N° 233 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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ACUERDO Nº 233
En la ciudad de Rosario, el día
noviembre
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de
del año dos mil trece,
reuniéronse en Acuerdo los Jueces de la Cámara de Apelación de Circuito doctores Eduardo
Jorge Pagnacco, Ricardo Juan Pedro Netri y René Juan Galfré, para dictar sentencia en los
caratulados “FRANCONE CARLOS A. Y OTS. C/ROLDAN ELSA Y OTS. S/DESALOJO”
Expte. N° 147/13 (Expte. N° 1485/10 del Juzgado de Primera Instancia de Circuito 5a.
Nominación de Rosario).Se resolvió someter a sorteo el estudio de la causa, resultando el siguiente
orden: doctores René Juan Galfré, Ricardo Netri y Eduardo Jorge Pagnacco.Hecho el estudio de la causa, se resuelve plantear las siguientes
cuestiones:
1º) ES NULA LA SENTENCIA RECURRIDA ?
2º) EN SU CASO, ES JUSTA ?
3º) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR ?
A la primera cuestión, el doctor Galfré dijo:
Mediante la Sentencia N° 2506/12 (fs. 196/200), a cuya relación de la causa
me remito por razones de brevedad, se resolvió hacer lugar a la demanda incoada, y se
condenó a la parte demandada Elsa Beatríz Roldan y/o Gerardo Matías Paez y/u Ocupantes
y/u Usurpadores, a desalojar el inmueble sito en la calle Antequera N° 778, Planta Alta, de
esta ciudad de Rosario, en el término de quince días, bajo apercibimiento de lanzamiento en
caso de incumplimiento; imponiendo las costas a la demandada (art. 251 C.P.C.C.).Contra dicho pronunciamiento se alzan los codemandados Elsa Beatríz
Roldan (f. 208) y Gerardo Matías Paez (f. 211), interponiendo sendos recursos de apelación y
nulidad en subsidio, los que fueron concedidos por la Juez A-quo a fs. 210 y 223,
respectivamente; y llegados los autos a esta instancia expresan agravios a fs. 246/257 y
259/262, respectivamente; los que fueron contestados por la actora a fs. 264/271.Encontrándose consentida la providencia que llamó los autos para dictar
sentencia (fs. 273 y 274), quedan los presentes en estado de resolver.Los recursos de nulidad deducidos por ambos recurrentes no han sido
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sustentados en esta instancia, y tampoco resulta de lo actuado que se hayan violado u omitido
las formalidades prescriptas con carácter sustancial por la ley de rito, cuyo quebrantamiento
podría autorizar la declaración oficiosa de nulidad.Por ello, voto por la negativa.A la misma cuestión, los doctores Netri y Pagnacco dijeron:
De acuerdo con lo expuesto por el Vocal preopinante, votamos en igual
sentido.A la segunda cuestión, el doctor Galfré dijo:
a) Apelación de la codemandada señora Elsa Beatríz Roldan (fs. 246/257):
La recurrente reprocha, en su primera queja, que -en orden a la legitimación
pasiva- la agravia lo aseverado por la Juez A quo, habida cuenta de que “...ambos
codemandados, carecen de título hábil que les permita ocupar el inmueble y sustraerse a la
obligación de restituir...”.Expresa que “...la Sra. Roldan no ostentaba la posesión a título precario, ni
en carácter de locataria, sublocataria, cesionaria de la locación, simple tenedor, intrusa,
comodataria, guardadora, etc., ni mediante acto o contrato alguno que la obligue a restituir el
inmueble, la posesión, uso y goce del mismo derivaba de su calidad de propietaria, como
consecuencia directa de haberlo construido, con los aportes económicos producto de su
trabajo...”.Dice que “...la acción incoada no debió prosperar por cuanto el desalojo no
es el remedio procesal adecuado contra los poseedores... Mi parte mediante elementos
probatorios aportados a la presente causa ha demostrado prima facie y verosímilmente poseer
a título de dueña...”.Acota que la relación de concubinato -ya concluída- mantenida por la
