el papel de los congresos de las naciones unidas en la prevención del delito y el tratamiento de los delincuentes Manuel López Rey'5 Hasta ahora las Naciones Unidas han organiza do cuatro Congresos: En Genova el año 1955, Lon dres en 1960, Estocolmo en 1965. y Kyoto en 1970. como explicación general del problema del dentó? En vista de la nueva magnitud 3r características del El próximo tendrá lugar en Toronto en 1975. Todos crimen a nivel nacional e internacional, ¿debe or ganizarse el Congreso como los anteriores? han sido considerados como grandes éxitos, y por ello deben ser congratulados tanto los participantes Dentro cíe los límites asignados a este artículo, el cual está basado en documentos y publicaciones como los Gobiernos huéspedes y la Secretaría de las Naciones Unidas. El término éxito puede ser inter pretado desde diferentes puntos de vista, entre los cuales el cumplimiento de las recomendaciones por parte de los gobiernos, así como la exactitud de las conclusiones adoptadas adquieren mucha importan cia. Como veremos, los Congresos están entre las más significativas actividades directrices de las Na ciones Unidas en defensa social. Por lo tanto, se puede hacer muchas preguntas acerca de su papel. Por ejemplo, ¿Cuál es el significado de "liderazgo"? En vista de los limitados esfuerzos por parte de los gobiernos en dar cumplimiento a las conclusiones y recomendaciones de los Congresos, en cuya adop de las Naciones Unidas, trataré de contestar a estas preguntas1. El anáñsis está hecho en base a mi ca tegoría de profesor de Derecho Penal y Criminología, 3^ no como antiguo miembro civil internacional. La política de la Defensa Social, al igual que cualquier otro plan de acción de las Naciones Unidas está abierta a comentarios desde un punto de vista pro fesional. LOS COMPONENTES DEL LIDERAZGO DE LAS NACIONES UNIDAS EN DEFENSA SOCIAL. Para las Naciones Unidas, la defensa social sig nifica la prevención del crimen y el tratamiento de ción ellos tienen un rol predominante, ¿debe este pa pel ser mantenido en futuros Congresos?, ¿debe el problema del crimen ser manejado todavía como un conjunto de problemas seleccionados, o inversamen te, como un todo, del cual estos problemas forman una parte? ¿Cuál es la validez del "cambio social" Reimpreso del Trimestral "Federal Probation", Sept. 1973. * Traducción libre de Lucy Alvarez de González. í Este artículo es el predecesor de ensayos más ex tensos sobre DEFENSA SOCIAL DE LAS N. U. y MAG NIFICENCIA Y MISERIA DE LA CRIMINOLOGÍA. 65 delincuentes, no la aceptación de alguna escuela particular de pensamiento con relación a estas ac tividades. La dirección 3r la organización de congre sos como uno de sus rasgos principales, están basa dos en dos resoluciones, la N9 155 de 1948, del Con sejo Económico y Social, 3^ la Resolución N9 415, El liderazgo en Defensa Social significa con ciencia del problema del crimen, y la formulación de políticas de defensa factibles para la mayor can tidad posible de países. Esto implica la adopción de conclusiones adecuadas, particularmente en los Con gresos, el deseo y la habilidad por parte ríe los go V, de 1950, de la Asamblea General. Parte de la biernos para cumplirlas a nivel nacional e internacio nal, 3^ asequibilidad de maneras 3/ medios en la Se última está dedicada al traslado de las funciones de la Comisión Internacional Penal y Penitenciaria de las Naciones Unidas. Aunque históricamente unida a los Congresos de la I.P.P.C, (Comisión Interna cional Penal y Penitenciaria), los de las Naciones Unidas difieren considerablemente en extensión y propósito. El liderazgo no es fácil de definir. En principio, lo implican, muchas actividades de las Naciones Uni das, y ocasionalmente se han hecho referencias de ello en discusiones y documentos. La mención es pecífica del liderazgo de las Naciones Unidas en la prevención del crimen 3^ el tratamiento de delin cuentes, es una de las pocas que se han hecho en re lación a una actividad particular de la Asamblea General. Si esto significa una rn^or responsabili dad para hacerla