ideología religiosa e ideología política

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ENRIQUE MENÉNDEZ UREÑA
IDEOLOGÍA RELIGIOSA E IDEOLOGÍA
POLÍTICA
Ideología religiosa e ideología política. Denuncia de unas características comunes, Sal
Terrae, 66 (1978) 263-271
Al final del primer tercio de nuestro siglo XX, escribía Sigmund Freud: "El Marxismo,
que nació como una Ciencia y que se apoyó en la Ciencia para su realización, ha
producido paradójicamente una censura mental tan implacable como lo fue tiempo atrás
la religiosa. Se prohíbe toda investigación crítica sobre la teoría marxista, la duda sobre
su exactitud se persigue igual que la Iglesia Católica persiguió la herejía en tiempos
pasados. Las obras de Marx han venido a suplantar a la Biblia y al Corán como fuentes
de revelación, aun cuando no parecen estar más libres de contradicciones y oscuridades
de lo que lo están esos antiguos libros sagrados. Y aunque el marxismo práctico arrasó
despiadadamente todos los sistemas e ilusiones idealistas, ha vuelta a desarrollar él
mismo nuevas ilusiones, tan dudosas e indemostrables como las anteriores".
Este texto de Freud nos puede parecer anticuado. Su referencia al dogmatismo católico
es explícitamente referencia al pasado. Y su aplicación al dogmatismo político marxista
ha de tener en cuenta el post-stalinismo de los países del Este y las promesas
democráticas del Eurocomunismo. Si he recogido este texto es porque me parece que
hay en él algo válido y muy importante, en lo que centraré este artículo: la denuncia de
unas características comunes al totalitarismo ideológico, tanto religioso como político.
Siendo evidente que es imposible tratar una problemática tan compleja en unas pocas
páginas, me limitaré a hacer unas consideraciones generales que puedan iluminar la
relación entre praxis cristiana y praxis marxista, renunciando a la fundamentación de los
puntos de vista expuestos. En primer lugar seguiré, en este artículo, el desarrollo
histórico de la relación entre Religión y Política desde el punto de vista de sus funciones
críticas e ideológico-opresoras. Después haré algunas aplicaciones al momento
histórico que estamos viviendo.
Función crítica y función ideológica de la Religión y la Política
Se puede reconstruir idealmente la relación entre Religión y Política a lo largo de la
historia de la humanidad en cuatro pasos (desde la perspectiva que acabo de anunciar):
1. Una función indiferenciada ideológico-opresora: En la primitiva sociedad tribal, el
mito fundamenta narrativamente tanto el movimiento del cosmos, del mundo físico
exterior al hombre, como los tabúes configuran la estructura social de la tribu. Ambos
procesos naturales y sociales, son vividos indiferenciadamente a través de una
concepción mágico-ritualista. Dioses y demonios cuidan de su observancia. En esta
situación, es inconcebible pensar que el hombre pueda transformar su organización
tribal: vive ciegamente sometido a su estructura tribal cerrada. El mito, en el que la
religión se amalgama oscura y confusamente con la "política", y con la "ciencia", ejerce
una función ideológico-opresora: opresora, porque dicta al hombre primitivo cómo ha
de vivir; ideológica, porque le impone una censura mental dirigida a evitar toda posible
duda acerca de su legitimidad y prevenir así toda posible crítica liberadora.
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2. La religión contra el mito: afirmación de la responsabilidad: Sin embargo, esta
crítica llega. Y lo hace casi a la vez, allá por los siglos VII a IV a.C. Es la época de
Buda y Zaratrusta, de Kung Fu-tzu (Confucio) y de Lao-tzu, de Sócrates y Pericles, de
los grandes Profetas de Israel. El espíritu humano irrumpe así poligeográficamente para
afirmarse para siempre, en su grandeza moral y transformadora frente al mundo
esclavizante de lo estático y de lo mágico. Estos movimientos religiosos universalistas
apuntan hacia la afirmación de la responsabilidad moral del hombre y, en ella, hacia el
fundamento de la igualdad y libertad de todos los individuos. La Religión ejerce así una
función crítica y liberadora revolviéndose contra las creencias míticas y tribales que
encasillaban al individuo como una pieza dentro del colectivo y, a través de él, dentro
del cosmos. Por ello todos estos reformadores religiosos tuvieron gran incidencia sociopolítica y fueron perseguidos por los poderes que encarnaban el despotismo y el
retrogradísmo.
