Jesús de la Pasión por Juan Martínez Montañés

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Joaquín Turina y Areal
Sevilla (1847-1903)
Juan Martínez Montañés presenciando
la salida de Jesús de la Pasión.
Ha. 1890
Archicofradía Sacramental de Pasión.
Sevilla
Jesús de la Pasión por Juan Martínez Montañés
400 aniversario
La arquitectura que reproduce parece referirse a la
iglesia de San Miguel y no al
Convento de la Merced, aunque ya la corporación no estaba allí establecida. Las andas
procesionales, de carey, tampoco existían ya en la época de
Turina, al igual que los flagelantes que sí aparecían en las
cofradías de siglos anteriores.
Hace cuatrocientos años salía de las gubias del imaginero Juan Martínez Montañés la talla de Jesús de la Pasión, una de las cumbres de la
imaginería procesional sevillana. Con motivo de esta efeméride, se ha
querido realizar esta exposición en la que autor y obra se reencuentran
en un espacio de gran simbolismo, como es el hoy Museo de Bellas Artes, antigua Casa Grande de la Merced, lugar donde radicaba la cofradía
cuando el escultor la creara cuatro siglos atrás.
Cuenta Antonio Palomino que Montañés, asombrado de la belleza
del Nazareno, no creía que fuera obra creada por sus manos y la buscaba
mientras procesionaba por las diferentes calles de la ciudad, dudando
que "él hubiese ejecutado tal portento". En efecto, la talla de Jesús de la
Pasión, desde el mismo momento de su aparición en el mundo artístico
hispalense, creó uno de los modelos más afortunados de la iconografía
de Cristo con la cruz al hombro, siendo por este motivo su autor, en
opinión contemporánea de Juan de Pineda, "asombro de los siglos presentes y admiración de los por venir".
Hoy, cuando la cofradía sale a efectuar su estación de penitencia
la tarde noche del Jueves Santo, desde 1868 en la Colegial del Divino Salvador, Jesús de la Pasión vuelve a ser fugazmente admirado por
Martínez Montañés a través del monumento que al genial escultor se le
erigió en la plaza, junto a dicha iglesia. En esta exposición, esas miradas
vuelven a encontrarse como lo hacían cuatro siglos atrás, con dos obras
que dialogan creando nuevas emociones a través del arte.
Una de las obras más significativas y afortunadas dentro de las pinturas que se inspiran en la Semana Santa de Sevilla
es la salida de los pinceles de Joaquín Turina y Areal Juan Martínez Montañés contemplando la salida de Jesús de la
Pasión.
Turina (Sevilla, 1843-1903), padre del músico del mismo nombre y al igual que él, devoto y hermano de la cofradía, firma el lienzo y se lo dedica a su hermandad en el ángulo inferior izquierdo, narrando el momento en el que
un ya anciano Montañés, contempla la salida de la famosa talla aunque como es propio de la pintura decimonónica,
incurre en ella en varios anacronismos a la hora de plasmar la estación de penitencia de la cofradía.
En cualquier caso, el elemento más emotivo de la composición, se focaliza en el imaginero de Alcalá la Real, quien
en los últimos momentos de
su vida mira piadosamente la
obra salida de su mano, en expresión similar a la que años
después tendría el arzobispo
Despuig, quien ante su perfección le advirtió a la imagen del
Nazareno un defecto: la falta
de la respiración.
La obra invitada
Agustín Sánchez-Cid Agüero
Sevilla (1886-1955)
Busto de Juan Martínez Montañés. 1922-1923
Museo de Bellas Artes de Sevilla
La reconocida fama de Juan Martínez
Montañés y su identificación en Sevilla
como uno de sus grandes hijos culmina, ya en el siglo XX, en la propuesta
para erigir en un espacio público de la
ciudad un monumento a su memoria,
que se inaugura en 1923. El lugar finalmente elegido, la plaza de la Colegiata del Salvador, no fue casual: en este
templo se conserva una de sus obras
cumbre, el Cristo de Pasión.
El artista que realizó este monumento fue Agustín Sánchez-Cid, escultor sevillano vinculado a la Escuela
de Bellas Artes, que había iniciado su
formación bajo el magisterio del pintor
García Ramos. Su producción se encuadra dentro de una estética realista,
influenciada por la tradición local. Dentro de este ámbito formal destaca por
su capacidad en el tratamiento anatómico, en el que era gran especialista, y
por la expresividad de sus esculturas. Comenzará a trabajar en este encargo
en 1921, siendo finalmente llevado a bronce por la Fundición Codina en
Madrid, tanto el monumento que hoy se encuentra en la plaza del Salvador
como este busto del Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Para esta efigie de Martínez Montañés tendrá como modelo sus retratos pictóricos conocidos: el de Francisco Varela del Ayuntamiento de Sevilla,
que como en el monumento de Sánchez-Cid aparece con una pequeña figura en sus manos, y especialmente el retrato de Velázquez, actualmente en el
Museo del Prado. Sin duda, la segunda inspiración de Sánchez-Cid para el
monumento es la obra del propio Montañés, gran referente de los escultores sevillanos a lo largo de los siglos. La severa expresión de este busto se
asemeja a las más conocidas tallas del gran escultor barroco, como el Crucificado de la Clemencia, el Nazareno de Pasión o la Inmaculada de la Catedral.
HORARIO:
Del 16 de septiembre al 15 de junio: de martes a sábado, de 09:00 a 19:30 horas
Domingos y festivos, 09:00 a 15:30 horas
Festivos abierto: 12 de octubre y 2 de noviembre
Lunes (no festivos) cerrado
D.L.:
27 de septiembre – 29 de noviembre, 2015
Lugar: sala XIII
Museo de Bellas Artes de Sevilla
Plaza del museo, 9
41001 Sevilla
Tlf. 955 54 29 42
Colabora: Archicofradía Sacramental de Pasión
Juan Martínez Montañés presenciando
la salida de Jesús de la Pasión
Joaquín Turina y Areal
(1847-1903)
consejería de cultura
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