Estimado estudiante

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UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MÉXICO
PREPARATORIA UNAM
CUADERNO DE TRABAJO PARA EL
CURSO DE HABILIDADES Y
RAZONAMIENTO VERBAL
1
Estimado estudiante:
Estos son los tipos de reactivo que componen tus exámenes. Para responderlos
es importante que leas cuidadosamente toda la pregunta, así como las
opciones de respuesta antes de contestar
1. Formato Simple
¿Quién descubrió América?
A) Hernán Cortes
B) Américo Vespucio
C) Cristóbal Colón
D) Martín Alonso Pinzón
TODAS las siguientes ciudades son capitales EXCEPTO:
A) Paris
B) Madrid
C) Lisboa
D) Italia
2.- Jerarquización u ordenamiento
Indica la secuencia en la que se ordenan cronológicamente los siguientes
presidentes de la República Mexicana.
1. Vicente Fox Quesada
2. Miguel de la Madrid Hurtado
3. Carlos Salinas de Gortari
4. Ernesto Zedillo Ponce de León
A) 2, 3, 1, 4
B) 1, 2, 4, 3
C) 2, 3, 4, 1
D) 4, 1, 3, 2
3. Selección de elementos de un listado
De los siguientes animales mencionados en la lista, elige los cinco que
pertenecen a la clase de los mamíferos.
1. Cocodrilo
2. Ratón
3. Oso
4. Ardilla
5. Rana
6. Puma
7. Perro
A) 1, 3, 4, 5, 7
B) 2, 3, 4, 6, 7
2
C) 1, 2, 3, 6, 7
D) 2, 3, 4, 5, 6
4. Formato de relación de columnas
EJEMPLO:
Relacione los conceptos con sus definiciones y ejemplos
Concepto
Definición
1. Cambio físico
a) Son aquellos que alteran la estructura interna de
2.Cambio químico
la materia.
b) Son aquellos que no alteran la estructura interna
de la materia
Ejemplo
c) Combustión
d) Evaporación
OPCIONES:
A) 1 a, c; 2 b, d
B) 1 b, d; 2 a, c
C) 1 b, c; 2 a, d
D) 1 c, d; 2 a, b
5.- Multirreactivos
I.- Analiza la siguiente gráfica y responde las dos preguntas siguientes:
PROMEDIO DEL PRIMER PARCIAL
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
PROMEDIO
MATEMATICAS
ESPAÑOL
C. NATURALES
C. SOCIALES
1. La denominación de la gráfica anterior es:
A) Columnas
B) Lineal
C) Histograma
D) Pastel
2. ¿Cuál es la asignatura que obtuvo mayor promedio en el primer parcial?
A) Matemáticas
B) Español
C) C. Naturales
D) C. Sociales
3
INTRODUCCIÓN.
Esta guía propedéutica ha sido elaborada con el propósito de que sirva como
apoyo a los estudiantes que cursarán el cuarto grado de preparatoria, ya que
es un auxiliar útil y didáctico para la adquisición de los conocimientos mínimos
teóricos previos al curso de Lengua Española. Aquí encontrará ejercicios que le
servirán de herramientas para el estudio posterior de los temas y de los
exámenes que se aplicarán durante el desarrollo del programa de Lengua
Española.
La presente guía toma como referencia el programa oficial de la
Universidad Nacional Autónoma de México, por lo que su contenido pretende
cumplir los siguientes objetivos.
OBJETIVOS GENERALES.
Al término de este curso, el estudiante habrá alcanzado las habilidades
mínimas de lectura de textos literarios o de cualquier otro tipo; desarrollará las
habilidades esenciales para enfrentar el análisis y la interpretación de un texto
y comprenderá la importancia de ampliar su léxico.
Obtendrá
los
elementos
fundamentales
tanto
para
desarrollar
su
capacidad de investigar en fuentes documentales como para el manejo de la
lengua materna –oral y escrita.
Revalorará su inclinación para redactar, su gusto e interés por la lectura y
su disposición al goce estético, esto como parte de la formación de su propio
criterio selectivo para satisfacer el deseo humano de verdad, de bondad y de
belleza en obras, a las que el estudiante llegará por interés permanente, para
dialogar en el futuro con otros autores.
4
Primera semana.
Objetivos.
Establecerá simpatías y diferencias con sus compañeros del curso
propedéutico.
Manejará los elementos básicos de su lengua materna en sus
aspectos oral y escrito.
Primera sesión.
EXAMEN DE EXPLORACIÓN.
Segunda sesión.
Presentación.
Dinámica: Conocimiento básico entre los estudiantes del propedéutico.
Material: hojas de papel de colores, bolígrafo, regla, pegamento y bolsa
de plástico.
