La segunda vertebra cervical 0 axis es parte del complejo

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Revista Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias
Rev Cub Med Int Emerg 2009;8(1)1426-1437
TRABAJOS ORIGINALES
Hospital Universitario General Calixto García
Departamento de Neurocirugía
La Habana
PRESENTACIÓN CLÍNICO QUIRÚRGICA DE LAS LESIONES TRAUMÁTICAS
DE LA SEGUNDA VÉRTEBRA CERVICAL
Dr. Ashley Obregón Marín,1 Dr. Esteban Roig Fabré,2 Dr. Ariel Ramírez Picaso
Dr. Emilio Wood Portuondo.3
1
y
RESUMEN
Estudio prospectivo en el Hospital Calixto García, desde el año 2005 hasta el
2008, de lesiones del axis. Total de 16 pacientes, 11 del sexo masculino. Hubo
una distribución bimodal de la edad. Tiempo transcurrido antes del diagnóstico de
1 a 40 días. Accidentes del tránsito agente causal predominante. Cervicalgia, el
síntoma cardinal, signo del Gallo de Robin el esencial en el examen físico.
Radiología: Un paciente con fractura de la base de la odontoides, cinco con
fractura de base de la odontoides con extensión al cuerpo, siete con
subluxaciones rotatorias atlantoaxiales, diez con fracturas de pedículos de C2, tres
con rectificación cervical, uno con luxación de las carillas articulares de C2-C3.
Las lesiones más frecuentes fueron la espondilolistesis traumática del axis de tipo
I en un 50% de los pacientes y la fractura odontoidea Alonso III en un 31%.
Tratamiento quirúrgico en el 50% de los pacientes; el procedimiento más utilizado
fue el atornillado transpedicular del axis. No mortalidad, morbilidad neurológica
postquirúrgica o fallo terapéutico.
Palabras claves: Trauma cervical, atornillado transpedicular, axis, cirugía,
espondilolistesis traumática, odontoides, unión cráneo espinal.
1
2
3
Especialista de I grado en Neurocirugía.
Especialista de II grado en Neurocirugía. Profesor Auxiliar.
Especialista de II grado en Neurocirugía.
Correo-e: [email protected]
1426
La segunda vértebra cervical o axis es parte del complejo osteoarticular conocido
como unión cráneoespinal. Como tal, está sujeta a una combinación de esfuerzos
y solicitaciones funcionales y biomecánicas unidas en toda la economía, ya que
debe de proveer estabilidad y soporte del cráneo y al mismo tiempo proporcionar
un rango amplio de movilidad a la cabeza tanto en rotación como en flexión y
extensión de la misma sobre el cuello, en la posición erecta bípeda que es una de
las características más notables de la evolución del ser humano.1,2 Por todo ello la
evolución desarrolló una serie de notables especializaciones morfológicas y
funcionales en esta región del esqueleto para lograr tal fin. Sin embargo, esta
especialización trae consigo una serie de condiciones patológicas únicas a esta
región anatómica, la cual por su proximidad a estructuras vitales del neuroeje,
convierte a cada una de ellas en una lesión potencialmente mortal y con una
importante morbilidad asociada tanto en variedad como en severidad.3
Las lesiones de la unión cráneoespinal son, dentro de las lesiones traumáticas,
una de las más problemáticas dada la complejidad en el diagnóstico y manejo de
las mismas, añadiéndose a esto el poco conocimiento que existe entre el personal
médico y paramédico de los principios que rigen su adecuada detección y manejo,
y de ellos no se exceptúan las de la segunda vértebra cervical. Esto es causa de
que la gran mayoría de ellas no sean siquiera sospechadas al momento de la
recepción y evaluación inicial del paciente traumatizado y de que por lo tanto su
manejo se difiera en el mejor de los pacientes o que sencillamente pase
inadvertida con el aumento consiguiente de la morbimortalidad, tanto en el
contexto de la atención prehospitalaria como en la atención primaria e incluso en
centro especializado de trauma.4 Además de lo anterior, hasta hace relativamente
poco tiempo, el estudio de estas lesiones y la imagenología de esta región se
expresaba con relativa poca frecuencia.5,6
Fractura de la odontoides: Se han propuesto una serie de estrategias
terapéuticas para el manejo de las fracturas de odontoides basándose en el tipo
de la fractura, el grado de desplazamiento inicial de la odontoides, el grado de
angulación del diente con respecto al cuerpo del axis y la edad del paciente.7-10
Estas estrategias incluyen métodos quirúrgicos y no quirúrgicos.11 El tratamiento
para las fracturas de tipo I es inmovilización de 6-8 semanas, generalmente con
buenos resultados.12-14 Las fracturas tipo II pueden manejarse conservadoramente
o quirúrgicamente. Las opciones de tratamiento incluyen la inmovilización con un
halo,15-17 atornillado transodontoideo y artrodesis atlantoaxial posterior. La
artrodesis puede lograrse con un atornillado transarticular C1-C2, alambrado o con
láminas y tornillos.
