En la Ciudad de Dolores, a los ... del mes de abril del ...

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En la Ciudad de Dolores, a los
24
días
del mes de abril del año dos mil ocho, reunida la
Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de
este Departamento Judicial, en Acuerdo Ordinario, con
el objeto de dictar sentencia en causa Nº 86.429, cara
tulada: "MARTINEZ, GUILLERMO FERNANDO C/ FUNES, ANABELA DAIANA S/FILIACION", habiendo resultado del pertinente
sorteo
(arts.
263,
CPCC;
168
de
la
Const.
Pcial.), que los Señores Jueces debían votar según el
siguiente orden: Doctores María R. Dabadie y Francisco
Agustín Hankovits.El Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:
-------------------C U E S T I O N E S -------------1º) ¿Es justa la sentencia dictada?
2º) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
---------------------V O T A C I O N ----------------------A LA PRIMERA CUESTION LA DOCTORA DABADIE DIJO:-I.
Situación apelatoria.-
Dictada la sentencia de primera instancia, el
pronunciamiento fue apelado por la parte actora, que /
/////
//////expresó sus agravios a fs. 68/73, respondidos
por la accionada a fs. 75/79; luciendo el consentimiento de la decisión por la señora Asesora de Incapaces a fs. 79 vta..
La providencia “autos para sentencia” (fs. 83),
posibilita el sorteo de fs. 90 realizado el 01-042008, quedando a partir de ese momento el expediente
en
condiciones
de
dictarse
pronunciamiento.
(arts.
260, 263 del CPCC)
La sentencia de fs. 62/65 rechaza la acción de
impugnación de reconocimiento de paternidad extramatrimonial promovida por el aquí recurrente, como conse
cuencia de la recepción de la excepción de falta de
legitimación activa que opusiera la Asesora de Menores
e Incapaces.
Se agravia el recurrente por considerar que la
representante del Ministerio Pupilar no se encontraba
en condiciones de contestar la demanda como así tampoco estaba legitimada para plantear la excepción.
Ello
en
virtud
de
la
extemporaneidad
de
la
presentación (fs. 59) cuando ya había contestado la //
/////
//////vista de la causa a fs. 13. La falta de legitimación entiende el quejoso se debe a que el menor debe
ser representado por sus padres, pues tiene solo la
representación promiscua del menor limitada a controlar los intereses de aquel. Agrega en su queja que la
excepción no aparece manifiesta toda vez que no existe
la certeza real y efectiva que el actor carezca de
legitimación activa.
Sostiene el letrado apoderado de aquel, que no
se han defendido por parte de la Asesora de Incapaces
de modo correcto los intereses del menor, ya que se
habría
basado
en
una
visión
práctica
en
lugar
de
hacerlo desde la óptica de la Convención de los Derechos del Niño.
Como un último agravio plantea la nulidad de la
sentencia
por
vicios
en
el
procedimiento,
de
modo
puntual señala que el llamado de autos para resolver
la excepción de falta de legitimación activa no había
adquirido firmeza al tiempo de dictarse el decisorio /
en crisis.
Indica que este incumplimiento le habría imposi/////
//////bilitado solicitar medidas tales como la designa
ción de un tutor especial (art. 397 inc. 1 del Cód.
Civil); cuestión que por considerarla vital para el
proceso conllevaría a su entender la nulidad del mismo
proceso a partir del traslado de demanda.
Cierra la expresión de agravios con el pedido de
inconstitucionalidad del art. 263 y concds. del Cód.
Civil,
por
resultar
violatorias
desde
su
punto
de
vista de la Constitución Nacional y de los Pactos Internacionales constitucionalizados en 1994, por resultar aquellos artículos contrapuestos a los arts. 33 y
75 inc. 22 CN.
En síntesis solicita se revoque la resolución de
fs. 111/113 vta., con costas. Formula reserva de caso
federal.
Por
su
parte
la
demandada
al
contestar
los
agravios traídos por el actor no sólo los controvierte con argumentos similares a los que utilizara al
contestar la demanda sino que los responde con sustento
en
la
normativa
vigente
y
pronunciamientos
jurisprudenciales pertinentes.
