CAPÍTULO VII R E C U R S O S A N T E LA J U R I S D I C C I Ó N D E VIGILANCIA P E N I T E N C I A R I A I. CUESTIÓN PREVIA La regulación de los recursos en el ámbito de la Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria está falta de la claridad que seria exigible en materia tan esencial. La razón de ser del proceso penal en un Estado de Derecho es fijar las reglas de juego dentro de las que debe moverse la actuación de los Jueces y Tribunales en la aplicación de las leyes penales. Y por tanto, el ciudadano y los operadores jurídicos tienen derecho a conocer cuáles son los cauces procesales para poder ejercitar la adecuada defensa de sus intereses. Pues bien, una vez más hay que seguir diciendo que el legislador no parece tomar conciencia de esta necesidad en el ámbito de la ejecución penal. Tiene que ser el derecho interpretado, con ayuda de la doctrina, el que va completando lagunas o intentando dar luz sobre las oscuridades, cuando no contradicciones, que se aprecian en la escasa normativa vigente. Qué duda cabe que la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985 supuso un avance respecto a la dramática situación anterior. La Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria carecia de normativa específica en materia de ¡recursos. Falta de previsión legal que fue puesta de manifiesto por las Prevenciones de la Presidencia 207 PEDRO MARTIN Y OTROS del Tribunal Supremo de 8 de Octubre de 1981 en las que se calificó la situación de «ardua cuestión» urgiendo al legislador a llevar a cabo la pertinente precisión. Respuesta que no se dio hasta pasados casi cuatro años. Y ello pese a que los Jueces de Vigilancia Penitenciaria en la reunión convocada por el Consejo General del Poder Judicial los días 26 y 27 de abril de 1982 (1), preocupados por las ausencia de garantías procesales, se vieron avocados a asumir un papel impropio señalando como criterio de actuación la procedencia de que «existan recursos contra las resoluciones del Juez de Vigilancia cuando este resuelva en primera instancia» y su innecesariedad «cuando el Juez de Vigilancia resuelve recursos interpuestos contra decisiones de las Administración Pública». Sin embargo, a pesar de que la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ de 1985 resolvió algunas dudas, especialmente en materia de legitimación para la interposición de recursos, no ocurrió lo mismo en cuanto al órgano competente para su resolución ni en cuanto al deslinde de las resoluciones objeto de cada uno de aquéllos. No es de extrañar, por tanto, que la doctrina (2), los Jueces de Vigilancia en sus «Criterios» (3) y el propio Tribunal Constitucional (4) destacan todos ellos el carácter problemático de esta materia. Tampoco es extraño que dicho colectivo judicial en la IX Reunión de abril de 1996 (5) insista por enésima vez en su conclusión 3.a: «Se reitera, una vez más, la necesidad de que se promulguen las normas procesales específicas reguladoras de (1) Boletín de Información del C. G. P. J. número 4 de 1982. (2) Asencio Cantisán, Del Moral García, Gisbert Gisbert, López Barja de Quiroga y García Albero. (3) Criterios Refundidos de Actuación aprobados en la Reunión VIII de 1995. (4) STCs. 54/1992, 169, 1 70 y 192/1996 (5) Vid. Normativa Penitenciaria, edición preparada por Tamarit Sumalla y García Albero. Editorial Aranzadi 1998, págs. 289-295. 208 LOS RECURSOS PENALES los procedimientos y del sistema de recursos que pueden interponerse en esta Jurisdicción». Esperemos qué el Proyecto de Ley Orgánica reguladora del Procedimiento en los Juzgados de Vigilancia (6) no se convierta en futurible. Entre tanto, hay que seguir trabajando con los materiales disponibles. II. M A R C O NORMATIVO El marco normativo de los recursos ante la Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria viene fijado por los siguientes preceptos: —Art. 24 de la Constitución de 1978 —Arts. 82.3, 94, 95 y Disposición Adicional 5.a de la L.O. del Poder Judicial de 1985 —Arts. 44.3, 49, 50; 1, 76 y 78.1 y Disposición Transitoria 1.a de la L.O.General Penitenciaria 1/1979, de 26 de Septiembre, y arts. 4.2.j), 21, 52.1, 53.3, 54 y 249 del Reglamento Penitenciario 190/1996 de 9 de Febrero. —Arts. 216 a 238 (787) de la LECrim. III. CLASES DE RECURSOS Del art. 82.3 y la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ resulta claro que pueden interponerse los recursos de Reforma, Apelación y Queja, cuando estamos ante resoluciones de los Jueces de Vigilancia Penitenciaria. Ahora bien, si tenemos en cuenta que la Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria está integrada, no solo por los Jueces de Vigilancia, sino también por los órganos jurisdiccionales a quienes viene atribuida el conocimiento y fallo de los recursos de apelación y queja, hay que preguntarse, al no haber precepto (6) Proyecto de Ley 121/000038, de 15 de abril de 1997. 209 PEDRO MARTIN Y OTROS especifico que resuelva positiva o negativamente este extremo, si contra las resoluciones dictadas por estos órganos en segunda instancia caben o no los recursos de Súplica y Casación. En cuanto al recurso de Súplica será de aplicación el derecho interpretado que se recoge en la sentencia del Tribunal Constitucional de 11 de noviembre de 1991: «Este Tribunal ha afirmado en supuestos similares 'que la interpretación y aplicación que del art.. 236 L.E.Crim. hace una constante linea jurisprudencial de los Tribunales ordinarios, según la cual no cabe recurso de súplica contra los Autos que resuelven, a su vez, otros recursos en segunda instancia, en modo alguno puede calificarse de irrazonable o infundada, pues, de lo contrario, habida cuenta la regulación genérica que el precepto antes citado hace del recurso de súplica, la posibilidad de recurrir seria ilimitada (AATC 814/1987; 1.113/1987; 181/1989)' STC 203/1989 ), fundamento jurídico 1.°» En similar sentido se pronuncia la doctrina. (7) En cuanto al recurso de Casación hay que llegar a la conclusión de que no hay ningún supuesto en que una resolución de un Juez de Vigilancia Penitenciaria, pueda tener finalmente acceso al recurso de Casación. No obstante, parece conveniente formular algunas aclaraciones al respecto. En el supuesto del art. 25 de la LECrim. si el auto de inhibición es dictado por una Audiencia Provincial -por entender que para el conocimiento del recurso de apelación o queja entablado contra la decisión de un Juez de Vigilancia es competente otra Audiencia Provincial— cabrá necesariamente el recurso de casación, por remisión del art. 78.1 de la LOGP a la normativa de la Ley procesal penal, y por tanto al art. 848. (7) Climent Durán en «¿Cabe recurrir en vía civil y penal en súplica contra el mismo auto que ha resuelto el recurso de apelación?», en Revista General del Derecho 1989. Y Gisbert Gisbert, A. Dentro de la obra «Cárcel y Derechos Humanos». Editorial Bosch. 1991. 