recurrente con uno de los actores -señor Raúl Alfredo Francone- se encuentra reconocida en
la presente causa.En el segundo agravio, reprocha que la A quo haya considerado que resulta
irrelevante a los fines de analizar la pretensión de fondo, el debate planteado con relación a
las mejoras realizadas en el inmueble, como así también el hecho por el cual los coactores
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vieron vedado su ingreso, pues el mismo, amen de ser objeto de un proceso de conocimiento
posterior que permita su reclamo, exorbita los límites de esta causa.Aduce que “...lo que la Juez A quo consideró como 'irrelevante a las
mejoras', éstas consistieron en nada más y nada menos que 'la construcción total de un
departamento partiendo desde cero'...”.En lo que podría considerarse un tercer agravio, la recurrente plantea que la
“...agravia la sentencia de la A quo cuando manifiesta que 'la relación concubinal no le otorga,
ni el derecho de propiedad ni el de posesión del inmueble'...Mi mandante no resiste la acción
de desalojo exclusivamente en función de su condición o carácter de ex-concubina, sino, en
virtud de que detenta desde hace más de 18 años la posesión del mismo, lo que mi parte
manifiesta y quiere hacer entender es que la Sra. Roldan poseía el inmueble en carácter de
dueña, por ser ella quien contribuyó y construyó económicamente con dinero fruto de sus
diversos trabajos la fuente de los ingresos económicos de la Sra. Roldan y de su hijo Sr.
Paez...”.Agrega que acreditó el animus domini con la documental detallada en la
causa, y con 13 recibos originales que acreditan que abonó Impuesto Inmobiliario que gravaba
el inmueble de autos; y que “...para mayor certeza el carácter de dueña fue sostenido por la
declaración que hiciera oportunamente la testigo Sra. Castro, vecina de las partes
intervinientes en los presentes...”.Sostiene que “...en nuestro caso ninguno de los actores tuvo la posesión del
inmueble en litigio, salvo el Sr. Raúl Francone, cuya posesión se vio interrumpida por más de
dos años cuando abandonó a su pareja demandada Sra. Roldan y consecuentemente, el
hogar y su posesión sobre el inmueble construido por la pareja...”.Reproduce una abrumadora cantidad de jurisprudencia, trasuntada en una
sucesión incoherente y desordenada de fallos, que no contribuyen a esclarecer el íter
controversial de la presente causa, ni tampoco enriquecen la postulación de agravios que se
trajo en Alzada.Finalmente, peticiona la revocación de la sentencia recurrida, y la
imposición de costas a la parte actora.-
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b) Apelación del codemandado señor Gerardo Matías Paez (fs. 259/262):
El apelante se agravia de la sentencia de Baja Instancia, respecto de lo
expresado por la A quo, de que 'los codemandados al expedirse sobre su legitimación pasiva,
sostuvieron la inexistencia de la obligación de restituir'.Dice el quejoso, que “...Paez no reviste ninguna de estas condiciones por
haber sido demandado por el desalojo de un inmueble que no habita...”.Señala, que su afirmación se ve corroborada con el Informe del Señor
Oficial de Justicia (f. 28 vta.) -en oportunidad de cumplimentar la notificación del
emplazamiento a estar a derecho-, donde la atendiente señora Elsa Beatríz Roldan -madre del
quejoso-, le refirió al notificante, “...que su hijo Gerardo Matías Paez ya no vive más en ese
domicilio...”.Acota, que la señora Roldan reiteró tal información al Señor Oficial de
Justicia (f. 61), en ocasión de practicarse la constatación ordenada en la causa.Dice también, que el recurrente -en la absolución de posiciones de fs. 109
vta infra/110 supra- sostuvo que “yo no vivo allí”.Reprocha que se le hayan impuesto las costas de un proceso en el cual el