/////
//////He sostenido en forma reiterada que la competencia
revisora
del
Tribunal
se
encuentra
circuns-
cripta al tratamiento de aquellos ataques concretos y
razonados vertidos, demostrativos –en sustento de las
constancias del proceso- de la sinrazón del Juzgador,
es decir, en función de los agravios técnicos, idónea
y suficientemente expuestos (arts. 260, 261, 266, 272
del CPCC), de donde es lógico concluir que todas aquellas consideraciones del Magistrado sentenciante que
hayan servido de fundamento a su decisión que no hayan
sido atacadas debidamente, devienen firmes e irrevisables para el Tribunal de Alzada, más allá del mayor o
menor grado de acierto o error con que este se hubiere
conducido. (S.C.B.A., Acs. 43.416, 43.697, entre otros).
A fin del tratamiento del recurso he de dar un
orden a este voto en atención a los agravios traídos
por el Dr. Zamora y al impacto que los mismos podrían
tener sobre el resolutorio en crisis.
a. Planteo de nulidad del procedimiento y sentencia.
/////
Bajo
éste
acápite
el
apelante
pretende
la
decla-
ración de nulidad de la sentencia por el incumplimiento de un acto procesal, en referencia a que el
llamamiento
de
autos
para
resolver
(fs.
61
vta.)
dictado el 05 de junio de 2007 no se encontraba consen
tido al tiempo de producirse el dictado del decisorio
de fs. 62/65, que lo fue el día 7 del mismo mes y año.
Señala
la
premura
por
parte
de
la
Dra.
Galdos
en
pronunciar su decisión le privó de solicitar medidas,
en particular la designación de un tutor especial para
la menor.
Conforme con el art. 253 del CPCC el recurso de
apelación comprende el de nulidad por defectos de la
sentencia. Así en el sub judice ante la posibilidad de
interponer recurso de apelación contra la sentencia
definitiva (art. 242 inc. 1) código citado) al unísono
se abre la vía del de nulidad.
El recurso de nulidad opera
contra
las resolu-
ciones por: a) defectos de forma, que hacen al lugar y
al tiempo en que fueron dictadas, a la forma propiamente dicha y los que afectan el decisorio en cuanto a
/////
//////la resolución judicial considerada como instrumento público; b) defectos de estructura, son los que
refieren a la ausencia en el fallo de los elementos
que le son particulares y exclusivos, que le dan su
apariencia
exterior
de
acto
jurisdiccional,
tal
la
ausencia de fundamentos en la sentencia o plazo para
su cumplimiento; y c) defectos de calidad, son aquellos que anulan la resolución porque carece de los
fundamentales para configurar un acto jurisdiccional,
es el caso de una sentencia dictada por juez incompetente, en que el vicio no es compurgable o no se encuentra consentido. (RIVAS, Adolfo A., Tratado de los
recursos ordinarios, T. 2, pág. 689, ed. Abaco, Buenos
Aires, 1991).
De allí que no resultan muchos los casos en los
que puede declararse procedente el recurso de nulidad;
lo será en situaciones residuales y siempre que no
haya podido jugar
con
eficacia el recurso de apela-
cion.
Así no procede el recurso de nulidad cuando los
agravios pueden ser reparados con la apelación; pero /
/////
//////tampoco es aplicable cuando se trata de los que
apuntan a errores in iudicando y no a los in procedendo que contenga la resolución, mucho menos cuando
se trata de omisiones en el decisorio (art. 273 CPCC)
o errores de interpretación.
Para
requerir
la
nulidad
de
la
sentencia
el
letrado apoderado del actor hace pie en una omisión
del procedimiento, en referencia como anticipé a la
falta de firmeza del auto que llamó autos para resolver (fs. 61 vta.); por lo que sólo resta decir que los
vicios del procedimiento anteriores al acto de dictado
de la sentencia no constituyen motivo de recurso. Por
el contrario, han debido ser impugnados por la vía
incidental en la primera instancia; ya que el incidente de nulidad (arts. 170 y sgts.) constituye el
medio idóneo para denunciar las irregularidades procedimentales que precedieron a la sentencia. A mayor
abundamiento he de decir que el referido incidente debe ser deducido dentro del quinto día de conocido el
vicio que precede a la sentencia, por lo que se lo
distingue claramente del recurso de nulidad vinculado
/////
//////a los defectos propios del fallo. (CNCiv, Sala
A, 2/5/95, LL, 1995-E-23; íd., Sala E, 30-12-93, LL,
1994-B-142).
