ARGENTINA Y SU REINSERCION EN EL MUNDO Alberto J. Sosa 1989 Introducción Un significativo sector de la dirigencia argentina ignoró durante años las tendencias dominantes del sistema internacional lo cual, no fue óbice para que se endosase al mismo la causa de todos los males nacionales. Dicha ignorancia se explicita en la formulación y ejecución de una política exterior de carácter parroquial que, basada fundamentalmente en criterios geopolíticos, centró su accionar en cuestiones territoriales (el Archipiélago de Malvinas, canal de Beagle, OTAS, presas del Alto Paraná, sector Antártico), así como también en criterios derivados de la Doctrina de la Seguridad Nacional (intervención militar en Bolivia y América Central). Aquí partimos del supuesto de que el sistema internacional es algo dado, que no podemos modificar desde un país localizado en la periferia del mismo recurriendo a una retórica diplomática contestataria. No obstante, entendemos que se puede mejorar el posicionamiento externo a través del conocimiento de las tendencias dominantes en el sistema internacional y de una conexión activa en el mismo, promovida a través de una reorganización productiva e institucional, dentro de un proceso asociativo con Estados vecinos. 1. El sistema internacional La crisis petrolera de los 70’ (XX) implicó, en los hechos, el fin de la era keynesiana basada en el crecimiento económico con energía barata y el inicio de una mutación tecnológica que reconvirtió a determinadas industrias, revalorizó el insumo conocimiento y degradó el rol de los países exportadores de producción primaria (excluidos los petroleros) del Tercer Mundo en el mercado mundial. La crisis energética produjo, asimismo, una significativa apropiación de liquidez financiera, por parte de los países exportadores de petróleo, que se recicló a bancos privados localizados, preferentemente, en países industrializados de economía de mercado. Dichos bancos internacionalizaron su operatoria prestando a países del Tercer Mundo y simultáneamente desregularon el régimen financiero de Bretton Woods (1944). Por su parte, algunos países industrializados de economía de mercado (Japón, República Federal Alemana, Italia y el Reino Unido) y también países del denominado Tercer Mundo (Corea del Sur y Taiwán) reordenaron sus economías, implicándose en el proceso de mutación tecnológico que arrancó a mediados de los 70’ (XX). La “recidiva de guerra fría” aceleró la carrera armamentista en las dos superpotencias y las distrajo (especialmente a URSS) del proceso de reordenamiento tecnológico y económico que experimentaron los países derrotados en la segunda guerra mundial y los Países Asiáticos de Reciente Industrialización (PARI). La crisis financiera y económica de la URSS, cuyos gastos en defensa excedieron el 14% y hasta el 16% de su PBI, se deterioró aún más, debido a los costos derivados de la guerra de Afganistán. En este sentido, no pudo sustentar la carrera armamentista con EUA, cuando la Administración Reagan (1981/1989) anuncia su pretensión de construir la Iniciativa de Defensa Estratégica, más conocida como la Guerra de las Galaxias. Si bien los EUA también tenían sus dificultades, dado que tanto el déficit fiscal como el presupuestario habían contribuido a 1 aumentar su deuda externa, a diferencia de la URSS poseía una economía más robusta y dinámica y además podía recurrir al mercado mundial de capitales. Desde 1979 y principalmente luego de 1981, el Banco de la Reserva Federal implementó una importante elevación de la tasa de interés, con lo cual EUA atrajo capitales y captó ahorros del exterior, que contribuyeron a financiar su carrera de armamentos y la reestructuración de su economía. 