razonablemente efectiva, los resultalos son decepcionantes. Se han pasado numerosas resoluciones en materia de defensa social, siendo la N* 3021, XXVII, de 1972, la última resolución de la Asamblea General, pero como nos muestra la ex periencia, cuanto m^or sea el número de resolucio nes adoptadas sobre un asunto particular, menores son las oportunidades de afrontarlas. Así pues, mien tras en 1952 la Sección de Defensa Social tenía once profesionales oficiales, en 1973 tiene solamen te cinco. La sugerencia hecha per el Secretario Ge neral Asistente para Asuntos Humanos y Sociales de que, en vista del creciente problema del crimen, "las actividades de defensa social debieran ser orga nizadas dentro de una rama especial", no se han cretaría de las Naciones Unidas, para perseguir y renovar programas de defensa social. Como los go biernos, ya sea como miembros de los cuerpos en cargados de elaborar políticas, 3-a sea como prin cipales participantes en los Congresos, determinan este liderazgo, es obvio que su contenido y efectivi dad dependen mayormente de su modo de pensar acerca del problema del crimen. Por supuesto la Secretaría juega también un papel, pero su impor tancia depende de demasiados factores para que sean examinados aquí. La experiencia nos muestra que hay* una es trecha relación entre las políticas progresivas de defensa social 3^ los regímenes políticos, y en este aspecto las diferencias entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo no son a menudo muy grandes. La inestabilidad política, la opresión ideológica, la corrupción ampliamente extendida, la predominación de élites tales como las constituidas por grupos financieros poderosos, la profesión mili tar y la legal, la desigualdad socio-económica y po lítica, la discriminación 3' la falta de preparación de la opinión pública para aceptar las reformas radi cales de defensa social, son de una manera u otra características nacionales frecuentes. En -?ste senti do la geografía política de los 132 Estados miembros de las Naciones Unidas ofrece el más variado, y a menudo insatisfactorio espectro de la defensa*so cial3. materializado aún2. El muy proclamado ímpetu dado a los asuntos de defensa social por la ya menciona da Asamblea Nacional N9 3021, es más aparente te jugado por los gobiernos en los cuerpos encarga que real. limitada que se ha puesto luego, a las resoluciones 2 Ver el "Social Deveíopment Newsletter", Naciones Unidas, Nueva York, Diciembre 1972, pág 7 Congreso de Kyoto. Muy pronto será reproducida por la -?_ Ver Manuel LÓPEZ REY, "Crimen y el Sistema Penal". En Journal de Criminología de Australia, Nueva 66 La creciente brecha entre el papel predominan dos de elaborar políticas y congresos, y la atención Zelanda, Melbourne, 1971, basado en una Conferencia del Revista Internacional de Política Criminal, N.TJ, adoptadas sobre asuntos de defensa social han de bilitado, y en alguna forma desacreditado, la política 3' el liderazgo de la defensa social de las Naciones Unidas. Esto hace surgir la pregunta crucial, si e". papel predominante jugado por los gobiernos en su formación es justificado. Ciertamente, la defensa social 3r el liderazgo no es la única po lítica en este caso. Las reformas requieren tiempo 3^ dinero. Lo último estaría disponible, eso sí. siem pre y cuando solamente una pequeña cantidad de lo cpte se gasta en armamentos se usara para me jorar las políticas de defensa social, particularmente en países en vías de desarrollo4. Algunos gobiernos han introducido políticas progresivas de defensa so.