210 LOS RECURSOS PENALES Lo mismo cabe decir respecto al supuesto del art. 31 de la LECrim. contra el auto resolviendo una cuestión de competencia por una Audiencia Provincial, o el del art. 35 denegando el requerimiento de inhibición... o el del art. 40 desistiendo de la inhibición acordada, así domo en el auto de la Sala Civil-Penal del Tribunal Superior de Justicia resolviendo cuestiones de competencia conforme a lo prevenido en el art. 73.3.d) de la LOPJ en relación con el párrafo segundo del art. 43 de la LECrim. En cuanto al supuesto previsto en el art. 69 de la LECrim. y pese a la remisión del art. 78.1 de la LDGP, hay que estar a lo dispuesto en el párrafo último del apartado 1 de la Disposición derogatoria de la LOPJ, al oponerse a aprevenido en el art. 228 de esta ley, que establece que contra el auto resolviendo la recusación «no se dará recurso alguno, sin perjuicio de que se pueda hacer valer, al recurrir contra la resolución que decida el pleito o causa, la posible nulidad de ésta». i | Matices distintos tiene el supuesto del art. 988 de la LECrim. donde asimismo se admite expresamente el recurso de casación. Aunque doctrinalmente no es una cuestión pacífica, el Tribunal Supremo en diversos autos que arrancan del de 7 de abril de 1989 ha entendido que el órgano competente para el conocimiento de los expedientes de acumulación de penas es el último juez o Tribunal sentenciador y no el Juez de Vigilancia. Por consiguiente, hoy por hoy, no cabe hablar de que en el ámbito de la Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria quepa el recurso de casación, al menos mientras no cambie dicho criterio jurisprudencial o se dé luz verde al actual contenido del art. 64 del Proyecto de Ley Orgánica Reguladora del Procedimiento ante los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria de 15 de abril de 1997 (en adelante PLORPJVP), donde se atribuye la competencia para fijar el máximo de cumplimiento de las penas privativas de libertad a los Jueces de Vigilancia Penitenciaria, contra cuyas resoluciones se permite expresamente el recurso de Casación, por infracción de Ley. 211 PEDRO MARTIN Y OTROS Por su novedad y bondad apuntar también que en el PLORPJVP se pretende establecer el recurso de Casación «para unificación de doctrina». (8) Finalmente, y en cuanto al recurso de Amparo en la vía constitucional, resulta obvia su procedencia contra las resoluciones del Juez de Vigilancia Penitenciaria que agoten la vía judicial ordinaria (como las que resuelven los recursos contra los acuerdos sancionadores de la Administración) y contra las de las Audiencias Provinciales (o de los Jueces y Tribunales sentenciadores) en su faceta de jurisdicción penitenciaria en segundo grado que agotan la vía ordinaria en todo caso. Por otra parte, agotada la vía judicial nacional, cabe interponer el oportuno recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. IV. LEGITIMACIÓN a) ¿«Interno y liberado condicional» o «penado y preso preventivo»? La Disposición Adicional 5.a de la LOPJ de 1985 al determinar los sujetos legitimados para interponer los recursos en el ámbito de la Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria habla de «interno o liberado condicional». Sin embargo, tras la entrada en vigor del Código Penal de 1995, no parece totalmente correcta esta terminología. En 1985 el término «interno», no solamente respondía al criterio —«no estigmatizante» según unos, «hipócrita o falsificador de la realidad» según otros—de sustitución de la palabra tradicional «preso», sino que además resultaba muy útil para abarcar en un solo término los dos status legales de «penado» y «preven(8) Recurso que vengo propugnando desde hace ya algunos años («La Probation como alternativa a la pena privativa de libertad» en la revista Poder Judicial n.° 10, marzo de 1984) y que se recogió posteriormente entre los Criterios de los Jueces de Vigilancia. 212 LOS RECURSOS PENALES tivo». Sin embargo tras la entrada en vigor del nuevo Código Penal donde se atribuyen nuevas competencias al Juez de Vigilancia en materia de ejecución de penas y medidas de seguridad privativas de libertad (Arts. 37, 78, 97 y 98) pueden darse situaciones de «penado no interno». Por tanto, si se quiere seguir utilizando una fórmula abreviada para la designación de los sujetos legitimados para la interposición de los recursos, deberá quedar circunscrita a los términos «penado y preso preventivo». El PLORPJVP suprime la referencia al «liberado condicional», manteniendo únicamente la de «interno», lo que podría hacer dudar si los liberados condicionales están o no legitimados para recurrir, pues es obvio que no son «internos» y no parece muy correcto afirmar el reconocimiento de su indudable derecho a recurrir a través de «las demás partes personadas». Procedería, por tanto, hablar de «el penado, el preso preventivo y las demás partes personadas». b) Ministerio Fiscal Con anterioridad a la LOPJ de 1985 no se puso en duda en ningún momento la legitimación del Ministerio Fiscal para recurrir las decisiones de los Jueces de Vigilancia Penitenciaria, por la remisión general del art. 78.1 y Disposición transitoria la de la LOGP de 1979 y aplicación de su Estatuto. Tras la entrada en vigor de aquella Ley tiene ya reconocimiento legal explícito. c) Administración penitenciaria La inicial y persistente pretensión de la Administración Penitenciaria de ser parte activa en los procedimientos donde los Jueces de Vigilancia; ejercían el control jurisdiccional de la actividad administrativa, —alegando que la única voz que se tenía en cuenta era la de los internos y que el Ministerio Fiscal no representaba plenamente el prisma a través del cual podía verse el contexto penitenciario—, no consiguió, sin embargo, tener eco 213 PEDRO MARTIN Y OTROS en la práctica procesal de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y quedó formalmente arrumbada por la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ de 1985. El apartado 5 de dicha Adicional estableció con rotundidad que «sólo podrán recurrir el Ministerio Fiscal y el interno o liberado condicional». Pese a ello en algún caso aislado se ha dado trámite al recurso interpuesto por la Administración Penitenciaria (9). De algún modo sigue sin estar resuelto adecuadamente el problema, sin duda porque el legislador del 1985 no partió de la doble función jurisdiccional del Juez de Vigilancia en nuestro ordenamiento jurídico: penal y contencioso-administrativa (10). Y tal vez por ello, el PLORPJVP de 1997 adopta una fórmula con tintes de ambigüedad calculada. Tanto en el art. 68 (recurso de reforma) como en el 73 (recurso de apelación) y en el 77 (recurso de queja) se refieren al «interno y demás partes personadas». Ahora bien, este enfoque de la legitimación para recurrir va a plantear el problema de si la Administración puede o no personarse en todos o solamente en parte de los expedientes o procedimientos tramitados por los Jueces de Vigilancia, pero permite que en aquellos supuestos en que la función del juez de vigilancia es claramente jurisdiccional contencioso-administrativa (como la resolución de recursos contra acuerdos sancionadores de la Administración penitenciaria) pueda ser aceptada su personación. Es lógico que si de no existir este órgano ad hoc de control jurisdiccional de la actividad administrativa penitenciaria, la Administración vendría facultada a (9) Vid. Del Moral García en su trabajo «Recursos en la fase de ejecución del proceso penal. Recurribilidad en otras materias propias de la Jurisdicción penal» en Cuadernos de Derecho Judicial, tomo XXI de 1995, que afirma que los acuerdos de desmantelamiento de los sistemas de escuchas permanentes en los locutorios de algunos centros penitenciarios, fueron recurridos alguno de ellos por el Ministerio Fiscal pero en algún caso se admitió el recurso a la Administración penitenciaria, (nota 80, pág. 415). (10) Sobre el debate doctrinal y argumentaciones sobre esta doble función, me remito a lo recogido en el trabajo «Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria: naturaleza, órganos y competencia» en Cuadernos de Derecho Judicial, XXXIII de 1995. 