Los sistemas de acceso, normativas de permanencia, y

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Los sistemas de acceso, normativas de
permanencia, y estrategias de tutoría y retención
de estudiantes de educación superior
– INFORME NACIONAL ARGENTINA –
Proyecto ACCEDES
(DCI-ALA/2011/232)
Autores
Teresa Lugo, Rosana Sampedro, Sebastián Schurmann
Universidad Católica de Argentina
Septiembre de 2012
ÍNDICE
Página
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Introducción
Sistemas de acceso a la educación superior
2.1. La demanda de acceso a la educación superior
2.2. Circunstancias asociadas al acceso
Abandono de la educación superior
Estrategias de retención de los estudiantes universitarios
Graduación y transición a la vida laboral
5.1. Datos nacionales de graduación
5.2. Transición a la vida laboral
Conclusiones
Referencias
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
3
4
4
9
12
13
15
15
17
18
20
2
1. Introducción
La República Argentina es un estado federal, dividido en 24 jurisdicciones (23 provincias y la
Ciudad de Buenos Aires, Capital de la República). Cada una de ellas gobierna (decide
políticamente y administra) todos los servicios sitos en su territorio, incluidos los servicios
escolares, exceptuado el subsistema universitario y parte de los servicios de evaluación
superior no universitaria.
La estructura del sistema educativo nacional comprende cuatro niveles: educación inicial,
educación primaria, educación secundaria y educación superior; y ocho modalidades, entre las
cuales se encuentra la educación permanente de jóvenes y adultos. Se establecen como
obligatorios el último año de la educación inicial y la educación primaria y secundaria, dando
como resultado una escolaridad obligatoria de 13 años de duración y que comienza a los 5
años de edad.
La población del país se encuentra en los 40 millones de habitantes, y se calcula una tasa neta
de escolarización para la población de 5 a 24 años del 77,56%. Las tasas netas de
escolarización primaria y secundaria se ubican en el 94,66% y el 83,37% respectivamente,
exhibiendo en todos los casos una representación levemente mayor por parte de las mujeres
(ubicándose entre uno y dos puntos porcentuales más que los varones) (SITEAL). Respecto del
nivel de estudio de la población adulta, el Censo de 2010 arrojó que, para la población de 20
años y más, un 11% no cuenta con ningún tipo de escolarización; un 50,4% cuenta con hasta
secundaria incompleta; un 20,1% cuenta con secundaria completa; y un 18,5% cuenta con
estudios de nivel superior (completos o incompletos).
En Argentina el sistema de educación superior (SES) es de carácter binario, está integrado
desde principios del siglo XX por dos tipos de instituciones: las instituciones de nivel superior
universitario y los institutos superiores no universitarios, también denominados en el país
como institutos terciarios. Dentro las instituciones de nivel superior universitario se
encuentran las universidades y los institutos universitarios. Esta distinción se aclara en la Ley
de Educación Superior (LES - Ley 24.521 de 1995), en la que se define a las universidades como
las instituciones que desarrollan su actividad en diversas áreas disciplinarias no afines,
orgánicamente estructuradas en facultades, escuelas o unidades académicas equivalentes, y a
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
3
los Institutos Universitarios como las instituciones que circunscriben su oferta académica a una
sola área disciplinaria.
Debido a las características y finalidades del proyecto en el que se enmarca el presente
informe, se circunscribirá el análisis realizado al sector universitario de pregrado y grado
exclusivamente.
2. Sistemas de acceso a la educación superior
2.1. La demanda de acceso a la educación superior
2.1.1. El sector de educación superior universitaria (ESU)
De acuerdo con la LES, las instituciones universitarias nacionales son personas jurídicas de
derecho público, que sólo pueden crearse por ley nacional. Las instituciones universitarias
privadas por su parte deben constituirse como entidades sin fines de lucro, obteniendo
personería jurídica como asociación civil o fundación. En ambos casos, los proyectos de
creación deben ser examinados por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria (CONEAU). En el caso de las privadas, se autoriza en primer término un período
de reconocimiento provisorio de seis años, que luego puede pasar a una habilitación definitiva
en base a un seguimiento que debe realizarse desde el Ministerio de Educación (donde se
evalúa, entre otras cuestiones, el nivel académico impartido y el grado de cumplimiento de sus
objetivos y planes de acción) (García de Fanelli, 2011).
En la actualidad existen 115 instituciones universitarias (ver en anexo la localización en el
mapa) y 1754 institutos no universitarios distribuidos en todo el país. El total de instituciones
universitarias se distribuye en 48 universidades estatales (47 nacionales y una provincial), 46
universidades privadas, 7 institutos universitarios estatales, 12 institutos universitarios
privados, una universidad extranjera y una universidad de carácter internacional.
