OBLIGACIONES 377 La locatio operis consistía en el cumplimiento, por parte del arrendatario con trabajo propio o ajeno, de una obra determinada sobre la cosa del arrendador. El concepto de obra era muy amplio y podía consistir en la transformación, manipulación, restauración, limpieza, custodia, transporte de la cosa y, aún en la instrucción de un esclavo. Si la cosa hubiera sido del arrendatario, en lugar del arrendamiento había compraventa; por ello no se daba en la construcción de un edificio, en la cual los materiales podían ser puestos por el arrendatario y el suelo por el arrendador de la obra. El arrendatario estaba obligado a realizar la obra convenida según el contrato y si éste o la naturaleza de la obra lo permitía, podía realizarla a través de otros o subarrendarla. La obra debía ser hecha en el tiempo fijado o necesario y en el lugar establecido. El arrendatario respondía solo de la culpa y a veces de la custodia. El arrendador estaba obligado a pagar la contraprestación una vez realizado el trabajo, salvo que hubiera sido convenido de otra forma. El contrato se extinguía con la ejecución de la obra y por la muerte del arrendatario tan solo si había sido determinado en consideración a su calidad personal. El arrendamiento era un contrato bilateral del cual nacían obligaciones para ambas partes y así, pues, originaba, dos acciones distintas: la actio locati, que correspondía al arrendor contra el arrendamiento y la actio conducti que correspondía al arrendatario contra el arrendador para la regulación, ambas, de toda pretensión derivada de la relación creada. El transporte marítimo. Refiriéndonos a la locatio operis, el transporte marítimo se ubicaba en este contrato. Una aplicación particular de estas acciones es realizada por la jurisprudencia con respecto a la regulación de las averías consiguientes en el transporte marítimo, que era uno de los tantos casos de la locatio operis. Partiendo del complejo de normas consuetudinarias del derecho marítimo mediterráneo que toma el nombre de lex rhodia de iactu y que regulaba la indemnización correspondiente a los propietarios de las mercancías arrojadas al mar para aligerar y llevar a cabo el salvamento de la nave, se concede a ellos la actio locati contra el armador y a éste la actio conducti contra los propietarios de las mercancías salvadas, para que contribuyesen en una participación proporcional, al daño derivado del abandono y hecho en interés común.