Instrucciones
Elabora veinte recortes de papel de extensión suficiente para escribir por
un lado tu nombre en todos ellos.
Anota en diez de ellos las cosas que te gustan (hacer, comer, ver, oler o
sentir) y regálalos a los compañeros que desees colocándolos en sus
respectivas bolsas.
Escribe en los otros diez papelillos las cosas que no te gustan (hacer,
comer, ver, oler o sentir) y deposita los papelillos en las bolsas de los
compañeros de tu preferencia.
Realiza la lectura de los papelitos y pega los que más te gusten en tu
guía de propedéutico y escribe un comentario de al menos diez líneas sobre tus
experiencias en la actividad.
Espacio para los papelitos.
5
Espacio para tu comentario.
___________________________________________________________________________
Tercera sesión.
1. Defina en el siguiente esquema los elementos sintácticos básicos propios de
la lengua española.
6
2. Escriba en la tabla otros elementos sintácticos que aparecen en la oración.
Elementos
sintácticos
Definición.
Ejemplos
Complemen
to adnomi
nal
Predicado
nominal
Vocativo
Epíteto
Perífrasis
verbal
Locuciones
-preposicio
nal
-pronomi
nal
-verbal
Preposicio
nes
Conjuncio
nes
Adjetivos
Adverbios
Adjetivo
7
3. Realice la lectura en voz alta del siguiente cuento y señale con diferentes
colores y figuras:
- 20 verbos
-15 sustantivos
-20 adjetivos
-15 adverbios
El mendigo ciego que había jurado no recibir ninguna limosna que no estuviera acompañada de
una bofetada, refirió al Califa su historia:
-Comendador de los Creyentes, he nacido en Bagdad. Con la herencia de mis padres y
con mi trabajo, compré ochenta camellos que alquilaba a los mercaderes de las caravanas que
se dirigían a las ciudades y a los confines de tu dilatado imperio.
Una tarde que volvía de Bassorah con mi recua vacía, me detuve para que pastaran los
camellos; los vigilaba, sentado a la sombra de un árbol, ante una fuente, cuando llegó un
derviche que iba a pie a Bassorah. Nos saludamos, sacamos nuestras provisiones y nos
pusimos a comer fraternalmente. El derviche, mirando mis numerosos camellos, me dijo que
no lejos de ahí, una montaña recelaba un tesoro tan infinito que aun después de cargar de
joyas y de oro los ochenta camellos, no se notaría mengua en él. Arrebatado de gozo me arrojé
al cuello del derviche y le rogué que me indicara el sitio, ofreciendo darle en agradecimiento un
camello cargado. El derviche entendió que la codicia me hacía perder el buen sentido y me
contestó:
-Hermano, debes comprender que tu oferta no guarda proporción con la fineza que
esperas de mí. Puedo no hablarte más del tesoro y guardar mi secreto. Pero te quiero bien y te
haré una proposición más cabal. Iremos a la montaña del tesoro y cargaremos los ochenta
camellos; me darás cuarenta y te quedarás con otros cuarenta, y luego nos separaremos,
tomando cada cual su camino.
Esta proposición razonable me pareció durísima, veía como un quebranto la pérdida de
los cuarenta camellos y me escandalizaba que el derviche, un hombre harapiento, fuera no
menos rico que yo. Accedí, sin embargo , para no arrepentirme hasta la muerte de haber
perdido esa ocasión.
Reuní los camellos y nos encaminamos a un valle rodeado de montañas altísimas, en el
que entramos por un desfiladero tan estrecho que sólo un camello podía pasar de frente.
El derviche hizo un haz de leña con las ramas secas que recogió en el valle, lo encendió
por medio de unos polvos aromáticos, pronunció palabras incomprensibles, y vimos, a través
de la humareda, que se abría la montaña y que había un palacio en el centro. Entramos, y lo
primero que se ofreció a mi vista deslumbrada fueron unos montones de oro sobre los que se
arrojó mi codicia como el águila sobre la presa, y empecé a llenar las bolsas que llevaba.
El derviche hizo otro tanto, noté que prefería las piedras preciosas al oro y resolví copiar
su ejemplo. Ya cargados mis ochenta camellos, el derviche, antes de cerrar la montaña, sacó
de una jarra de plata una cajita de madera de sándalo que según me hizo ver, contenía una
pomada, y la guardó en el seno.
Salimos, la montaña se cerró, nos repartimos los ochenta camellos y valiéndome de las
palabras más expresivas le agradecí la fineza que me había hecho, nos abrazamos con sumo
alborozo y cada cual tomó su camino.