2. Las tendencias mundiales El rezago tecnológico relativo de las superpotencias, el surgimiento de nuevos polos de poder económico y la reprobación de las “aventuras coloniales” condujeron a aquellas a acordar la eliminación de los misiles de alcance intermedio y la desaceleración de los conflictos Regionales, a fin de detraer recursos de la carrera de armamentos y orientarlos a la reestructuración tecnológica y económica de sus respectivos países. EUA ya no es la potencia acreedora de la segunda pos-guerra (ahora es deudora), su PNB tampoco explica casi la mitad del mundial, como en aquellos tiempos, sino aproximadamente el veinticinco por ciento (25%1) del PB mundial. La perestroika soviética, por su lado, opera como inductora de sustantivas transformaciones locales e internacionales dado que el complejo militar-industrial de la URSS relativizó el sitial del país en el ranking económico internacional. La mutación tecnológica y la reestructuración económica ya no se desenvuelven en espacios nacionales sino que -conforme a las tendencias vigentes- tienen lugar en espacios económicos ampliados. La creciente interrelación de Japón con los PARI, Australia, Nueva Zelanda, con los países de la Asociación del Sudeste Asiático de Naciones (ASEAN) y la República Popular China; la creación en 1992, de un único mercado en la Europa de los doce (12); la Zona de Libre Comercio (ZLC) EUA- Canadá, así como la eventual incorporación de México configuran indicios elocuentes de la citada tendencia. El debilitamiento del eje estratégico-militar y el surgimiento de espacios Regionales, en los que se desenvuelve la reestructuración económica y la mutación tecnológica, contribuyen a gestar nuevos polos de poder que contribuyen a erosionar la bipolaridad de las últimas cuatro décadas. 3. La deuda externa En los 70´ (XX), los países de América Latina modificaron su patrón de relaciones con los países industrializados de economía de mercado, priorizando las relaciones de carácter financiero en desmedro de las productivas. La inversión extranjera directa de las corporaciones transnacionales -que operaban en mercados protegidos- fue reemplazada por empréstitos financieros otorgados por la banca privada transnacional. En este contexto, los países localizados en la periferia del mundo, entre ellos los de América Latina se endeudaron con propósitos diversos, según el interés de las elites domésticas. Así es que países como Corea del Sur y Brasil se endeudaron para financiar la diversificación de su estructura productiva y/o para modernizar su infraestructura. Costa de Marfil, se endeudó para paliar el menor ingreso derivado de sus exportaciones, como consecuencia de la desvalorización de su oferta exportable. Otros se endeudaron para financiar los mayores costos derivados de la importación del petróleo o el déficit de su balanza comercial. Finalmente, países como la Argentina representan un caso de “endeudamiento perverso”, porque durante los años en que contrajo su deuda (1978/82), no diversificó su estructura productiva ni mejoró su infraestructura; tampoco se envilecieron los precios de sus commodities agrícolas. Por el contrario se 1 Ruiz García, Enrique. “La era de Carter. Las transnacionales: fase superior del imperialismo”. Alianza Editorial S. A. Madrid 1978. Página 12. Cfr. También Pinheiro Guimaraes, Samuel. “Quinhentos anos de periferia”. 4ª edicao. UFRGS-Contraponto. Porto Alegre-R.J. 2002, págs.25/26. El Embajador brasileño sostiene que en 1946, el PBI de los EUA era superior al 50% del producto bruto mundial; sus tropas militares ocupaban a los países del Eje y administraban y estaban estacionadas en un gran número de bases aliadas como Francia e Inglaterra y en todos los continentes; habían demostrado su liderazgo científico-tecnológico y la determinación política de utilizarlo, bombardeando con intervalo de tres días las ciudades de Hiroshima y Nagasaki; asimismo detentaban más del 50% de las reservas de oro del mundo; y eran importantes acreedores de los países aliados, inclusive de la entonces Unión Soviética. 