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
4
Tipo de Institución
Sector de Gestión
Total
Nacional
Provincial
Estatal
Privado
Extranjera
Internacional
Total
Institutos
universitarios
Universidades
115
54
1
58
1
1
96
47
1
46
1
1
19
7
12
-
Tabla 1. Instituciones universitarias según sector de gestión y tipo de institución. Año 2011
Fuente: Departamento de Información Universitaria (DIU) - Secretaría de Políticas Universitaria (SPU)
Los rasgos centrales del sistema universitario argentino se pueden resumir en:

Autonomía institucional y autarquía económico-financiera

Gratuidad de los estudios de grado en las universidades públicas

Régimen de acceso con bajo nivel de selectividad

Ausencia general de vacantes o cupos por carrera o universidad

Mecanismos de conducción colegiada de los claustros
En el marco de la autonomía institucional, las universidades tienen potestad para definir el
régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes. La Ley de Educación
Superior vigente exige como único requisito de ingreso haber finalizado el nivel secundario, y
dispone que los alumnos deban aprobar al menos dos materias por año para mantener la
condición de regularidad.
Siguiendo la clasificación propuesta por Sigal (1995), los tipos y modalidades de acceso a las
universidades nacionales y privadas pueden clasificarse en tres grandes grupos: a) de acceso
irrestricto; b) de ingreso mediante pruebas de examen, sin cupo; y c) de ingreso mediante
prueba y cupo. A partir de este marco es posible afirmar que la modalidad predominante es el
ingreso irrestricto, con cursos de apoyo o exámenes no eliminatorios pero vinculantes con el
plan de estudios (García de Fanelli, 2011). Estos cursos suelen ser de carácter propedéutico,
con el objetivo de subsanar los problemas de formación que los postulantes traen de la
enseñanza media.
El grupo de ingreso mediante pruebas de examen, sin cupo, esta integrado por algunas
carreras específicas, tales como Medicina y algunas de carácter científico-tecnológico, donde
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
5
se implementan exámenes o cursos de ingreso muy selectivos que permiten un acceso del 20%
y el 30% de los postulantes.
Respecto de la modalidad de cupos, en su gran mayoría las universidades nacionales no
determinan explícitamente un cupo máximo de estudiantes a admitir. Esta modalidad sí tiene
una presencia un poco mayor, aunque no extendida, en el acceso a algunas carreras de
posgrado de mayor demanda en las universidades tanto estatales como privadas. En estos
casos los procesos de admisión suelen tomar en cuenta no sólo el rendimiento en los
exámenes o cursos de ingreso, sino también el rendimiento académico en la carrera de grado,
la presentación de cartas de recomendación de profesores y los resultados de entrevistas
realizadas a los postulantes (García de Fanelli, 2011).
De acuerdo con los datos disponibles del Ministerio de Educación Nacional, la cantidad de
estudiantes inscriptos en el sistema universitario para 2009 fue de 1.650.150 alumnos, de los
cuales un 23% fueron nuevos inscriptos. La mayor parte de los estudiantes se inscribe en el
sector estatal, al cual le corresponde un 79,5% de la matrícula.
Sector de Gestión
Estudiantes
Total
Mujeres
Nuevos Inscriptos
%
Total
Mujeres
%
Total
1.650.150
758.678
56,0
387.603
184.989
55,3
Estatal
1.312.549
574.071
56,4
290.137
131.522
55,5
337.601
184.607
54,7
97.466
53467
54,9
Privado
Tabla 2. Estudiantes y nuevos inscriptos totales y mujeres de títulos de pregrado y grado según sector de
gestión. Año 2009.
Fuente: DIU-SPU
La distribución de los estudiantes por sexo en las carreras de pregrado y grado está marcada
por una mayor presencia de mujeres, quienes representan el 56% de la población. Esta
tendencia se mantiene con un leve incremento en el caso de las instituciones universitarias
estatales (56,4%), y descenso algo mayor en el caso de las privadas (54,7%)1. Esta relación
también se mantiene para los nuevos inscriptos, con diferencias menores a un punto
porcentual.
Si se tiene en cuenta la evolución de la matrícula en la última década, se puede observar que la
tasa promedio de crecimiento anual (TCA) para todo el sistema de educación universitaria es
1
Cabe aclarar que estos valores no incluyen a la Universidad de Buenos Aires, para la cual no se cuentan
con datos respecto de la distribución por género de su población estudiantil.
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
6
del 2,9%. Sin embargo, un cambio importante en el período de los últimos años es el
estancamiento del crecimiento de la matrícula en el sistema universitario estatal, y un fuerte
aumento en el ritmo de crecimiento en el sector privado. Mientras que en el primer período
analizado (1999 a 2002) la TCA promedio del sector estatal fue del 6% y la del sector privado se
encontraba más de dos puntos porcentuales debajo (3,6%), a partir de 2003 el sector estatal
comienza a crecer a un ritmo promedio de sólo un 0,5% anual, con incluso algunos años donde
la matrícula decreció (2005 y 2007). Por su parte, el crecimiento del sector privado para el
mismo período (2003-2009) fue considerablemente mayor, con una TCA promedio de 7,8%.
