SIGLO XX: UN UNIVERSO EN EXPANSIÓN Introducción La física tuvo, desde los primeros años del siglo XX, un crecimiento inesperado, en calidad y cantidad. Apoyándose en ella, la Cosmología llegó a un conocimiento del Universo como nunca se pudo ni soñar, y además desmintió a algunas filosofías o ideologías que tenían mucho poder. Teoría de la Relatividad A principios del siglo XX, la mecánica de Newton había llegado a un gran desarrollo, pero se mostraba insuficiente para resolver los problemas que se planteaban en condiciones extremas -distancias muy grandes, velocidades cercanas a la de la luz-. También la Geometría de Euclides, venerable ciencia que diríase reflejaba la estructura del espacio, no era fiable en los nuevos desafíos que planteaban la física y la tecnología. Hay que decir que estas dos ciencias siguen siendo válidas, en el campo de aplicación ordinario, en condiciones normales; siguen siendo muy usadas, y hasta se les encuentran nuevos desarrollos y aplicaciones. Albert Einstein (1879-1955), con sus dos teorías de la Relatividad —la Restringida y la Generalizada—, enunció un cuerpo de doctrina que se aplica —hasta ahora sin fallos— a 28 las condiciones extremas en que fracasa la mecánica de Newton. Y también modificó la noción de espacio, renunciando a la geometría euclidiana. Según la Relatividad Generalizada, el espacio absoluto no existe: sólo existe el espacio extendido por la materia. Dicho espacio no es infinito. Es finito, pero ilimitado. Finito, porque tiene un volumen, expresable en metros cúbicos. Ilimitado, porque no tiene bordes o fronteras. El espacio está formado por todos los puntos que están en las trayectorias posibles de la materia. Ese conjunto es finito pero ilimitado. Einstein fue consciente de que estos conceptos chocan a nuestra imaginación. Pero pensó que, dado lo que sabemos en forma experimental, son inevitables. En el conflicto entre imaginación y razón intelectual, Einstein se decidió resueltamente a favor de la razón. La imaginación humana está preparada para desempeñarse correctamente a distancias pequeñas (como las del Sistema Solar o incluso la Vía Láctea), y para velocidades muy inferiores a la de la luz. En cambio, la inteligencia (y las Matemáticas, que son una creación intelectual) está preparada para llegar más lejos. Podemos imaginarnos lo que sucede con la siguiente consideración: dada una esfera, su superficie es finita, y por eso un ser que camine sobre la misma regresará, tarde o temprano, al punto de partida; pero también es ilimitada, porque dicho ser caminante no encontrará ningún límite o barrera que le cierre el paso. Un científico belga, De Sitter, demostró que las ecuaciones de Einstein indicaban que el universo no podía ser estático: tenía o que estar en expansión, o estar en contracción. O crecer de tamaño, o disminuir. Por las mismas fechas (1927), otro belga, Monseñor Georges E. Lemaître, diseñaba un modelo de universo en expansión: un 'átomo primitivo' muy grande que, al estallar, daba origen al Universo. 29 Figura 13. Un caminante sobre un astro debe regresar, tarde o temprano, al punto de partida, porque en superficie es finita; se acaba. Figura 14. Un caminante puede pasar años recorriendo un astro; o siglos; o un tiempo infinito, todo el que tenga a su disposición. No encontrará barreras o límites, porque la superficie de una esfera, es finita pero limitada. La Ley de Hubble 30 A mediados del siglo XIX, el filósofo positivista Augusto Comte dijo que el hombre nunca llegaría a conocer la materia que forma las estrellas. No acertó: diez años después, usando el espectroscopio, los astrónomos podían analizar la composición química del Sol y de las estrellas. En el caso del Sol, que fue el primer cuerpo sideral que se examinó, se pudo comprobar el movimiento de rotación que tiene sobre sí mismo, usando el efecto Doppler: el borde que se aleja de nosotros emite espectros desviados hacia el rojo. El borde que se acerca, desviados hacia el violeta. Esto permite comprobar la bondad del método del Efecto Doppler, pues la velocidad de rotación del Sol se puede conocer también midiendo el desplazamiento de las manchas solares. Los dos valores coinciden. En el caso de las estrellas, los progresos fueron más lentos, pero el constante perfeccionamiento de los aparatos y de las teorías dio al fin sus frutos, que