- cial, pero la brecha resaltante y la contradicción per manecen en la vasta ma3roría. Uno puede preguntar, entonces, que cuál es la imagen del crimen que tienen en mente los gobier nos cuando discuten en los cuerpos encargados de elaborar políticas y en los congresos. Hay pocas du das ele que, para ellos, la imagen es aquella del "cri men convencional", esto es, el cometido por el hom bre de la calle". Esta idea estrecha del problema del crimen es cultivada todavía por la criminología contemporánea, y prevalece ampliamente en la Se cretaria. Así 3- todo, el crimen convencional es solamente un aspecto del problema. Un gran número de críme nes se cometen encubiertos por la posición oficial y semi-oficial, ya sea por razones ideológicas, revolu cionarias y nacionalistas; por actos de terrorismo apovados o animados por los gobiernos, o perpétra los por grupos u organizaciones gubernamentales; por la corrupción 3^ la violación de los derechos hu manéis de parte de las organizaciones políticas, etc. Ciertamente, el problema del crimen no se pue Así pues, si el crimen organizado se considera como un punto apropiado a tratar en el próximo Congreso, uno se podría preguntar a qué clase de crimen orga nizado se refieren. Sin entrar en detalles, existen hoy en muchos países, no menos de cuatro tipos de crimen organizado, y uno de ellos es aquel cometido sistemá ticamente por la policía, u otras organizaciones espe ciales incluyendo las fuerzas armadas. Brevemente podemos decir que la imagen tradicional del crimen organizado, como la Mafia, puede considerarse el más lucrativo, pero desde un punto de vista huma nitario y político, en lo que concierne a los derechos humanos, a la independencia, a la libertad y a la dignidad, no es el más peligroso. Desafortunadamente, la ya excesiva influencia gubernamental en la formación de la política y del liderazgo de la defensa social, ha sido reforzada transformando el Comité Consultivo para la Pre vención del Crimen y el Tratamiento de Delincuen tes, en un Comité Consultivo gubernamental 3' per manente para la Prevención y Control del Crimen. La referencia al control, 3' la omisión del tratamien to, aunque significativo, no se discutirá aquí. En el pasado los expertos en comités eran escogidos y nombrados como expertos individuales por la Se cretaría General, sin interferencia de los gobiernos. El propósito de esto era ofrecer a las entidades instauradoras de políticas y a la Secretaría un cuerpo de opiniones en políticas de defensa social altamente calificado e independiente, incluyendo la organiza ción de congresos. Actualmente los miembros son elegidos por la Secretaría General, pero nombrados por el Consejo Económico y Social. Como delegados del gobierno, los expertos así seleccionados y nombrados acuden a las reuniones del Comité Consultivo, por designa ción. Esta práctica es contraria a la condición ele de discutir enteramente en un Congreso. Por otro lado, la selección de los problemas a discutir refleja, muy a menudo, solamente el "crimen convencional". experto y crea serias dudas acerca de la eficacia de la política recomendada por el comité5. 4 Ver "Las Consecuencias Económicas y Sociales de los Armamentos y los Gastos Militares", N.U., 1972. tam bién, en. inglés. XV. Suplemento 3. doc. E/CN.S/461 y la Resolución de ECOSOC 1581 L.. de 1971; de acuerdo con la última, el Co mité se estableció para proveer la Variedad necesaria de expe riencia profesional que son necesarias para cuestiones de 5 para Para una justificar la opinión diferente ver las transformación, razones dadas particularmente los Re defensa social. gistros Oficiales del Consejo Económico y Social, Sesión N" 67 LOS CONGRESOS Se supone que los congresos deben ofrecer guía como uno de los principales objetivos del liderazgo de las Naciones Unidas. Para tales efectos deben adoptarse conclusiones o recomendaciones. Su utili dad está parcialmente determinada por el carácter específico de los temas discutidos. Cuanto más am plio sea su alcance, mayor es el peligro de que las conclusiones sean demasiado generales para ofrecer la guía requerida. De los cuatro congresos que se han celebrado, solamente el de Estocolmo se separó de esa política, las razones permanecen en la oscuridad. La dirección es mínima cuando se discuten temas tan vagos co mo Cambio Social, Criminalidad y Fuerzas Sociales, y la Prevención de la Criminalidad con Referencia al Público, a la Familia, a las Facilidades Educativas u Oportunidades Ocupacionales. La lectura de los in formes de la sección respectiva muestra que en am bos puntos fueron