Este mayor crecimiento relativo del sector privado permitió que su participación en la
matrícula total de pregrado y grado pase del 14,8% en 1999 al 20,5% en 2009 (ver Gráfico 1).
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
Total
1.240.536
1.339.740
1.412.999
1.462.319
1.489.243
1.536.653
1.553.700
Estatal
1.056.650
1.138.503
1.209.328
1.257.707
1.273.832
1.299.564
1.295.989
183.886
201.237
203.671
204.612
215.411
237.089
257.711
Privado
TCA Promedio por períodos
2006
2007
2008
2009
Total
1.586.520
1.569.065
1.600.522
Estatal
1.306.548
1.270.295
279.972
298.770
Privado
1999-2002
2003-2009
2000-2009
1.650.150
5,6%
1,7%
2,9%
1.283.482
1.312.549
6,0%
0,5%
2,2%
317.040
337.601
3,6%
7,8%
6,3%
Tabla 3. Estudiantes de títulos de pregrado y grado por año y TCA promedio por período, según sector
de gestión. Años 1999 a 2009
Fuente: DIU-SPU
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
7
100%
14,8%
15,0%
14,4%
14,0%
14,5%
90%
15,4%
16,6%
17,6%
19,0%
19,8%
20,5%
83,4%
82,4%
81,0%
80,2%
79,5%
2005
2006
2007
2008
2009
16,6%
80%
70%
85,2%
85,0%
85,6%
86,0%
85,5%
84,6%
83,4%
60%
50%
1999
2000
2001
2002
2003
2004
Sector estatal
Promedio
Sector privado
Gráfico 1. Participación del Sector estatal y del Sector privado en la matrícula de carreras de pregrado y
grado. Años 1999-2009.
Fuente: DIU-SPU
A pesar de estos datos de ingreso, las tasas de deserción en este nivel son muy elevadas. Si
bien con la Ley Federal de Educación en 1993 primero y la Ley de Educación Nacional en 2006
se tomaron medidas para extender la escolaridad obligatoria al nivel secundario (actualmente
se cuenta con una estructura de 15 años de educación obligatoria con una edad promedio al
ingreso de 5 años y de 18 años a la finalización), los jóvenes que acceden a los niveles de
educación media y superior ingresan desde instituciones de calidad diversa, siendo por lo
tanto muy heterogéneo los aprendizajes logrados al momento de la graduación en los variados
colegios e instituciones de educación superior pública y privada.
De hecho, la información disponible apunta a que la barrera más fuerte en el acceso a la
educación superior por parte del 40% más pobre de la población se encuentra en el nivel
medio, no en el nivel superior. Estos jóvenes usualmente concurren a escuelas medias de
menor categoría, con docentes menos calificados, en las que reciben una formación de baja
calidad. De este modo, quienes han finalizado la escuela media y logran ingresar a la educación
superior generalmente enfrentan dificultades en el estudio (problemas de aprendizaje, falta de
entrenamiento) derivadas de la deficiente formación de base y de los menores recursos
pedagógicos y culturales en sus hogares, que suelen conducir al fracaso escolar en los primeros
años y al abandono temporal o definitivo de los estudios (García de Fanelli, 2005).
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
8
Las investigaciones realizadas muestran también que la educación superior presenta un claro
sesgo en su composición socioeconómica hacia los sectores de clase media y alta. Son escasos
los estudiantes de menores recursos que ingresan a la universidad y menos aún los que se
gradúan (Sigal, 1995; Kisilevsky y Veleda, 2002; Sverdlick, Ferrari, y Jaimovich, 2005). Los
jóvenes provenientes de sectores de menores recursos tienen una mayor probabilidad de
abandonar los estudios y les cuesta concluir la escuela secundaria, obturando la posibilidad de
continuar los estudios superiores.
Más allá de esto, la brecha en el acceso a la educación superior para distintos estratos
socioeconómicos de ingreso se ha reducido en el período 2005-2010. Si se analiza la cobertura
del nivel superior según la tasa neta de escolarización para los distintos quintiles de ingreso, se
aprecia que, si bien continúa existiendo una brecha importante entre los jóvenes de los
hogares de mayor nivel de ingreso (quintil 5) y los de menor nivel de ingreso (quintil 1), ésta se
ha ido reduciendo a lo largo de este período. El cociente entre la tasa neta de escolarización de
educación superior del más alto quintil respecto del más bajo se ha reducido de 4,2 en el 2005
a 3,1 en el 2010 (ver Tabla 4) (García de Fanelli, 2011).