No había dado cien pasos cuando el numen de la codicia me acometió. Me arrepentí de
haber cedido mis cuarenta camellos y su carga preciosa, y resolví quitárselos al derviche, por
buenas o por malas. El derviche no necesita esas riquezas -pensé-, conoce el lugar del tesoro ;
además, está hecho a la indigencia.
8
Hice parar mis camellos y retrocedí corriendo y gritando para que se detuviera el
derviche. Lo alcancé.
-Hermano -le dije-, he reflexionado que eres un hombre acostumbrado a vivir
pacíficamente, sólo experto en la oración y en la devoción, y que no podrás nunca dirigir
cuarenta camellos. Si quieres creerme, quédate solamente con treinta, aun así te verás en
apuros para gobernarlos.
-Tienes razón -me respondió el derviche-. No había pensado en ello. Escoge los diez que
más te acomoden, llévatelos y que Dios te guarde.
Aparté diez camellos que incorporé a los míos, pero la misma prontitud con que había
cedido el derviche, encendió mi codicia. Volví de nuevo atrás y le repetí el mismo
razonamiento, encareciéndole la dificultad que tendría para gobernar los camellos, y me llevé
otros diez. Semejante al hidrópico que más sediento se halla cuanto más bebe, mi codicia
aumentaba en proporción a la condescendencia del derviche. Logré, a fuerza de besos y de
bendiciones, que me devolviera todos los camellos con su carga de oro y de pedrería. Al
entregarme el último de todos, me dijo:
-Haz buen uso de estas riquezas y recuerda que Dios, que te las ha dado, puede
quitártelas si no socorres a los menesterosos, a quienes la misericordia divina deja en el
desamparo para que los ricos ejerciten su caridad y merezcan, así, una recompensa mayor en
el Paraíso.
La codicia me había ofuscado de tal modo el entendimiento que, al darle gracias por la
cesión de mis camellos, sólo pensaba en la cajita de sándalo que el derviche había guardado
con tanto esmero.
Presumiendo que la pomada debía encerrar alguna maravillosa virtud, le rogué que me
la diera, diciéndole que un hombre como él, que había renunciado a todas las vanidades del
mundo, no necesitaba pomadas.
En mi interior estaba resuelto a quitársela por la fuerza, pero, lejos de rehusármela, el
derviche sacó la cajita del seno, y me la entregó.
Cuando la tuve en las manos, la abrí. Mirando la pomada que contenía, le dije:
-Puesto que tu bondad es tan grande, te ruego que me digas cuáles son las virtudes de
esta pomada.
-Son prodigiosas -me contestó-. Frotando con ella el ojo izquierdo y cerrando el
derecho, se ven distintamente todos los tesoros ocultos en las entrañas de la tierra. Frotando el
ojo derecho, se pierde la vista de los dos.
Maravillado, le rogué que me frotase con la pomada el ojo izquierdo.
El derviche accedió. Apenas me hubo frotado el ojo, aparecieron a mi vista tantos y tan
diversos tesoros, que volvió a encenderse mi codicia. No me cansaba de contemplar tan
infinitas riquezas, pero como me era preciso tener cerrado y cubierto con la mano el ojo
derecho, y esto me fatigaba, rogué al derviche que me frotase con la pomada el ojo derecho,
para ver más tesoros.
-Ya te dije -me contestó- que si aplicas la pomada al ojo derecho, perderás la vista.
-Hermano -le repliqué sonriendo- es imposible que esta pomada tenga dos cualidades
tan contrarias y dos virtudes tan diversas.
Largo rato porfiamos; finalmente, el derviche, tomando a Dios por testigo de que me
decía la verdad, cedió a mis instancias. Yo cerré el ojo izquierdo, el derviche me frotó con la
pomada el ojo derecho. Cuando los abrí, estaba ciego.
Aunque tarde, conocí que el miserable deseo de riquezas me había perdido y maldije mi
desmesurada codicia. Me arrojé a los pies del derviche.
-Hermano -le dije-, tú que siempre me has complacido y que eres tan sabio,
devuélveme la vista.
-Desventurado -me respondió-, ¿no te previne de antemano y no hice todos los
esfuerzos para preservarte de esta desdicha? Conozco, sí, muchos secretos, como has podido
comprobar en el tiempo que hemos estado juntos, pero no conozco el secreto capaz de
devolverte la luz. Dios te había colmado de riquezas que eras indigno de poseer, te las ha
quitado para castigar tu codicia.
9
Reunió mis ochenta camellos y prosiguió con ellos su camino, dejándome solo y
desamparado, sin atender a mis lágrimas y a mis súplicas. Desesperado, no sé cuántos días
erré por esas montañas; unos peregrinos me recogieron.
Cuarta sesión.
4. Complete el cuadro sobre la lectura.
Elementos
Narrador
Definición
Ejemplos
Personajes
Ambiente
físico
Ámbiente
psicológico
Tema.
