en espera de juicio. Folleto informativo, Fundación de Reautonomía Juvenil, Estambul, Turquía. 22 242 Sentencia La respuesta a cualquier delito cometido por un niño o un adolescente debe tener en cuenta la madurez del menor, y debe hacer hincapié en la orientación, la educación y la supervisión en lugar del castigo. El objetivo debe consistir en reintegrar lo más rápidamente posible al niño en la comunidad e, idealmente, en la familia. Cada vez se otorga una mayor validez a los enfoques alternativos, especialmente en el caso de que el delito haya sido menor. En Uganda, por ejemplo, se han establecido tribunales de menores, presididos por jueces bastante capacitados. Se ha puesto un límite al período en espera de juicio — los casos que no se juzgan a los tres meses son anulados— y las sentencias privativas de libertad se dictan sólo en última instancia. En algunos países impera la idea de eludir el sistema judicial en el caso de los delincuentes juveniles, debido a que el tipo de sentencias que se dictan con frecuencia sirve sólo para alienar más aún a los jóvenes y no consiguen disuadirlos para que no cometan delitos en el futuro. Una respuesta cada vez más frecuente para los delitos menores es un examen antes del juicio: el niño o el adolescente en cuestión se reúne con un trabajador social o un representante del tribunal para crear un procedimiento alternativo extrajudicial, que por lo general consiste en un programa de orientación, recuperación, capacitación sobre aptitudes para la vida práctica y supervisión23. Muchas ciudades brasileñas han establecido centros de examen y de remisión que ofrecen diversos servicios integrados como alternativa al encarcelamiento. Estos lugares disponen de pequeñas viviendas residenciales donde los jóvenes delincuentes pueden residir durante un tiempo alejados de las tentaciones que hay en la calle, y con el apoyo de un personal de orientación. Los niños participan activamente en el trabajo diario en el hogar y, con ayuda del personal, tratan de restablecer contacto con la familia, de regresar a la escuela o de hallar empleo24. Se ha encontrado que las respuestas que exigen a los jóvenes delincuentes reconocer las consecuencias de sus acciones y, cuando sea posible, ofrecer reparación a sus víctimas y a la comunidad, dan resultados muy positivos. En diversos países, por medio de un mecanismo inspirado en la ley tribal maorí de Nueva Zelanda, los jóvenes delincuentes se reúnen con sus víctimas y escuchan sus relatos sobre el sufrimiento, las pérdidas o los inconvenientes que sus acciones les han causado. Se ha descubierto que este enfoque ha disminuido la delincuencia juvenil de una manera significativa. En Nueva Gales del Sur, Australia, se ha producido una restricción de un 50 % en el número de casos de delincuencia juvenil, y una reducción de un 40 % en los casos de reincidencia. La policía en el Valle del Támesis, en el Reino Unido, ha mostrado que los casos de reincidencia de delincuentes juveniles han disminuido de un 30 % a un 4 %25. En Filipinas, un sistema parecido de mediación, basado en el sistema de justicia tradicional de los poblados, consiste en llegar a consensos amistosos entre las víctimas y los delincuentes juveniles26. En Estados Unidos, las comunidades de treinta estados ofrecen un mecanismo mediante el cual los delincuentes juveniles se presentan ante un jurado compuesto por jóvenes de su misma edad. Este programa alivia la carga del sistema de justicia oficial al desviar los delitos menores que pueden obstruir el sistema y causar grandes retrasos. Sin embargo, esta solución no es un intento fácil por quitarse de encima el problema: un joven de trece años que robó un paquete de cigarrillos en una tienda fue obligado a hacer veintiocho horas de servicio comunitario, enviar una carta de arrepentimiento a la tienda y escribir informes sobre los peligros que fumar representa para la salud y las repercusiones del robo en la comunidad. También tuvo que participar ocho veces como miembro de un jurado compuesto por jóvenes de su misma Cantwell, 1998 ob. cit. Nota 21. 24 Blanc, 1994 ob. cit. Nota 2. 25 Petty, C. y Brown, M. (eds), Justice for Children: Challenges for Policy and Practice in Sub-Saharan Africa, Londres: Save the Children Fund. 26 UNICEF 1998, ob. cit. Nota 2. 23 Enfoques alternativos Orientación Supervisión Reparación Mediación Tribunales compuestos por jóvenes de la misma edad 243 edad. A cambio de estas sentencias, a menudo severas, los delitos no se registran en el historial del delincuente juvenil. Los progenitores deben aceptar esta posibilidad y estar presentes durante las vistas. Estos tribunales han sido financiados mediante subsidios de grupos cívicos locales, el presupuesto de las escuelas locales y el presupuesto de los tribunales municipales. Las leyes de respeto a la confidencialidad de los menores impiden recopilar información, pero las personas que han participado en estos sistemas han relatado que los resultados para los jóvenes que han participado en ellos han sido notables27. Un reciente informe de UNICEF sobre justicia de menores, al tiempo que reconoce el valor de estos enfoques extrajudiciales, ofrece también una advertencia. En un tribunal ordinario se somete teóricamente al acusado a las debidas garantías procesales. Estos enfoques alternativos, sin embargo, están basados en el reconocimiento de la culpabilidad por parte del joven. Existe la posibilidad de que, a fin de evitar el sistema de justicia oficial, los niños se vean obligados a admitir delitos que no han cometido y, como resultado, quedan sujetos a las decisiones de amplio alcance que otras personas toman en relación con su bienestar. Es preciso procurar que los niños que participan en este tipo de soluciones estén conscientes de su derecho a las debidas garantías procesales y a un asesoramiento jurídico28. Weil, N. (1996), ‘In Teen Courts Young People Set their Peers Straight’, Doing Democracy, Invierno de 1996. 28 UNICEF 1998, ob. cit. Nota 2. 29 Palme, 1997, ob. cit. Nota 8. 27 Asegurar las debidas garantías procesales • Proteger el derecho del niño a las debidas garantías procesales y al asesoramiento jurídico, y asegurar que los niños sean conscientes de estos derechos. • Asegurar que las sentencias hagan hincapié en la orientación, la educación y la supervisión, en lugar del castigo. • Trabajar en favor de la reintegración del niño a la comunidad e, idealmente, a la familia, dentro del plazo más rápidamente posible. • Analizar respuestas que obliguen a los jóvenes delincuentes a reconocer las consecuencias de sus acciones y, siempre que sea posible, ofrecer reparación a sus víctimas y a la comunidad. Mejorar la situación de las prisiones Las soluciones no institucionales son preferibles en el caso de los niños y adolescentes, pero los cambios suelen ser muy lentos. Es preciso mejorar también la situación que impera de momento en las prisiones, a fin de que se satisfagan las necesidades de supervivencia y desarrollo saludable tanto de la mente como del cuerpo. En varios países se han producido progresos alentadores. En Namibia, donde hasta 1993 se enviaba habitualmente a los niños a las prisiones de adultos, ahora se les separa de los adultos y se les ofrece acceso a cursos de aprendizaje de aptitudes para la vida práctica donde aprenden a tomar decisiones de una manera responsable29. En Karachi, las reformas efectuadas durante los últimos cinco años han posibilitado la enseñanza de formación profesional para jóvenes prisioneros, al mismo tiempo que se ha mejorado el entorno de la prisión. Un total de novecientos muchachos, entre diez y dieciocho años, ejercen oficios como peluquería, sastrería, cocina, electricidad y carpintería, que utilizan en parte para prestarse servicios mutuos y para mejorar su entorno. Estos jóvenes preparan sus propias comidas y hacen la limpieza, y han fabricado ellos mismos sus propias camas. Estos cambios fueron posibles mediante la colaboración entre las autoridades penitenciarias, filántropos locales, ONG y comités donde participaban personas nombradas por el gobierno. La financiación provino de los ciudadanos de Karachi. También se han comenzado a tomar medidas para mejorar la situación de los niños de corta edad que viven con sus madres en las prisiones de Karachi. Mejores condiciones en: Namibia Pakistán 244 Con fondos que proceden de donaciones públicas y de Räda Barnen se ha establecido una escuela Montessori, empeñada en ofrecer instalaciones recreativas y jardines a niños que de otro modo nunca visitarían el exterior de la prisión. Algunas veces los cambios más pequeños pueden resultar importantes para los niños encarcelados en circunstancias siniestras. En Rwanda, mil trescientos adolescentes se encontraban en prisión hasta 1997 por delitos presuntamente cometidos durante la guerra civil, separados de sus familias en instalaciones para adultos bajo condiciones durísimas y de extremo hacinamiento, y sin ningún tipo de servicio para tratar los traumas psicológicos que padecían. El programa TEP (Paquete de Enseñanza de Emergencia), apoyado por UNICEF y la UNESCO, presentó materiales para crear escuelas provisionales, como una primera medida para normalizar la situación de estos jóvenes y ofrecerles algo que hacer durante su encierro (véase la lista de recursos). Rwanda • Cuando no se pueda evitar el encarcelamiento de los niños y adolescentes, es preciso asegurar que las condiciones de la prisión respondan a su seguridad y a un desarrollo saludable de la mente y del cuerpo. • Ofrecer a los niños la oportunidad de recibir educación y aprender aptitudes útiles mientras se encuentran en prisión, incluso cursos sobre conocimientos para la vida práctica donde sepan tomar decisiones responsables. Reintegración El objetivo final de cualquier fase del sistema de justicia de menores debe ser reintegrar a los niños y a los adolescentes en la comunidad, y ayudarles a llevar vidas productivas en el futuro. Es preciso prestarles apoyo durante el período, a menudo difícil, del reingreso. Resulta factible que las condiciones que empujaron al niño o al adolescente a cometer un delito no hayan cambiado de manera radical. Por ello, es preciso tomar medidas para minimizar el riesgo de reincidencia. Si las familias no pueden ofrecer el apoyo y la orientación que el niño necesita, debe analizarse otro tipo de soluciones. Los jóvenes que tratan de asumir responsabilidades requieren orientación y una enseñanza o formación profesional apropiadas. La Fundación de Reautonomía Juvenil de Turquía, descrita anteriormente, que ofrece servicios a los jóvenes en espera de juicio, sigue prestándoles apoyo durante el período posterior a su liberación, y trata de reintegrar a los delincuentes juveniles en la sociedad, ayudándoles a desarrollar un sentimiento de respeto y de confianza en sí mismos, y alentando la tolerancia y la compasión hacia los demás. Cuando los niños salen de la prisión, pueden alojarse en la vivienda juvenil que dirige la fundación para recibir un apoyo constante que facilite su reingreso en la sociedad30. Apoyo durante el reingreso La adopción de medidas apropiadas para reducir el riesgo de reincidencia debe formar parte de las actividades generales de prevención de cualquier comunidad; es preciso ofrecer a los jóvenes apoyo y oportunidades, y alternativas realistas y productivas frente a la delincuencia y la alienación. • Asegurar que los niños y sus familias reciban un apoyo adecuado durante el período difícil del reingreso en la comunidad. • Si las familias no pueden ofrecer el apoyo que sus hijos necesitan para evitar la reincidencia, analizar otras soluciones alternativas de vivienda. • Ofrecer orientación, enseñanza y formación profesional; y a los jóvenes de mayor edad, ayudarles a encontrar un empleo apropiado. 30 Ob. cit. Nota 22 245 Tercera parte Gestión pública de los derechos de la infancia Como hemos observado a lo largo de este libro, la preocupación por los derechos de la infancia abarca un ámbito muy amplio. Incluye un interés por la estabilidad y la salud de las familias como elementos necesarios para la satisfacción de los derechos de la infancia. También se interesa por los servicios y las instituciones que prestan apoyo a los niños y sus familias, les protegen de los malos tratos y de la explotación y los comprometen en las decisiones que afectan su vida. Incluye el derecho de los niños y de sus familias a presentar sus exigencias en el marco de estructuras políticas representativas y participativas. El desafío consiste en crear un sistema coordinado de gestión que promueva la seguridad económica, la justicia social y el cuidado del medio ambiente, que son esenciales para la salud de las comunidades y las familias y el cumplimiento de los derechos de la infancia. Las obligaciones en favor de los niños son más acuciantes en el plano local. La conculcación de los derechos de la infancia suele producirse, por lo general, fuera de la supervisión del gobierno nacional y de los organismos internacionales. Además, las autoridades urbanas y municipales se han convertido en los agentes gubernamentales más importantes en lo que atañe a la prestación de servicios urbanos básicos que afectan la vida de los niños. Los gobiernos locales se encuentran en la primera línea de batalla y tienen la responsabilidad de responder a la situación local de manera que consigan convertir en realidad los derechos de la infancia. Pero la gestión en el ámbito local no depende únicamente del gobierno local. La gestión incluye también todas aquellas actividades y procesos que las sociedades suelen organizar por su propia cuenta, así como los distintos grupos, instituciones y organizaciones de la sociedad civil que contribuyen a satisfacer las necesidades sociales básicas. El gobierno local no puede desempeñar con eficacia su función aislándose de estos grupos y actividades. Las autoridades locales deben actuar también en el marco que les imponen otras estructuras superiores del gobierno, y en el contexto de la realidad internacional. Cuando analicemos las diferentes clases de gestión precisas para el cumplimiento de los derechos de la infancia, es importante reconocer todas estas relaciones. En el capítulo 13 aclararemos las responsabilidades que dependen del gobierno local, y el contexto que rige su funcionamiento, incluso sus relaciones con la gestión de la comunidad, con las estructuras superiores del gobierno y con el marco internacional. En el capítulo 14 analizaremos las consecuencias prácticas de los derechos de la infancia sobre la estructura, las políticas y las prácticas de las autoridades locales. 246 13 El contexto del gobierno local En la mayoría de los países, los gobiernos locales son responsables de numerosas tareas que afectan el bienestar de los niños y de sus familias. Es difícil generalizar, debido a que existen divergencias significativas de un país a otro en el ámbito de sus responsabilidades, sus poderes, y el grado de apoyo que reciben de las estructuras superiores del gobierno y de otras fuentes de financiación. En este capítulo se describen algunas de estas diferencias y se reconocen los problemas que afrontan los gobiernos locales en su intento de aplicar los derechos de la infancia. Aunque hay excepciones, los gobiernos locales en las zonas urbanas son, por lo general, responsables de la formulación de planes urbanos y la aplicación de los códigos y las disposiciones correspondientes. También suelen ser responsables de la aplicación de códigos relativos a la salud y la seguridad dentro de las zonas edificadas, y de otras tareas reguladoras como el control de la polución. Por lo común, son responsables de la construcción y la conservación de carreteras, la gestión de los desechos sólidos, la iluminación y la limpieza callejeras, y muy a menudo la gestión y la conservación de los parques, los lugares de recreo, las instalaciones deportivas y otros espacios públicos. Además, las autoridades locales suelen ser responsables del abastecimiento de agua, el saneamiento, la energía eléctrica, la policía, los bomberos y el transporte público. Incluso en los casos en que no ofrecen servicios relacionados con la infraestructura o servicios particulares, desempeñan una importante función de supervisión y regulación. Cuando los servicios han sido privatizados, por lo general aseguran su calidad y cobertura, y controlan los precios. En muchos países, los gobiernos locales desempeñan una función cada vez mayor en la esfera de la educación primaria, la atención sanitaria y la asistencia social, a menudo en asociación con ministerios u organismos nacionales o provinciales. El gobierno local sirve de vínculo importante entre las instancias superiores del gobierno y las realidades internacionales, por una parte y por otra, las actividades que realizan en el plano local las organizaciones y los grupos de la sociedad civil. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com Responsabilidades de los gobiernos locales 247 En algunos países, el gobierno ofrece servicios amplios y bien financiados para satisfacer las necesidades de los niños y sus familias. Las reformas encaminadas hacia la descentralización han reorganizado el sistema de responsabilidades y de recursos, o el poder de recaudar fondos en el plano local, en favor de las autoridades locales. Pero incluso cuando los gobiernos locales disponen de recursos, sigue habiendo un número importante de niños y de familias cuyas necesidades continúan sin resolverse. En algunas de las ciudades más ricas del hemisferio sur, por ejemplo, las estadísticas muestran que existe una prestación adecuada de servicios en general; pero en los vecindarios donde se concentran los grupos de bajos ingresos, las prestaciones siguen siendo inadecuadas, y la existencia de amplias y a menudo crecientes desigualdades en el acceso a los servicios básicos son la regla. En otros países, los gobiernos locales reciben escasos recursos para satisfacer las necesidades básicas a pesar de las responsabilidades que la ley les confiere1. En algunos casos, estos centros urbanos tienen gobiernos democráticos y serios, pero muy pocos recursos y un escaso número de profesionales para cumplir con sus deberes. Muchos de los ejemplos sobre prácticas eficaces que se han presentado en este libro provienen de este tipo de ciudades. Sus autoridades emplean sus limitados recursos para mejorar los marcos normativos y trabajar en colaboración con otros grupos. Las alianzas innovadoras con organizaciones comunitarias, ONG y otras asociaciones voluntarias, entes gubernamentales nacionales o provinciales, organizaciones internacionales y empresas del sector privado, han contribuido a resolver las prioridades básicas en todos estos casos. Las diferencias entre las ciudades y los países no se limitan a la esfera de la prestación de servicios, sino también a la forma en que los gobiernos desempeñan sus funciones. En un extremo se encuentran las estructuras de gobierno relativamente democráticas, responsables y transparentes. En el otro se hallan las dictaduras, o sistemas cuyas estructuras siguen respondiendo a grupos con intereses creados a pesar de tener algunas características democráticas. Muchas instituciones gubernamentales consideran a los pobres y sus vecindarios como “el problema”, y existen muy pocas relaciones entre sus políticas y prioridades y la vida diaria y las urgencias más acuciantes de la mayoría de la población2. En situaciones como ésta, la mayoría de las organizaciones que abordan con eficacia las necesidades de los niños se encuentran fuera de la esfera gubernamental, y en relación con este factor el concepto más amplio de “gestión”, en lugar de “gobierno”, adquiere su mayor importancia. Pero incluso cuando las entidades privadas se desempeñan con un alto grado de eficacia, precisan marcos normativos apropiados para asegurar la calidad y salvaguardar los derechos, y sus actividades pueden beneficiarse del tipo de coordinación que sólo el gobierno puede ofrecer. Los derechos de la infancia forman una parte integral del proceso de la democracia participativa y no pueden quedar bajo la tutela exclusiva de los entes particulares y de la sociedad civil. LA RELACIÓN ENTRE EL GOBIERNO LOCAL Y LA GESTIÓN COMUNITARIA Ya sea porque los gobiernos locales carecen de recursos o de la necesaria voluntad política, la respuesta a las prioridades de los niños pobres de las zonas urbanas y de sus familias recae a menudo sobre instituciones e iniciativas no estructuradas de la comunidad. Es importante considerar, por ejemplo, quiénes son responsables de la construcción y la gestión de la ciudad. La opinión más convencional considera todavía que las empresas del sector privado Descentralización Recursos limitados CNUAH (1996), An Urbanizing World: Global Report on Human Settlements 1996, Nueva York: Oxford University Press. 