Estos movimientos religiosos ponen el fundamento de una democracia que se define
primordialmente en forma negativa: rechazo de todo despotismo político. Desde el
trasfondo de este rechazo, hay que interpretar precisamente los mensajes positivos de
estas grandes Religiones: universalismo, individualismo, autonomía moral, libertad,
solidaridad entre todos los hombres, participación en las tareas políticas..., en una
palabra: reconocimiento de la responsabilidad moral del individuo. La Atenas de
Pericles sería el primer gran intento de realización política de la democracia. Más tarde,
el Cristianismo vendría a dar un nuevo impulso a aquel despertar de la humanidad. Pero
ese Cristianismo, que había nacido impulsando la dignidad moral del individuo y su
libertad, y la crítica y la liberación de todo despotismo religioso y social, pasa a
mancharse él mismo con el ejercicio de un nuevo despotismo espiritual y político. Se
hace dictador, no sólo de la política, sino incluso de la ciencia natural. La Religión deja
de ser crítica y pasa a ser ideológico-opresora. A esta etapa se refiere la crítica de Freud
antes citada.
3. La Política como función critica de la Religión: El desarrollo de las Ciencias
Naturales, la Física a la cabeza, y de la Economía en la naciente sociedad burguesa,
posibilita la liberación de la Ciencia y de la Política del sojuzgamiento religioso. Surgen
entonces las grandes Filosofías Políticas en Occidente con el marcado carácter de crítica
socio-política que es inseparable de una crítica de la Religión: Voltaire, Condorcet,
Kant, Hegel, Marx y tantos otros, recogen la antorcha del espíritu crítico -encarnado
ahora aparentemente en la pura política- para aplastar a una Religión ideológica y
opresora, oscurantista y retrógrada. Digo "aparentemente" porque en el fondo se trate
del mismo espíritu crítico que un día brotara con Buda, Pericles, los Profetas de Israel,
etc, y que renació en el Cristianismo con nueva radicalidad: la Política viene así a
ayudar a la Religión, al Cristianismo, a que se autocritique, a que se despoje del manto
ideológico y opresor que tan decididamente rechazara en su nacimiento.
4. El totalitarismo, tentación de la Política: Pero, en este cuarto paso, en la época
contemporánea, las nuevas Filosofías Políticas pasan también a ser inconsecuentes con
sus orígenes: abandonada la crítica, pasan también a ser ideológicas y opresoras,
totalitaristas y asfixiantes. Son ellas quienes dictan ahora cómo deben vivir los hombres,
dónde está su salvación y felicidad, y llegan también a dictar a la Ciencia lo que ha de
decir. La historia de Galileo se ha repetido en pleno siglo XX: el nazismo sojuzgó a la
Biología y a la Etnología; el Marxismo soviético sojuzgó a la Física, a la Biología, a la
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Economía y a las Matemáticas. A esta etapa se refiere Freud en la cita que encabeza este
artículo.
Ahora bien, la evolución post-stalinista y el Eurocomunismo aparecen como autocrítica
y autocorrección desde dentro del Marxismo, con lo que éste no parece necesitar de la
Religión como instancia crítica. Si éste fuera el caso, ¿cómo habría que concebir
actualmente la relación entre Religión y Política, y más concretamente, entre Marxismo
y Cristianismo?
