AULA DE... El desarrollo de la capacidad de comprensión: un análisis a partir de las competencias implicadas J. Ricardo García Sabemos más sobre cómo se comporta un lector competente que sobre el proceso para llegar a serlo. Pero, aunque esta línea de estudio esté aún en desarrollo, sí es posible, al menos, revisar hasta dónde hemos avanzado y qué conocimientos empiezan a emerger con mayor claridad. Para ello, resumiremos ese conocimiento en cinco ideas que se desprenden de los resultados generados por una veintena de investigaciones diseñadas para identificar qué competencias son cruciales en la comprensión lectora y a qué edades1. La comprensión lectora es una habilidad compleja, pues se alimenta de numerosas competencias Un resultado sistemático en esta línea de investigación es que la comprensión lectora sólo puede predecirse satisfactoriamente considerando paralelamente un gran número de competencias (véase el cuadro 1), tanto lingüísticas (que, a su vez, pueden descomponerse en competencias relacionadas con el procesamiento de las palabras, las oraciones y el discurso) como metalingüísticas (por ejemplo, la habilidad para controlar el proceso de lectura detectando fallos en la comprensión y buscando soluciones que los reparen)2. Mientras que es fácil imaginar, después de haber leído los artículos anteriores, el significado de la mayor parte de las competencias incluidas en el cuadro 1, puede que la distinción entre habilidades sintácticas (en la columna central de las competencias lingüísticas) y con- A Sinergias en torno a la lectura ciencia sintáctica (en la columna de competencias metalingüísticas) requiera alguna explicación. La primera de estas habilidades puede definirse como la capacidad para entender las relaciones entre las palabras de un enunciado y, consecuentemente, acceder a su significado. Habitualmente, esta competencia se evalúa mediante tareas en las que hay que elegir la oración que mejor describe lo representado en un dibujo: por ejemplo, una imagen en la que un oso abraza a un niño debe ser emparejada con alguna de estas opciones: «El niño abraza al oso», «El niño es abrazado por el oso» o «Es el niño el que abraza al oso» (éste es uno de los ítems de la batería PROLEC-SE, de Cuetos y Ramos, 1997). Por otro lado, la conciencia sintáctica supone un conocimiento explícito de las categorías gramaticales y sus reglas de combinación. Si, por ejemplo, un alumno que resolviera la tarea anterior del PROLEC-SE explicara que ha escogido la segunda opción porque una oración pasiva transmite mejor la actitud del niño, estaría poniendo de manifiesto que no sólo posee habilidades sintácticas, también conciencia sintáctica. Lógicamente, esto confiere un «plus» al lector. Concretamente, la conciencia sintáctica podría estar relacionada con la comprensión en la medida en la que ayuda a controlar el proceso de lectura, a detectar posibles errores en los textos y a obrar en consecuencia. Que el listado de competencias sea voluminoso tiene claras consecuencias en el des- Cuadro 1. Listado de habilidades relacionadas con la competencia lectora (clasificación libre a partir de la revisión de Oakhill y Cain, 2007) COMPETENCIAS LINGÜÍSTICAS A nivel de palabra A nivel de oración . Conocimiento de las le- . Habilidades sintácticas. tras. . Reconocimiento de las palabras (decodificación). . Conocimiento del vocabulario. A nivel de discurso . Capacidad para realizar . Conciencia fonológica. inferencias (elaborativas). . Conciencia sintáctica. . Habilidades de integra- . Control de la comprensión ción del discurso. (incluye el conocimiento de . Conocimiento de la es- estrategias para resolver o retructura de los textos. 