Víctor Jara*. un caso de tantos

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CIENCIA-CULTURA
Víctor Jara*.
un caso de tantos
ISABEL LIPTHAY
Las heridas cicatrizan cuando se
las expone al viento y al sol. Los
rencores y las preguntas se calman
cuando encuentran comprensión.
En el caso de este conocido folklorista, el testimonio de su esposa
puede abrirnos el camino hacia la
reconciliación.
Víctor Jara: Queda el recuerdo de su risa...
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"Víctor aprendió el folklore
con la leche materna. Su madre
era cantora", declara Joan Turner,
esposa del que fuera uno de los
máximos exponentes del canto
popular chileno, Víctor Jara.
Joan estuvo recientemente de
paso por Santiago con su hija
Amanda. Entre otras cosas, vino
para juntar material para un libro
sobre el cantante. Regresa at
país, "en que pasé los 19 años más
importantes de mi vida", y, a
pesar de su origen inglés, reconoce a Chile como su patria. Recuerda lo que fueron sus trece años de
vida junto a Jara, quien fuera
arrestado en la Universidad Técni-
ca, junto a otros 500 profesores y
alumnos, y llevado al Estadio
Chile el 12 de septiembre de 1973.
Entre el 14 y 15, Víctor Jara fue
muerto.
"El caso de Víctor es el caso de
tantos otros; es un caso donde
tuve la suerte de poder enterrar su
cuerpo. Eso pasó por casualidad,
porque la cara de Víctor era conocida por mucha gente. Por milagro
yo no soy uno de aquellos que tienen a sus seres queridos desaparecidos. Al menos no he tenido esa
angustia todos estos años".
Una infancia triste
"Conocí a Víctor cuando era
alumno destacado en la Escueta de
Teatro. Yo era profesora de danza.
Pero nos conocimos "realmente"
en la Primera Feria de Artes Plásticas en eí Parque Forestal. Tuvimos
mucho en común pese a ser yo
una gringa. Para los dos fue una
relación muy rica. Y así como del
horror de su muerte, es aun más
importante acordarse de la alegría
de Víctor, lo entretenido y rico
que era estar con él, lleno de humor y mal genio.. Antes de conocerlo, yo vivía en un mundo muy
angosto de la bailarina. Sentí que
aprendí a vivir con él".
Hijo de campesinos de origen
muy modesto. Víctor Jara pasó de
su vida en una población al semi
nario, el servicio militar, la Universidad, ladirección teatral, el canto,
la investigación folklórica. Tal vez
el "Luchín" de la canción era él
mismo.
Eran los tiempos en que los
Parra tenían la pena en calle
Carmen, de las giras de "Chile
ríe y canta", de Patricio Manns y
Rolando Alarcón, cantando de
norte a sur del país. El tiempo del
neo folklore, los Cuatro Cuartos y
las Cuatro Brujas.
"Víctor pasó su infancia en
Lonquén, al lado del cerro El
Diablo. Después se fue al barrio
Pila, donde la mamá tenía un
puesto de comida en La Vega.
Como murió la mamá, se desparramó la familia, y Víctor fue
recogido por otra en Nogales.
MENSAJE N° 291 AGOSTO 1980
CIENCIA-CULTURA
Infinitos testigos
Joan Turner: "Sentí que aprendí' a vivir con él
Después estuvo rodando de pieza
en pieza. Ahí entró a la escuela
de Teatro de la " U " . Cuando lo
conocí, tenía una piececita en la
calle Valdivia y estaba muy orgulloso de ella. Por supuesto no tenía un solo mueble".
Sopas y pan amasado
Joan venía de otra cultura, del
ballet Jooss en Inglaterra, y su
ballet más querido era "La mesa
verde" del propio Jooss, donde se
plantea la danza de la muerte y
aquellos que la envían a la guerra
para destrucción de los hombres.
Estaba recién separada, con una
hija. Con el cantante, Joan conoció "gente de poblaciones, campesinos, mapuches, que para mí son
la mayoría del pueblo de Chile".
"Creo que Víctor era creativo
Víctor Jara: Tal vez
el "Luchín" de la canción era él mismo
MENSAJE N°291 AGOSTO 1980
con el arte y las relaciones humanas. No conocí a otra persona con
más sensibilidad por los seres de su
alrededor, esa habilidad para que
la gente no tenga trabas. Para él
-para mí también- el hecho de
tener un hogar, una familia, por
las circunstancias de su infancia
desamparada, era muy importante.
Participaba en la vida de la casa
pese a sus múltiples actividades,
trabajaba la relación. De repente
llegaba: "¿quiere que le haga una
sopa que me enseñó mi mamá?".
O nos invitaba: "¡vamos a comprar todos juntos pan amasado!".
Cuando las hijas tenían problemas
de estudio, había largas conversaciones".
" A Víctor le tocaba cantar en
la Universidad Técnica. Era funcionario del Departamento de Extensión y Comunicaciones. Yo me
quedé en casa. Me llamó justo en
el momento del bombardeo a
la Moneda. Después me llamó como a las cuatro. Fue la última vez
que hablé con él. Por la TV me
enteré que en la mañana del 12 los
llevaron al Estadio Chile. Lo
reconocieron antes de llegar. Tengo infinitos testigos de Víctor
como prisionero".
"Lo real —agrega Joan— es suficientemente espantoso. Mucha
gente ha inventado historias horribles, pero nuestra verdad no necesita exageración, no digo la muerte de Víctor, sino todo lo que
pasó".
Del Estadio Chile quedó ur>
poema de Jara: "Somos cinco
mil"... y termina: "Ay canto / qué
mal me sales / cuando tengo que
cantar espanto". El certificado de
defunción dice: Múltiples heridas
a bala.
•
De esas vivencias, de la investigación acerca de los cantos y danzas en el centro y norte del país,
fueron saliendo los temas Te
recuerdo Amanda, Luchín, Cuando voy al trabajo, y su primer gran
triunfo: la Plegaria del labrador,
ganadora del Primer Festival déla
Nueva Canción Chilena el año
69, en el mismo Estadio Chile que
lo vio morir años más tarde.
Y estaban aquellos temas recopilados de ancianas campesinas
sentadas en sus sillas de mimbre,
con sus viejas guitarras. Canciones
de doble sentido con la ingenuidad del campo. Argumentos acerca de la diuca, de Ja mantita para
los amores, la vieja que se tragó
un pito. Pero, sobre todo, queda
el recuerdo de su risa en los recitales, las clases, las carátulas de los
discos. Y llegó el Once.
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