apelante no está legitimado pasivamente.Concluye, peticionando la revocación de la sentencia alzada, con imposición
de costas a la actora.A fs. 264/271 la actora contesta los agravios vertidos por los dos
codemandados recurrentes, rechazándolos en todas sus partes, y solicita se confirme la
sentencia recurrida por constituir una justa composición de la litis, con costas.Entrando al análisis de la apelación interpuesta por la codemandada señora
Elsa Beatríz Roldan, y con referencia al primer agravio, el cual -a modo de síntesis- refiere a
que la recurrente -por su condición de ex concubina del coactor señor Raúl Alfredo Franconeejerce la posesión del inmueble de marras, desde el inicio del concubinato, y que, además,
ostenta la calidad de propietaria, como consecuencia directa de haberlo construido, con los
aportes económicos producto de su trabajo; lo cual no la legitima pasivamente dentro de la
presente causa de desalojo, habida cuenta de que no pesa sobre ella la obligación de restituir
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el inmueble.Adentrando a la problemática planteada -con tanta vehemencia por la
recurrente-, se hace necesario precisar la real situación de la concubina -o, en su caso del
concubino- frente al inmueble que es de propiedad -exclusiva o compartida con otros- del otro
concubino, cuando el concubinato deja de continuarse.En tal sentido, cabe adelantar que el concubinato por sí solo no es fuente de
derechos de índole patrimonial entre los integrantes de la pareja.Probada una relación concubinaria, no resultan aplicables analógicamente
las normas matrimoniales, sino que la solución de todos los conflictos entre quienes han
convivido en aparente matrimonio, debe solucionarse en el marco del derecho común.La mera convivencia extramatrimonial con el titular dominial de un bien, no
otorga al conviviente no titular, una vez que se produce el cese convivencial, título alguno para
continuar ocupando el inmueble de propiedad del otro, pasando a revestir la calidad de
tenedor precario, contra el cual puede el titular dominial -o sus herederos-, promover el
pertinente juicio de desalojo.Frente a ello, no puede oponerse la idoneidad de este especial y sumario
juicio, dada la complejidad de las relaciones que deban ser solventadas en un proceso
declarativo ordinario. Lo contrario constituiría un flagrante ataque al mas elemental principio
de economía procesal, proscribiendo el juicio de desahucio ante determinadas situaciones en
base a criterios extrajurídicos.Ello, sin dejar de reconocer la posible existencia de una convivencia que
podría dar sustento a algún derecho a pensión.Así planteado el marco legal, surge indúbito que el concubino del propietario
de un inmueble, hace efectiva su ocupación sin desplazamiento del poseedor, que, debido a la
relación que los une, cohabitan el inmueble, no teniendo el concubino no propietario, título
alguno para ocupar el bien. Es por eso que éste no alcanza a ser representante del poseedor.El concubino no titular del inmueble, sólo es un simple tenedor, en razón de
un vínculo de hospitalidad.La permanencia y estabilidad de hecho no altera el carácter de poseedor en
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el que encuentra el propietario, como tampoco eleva o cambia la categoría a su concubino o
concubina en el ejercicio de las potestades que el orden posesorio les asigna.Palacio señala que el concubino no titular sólo es un tenedor precario, por
gozar del derecho de ocupar gratuitamente un bien inmueble mediante un título que es
revocable a voluntad del que le ha concedido ese derecho, es decir, a raíz de un acto de
liberalidad o tolerancia por parte de su dueño y sin plazo alguno, razón por la cual este último
puede requerir la devolución en cualquier momento. (PALACIO, “Derecho Procesal Civil”, Edit.