214 LOS RECURSOS PENALES intervenir en el procedimiento correspondiente de la Jurisdicción contencioso-administrativa, debe respetarse esa misma facultad cuando esa competencia de control se atribuye a un órgano ad hoc incardinado en otra jurisdicción, en este caso la penal (11). Por la misma razón que en aquellos supuestos donde lo que está en juego es la ejecución penal en su sentido estricto, es procedente no dar posibilidad de personación a la Administración Penitenciaria. Y en consecuencia, quizá fuese conveniente que por ley se determinasen nominatim los supuestos en que la Administración podría personarse si lo cree oportuno. d) Perjudicado y Acción popular Tanto el perjudicado como quien ejercita la acción popular carecen de legitimación para recurrir las resoluciones de los Jueces de Vigilancia, según resulta de los claros términos en que se pronuncia la Disposición Adicional 5.a. Sin embargo, tal como señala Del Moral García (12), la doctrina está claramente dividida, entre quienes ven con buenos ojos que no se les atribuya esta facultad (Bueno Arús, Asencio Cantisán y Herrero Ortega) y quienes como él consideran que debería dárseles esa posibilidad de intervención (López Barja de Quiroga y Tomé García y últimamente Tamarit Sumalla, Sapena Grau y García Albero). El PLORPJVP de 1997, tal como se ha indicado, ha adoptado una fórmula ambigua que deja sin resolver totalmente el problema. En el supuesto que se acepte como positiva esta legitimación ¿debe extenderse o no más allá de las resoluciones que directamente afecten a la ejecución penal en sentido estricto? En esta última fase del proceso penal o, si se prefiere, en este «nuevo juicio» en que en definitiva se traduce la individualización (11) Arts.86.2, 94 y Disposición Adicional 5.a de la LOPJ de 1985. (12) Ob. cit. pág. 414 nota 78. 215 PEDRO MARTIN Y OTROS penitenciaria de la pena y desde el punto de vista de la política criminal penitenciaria, parece saludable que deba darse oportunidad de personación a quienes fueron ya parte en el proceso de enjuiciamiento y consiguiente individualización judicial de la pena. Si hay razones para estimar conveniente su presencia durante el proceso penal, sea por vía de la acusación particular como por la de la acción popular, las mismas deben poder justificarla en ese «nuevo juicio» y con mayor razón si se parte de que estamos ante una mera fase del proceso. Tal vez ello suponga un aumento de complejidad procedimental, pero también es cierto que se tienen mayores posibilidades de acierto, al estar presentes otros prismas sociales, para resolver cuestión tan delicuescente como la individualización penitenciaria de la pena que obedece a aportaciones multidisciplinares de las ciencias de la conducta, tan inexactas o más que el propio derecho. La falta de seguridad jurídica que lleva consigo la individualización penitenciaria —valorando conductas y formulando pronósticos de vida futura sin delito— y el consiguiente aumento de arbitrio judicial no reglado, ha inclinado a autores como Ferrajoli (13) a propugnar la supresión de este tipo de individualización, coincidiendo extrañamente con las posturas más retribucionistas de la pena, aunque con una diferencia de matiz de extraordinaria importancia. Ferrajoli parte de un «Derecho penal Mínimo» muy alejado del Derecho penal defensista/exacerbado/simbólico que aquéllas propugnan. Nuestro país no goza en modo alguno de ese Derecho Penal Mínimo, y de ahí la conveniencia/necesidad de que exista una mayor posibilidad de control del arbitrio judicial por las partes acusadoras particular o popular, en materias tan esenciales como el acortamiento de la pena, clasificaciones, permisos de salida o libertad condicional. Aunque estoy con el fiscal (13) En su obra «Derecho y Razón. Teoría del garantismo penal» Edit. Trotta, Madrid 1995, p. 410. 216 LOS RECURSOS PENALES Del Moral cuando señala la conveniencia de fijar el oportuno limite temporal preclusivo para el ejercicio de esta facultad. V. ÓRGANO COMPETENTE En relación al órgano competente ante el que debe interponerse el recurso debe estarse a la normativa general de cada uno de los recursos. Y, en principio, debe hacerse igual remisión a la normativa general en cuanto al órgano que debe resolverlos, salvo en relación a los recursos de apelación y queja. Veamos. Ya se ha indicado anteriormente el carácter problemático de la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ de 1985, especialmente en cuanto a la determinación del órgano ad quem en los recurso de apelación y queja. La antinomia que se origina entre dicha Disposición Adicional y el.art. 82.1.3 de la propia LOPJ ha sido reiteradamente señalada por la doctrina (14) y desde los primeros momentos por los propios Jueces de Vigilancia penitenciaria. La Disposición Adicional 5.a dice textualmente: (14) Roig Bustos en «las formas y la impugnabilidad de las resoluciones del Juez de Vigilancia» en Cuadernos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palma de Mallorca 1982; Asencio Cantisán en «Recursos contra las resoluciones del Juez de Vigilancia Penitenciaria en la Ley Orgánica del Poder Judicial» en Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales. Tomo XL. Fascículo 1, enero-abril 1987; Reigosa, González en «Recursos contra resoluciones del Juez de Vigilancia» en Revista de Estudios Penitenciarios 1986; Del Moral García en obra ya citada; Bueno Arús en «Los permisos de salida y las competencias de, los jueces de vigilancia» en Poder Judicial, 2.° época, n.° 2 1986; Tomé García en «Recursos contra las resoluciones del Juez de Vigilancia Penitenciaria» en Revista Universitaria de Derecho Procesal UNED 1988; López Barja de Quiroga en «Recursos contra las decisiones del Juez de Vigilancia Penitenciaria» en Poder Judicial número especial III (Vigilancia Penitenciaria; Gisbert Gisbert en la obra ya citada; García Albéro en la obra «Curso de Derecho Penitenciario (adaptado al nuevo Reglamento Penitenciario de 1996), edít. Cedecs. 217 PEDRO MARTIN Y OTROS 1. El recurso de reforma podrá interponerse contra todos los autos del Juez de Vigilancia penitenciaria. 