La muchedumbre lo sigue y lo busca con entusiasmo

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El que lo ha escuchado comunicará a sus
amigos las palabras que ha oído.
El que ha sido sanado no puede ocultar su gozo
a los demás.
Jesús es el Líder porque se da entero a quienes
lo rodean.
Porque no quiere ser servido sino servir a los
hombres.
La muchedumbre lo sigue y lo busca con
entusiasmo.
Quieren oírlo, hablarle, conocerlo, mirarlo,
tocarlo o estar con él.
A su paso hay quienes, para verlo, se suben arriba
de los árboles.
Otros se ponen a gritar fuertemente hasta llamar
su atención.
Y algunos procuran, al menos, tocar su manto par
recuperar su salud.
Sienten que este Galileo predicador es un
acontecimiento en sus vidas.
Que su Mensaje es Buena Noticia en su caminar
duro y fatigoso.
Porque no se eleva ni se engrandece, sino que
está a la altura de los más pobres e ignorantes.
A nadie defraudó. Fue siempre leal y sincero
para decir lo que piensa y para hacer lo que
dice.
Líder porque interpreta bien lo que la gente
quiere, y porque la gente se siente interpretada
por él.
Van de ciudad en ciudad acompañándolo.
Lo siguen por las orillas del lago y se
aglomeran a su alrededor, sin dejarle tiempo
para comer ni para el descanso.
Algunas veces, agotado por el día, se retira a
lugares solitarios. Pero la gente lo encuentra y
él ¨se pone a enseñarles con calma¨.
Les fascina su personalidad porque es auténtico,
leal, directo, y porque trata a todos con un cariño
y atención especial.
Mira con simpatía a la multitud y no se siente
molestado por ella.
Les entusiasma su vida porque es sencilla y
humilde y porque es libre y espontáneo.
En una oportunidad, el número que lo
escuchaba supera los cinco mil hombres.
Nunca organizó una campaña para darse a
conocer o para extender su fama.
Y la muchedumbre, con el entusiasmo, se
olvida hasta de su alimento. Pero Jesús,
compadecido de ellos, los hace sentarse en
grupos de cincuenta y los alimenta con pescado
y pan.
Jesús es radiante. El que lo ha conocido irá
alegremente a otros y les contará su experiencia.
La montaña fue un escenario apropiado para
sus palabras, cuando al ver la multitud Jesús
subió al monte para hablar con más facilidad.
¨Todos quedaban impresionados y alababan a Dios
diciendo sobrecogidos: Hoy hemos visto cosas
increíbles¨.
En otro momento, mientras caminaba, una
mujer enferma y tímida se acerca para tocar su
túnica. Jesús pregunta: ¿ Quién me tocó?. Y
Pedro con sonrisa e ironía le contesta: ¨Pero
Maestro, ¡si la gente te aprieta y te estruja!¨.
¨Al bajar Jesús del monte con ellos, se detuvo en
un llano con un buen grupo de discípulos y una
muchedumbre del pueblo, procedente de todo el
país judío, de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de
Sidón.
Y cuando su madre y sus parientes van donde
él está predicando no pudieron llegar hasta él
para verlo a causa del gentío que había en la
sala. Y tuvieron que mandarle un recado:
¨Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y te
quieren ver.
Venían a oírlo y a que los sanara de sus
enfermedades, ... y toda la gente trataba de tocarlo
porque salía de él una fuerza que los sanaba a
todos¨.
En la ciudad de Cafarnaún le llevan un hombre
paralítico. Pero debido a que el lugar estaba
repleto de gente, se les ocurrió descolgarlo por
el techo. ¡Y a Jesús le gustó la iniciativa!.
El evangelista Lucas va describiendo así la
reacción de la gente ante su presencia:
¨ ... miles y miles de personas se habían
aglomerado hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar ...
¿ Qué impresionaba a la gente?
¿ Por qué lo escuchaba largo rato olvidando hasta
sus comidas?
Porque Jesús era auténtico.
¨Su fama se extendía por toda la región¨.
¨Noticias de él iban llegando a todos lugares de
las aldeas vecinas¨.
¨Al hacerse de día salió y se marchó a un lugar
apartado. El gentío lo andaba buscando hasta
que dieron con él e intentaron retenerlo para
que no se fuera... ¨.
¨Una vez que la gente se agolpaba alrededor de
Jesús para oír el mensaje de Dios, ... vio dos
barcas junto a la orilla ...
Había conformidad entre su palabra y su vida. Y
esta cualidad hasta hoy día impresiona y atrae.
Sus grandes discursos o sus conversaciones no
brotaban de una reflexión teórica o de cálculos
estratégicos.
Lo que decía era su propia vivencia que la
compartía con sus oyentes poniéndola en común.
Sentado desde la montaña enseñaba:
Subió a una de ellas, la de Simón, y le pidió
que la retirar un poco de la tierra. Y desde la
barca, sentado, estuvo enseñando a la gente¨.
¨Felices los pobres¨...¨
Y él estaba feliz de serlo, por su estilo de vida, sus
gustos, su mundo cultural y su trabajo.
¨Se hablaba de él cada vez más, y mucha gente
acudía a oírlo y a que los sanara de sus
enfermedades¨.
¨Felices los que lloran ...¨
Y no se sujeta las lágrimas ante la ciudad que lo
rechaza o ante el amigo que ha muerto.