Espondilolistesis traumática del axis. (ETA)
Existe menos controversia en cuanto a la espondilolistesis. La mayoría de los
pacientes responden bien a la inmovilización cervical.18,19 Hay varias opciones
disponibles para el tratamiento quirúrgico de la ETA, casi todas ellas dependientes
1427
de algún tipo de instrumentación por vía posterior. Las vías quirúrgicas que han
sido descritas incluyen el alambrado posterior C1-C2, con o sin injerto óseo, el
atornillado transpedicular de Lecomte y Judet y la fijación transpedicular con
tornillos y láminas según técnica de Roy-Camille.
MATERIAL Y MÉTODO
Se realizó un estudio descriptivo prospectivo y longitudinal recopilando los datos
de los pacientes ingresados en el servicio de neurocirugía del Hospital
Universitario Calixto García, durante el período comprendido desde marzo 2005
hasta enero del 2008, cuyo diagnóstico incluyó uno de los siguientes: Fractura de
odontoides, espondilolistesis traumática del axis, fractura de las masas laterales
del axis, fractura corporal del axis: en gota de lágrima.
A todos se les realizó estudios radiológicos simples de columna cervical y unión
cráneoespinal en proyección lateral, AP y transoral. Se les realizó Tomografía
Axial Computarizada (TAC) de la unión cráneo-espinal. Tomografía lineal en
algunos pacientes, Resonancia Magnética Nuclear (RMN) de cráneo y columna
cervical, así como vistas dinámicas en dependencia del caso que lo permitiera.
Los datos se recopilaron en un modelo confeccionado a tal efecto, conjuntamente
se realizó una base de datos que incluye las variables a estudiar para el
procesamiento estadístico.
Se utilizó la clasificación radiológica de Levine y Edwards para la espondilolistesis
traumática del axis y la de Anderson y de Alonso para las fracturas de la
odontoides.
Todos los pacientes fueron discutidos en el colectivo del servicio y sometidos a
varios tipos de tratamiento según el tipo de lesión y la valoración individual de
cada caso, ya fuese este tratamiento médico con inmovilización con una ortosis
rígida y reposo, inmovilización con halo-tractor, o tratamiento quirúrgico.
Se utilizaron las técnicas de Roy-Camille o de Judet y Lecomte para su fijación
quirúrgica, dando seguimiento al caso por consulta externa en forma periódica de
acuerdo a las normas del servicio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En el período de realización de este trabajo se presentaron un total de 16
pacientes. De ellos 11 (68.75%) pertenecían al sexo masculino y 5 (31.25%) al
sexo femenino.
Agrupando los pacientes por década de vida, hubo 5 pacientes comprendidos
entre los 20 y los 29 años, para un 31.25% de los pacientes. Tres pacientes
(18.75%) se encontraban entre los 30 y 39 años de edad, 3 pacientes (18.75%) se
encontraban entre los 40 y 49 años de edad, un paciente (6.25%) tenía más de
ochenta años de edad.
1428
En lo referente al intervalo de tiempo transcurrido entre la lesión y su recepción en
el hospital, este se comprendió entre 1 y 40 días a partir del trauma, con una
media de 5 días y una moda de 1 día. 6 pacientes (37.5%) demoraron más de 48
horas entre su trauma y el diagnóstico inicial, de ellos 3 (18.75%), se presentaron
más de una semana después de haber ocurrido la lesión.
En cuanto a los agentes productores del trauma, se encontró que este era debido
a accidentes del tránsito en 5 pacientes (31.25%) a caídas de alturas en 3
pacientes (18.75%) a caídas de los pies del paciente en 3 pacientes (18.75%) y a
caída de objetos sobre la cabeza del paciente en 2 pacientes (12.5%) 2 pacientes
(12.5%) fueron víctimas de agresiones y un paciente (6.25%) se presentó con
historia de haber sido golpeado por una lámina de techo.