He de señalar que si bien la iudex a quo incurrió en una omisión al dictar el decisorio de fs. 62/
65, hacerlo antes de que el llamado de autos para
resolver se encontrara firme y consentido, en un evidente celo por el cumplimiento de los plazos procesales; tal error por su naturaleza no entraña defectos
propios de la sentencia suficiente para conllevar su
nulidad. Además se debe tener presente que si así lo
fuera, se posibilita su subsanación al tratar la apela
ción atento a que la fundamentación del agravio por el
quejoso refiere en forma exclusiva a la cuestión de
fondo, continuar con el proceso a fin de lograr la
prueba de ADN, acto que conllevaría revocar el decisorio que receptó la excepción de falta de legitimación activa.
Es por las razones señaladas, si mi opinión es
compartida, que la pretensión nulificatoria debe ser
desestimada.
/////
//////b. Inconstitucionalidad.
Requiere el apelante la declaración de inconstitucionalidad, por parte de esta Alzada, del art. 263 y
concds. del Cód. Civil; en el entendimiento de que se
contrapone con los arts. 33 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional.
Sabido es que el requerimiento de inconstitucionalidad de una norma debe realizarse en la primera
oportunidad procesal que se tenga para formularlo; no
se debe perder de vista que en el sub judice el letrado apoderado intenta este camino respecto de una norma
conocida al tiempo de interponer y fundamentar su pretensión revocatoria, cuando su aplicación al caso bajo
juzgamiento lo hubo de convertir en perdidoso, es por
ello que la requisitoria resulta absolutamente improcedente por extemporánea.
Este Tribunal ha dicho en otras ocasiones al
respecto que el planteo resulta totalmente extemporáneo cuando sabido es que debe hacerse en la primera
oportunidad procesal, en tal sentido es doctrina conocida que “el requerimiento relativo a la declaración /
/////
//////de
inconstitucionalidad
de
un
precepto
legal
debe ser formulado en la primera oportunidad propicia,
en las instancias ordinarias y respetando la audiencia
de la contraria”. (SCBA, Ac. 54.349; Ac. 68.238; entre
otros; esta Cámara; Causa nº 81.740 RSD-530-4 S 23-112004; Causa nº 86.575 RSD-23-8 S 19-2-2008 (SD)).
c. Agravios propiamente dichos.
Despejadas como han sido la pretensión nulitiva
y de declaración de inconstitucionalidad perseguidas
por el recurrente, resta el tratamiento de los agravios propiamente dichos los que han quedado circunscriptos a la
intervención de la señora Asesora de
Incapaces y la introducción por su parte de la excepción de falta de legitimación activa en el actor para
deducir la acción de impugnación de paternidad que
establece el art. 263 del Código Civil.
c.i. Intervención de la Asesora de Incapaces.
Oportunidad.
Promovida que fue la acción denominada de modo
impropio por el letrado apoderado del actor “desconocimiento de paternidad”, advertido por la iudex a quo
/////
//////la presencia de intereses de un menor se dio la
vista que es de estilo al Ministerio Pupilar (fs. 13).
Cumplido el traslado de la acción a la demandada,
progenitora de la menor G. F. M. F., esta contestó la
demanda a fs. 42/53 solicitando el rechazo in limine
de aquella (fs. 43) y solicito se declara la cuestión
como
de
puro
derecho.
Respondida
que
fuera
esta
petición por el apoderado del accionante (fs. 57 y
vta.) la magistrado interviniente confirió una nueva
vista a la Dra. Fabre, oportunidad en la que opuso la
excepción de falta de legitimación activa (fs. 59 y
vta.).