Años
Quintiles de Ingreso Equivalentes
1
2
3
4
5
Ratio 5/1
2005
15
26
33
45
63,5
4,2
2006
16
23,1
32,8
45,5
65
4
2007
17
24,8
36,7
41,4
60,1
3,5
2008
16,3
25,2
33,7
43,8
57,3
3,5
2009
18,5
24,3
33,6
40,3
61,3
3,3
2010
19
24,4
33,4
45,2
58,6
3,1
Tabla 4. Tasa Neta de Escolarización en Educación Superior según quintiles de ingresos equivalentes.
Años 2005-2010
Fuente: García de Fanelli (2011) en base a SEDLAC (2011) sobre la base de la Encuesta Permanente de
Hogares, primer semestre de cada año.
2.2. Circunstancias asociadas al acceso
El sistema universitario argentino exhibe una fuerte tendencia a la concentración de la
matrícula. En el caso de las instituciones de gestión estatal, el 58% de la matrícula está
concentrada en tan sólo 7 de las 55 instituciones. Estas universidades tienen una matrícula
superior a los 50 mil estudiantes, destacándose el caso de la Universidad de Buenos Aires con
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9
casi 300 mil alumnos. En promedio, la matrícula de las instituciones universitarias nacionales
es de aproximadamente 28 mil estudiantes. En el sector privado, la concentración de los
estudiantes en unas pocas instituciones es menor, aunque también significativa: 6 de las 60
instituciones universitarias privadas tiene el 36% de la matrícula, con un tamaño promedio
superior a los 15 mil estudiantes. El tamaño promedio del conjunto del sector privado es de
6.500 estudiantes (García de Fanelli, 2011).
Respecto de las titulaciones elegidas, la matrícula universitaria se concentra principalmente en
dos grandes ramas de conocimiento: las ciencias sociales y las ciencias aplicadas. En el primer
caso, la mayoría de los estudiantes cursa carreras de abogacía y de contador público y
administración. En las ciencias aplicadas, los estudiantes se concentran en arquitectura,
informática e ingeniería. La diferencia más relevante en la distribución de la matrícula por
ramas de conocimiento en las universidades según el sector de gestión al que pertenecen es la
menor representación de estudiantes de ciencias aplicadas y básicas y mayor representación
de estudiantes de ciencias sociales en las universidades privadas respecto de las de gestión
estatal (ver Tabla 5.a.).
(1)
Rama
2007
2008
2009
% promedio
TCA Promedio
2,33%
Total
1.567.519
1.593.925
1.641.510
100,0%
3,45%
Ciencias Aplicadas
375.671
389.164
402.048
24,3%
3,93%
Ciencias Básicas
44.501
45.297
48.066
2,9%
1,56%
Ciencias de la Salud
211.770
214.840
218.418
13,4%
3,15%
Ciencias Humanas
254.197
258.815
270.476
16,3%
1,54%
Ciencias Sociales
681.380
685.809
702.502
43,1%
1,30%
Estatal
1.270.755
1.276.885
1.303.909
100,0%
3,03%
Ciencias Aplicadas
324.490
334.711
344.464
26,1%
3,83%
Ciencias Básicas
41.957
42.564
45.236
3,4%
1,21%
Ciencias de la Salud
174.827
177.266
179.072
13,8%
2,40%
Ciencias Humanas
212.930
214.048
223.286
16,9%
-0,46%
Ciencias Sociales
516.551
508.296
511.851
39,9%
6,66%
Privado
296.764
317.040
337.601
100,0%
6,07%
Ciencias Aplicadas
51.181
54.453
57.584
17,2%
5,47%
Ciencias Básicas
2.544
2.733
2.830
0,9%
3,20%
Ciencias de la Salud
36.943
37.574
39.346
12,0%
6,94%
Ciencias Humanas
41.267
44.767
47.190
14,0%
7,55%
Ciencias Sociales
164.829
177.513
190.651
56,0%
(1) Para preservar la comparación interanual no se incluye la matrícula catalogada como “Sin Rama”
(ofertas Académicas que por sus características pueden ser clasificadas en distintas ramas de estudio).
Tabla 6. Estudiantes de carreras de pregrado y grado según sector de gestión por rama de estudio. Años
2007-2009.
