Kilometros contra las calorias

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Notícia publicada en La Vanguardia el pasado sábado 3 de enero de 2009 en el suplemento Tendencias
Para quemar las 2.000 kilocalorías que se suelen ingerir en la comida del día de Navidad, una persona de 70 kilos debería correr -a
ritmo moderado- unos 23 kilómetros. Si tras la comida no pudiera correr y se limitara a caminar, debería recorrer 33 kilómetros. Si
prefiriera ir en bici, debería pedalear durante casi cuatro horas. Si nadara, le bastaría con tres horas y 40 minutos. Y si nada de esto le
apeteciera y se quedara en casa jugando durante 22 horas y media para quemar las 2.000 kilocalorías del aperitivo, la sopa, la "carn
d'olla", el pavo, los turrones y las bebidas.
Correr es la actividad que más calorías quema. "No hay más que ver cómo están de delgados los aficionados al
atletismo. Si una persona corre a ritmo intenso ( 9 km/h ), quemará una media de 1.260 kilocalorías por hora y le bastará
con correr 95 minutos y recorrer 14 kilómetros para quemar las 2.000 kilocalorías de la comida de Navidad. Si corre a un
ritmo moderado, necesitará 23 kilómetros y tres horas largas. Pero incluso a un ritmo moderado, se queman más calorías
corriendo que esquiando, nadando o jugando a fútbol o a tenis.
“Es un error habitual creer que,
cuando uno hace un ejercicio intenso,
pierde muchas calorías”, explica Joan
Ramon
Barbany,
profesor
de
fisiología de la facultad de Medicina
de la Universitat de Barcelona. Así,
una persona puede sentirse más
cansada tras nadar media hora que
tras correr media hora y, sin
embargo, habrá quemado menos
calorías. Con la natación, eso sí,
habrá ejercitado más su musculatura
-no hay más que ver la silueta de los
aficionados a nadar-.
Para quemar calorías “lo más
importante es durante cuánto tiempo
se hace una actividad y cuál es la
frecuencia cardíaca”, destaca Antoni
Tramulles, director de la unidad de
medicina del deporte del hospital
Quirón.
Cuanta más alta es la frecuencia cardiaca, más energía se gasta. A unas personas se les acelera el pulso con más
facilidad que a otras y “también hay diferencias entre personas en el metabolismo o en la composición corporal (es decir,
para un mismo peso, unas tienen más músculo y otras más grasa)”, añade Tramullas. Esto hace que el número de calorías
que se queman para una actividad varíe según cada persona -y, por lo tanto, que los datos citados en el primer párrafo,
como los 23 kilómetros corriendo, sean medias orientativas-.
“Es otro error habitual no tener en cuenta la importancia que tiene la constancia a la hora de realizar una actividad con el
fin de quemar calorías”, añade Joan Ramon Barbany. Y cita el ejemplo de “algunos ciclistas de domingo que hacen un
ejercicio intenso durante un periodo corto y después, con la sensación de haber hecho un buen esfuerzo, se toman un gran
desayuno, con lo cual, en lugar de adelgazar, aún engordan”. Otro ejemplo, es el de quienes “se compran una cinta o una
bicicleta estática para hacer ejercicio en casa y lo hacen sólo durante un cuarto de hora, con lo cual queman muy pocas
calorías”.
Sabiendo esto, “es aconsejable que cada uno elija una actividad que le guste”, destaca García Nieto, del centro médico
Teknon. “No tiene sentido que uno se empeñe en correr si no le gusta, porque no lo disfrutará y lo más probable es que lo
deje al cabo de un tiempo. Si le gusta nadar, mejor que nade. Y si prefiere el golf, pues el golf”.
Con todo, no es fácil perder peso sólo contando con la actividad física, advierte Barbany. Al mismo tiempo, aconseja,
“hay que procurar limitar el número de calorías que se ingieren con las comidas”. Aquí es donde entran en escena los
festejos navideños, que contribuyen de manera importante al sobrepeso de la población.
“El problema no son las 2.000 kilocalorías de la comida de Navidad”, señala Abel Mariné, catedrático de nutrición y
bromatología de la Universitat de Barcelona. Al fin y al cabo, el cuerpo humano gasta en reposo unas cien kilocalorías por
hora sólo para mantener todos sus sistemas en funcionamiento, que es lo que explica que se quemen calorías hasta
jugando a las cartas en las sobremesas navideñas. Las 2.000 kilocalorías de una comida muy copiosa no cubren ni las
necesidades energéticas básicas del cuerpo en un día y, si se combinan con un desayuno y una cena ligeros, no tienen por
qué suponer ni un gramo de más en la báscula al día siguiente.
El problema más bien es la sucesión de banquetes a lo largo de casi un mes, desde las primeras comidas y cenas
navideñas con amigos y colegas a partir de la segunda semana de diciembre hasta la celebración final del tortell de reis. En
Estados Unidos (no se han encontrado datos comparables de España), gran parte de la población gana alrededor de
medio kilo con las celebraciones de diciembre -allí van desde el día de Acción de Gracias a finales de noviembre hasta el 1
de enero-. Aunque medio kilo pueda sonar a poco, la población suele ganar entre medio kilo y un kilo al año, con lo cual el
aumento de peso del mes de diciembre supone una contribución importante al aumento de peso global de la población.
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