Ante la formulación del agravio por el quejoso,
para
un
buen
orden
de
método
decisorio
habré
de
principiar por establecer la función del Ministerio
Pupilar y la viabilidad de la excepción deducida a fs.
59 y vta..
Conforme el texto del art. 59 del Código Civil,
la representación de los incapaces es dual y conjunta
ejercida entre el representante legal y el Ministerio
de Menores, en todo asunto judicial o extrajudicial, /
/////
//////de jurisdicción voluntaria o contenciosa, en que
se encuentren comprometidos intereses de incapaces. De
allí que la intervención del Ministerio Pupilar deba
ser simultánea con la del representante necesario y
aquél puede suplirla y aún contrariarla según cada
caso. (HIGHTON de NOLASCO, Elena I., “Funciones del
Asesor de Menores. Alcance de la asistencia y control”, LL. 1978-B).
El ministerio no realiza actos a nombre de los
incapaces, ni es su mandatario convencional o legal.
La representación consiste en que obrando, a favor de
sus intereses, concurre con su dictamen en todo litigio en que el menor sea parte y controla la actuación,
sea esta judicial o extrajudicial de sus representantes necesarios. De modo rotundo no hay procuración
o delegación sino asistencia y control, acciones que
cumple de forma promiscua, palabra que proviene del
portugués, empleándose en el sentido de una representa
ción colectiva o conjunta. (BUSSO, Eduardo B, Código
Civil Anotado, T. I, Ediar, Bs. As. 1958; SCJBA, Ac.
41.005, sent. 27-II-1990, Ac. 25. 579, sent. 19-VIII/////
//////1980).
Por su parte el art. 494 Cód. Civil reproduce la
norma antes citada, en cuanto ambas establecen que
resultará nulo todo acto y todo juicio en que el Minis
terio
Público
no
hubiere
intervenido
cuando
así
correspondía.
En el sub judice si bien la acción no ha sido
dirigida contra la menor, sino contra la madre; el fin
que con aquella se persigue le ha de afectar en forma
directa porque se intenta modificar su estado de hijo
extramatrimonial
reconocido.
De
allí
que
la
inter-
vención del Ministerio Pupilar devenga ineludible para
velar por la niña y sus derechos, ya que la finalidad
que persigue la norma sustantiva es la de proveer a la
buena defensa de los intereses del incapaz. (BELLUSCIO, Augusto C., Código Civil y leyes complementarias,
T. 1, pág. 303 y sgts., Ed. Astrea, Bs. Aires, 1978).
De allí que la presencia de la señora Asesora de
Incapaces no sólo era procedente sino que se
puede decir que era necesaria para evitar la nulidad
del proceso en los términos de los arts. 59 y 494 Cód.
/////
//////Civil.
En
cuanto
a
la
postulación
por
parte
de
la
representante del Ministerio Público, considero que no
sólo no resulta extemporánea en cuanto a la deducción
de la defensa en forma posterior a que la accionada
contestó la demanda y habiendo tomado una vista previa
de la causa; en razón de que su representación promiscua es de asistencia y control de la que realice el
representante legal del incapaz. A mayor abundamiento
no advierto que la excepción articulada por la Dra.
Fabre haya cambiado la situación procesal del señor
Guillermo Fernando Martinez, dado que fue la progenitora demandada quien con similares fundamentos a los
esgrimidos por el Ministerio Pupilar solicitó, aunque
con otra vestidura que podría rotularse como apropiada, el rechazo in limine de la acción.
Advertido por la Asesora el déficit del responde
de la accionada que entendió se estaba cuestionando el
instrumento público (partida de nacimiento) y no el
nexo
biológico
mediante
la
impugnación
del
recono-
cimiento del estado filiatorio, en cumplimiento de su
/////
//////deber de suplir las omisiones de la actividad
del
representante
legal
del
menor
al
contestar
la
vista conferida en tiempo y forma opuso la excepción
de
falta de legitimación activa en la persona del
actor.