Fuente: DIU-SPU
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
10
(1)
Rama
2007
2008
2009
% promedio
TCA Promedio
2,72%
Total
361.680
361.290
381.615
100,0%
2,63%
Ciencias Aplicadas
86.709
87.795
91.325
24,1%
11,31%
Ciencias Básicas
10.829
11.131
13.416
3,2%
4,66%
Ciencias de la Salud
45.497
44.161
49.834
12,6%
3,14%
Ciencias Humanas
62.428
62.905
66.414
17,4%
1,40%
Ciencias Sociales
156.217
155.298
160.626
42,7%
2,19%
Estatal
272.093
267.491
284.149
100,0%
3,33%
Ciencias Aplicadas
71.154
72.466
75.968
26,7%
11,79%
Ciencias Básicas
10.002
10.220
12.499
4,0%
4,09%
Ciencias de la Salud
35.369
33.762
38.323
13,0%
3,91%
Ciencias Humanas
49.002
49.687
52.910
18,4%
-1,00%
Ciencias Sociales
106.566
101.356
104.449
37,9%
4,30%
Privado
89.587
93.799
97.466
100,0%
-0,64%
Ciencias Aplicadas
15.555
15.329
15.357
16,5%
5,30%
Ciencias Básicas
827
911
917
0,9%
6,61%
Ciencias de la Salud
10.128
10.399
11.511
11,4%
0,29%
Ciencias Humanas
13.426
13.218
13.504
14,3%
6,37%
Ciencias Sociales
49.651
53.942
56.177
56,9%
(1) Para preservar la comparación interanual no se incluye la matrícula catalogada como “Sin Rama”
(ofertas Académicas que por sus características pueden ser clasificadas en distintas ramas de estudio).
Tabla 6. Nuevos inscriptos de carreras de pregrado y grado según sector de gestión por rama de estudio.
Años 2007-2009.
Fuente: DIU-SPU
Como se puede apreciar, la distribución de nuevos inscriptos en los últimos años respeta en
buena medida las proporciones de la matrícula total. Sin embargo, de la comparación de las
Tablas 5 y 6 surge un aspecto significativo: si bien la matrícula total en el sector privado estuvo
creciendo más rápidamente que en el sector estatal, respecto de la TCA promedio de nuevos
inscriptos se puede apreciar que estos valores se invierten. En este rubro, es el sector estatal el
que estuvo creciendo más rápidamente que el sector privado en los últimos tres años. Ello es
especialmente significativo para el caso de las Ciencias Básicas, que si bien es la rama de
conocimiento con menor matrícula, en el lapso 2007-2009 su cantidad de nuevos inscriptos
creció en el sector estatal a un ritmo cinco veces superior al promedio del sector. Las Ciencias
Sociales se encuentran en la situación opuesta, siendo la única rama del sector estatal cuya
TCA de nuevos inscriptos ha sido inferior al de la matrícula. Por su parte, en el sector privado la
TCA de nuevos inscriptos en todas las ramas ha sido inferior a la TCA de la matrícula, con la
sola excepción de las Ciencias de la Salud.
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
11
3. Abandono de la educación superior
Uno de los problemas más graves del sistema universitario argentino es el elevado nivel de
deserción estudiantil, que se concentra en el primer año (entre el 40% al 50%) e impide la
finalización de los estudios (Fernandez Lamarra, 2003). Esto sucede porque operan
mecanismos de selección implícitos que regulan las posibilidades de finalización de los
estudios de la población ingresante, particularmente de los grupos que llegan con un menor
capital económico y cultural de origen.
Los factores que promueven el abandono son múltiples y complejos, pero uno de los motivos
que aparece rápidamente desde el sistema educativo es, como ya se señaló, la formación
previa, es decir, el bajo nivel de conocimientos con los que el postulante llega al ingreso a la
universidad. Sin embargo, más allá de esto, debido a la autonomía universitaria y la diversidad
regulaciones existentes en cada institución, no resulta posible definir la condición de
abandono o deserción de forma unívoca para todo el sistema. La universidad argentina, al
sostener un acceso irrestricto, dejó establecido para una gran mayoría de la sociedad la idea
de una institución accesible, generando que los casos de deserción sean percibidos como el
resultado de una decisión individual y no de fracaso (Nicoletti, 2005).
A su vez, como señala García de Fanelli (2011), muchas veces los alumnos que ingresan a las
universidades nacionales “en ocasiones se inscriben en más de una carrera para probar cuál se
adapta
mejor
a
sus
aspiraciones
profesionales
y
académicas,
o
interrumpen
momentáneamente sus estudios para trabajar y vuelven a reingresar tiempo después, o
simplemente abandonan la carrera no bien se inscriben para continuar estudiando otra o la
misma carrera en una diferente universidad nacional o privada”. Esto genera muchas
dificultades para establecer claramente una definición para la situación de abandono del nivel.
De hecho, es común que estos jóvenes permanezcan en los registros de alumnos de las
universidades nacionales en carácter de estudiantes por un largo periodo antes de ser dados
de baja.
Si bien no se cuenta con un indicador oficial acerca de la deserción en el nivel universitario, se
pueden ensayar distintas aproximaciones a él. En base a los datos del Censo de 2001, la autora
recién mencionada estimó una tasa de abandono para la población de 24 a 40 años cercana al
43% (García de Fanelli, 2004). A su vez, calculando el cociente entre el promedio de egresados
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de grado en las universidades entre los años 2005 y 2009, y el promedio de inscriptos entre los
años 2000 y 2004, el resultado muestra que de cada 100 inscriptos, en las universidades
nacionales egresan un promedio de 22 estudiantes, y en las privadas 41 (Tabla 7).