Desglosando los agentes de lesión en base a la edad de los pacientes,
encontramos que en pacientes con edades por debajo de los 60 años, que
sumaban 12 en total, el 41.7% se debió a accidentes del tránsito, 25% a caídas de
alturas, el 16.7% se debió a agresiones y el 16.7% se debió a lesiones por objetos
que cayeron sobre la cabeza del paciente.
Si se analiza el mismo acápite en los pacientes mayores de 60 años encontramos
que el 75% (3 pacientes) de ellos sufrieron una caída de sus pies y los pacientes
restantes fueron alcanzado por un objeto volante.
Se pudo determinar el mecanismo de producción del trauma en términos
biomecánicos en 11 pacientes (68.75%). Cuatro de ellos (36.4%) se lesionaron por
un mecanismo de compresión-flexión, 2 de ellos (18.2%) por un mecanismo de
hiperflexión forzada y dos por un mecanismo de hiperextensión seguida de flexión:
18.2%.
De los restantes 3 pacientes, 1 (9.1%) se lesionó por un mecanismo de
hiperextensión-distracción, 1 (9.1%) por un mecanismo de rotación-hiperextensión
y 1 (9.1%) por un mecanismo de hiperextensión seguida de flexión-compresión.
En cuanto a la sintomatología de ingreso, todos los pacientes refirieron cervicalgia
al momento de su recepción, de los cuales el 18.75% (3 pacientes) manifestaron
irradiación suboccipital y hacia el territorio de la raíz de C-2. Otro síntoma referido
al momento de ingreso incluyeron parestesias en miembros superiores en 4
pacientes (25.0%) y cuadridisestesia en un paciente (6.25%).
Los hallazgos objetivos al examen físico de ingreso fueron completamente
negativos en seis pacientes (37.5% de los pacientes). Entre el grupo de pacientes
con hallazgos objetivos en el examen físico, se encontró limitación de la movilidad
del cuello en 4 pacientes (25.0%) en los cuales se encontró el signo del Gallo de
Robin.
En 2 pacientes (12.5%) se presentó una latero desviación del cuello. Tres
pacientes 18.75% se presentaron con cuadros neurológicos deficitarios, de los
1429
cuales 1 (6.25%) presentó una monoparesia crural derecha y uno (6.25%) una
hiporeflexia generalizada y un paciente (6.25%) con espasticidad de miembros
inferiores, con hiperreflexia y clonus bilateral agotable.
Tabla 1: Signos y síntomas al ingreso
SÍNTOMAS Y SIGNOS
Cervicalgia
Dolor suboccipital C2
Parestesias en miembros superiores
Signo Gallo de Robin
Cuadridisestesia
Latero desviación del cuello
Espasmo muscular cervical
Defecto motor
Hiporreflexia generalizada
Espasticidad miembros inferiores
Depresión ventilatoria
No.
16
3
4
4
1
2
1
3
1
1
2
%
100.00
18.75
25.00
25.00
6.25
12.50
6.25
18.75
6.25
6.25
12.50
Signo Gallo de Robin: Deformidad con la similitud de la postura típica del ave así llamada, en la
que hay rotación del cuello en sentido contralateral. Dolor suboccipital C2: Dolor neurálgico por
irritación de la raíz de C2. Cuadridisestesias: Sensación de adormecimiento y hormigueo en las 4
extremidades.
Se realizaron estudios radiológicos simples de columna cervical en todos los
pacientes encontrando un total de 27 lesiones en 16 pacientes. Los hallazgos en
la radiología son como sigue: Un paciente (6.25%) con fractura de la base de la
odontoides, cinco (31.25%) con fractura de la base de la odontoides con extensión
al cuerpo del axis, siete pacientes (43.75%) con subluxaciones rotatorias
atlantoaxiales, diez pacientes (62.5%) con fracturas de los pedículos de C-2 (Ver
Figura 1) tres pacientes (18.75%) con rectificación de la columna cervical y un
paciente (6.25%) presentó una luxación de las carillas articulares de C2-C3. Los
porcentajes en estos pacientes suman más de 100% debido a la presencia de
lesiones combinadas en 7 pacientes.
Se aplicaron otros estudios de imagen en 14 pacientes (87.5%) de ellos, en 11
pacientes (68.75%) se realizó TAC, en tres pacientes (18.75%) se realizó
tomografía lineal y en dos pacientes (12.5%) se realizó RMN de columna cervical.