No
tengo
duda
que
la
menor
ante
la
omisión
señalada, podría sufrir perjuicios de tal índole que
conllevaran la modificación de su estado filiatorio
con
violación
de
garantías
de
rango
constitucional
como lo es el derecho de defensa en juicio ante la no
intervención del Ministerio Pupilar, o su obstaculización. (CSJN, Fallo: 762-96182, LL., t. 1997 E).
En
este
sendero
la
Suprema
Corte
Bonaerense
señaló en la resolución 20341/97 en cuanto al “interés
superior del niño” (art. 3º, ley 23.849) requiere para
su observancia de todos los integrantes del Patronato
de Menores y, en especial, de quien ha sido llamado
por ley a ser el representante de aquél en defensa de
su persona y bienes, parte esencial en todo proceso
que lo involucre. (arts. 75 inc. 22 C. Nacional; ley
23.849; ley 26.061; ley 10.903; ley 10.067/83).
/////
//////C.ii.Excepción de falta de legitimación activa.
El art. 263 del Cód. Civil regula la acción de
impugnación del reconocimiento del hijo extramatrimonial que el mismo cuerpo normativo preveía en el
art. 335, hoy derogado. Con fundamento en esta norma
la magistrada de la instancia de origen hubo de receptar con acierto la excepción de falta de legitimación
activa
opuesta
por
la
representante
del
Ministerio
Pupilar. Así adelanto que el recurso no puede prosperar como lo argumentaré en próximos párrafos tal como
ya lo decidiera este Tribunal en la Causa nº 77.962
“Ponce, Osvaldo Martín c/ Armesto, Delia Haydée y otro
s/ Impugnación de Paternidad” confirmada por el máximo
Tribunal Provincial.
Cuando se alude a la nulidad o a la impugnación
del reconocimiento, se efectúa respecto del reconocimiento constitutivo
del título de estado o del que,
aún no constituyendo tal, pretenda ser opuesto por o
al
reconociente,
o
sus
herederos,
o,
eventualmente
terceros con interés legitimo.
La doctrina distingue
entre nulidad e impugna-/
/////
//////ción del reconocimiento. (BELLUSCIO, Augusto C.,
Manual, t.II, pág. 206, nº 475; BUSSO, Eduardo A.,
Código Civil anotado, t. II, comentario al art. 335,
nº 7; ALBALADEJO, Manuel, El reconocimiento de la filiación natural, pag. 208 y sgts.).
La
acción
de
impugnación
del
reconocimiento
ataca o controvierte su contenido, o, lo que es lo
mismo, controvierte el presupuesto biológico que lo
implica; el nexo biológico determinado por la procreación entre reconociente y reconocido. En cambio, la de
nulidad, ataca la validez sustancial del acto jurídico
que contiene el reconocimiento por vicios que atañen a
su eficacia constitutiva.
En
ambos
casos
el
reconocimiento
cae
cierta-
mente, pero la distinción es trascendente por cuanto
la anulación del reconocimiento, no impide en el futuro un nuevo reconocimiento mediante acto válido; en //
cambio, los efectos de la cosa juzgada en la acción de
impugnación
del
reconocimiento,
si
prospera,
hacen
imposible su reiteración.
Visto el escrito postulatorio de la acción que
////
//////se intentara se advierte sin hesitación que la
pretensión intentada es la de impugnar el reconocimiento que se hubo de hacer de conformidad con las
normas vigentes.
Ello así toda vez que la paternidad extramatrimonial queda determinada legalmente por el reconocimiento del padre (art. 247 Cód. Civil), resultando el
mismo de la declaración formulada ante el oficial del
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas
en oportunidad de inscribirse el nacimiento o en forma
posterior (art. 248 inc. 1 cód. cit). A mayor abundamiento habiéndose cumplido con las disposiciones que
organizan el Registro mencionado, de conformidad con
el art. 34 del decreto ley 8204/63 (mod. por las leyes
18.248, 18.327, 20.751, 22.159, 23.515 y 23.776), en
el que se establece que si se tratare el reconocimiento del hijo extramatrimonial “... no se hará mención del padre ni de la madre, a no ser que ésta o
aquel lo reconociesen ante el oficial público” (el
resaltado me pertenece).