2 Véase, por ejemplo, Halfani, M. (1997), ‘Civic Associational Development and Public Sector Reforms in Tanzania: Disjuncture in Transforming Urban Governance’, documento presentado en la GURI Conference on Governance in Action: Urban Initiatives in a Global Setting, Centre for Urban and Community Studies, Universidad de Toronto, Toronto; Swilling, M. (1997), ‘My Soul I Can See: The Limits of Governing African Cities in a Context of Globalization and Complexity’, documento presentado en la GURI Conference on Governance in Action: Urban Initiatives in a Global Setting, Centre for Urban and Community Studies, Universidad de Toronto, Toronto. 1 248 y los organismos del sector público están a cargo de la construcción en las ciudades, y que su gestión recae en las autoridades. En verdad, en la actualidad es frecuente que de 30 a 50 % de toda la población de los países pobres viva en vecindarios construidos sin la aprobación del gobierno, y sin que las instituciones del sector público hayan contribuido en su construcción, financiación, gestión o regulación3. La escala y la naturaleza de estas inversiones pocas veces se registra o se refleja en las estadísticas oficiales, pero en las zonas más pobres de la mayoría de las ciudades, la inversión anual ejecutada por familias de bajos ingresos es bastante superior al promedio de inversión por familia que ejecutan las autoridades urbanas y municipales. Esto es especialmente cierto si se otorga un valor monetario realista al tiempo de trabajo que las personas emplean en la mejora o la ampliación de sus viviendas. Los procesos de abajo hacia arriba en la construcción y gestión de las ciudades En la mayoría de los asentamientos no oficiales, los organismos públicos tampoco han hecho inversiones considerables en materia de agua, saneamiento, desagüe, carreteras, aceras, escuelas, centros de salud y otras formas esenciales de infraestructura y servicios. Por lo general, las inversiones en la infraestructura pública y en los servicios de los asentamientos urbanos más pobres se generan en el plano local, o se negocian directamente con organismos exteriores (ONG, entidades que dependen de estructuras superiores del gobierno, donantes internacionales). En la mayoría de los asentamientos no oficiales o ilegales de muchos centros urbanos, la gestión adquiere estas características incluso cuando en otras zonas prevalecen modelos más convencionales de prestación por parte de las autoridades locales. Es indispensable otorgar mayor atención a este tipo de procesos de abajo hacia arriba, según los cuales los individuos, las familias y las comunidades construyen y gestionan las ciudades, ya que tienen mayores repercusiones para los niños que las actividades de las autoridades locales. Incluso cuando los gobiernos ofrecen infraestructura básica y servicios, sigue siendo necesario el aporte de la comunidad, cuya participación en la gestión cotidiana de las escuelas, de los centros de salud y de otros servicios ampliamente utilizados por los niños y sus progenitores, es fundamental para asegurar la satisfacción de los derechos de éstos en la comunidad. En algunas ciudades, especialmente de América Latina, muchos asentamientos de bajos ingresos han elegido democráticamente concejos comunales con una amplia experiencia en la aplicación y gestión de iniciativas comunitarias, y en la negociación de cuestiones como la provisión de infraestructura y servicios, y la tenencia de la tierra, con las autoridades locales y otros organismos exteriores. Estas actividades son menos frecuentes en África, al sur del Sáhara, pero incluso en esta región muchas zonas urbanas disponen de numerosas e importantes instituciones no oficiales, como la estructura tribal y asociaciones comunitarias que recaudan fondos para crear o mejorar escuelas o centros de salud, conservar las carreteras, las plazas, los mercados, la eliminación de basura y las actividades culturales. Hardoy, J. E. y Satterthwaite, D. (1989), Squatter Citizen, Londres: Earthscan; Lee Smith, D y Stren R. (1991), ‘New Perspectives on African Urban Management’, Environment and Urbanization, 3(1): 23-36. 4 Attahi, K., Carr, M., Stren, R. (1992), Metropolitan Planning and Management in the Developing World; Abidjan and Quito, Nairobi: CNUAH (Hábitat). 3 Este tipo de actividades sólidas y eficaces en el plano comunitario contribuyen a asegurar la defensa de los derechos de la infancia, y también apuntan a la posibilidad de que se apliquen estructuras del gobierno más favorables, responsables y democráticas. La escala y el ámbito de las actividades comunales se incrementan cuando reciben el apoyo del gobierno municipal. Las autoridades municipales pueden lograr una mayor eficacia en el cumplimiento de sus propias responsabilidades si trabajan en colaboración con las instituciones e iniciativas comunitarias no oficiales, en lugar de dejarlas de lado u obstruir su labor4. Es preciso crear un canal permanente de apoyo a este tipo de iniciativas y gestionarlas de una manera transparente y responsable; los gobiernos locales deben crear líneas oficiales de comunicación con los proyectos comunitarios, y 249 lograr un sistema para apoyar y coordinar las iniciativas existentes. Deben asegurar que estas iniciativas incluyan a los grupos más marginados y que se reconozcan sus derechos; cuando las comunidades carezcan de un espíritu de solidaridad y de organización, el gobierno local debe hacer campañas de concientización y alentar y apoyar la participación comunitaria en la planificación y la gestión. Las experiencias recogidas hasta la fecha señalan algunas pautas en el ámbito de estas actividades, que se analizarán con mayor detalle en el capítulo siguiente. LAS RELACIONES DEL GOBIERNO LOCAL CON LA ESFERA NACIONAL En la mayoría de los países del hemisferio sur se han aplicado políticas de descentralización de distinta índole durante los últimos quince años, en muchos casos como respuesta a la crisis del Estado central5. Pero la descentralización no está necesariamente acompañada de una mayor democracia local o un aumento en la eficacia de los gobiernos municipales. En muchas naciones, la capacidad política, financiera y técnica para definir y aplicar las iniciativas sigue siendo potestad de los políticos, ministros u entes que se encuentran en una esfera superior de la estructura gubernamental6. Los gobiernos nacionales establecen, por lo general, el marco jurídico en el cual los segmentos municipales y de otras esferas del gobierno actúan en las zonas urbanas, definen sus poderes y obligaciones, supervisan sus operaciones, regulan sus fuentes de ingresos y controlan el flujo de inversiones que se aplica a la infraestructura urbana, tanto si proviene del presupuesto nacional como de los organismos internacionales7. Tampoco la presencia de autoridades municipales elegidas por votación asegura un gobierno municipal más efectivo. En algunos casos, las estructuras superiores del gobierno limitan el poder y los recursos de las autoridades municipales democráticamente elegidas cuando los partidos que se encontraban en la oposición asumen la gestión del país8. Las ciudades de México, por ejemplo, que han elegido alcaldes que no pertenecen al PRI, partido que controla desde hace tiempo el gobierno nacional, han encontrado dificultades con las instancias superiores del gobierno para obtener la financiación necesaria. Los cambios relacionados con la descentralización consisten, sobre todo, en una delegación de responsabilidades en lugar de una transferencia real de poderes y de capacidad financiera, pero existen algunas excepciones. En algunos casos, las reformas fundamentales realizadas en el ámbito nacional han significado para los gobiernos locales la obtención de un ámbito más amplio de actuación, de mayores recursos y, en algunos casos, de más poder y responsabilidad. La Constitución promulgada en 1988 en Brasil, por ejemplo, incluyó varias disposiciones en las que se aseguraba una transferencia de poder y de autonomía a los gobiernos municipales, y se garantizaba su elección democrática. Las innovaciones en muchos otros países de América Latina están relacionadas también con la democratización en los planos nacional y local, y con algunos aumentos en la esfera del poder y los recursos en la escala urbana o municipal, incluso la sustitución, por funcionarios electos, de los dirigentes municipales nombrados por el gobierno9. La transición hacia el gobierno democrático en Chile a finales del decenio de 1980, por ejemplo, incluyó un fortalecimiento gradual de los gobiernos municipales, y la celebración de elecciones municipales para concejales y alcaldes comenzó en 1992. En algunos países de Asia y de África se han producido cambios parecidos. En India, donde las autoridades municipales se encuentran bajo la jurisdicción de los gobiernos estatales, una enmienda a la Constitución Federal presentada en CNUAH 1996, ob. cit. Nota 1; Dillinger, W. (1993), ‘Decentralization and its Implications for Urban Service Delivery’, documento de debate No. 16 de la gestión urbana, Washington DC: Banco Mundial. 6 Ramirez, R. (1996) Local Governance Models: Decentralization and Urban Poverty Eradication, Londres: Development Planning Unit, University College, Londres. 7 Davey, K. (1992), ‘The Structure and Functions of Urban Government: The Institutional Framework of Urban Management’, Birmingham, Development Administration Group, University of Birmingham. 8 CNUAH 1996, ob. cit. Nota 1. 9 Ibíd. 5 250 1992 contribuyó a definir un papel considerablemente más amplio y una mayor independencia para las autoridades municipales10. En muchas naciones africanas francófonas se ha prestado más atención en los últimos años al desarrollo de estructuras de gobierno municipales y metropolitanas y a la creación de marcos más democráticos y descentralizados11. Un elemento relevante en la formulación de un marco nacional apropiado para apoyar gobiernos municipales efectivos se refiere a los mecanismos institucionales para reducir las desigualdades entre las autoridades locales ricas y las autoridades más pobres. Si no se elimina esta desigualdad, la descentralización simplemente puede consolidar o agudizar la desigualdad y la pobreza, ya que las municipalidades ricas pueden recaudar los fondos necesarios para infraestructura y servicios más fácilmente que las municipalidades pobres12. En las ciudades y las zonas metropolitanas compuestas por varias municipalidades, es posible descubrir grandes diferencias en los ingresos per cápita entre ellas y en los ingresos que recaudan las autoridades locales. En las ciudades más grandes, sobre todo, y donde existe una tasa más rápida de crecimiento, suele ocurrir que la máxima concentración de asentamientos ilegales o no oficiales y de personas con menores ingresos per cápita ocurre en las municipalidades de reciente construcción y donde la administración es relativamente débil. Si no existen mecanismos para transferir desde el exterior recursos y otras formas de apoyo, estos gobiernos locales no conseguirán cumplir con sus responsabilidades. Si los gobiernos nacionales han de asegurar un progreso constante hacia la satisfacción de los derechos de la infancia, tienen que permitir la existencia de gobiernos locales más sólidos, más efectivos y más responsables. También tienen que buscar la manera de apoyar las innovaciones apropiadas que realicen los gobiernos locales y alentar una mejor coordinación entre las autoridades locales y los diferentes organismos pertenecientes a las estructuras superiores del gobierno donde exista una responsabilidad conjunta en materia de infraestructura, servicios, regulaciones o instituciones. Los gobiernos locales pueden contribuir a fomentar estas tendencias mediante el establecimiento de asociaciones con otras municipalidades a fin de presionar activamente para que sus opiniones se tengan en cuenta en las decisiones nacionales de política, tal como se analizará en el capítulo siguiente. EL CONTEXTO INTERNACIONAL Es preciso tener en cuenta, también, las fuerzas y factores internacionales que afectan la capacidad de las autoridades municipales para asegurar la satisfacción de las necesidades de los niños. Casi todos los gobiernos del mundo han logrado ponerse de acuerdo sobre la Convención, pero la posibilidad de crear un marco internacional para aplicar estos derechos en los países del mundo con menos ingresos está todavía más lejos que en ningún otro momento de los últimos cuatro decenios. Las tendencias económicas internacionales que influyen en la pobreza y en los derechos de la infancia En la mayoría de las naciones más ricas del mundo, se han reducido en los últimos años los presupuestos dedicados a la asistencia para el desarrollo. Cada vez se discute más el consenso alcanzado después de la guerra sobre las funciones que deben desempeñar las Naciones Unidas y otros organismos de desarrollo internacional. Los bloques más poderosos del mundo desde el punto de vista económico y político no se ponen de acuerdo sobre dos de los Mathur, O. P. (1997), ‘Fiscal Innovations and Urban Governance’, documento presentado en la GURI Conference on Governance in Action: Urban Initiatives in a Global Setting, Centre for Urban and Community Studies, Universidad de Toronto, Toronto; Singh, K. (1996), ‘The Impact of Seventy Fourth Constitutional Amendment of Urban Management’ en Singh, K. y Steinberg, F. (eds), Urban India in Crisis, Nueva Delhi: New Age International Ltd, 423-435. 11 CNUAH 1996, ob. cit. Nota 1. 12 Ramírez 1996, ob. cit. Nota 6. 10 251 asuntos más importantes en materia de reducción de la pobreza. • El primero se refiere a la cuestión de cómo ajustar los sistemas económicos mundiales para asegurar una mayor prosperidad entre las naciones de menos ingresos, y una mayor estabilidad para las naciones de ingresos bajos y medios. La hipótesis más aceptada es que el libre mercado y los flujos de inversión privada permitirán a las naciones de menos ingresos obtener una mayor prosperidad. Pero la experiencia durante los últimos decenios revela que aunque algunos países de bajos ingresos han alcanzado una mayor prosperidad, la mayoría no lo ha hecho. • El segundo asunto se refiere a las dificultades para encontrar un equilibrio, en una economía cada vez más mundializada, entre las presiones del mercado y los derechos de los ciudadanos a defender sus intereses y sus prioridades. La hipótesis más corriente es que los mercados ofrecen unas “reglas del juego unánimes”, donde los productores y los consumidores asumen sus intereses respectivos en pie de igualdad. Pero los mercados favorecen a quienes disponen de capital y de poder político y por lo general marginan a quienes no lo tienen. Cuando las estructuras estatales no consiguen ofrecer a los individuos y a las comunidades los medios para defender sus intereses contra las prácticas ilegales que emplean a menudo los complejos económicos más poderosos, las consecuencias de estas desigualdades cobran una dimensión mayor. En teoría, los sistemas democráticos deberían servir de freno ante esta situación. Pero incluso en las sociedades democráticas, los asuntos que afectan a los ciudadanos pocas veces tienen el mismo peso que las cuestiones comerciales13. Todos los gobiernos locales afrontan dificultades cuando se trata de conciliar sus responsabilidades sociales y medioambientales con la necesidad de atraer nueva inversión14. Al ampliar el mercado más allá de las fronteras de la nación-estado, el proceso de mundialización económica ha limitado el poder que antes tenían los gobiernos. Las decisiones económicas que toman las empresas transnacionales tienen cada vez mayor influencia cuando se trata de establecer dónde se produce el crecimiento económico, y las consecuencias sociales y medioambientales de este crecimiento15. Estas repercusiones son preocupantes. • A medida que la mundialización obliga a los gobiernos a atraer inversión privada, éstos tienden a reducir los presupuestos para la prestación social, los salarios, la seguridad en el trabajo y, muy a menudo, la protección del medio ambiente. Hay muchas ciudades donde las empresas comerciales han obtenido terrenos de los que grupos más pobres fueron desalojados sin apenas recibir una indemnización; donde las nuevas empresas han incrementado los niveles de polución del aire y del agua, y permiten abusos en materia de salud y de seguridad en el trabajo; y donde los limitados recursos municipales se han concentrado en la construcción de infraestructura para servir a estas empresas, al mismo tiempo que se reduce o se elimina el presupuesto dedicado a la provisión o mejora de servicios para la población de bajos ingresos. • Tampoco el crecimiento económico, incluso cuando se logra sostener durante muchos años, asegura más atención a las necesidades de la infancia16. La experiencia internacional revela que han aumentado las desigualdades y la exclusión. En los últimos cincuenta años, si bien se ha quintuplicado el crecimiento de la economía mundial, las desigualdades en los ingresos per cápita de los países ricos y pobres aumentaron tres veces17. Los beneficios del crecimiento económico suelen revelar un alto índice de concentración, mientras que los costos de este crecimiento se reparten generalmente Mercados contra derechos Winchester, L., Cáreces, T. y Rodriguez, A. (1997), ‘Urban Governance from the Citizen’s Perspective: the Defence of a Barrio in the City of Santiago: the Case of Bellavista’, documento presentado ante la GURI Conference on Governance in Action: Urban Initiatives in a Global Setting, Centre for Urban and Community Studies, Universidad de Toronto, Toronto. 14 de la Barra, X. (1996), ‘Impact of Urbanization on Employment and Social Equity’, presentación ante el Instituto Mundial sobre Recursos. 15 Korten, D. C. (1996), ‘Civic Engagement in Creating Future Cities’, Environment and Urbanization, 8(1): 35-51. 16 Mehrotra, S. y Jolly, R. (1997), Development with a Human Face. Oxford: Clarendon Press; Sen, A. (1995), Mortality as an Indicator of Economic Success and Failure, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF. 17 PNUD (1994), Informe sobre el desarrollo humano 1994, Nueva York, Oxford: Oxford University Press. 