39 | Aula de Innovación Educativa. Núm. 179 COMPETENCIAS METALINGÜÍSTICAS parar los problemas de comprensión detectados). AULA DE... Sinergias en torno a la lectura A LECTURA / GENERAL La comprensión lectora sólo puede predecirse satisfactoriamente considerando paralelamente un gran número de competencias tanto lingüísticas como metalingüísticas arrollo de la capacidad de comprensión: cuanto más amplio sea este listado, más tipos de lectores que no comprenden podremos imaginar y más probable será encontrarlos. Diez competencias que se resumen en dos Podemos introducir cierto orden en el listado anterior dividiéndolo, según los datos disponibles y tomando como referencia una propuesta que cuenta con gran aceptación («the simple view of reading», Gough, Hoover y Peterson, 1996), en dos grandes bloques: el de las competencias necesarias para reconocer las palabras escritas con precisión y rapidez (lo que suele conocerse como la mecánica lectora) y el de las competencias necesarias para la comprensión del discurso. La imagen resultante es la de la figura 1, donde las fle- chas indican a qué bloque se adscribe cada competencia. Como puede apreciarse en la figura 1, algunas habilidades sólo predicen el nivel de comprensión: el conocimiento de la estructura de los textos, las habilidades de integración del discurso, la capacidad para realizar inferencias, la capacidad para controlar la comprensión y la conciencia sintáctica. Otras competencias sólo predicen la precisión y rapidez con la que se reconocen las palabras: la conciencia fonológica y el conocimiento de las letras. Y sólo dos competencias –el vocabulario y las habilidades sintácticas3– tienen alguna relación con ambos bloques. Dos bloques relacionados A pesar de que, como acabamos de ver, leer con precisión/rapidez y comprender dependen, en general, de competencias distintas, ambas habilidades están relacionadas entre sí (véase la flecha que las une en la figura 1): son Figura 1. Competencias implicadas en reconocimiento de las palabras y/o la comprensión Habilidades de integración del discurso Conocimiento de la estructura de los textos Capacidad para realizar inferencias Capacidad para controlar la comprensión Comprensión Conciencia sintáctica Conciencia fonológica Conocimiento de vocabulario Reconocimiento de palabras Conocimiento de las letras 40 | Aula de Innovación Educativa. Núm. 179 Habilidades sintácticas AULA DE... Sinergias en torno a la lectura A LECTURA / GENERAL numerosos los estudios que han mostrado un efecto significativo de las habilidades lectoras sobre la comprensión. Esto es, si dos lectores están igualados en, por ejemplo, vocabulario o conocimiento de la estructura textual, pero difieren en su capacidad para reconocer las palabras, es probable que el que mejor lea comprenda también mejor. En consecuencia, aunque se puede promover el desarrollo de cada bloque de la figura 1 por separado, organizando actividades que se dirijan más a la comprensión o al reconocimiento de las palabras, lo segundo servirá también, indirectamente, para sentar las bases de una buena comprensión, aunque no sea, por supuesto, suficiente. De manera similar, los lectores que comprenden bien pueden hacer un mejor uso del contexto semántico para leer con más rapidez y precisión y/o para confirmar que están decodificando correctamente (Nation y Snowling, 1998). Comprensión oral y comprensión escrita: ¿las dos caras de una misma moneda? Siguiendo nuevamente la célebre propuesta de Gough (Gough, Hoover y Peterson, 1996), comprender un texto es el resultado de la combinación de las habilidades de reconocimiento de las palabras y de las habilidades generales de comprensión del lenguaje. Un postulado adicional del modelo es que sólo lo primero (el reconocimiento de las palabras escritas) es propio de la comprensión textual; lo demás es compartido por cualquier situación comunicativa, ya sea oral o escrita. Ciertamente, existe un sustrato común a la comprensión del lenguaje oral y del escrito, pero al enfatizar esas relaciones puede estar olvidándose lo que la comprensión escrita tiene de particular. De ser así, existe el riesgo de que lleguemos a pensar –y/o a actuar guiados por esa idea– que para promover la comprensión de los textos no hay que enseñar habilidades y estrategias específicas: basta con trabajar la comprensión «en general». Pero, 41 | Aula de Innovación Educativa. Núm. 179 para poder ayudar a nuestros alumnos, puede ser más útil plantearnos qué tiene de específico la comprensión escrita. Siguiendo el trabajo de Olson (1977), la aparición del lenguaje escrito modificó la relación del autor con su mensaje y con los receptores de éste: En el texto escrito las ideas permanecen y se convierten en objeto de reflexión, incrementando la complejidad del discurso. El texto escrito distancia al autor de sus lectores y dificulta el establecimiento