Sordez y Deficiencia Auditiva – ¿Cuál es la diferencia?

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Objeto de Aprendizaje INCLUIR
UCS/FAPERGS
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Sordez y Deficiencia Auditiva – ¿Cuál es la diferencia?
Cláudia A. Bisol
Carla Beatris Valentini
La respuesta a esta pregunta depende de la perspectiva de análisis que se está
utilizando. De un punto de vista orgánico, sí, son sinónimos utilizados para referirse a
cualquier tipo de pérdida auditiva en grado leve, moderado, severo o profundo, en uno
o ambos de los oídos:
Pérdida en grado leve
La palabra es percibida por el individuo a pesar de la
perdida de algunos fonemas.
Pérdida moderada
La
utilización
de
prótesis
auditiva
y
el
acompañamiento fonoaudiológico son necesarios
para
suplir
dificultades
de
comunicación
y
aprendizaje.
Pérdida severa o profunda
No hay comprensión de la palabra sin hacer el uso de
la prótesis auditiva o, en algunos casos, del implante
coclear.
Sin embargo la perspectiva orgánica no es la única que existe. Una comprensión
de la sordez basada en una perspectiva histórica y cultural enfatiza diferentes modos de
vivenciar las diferencias de audición. Los sordos, o Sordos con letra mayúscula, como es
propuesto por algunos actores, son personas que no se consideran deficientes, utilizan
una lengua de señas, valorizan su historia, arte y literatura y proponen una pedagogía
propia para la educación de los niños sordos. Los deficientes auditivos serían las
personas que no se identifican con la cultura y la comunidad sorda.
Así, contrariamente a lo que muchos pueden suponer, el sordo que se identifica
con la lengua de las señas y la comunidad sorda no le gusta ser llamado de deficiente
auditivo. Él tiene orgullo de ser sordo y no se considera un deficiente. Ya, la situación de
la persona que no se identifica con la comunidad sorda tiende a ser más delicada:
algunos se incomodan mucho cuando su déficit auditivo es percibido, otros se
reconocen como deficientes auditivos (dependiendo de su historia pasada, de la
etiología de la sordez, de sus condiciones actuales de vida, etc.). Ya, la expresión “sordomudo” está cayendo en desuso.
No se trata, por lo tanto, de una simple nomenclatura. Esta diferenciación
permite comprender, por ejemplo, que un sordo no pasa desapercibido en una sala de
clases o en un lugar de trabajo, pues utiliza las manos para expresarse en una lengua
gestual visual y podrá utilizarse en la mediación de un intérprete de la lengua de señas.
La situación del deficiente auditivo es otra: él será percibido por los demás cuando se
nota la presencia de una prótesis auditiva o se percibe alguna dificultad (generalmente
pequeña) de habla. Es común que el deficiente auditivo se esfuerce mucho para que su
dificultad no sea percibida. La pérdida auditiva causa malestar y es muchas veces motivo
de discriminación. El uso de una prótesis auditiva, también conocida como aparato
auditivo, no resuelve mágicamente todas las dificultades, debiendo ser entendida como
un recurso más y no el único a ser utilizado para mejorar las condiciones para la
comunicación. Cuándo es utilizada, trae beneficios diferentes dependiendo del tipo de
pérdida auditiva y del momento de la vida del individuo en que ella pasó (antes, durante
o después de la adquisición del habla), de la calidad del aparato, de la adecuación de la
prótesis al tipo de pérdida y a las características del individuo, de la regularidad y
mantenimiento, y del trabajo de adaptación al uso de la prótesis que debe ser hecha con
fonoaudiólogos (rehabilitación auditiva).
Bibliografía
Valentini, C. B. Língua Brasileira de Sinais e Educação de Surdos. Caxias do Sul: Educs,
2009.
Quadros, R. M. & Karnopp, L. Língua de Sinais Brasileira: Estudos Lingüísticos. Porto
Alegre: Artmed, 2004.
Cómo citar este texto:
Bisol, C. A. & Valentini, C. B. Surdez e Deficiência Auditiva - qual a diferença? Objeto de
Aprendizagem
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UCS/FAPERGS,
2011.
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