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1992-1994, 4a. edic., T. VII, pág.95).Ello así, cabe entender que -al operarse el finiquito del concubinato- no se
genera derecho -por parte del concubino no propietario del inmueble donde habitaban los
convivientes- a la continuación en el uso de dicho inmueble, ya que este último no habrá
adquirido derechos respecto a la titularidad del inmueble, aunque invoque la existencia de una
sociedad de hecho con su concubino, mientras no pruebe dicha existencia, y, además, que el
inmueble pertenece a la sociedad.El concubinato, por prolongado que fuere, no prueba por sí mismo la
existencia de una sociedad de hecho entre los concubinos.Así las cosas -como ya lo expresara precedentemente-, si el propietario de
un inmueble, ha puesto fin a una relación concubinaria con otra persona, y pretende recuperar
ese bien que se encuentra ocupado por su ex conviviente, la condición de esta última es la de
una ocupante precaria o simple tenedora, con obligación de restituir el inmueble.En concordancia con ello, el Código Civil dispone:
Artículo 2463: “El simple tenedor de la cosa está obligado a conservarla,
respondiendo de su culpa, conforme la causa que le dio la tenencia de la cosa”.Artículo 2465: “Debe restituir la cosa al poseedor a cuyo nombre posee, o a
su representante, luego que la restitución le sea exigida conforme a la causa que lo hizo
tenedor de la cosa”.Abundando en estos considerandos, cabe advertir que la titularidad dominial
del inmueble en crisis, también recae en cabeza de los restantes actores -Carlos Alberto
Francone, José Daniel Francone y Rosalía Vicenta Crisa viuda de Francone-, conforme obra
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acreditado mediante Declaratoria de Herederos N° 2906 de fecha 04 de Diciembre de 2006,
dictada por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la 7a.
Nominación de Rosario (f.6), por fallecimiento del señor José Francone.Por ello, la legitimación activa para accionar por desalojo, no la tiene
unicamente el concubino copropietario del inmueble ocupado por la ex conviviente -como
resulta ser el señor Raúl Alfredo Francone-, sino que, también, todos los demás cotitulares
dominiales que poseen el derecho a recuperar la tenencia de dicho bien, que, con carácter
precario habían otorgado a la codemandada Roldan en ocasión de su concubinato con este
último condómino.Conforme a ello, cabe agregar que el inmueble en crisis no está sometido al
régimen de Propiedad Horizontal. Por lo que se trata de un único inmueble constituido por la
planta baja y la planta alta.En la planta baja vive la coactora Rosalía Vicenta Crisa viuda de Francone
(madre de los restantes actores), y en su terraza -hoy planta alta- el coactor Raúl Alfredo
Francone -ex concubino de la codemandada Elsa Beatríz Roldan- construyó la superficie
edificada que ocupó con la misma, hasta que desistió del concubinato mantenido con ésta.Razón por la cual los restantes coactores -madre y hermanos del concubino
copropietario- no han perdido la posesión del inmueble, puesto que el mismo está integrado
por el todo de la edificación, y mal puede admitirse la postulación de la recurrente en orden a
que tiene “la posesión del inmueble”.Por tanto, la legitimación pasiva de la recurrente Elsa Beatríz Roldan,
emana desde dos vertientes previstas por el artículo 517 C.P.C.C.: a) si se la considera
“tenedora precaria”, por estar expresamente prevista en dicha norma; b) en su condición de
concubina, por estar encuadrada dentro de lo que la referida disposición ritual refiere a
“cualquier otro ocupante o tenedor cuya obligación de restituir o entregar sea exigible”.Ergo, resulta procedente la acción de desalojo entablada por los titulares
dominiales contra la ex concubina de uno de los cotitulares, que continuó en la detención
material del inmueble una vez finalizada la convivencia.Este primer agravio es rechazado.-
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Pasando al segundo y tercer agravios, los mismos serán tratados en forma
conjunta, habida cuenta de su estrecha afinidad.Excluyendo de dichos agravios, los aspectos referidos a la posesión y
titularidad dominial alegados por la recurrente, y que ya fueron tratados al considerar el primer
agravio, la quejosa agrega que no resiste la acción de desalojo exclusivamente en función de
su condición o carácter de ex-concubina, sino, en virtud de que detenta desde hace más de 18
años la posesión del mismo, y que posee el inmueble en carácter de dueña, por ser ella quien
contribuyó y construyó económicamente con dinero fruto de sus diversos trabajos el inmueble
del que se la pretende desalojar, y que la referida contribución consistió en la construcción
total de un departamento partiendo desde cero. Agrega que acreditó el animus domini con la
documental detallada en la causa, y con 13 recibos originales que demuestran que abonó
Impuesto Inmobiliario que gravaba el inmueble de autos; y que, para mayor certeza, el
carácter de dueña fue sostenido por la declaración que hiciera oportunamente la testigo
