En la Ciudad de Dolores, a los 24 días del mes de abril del año dos mil ocho, reunida la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de este Departamento Judicial, en Acuerdo Ordinario, con el objeto de dictar sentencia en causa Nº 86.429, cara tulada: "MARTINEZ, GUILLERMO FERNANDO C/ FUNES, ANABELA DAIANA S/FILIACION", habiendo resultado del pertinente sorteo (arts. 263, CPCC; 168 de la Const. Pcial.), que los Señores Jueces debían votar según el siguiente orden: Doctores María R. Dabadie y Francisco Agustín Hankovits.El Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes: -------------------C U E S T I O N E S -------------1º) ¿Es justa la sentencia dictada? 2º) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? ---------------------V O T A C I O N ----------------------A LA PRIMERA CUESTION LA DOCTORA DABADIE DIJO:-I. Situación apelatoria.- Dictada la sentencia de primera instancia, el pronunciamiento fue apelado por la parte actora, que / ///// //////expresó sus agravios a fs. 68/73, respondidos por la accionada a fs. 75/79; luciendo el consentimiento de la decisión por la señora Asesora de Incapaces a fs. 79 vta.. La providencia “autos para sentencia” (fs. 83), posibilita el sorteo de fs. 90 realizado el 01-042008, quedando a partir de ese momento el expediente en condiciones de dictarse pronunciamiento. (arts. 260, 263 del CPCC) La sentencia de fs. 62/65 rechaza la acción de impugnación de reconocimiento de paternidad extramatrimonial promovida por el aquí recurrente, como conse cuencia de la recepción de la excepción de falta de legitimación activa que opusiera la Asesora de Menores e Incapaces. Se agravia el recurrente por considerar que la representante del Ministerio Pupilar no se encontraba en condiciones de contestar la demanda como así tampoco estaba legitimada para plantear la excepción. Ello en virtud de la extemporaneidad de la presentación (fs. 59) cuando ya había contestado la // ///// //////vista de la causa a fs. 13. La falta de legitimación entiende el quejoso se debe a que el menor debe ser representado por sus padres, pues tiene solo la representación promiscua del menor limitada a controlar los intereses de aquel. Agrega en su queja que la excepción no aparece manifiesta toda vez que no existe la certeza real y efectiva que el actor carezca de legitimación activa. Sostiene el letrado apoderado de aquel, que no se han defendido por parte de la Asesora de Incapaces de modo correcto los intereses del menor, ya que se habría basado en una visión práctica en lugar de hacerlo desde la óptica de la Convención de los Derechos del Niño. Como un último agravio plantea la nulidad de la sentencia por vicios en el procedimiento, de modo puntual señala que el llamado de autos para resolver la excepción de falta de legitimación activa no había adquirido firmeza al tiempo de dictarse el decisorio / en crisis. Indica que este incumplimiento le habría imposi///// //////bilitado solicitar medidas tales como la designa ción de un tutor especial (art. 397 inc. 1 del Cód. Civil); cuestión que por considerarla vital para el proceso conllevaría a su entender la nulidad del mismo proceso a partir del traslado de demanda. Cierra la expresión de agravios con el pedido de inconstitucionalidad del art. 263 y concds. del Cód. Civil, por resultar violatorias desde su punto de vista de la Constitución Nacional y de los Pactos Internacionales constitucionalizados en 1994, por resultar aquellos artículos contrapuestos a los arts. 33 y 75 inc. 22 CN. En síntesis solicita se revoque la resolución de fs. 111/113 vta., con costas. Formula reserva de caso federal. Por su parte la demandada al contestar los agravios traídos por el actor no sólo los controvierte con argumentos similares a los que utilizara al contestar la demanda sino que los responde con sustento en la normativa vigente y pronunciamientos jurisprudenciales pertinentes. ///// //////He sostenido en forma reiterada que la competencia revisora del Tribunal se encuentra circuns- cripta al tratamiento de aquellos ataques concretos y razonados vertidos, demostrativos –en sustento de las constancias del proceso- de la sinrazón del Juzgador, es decir, en función de los agravios técnicos, idónea y suficientemente expuestos (arts. 260, 261, 266, 272 del CPCC), de donde es lógico concluir que todas aquellas