13 252 entre los grupos de menores ingresos y con un escaso poder político. • También está el tema de la deuda. Un gran número de países, la mayoría de ellos en África, al sur del Sáhara, han sufrido en los últimos decenios las consecuencias de la guerra civil, la inestabilidad política, la existencia de ingresos per cápita muy reducidos y un rendimiento económico enormemente deficiente. Estos países carecen de los recursos, las estructuras de producción y el personal capacitado para ofrecer un nivel de vida adecuado a sus ciudadanos mediante sus propios recursos internos, y su potencial está limitado, además, por la deuda externa que tienen que pagar. La población de estos países tiene que sufragar los costos de unas políticas económicas y fiscales que reducen el gasto social a fin de asegurar el reembolso de la deuda18. Sin embargo, existen muy pocas discusiones en el ámbito internacional sobre los ajustes que es preciso realizar en el sistema económico internacional para permitir que estas naciones establezcan una base económica estable, esencial para satisfacer sus necesidades. Tampoco los países del hemisferio norte, o las instituciones bancarias internacionales, han analizado las cuestiones éticas que rodean los préstamos efectuados a gobiernos no democráticos que los utilizaron, sobre todo, para enriquecer a sus miembros y sus partidarios y afianzar su poder. Puede no haber un vínculo elemental entre la estabilidad económica y la estructura política, pero sin duda resulta imposible esperar la evolución y el mantenimiento de estructuras de gobierno democráticas, participativas y responsables cuando las economías se encuentran en un estado perenne de crisis. Aunque la crisis de la deuda que afrontan tantos países del hemisferio sur no despierta la misma atención que durante el decenio de 1980, sigue teniendo una influencia considerable sobre la capacidad de los gobiernos para distribuir recursos en el sistema escolar, de atención sanitaria y otros servicios fundamentales para los niños. La presión para que los gobiernos cumplan con el reembolso de la deuda y las condiciones establecidas por las instituciones de Bretton Woods para ofrecer asistencia en el pago de la deuda (que incluyen una reducción en el gasto público y la eliminación de subsidios) redujeron la calidad y la amplitud de la prestación de servicios en muchos países durante la segunda mitad del decenio de 1980 y la primera mitad del decenio de 1990, y han contribuido a aumentar los índices de pobreza en un gran número de familias que habitan en zonas urbanas. Sólo cuando se comprobó que la pobreza había aumentado de manera considerable en un muchos países, se tomaron algunas medidas compensatorias 19 . Aunque los organismos internacionales han promovido y financiado las medidas para reducir las consecuencias del ajuste estructural entre los grupos más pobres, su eficacia es limitada, especialmente cuando se trata de fomentar la consolidación de gobiernos locales más eficaces y responsables. de la Barra, X. (1998), ‘Poverty: The Main Cause of Ill Health in Urban Children’, Health, Education and Behavior, 25(1): 45-49. 19 Cornia, G, R Jolly, y F Stewart. (eds) (1987), Adjustment with a Human Face: Volume 1, Oxford and New York: Oxford University Press; Moser, C O N, Herbert, A J y Makonnen, R E (1993), ‘Urban Poverty in the Context of Structural Adjustment; Recent Evidence and Policy Responses’, Washington DC, División de Desarrollo Urbano, Banco Mundial: 140; Stewart, F. (1995), Adjustment and Poverty Options and Choices, Londres: Routledge; Woodward, D. (1992), Debt, Adjustment and Poverty in Developing Countries: Volumes 1 and 2 Londres: Pinter Publishers con Save the Children. 18 La crisis de la deuda El marco de asistencia al desarrollo resulta inapropiado Es preciso subrayar también otros aspectos de este “contexto amplio”: • La escasa prioridad que la mayoría de los organismos donantes internacionales —tanto los bancos de desarrollo multilateral como los programas de ayuda bilateral— han concedido a los programas que benefician directamente la infancia. • Las limitaciones en el marco actual de asistencia para apoyar el tipo de iniciativas comunitarias y municipales que se recomiendan en este libro. Escasa prioridad hacia los niños y los servicios básicos 253 La mayor parte de los organismos “oficiales” de asistencia al desarrollo, es decir, los programas de asistencia oficial bilateral de las naciones más ricas del mundo (casi todas procedentes de Europa, América del Norte, Japón y Australasia) y los bancos multilaterales de desarrollo (entre ellos el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo) asignan escasa prioridad a los servicios esenciales para la salud y el desarrollo de los niños. Pocas veces las escuelas primarias, la prestación de servicios de guardería y la atención sanitaria primaria orientada hacia la madre y el niño, han recibido más de 5 % del total de los compromisos durante los últimos veinte años y, en el caso de muchos organismos internacionales, bastante menos de lo que se les había designado20. La mayoría de éstos tampoco conceden prioridad al abastecimiento seguro y suficiente de agua y la prestación de servicios de saneamiento, de desagüe y de recolección de basura; generalmente, estas partidas reciben como mucho 5 % del total de los compromisos de los entes. La mayoría de las entidades internacionales apenas ofrecen presupuestos a los programas que ayudan a las familias de bajos ingresos a obtener o construir viviendas de mejor calidad21. En este capítulo no es posible examinar detalladamente las razones de esta situación. Sería preciso hacer un análisis minucioso de los factores internos y externos que influyen en la labor de las principales instituciones, y su importancia relativa de un organismo a otro. Pero es posible subrayar algunos factores: • En primer lugar, debido a que la estructura general de la asistencia oficial al desarrollo está concebida para prestar asistencia a los gobiernos nacionales, es difícil establecer la importancia de las necesidades de los niños de las zonas urbanas si los propios gobiernos nacionales no consideran prioritarias las carencias y los derechos de la infancia o no desean utilizar la asistencia al desarrollo para apoyar los programas de los gobiernos urbanos y municipales. • En segundo lugar, diversos organismos bilaterales han tratado de evitar durante mucho tiempo la asistencia a las zonas urbanas, pues consideran que la pobreza está concentrada por lo general en las zonas rurales, y que las poblaciones de las zonas urbanas son grupos privilegiados por lo que se refiere a la obtención de servicios. Esta premisa, basada en estadísticas erróneas, ha comenzado a cambiar en muchos organismos, a medida que las informaciones provenientes del terreno contradicen estas hipótesis, pero el cambio es reciente y muy lento y todavía no se refleja plenamente en la distribución de recursos. • La tercera razón considera los límites estructurales que imperan en los organismos oficiales de asistencia al desarrollo. En la mayoría de los casos, estos fueron establecidos para prestar grandes sumas de capital y asistencia técnica. A pesar de que su noción sobre la asistencia al desarrollo ha cambiado de manera fundamental, todavía sus miembros se ven obligados a actuar en un marco de estructuras concebidas sobre la base de las teorías iniciales acerca de la asistencia para el desarrollo. Resulta muy difícil para cualquier organismo apoyar un grupo numeroso de proyectos comunitarios relativamente baratos cuando sus sistemas están diseñados para resolver una serie reducida de proyectos de inversiones gestionados por el gobierno receptor22. Todos los organismos de asistencia al desarrollo se encuentran también bajo una enorme presión para contener los costos de personal; todavía los departamentos gubernamentales o sus juntas supervisoras (y el público) consideran que un organismo eficiente gasta la mayor cantidad posible de dinero con el menor costo posible en materia de personal. Sin embargo, el apoyo a las iniciativas comunitarias generalmente implica menores gastos: de Las razones de la situación Satterthwaite, D. (1997), The Scale and Nature of International Donor Assistance to Housing, Basic Services and Other Human Settlements Related Projects, Helsinki: WIDER. 21 Ibíd. 22 Hardoy, J. E., D Mitlin, D. y Satterthwaite, D. (1992), Environmental Problems in Third World Cities, Londres: Earthscan. 20 254 hecho, cuanto menos mejor, debido a que cuanto más baratos sean los costos y mayor sea la recuperación de éstos en cualquier iniciativa comunitaria, menor es la dependencia de fondos externos para ponerla en vigor. Apoyar iniciativas comunitarias exige también que el personal emplee una mayor cantidad de tiempo en el apoyo de la iniciativa, en comparación con los fondos empleados. Finalmente, debido a que los organismos de asistencia para el desarrollo fueron establecidos para proporcionar fondos a proyectos de inversiones gestionados por los gobiernos receptores, los sistemas de toma de decisiones siguen concentrados en la propia entidad, y sobre todo en su sede central. Es difícil permitir una estructura de toma de decisiones participativa en unos organismos donde la mayor parte de su personal se encuentra en oficinas centrales situadas en el hemisferio norte. También existen numerosas contradicciones entre la escala y la oportunidad de la asistencia para el desarrollo convencional, orientada hacia un ciclo de proyectos, y el tipo de procesos en el plano vecinal y local que aseguran el cumplimiento de los derechos de la infancia. Todas las instituciones de asistencia al desarrollo han tratado de superar esta situación, por ejemplo, distribuyendo fondos por medio de ONG internacionales, nacionales o locales. Pero la cantidad de fondos que es posible encauzar mediante este sistema es siempre limitada. Los entes de asistencia al desarrollo a menudo imponen condiciones a estas instituciones intermediarias que les impiden actuar de una manera efectiva. Esto explica por qué muchas ONG internacionales, nacionales y locales no consiguen apoyar actividades y procesos participativos. Si los entes donantes aceptan que en muchos países es preciso prestar mayor asistencia en el plano comunitario y municipal deben crear canales alternativos de financiación para apoyar las iniciativas comunitarias y municipales. Para conseguir esto en cualquier escala, es necesario aumentar el número de las iniciativas que reciben asistencia. Dicha medida implica que en estos organismos deben producirse cambios importantes en la forma en que se establecen, formulan, evalúan y financian los proyectos. Resulta poco práctico que la mayoría de estos procesos se realicen fuera del país receptor y, sin embargo, pocas entidades de asistencia al desarrollo disponen de suficiente personal en estos países. De nuevo, hay algunos precedentes interesantes entre algunas de las corporaciones donantes que han tratado de solucionar este problema —por ejemplo, un aumento en el personal de las oficinas de los organismos en los países receptores o la distribución de fondos locales especiales gestionados por las embajadas— pero todavía siguen siendo excepciones, y la proporción de fondos encauzada por medio de estas iniciativas sigue siendo una parte muy reducida del total de la asistencia al desarrollo. Nuevos canales de apoyo Las consecuencias de las fuerzas internacionales sobre la vida cotidianas de los niños y de sus familias, y sobre la práctica del gobierno local son, por supuesto, profundas. Los poderes municipales, que a menudo deben actuar bajo graves restricciones, tienen que mostrarse ingeniosos e innovadores en sus respuestas. Aunque afrontan grandes limitaciones en su capacidad para influir sobre estas fuerzas, no son completamente impotentes. En sus relaciones con el gobierno nacional tienen la posibilidad de movilizarse, en colaboración con otras municipalidades, a fin de expresar sus preocupaciones comunes y de constituirse en una fuerza reconocida en la escena internacional. Otro método propuesto para descentralizar de una manera efectiva la asistencia al desarrollo, por ejemplo, es la distribución de la asistencia por medio de redes subnacionales de municipalidades, que pueden crear un sistema de control entre unas y otras. Este enfoque fue debatido en la reunión del Banco Interamericano de Desarrollo celebrada en Cartagena en 1998. Si los gobiernos locales desempeñan con eficiencia y responsabilidad la gestión de los fondos 255 internacionales, al tiempo que protegen los derechos de sus ciudadanos más vulnerables, pueden demostrar su eficacia como aliados en un enfoque del desarrollo basado en las personas y en los niños. Su apoyo a los planteamientos gestionados por la comunidad y a la formulación participativa de presupuestos, pueden servir como indicativo de su aceptación de la transparencia y de su compromiso con los ideales democráticos. LOS DESAFÍOS QUE AFRONTAN LOS GOBIERNOS LOCALES A pesar de la amplitud de sus responsabilidades, los gobiernos locales afrontan, por lo general, restricciones significativas a su capacidad de actuar con eficacia. La falta de capacidad financiera La capacidad de la mayoría de los gobiernos locales para responder a las necesidades crecientes de infraestructura y de servicios depende de la amplitud del apoyo que reciben de las esferas superiores de gobierno. Muchos factores contribuyen a reducir este apoyo, entre ellos, en los últimos años, las restricciones del gasto público que forman parte de las políticas económicas neoliberales y de los programas de ajuste estructural. Los casos en que las autoridades locales disponen de una capacidad significativa para invertir son todavía limitados, debido a que emplean prácticamente todos sus ingresos en el pago de los gastos corrientes. Un análisis de las estadísticas disponibles sobre la inversión de los gobiernos locales reveló que los gastos locales de capital son a menudo equivalentes a sólo una cantidad muy limitada de dólares estadounidenses por persona al año23. Las grandes inversiones de capital dependen, por lo general, de los gobiernos provinciales o nacionales, o de autoridades para el desarrollo establecidas en especial, mientras que la gestión y el mantenimiento corresponden, a menudo, a las autoridades locales que carecen de los fondos necesarios y del personal capacitado. Además, los organismos responsables únicamente de la inversión de capital tienen muy pocos incentivos para crear sistemas que permitan un mantenimiento más sencillo y barato24. Los fondos disponibles de las estructuras superiores de gobierno, o de los organismos donantes internacionales, se emplean por lo regular en nuevas inversiones o instalaciones, pero no en el mantenimiento ni en la gestión diarios. Las autoridades locales, sometidas a enormes presiones, son generalmente partidarias de emplear los limitados recursos para sufragar los costos del personal de las escuelas y de otros servicios, en lugar de utilizarlos para reparaciones o proyectos de capital. Esto aumenta sus dificultades con los organismos externos que sólo pueden proporcionar inversión de capital. Falta de fondos para inversión Falta de fondos para el mantenimiento Marcos regulatorios Muchas veces, las autoridades locales encuentran trabas debidas a la existencia de regulaciones inapropiadas y anticuadas. Algunas autoridades locales tienen el poder de cambiar o adaptar las disposiciones nacionales, pero muchas otras no pueden hacerlo. Las normas sobre la infraestructura establecen disposiciones innecesarias y en exceso costosas y, por tanto, limitan el número de personas a quienes es posible beneficiar con los proyectos, así como la posibilidad de que los usuarios recuperen los costos. Los códigos de construcción están destinados a fomentar la salud y la seguridad; pero con mucha frecuencia sus disposiciones no se tienen en cuenta debido a que exigen normas o materiales innecesariamente caros. Las normas sobre utilización y desarrollo de la tierra 23 1. 24 7. CNUAH 1996, ob. cit. Nota Davey 1992, ob. cit. Nota 256 suelen ser en especial restrictivas. Los sistemas administrativos que garantizan que los urbanizadores particulares y los constructores de viviendas cumplan con las normas suelen ser, por lo general, ineficientes, y carecen del personal necesario, un factor que alienta a los urbanizadores y a los constructores a realizar sus proyectos fuera de la ley o a recurrir al soborno para obtener los permisos oficiales. La gestión de la ampliación de las zonas urbanas es un elemento problemático para las autoridades, especialmente en las ciudades con un mayor índice de crecimiento, porque el control de las adquisiciones de tierra, la adjudicación de los precios y el establecimiento de la propiedad suele estar repartido entre diferentes esferas de poder. Planes y regulaciones restrictivos y anticuados Fernando Carrión, que en 1989 asumió el cargo de director del Departamento de Planificación de Quito, capital de Ecuador, ofrece un ejemplo claro de las dificultades que afronta cualquier autoridad local cuando trata de crear una buena práctica: “¿Qué tipo de planificación encontramos? Había una norma de 1967 que establecía la zonificación de 7.500 hectáreas; la ciudad se extendía sobre un territorio de 18.000 hectáreas. Esta norma estaba diseñada para una economía anterior al petróleo y todavía se encontraba en vigor. También teníamos el Plan de la Zona Metropolitana (1973), que en realidad sólo ofrecía un diseño de las carreteras principales y algunas declaraciones de intenciones para el Pacto Andino. El Plan Quito, de 1981, era un diagnóstico de todos los problemas de la ciudad y proponía una utilización muy general de la tierra que nunca se puso en vigor. Esto es todo lo que encontramos en cuestión de planificación, esto y una ausencia absoluta de información y de personal capacitado. De hecho, el personal capacitado había sido expulsado de la municipalidad. Por tanto, tuvimos que comenzar desde cero.”25 Resolver las demandas contradictorias Todas las autoridades urbanas y municipales tienen que resolver las demandas que compiten entre sí para obtener recursos públicos limitados. Los propietarios de la tierra, las empresas comerciales, las poblaciones de altos, medianos y bajos ingresos, todos estos elementos intentan que los recursos se distribuyan de manera que favorezcan sus intereses, y por lo general los grupos acomodados disponen de más poder, de mejores relaciones y están más organizados. Las autoridades urbanas afrontan con frecuencia diversos conflictos cuando tratan de ampliar la base económica de la ciudad y resolver las necesidades de muchas familias de bajos ingresos. Una mejora en los préstamos para las empresas suele entrar en conflicto con una ampliación en la prestación de servicios a los grupos de bajos ingresos. Muy a menudo se desmantelan vecindarios de bajos ingresos a fin de proporcionar terrenos para nuevos complejos comerciales o industriales, que luego reciben el agua, los parques y jardines y los servicios municipales que los antiguos pobladores nunca recibieron. También se producen conflictos entre el crecimiento económico inmediato y la meta de un desarrollo ecológicamente sostenible. El crecimiento económico de cualquier ciudad generalmente transfiere los costos en materia de medio ambiente a las regiones de los alrededores, de donde se extraen los recursos y donde se arrojan los desechos. Para que una ciudad avance hacia el desarrollo sostenible, debe minimizar estas transferencias de costos ecológicos26. También debe mantener al mínimo la transferencia de este tipo de costos hacia personas y ecosistemas apartados, o hacia el futuro; estas transferencias de costos suelen ocurrir en ciudades acomodadas a medida que prestan una mayor Las demandas contradictorias de las empresas y de los grupos de bajos ingresos Carr, M. (1992), ‘Metropolitan Planning and Management in the Third World: a Case Study of Quito, Ecuador’ en CNUAH (Hábitat) (ed), Metropolitan Planning and Management in the Developing World; Abidjan and Quito, Nairobi CNUAH, 83-137. 26 Haughton, G. y Hunter, C. (1994), Sustainable Cities, Londres, Jessica Kingsley Publishers. 