señora María Alejandra Castro, vecina de las partes intervinientes en los presentes.En este aspecto -tal como se indicara en el análisis del primer agravio-, no
resultan aplicables analógicamente las normas matrimoniales (sociedad conyugal), sino las del
derecho común (verbigracia: sociedad de hecho, etc.), en cuya virtud, recae sobre la
concubina o concubino no titular del inmueble en que residieran durante la convivencia, la
prueba de la existencia de dicha sociedad de hecho, y que el inmueble pertenece a dicha
sociedad.El concubinato no crea ni permite presumir la presencia de una sociedad de
hecho, ello no significa que no pueda acreditarse su existencia en un caso concreto,
produciendo la prueba de aportes en dinero, bienes o trabajo personal de los concubinos.Remitido al caso controversial, la recurrente aduce haber contribuido en la
construcción del departamento (planta alta del inmueble), con importante cantidad de dinero,
fruto de sus diversas actividades desarrolladas -hasta el presente- en emprendimientos
comerciales tales como: trabajos de imprenta, papelería comercial, venta de ropa, verdulería
y diseño gráfico (expresando a f. 109 infra, que estos últimos “los cobro muy caros”); actuando
como cuentapropista.-
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Pero, es del caso, que la recurrente no ha efectuado la más minima
acreditación de que haya contribuido con su propio peculio a realizar la construcción de la
planta alta del inmueble de marras.Las facturas de materiales de construcción -obrantes a fs. 33/41- y por
trabajos de albañilería -f. 65-, no se encuentran reconocidas por sus emitentes, y, aun si lo
fueren, muchas de ellas no están a nombre de la quejosa Roldan, razón por la cual no
resultan eficientes para sustentar la afirmación de la codemandada.Los recibos de impuesto inmobiliario -obrantes a fs. 96/108- no acreditan
que hayan sido abonados por la recurrente demandada, habida cuenta de que, aunque se
encuentren en poder de la misma -y tal como refiere el coactor Raúl Alfredo Francone (f 110
vta. supra, respuesta a la posición Decimosegunda) y los demás coactores (fs. 111/111 vta.)-,
los mismos no le fueron permitidos retirar de su hogar al ex concubino Francone y los retuvo la
codemandada Roldan juntamente con demás documentación del inmueble, tales como
escritura y planos.Tampoco obra acreditación de que la señora Roldan haya realizado alguna
otra actividad comercial registrable, conforme surge de los informes emitidos por AFIP (f. 129),
y ANSES (fs.167/169).Y, además su cuenta bancaria en Caja de Ahorros N° 118426/09 del Nuevo
Banco de Santa Fe, Sucursal Tribunales, fue cerrada el día 02/10/2003, conforme Informe de
dicha entidad crediticia, obrante a f. 114.Por lo que mal puede admitirse la afirmación de la codemandada Roldán en
orden a que ella construyó con bienes propios ese “importante departamento” -como ella lo
califica a f. 256 infra-.Por todo ello, el segundo y tercer agravios, también son rechazados.Por consiguiente, considero que el recurso de apelación interpuesto por la
codemandada Elsa Beatríz Roldan, debe ser rechazado.Las costas de Alzada se imponen a la recurrente perdidosa (art. 251
C.P.C.C.).A continuación se pasa a considerar la apelación interpuesta por el
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codemandado señor Gerardo Matías Paez, quien finca su queja en su falta de habilidad para
ser legitimado pasivamente en la presente causa, alegando como razón para efectuar tal
apreciación, la circunstancia de que ha sido demandado por el desalojo de un inmueble que él
no habita. Aseveración que -según estima el recurrente- se encuentra corroborada por
diversas actuaciones que obran en la causa. Y que, como consecuencia de ello, se le han
impuesto las costas de un proceso en el cual el apelante no está legitimado pasivamente.Remitido a las constancias de autos, emana de la Carta Certificada con
Aviso de Recibo N° CU 36004071-1 (f. 8/8 vta.) remitida por el letrado de los actores a ambos
codemandados -Elsa Beatríz Roldan y Gerardo Matías Paez- en fecha 25 de Setiembre de
2008, mediante la cual se los intimó a efectuar la desocupación del inmueble que ocupan a
título precario, sito en la calle Antequera N° 778 Planta Alta de Rosario.Respondiendo a dicha misiva, obra a f. 47/47 vta. la Carta Certificada
Plegada con Aviso de Retorno de fecha 29 de Octubre de 2008, que fuera remitida por el
recurrente señor Gerardo Matías Paez a la coactora señora Rosalía Vicenta Crisa.En esta carta de contestación, el quejoso Paez, expresa textualmente:
“...Acuso recibo de su Carta CU 36004071-1, la cual acepto parcialmente, allanándome a su
pedido de desocupar el inmueble. Como es de vuestro entero conocimiento, el inmueble de
marras es fruto de años de trabajo y esfuerzo de su madre Beatríz Roldan, quien construyó el
mismo conjuntamente con su hijo Sr. Raúl Alberto Francone mientras subsistía la relación
afectiva que los unía. No obstante ello, en virtud de la presente notifico a Ud. que procedo a
desocupar el inmueble sito en la calle Antequera N° 778, Planta Alta en el día de la fecha.