consideraciones del Magistrado sentenciante que hayan servido de fundamento a su decisión que no hayan sido atacadas debidamente, devienen firmes e irrevisables para el Tribunal de Alzada, más allá del mayor o menor grado de acierto o error con que este se hubiere conducido. (S.C.B.A., Acs. 43.416, 43.697, entre otros). A fin del tratamiento del recurso he de dar un orden a este voto en atención a los agravios traídos por el Dr. Zamora y al impacto que los mismos podrían tener sobre el resolutorio en crisis. a. Planteo de nulidad del procedimiento y sentencia. ///// Bajo éste acápite el apelante pretende la decla- ración de nulidad de la sentencia por el incumplimiento de un acto procesal, en referencia a que el llamamiento de autos para resolver (fs. 61 vta.) dictado el 05 de junio de 2007 no se encontraba consen tido al tiempo de producirse el dictado del decisorio de fs. 62/65, que lo fue el día 7 del mismo mes y año. Señala la premura por parte de la Dra. Galdos en pronunciar su decisión le privó de solicitar medidas, en particular la designación de un tutor especial para la menor. Conforme con el art. 253 del CPCC el recurso de apelación comprende el de nulidad por defectos de la sentencia. Así en el sub judice ante la posibilidad de interponer recurso de apelación contra la sentencia definitiva (art. 242 inc. 1) código citado) al unísono se abre la vía del de nulidad. El recurso de nulidad opera contra las resolu- ciones por: a) defectos de forma, que hacen al lugar y al tiempo en que fueron dictadas, a la forma propiamente dicha y los que afectan el decisorio en cuanto a ///// //////la resolución judicial considerada como instrumento público; b) defectos de estructura, son los que refieren a la ausencia en el fallo de los elementos que le son particulares y exclusivos, que le dan su apariencia exterior de acto jurisdiccional, tal la ausencia de fundamentos en la sentencia o plazo para su cumplimiento; y c) defectos de calidad, son aquellos que anulan la resolución porque carece de los fundamentales para configurar un acto jurisdiccional, es el caso de una sentencia dictada por juez incompetente, en que el vicio no es compurgable o no se encuentra consentido. (RIVAS, Adolfo A., Tratado de los recursos ordinarios, T. 2, pág. 689, ed. Abaco, Buenos Aires, 1991). De allí que no resultan muchos los casos en los que puede declararse procedente el recurso de nulidad; lo será en situaciones residuales y siempre que no haya podido jugar con eficacia el recurso de apela- cion. Así no procede el recurso de nulidad cuando los agravios pueden ser reparados con la apelación; pero / ///// //////tampoco es aplicable cuando se trata de los que apuntan a errores in iudicando y no a los in procedendo que contenga la resolución, mucho menos cuando se trata de omisiones en el decisorio (art. 273 CPCC) o errores de interpretación. Para requerir la nulidad de la sentencia el letrado apoderado del actor hace pie en una omisión del procedimiento, en referencia como anticipé a la falta de firmeza del auto que llamó autos para resolver (fs. 61 vta.); por lo que sólo resta decir que los vicios del procedimiento anteriores al acto de dictado de la sentencia no constituyen motivo de recurso. Por el contrario, han debido ser impugnados por la vía incidental en la primera instancia; ya que el incidente de nulidad (arts. 170 y sgts.) constituye el medio idóneo para denunciar las irregularidades procedimentales que precedieron a la sentencia. A mayor abundamiento he de decir que el referido incidente debe ser deducido dentro del quinto día de conocido el vicio que precede a la sentencia, por lo que se lo distingue claramente del recurso de nulidad vinculado ///// //////a los defectos propios del fallo. (CNCiv, Sala A, 2/5/95, LL, 1995-E-23; íd., Sala E, 30-12-93, LL, 1994-B-142). He de señalar que si bien la iudex a quo incurrió en una omisión al dictar el decisorio de fs. 62/ 65, hacerlo antes de que el llamado de autos para resolver se encontrara firme y consentido, en un evidente celo por el cumplimiento de los plazos procesales; tal error por su naturaleza no entraña defectos propios de la sentencia suficiente para conllevar su nulidad. Además se debe tener presente que si así lo fuera, se posibilita su subsanación al tratar la apela ción atento a que la fundamentación del agravio por el