Mensaje del Secretario General de la ONU en el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono (16 septiembre de 2005) “PROTEGE LA CAPA DE OZONO, PROTÉGETE DEL SOL” En este año histórico para las Naciones Unidas, vale la pena reflexionar sobre uno de los éxitos indiscutibles de la cooperación internacional. Hace veinte años, varios gobiernos firmaron el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, la fina capa de gas que protege a todos los seres vivos del planeta de los efectos adversos de la radiación ultravioleta procedente del espacio, y con ella pusieron en marcha un proceso de colaboración mundial que ha logrado importantes avances en la lucha contra una grave amenaza para la salud humana y ambiental en todo el mundo. El Convenio de Viena y su Protocolo de Montreal constituyen un ejemplo del valor de las Naciones Unidas cuando se trata de movilizar y coordinar medidas multilaterales para abordar problemas mundiales. Sólo con medidas de esa índole cabe esperar que podamos dar respuesta a los numerosos desafíos que afronta el mundo en la actualidad. Una de las claves de la eficacia del Protocolo de Montreal es el Fondo Multilateral, establecido hace 15 años. El Fondo, que se basa en el principio de la responsabilidad común pero diferenciada, ha apoyado actividades valoradas en más de 1.500 millones de dólares, que han ayudado a más de 130 países en desarrollo a cumplir las estrictas obligaciones contraídas en virtud del Protocolo de Montreal de reducir la producción y el consumo de sustancias que agotan la capa de ozono. Además, el Fondo ha demostrado claramente que, si cuentan con el apoyo adecuado, todos los países pueden desempeñar una función importante en la solución de los problemas ambientales de alcance mundial. Felicito a las 189 partes en el Protocolo de Montreal por su compromiso con la sostenibilidad ambiental. Hasta la fecha, han eliminado permanentemente más de un millón y medio de toneladas de producción anual de productos químicos que destruyen la capa de ozono. No obstante, eso no significa que no quede nada por hacer, ni que los efectos del agotamiento del ozono se hayan contrarrestado completamente. Los países en desarrollo solamente han recorrido la mitad del camino en lo que respecta a muchas de sus obligaciones, mientras que en los países desarrollados aún resta eliminar una cantidad de pr oductos químicos. Asimismo, debido al uso histórico de sustancias que agotan la capa de ozono, el espesor de ésta ha disminuido en la mayoría de las regiones del mundo. Es fundamental que nos mantengamos alerta ante este peligro para evitar que aumente la incidencia del cáncer de piel, las cataratas y otras amenazas para la salud. Por este motivo, el lema del Día Internacional de este año es “Protege la capa de ozono, protégete del sol”. Si todos los ciudadanos del mundo actuaran de acuerdo con estas simples palabras, podríamos proteger la salud pública y acelerar la llegada del día en que la capa de ozono esté totalmente recuperada. LOS RESULTADOS DE LA APLICACIÓN DEL PROTOCOLO DE MONTREAL A NIVEL MUNDIAL Y REGIONAL El Comité Ejecutivo del Fondo Multilateral ha mantenido 46 reuniones desde su establecimiento en 1990. Durante dichas reuniones, se aprobaron mil ochocientos millones de dólares, para cerca de cinco mil proyectos y actividades en ciento treinta y nueve países en desarrollo implementadas a través de sus cuatro Agencias de Implementación y por las Agencias Bilaterales. La ejecución de tales proyectos redundará en la eliminación del consumo de más de doscientas mil toneladas y la producción de unas ciento veinte mil toneladas de Sustancias que Agotan la Capa de Ozono. Del total, cerca de 182 mil toneladas de consumo y 71 mil de la producción han sido realmente eliminadas como resultado de los proyectos del Fondo Multilateral aprobados al 2004. Particularmente, la producción y el consumo mundiales de CFC han estado bajando desde la entrada en vigor del Protocolo de Montreal en 1987. Su implementación en los países desarrollados ha significado una reducción dramática – de casi un 95% – del nivel de producción anual, de más de un millón de toneladas en 1986 a poco más de 46 mil toneladas en 1998. Por el contrario la producción en los países en desarrollo (especialmente en Asia) continuó aumentando y se duplicó entre 1986 y 1995, (pasó de cincuenta y seis mil a ciento quince mil toneladas) para luego empezar una tendencia declinante. El consumo mundial de CFC, por su parte, bajó de más de un millón de toneladas en 1986 a menos de ciento cincuenta y un mil toneladas en 1999. Esta reducción de más del 85% corresponde en su mayoría a los países desarrollados cuyo consumo debió eliminarse en 1996 y explica porqué el consumo de lo países en desarrollo fue unas cinco veces mayor que el de los países desarrollados en 1999. En América Latina y el Caribe, entre 1986 y 2000, la producción de CFC llegó a un total acumulado de trescientos cuarenta y dos mil toneladas, equivalente a un 5,8% de la producción mundial y aproximadamente un tercio de la producción total de los países en desarrollo durante ese período. México, Brasil, Venezuela y Argentina (en orden decreciente) han sido los únicos productores en la región, con México y Brasil acumulando un 73% de la producción total en estos años. Los cuatro países pudieron reducir su producción anual al final del período. Como resultado, la producción regional de CFC en el año 2000 fue un 44% menor al volumen alcanzado en 1986. Brasil dejo de producir CFC en el 2000 y los otros países tienen acuerdos de eliminación firmados con el Fondo Multilateral para financiar el cese de la producción, ya para México ese punto final es el año 2005. El consumo regional acumulado de estas