¨Felices los mansos ...¨
Y él mismo invita: ¨Vengan a mí los que están
cansados y agobiados. Y aprendan de mí porque
soy manso y humilde de corazón y encontrarán
descanso para sus vidas¨.
¨Felices los que tienen hambre y sed de justicia...¨
Y toda su vida es un testimonio de rectitud y de
verdad. Nadie lo puede acusar de pecado. Porque
todo lo hizo bien.
¨Felices los que tienen misericordia ...¨
Y se compadece tiernamente ante la
muchedumbre hambrienta en el funeral de un
joven cuya madre es viuda, y ante un anciano
enfermo que no tiene quién lo ayude.
¨Felices los que trabajan por la paz ...¨
Y él es un artesano de la paz. De la paz con Dios
y de la paz entre los hombres. Todavía más: nos
deja y nos regala su paz.
¨Felices los perseguidos ...¨
Y desde su nacimiento hasta su muerte sufrió la
persecución, la calumnia y la traición. Y, a pesar
de ello, es intensamente feliz.
Se alegra en el encuentro con los hombres y
gustoso comparte con ellos.
Siente la felicidad de ver hombres sanos y
alegres después de pasar años atados por el
dolor y la enfermedad.
Su Mensaje tenía dos expresiones: su Palabra y
sus hechos.
Atrae también Jesucristo por el gozo con que vive
y por su paz interior.
Y asegura que en el cielo la alegría y la fiesta
empieza cada vez que un pecador se arrepiente.
Esta alegría con que vive y la simpatía que
despierta tiene una razón muy poderosa: su
permanente relación con el Padre.
En el Padre tiene su confianza, a él busca
agradar, y por él se siente respaldado.
Jesús es Líder por esto: por ser un hombre libre
y feliz que contagia felicidad y que ayuda a
amar la vida. Su manera de hablar también
llama la atención.
Incluso un soldado romano enviado a espiar
sus palabras por razones de seguridad, queda
tan impresionado por lo que oye que vuelve a
decir a sus jefes: ¨Nunca nadie habló como este
hombre¨.
Y Pedro dice que las suyas son ¨palabras de
vida eterna¨.
No sólo dice, sino que bendice.
Después de escucharlo todos podían fácilmente
recordar ( = a ¨traer nuevamente al corazón¨) lo
que él había dicho.
¨Pidan y se les dará. Llamen y se les abrirá.
Busquen y encontrarán. Porque todo el que
pide, recibe. El que busca, encuentra. Y al que
llame, se le abrirá.
Si a uno de ustedes su hijo le pide pan, ¿ le va
a ofrecer una piedra? O si le pide pescado, ¿ le
va a ofrecer una serpiente?
Si ustedes siendo malos dan cosas buenas a sus
niños, ¡ cuánto más el Padre del cielo las dará a
quien se las pide!.
¨Se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo,
y dijo: Bendito seas Padre Señor del cielo y de la
tierra ...¨
¨Un sembrador salió a sembrar. Y al hacerlo una
semilla cayó en el camino y las aves se la
comieron ...¨
Porque tienen la belleza y la simplicidad de las
cosas de Dios.
Porque penetran muy íntimamente y alientan la
vida y la esperanza.
Jesús era en medio de su actividad un hombre
contemplativo y silencioso.
Sólo un hombre conocedor de la vida, conocedor
del hombre, de gran vida interior y de gran
sensibilidad, puede hablar así.
Ni los mejores poetas ni los más famosos
novelistas han podido expresar mejor el amor de
Dios.
Por todo esto, a través de más de veinte siglos,
miles de hombres y mujeres lo han seguido con
entusiasmo.
Y lo han escuchado hablar, han experimentado su
amor y se han enamorado de su vida.
Le han creído y a él se han entregado.
El que a ustedes recibe, a mí me recibe.
El que a ustedes rechaza a mí me rechaza.
Ahí están siempre actuales los testimonios de
Francisco de Asís, San Agustín, Santa Teresa,
Maximiliano Kolbe, y tantos otros cuyo nombre
no conocemos pero que lo han seguido fielmente.
Son palabras que tienen una fuerza penetrante
y que verdaderamente dan vida a cualquiera
que las escucha.
¡ Y en estos días miles de cristianos dan
testimonio de él y son mártires alegres por ser sus
discípulos!
Sus parábolas tienen la sencillez y profundidad
que tanto un niño como un sabio se alegran al
oírlas.
¡ Hay tantos líderes que pasan como el viento!
No tiene rostro duro o amargado.
Se diría que sonríe y ama la vida. Goza con la
amistad y con el éxito de los suyos.
¨Un propietario salió de viaje. Entonces llamó a
sus operarios y distribuyó a cada uno ...¨
No sólo mira, sino que admira.
Tiene tiempo, paciencia y humor para estar con
los niños y para imponerles las manos y
bendecir a cada uno.
Decían que ¨hablaba con autoridad¨.
Y así, cada página del Evangelio, es el testimonio
de su propia vida.
Estaba lleno de grandes ideales y contagiaba su
amor por el Reino, por el Padre y por los
hombres.
Se puede afirmar que es un Poeta sensible a
todo lo noble y hermoso de la tierra.
¨Un hombre tenía dos hijos. Y el menor se
acercó un día a su padre y le dijo: ¨Padre, dame
la herencia que me corresponde ...¨
¨Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó. Y en
el camino lo asaltaron unos ladrones ...¨
Sólo Cristo Jesús merece nuestra vida,
nuestro trabajo y nuestro amor.
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