fueron muy espectaculares. El astrónomo norteamericano Edwin Hubble observaba las galaxias lejanas, y comprobó que sus espectros estaban desviados hacia el rojo, y tanto más cuanto mayor era su distancia a la Tierra. En 1929 pudo enunciar la siguiente ley: LEY DE HUBBLE: LAS GALAXIAS SE ALEJAN DE LA TIERRA CON VELOCIDADES PROPORCIONALES A LA DISTANCIA. v = H * d en que: v = velocidad de fuga en km/seg H = constante de Hubble = 55 km/seg/Mpc d = distancia en Mpc 1 Mpc = Megaparsec =3.26 millones de años luz 31 La ley de Hubble sorprendió a los científicos, y ha sido objeto de numerosas comprobaciones, cada vez a distancias mayores. La Hipótesis del Big Bang, 1930-1965 La ley de Hubble confirmó lo que se había previsto poco antes en base a la Relatividad: el universo estaba en expansión. El modelo de Lemaître la describía muy bien. Si las estrellas se alejan de nosotros, quiere decir que ayer estaban más cerca que hoy; y haciendo marcha atrás en el pasado, tenía que haber un momento en que todas las masas del universo estuvieran concentradas en un punto. En ese momento se habría producido una explosión, que proyectó las masas hacia el exterior, causando la expansión del universo. A este hipotético fenómeno se le llamó "La Gran Explosión", o, en inglés, el "Big Bang". Aunque las estrellas se alejan de la Tierra, ello no quiere decir que nuestro planeta sea un lugar privilegiado: desde cualquier estrella o astro del universo se vería que los demás astros se alejan igual. Pensemos en la explosión de una granada: las esquirlas se alejan del centro radialmente, pero también se alejan unas de otras. Y dos esquirlas que estén muy separadas en un instante dado, se alejarán una de otra con gran velocidad relativa. Espoleados por la atrevida hipótesis del Big Bang, los científicos llevaron a cabo gran cantidad de trabajos teóricos y experimentales para comprobar —o rechazar y sustituir— dicha hipótesis, y para profundizar en el conocimiento del Universo. En el plano teórico, se pudo deducir, usando las ecuaciones de la Relatividad y de la Mecánica Cuántica, cómo sería el estado de la materia comprimida en el instante del Big Bang (o tiempo cero). En esas condiciones, la noción del tiempo pierde todo su valor, ya que los "relojes" (vibraciones, cambios) se pusieron en marcha recién después de la explosión. En 1946, el brillante físico teórico George Gamow, sacó, entre otras, la conclusión de que las radiaciones producidas en la primera expansión deberían estar llegando a nosotros, dada la curvatura del espacio, desde todos los 32 puntos del firmamento (excepto los ocupados por astros, que actúan como pantalla). Pero que con el transcurso del tiempo y la adecuación a un espacio cada vez mayor, se habrían “enfriado” mucho y tendrían el espectro de la radiación de un cuerpo negro a 3 grados K (3 grados Kelvin o absolutos; equivalen a 270 grados centígrados bajo cero). Esta radiación sería lo que llamaron "rumor del primer estallido", o "ruido de la creación", o "radiación de fondo". En el plano experimental, usando aparatos cada vez más perfeccionados, se comprobó en galaxias cada vez más lejanas la ley de Hubble, se analizó la composición química del Universo, se averiguó por distintos métodos la edad de las estrellas, etc. La radioastronomía, que estudia las ondas de radio emitidas por los astros, empezó a llenar el mundo de antenas parabólicas o de formas raras que auscultaban las palpitaciones de las galaxias. Se averiguó también que la "edad del Universo", o tiempo transcurrido desde el Big Bang, es de unos 15 mil millones de años). La Radiación de Fondo, 1964 Los científicos norteamericanos Arnold Penzias y Robert Wilson, seguían el eco de los satélites artificiales con una gigantesca antena metálica en forma de cuerno. Captaron una débil señal como ruido de fondo, que pensaron que era o un defecto de sus instrumentos, o bien producido por pájaros que acostumbraban entrar en la antena. Pero no era ninguna de las dos cosas: era una radiación, de espectro de un cuerpo negro a 3 grados K, exactamente lo previsto por Gamow. Llegaba, en forma isotrópica, de todas partes del universo. Este descubrimiento fue la primera comprobación experimental de un hecho previsto por la hipótesis del Big Bang. Ya se podía escuchar, pues, el "rumor de la creación", o la radiación de fondo, que desde entonces ha sido analizada exhaustivamente. Penzias y Wilson recibieron, por su descubrimiento, el Premio Nobel en 19651. 