sustancias durante el período fue de trescientas noventa y dos mil toneladas, es decir, un poco superior a la producción. En el año 2000, la región sólo consumió un 61,2% del volumen consumido en 1986. Los principales países consumidores son nuevamente Brasil, México, Venezuela y Argentina (en orden decreciente), con un 78,9% del consumo regional total en el 2000. En la región Latinoamericana y Caribeña también tiene gran relevancia el uso de bromuro de metilo, aunque este no se produzca regionalmente. En este caso la situación regional no es tan alentadora. La región ha consumido durante el período 1991-2000 un 11% del volumen mundial de bromuro de metilo. El consumo regional se triplicó entre 1991 y 1994, aunque bajó en el 2000, alcanzando solamente el doble del año inicial. El 72% del consumo acumulado durante el período 1991-1994 corresponde a México, Brasil, Costa Rica y Argentina (en orden decreciente). En el caso particular del año 2000, el 84% del consumo anual corresponde a México, Guatemala, Argentina, Brasil, Costa Rica y Honduras (en orden decreciente). A mediados del 2005, los 33 países de la región eran Partes signatarias del Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal; 32 habían ratificado la Enmienda de Londres, 31 la Enmienda de Copenhague y 21 eran Partes de la Enmienda de Montreal, pero solamente 11 eran Partes de la Enmienda de Beijing. Con la finalidad de alcanzar y sostener la situación de cumplimiento con el Protocolo de Montreal y sus Enmiendas, se han implementado sistemas de licencias con el fin de controlar la importación y exportación de estas sustancias. Las instituciones gubernamentales han contribuido con estos esfuerzos a través de diversas actividades para establecer y hacer cumplir las regulaciones requeridas, a lo cual se les han unido diversos organismos de la sociedad civil y la empresa privada. Las acciones realizadas, sin embargo, no son suficientes para resolver plenamente el problema. La situación y las tendencias regionales en la producción y consumo de Sustancias que Agotan la Capa de Ozono exige sobreponerse a importantes desafíos para alcanzar y sostener el cumplimiento de las obligaciones que emanan del Protocolo de Montreal y sus Enmiendas, las cuales se detallan más adelante. El presente es un momento fundamental en el proceso de recuperación de la Capa de Ozono, por lo que no se pueden reducir los esfuerzos y perder los avances que se han logrado, por el contrario, se debería fortalecer y extender la participación a nivel de la población en general ya que la acción individual es una parte clave para el éxito en la protección de la Capa de Ozono. EL IMPACTO DEL PROTOCOLO DE MONTREAL Se espera que el agotamiento del ozono causado por los compuestos de cloro y de bromo de producción humana desaparezca gradualmente a mediados del siglo XXI a medida que estos compuestos se retiran lentamente de la estratosfera mediante procesos naturales. Este logro medioambiental se debe al hito que representa el Protocolo de Montreal para reducir la producción y consumo de sustancias que agotan la Capa de Ozono, pero se requerirá de un cumplimiento completo del mismo para lograr esta recuperación prevista. En la figura siguiente se muestran las cantidades de cloro y de bromo estratosféricos del pasado y las previstas si no se hubiera firmado el Protocolo, las correspondientes si se aplicaran las disposiciones originales del Protocolo y si se aplicaran los acuerdos subsiguientes. Sin el Protocolo de Montreal y sus Enmiendas, el uso continuado de los clorofluorocarbonos (CFC) y de otras Sustancias que Agotan la Capa de Ozono hubiera llevado a un aumento de las cantidades de cloro y de bromo en la estratosfera en un múltiplo de 10 a mediados del año 2050, por comparación con las cantidades correspondientes a 1980. Tales cantidades elevadas de cloro y de bromo hubieran producido grandes pérdidas del ozono, que hubieran causado un agotamiento muy superior al observado en la actualidad. Por contraste, en virtud de los acuerdos internacionales vigentes que están ahora disminuyendo las emisiones de Sustancias que Agotan la Capa de Ozono, las concentraciones de compuestos que contienen cloro y bromo en la troposfera han empezado a disminuir en 1995. Aunque se requieren varios años para que las mezclas pasen de la troposfera a la estratosfera, las cantidades estratosféricas de cloro han empezado a llegar a un nivel constante y disminuirán lentamente de aquí en adelante. Si se llega a un cumplimiento pleno, los acuerdos internacionales conducirán tarde o temprano a eliminar la mayoría de las emisiones de las principales Sustancias que Agotan la Capa de Ozono. Si permanecen constantes todos los demás elementos atmosféricos, se espera que la Capa de Ozono se autorestaure a mediados del presente siglo. Esta lenta recuperación, si se compara con la irrupción relativamente rápida del agotamiento del ozono por razón de las emisiones de CFC y de Halones, está primariamente relacionada con el tiempo requerido para que tengan lugar los procesos naturales de eliminación de los CFC y de los Halones en la atmósfera ya que la mayoría de ellas tienen tiempos de permanencia atmosférica desde 50 a centenares de años. Sin embargo, la situación futura de la Capa de Ozono no depende simplemente de las concentraciones estratosféricas de cloro y de bromo producidos por el hombre. También está influenciada, hasta cierto punto, por las cantidades atmosféricas cambiantes de varios otros constituyentes de influencia humana tales como metano, óxido nitroso, y partículas de sulfatos, así como por el fenómeno del cambio climático. En consecuencia, no es probable que la Capa de Ozono sea idéntica a la que existía antes del inicio de su deterioro.