quejoso refiere en forma exclusiva a la cuestión de fondo, continuar con el proceso a fin de lograr la prueba de ADN, acto que conllevaría revocar el decisorio que receptó la excepción de falta de legitimación activa. Es por las razones señaladas, si mi opinión es compartida, que la pretensión nulificatoria debe ser desestimada. ///// //////b. Inconstitucionalidad. Requiere el apelante la declaración de inconstitucionalidad, por parte de esta Alzada, del art. 263 y concds. del Cód. Civil; en el entendimiento de que se contrapone con los arts. 33 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional. Sabido es que el requerimiento de inconstitucionalidad de una norma debe realizarse en la primera oportunidad procesal que se tenga para formularlo; no se debe perder de vista que en el sub judice el letrado apoderado intenta este camino respecto de una norma conocida al tiempo de interponer y fundamentar su pretensión revocatoria, cuando su aplicación al caso bajo juzgamiento lo hubo de convertir en perdidoso, es por ello que la requisitoria resulta absolutamente improcedente por extemporánea. Este Tribunal ha dicho en otras ocasiones al respecto que el planteo resulta totalmente extemporáneo cuando sabido es que debe hacerse en la primera oportunidad procesal, en tal sentido es doctrina conocida que “el requerimiento relativo a la declaración / ///// //////de inconstitucionalidad de un precepto legal debe ser formulado en la primera oportunidad propicia, en las instancias ordinarias y respetando la audiencia de la contraria”. (SCBA, Ac. 54.349; Ac. 68.238; entre otros; esta Cámara; Causa nº 81.740 RSD-530-4 S 23-112004; Causa nº 86.575 RSD-23-8 S 19-2-2008 (SD)). c. Agravios propiamente dichos. Despejadas como han sido la pretensión nulitiva y de declaración de inconstitucionalidad perseguidas por el recurrente, resta el tratamiento de los agravios propiamente dichos los que han quedado circunscriptos a la intervención de la señora Asesora de Incapaces y la introducción por su parte de la excepción de falta de legitimación activa en el actor para deducir la acción de impugnación de paternidad que establece el art. 263 del Código Civil. c.i. Intervención de la Asesora de Incapaces. Oportunidad. Promovida que fue la acción denominada de modo impropio por el letrado apoderado del actor “desconocimiento de paternidad”, advertido por la iudex a quo ///// //////la presencia de intereses de un menor se dio la vista que es de estilo al Ministerio Pupilar (fs. 13). Cumplido el traslado de la acción a la demandada, progenitora de la menor G. F. M. F., esta contestó la demanda a fs. 42/53 solicitando el rechazo in limine de aquella (fs. 43) y solicito se declara la cuestión como de puro derecho. Respondida que fuera esta petición por el apoderado del accionante (fs. 57 y vta.) la magistrado interviniente confirió una nueva vista a la Dra. Fabre, oportunidad en la que opuso la excepción de falta de legitimación activa (fs. 59 y vta.). Ante la formulación del agravio por el quejoso, para un buen orden de método decisorio habré de principiar por establecer la función del Ministerio Pupilar y la viabilidad de la excepción deducida a fs. 59 y vta.. Conforme el texto del art. 59 del Código Civil, la representación de los incapaces es dual y conjunta ejercida entre el representante legal y el Ministerio de Menores, en todo asunto judicial o extrajudicial, / ///// //////de jurisdicción voluntaria o contenciosa, en que se encuentren comprometidos intereses de incapaces. De allí que la intervención del Ministerio Pupilar deba ser simultánea con la del representante necesario y aquél puede suplirla y aún contrariarla según cada caso. (HIGHTON de NOLASCO, Elena I., “Funciones del Asesor de Menores. Alcance de la asistencia y control”, LL. 1978-B). El ministerio no realiza actos a nombre de los incapaces, ni es su mandatario convencional o legal. La representación consiste en que obrando, a favor de sus intereses, concurre con su dictamen en todo litigio en que el menor sea parte y controla la actuación, sea esta judicial o extrajudicial de sus representantes necesarios. De modo rotundo no hay procuración o delegación sino asistencia y control, acciones que cumple de forma promiscua, palabra que proviene del portugués, empleándose en el sentido de una representa ción colectiva o conjunta. (BUSSO, Eduardo B, Código Civil Anotado, T. I, Ediar, Bs. As. 1958; SCJBA, Ac. 41.005, sent. 27-II-1990, Ac. 25. 