de un conjunto de significados y referentes compartidos. El lector debe interpretar el texto sin la compañía de su autor: no hay nadie a su lado que le aclare las intenciones del texto y le ayude a corregir posibles incomprensiones. . . . Si es así, las habilidades de integración del discurso, de realización de inferencias o de control de la comprensión serán, para la comprensión escrita, mucho más sofisticadas de lo que son para la comprensión oral. En suma, las diferencias entre comprender el lenguaje oral y comprender el lenguaje escrito no desaparecen cuando los alumnos saben decodificar las palabras de manera rápida y precisa. Cuando la decodificación de las palabras deja de ser un obstáculo y los lectores pueden dar voz al texto, esa voz no es equivalente a la que escuchan en sus conversaciones e intercambios orales, por lo que tendrán que ajustar sus competencias a un nuevo tipo de discurso. Mientras que aprendemos a comprender el lenguaje hablado sin que nos enseñen, no está muy claro que podamos aprender a comprender el escrito del mismo modo: ¿acaso no es ésta una de las conclusiones que se pueden extraer de PISA? Lo primero es un logro evolutivo, lo segundo es educativo. Para ser un buen lector hay que recorrer un camino muy largo Recogiendo lo dicho hasta el momento, sabemos que la competencia lectora precisa la AULA DE... Sinergias en torno a la lectura A LECTURA / GENERAL confluencia de numerosas competencias, que pueden agruparse en dos bloques relacionados y que algunas de ellas pueden ser propias de lo escrito. Pero también es importante aclarar cómo se va armando ese mosaico. Con esa intención, hemos vuelto a revisar la presentación que Oakhill y Cain (2007) hacen de esa veintena de trabajos que más nos interesan y hemos anotado en qué edades aflora la relación entre cada competencia y la comprensión lectora. A esto hemos añadido lo que sabemos gracias a nuestros estudios sobre el impacto del reconocimiento de palabras en la comprensión a la edad de 11-12 años (Sánchez, García y González, 2007)4. El resultado de este análisis aparece en la figura 2, donde las flechas indican a qué edades se ha comprobado que la comprensión lectora puede predecirse teniendo en cuenta el nivel de cada competencia en las edades previas. Por ejemplo, el nivel de reconocimiento de palabras en preescolar y a los 6, 7 y 12 años (véase el arranque de las flechas) predice la comprensión lectora a los 6, 7, 9 y 12 (véase el final de las flechas). Y esto quiere decir que a esas edades –¡incluso a los 12 años!– hay alumnos con diferentes niveles de lectura; un indicador de que la habilidad sigue en desarrollo o, mejor, que no está igualmente adquirida por todos. Si no existiera esta variabilidad, los resultados de las predicciones no serían significativos. Es decir, la habilidad para reconocer palabras tiene, según los datos de los que disponemos y a pesar de lo que podría intuirse, un efecto constante sobre la comprensión lectora a lo largo de la educación primaria. Éste es, por lo tanto, un buen ejemplo de lo que cuesta ser un lector competente. Si esta capacidad, que puede comenzar a desarrollarse en preescolar, no ha sido aún plenamente adquirida al final de la primaria –a pesar de tratarse de una habilidad mecánica–, piénsese lo que puede cos- Figura 2. Edades en las que se ha comprobado que cada una de las habilidades tiene un efecto específico sobre la comprensión. El inicio de las flechas refleja la edad en la que cada competencia ha sido evaluada; y su extremo, la edad en la que su efecto sobre la comprensión ha sido constatado EDADES EN LAS QUE HA SIDO CONFIRMADA SU RELACIÓN CON LA COMPRENSIÓN COMPETENCIAS Preescolar 6 años Reconocimiento de palabras Vocabulario Habilidades sintácticas Conciencia sintáctica Conocimiento de la estructura de los textos Habilidades de integración del discurso Capacidad para realizar inferencias Capacidad para controlar la comprensión 42 | Aula de Innovación Educativa. Núm. 179 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años AULA DE... Sinergias en torno a la lectura A LECTURA / GENERAL tar el desarrollo del control de la comprensión o de la capacidad para realizar inferencias: estas dos competencias no han sido aún estudiadas más allá de los 12 años, pero cabe esperar