Latas, cajas y botellas. Los envases de ayer

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Latas, cajas y botellas.
Los envases de ayer
Junio de 2009
Latas, cajas y botellas.
Los envases de ayer
Junio de 2009
Resulta por demás evidente que el origen
de los envases se remonta a la época
en que los hombres primitivos debieron
guardar sus alimentos. Recipientes
naturales como calabazas, caracoles,
cuernos, etcétera, sirvieron con cierta
eficacia para estos menesteres. De
hecho muchos pueblos aún siguen
usándolos, pero la creatividad, impulsada
por la necesidad, permitió la creación
de recipientes y utensilios más aptos y
perdurables. El uso extendido del fuego dio
origen no sólo a nuevas formas de vida y
a una organización social más estable sino
que también hizo posible la aparición de la
cerámica. Con ella, mediante la destreza del
alfarero, se podían tener con cierta facilidad
los objetos que las necesidades requerían.
Las grandes civilizaciones (asirios,
egipcios, griegos, romanos y todas las
que siguieron a lo largo de la historia)
aportaron sus extraordinarios logros a la
imprescindible industria de los envases.
Estos útiles objetos no solamente hacían
posible recoger líquidos y comida sino
también conservarlos ya que esto último
fue vital para todas las culturas.
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Sifones para soda
Pero la conservación no fue un problema
fácil de resolver, aun en las eras o
épocas de intenso frío, que retardaban la
descomposición, ésta llegaba de forma
inexorable. La prueba de distintos métodos,
el uso de ciertas substancias como la sal y
los líquidos ácidos y, por supuesto, la cocción
sirvieron para mitigar el deterioro y asegurar
la subsistencia.
También aquellos envases y recipientes
hicieron posible el transporte de cereales,
aceite, miel, etcétera y, como es obvio, el
intercambio comercial. Impulsaron los viajes,
las conquistas e hicieron más fácil la vida y hoy
sería imposible imaginar un mundo sin ellos.
El avance de las técnicas de fabricación
del vidrio fue aplicado también desde la
antigüedad a la creación de envases; los
pomos para ungüentos y perfumes de los
egipcios o romanos, sólo por citar algunos,
nos siguen maravillando.
Según se cuenta, en el siglo XVIII,
aparecieron las primeras botellas para
envasar champagne y en el siguiente se
las ingeniaron para hacer recipientes de
chapa de hierro con el objeto de contener
alimentos, los cuales debieron ser fácil presa
del botulismo (1).
Tal como sucede con demasiados
hechos, las guerras propiciaron avances
que no estaban previstos, pero que la
necesidad obligó a resolver. En el año 1810,
año tan significativo para los argentinos
(2), el francés Nicolás Appert realizó los
primeros envasados en recipientes de vidrio
practicando en ellos el vacío, lo que evitaba
Cajas decorativas de Casa Escasani
Fines de 1920.
en gran parte la proliferación de bacterias
nocivas. Pero recién a fines del siglo XIX
el método descubierto por Luis Pasteur
brindó seguridades efectivas ya los estudios
de éste biólogo sobre la microbiología y la
asepsia fueron fundamentales.
La Revolución Industrial, siempre
presente, y la industrialización facilitaron
la producción de envases, frascos, cajas
de madera y cartón, bolsas tejidas o de
papel, latas, etcétera, que contuvieron todo
lo producido. Los sistemas de transporte
se agilizaron y las formas de almacenaje y
expendio también se vieron favorecidas.
Las tiendas de ultramarinos tuvieron un
surtido más amplio de productos exóticos y
los almacenes, las boticas, las perfumerías,
etcétera, se colmaron de cajas, frascos
y latas de formas atractivas decorados
con etiquetas y estampados a todo color,
que la técnica del grabado y la litografía
permitían lograr. Debido a la necesidad
de que los envases contengan y protejan
diversos productos es que no sólo deben
estar confeccionados con los materiales
adecuados sino también sus formas deben
ser las correctas. El diseño de estos
objetos constituye desde hace tiempo una
disciplina rigurosa pues de ella depende la
vida de los productos.