dichas prácticamente las mismas cosas, y prácticamente se repitieron las mismas ge neralidades. El autor presentó la cuestión de deter minar primeramente el significado de las fuerzas so ciales y del cambio social, pero esto no se hizo al fin. Lo cierto es que el cambio social había sido ya discutido exhaustivamente por el Congreso de Lon dres. La conclusión principal fue que, como una ex plicación general del problema del crimen, no tenía justificación. Así 3^ todo aún se usa como tal en do cumentos de las Naciones Unidas y por el ya men cionado Comité Consultivo. No menos general fue la manera en la cual fue sometido y discutido el te ma "Participación del Público en la Prevención y Control del Crimen y la Delincuencia" en el Con greso de Kyoto. Esto explica en parte la repetición de generalidades bien conocidas, y que muchas de ellas fueran incorporadas a las conclusiones ya adop tadas. No ha3^ duda de que los temas amplios atraen a participantes y oradores. La cuestión no obstante es si todos ellos son realmente necesarios. En cuan to a las generalidades, algunas se justifican en un nes defensivas o de propaganda. Este es, a menudo el caso, cuando los países son representados por ofi ciales diplomáticos o consulares. La discusión del problema de la participación de la comunidad en la prevención del crimen presenta dos problemas: una es que, mientras se extienda el crimen oficial, semi-oficial, o de cualquier otra clase de crimen no convencional, por razones ideológicas o simplemente gubernamentales, será difícil obtener la cooperación de la comunidad contra el crimen con vencional. Otro es que, la participación pública y la participación de la comunidad en la prevención y control del crimen y el tratamiento del delincuente (lo último omitido en el Congreso de Kyoto), están estrechamente relacionadas, pero son cosas marca damente diferentes, que en muchos aspectos mere cen consideración aparte. Esta falta de distinción se ha puesto de manifiesto en discusiones y conclusiones del punto. En 1955 en el Congreso de Genova fue ron adoptadas las Reglas Mínimas para el Trata miento de Delincuentes y las Recomendaciones para la Dirección de Prisiones e Instituciones Abiertas. En 1957 fueron recomendadas a los gobiernos por el Con sejo Económico y Soc,;al. Después de casi 20 años se han aplicado, satisfactoriamente por lo menos en diez países. El debate que se supoma iba a tener lu gar "en vista de los recientes adelantos en el Campo Correccional" confirmó lo que era ya ampliamente sabido: que la vasta mav-oría de los gobiernos no es tán dispuestos o capacitados para aplicar las Reglas. Ciertamente, el único "adelanto" que saltaba a la vista era que no se había logrado ningún desarrollo significativo. El uso del término "correccional" no era apropiado. La readaptación, resocialización, etc., es difícil ele justificar hoy en día, y esto fue admitido, por muchos, en el exitoso Congreso Internacional de Defensa Social en París, en 1970. Por razones ex presadas por el autor en esa ocasión, muchos prisio neros rechazan, y con razón, la corrección o reha bilitación. Solamente la deformación profesional o la Criminología anticuada pueden mantener que la me ta del tratamiento en defensa social es la misma que hace 100 años. contexto particular. Pero es una pérdida de tiempo repetir lo que ya ha sido dicho muchas veces fuera y dentro de las Naciones Unidas. Demasiado a me nudo los delegados oficiales hacen revelaciones com prometedoras que tienen muy poco o nada que ver con el tema que se discute, más que nada por razo- 68 La falla de los gobiernos en aplicar las Reglas ha sido confirmada por el excelente "Informe del Secre tario General sobre la Reunión del Grupo de Trabajo de Expertos sobre las Reglas Mínimas" (E/AC.57/8, 1973). Sin duda las Reglas pueden ser mejoradas en algunos aspectos, pero fundamentalmente todavía constituyen la siempre elogiada pero aún no aplica da carta del tratamiento y derechos del reo. Cual quier cambio amparará el hecho principal: de que la vasta ma3roría de los gobiernos no las