Visto el certificado de nacimiento de la menor /
/////
//////(fs. 19) debidamente suscripto por oficial públi
co por lo que resulta prueba irrefutable del reconocimiento
inc.
1
realizado
Cód.
en
Civil
y
aquellos
24
términos
decreto
ley
(arts.
8204/63),
248
no
existen dudas que el actor Guillermo Fernando Martínez
reviste la calidad de padre de la niña.
Regresando a la norma que nos ocupa, en ella se
establece quienes se encuentran legitimados para ejercer la acción de impugnación del reconocimiento que
hicieran
los
matrimonio.
propios
padres
Estando
hijos
y
de
en
hijos
concebidos
condiciones
aquellos
que
de
fuera
del
hacerlo
los
tuvieran
un
interés
legítimo merecedor de tutela legal, tal el caso de los
herederos del reconociente.
El
reconocimiento
efectuado
por
la
actora
ha
emplazado al menor en el estado de hijo extramatrimonial, constituyendo un verdadero título de estado de
familia y, el mismo es irrevocable (arts. 248 y 249,
Código Civil).
Respecto
a
la
defensa
que
intenta
sobre
los
derechos de la menor resulta ser más efectista que //
/////
//////real, desde que muestra que ha sido el recurrente quien con su comportamiento ha violentado a
sabiendas el derecho a la identidad del menor, al
reconocerlo
y
ahora
al
pretender
que
la
justicia
ampare su arrepentimiento.
En ese marco cabe señalar que la ley no puede
proteger comportamientos irresponsables, es de la esen
cia de la conducta jurídica de las personas que su
accionar
sea
coherente,
no
pudiendo
defraudar
la
confianza suscitada por la conducta anterior, mediante
una acción posterior contraria. Aceptarlo importaría
tanto
como
-por
la
sola
voluntad
del
recurrente-
revocar lo que la ley expresamente declara irrevocable.
Ha resuelto la Suprema Corte Provincial que el
propio reconociente no puede impugnar el reconocimiento, ya que si éste es válido, asume el carácter de
irrevocable. Ello no impide que pudiera accionar por
su nulidad, pero en tal caso debería acreditar la
existencia de algún vicio de la voluntad, como el
error respecto de la persona del reconocido o que fue
/////
//////compelido por violencia o intimidación (conf.
Ac. 51.322, sent. del 7-XI-1995 en "D.J.B.A.", 150-27;
"Acuerdos y Sentencias", 1995-IV-131; Ac. 86.639 S 2710-2004).
Por otra parte resulta inadmisible la pretensión
que importe ponerse en contradicción con los propios
actos anteriores, deliberados, jurídicamente relevantes y plenamente eficaces (conf. Ac. 33.658, sent. del
20-XI-1984 en "Acuerdos y Sentencias", 1984-II-322;
Ac. 33.130, sent. del 5-II-1985 en "Acuerdos y Sentencias", 1985-I-52; Ac. 34.675, sent. del 5-IX-1986 en
"Acuerdos
sent.
y
del
Sentencias",
4-VII-1989
1989-II-588;
Ac.
en
41.610,
1986-III-94;
Ac.
"Acuerdos
Sentencias",
sent.
del
y
38.433,
20-III-1990
en
"Acuerdos y Sentencias", 1990-I-461; Ac. 45.642, sent.
del 27-XII- 1991 en "Acuerdos y Sentencias", 1991-IV688; Ac. 49.477, sent. del 21-XII-1993; Ac. 51.445,
sent. del 15-XI-1994; Ac. 57.559, sent. del 14-VI1996;
Ac.
69.602,
sent.
del
2-II-2000
en
"La
Ley
Buenos Aires", 2000-1027; Ac. 78.497, sent. del 12-IX2001; Ac. 76.128, sent. del 15-V-2002); y también que
/////
//////la doctrina de los propios actos es una derivación necesaria e inmediata del principio general de
buena fe y, como tal, integrante de nuestro derecho
positivo (conf. Ac. 34.676, sent. del 8-IX-1987 en
"Acuerdos
y
Sentencias",
1987-III-531;
Ac.
