VIERNES, 8 DE JULIO DE 2016 LA OPINIÓN EL CORREO DE ZAMORA |38| Atletismo | Campeonato de Europa José Antonio Diego La capitana Ruth Beitia volvió a erigirse en la llave del medallero para el atletismo español en alta competición al redondear un triplete inédito en los campeonatos de Europa, cuya segunda jornada dejó a Bruno Hortelano a cuatro centésimas de la medalla en 100 metros. Un salto de 1,98 metros en el primer intento convirtió a Beitia, con 37 años, en la primera atleta que consigue tres títulos consecutivos de salto de altura en unos Europeos, una gesta sin precedentes también entre los hombres. Beitia añade así una nueva medalla de oro —la primera para España aquí— a su colección de preseas internacionales, que ya suman trece sin contar el oro europeo sub-23, con el que se presentó en la sociedad internacional hace ya quince años en este mismo estadio Olímpico de Amsterdam. En la final no renunció a ninguna altura. Empezó en 1,84, continuó con 1,89 y cometió su primer nulo en 1,93. Superó esta altura en la segunda tentativa y la cántabra disfrutó porque estaba en el podio provisional. Cuando superó los 1,96 seguía tercera, pese a haberlo saltado a la primera, pero ya tenía la «chapa» asegurada. Quedaban en competición, junto a la española, la búlgara Mirela Demireva y la lituana Palsyte, empatadas en el primer puesto. El listón situado en 1,98 dictó sentencia. Ruth lo saltó al primer intento y sus dos adversarias no pudieron hacerlo en ninguno de los tres. No se conformó con la victoria. En lugar de abandonar el concurso y agitar una bandera española para festejar su nuevo éxito, volvió a concentrarse para atacar nuevamente el listón, ahora situado en 2 metros justos, con el propósito de agradecer su apoyo al público y de llevarse una marca de confianza a los Juegos de Río. Pero la nueva altura, a sólo dos centímetros de su récord de España, resultó esta vez inaccesible para ella. Bruno Hortelano, madrileño nacido en Australia, se quedó a cuatro centésimas de la medalla en Ruth Beitia. | FOTO EFE Ruth Beitia logra su tercer título consecutivo Bruno Hortelano, cuarto y primer finalista español en los 100 metros lisos de un Europeo la final de 100 metros al terminar cuarto con 10´´12, su tercera mejor marca personal. La descalificación, por salida falsa, del británico Richard Kilty, el único que le había vencido en la semifinal, desbrozaba el camino hacia el podio para el español, que partía por la DEPORTES Montaña calle nueve, apartado de la refriega central por las medallas. El holandés Churandy Martina, de 32 años, dio la sorpresa al vencer con 10.07, seguido del turco Jak Ali Harvey (10.07) y del gran favorito, el francés Jimmy Vicaut (10.08), un hombre que este año ha corrido en 9.86. Hortelano ya había hecho historia hora y media antes al convertirse en el primer atleta español que se metía en una final de 100 metros de unos campeonatos de Europa al clasificarse segundo en la tercera semifinal con un tiempo de 10.´´22. El balear David Bustos volverá a ser el único español en la final de 1.500, tras clasificarse por tiempos en la primera ronda gracias a su marca de 3:40.60, mientras que Marc Alcalá y Llorenç Sales fueron eliminados. El alicantino Eusebio Cáceres, cuarto en Zúrich 2014, regresará a España sin marca en la final de longitud, después de cometer tres nulos. La murciana Úrsula Ruiz, quince veces campeona de España de peso, se clasificó décima en la final con un lanzamiento de 17,14 metros en el primer turno. Fuera de las finales, el que causó mejor impresión fue el navarro Sergio Fernández, que se metió en la final de 400 m vallas el día de San Fermín. Ganó la tercera semifinal con una marca de 49´´20 segundos, mientras que Mark Ujakpor se retiró lesionado. Fernández aspira a borrar de las listas el récord más antiguo del atletismo español, el de 400 metros vallas, en poder de José Alonso Valero desde el 31 de agosto de 1987, cuando corrió la prueba en 49.00 durante los Mundiales de Roma. El alicantino Jorge Ureña, que se había situado segundo en el decatlón de los Campeonatos de Europa tras batir su marca personal en 110 metros vallas