Recomendaciones sobre la praxis futura
Toda recomendación sobre la praxis futura, como recalcó Marx, no puede revestir un
carácter subjetivista, sino que debe nacer de las enseñanzas obtenidas en la reflexión
sobre la historia pasada y presente. Permítaseme entonces citar un texto que resume
estas enseñanzas, aplicándolo al Marxismo. En 1961 escribía Horkheimer: "Todo ser
limitado que se autoconsagra como lo Definitivo, lo Supremo y Único, pasa a ser un
ídolo que tiene sed de sangre, y que posee la cualidad demoníaca de cambiar su
identidad y perseguir algo distinto de lo que se había propuesto. La historia más reciente
de muchas revoluciones nos ofrece, en contra de la teoría de Marx, ejemplos
espeluznantes de esto: Lo que Lenin y la mayoría de sus camaradas se proponían antes
de haber alcanzado el poder, era una sociedad libre y justa. En realidad prepararon el
camino para una Burocracia totalitaria, bajo la que no reina más libertad que en la época
de los Zares".
Este texto resume la principal característica común a las Filosofías Políticas y a las
Religiones hasta el momento presente: su tendencia a sojuzgar despóticamente al
hombre, aun cuando hayan nacido para liberarle. Y este texto nos exige cautela
científica al asomarnos a toda praxis futura. Ni la sincera referencia a una teoría crítica y
liberadora, ni la intención de establecer una sociedad verdaderamente democrática
bastan para valorar una determinada praxis política. Más bie n hemos de cerciorarnos
científicamente de si dentro de esta praxis hay mecanismos autocorrectivos de su
eventual desviación al despotismo.
Posibilidades de la Religión y la Política para un futuro nuevo
Voy a expresar mi recomendación práctica en una forma cruda: Sólo podremos dar un
decisivo paso hacia adelante si Religión y Política vuelven a unirse, no para ejercer un
nuevo despotismo, sino para permitir a los hombres vivir el riesgo de su libertad en una
sociedad básicamente justa. Más concretamente, y aplicado al Marxismo/Cristianismo:
1. El Cristianismo no podrá ser fiel al mensaje de amor y liberación del Dios hecho
hombre si no intenta objetivar esa liberación en las estructuras políticas y económicas, y
para ello necesita recibir, gran parte de la crítica de Marx a nuestra sociedad irracional e
inhumana (extendida también en nuestros días a las llamadas sociedades comunistas).
2. El Marxismo no podrá ser fiel a su primer impulso crítico y liberador si no intenta
realizar la transformación de las estructuras económicas y políticas, de una forma que
respete plena y realmente la libertad y la responsabilidad moral y política del individuo,
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y para ello necesita recibir positivamente (la tolerancia no basta) la apertura a una
Trascendencia, a un sentido de la vida que va más allá de nuestra historia terrena, y que
incluso puede plenificar al individuo que sufre bajo unas estructuras sociales todavía
injustas y opresoras.
No seamos ingenuos. Tras los nombres sagrados de Dios y de Cristo, se esconde todavía
blasfemamente mucha podredumbre pestilente de egoísmo y agresividades, de
ambiciones de poder y de comodona irresponsabilidad política, de desprecio y frialdad
para quienes no piensan como nosotros.
No seamos ingenuos. Tras el sano ideal de una Economía Socialista con plena
Democracia Política, acecha objetivamente (las intenciones no bastan) la tendencia al
despotismo, opresor precisamente de los individuos que hubiera querido liberar. El
estado actual de la discusión académica sobre las Economías Socialistas viene a decir
que aún no se prevén para un futuro próximo las posibilidades objetivas de
funcionamiento de tal Economía sin una concentración del poder político y económico
que elimina todo mecanismo autocorrectivo de las tendencias antidemocráticas y
opresoras.
Por eso, y a pesar del Eurocomunismo, creo que vivimos un momento en que la
opresión ideológica descansa fundamentalmente sobre las Filosofías Políticas, que
engañan al hombre sobre su propia situación y no sobre las Religiones. Y por eso creo
que, por lo que a nosotros respecta, es ahora el Cristianismo quien tiene que convertirse
en crítico del Marxismo. Pero el Cristianismo sólo podrá hacer esta crítica si
previamente ha asimilado las críticas que a él le hicieron las grandes Filosofías
Políticas, Marx a la cabeza, y que en definitiva, como señalábamos antes, nacieron de
un espíritu que también acompañó al Cristianismo en sus orígenes, y al que nunca podrá
renunciar.
Extractó: ALFREDO CALVO
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