Se hicieron vistas dinámicas de la columna cervical en dos pacientes: 12.5%.
Los hallazgos de la TAC fueron los siguientes: En siete pacientes (43.75%) la TAC
mostró una subluxación rotatoria atlanto-axial (AA). Se visualizaron las fracturas
pediculares de C2 en 4 pacientes para un total de 25%, en un caso (6.25%) la
fractura de la base de la odontoides y en un caso (6.25%) se logró visualizar el
1430
componente corporal de la fractura de C2. En total la TAC encontró 13 de las 26
lesiones de la unión cráneoespinal. En la tomografía lineal, todos los pacientes
estudiados de esta forma fueron positivos, corroborándose las lesiones
encontradas en la radiología simple.
Figura 1: Fractura de los pedículos de
C2 con desplazamiento > 5 mm.
(Flecha)
Tabla 2: Hallazgos encontrados en la radiología
HALLAZGOS
No.
%
Fractura base de la odontoides
1
6.25
Fractura odontoides y extensión al cuerpo del axis
5
31.25
Fractura pedicular del axis
10
62.25
Rectificación columna cervical
Subluxación rotatoria atlantoaxial
Luxación facetaria C2-C3
3
7
1
18.75
43.75
6.25
Se realizó en dos pacientes (12.5%) un estudio de RMN de la columna cervical,
ambos pacientes fueron negativos por compresión del neuroeje. En base a los
estudios de neuroimagen y el cuadro clínico, se encontraron en total 26 lesiones
de la unión cráneoespinal, de ella se tomó como diagnóstico primario la lesión del
axis para clasificarlas e incluirlas en la presente serie.
Entre los diagnósticos primarios se encontraron 8 espondilolistesis traumática del
axis tipo I, para un total de 50% de los pacientes, 5 fracturas odontoides Alonso
tipo III para un total de 31.25% de los pacientes, una fractura odontoidea Alonso
tipo II (6.25%), una espondilolistesis axis tipo II (6.25%) y una espondilolistesis
axis tipo III: 6.25%.
1431
Siete pacientes (43.75% del total) se clasificaron como lesiones combinadas de la
unión cráneoespinal, de ellos 3 pacientes (18.75%) presentaron subluxaciones
rotatorias AA tipo II y 4 pacientes (25%) luxaciones AA rotatorias tipo III. De estos,
en 3 pacientes se encontraron la asociación futura Alonso III-subluxación AA, en 3
pacientes se asoció una espondilolistesis tipo I a subluxación AA y en un paciente
se asoció una espondilolistesis tipo III a subluxación rotatoria AA.
En lo que representa al tratamiento de estas lesiones en la población de pacientes
estudiadas, 8 pacientes (50%) se manejaron en forma conservadora con una
ortosis rígida no menor a seis meses, de ellos 6 pacientes (37.5%) con un collarín
cervical y 2 pacientes con minerva.
Los restantes 8 pacientes sometidos a tratamiento quirúrgico se intervinieron de la
siguiente forma: A 3 pacientes (18.75%) se les realizó atornillado transpedicular
con técnica de Judet y Lecomte, de ellos se encontraron 2 pacientes con
espondilolistesis tipo I y otra paciente con tipo II, 2 pacientes (12.5%) fueron
sometidos a fijación con técnica de Roy-Camille de occipital-C4, un paciente
portador de espondilolistesis tipo III y otro de fractura Alonso III, 2 pacientes
(12.5%) fueron instrumentados con un halo-tractor ambos portadores de lesiones
Alonso III, 1 paciente (6.25%) con una fractura Alonso II se fijó con un tornillo
transodontoideo.
A
B
C
Figura 2: A: Fijación con láminas y tornillos occipitocervical de Roy-Camille. B: Atornillado
transpedicular con técnica de Judet y Lecomte y C: Transaxial odontoideo de Bohler.