2000
Total Nuevos
inscriptos
Estatal
Privado
Total Egresados
Estatal
Privado
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
352.605 347.691 359.266 365.892 372.492 361.648 358.763 362.690 365.227 387.603
290.587 291.241 305.614 302.226 299.008 283.866 272.617 272.608 271.428 290.137
62.018 56.450 53.652 63.666 73.484 77.782 86.146 90.082 93.799 97.466
63.259
47.048
16.211
65.104
48.764
16.340
74.960
56.551
18.409
78.429
59.758
18.671
83.890
63.499
20.391
86.879
64.215
22.664
84.785
62.636
22.149
86.528
62.388
24.140
94.909
65.581
29.328
98.129
69.452
28.677
Tabla 7. Nuevos inscriptos y egresados de pregadro y grado en el sector universitario. Años 2000-2009.
Fuente: DIU-SPU
4. Estrategias de retención de los estudiantes universitarios
Debido a la autonomía universitaria, las estrategias de retención de los estudiantes dependen
principalmente de cada institución, por lo que resultan sumamente variadas, la información
existente al respecto es escasa.
Más allá de esto, se debe mencionar una iniciativa impulsada desde la Secretaría de Políticas
Universitarias del Ministerio de Educación Nacional: el Programa Nacional de Becas
Universitarias (PNBU). Este Programa tiene como objetivo facilitar el acceso y/o la
permanencia de alumnos de escasos recursos económicos para los estudios de grado en
Universidades Nacionales o Institutos Universitarios. Desde su comienzo en 1996 otorgó
30.000 becas.
Los estudiantes universitarios que aspiran a becas deben cursar de manera presencial una
carrera de grado en una Universidad Nacional o Instituto Universitario Nacional, exceptuando
aquellos que están en el último año de la carrera, o adeuden sólo exámenes finales o tesis.
Tampoco pueden tener un título previo de grado.
Este Programa en estos últimos años se amplió con convocatorias para Carreras Científicas y
Técnicas (llamado Becas Bicentanario) que otorga becas de estudio a alumnos de bajos
recursos que ingresen al sistema educativo superior en la rama de las carreras vinculadas con
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
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las ciencias aplicadas, las ciencias naturales, las ciencias exactas y las ciencias básicas (carreras
de grado, tecnicaturas universitarias y no universitarias y profesorados terciarios) e incorporó
el Subprograma para Alumnos Indígenas orientado a beneficiar a aquellos alumnos que
provengan de la comunidad indígena, es decir, de los conjuntos de familias que se reconozcan
como tales por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el territorio nacional en
la época de la conquista o colonización (Ley Nº 23.302/85, art.2). La pertenencia a las
comunidades indígenas deberá ser acreditada por los consejos locales o regionales, o por el
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas.
Otra línea incorporada es el Subprograma para Alumnos Discapacitados que se establece para
beneficiar a aquellas personas con una necesidad educativa especial por alguna alteración
física funcional permanente o prolongada y que, en relación con su edad y medio social,
implica desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral
(Ley Nº 22.431, art. 2), que estudian en el sistema de educación superior universitario. La
condición de discapacidad deberá ser acreditada por las dependencias que se indican.
El programa de becas además acompaña con distintas acciones que permitan una mejor y
mayor incidencia del estímulo económico en la población objetivo.
Se destacan acciones en tres niveles:
(1) Fortalecimiento de las condiciones de base de los alumnos para acceder a la
educación superior:

Desarrollo de cursos de nivelación en el último año del secundario, con la
implementación de un sistema de tutorías,

Difusión del programa de becas y oferta de carreras de grado y tecnicaturas
prioritarias, especialmente en el último año del secundario.
(2) Mejoramiento de las carreras de grado y tecnicaturas prioritarias

Implementación de proyectos de mejoramiento de la enseñanza de carreras
de grado y tecnicaturas prioritarias.
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
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
Fortalecimiento de los programas de articulación con las escuelas secundarias
comunes, técnicas y de orientación vocacional

Fortalecimiento de la formación pedagógica de los docentes de primer año de
las instituciones universitarias, profesorados y tecnicaturas científico-técnicas.
(3) Acompañamiento de los becarios a lo largo de su trayectoria.

Desarrollo de estrategias de acompañamiento de los becarios en conjunto con
las instituciones educativas en todo el país.

Sistema de tutorías para acompañar el trayecto de los becarios, cursos de
nivelación, articulación con otras acciones de los servicios de bienestar
estudiantil de educación superior.
La Secretaría de Políticas Universitaria creó además el Programa Nacional de Becas para
Carreras de grado en Área TICS (PNBTICS) que tiene como objetivo implementar un sistema de
becas que fortalezca los recursos humanos en el sector de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones, promueva el incremento de la matrícula de estudiantes de grado a las
carreras TICs y favorezca la retención y graduación de estos estudiantes en el sistema
universitario.