2 autoabastecía de alimentos y de energía y exhibía superávit en su balanza comercial, por los menos durante el periodo 1976/1979 y 1982/1983, mientras que registraba déficit en los años 1980/19812. La dictadura militar de la Argentina (1976/1983) implantó un plan de restauración financiero y agroindustrial exportador, basado en las tradicionales ventajas comparativas de la economía del país que desmanteló el modelo industrial sustitutivo3, predominante desde la crisis de 1930. La deuda argentina se debió a dos causas principales: la especulación y la adquisición de armamentos4. Aumentó durante la etapa dictatorial desde los U$S 7.800 millones de dólares hasta los U$S 45.100 millones de dólares5. La deuda privada externa, casi un tercio del total, se estatizó durante la gestión del presidente militar Viola y fue asumida por la sociedad en su conjunto. Salvo aquellos países que se endeudaron para diversificar su estructura productiva o modernizar su infraestructura, la mayoría de los Estados del Tercer Mundo, quedaron excluidos de la mutación tecnológica agravando su posicionamiento en el sistema mundial. 4. La reinserción de Argentina en el mundo La recuperación de la democracia, si bien condición necesaria, no fue suficiente para que Argentina se reinsertase apropiadamente en el sistema mundial en ciernes. La desleal competencia de EUA y de la Comunidad Económica Europea (CEE), en materia de subsidios a la producción y a la exportación agrícola perjudicaba el potencial agrario y agroindustrial de la Argentina en el mercado mundial. La vinculación de la República Argentina con la mutación tecnológica, salvo los casos de la energía nuclear y la biotecnología, es exigua. Respecto de la formación de grandes espacios económicos, las acciones llevadas a cabo en el Consenso de Cartagena, el Grupo de los Ocho, el Grupo de Apoyo a Contadora, los Acuerdos Alfonsín-Sarney de 19856, 19867 y 19888 y la Declaración y el Acta de Colonia suscripta por los presidentes del Uruguay Julio María Sanguinetti (1985/1990) y de la Argentina Raúl Alfonsín los días 19/20 Mayo 1985, el Tratado de Paz y Amistad con Chile (firmado en Roma el 29/11/19849), así como la Resolución de XLII Asamblea General de las Naciones Unidas que declaró al Atlántico Sur como Zona de Paz y Cooperación, señalan que América Latina es el ámbito de concentración y de proyección de sus relaciones exteriores. Si bien las acciones de solidaridad implicaron a América Latina, el campo de interés se circunscribió a Brasil y Uruguay y más recientemente a Chile y Paraguay. El Programa de Integración y Cooperación Argentina-Brasil (PICAB); el proyecto de Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo argentino-brasileño; los Acuerdos de Colonia, 2 Serie histórica de la balanza comercial Argentina. Cfr. http://www.indec.mecon.ar/ Disponible 22/02/2010. Situación que se profundizó en los años 90´. La Junta Militar gastó cerca de U$S 16.700 millones de dólares entre 1978/82, en la adquisición de material bélico en los EUA y en el Reino Unido. Luiz Alberto Moniz Bandeira. “La formación del Imperio Americano”. Grupo Editorial Norma. 1ª edición: Enero 2007. Buenos Aires. Página 383. 5 Cfr. http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Notas/evodeudaargentina.htm; Mariano Grondona. “Breve historia de nuestra deuda externa”. Mariano Grondona. La Nación. Buenos Aires. República Argentina. Edición 10/10/2004. 6 Declaración de Iguazú (Noviembre 1985), signada por ambos mandatarios. Este Documento explicitaba las posiciones convergentes de ambos gobiernos respecto de temas como el Consenso de Cartagena, el Grupo de Apoyo a Contadora, la creación de una Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur y la postura de la Argentina de defensa de sus derechos soberanos en el archipiélago de las Malvinas en las Naciones Unidas. Cfr. Escudé, Carlos-Cisneros, Andrés. “Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina (1806/1989). http://www.argentinarree.com/14/14-085.htm . Disponible 03/03/2010. 