5. Resuma en diez puntos la lectura realizada, usando en sus oraciones los
elementos sintácticos conocidos.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
10
8.
9.
10.
6. Defina la acentuación correcta de las siguientes palabras, escríbalas en el
cuadro correspondiente.
registraselos, consideramelos, Benitez, maiz, abaco, Antigona, anaxagoras, opalo,
endocrino, arbol, habil, cancer, lapiz, caminaria, estudiabaselo, vendemelo, repiteselo,
jugaria, cesped, azucar, facil, bolivar, trebol, camaron, porton, segun, heroe, marmol,
angel, compramelo, recibesela, ordenes, deficit, tomatelo, espatula, entregaselo,
ordenaselo, Perez, Gonzalez, acordeon, compralo, tarantula, pancreas, anis, idolo,
extasis, Ramirez, guion, estudiatelo
Palabras
Agudas
Definición
Ejemplos
Graves
Esdrújulas
11
Sobre esdrújulas
Quinta sesión.
Objetivo.
Poseerá los elementos fundamentales tanto para desarrollar su
capacidad de investigar en fuentes documentales.
7. Establezca las
comparativa.
Reseña
características
de
los
siguientes
Monografía
textos
en
la
tabla
Ensayo
12
8. Establece en el siguiente diagrama de flujo los pasos para realizar una
investigación.
9. Anota en las columnas correspondientes los datos de una ficha bibliográfica,
hemerográfica y de internet.
Ficha bibliográfica
Ficha hemerográfica
Ficha de internet
13
Sexta sesión.
10 Elaborar fichas bibliográficas, hemerográficas y de internet.
14
11. Reúnase en equipos de cinco personas y defina el proceso de investigación,
cronograma, tres fichas biblio-hemerográficas y de internet y notas sobre los
temas propuestos en clase para preparar un debate.
15
16
Objetivo.
Alcanzará las habilidades mínimas de lectura de textos literarios o
de cualquier otro tipo; desarrollará las habilidades esenciales para
enfrentar el análisis y la interpretación de un texto y comprenderá la
importancia de ampliar su léxico. Revalorará su inclinación para
redactar, su gusto e interés por la lectura y su disposición al goce
estético
12 Realice la lectura de los siguientes textos y analícelos.
Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que
cazaban.
No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de
las montañas.
Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo
lograron.
Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.
-Yo se los traeré- les respondió el dios.
Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su
fuerza, sino que empleó su astucia.
Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las
montañas.
El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando
solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio
por vencido ante el cansancio y las dificultades.
Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga,
tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el
prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas.
Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron
y cosecharon.
El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron
ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.
Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios
amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.
Elementos
Narrador
Ejemplos
Personajes
Ambiente
físico
Ámbiente
psicológico
17
Tema.
Séptima sesión.
13. Lea el texto y coméntelo.
En el año 1600 el español Tristán de Alzúcer, se estableció en la Ciudad de México para abrir
una abarrotería, donde el arzobispo fray García de Santa María Mendoza solía frecuentarlo para
conversar, ya que ambos eran originarios de la misma localidad.
Su abarrotería prosperó y Tristán de Alzúcer decidió ampliar la variedad de mercancías
ofrecidas en la tienda, por lo que envió a su hijo a buscar mercaderías en la ciudad de Veracruz
y en las costas del sureste. Lejos de su padre, el hijo contrajo una enfermedad mortal cuya
gravedad le impedía regresar a la Ciudad de México. Tristán de Alzúcer le rogó a la Virgen por
el retorno de su hijo vivo y le prometió que caminaría hasta el santuario del cerrito en
agradecimiento. Unas semanas después su hijo regresó débil y convaleciente. Con el paso del
tiempo, Tristán olvidó su promesa realizada hacia la Virgen por dedicarse a su próspero negocio
y sentía remordimientos cuando se acordaba de que no la había cumplido.
Un día visitó a su amigo el arzobispo para comentarle sobre su remordimiento por no
cumplir la promesa, aunque siempre agradecía a la Virgen en sus rezos. El arzobispo le afirmó
que con un rezo bastaba, lo eximió de su promesa y Don Tristán aliviado la olvidó.
Cierto día por la mañana, el arzobispo se encontraba caminando por la Calle de La
Misericordia cuando se topó con Don Tristán quien estaba famélico, vestido con un sudario
blanco, portaba una vela encendida y le respondió con voz tenebrosa que estaba cumpliendo la
promesa. Extrañado el arzobispo, fue por la noche a casa de Tristán para pedirle una
explicación y encontró su cadáver velado por su hijo, el cual estaba con el mismo aspecto,
vestuario y vela que él había visto esa mañana. El hijo le comentó que su padre había muerto
al amanecer y había sido obligado a cumplir la promesa. El arzobispo dedujo que se había
topado con el espíritu de su amigo, quien se manifestó para cumplir la promesa y sintió
remordimientos por eximirlo de ella.