2. Las resoluciones del Juez de Vigilancia en materia de ejecución de penas serán recurribles en apelación y queja ante el Tribunal sentenciador, excepto cuando se hayan dictado resolviendo un recurso de apelación contra resolución administrativa que no se refiera a la clasificación del penado. 3. Las resoluciones del Juez de Vigilancia en lo referente al régimen penitenciario y demás materias no comprendidas en el número anterior serán recurribles en apelación o queja siempre que no se hayan dictado resolviendo un recurso de apelación contra resolución administrativa. Conocerá de la apelación o de la queja la Audiencia Provincial que corresponda, por estar situado dentro de su demarcación el establecimiento penitenciario. 4. El recurso de queja a que se refieren los números anteriores sólo podrá interponerse contra las resoluciones en que se deniegue la admisión de un recurso de apelación. 5. Se aplicará a los recursos lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, si bien sólo podrán recurrir el Ministerio Fiscal y el interno o liberado condicional, sin que estos últimos precisen de asistencia letrada o representación por Procurador en cuanto al recurso de reforma. En todo caso, el Fiscal será parte en cuantos recursos se prevén en la presente disposición. Por su parte el art. 82. de la LOPJ establece que: 1. Las Audiencias Provinciales conocerán... 3° De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones de los Juzgados de Vigilancia penitenciaria en materia de ejecución de penas y del régimen de cumplimiento. Por tanto, la anomia señalada por las Prevenciones de la Presidencia del Tribunal Supremo de 8 de octubre de 1991, en relación a la determinación del órgano de segundo grado de la Jurisdicción de Vigilancia, fue sustituida por la antinomia existente entre dichos dos preceptos de la LOPJ de 1985. Se determina el tipo de recursos que caben contra las resoluciones de los jueces de Vigilancia pero no se especifican, con 218 LOS RECURSOS PENALES la nitidez deseable, qué órganos integran el segundo grado de esta jurisdicción. Para conocer los distintos argumentos esgrimidos intentando dar luz formal a esta confusión legislativa, remito al lector a los trabajos de la doctrina, especialmente a los de Asencio Cantisán de un lado, y de López Barja de Quiroga y del Moral García, de otro. De seguirse la regla interpretativa «lex specialis derogat legi generali», tal como mantiene López Barja de Quiroga, debe prevalecer la Disposición Adicional 5.a, de tal manera que cuando el Tribunal sentenciador sea la Audiencia Provincial se cumplirán ambos preceptos, y cuando el Tribunal sentenciador sea un órgano jurisdiccional distinto a una Audiencia Provincial su competencia le vendrá atribuida por la específica regulación de esta materia contenido en la dicha Disposición Adicional (15). Y por tanto, el segundo grado de la jurisdicción de vigilancia penitenciaria estaría integrado tanto por las Audiencias, Provinciales, cómo por los juzgados penales y por los Juzgados de Instrucción, en cuanto todos ellos pueden, ser órganos sentenciadores («tribunales», según la terminología genérica de dicha Disposición Adicional). Como también lo serían la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y los Juzgados Centrales de Instrucción, o la Sala Civil-Penal de los Tribunales Superiores de Justicia. De seguirse el criterio más pragmático, e inclinarse por la prevalencia del art. 82.1.3 de la LOPJ, en la redacción dada por la Ley Orgánica 8/1988, de 28 de diciembre (16), mantenido por Asencio Cantisán, el segundo grado de la jurisdicción de vigilancia penitenciaria estaría integrado únicamente por las Audiencias Provinciales. (15) Ponencia a la IV Reunión de Jueces de Vigilancia Penitenciaria (9-12marzo-1988), publicada en la reyista Poder Judicial núm. Especial III, pág. 156. (16) Que añadió al contenido del apartado 6.° los siguientes términos «y del régimen de su cumplimiento», convirtiéndolo en apartado 1.3 de dicho art. 82, 219 PEDRO MARTIN Y OTROS Ante la dificultad de deslindar cuándo se trata de una «materia de ejecución de penas» y cuándo de materias «referentes al régimen penitenciario», en la práctica judicial han tenido mayor predicamento los argumentos esgrimidos por Asencio Cantisán al haberlos hecho suyos los Jueces de Vigilancia Penitenciaria a través de los Criterios de Actuación fijados a partir de la III Reunión de 1985: «...24.—Ante las contradicciones existentes entre la Disposición Adicional 5.a y el art. 82.6 de la LOPJ en orden al órgano competente para conocer los recursos de apelación y queja contra las resoluciones del Juez de Vigilancia en materia de ejecución de penas, procede estimar competente a la Audiencia Provincial del lugar donde se encuentre ubicado el Establecimiento Penitenciario ». Criterio que se ha mantenido en las posteriores Reuniones de Jueces de Vigilancia Penitenciaria hasta el presente. Por tanto, en la práctica judicial resulta pacífico el reconocimiento competencial, para el conocimiento de los recursos de apelación y queja, de la Audiencia Provincial donde esté situado el Establecimiento penitenciario, tanto en los recursos sobre materia de ejecución de penas —por aplicación de ese criterio de actuación— como en el resto de las resoluciones dictadas por los Jueces de Vigilancia, susceptibles de tales recursos —por aplicación de lo establecido en la propia Disposición Adicional 5,a—. Afortunadamente, los problemas que se derivan de este «criterio judicial» pretenden ser soslayados por el PLORPJVP de 1997, atribuyendo la competencia a la Sala la de lo Civil-Penal del Tribunal Superior de Justicia del que depende el Juez de Vigilancia. Recoge así la esencia de la propuesta que me aventuré a realizar en 1983 (17) y que posteriormente mantuve en las Reu(17) Doñate, A. «La Probation como alternativa a la pena privativa de libertad» en la revista Poder Judicial n.° 10, marzo de 1984, donde se publicó la Ponencia presentada en el Simposium Internacional sobre Probation, celebrado en Barcelona del 8 al 10 de Junio de 1983. 220 LOS RECURSOS PENALES niones de Jueces de Vigilancia, quienes reiteradamente instaron, entre sus «Criterios de Actuación», a la creación de una «Sección Especial con ámbito provincial o autonómico». (18) VI. RESOLUCIONES RECURRIBLES Con carácter general, todos los autos del Juez de Vigilancia Penitenciaria son recurribles en reforma (Disp. Adicional 5.a. 1 LOPJ). En relación a las providencias, y su recurribilidad, remito al lector a lo analizado en el capitulo de esta obra dedicada al recurso de reforma. En cuanto a las resoluciones del JVP que son susceptibles de recurso de apelación, pese a las dificultades interpretativas que ofrecen los términos utilizados por la tan citada disposición adicional —especialmente en orden a la separación entre las materias de ejecución de penas y las de régimen penitenciario, y al término «apelación» para la impugnación de acuerdos administrativos— (19), cabe llegar a la afirmación de que todos los autos del JVP resolviendo recursos de reforma son susceptibles . de recurso de apelación; salvo cuando están referidos a la impugnación de acuerdos sancionadores de la Administración. A continuación se examinan los distintos supuestos y las razones concretas que conducen a la admisión o no del recurso de apelación. Redención de penas por el trabajo: a) Resolución del JVP aprobatoria de redención ordinaria o extraordinaria. (18) En la Ponencia «Jurisdicción de Vigilancia Penitenciaria: naturaleza, órganos y competencia», (ab. Cit. Pág. 47) se recogen las razones sobre las que fundamentaba tal propuesta. (19) Remito al lector a la bibliografía indicada en la notal 4. 