7 Los presidentes Alfonsín-Sarney se encontraron en Buenos Aires (Julio 1986), adonde suscribieron el Acta de Integración y Cooperación Argentina-Brasileña y 12 Protocolos bilaterales. La Declaración Conjunta en Materia Nuclear fue firmada en Brasilia (Diciembre 1986) y en Julio de 1987 se produjo la visita del presidente Sarney a la usina argentina de Pilcaniyeu, adonde se firmó la Declaración de Viedma en Materia Nuclear. A su vez, el presidente Alfonsín visitó (Abril 1988) la planta nuclear de Aramar, ubicada en la localidad de Iperó, en Brasil, adonde ambos presidentes suscribieron la Declaración de Iperó (San Pablo). Cfr. Escudé-Cisneros. Ob. Citada. http://www.argentinarree.com/14/14-085.htm . Disponible 03/03/2010. 8 El Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo fue suscripto el 29/11/1988. 9 Los Ministros de Relaciones Exteriores de ambos países intercambiaron los respectivos instrumentos de ratificación el 02/05/1985. 3 4 3 Montevideo y Buenos Aires, con la República Oriental del Uruguay; la eventual adhesión uruguaya a los Acuerdos Alfonsín-Sarney (por ejemplo, el Convenio Tripartito sobre Transporte Terrestre y la Hidrovía Paraguay-Paraná); así como el mejoramiento de las relaciones con Chile y Paraguay constituyen sólo el continente de la respuesta argentina a las citadas nuevas tendencias. El contenido o sustancia de la reinserción argentina debería pasar por la reestructuración productiva y económica, dentro de un espacio ampliado homogéneo integrado por Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay. También por su participación en la revolución tecnológica, tal como los estipulan los “Protocolos de Tecnología de Bienes de Capital”, “Usos Pacíficos de la Energía Nuclear”, “Biotecnología” y “Memorando Informático” de los Acuerdos AlfonsínSarney. Además por el aumento de sus exportaciones con mayor valor agregado para atender a la restricción financiera y garantizando un desarrollo conjunto con bienestar social. La cooperación comercial y la reformulación del rol del Estado dentro de un contexto del Cono Sur, deberían ser algunos de los instrumentos necesarios para el logro de los susodichos objetivos. Por otra parte, la configuración de un espacio bioceánico con Chile y eventualmente con otros países andinos, permitiría ampliar el espacio de maniobra de la alianza ArgentinaBrasil, así como los intercambios y colaboraciones diversas con los países de la influyente Cuenca del Pacífico. La conformación del espacio ampliado no es tarea fácil. A diferencia de anteriores y fallidas experiencias de integración, debería brindarse protagonismo en la formulación y ejecución del proyecto no sólo a los Ministerios de Relaciones Exteriores, sino a los de Economía y/o Hacienda; Obras Públicas y/o Infraestructura; Interior, Defensa (por ejemplo, es menester suprimir las restricciones vigentes en zonas de frontera), armonizando políticas arancelarias, de comercio exterior, impositivas, migratorias, de inversiones extranjeras, monetarias, etc. tendientes a promover la formación de grupos empresariales bi o multinacionales de carácter público, privado o mixto, controlados por personas jurídicas domiciliadas en cualquiera de los Estados del Cono Sur o de América del Sur. Un tema a dilucidar es quiénes podrían desempeñar el rol de “junker” en este proceso integrador, ya que su viabilidad requiere que se configure una alianza estratégica que involucre a actores políticos, sociales, económicos y militares. El núcleo de la alianza debería estar conformado, de manera no excluyente, por agencias gubernamentales, por fuerzas políticas democráticas y por movimientos sociales de los Estados Partes. Asimismo, hasta que se conforme una suerte de burguesía del Cono Sur o brasileño-argentina es necesario abandonar conductas xenófobas respecto de capitales extra-bloque, ya que algún tipo de empresariado del mundo desarrollado puede aportar valiosos insumos para la modernización e integración productivas (grupos de PyMEs de Italia, Japón, España; Canadá, etc.), a través de colaboraciones y asociaciones con grupos empresarios autóctonos del Cono Sur o de otros países de América del Sur. 4