5. Graduación y transición a la vida laboral
5.1. Datos nacionales de graduación
Como se puede apreciar en la Tabla 7, la cantidad de egresados del sistema universitario de
grado y pregrado ha ido creciendo de forma sostenida en la última década, pasando de casi 55
mil egresados en 1999 a algo más de 98 mil en 2009. Esto equivale a una TCA promedio del
6%.
En la comparación entre sectores, se puede apreciar que el ritmo de crecimiento en el sector
privado ha sido levemente superior, registrando una TCA promedio del 6,5% para el período
1999-2009, mientras que en el estatal la TCA fue del 5,8% para el mismo período. Como señala
García de Fanelli (2011), esta diferencia puede ser atribuida a varios factores, algunos de los
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
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cuales ya fueron comentados en relación con la cuestión del abandono (mayor precisión en los
datos de inscriptos en el sector privado; laxitud por parte de los estudiantes al momento de
elegir una carrera en el sector estatal debido a su gratuidad y ausencia de procedimientos
selectivos). A ello se puede agregar el hecho de que las universidades privadas han acortado
sus planes de estudio y varias carreras de grado tienen una duración de cuatro años, mientras
que en el sector estatal la duración oficial de las carreras es de al menos cinco años, e incluso
muchas veces se constata que en la práctica los planes de estudio estipulados requieren una
duración aún mayor (Fernández Lamarra, 2003).
En promedio, la cantidad de egresados de pregrado y grado del sistema universitario en la
última década ha sido de 72.653 egresados por año, con una participación promedio del 73,4%
por parte del sector estatal y un 26,6% por parte del sector privado (ver Gráfico 2). Vale la
pena recordar que la participación promedio en la matrícula del sistema de uno y otro sector
para el mismo período fue del 83,4% y 16,6% respectivamente (ver Gráfico 1), lo que supone
un aumento sumamente considerable en la proporción de egresados por estudiante por parte
del sector privado respecto del estatal.
100%
90%
27,8%
25,6%
72,2%
74,4%
1999
2000
25,1%
24,6%
23,8%
24,3%
26,1%
26,1%
27,9%
30,9%
29,2%
69,1%
70,8%
2008
2009
26,6%
80%
70%
60%
74,9%
75,4%
76,2%
75,7%
73,9%
73,9%
72,1%
73,4%
50%
2001
2002
2003
2004
Sector estatal
2005
2006
2007
Promedio
Sector privado
Gráfico 2. Participación del Sector estatal y del Sector privado en egresados de carreras de pregrado y
grado. Años 1999-2009.
Fuente: DIU-SPU
En relación con el tiempo promedio que los estudiantes universitarios de grado demoran en
concluir sus estudios, en 1995 el Ministerio de Educación realizó un cálculo acerca de la
diferencia entre la duración real promedio y la duración teórica para las carreras consideradas
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
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prioritarias en las universidades estatales y privadas. El resultado arrojó que, dependiendo de
la carrera, los estudiantes de las universidades nacionales demoran entre un 30% y un 80%
más que la duración teórica en concluir los estudios, mientras que en las privadas esta
diferencia puede ser del 10% al 60% como máximo (ver Tabla 8).
Como señala García de Fanelli (2011), este distanciamiento entre las duraciones teóricas y las
reales es atribuible tanto a factores individuales (e.g. nivel de formación previa, rendimiento
académico, necesidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo, oportunidades laborales antes
de concluir los estudios), como a factores institucionales y curriculares (e.g. carreras con una
estructura curricular muy rígida, duración teórica de las carreras de grado superior a los cuatro
años, laxitud institucional en la definición de la condición de alumno regular). En el sector
privado, los mayores costos directos que tienen los estudiantes por el pago del arancel y la
menor duración teórica de las carreras son los principales factores que estarían contribuyendo
a que haya una distancia más corta con las duraciones reales.
Carrera
Agronomía
Biología
Física
Informática
Ing. Civil
Ing. Electrónica
Ing. en Telecomunicaciones
Ing. Industrial
Ing. Mecánica
Química
Veterinaria
DRP/DT
Estatal
Privada
1,6
1,6
1,8
1,7
1,7
1,6
1,3
1,5
1,7
1,6
1,7
1,4
1,1
1,4
1,5
1,6
1,2
1,4
1,4
1,1
1,4
Tabla 8. Cociente entre la duración real promedio y la duración teórica en carreras prioritarias
seleccionadas del sector universitario. Año 2005.
Fuente: García de Fanelli (2011) en base a Anuario 2005 de Estadísticas Universitarias (DIU-SPU).