Después de varios años el alma de Tristán siguió deambulando por la calle de la
Misericordia, desde el incidente del arzobispo el vulgo la llamó el callejón del Muerto y siglos
después se le renombró calle República Dominicana.
Elementos
Narrador
Ejemplos
Personajes
Ambiente
físico
Ámbiente
psicológico
Tema.
18
13. Defina y caracterice lo que es métrica, rima y ritmo en la tabla
comparativa, después realice el análisis de un poema siguiente.
Métrica
Rima
Ritmo
19
Cultivo una rosa blanca...
José Martí.
Métrica
Rima
Ritmo
Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo:
Cultivo la rosa blanca.
Octava sesión.
Elementos
Narrador
Ejemplos
Personajes
Ambiente
físico
Ámbiente
psicológico
Tema.
20
14. Lea el texto y coméntelo.
Lejana. Julio Cortázar
Diario de Alina Reyes
12 de enero
Anoche fue otra vez, yo tan cansada de pulseras y farándulas, de pink
champagne y la cara de Renato Viñes, oh esa cara de foca balbuceante, de
retrato de Dorian Gray a lo último. Me acosté con gusto a bombón de menta, al
Boogie del Banco Rojo, a mamá bostezada y cenicienta (como queda ella a la
vuelta de las fiestas, cenicienta y durmiéndose, pescado enormísimo y tan no
ella.)
Nora que dice dormirse con luz, con bulla, entre las urgidas crónicas de
su hermana a medio desvestir. Qué felices son, yo apago las luces y las manos,
me desnudo a gritos de lo diurno y moviente, quiero dormir y soy una horrible
campana resonando, una ola, la cadena que Rex arrastra toda la noche contra
los ligustros. Now I lay me down to sleep... Tengo que repetir versos, o el
sistema de buscar palabras con a, después con a y e, con las cinco vocales, con
cuatro. Con dos y una consonante (ala, ola), con tres consonantes y una vocal
(tras, gris) y otra vez versos, la luna bajó a la fragua con su polisón de nardos,
el niño la mira mira, el niño la está mirando. Con tres y tres aslternadas,
cábala, laguna, animal; Ulises, ráfaga, reposo.
Así paso horas: de cuatro, de tres y dos, y más tarde palindromas. Los
fáciles, salta Lenin el Atlas; amigo, no gima; los más difíciles y hermosos,
átate, demoniaco Caín o me delata; Anás usó tu auto Susana. O los preciosos
anagramas: Salvador Dalí, Avida Dollars; Alina Reyes, es la reina y... Tan
hermoso, éste, porque abre un camino, porque no concluye. Porque la reina
y...
No, horrible. Horrible porque abre camino a esta que no es la reina, y que
otra vez odio de noche. A esa que es Alina Reyes pero no la reina del
anagrama; que será cualquier cosa, mendiga en Budapest, pupila de mala casa
en Jujuy o sirvienta en Quetzaltenango, cualquier lado lejos y no reina. Pero sí
Alina Reyes y por eso anoche fue otra vez, sentirla y el odio.
20 de enero
A veces sé que tiene frío, que sufre, que le pegan. Puedo solamente
odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo y también a ella, a ella
todavía más porque le pegan, porque soy yo y le pegan. Ah, no me desespera
tanto cuando estoy durmiendo o corto un vestido o son las horas de recibo de
mamá y yo sirvo el té a la señora de Regules o al chico de los Rivas. Entonces
me importa menos, es un poco cosa personal, yo conmigo; la siento más dueña
de su infortunio, lejos y sola pero dueña. Que sufra, que se hiele; yo aguanto
desde aquí, y creo que entonces la ayudo un poco. Como hacer vendas para un
soldado que todavía no ha sido herido y sentir eso de grato, que se le está
aliviando desde antes, previsoramente.
Que sufra. Le doy un beso a la señora de Regules, el té al chico de los
Rivas, y me reservo para resistir por dentro. Me digo: «Ahora estoy cruzando
un puente helado, ahora la nieve me entra por los zapatos rotos». No es que
21
sienta nada. Sé solamente que es así, que en algún lado cruzo un puente en el
instante mismo (pero no sé si es el instante mismo) en que el chico de los
Rivas me acepta el té y pone su mejor cara de tarado. Y aguanto bien porque
estoy sola entre esas gentes sin sentido, y no me desespera tanto. Nora se
quedó anoche como tonta, dijo: «¿Pero qué te pasa?». Le pasaba a aquella, a
mí tan lejos. Algo horrible debió pasarle, le pegaban o se sentía enferma y
justamente cuando Nora iba a cantar a Fauré y yo en el piano, mirándolo tan
feliz a Luis María acodado en la cola que le hacía como un marco, él mirándome
contento con cara de perrito, esperando oír los arpegios, los dos tan cerca y
tan queriéndonos. Así es peor, cuando conozco algo nuevo sobre ella y justo
estoy bailando con Luis María, besándolo o solamente cerca de Luis María.