1 Wilson; Buscadores... Pág. 179 Reacciones de la comunidad científica, 1930-1965 33 Las reacciones que provocó la hipótesis del Big Bang fueron muy desconcertantes. Mientras que, en general, los científicos de talla se mantenían a la expectativa o trataban de investigar seriamente el tema, otros atacaban la teoría con apasionamiento. La razón estaba muy clara, y así lo expresaban sinceramente algunos: no era una razón de tipo científico, sino filosófico, religioso o personal. El Big Bang, al hablar del instante inicial, sugería un comienzo del universo, que recordaba y parecía afianzar el relato bíblico de la creación. El Big Bang parece una transposición del relato del Génesis al lenguaje científico. Por otra parte, la nueva teoría chocaba abiertamente con las cosmologías materialistas al uso en muchos ambientes, que atribuían al Universo la eternidad y estabilidad que parecen un mínimo indispensable para garantizar su carácter divino. Y lo que es peor, dichas cosmologías se habían hecho pasar por "científicas", por deducidas rigurosamente de la ciencia experimental y, por tanto, indiscutibles. Para colmo, los científicos hablaban del Big Bang como de "la Creación del Universo" (Gamow, por ejemplo, publicó un libro con ese título). En Rusia, el gobierno comunista no dejó entrar libros que hablaran del Big Bang, ni traducirlos, hasta 1956. La tónica era más o menos así: "La doctrina marxista-leninista de la infinitud del Universo constituye el axioma originario y fundamental de la cosmología soviética. Negar o preterir esta tesis lleva inevitablemente al idealismo y al fideísmo, es decir, en el fondo, a la negación de la cosmología. Una tal actitud no tiene nada que ver con la ciencia" (G. Wetter, 'Le Matérialisme dialectique', traducción al francés, París, 1962;2). En Occidente el estupor materialista se expresaba de otro modo. Como ejemplo, unas citas de autores de esa época: 2 Tresmontant; Cómo se plantea hoy... Pág. 407. 34 "No sólo la hipótesis (de un Universo que comporte un comienzo) no está justificada por la observación, sino que además es a priori inadmisible en razón de su carácter metafísico. Implica una creación sobrenatural 'ex nihilo' (a partir de la nada), que escapa al ámbito del pensamiento científico. Si únicamente admitimos un solo principio, el de la conservación de la energía, debemos siquiera no violarlo admitiendo una creación inicial de energía" (Dauvillier, 1955;3). Tresmontant, que trae esta cita, se encarga de refutarla. Todo modelo del universo, tenga o no un comienzo, puede ser analizado metafísicamente, que es lo que hace el materialismo cuando analiza metafísicamente un universo estático y estacionario (el único que le apetece). El problema real es saber si ese modelo de Universo será verificado o no por las ciencias experimentales. "...los espíritus científicos prefieren admitir que se les escapan algunos aspectos del universo (lo que, por desgracia es una gran verdad), capaces de cerrar el ciclo de las transformaciones de la materia, antes de considerar los acontecimientos en una cadena rectilínea, cuyos dos extremos estén suspendidos lamentablemente sobre el vacío." (Couderc, 1947;4). "Desde hace unos 20 años, es preciso confesar que los descubrimientos astronómicos nos han alejado mucho más todavía del ideal estacionario que yo ansiaba tan vivamente. Apenas es necesario decir que un universo en expansión es precisamente lo contrario a un mundo estacionario... Dejo a otros el cuidado de decidir si el universo observado es o no 'racional'. Me parece un tanto ridículo afirmar como se ha hecho, que la creencia en los universos oscilantes es la única digna de un racionalista". (Couderc, l950;5). "De acuerdo con el pensamiento del Oriente milenario y el pensamiento griego antiguo, la física y la astronomía modernas nos ofrecen actualmente un mundo eterno, sin 3 Tresmontant; Cómo se plante hoy... Pág. 21. Tresmontant; Cómo se plante hoy... Pág. 28 5 Tresmontant; Cómo se plante hoy... Pág. 29 4 35 comienzo ni fin, que evoluciona en equilibrio estadístico. El autor, en su teoría de los ciclos cósmicos, muestra cómo las evoluciones de las galaxias, de las estrellas y de los átomos están estrechamente