aplica. El perfeccionamiento sería utilizado para justificar la tardanza en darles cumplimiento, debido a la nece sidad de mejorarlas. Mientras tanto continuarán ig norando las Reglas que tan cálidamente elogian. ¿Aceptarían estos gobiernos una Comisión de Inda gación de las Naciones Unidas para investigar si se aplican las Reglas y Recomendaciones? Evidentemen te que no. Así y todo un nuevo grupo de expertos continuará el estudio del problema cuya única so lución es comenzar a cumplir las Reglas6. Respecto al trabajo en las prisiones, discutido en los Congresos de Genova y Londres y donde se adop taron una serie de recomendaciones, cualquiera que esté aunque solo medianamente familiarizado con la situación reinante sabe que la gran mayoría de los países aún las ignora. La cuestión no es de falta de habilidad, si ello lo entendemos como falta de recur sos financieros, más que nada se debe a la renuen cia de los gobiernos, grupos profesionales, ideologías políticas, y gremios de obreros, de integrar el traba jo de las prisiones al trabajo libre. En los Congresos el tenia sobre las Políticas de Defensa social en Relación a la planificación de Desa rrollo es de excepcional importancia y por algún tiempo ha sido una de las principales materias dis cutidas. Sin duda las conclusiones adoptadas ofrecen una guía pero no "los principios prácticos para guiar la política y para idear programas de acción más ima ginativos" mencionados en el informe. Entre otras, las siguientes preguntas necesitan respuestas más es pecíficas: ¿Cuál es el significado de desarrollo nacional en lo eme concierne a la Defensa Social? ¿Cuál es la 6 Para datos reales sobre algunos países, ver Manuel López-Rey, Crimen, Una Apreciación Analítica, 1970, Capítulo 1, Sección 2. 7 La contribución de William Clifford "Prevención del Crimen y Desarrollo de la Juventud" en la Newsletter ya mencionada en las notas, resalta algunas preguntas intere santes acerca de esta clase de desarrollo, tan favorecido por ciertos sectores en la actualidad. Tiene razón cuando dice "La juven'rud descarriada no es más que una pequeña fracción de clase de crimen al que se dirige la planificación de defensa social, el convencional o el no convencional? ¿Cuáles son las áreas de defensa social que tienen poco o nada que ver con el desarrollo socio-económi co? ¿Es la correlación entre la prevención del crimen y la juventud tan importante como se afirma, o es algo que necesita urgente revisión conceptual y po lítica?7. ¿Y antes de embarcarse en cursos especiales sobre planificación de defensa social con énfasis en los problemas y metodología de medidas cuantitativas, no sería mejor determinar los conceptos básicos? Pue de ser que la falta de respuesta a esta y otras pregun tas expliquen algunas de las aseveraciones hechas en forma demasiado generales, tales como que "la planificación de la defensa social debe ser parte in tegral de la planificación nacional", que también fue criticada por el informe general de Sir León Radzinowicz: que "muchos factores asociados con el desa rrollo, como el alojamiento temporal, la desorienta ción de la vida familiar, y el desempleo residual eran conducentes al crimen y a la delincuencia", y que "la tasa de cambio era vista también como un factor significativo". ¿No son todas estas declaraciones a menudo contradichas por el hecho de que el aloja miento permanente, los buenos empleos, la inexisten cia de desorientación en la familia y todo lo demás son características que acompañan al crimen no-conven cional? ¿Cuál es la tasa de cambio que no es con ducente al crimen y a la delincuencia? ¿Al tratar con el crimen y el desarrollo, no hemos sido ya envueltos en un instrumentalismo terminológico hueco, en el cual las palabras y hasta la jerga juegan un papel más importante que los conceptos básicos tan urgen temente necesitados? Mucho más constructivas son las peticiones de transformación extensiva de los sis temas penales, asunto en el que ha insistido la se cretaría desde entonces, y con todo derecho, en una serie de documentos, algunos de