25 257 atención al medio ambiente de sus regiones27. Esta situación presenta considerables dificultades institucionales, debido a que las autoridades de la ciudad sólo son oficialmente responsables de los ciudadanos que habitan en su territorio. En el marco de un mercado mundial muy competitivo, resulta difícil para los funcionarios de la ciudad reconciliar las necesidades de nuevas inversiones con un compromiso en favor de la serie de metas del desarrollo sostenible, especialmente cuando estas metas implican que la ciudad incurra en gastos financieros para reducir los costos medioambientales de otros territorios. Responder al desafío A fin de desempeñar una labor efectiva en un marco que con frecuencia presenta más dificultades que ventajas, los gobiernos locales deben utilizar de la mejor manera posible las oportunidades y los recursos disponibles. En primer lugar, deben trabajar para optimizar la eficacia de sus propias estructuras y procesos internos. Deben establecer relaciones de trabajo productivas con las comunidades a las que sirven, con el sector privado y con otros aliados, apoyando las iniciativas existentes, movilizando a la sociedad civil y aprovechando las considerables aptitudes, recursos y capacidad de compromiso que existen en todas las ciudades. Deben también cooperar y organizarse con otros gobiernos locales a fin de negociar con una sola voz ante las estructuras superiores de gobierno y los organismos internacionales y las fuentes de financiación. En el próximo capítulo se describen algunas de las medidas prácticas que los gobiernos locales pueden tomar a fin de promover los derechos de la infancia. Ibíd; también McGranahan, G., Songsore, J., Kjellen, M. (1996), ‘Sustainability, Poverty and Urban Environmental Transitions’ en Pugh, C. (ed), Sustainability, the Environment and Urbanization, Londres: Earthscan, 103-134; y Satterthwaite, D. (1997), ‘Urban Poverty: Reconsidering its Scale and Nature’, IDS Bulletin, 28(2): 9–23. 27 258 14 Las consecuencias prácticas para el gobierno local Resulta irónico que el ámbito de gobierno que tiene una mayor importancia para la protección de los derechos de los niños de las zonas urbanas sea también por lo general el que tiene menos poder, menor cantidad de recursos y el personal menos capacitado. Las metas que se sugieren en este libro a las autoridades locales pueden parecer excesivas, y tal vez poco realistas, para el personal de muchos organismos municipales y de otras instituciones cuyas labores guardan relación con la infancia. Pero los autores han intentado describir varios métodos para mejorar las políticas, la planificación y la práctica ante la existencia de graves restricciones presupuestarias y de personal. En los capítulos anteriores se han descrito muchas medidas específicas que las autoridades locales pueden adoptar. Varios estudios monográficos han mostrado que existen posibilidades, incluso con un presupuesto limitado, para mejorar la vivienda, la infraestructura, la atención sanitaria, el sistema escolar y otros servicios para quienes viven en asentamientos ilegales o extraoficiales. A fin de actuar como catalizadores en favor del cambio y del desarrollo, las instituciones públicas, a pesar de no contar con los recursos ni los fondos suficientes, no sólo deben distribuir sus recursos de manera equitativa, sino que también deben procurar crear un marco normativo que ofrezca incentivos y apoyo técnico, y que aliente y fomente prácticas adecuadas entre todos los grupos y organizaciones a fin de contribuir a asegurar el respeto de los derechos de la infancia. Las autoridades locales, en resumen, pueden contribuir a asegurar el establecimiento de un marco de acción efectivo e integrador, y a que los recursos, naturales, financieros o humanos, se utilicen de manera constructiva e integral. La transparencia y la responsabilidad son elementos esenciales para un buen gobierno. El acceso a la información no debe ser sólo privilegio de las personas en el poder, sino que debe pertenecer a toda la comunidad y servir de base para la actividad democrática. Foto: William Martínez. www.agenciamacondo.com 259 INSTITUCIONALIZAR LA CONVENCIÓN PARA ALCANZAR UNA ACCIÓN SOSTENIBLE Para que los gobiernos locales consigan promover los derechos de la infancia, es preciso que se reconozcan de manera oficial los principios y las disposiciones de la Convención en los diferentes marcos que rigen las actividades en el ámbito local. Los planes de acción locales deben reflejar las metas de la Convención; las ordenanzas locales deben adaptarse a este tratado, y las prioridades establecidas en la Convención deben orientar la distribución de los presupuestos. La necesidad de un plan de acción local Las políticas y estrategias claras, negociadas públicamente y con una orientación democrática promueven la responsabilidad de los gobiernos y ofrecen un marco para responder a las condiciones cambiantes. Todos los logros que se han descrito a lo largo de este libro no deberían ser actividades dispersas y aisladas, sino formar parte de un plan sistemático e integral que se refleje en las estructuras y en los procesos de los gobiernos locales. Un plan de acción local en favor de la infancia, que utilice como guía la Convención, y adapte a ésta y cualquier plan de acción nacional a las realidades locales, es un elemento importante de cualquier actividad municipal efectiva y democrática. Trabajar en el marco de un plan de acción en favor de los derechos de la infancia no debe ser considerado como una distracción de la más amplia tarea de gobernar. Por el contrario, un plan que se concentre en los derechos de la infancia puede movilizar a la sociedad de una manera más efectiva que un plan tradicional, al mismo tiempo que en él se abordan las mismas cuestiones. Además, un plan de acción local basado en los derechos de los niños sería compatible con el Programa 21 y con el Programa Hábitat, que se elaboró durante la Cumbre de las Ciudades organizada por las Naciones Unidas en 1996, debido a que estos documentos también se basan en la democracia participativa, la justicia social y el carácter sostenible del desarrollo. La formulación de un plan local debería llevarse a cabo en colaboración con representantes del gobierno municipal, con otros sectores de la sociedad y en alianza con el organismo local que tenga a su cargo la supervisión de los derechos de la infancia. Debería basarse en una evaluación y análisis de la situación local, y reflejar las cuestiones tal como las viven los pobladores de todas las zonas de la ciudad. Someter este plan local a un amplio debate puede ser una de las maneras más efectivas de concientizar a la opinión pública, de abrir las puertas a los grupos más desfavorecidos y de avanzar hacia la gestión participativa. Un plan de acción local no tiene por qué ser una actividad o un documento que se realiza sólo una vez, sino un proceso continuo. Configura las estructuras y las prácticas del gobierno local y de sus aliados, y a su vez se rige por las prácticas que ha logrado poner en marcha. Las recomendaciones que se ofrecen a continuación deben considerarse como una contribución a la formulación de un plan local amplio que responda a las necesidades y que posibilite que el gobierno local cumpla de manera efectiva sus obligaciones. Alianzas Planes transformados en procesos Reformar el marco normativo Los gobiernos nacionales deben adaptar su legislación a las disposiciones de la Convención. De igual manera, el gobierno local debe asegurar que las normas municipales fomenten la aplicación de los derechos de la infancia. Ya hemos 260 hablado de la importancia que tiene revisar los códigos normativos anticuados cuando son innecesariamente restrictivos. Los códigos de construcción, por ejemplo, deben promover la seguridad, pero no deben poner la construcción legal de viviendas fuera del alcance de los grupos más desfavorecidos. Las normas sobre la infraestructura no deben eliminar la posibilidad de encontrar soluciones progresivas o utilizar tecnologías innovadoras. Hay muchas formas para satisfacer las prioridades de los niños mediante sistemas normativos más flexibles. Otras esferas pueden requerir, en cambio, una regulación más firme. Los prestadores de atención para la infancia y las instituciones que albergan niños, por ejemplo, deben cumplir con una serie de normas básicas para asegurar la salud, la seguridad y el bienestar psicológico de los menores que tienen a su cargo. Las normas relativas al trabajo infantil y las condiciones laborales deben responder a la situación local así como a la legislación nacional. Conviene aplicar procedimientos estructurados para responder al maltrato de los niños, ya sea en el hogar, en las escuelas o en cualquier otro lugar. Unas disposiciones firmes pueden asegurar también una mayor transparencia y responsabilidad, no sólo en el caso de los gobiernos sino también de múltiples organizaciones e instituciones que influyen en la vida de los niños. En un mundo donde impera cada vez más la privatización y los procedimientos dejan de pertenecer exclusivamente al ámbito del gobierno, es cada vez más importante exigir a los subcontratistas y a los organismos de servicios que desempeñen su labor de conformidad con ciertas normas. Las autoridades municipales deben llevar a cabo una minuciosa revisión de las normas locales en colaboración con representantes del grupo encargado de la supervisión de los derechos de la infancia en la esfera local, y las normas propuestas deben ser sometidas al análisis y la aprobación de un grupo numeroso de aliados. Normas que promueven los derechos de la infancia Considerar los derechos de la infancia como una prioridad en las asignaciones presupuestarias La distribución de recursos económicos limitados es la expresión más concreta de las prioridades del poder municipal. La Convención reconoce las restricciones financieras que limitan la aplicación de los derechos de la infancia, y la necesidad de alcanzar gradualmente las metas en muchos casos. Pero también exige que la inversión se haga hasta el máximo de los recursos de que se dispongan (artículos 4 y 6). No es posible que los intereses de los niños sean simplemente una preocupación de última hora, sino la consideración primordial de todas las asignaciones presupuestarias (artículo 3). No se trata de una noción tan radical como parece, ya que muchas veces se ha dicho que la atención al bienestar de la infancia se refleja en el del resto de la sociedad. Invertir en los niños Una gestión fiscal responsable exige que los recursos se utilicen de manera eficiente. Pero muchas de las decisiones en materia de gasto público generan un considerable despilfarro. La prioridad que se concede generalmente a la curación sobre la prevención, por ejemplo, es una mala inversión, y puede tener muy pocas repercusiones sobre la salud de la población a largo plazo. Otro gran despilfarro del potencial humano es la ausencia de recursos destinados a la educación. Considerar los derechos de la infancia como una prioridad en las asignaciones presupuestarias significa considerar la situación a largo plazo e invertir en el potencial de los seres humanos. Las decisiones sobre las asignaciones presupuestarias deben contar con la participación de todos los grupos. • Formular un plan de acción local que adapte la Convención y los planes de acción nacionales a las realidades locales, en coordinación con las metas 261 del Programa 21 local. • Considerar este plan no como una actividad que se realiza sólo una vez, sino como un proceso constante que se actualiza periódicamente, y que exige la participación de todos los integrantes en la esfera local. • Adaptar las normas locales con las disposiciones de la Convención, y asegurar que en este proceso intervenga gran número de aliados. • Conceder a los derechos de la infancia una consideración primordial en las asignaciones presupuestarias. CONCIENTIZAR SOBRE LA INFANCIA Y SUS DERECHOS EN TODOS LOS PLANOS Es esencial que toda la sociedad tenga un conocimiento sólido de los derechos de la infancia si se ha de utilizar la Convención como un marco de referencia para el cambio. Sin este conocimiento común, los argumentos basados en los derechos que postulan iniciativas en favor de los niños pueden generar malentendidos y disgustos. Es bastante importante que la opinión pública acepte el principio de la no discriminación, y que su noción sobre los derechos de la infancia incluya a aquellos grupos que podrían ser inconscientemente excluidos: los niños de los grupos minoritarios, las niñas ocultas de la atención del público, los adolescentes a quienes se podría considerar como adultos y los niños más pobres y desfavorecidos. Una aceptación real de la Convención exige, nada menos, que un cambio de cultura. Aceptar los derechos de la infancia puede significar un cambio en la cultura Utilizar de manera efectiva los medios de difusión Los medios de difusión constituyen un elemento muy arraigado en la vida contemporánea, y pocos habitantes de las zonas urbanas escapan a su influencia. En Brasil, por ejemplo, más del 80 % de los hogares tienen un aparato de televisión. La radio, la televisión, los medios impresos, las vallas publicitarias, los planes de estudio e incluso los mensajes que aparecen en las camisetas, son instrumentos poderosos para difundir información, y también para plasmar actitudes y valores, tanto para bien como para mal. El mundo comercial ha obtenido grandes resultados con la utilización de esta capacidad en su propio beneficio. Pero es posible emplearla también para crear un sentimiento cívico, y las autoridades locales pueden encontrar un método constructivo para utilizar estos importantes instrumentos. Una utilización constructiva de los medios de difusión Conviene apoyar activamente la concientización sobre los derechos de la infancia por medio de diversas campañas y en todos los idiomas que se hablen en la esfera local. En Nepal se han utilizado folletos, cintas de música, carteles fotográficos, la radio y la televisión, para difundir mensajes sobre los derechos de la infancia; algunas oficinas de correos han participado en un proyecto para estampar un artículo de la Convención en todas las cartas1. Las escuelas son un lugar donde, obviamente, resulta posible difundir la Convención, y el Comité de los Derechos del Niño ha recomendado la inclusión del tratado en todos los planes de estudio. Es necesario concientizar a la opinión pública sobre la existencia y el contenido de las disposiciones de la Convención, pero también sobre las muchas formas en que sus disposiciones se conculcan continuamente. Cuando los habitantes de una ciudad reciben información franca sobre la situación de sus niños, es como poner un espejo delante de ellos, donde todos pueden observar Hodgkin, R. y Newell, P. (1998), Implementation Handbook for the Convention on the Rights of the Child, Nueva York: UNICEF. 1 262 la escandalosa situación que les rodea. Esto puede convertirse en un estímulo muy poderoso para pasar a la acción. Además esprioritario difundir las medidas positivas que se toman, para dejar en el público la impresión de que el cambio es posible y que merece la pena luchar por él. También es importante establecer buenas relaciones de trabajo con los medios de difusión. En Brasil, la Agencia de Noticias en favor de los Derechos de la Infancia (Andi) desempeña un servicio público de gran valor al promover el fomento de una cultura periodística que participa activamente en la investigación de la situación de los niños y jóvenes de Brasil. Andi recopila datos relativos a la protección de los derechos de la infancia, mantiene una base de datos actualizada y ofrece sugerencias, orientación y aliento a los medios de difusión (véase la lista de recursos). Capacitación para todas las personas que se relacionan con los niños Todas las personas que tienen una relación profesional u oficial con los niños y adolescentes deben recibir una capacitación especial para comprender y respetar sus derechos. Los maestros de escuela, jueces, oficiales de policía, el personal de las prisiones, trabajadores de bienestar social, médicos, trabajadores de la salud y otro tipo de personal, pueden influir considerablemente en los niños con quienes trabajan, y sus prácticas cotidianas deben regirse por códigos de conducta que se ajusten a las disposiciones de la Convención (véase, por ejemplo, la sección sobre la salud de los adolescentes y la sección sobre la justicia de menores). Incluso los funcionarios y los profesionales que no tienen una relación directa con los niños, como los planificadores urbanos y los encargados de tomar decisiones políticas, los constructores y los inversionistas, deben comprender la manera en que su labor influye sobre los derechos de los niños. La decisión de reubicar a las personas que viven en un asentamiento ilegal, por ejemplo, puede representar una profunda conculcación de los derechos de la infancia si no se tiene en cuenta su interés superior ni la participación de sus familias. Una parte del programa de capacitación de cualquier funcionario o representante municipal debe incluir una exposición a la realidad de la pobreza de los niños en las zonas urbanas. En Olongapo, Filipinas, los representantes del comité dedicado a la infancia acompañaban periódicamente a los investigadores en sus visitas a las comunidades más desfavorecidas2 . Otro enfoque puede consistir en alentar la rotación del personal entre las responsabilidades burocráticas y las tareas sobre el terreno3. Difundir las infracciones y los avances Agencia de Noticias en Favor de los Derechos de la Infancia, Brasil Códigos de conducta Experiencia del personal municipal sobre el terreno Informar a los progenitores sobre los derechos de la infancia La Convención hace hincapié en que la familia es la institución principalmente responsable del cumplimiento de los derechos de la infancia. Por esta razón, los progenitores y otras personas encargadas del cuidado del niño deberían ser uno de los principales objetivos de las campañas destinadas a concientizar sobre la importancia de los derechos de la infancia. Una tendencia ha sido concentrar las actividades en los niños, con la esperanza de que comuniquen el mensaje a sus progenitores. Pero las creencias sobre la crianza de los niños están enormemente enraizadas, y no es realista esperar que los progenitores cambien sus ideas como resultado de los comentarios de sus hijos. En las culturas donde se espera que los niños acaten las opiniones de los adultos, esta tendencia puede resultar especialmente negativa. Tampoco tiene grandes posibilidades de éxito cuando los mismos padres no disfrutan de sus derechos. Informar a los progenitores sobre los derechos de sus hijos no debe ser nunca una tarea obligatoria. En lugar de ello, debe adoptar la forma de un diálogo con grupos de progenitores, mediante el cual se analicen las disposiciones de la Convención a la luz de las realidades locales y las creencias sobre la crianza de los niños, y con una noción clara no sólo de las responsabilidades de Porio, E., Moselina, L. y Swift, A. (1994), ‘Philippines: Urban Communities and their Fight for Survival’ en Blanc, C. S. (ed), Urban Children in Distress: Global Predicaments and Innovative Strategies, Florencia, Italia: Centro Internacional para el Desarrollo del Niño del UNICEF y London: Gordon and Breach. 3 Dowbor, L. (1996), ‘Urban Children in Distress’, Development, 1: 81-84. 