Las características específicas de esta región es necesario conocer para
comprender los diversos mecanismos fisiopatológicos que se producen en las
lesiones de esta y las consecuencias de ellos.20
Ausencia de cuerpo vertebral en el atlas, presencia de un punto de pivote entre el
atlas y el axis denominado apófisis odontoides el cual le permite un amplio
movimiento de rotación de la cabeza, presencia de una zona estrecha débil poco
vascularizada en el cuello de la odontoides, canal raquídeo bien ancho que
permite amplia movilidad sin lesionar el bulbo y la parte superior de la médula,
poco desarrollo de la apófisis espinosa del atlas, desarrollo de un potente sistema
ligamentario que permite movimientos que en otras partes del raquis cervical
sobrepasarían límites fisiológicos, presencia de articulaciones diferentes al resto
1432
de la columna vertebral, ausencia del disco intervertebral entre el occipital y el
atlas y entre este y al axis, transición de dos puntos de sustentación entre el
occipital y el atlas y entre este y el axis hacia tres puntos entre axis y la tercera
vértebra lo que provoca biomecánicamente una zona débil a nivel de los pedículos
del axis
Las lesiones traumáticas de la unión cráneoespinal pueden observarse a cualquier
edad de la vida. Se reporta una incidencia de un 19 a 25% de las lesiones del
raquis cervical que comprometen a esta región.21
Es posible dividir el espectro de las manifestaciones clínicas en 2 grupos de
signos y síntomas, los relacionados con las manifestaciones locales por lesión
muscular y osteoligamentario de un segmento específico, y aquellos producidos
por los efectos compresivos sobre el neuroeje a nivel de la lesión.
Radiología. En vista de la clínica poco específica para este tipo de lesiones y de la
condición generalmente crítica en que estos pacientes llegan a la atención
hospitalaria, el peso del trabajo diagnóstico de estas patologías recae en la
evaluación radiológica.
Son de utilidad tanto la radiografía simple como la tomografía lineal, la TAC y la
RMN.
El papel de la RMN en el manejo del trauma raquimedular se extiende a permitir
una mejor evaluación del daño a estructuras neurales, tejidos blandos y lesiones
discoligamentarias y es el estudio ideal para evaluar estos últimos.22,23
Se han descrito varias series que describen las características clínicas y los
resultados del tratamiento de las lesiones traumáticas del axis, tanto en la
literatura internacional, como a nivel nacional. El análisis de esta serie revela
varios patrones de presentación y ellos se derivan recomendaciones para el
correcto manejo de esta patología. Sin embargo, todavía no existe un consenso
general de cómo tratar a este grupo algo heterogéneo de lesiones.
Encontramos que aproximadamente dos terceras partes pertenecen al sexo
masculino, esto se debe a que la incidencia de lesiones traumáticas es más alta
entre los varones por constituir una mayor proporción relativa de la población
laboral y más propenso a ser víctimas de las lesiones por agresión, aunque esta
última asociación no se encontró en el presente estudio en el que la dos víctimas
de agresión pertenecían una al sexo femenino y la otra al masculino. En la
distribución por edad, la mitad de los pacientes eran menores de 40 años de edad,
dato que es congruente con la incidencia mayor de trauma en la población de ese
grupo de edad, por ser económicamente activa. Sin embargo también es notable
la distribución bimodal de la edad de los lesionados, con un 25% de los pacientes
incluido en el grupo de edad por arriba de los 70 años, reflejando el hecho que en
el adulto mayor con huesos más osteoporóticos es posible obtener estas lesiones
con traumas de menor cuantía. También se encuentra en el adulto mayor otros
1433
factores concomitantes que favorecen la incidencia de lesiones traumáticas del
axis, entre de ellos las enfermedades de tipo reumático como la artritis
reumatoides y la espondilitis anquilosante.24,25
Llama la atención que a pesar de que la mayoría de traumatizados fueron
atendidos durante las primeras 24 horas del trauma los valores mayores del rango
de medición de tiempo que medió entre la lesión y el diagnóstico inicial de la
misma son altos, incluyendo pacientes que por su evolución se pueden catalogar
de crónicos en un 18.75% de la serie. Esto revela que aún existe poco
conocimiento de estas lesiones y el índice de sospecha de la misma es bajo, ya
que estos pacientes fueron diagnosticados únicamente al presentarse por
segunda vez al hospital por persistencia de la sintomatología o por complicación
por compresión neurológica, no detectándose sus lesiones al momento de su
recepción en el Servicio de Urgencias.
Esto ya se ha constatado en las series de la literatura nacional e internacional, en
las que se describen lesiones inadvertidas que se presentan como
complicaciones.26,27
Todos los mecanismos biomecánicos descritos en el presente trabajo se han
encontrado en otras revisiones de la literatura. Aunque esta serie no tiene un
volumen de pacientes suficientes para establecer un patrón de referencia, es
notable un ligero predominio de las lesiones por flexión-compresión como
mecanismo patogénico. Un estudio con mayor amplitud podría establecer la
incidencia relativa de los mismos lo cual es de ayuda para la selección de la
modalidad de tratamiento y guiar la aproximación diagnóstica en busca de
lesiones asociadas de la estructuras discoligamentarias de la región y de la
columna subaxial.