579, sent. 19-VIII///// //////1980). Por su parte el art. 494 Cód. Civil reproduce la norma antes citada, en cuanto ambas establecen que resultará nulo todo acto y todo juicio en que el Minis terio Público no hubiere intervenido cuando así correspondía. En el sub judice si bien la acción no ha sido dirigida contra la menor, sino contra la madre; el fin que con aquella se persigue le ha de afectar en forma directa porque se intenta modificar su estado de hijo extramatrimonial reconocido. De allí que la inter- vención del Ministerio Pupilar devenga ineludible para velar por la niña y sus derechos, ya que la finalidad que persigue la norma sustantiva es la de proveer a la buena defensa de los intereses del incapaz. (BELLUSCIO, Augusto C., Código Civil y leyes complementarias, T. 1, pág. 303 y sgts., Ed. Astrea, Bs. Aires, 1978). De allí que la presencia de la señora Asesora de Incapaces no sólo era procedente sino que se puede decir que era necesaria para evitar la nulidad del proceso en los términos de los arts. 59 y 494 Cód. ///// //////Civil. En cuanto a la postulación por parte de la representante del Ministerio Público, considero que no sólo no resulta extemporánea en cuanto a la deducción de la defensa en forma posterior a que la accionada contestó la demanda y habiendo tomado una vista previa de la causa; en razón de que su representación promiscua es de asistencia y control de la que realice el representante legal del incapaz. A mayor abundamiento no advierto que la excepción articulada por la Dra. Fabre haya cambiado la situación procesal del señor Guillermo Fernando Martinez, dado que fue la progenitora demandada quien con similares fundamentos a los esgrimidos por el Ministerio Pupilar solicitó, aunque con otra vestidura que podría rotularse como apropiada, el rechazo in limine de la acción. Advertido por la Asesora el déficit del responde de la accionada que entendió se estaba cuestionando el instrumento público (partida de nacimiento) y no el nexo biológico mediante la impugnación del recono- cimiento del estado filiatorio, en cumplimiento de su ///// //////deber de suplir las omisiones de la actividad del representante legal del menor al contestar la vista conferida en tiempo y forma opuso la excepción de falta de legitimación activa en la persona del actor. No tengo duda que la menor ante la omisión señalada, podría sufrir perjuicios de tal índole que conllevaran la modificación de su estado filiatorio con violación de garantías de rango constitucional como lo es el derecho de defensa en juicio ante la no intervención del Ministerio Pupilar, o su obstaculización. (CSJN, Fallo: 762-96182, LL., t. 1997 E). En este sendero la Suprema Corte Bonaerense señaló en la resolución 20341/97 en cuanto al “interés superior del niño” (art. 3º, ley 23.849) requiere para su observancia de todos los integrantes del Patronato de Menores y, en especial, de quien ha sido llamado por ley a ser el representante de aquél en defensa de su persona y bienes, parte esencial en todo proceso que lo involucre. (arts. 75 inc. 22 C. Nacional; ley 23.849; ley 26.061; ley 10.903; ley 10.067/83). ///// //////C.ii.Excepción de falta de legitimación activa. El art. 263 del Cód. Civil regula la acción de impugnación del reconocimiento del hijo extramatrimonial que el mismo cuerpo normativo preveía en el art. 335, hoy derogado. Con fundamento en esta norma la magistrada de la instancia de origen hubo de receptar con acierto la excepción de falta de legitimación activa opuesta por la representante del Ministerio Pupilar. Así adelanto que el recurso no puede prosperar como lo argumentaré en próximos párrafos tal como ya lo decidiera este Tribunal en la Causa nº 77.962 “Ponce, Osvaldo Martín c/ Armesto, Delia Haydée y otro s/ Impugnación de Paternidad” confirmada por el máximo Tribunal Provincial. Cuando se alude a la nulidad o a la impugnación del reconocimiento, se efectúa respecto del reconocimiento constitutivo del título de estado o del que, aún no constituyendo tal, pretenda ser opuesto por o al reconociente, o sus herederos, o, eventualmente terceros con interés legitimo. La doctrina distingue entre nulidad e impugna-/ ///// //////ción del reconocimiento. (BELLUSCIO, Augusto