que sigan diferenciando a los buenos y malos lectores durante mucho tiempo, quizá durante toda nuestra historia como lectores. Otro ejemplo de lo que puede costar la puesta a punto de las competencias lectoras es lo que sabemos sobre el conocimiento de la estructura de los textos. Esta competencia tiene también un efecto sobre la comprensión en todas las edades en las que se ha estudiado, lo que quiere decir que las diferencias entre unos lectores y otros no desaparecen (al menos, en estas edades): mientras que algunos se dejan llevar por las convenciones estructurales de los discursos escritos, otros no pueden hacerlo o lo hacen en distintos grados. Y esto es así, pese a que este conocimiento comienza a desarrollarse en preescolar, cuando los niños tienen sus primeros contactos con textos (orales) de carecer narrativo (Kendeou y otros, 2005). En consecuencia, el reto docente está en diseñar modos de intervenir que incidan, paralelamente y a lo largo de –al menos– toda la educación preescolar y primaria, tanto en el reconocimiento de las palabras como en las competencias necesarias para la comprensión, porque lo primero no se consolida tan pronto como pudiéramos pensar y lo segundo comienza a madurar antes de lo que quizá esperáramos. HEMOS HABLADO DE: . . Lectura. Comprensión lectora. Notas 1. En estas investigaciones, de carácter longitudinal, la competencia que se está estudiando (por ejemplo, el nivel de vocabulario) se evalúa, junto a otras (por ejemplo, habilidades sintácticas) a una edad; mientras que la comprensión se evalúa a otra: pasado uno o dos años. Si con el nivel de vocabulario (variable predictora) se puede anticipar el nivel posterior en la comprensión (variables criterio), mejor que teniendo en cuenta sólo las habilidades sintácticas (variable control), se concluye que la variable predictora puede ser un detonante causal de la variable criterio. 43 | Aula de Innovación Educativa. Núm. 179 2. Para simplificar las cosas, hemos excluido de este listado otras capacidades que sabemos que influyen en la comprensión lectora, pero que no son exclusivas de ella, como la inteligencia verbal, los conocimientos previos y la memoria de trabajo. Por otro lado, tampoco damos por definitivo este catálogo: asumimos que otras revisiones, planteamientos y estudios podrían ampliarlo o modificarlo en algún grado. 3. Sería lógico pensar que el vocabulario y las habilidades sintácticas ejercieran sólo un efecto sobre la comprensión. Sin embargo, también sirven de apoyo para que lectores poco hábiles o inmaduros puedan, apoyándose en el contexto semántico y gramatical, reconocer las palabras con más facilidad. 4. Hemos de decir que nuestro trabajo no es longitudinal: tanto las competencias que nos interesaban como la comprensión lectora fueron medidas a la misma edad. Referencias bibliográficas CUETOS, F.; RAMOS, J.L. (1997): Batería de evaluación de los procesos lectores en el alumnado de tercer ciclo de educación primaria y educación secundaria obligatoria (PROLEC-SE). Madrid. TEA Ediciones. GOUGH, P.B.; HOOVER, W.A.; PETERSON, C.L. (1996): «Some observations on a simple view of reading», en CORNOLDI, C.; OAKHILL, J. (eds.): Reading comprehension difficulties. Mahwah, NJ. Erlbaum, pp. 1-13. KENDEOU, P. y otros (2005): «Developing successful readers: building early comprehension skills through television viewing and listening». Early Childhood Educational Journal, núm. 33 (2), pp. 91-98. NATION, K.; SNOWLING, M.J. (1998): «Individual differences in contextual facilitation: evidence from dyslexia and poor reading comprehension». Child Development, núm. 69 (4), pp. 996-1011. OAKHILL, J.; CAIN, K. (2007): «Introduction to comprehension development», en CAIN, K.; OAKHILL, J. (eds.): Children's comprehension problems in oral and written language: A cognitive perspective. Nueva York. Guilford. OLSON, D.R. (1977): «From utterance to text: The bias of language in speech and writing». Harvard Educational Review, núm. 47 (3), pp. 257-281. SÁNCHEZ, E.; GARCÍA, J.R.; GONZÁLEZ, A.J. (2007): «Can differences in the ability to recognize words cease to have an effect under certain reading conditions?». Journal of Learning Disabilities, núm. 40 (4), pp. 290-306. J. Ricardo García Universidad de Salamanca [email protected]