221 PEDRO MARTIN Y OTROS b) Resolución del JVP denegando la admisión a trámite de una queja del penado interesando se inste la oportuna propuesta de la Admón. Penitenciaria de redención ordinaria o extraordinaria. c) Resolución del JVP acordando la suspensión de la redención de penas por el trabajo. — Contra estas resoluciones cabrán los recursos de reforma y apelación, porque se trata de una materia de ejecución de penas, el Juez actúa en primera instancia, y no media impugnación previa de acto administrativo. Clasificación: a) Resolución del JVP resolviendo recurso («de apelación» según la D.A. 5.a.2) contra acuerdo administrativo sobre clasificación (inicial, regresión, progresión, continuación de grado)del «penado», o de aplicación de modalidades dentro de los respectivos grados. b) Resolución del JVP resolviendo recurso contra acuerdo administrativo destinando a un «preso preventivo» a un establecimiento del régimen cerrado (art. 10.2 LOGP). — Las resoluciones de estos dos apartados a) y b) serán susceptibles de Recurso de reforma y apelación por aplicación de la Disp. Adicional 5.a. 1 y 2, porque el Juez está resolviendo una impugnación de un acuerdo administrativo que se refiere a la «clasificación del penado», y el legislador, con buen criterio, ha entendido que todo lo relativo a la clasificación está estrechamente unido a la ejecución de la pena y sólo en mucha menor medida al régimen penitenciario. El punto débil de este razonamiento puede hallarse en el apartado b) pues el «preso preventivo» no puede ser «clasificado» en sentido formal. Sin embargo, dado, de un lado, que las circunstancias que han de concurrir para la «clasificación» en primer prado de los penados son las mismas que cuando se 222 LOS RECURSOS PENALES trata de «destinar» a los presos preventivos a idénticos centros o secciones especiales (apartados 1 y 2 del art. 10 LOGP), y de otro, que a tenor de lo establecido en el apartado 3, tanto en lo que se refiere al régimen de vida, como al tiempo de permanencia en dicho régimen se establece para ambos tipos de internos una regulación conjunta, permite hablar de una equiparación material entre penado y preventivo que, a su vez, no parece tolerar un trato desigual en cuanto a las garantías derivadas del sistema de recursos. Y por tanto, la obligada distinción en otros muchos aspectos entre «clasificación» y «destino» debe ceder cuando se trata de aplicar lo dispuesto en el apartado 2 de la Disp. Adicional 5.a LOPJ. Del criterio 82 aprobado por unanimidad de los jueces de vigilancia asistentes a la VIII Reunión de Noviembre de 1994, se infiere que éstos, a efectos de posibles recursos, tampoco distinguen entre penados y preventivos en la aplicación del art. 10 de la LOGP. c) Resolución dictada por el JVP en ejercicio de su función de control jurisdiccional de acuerdos administrativos de Clasificación en primer grado de penados y de asignación a un establecimiento de régimen cerrado de presos preventivos, (sin impugnación previa por el interno) en razón del «conocimiento» que tiene conforme a lo dispuesto en el art. 76.2.j) de la LOGP. O la resolución del JVP respecto a los acuerdos de continuación en esos mismos casos de los que también debe «conocer» el JVP, aunque no medie impugnación. d) Resolución del JVP dando o no lugar a la queja del interno por no haber procedido la Administración a la revisión del acuerdo de clasificación de penado o de asignación a establecimiento de régimen cerrado de preso preventivo. — Contra las resoluciones comprendidas en estos dos apartados c) y d), caben asimismo los recursos de reforma y apelación. Si el legislador ha querido el recurso de reforma y apelación en los supuestos de los apartados a) 223 PEDRO MARTIN Y OTROS y b), pese a mediar impugnación (o recurso), con mayor razón cabrán cuando actúa en primera instancia, sin tan siquiera mediar impugnación y por ello con menores garantías, como ocurre en los supuestos de los apartados c) y d). En todo caso estaríamos ante una actuación en primera instancia del JVP. Y así lo entendieron los JVP en 1994.(20) Permisos de salida: a) Resolución del JVP resolviendo sobre una queja del penado sobre silencio por parte de la Administración en relación a solicitud de permisos de salida extraordinarios, de permisos no superiores a dos días de penados clasificados en segundo grado y de permisos a internos clasificados en tercer grado. b) Resolución del JVP autorizando o no permisos de salida ordinarios o extraordinarios superiores a dos días en relación a internos penados de primero y segundo grado a propuesta de la Administración. — Contra esta clase de resoluciones cabe recurso de reforma y apelación pues el JVP actúa en primera instancia. c) Resolución del JVP resolviendo recurso contra acuerdo administrativo denegando cualquiera de las solicitudes del apartado b). — Contra esta clase de resolución cabrán asimismo los recursos de reforma y apelación, por cuanto no parece lógico admitir esa misma garantía en los supuestos del apartado a) que llegan al JVP por la vía de la simple (20) «82.—... También las resoluciones dictadas por los Jueces de Vigilancia ratificando o denegando la aplicación del art. 10 de la LOCP, al no resolver recursos, se entienden dictadas en primera instancia, y por tanto son susceptibles de recurso de reforma y apelación». 224 LOS RECURSOS PENALES queja, y rechazarla en los del apartado c). Por otro lado, bastarla acudir directamente a la vía de la simple queja y no a la vía del recurso o impugnación del acto administrativo, para tener opción al recurso de apelación. d) Resolución del Juez o Tribunal a cuya disposición se encuentre el preso preventivo accediendo o denegando un permiso de salida extraordinario u ordinario. (21) — Al no estar propiamente ante un resolución de la Jurisdicción de vigilancia penitenciaria, procederán los recursos de reforma, suplica, apelación y/o queja, según proceda atendido el juez o tribunal que tramita el procedimiento penal, y la clase de éste. Beneficios penitenciarios: a) Resolución del JVP resolviendo queja contra acuerdo administrativo denegando la concesión de beneficios penitenciarios como el «inicio de expediente de Indulto» o el «adelantamiento de la propuesta de libertad condicional» (Arts. 46 LOGP y 202 a 206 RP de 1996). — Contra esta clase de resoluciones cabrá recurso de reforma y apelación, en cuanto estamos ante una materia de ejecución de pena y el JVP actúa en primera instancia. Y si se hubiese interpuesto «recurso» por el interno contra el acuerdo denegatorio, procederían iguales recursos, por las razones ya apuntadas al analizar el apartado c) de los «permisos de salida». (21) Parece lógico posibilitar la concesión de los permisos extraordinarios a los presos preventivos, por la naturaleza de las situaciones previstas en él art. 47.1 LOGP, pero habría que preguntarse si no hay incompatibilidad entre la prisión provisional (fundamentada en el riesgo de fuga y/o obstrucción a la investigación) y los permisos de salida ordinarios del art. 47.2, que formalmente prevé el art. 48 de la propia ley penitenciaria. 