2 263 los progenitores, sino también de sus propios derechos como seres humanos. No se trata de un proceso unilateral. Además de informar a los progenitores y a los miembros de la familia sobre la Convención, también es necesario que los progenitores contribuyan a la formulación de una noción e interpretación efectivas de los derechos de la infancia en la esfera local. En estos debates resulta probable que se requiera la presencia de facilitadores, posiblemente trabajadores sociales que hayan recibido capacitación para escuchar a los progenitores y sus preocupaciones, y considerar en un ambiente de colaboración cómo pueden aplicarse las normas de la Convención en el contexto local. Diálogo con los progenitores • Difundir información sobre la Convención en todos los idiomas locales, utilizando diversos medios de difusión; incorporar la información sobre la Convención en otras publicaciones gubernamentales, e introducir ésta en los planes de estudio. • Establecer la identidad de periodistas interesados en los temas de la infancia para asegurar que se publiquen ampliamente, tanto las conculcaciones de los derechos de los niños como los avances positivos en su favor. • Capacitar a todas las personas que tengan una relación con los niños para que respeten sus derechos y establezcan códigos de conducta para la práctica profesional. • Por medio de debates con grupos diversos, entre ellos de progenitores, establecer las consecuencias de la Convención sobre las costumbres y las prácticas locales. MEJORAR LA CALIDAD DE LA INFORMACIÓN Y DE LA COMUNICACIÓN Una información adecuada es esencial en todos los planos de la acción gubernamental. Sin ella es imposible comprender las prioridades de las personas, elaborar planes efectivos, distribuir apropiadamente los recursos, supervisar la efectividad de las políticas o predecir tendencias para el futuro. También resulta fundamental para la práctica de una ciudadanía real. A menos que las personas reciban una información exacta, carecen de las bases precisas para la participación. La existencia de datos precisos y pertinentes es un recurso esencial para la gestión de las ciudades, no un gasto innecesario o adicional. Una información adecuada es esencial para un gobierno efectivo Las autoridades desempeñan muchas veces su labor con datos insuficientes, la mayoría de ellos deficientemente organizados, incompletos, inaccesibles, inexactos o anticuados. La información disponible se encuentra a menudo dispersa entre los distintos organismos, nunca se ha coordinado o integrado y pocas veces los datos están ordenados por lugar, sexo, edad o grupo étnico. La falta de un panorama general preciso genera ineficiencia, una onerosa duplicación de las funciones, una falta de continuidad y un despilfarro de recursos limitados. La gestión efectiva de las ciudades exige un sistema de información amplio, detallado, bien coordinado y disponible para todas las personas interesadas. Dowbor señala en sus directrices prácticas que este tipo de sistemas de información no debe considerarse como otro sector de la actividad municipal, sino como una labor permanente que sirva de utilidad a todos los sectores y les permita coordinarse de manera efectiva unos con otros; un flujo permanente que abarque toda la red4. Dowbor, L. (1997), ‘Municipal Information System: Practical Guidelines’, http://ppbr.com/ld 4 264 Crear un sistema integrado de información La experiencia muestra que las tecnologías de computadoras y de comunicación actualizadas son el gasto más eficaz en función de los costos que puede efectuar un gobierno local. Se trata de instrumentos poderosos, eficientes y, de manera relativa, baratos para coordinar y gestionar amplias cantidades de información, una valiosa herramienta de planificación y un método eficaz para asegurar una comunicación apropiada. En las ciudades que afrontan cambios rápidos e impredecibles, tecnologías como el Sistema Geográfico de Información (SIG) pueden permitir un detallado análisis espacial, definido geográficamente, y la capacidad de explorar, por medio de modelos de computadoras, las repercusiones de diferentes decisiones en materia de políticas5. Tecnología actualizada: una inversión eficaz en función de los costos La creación de un entorno provisto de abundante información exige la formación de un grupo básico que reciba un firme apoyo político para llevar la iniciativa. En cada institución u organismo debería haber una persona que pueda intervenir en las actividades para crear una red interactiva de información. Los sistemas locales de información deberían estar vinculados, cuando sea posible, a los sistemas nacionales y a los de otras municipalidades, así como a los sistemas de diversos aliados locales -universidades, organizaciones empresariales, escuelas, los medios difusión y las ONG- para asegurar la participación democrática y un amplio acceso, así como una mayor capacidad. La calidad de la información La eficacia de cualquier sistema de información depende no sólo de la cantidad de datos de que dispone, sino también de su utilidad y su exactitud. Es necesario disponer de indicadores que tengan relación con el plan de acción local, que ofrezcan un análisis realista y amplio y que sea posible comparar unos datos con otros. La información resulta de mayor utilidad cuando está discriminada. La situación puede variar enormemente de una zona a otra de la ciudad, y las repercusiones pueden ser muy diferentes en el caso de los niños y de los adultos, de las niñas y de los niños, de los ricos y de los pobres, de los grupos dominantes y de las minorías étnicas. Los principales riesgos para la salud de los adolescentes, por ejemplo, suelen pasar inadvertidos debido a que las estadísticas sobre la morbilidad o la mortalidad se refieren a grupos de edad más amplios6. Para responder con justicia a las urgencias de un grupo concreto, es indispensable establecer su identidad. Los datos deberían ser ordenados según el lugar, la edad, el sexo, la religión, el origen étnico y la posición socioeconómica. Resulta de gran utilidad explorar, reunir y analizar las fuentes de información existentes antes de comenzar una nueva actividad de recopilación de datos que puede resultar onerosa. Los recientes estudios efectuados en Accra y São Paulo han demostrado que las estadísticas existentes permiten establecer una descripción minuciosa de las desigualdades en materia social y medioambiental7. Un grupo en São Paulo, dirigido por Aldaiza Sposatti, utilizó los datos existentes para establecer un “mapa de la exclusión social”, donde se describía geográficamente la situación de los pobladores de la ciudad y que sirvió de instrumento para realizar un proyecto práctico de microplanificación8. Los organismos pueden estar dispuestos a colaborar en esta tarea si los responsables reconocen los beneficios que todos pueden obtener mediante la creación de un banco más completo de información. Cayon, E. (1998), Selected References on Geographic Information System (GIS) and Urban Issues, Ibadan, Nigeria: UNICEF Nigeria; y ODA (1996), ‘Computers in Urban Spatial Planning’, ODA Urbanization, (2): 7-8. 6 Arrossi, S. (1996), ‘Inequality and Health in Metropolitan Buenos Aires’, Environment and Urbanization 8(2): 43-70. 7 Stephens, C., Akerman, A., Avle, S., Borlina, P., Maia, P., Campanario, P., Doe, B. y Tetteh, D. (1997), ‘Urban Equity and Urban Health: Using Existing Data to Understand Inequalities in Health and Environment in Accra, Ghana and São Paulo, Brazil’, Environment and Urbanization, 9(1, abril): 181-203. 8 Dowbor, 1996, ob. cit. Nota 3. 5 265 Recopilación y análisis de datos basados en la participación Siempre que sea posible, la recopilación de datos debe contar con la participación de las personas cuyas vidas están siendo analizadas. En los vecindarios más pobres, donde existe una gran desconfianza de las autoridades y un alto grado de movilidad, la participación puede servir para crear un análisis más exacto. La recopilación y análisis de datos basados en la participación pueden sentar las bases para debatir planes y medidas con los miembros de la comunidad local, y deben incorporar siempre a los grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres y los niños. Durante los últimos diez años se han producido progresos muy rápidos en el perfeccionamiento y la utilización de métodos participativos para colaborar con las comunidades en la discusión de los problemas, la definición de las prioridades, la recopilación y el análisis de datos y la formulación y supervisión de medidas. Hay numerosos ejemplos que reflejan la utilización de estos métodos con niños y adolescentes, especialmente en la recopilación de información y opiniones que resultan de gran utilidad para entender su vida y en las tareas de supervisión de la Convención. Involucrar a los niños en las investigaciones Comprometer a los niños para que participen en las investigaciones basadas en la acción es una manera efectiva de recopilar información, y además fortalece la noción que tienen los niños sobre su propio mundo y los prepara para una ciudadanía activa9. Como ocurre con otros grupos de edad, existen consideraciones éticas importantes. Los niños tienen derecho a que la información relativa a su situación se organice de manera responsable y objetiva, a que se respete el abundante conocimiento de que ellos disponen sobre su vida y a que se use en su favor y no en su contra. Teóricamente, las investigaciones deben ir a la par de la acción. Si la recopilación de datos no se continúa con medidas prácticas, es preciso dejarlo claro de antemano para que los niños no tengan expectativas poco realistas. Conseguir que la información esté al alcance de todos los interesados El acceso a la información no puede limitarse a las personas que se encuentran en el poder, sino que debe pertenecer a toda la comunidad como una de las bases de la acción democrática. La información debe ser materialmente accesible y comprensible para todos. Esto significa que es preciso buscar métodos diferentes para presentar la información. En Uganda, por ejemplo, el gobierno distribuye ejemplares de todos los estatutos jurídicos que se refieren a la infancia, y también produce una versión que no incorpora la jerga jurídica. También es preciso tener en cuenta las necesidades de los grupos que hablan distintos idiomas y de las personas analfabetas. Lograr que la información sea comprensible para todos • Considerar como una prioridad la adquisición de nuevas tecnologías eficientes. • Crear una red de información amplia y coordinada que cuente con la colaboración de aliados locales y de los sistemas nacionales. • Utilizar de manera efectiva la información existente. • Crear indicadores que tengan en cuenta el contexto y sean pertinentes a las metas del plan de acción local y de la Convención. • Desestimar los datos a fin de hacer un análisis realista de la situación de todos los grupos. Hart, R. (1997), Children’s Participation: The Theory and Practice of Involving Young Citizens in Community Development and Environmental Care, Londres: Earthscan/UNICEF; Nieuwenhuys, O. (1997), ‘Spaces for the Children of the Urban Poor: Experiences with Participatory Action Research (PAR)’, Environment and Urbanization, 9(1): 233-249. 9 266 • Utilizar métodos participativos para definir los problemas y la recopilación y análisis de los datos locales. • Conseguir que la información esté al alcance de todos y sea comprensible. ESTRUCTURAS Y PROCESOS EFECTIVOS DE GOBIERNO Para que los gobiernos locales desempeñen una labor eficaz en el cumplimiento de los derechos de la infancia, a pesar de sus limitaciones en materia de fondos y de capacidad, deben coordinar y analizar de manera crítica sus propias funciones y procesos, y crear nuevas alianzas e incluso nuevas estructuras. Beall, J. (1996), Urban Governance: Why Gender Matters, Gender in Development Monograph Series, PNUD. 11 Women Legislators in Action (1998) 3(2): 7. 12 Hodgkin, R. y Newell, P. (1996), Effective Government Structures for Children, Londres: Gulbenkian Foundation. 10 Organismos gubernamentales que sean realmente representativos Los organismos locales responderán de manera más efectiva a las preocupaciones de todos los pobladores si incluyen entre su personal a representantes de los grupos marginados o excluidos. Las políticas de contratación de los organismos y los departamentos gubernamentales deberían asegurar que las mujeres, las minorías y los pobres estén bien representados en todas las esferas del funcionariado local. Es necesario crear un programa de capacitación para que los miembros de los grupos excluidos puedan competir razonablemente por los distintos puestos de trabajo. Políticas en materia de contratación Los miembros elegidos del gobierno local son en teoría representativos, pero una serie de nociones muy enraizadas sobre las funciones sociales hace que la mujer esté escasamente representada, a pesar de las contribuciones fundamentales que puede ofrecer10. En respuesta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, celebrada en 1995 en Beijing, en algunos países se efectuaron cambios significativos para asegurar una representación más equilibrada. En Ghana, se ha presentado una propuesta para asegurar que 40 % de las candidaturas parlamentarias y 40 % de los nombramientos gubernamentales en las esferas de distrito y de comité, sean mujeres, y la medida está a la espera de la aprobación por parte del parlamento1 1. • Alentar la representación oficial de la mujer, los jóvenes y otros grupos vulnerables en el gobierno local, si es posible por medio de cuotas; y crear políticas de contratación para los organismos de gobierno que garanticen la representación de estos grupos. Evaluar las funciones y las prácticas de cada uno de los organismos En este libro se han señalado numerosas medidas que los diferentes organismos locales pueden tomar para satisfacer los derechos de la infancia. En lugar de responder a este tipo de medidas de manera parcial y mediante la modificación de los programas destinados a los niños y a las familias, cada uno de los entes debería comenzar un análisis amplio de sus funciones y prácticas a la luz de la Convención. Este proceso puede producirse, incluso, en las asociaciones que no tienen una relación directa con las cuestiones de la infancia. Un pequeño grupo de trabajo dentro de cada uno, en colaboración con profesionales expertos en los derechos de la niñez y en las necesidades de desarrollo (tal vez un miembro del comité local que supervisa los derechos de la infancia puede analizar de manera efectiva las prácticas del organismo). Las declaraciones que tengan en cuenta los asuntos de la infancia deberían convertirse en un elemento permanente en la planificación y evaluación de las iniciativas de todos los organismos12. Declaraciones que tengan en cuenta la cuestión de la infancia 267 • Crear procesos de análisis y evaluación entre los diferentes organismos con el apoyo de profesionales expertos en los derechos y las necesidades en materia de desarrollo de los niños y adolescentes. • Incorporar declaraciones que tengan en cuenta la cuestión de la infancia como parte de los estudios habituales sobre el impacto de los temas sociales y medioambientales en las tareas de planificación de las iniciativas de todos los organismos. Alcanzar una coordinación entre los organismos y entre los municipios La prestación de servicios en las zonas urbanas ha sido, por lo general, una actividad sectorial. Sobre todo cuando la prestación ha sido privatizada, o asignada a instituciones públicas independientes (como las juntas paraestatales o provinciales), se suele caer en una fragmentación cada vez mayor. En muchas ciudades, la prestación se encuentra también fragmentada geográficamente debido a que las regiones urbanas suelen estar divididas en forma administrativa entre muchos gobiernos locales, cada uno de los cuales quiere poner en práctica su propia política y su propio programa de inversiones. Existen razones poderosas que invitan a utilizar enfoques más integrados en la prestación de los servicios y su regulación. Respuestas integradas a las necesidades de los niños La respuesta de la sociedad a los niños y adolescentes debería reflejar un hecho muy concreto: que sus urgencias se resuelven mejor de una manera integrada. Las prioridades de un niño de corta edad en materia de atención sanitaria, nutrición, apoyo al desarrollo y una crianza segura no pueden separarse una de otra. Tampoco es posible aislar la importancia de recibir atención sanitaria de un adolescente, de su necesidad de obtener educación sobre la sexualidad y sobre la prevención del abuso de drogas, o de recibir formación profesional y colocación en el trabajo. También hay razones económicas que apoyan la coordinación de la prestación. Los recursos limitados se pueden utilizar de manera más efectiva si se comparten, y si se elimina una duplicación onerosa de servicios. Anteriormente se mencionó el ejemplo de Soweto, en Sudáfrica, donde una evaluación de la prestación de la atención sanitaria reveló que cinco organismos diferentes participaban en aspectos distintos de la prestación, cuyas labores se superponían unas a otras. Hay muchas iniciativas que posibilitan una mejor coordinación, entre ellas la creación de organismos metropolitanos de planificación y desarrollo, la creación de sistemas de dos niveles de gobierno local (municipal y metropolitano), la cooperación entre los municipios (por ejemplo, compartiendo bienes de capital y servicios profesionales), y la combinación de diferentes municipalidades. Por ejemplo, San Salvador abarca una zona metropolitana de trece municipalidades integradas. El Consejo de Alcaldes de la zona metropolitana ofrece los mecanismos que permiten la coordinación de los gobiernos municipales13. La reproducción de estas iniciativas en otros lugares puede ofrecer muy buenos resultados, pero también puede toparse con importantes obstáculos14. En los últimos años, se ha hecho muy poco hincapié en la creación de organismos dotados del poder para asegurar la coordinación y en cambio se ha prestado mayor atención a la creación de procesos que alientan la coordinación, como el sistema SIG. La coordinación de servicios se debe producir de manera sistémica, pero puede también implantarse de manera efectiva a pequeña escala. En Manila, los trabajadores sociales encargados de los niños de la calle de determinada comunidad recibieron fondos del UBSP (Programa Urbano de Servicios Básicos) para abordar asuntos que, por lo general, no se incluyen en Lungo, M. (1997), ‘Governance, Urban Development Plans and Sustainability in Central American Cities’, documento presentado en la GURI Conference on Governance in Action: Urban Initiatives in a Global Setting. 14 Davey, K. (1992), ‘The Structure and Functions of Urban Government: the Institutional Framework of Urban Management’, Birmingham, Development Administration Group, University of Birmingham. 13 268 sus programas, como la mejora de la comunidad y cuestiones sobre la subsistencia15. Los trabajadores de enlace con la comunidad pueden ayudar a coordinar los servicios de los organismos en el plano local y los centros comunitarios pueden servir como base para la prestación de servicios locales integrados. Un enfoque para asegurar la coordinación de los servicios para los niños es la creación de un organismo separado dedicado a los asuntos de la infancia. (Esta iniciativa no debe confundirse con los grupos que supervisan los derechos de la infancia.) Se corre el riesgo, sin embargo, de que la existencia de una agencia de este tipo desvíe la atención sobre la infancia, al eliminar la responsabilidad que tienen otros departamentos16. Las organizaciones dedicadas en exclusivo a las cuestiones de la infancia dependen, para que sean eficaces, de la calidad y el compromiso de su personal, y su efectividad está limitada por su libertad política y administrativa para actuar. Un sistema amplio de concientización sobre los derechos de la infancia tiene más posibilidades de obtener resultados. • Evaluar las necesidades locales en todas las zonas, e identificar duplicaciones o defectos en la prestación. • Fortalecer la coordinación entre los organismos por medio del acceso conjunto a la información y una colaboración en la planificación, y asegurar que las metas y las políticas de los diferentes organismos son compatibles unas con otras, con la Convención y con el plan de acción local. 15 2. Porio, 1994, ob. cit. Nota Hodgkin y Newell, 1996, ob. cit. Nota 12. 17 Dowbor, L. (1998), ‘Decentralization and Governance’, Latin American Perspectives, 25(98): 28-44. 18 Espinosa, L. y López Rivera, O. A. (1994), ‘UNICEF’s Urban Basic Services Programme in Illegal Settlements in Guatemala City’, Environment and Urbanization, 6(2): 9-31. 