C., Manual, t.II, pág. 206, nº 475; BUSSO, Eduardo A., Código Civil anotado, t. II, comentario al art. 335, nº 7; ALBALADEJO, Manuel, El reconocimiento de la filiación natural, pag. 208 y sgts.). La acción de impugnación del reconocimiento ataca o controvierte su contenido, o, lo que es lo mismo, controvierte el presupuesto biológico que lo implica; el nexo biológico determinado por la procreación entre reconociente y reconocido. En cambio, la de nulidad, ataca la validez sustancial del acto jurídico que contiene el reconocimiento por vicios que atañen a su eficacia constitutiva. En ambos casos el reconocimiento cae cierta- mente, pero la distinción es trascendente por cuanto la anulación del reconocimiento, no impide en el futuro un nuevo reconocimiento mediante acto válido; en // cambio, los efectos de la cosa juzgada en la acción de impugnación del reconocimiento, si prospera, hacen imposible su reiteración. Visto el escrito postulatorio de la acción que //// //////se intentara se advierte sin hesitación que la pretensión intentada es la de impugnar el reconocimiento que se hubo de hacer de conformidad con las normas vigentes. Ello así toda vez que la paternidad extramatrimonial queda determinada legalmente por el reconocimiento del padre (art. 247 Cód. Civil), resultando el mismo de la declaración formulada ante el oficial del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas en oportunidad de inscribirse el nacimiento o en forma posterior (art. 248 inc. 1 cód. cit). A mayor abundamiento habiéndose cumplido con las disposiciones que organizan el Registro mencionado, de conformidad con el art. 34 del decreto ley 8204/63 (mod. por las leyes 18.248, 18.327, 20.751, 22.159, 23.515 y 23.776), en el que se establece que si se tratare el reconocimiento del hijo extramatrimonial “... no se hará mención del padre ni de la madre, a no ser que ésta o aquel lo reconociesen ante el oficial público” (el resaltado me pertenece). Visto el certificado de nacimiento de la menor / ///// //////(fs. 19) debidamente suscripto por oficial públi co por lo que resulta prueba irrefutable del reconocimiento inc. 1 realizado Cód. en Civil y aquellos 24 términos decreto ley (arts. 8204/63), 248 no existen dudas que el actor Guillermo Fernando Martínez reviste la calidad de padre de la niña. Regresando a la norma que nos ocupa, en ella se establece quienes se encuentran legitimados para ejercer la acción de impugnación del reconocimiento que hicieran los matrimonio. propios padres Estando hijos y de en hijos concebidos condiciones aquellos que de fuera del hacerlo los tuvieran un interés legítimo merecedor de tutela legal, tal el caso de los herederos del reconociente. El reconocimiento efectuado por la actora ha emplazado al menor en el estado de hijo extramatrimonial, constituyendo un verdadero título de estado de familia y, el mismo es irrevocable (arts. 248 y 249, Código Civil). Respecto a la defensa que intenta sobre los derechos de la menor resulta ser más efectista que // ///// //////real, desde que muestra que ha sido el recurrente quien con su comportamiento ha violentado a sabiendas el derecho a la identidad del menor, al reconocerlo y ahora al pretender que la justicia ampare su arrepentimiento. En ese marco cabe señalar que la ley no puede proteger comportamientos irresponsables, es de la esen cia de la conducta jurídica de las personas que su accionar sea coherente, no pudiendo defraudar la confianza suscitada por la conducta anterior, mediante una acción posterior contraria. Aceptarlo importaría tanto como -por la sola voluntad del recurrente- revocar lo que la ley expresamente declara irrevocable. Ha resuelto la Suprema Corte Provincial que el propio reconociente no puede impugnar el reconocimiento, ya que si éste es válido, asume el carácter de irrevocable. Ello no impide que pudiera accionar por su nulidad, pero en tal caso debería acreditar la existencia de algún vicio de la voluntad, como el error respecto de la persona del reconocido o que fue ///// //////compelido por violencia o intimidación (conf. Ac. 51.322, sent. del 7-XI-1995 en "D.J.B.A.", 150-27; "Acuerdos y Sentencias", 1995-IV-131; Ac. 86.639 S 2710-2004). Por otra parte resulta inadmisible la pretensión que importe ponerse en contradicción con los propios actos anteriores, deliberados, jurídicamente