el imperio carolingio y la educación

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LA HOJA VOLANDERA
RESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍA
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En Internet www.lahojavolandera.com.mx
EL IMPERIO CAROLINGIO Y
LA EDUCACIÓN1 (Parte I)
Aurora Flores Olea*
*Profesora de Historia en la FES-Acatlán
Maestra en Historia
El Imperio Carolingio surge con Carlomagno; poco antes de morir Pipino ya rey
de los francos, en 768, divide el reino entre sus dos hijos, de acuerdo a la costumbre
franca. A la prematura muerte de Carlomán, Carlos, llamado después Carlomagno, se
apodera de su parte, en detrimento del heredero de su hermano. La unificación de los
dominios francos bajo una sola autoridad, fue indispensable para su posterior desarrollo
y, a partir de ese año, 771, se inicia el gobierno de Carlo magno.
Al año siguiente, el Papa Adriano I, pide ayuda a Carlomagno de acuerdo a la
alianza establecida con Pipino, contra los lombardos que nuevamente tratan de posesionarse de los territorios de la Iglesia; el rey de los francos acude a Italia y conquista el
Reino Lombardo que comprendía casi todo el norte de Italia. Este acontecimiento está
preñado de consecuencias, ya que por un lado significa el inicio de la expansión territorial de Carlomagno y, por otro, se reafirma la unificación de intereses con la Iglesia que
consolida la posición de la Sede Romana en Occidente y posteriormente (800) con la
coronación imperial de Carlo magno por el Papa, renace el Imperio de Occidente.
Por lo que se refiere a la expansión territorial de Carlomagno, además de la conquista del reino Lombardo en el norte de Italia, en el oeste de los Pirineos funda la Marca hispánica; hacia el este, somete Baviera, Carintia y el territorio de los ávaros. Al norte, conquista Sajonia entre el Rin y el Elba y se pone en contacto con los daneses y
abroditas. Al este de Turingia crea una marca para proteger sus fronteras de los eslavos
1
Aurora Flores Olea, La educación en el Imperio Carolingio, México, UNAM-Acatlán, 1997, pp. 23-30-.
Abril 25 de 2010
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EL IMPERIO CAROLINGIO Y LA EDUCACIÓN (Parte I)
que vivían en esa zona.2 Esta expansión determinará diversos problemas administrativos
para el control de los pueblos.
Como “Patricio de los Romanos”, Carlomagno se considera protector de las posesiones territoriales de la Iglesia y asume el papel de patrón de la misma, en el sentido de
que dirige la obra de difusión del cristianismo entre los paganos en los territorios que
anexiona y toma diversas medidas para reglamentar y supervisar la acción de la Iglesia
en sus territorios; toma la iniciativa, consulta con los obispos y exige al Papa su aceptación y ejecución.3
Carlomagno representa el primer intento de unificación política en Occidente desde la caída del Imperio Romano. Para tal propósito, Carlomagno crea un estado que
pretende abarcar todos los ámbitos. En el aspecto político, aumenta la cantidad de vasallos con “beneficium” (extensión territorial), sobre todo en los territorios recién sometidos. De esa manera, Carlomagno recurre al “juramento de fidelidad” que emana del
vasallaje. El vasallo que falte a sus deberes puede perder el “beneficium”, por lo que éste es condicional. En cuanto a los recursos económicos del Estado carolingio, sus fuentes
más importantes provienen de las explotaciones de los territorios pertenecientes a la dinastía y que son los mejores de todo el reino. Otras fuentes de ingreso son los regalos de
los extranjeros y los que otorga la nobleza en la gran Asamblea anual. También las multas y el botín de guerra en algunos casos; los súbditos no pagan impuestos sino servicios.4
Bajo Carlomagno, las funciones administrativas del Estado se incrementan. El emperador expide “capitulares” (ordenanzas) relativas a los diversos aspectos de la administración. Para gobernar, Carlos cuenta con diversos funcionarios que residen en la Corte;
no hay un “consejo real” instituido sino que convoca a sus colaboradores a voluntad,
cuando lo cree conveniente, por lo que el mundo oficial depende del monarca, careciendo de fuerza y posición independiente. Para el gobierno local, el territorio se divide
en distritos; al frente de cada uno de ellos, está un conde nombrado por el rey. Esta institución ya existía en la época merovingia pero Carlomagno la desarrolla con el fin de
centralizar el poder. Las funciones del conde en su distrito son: judiciales, fiscales, militares y administrativas; colabora con los obispos del distrito y tiene funcionarios subordinados a su cargo que lo auxilian en su tarea.5 Para establecer la comunicación entre el
centro y el distrito, Carlomagno instituye la función de los “missi dominici” (los enviados
del rey), que es la más peculiar de las instituciones carolingias; ellos llevan la voluntad
del rey a los distritos, entran en contacto con el pueblo y son los portadores de sus quejas y demandas que presentan al emperador. Esta institución es la expresión de la voluntad de centralización del poder público.
2
Seeliger, G. “Conquest and Imperial Coronation of Charles the Great” en The Cambridge Medieval History, II the foundation of the Western Empire, op. cit. pp. 595-615.
3
Ibidem, pp. 615-616.
4
Seeliger, G. “Legislation and Administration of Charles the Great”, op. cit. p. 663.
5
Ibidem, pp. 669-681.
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Carlomagno hace manifiesta su política educativa a través de la “Admonitio Generalis” (Admonición General) de 789; es decir, casi veinte años después de haber ascendido al trono; en ella, ordena la apertura de escuelas en monasterios e iglesias, en las
que los alumnos, además de la lectura, aprenderán los salmos, el canto, hacer cuentas y
la gramática latina. También recomienda que se disponga de libros católicos corregidos.6 Para esta fecha, Carlomagno ya ha tenido una gran práctica como jefe de Estado,
lo que nos hace pensar que esta experiencia indica el sentido de su política escolar relativa al conocimiento del latín, así como de los textos sagrados.