19 Satterthwaite, D. (1998), ‘Can UN Conferences Promote Poverty Reduction? A Review of the Habitat II Documents in Relation to their Consideration of Poverty and the Priority they give to Poverty Reduction’, Washington DC: Woodrow Wilson International Center for Scholars. 16 Crear nuevas alianzas Es importante trascender la coordinación entre los organismos y alentar una gama amplia de alianzas entre grupos diversos. En teoría, cuando todos los aliados combinan sus esfuerzos, es posible alcanzar un consenso sobre problemas fundamentales, compartir los recursos y alcanzar mejores resultados. Los aliados que deben participar habitualmente en las actividades urbanas y comunitarias incluyen los organismos gubernamentales en todos los planos, los partidos políticos y los sindicatos, las organizaciones empresariales y culturales, las instituciones académicas, las organizaciones comunitarias, los grupos minoritarios y los medios de difusión17. En Ciudad de Guatemala, una importante novedad institucional para mejorar las condiciones de los asentamientos marginales fue la creación de un Comité para Atender a las Poblaciones de Zonas Precarias (Coinap), que incorporó a representantes de más de veinte instituciones públicas y privadas, entre ellas varios ministerios nacionales, los gobiernos locales de Ciudad de Guatemala, universidades locales, ONG y organismos de asistencia y representantes de organizaciones de las comunidades donde se llevaban a cabo los proyectos18. Es preciso alentar el establecimiento de alianzas entre los diferentes partidos políticos y estos grupos, a fin de que los avances no se interrumpan cuando haya cambios en el gobierno. Una alianza en Ciudad de Guatemala Puede resultar difícil que las alianzas entre grupos con niveles diferentes de poder resulten fructíferas. Cuando los derechos de los grupos más débiles, como las mujeres, los niños, los grupos de bajos ingresos y las minorías no están protegidos por medio de leyes aplicadas con eficacia, existen pocos incentivos para que los grupos poderosos de intereses creados establezcan alianzas con ellos. Si así lo hacen, es muy poco probable que los clanes más poderosos se acomoden a las iniciativas de conglomerados que tienen muy poca fuerza cuando se trata de negociar compromisos19. 269 • Crear alianzas entre los organismos gubernamentales de todas las esferas, las organizaciones sociales, los partidos políticos y los sindicatos, las organizaciones empresariales y culturales, las instituciones académicas, los grupos minoritarios y los medios de comunicación. • Alentar alianzas entre los diferentes partidos, para que los cambios en el gobierno no interrumpan los avances. • Alentar la eficacia de los grupos con escaso poder por medio de leyes firmes y aplicadas con eficacia que protejan sus intereses. Incorporar a los niños como aliados Un informe reciente ofrece datos muy sólidos que revelan una alejamiento cada vez mayor de los jóvenes con respecto a la política y el proceso democrático en muchos países, al tiempo que presenta pruebas sobre los beneficios de conceder a los niños más responsabilidades en esta esfera20. Recientemente, en algunos países se han llevado a cabo actividades coordinadas para incorporar a los niños y a los jóvenes en los procesos de planificación y promoción en el ámbito urbano, sobre todo en Europa. En Francia hay alrededor de mil consejos municipales compuestos por niños y jóvenes, que se reúnen de manera periódica para analizar cuestiones específicas del ámbito local, y para formular y mejorar recomendaciones que después se presentan al alcalde. A menudo un representante del gobierno local actúa en estas reuniones como consejero, pero en muchos casos los niños prefieren organizarse por su cuenta y solicitar asistencia técnica sólo cuando la necesitan. En algunas oportunidades, los consejeros juveniles participan en diversas comisiones de gobierno local. Estos consejos han obtenido una conquista importante al crear un proceso de diálogo entre los niños y las autoridades locales, y han mejorado de maneras diferentes la calidad de sus ciudades y otros centros urbanos21. Los miembros de los consejos se eligen generalmente en las escuelas, pero este modelo puede modificarse a fin de incluir a niños y jóvenes que no están incorporados en el sistema escolar oficial. Un objetivo importante debe ser alentar a todos los organismos institucionales dedicados a la infancia, desde las escuelas a los clubes juveniles, a que fomenten una política más integradora y participativa en el seno de sus instituciones, a fin de poder contribuir de manera realista con los representantes de los organismos de gobierno local. Los ejemplos que revelan la participación de los niños y jóvenes en el gobierno local no se limitan a Europa. En Rosario, Argentina, se ha creado con el apoyo de UNICEF un consejo municipal de niños que participan de manera activa en todas las decisiones que afectan la reorganización de los modelos de tráfico y el diseño de los espacios verdes. En India se han efectuado diversos experimentos con Panchayats de niños, que actúan como organismos complementarios de los Panchayats compuestos por adultos, que son organismos de gobierno local. Un ejemplo más notable es el aumento en la representación de niños que participan en los debates municipales y en el proceso de toma de decisiones en Colombia, una de las consecuencias del Movimiento de los Niños en pro de la Paz22. Lamentablemente, en el momento en que este libro se escribe no se ha producido ningún análisis comparativo de estos experimentos. Hodgkin y Newell, 1996, ob. cit. Nota 12. 21 Hart, 1997, ob. cit. Nota 9. 22 Cameron, S. (1998), Making Peace with Children, UNICEF Colombia. 20 Una preocupación para cualquier municipalidad que trata de incorporar a los niños y a los adolescentes de esta manera es la amplitud en que sus progenitores y otros adultos disponen de una capacidad de participación similar. Si no existe una amplia cultura de participación, es muy probable que la participación de los niños no se tome en serio. No es posible esperar que los 270 adultos apoyen el derecho de los niños y jóvenes a participar si sus propios derechos en esta esfera no se tienen en cuenta. • Crear sistemas para incorporar a los niños y a los adolescentes en el proceso de toma de decisiones municipales, a partir de su participación democrática en organizaciones comunitarias, escuelas y clubes infantiles y juveniles. Lansdowne, G. (1997), ‘Ombudswork for Children’, Innocenti Digest, (3). 24 Hodgkin y Newell, 1996, ob. cit. Nota 12. 23 Nuevas estructuras para supervisar los derechos de la infancia La Convención exige que se tengan en cuenta los intereses superiores del niño en todas las decisiones que les afectan, entre las que se debe incluir, directa o indirectamente, la mayoría de las decisiones que se asignan en la esfera local. Pero los niños y adolescentes tienen muy poco poder social, político o económico. Por ello resulta esencial que haya organismos que puedan supervisar las actividades del gobierno local y de sus aliados para analizar sus repercusiones sobre los niños y su aceptación de los derechos de la infancia. La creación de este tipo de organismos muestra una voluntad de rendir cuentas por parte de las autoridades. Varios modelos pueden servir para esta función, desde defensores de la infancia que actúen como promotores y supervisores de los derechos de la infancia, hasta comités que aseguren que en las actividades del gobierno local se tengan en cuenta los intereses del niño23. La gama de responsabilidades y el poder puede variar de una situación a otra, e incluir algunos de los elementos siguientes: • tratar de concientizar a la opinión pública; • evaluar la situación de los niños; • asegurar que los intereses de la infancia se reflejan en las disposiciones, normas, asignaciones presupuestarias y decisiones de política; Diversos modelos Gama de responsabilidades • supervisar las prácticas de las instituciones, grupos y organizaciones responsables de la infancia; • promover la comunicación entre los diversos organismos y asociaciones responsables de la infancia; • ofrecer a los niños de sus familias un canal directo de información o asistencia jurídica. En algunos casos, el gobierno nombra a los responsables de este tipo de entidades y financia sus actividades. En otros casos se trata de organismos completamente independientes. Trabajar dentro del sistema ofrece, sin duda, diversos beneficios, al tiempo que promueve una capacidad de autoevaluación entre los miembros del gobierno. Pero la independencia resulta a menudo esencial para asegurar la objetividad. Es preciso sopesar las realidades políticas de cada ciudad a fin de crear la solución local más efectiva para supervisar el cumplimiento de los derechos de la infancia, pero los gobiernos locales deben reconocer el valor constructivo que se deriva de la supervisión y la evaluación efectuada por asociaciones verdaderamente independientes. Algunos países han establecido sistemas paralelos. En Namibia, por ejemplo, se ha creado una división de asuntos de la infancia en el plano nacional dentro del Ministerio de Vivienda y Gobierno Local. Pero la Constitución dispone también el nombramiento de un defensor independiente con la capacidad de denunciar la conculcación de los derechos de la infancia24. ¿Independientes o nombrados por el gobierno? 271 El sistema de Consejos de tutela que impera en Brasil es un modelo excelente para definir muchas funciones de estos organismos de supervisión. Todas las municipalidades tienen la obligación jurídica de crear diversos consejos de tutela, según la población infantil y el tamaño del territorio. Estos consejos, cada uno de ellos compuestos por cinco profesionales que forman parte de la comunidad y tienen experiencia con la infancia, trabajan estrechamente con las familias y los organismos públicos, y tratan de facilitar las relaciones entre ambos. Tienen la responsabilidad de gestionar los casos de niños necesitados, en peligro, o en conflicto con la ley, y de encontrar el mejor sistema posible de asistencia para ellos. Los niños, las familias, los maestros, los trabajadores sociales y otros funcionarios pueden dirigirse directamente a los miembros de estos consejos para que intervengan en situaciones concretas. Los consejos colaboran también, estrechamente, con los gobiernos municipales, ofreciéndoles orientación sobre las asignaciones presupuestarias y cualquier plan de acción que afecte a la infancia25. Hasta 1994, 1.500 de los 4.485 distritos de Brasil habían establecido estos consejos26. Los Consejos de tutela en Brasil APOYAR LAS ACTIVIDADES DE LA COMUNIDAD Y FOMENTAR LA CIUDADANÍA Hemos descrito cómo, ante la capacidad limitada de los gobiernos, muchas de las iniciativas que afectan en mayor medida la vida de los niños y de sus familias, se producen fuera de la esfera de gobierno oficial. Es fundamental que los gobiernos locales alienten este tipo de iniciativas y colaboren con ellas. Una relación estrecha y de apoyo mutuo permite llegar a soluciones creativas, adaptarse rápidamente a las situaciones cambiantes y hacer una gestión transparente. Sin este tipo de relaciones, los procesos de gobierno corren el peligro de ser remotos, ineficaces e incluso corruptos, factores que afectarán la cultura de toda la ciudad. Algunas comunidades han sido capaces de organizarse por su cuenta, pero, en muchos casos, la participación comunitaria exige un apoyo exterior, y el gobierno local puede desempeñar un papel significativo en este ámbito, no sólo cuando se trata de asegurar la participación política de los pobladores, sino también cuando se apoya la integración social y económica de todos. Crear vínculos entre las comunidades y el gobierno oficial Incluso cuando el gobierno local está bien organizado y las comunidades tienen fuerza propia, si no hay una buena comunicación entre ambos estamentos, puede ocurrir que las actividades del gobierno en favor de las comunidades estén concebidas de una manera deficiente, y que las actividades de la comunidad no reciban el apoyo adecuado. Por lo general, los representantes electos del gobierno municipal actúan de vehículo de comunicación entre los ciudadanos y las autoridades locales. En la mayoría de los casos, las zonas que los funcionarios electos representan suelen ser mayores que el vecindario, la unidad auténtica de gobierno local. Una forma de fortalecer los vínculos es que cada vecindario tenga uno o más concejales electos. Las autoridades pueden también analizar la posibilidad de utilizar personas de enlace con la comunidad para asegurar la comunicación entre los grupos comunitarios y las estructuras formales del gobierno local, y para trabajar estrechamente con los representantes electos cuando sea el caso. Estos individuos pueden ofrecer información sobre los organismos gubernamentales, los procedimientos burocráticos y los recursos financieros. Pueden servir como promotores comunitarios ante los organismos municipales y otro tipo de organismos públicos, y pueden alentar la coordinación entre diversas organizaciones ciudadanas y los diferentes organismos gubernamentales que Funcionarios de enlace con la comunidad Rizzini, I., Munhoz, M y Galeano, L. (1992), Childhood and Urban Poverty in Brazil: Street and Working Children and their Families, Florencia, Italia: UNICEF. 26 Penne Firme, T. (1994), ‘Meeting At-risk Children where they Get Together’ en Asquith, S. y Hall, M. (eds) Justice for Children, Dordrecht: Marinus Nijhoff. 25 272 actúan en el ámbito de la comunidad. Pueden asistir a reuniones comunitarias y supervisar el desarrollo local por medio de la observación y de debates no estructurados con todos los sectores de la colectividad. Una relación permanente entre estos trabajadores y una comunidad determinada puede fomentar cambios en el gobierno local. Por supuesto, se necesita un sistema de contrapesos y salvaguardias para asegurar que el funcionario de enlace no reproduzca o refuerce esquemas de control político basados en los intereses creados de grupos reducidos. Varios ejemplos reflejan la creación de puestos de este tipo. En Lusaka, Zambia, Danida/CNUAH patrocina un programa de capacitación para funcionarios municipales encargados de hacer esta labor de enlace entre la municipalidad y las comunidades, especialmente en temas relacionados con la renovación de zonas de ocupantes sin título27. En Nasik, India, el Programa de Servicios Básicos Urbanos para los Pobres (UBSP, según sus siglas en inglés) incluye una célula en el gobierno municipal cuyos empleados son organizadores comunitarios a cargo de las tareas de enlace entre el gobierno municipal y voluntarios residentes en las comunidades. Estos organizadores hacen visitas frecuentes a las comunidades, y en reuniones mensuales con los voluntarios fomentan la movilización, la participación, la capacitación, la supervisión, la evaluación y la prestación de un apoyo municipal auténtico a la gestión comunitaria28. Muchos vecindarios de bajos ingresos han establecido sus formas de gobierno representativo, en las cuales una serie de dirigentes electos desempeña una función fundamental en la representación de los puntos de vista de la “comunidad” en negociaciones con autoridades municipales, con instituciones estatales y otros organismos externos (por ejemplo, entidades de financiación). Los organismos externos deben mostrar su sensibilidad para no menoscabar este tipo de mecanismos. Muchas autoridades locales reconocen la necesidad de cooperación, y en algunos casos los representantes de las organizaciones vecinales actúan en el marco de la estructura oficial del gobierno local, como los Barangay Captains y los ejecutivos de los centros urbanos en Filipinas29. Por otra parte, un dirigente local puede representar sólo un determinado bloque de poder en lugar de los intereses de la comunidad en general. Las autoridades deben estar al tanto de estas cuestiones y, al tiempo que responden a las estructuras existentes, tienen que asegurar que existe una representación de todos los sectores y que cualquier situación de conflicto quede resuelta. Algunas ciudades han introducido métodos directos para mejorar las comunicaciones entre los vecindarios de la ciudad y los organismos de gobierno. En Cali, Colombia, a comienzos del decenio de 1990, todas las semanas se llevaba a cabo una reunión pública de dos horas de duración en una de las veinte comunas, con participación del alcalde, su gabinete y los dirigentes locales. El programa era lo suficientemente flexible como para que se pudieran presentar cuestiones pertinentes30. Estas medidas son un intento provechoso de mejorar el acceso al gobierno municipal, pero no deben considerarse como un sustituto de otro tipo de relaciones oficiales. Una reunión cada veinte semanas, aunque puede resultar valiosa, no puede sustituir la comunicación y el enlace diarios. • Asegurar que los representantes oficialmente elegidos para el gobierno de la ciudad representen el ámbito vecinal. • Analizar el nombramiento de un funcionario de enlace comunitario capacitado para ser vínculo entre los organismos de gobierno y cada uno de los vecindarios. Dirigentes comunitarios electos Vanderschueren, F., Wegelin, E. y Wekwete, K. (1996), Policy Programme Options for Urban Poverty Reduction, Washington DC: Banco Mundial/Programa de Gestión Urbana. 28 Mehta, M. (1993), Convergence in UBSP: An Exploratory Study of Nasik and Aligarh, patrocinado por el UNICEF en noviembre de 1993. 29 Davey, 1992, ob. cit. Nota 14. 30 Guerrero, R. (1993), ‘Cali’s Innovative Approach to Urban Violence’, The Urban Age, 1(4): 17. 27 273 • Reconocer e incorporar a los dirigentes vecinales elegidos de manera extraoficial. • Celebrar reuniones públicas y periódicas entre los funcionarios del gobierno y los miembros de la comunidad. Fomentar soluciones participativas e integradoras Crear un gobierno basado en la participación requiere buscar maneras para que las decisiones que se tomen se acerquen en lo posible a los intereses de las personas afectadas. Pero pocas veces el gobierno local exhorta a sus ciudadanos a que contribuyan a la definición de las necesidades, las prioridades y las soluciones. Incluso muchas ONG carecen de mecanismos que permitan la participación en las actividades y en los procesos, a menudo debido a las condiciones que les imponen los organismos de financiación, y como consecuencia de ello pueden dar una imagen tan poco responsable y tan manipuladora como la que ofrecen algunas autoridades locales. Pero algunas ONG que desempeñan su labor en las zonas urbanas del hemisferio sur han establecido modelos excelentes de apoyo en comunidades de bajos ingresos y han contribuido a fortalecer organizaciones comunitarias bien organizadas y sus respectivas federaciones como, por ejemplo, el caso de la ONG de India, Sparc, que trabaja con la National Slum Dwellers Federation de India y Mahila Milan (una federación de colectivos de mujeres); y la ONG de Sudáfrica, People´s Dialogue, que colabora con la Homeless People´s Federation, también de Sudáfrica31. Los gobiernos locales deberían extraer conclusiones del éxito de estas fructíferas alianzas. Uno de los experimentos más importantes en materia de participación comunitaria en la toma de decisiones ha sido la incorporación de “actividades presupuestarias participativas” en muchas ciudades de Brasil. Por medio de este enfoque, una proporción del capital de la ciudad se asigna a inversiones seleccionadas por cada vecindario mediante la formulación de prioridades en debates comunitarios32. La función de las autoridades municipales consiste simplemente en poner a disposición de los participantes la información necesaria, sin tomar ninguna decisión. En Santo André, una ciudad de 620.000 habitantes cerca de São Paulo, dieciocho distritos diferentes celebran reuniones en las cuales se someten a votación las prioridades para los vecindarios y toda la ciudad. Debido a una disminución del empleo en las industrias durante los últimos años, la ciudad atraviesa una crisis financiera y los pobladores participan en los debates destinados a reducir los gastos cuando sea necesario. Esta disposición explícita de incluir a los miembros de la comunidad en las decisiones relacionadas con el gasto ha generado un alto nivel de asistencia y participación. Uno de los resultados directos de esta democratización de la inversión ha sido la distribución de fondos para la conservación de plazas públicas, el alumbrado callejero, zonas recreativas y otras formas de mejora de los vecindarios que han reforzado la seguridad y la calidad de vida de los pobladores locales33. En su descripción del acertado sistema de asignación participativa de presupuestos de Porto Alegre, Navarro señala que el proceso ha servido para capacitar de manera efectiva a cientos de ciudadanos que participan en el proceso de toma de decisiones, teniendo en cuenta no sólo las necesidades de los vecindarios que representan, sino de la ciudad en su conjunto. También ha generado un control más estricto de las finanzas municipales y un sistema de presión permanente sobre el rendimiento gubernamental34. Incluso cuando existen mecanismos efectivos para incorporar a los pobladores locales, la integración sigue siendo muy importante. Resulta fácil hablar de “la comunidad” como si fuera una entidad homogénea, compuesta Bolnick, J. (1996), ‘uTshani Buyakhuluma (the Grass Speaks); Peoples’ Dialogue and the South African Homeless Peoples’ Federation, 1993-1996’, Environment and Urbanization, 8(2): 153-170; y Patel, S. (1996), SPARC and its Work with the National Slum Dwellers Federation and Mahila Milan, India, Londres: IIED. 32 Boscio, R. P. (1997), ‘Democratic Governance and Participation: A Tale of Two Cities’, documento presentado ante la GURI Conference on Governance in Action: Urban Initiatives in a Global Setting, Centre for Urban and Community Studies, Universidad de Toronto, Toronto; Paixao Bretas, P. R. (1996), ‘Participative Budgeting in Belo Horizonte: Democratization and Citizenship’, Environment and Urbanization, 8(1 de abril). 