Entre las más antiguas empresas
de productos envasados de forma
industrial podemos citar a la que fabricó
la bebida espirituosa “Hesperidina”, su
creador: Melville S. Bagley de origen
norteamericano, quien logró con su
Recipientes para crema
y leche de “La Martona”
Alrededor de 1920.
producto la primera patente argentina al
crearse en 1876 el Registro de Patentes y
Marcas.
El genovés José Canale instaló en
1875 una panadería en la esquina de
las calles Defensa y Cochabamba; una
década después, su negocio prosperó
transformándose en uno de los más
grandes fabricantes de galletitas y
productos envasados. Su viuda siguió con
la empresa que diversificada tenía áreas de
cultivos propios y un establecimiento en
la localidad de Llavallol para la fabricación
de envases de hojalata con talleres de
litografía y barnizado que también proveía a
otros establecimientos.
Los envases, tal como sucede hoy, fueron
tenidos en cuenta como importantísimos
vehículos para la aceptación de los
productos que contienen, muchas veces
elegimos o decidimos una compra por el
contenedor más que por el contenido.
Todos nosotros, es seguro que así sea,
recordamos alguna caja o lata que por
alguna razón esta unida a nuestra vida: el
frasco donde se guardaban los soldaditos,
las latas con postales, hilos o botones de
las abuelas, las cajas de cartón con una
ventana de celofán donde reposaban las
muñecas y las incomparables cajas de
madera de los habanos a las que el tiempo
no logra quitarles su maravilloso olor.
Yo entendí, cuando era chico, qué cosa
era el infinito gracias a una lata vacía de
“Polvo Royal” que me dieron para jugar.
El grabado que cubre el tarro reproduce
al propio recipiente que a su vez también
deberá hacerlo para ser igual al original
estableciéndose una secuencia interminable
como en la imagen producida por dos
espejos enfrentados.
La muestra que el Museo de la Ciudad
ofrece en esta oportunidad quiere ser un
vehículo con el que conocer el vasto mundo
de los envases, sin los cuales la vida diaria
sería imposible, cargados de significados
que trascienden su mero objetivo nos rodean
e invaden nuestro mundo, algunos con el
riesgo de perturbarlo. Muchos cargados de
recuerdos, practicidad o belleza pueden ser
hoy admirados.
Eduardo Vázquez
Director del Museo de la Ciudad
Junio de 2009
Notas
1 Botulismo: Intoxicación producida por la ingestión de
alimentos en mal estado.
2 El 25 de mayo de 1810 se instauró el Primer Gobierno
Patrio y el proceso de independencia de España.
Latas de yerba mate
Alrededor de 1920.
Los envases de la nostalgia
No estaríamos equivocados si dijésemos que
parte de la historia de la ciudad está guardada
en los envases de los productos comerciales
de todo tipo que compraban en las pulperías,
los almacenes de ramos generales, los de
barrio y las tiendas, grandes o pequeñas.
Los tales envases prolongaban su destino
original en los más variados usos posteriores;
cuántas latas de galletitas han terminado
de costureros en los que no faltaba el tubo
de vidrio de “Cafiaspirina” lleno de alfileres.
Otras, guardaban sólo botones de mil formas
diferentes con los que jugaban los chicos,
previa búsqueda de la lata en el ropero de
la abuela. El doble uso no solamente era
femenino; los hombres de la casa utilizaban
las latas de cigarrillos para los clavos, tornillos
y tuercas, y a ellos también les servían los
tubos de vidrio u otros similares para poner
las ballenitas de los cuellos. Esta posterior
utilización hizo que envases de productos
desaparecidos hace mucho tiempo estén aún
vigentes, al menos como imagen visual, para
los chicos de nuestros días, que felizmente
aún revisan los roperos…
Podríamos dividir los envases por el
material con que están hechos, o bien
según fuesen para productos comestibles,
para la salud y belleza, bebidas espirituosas
y de las otras, etcétera. En caso de elegir
lo primero, digamos que las latas fueron
utilizadas principalmente para los productos
comestibles, destacando en especial a las de
galletitas, las de dulce de batata o membrillo,
Lata de bizcochos “Canale”
Década de 1930.