34.713,
sent. del 8-IX-1987 en "Acuerdos y Sentencias", 1987III-539; Ac. 35.385, sent. del 24-IV-1990 en "Acuerdos
y
Sentencias",
1990-I-907;
29-X-1991 en "Acuerdos y
Ac.
39.842,
sent.
del
Sentencias", 1991-III-720;
Ac. 44.212, sent. del 3-XII-1991 en "Acuerdos y Senten
cias", 1991- IV-323; Ac. 47.151, sent. del 3-VIII1993).
Es claro que si el autor del reconocimiento lo
hiciera
a
sabiendas
que
no
es
el
padre,
no
podrá
impugnarlo, pues su conducta importa un delito, como
es la suposición de estado (art. 139 inc. 2 Cód. Penal), y nadie puede invocar su propia torpeza para accionar en derecho. El estado de hijo no puede estar
sujeto al capricho o a la libre voluntad del reconocedor, y que una vez admitida la relación de filiación, no se puede volver sobre esa declaración. Todo /
/////
//////ello supone claro está, que la relación filiación existe realmente. (Bueres, Alberto-Highton, Elena
I., Código Civil y normas complementarias. Análisis
doctrinario y jurisprudencial, t. 1, pág. 1119, Editor-Depalma año 2001).
Para finalizar tengo plena convicción como ya lo
anticipé que el interés del menor se encuentra vulnerado por la conducta que aquí asume el reconociente
arrepentido; ya que quien reconoció válidamente, no
puede luego desconocer o revocar, pues el reconocimiento es un acto voluntario (fs. 19) y, por ende,
para atacarlo debería acreditarse que dicho acto hubo
de estar estado afectado de un vicio de la voluntad y
nada de ello emerge del escrito postulatorio.
Además advierto que permanece incólume el derecho del menor a la búsqueda de su verdadera identidad
biológica que, por su naturaleza, es irrenunciable e
imprescriptible.
III. Decisorio.
Compartido que sea lo dicho corresponde confirmar la sentencia apelada, con costas
en ambas instan/////
//////cias al actor recurrente.
VOTO POR LA AFIRMATIVA.
------EL SEÑOR JUEZ DOCTOR HANKOVITS ADHIRIO AL VOTO
PRECEDENTE POR SUS FUNDAMENTOS-----------------------------A LA SEGUNDA CUESTION LA DOCTORA DABADIE DIJO:-Corresponde por los argumentos dados, citas lega
les y jurisprudenciales (arts. 168, 171 Const. Prov. y
266 y 272 del CPCC): 1) Confirmar la sentencia de fecha 7 de junio de 2007; 2) Costas al recurrente en su
calidad de vencido conforme el principio objetivo de
la derrota (art. 68 CPCC; CSJN, 17-10-94, LL, 1995-D926 nº 1631). Postergándose la regulación de los honorarios profesionales hasta la oportunidad en que se
haya practicado la de los trabajos cumplidos en la
instancia de origen. (art. 31 decreto ley 8904/77).
ASI LO VOTO
------EL SEÑOR JUEZ DOCTOR HANKOVITS ADHIRIO AL VOTO
PRECEDENTE POR SUS FUNDAMENTOS-----------------------------CON LO QUE TERMINO EL PRESENTE ACUERDO, FIRMANDO
LOS SEÑORES JUECES DE ESTA EXCMA.CAMARA DE APELACION--
Siguen/////
//////las firmas.
Dolores,
de abril de 2008.-
Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que
antecede, los que se tienen aquí
Resuelve:
por reproducidos, se
1) Confirmar la sentencia de fecha 7 de
junio de 2007; 2) Costas al recurrente en su calidad
de
vencido
conforme
el
principio
objetivo
de
la
derrota (art. 68 CPCC; CSJN, 17-10-94, LL, 1995-D-926
nº 1631). Postergándose
la
regulación de los honora-
rios profesionales hasta la oportunidad en que se haya
practicado
la
de
los
trabajos
cumplidos
en
instancia de origen. (art. 31 decreto ley 8904/77).
Notifíquese y devuélvase.-
Siguen////
la
//////las firmas.-
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