La cervicalgia fue el hallazgo cardinal de la sintomatología, encontrándose en
todos los pacientes. Esto sugiere que debe de investigarse una lesión de la unión
craneoespinal en todo paciente con cervicalgia postraumática en ausencias de
otros hallazgos en el examen físico y/o en la radiografía lateral de la columna
cervical con excepción de la cefalea suboccipital los otros hallazgos sintomáticos
fueron poco frecuentes e inespecíficos como para utilizarse como elemento
localizadores del nivel de la lesión.
Del total de pacientes, solamente 62.5% fue portador de algún dato positivo al
examen físico y solo el 18.75% de un cuadro neurológico deficitario. Como único
hallazgo específico de una lesión de la unión craneoespinal se encontró el Gallo
de Robin, y esto únicamente en el 25% de la serie. Esta incidencia es menor que
lo reportado en otras series en lo que a análisis de morbilidad deficitaria, el 33%
de los pacientes de Fujimura28 y 26% de Hodelin.29
Todos los cuadros deficitarios se resolvieron antes del egreso, excepto que
llegaron al ingreso con compromiso ventilatorio y cuadriparéticos, por lo que el
pronóstico funcional es bueno.
1434
Es interesante ver que 2 pacientes presentaron compromiso respiratorio
transitorio. Esta incidencia es mucho menor que los datos de hasta un 40% de los
pacientes de la literatura mundial, particularmente en los lesionados de
odontoides.30,31 Se ha dicho que las series de lesionados del raquis cervical
superior son de sobrevivientes ya que un porcentaje indeterminado de estos son
instantáneas fatales en el sitio del accidente y no se constatan en las estadísticas
hospitalarias. Además de ello la posibilidad de una depresión respiratoria implica
intubación con el gran riesgo de la columna alta. Por lo que se debe realizar con
todas las precauciones para evitar exacerbar la inestabilidad ya presente.
La TAC encontró 4 lesiones adicionales no vistas en la radiología simple, sin
embargo llama la atención en la baja sensibilidad para detectar lesiones a este
nivel que fue únicamente del 50%, dato en franca contraposición a los
encontrados en la literatura, que incluso recomiendan su realización como estudio
de elección en algunos subgrupos de pacientes.
Se encontraron en total 6 fracturas de odontoides (37.5%) y 10 espondilolistesis
traumáticas del axis: 62.5%. Este patrón lesional no se corresponde con estudios
realizados por otros investigadores que encontraron una incidencia predominante
de fracturas odontoideas Alonso II hasta en un 95%, atribuyendo esto a que el
diente es una zona anatómicamente débil propensa a compromiso.
Se realizaron procedimientos quirúrgicos en el 50% de los pacientes de la serie,
los que reunían criterios de inestabilidad. Se prefirieron las vías posteriores, en un
62.5% de los pacientes operados y un halo en 25%. Entre los pacientes
instrumentados con un halo se utilizó porque el paciente no estaba en condiciones
de ser sometido a cirugía abierta, por tratarse de un paciente anciano con
patología médica coexistente y mal estado general que ya había experimentado
un cuadro de depresión respiratoria durante la tracción cervical, y en el otro por
presentar una fractura conminuta en la cual no se consideró pertinente un
atornillado transodontoideo. Se instrumentó un caso transodontoideo, era el único
caso de fractura Alonso II. En total se operaron 66% de las fracturas odontoideas
diagnosticadas.
Todos los pacientes operados evolucionaron de forma satisfactoria en lo referente
a la formación de una unión sólida a nivel de la fractura. El grupo de pacientes
manejados conservadoramente también tuvo una tasa de consolidación de 100%,
por lo que ambas modalidades de tratamiento tienen buenos resultados.
En cuanto al estado de los pacientes al egreso hospitalario o al seguimiento por
consulta, se evidenció una mejoría significativa, de acuerdo con la puntuación de
Karnofsky al egreso de 20%, tanto en los grupos de pacientes operados como en
los no operados. Aplicando la prueba estadística para la diferencia entre ambas
medidas encontramos un intervalo de confianza del 95%. Esto reitera la afirmación
de que las diferentes modalidades de tratamiento empleadas son válidas y tienen
resultados igualmente favorables cuando se seleccionan adecuadamente.
1435
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