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Frascos de farmacia
Principios del siglo XX.
y las de té. Estas últimas merecen un párrafo
aparte por su variedad y la evolución de sus
diseños tradicionales a través del tiempo.
Las de madera han sido usadas
especialmente para los cigarros habanos y
para los bombones, las primeras con sus
coloridas etiquetas con dorados en relieve.
El cartón ha sido, quizás, el que mayores
y variados destinos tuvo; se lo utilizó para
elementos de belleza, cigarrillos, lápices,
zapatos, sombreros, etc.
Para los remedios y los perfumes, tanto
como para las bebidas, el vidrio fue el
material ideal. En el caso de los perfumes
sus formas adoptaron diseños que hoy son
notables, pensadas en coincidencia con el
nombre de la esencia creada.
La botella de “Hesperidina” es ya clásica,
lo mismo que las de “Bidú”, “Crush”, o el
“Anís 8 Hermanos”. Un caso particular son
los sifones de soda que varían el color,
textura e inscripciones. Quien piense que
aquí terminan los materiales disponibles se
equivocará rotundamente, pues todavía no
hemos mencionado a la bakelita o materiales
similares, con que se fabricaban los envases
para cosméticos, jabones, etc. sin olvidar el
celuloide al “Pliofilm”.
Por último, pero no en forma excluyente,
cabría destacar los estuches para alhajas,
materializados en madera forrada de cuero,
felpa u otros materiales, según su fecha de
realización.
Documentalmente, todos estos envases
son ejemplos gracias a los cuales llegamos
a comparar diseños a través del tiempo;
diseños de formatos, de la gráfica, así como
los sistemas de impresión, o los sistemas de
fabricación.
Pero independientemente de todo lo
comentado, cada uno de estos envases
posee una carga emotiva especial que
transporta al observador que los conoció a
determinados momentos de su vida, a su
casa, al barrio y a sus seres queridos.
Arq. José María Peña
Junio de 2008
Envases para cosméticos
Décadas de 1920 y 1930.
El perfume y sus frascos
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Frascos de perfumes de distintas
épocas entre 1930 y 1950
Desde la más remota antigüedad, los
perfumes fueron una forma de regalar
efluvios agradables a los dioses. Esas resinas,
flores, especias y aceites esenciales eran
cuidadosamente guardados en frascos y
potes exclusivos, siempre de materiales
nobles, con adornos y piedras preciosas, los
antecesores de los frascos de perfume. Más
tarde, cuando el perfume sale del reino de
los sacerdotes y los nobles y se reinventa
en un mundo agrandado por la incorporación
de América e India, de la vainilla, la canela, el
cardamomo y el anís, la burguesía también
ampliará las posibilidades del placer mediante
la incorporación del perfume y sus frascos
que se encargan a vidrieros y ceramistas
famosos.
Pero ahora nos interesa el perfume
moderno. Éste se origina a fines del s. XIX
con la ocurrencia de un famoso modisto
que tanto hizo por las mujeres, M. Poiret.
Creó, para regalar a sus clientas la línea
“Les perfumes de Rosine”, además de
hacer fabricar un perfume especial para la
emperatriz Eugenia de Montijo. La Belle
Epòque verá un mundo sensual; en él,
las esencias y aromas son parte esencial,
nace el “Jicky“ de la firma Guerlaine, con
frasco encargado a la cristalería Baccarat
que también diseñó el “Shalimar” y “Brillat
Savarin”, el gran repostero, inventa el
atomizador que se aplica enseguida a la
perfumería. La provincia de Grase al sur de
Francia se especializa y provee las flores a
Frasco de perfume
Principios del siglo XX.
millares que esta industria necesita. En 1900,
en la Exposición Internacional, en París, se
refleja la nueva concepción del perfume, éste
no es sólo la esencia sino también el frasco.