33 Prefeitura Municipal de Santo André (1998), Integrated Strategies for Urban Poverty Reduction, Santo André, Oficina del Alcalde. 34 Navarro, Z. (1998), ‘Affirmative Democracy and Redistribution Development: the Case of Participatory Budgeting in Porto Alegre, Brazil (19891997)’, presentación en el seminario: Programas sociales, pobreza y participación ciudadana, marzo 12-13, 1998, Cartagena, Colombia, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo. 31 274 de personas con las mismas necesidades y poderes y similares metas y valores. Pero la mayoría de las comunidades son complejas y polifacéticas, y sus habitantes tienen a menudo intereses contradictorios, diferencias considerables de ingresos, un acceso distinto a los recursos, al poder y al apoyo social, diferentes lealtades y un amplio grado de intereses personales. Algunos grupos afrontan dificultades más extremas debido a la discriminación. No es posible dar por sentado que la atención a las necesidades de “la comunidad” resuelva realmente las urgencias de las personas más vulnerables. De hecho, es posible que ocurra lo contrario. Las mujeres y las niñas, por ejemplo, pueden ser las más interesadas en mejorar el abastecimiento de agua debido a que afecta su carga de trabajo. Sin embargo, existen a menudo fuertes restricciones sociales que dificultan su capacidad para defender sus intereses u organizarse. Las autoridades locales, conscientes de las complejidades de la dinámica comunitaria, deben encontrar formas para promover la participación de grupos que podrían afrontar la discriminación o la exclusión. Deberían dejar claro que favorecen la colaboración con grupos comunitarios verdaderamente integradores, o que representen los intereses de grupos excluidos. Los programas que se dirigen específicamente a estos grupos, como UBSP de India, concebido para promover los intereses de las mujeres pobres y de los niños, pueden resultar fundamentales. También existen diferencias en el grado en que los habitantes están dispuestos a invertir su tiempo en las iniciativas comunitarias. Las personas que pagan un alquiler y quienes viven de manera temporal en un vecindario suelen tener menos interés en la participación que los propietarios del lugar en donde viven. Los adultos sin niños suelen participar en un grado menor en las cuestiones que afectan la mejora de las escuelas y de las guarderías. Las familias con los ingresos más bajos y menos estables suelen tener dificultades para encontrar el tiempo necesario a fin de contribuir a las iniciativas comunitarias. A veces puede resultar muy difícil promover soluciones participativas. Cuando los pobladores locales están acostumbrados a las decisiones que emergen desde arriba, resulta muy difícil promover una “gestión comunitaria” democrática. Cuando las estructuras políticas se basan en relaciones de grupos de poder, las posibilidades de una acción comunitaria integradora suelen quedar reducidas. En muchos vecindarios de bajos ingresos, una larga historia de manipulación política y promesas incumplidas por parte de los organismos externos y las instituciones no favorece el tipo de acción comunitaria que sirva para ayudar a satisfacer los derechos de la infancia35. Crear una cultura verdaderamente participativa implica una promoción de la educación, la comunicación y el compromiso real. Obstáculos a la participación • Informar a todos los grupos, entre ellos las mujeres y los niños, sobre la democracia participativa, la resolución de conflictos y la ciudadanía. • Promover una cultura participativa en el marco de las comunidades apoyando a aquellas organizaciones que sean democráticas e integradoras. • Crear mecanismos para la representación efectiva de los miembros más vulnerables y excluidos de la comunidad. Apoyo práctico a la planificación social Cuando la planificación y la toma de decisiones sobre asuntos locales se produce en el ámbito de la comunidad, hay más posibilidades de que se evalúen con exactitud las necesidades, que las soluciones reflejen las preferencias locales y que haya un mayor interés en llevar a cabo las tareas de seguimiento para el Hardoy, A., Hardoy, J. E. y Schusterman R. (1991), ‘Building Community Organization: the History of a Squatter Settlement and its own Organizations in Buenos Aires’, Environment and Urbanization, 3(2, octubre): 104-120. 35 275 mantenimiento y la gestión. Es posible que la participación de los miembros de la comunidad de esta manera requiera un tiempo excesivo y resulte ineficiente, pero la experiencia ha demostrado que puede resultar de gran utilidad. Ya hemos analizado el proceso de planificación de un proyecto destinado a resolver los problemas de tráfico en Leicester, Gran Bretaña. Evaluaciones posteriores demostraron que la participación de los pobladores ahorró tiempo y dinero a la ciudad. El proceso generó también un mayor apoyo comunitario al gobierno local y a las políticas públicas3 6. Una planificación apropiada debe comenzar por identificar la cuestión y crear una coalición que incluya a los individuos o los grupos con mayores implicaciones en el tema. Ya hemos analizado la importancia que tiene la identificación de los problemas y la recopilación de datos sobre la base de la participación como primera medida ante la evaluación de cualquier necesidad. Incluso las comunidades bien organizadas pueden hacer uso de asistencia técnica a fin de mejorar sus procesos participativos de planificación. Mediadores o planificadores capacitados (tal vez la persona de enlace con la comunidad) pueden colaborar con los grupos para que trabajen de una manera productiva según diversos métodos. Un sistema que ha resultado de gran utilidad es el levantamiento de mapas, no sólo para recopilar información de los miembros de la comunidad y buscar soluciones alternativas, sino también para ofrecer ideas de una manera accesible a ésta. Sobre la base de un análisis común de una situación, ya sea la evaluación del abastecimiento de agua o del uso de los espacios recreativos, un grupo puede hacer un análisis crítico de un problema y analizar las soluciones prácticas que se pueden aplicar. Si este proceso de grupo se lleva a cabo con una información adecuada sobre el apoyo disponible, es posible que los miembros de la comunidad propongan sugerencias viables para alcanzar una mejora. En los casos en que haya diferentes intereses y puntos de vista, los grupos podrían trabajar de forma separada al comienzo, a fin de articular sus preocupaciones concretas. La forma en que se tomen las decisiones finales dependerá de que la práctica sea aceptable en el plano local. Sin embargo, es preciso alentar a las comunidades a que sopesen las opiniones de todos los grupos. Un comité representativo puede preparar una síntesis de las informaciones y las recomendaciones para presentárselas a la comunidad. Después de un análisis franco entre los miembros de la colectividad, podría ser necesario revisar las recomendaciones a fin de lograr un consenso aceptable sobre las cuestiones. • Capacitar a los organizadores comunitarios en técnicas concebidas para promover una planificación participativa efectiva (véase la lista de recursos). Apoyar la gestión basada en la comunidad Hay algunos ejemplos excelentes de comunidades de bajos ingresos que han alcanzado la capacidad de mantener y gestionar infraestructuras y servicios. Entre ellos se encuentra el programa de construcción y gestión de desagües de Orangi, en Karachi37; el sistema de abastecimiento de agua en El Mezquital, en Ciudad de Guatemala, gestionado por los pobladores locales38; el centro de guardería y desarrollo infantil del barrio San Jorge de Buenos Aires39. Las organizaciones comunitarias pueden desempeñar un papel importante en la planificación, instalación y gestión de infraestructuras y servicios en muchas zonas40. Aunque las comunidades de bajos ingresos rechazarán cualquier intento de las autoridades locales de transferirles la responsabilidad del mantenimiento y la gestión, es posible que respondan de manera positiva a la creación de alianzas reales por medio de las cuales las autoridades y las organizaciones comunitarias colaboren para mejorar la prestación de servicios y su conservación. Los grupos comunitarios deberían recibir del gobierno local el mismo respeto Identificación y análisis de los problemas Obtener un consenso Adams, E. y Ingham, S. (1998), Changing Places: Children’s Participation in Environmental Planning, Londres: The Children’s Society. 37 Hasan, A. (1997), Working with Government: The Story of the Orangi Pilot Project’s Collaboration with State Agencies for Replicating its Low Cost Sanitation Programme, Karachi: City Press. 38 Espinosa y López Rivera, 1994, ob. cit. Nota 18. 39 Schusterman, R. y Hardoy, A. (1997), ‘Reconstructing Social Capital in a Poor Urban Settlement: the Integrated Improvement Programme, Barrio San Jorge’, Environment and Urbanization, 9(1): 91-119. 40 Arévalo Torres, P. (1997), ‘May Hope be Realized: Huaycan Self-managing Urban Community in Lima’, Environment and Urbanization, 9(1 de abril) 59-79; y Turner, B. (ed) (1988), Building Community –A Third World Casebook from Habitat International Coalition, Londres: Habitat International Coalition. 36 276 que reciben las compañías privadas que tratan de hacer funciones similares. Siempre que sea posible, estas alianzas deben generar ingresos para los miembros de la comunidad. En Santos, Brasil, un proyecto a largo plazo para mejorar un asentamiento no estructurado en la zona pantanosa del Dique da Vila Gilda contó con la participación de miembros de la comunidad en la instalación y la gestión de la infraestructura, a cambio de un salario. Hasta 1996, unas doscientas personas de la zona se encontraban en la nómina de la ciudad41. Durante el decenio de 1980 y a comienzos del decenio de 1990, una de las medidas que tomaron los gobiernos de muchos países de África que carecían de recursos fue la de establecer relaciones con las organizaciones comunitarias de las zonas urbanas que tenían vínculos con partidos políticos, en estados donde gobernaba un partido único42. Por medio de estas relaciones, las actividades de autoayuda y movilización de masas se convirtieron en una parte importante de la gestión urbana. Aunque estas actividades pueden considerarse más como una movilización local dirigida por las estructuras centrales de poder, en lugar de una participación comunitaria auténtica, algunas de ellas contribuyeron a mejorar las viviendas de los grupos de bajos ingresos y la provisión de servicios básicos, en un contexto en el que los habitantes recibían ingresos muy reducidos y las autoridades locales eran débiles y carecían de recursos43. Santos, ciudad de (1996), ‘Santos na Habitat II: Integrated Children’s and Family Program’, la ciudad de Santos, SP, Brasil. 42 Lee Smith, D y Stren, R (1991), ‘New Perspectives on African Urban Management’, Environment and Urbanization, 3(1): 23–36 43 Jaglin, S. (1994), ‘Why Mobilize Town Dwellers: Joint Management in Ouagadougou, 1983-1990’, Environment and Urbanization, 6(2 de octubre) 111– 132. 41 • Crear alianzas reales entre las autoridades municipales y las organizaciones comunitarias para que colaboren juntas en la mejora de la prestación de servicios y de mantenimiento. • Siempre que sea posible, colocar en la nómina municipal a miembros de la comunidad para gestionar la infraestructura local. Contar con la participación de los niños y jóvenes en la acción comunitaria La mejor manera de que los niños aprendan a ejercer su derecho a la participación es permitir que intervengan de una manera efectiva en las acciones que lleva a cabo la comunidad. La participación en los proyectos y en la toma de decisiones comunitarias puede ayudar a los niños a aprender aptitudes para la cooperación en grupo, aumentar su sentimiento de competencia y de confianza y ampliar sus conocimientos sobre las responsabilidades que entraña una ciudadanía activa. En el comienzo de este capítulo hemos descrito algunos experimentos sobre la participación de los niños en organismos de gobierno de la ciudad, y en los capítulos 7 y 9 hemos analizado diversas formas en que los niños pueden participar de manera efectiva en las actividades locales destinadas a ellos mismos y a otras personas. Lugares para desempeñar la gestión comunitaria y la práctica de la ciudadanía Las organizaciones comunitarias necesitan espacio para celebrar reuniones periódicas; en teoría, estos lugares deben ser neutrales, públicos y amplios para albergar a todos los interesados. Muchas veces, por medio del control del espacio, de los edificios y de otros recursos, se ejerce el poder de una forma antidemocrática. Si las organizaciones privadas o religiosas son las únicas que disponen de espacio en la comunidad, es probable que las posibilidades de un debate democrático se vean afectadas por los prejuicios de las diferentes bases de poder de la comunidad. En Accra, Ghana, una reciente reorganización gubernamental ha ordenado la creación de unidades de gobierno local que representan a unas mil quinientas personas en el ámbito comunitario. Los representantes electos de estas unidades se reunirán probablemente en los 277 patios de los hogares de los jefes tradicionales en cada vecindario. Aunque esta solución permitirá que se establezca un vínculo entre el gobierno y el liderazgo tradicional, también existe el riesgo de que el nivel de inclusión no sea el máximo deseable44. Las escuelas de educación primaria deberían ser un lugar ideal para celebrar reuniones, ya que son un recurso destinado a toda la comunidad. Pero esta solución puede presentar desventajas prácticas, tal como ya se analizó. Cuando haya problemas para que la comunidad en general utilice los edificios públicos, es importante encontrar otras alternativas. A veces se hallan soluciones creativas. En la South African Homeless People´s Federation, cuando un grupo de ahorro y crédito adquiere finalmente un terreno para construir sus casas, el primer edificio es un modesto lugar de reunión donde se pueden analizar los planes de edificación, los diseños de las viviendas y el calendario de construcción, y en el cual es posible gestionar todo el proceso45. En el barrio San Jorge, en Argentina, cuando una de las familias abandona el barrio, la comunidad adquiere su vivienda y la convierte en “la casa del barrio”, un espacio donde no sólo se gestionan los asuntos que afectan a la comunidad, sino que también se ofrecen cursos de capacitación y otras actividades comunitarias46. Según sea el clima, las reuniones destinadas a incorporar a toda la comunidad pueden celebrarse al aire libre, aunque esta solución presenta el problema de la amplificación del sonido y la dificultad de una presentación eficaz de materiales gráficos. 44 Los espacios comunitarios compartidos permiten llevar a cabo otras funciones importantes, además de proporcionar un lugar para reunirse y organizarse. Pueden servir como una base accesible para los trabajadores de desarrollo comunitarios, los funcionarios de enlace o las dependencias vecinales de los organismos locales de gobierno. Cuando el espacio es lo suficientemente grande como para albergar una serie de servicios y organizaciones, es más fácil alcanzar la meta de la prestación integrada de servicios comunitarios, y toda la comunidad puede beneficiarse de la coordinación resultante. Una base material para el desarrollo comunitario integrado Bartlett y Hart, viaje sobre el terreno 1997. 45 Bolnick, 1996, ob. cit. Nota 31. 46 Schusterman y Hardoy, 1997, ob. cit. Nota 39. • Apoyar las actividades comunitarias para encontrar o fijar lugares donde celebrar reuniones, realizar tareas de planificación y de capacitación y otros servicios y actividades comunitarios. • Asegurar que el espacio escogido para la comunidad no perpetúa la discriminación ni la exclusión. • Poner a disposición de la comunidad instalaciones de propiedad pública como escuelas y oficinas gubernamentales. SUPERVISIÓN, EVALUACIÓN Y APLICACIÓN Ningún plan de acción para alcanzar el cumplimiento de los derechos de la infancia puede resultar efectivo sin una labor de seguimiento para asegurar que se logren los resultados esperados. Las actividades de evaluación de los diferentes organismos, así como el progreso que alcance la ciudad en su totalidad, debe convertirse en un proceso constante, y formar parte de una serie de actividades más amplias de recolección de datos. La supervisión municipal es importante en los casos que se prestan más frecuentemente al abuso. La aplicación de las normas debería coordinarse, siempre que sea posible, con la prestación de apoyo municipal y asistencia técnica como, por ejemplo, en la supervisión de las condiciones laborales o de la prestación de cuidado a los niños. Coordinar la aplicación con el apoyo La Convención exhorta a los gobiernos nacionales a que presenten informes ante el Comité de Derechos del Niño dos años después de la 278 ratificación, y cada cinco años después de esa fecha. Este proceso asegura una evaluación nacional interna de los progresos y las dificultades que tiene el país a la hora de poner en práctica los derechos de la infancia. Esta evaluación efectuada por el propio país resulta también útil en el plano local, aunque es necesario generar informes sobre la situación local con mayor frecuencia, sin limitarse a los cinco años que exige el documento. Tanto los organismos gubernamentales como las estructuras locales encargadas de supervisar los derechos de la infancia deben conservar el registro de sus actividades, sus progresos y sus dificultades, y deben dar a conocer sus informes a la opinión pública. La siguiente lista, basada en el formato para presentar los informes que ha preparado el Comité, abarca las esferas generales que cualquier gobierno local debería analizar para evaluar sus progresos, y puede adaptarse y ampliarse para ajustarla a las situaciones concretas. Es posible también elaborar listas similares para llevar a cabo los procesos de autoevaluación de los diferentes organismos e instituciones. Informar sobre los progresos y las dificultades • ¿Se han tomado las medidas necesarias para formular y adoptar un plan de acción local destinado a aplicar los derechos de la infancia? • ¿Se ha tratado de aumentar la concientización sobre los principios y las disposiciones de la Convención, por medio de seminarios, publicaciones, emisiones en radio y televisión, planes de estudio y campañas de educación para los progenitores? • ¿Han recibido capacitación sobre los principios de la Convención todos los profesionales, funcionarios públicos y empleados municipales que trabajan en cuestiones relativas a la infancia? ¿Reflejan sus códigos de conducta la Convención? • ¿Han sido analizados los códigos y las normas locales para asegurar que cumplen las disposiciones de la Convención? ¿Se han hecho cambios para apoyar el cumplimiento de las disposiciones de la Convención? Listas para realizar evaluaciones internas • ¿Qué medidas se han tomado para asegurar una efectiva coordinación entre los organismos gubernamentales en las esferas de acción relativas a los derechos de la infancia? • ¿Qué medidas se han tomado a fin de crear alianzas entre el gobierno local y la sociedad civil para ampliar la capacidad de respuesta a las cuestiones relativas a los derechos de la infancia? ¿Qué iniciativas conjuntas se han iniciado? • ¿Se ha establecido una institución gubernamental o un organismo independiente para promover y proteger los derechos de la infancia y supervisar su aplicación? • ¿Qué progresos se han alcanzado en la recopilación y el análisis de datos amplios, exactos y ordenados sobre los niños que viven en el ámbito local? • ¿Qué porcentaje del presupuesto local se dedica al gasto social en favor de la infancia, incluida la vivienda, la salud, el bienestar, la educación y el juego? • ¿De qué manera se refleja el interés superior del niño en la formulación de la política local y en la toma de decisiones? • ¿Qué medidas se han dictado para reducir la desigualdad entre los diferentes grupos de niños y de mujeres en materia de prestación de servicios? ¿Qué protecciones se aplican para defender a los grupos más desfavorecidos? 