225 PEDRO MARTIN Y OTROS Recompensas a) Resolución del JVP resolviendo queja contra acuerdo administrativo denegando alguna recompensa (art. 46 LOGP y 263 RP de 1996). — Estas resoluciones, al quedar integradas dentro del «régimen penitenciario», son susceptibles de recurso de reforma y de apelación, pues el Juez resuelve en primera instancia. Medios coercitivos a) Resolución del JVP resolviendo queja del interno por la utilización de «medios coercitivos». b) Resolución del JVP declarando ajustada a derecho o no la utilización de medios coercitivos, tras la puesta en su conocimiento por la Administración (Art. 45.3 LOGP). — Contra estas resoluciones cabe recurso de reforma y apelación, pues el Juez resuelve en primera instancia. Sanciones disciplinarias a) Resolución del JVP resolviendo recursos contra acuerdos sancionadores de la Administración. — Esta clase de resoluciones únicamente admiten el recurso de reforma conforme a lo prevenido en la D. Adicional 5.°.3 LOPJ. Es decir no cabrá el recurso de apelación, pero si cabrá el recurso de queja en cuanto al fondo por aplicación del inciso primero del art. 218 de la - LECrim. en cuanto se trata de «auto no apelable». b) Resolución del JVP aprobando o no las sanciones de aislamiento en celda superior a catorce días (art. 76.2 d) LOGP). c) Resolución del JVP resolviendo queja del interno de haber omitido la Administración el trámite de aprobación del art. 76.2 d) LOGP. 226 LOS RECURSOS PENALES; d) Resolución del JVP resolviendo queja del interno contra el acuerdo administrativo denegando la cancelación de las sanciones o la desestimación de la prescripción. — Contra estas resoluciones de los apartados b), c) y d) caben los recursos de reforma y apelación, pues el Juez resuelve en primera instancia. Refundición de condenas a) Resolución del JVP aprobando o no un proyecto de refundición de condenas (art. 193.2 RP 1996) — Esta resolución en cuanto materia de ejecución de pena, es susceptible de recurso de reforma y apelación, pues el juez resuelve en primera instancia. Libertad condicional a) Resolución del JVP concediendo o no la libertad condicional. b) Resolución del JVP revocando la libertad condicional. c) Resolución del JVP acordando la suspensión de la libertad condicional — Dada su naturaleza de «ejecución de pena», y actuando el juez en primera instancia, caben los recursos de reforma y apelación. Peticiones y quejas al amparo del art. 76. 2 g) LOGP a) Resoluciones del JVP resolviendo petición o queja al amparo del art., 76.2g) LOGP, ya estén referidas a materias de ejecución de penas, ya al régimen penitenciario y no estén comprendidas en ninguno de los anteriores supuestos. 227 PEDRO MARTIN Y OTROS — Contra ellas cabrán los recursos de reforma y de apelación, pues el juez actúa en primera instancia. Sin ningún voto discrepante se aprobó por los Jueces de Vigilancia, como criterio de actuación, que «las resoluciones de los Jueces de Vigilancia resolviendo sobre quejas son resoluciones dictadas en primera instancia» (VIII Reunión). Finalmente en cuanto a las resoluciones del JVP susceptibles de recurso de queja, es preciso realizar algunas consideraciones ante las tres referencias que se realizan en la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ y la remisión del apartado 5 de la misma a la LECrim. (22) Debe entenderse que dicha disposición adicional no es sino aplicación concreta del régimen general establecido en el art.218 de la LECrim. Y en modo alguno que en el procedimiento jurisdiccional penitenciario se establezca un régimen limitativo de los posibles supuestos que se recogen en el régimen general de dicho articulo. Ni que el apartado 4 de la disposición adicional establezca un único tipo de recurso de queja, el formal, por inadmisión a trámite del recurso de apelación. En el citado art. 218 LECrim. se establecen dos tipos de recursos de queja, uno que permite entrar en el fondo del asunto —en el supuesto de «autos no apelables del Juez» (de instrucción)— y el otro que permite revisar únicamente si la inadmisión a trámite del recurso de apelación es conforme a derecho —en el supuesto de «resoluciones en que se denegare la admisión de un recurso de apelación—. Pues bien, el apartado 4 de la disposición adicional (23) está respondiendo a esta última clase de recurso de queja del art. 218 (22) «5. Se aplicará a los recursos lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento criminal...» (23) «4. El recurso de queja a que se refieren los números anteriores (2 y 3) sólo podrá interponerse contra las resoluciones en que se deniegue la admisión de un recurso de apelación». 228 LOS RECURSOS PENALES LECrim., de tal manera que las referencias al recurso de «queja» que se recogen en los apartados 2 y 3 de aquélla, sólo tienen sentido si dicho recurso tiene un alcance meramente formal de entrar a revisar la bondad de la inadmisión a trámite del recurso de apelación. Y a lo sumo, de estimarse que tales referencias al recurso de queja en ambos apartados suponen también la posibilidad de interponer recurso de queja material o de fondo, ello podría aceptarse en cuanto referido exclusivamente a los supuestos en que no quepa recurso de apelación por aplicación de las previsiones de excepción de los propios apartados. Solución que además encuentra apoyo en que pese a lo dispuesto de manera categórica en el apartado 4, en el siguiente afirma también el legislador que a los recursos de aplicará lo dispuesto en la LECrim, entre cuyos preceptos está el art. 218 en su totalidad. De esta manera se solventan asimismo las dudas interpretativas que surgen del hecho dé que en el apartado 2 se hable de «apelación y queja», en tanto en el apartado 3 se diga «apelabión o queja». En definitiva, de un parte, cabrá recurso de queja en cuanto al fondo respecto a los autos del JVP resolviendo recurso de reforma «no susceptibles de apelación» sea en materia de ejecución de penas, sea en relación al régimen penitenciario o a las demás materias no comprendidas en la ejecución de penas. Y de otra, que en todos los demás supuestos —es decir, cuando quepa recurso de apelación— únicamente cabrá recurso dé queja en el caso de que aquél haya sido inadmitido a trámite por el JVP. Ahora bien, estás dos conclusiones, a la vista del análisis hecho de cada una de las resoluciones del JVP para delimitar concretamente los supuestos en que procedía el recurso de apelación, no dejan de ser meras cláusulas de cierre casi inóperan(24) Y así lo entendieron, los jueces de Vigilancia Penitenciaria que afirmaron (criterio 83 de las Reuniones VII y VIII) que «contra las resoluciones de los Jueces de Vigilancia cabe recurso de apelación en todo caso, salvo en materia disciplinaria». 