Porque a mí, a la lejana, no la quieren. Es la parte que no quieren y cómo no
me va a desgarrar por dentro sentir que me pegan o la nieve me entra por los
zapatos cuando Luis María baila conmigo y su mano en la cintura me va
subiendo como un calor a mediodía, un sabor a naranjas fuertes o tacuaras
chicoteadas, y a ella le pegan y es imposible resistir y entonces tengo que
decirle a Luis María que no estoy bien, que es la humedad, humedad entre esa
nieve que no siento, que no siento y me está entrando por los zapatos.
25 de enero
Claro, vino Nora a verme y fue la escena. «M'hijita, la última vez que te
pido que me acompañes al piano. Hicimos un papelón». Qué sabía yo de
papelones, la acompañé como pude, me acuerdo que la oía con sordina. Votre
âme est un paysage choisi... pero me veía las manos entre las teclas y parecía
que tocaban bien, que acompañaban honestamente a Nora. Luis María también
me miró las manos, el pobrecito, yo creo que era porque no se animaba a
mirarme la cara. Debo ponerme tan rara.
Pobre Norita, que la acompañe otra. (Esto parece cada vez más un
castigo, ahora sólo me conozco allá cuando voy a ser feliz, cuando soy feliz,
cuando Nora canta Fauré me conozco allá y no queda más que el odio).
Noche
A veces es ternura, una súbita y necesaria ternura hacia la que no es
reina y anda por ahí. Me gustaría mandarle un telegrama, encomiendas, saber
que sus hijos están bien o que no tiene hijos -porque yo creo que allá no tengo
hijos- y necesita confortación, lástima, caramelos. Anoche me dormí
confabulando mensajes, puntos de reunión. Estaré jueves stop espérame
puente. ¿Qué puente? Idea que vuelve como vuelve Budapest donde habrá
tanto puente y nieve que rezuma. Entonces me enderecé rígida en la cama y
casi aúllo, casi corro a despertar a mamá, a morderla para que se despertara.
Nada más que por pensar. Todavía no es fácil decirlo. Nada más que por
pensar que yo podría irme ahora mismo a Budapest, si realmente se me
antojara. O a Jujuy, a Quetzaltenango. (Volví a buscar estos nombres páginas
atrás). No valen, igual sería decir Tres Arroyos, Kobe, Florida al cuatrocientos.
Sólo queda Budapest porque allí es el frío, allí me pegan y me ultrajan. Allí (lo
he soñado, no es más que un sueño, pero cómo adhiere y se insinúa hacia la
vigilia) hay alguien que se llama Rod -o Erod, o Rodo- y él me pega y yo lo
22
amo, no sé si lo amo pero me dejo pegar, eso vuelve de día en día, entonces
es seguro que lo amo.
Más tarde
Mentira. Soñé a Rod o lo hice con una imagen cualquiera de sueño, ya
usada y a tiro. No hay Rod, a mí me han de castigar allá, pero quién sabe si es
un hombre, una madre furiosa, una soledad.
Ir a buscarme. Decirle a Luis María: «Casémonos y me llevas a Budapest,
a un puente donde hay nieve y alguien». Yo digo: ¿y si estoy? (Porque todo lo
pienso con la secreta ventaja de no querer creerlo a fondo. ¿Y si estoy?).
Bueno, si estoy... Pero solamente loca, solamente... ¡Qué luna de miel!
28 de enero
Pensé una cosa curiosa. Hace tres días que no me viene nada de la
lejana. Tal vez ahora no le pegan, o no pudo conseguir abrigo. Mandarle un
telegrama, unas medias... Pensé una cosa curiosa. Llegaba a la terrible ciudad
y era de tarde, tarde verdosa y ácuea como no son nunca las tardes si no se
las ayuda pensándolas. Por el lado de la Dobrina Stana, en la perspectiva
Skorda, caballos erizados de estalagmitas y polizontes rígidos, hogazas
humeantes y flecos de viento ensoberbeciendo las ventanas Andar por la
Dobrina con paso de turista, el mapa en el bolsillo de mi sastre azul (con ese
frío y dejarme el abrigo en el Burglos), hasta una plaza contra el río, casi en
encima del río tronante de hielos rotos y barcazas y algún martín pescador que
allá se llamará sbunáia tjéno o algo peor.