Hay que señalar que Carlomagno tiene que enfrentarse al problema de la diversidad de lenguas que se hablan en su territorio. El latín no sólo se había hablado en la península itálica, sino también en las provincias occidentales del Imperio Romano. No obstante, cada provincia tenía una fisonomía lingüística propia derivada de las lenguas originales (céltica e hispánica). Los invasores germánicos adoptaron el latín, lengua más rica
y evolucionada; la población romana no aprendió las lenguas germánicas, pero se incorporaron al latín vocablos de estas lenguas y también se dejó sentir su influencia en la
pronunciación y la sintaxis.7 Además, en algunas regiones el latín no se impuso, por
ejemplo, en Francia occidental vascos y bretones conservaron su lengua y al este del Imperio, donde nunca se había hablado latín, prevaleció la lengua “theotisca” que comprendía diversos dialectos germanos. En conclusión, el proceso de la diversificación de
las lenguas se había iniciado hacía mucho tiempo.
Ahora bien, la comunicación entre los diferentes pueblos de los territorios carolingios se hace en latín que es la lengua de la administración y que ya habían usado los reyes merovingios para el mismo fin,8 pero que es un latín en decadencia. Por otro lado,
ya nos hemos referido al afán de Carlomagno por la centralización del poder público y
hemos descrito las principales funciones administrativas de su Estado. En la corte se encuentra la oficina o despacho del Rey desde donde administra su imperio: se cuenta con
un archivo donde se guarda la correspondencia y los informes de los “missi dominici” y
los “inventarios” de los dominios reales; Carlomagno dispone de secretarios privados
que le ayudan a preparar sus discursos para la asambleas, sus instrucciones a los “enviados reales” y a los obispos. Pretende darle a la escritura, en la administración, la importancia y lugar que tuvo en el Bajo Imperio Romano y que seguía teniendo en Bizancio.
Todo esto responde a la idea que sin escritura no se lograría el orden, estabilidad y justicia. Sus esfuerzos chocan con la tradición germánica de la comunicación oral, pero necesita hombres instruidos para realizar las tareas descritas, que generalmente tienen que
ser clérigos dada la incapacidad de funcionarios laicos para aprender a leer y escribir.
Se ha afirmado que esta necesidad que experimenta Carlomagno es una de las razones
de su política educativa.9
6
Riché, P., La vie Quotidienne dans L`Empire Carolingien, France, Hachette, 1979, p. 227.
Wolff, P. I., L`Eveil Intellectual de L`Europe, Paris, Editions du Sevil, 1971, pp. 60-61.
8
Riché, op. cit., p. 20.
9
Ibidem, pp. 110-111.
7
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EL IMPERIO CAROLINGIO Y LA EDUCACIÓN (Parte I)
Adicionalmente, el latín también es la lengua de la Iglesia y tiene una influencia lingüística a través del vocabulario eclesiástico, de la liturgia y la literatura sagrada. Pero el
cristianismo no ha podido eliminar totalmente los restos de creencias antiguas procedentes
del pasado romano, germánico y aun celta que dan lugar a un gran número de supersticiones que es necesario combatir.10 Tampoco hay unificación en el campo de la liturgia, en la
administración de los sacramentos, en la práctica de la oración y reglamentación de las fiestas religiosas. Para modificar esa situación se necesitan clérigos instruidos, pues el fin que se
perseguía era la celebración digna y correcta de los oficios divinos, con lo que se dieron
avances significativos en la unificación de la liturgia de tipo romano.
Así mismo, es importante el correcto conocimiento del latín para resolver las ambigüedades de las traducciones.11 En efecto, se hace necesario tener textos uniformes de la
literatura sagrada; algunas iglesias sólo tienen una parte de los textos bíblicos, o bien, los del
Antiguo Testamento guardan un orden diferente. Lo anterior se debe a las condiciones en
que se establece el texto latino de la Biblia. Las primeras traducciones se hacen del hebreo
al griego y después al latín; estas versiones latinas están sembradas de incorrecciones pues
sus traductores no siempre comprenden bien el griego. Hubo tres tipos de traducciones
antes de la efectuada por Jerónimo (entre 390 y 405); su traducción se conoce como la
“Vulgata” y se acepta en Occidente sólo paulatinamente, mientras, se siguen usando las
otras tres versiones mencionadas; en ocasiones se corrigen los textos pero en forma anárquica, por lo que hay personas preocupadas porque exista un texto unificado12; el estudio
del latín clásico es indispensable para la mejor comprensión de los textos sagrados. A esto
habría que añadir que al asumir el papel de patrón y protector de la Iglesia, ya señalado,
Carlomagno se propone hacer que el clero se instruya para que sea capaz de enseñar al
pueblo y de corregir los libros sagrados. El resultado de los problemas expuestos relacionados con la administración del Imperio y con la enseñanza de la religión, sería el contenido de la “Admonitio Generalis” de 789.
Se ignora el nivel de instrucción que recibió Carlomagno pero probablemente fue
una educación elemental, pues se afirma que fue autodidacta y manifiesta esfuerzos de instrucción personal; es bien sabida la anécdota de su empeño por aprender a escribir, arte o
técnica que nunca llega a dominar, en una época en que no necesariamente se relaciona la
lectura con la escritura.
10
Ibidem, p. 216.
Jolviet, J., La filosofía medieval en Occidente, México, Siglo XXI, 1982 (Ed. bajo la dirección de Brice Parain), p.40.
12
Wolff, op. cit., pp. 53-56.
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