relevantes y plenamente eficaces (conf. Ac. 33.658, sent. del 20-XI-1984 en "Acuerdos y Sentencias", 1984-II-322; Ac. 33.130, sent. del 5-II-1985 en "Acuerdos y Sentencias", 1985-I-52; Ac. 34.675, sent. del 5-IX-1986 en "Acuerdos sent. y del Sentencias", 4-VII-1989 1989-II-588; Ac. en 41.610, 1986-III-94; Ac. "Acuerdos Sentencias", sent. del y 38.433, 20-III-1990 en "Acuerdos y Sentencias", 1990-I-461; Ac. 45.642, sent. del 27-XII- 1991 en "Acuerdos y Sentencias", 1991-IV688; Ac. 49.477, sent. del 21-XII-1993; Ac. 51.445, sent. del 15-XI-1994; Ac. 57.559, sent. del 14-VI1996; Ac. 69.602, sent. del 2-II-2000 en "La Ley Buenos Aires", 2000-1027; Ac. 78.497, sent. del 12-IX2001; Ac. 76.128, sent. del 15-V-2002); y también que ///// //////la doctrina de los propios actos es una derivación necesaria e inmediata del principio general de buena fe y, como tal, integrante de nuestro derecho positivo (conf. Ac. 34.676, sent. del 8-IX-1987 en "Acuerdos y Sentencias", 1987-III-531; Ac. 34.713, sent. del 8-IX-1987 en "Acuerdos y Sentencias", 1987III-539; Ac. 35.385, sent. del 24-IV-1990 en "Acuerdos y Sentencias", 1990-I-907; 29-X-1991 en "Acuerdos y Ac. 39.842, sent. del Sentencias", 1991-III-720; Ac. 44.212, sent. del 3-XII-1991 en "Acuerdos y Senten cias", 1991- IV-323; Ac. 47.151, sent. del 3-VIII1993). Es claro que si el autor del reconocimiento lo hiciera a sabiendas que no es el padre, no podrá impugnarlo, pues su conducta importa un delito, como es la suposición de estado (art. 139 inc. 2 Cód. Penal), y nadie puede invocar su propia torpeza para accionar en derecho. El estado de hijo no puede estar sujeto al capricho o a la libre voluntad del reconocedor, y que una vez admitida la relación de filiación, no se puede volver sobre esa declaración. Todo / ///// //////ello supone claro está, que la relación filiación existe realmente. (Bueres, Alberto-Highton, Elena I., Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial, t. 1, pág. 1119, Editor-Depalma año 2001). Para finalizar tengo plena convicción como ya lo anticipé que el interés del menor se encuentra vulnerado por la conducta que aquí asume el reconociente arrepentido; ya que quien reconoció válidamente, no puede luego desconocer o revocar, pues el reconocimiento es un acto voluntario (fs. 19) y, por ende, para atacarlo debería acreditarse que dicho acto hubo de estar estado afectado de un vicio de la voluntad y nada de ello emerge del escrito postulatorio. Además advierto que permanece incólume el derecho del menor a la búsqueda de su verdadera identidad biológica que, por su naturaleza, es irrenunciable e imprescriptible. III. Decisorio. Compartido que sea lo dicho corresponde confirmar la sentencia apelada, con costas en ambas instan///// //////cias al actor recurrente. VOTO POR LA AFIRMATIVA. ------EL SEÑOR JUEZ DOCTOR HANKOVITS ADHIRIO AL VOTO PRECEDENTE POR SUS FUNDAMENTOS-----------------------------A LA SEGUNDA CUESTION LA DOCTORA DABADIE DIJO:-Corresponde por los argumentos dados, citas lega les y jurisprudenciales (arts. 168, 171 Const. Prov. y 266 y 272 del CPCC): 1) Confirmar la sentencia de fecha 7 de junio de 2007; 2) Costas al recurrente en su calidad de vencido conforme el principio objetivo de la derrota (art. 68 CPCC; CSJN, 17-10-94, LL, 1995-D926 nº 1631). Postergándose la regulación de los honorarios profesionales hasta la oportunidad en que se haya practicado la de los trabajos cumplidos en la instancia de origen. (art. 31 decreto ley 8904/77). ASI LO VOTO ------EL SEÑOR JUEZ DOCTOR HANKOVITS ADHIRIO AL VOTO PRECEDENTE POR SUS FUNDAMENTOS-----------------------------CON LO QUE TERMINO EL PRESENTE ACUERDO, FIRMANDO LOS SEÑORES JUECES DE ESTA EXCMA.CAMARA DE APELACION-- Siguen///// //////las firmas. Dolores, de abril de 2008.- Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que antecede, los que se tienen aquí Resuelve: por reproducidos, se 1) Confirmar la sentencia de fecha 7 de junio de 2007; 2) Costas al recurrente en su calidad de vencido conforme el principio objetivo de la derrota (art. 68 CPCC; CSJN, 17-10-94, LL, 1995-D-926 nº 1631). Postergándose la regulación de los honora- rios profesionales hasta la oportunidad en que se haya practicado la de los trabajos cumplidos en instancia de origen. (art. 31 decreto ley 8904/77). Notifíquese y devuélvase.- Siguen//// la //////las firmas.-