ellos para beneficio del Comité Consultivo de Expertos8. del Congreso de Londres de 1960. Por otro lado su aseveración de que el problema del crimen es mayormente un problema de jóvenes y jóvenes adultos parece identificar un problema particular del crimen con el problema del delito en sí. 8 Ver muy particularmente "Los Derechos Humanos en la Administración de la Justicia" E/AC.57/5, 1972. Una com paración de los instrumentos, estudios, etc., de las N.U., repro duce en parte la manera en la cual se administra la "justicia" en muchos países, y que claramente muestra que el crimen la población juvenil". Si es que la delincuencia juvenil se oficial y semi-oficial es bastante más serio que el que comete entiende como debe ser de acuerdo con las recomendaciones "el hombre de la calle". 69 Posiblemente se hubiera logrado una precisión mayor si un mayor número de delegaciones de los gobiernos hubieran estado mejor adiestrados para dis cutir el asunto. De 80 delegaciones oficiales, solo cuatro: Italia, Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos tenían entre sus representantes, especialistas en planificación y desarrollo. Puede argumentarse que sin tal perfeccionamiento específico, otras dele gaciones también estaban igualmente calificadas. No es intención del autor controvertir esto, pero si así fuera el caso, es difícil de explicar el carácter exce sivamente general de muchas de las intervenciones y aún de algunas conclusiones9. evitan los defectos resaltantes de los informes de sec ción hechos por relatores que carecen de las fuentes necesarias de referencia. Más aún, los resúmenes protegerán a los relatores contra las presiones de mu chos sectores que piden se fuercen o reduzcan al mí nimo ciertos puntos. Quizá los organizadores del pró ximo Congreso encontrarán una fórmula para evitar la disminución de los informes y de proveer resúme nes como suplemento necesario. Si no es así, el lide razgo del Congreso estará demasiado encapsulado para poder ser útil. LOS PARTICIPANTES Si se supone que los congresos provean lideraz go y conocimiento científico, ia forma en la cual sus informes están preparados deben ser mejorados con siderablemente, y los resúmenes de las discusiones, llevados como fue hecho en Genova y Londres. Mien tras los informes de estos Congresos tenían 105 y 95 páginas respectivamente, 3r a menudo ofrecen infor mación interesante y útil, las de Estocolmo y Kyoto tienen solamente 69 y 66 páginas. Poniendo a un la do las páginas dedicadas a la apertura y clausura de la reunión, el resumen de las conferencias, la ex posición hecha por el Relator General, la lista de los participantes y los reglamentos de las discusiones, sólo 22 páginas del informe de Kyoto fueron dedica das a la consideración de los cuatro párrafos de la Agenda, y esto fue hecho de la manera más sintéti ca. Es obvio que la Sección de Programas de Defen sa Social no es responsable del contenido decrecien te y de la extensión de los informes de los Congre sos. Las restricciones son impuestas por razones eco nómicas, las cuales no son válidas en lo que con cierne a los Congresos. Después de todo son el instru mento más importante del liderazgo de defensa so cial de las Naciones Unidas, y se llevan a cabo cada cinco años. No solamente se justifica el que se hagan mejores informes, si no también mejores resúmenes. Estos últimos deben ser usados para el borrador del informe, y también ser reconocidos como una fuente valiosa de conocimientos y referencias. También se 9 Canadá tenía un profesional en Planificación Correc cional, el cual, aunque apropiado, cubría solamente un área limitada de planeamiento de la defensa social. Entre los par ticipantes individuales, el desarrollo y planificación fueron representados por la India, la República de Corea y de nue vo por los Estados Unidos. 