Día 8º Bendecir es desearle a alguien el bien desde lo más profundo de nuestro ser, aunque nunca somos nosotras la fuente de la bendición, sino sus testigos y portadores. El que bendice no hace sino evocar, desear y pedir la presencia bondadosa del Creador, fuente de todo bien. Por eso, sólo se puede bendecir en actitud gozosa y agradecida a Dios. La bendición hace bien al que la recibe y al que la practica. Quien bendice a otros se bendice a sí mismo. La bendición queda resonando en su interior como una plegaria silenciosa que va transformando su corazón, haciéndose más buena y noble. La bendición es tarea y don, es legado y compromiso de vivir y transmitir , de construir el camino del evangelio, de la fraternidad con la “Paz y el Bien”. Canto: Bendición de Nuestra M. Fundadora nº 461 Gesto: Vamos pasando por cada hermana imponiéndole nuestras manos sobre su cabeza y diciéndole : “El Señor te bendiga” Resonancias … Hemos recibido tantas bendiciones del Señor, que llenas de admiración y gozo cantamos con María el magnífica reconociendo con gratit tud, una vez más todo lo que Dios hace en nuestras vidas y en la humanidad entera. Cantamos el Magnífica—nº 389 Francisco y Mª Ana nos bendicen Motivación La bendición es una práctica enraizada en casi todas las culturas con el deseo máximo que podemos despertar en nosotras. El judaísmo, el islam y el cristianismo le han dado siempre una gran importancia. Bendecir es, antes que nada, desear el bien a la persona que vamos encontrando en nuestro camino. Querer el bien de manera incondicional y sin reservas. Querer la salud, el bienestar, la alegría … todo lo que puede ayudarles a vivir con dignidad. Cuanto más deseamos y afirmamos el bien par todos, más posible es su manifestación. Canto: Paz y Bien , nº 444 Bendición de S. Francisco al Hno. León. Dándose cuenta de la situación personal del hno. León, Francisco le escribe esta bendición. No le da ningún consejo amistoso. Se mantiene en una actitud discreta, limitándose a bendecirle, bajo la bendición del mismo Salvador, Protector y Defensor, deseándole que le muestre su rostro y tenga misericordia de él. El rostro de Dios, que iluminó las tinieblas de Francisco en la capilla de San Damián, ilumine también la oscuridad del hermano León. Como Francisco vive bajo el signo de la tau de la conversión y de la redención de la solidaridad y de la oración en común : Bendiciendo personalmente al hno. León y trazando sobre él el signo de la cruz, le expresa y le entrega la fuerza salvadora que brota de ese signo de salvación. La bendición que consuela al hno. León es también un consuelo para nosotras. Escuchamos la bendición de Francisco haciéndola nuestra y a la vez deseándola para cada una de las hermanas, para nuestros familiares y amigos... Esta bendición es la presencia continua y viva de M Ana con sus hermanas que traspasan el umbral del tiempo y derrama su aliento para la diaria tarea de construir el reino. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El Señor os de su bendición y os guarde, os muestre su rostro y tenga de vosotros y de mí, misericordia. Convierta su rostro y os de la paz, a vosotras, hermanas e hijas mías, a todas las que han de venir y permanecer en nuestro Instituto y compañía, así presentes como futuras y que hasta el fin perseveraren en todas las casas de las hermanas Terciarias, bajo la advocación de la Divina Pastora. Amén” Música y silencio…. Canto : Eres bendición para mí. nº 656 Lectura evangélica: Lc 24,46-53 Motivación: Según el sugestivo relato de Lucas, Jesús vuelve a su Padre “bendiciendo” a sus discípulos. Es su último gesto. Jesús deja tras de sí su bendición, Los discípulos responden al gesto de Jesús marchando al templo llenos de alegría. Y estaban allí “bendiciendo “ a Dios. Silencio meditativo con música de fondo. La bendición de Mª Ana María Ana enriquecida y animada por el espíritu franciscano, hace suya la bendición de San Francisco. El hecho de tener escrito en sus cuadernos este texto de bendición manifiesta la vinculación desde los orígenes al carisma franciscano. Canto… Silencio reflexivo…. Comentario: Bendecir es aprender a vivir desde una actitud básica de amor a la vida y a las personas. El que bendice elimina de su corazón otras actitudes poco sanas como la agresividad, el miedo, la hostilidad o la indiferencia. No es posible bendecir y, al mismo tiempo, vivir condenando, rechazando, odiando.