5.2. Transición a la vida laboral
En la Argentina no existe ningún seguimiento de graduados por parte del gobierno nacional
que permita conocer la trayectoria laboral de los graduados universitarios. Si bien en 2001 se
recomendó la creación de un Observatorio de la Educación Superior destinado, entre otras
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
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tareas, al análisis de la inserción profesional de los graduados y al registro de vinculaciones
entre las universidades y el sector productivo (recomendación elevada por una comisión de
expertos convocada por el Ministerio de Educación - CONEDUS), hasta el presente esta
iniciativa no ha prosperado (García de Fanelli, 2011).
Conclusiones
La Argentina se ha caracterizado históricamente por alta tasas de escolarización en educación
superior, con una tasa neta universitaria que creció del 17% al 20,3% de 2001 a 2009 para la
población de 18 a 24 años y una tasa bruta de educación superior para la misma población que
aumentó del 51% al 69,5% en el mismo período, lo cual permitió llevar a cabo la creación de
nuevas instituciones y variación de la oferta formativa. Sin embargo, este crecimiento trae
aparejado a su vez nuevos problemas. Así, el sistema universitario argentino se encuentra
frente a la necesidad de establecer procedimientos adecuados para asegurar la calidad, seguir
incrementando acciones y propuestas para incrementar el acceso de distintas poblaciones,
articular el pasaje entre niveles educativos y generar estrategias para que los alumnos que
ingresan culminen en tiempo y forma, entre otras cuestiones.
Ante estos mencionados problemas se puede mencionar por ejemplo que a partir de la
creación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), se
ajusta constantemente su accionar para mejorar los procesos de evaluación externa de
instituciones universitarias y la acreditación de carreras, obteniendo a través de la aplicación
de estándares de calidad la mejora constante de las universidades en su propuesta de
estudios. A su vez, se han abierto nuevas universidades nacionales en sectores de gran
concentración poblacional, que permite que un nuevo perfil de alumnos ingresen: con edades
más avanzadas, algunos con experiencias laborales, o de primera generación de sus familias.
Sin embargo, resulta posible señalar junto con García de Fanelli (2011), que no se ha realizado
una clara planificación de la distribución por regiones según criterios de pertinencia, calidad y
equidad.
En el país, la redefinición del nivel secundario como obligatorio realizada en 2006 presenta una
nueva oportunidad y desafío para el nivel superior, en términos de una mayor demanda
Proyecto ACCEDES (DCI-ALA/2011/232)
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potencial para este nivel. Esta posible mayor demanda para el futuro cercano genera dos
cuestiones fundamentales, y a la vez recurrentes: por un lado, afrontar y superar la dispar
formación recibida según el trayecto de formación obligatoria y superar los déficit de esa
formación previa, fomentando la igualdad de oportunidades; y a su vez, mejorar la articulación
con la enseñanza media, el cual resulta el nivel crítico de formación que poseen los ingresantes
a las instituciones de educación superior. Los niveles de desarticulación se dan tanto a nivel
horizontal y como vertical: en el pasaje de la escuela media a la universidad, en la articulación
entre las universidades y los institutos superiores no universitarios, en la movilidad de
estudiantes dentro de una misma universidad, y entre las distintas universidades.
En este marco, la cuestión del acceso, permanencia y éxito en el sistema universitario sigue
siendo una temática pendiente que no puede ser pasada por alto, más aún si se propone,
como se menciona desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), asumir el compromiso
de afianzar “una universidad inclusiva que asuma un rol protagónico en la construcción de una
sociedad en la que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se distribuyan
democráticamente, así como mejorar las condiciones y estrategias institucionales para facilitar
el tránsito del nivel medio a la universidad, los procesos de aprendizaje, la calidad de la
formación, el progreso en los estudios y la graduación” (Geneyro, 2007).
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Referencias
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y perspectivas. Buenos Aires: EUDEBA.
García de Fanelli, A. (2004) Indicadores y estrategias en relación con la graduación y el
abandono universitario en AAVV, La agenda universitaria. Propuestas de Políticas Públicas
para la Argentina. Buenos Aires: Universidad de Palermo.
García de Fanelli, A. (2005) Acceso, abandono y graduación en la educación superior argentina.
Buenos Aires: SITEAL.
García de Fanelli, A. (2011) La educación superior en Argentina, 2005-2009. Santiago de Chile:
Centro Interuniversitario de Desarrollo.
Geneyro, J.C. (2007) Algunos Dilemas y Desafíos para la Universidad en Salud colectiva vol.3,
n.1, pp. 5-7.
Kisilevsky, M. y Veleda, C. (2002) Dos estudios sobre el acceso a la educación superior
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Sigal, V. (1995) El acceso a la educación superior. Buenos Aires: Secretaría de Políticas
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Sverdlick, I., Ferrari, P. y Jaimovich, A. (2005) Desigualdad e inclusión en la educación superior.
Un estudio comparado en cinco países de América Latina. Buenos Aires: Fundación Laboratorio
de Políticas públicas.
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