279 • ¿Se han establecido las normas apropiadas en cuanto a la seguridad, la salud, la contratación de personal y la supervisión en el caso de todas las instituciones públicas y privadas, los servicios y las instalaciones que atienden a los niños? • ¿Qué disposiciones se han tomado para evaluar y responder a las opiniones de los niños en las tareas de planificación y de toma de decisiones sobre cuestiones que les afectan directamente? La evaluación del rendimiento del gobierno local como un todo, y de los organismos, las instituciones y las organizaciones particulares, puede ser un instrumento interno muy valioso para analizar las políticas, crear nuevas metas y ajustar las prioridades. También es importante que se difunda entre el público información sobre los logros que se han obtenido y los obstáculos que permanecen. Esto puede ayudar a promover el apoyo a las políticas públicas y a mantener una cultura local que considere como una prioridad importante la vigencia de los derechos de la infancia. • Exigir que todos los organismos e instituciones gubernamentales que se encuentran bajo la supervisión del gobierno hagan un registro periódico de las actividades relativas a los niños. • Exigir que se lleven a cabo procedimientos de autoevaluación en estos organismos, y que se presenten informes al gobierno local o al organismo encargado de supervisar los derechos de la infancia. • Preparar y distribuir informes periódicos destinados al público sobre los progresos y las dificultades que afronta la ciudad en sus tareas destinadas a alcanzar los derechos de la infancia. • Utilizar los resultados de la supervisión y la evaluación para actualizar el plan de acción local de una manera periódica. TRABAJAR CON OTRAS MUNICIPALIDADES PARA INFLUIR EN LA POLÍTICA NACIONAL El gobierno local de la ciudad, tal como hemos señalado en el capítulo 13, carece con frecuencia de los fondos y el poder necesarios para asumir sus responsabilidades, que son cada vez más numerosas. Es posible tomar medidas importantes para trabajar de una manera más eficaz con los recursos disponibles. Pero no hay duda de que parte de su responsabilidad consiste en exhortar a las estructuras superiores de gobierno a que incrementen la capacidad para resolver sus problemas. Es fundamental descubrir métodos para trabajar de manera conjunta con otros gobiernos locales en los planos regional, nacional e internacional, a fin de fortalecer su posición. Del mismo modo que las personas interesadas en el plano local tienen el derecho a participar en la toma de decisiones y la gestión de los recursos, los gobiernos locales deberían tener el derecho de participar en estos procesos. Las alianzas y redes de dirigentes municipales pueden tratar de conseguir las siguientes metas: • crear un frente común de negociación y de presión ante los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales para obtener fondos y otro tipo de asistencia, y el reconocimiento de los problemas locales; • crear entidades que puedan participar en debates de alto nivel sobre políticas y nuevas leyes que afecten al gobierno local; Metas para las redes municipales 280 • compartir buenas prácticas y conocimientos técnicos con otras municipalidades, aprender de ellas, e incluso llevar a cabo proyectos comunes a fin de utilizar de la mejor manera las aptitudes y los recursos existentes. Durante el último decenio, en todo mundo se ha alcanzado un considerable progreso en la creación y fortalecimiento de estas alianzas. Esta tendencia ha recibido el apoyo de una serie de conferencias mundiales convocadas por las Naciones Unidas durante el decenio de 1990, que reconocieron la importancia de las autoridades locales para avanzar el programa social y ambiental, y que incluyeron a estas autoridades en sus debates y negociaciones. Algunas de las redes más eficaces surgieron en estas conferencias. Por ejemplo, antes de la Conferencia Hábitat II (conocida también como la Cumbre de las ciudades), las autoridades locales se agruparon para crear la Asociación Mundial de Ciudades y Autoridades Locales. Esta nueva asociación se comprometió a desempeñar un papel activo en la promoción del bienestar de la infancia, considerado el indicador más importante de un buen gobierno, a promover políticas participativas basadas en alianzas activas, a mejorar la transparencia y la eficiencia en la gestión, y a fortalecer la cooperación directa entre las autoridades locales47. Otras alianzas similares son la Unión Internacional de Administraciones Locales y Cités unies. Algunas de estas redes se han organizado en torno a cuestiones específicas. Un buen ejemplo es el Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales y Locales, que preparó el manual para el Programa 21 local, destinado a prestar asistencia a la formulación de planes de acción locales para la protección del medio ambiente48. La red Ciudades Sanas es otro movimiento bien conocido. Otras redes tienen una naturaleza más regional, y se concentran en asuntos que comparten las ciudades de la misma zona. En Brasil, por ejemplo, la coordinación horizontal de los programas de salud entre las municipalidades ha permitido una utilización productiva y muy efectiva de las instalaciones sanitarias49. Una red municipal que ha demostrado su eficacia en la promoción de la aplicación de los derechos del niño es el movimiento de los Alcaldes como defensores de los niños. Esta red pertenece a la iniciativa de ciudades “amigas de los niños”, un proyecto conjunto de UNICEF y de CNUAH (Hábitat), que trata de fortalecer las alianzas en los planos nacional e internacional y de promover el desarrollo de planes de acción municipales propicios para los niños. La red de los alcaldes como defensores de los niños promueve las diferentes estrategias de la iniciativa de ciudades “amigas de los niños”, y trabaja para crear programas que promuevan la participación democrática de los niños, los jóvenes y las familias más vulnerables en la planificación y gestión locales, y fomentar una mayor equidad social. La iniciativa de ciudades “amigas de los niños” promueve también una colaboración activa entre las ciudades sobre iniciativas concretas. En Senegal, por ejemplo, sesenta y ocho representantes municipales de todo el país, bajo la coordinación del movimiento de Alcaldes como defensores de los niños, se reunieron en 1997 para crear indicadores que permitieran supervisar el cumplimiento de la Convención, y establecer una carta para los niños. En Tamil Nadu, India, veinticinco ciudades trabajan juntas, por medio de la coordinación de sus departamentos para el sector social y de diversos grupos comunitarios, en la creación de planes urbanos que vinculen las actividades del Programa Urbano de Servicios Básicos con las metas estatales en favor de la infancia50. La participación en esta red ha permitido a los alcaldes la oportunidad no sólo de trabajar más estrechamente con sus colegas y aprender de los éxitos y los fracasos de los demás, sino que también les Nuevas alianzas Redes basadas en cuestiones concretas Redes regionales Alcaldes como defensores de los niños Asociación Mundial de Ciudades y Autoridades Locales (1996), Declaración final, 30–31 de mayo de 1996, Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat II), Estambul. 48 ICLEI (1996) Local Agenda 21 Planning Guide: An Introduction to Sustainable Development Planning, Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales y Locales. 49 Dowbor, 1996, ob. cit. Nota 3. 50 Información de Theresa Kilbane, Sección de género, alianzas y participación, UNICEF, 1998. Holden, 1991, ob. cit. Nota 31. 47 281 ofrece acceso a una serie de alianzas, de información y de asistencia que se encuentra disponible por medio de la iniciativa de ciudades “amigas de los niños”. Una de las consecuencias más promisorias que se deriva del creciente reconocimiento de las ciudades como participantes activas en la escena nacional e internacional es la nueva tendencia que ha surgido en materia de préstamos y de financiación. El Banco Mundial y los organismos prestamistas regionales han comenzado a considerar la posibilidad de prestar dinero directamente a las municipalidades o grupos de municipalidades o de otras instituciones de gobierno local, en lugar de canalizar siempre sus préstamos por medio del gobierno central. El propósito de esta medida es evitar la burocratización y los atascos que se producen en la distribución de fondos. La oportunidad de tener acceso directo a los mercados de capital puede proporcionar una mayor flexibilidad a los gobiernos locales, pero el éxito de este proyecto de descentralización depende, por supuesto, de la integridad, transparencia y capacidad de gestión financiera de las autoridades locales. Este enfoque de distribución descentralizada de préstamos presenta el riesgo de incrementar aún más la cantidad de pagos por concepto de reembolsos de préstamos en países pobres, que ya experimentan dificultades en el cumplimiento de sus obligaciones financieras actuales. Es necesario que las autoridades locales, las ONG y los promotores de los derechos de la infancia supervisen minuciosamente las consecuencias sociales reales de estos nuevos mecanismos de financiación local que promueven las instituciones internacionales. Mayor información sobre las modalidades para unirse a las diversas redes de autoridades locales se encuentra en la lista de recursos. • Establecer relaciones con otros gobiernos locales a fin de compartir información, aptitudes y soluciones creativas. • Trabajar de manera conjunta para promover los intereses sobre cuestiones comunes ante las esferas superiores de gobierno. • Analizar las redes existentes que pueden ofrecer apoyo para abordar cuestiones pertinentes. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, LA BASE DE LOS DERECHOS DE LA INFANCIA Ocurre con mucha frecuencia que los derechos de los niños se promueven de manera superficial y muy parcial. Es posible, por ejemplo, crear una escolarización gratuita y obligatoria sin ofrecer al mismo tiempo a los niños una educación pertinente y de alta calidad. También es posible promulgar leyes contra el trabajo de menores y aplicar esta legislación sin prestar atención a la necesidad de proporcionar un sistema alternativo de supervivencia. Es factible ofrecer a los niños una presencia simbólica en los procesos del gobierno local, sin permitirles experimentar lo que de verdad constituye una auténtica participación como ciudadanos responsables. Tampoco la mejora en la vida de los niños depende necesariamente del tipo de gobierno que impere en el país. Incluso las autoridades más represivas y autoritarias son capaces de asegurar el registro en el nacimiento, de mejorar las posibilidades de supervivencia de los niños, de ofrecer seguridad en las calles y vecindarios. Respuestas superficiales a los derechos Pero a fin de que los derechos de la infancia se conviertan en una parte verdaderamente integral de la cultura de una ciudad o de una sociedad, es esencial que los niños, sus familias, sus vecinos, sus maestros, sus 282 funcionarios gubernamentales, puedan ejercer ellos mismos sus propios derechos. Esto implica mucho más que recibir servicios o productos. Significa también algo más que obtener información sobre los derechos, aunque esto es un buen comienzo. Si se trata sólo de información, puede ser que no tenga ninguna relación con la vida de las personas. El concepto de derecho sólo puede tener un sentido auténtico y significativo cuando las personas participan con tesón en la resolución de los problemas relacionados con la adquisición de estos derechos. Esto implica no sólo recibir lo que les corresponde jurídicamente, sino reconocer las responsabilidades que acompañan a los derechos y desempeñar un papel activo en la configuración del mundo. Quiere decir tener la confianza y la voluntad de abordar los problemas y colaborar en la mejora de las situaciones, no sólo las que les afectan a ellos, sino también a las personas que les rodean. Significa no permanecer a la espera de que se construya una escuela, sino interesarse en la manera en que estas escuelas desempeñan sus funciones, opinar sobre las materias que se imparten y ayudar a conservarlas con eficacia. Significa unirse a otros vecinos para lograr que las comunidades se conviertan en lugares más seguros y propicios, y dejar claro ante las autoridades las medidas necesarias para realizar esta tarea. Los derechos se respetan mejor cuando las personas participan Tal como hemos visto, el gobierno local desempeña un papel fundamental al permitir y alentar a las personas a que intervengan en este tipo de democracia participativa. Tiene la capacidad de reconocer y apoyar las actividades comunitarias; mostrar a los miembros de la comunidad oportunidades de las que todavía no se han percatado; invitarlos a que participen en el proceso de toma de decisiones; poner a su disposición los recursos de la ciudad; inspirar, canalizar y coordinar sus aptitudes, su creatividad y su compromiso. Este tipo de cooperación, de interdependencia y de solución creativa de los problemas ha caracterizado a las mejores sociedades humanas desde que comenzaron a existir. Pero las fuerzas y las presiones que han contribuido a crear un mundo cada vez más urbano y una economía crecientemente mundial han menoscabado estas características positivas. Los antiguos sistemas de apoyo se han derrumbado y todavía no han sido sustituidos con otros nuevos. En un mundo donde se dispone de los recursos suficientes para que todos tengan una vida digna, hay cada vez un mayor número de personas que viven en una situación infrahumana. Hace tiempo que ha llegado la hora de descubrir nuevos caminos para aprovechar lo mejor del potencial humano. Las ciudades, a pesar de sus problemas, ofrecen una oportunidad extraordinaria para hacer este tipo de intercambio enriquecedor y vital, y para crear una nueva cultura de participación, creatividad y apoyo mutuo. Sin duda, muchas vías permiten el cumplimiento de esta visión, y muchos grupos trabajan arduamente para alcanzarla. En este libro hemos explorado un enfoque: la contribución esencial de los gobiernos locales, a pesar de las enormes presiones a las que están sometidos, cuando desempeñan su labor, con el compromiso de defender los derechos de sus ciudadanos más jóvenes. 283 Recursos CAPÍTULO 1 The Implementation Handbook for the Convention on the Rights of the Child Hodgkin, R y Newell P, 1998, UNICEF, Ginebra. Un instrumento práctico para todas las personas encargadas de analizar y aplicar las disposiciones de la Convención, basado en la interpretación del Comité de los Derechos del Niño, en constante evolución. Código: NYHQ/O0578 ISBN 92–806–3337–6 $45, menos un 50% para las oficinas del UNICEF sobre el terreno Para pedidos: UNICEF Publications Sales, Division of Communication, Room 943–1, 3 United Nations Plaza, New York, NY 10017, USA; Fax 1 212 326 7375 Correo electrónico: [email protected] (sólo para peticiones de información) Sitio en la Web: www.unicef.org (publicaciones) Institut International des Droits de l’Enfant Ofrece información de capacitación sobre los derechos y las cuestiones de la infancia; coordina seminarios internacionales; facilita las relaciones entre los miembros y organiza intercambios. Ofrece becas para participar en las actividades del Instituto. Para información: c/o Institut universitaire Kurt Bosch, P.O. Box 4176, 1950 Sion 4, Suiza. Tel: +41 27 203 7383; Fax +41 27 203 7384 Correo electrónico: [email protected] Defence for Children International (DCI) Coordina las actividades de grupos de defensa jurídica, análisis sobre normas internacionales relacionadas con los derechos de la infancia, mantiene un centro de documentación sobre temas de derechos del niño, publica un boletín sobre las actividades de las Naciones Unidas relativas a la protección de los derechos de la infancia. Su sitio en la Web ofrece el texto completo de todos los instrumentos internacionales pertinentes. Si desea mayor información, diríjase a: P.O. Box 88, CH–1211, Ginebra 20, Suiza Tel +41 22 7340558; Fax +41 22 7401145 Correo electrónico: [email protected] Sitio en la Web: http//www.childhub.ch/webpub/dcihome CRIN (Child Rights Information Network) Una red internacional de organizaciones defensoras de los derechos de la infancia que apoyan el intercambio de información sobre los niños y sus derechos. Para recibir información sobre cuestiones relativas a los derechos de la infancia, o para participar en 284 la red, diríjase a Becky Purbrick, c/o Save the Children Fund, 17 Grove Lane, London SE5 8RD, UK Tel + 44 171 703 5400; Fax +44 171 793 7630 Correo electrónico: [email protected] Sitio en la Web: http://www.crin.ch En los países de habla hispana, sírvase dirigirse a Bruce Harris en [email protected] CAPÍTULO 2 Para la Vida Adamson, P, 1993, P&LA, Londres para UNICEF, OMS, UNESCO, FNUAP Información sobre salud básica, nutrición y desarrollo infantil en un lenguaje sencillo. Enfoques prácticos y de bajo costo. Disponible en árabe, español, francés, inglés y portugués. En la mayoría de las oficinas del UNICEF sobre el terreno hay adaptaciones nacionales de esta publicación. $1 o gratis en la Internet www.unicef.org./ffl/ Para pedidos: www.unicef.org (publicaciones) o UNICEF, Publications Sales, Division of Communication, Room 943–1, 3 United Nations Plaza, New York, NY 10017, USA; Fax +1 212 326 7375 Correo electrónico: [email protected] (sólo para peticiones de información) The Coordinator’s Notebook Consultative Group on Early Childhood Care and Development Una publicación bianual sobre atención y desarrollo del n