70 Los participantes están divididos en 3 categorías: Expertos designados por los gobiernos, (delegaciones oficiales), representantes de agencias especializadas ele las Naciones Unidas, representantes de organiza ciones intragubernamentales y no gubernamentales con status consultivo ante las Naciones Unidas, e individuos calificados, por regla, las instituciones y organizaciones están representadas por profesionales distinguidos. En vista del papel predominante jugado por los representantes oficiales en los Congresos, en la es tructuración de la política y el liderazgo de la de fensa social, se justifica una comparación de sus cu rriculum profesionales con los de los participantes individuales. Numéricamente los Congresos ofrecen los si guientes datos: Genova, 51 gobiernos y un gran to tal de 512 participantes; Londres, 70 y 1.131 respec tivamente; Estocolmo 74 y 1.083; y Kyoto 79 y 1.014. Algunos gobiernos, principalmente los latinoamerica nos y los africanos tienden a ser representados por miembros de sus embajadas o consulados. En el Con greso de Genova, ocho gobiernos fueron representa dos de esta manera, en Londres siete, en Estocolmo seis, y en Kyoto diez. Las razones para esta clase de participación son financieras, políticas, etc. Cierta mente la calidad profesional requerida para partici par en el Congreso no es incompatible con el status diplomático. Por otro laclo, la experiencia nos mues tra, particularmente si se consultan los resúmenes, que la participación de estos representantes es a me nudo más aparente que real. Pero al igual que otros delegados oficiales, dan su voto cuando es necesario. Como regla, entre representantes oficiales, y en orden decreciente con algunas fluctuaciones debidas parcialmente a dificultades terminológicas, los cargos o profesiones más frecuentemente declarados son las de Administrador de Prisiones, oficiales del Ministe rio de: Justicia (en algunos países esto incluye miem bros clel poder judicial), la policía, los fiscales públi cos, oficiales del Ministerio del Interior, oficiales de la policía, y varios profesionales, entre los cuales a menudo se ve bien representada la ley criminal. El gran número de miembros de la delegación del país huésped altera algunas veces el balance de las pro fesiones. Algunos países, como Francia y los Estados Unidos, muestran preferencia por los jueces, mien tras otros como la U.R.S.S., y Japón parecen prefe rir representantes del Ministerio del Interior y Fis cales Públicos. En el Congreso de Kyoto, en por lo menos 24 delegaciones oficiales, la policía o repre sentantes de las prisiones predominaban en algunos casos, 3r a veces constituían toda la delegación. Sobra el decir que las representaciones oficiales o adminis trativas no excluyen altas calificaciones en otros as pectos clel campo ele la defensa social. Así y todo, el predominio de los cargos ya mencionados es demasia do notorio, y su impacto en las discusiones y en la adopción de conclusiones es demasiado obvio para ser ignorado. Como grupo, los participantes individuales, usualmente más numerosos que los representantes ofi ciales pero con un reducido grado de intervención, ofrecen una variedad profesional más amplia y una proporción ma3ror de lo eme elásticamente se ie pue de Lámar "actividades criminológicas". Si la men ción específica de la Criminología se puede tomar como índice, en el Congreso de Genova no fue men cionada por los delegados, pero apareció diez veces entre los participantes individuales; en Londres los núme:os fueron 14 y 30 veces respectivamente; en Estocolmo 15 y 35, y en Kyoto 16 y 20. Mutatis Mu- tandi, la mención de sociología, sicología, siquiatría, sicoterapia, entrenanneiito vecacionai, trabajo social, es más frecuente entre participantes individuales, al gunas veces de manera muy marcada. Por otro lado, en algunas delegaciones oficiales el elemento crimi nológico es significativo. Así pues, en Kyoto tal fue el caso de las delegaciones de la República Federal Alemana, Finlandia, Hungría. Polonia, la U.R.S.S.. los E. U., Yugoslavia 3r de Rolivia. Lo anterior hace surgir muchas preguntas, al gunas de ellas se relacionan con la justificación del papel predominante jugado por las delegaciones ofi ciales. ¿Debe ser mantenido en todo caso y con res pecto a todos los temas de la