con 13´´95, perdió todas sus opciones de medalla con sus tres nulos en disco. Con este resultado, Ureña no solo pierde las esperanzas de medalla en estos Europeos, sino también de hacer la mínima olímpica. Algo está cambiando en el atletismo español La tradicional supremacía de las pruebas de fondo está siendo sustituida por la velocidad Manuel López-Sueiras E l atletismo español se ha caracterizado siempre por su gran potencia en las especialidades de fondo y medio fondo. Hablar de atletismo en España era referirse a la dureza del cross, a la espectacularidad del 1.500 o al carácter mítico del maratón. Pero este Europeo de Amsterdam viene a confirmar que algo está cambiando. La velocidad comienza a ser una de las especialidades destacables de nuestro atletismo nacional, y no solo por las proezas que está protagonizando Bruno Hortelano y que le han convertido en un pionero en resultados internacionales que anteriormente se habían producido con cuentagotas gracias a algunos velocistas que surgieron de la nada en tiempos pasados como Sandra Myers, Cayetano Cornet, Ángel Heras... y pocos más. España vive la irrupción de un buen grupo de especialistas en velocidad como es el caso de la catalana que compitió con ficha zamorana hace unos años, Alba García; o la gran generación de corredores de 400 lisos que actúa estos días en Amsterdam. Tal vez esté cambiando la mentalidad de nuestros atletas y aquel espíritu de sacrificio, de esfuerzo Zamora tiene el orgullo de haber visto nacer a dos de los mejores velocistas españoles de la historia como fueron Ángel Heras y Frutos Feo entre el barro y el frío que exige el fondo, parece cambiarse ahora por la comodidad de la pista cubierta y el trabajo «indoor» en el gimnasio. Algo similar a lo que ocurre a veces con el fútbol y el fútbol sala; o con el tenis y el pádel. Estos buenos resultados de la velocidad española me traen a la memoria a los dos grandes velocistas que ha dado la tierra zamorana: Ángel Heras y Frutos Feo. Ambos atesoraron grandes cualidades pero no lograron el reconocimiento internacional que se merecían. Aquella escuela que desarrolló con enorme éxito en Salamanca el inolvidable Carlos Gil, de la que salieron los mejores velocistas del atletismo español: Sánchez Paraíso, Rosa Colorado, Antonio Sánchez y el propio Frutos Feo, que fue su último gran discípulo. Estoy seguro de que Gil Pérez estará disfrutando con este Campeonato de Europa, fumando su pipa desde las alturas, donde se fijará en este chico de apellido tan español, pero nacido en Australia y formado en Estados Unidos, que le dará al atletismo español los éxitos que él buscó durante toda su vida. La ruta de ascensión al K2. Martín Ramos traslada su campo base al K2 Concluye su aclimatación en el Broad Peak M. L. S. El zamorano Martín Ramos decidió ayer trasladarse desde el campo base del Broad Peak, donde ha realizado el proceso de aclimatación a las grandes altitudes, hasta el del K2 , cuya ascensión comenzará ahora a preparar. Ramos durmió el martes en el campo 2 al que llegó de un tirón durante la jornada. Para el miércoles tenía previsto alcanzar los 7.000 metros pero el mal tiempo se lo impidió y decidió descender de nuevo y dar por concluido el proceso de aclimatación en el Broad Peak, una montaña muy cercana al K2 que es su objetivo en esta expedición. El zamorano llegó el pasado día 27 al Broad Peak tras el trecking de aproximación. Tres días después instaló el C1 a 5.700 metros y regresó al campo base. Dos noches pernoctó en este primer campo de altitud, y también equipó el C2, situado a unos 6.300 metros, donde pasó la noche del pasado martes antes de dar por concluída esta primera parte de su expedición. El K2 es la segunda montaña más alta del planeta (8.611 metros) después del Everes y fue coronada por primera vez en 1954 por los italianos Lino Lacedelli y Achille Compagnoni. Sin embargo, es la cumbre más difícil como lo demuestra que escasamente 200 personas han logrado alcanzarla. Martín Ramos regresa al K2 donde ya estuvo en 2009 y tuvo que desistir en su empeño debido al mal tiempo reinante el día que intentó alcanzar la cumbre.