Después de la plaza supuse que venía el puente. Lo pensé y no quise
seguir. Era la tarde del concierto de Elsa Piaggio de Tarelli en el Odeón, me
vestí sin ganas sospechando que después me esperaría el insomnio. Este
pensar de noche, tan noche... Quién sabe si no me perdería. Una inventa
nombres al viajar pensando, los recuerda en el momento: Dobrina Stana,
sbunáia tjéno, Burglos. Pero no sé el nombre de la plaza, es como si de veras
hubiera llegado a una plaza de Budapest y estuviera perdida por no saber su
nombre; ahí donde un nombre es una plaza.
Ya voy, mamá. Llegaremos bien a tu Bach y a tu Brahms. Es un camino
tan simple. Sin plaza, sin Burglos. Aquí nosotras, allá Elsa Piaggio. Qué triste
haberme interrumpido, saber que estoy en una plaza (pero esto ya no es
cierto, solamente lo pienso y eso es menos que nada). Y que al final de la plaza
empieza el puente.
Noche
Empieza, sigue. Entre el final del concierto y el primer bis hallé su
nombre y el camino. La plaza Vladas, el puente de los mercados. Por la plaza
Vladas seguí hasta el nacimiento del puente, un poco andando y queriendo a
veces quedarme en casas o vitrinas, en chicos abrigadísimos y fuentes con
altos héroes de emblanquecidas pelerinas, Tadeo Alanko y Vladislas Néroy,
bebedores de tokay y cimbalistas. Yo veía saludar a Elsa Piaggio entre un
Chopin y otro Chopin, pobrecita, y de mi platea se salía abiertamente a la
plaza, con la entrada del puente entre vastísimas columnas. Pero esto yo lo
pensaba, ojo, lo mismo que anagramar es la reina y... en vez de Alina Reyes, o
imaginarme a mamá en casa de los Suárez y no a mi lado. Es bueno no caer en
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la sonsera: eso es cosa mía, nada más que dárseme la gana, la real gana. Real
porque Alina, vamos -No lo otro, no el sentirla tener frío o que la maltratan.
Esto se me antoja y lo sigo por gusto, por saber adónde va, para enterarme si
Luis María me lleva a Budapest, si nos casamos y le pido que me lleve a
Budapest. Más fácil salir a buscar ese puente, salir en busca mía y encontrarme
como ahora porque ya he andado la mitad del puente entre gritos y aplausos,
entre «¡Álbeniz!» y más aplausos y «¡La polonesa!», como si esto tuviera
sentido entre la nieve arriscada que me empuja con el viento por la espalda,
manos de toalla de esponja llevándome por la cintura hacia el medio del
puente.
(Es más cómodo hablar en presente. Esto era a las ocho, cuando Elsa
Piaggio tocaba el tercer bis, creo que Julián Aguirre o Carlos Guastavino, algo
con pasto y pajaritos). Pero me he vuelto canalla con el tiempo, ya no le tengo
respeto. Me acuerdo que un día pensé: «Allá me pegan, allá la nieve me entra
por los zapatos y esto lo sé en el momento, cuando me está ocurriendo allá yo
lo sé al mismo tiempo. ¿Pero por qué al mismo tiempo? A lo mejor me llega
tarde, a lo mejor no ha ocurrido todavía. A lo mejor le pegarán dentro de
catorce años, o ya es una cruz y una cifra en el cementerio de Santa Úrsula. Y
me parecía bonito, posible, tan idiota. Porque detrás de eso una siempre cae en
el tiempo parejo. Si ahora ella estuviera realmente entrando en el puente, sé
que lo sentiría ya mismo y desde aquí. Me acuerdo que me paré a mirar el río
que estaba sonando y chicoteando. (Esto yo lo pensaba). Valía asomarse al
parapeto del puente y sentir en las orejas la rotura del hielo ahí abajo. Valía
quedarse un poco por la vista, un poco por el miedo que me venía de adentro o era el desabrigo, la nevisca deshecha y mi tapado en el hotel-. Y después que
yo soy modesta, soy una chica sin humos, pero vengan a decirme de otra que
le haya pasado lo mismo, que viaje a Hungría en pleno Odeón. Eso le da frío a
cualquiera, che, aquí o en Francia.
Pero mamá me tironeaba la manga, ya casi no había gente en la platea.
Escribo hasta ahí, sin ganas de seguir acordándome de lo que pensé. Me va a
hacer mal si sigo acordándome. Pero es cierto, cierto; pensé una cosa curiosa.
30 de enero
Pobre Luis María, qué idiota casarse conmigo. No sabe lo que se echa
encima. O debajo, como dice Nora que posa de emancipada intelectual.