agenda? Una mayor participación debe dársele a individuos y grupos, in cluyendo a los grupos disidentes seleccionados. Las soluciones de los problemas no son fáciles pero en todo caso es obvio que el predominio presente de re presentantes oficiales está lejos de ser justificado. OBSERVACIONES FINALES Los comentarios que se han hecho no deben mi nimizar de ninguna manera el papel, ni el éxito, de los Congresos. Los cuatro merecen alabanzas sinceras; el Congreso ele K,3roto fue el "tour de forcé" en lo que concierne a la Secretaría, lo cual fue posible gracias a la cooperación efectiva del gobierno japonés. El éxito de los congresos de las N.U., tan diferentes a los organizados en otros lugares, no pueden ser me didos por el número de países representados, por el de los participantes mismos, por su éclat como reu nión internacional, o por las resoluciones de las po líticas a seguir. Los Congresos de las Naciones Uni das necesariamente juegan un papel histórico de guía. Este papel está mayormente determinado por el ca rácter y la extensión del problema del crimen, el creciente uso ele la violencia por individuos, grupos, instituciones, organizaciones y gobiernos, lo cual muestra que el crimen no puede ya ser concebido como la suma de sucesos individuales. El papel nada satisfactorio jugado a menudo por los gobiernos en el cumplimiento del liderazgo en defensa social de las Naciones Unidas y la condición anticuada de la vas ta mayoría ele ios sistemas de justicia, apuntan ha cia la falta de habilidad de la criminología para pro veer algunas respuestas urgentemente necesitadas, y hacia la Secretarla para hacer frente a sus responsa bilidades en defensa social, dada la escasez de me dios v maneras a su disposición. Si el liderazgo de las Naciones Unidas va a ser reforzado, 3r esta es una necesidad urgente, deben darse pasos efectivos. Uno de ellos es discutir la si tuación en el próximo Congreso, el cual no puede ya organizarse por un patrón, que aunque cambiado en algunos aspectos externos, tales como la introducción de paneles desde 1965, permanece tal y como era hace 71 20 años. Sin duda los pannels realzan la participación de muchos países, pero no han contribuido aún a la apertura de nuevos horizontes, requeridos por un li derazgo más efectivo de las Naciones Unidas en de fensa social. La cuestión no es ni de técnicas ni de estrate gias, ni de planes geniales. Todo esto, aunque signi ficativo, es meramente instrumental. Los hechos de ben de enfrentarse, y ellos son que el crimen se está volviendo más y más un concepto y fenómeno sociopolítico, y menos un suceso natural o causal; que la identificación de algunos problemas del delito con el problema general del crimen es más una expresión de esperanzas ilusas de los gobiernos creadores de políticas de las Naciones Unidas, y de la Secretaría, que el resultado de un avalúo objetivo del presente momento histórico; y que, al estar los gobiernos más directamente involucrados en el crimen, no solo co 72 mo guardianes de la le3r y el orden, su papel en los Congresos debe ser reajustado. Esto significa que la discusión del problema del crimen como un todo debe de ser incluido en el pró ximo Congreso. Si no se hace esto, el liderazgo de las Naciones Unidas en defensa social se debilitará aún más. La impresión predominante sentida por nuestro relator después de escuchar durante siete días las discusiones en el Congreso no fue solamente la de reconocer la necesidad de un cambio en los conceptos y prácticas tradicionales, si no más bien fue la de una necesidad de crear nuevas ideas, nuevos 'acercamientos e innovaciones. Los informes de las diversas secciones reflejan la importancia dada por los delegados a la necesidad de una investigación más refinada al trabajo en equipos interdisciplinarios para 'atacar los problemas de la cri minalidad, y a un personal más entrenado en el trabajo co rreccional. CHARLES B. MORRIS EN EL TERCER CONGRE SO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA PREVEN CIÓN DEL CRIMEN Y EL TRATAMIENTO DE DELIN CUENTES. ESTOCOLMO, 1965.