229 PEDRO MARTIN Y OTROS tes, porque a la postre, el único supuesto en que estamos ante un auto de JVP no apelable es el que resuelve la impugnación de los acuerdos sancionadores de la Administración (24) —y por tanto el único supuesto en que cabrá recurso de queja material o de fondo—, y, en segundo lugar, porque en todos los demás casos, cualquiera que sea la materia, al ser todos apelables, solamente procederá el recurso de queja por razón de inadmisión a trámite del recurso de apelación que correspondería. No parece que sea ese el criterio seguido en el PLORPJVP de 1997, pues omite esa remisión general a la Ley de Enjuiciamiento Criminal que realiza el apartado 5 de la Disposición Adicional 5.a de la LOPX, ya que el art. 76 del proyecto limita la remisión a «la tramitación del recurso» exclusivamente. Y por tanto dado el contenido del art. 77 el recurso de queja solo será posible en los supuestos de inadmisión a trámite del recurso de apelación. Es decir, en el proyecto no se admite ningún caso de recurso de queja material o de fondo para cuando no cabe el recurso de apelación. Por el contrario el proyecto recoge el criterio de actuación de los Jueces de Vigilancia en cuanto a las resoluciones recurribles y recursos posibles. VII. PLAZOS En relación al plazo para la interposición de los recursos, y por la remisión del apartado 5 de la Disposición Adicional 5.a LOPJ, deberá estarse a lo dispuesto en el art. 211 de la LECrim., en que para el recurso de reforma se fija el de «tres días siguientes al en que se hubiere practicado la última notificación a los que sean parte en el juicio»; en el 212 que para el de apelación lo amplia «cinco días, a contar desde el siguiente al de la última notificación de la resolución judicial que fuere su objeto»; y en el 213 que para el recurso de queja establece que puede interponerse «en cualquier tiempo, mientras estuviere pendiente la causa», salvo que la ley señale otro término. 230 LOS RECURSOS PENALES En cuanto a la problemática respecto al cómputo remito al lector a lo analizado en los capítulos correspondientes de esta obra. En el PLORPJVP de 1997, se pretende fijar el plazo de cinco días en los tres tipos de recurso (arts.68, 75 y 77), sin duda por entender, de un lado, que es conveniente ampliar el plazo del recurso de reforma, por las obvias dificultades de comunicación que tiene el interno para ejercitar adecuadamente su derecho de defensa, y de otro, que no resulta fácil determinar si la «causa» está o no pendiente para aplicar el criterio abierto establecido en el art. 213 de la LECrim. VIII. FORMA ESCRITA/ORAL Suprimida la necesidad de letrado en el recurso de reforma por el apartado 5 de la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ (25), y atendida la situación de privación material de medios en que puede encontrarse el «penado o preso preyentivo» o su misma incapacidad para realizarlo por escrito, nada impide que al notificarle la resolución pertinente susceptible de recurso de reforma, manifieste al funcionario notificante o directamente al Juez de Vigilancia si se halla presente, su voluntad de recurrir y las razones en que fundamente su impugnación. Téngase en cuenta además que el propio legislador en el art. 501 permite interponer «de palabra» el recurso dé reforma contra el auto elevando la detención a prisión «consignándose en la notificación las manifestaciones que hiciere». Por tanto, es ahí y no en la dicción del art. 54 del Reglamento Penitenciario de 1996 (26), donde puede (25) «5. Se aplicará a lo recursos lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, si bien sólo podrán recurrir el Ministerio Fiscaly el interno o liberado condicional, sin que estos últimos precisen de asistencia letrada o representación por Procurador en cuanto al recurso dé reforma...» (26) «Art. 54. Quejas y recursos ante el Juez de Vigilancia. 1.— Con independencia de lo dispuesto en el articulo anterior, los internos podrán formular directamente las peticiones o quejas o interponer lo recursos ante el Juez de Vigilancia Penitenciaria en los supuestos a que se refiere el art. 76 de la Ley 231 PEDRO MARTÍN Y OTROS fundamentarse la no aplicación de lo establecido con carácter general en cuanto a la exigencia de la forma escrita por el art. 221 de la LECrim., dado el principio de jerarquía normativa recogido en el art. 9.3 de la Constitución. El «voluntarismo» reglamentista —tanto en la reforma de 1984, como en el nuevo Reglamento Penitenciario de 1996— recogiendo «normas procesales» que exigen forma de ley, es muy semejante al de los Jueces de Vigilancia con sus «criterios de actuación» en algunos casos. Un reflejo más de la pasividad de quien puede legislar. Pero la forma escrita será la única admisible respecto a los recursos de apelación y queja, al no haber semejantes razones de inaplicabilidad del citado art. 221 a las esgrimidas respecto al recurso de reforma. Y ello sin perjuicio de que el «penado o preso preventivo» inste, por vía oral, la designación de letrado de oficio para su formulación. IX. POSTULACIÓN Como se acaba de señalar, el «penado o preso preventivo» no precisa asistencia letrada ni representación de Procurador, para la interposición del recurso de reforma. Sin embargo, respecto a los recursos de apelación y queja, desde el momento que el legislador se refiere solo al recurso de reforma al establecer este régimen de excepción y guarda silencio respecto a aquéllos, debe razonablemente entenderse que les es aplicable el régimen general de obligada asistencia letrada para su interposición. Ahora bien, si el penado o preso preventivo solicitase ser asistido de letrado de oficio para interponer un recurso de reforGeneral Penitenciaria. 2.— Se entregará al interno o a su representante recibo o copia simple fechada y sellada de las quejas o recurso que formule. 3.— Cuando el escrito de queja o de recurso se presente ante cualquier oficina de registro de la Administración Penitenciaria, una vez entregado al interno o su representante 4 el correspondiente recibo o copia simple fechada y sellada, se remitirá sin dilación, y en todo caso en el plazo máximo de tres días, alJuez de Vigilancia Penitenciaria correspondiente». 