En esa muestra, los diseñadores Guimard
y Mucha trabajaron para perfumistas como
Maillot y Houbigant y Roger y Gallet. Al mismo
tiempo, se perfecciona el descubrimiento de
la síntesis de los aldehídos que le otorgan al
perfume una volatilidad especial sin que pierda
persistencia.
Paris se impone como productor de perfumes
y de frascos artísticos que comienzan a
competir con las esencias mismas. En 1906,
el gran Lalique, desde su local de la Place
Vendôme, diseña frascos para Coty que son
un gran éxito. A partir de ese momento, el Art
Nouveau le aporta arte y gracia a los envases.
Lalique diseñará frascos para perfumeros como
Guerlaine, Molinar y Worth.
Estos años ven nacer una alianza que sigue
hasta hoy: la de los modistos y sus propios
perfumes, ya inventada por Poiret pero que
ahora será uno de los grandes negocios.
Quizá la que resume esta nueva forma es
la gran Cocó Chanel con su “Chanel Nº 5”.
Creado en 1921 por el “nariz” Ernest Beaux,
fue una de las varias muestras de perfume
que le hicieron a Chanel. Ella dio el visto bueno
a la “Nº 5” y ése fue el nombre. Acorde con
los tiempos que estaban comenzando, el
frasco fue rigurosamente geométrico, con
tapón biselado y etiqueta también geométrica,
diseñados por Sem. El “Chanel Nº 5” hace
uso de todas las posibilidades de la síntesis
química de las 106 flores y aceites que
incorpora en su fórmula lo que le dio gran
poder de difusión.
Estos tiempos son los de la Exposición
Internacional de Artes Decorativas e
Industriales, de donde se tomará el nombre de
Art Decó y esos diseñadores son expositores
en la muestra.
Por un lado, la mujer se emancipa, fuma,
corta sus faldas y su pelo, y por otro los
aldehídos facilitan la industria perfumera. En
este ambiente ve la luz otro de los grandes
éxitos, el “Arpège” de la modista Lanvin.
Creado por Albert Armand Rateau, con frasco
que es la glorificación del Art Decó, Una
perfecta esfera alargada, diseñado y decorado
por Paul Iribe. El tema ornamental lo mismo
que el nombre el perfume hacen referencia a
la única hija de la modista que era pianista. El
ornamento será, a partir de ahí, el logotipo de
la firma Lanvin.
Luego de la Depresión, aparecen los grandes
modistos con nombres clásicos y cada uno
con su fragancia: Madame Carven, Christian
Dior, Nina Ricci. Ésta, encarga el frasco de su
famoso “L´Air du Temp” a Lalique quien con
las dos palomas del tapón simbolizará la paz
de posguerra.
En nuestros días se vende el perfume más
caro de la historia, el “Nº 1” de Clif Christian.
Con frasco diseñado por Baccarat, de cristal
con brillante y oro en el cuello de la tapa. Con
él y quizá definitivamente, el frasco predomine
sobre la esencia.
Claudia Caamaño
Junio de 2009
Latas, cajas y botellas.
Los envases de ayer
Junio de 2009
Museo de la Ciudad
Defensa 219/ 223. Alsina 412
Tel.: 4331.9855/4343.2123
E-mail: [email protected]
Horario: lunes a domingos y feriados de 11.00 a 19.00
Biblioteca: lunes a viernes de 13.00 a 18.00
[email protected]
Visitas guiadas: 1er. domingo de mes, 15.30 y 16.30;
para escuelas: reservar telefónicamente.
Entrada: $1. Lunes y miércoles, gratis.
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