asociadas, en períodos de algunos miles de millones de años. La expansión actual del Universo no es más que una fluctuación estadística de nuestro propio Universo” (Dauvillier, 1963;6 ). Tresmontant hace notar que, efectivamente, tales teorías se podían apoyar en el pensamiento oriental o griego, pero no en el cristiano. Tal vez por eso la física y la astronomía han podido desarrollarse y llegar a la madurez sólo en un medio cristiano. Y desde el punto de vista científico, las teorías susodichas estaban ya tan fuera de lugar como las expresiones soviéticas. Desde el bando de los creyentes (o de los que no se pronunciaban), la excitación no era menor. Se analizaban las implicaciones de un universo con comienzo descubierto científicamente, y salían a relucir viejos textos como los siguientes: "No cabe duda de que el mundo ha sido creado, no en el tiempo, sino con el tiempo. Antes del mundo no pudo existir el tiempo, porque no existía ninguna criatura que, pasando de un estado a otro, hiciera posible la existencia de aquél". (San Agustín, siglo IV, en 'De Civitate Dei', XL, 6;7). "Antes de existir el mundo no existía el tiempo, pues el tiempo es una criatura de Dios; por tanto, el tiempo apareció con el comienzo del mundo". (San Isidoro de Sevilla, siglo VII, 'De summo bono', I, 9;8). El Papa Pío XII, en 1951, en una alocución a un congreso de la Pontificia Academia de Ciencias, dijo: "Frente a superficiales afirmaciones de tiempos pasados, la verdadera ciencia moderna descubre a Dios, tanto más cuanto mayores son sus avances, como si Dios estuviera esperando detrás de cada una de las puertas que la ciencia va abriendo". Expresó después su convencimiento de que el 6 Tresmontant; Cómo se plante hoy... Pág. 24 Jordán; El Hombre de Ciencia... pág. 330. 8 Jordan; El Hombre de Ciencia... pág. 331. 7 36 comienzo del tiempo de la evolución del universo, llegaría a ser interpretado religiosamente como creación. En ese conjunto de opiniones, zozobras y esperanzas, menudeaban las búsquedas de alternativas, la profundización del estudio del big bang, y también los insultos y las tergiversaciones. Sólo la búsqueda de alternativas y la profundización en el estudio científico son soluciones honradas. Pero las alternativas —como la hipótesis de Hoy del Universo estacionario— se iban hundiendo una tras otra bajo el peso de las evidencias científicas. Para los creyentes, el problema estribaba más en defenderse del materialismo que en el Big Bang mismo. Estaban acostumbrados a convivir con un Universo aparentemente eterno (como decía Santo Tomás), y podían convivir igual y hasta mejor con uno que comienza a existir, en forma científicamente manejable. Los fundamentalistas protestantes, que apoyándose en la Biblia (al pie de la letra) recababan un tiempo de 7,000 años desde la creación, sólo anhelaban rebajar los 15 mil millones de años a 7,000, anhelo que no tenía ningún porvenir. Los darwinistas, a quienes el tiempo para la evolución se les había quedado muy, muy corto, se adaptaron al medio con la teoría de la evolución por saltos bruscos9. Se intensificó también la propaganda, no ya del cientifismo materialista, sino directamente anticristiana. Todos los clichés laicistas del proceso de Galileo, la incompatibilidad entre ciencia y fe, la religión opuesta al progreso... salieron en dosis calculadas para el gran público (junto con el ‘materialismo científico’, la lucha de clases, y el evolucionismo materialista), como si de repente todos los demonios se hubieran desatado. Y lo que realmente sucedía era que la ciencia estaba desmintiendo viejos clichés materialistas, que habían sido presentados al público como científicos y no lo eran. 9 Artigas; Las Fronteras... Pág. 86. 37 Otros se empeñaban en la devaluación semántica de la palabra "creación", quitándole su sentido original de producción a partir de la nada. Maniobra dolosa. Se han hecho y hacen muchos "exorcismos para alejar a Dios, desterrarlo del mundo como si fuera un indesable, y retorciendo la verdad para conseguirlo. El descubrimiento de la radiación de fondo supuso la aceptación casi unánime del Big Bang en el mundo científico; Pero los debates y la confusión no terminaron, como se ve más adelante. Figura 15. El descubrimiento del Big Bang ha levantado una ola de pasiones en contra, en personas de orientación materialista. 38