31 de enero
Iremos allá. Estuvo tan de acuerdo que casi grito. Sentí miedo, me
pareció que él entra demasiado fácilmente en este juego. Y no sabe nada, es
como el peoncito de dama que remata la partida sin sospecharlo. Peoncito Luis
María, al lado de su reina. De la reina y 7 de febrero
A curarse. No escribiré el final de lo que había pensado en el concierto.
Anoche la sentí sufrir otra vez. Sé que allá me estarán pegando de nuevo. No
puedo evitar saberlo, pero basta de crónica. Si me hubiese limitado a dejar
constancia de eso por gusto, por desahogo... Era peor, un deseo de conocer al
ir releyendo; de encontar claves en cada palabra tirada al papel después de
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tantas noches. Como cuando pensé la plaza, el río roto y los ruidos, y
después... Pero no lo escribo, no lo escribiré ya nunca.
Ir allá a convencerme de que la soltería me dañaba, nada más que eso,
tener veintisiete años y sin hombre. Ahora estará bien mi cachorro, mi bobo,
basta de pensar, a ser al fin y para bien.
Y sin embargo, ya que cerraré este diario, porque una o se casa o escribe
un diario, las dos cosas no marchan juntas -Ya ahora no me gusta salirme de él
sin decir esto con alegría de esperanza, con esperanza de alegría. Vamos allá
pero no ha de ser como lo pensé la noche del concierto. (Lo escribo, y basta de
diario para bien mío.) En el puente la hallaré y nos miraremos. La noche del
concierto yo sentía en las orejas la rotura del hielo ahí abajo. Y será la victoria
de la reina sobre esa adherencia maligna, esa usurpación indebida y sorda. Se
doblegará si realmente soy yo, se sumará a mi zona iluminada, más bella y
cierta; con sólo ir a su lado y apoyarle una mano en el hombro.
*
Alina Reyes de Aráoz y su esposo llegaron a Budapest el 6 de abril y se
alojaron en el Ritz. Eso era dos meses antes de su divorcio. En la tarde del
segundo día Alina salió a conocer la ciudad y el deshielo. Como le gustaba
caminar sola -era rápida y curiosa- anduvo por veinte lados buscando
vagamente algo, pero sin proponérselo demasiado, dejando que el deseo
escogiera y se expresara con bruscos arranques que la llevaban de una vidriera
a otra, cambiando aceras y escaparates.
Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo
porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que
engancha y hostiga. Sentía cómo la pollera se le pegaba a los muslos (no
estaba bien abrigada) y de pronto un deseo de dar vuelta, de volverse a la
ciudad conocida. En el centro del puente desolado la harapienta mujer de pelo
negro y lacio esperaba con algo fijo y ávido en la cara sinuosa, en el pliegue de
las manos un poco cerradas pero ya tendiéndose. Alina estuvo junto a ella
repitiendo, ahora lo sabía, gestos y distancias como después de un ensayo
general. Sin temor, liberándose al fin -lo creía con un salto terrible de júbilo y
frío- estuvo junto a ella y alargó también las manos, negándose a pensar, y la
mujer del puente se apretó contra su pecho y las dos se abrazaron rígidas y
calladas en el puente, con el río trizado golpeando en los pilares.
A Alina le dolió el cierre de la cartera que la fuerza del abrazo le clavaba
entre los senos con una laceración dulce, sostenible. Ceñía a la mujer
delgadísima, sintiéndola entera y absoluta dentro de su abrazo, con un crecer
de felicidad igual a un himno, a un soltarse de palomas, al río cantando. Cerró
los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, la luz
crepuscular; repentinamente tan cansada, pero segura de su victoria, sin
celebrarlo por tan suyo y por fin.
Le pareció que dulcemente una de las dos lloraba. Debía ser ella porque
sintió mojadas las mejillas, y el pómulo mismo doliéndole como si tuviera allí
un golpe. También el cuello, y de pronto los hombros, agobiados por fatigas
incontables. Al abrir los ojos (tal vez gritaba ya) vio que se habían separado.
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Ahora sí gritó. De frío, porque la nieve le estaba entrando por los zapatos
rotos, porque yéndose camino de la plaza iba Alina Reyes lindísima en su sastre
gris, el pelo un poco suelto contra el viento, sin dar vuelta la cara y yéndose.
Elementos
Narrador
Ejemplos
Personajes
Ambiente
físico
Ámbiente
psicológico
Tema.
Décima sesión.
Debate.
Los temas a debatir y el formato serán definidos en la sesión.
15. Las ideas vaciadas en el debate por los dos equipos, serán resumidas en un
cuadro sinóptico o en un comentario en el siguiente espacio.
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