Saluda atte. Gerardo Matías Paez. D.N.I. 31.784.536”.Conforme a este intercambio epistolar -y hasta allí-, sólo emana la
comunicación efectuada por el codemandado Paez de su voluntad de desocupar el inmueble,
pero en modo alguno esta voluntad queda cumplimentada con la entrega material del
inmueble a sus titulares -actores-.Esta circunstancia “nunca” ha sido cumplimentada por el co-ocupante del
inmueble -señor Paez-, y se ve corroborada por su afirmación efectuada en oportunidad de
absolver posiciones (fs. 109 vta. infra/110 supra), cuando ante la pregunta a la posición
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Octava del pliego obrante a f.95, referida a “Para que diga como es cierto que nunca restituyó
el inmueble a sus propietarios”, respondió: “Yo no vivo allí. Yo no le restituí el inmueble”.Cabe acotar que el allanamiento consiste en la declaración de voluntad del
demandado de someterse a la pretensión solicitada por el actor.El allanamiento debe ser incondicionado y con el cumplimiento de la
prestación.En el presente caso, ambos codemandados constituyen un litisconsorcio
necesario, razón por la cual el allanamiento de un litisconsorte carece de eficacia, en razón de
la indivisibilidad del objeto litigioso.Por tanto, el “allanamiento” que expresara al codemandado Gerardo Matías
Paez, no sólo no resulta eficiente, habida cuenta de que no se materializó con el cumplimiento
de la prestación -restitución del inmueble-, sino que se vio doblemente enervado con la
negativa férrea de su madre codemandada señora Elsa Beatríz Roldan (vide Carta
Documento de f. 7 y las demás presentaciones que obran en la causa) a restituir el inmueble a
sus titulares.En toda ocupación de un inmueble por parte de quien tiene obligación de
restituirlo a su legítimo poseedor, las responsabilidades del ocupante se extienden y gravan a
éste hasta el momento mismo en que se opera la real restitución del bien a su reclamante. Ello
independientemente, de que en fecha anterior se haya comunicado la voluntad de devolver el
inmueble, y aun en el caso de abandono del mismo.Por todo ello, el recurrente Paez, no se ha liberado de su responsabilidad
por la no entrega del inmueble a sus titulares, aunque -como él lo expresa- ya no viva en dicho
lugar.De esta forma, con su incumplimiento ha dado causa suficiente a los
actores para codemandarle en la pretensión de desalojo del inmueble.Pero, no obstante ello, cuando fue emplazado a comparecer en la causa, y
posteriormente a contestar la demanda impetrada por los titulares dominiales -pudiendo
allanarse y entregar el inmueble, no lo hizo-, respondió (fs. 48/49) rechazando la demanda y
saliendo en defensa de los argumentos de su madre codemandada señora Elsa Beatríz
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Roldan, que -como ya se viera al tratar precedentemente el recurso de apelación de la mismaésta resistió la devolución del inmueble.Bajo tales circunstancias, resultan irrelevantes las remisiones que el
quejoso efectúa respecto a los dichos de su madre al Señor Oficial de Justicia en las
oportunidades de notificación del emplazamiento a estar a derecho (f. 28 vta.) y en ocasión
de practicarse la constatación ordenada en la causa (f. 61), en el sentido de “...que su hijo
Gerardo Matías Paez ya no vive más en ese domicilio...”. Como tampoco deviene eficiente la