232 LOS RECURSOS PENALES ma, deberá estarse a la doctrina constitucional que en la sentencia 1997/83 de 22 de abril, manifiesta: «Como bien es sabido, este Tribunal ha concretado el contenido del mencionado derecho fundamental en el sentido de que no implica el reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita durante el procedimiento administrativo (por todas, SSTC 74/1985, 2/1987, 229/1993) lo que no contradice el art. 24.2 de la Constitución, pues, como resulta del art. 6.3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, tal derecho a la gratuidad de la asistencia letrada sólo existe en los procesos judiciales y además, no en todos, sino sólo cuando el derecho de defensa y los intereses de la justicia lo requieran». Por tanto, habrá que tener en cuenta en el caso concreto si por la complejidad del caso o desequilibrio entre partes, deberá procederse al nombramiento de letrado de oficio cuando así lo solicite para interponer el oportuno recurso de reforma y la falta de asistencia puede producir indefensión. Por el contrario, en los recursos de apelación y queja, deberá procederse en todos los casos a su designación, si así lo solicitase el penado o preso preventivo, sin perjuicio de lo que resuelva el órgano ad quem en cuanto a las costas. X. TRAMITACIÓN Del art. 54 del Reglamento Penitenciario de 1996 se infiere que para determinar si el recurso ha sido interpuesto dentro de plazo, debe tenerse en cuenta la fecha en que el interno lo haya entregado al funcionario u oficina de la Administración Penitenciaria. Conforme al art. 222 de la LECrim., el JVP competente para conocer del recurso de reforma, deberá dar traslado al Ministerio Fiscal —única parte posible— y resolver dentro del término de segundo día haya o no presentado escrito dicho Ministerio. 233 PEDRO MARTIN Y OTROS Más dificultades ofrece conocer los trámites del recurso de apelación, dado que la remisión del apartado 5 de la Disposición Adicional 5.a de la LOPJ obligarla a tomar en consideración dos tipos de tramitación, la prevista para el Procedimiento Ordinario en los arts. 222 y ss., o bien las del Procedimiento Abreviado. Por razones exclusivamente prácticas, tanto la doctrina como los propios Jueces de Vigilancia se han inclinado por seguir los trámites del Procedimiento Abreviado cuando se trata de recurrir autos (art. 787). El PLORPJVP de 1997 se inclina asimismo por esta solución, pero en vez de remitirse a la tramitación de los recursos contra autos del art. 787, se remite a los trámites de recursos contra sentencias En consecuencia, y por aplicación de lo establecido en el art. 787 de la LECrim. el recurso de apelación podrá interponerse subsidiariamente con el de reforma o por separado, pero en ningún caso será necesario interponer previamente el de reforma para ejercitar la apelación. El JVP ante el que se interponga el recurso de apelación, si entiende que cabe admitirlo a trámite -por cumplirse los presupuestos de resolución recurrible, plazo y forma— pondrá el procedimiento de manifiesto a las partes por plazo común de seis días para que puedan alegar por escrito dentro de dicho plazo lo que estimen conveniente y presentar los documentos justificativos de sus pretensiones. Transcurrido dicho plazo se remitirán las actuaciones a la Audiencia Provincial respectiva, que sin más tramites resolverá dentro de los tres días siguientes. En cuanto a los trámites del recurso de queja, deberá estarse al régimen general del art. 233 y ss. con las modalidades del 787.2 de la LECrim. en cuanto a la posibilidad, por vía de excepción, de recabar para su consulta el procedimiento «siempre que no se obstaculice la tramitación de aquéllas». Y en los casos en 234 LOS RECURSOS PENALES que se así se acuerde deberá la Audiencia devolver las actuaciones al JVP en el plazo máximo de tres días. XI. EFECTOS En cuanto a los efectos de la admisión a trámite de los recursos, de seguirse un criterio de aplicación estricta del art 217 de la LECrim., y al no haber regulado nada al respecto por la escasa normativa procesal que venimos examinando, debería siempre admitirse el recurso en uno solo efecto. Sin embargo, ante la posibilidad que en algunos supuestos el recurso resulte ineficaz de admitirse a trámite sin efecto suspensivo, la doctrina más significativa, aunque con argumentos distintos (27), se ha inclinado por estimar la posibilidad de admitir el recurso de apelación en ambos efectos por vía de excepción. Así lo entendieron también los Jueces de Vigilancia cuando en su criterio 83 (Reunión VII) convinieron en que «el recurso de apelación se admitirá en un solo efecto, a excepción de los casos en los que la inmediata ejecución de lo resuelto prive de virtualidad al recurso (vgr. permisos de salida) o pueda alterar o distorsionar una linea de tratamiento (vgr. clasificación o libertad condicional). El recurso de apelación contra las resoluciones dictadas en materia de redención de penas por el trabajo se admitirá en ambos efectos cuando de la dilación no resulte perjuicio irreparable para el penado y en un solo efecto en otro caso». Por su parte el PLORPJVP dedica el art. 78 a regular estos efectos, y teniendo en cuenta, sin duda, la seria dificultad de poder establecer una norma que abarcase los distintos supuestos en que cabria admitir el recurso en ambos efectos, a la vista de que los propios Jueces de Vigilancia señalan algunos a modo de ejemplo, deja al arbitrio judicial cuando apreciará el efecto sus(27) Heriberto Asencio, Bueno Anís, Del Moral, López-Barja de Quiroga, Madrid López. 235 PEDRO MARTIN Y OTROS pensivo «teniendo en cuenta las circunstancias que concurran en cada caso». Finalmente, es preciso referirse al efecto suspensivo de la impugnación de acuerdos de la Administración penitenciaria. El art. 44.3 de la LOGP de 1979 prevé que la interposición del recurso contra acuerdos sancionadores de la Administración suspenderá la efectividad de la sanción impuesta, salvo que por tratarse de un acto de disciplina grave la sanción no pueda demorarse. Precepto que viene a ser completado por el art. 252 del Reglamento Penitenciario de 1996, donde se fijan los supuestos concretos en que podrá continuarse la ejecución de la sanción. (28) El PLORPJVP también busca solución a esta problemática, por la vía general de la adopción por el JVP, oídos el Ministerio Fiscal y la Administración Penitenciaria, de una medida cautelar de suspensión, (art. 24). Confiemos que la bondad del proyecto, en éste y en otros muchos aspectos, tenga una acogida parlamentaria semejante a la que tuvo en su día la Ley Orgánica General Penitenciaria. (28) «Art 252. Efectos del acuerdo sancionador. 1.—Los acuerdos sancionadores no serán ejecutivos en tanto no haya sido resuelto el recurso interpuesto por el interno ante el juez de vigilancia, o en caso de que no haya sido interpuesto, hasta que haya transcurrido el plazo para su interposición. 2.—No obstante, conforme a lo establecido en el art. 44.3 de la LOGP, cuando se trate de actos de indisciplina grave y la Comisión Disciplinaria estime que el cumplimiento de la sanción no puede demorarse, las sanciones impuestas será inmediatamente ejecutadas, siempre que correspondan a los actos de indisciplina grave tipificados en las letras a), b), c), d), e) y f) del art. 108 del Reglamento Penitenciario aprobado por Real Decreto 120/1981, de 8 de mayo. 3.— Contra el acuerdo de ejecución inmediata de la sanción, el interno podrá acudir en vía de queja ante el Juez de Vigilancia, con independencia de la tramitación del recurso interpuesto. La tramitación de la queja y del recurso tendrá carácter urgente y preferente cuando la sanción de ejecución inmediata impuesta sea la de aislamiento en celda, en cuyo caso se procederá a su notificación inmediata al juez de Vigilancia». 236