ya referida absolución del quejoso Paez (f. 110 supra), donde sostuvo que “yo no vivo allí”.Por tanto, el recurrente Gerardo Matías Paez se encuentra legitimado
pasivamente para ser accionado por desalojo por parte de los actores titulares dominiales del
inmueble en crisis, y, habiendo sido condenado a desocupar el inmueble, debe cargar con las
costas de la Baja instancia, en los términos del art. 251 C.P.C.C.Los agravios del quejoso son rechazados.Por consiguiente, considero que el recurso de apelación interpuesto por el
codemandado Gerardo Matías Paez, debe ser rechazado.Las costas de Alzada se imponen al recurrente perdidoso (art. 251
C.P.C.C.).Deviniendo de todas las consideraciones precedentes -vertidas al
considerar ambos recursos de apelación-, la sentencia recurrida, luce ajustada y debe ser
confirmada, estando el desalojo correctamente ordenado.Por lo expuesto, voto por la afirmativa.A la misma cuestión, los doctores Netri y Pagnacco dijeron:
De acuerdo a los principios y fundamentos a los que arriba el Vocal
preopinante, votamos en igual sentido.A la tercera cuestión, el doctor Galfré dijo:
Atento el resultado obtenido al votar las cuestiones precedentes,
corresponde: I) Desestimar las nulidades interpuestas por ambos recurrentes; II) Rechazar el
recurso de apelación interpuesto por la codemandada señora Elsa Beatríz Roldan, con costas
de Alzada a su cargo (art. 251 C.P.C.C.); III) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por
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el codemandado señor Gerardo Matías Paez, con costas de Alzada a su cargo (art. 251
C.P.C.C.); IV) Confirmar la Sentencia N° 2506/12 (fs. 196/200). Propongo que los honorarios
de Alzada de los doctores Enrique Cosacow, Mariela Flores -éstos en proporción de ley- y
María Cristina Taibi, se fijen en el cincuenta por ciento del honorario que en definitiva les
corresponda a los profesionales de cada parte por su labor desplegada en lo principal en sede
inferior con noticia de la Caja Forense.Así voto.A la misma cuestión, los doctores Netri y Pagnacco dijeron:
El pronunciamiento que corresponde dictar es el que propicia el doctor
Galfré.Por todo ello, la Cámara de Apelación de Circuito, RESUELVE: I)
Desestimar las nulidades interpuestas por ambos recurrentes; II) Rechazar el recurso de
apelación interpuesto por la codemandada señora Elsa Beatríz Roldan, con costas de Alzada
a su cargo (art. 251 C.P.C.C.); III) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por el
codemandado señor Gerardo Matías Paez, con costas de Alzada a su cargo (art. 251
C.P.C.C.); IV) Confirmar la Sentencia N° 2506/12 (fs. 196/200). Fíjanse los honorarios de
Alzada de los doctores Enrique Cosacow, Mariela Flores -éstos en proporción de ley- y María
Cristina Taibi, en el cincuenta por ciento del honorario que en definitiva les corresponda a los
profesionales de cada parte por su labor desplegada en lo principal en sede inferior con noticia
de la Caja Forense. Insértese, hágase saber y bajen.- (AUTOS: “FRANCONE CARLOS A. Y
OTS. C/ROLDAN ELSA Y OTS. S/DESALOJO” Expte. N° 147/13).-8-44
GALFRÉ
si-///////
//guen las firmas.- (AUTOS: “FRANCONE CARLOS A. Y OTS. C/ROLDAN ELSA Y OTS.
S/DESALOJO” Expte. N° 147/13).-8-44
14
NETRI
PAGNACCO
MUNINI
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